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La ley LACAP no define quien adopta la decisión de acudir al mercado bursátil; se interpreta
que es una competencia implícita del titular de la institución.
No se define la formalidad de la emisión de una resolución razonada, como es el caso de la libre
gestión por oferente único-marcas específicas y la contratación directa.
No se define el procedimiento de selección del puesto de bolsa que representará al Estado. Es
una decisión discrecional de cada institución si se realiza un proceso de selección o se define
directamente. A solicitud del doctor Harold Lantan, la Superintendencia de Competencia ha
emitido un recomendable en dicho sentido.
Solución
Sentencia de inconstitucionalidad Ref. 61-2011, (10 de abril de 2015) “El legislador solo está
habilitado constitucionalmente para determinar los casos en los que, por mediar supuestos
excepcionales, no sea factible la licitación pública como medio de contratación; mientras que está
impedido para que, en ausencia de tales supuestos de excepcionalidad, escoja, de manera general,
un mecanismo de contratación pública distinto de la licitación.”
Los parámetros de selección de las formas de contratación excepcionales en la LACAP, son los
siguientes:
Solución
Tipificar las circunstancias bajo las cuales puede acudirse al mercado bursátil. No hay que olvidar
que dicha forma de contratación es idónea para la compra de commodities y/o de bienes y servicios
de común utilización. No es conveniente para consultorías, servicios especializados, bienes de
naturaleza especial ni obras.
Muchas instituciones realizan en el mercado bursátil compras que por su cuantía, deberían
someterse a Licitación Abierta, conforme a los compromisos internacionales contraídos por el
Estado salvadoreño según:
DR-CAFTA
Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Centroamérica
Solución
Establecer en la LACAP que las cuantías de las adquisiciones realizadas por el mercado bursátil no
podrán exceder de los umbrales establecidas en Tratados Internacionales que contengan acuerdos
sobre contratación pública.
4.1. Prerrogativas
Todo contrato cuyo objeto o causa sea el servicio público, se considera contrato administrativo. El
contrato administrativo queda sometido a un régimen exorbitante del Derecho Común, es decir, que
la teoría general del contrato del derecho común no resulta aplicable. Ello se ha justificado en el
principio de igualdad: mientras que la teoría del contrato en el derecho común rige a relaciones
entre iguales, en el Derecho Administrativo las relaciones son desiguales, pues solo la
Administración Pública es titular de “privilegios y prerrogativas”. Por ello, en el marco del contrato
administrativo, la Administración Pública es titular de “prerrogativas”, esto es, de poderes
unilaterales de actuación justificados en la necesidad de proteger al servicio público. Estos poderes
de actuación, llamados –con imprecisión- “cláusulas exorbitantes”, le permiten incidir de manera
unilateral en el contrato y en la situación jurídico-subjetiva del contratista. Se trata, en este sentido,
de poderes que no derivan del contrato, al punto de considerarse poderes implícitos o inmanentes a
todo contrato administrativo. Como consecuencia de lo anterior, cualquier controversia surgida con
ocasión del contrato administrativo será conocida por la jurisdicción administrativa.
En contraposición, todo contrato celebrado por la Administración cuya causa u objeto no sea el
servicio público, queda sometido al derecho común y sus controversias serán conocidas por el
Poder Judicial. En estos contratos la Administración no es titular de “prerrogativas”, sino que actúa
en plano de igualdad con el contratista, pudiendo ejercer solo los derechos derivados del contrato.1
Actualmente todo agente económico que desee transar en Bolsa (comprando o vendiendo), debe
hacerlo a través de sociedades anónimas constituidas para funcionar como puesto de bolsa, con las
cuales se celebrará un contrato mercantil de comisión. Los puestos de Bolsa tienen como finalidad
la intermediación y negociación entre compradores y potenciales vendedores; una vez seleccionado
el vendedor en rueda de negociación, el puesto comprador celebra con el puesto vendedor un
contrato privado de compraventa, dicho contrato es depositado en la Bolsa y los puestos quedan
obligados a representar a sus comitentes durante las fases de ejecución y liquidación de los
contratos.
A pesar de que las instituciones de la administración pública acuden a la Bolsa para adquirir bienes
y servicios necesarios para el cumplimiento de sus fines (servicios públicos), una norma de inferior
rango (Reglamento de Bolsa), despoja a la administración pública de sus prerrogativas dejándola en
situación de igualdad y comprometiendo el interés público.
4.2. Restricciones
Como medida de control de buena gestión y de prevención de corrupción, los Arts. 83-A y 83-B
LACAP, establecen requisitos y restricciones para modificar los contratos en ejecución. La
normativa de BOLPROS, permite que los valores contractuales se incrementen hasta en un 100%.
Solución:
Estos se consideran los puntos más críticos a depurar, con gusto se puede profundizar más en el
análisis utilizando criterios de la CNUDMI (Comisión de las Naciones Unidas del Derecho
Mercantil Internacional), y otras buenas prácticas internacionales de contratación pública.
1
Waline, Jean, Droit administratif, Dalloz, París, vigésima segunda edición, París, 2008, p. 411.