Professional Documents
Culture Documents
Resumen
El objetivo de la investigación fue comprobar si las Escalas de Prejuicio Manifiesto vs. Sutil, presentadas
por Meertens y Pettigrew (1992) resultaban válidas en la medición de las actitudes prejuiciosas, en nuestro
entorno social. Seleccionamos tres exogrupos objeto de prejuicio: gitanos, magrebíes y negros. La muestra estuvo
compuesta por 160 estudiantes de BUP y primeros cursos de Universidad. Los datos obtenidos muestran una
fiabilidad aceptable de las escalas, así como una estructura factorial coincidente con la del estudio original.
En cuanto a las indicaciones de validez, aparecen diferencias significativas en la expresión del prejuicio medido
por ambas escalas, siendo el exogrupo gitano el peor evaluado. Finalmente, se analizan las diferencias
encontradas entre sujetos igualitarios y sutiles con respecto a los sentimientos que les producen los exogrupos, las
creencias sobre las ayudas estatales que éstos reciben y la política futura a seguir con ellos.
Palabras clave: Prejuicio sutil, prejuicio manifiesto, sujetos igualitarios, sujetos sutiles.
Correspondencia con los autores: Jose F. Rueda Alba. C/ Marchales, 41, 2º 4ª. 04008 Almería.
© 1996 by Aprendizaje, ISSN: 0213-4748 Revista de Psicología Social, 1996, (11) 2, 131-149
132
INTRODUCCIÓN
Los datos de las encuestas realizadas en Estados Unidos desde los años 40
hasta los 80 demuestran que los americanos blancos han aceptado más a los
americanos negros, así como las políticas igualitarias en favor de éstos. Igual-
mente, se ha observado un cambio en la estereotipia racial tanto en la opinión
pública como en los medios de comunicación. (Dovidio y Gaertner, 1986;
Sears, 1988; McConahay, 1976). Sin embargo, estos datos no concuerdan con
las diferencias raciales en la calidad de vida, ni con comportamientos que
demuestran que los prejuicios raciales siguen existiendo. Esto ha hecho sospe-
char que los cambios de actitudes pueden ser más superficiales que reales. Lo
que puede haber cambiado es lo que la población blanca considera como social-
mente deseable, mientras que sus actitudes prejuiciosas se muestran de una
forma menos evidente y más sutil.
133
La nueva expresión del sentimiento negativo hacia los miembros de otras
razas no se traduce en odio y hostilidad manifiesta, sino en incomodidad, insegu-
ridad, disgusto y, a veces, miedo (Dovidio y Gaertner, 1986). Debido a esta
forma más sutil y racionalizada de expresar el sentimiento racial negativo, las
manifestaciones racistas pueden pasar desapercibidas incluso para el propio suje-
to, no dañando la autoimagen igualitaria y democrática socialmente valorada.
Desde los años 70 se han ofrecido diversos nombres para calificar estas nuevas
formas de prejuicio racial. Por ejemplo, Sears y Kinder (1971) hablan de «racis-
mo simbólico», McConahay (1976, 1978, 1983) prefiere el término de «racismo
moderno», y Dovidio y Gaertner (1986), por su parte, hablan de «racismo aver-
sivo (véase Echebarría y Villarreal, 1995, cap.X, para una exposición detallada en
castellano de las características de cada forma de racismo).
En Europa, sin que se hayan realizado estudios comparativos en distintas déca-
das, son también varios los autores que están trabajando en esta línea y que piensan
que el modelo del «nuevo racismo» americano puede servir para explicar las actitu-
des expresadas por los ciudadanos blancos europeos hacia los inmigrantes, princi-
palmente los que proceden de países empobrecidos, y en el caso de España, tam-
bién hacia los ciudadanos de otras condiciones culturales. A comienzos de los
ochenta Martin Barker pone en circulación en el Reino Unido la idea del «nuevo
racismo», refiriéndose al discurso ideológico del Partido Conservador sobre el peli-
gro destructivo de la inmigración para la nación británica. Taguieff, en Francia,
habla del «racismo diferencialista». Pettigrew y Meertens (1992, 1995) hablan de
«prejuicio sutil». En nuestro país, Pérez y cols. (1993) prefieren hablar de «racis-
mo latente». Mientras, Martínez y Vera (1994) llegan a la conclusión de que la
muestra con la que ellos trabajan no vehicula su rechazo de una forma simbólica.
Aunque existen algunas diferencias conceptuales y metodológicas entre los
distintos autores mencionados, la idea fundamental que subyace a sus trabajos es
que existe una nueva expresión del prejuicio, que recibe distintos nombres, pero
que se caracteriza por sentimientos y creencias discriminatorias que adquieren
matices distintos a las del «viejo racismo».
A pesar del enorme cuerpo de datos generado por esta línea de investigación
no podemos olvidar, como señalan Echebarría y Villarreal, que la utilización de
estos conceptos no está exenta de críticas.
Frente a las definiciones puramente psicológicas del racismo, Echebarría y
Villarreal contraponen los trabajos de autores como Wetherell y Potter (1992)
desde la perspectiva del análisis del discurso o los de Bobo (1988), en los que el
énfasis en la explicación del racismo cambia desde lo psicológico a lo social.
De acuerdo con Wetherell y Potter (cit. en Echebarría y Villarreal, p.210)
aunque el discurso racista va evolucionando y puede adoptar diversas formas, lo
importante es que cumple una función social clara: establecer, sostener y reforzar
relaciones de poder opresivas. Es decir, es un discurso que justifica, sostiene y
legitima prácticas orientadas a mantener el poder y la dominación de unos gru-
pos sobre otros. Por esta razón, las definiciones anteriores (racismo simbólico,
sutil, moderno o aversivo), que caracterizan el racismo como un conjunto de
pensamientos y sentimientos negativos sobre grupos, no pueden explicar el
carácter cambiante del discurso racista o el recurso a principios progresistas para
justificar la exclusión de ciertos grupos.
Desde esta perspectiva más social, el racismo es la expresión de ciertas relacio-
nes de poder cuyas causas se sitúan en una estructura social de dominación —por
parte de ciertos grupos— y de opresión —de otros grupos—. Si pretendemos
explicarlo y, en última instancia, modificarlo, no debemos olvidar la existencia
de estos factores.
134
La necesidad de nuevos instrumentos de medida de las actitudes raciales
Los items clásicos para medir las actitudes racistas son consistentes únicamente
con los principios y prácticas del racismo más clásico: discriminación abierta, cre-
encias estereotipadas sobre la inteligencia, honestidad... de otras razas, apoyo a la
segregación, y similares. Estos items se han vuelto reactivos, de manera que cuan-
do se realizan sondeos basados en escalas de este tipo, el panorama social es clara-
mente antirracista. Según un informe enviado por España a la Comisión de las
Comunidades Europeas, los sondeos públicos hechos por el Gobierno en los años
1990 y 1991 ponen de manifiesto que «la sociedad española no es racista». Y es
que los que respaldan ideologías racistas de corte sutil no identifican sus propias
creencias y actitudes como racistas, sino que, según ellos, simplemente mantie-
nen opiniones basadas en hechos empíricos que difieren de las manifestaciones racistas
tradicionales y, por tanto, escapan al ámbito explorado en las escalas clásicas.
Para estas nuevas formas de racismo se han formulado una serie de items dise-
ñados para medir principalmente algunas dimensiones del componente cogniti-
vo de las actitudes raciales. En general, el conjunto de items que componen estas
nuevas escalas indagan sobre principios abstractos, el ajuste a prácticas cultural-
mente valoradas, la expresión simbólica de que los miembros de otras razas están
presionando injustamente y el exceso de proteccionismo social. En esta línea
cabe destacar la Escala de Racismo Moderno (ERM) de McConahay, Hardee y
Batts (1981) que mide un conjunto de creencias que los blancos pueden tener o
no sobre los negros.
Recientemente, Pettigrew y Meertens (1992, 1995) han presentado dos esca-
las, compuestas por diez items cada una, para medir lo que ellos llaman Prejuicio
Manifiesto versus Prejuicio Sutil, realizando un estudio comparativo sobre las pro-
piedades de ambos tipos de prejuicio en cuatro países europeos (Holanda, Ale-
mania, Francia y Reino Unido). La aportación más novedosa de estos autores se
centra concretamente en la escala de prejuicio sutil, en la que además de presen-
tar items de carácter cognitivo, incluyen otros de tipo afectivo con el fin de
explorar, de acuerdo con recientes descubrimientos, una característica importan-
te del prejuicio sutil: la menor manifestación de sentimientos positivos hacia
miembros de otros grupos raciales.
Al disponer de dos escalas para medir dos variedades de prejuicio, estos auto-
res pueden construir una tipología del prejuicio, teniendo en cuenta las puntua-
ciones de los sujetos en cada una de las escalas. Concretamente, estos autores pre-
sentan evidencia de tres tipos de sujetos:
* Sujetos tipo 1, llamados «igualitarios», que muestran un prejuicio bajo
tanto en la Escala Manifiesta como en la Sutil
* Sujetos tipo 2, llamados «fanáticos», que muestran un prejuicio alto en
ambas escalas
* Sujetos tipo 3, denominados «sutiles», que puntúan bajo en la escala de
prejuicio manifiesto y alto en la de prejuicio sutil. Componen el grupo crítico
que aparece con esta nueva medida del prejuicio, que no es detectado en las esca-
las manifiestas tradicionales.
Pero quizá, más interesante que la propia tipología en sí, es el hecho de que
existen diferencias significativas entre los tres tipos de sujetos y sobre todo entre
los tipos 1 y 3 (igualitarios y sutiles) en una serie de variables como, por ejemplo,
las creencias que los sujetos mantienen con respecto a las ayudas que la Adminis-
tración ofrece a los miembros de los exogrupos, la política futura a seguir con
respecto a ellos o las distintas acciones que podrían emprenderse para acabar con
la discriminación que sufren esos exogrupos. Como cabría esperar, en todos los
135
casos, los sujetos igualitarios destacan notablemente por su deseo de adoptar
medidas que permitan mejorar las condiciones en las que se encuentran los dis-
tintos exogrupos. Sin embargo, los sujetos sutiles prefieren dejar las cosas tal y
como están y sólo muestran sus prejuicios en aquellos contextos ambiguos o
racialmente neutros, donde puedan esgrimir razones no prejuiciosas para justifi-
car sus creencias o comportamientos discriminatorios.
Sujetos
Instrumentos
Procedimiento
RESULTADOS
Fiabilidad
Análisis Correlacional
Análisis factorial
Los resultados obtenidos del análisis de factores principales con rotación obli-
min sobre las escalas manifiesta y sutil en la muestra general son muy similares a
los obtenidos por Pettigrew y Meertens, con algún matiz diferente sobre todo en
la escala manifiesta. Empezaremos por ella.
En nuestra muestra general los items que componen la ESCALA MANI-
FIESTA se agrupan en tres factores principales, cada uno de ellos con valores pro-
pios mayores que uno. En conjunto, esos tres factores explicaban el 58,3% de la
varianza total. Las cargas factoriales de los items aparecen en la Tabla II.
El FACTOR 1, que explica el 32,3% de la varianza total, es idéntico al deno-
minado por Pettigrew y Meertens «AMENAZA Y RECHAZO», en el sentido
de que saturan fuertemente los mismos items. Se trata del ítem 3 («La mayoría
de los políticos españoles se preocupan demasiado de los [ex.]...»), ítem 13 («Los
españoles/payos y los [ex.] nunca pueden estar realmente tranquilos...»), ítem 16
(«La mayoría de los [ex.] que reciben algún tipo de ayuda social...»), ítem 17
(«Los [ex.] ocupan puestos de trabajo...»), ítem 26 («No se puede uno fiar de los
[ex] porque no conocen la honestidad») e ítem 28 («Los [ex] proceden de razas
menos capaces...»).
El FACTOR 2 explica el 14,9% de la varianza total y está formado por los
items que componen el factor «INTIMIDAD» del estudio europeo, a excepción
del ítem 6, que en nuestro caso forma parte de un factor distinto. Los items con
carga en este segundo factor son el ítem 11 («Estaría dispuesto a tener relaciones
sexuales...»), ítem 23 («No me importaría que una persona [ex]...se uniera por
matrimonio a mi entorno familiar») e ítem 30 («Me molestaría si una persona de
su familia tuviera descendencia...»). También satura con cierto peso el ítem 26,
aunque en menor medida que en el Factor 1.
El FACTOR 3, que aparece en nuestro estudio y no en el de Pettigrew y
Meertens, está formado por el ítem 3 que también satura en el factor de AME-
139
NAZA Y RECHAZO, y por el ítem 6 («no me importaría si un [e], conve-
nientemente cualificado, fuera profesor o jefe mío»). Este último, es el ítem que
más peso tiene, no aparece en ninguno de los otros factores y es el único que así
aparece en todas las submuestras. La interpretación provisional que se podría
hacer de esto tiene que ver con lo que Rothbart y John (1985) llaman «el proce-
so de liberación» de los individuos desconfirmantes de la categoría supraorde-
nada (Locksley, Hepburn y Ortiz, 1982), en el sentido de que los individuos
excepcionales se desligan de los atributos de la categoría, permaneciendo intac-
ta la percepción y estereotipia hacia el grupo que recibe ventajas inmerecidas.
Demostramos distinto tipo de prejuicio para los sujetos excepcionales —a los
que dejamos de percibir como miembros exogrupales— que para el grupo
minoritario.
En cada una de las submuestras consideradas aparecen los dos factores origi-
nales (con oscilación de algunos items de un factor a otro). Y también aparece
este tercer factor caracterizado por el ítem 6, al que en cada una de las submues-
tras se le unen diferentes items. En la muestra europea este ítem se integra en el
factor de INTIMIDAD, pero en nuestro entorno parece ser que la esfera profe-
sional queda desligada de otros aspectos de nuestra intimidad.
La estructura factorial de la submuestra de gitanos es algo peculiar. En ésta,
tres de los items del factor «AMENAZA Y RECHAZO» (23, 13 y 17), apare-
cen agrupados en un factor independiente. En el caso de los gitanos estos items
parecen medir una dimensión específica del rechazo que es la imposibilidad de
convivencia o integración («gitanos/payos nunca pueden estar tranquilos unos
con otros», «no aceptación de que se unan a mi entorno familiar», «ocupan
viviendas, puestos escolares o de trabajo que deberían ocupar otros»). Por otro
lado, el ítem 26 («honestidad») se integra en el factor de INTIMIDAD, factor
que en esta submuestra es el que explica el mayor porcentaje de varianza.
TABLA II
Cargas factoriales de los items de la Escala Manifiesta en la muestra general
28 .71 .66
13 .75 .56
16 .68 .56
17 .65 .44
26 .58 .49
3 .55 .51
30 .79 .64
23 .81 .71
11 .69 .53
26 .50 .49
6 .81 .67
3 .52 .51
Varianza Total
explicada 32.3% 14,9% 11,1% 58,3%
21 .76 .58
19 .75 .58
27 .72 .56
9 .46 .52
25 .79 .64
2 .57 .47
8 .65 .56
5 .55 .47
9 .54 .52
31 .78 .64
29A .78 .65
Varianza Total
explicada 32.6% 13.3% 11,3% 57%
Indicaciones de validez
Igualitarios 89 69,5 20 49 32 78 37 80
Fanáticos 2 1,5 1 2 1 2 – –
Sutiles 37 29,0 20 49 8 20 9 20
Sentimientos o emociones
El aspecto emocional del prejuicio es quizá uno de los temas más innovadores
de las nuevas teorías sobre el prejuicio. Precisamente una característica del prejui-
144
cio ambivalente es la de evitar manifestar sentimientos abiertamente hostiles
hacia el exogrupo. Los sujetos con prejuicio sutil se muestran menos dispuestos a
expresar sentimientos positivos hacia el exogrupo, lo cual, sin duda, es una forma
menos directa de expresar el rechazo. Por este motivo, como señalábamos en la
subhipótesis 3.a. es improbable que los sujetos sutiles se diferencien de los iguali-
tarios en la expresión de sentimientos negativos hacia el exogrupo étnico o racial.
En nuestro cuestionario pedíamos a los sujetos que expresaran, entre un lista-
do de sentimientos/emociones, en qué medida el grupo que estaban valorando
les producía cada una de esas emociones. Los datos aparecen resumidos en la
Tabla VII, y son ciertamente reveladores. Como puede verse, de acuerdo con
nuestras predicciones, no existen diferencias significativas entre los sujetos suti-
les e igualitarios en la expresión de sentimientos negativos «tradicionales» (p.e.,
odio, hostilidad, miedo, asco, etc.) pero estas diferencias aparecen en las emocio-
nes positivas (atracción y simpatía) y en los sentimientos de incomodidad e inse-
guridad. Recordemos que Dovidio y Gaertner (1986) sostienen que el senti-
miento negativo de los racistas aversivos hacia los negros no se expresa en hostili-
dad u odio, sino en incomodidad, inseguridad y, a veces, miedo.
TABLA VII
Diferencias de medias en los sentimientos que expresan los sujetos igualitarios y sutiles hacia los exogrupos
étnicos
Igualitarios 1.02
Odio .16
Sutiles 1.03
Igualitarios 2.78
Atracción 5.75***
Sutiles 1.67
Igualitarios 1.39
Hostilidad 1.77
Sutiles 1.67
Igualitarios 1.62
Miedo 1.69
Sutiles 1.93
Igualitarios 1.17
Envidia 1.56
Sutiles 1.38
Igualitarios 3.50
Simpatía 3.67***
Sutiles 2.77
Igualitarios 1.45
Incomodidad 2.79***
Sutiles 2.00
Igualitarios 1.74
Asco 1.85
Sutiles 2.78
Igualitarios 2.74
Pena 1.11
Sutiles 3.02
Igualitarios 1.55
Inseguridad 5.31***
Sutiles 2.55
* p < .05 ** p < .01 *** p < .001
TABLA X
Opinión sobre la política futura a seguir con los gitanos (%)
Igualitar. Sutiles
El Estado/Sociedad deberían fomentar su desarrollo social,
sin obligarlos a perder su cultura 100,0 100,0
Lo mejor sería echarlos del país – –
Deberían de ser más vigilados policialmente para evitar
problemas de delincuencia y drogas 35,3 78,9
Ayudar a los que quieren parecerse a nosotros, a los otros
obligarlos a integrarse 11,1 31,6
El Estado no tiene ninguna obligación hasta que ellos
no quieran integrarse 27,8 31,6
146
Como podemos ver, en ambas submuestras existe una pauta de una mayor acep-
tación por parte de los igualitarios hacia políticas favorables a los exogrupos, mien-
tras que los sutiles mantienen una posición más prejuiciosa. Es cierto que esta posi-
ción se discrimina mejor en la muestra de inmigrantes por lo que serían precisas
algunas modificaciones en las preguntas sobre gitanos para diferenciar aún mejor
entre la actitud igualitaria y la sutil. No obstante, lo que sí es evidente, en línea con
nuestras predicciones (subhipótesis 3.b) es que, en ambas muestras, hay una mayor
diferencia entre los sujetos igualitarios o sutiles en aquellos items en los que la
posición prejuiciosa se puede justificar por razones no prejuiciosas. Tal es el caso del
ítem «deportar a los que han cometido delitos o no tienen los papeles de inmigra-
ción en regla», para los inmigrantes; o «deberían ser más vigilados policialmente
para evitar problemas de delincuencia y drogas», para los gitanos. Items de este
tipo son los que nos pueden ayudar a discriminar mejor el prejuicio sutil.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Notas
1
Según Gozar Valero (1993), la provincia de Almería tiene en la actualidad el mayor número de inmi-
grantes ilegales de Andalucía y uno de los más importantes de España. El 93,4% son de origen africa-
148
2
no. (Gozar Valero, M.E. (1993). Almería: de la emigración a la inmigración. Consecuencias demográfi-
cas y territoriales. IV JORNADAS DE POBLACION ESPAÑOLA. La Laguna, 1993).
2
El 42% de los gitanos españoles viven en la zona sur de España. Según sondeos de la Asociación Para la
Promoción Gitana de Almería, en 1991 la población gitana de la provincia era de unas 19.000 perso-
nas, lo que constituye aproximadamente un 4% de la población total. Granada es una de las provincias
con mayor número de gitanos asentados.
Referencias
ALLPORT, G.W. (1954), The nature of prejudice. Reading, MA: Addison-Wesley.
BOBO, L. (1983). White’s opposition to busing: Symbolic racism or realistic group conflict? Journal of
Personality and Social Psichology, 45, 1196-1210.
DIJKER, A.J.M. (1987). Emotional reactions to ethnic minorities. European Journal of social Psychology, 17,
305-325.
DOVIDIO, J.F. y GAERTNER, S.L. (1986). The aversive form of racism. En J.F. Dovidio y S.L. Gaertner
(Eds.), Prejudice, discrimination and racism (pp. 61-89). Nueva York: Academic Press.
ECHEBARRÍA, A. y VILLARREAL, M. (1995). Psicología Social del racismo. En A. Echebarría, Mª.T. Garai-
gordobil, J.L. González y M. Villarreal (Eds.), Psicología Social del Prejuicio y el Racismo. Madrid:
Ramón Areces, cap.X.
KATZ, I., WACKENHUT, J. y HASS, R.G. (1986). Racial ambivalence, value duality, and behavior. En
J.F. Dovidio y S.L. Gaertner (Eds.), Prejudice, discrimination, and racism (pp. 35-59). Nueva York:
Academic Press.
LOCKSLEY, A., HEPBURN, C. y ORTIZ, V. (1982). Social stereotypes and judgements of individuals: an
instance of the base-rate fallacy. Journal of Experimental Social Psychology, 18, 81-104.
MARTÍNEZ, M.C. y VERA, J.J. (1994). La estructura del prejuicio. Realidad y simbolismo. Boletín de Psi-
cología, 42, 21-38.
MCCONAHAY, J.B. (1986). Modern Racism, ambivalence, and the Modern Racism Scale. En J.F. Dovi-
dio y S.L. Gaertner (Eds.), Prejudice, discrimination and racism (pp. 91-125). Nueva York: Academic
Press.
MC CONAHAY, J.B., HARDEE, B.B. y BATTS, V. (1981). Has racism declined in America? It depends
upon who is asking and what is asked. Journal of Conflict Resolution, 25, 563-579.
PEETERS, G. (1991). Evaluative inference in social cognition: the roles of direct versus indirect evalua-
tion and positive-neg ative asymetry. European Journal of Social Psychology, 21, 131-146.
PÉREZ, J.A., FALOMIR, J.M., BÁGUENA, M.J. y MUGNY, G. (1993). El racismo: actitudes manifiestas y
latentes. Papeles Del Psicólogo, 57.
PETTIGREW, T.F. y MEERTENS, R.W. (1992). Le racisme voilé: dimensions et mesure. En M. Wieviorka
(Dir.), Racisme et modernité (pp. 109-126). París: La Découverte.
PETTIGREW, T.F. y MEERTENS, R.W. (1995): Subtle and blatant prejudice in Western Europe. European
Journal of Social Psychology, 25, 57-75.
ROTHBART, M. y JOHN, O.P. (1985). Social categorization and behavioral episodes: a cognitive analysis
of the effects of intergroup contact. Journal of Social Issues, 41, 81-104.
SEARS, D.O. (1988). Symbolic racism. En P.A. Katz y D.A. Taylor (Eds.), Eliminating racism: profiles in
controversy (pp. 53-84). Nueva York: Plenum.
SEARS, D.O. y KINDER, D.R. (1985). Whites’ opposition to busing: on conceptualiz ing and operationa-
lizing group conflict. Journal of Personality and Social Psichology, 48, 1141-1147.
SEARS, D.O. y KINDER, D.R. (1971). Racial tensions and voting in Los Angeles. En W.Z. Hirsch (Ed.),
Los Angeles: viability and prospects for metropolitan leadership (pp. 51-88). Nueva York: Praeger.
WIEVIORKA, M. (1991). El espacio del racismo. Barcelona: Paidós.
ÍTEM 2: En España existen otros grupos que superan el prejuicio y salen adelan-
te por sus propios esfuerzos. Los gitanos deberían hacer lo mismo sin que se
les tenga que dar un trato de favor.
ÍTEM 5: Los gitanos enseñan a su hijos valores y destrezas que no son las adecua-
das para triunfar en esta sociedad.
ÍTEM 8: El incoveniente de que los gitanos se introduzcan en determinados
lugares (pisos, locales públicos, etc.) es que no saben respetar las normas de
convivencia establecidas.
ÍTEM 9: Las personas gitanas se diferencian mucho de las personas no gitanas en
los hábitos de higiene y en la necesidad de limpieza.
ÍTEM 19: Por lo que conozco, las personas de raza gitana son muy diferentes al
resto de ciudadanos españoles en los valores que enseñan a sus hijos.
ÍTEM 21: Pienso que las persona gitanas son muy diferentes a las personas no
gitanas (castellanos/payos) en sus valores y/o en sus prácticas sexuales.
ÍTEM 25: Es cuestión de esfuerzo de las personas. Si las personas de raza gitana
se quisieran esforzar un poco más, podrían estar, al menos, tan acomodadas
como otros ciudadanos españoles.
ÍTEM 27: Por lo que he podido ver, los gitanos son muy diferentes a los castella-
nos/payos en sus formas de hablar y de comunicarse con la gente.
ÍTEM 29A: ¿Ha sentido alguna vez admiración por personas del grupo gitano?
ÍTEM 31: ¿Con qué frecuencia ha sentido comprensión por la situación en la que
se encuentran las personas gitanas?