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Hacia una evaluación de las nuevas

formas del prejuicio racial: las


actitudes sutiles del racismo
JOSÉ FRANCISCO RUEDA* Y MARISOL NAVAS**
*U.N.E.D.; **Universidad de Almería

Resumen
El objetivo de la investigación fue comprobar si las Escalas de Prejuicio Manifiesto vs. Sutil, presentadas
por Meertens y Pettigrew (1992) resultaban válidas en la medición de las actitudes prejuiciosas, en nuestro
entorno social. Seleccionamos tres exogrupos objeto de prejuicio: gitanos, magrebíes y negros. La muestra estuvo
compuesta por 160 estudiantes de BUP y primeros cursos de Universidad. Los datos obtenidos muestran una
fiabilidad aceptable de las escalas, así como una estructura factorial coincidente con la del estudio original.
En cuanto a las indicaciones de validez, aparecen diferencias significativas en la expresión del prejuicio medido
por ambas escalas, siendo el exogrupo gitano el peor evaluado. Finalmente, se analizan las diferencias
encontradas entre sujetos igualitarios y sutiles con respecto a los sentimientos que les producen los exogrupos, las
creencias sobre las ayudas estatales que éstos reciben y la política futura a seguir con ellos.
Palabras clave: Prejuicio sutil, prejuicio manifiesto, sujetos igualitarios, sujetos sutiles.

Towards an evaluation of new forms of racial


prejudice: The subtle attitudes of racism
Abstract
The objective of the research was to verify that the scales of Blatant versus Subtle prejudice proposed by
Meertens and Pettigrew (1992) had validity for the measurement of the prejudiced attitudes in our social
environment. Three outgroups were selected as targets of prejudice. The sample was formed of 160 high school
and college students. Our data show an acceptable reliability of the scales, as well as a factor structure
coincident with those of the original study. As far as validity is concerned, significant differences appear in
the expression of the prejudice measured by the two scales. The least valued outgroup is that of gypsies. Finally,
we examined three differences between egalitarian and subtle subjects: those found with respect to the feelings
aroused in them by the outgroups, those related to subjects’ beliefs on the state aid received by these outgroups
and those related to their beliefs on the future policy to be applied to them.
Keywords: Subtle prejudice, blatant prejudice, egalitarian subjects, subtle subjects.

Correspondencia con los autores: Jose F. Rueda Alba. C/ Marchales, 41, 2º 4ª. 04008 Almería.

© 1996 by Aprendizaje, ISSN: 0213-4748 Revista de Psicología Social, 1996, (11) 2, 131-149
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INTRODUCCIÓN

Hablar de racismo hoy en día en nuestro entorno social resulta inevitable-


mente paradójico. El clima social contemporáneo rechaza la expresión abierta de
comportamientos discriminatorios en función de la raza, la religión o la etnia.
Son muy pocos los ciudadanos que estarían de acuerdo en ser etiquetados de
«racistas» en el sentido tradicional del término, esto es, en la forma clásica,
extrema e intolerante del discurso racista, caracterizado por una creencia en la
superioridad genética del propio grupo y por la defensa de la segregación social y
física de los grupos considerados inferiores.
Atendiendo a los resultados de los sondeos de opinión podría decirse que el
racismo «antiguo» o «biológico» ha ido desapareciendo a lo largo del siglo XX.
Sin embargo, son muchos los investigadores que, desde los años 70 hasta nues-
tros días, advierten de excesivo optimismo de esta afirmación (McConahay,
1983; Sears y Kinder, 1971; Dovidio y Gaertner, 1986; Pettigrew y Meertens,
1992, 1995). Más que de una desaparición del discurso racista parece más conve-
niente hablar de su evolución hacia nuevas formas o expresiones del racismo más
sutiles y menos manifiestas.
La valoración social mayoritaria de ideales democráticos e igualitarios inhibe
la expresión abierta de ideas racistas pero no impide la existencia de lo que se ha
venido en denominar «la ambigüedad del racismo» en las sociedades contempo-
ráneas, donde las normas de tolerancia coexisten, no ya con ideas abiertamente
racistas (p.e. segregación), pero sí con la persistencia de imágenes negativas y
conductas discriminatorias sobre una serie de grupos que están plenamente
aceptadas en el entorno social en el que nos movemos. Por ejemplo, pensar que
los gitanos no merecen las ventajas que la Administración les ofrece, es una cre-
encia estereotipada defendida incluso por aquellas personas que no se consideran
en absoluto racistas.
La discriminación en el contexto social actual se presenta en términos más
sutiles y menos manifiestos. Así, se discrimina a determinados grupos sociales
porque son muy diferentes a nosotros en cultura, valores o religión, porque no se
integran, porque compiten económicamente con nosotros o porque son los res-
ponsables de la inseguridad ciudadana. En realidad, este tipo de pensamientos
sutiles ocultan, en última instancia, una arraigada intolerancia a la diversidad
cultural y pueden convertirse en manifiestamente racistas cuando cualquier cir-
cunstancia social o cualquier variación contextual así lo propicia.

Las nuevas expresiones del racismo

Los datos de las encuestas realizadas en Estados Unidos desde los años 40
hasta los 80 demuestran que los americanos blancos han aceptado más a los
americanos negros, así como las políticas igualitarias en favor de éstos. Igual-
mente, se ha observado un cambio en la estereotipia racial tanto en la opinión
pública como en los medios de comunicación. (Dovidio y Gaertner, 1986;
Sears, 1988; McConahay, 1976). Sin embargo, estos datos no concuerdan con
las diferencias raciales en la calidad de vida, ni con comportamientos que
demuestran que los prejuicios raciales siguen existiendo. Esto ha hecho sospe-
char que los cambios de actitudes pueden ser más superficiales que reales. Lo
que puede haber cambiado es lo que la población blanca considera como social-
mente deseable, mientras que sus actitudes prejuiciosas se muestran de una
forma menos evidente y más sutil.
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La nueva expresión del sentimiento negativo hacia los miembros de otras
razas no se traduce en odio y hostilidad manifiesta, sino en incomodidad, insegu-
ridad, disgusto y, a veces, miedo (Dovidio y Gaertner, 1986). Debido a esta
forma más sutil y racionalizada de expresar el sentimiento racial negativo, las
manifestaciones racistas pueden pasar desapercibidas incluso para el propio suje-
to, no dañando la autoimagen igualitaria y democrática socialmente valorada.
Desde los años 70 se han ofrecido diversos nombres para calificar estas nuevas
formas de prejuicio racial. Por ejemplo, Sears y Kinder (1971) hablan de «racis-
mo simbólico», McConahay (1976, 1978, 1983) prefiere el término de «racismo
moderno», y Dovidio y Gaertner (1986), por su parte, hablan de «racismo aver-
sivo (véase Echebarría y Villarreal, 1995, cap.X, para una exposición detallada en
castellano de las características de cada forma de racismo).
En Europa, sin que se hayan realizado estudios comparativos en distintas déca-
das, son también varios los autores que están trabajando en esta línea y que piensan
que el modelo del «nuevo racismo» americano puede servir para explicar las actitu-
des expresadas por los ciudadanos blancos europeos hacia los inmigrantes, princi-
palmente los que proceden de países empobrecidos, y en el caso de España, tam-
bién hacia los ciudadanos de otras condiciones culturales. A comienzos de los
ochenta Martin Barker pone en circulación en el Reino Unido la idea del «nuevo
racismo», refiriéndose al discurso ideológico del Partido Conservador sobre el peli-
gro destructivo de la inmigración para la nación británica. Taguieff, en Francia,
habla del «racismo diferencialista». Pettigrew y Meertens (1992, 1995) hablan de
«prejuicio sutil». En nuestro país, Pérez y cols. (1993) prefieren hablar de «racis-
mo latente». Mientras, Martínez y Vera (1994) llegan a la conclusión de que la
muestra con la que ellos trabajan no vehicula su rechazo de una forma simbólica.
Aunque existen algunas diferencias conceptuales y metodológicas entre los
distintos autores mencionados, la idea fundamental que subyace a sus trabajos es
que existe una nueva expresión del prejuicio, que recibe distintos nombres, pero
que se caracteriza por sentimientos y creencias discriminatorias que adquieren
matices distintos a las del «viejo racismo».
A pesar del enorme cuerpo de datos generado por esta línea de investigación
no podemos olvidar, como señalan Echebarría y Villarreal, que la utilización de
estos conceptos no está exenta de críticas.
Frente a las definiciones puramente psicológicas del racismo, Echebarría y
Villarreal contraponen los trabajos de autores como Wetherell y Potter (1992)
desde la perspectiva del análisis del discurso o los de Bobo (1988), en los que el
énfasis en la explicación del racismo cambia desde lo psicológico a lo social.
De acuerdo con Wetherell y Potter (cit. en Echebarría y Villarreal, p.210)
aunque el discurso racista va evolucionando y puede adoptar diversas formas, lo
importante es que cumple una función social clara: establecer, sostener y reforzar
relaciones de poder opresivas. Es decir, es un discurso que justifica, sostiene y
legitima prácticas orientadas a mantener el poder y la dominación de unos gru-
pos sobre otros. Por esta razón, las definiciones anteriores (racismo simbólico,
sutil, moderno o aversivo), que caracterizan el racismo como un conjunto de
pensamientos y sentimientos negativos sobre grupos, no pueden explicar el
carácter cambiante del discurso racista o el recurso a principios progresistas para
justificar la exclusión de ciertos grupos.
Desde esta perspectiva más social, el racismo es la expresión de ciertas relacio-
nes de poder cuyas causas se sitúan en una estructura social de dominación —por
parte de ciertos grupos— y de opresión —de otros grupos—. Si pretendemos
explicarlo y, en última instancia, modificarlo, no debemos olvidar la existencia
de estos factores.
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La necesidad de nuevos instrumentos de medida de las actitudes raciales

Los items clásicos para medir las actitudes racistas son consistentes únicamente
con los principios y prácticas del racismo más clásico: discriminación abierta, cre-
encias estereotipadas sobre la inteligencia, honestidad... de otras razas, apoyo a la
segregación, y similares. Estos items se han vuelto reactivos, de manera que cuan-
do se realizan sondeos basados en escalas de este tipo, el panorama social es clara-
mente antirracista. Según un informe enviado por España a la Comisión de las
Comunidades Europeas, los sondeos públicos hechos por el Gobierno en los años
1990 y 1991 ponen de manifiesto que «la sociedad española no es racista». Y es
que los que respaldan ideologías racistas de corte sutil no identifican sus propias
creencias y actitudes como racistas, sino que, según ellos, simplemente mantie-
nen opiniones basadas en hechos empíricos que difieren de las manifestaciones racistas
tradicionales y, por tanto, escapan al ámbito explorado en las escalas clásicas.
Para estas nuevas formas de racismo se han formulado una serie de items dise-
ñados para medir principalmente algunas dimensiones del componente cogniti-
vo de las actitudes raciales. En general, el conjunto de items que componen estas
nuevas escalas indagan sobre principios abstractos, el ajuste a prácticas cultural-
mente valoradas, la expresión simbólica de que los miembros de otras razas están
presionando injustamente y el exceso de proteccionismo social. En esta línea
cabe destacar la Escala de Racismo Moderno (ERM) de McConahay, Hardee y
Batts (1981) que mide un conjunto de creencias que los blancos pueden tener o
no sobre los negros.
Recientemente, Pettigrew y Meertens (1992, 1995) han presentado dos esca-
las, compuestas por diez items cada una, para medir lo que ellos llaman Prejuicio
Manifiesto versus Prejuicio Sutil, realizando un estudio comparativo sobre las pro-
piedades de ambos tipos de prejuicio en cuatro países europeos (Holanda, Ale-
mania, Francia y Reino Unido). La aportación más novedosa de estos autores se
centra concretamente en la escala de prejuicio sutil, en la que además de presen-
tar items de carácter cognitivo, incluyen otros de tipo afectivo con el fin de
explorar, de acuerdo con recientes descubrimientos, una característica importan-
te del prejuicio sutil: la menor manifestación de sentimientos positivos hacia
miembros de otros grupos raciales.
Al disponer de dos escalas para medir dos variedades de prejuicio, estos auto-
res pueden construir una tipología del prejuicio, teniendo en cuenta las puntua-
ciones de los sujetos en cada una de las escalas. Concretamente, estos autores pre-
sentan evidencia de tres tipos de sujetos:
* Sujetos tipo 1, llamados «igualitarios», que muestran un prejuicio bajo
tanto en la Escala Manifiesta como en la Sutil
* Sujetos tipo 2, llamados «fanáticos», que muestran un prejuicio alto en
ambas escalas
* Sujetos tipo 3, denominados «sutiles», que puntúan bajo en la escala de
prejuicio manifiesto y alto en la de prejuicio sutil. Componen el grupo crítico
que aparece con esta nueva medida del prejuicio, que no es detectado en las esca-
las manifiestas tradicionales.
Pero quizá, más interesante que la propia tipología en sí, es el hecho de que
existen diferencias significativas entre los tres tipos de sujetos y sobre todo entre
los tipos 1 y 3 (igualitarios y sutiles) en una serie de variables como, por ejemplo,
las creencias que los sujetos mantienen con respecto a las ayudas que la Adminis-
tración ofrece a los miembros de los exogrupos, la política futura a seguir con
respecto a ellos o las distintas acciones que podrían emprenderse para acabar con
la discriminación que sufren esos exogrupos. Como cabría esperar, en todos los
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casos, los sujetos igualitarios destacan notablemente por su deseo de adoptar
medidas que permitan mejorar las condiciones en las que se encuentran los dis-
tintos exogrupos. Sin embargo, los sujetos sutiles prefieren dejar las cosas tal y
como están y sólo muestran sus prejuicios en aquellos contextos ambiguos o
racialmente neutros, donde puedan esgrimir razones no prejuiciosas para justifi-
car sus creencias o comportamientos discriminatorios.

Objetivos del estudio

Basándonos precisamente en los trabajos de Pettigrew y Meertens, diseñamos


la presente investigación con el propósito principal de adaptar a la población
española las escalas presentadas por estos autores. Teniendo en cuenta que nues-
tro país es parte de Europa, nos pareció lógico realizar un estudio similar en el
que se consideraran las peculiaridades de una muestra española. Concretamente,
nos interesaba comprobar si las escalas de Pettigrew y Meertens eran un instru-
mento fiable y válido para medir las expresiones prejuiciosas no abiertamente
manifiestas en nuestro entorno social.
Para ello, seleccionamos tres exogrupos que fueran significativos para los suje-
tos de nuestra muestra, teniendo en cuenta que éstos pertenecen a una zona geo-
gráfica con alta recepción de inmigrantes1 y/o un alto nivel de asentamiento de
población gitana2. Así pues, los exogrupos seleccionados para pilotar las escalas
fueron «gitanos», «magrebíes» y «negros africanos»
Basándonos en los resultados obtenidos por Pettigrew y Meertens en su estu-
dio europeo, así como en la literatura psicosocial sobre prejuicio y relaciones
intergrupales, nuestras hipótesis de partida fueron las siguientes:
1. Dado el contexto social antirracista en el que nos encontramos, nuestros
sujetos presentarán niveles más altos de prejuicio sutil que de prejuicio manifies-
to. Esta tendencia se mantendrá de forma significativa tanto para la muestra con-
siderada en su conjunto como para cada una de las submuestras establecidas en
función del exogrupo al que evalúan (gitanos, magrebíes o negros).
2. Será el exogrupo «gitanos» el que despertará mayores reacciones prejuicio-
sas, y entre los dos grupos de inmigrantes, los magrebíes serán peor evaluados
que los negros africanos.
3. Existirán diferencias significativas entre los sujetos «sutiles» de nuestra
muestra —aquellos que puntúan alto en la escala sutil y bajo en la escala mani-
fiesta— y los sujetos «igualitarios» —aquellos que puntúan bajo en ambas esca-
las—, con respecto a los sentimientos que les producen los miembros de los exo-
grupos,los derechos y/o ayudas que éstos deberían recibir y la política futura a
seguir con ellos. Concretamente:
Subhipótesis 3.a: No habrá diferencias significativas entre ambos tipos de
sujetos en la expresión de sentimientos negativos tradicionales hacia los exogru-
pos (p.e., odio, hostilidad o asco), pero los sujetos igualitarios mostrarán más
emociones positivas hacia los exogrupos (p.e., atracción o simpatía) en compara-
ción con los sutiles y éstos se sentirán más incómodos e inseguros ante los miem-
bros de los exogrupos (Dovidio y Gaertner, 1986).
Subhipótesis 3.b: Los sujetos igualitarios se caracterizarán por su deseo de
mejorar notablemente la situación de los exogrupos tanto en las ayudas que
deberían recibir por parte de la Administración como en las acciones a empren-
der en un futuro con ellos. Sin embargo, los sutiles mostrarán un patrón ambiva-
lente: mostrarán prejuicio siempre que éste pueda justificarse por razones no pre-
juiciosas y en ningún caso apoyarán acciones que puedan considerase socialmen-
te prejuciosas y, por tanto, indeseables.
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MÉTODO

Sujetos

La muestra estaba compuesta por 160 estudiantes (121 mujeres y 39 hom-


bres) de 2º y 3º curso de BUP, 1º de Psicología y 2º de Trabajo Social, residentes
en dos provincias andaluzas —Almería y Granada—, que participaron volunta-
riamente en la investigación. Se trata de una muestra bastante joven, cuyas eda-
des oscilan entre 15 y 35 años, con una media de 20.28 y una desviación típica
de 3.49.

Instrumentos

Elaboramos un cuestionario que adoptaba tres formas distintas según fuera


dirigido a valorar el prejuicio hacia gitanos, magrebíes o negros. Los modelos de
magrebíes y negros sólo variaban en el exogrupo al que se hacía referencia. El
modelo dirigido a gitanos presentaba algunas variaciones, con respecto a los
otros dos, para adecuarse a las circunstancias peculiares de este grupo étnico en
nuestro país.
El cuestionario estaba compuesto por tres grandes bloques o secciones. El pri-
mer bloque nos permitía obtener información de carácter general de nuestros
sujetos (p.e., edad, sexo, nivel de estudios, situación laboral, localidad de resi-
dencia) junto con información más específica relativa a la situación económica
familiar.
En el segundo bloque presentábamos a los sujetos lo que constituye el núcleo
central de nuestra investigación: los 20 items de las escalas de Pettigrew y Meer-
tens, traducidos y adaptados (véase anexos 1 y 2). En la mayor parte de los items,
se le pedía a los sujetos que los leyesen atentamente y los evaluaran utilizando
una escala que, a diferencia de la utilizada por Pettigrew y Meertens, fue de 6
puntos cuyos extremos oscilaban desde 1 («totalmente en desacuerdo») hasta 6
(«totalmente de acuerdo»), reflejando el grado de acuerdo o de desacuerdo con
cada enunciado. El formato estándar de respuesta utilizado por estos autores era
una escala Likert de cinco puntos donde el punto medio se asignaba a las res-
puestas de «no sabe» y «no contesta». Decidimos eliminar en nuestro estudio
ese punto medio de indecisión, «forzando» a los sujetos a posicionarse en uno u
otro sentido.
Con el fin de «camuflar», en la medida de lo posible los objetivos del estudio,
se incluyeron también algunos items sobre actitudes sociopolíticas generales
extraídos de otros cuestionarios al uso. Este fue un propósito relegado a un
segundo plano para no extender excesivamente el cuestionario, por lo que estos
items no cumplieron totalmente su objetivo. Las respuestas que los sujetos die-
ron a una pregunta de control al respecto así lo indican. La inmensa mayoría res-
pondió de una u otra forma que el cuestionario pretende medir racismo. Esto nos
indica, por una parte, que los items de relleno no adquieren peso suficiente como
para tamizar las intenciones del estudio y, por otra, que no pasa desapercibido
para los sujetos que con la Escala Sutil también estamos midiendo prejuicio
racial.
El tercer y último bloque del cuestionario requería de los sujetos una serie de
respuestas que pudiéramos utilizar como indicadores de validez de las escalas.
De acuerdo con la literatura revisada y con los datos aportados por Pettigrew y
Meertens en su estudio comparativo europeo, tanto el prejuicio manifiesto como
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el sutil aparecen estrechamente correlacionados positiva o negativamente con
una serie de variables. Concretamente, los sentimientos o emociones que les pro-
ducen las personas de otros grupos, las creencias que los sujetos mantienen con
respecto a las ayudas que la Administración ofrece a los miembros de estos gru-
pos y la política futura a seguir con respecto a ellos. Todo esto se explicará con
más detalle al exponer los resultados y la discusión de los mismos.
Finalmente incluimos algunas de las preguntas tradicionales en los pilotajes de
los cuestionarios con el fin de corregir los aspectos negativos en el cuestionario
definitivo: se preguntaba sobre el grado de dificultad global del cuestionario, los
items más confusos y las observaciones que pudieran aportar; asimismo pedimos a
los sujetos que nos indicaran cuál creían ellos que era el objetivo del cuestionario.

Procedimiento

El estudio fue presentado a los sujetos como una investigación relacionada


con la apreciación de diferencias sociales, económicas y culturales entre diversos
grupos. A cada sujeto se le asignó aleatoriamente una de las tres formas del cues-
tionario descrito anteriormente, de manera que la muestra total de sujetos quedó
dividida en tres submuestras, cada una de las cuales evaluaba a un exogrupo
racial o étnico (gitanos, magrebíes y negros).

RESULTADOS

Para la presentación de los resultados obtenidos vamos a seguir los mismos


pasos realizados en el estudio europeo de Pettigrew y Meertens. En primer lugar,
comprobaremos las propiedades de las escalas (fiabilidad, análisis correlacional y
estructura factorial), para después examinar las indicaciones de validez.

Fiabilidad

Las pruebas de consistencia interna (alpha de Cronbach) arrojan resultados


satisfactorios en la muestra general. Los coeficientes alpha presentan un valor de
.75 para la escala manifiesta y de .74 para la escala sutil, con una fiabilidad glo-
bal para las dos escalas de .84.
Resultados similares se obtuvieron al calcular la consistencia interna de las
dos escalas en las tres submuestras formadas por los distintos exogrupos hacia los
que medíamos el prejuicio, estos resultados aparecen resumidos en la Tabla I.
Como puede verse, los coeficientes alpha son más altos para la escala manifiesta
que para la sutil, excepto en el caso de los gitanos.
TABLA I
Valores de los coeficientes alpha de Cronbach de las escalas en cada una de las submuestras

Gitanos Magrebíes Negros

Escala Manifiesta .78 .76 .70


Escala Sutil .79 .68 .68
Global Escalas .87 .84 .79

En el estudio comparativo de Pettigrew y Meertens los coeficientes alpha de


la escala manifiesta son superiores a los de la escala sutil en todas las muestras.
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Asimismo, sus coeficientes son ligeramente más altos que los encontrados en
nuestro trabajo, oscilando desde .83 a .88 en la escala manifiesta y desde .68 a
.77 en la escala sutil, según las muestras.
De cualquier forma, creemos que las escalas presentan unos valores alpha sufi-
cientemente altos para apoyar la consistencia interna de las mismas en nuestro
trabajo, sugiriendo que las puntuaciones en ellas están relativamente libres del
error de medida producido por la heterogeneidad de los items.

Análisis Correlacional

La correlación entre las puntuaciones de la escala manifiesta y de la escala sutil


de la muestra general fue de .64 (p<.001), una correlación significativa pero no
demasiado alta. En cada una de las submuestras las correlaciones entre ambas
escalas varían de la siguiente forma: .64 para gitanos, .73 para magrebíes y .55
para negros, todas con una significatividad (p<.001).
Estos datos son comparables a las correlaciones obtenidas por Pettigrew y
Meertens que oscilan entre .69 y .43 a lo largo de sus muestras, indicando que
aunque ambas escalas están midiendo prejuicio, se trata de dos conceptos dife-
rentes: la expresión manifiesta y la expresión sutil del prejuicio. Como estos
autores señalan, suponen una notable mejora respecto a las escalas similares utili-
zadas en Estados Unidos, donde las correlaciones nunca son inferiores a .80.

Análisis factorial

Los resultados obtenidos del análisis de factores principales con rotación obli-
min sobre las escalas manifiesta y sutil en la muestra general son muy similares a
los obtenidos por Pettigrew y Meertens, con algún matiz diferente sobre todo en
la escala manifiesta. Empezaremos por ella.
En nuestra muestra general los items que componen la ESCALA MANI-
FIESTA se agrupan en tres factores principales, cada uno de ellos con valores pro-
pios mayores que uno. En conjunto, esos tres factores explicaban el 58,3% de la
varianza total. Las cargas factoriales de los items aparecen en la Tabla II.
El FACTOR 1, que explica el 32,3% de la varianza total, es idéntico al deno-
minado por Pettigrew y Meertens «AMENAZA Y RECHAZO», en el sentido
de que saturan fuertemente los mismos items. Se trata del ítem 3 («La mayoría
de los políticos españoles se preocupan demasiado de los [ex.]...»), ítem 13 («Los
españoles/payos y los [ex.] nunca pueden estar realmente tranquilos...»), ítem 16
(«La mayoría de los [ex.] que reciben algún tipo de ayuda social...»), ítem 17
(«Los [ex.] ocupan puestos de trabajo...»), ítem 26 («No se puede uno fiar de los
[ex] porque no conocen la honestidad») e ítem 28 («Los [ex] proceden de razas
menos capaces...»).
El FACTOR 2 explica el 14,9% de la varianza total y está formado por los
items que componen el factor «INTIMIDAD» del estudio europeo, a excepción
del ítem 6, que en nuestro caso forma parte de un factor distinto. Los items con
carga en este segundo factor son el ítem 11 («Estaría dispuesto a tener relaciones
sexuales...»), ítem 23 («No me importaría que una persona [ex]...se uniera por
matrimonio a mi entorno familiar») e ítem 30 («Me molestaría si una persona de
su familia tuviera descendencia...»). También satura con cierto peso el ítem 26,
aunque en menor medida que en el Factor 1.
El FACTOR 3, que aparece en nuestro estudio y no en el de Pettigrew y
Meertens, está formado por el ítem 3 que también satura en el factor de AME-
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NAZA Y RECHAZO, y por el ítem 6 («no me importaría si un [e], conve-
nientemente cualificado, fuera profesor o jefe mío»). Este último, es el ítem que
más peso tiene, no aparece en ninguno de los otros factores y es el único que así
aparece en todas las submuestras. La interpretación provisional que se podría
hacer de esto tiene que ver con lo que Rothbart y John (1985) llaman «el proce-
so de liberación» de los individuos desconfirmantes de la categoría supraorde-
nada (Locksley, Hepburn y Ortiz, 1982), en el sentido de que los individuos
excepcionales se desligan de los atributos de la categoría, permaneciendo intac-
ta la percepción y estereotipia hacia el grupo que recibe ventajas inmerecidas.
Demostramos distinto tipo de prejuicio para los sujetos excepcionales —a los
que dejamos de percibir como miembros exogrupales— que para el grupo
minoritario.
En cada una de las submuestras consideradas aparecen los dos factores origi-
nales (con oscilación de algunos items de un factor a otro). Y también aparece
este tercer factor caracterizado por el ítem 6, al que en cada una de las submues-
tras se le unen diferentes items. En la muestra europea este ítem se integra en el
factor de INTIMIDAD, pero en nuestro entorno parece ser que la esfera profe-
sional queda desligada de otros aspectos de nuestra intimidad.
La estructura factorial de la submuestra de gitanos es algo peculiar. En ésta,
tres de los items del factor «AMENAZA Y RECHAZO» (23, 13 y 17), apare-
cen agrupados en un factor independiente. En el caso de los gitanos estos items
parecen medir una dimensión específica del rechazo que es la imposibilidad de
convivencia o integración («gitanos/payos nunca pueden estar tranquilos unos
con otros», «no aceptación de que se unan a mi entorno familiar», «ocupan
viviendas, puestos escolares o de trabajo que deberían ocupar otros»). Por otro
lado, el ítem 26 («honestidad») se integra en el factor de INTIMIDAD, factor
que en esta submuestra es el que explica el mayor porcentaje de varianza.
TABLA II
Cargas factoriales de los items de la Escala Manifiesta en la muestra general

Item Factor 1 Factor 2 Factor 3 Comunal.

28 .71 .66
13 .75 .56
16 .68 .56
17 .65 .44
26 .58 .49
3 .55 .51

30 .79 .64
23 .81 .71
11 .69 .53
26 .50 .49

6 .81 .67
3 .52 .51

Varianza Total
explicada 32.3% 14,9% 11,1% 58,3%

En la muestra general los items de la ESCALA SUTIL se agrupan en tres fac-


tores que, salvo algún matiz diferente, coinciden con los obtenidos en el estudio
original. La varianza total explicada por estos tres factores del 57%. En la Tabla
III se presentan estos resultados.
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El FACTOR 1 de nuestro estudio, se identifica con el que sería el segundo
factor sutil del trabajo de Pettigrew y Meertens y que ellos llaman «DIFEREN-
CIAS CULTURALES». Este factor explica el 32,6 % de la varianza total y se
compone, por orden de saturación, de los siguientes items: ítem 21 («Las perso-
nas [ex.] son muy diferentes a nosotros en sus valores sexuales o en su práctica
sexual»), ítem 19 («Las personas del [ex.] que viven aquí son muy diferentes en
los valores que enseñan a sus hijos»), ítem 27 («Los [ex.] son muy diferentes a
nosotros en sus formas de hablar y de comunicarse») e ítem 9 («Los [ex.] son
muy diferentes a nosotros en los hábitos de higiene y en la necesidad de limpie-
za»). Este último ítem también satura y con mayor peso en el segundo factor.
Como puede verse, en nuestro estudio la redacción de este ítem se modificó para
relacionarlo con los hábitos de higiene y limpieza que nos parecían más signifi-
cativos en el caso del exogrupo gitano, mientras que en el estudio original tenía
relación con las creencias religiosas del exogrupo.
El FACTOR 2 en nuestro estudio coincide con el que sería el primer factor del
estudio europeo original, esto es «VALORES TRADICIONALES». Este factor
explica el 13,3% de la varianza total y lo componen los siguientes items: ítem 25
(«Si los [ex.] se esforzaran un poco más podrían estar tan acomodados como otros
ciudadanos españoles), ítem 2 («En España existen otros grupos que salen adelan-
te por sus propios esfuerzos. Los [ex.] deberían hacer lo mismo sin que se les tenga
que dar un trato especial»), ítem 8 («El problema de que los [ex.] que se introduz-
can en determinados lugares (hospitales, pisos, locales públicos, etc) es que nos
saben respetar las normas de convivencia establecidas»); ítem 5 («Los [ex.] no
salen adelante porque enseñan a sus hijos valores y destrezas que no son las ade-
cuadas en esta sociedad»), en inmigrantes este ítem se redacta algo diferente («Los
[ex.] enseñan a...diferentes de los que se requieren para triunfar en este país») e
ítem 9 («...hábitos de higiene y necesidad de limpieza»). En el estudio original
este último ítem estaba asociado al factor de «DIFERENCIAS CULTURALES».
La sustitución que hemos realizado por «hábitos de higiene» puede haber hecho
que el ítem tenga mayor peso en este factor.
El FACTOR 3 «EMOCIONES POSITIVAS», se compone de los mismos
items del estudio europeo (ítem 31: «Frecuencia con que ha sentido compren-
sión por la situación en la que se encuentran los [ex.]» e ítem 29A: «Frecuencia
con que ha sentido admiración por las personas del exogrupo»). Explica el
11,3% de la varianza global.
No está tan clara la estructura factorial en cada una de las submuestras. En la
muestra de gitanos el factor que explica mayor porcentaje de la varianza total, es
el de «VALORES TRADICIONALES» (compuesto por los mismos items de la
muestra general más el ítem 9 «diferencias higiene»). Mientras que los items de
«emociones positivas» y «diferencias culturales» aparecen entremezclados, for-
mando dos factores independientes: el FACTOR 2 (ítem 31 «comprensión»;
ítem 9 «diferencias higiene»; ítem 21 «diferencias sexuales»; ítem 29A «admi-
ración») y el FACTOR 3 (ítem 19 «enseñan valores diferentes»; ítem 27 «dife-
rente forma de hablar»; ítem 29A «admiración»). Es probable que esto guarde
relación con la ambivalencia existente hacia el colectivo gitano.
En las dos submuestras de inmigrantes el ítem 5 («no valores adecuados»)
queda fuera del factor de «VALORES TRADICIONALES» (compuesto por el
ítem 25 «más esfuerzo, más acomodados»; ítem 8 «no normas convivencia»;
ítem 2 «otros se promocionan sin trato espacial»). Esta es la única particularidad
de la muestra de magrebíes. En la muestra de negros la estructura factorial es
más heterogénea, encontrando que el factor más coincidente es, precisamente, el
de valores tradicionales.
141
TABLA III
Cargas factoriales de los items de la Escala Sutil en la muestra general

Item Factor 1 Factor 2 Factor 3 Comunal.

21 .76 .58
19 .75 .58
27 .72 .56
9 .46 .52

25 .79 .64
2 .57 .47
8 .65 .56
5 .55 .47
9 .54 .52

31 .78 .64
29A .78 .65

Varianza Total
explicada 32.6% 13.3% 11,3% 57%

Indicaciones de validez

El procedimiento utilizado para validar las escalas se desarrolló en varias fases.


En primer lugar, siguiendo el trabajo de Pettigrew y Meertens, sometimos las
respuestas de los sujetos a varias pruebas de t de Student, encontrando diferen-
cias significativas entre las puntuaciones medias de ambas escalas (manifiesta y
sutil), tanto para la muestra considerada en su conjunto como para cada una de
las submuestras establecidas según el exogrupo evaluado. Estos resultados no
sólo se corresponden con los del estudio de Pettigrew y Meertens sino que están
sólidamente documentados en investigaciones previas con diferentes medidas de
prejuicio, proporcionando, por tanto, como señalan estos autores, indicaciones
de validez convergente de las escalas.
De acuerdo con nuestras predicciones (hipótesis 1), los sujetos presentan
mayores puntuaciones en la escala de prejuicio sutil que en la de prejuicio mani-
fiesto, siendo estas diferencias significativas para la muestra global y para cada
una de las submuestras (ver Tabla IV).
Asimismo, puede apreciarse que el exogrupo hacia el que se expresa un mayor
prejuicio (tanto manifiesto como sutil) es el de los gitanos, seguido por los inmi-
grantes magrebíes y los negros africanos (hipótesis 2).
TABLA IV
Diferencias de medias entre la Escala Manifiesta y la Escala Sutil, en las tres submuestras y la muestra
general

Gitanos T Magreb. T Negros T Total T



X
Manifiesta 15,56 18,24 17,36 18,35
15,58*** 10,63*** 10,69*** 12,24***

X Sutil 35,14 28,87 28,06 30,59

* p < .05 ** p < .01 *** p < .001


142
Es importante señalar que las diferencias encontradas entre las submuestras
no se dan por igual en ambas escalas (manifiesta y sutil). Como puede verse en la
tabla V, la realización de varias pruebas t de Student muestra que sólo existen
diferencias significativas en la escala manifiesta entre el exogrupo de gitanos y el
de negros africanos, siendo el prejuicio manifiesto mayor hacia el primero de esos
grupos. Sin embargo, en la escala sutil estas diferencias aparecen entre el exogru-
po de gitanos y los dos exogrupos de inmigrantes (magrebíes y negros), pero no
entre estos dos últimos grupos. Un resultado interesante en esta línea es que no
existen diferencias significativas en prejuicio hacia magrebíes y negros ni en la
escala manifiesta ni en la sutil. Este dato nos permitirá tratar a estos dos exogru-
pos como uno solo en análisis posteriores.
A la luz de este conjunto de datos puede decirse que nuestros sujetos discri-
minan fundamentalmente de forma sutil y sólo lo hacen de forma manifiesta
cuando se trata del grupo de gitanos en comparación con un exogrupo (negros)
que precisamente es el mejor evaluado.
TABLA V
Diferencias de medias entre los tres grupos en la Escala Manifiesta y en la Escala Sutil
– –
X Escala t X Escala t
Manifiesta Sutil

Gitanos 19,46 34,93


.91 3,21***
Magrebíes 18,08 29,15

Gitanos 19,46 34,93


2* 4,05***
Negros 16,75 28,14

Magrebíes 18,08 29,15


1 .64
Negros 16,75 28,14

* p < .05 ** p < .01 *** p < .001

Siguiendo el trabajo de Pettigrew y Meertens, el segundo paso para obtener


indicaciones de validez de las escalas fue construir una tipología de sujetos
teniendo en cuenta sus puntuaciones (altas o bajas) en cada una de las escalas. La
división se ha establecido por el punto medio lógico de las escalas. Dado que uti-
lizamos un formato tipo Likert de 6 puntos, el rango de puntuaciones posibles
oscila de 10 a 60, por lo que el punto medio neutral de división sería 35. De este
modo las posibilidades que nos encontraríamos serían las siguientes:
Tipo 0: Error. Esta primera posibilidad no debería darse en la práctica ya que
no se espera encontrar mucha gente que exhiba un carácter inconsistente de pre-
juicio (alto prejuicio manifiesto y bajo prejuicio sutil). Lo cual está en línea tam-
bién con las predicciones de McConahay (1986, pág. 102) respecto a su Escala de
Racismo Moderno.
Tipo 1: Igualitarios. Serían los sujetos que muestran un prejuicio bajo en
ambas escalas.
Tipo 2: Fanáticos. Sujetos que muestran un prejuicio alto tanto en la Escala
Manifiesta como en la Sutil.
Tipo 3: Sutiles. Es el grupo crítico que aparece con esta nueva medida del pre-
juicio, que no es detectado en las escalas manifiestas tradicionales. Estaría com-
143
puesto por los sujetos que puntúan bajo en la Escala Manifiesta y obtienen una
puntuación alta en la Escala Sutil.
En nuestro estudio, efectivamente, no aparecen sujetos que muestren un
carácter inconsistente (tipo 0: prejuicio manifiesto alto, prejuicio sutil bajo). El
resto de perfiles en la muestra general y en las distintas submuestras se distribu-
yen como se presenta en la Tabla VI. Como vemos en la muestra general apare-
cen muy pocos sujetos que pudiéramos considerar fanáticos (1,5%), mientras
que la mayoría de nuestra población (69,5%) se podría considerar como igualita-
ria. Se detecta una proporción considerable (29%) de sujetos que expresan su
prejuicio de una forma sutil. Pero donde los datos adquieren una relevancia espe-
cial es en la muestra que valora al grupo gitano, en la que existe una igualdad
proporcional (49%) entre sujetos igualitarios y sutiles.
TABLA VI
Frecuencias de los tipos de prejuicio en la muestra general y en cada una de las submuestras

M. General M. Gitanos M. Magrebí M. Negros


Total (%) Total (%) Total (%) Total (%)

Igualitarios 89 69,5 20 49 32 78 37 80
Fanáticos 2 1,5 1 2 1 2 – –
Sutiles 37 29,0 20 49 8 20 9 20

Esta división tipológica permite obtener unos criterios de validez suplemen-


taria al relacionarla con las medidas obtenidas en una serie de preguntas inclui-
das en el cuestionario. Dado que en nuestra muestra el número de fanáticos se
reduce a dos sujetos y es imposible realizar análisis con una muestra tan pequeña,
las medidas de validación que presentamos a continuación se han realizado sola-
mente con los tipos 1 y 3: igualitarios y sutiles.
Asimismo, en los análisis hemos considerado, por un lado, la muestra que
valoraba al exogrupo de gitanos y, por otro, la que valoraba a los exogrupos de
inmigrantes (magrebíes y negros). Lo hemos hecho así por dos razones fundamen-
tales. En primer lugar porque, como señalamos anteriormente, las diferencias sig-
nificativas en tipos de prejuicio (manifiesto y sutil) se establecen entre gitanos e
inmigrantes en general, mientras que el prejuicio hacia magrebíes y negros se
expresa en términos idénticos. En segundo lugar, porque la unión de las dos sub-
muestras nos permite trabajar con una muestra numéricamente más adecuada.
Siguiendo los pasos del estudio comparativo entre países europeos, hemos
relacionado los dos tipos de sujetos (igualitarios y sutiles) con las respuestas
dadas a varias preguntas incluidas en el tercer bloque del cuestionario.
Dichas preguntas se refieren a una serie de variables que aparecen relacionadas
con el prejuicio en la literatura revisada. Concretamente, preguntamos sobre los
sentimientos o emociones que les producen las personas de otros grupos, las cre-
encias que los sujetos mantienen con respecto a las ayudas que la Administración
ofrece a los miembros de estos grupos y la política futura a seguir con respecto a
ellos. Los resultados obtenidos con nuestros sujetos en cada pregunta fueron los
siguientes:

Sentimientos o emociones

El aspecto emocional del prejuicio es quizá uno de los temas más innovadores
de las nuevas teorías sobre el prejuicio. Precisamente una característica del prejui-
144
cio ambivalente es la de evitar manifestar sentimientos abiertamente hostiles
hacia el exogrupo. Los sujetos con prejuicio sutil se muestran menos dispuestos a
expresar sentimientos positivos hacia el exogrupo, lo cual, sin duda, es una forma
menos directa de expresar el rechazo. Por este motivo, como señalábamos en la
subhipótesis 3.a. es improbable que los sujetos sutiles se diferencien de los iguali-
tarios en la expresión de sentimientos negativos hacia el exogrupo étnico o racial.
En nuestro cuestionario pedíamos a los sujetos que expresaran, entre un lista-
do de sentimientos/emociones, en qué medida el grupo que estaban valorando
les producía cada una de esas emociones. Los datos aparecen resumidos en la
Tabla VII, y son ciertamente reveladores. Como puede verse, de acuerdo con
nuestras predicciones, no existen diferencias significativas entre los sujetos suti-
les e igualitarios en la expresión de sentimientos negativos «tradicionales» (p.e.,
odio, hostilidad, miedo, asco, etc.) pero estas diferencias aparecen en las emocio-
nes positivas (atracción y simpatía) y en los sentimientos de incomodidad e inse-
guridad. Recordemos que Dovidio y Gaertner (1986) sostienen que el senti-
miento negativo de los racistas aversivos hacia los negros no se expresa en hostili-
dad u odio, sino en incomodidad, inseguridad y, a veces, miedo.
TABLA VII
Diferencias de medias en los sentimientos que expresan los sujetos igualitarios y sutiles hacia los exogrupos
étnicos

Emociones/sentimientos Sujetos Media t Student

Igualitarios 1.02
Odio .16
Sutiles 1.03
Igualitarios 2.78
Atracción 5.75***
Sutiles 1.67
Igualitarios 1.39
Hostilidad 1.77
Sutiles 1.67
Igualitarios 1.62
Miedo 1.69
Sutiles 1.93
Igualitarios 1.17
Envidia 1.56
Sutiles 1.38
Igualitarios 3.50
Simpatía 3.67***
Sutiles 2.77
Igualitarios 1.45
Incomodidad 2.79***
Sutiles 2.00
Igualitarios 1.74
Asco 1.85
Sutiles 2.78
Igualitarios 2.74
Pena 1.11
Sutiles 3.02
Igualitarios 1.55
Inseguridad 5.31***
Sutiles 2.55
* p < .05 ** p < .01 *** p < .001

Creencias sobre las ayudas que la Administración ofrece a los exogrupos

Preguntábamos a nuestros sujetos si los derechos (en el caso de inmigrantes) o


las ayudas que reciben de la Administración (en el caso de los gitanos) deberían
ser ampliados, restringidos, dejarlos tal como están o no deberían tener ninguno.
145
En la Tabla VIII se presentan los porcentajes para igualitarios y sutiles en cada
una de las muestras.
Como hipotetizábamos (subhipótesis 3.b), al igual que en el estudio europeo,
las personas igualitarias se encuentran desproporcionadamente entre las que desean
ampliar los derechos/ayudas de los inmigrantes/gitanos. Habría que suponer que
las personas manifiestamente racistas se encuentran entre las que desean reducirlos
o suprimirlos. Pero el resultado más interesante es la posición no abiertamente pre-
juiciosa de los sutiles: la mayor parte de este grupo simplemente opta por dejar las
cosas tal y como están, sobre todo cuando se trata del exogrupo gitano.
TABLA VIII
Opinión de igualitarios y sutiles sobre derechos/ayudas (%)
M. General M. Gitanos M. Inmigrantes
Iguali. Sutil. Iguali. Sutil. Iguali. Sutil.
Ampliarlos 80,5 36,1 63,2 26,3 85,3 47,1
Restringirlos 4,6 11,1 10,5 10,5 2,9 11,8
Dejarlos como están 14,9 50,0 26,3 63,2 11,8 35,3
No deben tener ninguno – 2,8 5,9

Política futura a seguir con los exogrupos


Las distintas acciones que proponíamos a nuestros sujetos sobre la política futu-
ra a seguir con los exogrupos variaban dependiendo del exogrupo valorado (inmi-
grantes o gitanos) si bien se intentó mantener la misma estructura fundamental, en
la medida en que unos items expresaban opiniones ostensiblemente prejuiciosas,
mientras que en otros se podían esgrimir argumentos no necesariamente prejuicio-
sos en su defensa, como puede ser la seguridad ciudadana. Las tablas IX y X reco-
gen los porcentajes obtenidos por los sujetos igualitarios y sutiles para cada una de
las ayudas propuestas referentes a inmigrantes y gitanos respectivamente.
TABLA IX
Opinión sobre la política futura a seguir con los inmigrantes (%)
Igualitar. Sutiles
Permitir permanecer a todos 64,7 35,3
Expulsar a todos del país 1,6 35,3
Deportar a los que han cometido delitos o no tienen papeles
de inmigración 59,4 100,0
Expulsar a los que no tienen trabajo estable 4,8 17,6
Expulsar a los que no son europeos – 5,9

TABLA X
Opinión sobre la política futura a seguir con los gitanos (%)
Igualitar. Sutiles
El Estado/Sociedad deberían fomentar su desarrollo social,
sin obligarlos a perder su cultura 100,0 100,0
Lo mejor sería echarlos del país – –
Deberían de ser más vigilados policialmente para evitar
problemas de delincuencia y drogas 35,3 78,9
Ayudar a los que quieren parecerse a nosotros, a los otros
obligarlos a integrarse 11,1 31,6
El Estado no tiene ninguna obligación hasta que ellos
no quieran integrarse 27,8 31,6
146
Como podemos ver, en ambas submuestras existe una pauta de una mayor acep-
tación por parte de los igualitarios hacia políticas favorables a los exogrupos, mien-
tras que los sutiles mantienen una posición más prejuiciosa. Es cierto que esta posi-
ción se discrimina mejor en la muestra de inmigrantes por lo que serían precisas
algunas modificaciones en las preguntas sobre gitanos para diferenciar aún mejor
entre la actitud igualitaria y la sutil. No obstante, lo que sí es evidente, en línea con
nuestras predicciones (subhipótesis 3.b) es que, en ambas muestras, hay una mayor
diferencia entre los sujetos igualitarios o sutiles en aquellos items en los que la
posición prejuiciosa se puede justificar por razones no prejuiciosas. Tal es el caso del
ítem «deportar a los que han cometido delitos o no tienen los papeles de inmigra-
ción en regla», para los inmigrantes; o «deberían ser más vigilados policialmente
para evitar problemas de delincuencia y drogas», para los gitanos. Items de este
tipo son los que nos pueden ayudar a discriminar mejor el prejuicio sutil.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

A la vista de los resultados obtenidos puede decirse que el objetivo funda-


mental del trabajo se ha cubierto, al menos parcialmente. Las escalas presentadas
por Pettigrew y Meertens (1992) parecen un instrumento fiable para medir las
expresiones prejuiciosas (manifiestas y sutiles) hacia varios exogrupos en nuestro
entorno social. Así lo demuestran los coeficientes de fiabilidad obtenidos en la
muestra general y en todas las submuestras para ambas escalas y el hecho de que
exista una correlación positiva pero no demasiado alta entre ellas, indicando que
dichas escalas permiten medir dos expresiones contrastadas (manifiesta y sutil)
de un mismo fenómeno: el prejuicio.
Con alguna diferencia de matiz, la estructura factorial de ambas escalas es bas-
tante similar a la obtenida en el estudio original. Las dimensiones de la escala
manifiesta coinciden con las encontradas en las medidas tradicionales de prejui-
cio como, por ejemplo, amenaza percibida del exogrupo, rechazo y preservación
de la esfera más íntima. Sin embargo, la escala sutil está compuesta por tres
dimensiones que tienen en común la formulación de cuestiones que no expresan
un rechazo racial o étnico directo, sino que aparecen como la percepción de
hechos tangibles. Esta forma indirecta de prejuicio, que pasa desapercibida en las
escalas tradicionales con las que se ha medido el prejuicio racial, parece concre-
tarse en una defensa de los valores tradicionales del endogrupo, una exageración
de las diferencias culturales endo-exogrupo y un rechazo de sentimientos positi-
vos hacia el exogrupo.
Con respecto a la validez, los primeros resultados obtenidos muestran que
existen diferencias significativas en la expresión del prejuicio medido por ambas
escalas hacia los distintos exogrupos, siendo el grupo gitano el colectivo hacia el
que se expresa el mayor prejuicio —tanto manifiesto como sutil—, seguido por
el grupo de magrebíes y el de negros africanos.
Una indicación más de la validez de estas escalas se obtiene de los tres tipos de
sujetos que pueden establecerse a partir de los análisis de las respuestas dadas: igua-
litarios, fanáticos y sutiles. Con la aplicación de estas escalas no sólo se detectan
diferentes actitudes prejuiciosas en los sujetos de nuestro estudios —sujetos con
actitudes raciales igualitarias, sujetos fanáticos abiertamente prejuiciosos y sujetos
que expresan su prejuicio de forma indirecta y sutil—, sino que estas actitudes
están relacionadas con diferentes variables fundamentales en el estudio del prejui-
cio como son los sentimientos que generan los exogrupos, las ayudas que éstos
deben recibir o las distintas acciones de política futura que podrían emprenderse.
147
Es evidente que la muestra con la que hemos trabajado presenta una serie de
limitaciones, no sólo por su tamaño, sino también por su homogeneidad en
algunas variables como la edad, el nivel socioeconómico y cultural o el grado de
contacto con los exogrupos valorados. Si realmente pretendemos aproximarnos a
un perfil psicosocial de las personas que mantienen actitudes prejuiciosas sutiles
es necesario trabajar con muestras más heterogéneas perfilando, asimismo, los
instrumentos de medida con los que contamos. El hecho de que apenas encon-
tremos sujetos fanáticos, pero sobre todo, el hecho de que aparezca una amplia
mayoría de sujetos igualitarios, nos indica que no sólo la Escala Manifiesta sino
también la Escala Sutil produce deseabilidad social y hay que seguir trabajando
en su adecuación a nuestro entorno.
No obstante, nuestro resultados confirman el carácter ambivalente de las per-
sonas con prejuicio sutil (Dovidio y Gaertner, 1986; Katz, Wackenhut y Hass,
1986), las cuales sólo muestran sus prejuicios en contextos racialmente neutros o
ambiguos, dónde se puedan esgrimir otras razones no raciales para justificar sus
creencias o comportamientos discriminatorios. Pensamos que es en esta línea en
la que debe ir la búsqueda de items que eludan la deseabilidad social.
Finalmente, no podemos acabar sin hacer alusión a una pregunta inevitable:
¿es racismo creer que los gitanos, magrebíes o negros deberían esforzarse para
superar el prejuicio, sin que se les tenga que dar un trato de favor?, ¿es racismo
pensar que son muy diferentes a nosotros en cuestiones como los valores que
enseñan a sus hijos, los hábitos de higiene o en sus valores sexuales?, ¿es racismo
no sentir admiración o comprensión por ellos?.
Bobo (1983) considera que es ofensivo aplicar el término de racismo a estas
creencias y prefiere hablar de «prejuicio sofisticado». Nosotros creemos que no se
trata de «endurecer» o «suavizar» el término con el que lo denominemos, que en
nuestra cultura, el prejuicio racial, forzosamente debe ser indirecto con el fin de
evitar transgredir las normas democráticas y tolerantes, socialmente valoradas.
Como señala Wieviorka (1991), el término racismo engloba un conjunto hete-
rogéneo de problemas que, en determinadas circunstancias sociales e históricas,
difiere en la intensidad, en la presencia y en la integración de sus formas elemen-
tales (prejuicio, segregación, discriminación y violencia). Según esto, el fenóme-
no racista adopta distintos planos. El prejuicio sutil correspondería a una lógica
desigualitaria que se puede encuadrar dentro de lo que este autor llama «el racis-
mo fragmentado». Esta forma de racismo se caracteriza por la presencia de una
serie de fenómenos desvinculados —difusión de prejuicios y opiniones más
xenófobas que racistas, segregación tanto social como racial, discriminación ins-
titucional, violencia difusa, etc.—, que hace que el racismo fragmentado resulte
contradictorio. Ante la ausencia de unas condiciones sociopolíticas favorables, la
expresión y actos concretos de este racismo aparecen enmascarados.
Creemos que también Allport, en 1954, respondía a esta cuestión cuando ya
entonces afirmaba:
«Cuando existe un conflicto entre, por una parte, la ley y la conciencia y, por otro lado, la cos-
tumbre y el prejuicio, la discriminación se practica principalmente por vías indirectas y ocul-
tas, y menos frecuentemente de forma directa, por las consecuencias embarazosa que de ello se
derivarían». (Allport, 1954, pág. 57)

Notas
1
Según Gozar Valero (1993), la provincia de Almería tiene en la actualidad el mayor número de inmi-
grantes ilegales de Andalucía y uno de los más importantes de España. El 93,4% son de origen africa-
148
2
no. (Gozar Valero, M.E. (1993). Almería: de la emigración a la inmigración. Consecuencias demográfi-
cas y territoriales. IV JORNADAS DE POBLACION ESPAÑOLA. La Laguna, 1993).
2
El 42% de los gitanos españoles viven en la zona sur de España. Según sondeos de la Asociación Para la
Promoción Gitana de Almería, en 1991 la población gitana de la provincia era de unas 19.000 perso-
nas, lo que constituye aproximadamente un 4% de la población total. Granada es una de las provincias
con mayor número de gitanos asentados.

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Anexo 1. ESCALA MANIFIESTA DEL CUESTIONARIO QUE


VALORA GITANOS

ÍTEM 3: La mayoría de los políticos españoles se preocupan demasiado por los


gitanos y no lo suficiente por otros ciudadanos españoles.
ÍTEM 6: No me importaría si una persona gitana, competente en su trabajo,
fuera profesor o jefe mío.
149
ÍTEM 11: Estaría dispuesto/a a tener relaciones sexuales con una persona gitana.
ÍTEM 13: Los castellanos/payos y los gitanos nunca pueden estar
realmente tranquilos unos con otros, incluso aunque sean amigos.
ÍTEM 16: La mayoría de los gitanos que reciben algún tipo de ayuda social o
económica podrían vivir sin ella si lo quisieran.
ÍTEM 17: Los gitanos ocupan trabajos, viviendas y puestos escolares que no
saben utilizar y que deberían ser ocupados por otras personas.
ÍTEM 23: No me importaría si uno de mis parientes más próximos se casara con
una persona gitana, de un nivel parecido al mío.
ÍTEM 26: No se puede uno fiar de la honestidad de los gitanos.
ÍTEM 28: Los gitanos proceden de razas menos capaces y esto explica por qué
viven en una situación peor que el resto de los españoles.
ÍTEM 30: Suponga que uno de sus familiares más cercanos (p.e. hijos o herma-
nos) tuviera descendencia con una persona gitana ¿Cómo sentiría Usted, si el
hijo de su familiar tuviera todos los rasgos físicos de esa persona gitana?

Anexo 2. ESCALA SUTIL DEL CUESTIONARIO QUE VALORA


GITANOS

ÍTEM 2: En España existen otros grupos que superan el prejuicio y salen adelan-
te por sus propios esfuerzos. Los gitanos deberían hacer lo mismo sin que se
les tenga que dar un trato de favor.
ÍTEM 5: Los gitanos enseñan a su hijos valores y destrezas que no son las adecua-
das para triunfar en esta sociedad.
ÍTEM 8: El incoveniente de que los gitanos se introduzcan en determinados
lugares (pisos, locales públicos, etc.) es que no saben respetar las normas de
convivencia establecidas.
ÍTEM 9: Las personas gitanas se diferencian mucho de las personas no gitanas en
los hábitos de higiene y en la necesidad de limpieza.
ÍTEM 19: Por lo que conozco, las personas de raza gitana son muy diferentes al
resto de ciudadanos españoles en los valores que enseñan a sus hijos.
ÍTEM 21: Pienso que las persona gitanas son muy diferentes a las personas no
gitanas (castellanos/payos) en sus valores y/o en sus prácticas sexuales.
ÍTEM 25: Es cuestión de esfuerzo de las personas. Si las personas de raza gitana
se quisieran esforzar un poco más, podrían estar, al menos, tan acomodadas
como otros ciudadanos españoles.
ÍTEM 27: Por lo que he podido ver, los gitanos son muy diferentes a los castella-
nos/payos en sus formas de hablar y de comunicarse con la gente.
ÍTEM 29A: ¿Ha sentido alguna vez admiración por personas del grupo gitano?
ÍTEM 31: ¿Con qué frecuencia ha sentido comprensión por la situación en la que
se encuentran las personas gitanas?

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