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CONTENIDO:La 95 Conferencia de la OIT, celebrada en Ginebra, aprobó la recomendación sobre la relación de trabajo, 2006,
importante instrumento internacional que debe servir de guía a los Estados miembros de la OIT.
AUTOR:Carlos Ernesto Molina
PAÍS DE ORIGEN:COLOMBIA
TEMAS GENÉRICOS:DERECHO LABORAL
REVISTA ACTUALIDAD LABORAL N°:137, sep.-oct./2006, págs. 10 a 15
La relación de trabajo
Revista Nº 137 Sep.-Oct. 2006
La 95ª conferencia de la OIT, celebrada en Ginebra, aprobó la recomendación sobre la relación de
trabajo, 2006, importante instrumento internacional que debe servir de guía a los Estados miembros de
la OIT. La 95ª conferencia de la OIT, celebrada en Ginebra, aprobó la recomendación sobre la relación
de trabajo, 2006, importante instrumento internacional que debe servir de guía a los Estados miembros
de la OIT.
Carlos Ernesto Molina M.
Asesor Laboral
La última conferencia de la Oficina Internacional del Trabajo, OIT, aprobó la “Recomendación sobre la
relación de trabajo, 2006”, un importante instrumento internacional que debe servir de guía a los jueces,
funcionarios, trabajadores y empleadores, para regular o dilucidar un tema altamente polémico, en una
época en que el contrato de trabajo tradicional convive con otras modalidades “tercerizadas”
(trabajadores independientes, contratistas, cooperativas, etc.). ¿Cuándo existe una verdadera relación
de trabajo?
El contexto y la problemática
La relación de trabajo es el nexo jurídico existente entre quien realiza un trabajo o presta un servicio y
aquel que se beneficia de estos.
A principios del siglo XX, el modelo productivo se caracterizó por una producción masiva que exigía
grandes contingentes sincronizados de trabajadores. La necesidad de controlarlos llevó al surgimiento
del concepto de “subordinación jurídica” (facultad del empleador para impartir órdenes e instrucciones,
con el correlativo deber del trabajador a obedecerlas). Este concepto constituye el eje del
contemporáneo Derecho del Trabajo.
La relación de trabajo subordinada fue la referencia clave para determinar el haz de derechos y
obligaciones mutuos entre empleadores y trabajadores y el medio principal de acceso de estos a los
beneficios de la seguridad social.
Esa forma de relación de trabajo fue funcional a un modelo económico estable —propio de economías
cerradas, con bajo o moderado intercambio comercial internacional—, que predominó desde la primera
posguerra hasta la séptima década del siglo XX.
Pero, en el último tercio del siglo XX, toma fuerza una nueva globalización del comercio internacional,
caracterizada por la más ardua competencia de que se tenga historia.
El Estado se debilita como gran autoridad económica y actor de las relaciones laborales; se imponen
las “flexibilizaciones” en la legislación y práctica laborales, que desmontan o reducen garantías y
protecciones propias del contexto económico y social anterior.
Para sobrevivir en tal ambiente dinámico y vertiginoso, se exige manejar la incertidumbre y adoptar
estrategias muy ágiles para sortear con éxito las variaciones del mercado.
De ahí que se recurra cada vez más al outsourcing (tercerización), con sus diferentes modalidades
(trabajadores independientes, cooperativas, trabajadores en misión, empresas contratistas
independientes, etc.). La relación de trabajo clásica cede el paso al suministro externo de servicios.
Esta búsqueda de la flexibilidad y del ahorro en costos no es reprochable en sí misma, cuando se hace
de manera transparente y genuina. Lo censurable son las “tercerizaciones” que encubren verdaderas
relaciones de trabajo subordinadas.
Entonces, surgen varios interrogantes: ¿cuándo existe una relación de trabajo?, ¿cuándo dicha relación
puede considerarse ambigua?, ¿cuándo encubierta?, ¿cuándo triangular?, ¿quién se considera
empleado y quién empleador?