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Esta carta firmada bajo el seudónimo del señor empleado “X”, va dirigida a los directivos de empresas, como
una reflexión acerca de las oportunidades que se presentan en los altos mandos, y no solo como una crítica, sino como
una propuesta positiva de mejora de los niveles gerenciales:
“A ustedes jefes:
La presente es para informarles acerca de una reflexión que deseo compartirles, pudiera incomodar a alguno,
pero no pretendo incomodarles, sino “despertar” a algunas oportunidades que se dan en las empresas y que las veo a
diario, esperando alguna respuesta para mejorar.
Tengo un poco de miedo y tristeza lo que pasa en mi trabajo, parece que la empresa está pasando por una
seria enfermedad, la de “actituditas anomalitis”, que de acuerdo a lo que el médico refiere, tiene que ver con actitudes
negativas del personal y de los jefes que están dañando el ambiente de trabajo, la comunicación se ha empeorado
mucho, las decisiones no se están tomando adecuadamente y la motivación va a la baja. Parece que esta enfermedad
que inició en la mente y con las actitudes negativas, ya está dañando el cuerpo de la empresa. Los departamentos ya
no trabajan en equipo, no hay creatividad, todo parece como si los empleados fuésemos unos robots, y ya no
aguantaba más, me tomé la libertad de externarlo. No sé si esto es lo que me provocó un poco de angustia al
comentarlo, sobre todo porque no veo en ustedes jefes una confianza depositada para comentar mis inquietudes, y
entonces temo a las represalias. Pero, ¿saben una cosa? Creo y tengo fé que ustedes harán algo, finalmente a los
jefes corresponde ponerle remedio a esto, y con gusto estoy dispuesto a participar con lo mejor que puedo hacer para
ayudarlos.
Desde que me integré a la empresa, he tenido la oportunidad de conocerles a casi la mayoría de ustedes.
Como jefes y a nivel personal, he visto todo tipo de personalidades. Créanme que he aprendido bastante de ustedes.
En la empresa ha habido temporadas muy buenas, con muy buen ambiente de trabajo, excelentes resultados, y me ha
tocado ver como en un tiempo iba creciendo la empresa y también el desarrollo de los empleados. De hecho tengo
mucho que agradecerles ya que me han dado la oportunidad de crecer. Pero también ha pasado por momentos no muy
gratos, veo que actualmente pasamos por uno de estos baches, pero también creo que si hemos pasado otros, porque
no hemos de pasar este, y ahora no quise esconder mis comentarios, porque creo en la empresa, en el personal y
tengo la esperanza en ustedes, jefes.
No había querido sacar esto a la luz, ya que me entristece como se hacen fácilmente los chismes a través del
rumor en esta empresa, rumor que solo sirve para desvirtuar la comunicación y bajar la moral. Incluso en algunas
ocasiones he preferido guardarme mis comentarios y hasta llevármelos a la tumba, que seguir la corriente de los
chismes y los rumores que no ayudan ni a la empresa, ni en lo personal.
Me preocupa mucho que se quejen del cliente, y esto no lo puedo soportar, que hablen mal del cliente porque
se queja de nosotros y digo “nosotros” porque me siento parte de la empresa. Veo que el cliente se queja con razón
porque no estamos cumpliendo con sus expectativas y ustedes se quejan sin razón, porque no está la empresa
satisfaciendo los requerimientos de nuestros clientes.
En juntas, en el comedor, en los pasillos, los escucho quejarse tanto, hasta del tráfico en la calle de enfrente,
de sus jefes y hasta de los compañeros de trabajo. Como que escucho que quieren que todo cambie, pero en ese
“todo” no veo que se incluyan, no respetan la autoridad de sus propios jefes, ni de los otros departamentos, a todo
mundo quieren mandar, no toman en cuenta las opiniones nuestras. ¡Cuantas veces he querido decirles como en mi