IV Centenario

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La muy variada y
blar de su «hipocresía». Y todo
lo envuelve en el manto mági-
co y ambiguo de su ironía. Sin
eso, un espíritu tan libre como
el suyo hubiera tenido muy

cambiante valoración
graves problemas en aquella
España.
Su éxito popular, por tanto,
fue mucho menos rotundo que
el de Lope. Cuando apareció

de «Don Quijote»
la Primera Parte del Quijote
tenía casi 58 años (entonces,
una edad muy avanzada) y ha-
cía veinte que no había publi-
cado. Si a eso se une su radi-
cal originalidad, es lógico que
sorprendiera.

«O está loco o...»

La comprensión de la novela cumbre de Cervantes ha pasado por diferentes ava- Su éxito fue inmediato: ya en
tares. Primero se leyó como una historia cómica hasta que, en la segunda mitad 1605 se publicaron seis edi-
ciones más y nos consta que
del XVIII, grandes autores ingleses expresaron su admiración hacia la obra muchos ejemplares de la no-
vela se enviaron a las Indias.
Muy pronto comenzó a ser
traducido: al inglés (1607), al
francés (1614), al italiano
(1622)... Luego, a todos los
ANDRÉS AMORÓS caso de Cervantes? En cierta Lope», sin saber que acertaba. lores de aquella sociedad: la idiomas. Después de la Biblia,

L
o decía el muy lú- medida. En aquel Madrid, decir «de religión, España, la monarquía, es el libro más editado, tra-
cido Stendhal: una En la España de comienzos Lope» suponía un enorme elo- el honor... ducido y comentado del mun-
de las caracterís- del XVII, Lope de Vega y Cer- gio. Además de ser un extraor- Cervantes, en cambio, es do entero.
ticas de bastantes vantes representan dos tipos dinario autor teatral –y casi «un bicho raro»: piensa siem- El éxito editorial no quiere
genios (no de to- opuestos de escritor –y de per- mejor poeta, no lo olvidemos–, pre por su cuenta, con enor- decir que la obra fuera enten-
dos) es la de ade- sona–. (Don Américo Castro, Lope supo ganarse el aplauso me libertad interior (quizá le dida adecuadamente. Duran-
lantarse a su tiempo. Así les mi maestro, me enseñó algu- general «hablando en necio, influyeron las ideas erasmis- te los siglos XVII y buena par-
ha sucedido, por ejemplo, a nas notas de un libro que pre- para darle gusto» al necio pú- tas de Juan López de Hoyos, te del XVIII se leyó como una
Góngora (redescubierto por la paraba sobre este contraste). blico. Eso supone un confor- con el que estudió). Pero tam- obra cómica, la historia de un
Generación del 27), al propio El entierro del primero fue un mismo ideológico y estético poco era un temerario, por su- loco, una parodia de las nove-
Stendhal, a nuestro Clarín, a acontecimiento tan notable notable. Nadie busque en sus puesto: utiliza muchas caute- las de caballerías. (Como los
Van Gogh... ¿También es el que alguien dijo: «Parece de obras crítica alguna a los va- las. Algunos han llegado a ha- niños, ahora, se divierten con
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