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Pontificia Universidad Católica de Chile

Facultad de Teología
Programa Magíster en Teología.

Seminario de Teología Fundamental:

“Método de la Teología Latinoamericana de la Liberación”

Lectura del artículo “Teología de la Liberación y cultura”, de Pedro Trigo.


(Artículo publicado en “Revista Latinoamericana de Teología”, 2 (1985) 4, p.83-93.

Profesor: P. Sergio Silva G.


Alumno: P. Nelson Chávez Díaz.
Fecha: 23-05-2012.

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1.- Contexto.

Pedro Trigo lleva a cabo un análisis de la relación que se da entre la


Teología de la Liberación y la cultura en América Latina. Para ello se plantea a
partir de 2 premisas: la primera es averiguar cómo ha influido la cultura
latinoamericana en la producción de los autores de la Teología de la Liberación, y
la segunda determinar los alcances que la Teología de la Liberación tiene como
movimiento cultural y como producto cultural.

Un primer aporte del artículo tiene que ver, a mi modo de ver, en el análisis
que hace Pedro Trigo de la producción intelectual de la Teología de la Liberación y
su relación con las ideologías dominantes en épocas determinadas de la historia
latinoamericana. Particular atención acapara la teoría de la “dependencia” que
influyó fuertemente no sólo a nivel de “citas” sino sobre todo, asumiendo su
enfoque en el análisis socio-económico de América latina y la fuerte presencia de
las ideología políticas de izquierda. Pedro Trigo ve, en este fenómeno, que
catapultó públicamente a la Teología de la Liberación, para bien o para mal, más
bien un caso de “impregnación ambiental” propio de la época, más que una
“influencia”.

Prueba de esta “impregnación ambiental”, que más tarde llamará


“determinación ideológica ambiental” son los diagnósticos y las perspectivas que
realiza la Teología de la Liberación a partir de conceptos y enfoques propios del
pensamiento izquierdista latinoamericano: la propuesta socialista del Che
Guevara, el historicismo gramsciano, etc.. dejan profundas huellas en los escritos
de la Teología de la Liberación, que ayudan a los teólogos a sistematizar su
pensamiento y a analizar con mayor penetración el fenómeno histórico, social y
económico del momento. Puede verse aquí, lúcidamente, hasta qué punto el
desarrollo de la Teología de la Liberación depende del análisis social y cuánta
influencia recibe de la situación histórica en que se encuentra el continente
latinoamericano.

Ahora bien, aunque la producción y el pensamiento de la Teología de la


Liberación quiera erigirse como autónoma de la presencia cultural occidental,
especialmente tomando distancia de la teología europea, ella no puede librarse de
la matriz ilustrada propia de Europa. Es más, mientras trata de tomar distancia de
las categorías culturales que conformaron la historia del continente
latinoamericano, (llámese ésta latifundismos, sociedad estamental, etc.), para
asumir la matriz propia del ancestro indígena, más se hace presente la referencia
cultural ilustrada del viejo continente.

Esta pretensión ilusa de la Teología de la Liberación de querer liberarse de


la tutela y la influencia cultural ilustrada impuesta por la cultura europea en el
continente latinoamericano, finalmente, lleva a la misma Teología de la Liberación
a caer en contradicciones, pues aunque ella tenga como horizonte valorar y
colocar como sujeto histórico al pueblo, su propia producción intelectual, en

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muchos casos, no proviene del pueblo sino que nace como producto universitario
y como expresión de la cultura progresista e ilustrada de América Latina.

2.- Método.

Un aporte al “método” se percibe en la manera peculiar de tratar el producto


de la reflexión de la Teología de la Liberación como un bien cultural, en el más
amplio sentido de la palabra, como producción de vida humana. El momento del
“ver” en la triada, refleja una autocrítica histórica que recoge la contradicción en
que se sumerge la Teología de la Liberación a la hora de plantearse como
mensaje liberador para el pueblo. En efecto, si ella se autoproclama
discursivamente como contraria a la hegemonía y sometimiento de las élites
sociales y culturales que han dominado el continente latinoamericano, sin
embargo, ese mismo discurso no ha llegado, al parecer, a transformar la cultura
popular del pueblo, es decir, su praxis. ¿Será entonces que, el proceso de
liberación y emancipación, propuesto teóricamente por la Teología de la Liberación
no logra hacerse realidad precisamente porque nace de las mismas élites
latinoamericanas? En este sentido, el “ver” implicará un profundo “verse”, dirigir la
mirada hacia su propio centro, para poder corregir el enfoque.

Un segundo aspecto de carácter metodológico hace referencia a la


valoración cultural y religiosa del pueblo, considerado éste como sujeto de
producción simbólica y cultural. ¿No deja de ser esta valoración cultural una
manifestación de esa teología “subyacente” del pueblo sencillo que expresa, en
sus propios códigos, no ya académicos ni universitarios, ni menos de reflexión
sistemática, esa experiencia ancestral, inculturada, popular, del evangelio vivido
por el mismo pueblo?

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