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Concepto
Toda hernia de la mucosa fuera del lumen intestinal debe ser considerada como un
divertículo.
Se entiende por Enfermedad Diverticular del Colon a una afección que compromete el Intestino
Grueso, con una serie de alteraciones funcionales y anatómicas que conducen finalmente a la
formación de divertículos.
Por otra parte, un divertículo verdadero está constituido por las tres túnicas de la pared intestinal.
Esta variedad de divertículo es rara en el colon, observándose con escasa frecuencia en el colon
derecho, principalmente en la región cecal.
El no contar con la capa muscular es un hecho importante en el divertículo falso, ya que implica
pérdida de la capacidad de evacuación de su contenido hacia el lumen, favoreciendo su
infección.
Incidencia y Distribución
La frecuencia de divertículos aumenta con la edad, estimándose que sobre los 40 años un
5%-20% de la población general los presentan y de éstos, entre un 10% a un 20% hacen en algún
momento un cuadro diverticular sintomático.
Esta incidencia es variable de acuerdo a los diferentes grupos etarios considerados. Así, se han
comunicado frecuencias de 33% sobre los 50 años de edad y de 40% - 50% sobre los 70 años.
Con respecto a su distribución en el colon, los divertículos son más frecuentes en el sigmoides
Por otra parte, en un número importante de casos en esta enfermedad, sólo hay divertículos en el
sigmoides, aunque se debe decir que lo contrario, su existencia en algún otro segmento del colon,
sin comprometer el sigmoides, también puede ocurrir, pero con una frecuencia escasa.
Patogenia
Las observaciones, tanto clínicas como experimentales, han demostrado que esta
herniación de la mucosa a través de las fibras musculares puede estar relacionada con dos
factores fundamentales: el aumento de la presión intracolónica y la debilidad de la pared en
puntos determinados.
Algunos autores han demostrado que el engrosamiento de las capas circular y longitudinal, con
un acortamiento por contracción de las tenias en esta última, es la primera anormalidad que
aparece en el intestino alterado. Esta hipertrofia muscular estrecha el lumen intestinal con el
aumento de la presión intraluminal por contracción exagerada de los anillos musculares
circulares que segmentan dicho lumen, con salida y desarrollo así de los divertículos, que
protruyen por los puntos más débiles de la pared.
Estudiando la distribución vascular del colon en su pared y su relación con los divertículos, se ha
demostrado que éstos emergen por los tabiques conjuntivo vasculares que perforan la pared
muscular, quedando finalmente estos vasos juntos al cuello diverticular.
Estas zonas de penetración de los vasos constituyen los puntos débiles de la pared colónica,
siendo este hecho lo ampliamente demostrado como causa importante hasta ahora.
Se debería nombrar otras teorías postuladas, pero en forma secundaria, tendientes a explicar en
parte este factor de debilidad parietal, como la teoría congénita, con existencia de puntos más
débiles de la pared que permitirían con el tiempo ser fácilmente atravesadas por la mucosa que
protruye, la existencia de un factor degenerativo, con debilidad consecuente de la pared en
diversos puntos, y por último la causa inflamatoria como factor predisponente de debilidad de la
pared y mayor producción de divertículos.
Con respecto a los factores que producirían la hipertonía e hipertrofia muscular, con el
consiguiente aumento de la presión intraluminal, se debe decir que la observación de la clara
menor frecuencia de divertículos colónicos en la población de países en desarrollo en relación a
los de países desarrollados ha conducido a la teoría de que la dieta altamente refinada, pobre en
residuos, consumida en estos últimos, lleva a una disminución del bolo fecal, a un
estrechamiento del colon, y así a un aumento de las contracciones y de la presión intraluminal,
para movilizar esta masa fecal más pequeña.
Otro factor postulado, que contribuiría a esta presión aumentada seria el estrés propio de la vida
moderna, que llevaría, al igual que en la colopatía funcional, a una estimulación más frecuente y
acentuada de las fibras musculares del intestino grueso.
FORMACION DE DIVERTICULOS
Clasificación
Ahora, dado que la presencia de diverticulitis, de mayor o menor grado, implica habitualmente
síntomas y signos de la enfermedad, existe la tendencia a denominar diverticulosis al cuadro
díverticular asintomático, o bien emplear este término, para diagnosticar sólo la existencia de
estas lesiones, lo cual seria aceptable desde un punto de vista simple y básico.
Sin embargo, esto no quiere decir que lo anterior, por lo mismo, deba considerarse como una
clasificación valedera y completa, ya que quedarían sin denominación cuadros no inflamatorios
y, sin embargo, sintomáticos, como el cuadro clínico hemorrágico puro. Por otra parte, existen
dificultades obvias de orden clínico en algunos casos para clasificarlos como diverticulosis o
diverticulitis basándose exclusivamente en los síntomas y signos, los cuales no siempre pueden
ser claros.
Por esto que es mejor utilizar el término Enfermedad Diverticular, que incluye en su concepto a
ambas condiciones.
Por último, es útil considerar y razonar que empleando los términos diverticulosis o diverticulitis
siempre tendremos dificultades y confusión en clasificar ciertos cuadros debido a que éstas son
en última instancia definiciones anátomopatológicas de una enfermedad, y lo que corresponde
más bien para efectos prácticos en el tratamiento, es realizar una clasificación clínica de la
misma (consideración de los síntomas y signos en su realización).
En algunos de estos pacientes no siempre es fácil determinar hasta qué punto la sintomatología
depende sólo de la existencia de divertículos colónicos, ya que también puede existir una
colopatía funcional concomitante. Sin embargo, nos orienta en el diagnóstico y nos define la
enfermedad la ausencia de otras patologías colónicas después de un estudio criterioso, y la
evolución habitual de ésta en forma periódica, con sintomatología recurrente, denominadas crisis
diverticulares.
Los síntomas más frecuentes de estas crisis son el dolor abdominal, comúnmente en el cuadrante
inferior izquierdo o hipogastrio, de carácter continuo e intensidad moderada. Ocasionalmente el
dolor puede ser de carácter cólico, esto generalmente relacionado con diarrea. En algunos casos,
al examen abdominal, en relación a la zona más sensible se podrá palpar una masa cilíndrica
dolorosa, compatible con sigmoides aumentado de diámetro.
Otros síntomas importantes son las alteraciones del tránsito intestinal, con cuadros de diarrea,
que pueden estar alternadas con períodos de estitiquez o heces delgadas y distensión abdominal.
La pérdida de sangre por ano, aunque de escasa cuantía, es frecuente, pudiendo ser roja cuando
se acompaña de diarrea y mucus en estrías, o también rojo obscura, no melena, con carácter de
colorragia.
La duración de estas crisis habitualmente es de una a dos semanas con tratamiento médico
adecuado, aunque como se señaló, existe la tendencia a la repetición de las mismas. De acuerdo
a diversos autores, las frecuencias de estas crisis van aumentando con el tiempo, de ahí que deba
existir el criterio en qué momento indicar la cirugía electiva a un paciente de acuerdo a factores
que se considerarán. Asimismo, es importante también saber en qué momento se debe realizar el
tratamiento quirúrgico de una eventual crisis diverticular que ha evolucionado a un cuadro
sintomático complicado.
Los pacientes que presentan este cuadro son aquellos que como iniciación de su sintomatología o
en la evolución de la misma presentan una de las complicaciones anteriormente indicadas, y que
se describen:
1. Hemorragia severa: Esta complicación, que se comunica con una frecuencia de 5% al 20%,
se define como aquella hemorragia que conduce a la anemia aguda, alteración hemodinámica y
que requiere transfusión sanguínea.
No es infrecuente que este cuadro aparezca como primer síntoma de la enfermedad, sin
antecedentes previos, y habitualmente en forma brusca, sin pródromos. Es una hemorragia
aislada como sintomatología, aparte de los signos propios de descompensación hemodinámica, y
acompañado a veces de dolor abdominal tipo cólico.
Se ha visto además en este cuadro algunas relaciones importantes a considerar: Las hemorragias
de mayor cuantía se han visto en pacientes con mayor edad, una parte importante de los casos
presentan hipertensión arterial como antecedente, por último algunos autores señalan que de las
hemorragias identificadas con estudio angiográfico, el sitio de sangrado es en el colon derecho
en mayor frecuencia.
Por último se debe decir que las recidivas no son infrecuentes a mediano o largo plazo (22% de
los casos).
2. Obstrucción intestinal: Este cuadro representa alrededor del 9% de las formas sintomáticas
de la enfermedad y alrededor del 20% de las formas complicadas. La disminución del lumen que
desencadena esta complicación se debe a la combinación de fibrosis retráctil de la pared,
En la mayoría de los casos puede palparse una masa relativamente fija y sensible en el cuadrante
inferior izquierdo o hipogastrio.
Esta forma clínica se manifestará como un absceso intra abdominal pericólico o una peritonitis
difusa dependiendo sí el proceso infeccioso se localice o no.
En los casos con absceso pericólico, la sintomatología se asemeja a una crisis diverticular pero
con intensidad mayor y progresiva. Así el dolor abdominal es constante y de intensidad
creciente, de predominio o localizado en cuadrante inferior izquierdo, la fiebre se hace continua,
de intensidad aumentada, o toma carácter de tipo supurativo, puede predominar la constipación o
existir francos signos obstructivos por estenosis del lumen por el proceso. Se palpa
prácticamente siempre una masa abdominal, de limites imprecisos, dolorosa y fija, en la zona del
absceso.
En la peritonitis difusa, se manifiesta el cuadro clínico clásico de la misma, con dolor abdominal
difuso, vómitos, alteración hemodinámica, fiebre alta, resistencia muscular difusa, signos
algunos de los cuales pueden verse aminorados por las condiciones previas del paciente, la
evolución y la misma gravedad del cuadro.
-“difusión” o “permeación” del proceso infeccioso sin existir una perforación clara o bien
definida, aunque en sentido estricto sí exista;
4. Fístulas: Esta forma clínica representa el 6% al 25% del grupo de las complicaciones de la
Enfermedad Diverticular, aunque no más del 3-4% de todas las formas sintomáticas. Su origen
se debe habitualmente a un proceso infeccioso con absceso franco o no, localizado, que ha
evolucionado en forma tórpida, formándose en forma gradual trayectos fistulosos, habitualmente
a órganos adyacentes.
La forma más común es la fístula colovesical, existiendo en forma mucho menos frecuente la
fístula colocutánea, colouterina, colovaginal, y coloentéricas.
Una vez ya establecida, la fístula no dará más que síntomas funcionales, sin alteración del estado
general, aunque con cuadros de infección urinaria recidivantes, que se exacerban con la actividad
inflamatoria o crisis diverticulares propias de la enfermedad.
No obstante, a la vez debemos complementar nuestra investigación con los exámenes que
consideremos necesarios, los cuales, aún así, su elección va a quedar supeditada a la evaluación
que realicemos previamente de la sintomatología del paciente en ese momento.
Es importante considerar que la insuflación debe ser moderada y bien controlada, por lo que
algunos autores sugieren realiza sólo la técnica de llenado simple y evacuación, en los casos
sintomáticos activos.
En general este examen debe realizase con cautela en los cuadros sintomáticos en etapa aguda,
siendo juicioso esperar la disminución de la sintomatología para realizarlo. Asimismo, no debe
realizase en los casos compatibles con el cuadro clínico de perforación.
Sin embargo, en las hemorragias masivas, este examen puede efectuase, en donde tiene además
un rol terapéutico, ya que se puede aminorar o detener la hemorragia con el efecto hemostático
del llene del divertículo sangrante con el material viscoso del bario.
Endoscopía:
Si bien el estudio endoscópico nos podrá mostrar ocasionalmente los orificios diverticulares, la
indicación fundamental de este examen es la exclusión de una neoplasia en casos de estenosis
del lumen, con la realización consiguiente de biopsias. Además, nos corroborará la altura o nivel
de dicha lesión.
Otra indicación de la colonoscopía estará dada en los cuadros de hemorragia al diagnosticar otras
causas de la misma. Eventualmente nos rebelará el sitio de la hemorragia, aunque esto toma real
valor cuando a la exploración se encuentra sólo sangre roja en el colon derecho. También en
aquellos casos en donde se visualiza la presencia de un coágulo en la cavidad diverticular.
Arteriografía selectiva:
Este examen, en donde se inyecta un medio de contraste por una arteria principal con
visualización de su escape o salida, es importante en los cuadros de hemorragia severa ya que
nos localizará el sitio de la hemorragia, y a la vez cumple el procedimiento un papel terapéutico,
al poder infundir por el catéter agentes vasocontrictores para controlar la hemorragia. Aún más,
en caso de persistencia de la misma en su evolución, nos permitirá realizar una resección
segmentaria, ya localizado el sitio de la hemorragia.
Por esta razón, en el caso específico de esta complicación, y de acuerdo a las condiciones e
infraestructura existente, se debería solicitar este examen en prioridad al enema baritado.
Habrá, por otra parte, dificultad de visualización del sitio de sangrado si se hiciera este último
examen antes de la arteriografía.
Una limitación de este procedimiento es que para localización de la hemorragia se requiere una
pérdida de sangre con un flujo de a lo menos 0,5 ml/mm, lo que nos dificultará el diagnóstico, en
caso de hemorragia o pérdida intermitente.
Este examen, que se basa en la detección de glóbulos rojos marcados con un radio isótopo, al
igual que en la arteriografía, está indicado en la hemorragia severa para localización del sitio de
ésta. Tiene la ventaja, en relación a la arteriografía, que es más sensible ya que detecta pérdidas
de sangre con un flujo mínimo de 0,1 ml/min. A la vez, sin embargo, es menos específico que el
anterior, ya que menos frecuentemente nos ayudará en el diagnóstico de certeza de la lesión.
Ecotomografía Abdominal:
Este examen puede ser de gran utilidad en casos complicados o crisis diverticulares con síntomas
importantes, para clarificar el diagnóstico en pacientes con dolor abdominal y fiebre o con una
masa abdominal, principalmente en mujeres. La presencia de una colección localizada o absceso
puede ser así confirmada.
Exámenes Urológicos:
Por último es útil nombra los exámenes complementarios que pueden ser de ayuda en la fístula
colo-vesical, la forma clínica más frecuente en este tipo de complicación. Estos son la
cistoscopía y la cistografia retrógrada.
La cistografía retrógrada, en cambio, está más indicada en este caso en forma específica, ya que
mostrará la comunicación colo-vesical en un buen porcentaje de los casos.
Con respecto a esta complicación y los métodos auxiliares en general para su diagnóstico, se
puede comenta que, si bien la cistografía retrógrada es más eficaz que la cistoscopía para la
visualización de la fístula, ésta última, sin embargo, puede ser más útil que la Enema Baritada en
el aporte de datos o evaluación de esta complicación, ya que se ha visto que este examen revelará
la fístula solamente en un 44% de los casos.
Por otra parte, la TAC de abdomen y pelvis ha demostrado ser de eficacia, no sólo en los casos
anteriormente indicados sino también en esta complicación.
TRATAMIENTO
En los casos de Enfermedad Diverticular asintomática la práctica habitual, dado los mecanismos
etiopatogénicos descritos, es la indicación de un régimen rico en residuos y evita la constipación,
por lo que se aconseja para esta finalidad aceite mineral, o los mucilagos. Se debe evita los
laxantes como fenolftaleína por ser causantes de espasmos e irritación y los lavados intestinales a
repetición.
Por ser impredecible en forma estricta su evolución en el futuro, no hay más medidas a indica en
este tipo de pacientes, salvo advertirle su alteración colónica y su control y consulta en caso de
aparición de síntomas.
Se podrá indicar como parte del tratamiento la arteriografía selectiva si se cuenta con ella, la
cual, como se comentó, aparte de ser diagnóstica de localización del sangrado, tiene un valor
terapéutico, pudiendo infundirse agentes vasoconstrictores, como vasopresina a una velocidad de
En el caso que la hemorragia, a pesar de todo lo anterior, sea incoercible o persistente, está
indicado el tratamiento quirúrgico de urgencia.
Indicaciones quirúrgicas:
Procedimientos Quirúrgicos:
En la cirugía de urgencia, la técnica resectiva a realiza va a ser de acuerdo al cuadro a trata, y los
procedimientos son: resección más anastomosis primaria, debiendo decir que esto implica
realizar, si se tiene la experiencia, un lavado intraoperatorio del colon por ser una intervención
en colon no preparado, o resección más anastomosis diferida. Dentro de ésta última, la más
factible a practicar es la operación de Hartmann, que consiste en la resección del segmento
alterado, con cierre del cabo distal dejándolo en la cavidad abdominal, y abocamiento del cabo
proximal a la pared abdominal, como una colostomía terminal. Posteriormente, una vez pasado
el proceso agudo, se realizará como segunda etapa la reconstitución del tránsito.
Una tercera alternativa en prioridad es proceder sólo a una colostomía transversa como
procedimiento derivativo. No es de elección principal esta técnica, sobre todo sí existe un
proceso séptico concomitante en el segmento colónico comprometido, aunque se practique
drenaje de éste. Por esto, su utilidad debe estar considerada en pacientes obstruidos con
compromiso general importante, o con gran inestabilidad o avanzada edad, que implican riesgo
alto para una cirugía más compleja.
Perforación: En este tipo de complicación, por ser de tipo séptico la indicación en prioridad más
frecuente es la resección del segmento alterado más anastomosis diferida, esto último sin
discusión, dado compromiso infeccioso existente(Operación de Hartmann).
Sin embargo, se debe decir que estudios más recientes han demostrado, en el caso de absceso
pericólico, que el drenaje percutáneo del mismo, seguido posteriormente de una resección más
anastomosis primaria puede ser el tratamiento de elección en estos casos, siempre que no haya
perforación importante o gangrena parietal, evitando así la cirugía en etapas.
Por último, en los casos de una perforación pequeña, bien localizada, en un paciente en precarias
condiciones, puede procederse a una sutura de la perforación, con drenaje adyacente, y una
colostomía proximal.
Fístulas: El tratamiento de este cuadro clínico debe incluir la resección del segmento colónico
afectado por la enfermedad diverticular, del trayecto fistuloso, y sutura del órgano receptivo.
En el caso de la fístula colo-vesical, las que a largo plazo en general son bien toleradas, bien
establecida la fístula se puede realizar una preparación adecuada del colon preoperatoria,
procediendo entonces a la resección colónica con anastomosis primaria, y sutura de la zona
afectada en vejiga, con sonda vesical por un tiempo prudente, habitualmente 10 días.
Se debe decir, sin embargo que no siempre se dan las condiciones ideales, y la presencia de
microabscesos, inflamación importante o adherencias firmes, aconsejarán la resección en etapas.
Cuestionario
1. Nombre y comente cuáles son los factores demostrados más relacionados con la etiopatogenia
de la Enfermedad Diverticular.
4. Dentro de los exámenes complementarios que se pueden realizar nombre el examen objetivo
más importante y comente las razones.
Bibliografía Recomendada
2. Contreras J., Bannura G.: Enfermedad Diverticular del Colon. En: Azolas C., Jensen Ch.
Cirugía del Colon. Editorial Soc. de Cirujanos de Chile y Soc. Ch. de Proctología,1994, pp
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3. Pérez G.: Tratamiento quirúrgico electivo de la enfermedad diverticular. En: Azolas C.,
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4. Kodner I., Fry R., Fleshman J., l3irnhaum E.: Enfermedad Diverticular. En: Schwartz SI,
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