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De catecismos a cartillas: Civismo y formación de la Identidad Nacional en El

Salvador durante el siglo XX.


Cristina Elizabeth Hernández.
Cristyhernandez03@gmail.com
Universidad de El Salvador, El Salvador.
Mesa de Historia de los procesos políticos y relaciones internacionales.

“Cuánto hay de grande, cuánto hay de sublime, se encuentra comprendido en el


dulce nombre de Patria”1 Bajo un acontecer regional paralelo en cuanto a procesos
de independencia, fallidas anexiones y débiles aires de autonomía, las élites locales
de cada uno de los nuevos Estados centroamericanos durante el siglo XIX debían
cumplir la tarea – o por lo menos intentar – de unir un conglomerado de pueblos de
distintas identidades locales, dispersos y con visiones diferentes en un solo pueblo.
Necesitaban convertirlos en parte de un Estado constitucional republicano. Y es que
como bien apunta Alan Knight y Rebecca Earle, en América latina primero se
construye el Estado y luego la Nación.2

Comprender el origen del estado salvadoreño es una misión que la historiografía


salvadoreña se ha propuesto por años. Resulta difícil más no imposible, López
Bernal y otros autores, han trabajado en distintas publicaciones sobre los orígenes
de este y la necesidad de pensar mejor su formación, con el objetivo de explicar y
entender los cambios y las continuidades en la sociedad salvadoreña. Una de estas
continuidades: el fervor por el culto a la patria.

Escribir sobre civismo e identidad nacional tiene como finalidad y utilidad el observar
cómo un discurso impartido por las elites gobernantes del momento, con el correr
de los años fue adoptado por grupos subalternos e instituciones. En la medida que
los sectores subalternos adoptaron el discurso nacionalista de amor por la patria,
estos fueron los encargados de reproducirlo y adueñarse del mismo.

1
Manuel Antonio Carreño, “Deberes para con la Patria” en “Urbanidad y buenas maneras”. Deberes morales
del hombre. (Lima: Librería Universal, 1875).
2
Alan Knight, La revolución cósmica. Utopías, regiones y resultados. México 1910-1940, (México, Fondo de
Cultura Económica, 2015) 196. Y Rebecca Earle, The return of the native. Indians and myth-making in Spanish
America, 1810 – 1930. (Durham and London: Duke University Press, 2007) 47.
Entender el fervor por el culto a la patria como una continuidad dentro del vivir de
una sociedad determinada es una labor abismal. Pero analizarlo desde el estudio
de un determinado documento, desde una fuente primaria en específico es cosa
distinta. Se propone realizar un análisis de las cartillas del ciudadano, cívicas y
cívico-militares de siglo XX y tratar de exponer la importancia de ellas, su
composición y el trabajo que estas cumplieron al momento de impartir el amor a la
patria en las escuelas y el ejército.

Para explicar dichas cuestiones es necesario recordar el proceso de independencia


y como se transmite la anécdota del mismo de generación en generación, ya que
es el momento que se recuerda dentro de toda la diversidad cívica que existe hasta
la actualidad. Además, al estudiar el manifestar de dicha mentalidad, es necesario
explicar conceptos teóricos que van de la mano de la identidad nacional y el civismo.
El objetivo no es negar la validez de estos discursos, más bien cuestionarlos y con
ello agregar puntos de discusión al debate cívico de la actual historiografía
salvadoreña.

Nación y Nacionalismos: Cartillas del ciudadano (1900 – 1920)


El nacionalismo en América Latina inicia con la existencia de autonomía política por
parte de las nuevas naciones.3 Calhoun considera que los estados modernos
surgen después de las monarquías y están basados primordialmente en el ideal de
capacidad administrativa y la unificación de territorios bajo un solo centro
administrativo. Reflexiona que entender el nacionalismo es significativo y básico
para la identidad colectiva de la era moderna y es la forma específica en que el
modelo de “Estados” ha predominado por los últimos 200 años.

El planteamiento de Calhoun es indispensable ya que es aplicable al caso


Centroamericano y por lo tanto al salvadoreño específicamente. De igual manera,
alega que el nacionalismo no solo es una cuestión política, sino más bien de cultura
e identidad personal, y que han existido patrones culturales de larga duración que
han contribuido a la existencia de las identidades nacionales americanas. La única

3
Craig Calhoun, Nationalism (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1997) 11.
diferencia es que con el paso de los años, el significado de estos patrones se ha ido
transformando.4

Los gastos del estado salvadoreño a principios de siglo XX demuestran las


preocupaciones de sus gobernantes. Y no es novedad que gran parte de los fondos
de la renta estatal eran destinados a Guerra y Crédito Público.5 Las iniciativas por
difundir sentimientos nacionalistas no habían cambiado desde finales del XIX. Siglo
que al comprender la creación de catecismos políticos, el discurso que los compone,
la utilidad de manera social y educativa y el uso de estos – o por lo menos la
propuesta de uso – que se planteó para el manual de Carreño y la Cartilla del
Ciudadano de Galindo6 en El Salvador, sirven para la comprensión de la instrucción
cívica de siglo XIX y la de siglo XX en las escuelas y el ejército.

La manifestación de las virtudes cívicas en el siglo XX en algunos espacios como:


celebraciones de Te deum – acción de gracias celebrada desde 1840, lecturas
obligatorias del acta de independencia, salvas de artillería, monumentos nacionales
y la exposición de algunos símbolos patrios, eran una constante.7 La invención de
lo nacional se le atribuye sin duda alguna al siglo XIX, en donde se conocía el
galantear el sentimiento de religión cívica dentro de la población. 8

La educación es un arma indispensable dentro de la batalla por conquistar el


progreso y a la vez, sirve como espacio para difundir el civismo, para hacerlo suyo,

4
Calhoun, Nationalism, 9 – 11.
5
Ver gasto anual por cartera de gobierno de El Salvador 1897 – 1906. En Knut Walter, Las políticas culturales
del Estado salvadoreño 1900 – 2012. (San Salvador: ACCESARTE, 2012) 29.
6
En 1853 se publica el manual de Manuel Antonio Carreño titulado: Manuel Antonio Carreño, “Urbanidad y
buenas maneras”. Deberes morales del hombre. (Lima: Librería Universal, 1875). Este era un manual de reglas
de comportamiento en espacios públicos, que seguían con la lógica de las buenas maneras de vivir y cómo
debía comportarse un ciudadano. Mientras que en 1874 Francisco E. Galindo pública su obra Cartilla del
ciudadano. Creada con el objetivo de “educar a la niñez en el amor a la Patria […] porque educar a la infancia
es crear un pueblo” en Francisco E. Galindo, Cartilla del Ciudadano (San Salvador: 1874).
7
Los primeros símbolos nacionales que permanecieron: Bandera nacional (1865), himno nacional (1879),
primer monumento cívico a Francisco Morazán (1882) y Monumento a Gerardo Barrios (1910) Lo interesante
de este monumento, es que fue elaborado por iniciativa del sector obrero del momento, en contraposición al
de Morazán que fue una iniciativa gubernamental. Ver más en: López Bernal, Historia mínima, 136.
8
Entiéndase religión cívica al concepto utilizado en siglo XIX sobre el culto a la patria en contraposición al culto
religioso. Ver más en: Carlos Gregorio López Bernal, “El Salvador, 1811 – 2011: Los avatares de la nación y los
nacionalismos” en El Salvador: Historia mínima 1811 – 2011. (San Salvador: Universidad de El Salvador, 2011)
135.
hacerlo real. Y es que nacionalizar es individualizar el país, imprimiendo
personalidad al mismo, dándole identidad y argumentos del porqué de su existencia.
A finales de siglo XIX, la creación de escuelas y el apoyo a estas no era tarea fácil,
sin embargo, las escuelas eran el principal centro para implementar una cultura de
amor a la Patria, las escuelas eran el semillero del Estado para unir a un pueblo
diverso y hacerlos identificarse de alguna manera, amar y defender un territorio
determinado, en este caso: El Salvador.

En 1874 Francisco E. Galindo pública su obra Cartilla del ciudadano. Obra que fue
dedicada al gobierno del momento – que tenía a Santiago Gonzales como
presidente- y esta, fue evaluada por una determinada Comisión. Todo con el fin de
aprobar su uso como texto para la enseñanza en las escuelas primarias del país. 9
En el siglo XX, a pesar de la aprobación de la comisión, la decisión de utilizar la
Cartilla del Ciudadano como material de apoyo a las escuelas primarias no fue
decretada legislativamente. Por lo tanto, al cambiar de presidente la iniciativa se
olvidó o no se consideró necesaria durante algunos años.10 Según los registros de
publicación, la cartilla cívica de Galindo es lanzada nuevamente al público por medio
de una segunda edición en 1903.

Considerando; que se han agotado los ejemplares de la Cartilla del


ciudadano, […] y que siendo obligatoria la enseñanza de esta obra en las
escuelas primarias, es de urgente necesidad una reimpresión. ACUERDA:
que se tire una nueva edición de ella de 12,000 ejemplares […] que los niños
la aprendan de memoria, a fin de grabarles, […] y de infundirles la debida
veneración hacía los próceres de aquel acontecimiento.11

9
“Visto el informe de la Comisión nombrada para examinar la “Cartilla del ciudadano”, presentada al Gobierno
por el señor doctor don Francisco Galindo […] el Supremo Gobierno ACUERDA: Adoptar la “Cartilla del
ciudadano”, escrita por el señor doctor Galindo, como texto para la enseñanza en las escuelas primarias
oficiales de la Republica. Rubricado por el ciudadano Presidente. (f) D. Gonzales.” Ver más en: Santiago
Gonzales, “Respuesta a dedicación” en Cartilla, 5.
10
La ausencia de un decreto que apoye el uso de la Cartilla del ciudadano, resulta perjudicial para la misma
ya que pasados más de 20 años esta se retoma y se reproduce. De ahí la diferencia entre acciones y políticas
culturales que bien apunta Knut Walter. Ver más en: Knut, Las políticas culturales, 17.
11
El secretario de ramo Pacas y rubricado por el señor presidente, “Considerando que se han agotado los
ejemplares de la Cartilla del ciudadano” (San Salvador en el Palacio del ejecutivo: Cartera de Instrucción
pública, septiembre 28 de 1903. Publicado en: Francisco E. Galindo, Cartilla del Ciudadano, 7.
¿Dónde estaban los primeros ejemplares de la cartilla del ciudadano?¿Fueron todos
utilizados en las escuelas del país?¿Qué pasó con estos nuevos ejemplares? Al
observar la cita anterior, puede afirmarse que por un lado, las reimpresiones bien
pudieron realizarse, pero utilizarse en todas las escuelas del país y asegurar que
fue un proceso de instrucción homogéneo en todo el territorio nacional resulta
complicado. Para 1898 funcionaron en todo el territorio 347 escuelas clasificadas
en tres categorías: 32 superiores, 45 medias y 270 elementales. Además, se explica
que la asistencia media de alumnos a las escuelas oficiales en ese año no pasaba
de 25, 786 estudiantes, asistencia que para 1908 fue de 24,713 estudiantes.12

Tomando en cuenta los datos anteriores, se puede afirmar que para finales del XIX
y la primera década del XX en vista que los datos no varían mucho, es factible
asegurar que en general la población estudiantil oscilaba un poco menos de 25,000
estudiantes en todo el país, esto comparándolo con una población de 1.5 millones
de personas. Al imprimir 12,000 ejemplares, bien podrían utilizarse 1 por cada dos
estudiantes (sin tomar en cuenta maestros), pero aun así, la capacidad de alcance
de dichas cartillas resulta demasiado baja teniendo en cuenta que solo el 2% de la
población se educaba para esos años. Cabe destacar, que las iniciativas siempre
marchan de esta forma, en poco porcentaje y van creciendo con el paso de los años
por lo que a mediados de siglo no sorprendería visualizar datos mucho más altos
que los antes mencionados.

La llegada de 1911 y con este el Centenario del primer grito de independencia, sirve
de parteaguas para la historia nacional. La historiografía ha afirmado que es en
vísperas de la celebración del Centenario, que el gobierno decide impulsar acciones
de carácter cívico mucho más fuertes y variadas, puesto que no solo se inicia un
interés por instruir cívicamente en las escuelas, sino que surgen un conglomerado
de iniciativas en torno a embadurnar a la población con este sentimiento cívico.13

12
Hector Lindo Fuentes y Eric Ching, Modernizing Minds. Education, Reform and the Cold War. 1960 – 1980.
(Carolina del Norte: University of New Mexico Press, 2012) 167.
13
Además de publicar cartillas cívicas, las iniciativas de por escribir nuevos libros de historia de El Salvador no
se hicieron esperar. A la llegada del siglo XX, la producción histórica del momento era trazada por
representantes de la historiografía liberal que iniciaron sus escritos a finales de siglo XIX. Véase por ejemplo:
Santiago I. Barberena, Descripción geográfica y estadística de la República de El Salvador. (San Salvador:
En la década de los 30, y a la llegada de los gobiernos militares, pasan de ser
acciones de gobierno a ser políticas culturales de gobierno con un objetivo definido:
difundir fuertemente el nacionalismo, el patriotismo y transformar la religión cívica
para convertirla en algo más amplio, más compuesto y uniforme: el civismo.

Llegado 1911 y con la celebración del Centenario del Primer grito de independencia,
se observa un cambio en las acciones del gobierno. Y es que para ordenar mejor
estas ideas nacionalistas y difundir las mismas eficazmente, se inicia una serie de
políticas de estado – entiéndase leyes, decretos legislativos y reglamentos - en favor
de la construcción del civismo y la identidad nacional. Políticas que llegado el
militarismo fueron fuertemente fortificadas por los líderes de esta institución al
mando.

“Por decreto de 7 de octubre de 1912, se organizó una comisión encargada de


escribir la HISTORIA DE EL SALVADOR, y se me hizo la inmerecida honra de
encomendarme la parte relativa a la época precolombina”.14 Como bien exclama
Barberena, varios intelectuales de la época fueron encomendados a diferentes
ocupaciones de carácter cultural. Esto significa que pasado el centenario se dan
políticas cívicas y culturales ordenadas directamente desde el poder central. Es
hasta 1914 que se elabora una nueva cartilla. Esta estuvo a cargo de otro de los
prominentes colaboradores del gobierno, un intelectual destacado de la época:
David Joaquín Guzmán.15

Es con este recorrido, que durante las décadas de 1900 a 1920, la influencia de las
cartillas del ciudadano es relativa dependiendo del área donde se encontraban las
escuelas o los individuos. El acceso a la información, el poder central con falta de

Imprenta Nacional, 1° ed., 1892; José Antonio Cevallos, Recuerdos salvadoreños. (San Salvador: Editorial del
Ministerio de Educación, 1891); Darío Gonzales, Estudio histórico de la República de El Salvador. Rafael Reyes,
Apuntamientos estadísticos sobre la República de El Salvador. (San Salvador: Imprenta nacional, 1°ed, 1888.
14
Santiago Ignacio Barberena, Historia de El Salvador T.I. (San Salvador: Ministerio de Educación. Dirección de
publicaciones, 1914) 11.
15
Sobre las políticas culturales pasado el centenario de independencia, estas explican el planteamiento de
Knut Walter y por qué la periodización estimada en el mismo. Ver más en: Knut Walter, Las políticas culturales,
17 – 21. David Joaquín Guzmán publica su Cartilla cívica en 1914 pero en comparación a la de Galindo esta es
poco utilizada y reproducida. La Cartilla del ciudadano se convierte en un libro indispensable en la mayoría de
las escuelas públicas urbanas del país.
presencia total en el territorio salvadoreño, el analfabetismo y el reciente personal
aún en formación para instruir a las nuevas generaciones; marcan un panorama en
donde las iniciativas por el crecimiento del sentimiento nacionalista existían y
evolucionaban.

Década ¿1930 – 1940? De gobiernos de civiles a gobiernos de militares.

La bandera es el emblema sagrado de la Patria, para el militar es además un


símbolo de honor que le recuerda los hechos de la guerra, el valor y las acciones
teóricas de su institución.16 Los cambios más importantes en El Salvador durante la
década de 1920 fueron en materia de infraestructura. Siendo un país cafetalero para
esta fecha, el Estado salvadoreño dependía de un único producto y según Walter,
este producto no tuvo necesidad política para canalizar recursos sustanciales hacia
el “gasto social” que se refiere a inversión en salud, educación y esparcimiento.17

El golpe de estado a Araujo lleva a la presidencia a Maximiliano Hernández Martínez


en 1931, y es con este personaje que inicia el periodo conocido como: Militarismo
en El Salvador. Antes de la llegada de Martínez, los gobernantes habían iniciado
con acciones en favor de la difusión del discurso cívico, por medio de enseñanzas
de la historia, la estatuaria cívica, los símbolos patrios y otros elementos importantes
que se tomaron en cuenta hasta siglo XX, la literatura, la pintura y la música nacional
amplían el concepto de religión cívica y lo llevan a otro nivel, a civismo como tal.

Entendiéndose el civismo, como un conglomerado de elementos con objetivo


patriótico o nacionalista, mucho más amplio que la idea de religión cívica. No
consiste en únicamente un culto a la patria en contraposición a lo religioso, sino más
bien este tiene dentro de sí la Identidad nacional. Identidad que acoge cada
individuo al aceptar el discurso cívico y reproducirlo por iniciativa propia.18 Utilizar
“Civismo” y “patriotismo” durante el periodo militar como sustituyentes de “religión

16
“De la bandera” en Cartilla del Guardia cívico, Pregunta 30, 8.
17
Knut Walter, Las políticas culturales, 45.
18
El énfasis sobre civismo es mío. Sobre Religión cívica e identidad nacional ver: Carlos Gregorio López Bernal,
Mármoles, Clarines y Bronces. Fiestas cívico-religiosas en El Salvador, siglos XIX y XX. (San Salvador: Editorial
Universitaria Don Bosco, 2011).
cívica” fue la tendencia, y esto aparentemente es prueba de la separación entre la
iglesia y el Estado, y la falta de poder político de esta última durante los gobiernos
militares, poder que se le empieza a quitar a la iglesia desde el siglo XIX.

Pero ¿Qué diferencia existe entre religión cívica y patriotismo, cuando en ambos
casos se rinde culto a un ser imaginario que no se mira pero que se le debe la vida
y el pertenecer a un determinado territorio? La continuidad es regla más que la
ruptura, y es que precisamente la única diferencia en estos casos es la institución
que lo impulsa o en donde nace cada percepción. Religión cívica asignada a un
naciente Estado salvadoreño que tomó como ejemplo la forma de los cultos
religiosos para adaptarlos a los nacionalistas. Mientras que el patriotismo ya en el
XX, asignado a un ejército con poder presidencial dedicado a defender el territorio
y la Patria – tarea por la que fue creado- pero sin perder la esencia de este
sentimiento adoptado de la religión: el fervor.

El gobierno de Martínez impulsa la cultura y el civismo durante su periodo de


gobierno y es que en diciembre de 1932, se pública otra cartilla con idea cívica, y a
diferencia de las cartillas de Galindo y la de Gavidia, la Cartilla del Guardia Cívico,19
fue dedicada a militares. Estuvo a cargo del Consejo supremo de la Asociación
cívica salvadoreña, creado durante el gobierno de Martínez, liderado por él mismo
y dirigido por comandantes militares de cada departamento.20 Fue evaluada
previamente por los integrantes de la Comisión especial nombrada para efectos
cívicos, con el objetivo de ser enviada “para el uso de las Unidades organizadas de
Guardia Cívica de la República”. Este consejo se encargaba de cuestiones cívicas
y de control – como vigilar las acciones de la Guardia cívica – creada en la misma
época. Organismo que para Gordon Rapoport contribuyó a fortalecer al ejército
mismo.21

19
Es enviada a imprimir el 31 de diciembre de 1932. En: Cartilla del guardia cívico, (San Salvador: Imprenta
Nacional, 1932).
20
Diario Oficial, “Reglamento de la Asociación cívica salvadoreña”, 1935. 57-68.
21
La Guardia cívica, fue formada por terratenientes para perseguir a campesinos durante el levantamiento de
1932, en calidad de milicia auxiliar del ejército. Ver más en: Sara Gordon Rapoport, Crisis política y guerra en
El Salvador. (México: Universidad Autónoma de México, 1989) 67.
Debido al público al que era destinada, en la estructura y peculiaridades de esta
cartilla, se perciben dos grandes temas en la misma: los deberes cívicos y los
deberes como militares.22 Cabe destacar que al ser la primera cartilla dirigida a un
grupo militar, la sección cívica era bastante corta y consideraban la bandera como
el máximo símbolo. Al ser esta sección más corta, no significa que pierde la esencia
de fomentar el sentimiento nacionalista, sino más bien es a partir de esta cartilla que
las siguientes del siglo van estructurándose mejor y más ampliamente.

No cabe duda, que llegados los gobiernos militares, las cartillas del ciudadano no
se publicaron como tal – al menos no con ese nombre. Sin embargo, estos
gobiernos invirtieron más en cultura y educación en comparación a los gobiernos
que los antecedían.

Cívicas y cívico-militares: militares, revolución y anticomunismo (1950–1970).

La década de 1950 inició en El Salvador de una manera no tan pacífica. Tras ser
enmarcado en un contexto de impulso hacía el desarrollo, modernización e
industrialización además de presiones internacionales, es desde la Revolución de
1948 que el líder que toma la presidencia, definió adherirse a una preferencia
modernizadora económica y políticamente hablando acorde a las réplicas de la
Segunda Guerra Mundial. Además, estos gobiernos militares se caracterizan en ser
mucho más represivos, reaccionarios y defensores de la tradición cafetalera. 23

Pese a que el periodo militar no fue únicamente bajo administración martinista,


queda claro que es con este gobierno que se inicia la profesionalización y la
instrucción cívica en el ejército. Cartillas del ciudadano y Cartillas militares, reflejan
la lógica de los gobiernos que las impulsaron. Es hasta 1949 que se publicó una

22
El comportamiento en las filas, la admiración del soldado hacía la bandera, la licencia, obligaciones como
centinelas, deserción y penas, física y matemáticas aplicadas al adiestramiento militar, estrategias militares,
armas, simbología y codificación, alfabeto morse, deberes de combate, generalidades de infantería y
prohibiciones eran los deberes como soldado que se exponen en la Cartilla del Guardia Cívico. Ver más en:
Cartilla del Guardia cívico, 1 – 40.
23
Sobre los gobiernos militares y el aumento de la represión bajo su periodo, Lucrecia Molinari realiza una
interesante síntesis. Ver más en: Lucrecia Molinari, “Sindicatos, ola de protesta y represión política en El
Salvador (1962:1972): Notas para su abordaje teórico”, Identidades 5, n°8. (enero – junio 2015): 11-30.
nueva cartilla cívica, esta vez dedicada al “semillero”. Las escuelas salvadoreñas
obtuvieron la Cartilla cívica “Símbolos Patrios” escrita por el Teniente Coronel José
María Lemus el 15 de septiembre de dicho año. Esta cartilla de extensión mucho
más corta que la anterior únicamente expone los puntos de “Patria”, El escudo, la
bandera y el himno nacional dentro de su contenido. Cabe destacar que esta cartilla
contiene un discurso introductorio jugando con el hecho histórico independentista y
la realidad de aquel momento,24 además poseía los datos biográficos del autor y
una pequeña pero interesante bibliografía.25

Al observar la Cartilla del Guardia cívico y “Símbolos patrios” por J.M. Lemus,
encontramos similitudes en el discurso sobre el amor y la veneración a los símbolos
patrios, ¿Será porque eran militares los encargados de escribirlas? En realidad es
más que eso, es que la concepción de estudiar lo cívico para esa época era
precisamente los símbolos que en resumen viene siendo la materialización del
discurso cívico. Pero la cartilla de 1949 tiene una particularidad interesante, 26 en
cuanto al contenido, no expresa mayor alusión a la revolución del 48 pero la portada
de dicho documento resulta sumamente particular y similar al monumento a la
Constitución y padece de similitudes con otros monumentos como los dedicados a
la Revolución de 1948. (Ver anexo 1).

La influencia mexicana en aspectos políticos y sociales en el país no se hizo


esperar, en el panorama de partidos políticos, se observa a un nuevo actor: el PRUD
llega al poder con el Teniente coronel Oscar Osorio y el Teniente coronel José María

24
El discurso de esta cartilla en comparación a la del Guardia Cívico, varía debido al público a quien es
dedicada, además de ser la primer cartilla que desarrolla sobre el significado de Patria y Patriotismo.
25
La bibliografía que utiliza el autor es: Montegazza, Orden y Libertad, J.F. Alcorta, Moral militar, Boletín del
ejército, Periódico de divulgación militar, símbolos patrios y apuntes personales. En: José María Lemus, Cartilla
cívica. “Símbolos Patrios” (San Salvador: Imprenta Nacional, 1949) 18.
26
Este complejo construido en la década de 1950, comprende dos obras monumentales en sus instalaciones:
El mosaico hecho en piedra dedicado a la Revolución de 1948, elaborado por la salvadoreña Violeta Bonilla y
el mexicano Claudio Cevallos. Además de la escultura alegórica a la Constitución de 1950, obra en piedra de
Francisco Zúñiga de origen costarricense y nacionalizado mexicano. Se recolectaron piedras de diferentes
colores en todo el territorio salvadoreño con las cuales se formó un mosaico de varios metros de altura que
representa una figura masculina desnuda con los brazos en alto simbolizando la liberación de las ataduras del
pueblo. Ver más en: “Obras escultóricas en el MARTE”, Museo MARTE, consultado el 01 de agosto, 2018,
http://www.marte.org.sv/index.php/obras-escultoricas-en-marte-2/
Lemus.27 Es bajo este acontecer, que se inician una serie de publicaciones con
intención cívica hacía las escuelas y el ejército de la época. Para la segunda mitad
del siglo XX, y tras la intención de impulsar el civismo por medio de material
didáctico impreso, la necesidad por un grupo de intelectuales como los que
colaboraban en el siglo XIX era innegable.

Es con los gobiernos militares, que se observa participación de literatos, pintores,


escritores, abogados y artistas en general, colaborando con y ocupando cargos
públicos en instituciones culturales gubernamentales. Las obras “Civismo para
alumnos de 1° curso” y Cantos patrióticos,28 se publican bajo esa lógica. La primera
resulta interesante ya que es un cuaderno de guiones de clase para maestros
elaborado por el profesor y bachiller Lisandro Argueta, con la lógica muy parecida a
la del manual de Carreño y con una estructura capitular extensa. Posee 26 capítulos
de los que desarrolla ampliamente y con temas diversos. Explica en su inicio el
concepto de civismo, habla sobre las necesidades humanas y la satisfacción, el
control y la actividad social, el trabajo y la riqueza como satisfactores de las
necesidades humanas, el problema de la pobreza en El Salvador, la importancia y
los beneficios del Seguro Social, el sentimiento religioso y las concepciones de
divinidad, los deberes del hombre consigo mismo y con la sociedad, valores
morales, la función del arte y la cultura, la patria y los símbolos patrios, los deberes
de las naciones para con su patria y expone sobre educación, libertad y
democracia.29

Resulta interesante evaluar el contenido de dicho libro, ya que es destinado a


profesores y elaborado mediante la forma de distintos documentos. No cabe duda
que es heredero de los catecismos políticos del XIX en cuanto a las ideas religiosas,
al manual de Carreño debido a los aspectos de moralidad y formas de vivir en

27
El mismo que encargó de la redacción de la Cartilla cívica “Símbolos patrios” en 1949. Ver más sobre el
acontecer político del momento en: Roberto Turcios, Autoritarismo y modernización. (San Salvador:
CONCULTURA, 2003); Ídem., Rebelión: San Salvador 1960, (San Salvador: CENICSH, 2017).
28
Lisandro Argueta, Civismo para alumnos de 1ª curso. (San Salvador: Elaborado a mano, 1952 – 1953). Y
Guillermo Machón de Paz, Cantos Patrióticos (San Salvador: 1960).
29
Lisandro Argueta, “Índice” en: Civismo para alumnos de 1ª curso. (San Salvador: Elaborado a mano, 1952 –
1953).
espacios urbanos, las cartillas del ciudadano con influencia y explicación de valores
morales, las ideas cívicas en torno a la concepción del civismo como tal y la
importancia que se le da a los símbolos, y sirve como espacio de difusión de
acciones gubernamentales como la importancia del Seguro social y sus beneficios.

Por otra parte, Cantos patrióticos es publicado en 1960 como un pequeño libro de
himnos de carácter cívico. Escrito por Guillermo Machón de Paz30. Cuatro años
después, (1964) es publicada la Cartilla cívico – militar: Acción cívica – militar. Tomo
I y II dirigidas especialmente en apoyo a la instrucción militar.31 Estas estaban
estructuradas bajo la lógica de la cartilla del Guardia Cívico. Estaba dividida entre
los deberes cívicos y los deberes militares. Es la única cartilla elaborada en dos
tomos y dos años después es publicada la cartilla “Aquí El Salvador” hacía el público
estudiantil.

“Aquí El Salvador” es una cartilla mucho más extensa que las anteriores, es
prácticamente un libro de texto cívico. 32 Es publicada en 1966 y es la primer cartilla
que dedica capítulos a la historia nacional, a los gobernantes salvadoreños, al
idioma, al gentilicio “cuscatleco”, estatuaria y lugares de memoria, credos
nacionalistas, símbolos patrios, geografía, procesos económicos en la historia y al
turismo.33 Resulta interesante ubicar esta fuente junto a las ideas en que se elaboró
la Constitución de 1950 y el pensamiento de la época – las ideas de modernización.
Además, de la continua publicación de las cartillas en este periodo.

30
Periodista y escritor. Fue director de la Biblioteca Nacional durante 1971. No se sabe si fue esta persona
quien compuso los cantos o solamente los compiló. Ver más en: Guillermo Machón de Paz, Cantos Patrióticos
(San Salvador: S.ed., 1960).
31
Fueron escritas por el Teniente Coronel Modesto Chacón Arévalo y publicadas en 1964. Ver más en:
Modesto Chacón Arévalo, Acción cívica – militar. Con fe y patriotismo. Tomo I. (San Salvador: Sin ed. 1964). Y
Modesto Chacón Arévalo, Acción cívica – militar. Con fe y patriotismo. Tomo II. (San Salvador: Sin ed. 1964).
32
Esta cartilla no posee el nombre del autor de la misma, pero sospecho que la realizó el historiador “oficial”
de la República: Jorge Lardé y Larín. De igual manera, cabe destacar que esta cartilla resultó ser una
recopilación de distintos documentos y opiniones sobre la celebración de independencia a lo largo de los años,
por lo tanto, el autor únicamente posee de su autoría la introducción de la misma.
33 Es de las cartillas más interesantes debido a la diversidad de temas tratados en ella. Fue elaborada bajo la

presidencia de Julio Adalberto Rivera. Ver más en: Cartilla Cívica “Aquí El Salvador” (San Salvador:
Departamento de Relaciones Publicas, 1966).
La década de los 60 estuvo marcada por acontecimientos de carácter social
inolvidables, la primera marcha del magisterio contra el Sistema Nacional de Retiro
que el gobierno militar del coronel Julio Adalberto Rivera, la inestabilidad política de
los gobiernos militares y en materia de cultura y educación: La reforma educativa
impulsada por Walter Beneke al hacerse del despacho del Ministerio de Educación.
A finales de la década, y con la caída del MERCOMUN, El Salvador se enfrenta en
1969 a una guerra internacional. La guerra contra Honduras que duró un poco más
de 4 días, dejó además de muertes y crisis, cientos de familias sin sus hogares en
tierras hondureñas y vueltos a su país natal en la pobreza. Es aquí, donde también
se realizan esfuerzos por publicar otra cartilla cívica dedicada al escolar titulado:
Cartilla Cívica 1969. Documento de singular importancia ya que al igual que “Aquí
El Salvador”, sigue la lógica de presentar además de los símbolos patrios,
cuestiones informativas relacionadas al país. Pero lo que destaca a esta cartilla es
como fue utilizada como instrumento de uso político en donde expone la situación
del país y la compara con el proceso independentista.

En el 148 aniversario de la independencia de Centroamérica, la Republica de


El Salvador enfrenta una de las situaciones más críticas en su historia. Así
como en los días cuando el padre José Matías Delgado lanzó el primer grito
de independencia (…) ahora el pueblo y el gobierno salvadoreño se han visto
en la imperiosa necesidad de salir en defensa de los derechos humanos
conculcados por el régimen de Honduras (…) Para que nadie bajo ningún
pretexto le quite el agua, el pan y el vino. Para que nadie le desaloje de su
hogar. Para que nadie le persiga sin ningún motivo (…) Por ese poderoso
motivo nuevamente El Salvador ha empuñado las armas y nuevamente como
en los días de la gesta emancipadora, los ejércitos salvadoreños se han
cubierto de gloria en los campos de batalla. Ha vencido El Salvador porque
siempre tuvo la razón y la justicia de su parte. 34

Para 1970 se observa un cambio interesante en cuanto a las cartillas cívico-


militares. Es en este año cuando se publica la Cartilla de Instrucción teórica – militar

34
Cartilla Cívica, (San Salvador: Secretaria de información de la Presidencia de la República, 1969) 7.
y es esta la última elaborada con intención cívica. El contenido de dicha cartilla va
más adentrado a adiestramiento militar y la importancia de la defensa del territorio,
además del vocabulario anticomunista que no podía faltar para esa época. Y no es
para más, con ese contexto histórico, un modelo de gobierno decadente y la presión
social; el discurso cívico pasó al segundo plano y el primero lo ocupó la defensa
armada. Esto causado por las injusticia social en la distribución de los ingresos, la
concentración de la tierra, el cierre de libertades por los gobiernos militares, el
autoritarismo, la influencia de ideas exógenas, el descuido del gobierno de la
población más pobre -principalmente en el área rural- y como elemento detonante
los fraudes políticos y los ataques a la iglesia católica.35

Reflexiones finales.

Resulta sumamente interesante analizar el proceso de formación de la nación desde


la lógica del análisis de fuentes primarias – en este caso desde las cartillas del
ciudadano, cívico y cívico-militar. Los catecismos políticos que en el siglo XIX
fungieron un papel importante y es que no existía otra manera de rendir un culto
hacia algo sublime más que el religioso. La religión cívica adopta esta práctica de
rendición de culto y lo adopta a lo político, a lo nacionalista. Los temas de los
catecismos del XIX se centran entre las buenas maneras de vivir dentro de un
espacio urbano, ser un buen cristiano, ir a la iglesia, amar el trabajo y conocer
valores morales y cívicos. Mientras que al aparecer las cartillas en el siglo XX, los
temas evolucionan y no se encajan en únicamente conocer valores morales para
ser un buen ciudadano, sino en practicarlos por iniciativa propia.

35
La historiografía salvadoreña en su mayoría reconoce el inicio del conflicto desde 1980, entre los autores
que consideran el conflicto desde esta fecha, se pueden mencionar a: Mario Magallón-Anaya, “Insurrección y
transición democrática en El Salvador, Guatemala y Nicaragua” Contribuciones desde Coatepequec, N°26
(enero – junio, 2014): 125 – 129.; Pero algunos autores como Heidrum Zinecker toman en cuenta el golpe de
estado de 1979 como detonante del conflicto. Ver más en: Heidrum Zinecker, ¿Una transición democrática
antes de la guerra civil? Un análisis panorámico sobre los conflictos y la transición en El Salvador de octubre
1979 a enero de 1981, en La revolución revisitada: nuevas perspectivas sobre la insurrección y la guerra en El
Salvador, eds., Mauricio Menjívar Ochoa y Ralph Sprenkles. (San Salvador: UCA editores, 2017) y Carmen Elena
Villacorta, “Transición a la democracia electoral y neoliberalismo en El Salvador” (Ponencia presentada en
Universidad Nacional Autónoma de México, 2007 – 2009);
Las cartillas son herederas de las ideas por difundir prácticas de fervor a la patria
que fundaron los catecismos políticos. Es a finales de siglo XIX que el poder central
decide realizar algo más concreto en cuanto a tratar de difundir el mensaje cívico.
La genialidad y el bombardeo desde diferentes puntos del discurso nacionalista,
hace que la población salvadoreña a principios de siglo XX tenga ese sentimiento
de pertenencia del discurso nacionalista. A esa apropiación y reproducción del
discurso se le conoce como Identidad nacional.

La identidad nacional y el civismo van de la mano y es que al llegar al siglo XX, los
gobiernos militares que rigen el poder la mayor parte del siglo son los que impulsan
estas iniciativas cívicas heredadas de siglo XIX y las convierten en políticas de
gobierno. A través de la educación, las fiestas, la estatuaria, el arte etc. La población
y sectores de ella van adoptando el discurso y participando en actos de carácter
cívico. Un ejemplo de ello, los artesanos de la mutual La Concordia a finales del
siglo XIX y desde esa fecha su participación infaltable en los desfiles de septiembre.

Pero para adoptar este discurso además de enunciar y rodear el medio de


influencias de un determinado tipo, hace falta la instrucción y el importante papel
que cumple la misma. Como bien apuntaba Santiago Gonzáles en su carta como
respuesta a la dedicación de la Cartilla del Ciudadano que realizó Galindo en 1974:
“Por eso he dedicado la más cuidadosa atención a la enseñanza primaria, porque
es en la escuela donde deben formarse los ciudadanos”36 pensamiento que perduró
más allá de la mentalidad del mariscal Gonzales y que se ve reflejada en las cartillas
anteriormente expuestas.

Mientras se dan los cambios de gobiernos de civiles a militares y con la llegada de


estos, se observan cambios e impulsos a la difusión del patriotismo, iniciativa que
nace con los gobiernos militares que se parece mucho a la idea religiosa de servir
a un ser supremo que no se ve pero que está ahí, con la diferencia en que es una
institución distinta la que lo difunde pero igual de antigua que la iglesia. Mientras
avanza el siglo, la reproducción y escritura de cartillas aumenta y es que entre el

36
Santiago Gonzales, “Respuesta a dedicación” en Cartilla, 5.
periodo de 1950 y 1970, que se da un aumento de cartillas en donde se materializa
el discurso de gobierno y en donde se observa el uso político de la historia mucho
más evidente.

Anexos

Anexo 1: Comparación iconográfica entre la portada de la Cartilla civica “Simbolos


patrios” de 1949 y otros monumentos que conmemoran parte de los hechos político-
sociales de finales de 1940 y 1950.

Monumento a la
Mosaico de
Monumento a la Cartilla Cívica Constitución de
Piedra:
Revolución de “Símbolos Patrios” 1950.
Revolución de
1948. 1949. (Construido en
1948.
1990).
Anexo 2: Línea de tiempo en donde se ubican las cartillas del ciudadano, cívicas y cívico-militares del siglo XX.
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