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2.

EL EMPIRISMO
A) BACON: EL MÉTODO EMPÍRICO

Francis Bacon, considerado padre del empirismo, describe las bases de la filosofía
empirista. El empirismo postula que el conocimiento sólo se logra a través de la
experiencia. Esta experiencia se adquiere a través de la ejercitación de nuestros
sentidos, que descubren cosas que se van acumulando en nuestro conocimiento. Es
la idea de Locke de la mente como una “tabula rasa” en blanco que va
completándose mediante la experiencia adquirida.

En todo esto se opone a la filosofía racionalista, que apuesta por la razón y no los
sentidos como principal fuente de conocimiento del mundo. Bacon comparaba a
los empiristas con trabajadoras hormigas que acumulaban conocimiento; y a los
racionalistas con arañas que entretejían hilos que en realidad salían solo de ellos
mismos.

El método empirista acumula evidencias sin tener ideas preconcebidas, y extrae


conclusiones de estas evidencias. Bacon propone eliminar todas las debilidades
mentales que impiden el conocimiento verdadero. Estas debilidades son lo que él
denomina “ídolos”, entre los que se encuentran las flaquezas comunes de la
humanidad (ídolos de la tribu), las peculiaridades de cada individuo (ídolos de la
caverna), las palabras que nos rodean, especialmente las de filosofía (ídolos del
mercado), o los movimientos y escuelas de pensamiento (ídolos del teatro).

B) FILÓSOFOS EMPÍRICOS: IDEAS DEL EMPIRISMO

Especialmente en Gran Bretaña, un gran número de filósofos empíricos trataron de


resolver los problemas relacionados con la experiencia sensorial y la percepción
artística. Entre los filósofos empiristas más importantes destacan Thomas Hobbes
(famoso por su concepción del hombre como “un lobo para el hombre”), Locke
(expuso el concepto de “tabula rasa”), David Hume (absolutamente sensorial y
naturalista, apuesta por el ser humano como un ser sensible, más que racional), o
Lord Shaftesbury.

Si la corriente racionalista tendía a idealizar el arte como expresión de la razón, el


empirismo debilita esta crítica tradicional, apostando por el arte como elemento
subjetivo. Con una actitud general de escepticismo ante los dogmas artísticos, el
empirismo pone en la sensación, lo emocional y el placer el centro de la producción
artística. Estas ideas acerca del arte trajeron un torrente de nuevas especulaciones
estéticas y agregaron nuevas dimensiones al concepto de belleza, que deja de ser
una cualidad racional para convertirse en algo subjetivo.

C) HUME, SHAFTESBURY Y BURKE: EL SUBJETIVISMO ESTÉTICO

Hume afirma que la belleza no es una cualidad del objeto, sino una interpretación
de la mente. De esta forma, cada mente percibe un tipo de belleza distinta. Pese a
esta afirmación, sostiene también que la belleza se apoya sobre ciertos principios
artísticos, debiendo concordar el perfecto artista sentimiento con preparación.
Hume también habla acerca del buen crítico musical y artístico, afirmando que
debe reunir tanto sensibilidad como práctica y experiencia.

Shaftesbury, otro empirista, afirmará que la belleza es aquello que apela de forma
inmediata a nuestros sentidos, afectos y pasiones. Establece además que la
satisfacción que produce el arte es desinteresada. Por último, afirma que las
irregularidades en la naturaleza, aunque puedan no ser bellas, producen
sublimación.

Esta distinción entre bello y sublime se da en toda la estética del siglo XVIII, y fue
definida por Burke en 1757. Mientras que lo hermoso o bello produce relajación en
el alma, y destaca por su ligereza y elegancia, lo sublime es mucho más oscuro, y
está plagado de atributos como terror, poder, o magnificencia. Lo sublime crea
tensión y emociones violentas. Y sigue siendo arte, sólo que provoca otro tipo de
reacciones completamente diferentes.

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