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LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 1

LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO

En FLECHA ANDRES, J.R. y GARCIA NICOLAS, C. La Unión Europea ante la


Globalización. Universidad Pontificia de Salamanca. Instituto Superior de Estudios Europeos
y Derechos Humanos. Monografías y Ensayos nº 19 (ISBN 978-84-7299-764-6), 2007. pp.
185-214.

Carlos Gómez Bahillo


Universidad de Zaragoza

ABSTRACT

A lo largo de la década de los años noventa se establecieron y desarrollaron una serie


de estrategias y acciones de carácter social que han contribuido a consolidar la idea de que el
crecimiento y la expansión económica de Europa requieren necesariamente el desarrollo de
una amplia política social. En el Tratado de Maastricht se introduce la idea de ciudadanía y
se plantea la necesidad de establecer una Carta Social que contemple los derechos políticos y
responsabilidades de los ciudadanos europeos. Cada vez es mayor la sensibilización de dicho
ciudadanos sobre sus derechos sociales, y la percepción de los efectos que la globalización
está teniendo en su bienestar y calidad de vida. El reconocimiento y desarrollo de esos
derechos sociales surge como una demanda ciudadana en las sociedades democráticas frente a
la omnipresencia del mercado globalizado. Los niveles de protección social no pueden
depender exclusivamente de la coyuntura del mercado o de la fase del ciclo económico, sino
que es necesario diseñar políticas y destinar recursos económicos comunitarios para que los
países con menores recursos puedan hacer frente a las necesidades sociales que se van
generando como consecuencia de los desajustes económicos, de la tecnificación del mercado
y del envejecimiento de la población.

El Congreso de Niza de 2000 introduce una nueva dimensión en el modelo social


europeo al ratificar el compromiso por el pleno empleo, la mejora de la calidad de vida
personal y laboral y la promoción de la igualdad de oportunidades, lo que ha supuesto un reto
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institucional al vincular lo económico con el mercado laboral y la cohesión social. En dicho


Congreso se aprueba la elaboración de una Agenda Social Europea, para el período
comprendido entre 2000-2005, en la que se recogen y concretan las estrategias y acciones que
a nivel comunitario se va a desarrollar en política social A partir de entonces la Agenda Social
Europea comienza a adquirir una mayor importancia y se genera un pensamiento común de
que la Unión Europea no es sólo un proyecto económico sino también político y, como
consecuencia de ello, eminentemente social.

A pesar de la diversidad de las políticas de protección social y de bienestar de cada


país, existe un interés por encontrar elementos comunes que permitan diseñar un modelo
social común y compartido por todos los estados, tomando como punto de partida los
principios políticos y los derechos democráticos más extendidos entre los ciudadanos
europeos como la participación democrática, la negociación colectiva, la igualdad de
oportunidades, la solidaridad, la protección social, la asistencia social, la solidaridad y la
lucha contra la exclusión.

The Global and European social Model

Carlos Gómez Bahillo


University of Zaragoza

Global has supposed the end of the Keynsian model and the transformation of the
Social-Democratic policies due to the lost one of control of the national states on the
evolution of its economy, that depends almost exclusively on the conjuncture of the world-
wide market, and the development of its policies of well-being, that are conditional by the
economic results.

Throughout the decade of the Nineties they have been settled down and developing to
one series of strategies and actions of social character that have contributed to consolidate the
idea that the growth and the economic expansion of Europe they necessarily require the
development of an ample social policy. The Maastricht Agreement gathers the idea of
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citizenship and the necessity considers to establish a Social Letter that contemplates to the
political rights and responsibilities of the European citizens.

Every time sensibilacion of the European citizens is greater on the social rights, and
the perception of the effects that globalizacion this having in its well-being and quality of life.
The recognition and development of the social rights forehead to presence of the global
market arises like demand citizen in the democratic societies.
The levels of social protection can not depend exclusively on the conjuncture of the market or
of the phase of the economic cycle, but that it is necessary to design political and to destine
communitarian economic resources so that the countries with smaller resources can face the
social necessities that they are generated as a result of the economic misalignments, of the
automation of the market and the aging of the population.

The congress of Nize of 2000 introduces a new dimension in the European social
market when fixing the commitment by the total use, the improvement of the quality of
personal and labor life and promoting the equality of opportunities, which supposed an
institutional challenge when tying economic with the labor market and the social cohesion. In
this Congress the elaboration of an European Social Diary is approved, for the period between
2000-2005, in which the strategies are revogen and made specific and actions that to
communitarian level are going away to develop in social policy, From then the European
Social Diary begins to dquirir a greater importance and a common thought is generated that
the European Union is not single an economic project but also politician, and as a result of it,
eminently social.

In spite of the diversity of the policies of social protection and well-being of each
country, an interest exists to find common elements that they allow to design a social model
common and shared by all the states, taking like departure point the political principles and
the democratic but extended rights between the European citizens like the democratic
participation, the collective negotiation, the equality of opportunities, solidarity, the social
protection, the social attendance and the fight against the exclusion.
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Carlos Gómez Bahillo


Universidad de Zaragoza

I. INTRODUCCIÓN

La tecnología ha contribuido a la globalización de la sociedad y la información se ha


convertido en el eje promotor del cambio. El desarrollo tecnológico que ha experimentado
Europa está produciendo cambios significativos no sólo en la estructura económica y social
sino también en el conjunto de las relaciones políticas y sociales. La expansión de redes
informáticas ha hecho posible la universalización de los intercambios tecnológicos,
económicos, culturales, personales… La política económica comunitaria ha tenido que ir
ajustándose a las exigencias de un entorno globalizado para poder mantener un ritmo de
crecimiento progresivo y favorecer la formación de un mercado único en los sectores
energéticos, financieros, telecomunicaciones y servicios e incentivar la investigación,
innovación y desarrollo, incrementando la oferta de mano de obra cualificada en el mercado
laboral.

La globalización ha contribuido al desgaste del modelo keynesiano y a la


transformación de las políticas socialdemócratas europeas debido a la pérdida del
protagonismo exclusivo de los estados nacionales sobre su economía y el desarrollo de sus
políticas de bienestar, al reducirse su margen de maniobra, dado que el objetivo prioritario de
sus políticas económicas es conseguir un mejor posicionamiento dentro del contexto
globalizado. En palabras de J. GRAY (1988:88):”Los Estados de bienestar deben reducirse
significativamente, e incluso desmantelarse a fin de que los Estados puedan competir con
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otros Estados que tienen unos salarios más bajos y una protección menor” 1. Pero contra estos
planteamientos deterministas de la globalización aparecen posturas contrarias 2 que consideran
que la alternativa socialdemócrata continua siendo la más adecuada para compensar los
desajustes económicos y sociales que genera el proceso globalizador.

El comportamiento de los mercados financieros durante las décadas de los años


ochenta y, especialmente de los noventa, reflejan el impacto que el mercado de capitales
estaba teniendo en las economías nacionales al no poder frenar los respectivos gobiernos los
movimientos especulativos sobre las monedas de aquellos países cuyas economías eran
débiles, como era el caso de España, cuya moneda –la peseta- experimentó diversas
devaluaciones para poder seguir estando dentro del sistema monetario europeo. La propuesta
de J. Tobin, en 1978, de establecer una tasa o impuesto sobre las transacciones internacionales
de capitales a fin de contener los efectos negativos que estos procesos estaban teniendo sobre
las economías y sistemas productivos en cada país, es un indicador de la virulencia
especulativa del mercado financiero. Los planteamientos ideológicos de estos últimos años
presentan un panorama mundial en el que el mercado está sometido a los intercambios y
flujos de capitales, y condicionado por él se regulan las relaciones entre los grandes bloques
económicos y políticos. Tras la caída del muro de Berlín y el desmantelamiento de los
sistemas económicos de los países del este Europeo, la única alternativa posible conducente al
desarrollo y crecimiento económico y, por tanto, garantía de niveles de bienestar, es la
economía globalizada. Esta es la filosofía neoliberal vigente desde el ultimo tercio del siglo
XX.

El desarrollo del mercado se asocia al crecimiento económico, aunque ello no suponga


necesariamente mayor progreso social y un reparto más equitativo de la renta y riqueza y que
todos los ciudadanos puedan mantener unos niveles mínimos de bienestar, seguridad y calidad
de vida. En sociedades opulentas, como las de los países que componen la Europa del norte,
central y últimamente también los del Mediterráneo, la riqueza y el bienestar se mezcla con la

1
GRAY, J., Falso amanecer. Los engaños del capitalismo global, Paidós, Barcelona, 2000, 88.
2
TURNER, A. Just capital. The Liberal Economy. London: Macmillan, 2001.
CASTELLS, M. y HIMANEN, P. El Estado del bienestar y la sociedad de la información, Alianza, Madrid,
2003.
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exclusión y la pobreza de algunos sectores de población. El progreso se identifica con


indicadores económicos que se refieren a PIB, renta per capita, balanza comercial, índices
bursátiles, inflación, índices de consumo… y se deja, en segundo orden de prioridad, el
bienestar social colectivo en sentido amplio. La globalización del mercado y la
internacionalización financiera del capital, como señala J. ESTEFANIA, “conlleva
desigualdades, paro, crisis del valor del trabajo y rápida disminución de la cohesión social” 3.
Se trata de conseguir el máximo beneficio, produciendo al menor coste posible, lo que
repercute negativamente en los salarios y en la disminución de los gastos sociales,
descendiendo los niveles de cobertura y de protección social.

La expansión del mercado puede considerarse un éxito de la nueva era de las


comunicaciones en la que es posible comprar y vender desde cualquier parte del mundo con la
única condición de estar conectado a la red. El mantenimiento de los ritmos continuados de
crecimiento está exigiendo niveles muy elevados de recursos económicos y monetarios y
grandes obras de infraestructuras. Pero este logro no ha ido acompañado de políticas
comunitarias de desarrollo y consolidación de derechos sociales y ciudadanos, por lo que se
han generado diferencias significativas en los niveles de disfrute de bienestar y de progreso
entre unos países y otros, y entre las sociedades y grupos humanos. No se trata de
reconocimiento formal de derechos sino del establecimiento de normativas y estrategias
comunes. La Unión Europea es un ejemplo de desequilibrio entre lo económico, que ha
experimentado unos elevados niveles de crecimiento y expansión en las últimas décadas, y la
política social, que permanece estancada y limitada a la acción de cada estado, con algunas
iniciativas de estrategias y recomendaciones durante estos últimos años.

El desarrollo de los derechos sociales ha estado condicionado a la coyuntura


económica, y su nivel de disfrute depende del momento y fase del ciclo económico de manera
que en los momentos de crecimiento y de expansión se incrementan los recursos financieros
de los estados en protección y asistencial social, mientras que en los momentos restrictivos
del ciclo o cuando las actividades productivas experimentan un crecimiento menor al
esperado, disminuyen los recursos asignados a política social. Como señala ESPADA

3
ESTEFANIA, J., La nueva economía: la globalización, Debate. Madrid, 1997, p. 11.
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RAMOS, “La eficacia real e inmediata de los derechos sociales está condicionada por los
contextos socioeconómicos donde pretenden implantarse. En el nivel internacional de las
relaciones económicas globales, los derechos sociales se diluyen, disminuyen su interés
humano y se limitan en aras de exigencias económicas ciegas. A nivel estatal, los derechos
sociales quedan también fuertemente condicionados por las posibilidades económicas y
materiales inmediatas y por la presión del desarrollo y crecimiento económico” 4.

Las primeras iniciativas sociales a nivel supranacional se produjeron durante la década


de los años veinte en que la Organización Internacional del Trabajo promovió el desarrollo de
sistemas de seguridad social en los países europeos. En Alemania e Inglaterra se produjo un
intento de homogeneización de las políticas sociales, especialmente en lo referente al sistema
de protección social. Los principales estados europeos en aquella época, sin abandonar el
apoyo asistencial a los grupos sociales menos favorecidos, comienzan a planificar y ejecutar
acciones protectoras dirigidas a la totalidad de la población y sembraron las bases ideológicas
y políticas que permitió el desarrollo de la sociedad del bienestar. La aportación de Keynes 5
fue crucial para la formación de las políticas sociales y la consolidación del estado de
bienestar en Europa. Su propuesta de un estado interventor que garantice el empleo, a través
del cual se accede a los sistemas de protección social, constituye el punto de partida.

Los antecedentes de la Unión Europea tienen un marcado cariz económico ya que se


trata de una organización económica y, posteriormente también política, de dimensión
supranacional cuyo objetivo prioritario fué, en primer lugar, la regulación del mercado del
carbón y del acero (CECA) y, posteriormente, de mercancías, bienes y servicios y personas,
especialmente trabajadores (CEE). Sus instituciones han tenido desde el principio
competencias económicas y laborales pero no sociales, que quedaban reservadas a cada
estado-nación, que tiene plena capacidad en el diseño y ejecución de sus políticas sociales y
laborales, cuyo desarrollo ha sido el origen del estado del bienestar que ha tenido y tiene un
carácter estrictamente nacional y continúa dependiendo de las políticas presupuestarias de

4
ESPADA RAMOS, M.L. “Los derechos sociales en la Unión Europea: mercado o justicia”, Anales de la
Cátedra Francisco Suárez, 2001,35, 29.
5
KEYNES, J.M., Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, Fondo de Cultura Económica, Mexico,
1985
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cada país. El proceso de integración europea tiene desde su comienzo un importante déficit
social.

II. EL ESTADO DE BIENESTAR EN EUROPA

El modelo keynesiano sobre el que se fundamenta el estado de bienestar europeo, y


que se desarrolla principalmente a partir de la II Guerra Mundial, otorga al estado-nación una
función interventora, que se podría concretar en dos ámbitos 6:

• Política económica, por medio de la cual el estado se convierte en un elemento


dinamizador del mercado, cuyo objetivo prioritario es el mantenimiento de la
actividad, impulsando la producción, orientando la política de gasto y de inversión y
corrigiendo los desajustes económicos que se van produciendo como consecuencia del
paso a una economía globalizada. El estado adquiere la función de reactivar la
economía, especialmente en los momentos en los que el crecimiento no está
garantizado debido a las fluctuaciones a las que se encuentra sometido el mercado.

• Política social, para conseguir, en primer lugar, una distribución equitativa de la renta,
mediante la financiación de un amplio sistema de servicios sociales de carácter
asistencial y el desarrollo de un sistema de seguridad social, articulado en torno al
principio de reparto, que sustituyó al de los seguros privados; en segundo lugar,
promover el pleno empleo, estableciendo una política de concertación social que
garantice elevados salarios y otras ventajas laborales; y, en tercer lugar, posibilitar los
recursos suficientes para fomentar el consumo interno y contribuir al mantenimiento
de la productividad y, como resultado de ello, garantizar los beneficios empresariales.

• Ambas políticas, la económica y la social, requieren una política fiscal basada en un


sistema recaudatorio progresivo y personalizado, que permita generar recursos
suficientes para financiar la política económica y social.

La intervención del estado, como regulador de la vida económica, se justifica por tres
razones: primera, para hacer compatible el modo de producción capitalista -en el que
prevalece la lógica del beneficio- y el sistema democrático -en el que prevalece la lógica de la

6
GOMEZ BAHILLO, C. “Reflexiones sobre el estado de bienestar”, Proyecto Social, nº 6, 1998, 106-108.
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participación y de la redistribución-; segunda, para fomentar la actividad económica y lograr


la consecución del pleno empleo; y, en tercer lugar, para evitar el conflicto social -tan intenso
en el período anterior a la Segunda Guerra Mundial-, alejando los peligros revolucionarios y
proporcionando unas cuotas de bienestar y seguridad para todos los sectores sociales.

Los estados de las sociedades occidentales avanzadas, y concretamente los europeos,


han tenido que desarrollar durante los últimos años una política económica basada en
inversiones públicas y bonificaciones fiscales para, en primer lugar, garantizar los beneficios
empresariales y posibilitar los procesos de acumulación de capital y contribuir, de esta
manera, a reactivar la economía y mantener el ritmo de crecimiento; en segundo lugar,
fomentar el empleo, por medio de exenciones fiscales o de subvenciones, y evitar la
destrucción masiva de puestos de trabajo derivada de los ajustes y reconversiones industriales;
y, por último, proporcionar unos niveles de ingresos que permitan el mantenimiento del
consumo interior, contribuyendo con ello a dinamizar el mercado y a reactivar la economía,
especialmente en los momentos recesivos del ciclo. Pero, a su vez, han tenido que desarrollar,
una política social y asistencial, cada vez más amplia, para hacer frente a la desigualdad y
marginalidad que el mercado globalizado ha ido generando. Una política social, por medio de
la cual se desarrollan los derechos ciudadanos reconocidos en las Constituciones de los
distintos estados democráticos, y que afectan a áreas sociales relacionadas con el bienestar y
la seguridad como son la educación, sanidad, pensiones, vivienda,.. Y también una política
asistencial dirigida hacia aquellos grupos que se ven más afectados en sus niveles de bienestar
por las fluctuaciones del mercado y por la falta de recursos materiales y personales.

El modelo keynesiano funcionó sin grandes dificultades hasta principios de los años
setenta, debido principalmente al crecimiento económico que experimentaron las sociedades
industriales, lo que permitió un fuerte incremento del empleo, la mejora de las condiciones
sociolaborales y la generalización a toda la población de un sistema de protección social. Pero
a lo largo de los años setenta y debido a la expansión de un mercado cada vez más
globalizado, comienza a manifestarse la dificultad de los estados para controlar la inflación y
reducir el desempleo y poder compensar, a través de la política económica, los efectos que la
crisis energética, el desarrollo de las nuevas tecnologías y el aumento de la competitividad
comercial a escala mundial.

Los estados y sociedades de bienestar europeas están afectados por los efectos que la
globalización esta teniendo en sus económicas y, como consecuencia de ello, en su política
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social. Para Rodriguez Cabrero 7 el estado de bienestar ha sido históricamente un mecanismo


institucional de regulación del capitalismo en su fase de expansión pero, a finales de los
setenta, comienza a ser considerado, por una parte, como un obstáculo para la globalización,
pero por otra, sigue siendo un mecanismo compensador de los costes sociales. La
globalización de la economía ha supuesto, en primer lugar, el agotamiento del modelo
keynesiano ante los profundos cambios producidos en el mercado mundial, y la aparición de
movimientos especulativos y políticas competitivas a gran escala que impiden el crecimiento
económico constante que había posibilitado el desarrollo y funcionamiento del estado de
bienestar. En segundo lugar, la expansión de las nuevas tecnologías ha acelerado la crisis del
modelo y transformado los procesos productivos y sistemas distributivos, afectando al
mercado laboral y a su organización. Como señala CASTELLS, la economía global “es una
economía con la capacidad de funcionar como una unidad en tiempo real a escala
planetaria. Aunque el modo capitalista de producción se caracteriza por su expansión
incesante, tratando siempre de superar los límites de tiempo y espacio, sólo a finales del siglo
XX la economía mundial fue capaz de hacerse verdaderamente global en virtud de la nueva
infraestructura proporcionada por las tecnologías de la información y la comunicación. Esta
globalidad incumbe a todos los procesos y elementos del sistema económico” 8.

Esta fase nacional de la protección social tiene cada vez menos sentido en un entorno
político y económico globalizado. La Unión Europea tiene una dimensión supranacional por
lo que la política social debe trascender el ámbito de cada país y ser considerada dentro del
conjunto de la Unión, dado que existen planteamientos comunes, como quedaron reflejados
en el proyecto de Constitución Europea y en los distintos tratados, cumbres y acuerdos. En el
diseño del modelo social europeo, y principalmente en su desarrollo, aparecen diversos
planteamientos, tendencias y posiciones: 1º) la corriente institucional que consolida a cada
estado miembro en su papel de diseñador y ejecutor de políticas sociales por encima de las
decisiones globales. La respuesta de cada estado a las necesidades y demandas de sus
ciudadanos, a través de los sistemas de bienestar social vigentes (protección y asistencia
social, salud, educación, vivienda, empleo, etc.), constituyen la base de la política social que
ha servido para consolidar un modelo de bienestar propio, que lo estados desean seguir
manteniendo. Por eso, las iniciativas que se proponen a nivel del conjunto de la Unión
consisten en el establecimiento de aspectos comunes que permitan avanzar en el diseño de un
7
RODRIGUEZ CABRERO, G., Por un nuevo contrato social, Instituto de Estudios Sociales Avanzados,
Madrid, 1996, 10-12.
8
CASTELLS, M., La era de la información. Economía, sociedad, cultura. Vol. 1: La sociedad red. Alianza,
Madrid, 1999, 120.
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modelo social compartido por todos; 2º) la corriente supranacional tendente a fortalecer a la
Unión por encima de la capacidad de decisión de los estados, sin que por ello éstos dejen de
tener capacidad de resolución y decisión en cuestiones sociales.

A lo largo de estas cinco décadas, especialmente durante las dos últimas, y para dar
respuesta a las exigencias y demandas de la ciudadanía se han ido desarrollando, a nivel
comunitario, algunas acciones para resolver las necesidades de los ciudadanos que son
similares en todos los países. Recientemente se han propuesto estrategias y directrices
globales en materia de empleo, de lucha contra la pobreza, la exclusión, la discriminación…
quedando algunas cuestiones pendientes como la inmigración, el futuro de los sistemas de
pensiones, la asistencia sanitaria y el subsidio al desempleo. Las escasas normas comunitarias
existentes han sido consideradas siempre como complementarias a las de cada país, por eso,
la Agenda Social Europea constituye un reto para la política social europea en este nuevo
siglo.

III. LA POLÍTICA SOCIAL EN LA EUROPA COMUNITARIA

3.1. Del Tratado de Roma a la crisis de 1973

El origen de la Comunidad Europea está en el Tratado de París 9 por el que se crea la


CECA, primer organismo de ámbito supranacional y de carácter fundamentalmente
económico, y en él únicamente se hace alusión a la libertad de acceso al mercado laboral por
parte de los trabajadores y a su readaptación a las variaciones que éste esta experimentando, y
se fijan unas disposiciones para generar la creación de empleo. Se trata, por tanto, de aspectos
sociales relacionados exclusivamente con el funcionamiento del mercado laboral.

9
El Tratado de París, de 18 de abril de 1951, fue firmado entre Bélgica, Francia, República Federal Alemana,
Italia, Luxemburgo y Países Bajos, y recoge el acuerdo para comercializar el carbón y el acero entre éstos países,
fundando la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero).
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En el Tratado de constitución de la Comunidad Económica Europea 10 se recogen


algunas referencias al progreso social y a la mejora de las condiciones de vida y laborales de
los ciudadanos pertenecientes a los estados miembros. En el mismo se establecen unas normas
de carácter social y unas previsiones en materia de política social. Respecto a la idea de:

• Progreso social aparecen unas declaraciones a favor de la libre circulación de los


trabajadores, cuya reglamentación dependía de las decisiones, de carácter político, de
los órganos e instituciones consultivas o ejecutivas (Comisión y Consejo). Las
primeras normativas hacen referencia al establecimiento, en todos los países
miembros, de condiciones similares respecto a la igualdad en el acceso al trabajo,
prestaciones sociales, obligaciones fiscales y derechos laborales y sindicales. Se trata
de los primeros derechos sociales comunitarios orientados a eliminar cualquier tipo de
discriminación.
• Política social, se centraba en la mejora de las condiciones laborales de los
trabajadores en relación con la regulación del empleo, condiciones de trabajo,
formación y recualificación, seguridad social… pero dependía de la acción de cada
estado, limitándose las instituciones europeas a elaborar estudios y hacer
recomendaciones puntuales. El Fondo Social Europeo contribuyó, con sus ayudas a
equilibrar la oferta con la demanda del mercado laboral y, principalmente, a mejorar
las condiciones laborales y de vida de los trabajadores, intentando paliar las
diferencias existentes entre unos países y otros. La política social europea se convertía
desde el principio en un instrumento complementario de las actuaciones de cada país,
y el derecho comunitario se circunscribía a la libre circulación de trabajadores, a la

10
El Tratado de Roma, de 25 de marzo de 1957, es el acta fundacional de la Comunidad Económica Europea
(1957-1986) y de la Comunidad de la Energía Atómica (EURATOM), y fue firmado por Francia, los Países
Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Italia y República Federal de Alemania. Tras su ratificación por los Parlamentos de
cada uno de estos países entró en vigor el 1 de enero de 1958. Este acuerdo tuvo su origen en la decisión tomada
en 1955, entre los ministros de Asuntos Exteriores y de Economía de los países que formaban la CECA, sobre
unificación arancelaria con respecto a terceros países, la armonización de la política económica, la coordinación
de la política monetaria, la libre circulación de trabajadores, el establecimiento de unas reglas de competencia
comunes, la creación de un fondo de inversión para las economías menos desarrollada y la armonización de los
reglamentos y normas existentes en el terreno social.
Posteriormente, en 1973, se incorporaron Inglaterra, Irlanda y Dinamarca; en 1981, Grecia; en 1986, España y
Portugal; en 1995 se adhieren Austria, Suecia y Finlandia, En 2004 se produce la última integración de diez
países del este Europeo: Letonia, Lituania, Estonia, Polonia, República checa, Eslovaquia, Hungría, Eslovenia,
Chipre y Malta.
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seguridad social de los inmigrantes, a la igualdad retributiva por el mismo trabajo, a la


fijación de un mismo período vacacional y a la formación profesional.

Desde el principio, en el diseño político europeo parecen diferenciarse dos realidades:


la económica, que es una cuestión comunitaria, y que afecta a la libre circulación de los
trabajadores, y la social que es competencia de cada estado. Existía una idea compartida,
procedente del planteamiento keynesiano, de que el crecimiento y la expansión económica de
los estados generarían las condiciones necesarias para el aumento y desarrollo del bienestar
colectivo y la mejora de las condiciones y calidad de vida de los ciudadanos. Pero la realidad
que se vivía en Europa durante los años sesenta es diferente dado que, en primer lugar, el
crecimiento económico favoreció el aumento de la calidad de vida de los ciudadanos, aunque
ello no se produjo de forma directa sino a través de políticas interventoras de los estados
nacionales; en segundo lugar, la integración económica y la libre circulación de bienes,
mercancías, servicios y capitales, así como de trabajadores, no supuso necesariamente una
mejora inmediata en los sistemas de protección social, como quedó de manifiesto en la
Cumbre de la Haya de 1969 y en la de París de 1972; y, en tercer lugar, la política económica
comunitaria generó, en muchas ocasiones, desigualdad y exclusión social.

3.2. Crisis económica de los años setenta y su incidencia en la política económica


comunitaria

Las primeras decisiones de carácter social dentro de la Comunidad Económica


Europea se produjeron, durante los primeros años de la década de los setenta, para dar
respuesta a la problemática generada por los procesos de reconversión y ajuste industrial. En
la Cumbre de París de 1972, se llegó al acuerdo de establecer acciones conjuntas en
cuestiones sociales, que años después se concretaron en políticas de generación de empleo,
que es considerado básico para acceder a los sistemas de protección social y para el
mantenimiento del propio sistema; en el aumento de los niveles de bienestar y calidad de vida
de los ciudadanos; y, en la democratización de la gestión social mediante la participación de
los distintos actores y agentes sociales en las decisiones y políticas económicas y
sociolaborales.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 14

En 1974, el Consejo estableció un Programa de Acción Social con el objetivo de


mejorar y favorecer el empleo y las condiciones de vida y de trabajo a la vez que se creó, en
1975, el Primer Programa Europeo de Lucha contra la Pobreza y se reformó el Fondo Social
Europeo, destinando recursos para la formación profesional, el acceso al mercado laboral de
aquellos colectivos menos competitivos, la promoción de empleo en regiones afectadas por
las reconversiones industriales y para facilitar los desplazamientos por motivo laboral. No
podemos olvidar que en aquellos años, el paro deja de tener un carácter coyuntural y se
convierte en desempleo estructural que afecta a personas mayores, jóvenes demandantes del
primer empleo, mujeres, activos con bajo nivel de cualificación… que quedaban excluidos de
los niveles de bienestar y calidad vida alcanzados por la media de los ciudadanos europeos
incrementándose, a su vez, los niveles de pobreza entre algunos sectores de población.

Entre 1974 y 1986 se produce, por tanto, un intento de armonización de las diferentes
legislaciones de los estados en cuestiones relacionadas con la generación y protección de
empleo, seguridad en el trabajo e igualdad de oportunidades, en beneficio de una normativa
común.

3.3. Recuperación y expansión económica a finales de los años ochenta

Durante la segunda mitad de la década de los ochenta comienza a vivirse en Europa un


sentimiento de euforia por la recuperación y crecimiento económico que de forma paulatina se
estaba produciendo en aquellos años. La crisis de la década anterior se estaba superando y se
iniciaba una nueva fase expansiva del ciclo económico. Esta sensación de bonanza contribuyó
al desarrollo de determinadas acciones de carácter político, como:
• El Acta Única Europea 11, en la que se plantea y se señalan las condiciones para
lograr la cohesión económica y social en todos los estados, basadas en el principio
de solidaridad entre las naciones, pueblos y comunidades, fortaleciendo el
mercado único y favoreciendo la libre circulación de mercancías, capitales,
servicios y personas. En la misma se hace referencia a la necesidad de aumentar la
seguridad e higiene en el trabajo y el diálogo social a nivel europeo. A partir de

11
Aprobada en diciembre de 1985 y que entró en vigor el 1 de julio de 1987.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 15

entonces comienza a plantearse la idea de que la política económica no puede dejar


al margen o, en un segundo plano, a la política social.

• La Carta Comunitaria de Derechos Sociales de los Trabajadores 12, en la que se


precisan los derechos a la libre circulación, al empleo y a unas retribuciones justas,
a la negociación colectiva, a la libertad de asociación, a la formación profesional, a
la igualdad de género en el mercado laboral, a la protección social y a unas
condiciones laborales dignas. Se trata de un documento eminentemente político
que supone el reconocimiento formal de unos derechos sociales ya existentes y que
pretende constituir, pero sin llegar a serlo, una referencia obligada para todos los
países miembros en el diseño y ejecución de sus programas y estrategias sociales.

La crisis económica de la década de los años ochenta tuvo repercusiones importantes


sobre los sistemas de bienestar de los estados europeos. Los gobiernos conservadores, como
el inglés, iniciaron una política de reajuste económico que afectó directamente a las políticas
sociales, produciéndose unos movimientos privatizadores y reconversiones industriales que
provocaron la destrucción masiva de empleo. Con la adhesión de Grecia en 1981 y de España
y Portugal en 1986, la Unión Europea desarrolló un importante programa de cohesión
económica y social del que se beneficiaron especialmente estos tres países, a la vez que se
planteó la necesidad de establecer unos niveles de protección social mínimos.

2.4. La década de los años noventa y la creación de la bases del modelo social europeo

Planteamientos y debates sobre la Unión

El debate en torno a la política social en la Unión Europea apenas ha experimentado


cambios sustanciales a no ser un aumento de la sensibilización ciudadana sobre el tema. La
década de los noventa se ha caracterizado por el predominio de los criterios económicos de
convergencia, establecidos en Maastricht, que obligó a los países comunitarios a adecuar sus
políticas económicas a su cumplimiento para poder incorporarse, al final de la misma, a la
moneda única siendo, por tanto, el mercado el que continúa dictando y determinando las

12
La Cumbre de Estrasburgo, en 1989, fijó la Carta Comunitaria de los Derechos Sociales Fundamentales de los
Trabajadores12 que contiene una declaración de mínimos sobre sus derechos.
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diferentes políticas comunitarias. La globalización económica es un hecho, y las políticas


europeas tienen este carácter global, excepto en lo que se refiere a la protección social, en la
que la autonomía de los estados se mantiene a pesar de los debates existentes y de las posturas
favorables a una acción y diseño de un modelo social común.

En los Tratados de Maastricht 13 y de Ámsterdam 14 se diseñaron las estrategias


políticas y económicas de la década y, a nivel social, la generación de empleo se convierte en
un objetivo prioritario para la Unión consiguiéndose, tras la Cumbre de Luxemburgo de 1997,
una relativa coordinación de las políticas laborales de cada país, al establecerse unas
directrices generales, unos indicadores comunes y el compromiso de que cada estado debería
establecer un plan anual de empleo que será evaluado por la Unión. El Tratado de Maastricht
confirmó los derechos sociales fundamentales de los ciudadanos contenidos en la Carta
Comunitaria de los Derechos Fundamentales de los Trabajadores y en la Carta Social
Europea, y el Tratado de Ámsterdam supuso una aportación importante en el reconocimiento
del derecho de los ciudadanos para poder acudir al Tribunal de Justicia Europeo.

A partir de 1997 se produce un giro en el planteamiento de la política social europea 15


y comienza a considerarse los recursos destinados a política social como una inversión de
futuro, que genera crecimiento, dado que aquellos países con mayor proporción de gasto
social en el PIB tienen una economía más saneada. Se empieza a consolidar la idea de que la
protección social no puede estar vinculada al empleo –debate que se está produciendo desde
hace un par de décadas-, que es en sí misma un derecho político y como tal aparecerá
contemplado en el proyecto de Constitución Europea, a pesar de que el empleo continúe
siendo un objetivo prioritario para las políticas económicas y sociales conjuntas.

A pesar de la diversidad de las políticas de protección social y de bienestar de cada


país, existe un interés por encontrar elementos comunes que permitan diseñar un modelo
13
Tratado de Maastricht, firmado 7 de febrero de 1992 modifica el Tratado de Paris de 1951 que creó la CECA,
el Tratado de Roma de 1957 por el que se constituyó la CEE y el EURATOM y el Acta Única Europea de 1986.
Los acuerdos adoptados, por primera vez, van más allá del objetivo exclusivamente económico de la Comunidad
(construir un mercado común) y tiene una dimensión de unidad política.
14
El Tratado de Amsterdam, aprobado por el Consejo Europeo de 16 y 17 de junio de 1997, entró en vigor el 1
de mayo de 1999 tras haber sido ratificado por los parlamentos de todos los Estados miembros.
15
COMISION EUROPEA: “Modernización y mejora de la protección social en la Unión Europea”. Bruselas,
marzo de 1997; “Modernización y mejora de la protección social y adaptación de los sistemas al cambio”,
Bruselas, abril de 1998.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 17

social compartido por todos los estados, tomando como punto de partida los principios
políticos y los derechos democráticos más extendidos entre los ciudadanos europeos como la
participación democrática, la negociación colectiva, la igualdad de oportunidades, la
solidaridad, la protección social, la asistencia social y la lucha contra la exclusión. Pero este
planteamiento común, compartido por la inmensa mayoría de los ciudadanos europeos, se
contrapone a la autonomía reclamada por los estados para diseñar y gestionar su política
social, dejando poco margen de maniobra a las instituciones comunitarias que, en la mayoría
de las ocasiones, se limitan a debatir cuestiones relacionadas con los principios y derechos
sociales y democráticos, y a señalar recomendaciones, pero con una escasa capacidad de
decisión. La evolución del estado de bienestar es distinta en cada país por su mismo proceso y
desarrollo histórico, así como por las diferencias existentes entre los niveles de bienestar y de
protección. Como señala MUÑOZ DEL BUSTILLO “difícilmente se pueda achacar al
proceso de construcción europea la construcción de ese modelo social al que hemos hecho
referencia, como no sea la creación de un estado de opinión favorable a su mantenimiento y
profundización como señal inequívoca del proceso de construcción de una identidad europea,
algo que, en todo caso, no deberíamos minusvalorar en estos tiempos de ataque a la
viabilidad del Estado de Bienestar” 16.

La filosofía de convergencia y el establecimiento de unos criterios exclusivamente


económicos han condicionado y determinado la acción política y la capacidad de decisión de
los gobiernos en la mayor parte de los estados, habiendo quedado la política social
condicionada a su consecución. No obstante, en los últimos años, se está produciendo un
importante incremento del gasto social que ha alcanzando en los 15 países de la Unión, antes
de la última ampliación, una proporción próxima al 30% del PIB (a excepción de Grecia que
resulta bastante inferior). Las necesidades de protección han aumentado por el envejecimiento
de la población, así como por los cambios que se han producido en la estructura productiva y
comercial, lo que ha requerido una respuesta por parte de los países que han tenido que
incrementar sus partidas presupuestarias para mantener el sistema de pensiones contributivas
y asistenciales, la sanidad, la protección al desempleo… No obstante, las diferencias
existentes siguen siendo grandes, no sólo a nivel de la cuantía de las prestaciones, sino
también respecto a la propia concepción del sistema y de la política social. Por ejemplo, los
16
MUÑOZ DEL BUSTILLO LLORENTE, R. “El Estado de Bienestar en la Constitución europea”,
Documentación Social, nº 134, 2004, 65.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 18

subsidios familiares resultan importantes en los países nórdicos y centrales mientras que en
los mediterráneos prácticamente no existen, ya que las ayudas que se reciben resultan
insignificantes para las necesidades existentes entre la población hacia los que van dirigidas.

Acciones políticas

A lo largo de la década de los años noventa se han ido estableciendo y desarrollando


una serie de estrategias y acciones que han contribuido a consolidar la idea de que el
crecimiento y la expansión económica de Europa requiere necesariamente de una amplia
política social. Pero lo que no se tiene tan claro, al menos a nivel de concreción, es si ésta es
competencia de la Unión o, por el contrario, de cada uno de los países miembros que, en su
mayoría, prefieren mantener su autonomía y capacidad normativa, dada la diferencia existente
entre los diferentes modelos de protección social de cada estado.

El Tratado de Maastricht contempla la idea de “ciudadanía” y se plantea la necesidad


de establecer una Carta Social 17 que recoja los derechos políticos y responsabilidades de los
europeos. En él se señalan como objetivos de la Comunidad Europea, y de cada uno de sus
estados miembros: el diálogo social, el fomento del empleo, la mejora de las condiciones
laborales, el aumento de los niveles de bienestar, la protección social, la cualificación
personal y profesional y la lucha con la exclusión social. La cohesión económica y social
constituye el objetivo prioritario de la Unión Europea y, para ello, se regulan los Fondos de
Cohesión, creados en 1994, que sirven para proporcionar medios financieros a los países que
precisan de recursos económicos para hacer frente a problemáticas relacionadas con el medio
ambiente y las infraestructuras de comunicación y transporte.

El Tratado de Amsterdam introduce un cambio respecto a la política social


comunitaria al establecer nuevas competencias a la Unión en cuestiones relacionadas con el
empleo y la política social, fijando las bases para la convergencia de las políticas laborales de
cada país y propone una acción conjunta para generar empleo basada “en la evaluación
comunitaria de experiencias y reformas introducidas en cada estado miembro de la Unión, y
en el seguimiento de las políticas de empleo nacionales, que deberán elaborar un Plan de

17
COMISION EUROPEA, La política social europea. Un paso adelante para la Unión, Bruselas. 1995.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 19

Acción para el Fomento del Empleo, según los objetivos y directrices comunitarias.
Asimismo, el Tratado señala unos mecanismos de coordinación consistentes en: la
elaboración de un Informe anual conjunto del Consejo y de la Comisión sobre el empleo; la
aprobación por el Consejo de las directrices sobre empleo compatibles con política
económica; el establecimiento de un sistema de seguimiento y vigilancia del cumplimiento de
las directrices acordadas; y, la constitución de un Comité de empleo encargado de coordinar
las políticas de empleo” 18. Se establecen, por tanto, unas directrices de coordinación en
materia de empleo y de mercado laboral, con un cierto carácter obligatorio para todos los
estados, y se contemplan también acciones específicas para luchar contra la discriminación y
exclusión por razón sexo, raza, etnia, ideología, religión, discapacidad y orientación sexual,
que constituyen derechos fundamentales que son contemplados en las directrices
comunitarias. En suma, en el Tratado se reconoce nuevamente la necesidad de establecer un
modelo social conjunto.

Respecto al desarrollo del mercado laboral, entre las acciones que se promueven cabe
destacar:

• La formación de Comités de Empresarios Europeos 19 de empresas con más de mil


trabajadores, con posibilidad de llegar a establecer convenios colectivos que afecten a
trabajadores de diferentes países miembros.
• La aprobación de la bases para establecer un Diálogo Social Europeo sobre las
condiciones laborales y, en especial, las relacionadas con el permiso por paternidad y
el trabajo con jornada parcial.

Las rentas mínimas se implantan como garantía de los derechos reconocidos en la


Carta Social Europea y están destinadas a los ciudadanos que se encuentran en situación de
riesgo de exclusión. Las diferencias entre unos países y otros quedan nuevamente reflejadas:
para los países nórdicos y centro europeos, las rentas mínimas tienen como objetivo que los
ciudadanos puedan continuar manteniendo su nivel de vida en aquellas situaciones
coyunturales en las que carecen de recursos propios, mientras que para los países

18
GOMEZ BAHILLO, C. (2001): “Empleo y ocupación en el umbral del siglo XXI”. Sociedad y Utopía, nº 18,
2001, 49.
19
Acuerdo del Consejo de Ministros de 22 de septiembre de 1994.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 20

mediterráneos se trata fundamentalmente de proporcionar una ayuda a colectivos marginales


para evitar su exclusión y radicar las bolsas de pobreza. Además hay diferencias significativas
respecto a su aplicación, condiciones de acceso, contrapartidas de los beneficiarios, etc. por lo
que existen dificultades reales para establecer unos acuerdos conjuntos.

Eliminar la pobreza constituye un objetivo prioritario de la política social en la Unión


Europea, que se intensifica a partir de 1989, con la aprobación del III Programa Europeo de
Lucha contra la Pobreza que establece las bases para evitar la exclusión social y favorecer la
integración. La Agenda Social Europea, al final de la década siguiente, señala la
obligatoriedad de cada estado de presentar un Plan nacional de lucha contra la pobreza y
exclusión social, así como el establecimiento de indicadores que permitan su evaluación
posterior, con el objetivo de obtener información suficiente para la elaboración de un plan y
estrategias conjuntas de ámbito comunitario.

Al final de la década y del siglo, los países de la Unión Europea se encontraban con
problemas importantes en sus sistemas de protección social como consecuencia del
desequilibrio del mercado laboral por el desfase existente entre la oferta y demanda; por los
efectos de los cambios demográficos sobre la sanidad, educación y el mismo mercado laboral;
por las dificultades de financiación, dada la rigidez del sistema financiero; y, por la libre
circulación de trabajadores.

La política social en los estados de la Unión Europea

A final de la década de los años noventa, y antes de la última ampliación a los diez
países del este de Europa, la política social en la Unión, presentaba diferentes modalidades y
niveles de desarrollo respecto a su eficacia en la resolución de las necesidades sociales de la
población y su función como vía de redistribución de recursos, pudiendo distinguir cuatro
modelos sociales:

Modelo Localización Resultados


Nórdico Dinamarca, Suecia y Eficacia y equidad
Finlandia. distributiva.
Anglosajón Irlanda e Inglaterra. Eficaz pero con bajo índice
de equidad distributiva.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 21

Mediterráneo Grecia, Italia, Portugal y Menos eficaces y equitativos.


España.
Continental Alemania, Francia, Bélgica, Gran equidad distributiva
Luxemburgo, Países Bajos y pero con un bajo índice de
Austria. eficacia.

La eficacia es la condición principal para que el modelo social funcione y cumpla su


objetivo de distribución de la riqueza y sea, por tanto sostenible. Los modelos continental y
mediterráneo necesitan reformas importantes para disminuir sus elevados costes y conseguir
incrementar sus niveles de eficacia y poder desarrollar una política de protección social
adecuada a las exigencias de los ciudadanos. Es necesaria la transformación de estos modelos
en la línea de los modelos anglosajones y nórdicos, dado que la falta de eficacia está
impidiendo la adecuación de las estructuras e instituciones sociales a los cambios que se están
produciendo en el entorno europeo y ante la repercusión social que está teniendo la
integración de los países del este Europeo.

Para algunos países, como es el caso de Gran Bretaña, la reforma social europea pasa
necesariamente por la flexibilización del mercado laboral, la reducción de la aportación del
estado al mantenimiento de las instituciones de bienestar, así como por la privatización de
determinados servicios públicos cuya asunción o prestación esta suponiendo un enorme
esfuerzo presupuestario para el estado, lo que supone la disminución de los recursos
disponibles para hacer frente a las exigencias de un mercado de capitales, mercancías y
servicios globalizado.

IV. EL NUEVO MILENIO: HACIA UN NUEVO MODELO SOCIAL


EUROPEO

4.1. El debate político y ciudadano

En la actualidad existen dos posiciones respecto al futuro de una política social


comunitaria: la de aquellos que consideran que ha llegado el momento de que la política
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 22

social constituya el nuevo reto de la Unión Europea, una vez que el mercado y el intercambio
de capitales, mercancías, servicios y personas son ya una realidad y disponen de normativas,
directrices y legislaciones que son compartidas y que regulan su funcionamiento; y, la de
aquellos otros, que consideran que en un contexto globalizado la intervención pública debe
ser mínima y los recursos financieros disponibles deben ser destinados a dinamizar la
actividad productiva para conseguir mayores cotas de competitividad, por lo que no es posible
destinar abundantes recursos comunitarios a áreas de protección social y que éstos deben
seguir siendo aportados por cada estado. El objetivo prioritario de la Unión siempre ha sido el
crecimiento económico ya que, como ha quedado demostrado a lo largos de las últimas
décadas, cuando hay progreso y expansión económica los niveles de bienestar y confort se
mantienen y se hacen extensivos a mayores sectores de población sucediendo, a su vez,
también el proceso inverso.

La última ampliación de la Unión está teniendo repercusiones importantes. Como


señala J. ESTIVILL “El reto de la entrada de nuevos países que tienen una historia y una
situación institucional, cultural, económica bastante diferenciada. El riesgo es que al no
haber avanzado de forma clara en la reforma institucional, se diluyan los espacios políticos y
sociales mientras que, una vez más, el área económica y comercial se expansione. Esto puede
proporcionar alas a los que sólo ven a Europa como un espacio económico, y en términos
sociales es seguro que significará un fuerte replanteamiento en la medida que tanto la
pobreza y la exclusión como las estructuras y los sistemas de protección de aquellos países
tienen formas muy diversas de las de esta parte de Europa” 20.

Los europeos convencidos en otorgar una nueva dimensión política y social a la Unión
Europea no son la mayoría, como queda reflejado habitualmente en el elevado índice de
abstención que se produce en las elecciones europeas y, más concretamente, en el referéndum
de aprobación de la Constitución Europea, o incluso llegando a ser rechazado este proyecto
por los ciudadanos de algunos países fundadores. Por otra parte, los países europeos
continúan teniendo problemas estructurales que ni la unión monetaria ni el libre mercado han
permitido evitar:

20
ESTIVILL, J. ”Las políticas sociales de la Unión Europea en los albores del nuevo milenio”, Revista del
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 32, 93-94.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 23

1º) Desempleo, es cuantitativamente importante dado que, a pesar de las políticas


expansivas de generación de empleo, se siguen manteniendo elevados porcentajes de
desempleados 21.
2º) Pobreza. ya que casi 60 millones de europeos viven por debajo o próximos al
umbral de la pobreza relativa, nos disfrutando de los niveles de bienestar y calidad de vida
que disfrutan el resto, dado que tienen una renta inferior al 60% de la renta media de su
respectivo país.
3º) Discriminación espacial, dada la diferencia existente entre los distintos niveles de
renta per capita entre unas regiones y otras dentro del entorno europeo.
4º) Discriminación personal en la manera en que los niveles de renta, disfrute de
derechos políticos, sociales y ciudadanos se producen de una manera desigualdad, y son
distintas las oportunidades existentes entre los diferentes colectivos y grupos de población.

Los argumentos a favor de una intervención legislativa en política social por parte de
la Comunidad Europea, como señala J. Estivill 22, son los siguientes:

1º) La política social se ha convertido en un requisito para la integración económica de


los ciudadanos europeos, ya que es el único medio para superar los desajustes que genera el
mercado globalizado y las medidas monetarias, y es a través de ella como se puede evitar la
exclusión y conseguir, por el contrario, la integración y cohesión social.
2º) La desigualdad social, a nivel espacial, grupal o individual es contraria a los
principios que regulan la constitución de la Unión Europea y causa de inestabilidad política y
social.
3º) Existen problemas generales, producidos por el modelo de desarrollo económico
global, cuya solución desborda las posibilidades de un estado y exige soluciones
consensuadas y estrategias colectivas. Este es el caso, por ejemplo, de la contaminación
medioambiental y de los procesos inmigratorios hacia los países mediterráneos,
concretamente hacia España, durante los últimos años.
4º) La Unión Europea se encuentra en un proceso de búsqueda de una identidad
común que permita un desarrollo sostenible y un espacio político único en el que se

21
A finales del 2005, el desempleo suponía el 8% de la población activa y afectaba a unos 11,5 millones de
europeos de la zona euros y a 17, 5 millones de activos de la Unión Europea.
22
ESTIVILL, J. op. Cit. 95-96.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 24

compartan valores de colaboración, solidaridad y ayuda, que constituyen el espíritu y la


ideología que está haciendo posible el proyecto europeo.

A través de distintas acciones, normativas y reglamentaciones se han ido estableciendo


las bases de lo que en los próximos años podrá constituir el modelo social de la Unión
Europea, en el que el protagonismo comunitario esté por encima de las políticas y acciones de
cada estado. Se trata de establecer un modelo que contemple y, a su vez, equipare los
derechos de todos los ciudadanos europeos respecto a prestaciones y servicios similares, lo
que obliga necesariamente a una adecuación de la legislación, jurisprudencia, tradición y
costumbres nacionales y locales, y al establecimiento de una política de carácter general y de
obligado cumplimiento para todos los estados miembros. Es un reto para este comienzo de
milenio y el camino es largo, pero nos encontramos en el punto de partida ya que, al menos a
nivel de planteamiento, parece existir un acuerdo tácito entre los estados. El Forum Europeo
de Política Social 23 constituye, desde hace unos años, un espacio privilegiado de discusión,
diálogo y acercamiento de posturas que permiten finalmente llegar a acuerdos sobre el modelo
social único.

4.2. La Agenda Social Europea

Cada vez es mayor la sensibilización existente entre la población en torno a los


derechos sociales de los ciudadanos y la percepción de los efectos que la globalización está
teniendo en el bienestar y calidad de vida. El reconocimiento y desarrollo de los derechos
sociales surge como una demanda ciudadana en las sociedades democráticas frente a la
omnipresencia del mercado globalizado. Se trata de una exigencia de justicia social en un
contexto en el que prevalecen criterios y planteamientos economicistas, por lo que ya no es
posible disminuir los niveles de protección social o que éstos dependan exclusivamente de la
coyuntura económica, sino que es necesario diseñar políticas y destinar recursos económicos
comunitarios para que los países puedan hacer frente a las necesidades sociales que se van

23
El Forum Europeo de Política Social tiene una convocatoria bianual y constituye un espacio idóneo para el
debate, intercambio de ideas y planteamientos sobre el futuro modelo social europeo y, muy especialmente, está
contribuyendo al aumento de la sensibilización ciudadana sobre la necesidad de establecer unas pautas comunes
de actuación que permitan finalmente la elaboración de diseños de políticas sociales conjuntas.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 25

generando como consecuencia de los desajustes económicos, de la tecnificación del mercado


o derivadas del envejecimiento de su población.

En la Cumbre de Estocolmo 24 se formuló una propuesta de modernización del modelo


social europeo con la participación de todos los agentes sociales y se propusieron medidas
para favorecer la inserción laboral, mejorar las condiciones laborales, posibilitar la
participación de los agentes sociales en el diseño y ejecución de la política social y garantizar
los seguros de protección social.

En la Cumbre de Niza 25, a finales del 2000, se aprueba la Carta Social Europea, sin
que tenga un carácter vinculante para los estados miembros. En la misma se recoge la
necesidad de establecer un modelo social en el que el crecimiento y desarrollo económico no
sea un impedimento para las políticas de bienestar y protección social y se contempla, por
primera vez, además de los derechos sociales reconocidos en otros documentos anteriores,
nuevos derechos que constituyen un objetivo prioritario en esta nueva fase política que se está
produciendo en la Unión Europea. Estos derechos sociales aparecen en las políticas
comunitarias bajo tres principios directores:
• la solidaridad: que se manifiesta a través de las prestaciones y ayudas sociales, en el
proceso de integración laboral, en la igualdad de oportunidades y en la no
discriminación.
• la libertad: que se concreta en el derecho de reunión y asociación, de libertad
educativa, de libertad para el ejercicio profesional, en el derecho al trabajo y a la
formación permanente.
• la igualdad: que se consigue mediante la participación en la vida social de aquellos
grupos menos competitivos por razón de la edad, discapacidad o escasez de recursos
personales y económicos, y por el derecho a llevar una vida digna y a disponer de los
recursos necesarios para ello.

24
Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Estocolmo en marzo de 2001.
25
Cumbre de Niza, del diciembre de 2000.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 26

En Niza, por tanto, se introduce una nueva dimensión en el modelo social europeo al
ratificar el compromiso por el pleno empleo y la mejora de la calidad de vida personal y
laboral y promover la igualdad de oportunidades de los ciudadanos, lo que supuso un reto
institucional al vincular lo económico con el mercado laboral y la cohesión social ya que,
como se señala “una sociedad con más cohesión y menos exclusión es garantía de una
economía con mejores resultados” 26. En él se aprueba la elaboración de una Agenda Social
Europea 27, para el período comprendido entre 2000-2005, en la que se recojan y concreten las
estrategias y acciones que la Unión Europea va a desarrollar en política social, justificando su
necesidad por las diferencias existentes en el espacio comunitario como consecuencia de la
última ampliación, ya que existe una situación muy desigual en los sistemas de protección
social entre unos países y otros. A partir de entonces, la Agenda Social Europea comienza a
adquirir una mayor importancia y se genera un pensamiento común de que la Unión Europea
no es sólo un proyecto económico sino también político y, como consecuencia de ello,
eminentemente social.

Agenda Social. Período 2000-2005

Contenido de la Agenda Social

1º) La calidad en el empleo

La acción comunitaria pretende no sólo un incremento de puestos de trabajo para


hacer frente al paro estructural existente en la Unión sino que el empleo que se genere sea de
calidad, por sus características, por las condiciones en las que se desarrolla y por las
prestaciones sociales que se producen a partir del trabajo (pensiones, subsidios de
desempleo…), así como por facilitar la participación de los trabajadores en las decisiones que
les afectan.

Para conseguir un empleo de calidad es necesario establecer una reglamentación


común que evite diferencias significativas en el mercado laboral entre unos países y otros,

26
CONSEJO EUROPEO DE NIZA, Agenda Social Europea. Bruselas, Diario Oficial de las Comunidades
Europeas, 200/C 137/02, de 30.05.2001 (C 157/4).
27
La Agenda Social Europea fue aprobada por el Consejo Europeo de Niza, de 7-9 de diciembre de 2000.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 27

especialmente a partir de la última ampliación. Las directrices que se establezcan deben


contener unas estrategias para consolidar los derechos sociales y fijar unas normas mínimas
de obligado cumplimiento en todos los países que forman la Unión, respecto a las condiciones
laborales, a las formas de participación y de negociación, a la formación y educación
permanente, a los seguros y prestaciones sociales, a las nuevas formas de trabajo y de
vinculación laboral (teletrabajo, servicio a domicilio…) y a la seguridad, higiene y prevención
de riesgos laborales. Como medio para conseguirlo se insiste en la importancia del diálogo
social a nivel interprofesional, sectorial y empresarial entre los interlocutores sociales.

La Agenda Social Europea promueve la modernización, unificación y simplificación


de los sistemas de protección y seguridad social para favorecer la movilidad de los
trabajadores, eliminando todos los obstáculos políticos que impiden que ello sea posible. Se
trata, por tanto, de la constitución de un mercado laboral único en el que participen los
trabajadores de los 25 países miembros.

2º) Calidad de la Política Social

La política social tiene una doble finalidad: primero, como factor de competitividad y,
en segundo lugar, como factor de cohesión al aumentar la eficacia de los sistemas de
protección social, reducción de desigualdades y radicar la pobreza.

La política social tiene, por tanto, un objetivo prioritario: conseguir la cohesión social
evitando bolsas de pobreza y garantizando bienestar y empleo. Los elevados índices de
crecimiento que se están produciendo en la mayor parte de los países de la Unión, y su nivel
medio de renta per capita, contrastan con otra realidad: la existencia de bolsas de pobreza.
Para su disminución y radicación se propone incrementar el empleo y mejorar las condiciones
en que éste se desarrolla.

La modernización de la protección social se centra fundamentalmente en cuatro puntos


estratégicos:
 El trabajo debe ser más ventajoso que los subsidios de desempleo para lo que resulta
necesario un aumento sustancial del salario mínimo.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 28

 Garantizar la viabilidad a medio y largo plazo de los sistemas de pensiones,


reservando recursos financieros para ello, de manera que los que abandonan el
mercado laboral por razón de la edad puedan mantener el mismo nivel de vida que han
disfrutado durante su etapa laboral.
 Promover la integración social especialmente de aquellos ciudadanos que por sus
circunstancias personales tienen mayores posibilidades de exclusión e incluso
marginación
 Garantizar la protección a la salud y la eliminación de los riesgos (medioambientales,
laborales…) que puedan afectarla.

La cohesión social, objetivo prioritario de la Agenda Social Europea, exige el


establecimiento de planes de acción a nivel de cada estado orientados a la eliminación de las
condiciones que favorecen la exclusión social y la generación de pobreza, así como su
evaluación y seguimiento 28, y el establecimiento generalizado y consolidación de los derechos
democráticos reconocidos en la mayor parte de las constituciones de cada país..

3º) Igualdad de oportunidades

La igualdad de oportunidades se concreta en dos estrategias: la igualdad de


oportunidades entre hombres y mujeres para ocupar puestos de responsabilidad y de decisión,
y el establecimiento de condiciones para hacer posible la conciliación de la vida familiar y
profesional.

Retos de la Agenda Social Europea

1º) Pleno empleo mediante el aumento de la tasa de actividad, la disminución de los


desequilibrios regionales, la reducción de las desigualdades y la mejora de la calidad del
empleo para lo que se propone la educación y formación permanente aprovechando las
posibilidades de las tecnologías de la información y comunicación.

28
Para la evaluación y seguimiento de las estrategias señaladas en la Agenda se proponen 30 indicadores que
hacen referencia a las siguientes cuestiones: prestaciones económicas, empleo, reformas económicas, innovación
y cohesión social.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 29

2º) Mejorar las condiciones de vida y el bienestar de los ciudadanos aprovechando los
recursos que las nuevas tecnologías ofrecen.

3º) Favorecer la movilidad a nivel formativo, profesional y laboral.

4º) Establecer estrategias para evitar los efectos del envejecimiento de la población
mediante el aumento de las tasas de actividad femenina, apoyando e incentivando la
prolongación del periodo de actividad laboral, garantizando la viabilidad de los sistemas de
jubilación y estableciendo medidas para asumir las situaciones de dependencia.

5º) Reforzar la cohesión social a través del rechazo e eliminación de las formas de
exclusión y discriminación social, promoviendo la igualdad de oportunidades, fijando planes
nacionales contra la pobreza y exclusión y desarrollando políticas urbanas contra la
segregación social y espacial.

6º) Adaptar y transformar los sistemas de protección social de todos los países,
especialmente de aquellos que se han integrado más recientemente, por medio de procesos de
convergencia social.

7º) Anticiparse a los cambios y transformaciones económicas y del mercado laboral a


través del diálogo social y la concertación, con la participación de los trabajadores en la
gestión de los cambios y ayudando y apoyando las iniciativas relativas a la responsabilidad
social de las empresas y a la gestión del cambio.

Agenda Social Europea. Período 2006-2010

La Comisión Europea propuso una nueva Agenda Social para el período comprendido
entere 2006-2010 con el objetivo de lograr “una Europa social en la economía mundial:
empleo y nuevas oportunidades para todos”.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 30

Respecto al objetivo de consecución del pleno empleo, para dar cumplimiento a lo


establecido en la Cumbre de Lisboa y en continuidad con las estrategias fijadas y
desarrolladas en la Agenda Social 2000-2005, se establece un ciclo renovado de empleo que
permita el crecimiento económico sostenible a largo plazo, la lucha contra el desempleo y las
disparidades regionales y promover la cohesión social. Para ello, la Comisión Europea
propone la ejecución de cuatro estrategias para conseguir una gestión más optimizada de los
cambios económicos y sociales derivados de la globalización del mercado, la introducción de
tecnologías avanzadas en los sistemas productivos y comerciales y la incorporación de los
diez nuevos países, y se concretan en:

 Mayor integración de las políticas europeas.


 Mayor implicación de los interlocutores sociales.
 Mayor sinergia entre las políticas y los instrumentos financieros, en particular el
Fondo Social Europeo.
 Vincular más estrechamente las estrategias de empleo y la evolución de las
reglamentaciones y convenios entre los interlocutores sociales.

Para cumplir estas estrategias se propone, por una parte, acciones relacionadas con las
condiciones laborales y el derecho de los trabajadores, la seguridad e higiene en el trabajo y la
responsabilidad social de las empresas y, especialmente, la creación de un mercado de trabajo
único con la supresión de los obstáculos directos e indirectos que todavía se mantienen y, por
otra, se crean las condiciones adecuadas para que las oportunidades que ofrece el espacio
europeo puedan ser aprovechadas por todos los ciudadanos de la Unión.

Respecto al segundo objetivo, la igualdad de oportunidades y la inclusión social, se


proponen para su consecución una serie de medidas destinadas a resolver problemas como la
desigualdad salarial entre hombres y mujeres, el acceso y la participación de la mujer en el
mercado de trabajo, la conciliación entre vida familiar y vida profesional, la igualdad de
oportunidades para las personas con discapacidad, etc.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 31

V. CONCLUSIÓN

Al principio del milenio, los objetivos prioritarios que determinan la acción social
europea, y que ya habían sido planteados a final de la década anterior, y que constituyen el
contenido de las estrategias sobre las que se fundamenta el modelo social europeo, son:
desarrollo del empleo, de manera que el trabajo resulte más rentable a los ciudadanos que los
subsidios por desempleo; garantizar unos ingresos suficientes que permitan mantener unos
niveles, aunque sean mínimos, de bienestar; establecer planes y estrategias para garantizar
ahora y en el futuro unas pensiones suficientes para el mantenimiento del nivel de vida;
ofertar una asistencia sanitaria de calidad y con carácter preventivo a fin de mejorar la salud
de los ciudadanos y poder afrontar el envejecimiento en mejores condiciones vitales; y,
establecer unos sistemas de protección y asistencia social que ayuden a minorar las
situaciones de exclusión y de pobreza entre los ciudadanos.

Para ello, se requiere, en primer lugar, establecer una base jurídica y un cuerpo
normativo que contemple los derechos ciudadanos y los instrumentos adecuados para su
desarrollo y ejecución, mediante tratados, reglamentaciones, directrices que tengan un
carácter vinculante, y no como hasta ahora en que prácticamente y salvo excepciones –por
ejemplo, las directrices para diseñar políticas de generación de empleo- se han quedado en
meras recomendaciones. Únicamente el Tribunal de Justicia Europeo ha ido generando
paulatinamente jurisprudencia al aplicar el Derecho Comunitario. En segundo lugar, continuar
e incrementar las partidas presupuestarias destinadas a los Fondos Estructurales. En la
actualidad se están desarrollando múltiples proyectos integradores, patrocinados por la Unión,
orientados a la mejora de los derechos sociales y al intercambio de experiencias en relación
con la educación y la preparación de los jóvenes para su incorporación al mercado laboral, a
favorecer la formación profesional de los grupos menos competitivos laboralmente (jóvenes
sin estudios, mujeres, minusválidos, parados de larga duración…), a conciliar la vida familiar
y la actividad profesional o laboral, a favorecer la participación en los órganos de decisión
públicos y privados, a facilitar la igualdad de oportunidades evitando las situaciones de
discriminación y exclusión. Otra iniciativa importante es la creación y promoción de
Observatorios para estudiar, analizar y presentar alternativas sobre cuestiones y temas
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 32

monográficos que afectan a sectores importantes de ciudadanos, como por ejemplo:


Observatorio sobre la Pobreza, Racismo…

El nuevo modelo social europeo debe proteger a la persona y garantizarle la


satisfacción de sus necesidades presentes y futuras y ello únicamente es posible dentro de un
contexto económico dinámico y competitivo. No se trata de mantener el empleo por sí mismo,
como medio para una distribución equitativa de la renta y la riqueza, sino que
fundamentalmente se debe generar un mercado de trabajo compuesto por activos cualificados
que dinamicen y mantengan unos niveles de competitividad que permita a la economía
europea hacer frente a la competitividad de los mercados emergentes de China y la India.

La construcción del espacio social europeo se promueve, tal y como aparece en los
principales Tratados y Cumbres, mediante el diálogo entre los distintos actores sociales de los
estados miembros. La Cumbre Social Tripartita, en su reunión en Londres el 24 de octubre de
2005, consideró la necesidad de modernizar y reformar el modelo social europeo, según los
acuerdos de la Agenda de Lisboa que planteaba la necesidad de fomentar la competitividad y
el crecimiento económico teniendo en cuenta los retos y las expectativas sociales en un
contexto económico globalizado.

El desarrollo del modelo social europeo supondrá la pérdida de autonomía y poder de


los estados miembros en el diseño y gestión de su protección social a favor de una política
social, con directrices y estrategias comunes, a partir de las cuales cada estado elabore sus
sistemas sociales y asistenciales, como se está intentando hacer con el empleo y la lucha
contra la pobreza. Hay que tener en cuenta que determinadas cuestiones sociales tienen un
carácter global y cualquier decisión de un estado puede afectar al resto de países de la
comunidad, como puede ser la inmigración en estos últimos años, lo que obliga al
establecimiento de acuerdos comunes a toda la Unión. Los interlocutores sociales, sindicatos,
ONGs y partidos políticos de centro-izquierda abogan por un mayor intervencionismo de la
Comunidad mediante instrumentos legislativos, directrices y normativas que garanticen los
derechos sociales al conjunto de los ciudadanos
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 33

Los Fondos Estructurales y los diferentes programas específicos (programa EQUAL,


entre otros) están contribuyendo, aunque a un ritmo más lento que el deseado, a generar los
cimientos de la política social europea. Es necesario llegar a un equilibrio entre lo económico
y lo social que garantice la cohesión social y la construcción del modelo social europeo. Para
ello, hay que:

• Disminuir el margen de discrecionalidad que en el diseño y reglamentación de la


política social tiene cada uno de los estados miembros, estableciendo directrices y
estrategias comunes.
• Aumentar las competencias comunitarias en materia social.
• Establecer la obligatoriedad para los estados del cumplimiento de los derechos
reconocidos en la Carta Social, fijándose las estrategias y directrices que sean
necesarias para ello.

La construcción del modelo social europeo únicamente es posible a partir de la


convergencia de intereses de los estados miembros con los de las instituciones comunitarias
con la participación de los diversos agentes y actores políticos, sociales y económicos
(asociaciones empresariales y sindicales). Es necesario llegar al establecimiento de consensos
y acuerdos que permitan diseñar y ejecutar políticas y acciones comunes que garanticen los
niveles de bienestar y seguridad de los ciudadanos durante los próximos años. El modelo
social finlandés podría servir de referencia, dado que ha sabido compaginar una economía en
crecimiento y competitiva en el mercado global con un sistema político democrático que no
sólo reconoce los derechos sociales sino que a través de la política social mantiene unos
elevados niveles de prosperidad, bienestar y seguridad a sus ciudadanos.
LA GLOBALIZACIÓN Y EL MODELO SOCIAL EUROPEO 34

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