You are on page 1of 2

Gracias, Alberto Salcedo Ramos

Por Gabriel Rodríguez

El realismo mágico no es otra cosa que luchar fervientemente contra el


aburrimiento de la vida real. Buscar el oro en medio del espeso océano de la
oscura cotidianidad, rescatar sinceramente lo maravilloso que habita en cada
personaje común. Encontrar la poesía en lo prosaico. Así, Alberto Salcedo Ramos,
ese domador de historias, ese explorador de la verdad en su mínima pero más
brillante y genial expresión es un fiel heredero de lo que inició Gabo.

La revista Lexikalia nació y creció alimentándose de sus letras. Un texto sobre el


juguete roto del balompié nacional, el loco René Higuita, fue el espaldarazo y la
guinda del pastel para iniciar este proyecto que hoy celebra el nacimiento de su
cuarto número. En aquel primer año de Lexikalia, Salcedo Ramos nos dio la
alternativa con su crónica, nos lanzó al ruedo para que enfrentáramos a una
comunidad lectora ávida de historias. Hoy nos place contar con este juglar letrado
y cronista de indias con los zapatos sucios y con las páginas pulcras que nació en
Barranquilla, la misma tierra donde García Márquez plantó la semilla de su
literatura.

Las voces del caribe despertaron en Salcedo Ramos una curiosidad insaciable
que lo llevó por el camino de las letras. La tradición oral que permea aquellas
tierras de sol y parranda perpetuas pulula como un susurro dulce de vallenato y
caracterizan su prosa. Esa narrativa innata, esa capacidad de invención que
poseen los costeños —herederos perdidos de Sherezade— fue la primera
literatura que consumió. De igual forma, Lexikalia, este sueño estudiantil, este
abanico de palabras que intenta comprender el mundo mediante la literatura,
despertó con la voz contundente del cronista humilde y grande de América Latina.

Contar con su presencia, escuchar a quien tan sabiamente rescata las palabras
del olvido cotidiano, es un aliciente para continuar narrando y dibujando con
palabras nuestra realidad. Gracias por enseñarnos a contar, a respetar las
palabras, a escuchar, por enseñarnos a observar y pescar en el caos la verdad.
Por tus letras, gracias, Alberto Salcedo Ramos.

You might also like