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E_ t
AM��:CA
LATINA
Aspectos
humanos de la
forma urbana
Hacia una confrontación de las Ciencias
Sociales con el diseño de la forma urbana
Colección Arquitectura/Perspectivas
GG
"
I
-rT? Cucción
I'o En cómo los seres humanos dan forma a su medio ambiente; es decir,
qué características de los seres humanos, como individuos o como grupos, son
:elevantes en cuanto a Ia construcción de medio ambientes particulales.
2.o Hasta qué punto y de qué manera el medio ambiente físico afecta
al hombre. Es decir, qué importancia tiene el diseño del medío ambiente y en qué
situaciones la tiene.
3.o Oué tipo de mecanismos enlazan al hombre y su medio ambiente
a través de una interacción biunívoca.
Ya que el diseño urbano es un caso particular del diseño del medio am-
bíente en general, nos será útil empezar por el análisis de este último término.
En su sentido más amplio, el medio ambiente puede ser definido como cualquier
condición o influencia situada fuera del organismo, grupo u otro sistema que se
estudie. Aunque la ecología actual haga hincapié en que Ios organismos viven
en un medio ambiente y no con un medio ambiente, el sentido corriente del tér-
míno es el citado. Entre las diferentes conceptualizaciones recientemente hechas,,
varias son interesantes. Una de ellas describe et medio ambiente ccmo un sis- l
1. El individuo.
2. El medio ambiente
f isico, incluyendo todos los factores naturales geo-
gráficos, climáticos, los factores humanos que limitan o facilitan el comporta-
miento y los "recursos" del medio ambiente.
3. El medio ambiente personal, íncluyendo indivíduos que son centros
de referencia para el comportamiento: familia, amigos, autoridades, grupos de
amigos, etc.
4. El medio ambiente suprapersonal, el cual incluye las características
del medio ambíente originadas por las condiciones personales de los habitantes
por razones de edad, clase social, etnia, estilo de vida u otras característices
específicas.
rnedio. ambi,en.t,e social consistenle en las,normas sociales y
¡nst¡ruc¡oi! Ias
"El
Éstos, y otros moderos propuestos, tienen
dos cosas en común. En pri_
ryrer lugar proponen una multipliói¿uo del medio
En segundo lugar, ímplican una correlación
,*u¡*t" socíal, cultural y físico.
entre los carnbios del medio ambiente
físico fque el díseñaáor manipura) y que proporciona
gente v cambios en otras áreas: psicorógicar', un asentamiento para ra
;";i;i;glcas, etc.
El medio ambiente está constituido por
elernentos y sus habítantes, y dichas relaciones
seriJs de relaciones entre sus
tíenen un orden: se organízan
en patterns' El medio ambiente t¡ene.estructura
y no es un conjunto de elementos
unidos al azar sino que facilita y refleia las
relaciones y tos inte¡cambios entre
"r.,ur"r;rr"iones
-las personas y ros erementos físicos ¿ál *rro".
físicos son prímariamente relaciones espaciales. de erementos
Básicamente, los objetos y las
pqrs,onas están reracionados a través.de.una
separr"¡in un y por er espacio.
lncluso las sociedades de animales no..
a causa de esta interrelación entre el medÍo distribuyen al azar en el espacio
ambiente físico y el medio ambiente
social (McBride r!61t 1970; Wynne-Edwards
r962). Entre las personas, las
características psicológicas, sociológicas y
culturrrÁ, se expresan muchas
,veces espaciarmente,. com.o, por ejempto, ra separacion Lspaciar
Jromogéneos en ras ciudader. lrnío de grupos sociaf es
,o" aniáares .oro en ras personas, er_
§istema de agrupac.ión es espaciar y,"na ra- vez,'es
que los miembros dentro de un grrpo ,n sociar impricando
han de !"p1iár* "ont"pto
ior distancias físicas . :
y sociales más pequeñas que lai distancias que
grupos.
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Fig. 1.3.
lig.. 1.¿.. Organización espacial en San Cristóbal, Las Casas (México) (diagrama extraído
de Wood, 1969).
Reglas de organización
' Aquí no puedo extenderme sobre este aspecto y discutir hasta qué punto
la variedad cultural está limitada por estructuras universales del hombre como especie.
Desde el punto de vista del diseñador, son las diferencias las que más importan (Ba-
poport 1969a, 1973e).
grupo (ya sea una tribu o una profesión). El diseño puede considerarse como
un proceso de selección, o de eliminación, entre un grupo de alternativas Isin !tll
embargo, antes que todo, estas alternativas se generan). Tanto la eliminación I
I ItrlY=-l-
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como la selección de alternativas se basa en ciertos criterios que pueden explici- l¡1..'.--,:.
. I. : -
iarse, pero que normalmente son implícitos y no se formulan como tales, por lo L-¡Éjjr
lo que muchas alternativas no son nunca consideradas como posibles, como de
hecho lo eran al estar eliminadas por potentes condicionantes culturales; muchas
I ,Je ellas no llegan ni a formar parte del grupo de alternativas hipotéticas iniciales.
I
Fig. 1.6.
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I
Fig. 1.8.
Como ejemplo, podemos citar el caso del desajuste entre las preferen-
cias de los adolescentes y de los planifícadores sobre un determinado tipo de
centro de esparcimiento en Elízabeth New Town (S.A.) (en Ia frontera australiana
en 1971).
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Gr,r rJuS¡§?Er{ il. l^1 R¿Laooñ,fs
i/oeH¡s y *{srür E^4It fl¡xe¡íos.
Fig. 1.9.
¡ando su ínterrelac¡ón con respecto al medio ambiente construido (Bapoport
'J73a, en prensa bJ.
El estilo de vida puede Ilegar a ser una de las variables más esenciales
:n Ia organización de la ciudad a través de la manera con que se han establecido
as diferentes áreas urbanas, según el espacio, el tiempo, la signifícación y la
comun\cac\ón, agrupando gente homogéneamente de acuerdo con su raza, origen,
re'l)g)ón, c)ase socra), sa)ano, etc., de torma que )a c'iudad sea una co)ecc'ión de
diferentes grupos con diferentes estilos de vida reflejando diferentes culturas
y subculturas. Esto puede analizarse bien a través de la historia, bien a través
de la variedad cultural lcross-culturally), Io que podría modificar algunos argu-
mentos en contra de las agrupaciones culturales (Sennett 1970) y en contra de
polítícas proheterogeneidad.
Todo esto signifíca que los Iugares urbanos pertenecientes a distintos
grupos humanos tienen significado, simbolizan e indican una identidad social
y que, por Io tanto, no son meros receptáculos de actividad. En arquitectura, por
ejemplo, esto nos conduce a diferenciar entre una cocina para cocinar y una cocina
como objeto símbólíco indicador de un status; una sala de estar p3rá.vivir, y
coñlo «espacio sagrado"; una ventana como artefacto de ventilación [y en algunas
culturas de luz) y como medio de comunicación con Ia calle y cgn otros edificios
(Zeisel .1969), etc. En el contexto urbano ello nos conduce a distinguir entre una
zona verde como espacio abierto y público o como índicador de un status social
esté vacío-; una casa como lugar hab¡table, o como símbolo de iden-
-aunque
tificación del status social; una calle como espacio de paso o como lugar para
vivir (Rapoport 1969a).
Por ejemplo, los parques urbanos proporcionan esparcimiento. Las acti-
vidades concretas de esparcimiento pueden variar de cultura a cultura pero
siguen siendo actividades expresivas. Si vemos parques que no se usan, decu-
cimos que algo va mal (pold 1gZ2) o bien debe existir algún indicador simbólico
demostrando que, aunque vacío, el parque no se deteriora (carson lgrz). En este
caso, la función latente del parque podrÍa ser, de hecho, válida, incluso si el
parque no parece ser "utilizado", en el sentido de que nadie actúa realmente
en é1.
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peÉ¡c¡Me¡¡rE TDDAS
Fis. 1.10.
Royse 1969), estári siempre causadas por la variabilidad perceptualy por las va-
riatles socioculturales, que deben ser comprendidas antes de qÚe el análisis
espacial cobre su auténtico sentido' .
l Murdie 1971; Epstein lg69; Timms 1971;Frolic 1g71). Ejemplos y razones de este
hecho serán discutidos más tarde. Por ahora es suficiánte puníualizar que deben
existir buenas razones para que esto ocurra y que deberían tenerse en cuenta
en el diseño urbano. Un argumento similar podría aplicarse a la separación entre
lo público y lo privado (sennett 1970, pp.4g,53 ss.). El argumento en contra de
esta separación no se apoya en un número suficientemente amplio de ejemplos.
Y el caso de Óhicago no contiehe las distinciones que serían necesarias'ya que
las áreas pequeñas pueden, incluso, Ilegar a ser un caso muy complejo de inter-
acción entre lo privado y lo público (suttles f 96g). Si extendemos el L;emplo a
ciudades de Latinoaméríca o a ciudades japonesas, el argumento se Jebilita
todavía mucho más.
En efecto, en estas ciudades exíste una separación clarísima entre Io
público y lo privaco. En el caso de las ciudades japonesas, el comportamiento
:l 11. zonas privadas o en las zonas públicas es completamente diferente y el
diseño Io expresa así también (Meyerson ig63; Rapoport t96gf). Al n.rismo iierrpo,
Ias ciudades japonesas se caracterízan por una ausencía de espacios públicos
abiertos, por lo que las zonas comercíales y los equipamientos sociales se usan
en su lugar. Todo ello es muy diferente en las ciudades occidentales (Rapoport
1969a; Maki l9TZ) y afecta a ta ciudad, tanto.a nivel de pequeña corno á"'grrn
escala. Contrasta igualmente con las ciudades de la Grecia clásica, en Iai que
el espacio abierto público era lo más importante. Más contemporáneamente
podemos tener en cuenta las diferencias de formutación y definición
de lo público
y lo privado por parte de Ia cfase trabajadora o de la clase media en América
(Hartman 1963; Fried 1973; Gans 1971) y, a un nivel más general, el distinto uso
del espacio urbano por parte de los diferentes grupos sociales, lo que introduce
discutirenros nrás
3B el concepto de sistema de asent¿miento de la'vivienda Ique
sistema, o sea de la
tardej. El uso del espacio urbano es una variable de este
ft1aí1et2 a través de Ia cual Ia vivienda
y otros elementos.de Ios asentamientos
urbanos se utilizan solidariamente pará diferentes
actividades IRapoport 1969a'
i?72b).
La fornra estruCtural global de Ias ciudades varía, tal
como ocurre en Ias
sim-
ciurjades l;p;;;;;r o en las oáidentales. En el pasado, las ciudades usaban
1969, 1971; Muller 1961; Lang 1952;
bolisnros césnricos iRyt<wert s.f.; Wheatley jerárquica ent¡e
Fapoport lgOgf; Tuin'1974). También es clerto que la estructura USA, Eur-opa
en
los elementos urbano, urri, en el tiempo y según las culturas,
o en Ias ciudades asiáticas. espe-
Las unidades suburbanas, con las que aquí estamos interesados
urbanas de mayor
cialmente, parecen poseet: más regularidades qu.e las formas
humanas
escala, ya que están más íntimamente relacionadas con las
necesidades
juego entre constancia y cambjo no es permanente a Io
básicas. Por Io que el
;;;;; unu á."u1, cráciJnte de tamaños, de ahí Ia hipótesis de que las unidades
más pequeñas cambian menos que las grandes. DeberÍan realizarse nrás inves-
tigaciones sobre este punto a nivel intercultural'
implican ele-
Las caracteristicas hum,anas y las actividades en sí mismas
el comporta-
mentos constantes y elementos'variaLIes. En futuras tecnologías, que
miento no cambiará de golpe sino que evolucionará de la
misma manera
puede ser considerada
están ya evolucionando l-as'expresiones culturales' La ciudad
;a¡[g ía expresión de ciertos factores constantes en términos variables'
I inglés (Cullen, Nairn, De Wolfe, Thomas Sharpe), etc. De nuevo es fácil ver
i cómo actúa en cada caso un sistema de valores diferentes que se expresa a través
de imágenes, como queda patente enla Civitia (De Wolfe 1971), donde el diseño
I
en sí dá la ciudad a base de imágenes refleja un sistema bien concreto de valores
I y juega
- un,Lapapel normativo nada ambiguo.
/
zonificación y Ia ubicación de los edificios refleja también un preiuic¡o
I
estético (Crane 1960) y podría defenderse que la destrucción de la articulación
I de calles en. las ciudades modernas no es más que la expresión de unos valores
I y unaS imágenes que, entre otras cosas, se niegan a aceptar que las víviendas
tengan «urlá corS¡ Y "una espalda'.
I '
La percepción ambiental
' La palabra inglesa etic, en griego "sufijo indicando agente'., lo. -e: "éticc''
ya que en ingléb sería ethic, del griego efáos ('temperamento', etc')' (N' del T')
eEente exter¡or evalúa este s¡stema de acontecimientos o elenrentos culturales).
Tal como sugería antes, en un modelo selectivo del diseño muchas solu-
ciones se eliminan antes de poder ser consíderadas. En efecto: no forman parte
del medio ambiente percibido por el agente del diseño. Tanlbién los criterios
que se citan reflejan las oportunidades y los costes percibidos. Son estos hechos
los que dan utilidad a esta noción de la percepción del medio ambiente d':ntro
del contexto de los estudios del hombre en su medio ambiente.
- Casi todo el material sobre la percepción proviene de la geografía puesto
que esta dísbiplína siempre ha estado Ínteresada en Ia toma de decisionbs de la
gente acerca del medio ambiente. Por lo tanto, el aspecto de percepción de opor-
tunidades, recursos, etc., juega en Ia geografía un papel importante. lmaginemos
un grupo de indígenas australianos acampados sobre un filón de mlneral. Este
filón Ia nóción de mineral en sí- no forma parte de su medio ambiente
-e lncluso
percibido. fncluso en sociedades más avanzadas tecnológicamente, la interpreta-
ción de los recursos naturales es variable y dependiente, al menos en parte,
del sistema de valores y de las actitudes. Se evalúan los recursos de forma muy
variada según los casos: "Los recursos no existen, se generan" (Hewitt and
Hare 1973, p.2a; véase también Spoehr 1956), y hasta elementos,visibles del
medio ambiente llegan a no ser percibidos (Bapoport 1970c).
.' , Los dÍstintos tipos de paisajes, montañas, selvas, etc., han sido des'
critos de forma opuesta a través del tiempo (Prince 1971; Nícolson 1959; Lucas
1970). Estas diferencias coinciden con las distinciones entre lo urbano y lo rural
(por ejemplo con respecto a las definicíones de lo que es una ciudad) que son
ambos aspectos de un medío ambíente percibido. Asumiendo que las nociones
de esparcimiento y diversión están siendo día a día aspectos cada vez más im-
portantes del medio, hay que considerarlos siempre como aspecfos percibidos
(por ejemplo, Chris§ 1971). Los lugares cambiarán súbitamente según Ia ubica-
ción de las zonas de esparcimiento y de diversión o según estén concentrados,
obienlejosdelasviviendaSo,alcontrario,dispersosycerCadeellas.
Desde un punto de vista psicológico, este tema está relacionado con la
definición de situaciones estimulantes y con sus propiedades (Sherif and Sherif
1963, p.82) y es evidente que este tipo de definición es útil en muchos casos
(Bapoport and Watson 1972). Dadas las diferentes conceptualizaciones del medio
ambiente, en el medio ambiente percibido incluiría tanto la percepción de la gente
como la de los artefactos construidos. Las regularidades que descubriríamos
en el medio ambiente no se deberían exclusivamente al diseño sino a Ia manera
bajo la cual el medio ambiente se percibe
El medio ambiente en sí, particularmente a través de los significados
implicados en é1, puede afectar la percepción de la calidad ambiental y la buena
vida (sherif and Sherif i963, pp. 92 y 93) de manera que, en ciérta forma, se
constituye un sistema de autoperpetuación. Los seres irumanos conforman su
medio ambiente, el cual se convierte en un nredio socializador influyendo en las
actitudes y juicios de calidad de sus hijos con respecto a cualquier tipo de medio
ambiente; Ígualmente importante es et efecto de la literatura y de los mass'ntedia
que tratan del medio ambiente-
Aceptado pues un relativismo en los juícios acerca del nivel de satis-
facción por un medio ambiente determinado (Partucci f968), es probable que si
los contextos y otras variables afectan o influyen en este nivel de satisfacción,
el mismo medio ambiente pueda ser evaluado de forma distinta dependiendo
de cómo se percibe. Este es el caso" por, ejemplo, de los residentes, viejos y jó'
venes, de un área residencial opinando correlativamente que ésta tiene y no-tiene
un nivel suficiente de privacidad (D.O.E. 1972, Architectural Flesearch Unit 1966).
Lo mismo ocurre siempre que sobre un mismo medio ambiente se induce una
gama de significados distintos (Duncan 1973), o cuando el cambio perceptivo
acompaña el cambio de actitudes ante Ias zonas de barracas.
Este tipo de argumentación nos inclina a opinar que existen muchos
factores dentro de Ia situación estimulante y de la situación percibida (Blumer
1969a). Y, además, que esto es cierto tanto con respecto a la percepción de las
¡crsonas como a la percepción de los acontecímientos (Warr and Knapper 1968), 4l
tr rual nos sugiere que exísten similitudes entre la percepción de un medio am-
ür;nte físico y un medio ambiente social. Así definida, [a percepción no está sola- u
cuz
;r,unr¡te influida por Ia experiencia y el pasado cultural sino por las expectaciones Ou
¡ espiraciones que éstas generan; ! el marco mental consciente organizador, doi<
i^-iu<
c sf,I vsz, del medío ambiente percibido. Por ejempfo, los trabajadores en el u;t..rz
É*anlo po{ar ártíco percíben a los demás de manera muy diferente según estén ;í;;5
eptotados por las compañías o empresas, o bien pagados y alírnentados (Warr
#El Knapper 1968, pp.38 y 39), lo cual es una díferencia de tipo similar a Ia antes
rÉrda de los ancíanos y los jóvenes. Un ejemplo más relacionado con el medio
[¡., . -J
ism es el del valor dado al agua en la cultura musulmana o en las praderas de f§+g
rr _..i
Smdos Unidos, o el diferente valor otorgado a los lugares dependientes del tipo
e experiencia previa en términos de niveles de adaptabilidad (Wohfwlll and
foün 1973i . :
en el medio Iiterario
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¡:--', -
Fig. 1.12. Comparación de dos zonas de alto status en la misma ciudad (fotos L=
doctor D. Parker, Departamento de Geografía, Un ive rs idad de Newcastle).
Comprensión y conocintie¡tlo: En este aspecto la variabilidad es mayor
Ij' puesto que conocer implica usar esquenras, nociones, etc., los cuales Son muy
variables según la cultura. Así todos pueden percibir un edificio en un lugar pre-
ciso pero no pueden reconocerlo como taberna, a no ser que la noción de taberna
sea un significado cultural previanrente existente. Por lo mismo puede distin-
guírse entre una plaza y una calle sin por ello estar de acuerdo en los usos (Ba-
poport and Hawkes 1970; Rapoport 1970c).
La evaluación de medío ambientes ya existentes y Ia intaginación "idea'
lizada. de medio ambientes, que son los más variables de todos.(Rapoport 1970c,
1973a). ' , ' '
,.. - ,, -. . , .-
Por ejemplo, en casi todas las ciudades existen zonas catalogadas y eva-
luadas como de clase acomodada. Su localización se define mediante determi-
nadas estructuras cognoscitivas. Un área de este tipo puede estar desprovista
de árboles y descuidada, mientras que otra puede tener lo que comÚnmente se
asocia con un niveI de vida alto, es decir: zonas verdes y pavintentos cuidados
(Newcastle, NSW, Australia The Hitlversus Nerv Lambton Heights). En el segundo
caso se trata de una zona perceptualmente de nivel elevado, en el otro caso no,
pero a pe§.?r de ello Ia zona puede ser conocida como de nivel social elevado.
Un visitante las evaluaría de forma muy distinta. De la misma manera,
determinados elementos del medio son percibidos, estructura'dos como muy den-
SoS o poco densos y luego consecuentemente evaluados (Rapoport 1975b).
Podría argumentarse en contra del orden de discusión que estoy propo-
niendo puesto que, efectivamente, la percepción trata de cómo la imaginación
se capta y el esfuerzo cognoscitivo la organiza [aunque ambos están íntinlamente
interrelacionados) y la preferencia indica la evaluación. Como, sin enrbargo, n"lu-
chas veces la respuesta de los usuarios es global y afectiva, creo que existen
otras razones que aconsejan el análisis inverso, preferencia, esfuerzo cognosci-
tivo y percepción (véanse los tres capítulos siguientes)
Estos tres aspectos de Ia construcción de un medio anrbiente percibido
deberÍan considerarse más como tres fases consecutivas de un mismo proceso
que como procesos separados, pero, para nuestros propósitos, esta división será
interesante. Una distinción Ímportante entre percepción y cognición puede ser
establecida gracias a la noción de conocimíento indirecto o de los mensajes que
envÍan los medios de comunicación de masas. A través de esta fuente no rela-
cionada directamente con la experiencia, todo el mundo puede evaluar lugares
en los que jamás ha estado ni jamás posiblemente estará [Gould and White
1968, 1g74).; La percepción como tal está más relacionada con los sentidos e
}HA4EN rMa4EN
C]/t¡reáL PE¿SONAL
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Fig. 1.14.
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co¡§TR.utD0.
4LTEPTTATIVAS
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¿E¡1.
Fig. 1.15.
Este diagrama nos indica que los filtros y los medios percibidos en los
que la gente actúa posibilídades de acción percibidas, los criterios y opor-
-las
tunidades existentes, etc.- están íntimamente relacionados con las imágenes.
Una comprensión de las imágenes es algo, pues, esencial para comprender fas
relaciones entre el hombre y su medio. Son las imágenes un medio muy efecti',':
para )nvducrar creencias y vdores, simflificar la visión dd mundo y, como
hemos visto, los diseñadores suelen ajustar sus soluciones a ímágenes precon-
[,- cebidas, tanto si se trata de un aborígen haciendo un arpón (Gould 1969) como de
.l960), como
un artista píntando un paisaje o,una ciudad (Gombrich 1961; Smith
de un diseñador urbano seleccionando alternativas de actuación.
Y todavía más: el diseño en sÍ puede ser considerado como un esfuerzo
por unir la experiencia del. usuario con as intenciones del diseñador, haciendo;
f
cJ eU)Po O tNDtvtU.JO
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Fig. 2.1.
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ctu?t'i .\ r, :iclclN,uá,.0 (srevsutnBrl lCso)
Fi1.2.2. [,;--:';s Ce interrelaciones entre el status y la residencia.
Ál parecer existen similitudes entre la fornra de percibir las cosas y la
Ícr¡ta de percibir las personas, íncluyendo esas organizaciones de cosas que llanta-
n:cs nred:o ambiente (Warr and Knapper 1968). Dentro del canrpo de Ia psicoso-
c;olcgía ya son conocídos Ios efectos subliminales de muchos estímulos basados
en irazas sensibles (cues) depositadas en el cuerpo a través de los diferentes
seniidos. Los umbrales que definen si un estímulo es o no sublir¡inal no son
iodavía rnuy conocidos y varían de cultura a cultura (Mann 1969, pp. 96-97). Parece
probable que Ia reacción afectiva y global ante un medio ambiente concreto sea
de este típo, por lo que Ia percepcíón ambiental subliminal ha sido ya analizada
ISnrith 1972). Otra similitud entre la percepción del medio y la percepción de las
personas es que esta cultura usa igualmente imágenes, Ias cuales tienden a
considerarse aquí como estereotipos (Mann.1969, pp.92-100-; Berry 1969) que,
a su vez, parecen conrportarse de una manera nruy parecida a Ia descrita en el
caso de las reacciones globales y afectivas ante un medio ambiente.
Ya he tenido ocasión de discutir Ias variacíones histórico-culturales de
la noción de lo que es la calidad ambie.ntal, y el hecho de que los diferentes
grupos sociales tiendan a diferenciar el espacio social de las ciudades (Timms
l97l; Johnston 1971). Con respecto al ejemplo ya mencionado sobre Ia recons-
trucción de Alemania tras Ia Segunda Guerra Mundial (Holzner 1970a), está bas-
tante claro que la existencia de imágenes de lo que una ciudad de calidad debería
ser, orientó más hacia la preservación que hacia la rernodelación, por lo que la
compacidad y la apariencia tradicional fueron más preservadas que en otras partes
de Europa. No se hizo excesivo hincapié en un ambiente espacioso y, en cambio,
sí que se reconstruyeron las calles de pequeñas tiendas y los mercados. Al ana-
Iizar las preferencias por un medio ambiente de calidad en las universidades,
se encontraron igualmente divergencias entre la opinión de los estudiantes, Ios
profesores, las nrujeres y los hombres, etc. (Wheeler 1972) y, asimismo, se han
encontrado variabilidades bien definida§ con respecto a la vivienda ideal y al
vecindario ideal (Sanoff and Sarvhney 1972), con reépecto a su estricta relación
con los sínrbolos y las imágenes (Davis 1972) y con respecto a la necesídad
consecuente de descubrir la calidad ambiental más bien que de asumirla.
Consideremos las preferencias de las clases alta, media y baja norteame-
ricanas y sus diferencias de lectura en cuanto a connotaciones de status, calidad
ambiental, etc. Por ejenrplo, la clase alta puntúa muy alto Ias zonas verdes, natu-
rales, mientras que la clase media las prefiere artificiales y.cuidadas a mano.
Similarmente, los nuevos barrios residenciales suburbanos se puntúan muy alto
en el caso de Ia clase baja, la clase media los coloca como álternativa posible
y Ia clase alta los desprecia. Al mismo tiempo, la clase alta aprueba la baja den-
sidad, que es un factor muy determinante en sus preferencias por un medio
concreto; en cambio la clase media apenas Io considera y la clase baja no Io
considera en absoluto. Existen, asimismo, enormes diferencias en todo Io refe-
rente a estilo, materiales, vallados y evolución de las áreas antiguas (Royse 1969).
Diferencias correlativas existen también en Francia (Lamy 1967; Coing f 966),
muy relacionadas con la imagen social y bastante estables (McKechriie 1970).
Tanrbién ocurre que cuando se intenta conseguir la identificación de dos
áreas urbanas, igualmente ricas, a base del uso de elementos muy distintos, se
generan de hecho medios diversos y se causan, además, problemas acuciantes
de conrunicación no-verbal (Duncan '1973).
Del mismo modo se encuentran diferencias notables entre grupos étnicos
c culturales distintos en Estados Unidos, con respecto a sus preferencias urba-
^'siicas (Sklare 1972; Gans 1969), con diferencias incluso a nivel de sexo, ha-
c':-:c hincapié, Ios honrbres, en las cualidades de paz y reposo, mientras las
n:-,=::s prefieren lugares bien cuidados y con una vecindad amistosa y agrada-
bie iCa:,s 1969, p. 38).
Una vez definidas las variabilidades.entre grupos sociales por causa
de su c..rltura, sexo, creencias, origen social, etc., Io más normal es suponer que
Ios disei,aiores y los urbanistas constituyen un grupo aparte de personas, con
una visión bien particular de lo que es un medio de alta calidad (Porteous 1971).
66 :l'.e:ires 1cs seEunios 1,,en la estética a través de un sinrbolisr¡o que les intpuls:
a e..:.¿r icCa repeiición y toda unifornlídad entre las viviendas, los prinreros va-
',--rz^:::.ás Ias posibiiidades económicas del conjunto. Los usuarios, además, em-
;::-:::r:¿fornras y compran objetos simbólicos -puertas Iabradas en las casas
:::¡:s ;a L:ma-, incluso sin tener dinero para ello (Milv'raukee Journal 1973;
,', =::r.:er i 968; Turner 1967).
El éxito de un medÍo ambiente depende, por lo tanto, de su congruencia
c:¡ la in:agen apropiada (Wilson'1962; Coing 1966; Cooper 1972; Marans and
Ecdgers 1973). La irnagen apropiada, según la clase media en Estados Unidos,
in'rplica centros de deportes, piscínas, una topografía variada, ausencia de todo
Io que no es doméstico (incluyendo las iglesías) y centros comerciales apropiados
(\.Verthman l968; Bichler and Kaplan 1967). Si las nuevas ciudades quieren ser'
atrayentes para las clases media y alta también tienen que ajustarse a estas condi-
ciones (Rapoport 1972a) y también el diseño de las casas (Rapoport 1969f). Todo
ello refuerza la variabilidad de las imágenes y su poder simbólico, a la vez en lo
físico y en Io social.
A un nÍvel general, grupos distintos pueden llegar a coincidir en su
imagen ideal. Esto puede ser comprobado, por ejenrplo, en el modelo de casa
ideal para la clase media americana joven, sin distinción de razas, cultura, etc.
La casa aislada con jqrdín (suburbia) es un símbolo de libertad y de autoidentifi-
cación, y refleja el ideal de libertad en medio de la naturaleza (Ladd 1972). Exis-
ten, obviamente, diferencias entre minorías, y este modelo general puede ser
desagradable para algunos. Por otra parte, un análisis más detallado del asunto
descubre distinciones más sutiles como la oposición entre el frente y Ia fachada
trasera de la casa, Ia medid'a óptima de una comunidad, su grado de centralisnro,
etcétera (Hinshaw and Allott 1972). En cualquier caso, pues, la.evaluabión.se deja
influenciar por las expectaciones, vaIores, normas y experiencia previa, ajus-
tándolos todos ellos a los standards que se tendrán por óptimos en los análísis
del nivel de preferencia (Thibaut and kelley 1959).
La influencia de Ia noción de adaptacíón en la evaluación del nivel de.
calidad ambiental puede detectarse en las opiniones de los norteamericanos que
viajan por la Unión Soviética. Moscú o Leningrado son más o menos desagrada-
bles según si se visitan en primer o en segundo lugar, ya que Ia ciudad visitaCa
en primer lugar se compara únicamente con los modelos norteamericanos, in¡en-
tras que Ia segunda ciudad soviética visitada ya se compara también con Ia
printera. Sin enrbargo, tras unos meses de estancia, la evaluacíón cambia (Camp-
bell 1961, p.34). Igualmente, las ciudades de Estados Unidos pasan de tranquilas
y limpias a sucias y peligrosas, -qegún el origen del que opine, ya sea metropo-
litano o, por el contrario, rural (Wohht,ill and Kohn 1973).
Los trabajos psicológicos sobre Ia noción de adaptac¡ón (por ejemplo,
Helson i964) ya nos anuncien que un factor importante con respecto a cónro la
gente valora un medlo ¿mbiei:ie es la experiencia de esta misnra gente y los
lugares previos en lcs que vivió. Ello podría achacarse al nivel de familiaridad
o al hecho de sobrer,¿lo:'ar lo que a uno le falta (Flachsbart and Peterson 1973),
siempre que no hayan necesio'ades muy críticas y que lo que a uno le falta todavÍa
Ie falte realnrente (Sanoff 1973). Un ejenrplo de ello sería el de los estudiantes
ingleses en Escocia, los cuales prefieren casas aisladas es raro en Escocia
-que
qers csrr\es\e q<r. krrs\rr.\\r-- rs.\qr.\ras qsq. \ss <rss\rq(ranr.qs qrr\e-<es.x\\e«(as
alineadas que es normal en Escocia pero raro en Australia [Thorne a¡:
Canter -lo
1970).
Ajustar preferencias con un standard muy bajo genera un resultado muy
distinto del aiuste con standerds muy altos. Por lo que, mientras que en Francia
un límite de 17 mz por persona es el mÍnimo para la salud mental del individuo,
y en Estados Unidos este mínimo es el doble la organización nacional
de Sanidad-, €D Hong Kong la cifra es de 4,3 -según
m2 por persona (Mitchell 1gZ1).
Por tanto, los criterios de densidaü ryjd» elc., aceptailes será» Dt» y¿iab)e§
(Stokols 1922; Bapoport 1975b) y aunque la adaptación parece no jugar un papel
importante en el nivel profundo de privacidad (Marshall 1gZ2b), sí que juega un
lpu lsa
;d-
PA?(
EsC¿NA QE]-¡JANTE¡ PISCIVA/ DTPOETLS I
NñUaALEJá sá{-vAJE, A 300 HfS DEI AQUA]
qoLF. Erc ....
Fig. 2.7' Dcs irnágenes diferentes del medio ambiente en Sidney (fotografías del autor).
de hecho, ya es en sí una selección, que, además, es extraordinariamente
varia-
ble [Brown and Holmes 1971).
El hecho de que la gente cambie realmente de residencia depende de
determinantes específicos y de un nuevo conjunto de variables; de hecho, cambiar
o no cambiar es un elemento más a tener en cuenta. Este elemento, a su vez,
puede tener un origen cultural, o estar relacionado con la edad, la personaliCad,
el estilo de vída, etc., por lo que la gente que cambia debería ser diferente de
la que no cambia, que es efectivamente lo que sucede (carrington 1g70).
Es evidente a partir de los estudios ex¡stentes que la mayoría de los
cambios son cortos, y que dependen de la calídad ambiental (Clark 1gZ1) y que el
proceso de selección es el instrumento más ímportante a fín de conseguir una
congruencia mejor entre las preferencias y el medio percibido (E. Moore lg1Z).
Aunque todo lo dicho analizaba en especial el hecho migratorio, todas las consi-
deraciones son también aplicables a cualquier decisión ambiental y, aparte de
la migración, Ia gente cambía de valores, de preferencias y de deseos; puede ser
:Je mod)fique sus ,ole/elezc)as D que zzzodt/tqzte ..c¿, /72ed/a ¿zzzb/e.z/e, ¡oe,-¿2 e,2
":': :r.:::- 'a finalidad es la de mejorar la congruencia con ciertas imágenes.
Los agen\es de \a prop\edad man\pu\an \as \mágenes paia a)us\arse a \as
.:piraciones de grupos particulares. Se puede similarmente argumentar que la
-,anipulación de las imágenes es el mejor medio para atacar el problema del
:'seño urbano de Ia gente anciana, de manera que sea posible, a la vez, ajustarse
a las aspiraciones de los ancianos y dar la impresión de mejora a toda la comu-
::dad, o sea de haber intentado resolver el problema esencial de la ancianidad
en Estados Unidos (Hapoport 1973d). lgualmente, al diseñar las nuevas ciudades,
1a preferencia ambiental debe ser uno de los factores esenciales a considerar;
-" un medio potente para atraer la clase media y la clase alta a las nuevas ciu-
:zdes puede ser tam6íén la manípu[acíón de fas ímágenes y ta satisfaccíón de fas
-.eferencias surgidas a nivel de barrio (Bapoport 1g12a).
Una vez más, los servicios recreativos son un ejemplo sugestivo. Los
:studios sobre Ia inversi'ón en terrenos *es decir sobre lo que la gente quiere
='r oposición a lo que la gente tíene- muestran muy claramente cuáles son los
':lores y las ímágenes en cada momento. Varían con el tiempo y en cada cultura,
:eío es Útil ir siguiendo el clima, la ubicación y el diseño de los servicios gue
:;enen realmente éxito.
Simíiarmente, podrÍa argumentarse que la
única fornra de enfrentarse
con los proceso extrarrápidos dJürbanízación
en los países desarrollados, es la
de tener en cuenta Ia función de ras imágenes (imagery)
:',rbientales, haciendo híncapié en Ia imptrtancia en ras preferencias
oJ tos..lugares tradicionares
{Rapoport 1g73c). Es preciso considerar no soramente
prefiere sino \os \ugares que abandona, de manera ql.ru los Iugares que Ia gente.
tá= razones de un creci-
miento desequilibrado y las posibilidades de equilibrarlo radican
en la com-
prensión de todo el nrecanismo de preferencia en cada
caso. La satisfacción
general con un lugar depende esencialmente de tres
factores primordiales: la
posibilidad de identificación del Iugar como.cásá,, la accesibilidad
a los lugares
deseados, y un asentanliento con Iá forma física de un lugar ideal (Buttimer
i972,
pp' 289 y 290); los tres factores se resumen en uno: la imagen
de un estilo de
vida ideal.
Consideremos las "cásos movibles, (ntobite houses). Las preferencias
sociales y físicas de este caso pueden detectarse con facilidad, y Ios
habitantes
de las «casas móviles" son gente afable que convierte los asentamientos provi-
sionales en pequeños pueblos. El grado de orden y seguridad social y ta priva-
cidad del asentamiento son factores esenciales,'de Áanera que, a pesar
de Ia
movilidad, este tipo de lugares se parece mucho a otros vecindarios
del mismo
grupo social. Una homogeneidad social es también muy deseada en estos
casos;
la limpieza, el comportamiento moral, el simbolismo del césped, del mobiliario
de jardín, etc., son factores deseados y aceptados. Estas comunidades *móviles,
son voluntarias, por lo que solamente gente de la misma edad y del mismo salario
I
f
Rapooo,t - ¿
n3 La homogeneidad, de la que hemos hablado ya otras veces, es una ho-
mogeneídad percibida, la homogeneidad demográflca y socioeconómica, o sea la
preferencia social parece ser menos importante (Zehner 1970). El factor más veces
presente es el nivel de manutención y limpieza del medio, relacionado siempre
con un vecindario gue sea mínimamente compatible con el propio estilo de vida,
\. compartiendo standards y signifícados del medio ambiente.
Las Ímpllcaciones de todo lo anterior en el diseño son obvias. por lo
tanto, la presunción de que, en ta remodelación urbana, Ias viviendas caras cons-
truidas en"'el centro de las ciudades, en Estados Unidos, atraerán a las clases
acomodadas hacia el centro de Ias ciudades, es una presunción incorrecta, ya
que la mayoría de personas de Ia clase alta seleccionan zonas de baja vecindad,
con casas unifamiliares y con terrenos amplios (Alonso 1971). La accesibilidad
puede llegar a ser no sólo innecesaria, sino incluso desventajosa. Lo que aquí es
importante es saber qué tanto por ciento de la clase a'lta desea vivir en el centro
de las ciudades.
Hemos podido observar cómo en parís, en Bolonia y en otras cÍudades
no existe el deseo de abandono del centro por parte de la clase rica. Tampoco
en la lndia existe este deseo aunque las razones sean allí muy diferentes. §e
trata, en este último caso, de,una razón de clarificación de Iugares por castas.
Cáda área de asentamiento posee características específicas -de clan,
cásta y ocupación [Duncan en prensa a y b; Mukerjee 1g6l; Fonseca "reencia,
1g6ga y b),
además, Ia organización espacial está directamente retacionada con las estruc-
turas conmutativas entre sectas brahamánicas a partir del gran templo, y termina
bruscamente en donde viven los intocables de la periferia.loda esta grádación
espacíal es muy reacia a cualquier cambio, ya que los diferentes enclaves man-
tienen su estabilidad sociofísica mientras que la cultura subsiste (Anderson and
lshwaran i965, pp. 64-65).
., Este tipo de agrupación espacial expresa muy fácilmente su propia iden.
tidad social y física. Las ciudades son en sí mismas sistemas de cubículos basados
" en prefereniias sociofísicas muy precisas, en función de la importancia relativa
. de la densidad, del tipo de vivienda específico de cada enclave social, det tipo de
. paisaje; de las escuelas, compatibilidad social interpersonal. usos ímplÍcitos,
reglas de comportamiento obligatorio, etc. (Buttimer lg69, igZl; Feldman and
Tilly 1960; Wheeler l97l; Bent 1968; Duncan and Duncan lg65; Johnston 1971a;
Timms 1921).
Alguien ha llegado a sugerir que Ios diferentes modelos de organización
ecológico'espacial [núcleos centralízados, sectoriales, policént¡icos, etc) se co-
rresponden de hecho con otras tales características éinicas y sociales (Murdie
1971), siendo el espacio urbano el resultado de esta correspondencia. por ello,
el estudio del estilo de vida es atgo útil para la comprensiOn d" las ciudades.
Aunque la elección sea diferente, siempre existe un proceso subyacente de selec-
ción basado en preferencias por una imagen, un estiio de vida o un determinado
' sistema de valores, ideales o standards.
ÁA
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y'rf-QN^ y a¡,,,du,U4, DfLl^e-Dneí:eÑeP V
"E:rrLO" EN L4 AeqotT11-I|E¿
HE(HA pop r-OS OrSeÑADoKES DÉ OÍROS LUqARES.
Flg. 2.8.
Fig.2.9. Los espacios hacen más improbable el uso de 'callesr como asentamient3
102 En genera!, en Esiados Unidos, la gente quiere zonas residenciales sin tiendas,
ccn':s serylcios asentados en el límite de la zona, y con las industiias y oficÍnas
b::i l:,cs, esto es cÍerto incluso en el caso de las zonas tipo campus (Eichler
z-= i21',an tg67; Werthman lg68).
En lnglaterra los resultados son más bien otros. La venta de alimentos
:s casi siempre local y las amas de casa van andando a las tiendas, por Io que es
i;:portante que estén cerca. Casi siempre las viviendas tienen tiendas de ali-
meniación en un radio de 0,8 km, y dentro de un paseo de l0 minutos de duración
como máximo. Una gran mayoría de usuarios desean las siguientes tiendas a nivel
local [en orden decreciente): farmacia, estafeta de correos, colmado, panadero,
estanco y verdulería. Luego viene otro típo de tiendas menos deseadas y sin
necesidad de estar tan próximas, como son lá pescaderÍa, licorerías y cafés, etc.
[probablemente por razones de tipo social). En muchos casos, la facilidad de
comprar en la vecindad se valora tanto como el estiio de vida de los vecinos
(Daws and Bruce 1971).
Este resultado es muy diferente del que se obtiene en Estados Unidos,
y se puede reforzar observando Ia mayor aceptación de mezcla funcional en lngla-
terra, con un mayor deseo por facilidades locales. La distancía óptima a las tiendas
es de 5 mn de paseo en lnglaterra, contra 20 mn en coche en Estados Unidos ]
(Bracey 1964) osea una distancia de 500 m, contra una distancia de l5 a 20 km.
La diferencia no está causada por la existencia de mayor número de coches, ya
que la clase trabajadora con coche prefiere las tiendas más cerca que la clase
media. El comportamiento se modifica significativamente a travé§ de estas prefe-
rencias (Willis 1969). La convivencia es, en todo caso, un hecho subjetivo que
inftuirá en los elementos urbanos q en et comqortamiento qosterior en ellos.
Por otra parte, la definición de proximidad estará incluida en la imagen de un
medio ambiente ideal de máxima calidad; de hecho, la definición de proximidad
en sí es el resultado de una,evaluación subjetiva.
En Francia encontrarnos un grado de satisfacción mucho más alto al ir
de compras en una zona antigua que en una zona de reciente planifícación, ya
que las zonas más antiguas poseen una mezcla más compleja de usos, por lo que
parece ser que también aquí se desean Ias tiendas próximas a la residencia o a
las viviendas (coing 1966; De Lauwe 1965a, pp. 116-144; Metton i966). Los demás
servicios se gradúan en distancia de acuerdo con la siguiente clasificaciónl
t. Lugar de juego de niños y parque público.
2. Bibliotec.q, piscina, deportes y centro de jóvenes (maison de
3. Clubs, cines y teatros. ieunesse).
4. Estadio de deportes.
5. Museos, cafés y salas de fiesta.
Aunquá los cafés y las saras de baire parece que
la proximidad en este caso se veía afectada poi se deseen más cerca,
el proJ"ro de planificación (De
Lauwe lg65a, p. 136, 1g65b, p,20) lo cual coincide
cusión previa (véase Gardiner 1gZ3).
lo, resultados de la dís-
"o,
Esta discusign, y gran parte de la discusión
sobre la variabilidad de los
standards, puede también aplicarse al caso
de la densidad y a todos lo. .Jn-..pto,
esenciales del proceso de planificación y diseño.
o¡scuiirámos el caso de la den-
sided más tarde, pero dejemos bien seÁtado que
es a-tgo- rucr,o
cue el nÚmero de habitantes por unídad ae süperircie."lnctuye más comprejo
diversos relacionados con la densidad pe.rcibida y muchos factores
con lás niveles preferidos de
est;muleción. Er hecho de considerar un trg.,
depende de una larqa lista de factores, como por
coio;;;;. o como no denso,
ejemplo: et grado de crecimiento,
las activtdades, er iitmo de uso en et iiempo,
r, piurun.ia oe ra gente y sus
huellas en el lugar, ra ruz, er ruido, ra vegetación
existente y ra apreciación de
todos les fectores de acuerdo con la estructura
(Hapopo. Í975b). culturat de cada grupo social
¡iemos visto cómo el contexto y et uso de los espacios influencia Ia
una interac-
.-slCad percibída y su evaluacíón, por lo que en asentamientos con
alta se tolera mucho mejor' La
-: social alta y un uso uniforme de la densidad
.-,-:aleza de las fronteras físicas y sociales y la posibilidad de apropiarse de
que las mismas densidades
-.,cientes defensas f ísicas y sociáles, comporta
casos (Bapoport 1975b)'.Esto
-néricas se evalúen de mánera variable según los de densidad de acuerdo
: debe a que la noción de privacidad interfiere con la
la preferencia tra-
,r la lista de factores antés citada. En lnglaterra, aparte de evalúan
::onal por densidades ba¡as, los jardinu. y los espacios se
de acuerdo
privacidad, por lo que en Stevenage
--.r.',áucidad de ser apiopiados con
t área residencial fue eváluada como más densa que otra con la misma and
den-
Wilmott
:ad real debido a Ia forma de edificación (Wilmott 1962; MacCormack
;0,1j v, así mismo, los habitantes la evaluaron igual. La densidad,
conró las demás
:ció.ies del proceso de planificación, d.epende tam!ié1 !" l1t- j:1t]t::t^lit-:l'
,;;;;;;;.: ;;;;;*as'culturales tradiciol:lit, etc' Los,-"]tld?:1t^1".ij:-''
-:,dad forman parte del medio ambiente percibido y dependen de los sistemas
:e preferencia y de evaluación
Las organizaciones especiales pueden evaluarse de distinto
modo según
: actitud con respecto a la *amistosidad" pública.gentesi se presupone que deter'
que la apoye evaluará
-inadas calles han de favorecer la camaradería,la reserva a una
:sios espacios de forma opuesta a los que manifiesten franca
(Wilmott 1963, pp' 65-74)'
excesiva'familiaridad en las relaciones ihterpersonales
de clase media sin verjas
igualmente, la accesiUilidad y obertura de Ia típica casa
para el juego de los niños, se
)icon grandes ventanales, "án u.pu.ios abiertos más propias de Ias
enfrenta con Ias casas defensivas ante el peligro exterior,
condiciones de extre-
clases sociales ¡n.nát favore'cidas. Finalmente, incluso bajo
ma necesidao atgunos grupos sociales pueden resentirse de
las "mejoras» de
Ia planificación (Porteous 1971).
' o No estoy de acue¡'do eo¡r ia correlación. hecha por Stagner co-n la jerarquía
de Maslow en.elto; y.bajc', esta ivisión depende a su vez de la preferencia (Ba'
poport 1959a)
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PAeE¿IDO Au5 ¡lr*
reáDtctoNAr.Es (eaeoOoA' $12L, r4il{,ÉA¡¡¡¡1$N H1¿)
u1¡
rl TEq.t0¿
Fig. 2.12"
-¡r, e veces, incluso dentro del mismo país. El tamaño y la organización espaciat lt
raría y, en ocasiones, recuerda los pueblos de origen; algunos aseniamientos
tienen com_ercios, otros. ne LBay 1969, pp.23-39). De todas maneras, siempre
neflejan las preferencias específicas de espacios públicos, estructura urbana,
nelaciones sociales y de parentesco, privacidad, etc. Aquí radica la clave del asun-
to. porque aunque la organización espacial anima la relación social, es ésta la
Sre es importante ppr sí misma. Las asociaciones sociales entre gente del mismo
origen son las qué'üan señt¡do a la vida (Abu-Lugho¿ tgos; Doughty 1970). El
proceso de selección de la residencia de la ciudad bu§cando analogías con et
lugar de origen, actúan como instrumentos de
"traspaso"'o de'"transición, entre
la vida rural tradicional y la vida urbana (Hapopcirt and Kantor lg6z; Meier ig66).
Lr-iii-=?;il'o
Trt)y r/t l1_l
lWr rli!
,;E' r//,
^
qQLtrc 9e p'e.^lr6cO_ _ _ _/
I
L. I
cAsÁs D¿ ¿put¿tio
i
(vtvru.JpA sc,nl)
ris, zts Diagrama del,aseltaml.llo r. un grupo de barracas ouebec:or,,o. indios.
¡n
: " Entre las característícas:preferidas por los inmigrantes a Eltcairo, des-
tacan: los patios, las calles estrechas y tos lugares públiios au
e ¡nte-
"n.r"niro
rrelación social. El barraquismo permitá lavar t, ropá coleltivamente,
y us terir
reforzar la relación social mediante cafés, usándolbs comó centros
dá ánion
(Abu-Lughod 1969). Muchas de estas necesidades
no están r¡ pl;;;;;;r.
en los nuevos asentamientos. "iqr¡.r,
AI igual que gn el caso de los barrios bajos, y a pesar de las reacciones
de los forasteros, la calidad ambiental es muchaé ,eó.s mejor que
en áreas nue-
vas que no satisfacen ninguna necesidad colectiva. Como hámoi
visto esto puede
paliarse parcialmente a través de un proceso de selección
del hábitat, pero et
medio iísico no se transforma. En las grandes ciudades los cambios
de color,
o de Iocalización de los comercios, tabernas, etc., son difíciles. fa oiganiracion
de los usos en el espacio está coagutada por los reglamentos urbanísiicos;
en
cambio, en el barraquismo, los cambios de necesída-des se expresan
inmediata-
mEñte en el medio espacial. por ejemplo, en el Núcleo Bandeirante
cerca de
Biasília, en donde se ha recreado ia densidad tradicional y la estructura
comercial
popular, la gente está mucho más satisfecha que en las zonas planteadas
según
"standards" occidentales. tricluso las mujeres encuentran más fácilmente un em-
pleo a causa de la densidad de población. El hecho de que
la calidad de la vi-
vienda no es muy arta se vatora corno argo posítiro, pórqru,
rerativamente, es
una mejora. En Brasilia, en cambio, viviendas se evalúan como " jeores,
"rnejores,
a causa de la desadaptación social y la pobreza OL la organización públíca
espa-
cial. De hecho, el nivel de las viviendas era mucho más r:mportante sólo para
Ios diseñadores, en cambio, la animación del barrio como un todo y el aáceso a
las escuelas era mucho más importante para los futuros usuarios que para ¡os
112 diseñadores. El área de Bandeirante es la preferida, y va por delante de zonas
de nueva planta cbn modernas instalaciones (smith et áltr-19F1).
Lo mismo oCUrre con el barraquismo en Argentina,"'a vtces preferido a
la ciudad de nueva planta gracias a su ubicación junto al río, Ia vegetación y la
vida ¿l aire Iibre, y la presencia de niños y animales en abundancia.
/zu oegApr¡eurstlo
tuo
ffi**
s ^r¿\/f tr\
creloaaóx PE ESTATUS.
4uoo oa astMrucdN
Fig. 2.14. Argeniina, asentamiento de barracas y ciudad (de una descripción verbal en
MacErven 1972).
Esta área llega a tener carácter urbano y está considerada por los habi'
tantes de la ciudad como un lugar aparte. Dentro de Ia trama espacial del barra-
quismo, la zona más cercana a la ciudad está habitada por los grupos sociales
ya casi asimilados a la vida urbana, mientras que las zonas periféricas acogen
á los rec¡én llegados. Existen, además, enclaves sociales bien definidos, según
Ia distancia al centro (MacEwen 1972), valores culturales; selécción del hábitat,
estilos de vida, standards y signos simbÓlicos de identidad social.
r§?€?a- r EÉ-
f5T:11:§ ef-
Y:Vi:r:i É:
ixae:i¡
3- La cognición ambiental Llrlxt
7
,¡ Yr
que'
Existen dos significados diferentes del término cognición ambiental
primera aproxima'
aunque ,;i;;i;;r;;., ¡ón .on.eptualmente distintos. Como '
El primero
.ün, poUrfa decirse'que uno es ál psicológico y otro.el a.ntropológico'
na inituiOo trabalos rlcientes sobre la cogniciÓn ambiental y tuvo su origen
en
psicólosos .o*ó Bartlett t1967), Lewin t1936, 1951) y To\man t1948), asi como
i',a rec¡É¡do, ahora, las aportaciones importantes de la psicología del desarrollo,
en especial de Piaget ('1954, 1963; Piaget and lnhelder1962). La otra Iínea proviene
de la antropología del conocimiento (Tyter 't969; Spradley 1972) y no es muy
conocida a pesar de ser muy importante para la cognición ambiental. Existen
diferencias entre una y otra línea pero, en términos generales, puede considerarse
a ta primera como un caso más restringido de la antropología cognitiva.
Aunque ambas direcciones concuerdan en admitir que l-a--c-ognición rq-
laciona el individuo con su medio, la psicológica hace hincapié en el conocimiento
dél medio ambiente, mientras que la antropológica afirma que los procesos cog-
nitivos convierten el mundo en algo significativo, existieodo diferentes caminos
para conseguirlo. En este último caso, se trata más bien "'esde dar significado al
mundo y nó au conocerlo. Una consecuencia de todo ello que hay que realizar
este tipo de estudios interculturalmente en el tiempo y a través del tiempo ya
que loi significados que se dan al mundo son más variables que los medíos a
través de los cuales el mundo es conocido o, incluso usado'
La visión antropológica sugiere, pues, que el esquema mental (schemata),
las clasificaciones, las taxonomías y lo cognitivo son muy importantes para es-
tructurar y actuar en el mundo. Es necesario considerar las costumbres cogni-
tivas (si así pueden Ilamarse)-con el fin de entender la manbra a través de la cual
el medio ambiente es conocido y estructurado por el individuo. Las personas,
como organismos activos, adaptativos y buscadores de objetivos o fines, e-struc-
turan et-mundo a partir de tres factores esenciales: el organismo; €l medio
ambiental y el medio cultural, Ios cuales se interrelacionan a fin de conformar
representalion." cognitivas. En el presente capítulo, discutiré y relacionaré las
dos direccione"§ anuñciadas, pero como existe actualmente más material psico-
lógico, voy a empezar con la línea antropológica (véase Hapoport a en prensaJ.
. Existen varios aspectos que caracterizan la antropología cognitiva, al
rnenos cuando ésta se dedica a analizar el medio ambiente. La cognición es un
proceso taxonómico y el mundo obtiene significado a través de ser nombrado,
tlasificado y ordenado mediante determinados instrumentos conceptuales. Cada
cultura realiza este trabajo a su rnanera basándose en significados relativos, aun-
que existen algunas regularidades específicas de la especie humana' De ahí se
deducen dos consideraciones generales:
a) qué fenómenos son significativos en una cultura, y
ól cómo ésta organiza estos fenómenos (Tyler 1969), o sea, qué es lo
que se valora y cómo se selecciona y se organiza Io que se valora.
Fig. 3.1
,'t* lq,z. t¡ )
¡¡J0la
(unrcn $6qA)
C¡LL¡
eme"to:,
Los si s n if icados avudan a I os e I
:-::l^:1""t111:
l*; r;;' sisniricados :¿'11ti:?,
personales ::f
(cuando
:artirse o':;,:rt;,J:;";;r;á";á.'rr
(Rapoport lszoc y" capítulo 6)' En el último ejem-
s: convierten en asoc'lácibnes) no eran inrportantes; en cambio' el
sig-
:lc citado, las asociaciones personales y, sobre todo; en los
-tÍicado fue usado lo, noáor, en los p'unior de. interés importante que su apa-
"n físicos fue más
:istritos. La ubicación de los elementos más importantes (en el estudio de
:;encia y los itine"'iot eran los elementos los terceros' después de los edi.
eran
Houston, por el contrario; los itinerarios Los significados estaban relaciona'
:icios y de la estru.i*' étnural de fu ci'áa¿)'
Para la ma-
Cos con la economía y no estaban
*rV t.JrCionados Jon la ciudad'1972J' Todo Io
and Howard
de la gente, el significacio era uf "" iff'rrison que la imas-en
','oría
i;;;:;;;;J.rrú,rr,.i J.iurru, de curtura a curtura, pero parece
la edad, sexo, étnica y educaciÓn' mas
es algo más conrplic'ado que varía co.n grupo social en la
rnonumental de cada
las diferen"irr..giin uf uro y el valor (wood t969)' todo
ciudad, como.n .urá'de ta'plaza prí;.¡;;i ;ñ Ám¿rica latinaurbanas con todos
"r reiafionar las imágenes
ello acentúa la importancia que tiene
los clemás aspectos de la'cognición ambiental'
------ --7
LINDE
rl¡¡ek¡(lo 0
PASO
Fig. 3.4.
coincide con la
Para los diseñadores urbanos' la noción de'imagen"
más recientes no han reper-
definición dada por iyncn, y muchos otros estudios
limitaciones' además de la
cutido en el proceso del diÁeño. Esto comporta otras
excesivo en la "lectura"'
citada,sobre el significado. La primera es el acento 4)'La segunda se
(véase capítulo
más que en la ".o*ft..¡iO.d, de la.imagen
nodo, puntos de.interés, már-
refiere a Ia debilidad de Ias categorías fármales de
recurriendo a las nociones
genes, itinerario y distrito, lo cuál podria clarificarse
anteriornrente'
!enerales de cognición introducidas
El problema mayor es que estas categorías han sido definidas pof el investi-
clasificación o grupo de
gador e ignoran la variabilidad inherente a cualquier
no se tienen en cuenta'
definiciones. Los esquemas cognitivos del usuario la relatividad de estas
Además, a un nivel intercultural se pone de manlfiesto
valles son regiones rodeadas ie
cinco categorías. Por ejemplo, en el oeste, los son las colinas cor-
colinas, mientras qu" iuru'los indios yurok Io inrportante djferente [werth-
fornradas por valtes, lo cual implica rá "rqr"ra
cognitivo
man 1920J' Los lugares significativos (landmarks) dependen parcialmente
de
variables socioculturales: usos, significados, nombres, asociaciones
cÍas, tanto como de la estructura visual y perceptiva. Su defin¡ción,
y preferen-
aiemás, varÍa
con el tiempo (Gulick .l963; SÍeverts 1g67, l96g; Goodey
et alt. 1921).
subjetivanrente, er mísmo eremento fisico puede utirizarse
..1ímjte" (edge) o como itínerario (path), como
dependiendo,Ln parte, del orol, del usua-
:': (con coche versus peatón). La edad, lá saluJ
movilidad y un camino para los jóvenes puede V'el salario pueden afectar Ia
ser una frontera para los viejos
Ios niños o los tullídos. EI tipo db transporte
usado ta pie, en coche, etc.) y ta
díreccíón pueden también influir en el esquu*,
.ognitiro.
Las carreteras muchas veces actúan como
como tales' En el West End de Boston las
fronteras y son tratadas
carreteias periféricas fueron defi-
nidas como caminos por ros transeúnte. y
La remodelación.de cambridge Road,"n
ro*o rronturu, por ros residentes.
me¡oió er paso motorizado pero
convirtió la carretera en una frontera para ]szo,
ros u.urr¡o., con ro que se produjo
un aislamiento físico y simbóríco entre_ ras zonas (Gans
una distinción similar se descubrió en sydnuv 1g72, pp.300,302).
la misma estructura cognitiva descrita. incluéo .on i".p"cto a una carretera con
en rás Angeles, las carreteras
se consideran fro-nteras por parte de los residentes (Everitt
1972)' Esto significa que la clasificación and Cadwallader
debe descubr¡rse y no imponerse. Asi-
mismo, la categoría
"distrito, se define como-á*r-r¿u bien ampria desde
dentro de la cual, uno puede percibir las
diferencias con las zonas limítrofes.
Pero, una vez más, esta definición puede
variar.rujáiirrrente mucho. Los
"nodos" son como pequeños distritbs, y se distinguen de eilos gracias a su
importancia, por lo que su definición ímplica
Distintos elementos pueden utilizarse en
el juego entre muchas variables.
diferentls áscalas o niveles dei pro-
blema, y diferentes categorÍas pueden aplicarse
que una plaza de mercado puede ser a los mismos elementos, o sea
un -nodo,, un área diferenciada det resto,
un centro entre itinerarios, un conjunto de lÍmiies y
1971_) o-, incluso, puede convertjrse
monumentos (porteous
én ,n monumento como un todo (Les Ha¡es
en París o Covent Garden en 'Londres).
Por lo tanto, estos elementos pueden variar
asociaciones sin importancia en Englewood, según et grupo sociar, y
Colorado iHarrison and Sare 1972)
pueden llegar a ser básicas en otrJs
Iugares (portááus por otra parte,
los puntos significativos (landmarks) vaiían Oe personá rcZlJ.
anciana usa muchas veces monumentos inexistentes a persona. La gente
como puntos de referen-
cia, y los jóvenes usan proyectos nuevos completamente
generaciones [Porteous 1g7r; Bapoport ígnorados por otras
1g73d). La estructura de ras activida-
des puede cambia¡ los elementos significatívos (vease
tapíturo. s).
Por Io tanto, debido a ra varlabiridad ¿e los
una ambigüedad inherente a tos misÁos (Barthes
r¡.trrr. cognitivos, existe
1g70_1g?1). por eiemplo, un
elemento tal como.-el Bull Ring de Birmingham puede
trito o punto significativo,. y un gran edifióio pulde cons¡derarse un "nodo,, dis-
o categoría' un nddo puede set un monumento, sei Lmuien cualquier nodo
un Iímite, un itinerario o un dis-
trito [Goodey et alt. i97f , pp. 41-42), y la definiciOn
áe áistrito también varía. 'prr_
Las imágenes urbanas no son sóro visuates:
i cipan en ellas y están. afectadas por todos lo, ,rniiJo,
:an su peso con la edad, la educación, gr::ilgnes no experimentables que aumen-
habilidadu., lo.-L"tores socioculturales,
lcs valores simbólicos, los connotativos
de grupos e individuos, las variaciones
e¡ la estructura de sus actividades, comportamiento sociat, etc., por ro que,
-"i a través de esquemas cognitivos una plaza se clasifica como
:- s:rá lo mismo que si se crasifica como zona de estar, comer, zona de paso,
..a:'er. Por tanto, aunque el trabajo de Lynch beber y
,r;d"
:e-:ariia' no puede tomarse comó estructura universal sin cá-nsioerarse como punto
irné;e-es reales de ros diferentes grupos sociares analizar antes tas
e individuos.
E-<tas imágenes dependen áe ta categor¡ir.¡dn-cognitiva,
de fan,,"aricad, asimiritud o no sim¡titrd,.r¡tr-oq en términos
secuer¡cla ce movimientos, etc. La extensión
turpor.res, tipo de actividades,
oel espá.io ou comportamiento
Estos mapas no son realmente mapas mentales puesto que están
realizaCos por geógrafos. Esto es más grave cuando pensamos que los no geó-
grafos generan mapas mentales diferentes de la misma zona, como por ejemplo
lcs l'{etv England States (Stea 1969). Yo interpreto el término mapas mentales
conio lcs producidos por los individuos por sí mismos, reflejando sus preferencias
aíec:l','as, simbólicas y significativas, aunque se está hoy afirmando que no
ex;sten realmente mapas mentales como tales.
Los mapas mentales son transformaciones psicológicas a través de
les cuales Ia gente adquiere, codifica, recuerda y decodifica información acerca
Ce su medio ambiente espacial, o sea las distancias relativas, direcciones, com-
binación de elementos, etc. (Downs and Stea 1973). Pueden llamarse, asimismo,
mapas cognitivos [Tolman 1948; y también Trowbridge 1913).
Los mapas mentales, como los de los geógrafos, ayudan al indivíduo,
que sólo conoce Io cercano, a operar a distancia. Los atributos de distancia
dirección, etc., se transforman en formas simbólicas simplificadas que pueden
fácilmente captarse como sistema de relaciones. Estas formas simbólicas ayudan
al individuo a comprender y a usar su medio ambiente. Los mapas de los geó-
grafos, los mapas de la gente primitiva y los mapas cognitivos son estructural-
mente análogos y sus diferencias son sólo de grado (Hallorvell 1955).
Por ejemplo, los mapas son expresiones físicas de Ios mapas mentales,
de la misma manera que los espacios construidos son formulaciones físicas de
conceptos espaciales. Tal tipo de mapas se distorsionan fácilmente a través de
simbolismos míticos. Becordemos la visión popular del New Yorker, sobre la
concepción en Estados Unidos de los mapas medievales con Jerusalén en el
centro, y otros muchos casos con un omphalos axis mundi, o lo que sea (Adler
1911), reflejando juicios sobre preferencia, importancia, socialidad, centralidad,
etcétera.
Otros mapas primitivos eran guías de itinerarios y muestran carreteras
'de líneas rectas, con elementos o "citaciones" del país a ambos lados de las
carreteras (Crone 1962). Tiendén a ignorar las direcciones y se basan en caminos,
cruces de caminos y cambios de dirección (en muchos casos la gente hoy sigue
este mismo método). En los mapas de área's extensas, se solía distorsionar la
forma a partir de prejuicios, como el de los griegos sobre la simetrÍa (Craik
1970, p.90). Los actuales mapas de propaganda todavía utilizan la misma estruc-
tura mítica, con Iugar central y relaciones a base de itinerarios.
Obviamente todos los mapas, tanto los mentales como los otros, tratan
de expresar Iá identidad, fa ubicación, la orientación y las diferencias culturales
de lo que se cita, y también la estructura que relaciona estog.elementos el
sistema de imbricación que los coordina, lo cual era ya una conseLuencia directa
de nuestra discusión sobre cognición (Sapir 1958). Los mapas de los pueblos
"primitivos» contienen muchas veces elementos no pragmáticos, normalmente
sagrados y rituales, con inclusión de Ia tierra de los antepasados, el paraísc o el
infierno (Hallowell 1955; Ohnuki-Tierney 1972). La diferencia entre este tipo de
mapas y los actuales no es el aumento de conocimiento sino el diferente estilo
de conocimiento (del cual el mismo conocimiento aumentado es una parte)
con diferentes motivaciones, actitudes, expectaciones y diferentes tipos de acti-
vidades, exigiendo todas ellas diferentes tipos de mapas. Los mapas primitivos
expresan mediante itinerarios la unión entre diferentes puntos. Estos lugares
fijos pueden ser pozos, lugares sagrados, ríos, etc.; los índices temporales pueden
:eemplazar las distancias.
Aunque algunos mapas sirven para localizar lugares de caza, fuentes,
:::., la mayorÍa de mapas primitivos tienden a mostrar características rituales.
*-a s':il:tud entre estos mapas y los mapas urbanos es que ambos son combi-
na::: :e elementos en la mente, coincidiendo con caracterÍsticas básicas del
med': a:-:'snte, que son elementos naturales en el caso de los primitivos, y
elerne:::s;:':aros en el caso de los mapas urbanos (Bapoport 1g72e).
; -"sortancia de los mapas mentales, sus distorsiones, etc., radica
en que el :::-::;'tamiento humano depende parcialmente de ellos Uackson and
!25
.f
II VÉA}¿,Á UD. ÍAUBIE¡
co.\, ll
^}]s¿f{os
NUEVA qUINEA
SAT,{OA
Fig. 3.5. Ejemplo de mapa mental basado en criterios turísticos- de romanticismo y vida
na-tural, más qúe en distancias físicas (de un anuncio de Air paó¡f¡c en The Australian,
13 enero de 1972).
Johnston 1974). Por ejemplo, una de las actividades más ímportantes de las
clases trabajadoras en Lima es el fútbol y tiene lugar en zonas que se nombran
con relación a Ios orígenes de los jugadores. Estos lugares son desconocidos
para la clase media y alta, no obstante son tan importantes para aquellos que
lo usan Que.si uno no ha pisado su polvo, no conoce la Lima de hoy" (Doughty
1970, pp.37 y 38). Los mapas mentales de estos dos grupos sociales serían muy
diferentes, y muy diferentes también los espacios de comportamiento tenidos
en cuenta, y los mapas mentales sucesivos. La ignorancia contenida en estos
mapas puede invalidar las previsiones de lugares recreativos, barrios, relaciones
sociales, viajes, etc. Las diferentes lagunas mentales en Ios diferentes mapas
mentales correspondientes a las dístintas clases sociales son aspectos esenciales
en el diseño y en la remodelación, ya que producen un peso relativo muy dife-
renté entre los elementos del medio ambiente.
En Ciudad Guyana, por ejemplo, los diseñadores pusieron énfasis en la
topografÍa, que no existe en los mapas mentales de los usuarios, y lo mismo
ocurría con la imagen del centro de la ciudad (Lynch 1972, pp. 20'21). Los mapas
mentales extensos afectan también los viajes por el área representada (Peattíe
1972).
No puede afirmarse que los mapas mentales existan siempre pero,
claramente, la gente aclúa a través de un tipo de esguema cognitivo. Por eiemplo.
ex¡sten diferentes ínterpretaciones del por qué los diferentes grupos sociales
reducsn su comportamiento espacial a algunas zonas de la ciudad solamente'
Las explicaciones se basan en ias diferencias socioculturales o en la limitación
Ce sus mapas mentales. Se ha sugerido que ambos factores actúan simultánea
\ menie, por fo que los diferentes grupos emplean símbolos básicos para vivír
entre sus iguales tan cerca como sea posible de los grupos sociales tenidos
por superiores. La limitación de su conocimiento en las ciudades proviene de
estemecanismo(Adamsr969).Esteargumentoparecebastanteválidoyla
gente en Christchurch (N.2.) tiene mapas mentales -sectoriales de acuerdo con
su Iimitación en la experiencia del medio ambiente (Johnston 1971a, 1971b; Lee
fg7lb). Et punto más interesante es que la preferencia y la selección del hábitat
están det¡m¡tadas y afectadas por los esquemas cognitivos y por los mapas
mentales que la gente tiene de las ciudades. i
f t${P0
Fig. 3.7.
TRAI,{A INEI"A¿TA
Fq-
"Lu4Ae "
,á)
(:(\
v
ó
.:l-::'
Fí9. 3.10.
,I
t'
!
I
:s más extens¡vo a causa de la movilídad social y recreativa. Por otra parte los
zSorígenes conocen con más detalle su propia casa'
Este punto de vista se refuerza por el hecho de que el único otro
iugar que los niños conocen (Foundation for Aboriginal Affairs) les
proporciona
,¡n conocimiento superficial de una zona situada al otro. lado de la ciudad. res-
ruidos, etc., aunque de una
;;.i;; la vivienda,'.on 16 cinei, edificios,seluces,
comprueba en las diferencias res-
iorrnu vaga. La importancia del aprendizaje
pecto al iexo. Los muchachos juegan a rugby v vi11a1 f_uera de la zona de. residen-
cia e, incluso, van como especiadáres a lugares situados fuera de la ciudad (que
sitúan en el mapa sin saber dónde están exactamente). Gracias. al rugby desa-
rrollan un sentido simbólico de vivir en el Sur de Sydney (el nombre del equipo
o Alejandría (Riley
de rugby) y no nombres más específicos, como Waterloo
197f ),' y así aumentan el área que les es familiar'
r)
lÍl:.') DL SÜqbY (¡lou g¿r:i
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Fig. 3.11. Mapa mental de los niños aborígenes (basado en descripción verbal en
Riley 197f).
La orientación
Ya que los mapas mentales están constituidos por lugares, por las dis-
tanc¡as espacio'temporales entre ellos y por el sistema relaLionat, estas tres
cuest¡ones: lo que es un lugar, lá distancia y la orientación deben discutirse una
a ufla empezando por [a orientación.
La orientación es múy ímportante en el comportamiento de cualquier
crganismo móvil: personas y animales. Está retacionada con la supervivencia
¡'la sanidad (Lynch 1960; Hall 1966). Es cutturalmente variable. Incllye la codifi_
:a:lón y Ia clasificación de "lo que hay" (whatness) y
"dónde lo hay, íthereness)
.i-ee 1-c69J, y es la organización entre lugares y direáciones to que'haie posible
:s ces¡lazamientos en el medio ambiente.
La orientación tiene que ver con tres cuestiones: dónde se está, cómo
ir e::::e uno quiere ir y cómo saber que uno está donde queria estar. pára con-
testa:,as, es preciso conocer Ia situación propia en referencia a un medio
más
exteis¡ y estructurar este medio con un sistema de relaciones
y lugares. Dentro de este proceso entran en juego sistemas deentre direcciones
información [Carr
r973)' [a accesibilidad perceptiva, la configur..ión espacial, el simbolismo,
el
estilo coEnitivo' las preferencias, el significado de loé etementos, las
- distancias
y los itinerarios [porter 1g64; Garbrecñt lgZt).
.tttEa ! r,:.a
-
C,AR.T¿L DL pouch
IáS FPONTE.CAS
cor{o AJNIos De
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<=.-a..r_:!Vi¡iÉa +
(uaN¿ANA
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DÉ cAs.LS
Dreeccróñ : zf,blt, 24'! sr, sE DreE(¿loñ = 7-G cHoMg, lSE, cl-{O, Y¿I'4ATA, (U
EsTADOS UNIDOS JAPON.
Fig.3.l5.
formación. Cada área se numera según su antigüedad por lo que varias casas
pueden tener el mismo número.
El sístema de la línea y el punto fue introducido desde China'en el siglo
lX (Kyoto) y se intentó reintroducirlo durante la ocupación por Estados Unidos y
antes de las Olímpiadas. Pero el sistema de áreas persiste y parece relacionado
con el estilo cognitivo y la importancia en el díseño japonés del Mu o intervalo.
Entre los jóvenes y los anc¡anos de nuestra propia cultura parecen
existir también muchas diferencias, incluso en relación a los sentidos implicados
(De Long f967). La falta de habilidad en la captación de los índicios comporta
desorientación. Los sistemas de indicios pueden transformarse a través del
diseño o la planificación. El sistema marroquí, el japonés o el de los ancianos
es más sensible al cambio que el s¡stema más abstracto de punto y línea. La
diferencia podría ser entre un sistema tradicional basado en saber y otro basado
en el cambio y el proceso (Kouwenhoeven 1961; Jackson 1966a, 1972).
Todos estos sistemas son .etnocéntricos,. Los norteamericanos pre-
sumen que su sistema es el más claro y lógico, e incluso los ingleses lo piensan,
aunque nombren sus casas en lugar de numerarlas. En Francia, estos s¡stemas
se consideran confusos, príncipalmente por la falta de jerarquía, por lo que se
percibe como un caos formal (Michel r965).
Estas diferencias pueden ocasionarse bien por características del medio,
bien por hábitos espaciales (innatos o adquiridos). Un ejemplo del primer caso
puede encontrarse en Milwaukee y en Charlotte (uno en el Midwest, otro en la
E¿st Cost, en USA). En Milwaukee se usan las casas numeradas y las direcciones
:ardinales, incluso en el interior de los edificios. Las instrucciones sobre itinera-
: es son: dos manzanas sur, girar derecha tres manzanas oeste, etc. La dirección
:s'234 W en tal calle. En Charlotte las direcciones se basan en un sistema de
-::-3res en cada zona, dada la topografía, luego se indican los monumentos
. s:les de la zona nombrada, fínalmente la intersección de dos calles y algunas
-a-¡a:ras de distancia (Rapoport en prensa a).
Similarmente, en Lincoln, Nebraska, el Capitolio no se usa como mo-
---E-:3 y existen solamente tres o cuatro áreas con carácter específico que
h,¿- s:: inlegradas en la ciudad. La divísión más importante es norte o sur
de '.a :a e 0. con el sur agradable y el norte desagradable. La calle 0 es la
orie-ia:::::lncipal, y el 99 0/o de la población está de acuerdo en que el centro
de las c -:aCes es el cruce entre la calle 0 y las cplles 10 y 11.'
'
Ccnunicación personal de Michael Hill y del Prof. R. Mittelstaedt. de la Uni-
versidad de hieb:aska, depártamentos de Geograf ía'y Marketing, respectivamente.
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Y Mucuos orsftlrcs @N ¡JoM5¿.É. (e4/a,a,c]..
Pocos Drsf«ros @N ^JoMoeE
?20?to.
Entre los lugares que conforman los mapas mentales, las áreas son muy
importantes en el contexto urbano. si el lugar implica que yo estoy «¿qgí» y no
"allá", entonces la definición del lugar implica identidad. Los paÍses son clara-
mente no uniformes y están compuestos de regiones y ciudades identificables.
lgualmente, las ciudades están formadas por áreas: barrios, centros de ciudad,
distritos de espectáculos, zonas comerciales o industriales y áreas con nombres
de todas clases, tales como Left Bank, soho, Nob Hill, west End, East side o
North Shore.
La definición de este tipo de áreas es importante para Ia morfología
urbana, para seleccíonar unidad de diseño, y para la formación de los esquemas
cognitivos. Sin embargo, el significado de estas unidades no es obvio y su
definición forma parte del proceso de clasificación discutído anteriormente. La
significación del centro de la cíudad o del vecindario debe redescubrirse (Davis
1969; Lapidus 1969; wheatley l97l; Lewis 1965). Hasta hoy, Ias definíciones de
barrio o bien eran arbitrarías o bíen se basaban en criterios.objetivos,. La inno-
vación en la inúestigación del medio ambiente es el acento puesto hoy en una
definición subjetiva. Son importantes las tres cuestíones siguientes: cómo se
definen subjetivamente estas áreas, cómo se relacionan estas definiciones con
las otras objetivas o arbitrarias y, finalmente, qué relaciones existen entre estas
definiciones y la realidad f ísica, social o cultural.
No voy a describir los estudios que analizan los barrios con criterios
objetivos. En pocas palabras: estos estudios definen los barrios a través de la
selección de cíertos criterios medibles; por ejemplo, en Europa se han definido
las áreas centrafes de la ciudad a través del precio del terreno, de la anima-
ción, del tipo de negocios, del número de teléfonos, etc. (tJrban Core and Inner
City 1967). Similarmente, existe una amplia gama de estudios justificando lo que
es un barrio con criterios que se deducen impticitamente de una teoría (Timms
1971; Johnston 1971).
Una investigación alternativa es estudiar cómo definen las áreas sus
propios habitantes y bajo qué criterios. La cuestión esencial es saber cuándo
la gente dice que ha cambiado de áreas. dónde y por qué: de lo urbano a lo no
urbano, del centro al no centro, etc. Cada individuo, por ejemplo, define la tran-
síción entre lo urbano/no urbano a su manera, pero siempre con cierta consis-
tencia (Clayton f 968). Como hemos deducido anteriormente, la variabilidad entre
grupos es mayor que dentro de un mismc grupo, de tal formá'que será posible
generalizar algunos criterios, que serán útiles para el diseño.
Habremos de analizar el mismo lugar usando puntos de vista diferentes.
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E,{ FOEMA " tNsrDE-óUfSlOE.
D¿ONTA &tDMElño aeLLuazn',o ARIÜA
(suarr-es \a,55)
Fig. 3.18.
r50 Generalmente, estas distinciones se añaden a las de Ios paisajes (véase
capítulo 6) y la definición subjetiva se facilita con transiciones claras y cuando
los indicios sociales y físicos son congruentes (Barth 1969), haciendo coincidir
los dos tipos de indicios.
Consideremos algunos ejemplos. En relación a la textura urbana, se
trata evidentemente de un asunto de llenos y de vacíos, de relaciones entre los
edificios y el espacio, etc. Se ha sugerido que una distinción válida es entre arar,
'desbrozar y amontonar (smailes 1955). Aunque esto es un puro juicio que de-
bería comprobarse.
También se ha sugerido que la gente se preocupa por diferentes ele-
mentos urbanos a la vez panorama, espacio urbano y sensación de desplaza'
miento (smailes 1955). Si la gente conoce o no estos elementos, una vez más
es un problema a investigar, tanto en la ciudad como fuera de ella (Papageorgiou
1971; Goodey et alt. r971).
)UlLlt-l PASro De L{
o R,Á,FOEMA
l¡auEUPq,O
toND€es :
UVE4P@L
tA4
' usando Vars_ovia: Donde (Dónde ir/qué hacer en México), junio de 1g23,
p.25; usa:jc Florencia: The Gazer (El Mirón), n.o 1206,29 de junio al 3 áe julio de 1923,
) óPa P. -t.
152
Ptyc.,eDso
DíA Y NocXE
;
4PÍENWtcr.l
VIUT4E
t ru PgJ qP.OSo
sorc DE r.JocXE-
tlgɿrAP
Fig.3.21. Mapa de peligrosidad del crimen. según L'Aurore (Francia) (fijarse en los
elementos que citan)
--+ €STE
Por tanto, las fronteras de las áreas dependen de donde uno vive. El
aprendizaje es algo importante y los factores ya tantas veces mencionados son
significativos, tales como familiaridad, medios de transporte, grado de atracción
y la función del esquema cognitivo en cuanto a obtener más información. El
significado, la estructura urbana y las diferencias percibidas son factores a tener
en cuenta y cuando existe convergencia, los esquemas son más nítidos. Existe
a:uerdo en algunos confines bien claros y desacuerdo cuando los confines son
e:-¡iguos (Klein 1967).
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DE ¿¡ oUDAD
AJEVTE So6e.e
ÉL Nísró
l5BShore),enSydney.Esunf¡g¿«QUBnot¡enedefinición;nopuederelacionarse
reside'.Tp]t:.lj..:.:it
otra costa v, á"pr"oi"n9g.del lugar donde uno
con ninguna
las novelas' cualquiera que v¡va
o siete kilómetros' (Cleáry iSzo' p' 85)' Debido a
al,í Io hace aparecer ocorTlo si fuese otro país"'
p.*onu' La derin¡c¡ón de North shore' He aquí seis
_.r=;.r1;";l;;;.'a"*
1. Varón, profesor, psicólogo' nacido en Sydney' v]ve en North Shore:
pacif¡ó Highway y Archbolp St. Una extensión muy
Hoseville hasta pymbl., .ntrJ
d¡i;t; h"i'rT,:T::lrttecto, lo que
nativo de svdnev' YiuP .un l1 ciudad: todo
que cuánto'más lejos vive uno' más amplia
hay encima del puerto [eiemplo de
'' es Ia zona en North shore: solamente
',iliiJÍll;. retaria,nacida en sydney,alvive oeste de.la autopista: sólo in-
la zonasuburbial entre noseviile y Wahroángu' st. tves no está incluido porque es
cluye las zonas que son Jr ".tor',ruburbios. y se dejó influir por los anuncios
muy reciente. Buscab, ;;; .r.á-pur, su.
hijo
de Sydney de tres áreas
qr", inJJrntalmente. f,rUir,t.urbi.Oo mapá genetál
et
East y North- a seis' como sigue:
-West,
4.Varón,urbanista,emigranteperoresidenteenSydney.desdeh.ace
que cubre desde Lane
muchos años. Domiciliado en Norih shoie. Define una faja
Beaches' Cree que todo
Cover Biver hasta Middle Harbour; excluye Northern
ello está relacionado con el ferrocarril, y que solamente inctuye la municipalidad
de Ku-ring-gai.
5' Varón, arquitecto,. nativo de sydney, residente
en er área: define
t:do, hasta chátswood,
..;:::;ltr?1r^".^Li:^r^l:fr.(vaso ;";;
in"rry" Mosman
-.1.ii (status
_r"T"rl:?Jj:.,,,1-I::irby en. este ro;";;;,
5,'.,r,rr"á.;"j, L',i," r'- i
o TIENDAS BLJE.ÚAS
oo cfxil¿!
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RfSr D€.vct¿s
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R.ESI'ÉJJLIAs
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I'¡AS L¡J OS
'uÁ t¿ios'
J
o TreN DAs MALAS
L
o TI ENOAS
' He comprobado todo ello con numerosos ejercicios realizados con los estu-
:rtes sobre la elección de itinerarios.
168 distancia subjetiva a través de la valencia positiva o negativa, o sea que la dis-
tancia social juega un papel importante. La distancia entre las áreas socialmente
diferentes puede ser mayor que entre áreas socialmente equivalentes. Con refe-
rencía a Sídney, una novela indica:
"Waterloo... estaba sólo a pocos kitómetros
Ce Double Bay, pero a la distancia de una era geológica en la escala social..."
(Cleary 1970, p. 120J. Estas cuestiones sobre las distancias subjetivas entre
áreas habitadas por grupos sociales opuestos deberian analizarse con mayor ín-
tens idad.
Por lo que los esquemas Ce las grandes áreas, en tanto que compartilas,
son difusas y generalizadas mientras que Ias áreas locales son específicas pero
mucho más detalladas.
También puede variarse la morfología a partir de los elementos orde-
nados. Ya hemos visto que existen elementos simbólicos idénticos para todos
y elementos simbólicos idíosincráticos, propios de personas o de pequeños gru-
pos (Rapoport 1970c), o sea elementos simbólicos compart¡dos por una ciudad,
y elementos simbólicos sólo comprendidos por grupos sociales pequeños. Posi-
blemente:
Son mundos separados con sus tÍendas, sus tabernas y sus habitantes si-
tuados alrededor de su plateia, poco influidos por Atenas y menos por la puerta
del vecino fuera de su mundo. Tan fuertemente mantienen su identidad propia, como en
la antigüedad, que no es extraño pasar, de parada a parada de autobús, de un área orea-
lista" cien por cien, con sus símbolos y sus banderas reales, a una zona marxista (Lan-
cester, citado en Kriesis 1963, p. 59J.
Todo ello indica que la morfología urbana subjetiva no sólo varía sino
que influye en la visión sobre la ciudad como un todo.
Ya hemos visto casos similares en Londres, París y otras ciudades e,
incluso, en Los Ángeles o Sidney, existen personas con mapas mentales muy
localizados. La variedad de indicios puede organizarse de muchas maneras, aun-
que dentro de ciertos límites dados por cierto acuerdo en las convenciones. Por
ejemplo, en nuestra cultura con baja densidad, una zona abierta no será consi-
derada como centro urbano o como zotlá *centro de negocio g, (Central Business
District). Sin embargo, en Japón, un centro es este «vacío,: el Palacio lmperial.
Los centros de otras ciudades tradicionales son estos.vacíos" (Wheatley 1971;
Krapf-Askari 1969), y en la China, la lndia o el lslam Ia definición del centro
varía muchísimo.
Por lo que el significado y la relevancia de estos elementos, son im-
portantes en Ia morfología urbana subjetiva.
Por [o tanto, la definición de un barrio por parte de niños blancos, mexi-
canos o negros incluye las mismas categorías, pero con preferencias diferen-
tes respecto a: elementos naturales, artificiales, grado de centralidad de la vi-
vienda, las modalidades sensoriales y el grado de existencia de esquemas glo-
bales (Maurer and Baxter 1972).
La morfología subjetiva urbana es un claro resultado de Ia cognición
y del hecho de otorgar signifícados al medio ambiente seleccionando información
directa e indirecta, y percibiendo las diferencias con distinta modalidad senso-
rial y distinta estructura, a través de códigos y convenciones cognitivas taxonó-
micas. Si comparáramos Ia morfología subjetiva con la "ofjetiva» no hemos de
pensar en validez sino en los elementos de diseño que mejor pueden coincidir
con el específico estilo cognitivo. O sea que las morfologíás subjetivas y obje-
tivas pueden ser congruentes. Esto se consigue diseñando lugares en los que
los paisajes cognitivos y físicos coinciden, se sobreponen y son congruentes de
algún modo, como en el ejemplo de los aborígenes australianos (Bapoport 1972e).
De la misma manera que los mapas cognitivos se construyen alrededor de
tramas de primer, segundo y tercer grados, el diseño de Ia ciudad debería ser
a partir de elementos que pueden ayudar a informar a un nivel inferior.
Como simple ejemplo, la situación de los edificios altos ha sido ana-
Iizada desde muchos puntos de vista (Rapoport 1gT1e, 1975b; Heath 1gZ1). Debería
considerarse desde un punto de vista de perspectiva y comunicación, como ya
se ha hecho en las ciudades medíevales y en Bangkok. Desde el punto de vista
de la cognición urbana, pueden servir de puntos de referencia, ayudando en la
construcción de los esquemas al estar situados cerca de Ias vías de tránsito
(tal como no ocurre en Cumbernauld). Podría ayudar el uso del color (como en
el viejo Pekín, donde existían colores sólo para elementos importantes de la
jerarquía) y otros indicios o cong¡'Lrencia de actividades, etc. [Steinitz 1968).
Desde el punto de vista de la cognición, el diseño urbano podría ayudar
a gran número de gente a organizar sus esquemas cognitivos influenciando el uso
y el comportamiento. Como los grupos difieren, existen problemas difíciles de
resolver. La morfología subjetiva parece, pues, estar relacionada con el con-
cepto de lugar, si consideramos la ciudad como un sistema jerárquico de Iugares
con claros o confusos lindes, estos lugares están vinculados entre sÍ a través
frontgras, y-existe
170 de itínerarios y caminos, y separados entre sí por.bl're;ras o
," -i"t"*"-áe"'orlentación global espacio-temporal..Cada lugar tiene su apro-
ca'da itinerario o barrera tiene su valencia:.
;i*i6" ;;oci€na[;';;;i;;9;ci'al, están compartidas o no por
positiva o negat¡va. É.t.t construccionet mentates
y la comprensión de los indicios
pequeño$ y granaes ;;;p"" y el comportamiento
t depende de ellas m¿-s que de las morfologías objetivas.
Es el medio ambiente
el que alecta el comportainien:o: t,'' '. ' , , .'.;' -. ., , .
"rü;"t¡uo
ji í':.' --
:ifl:
1
a la
La selectividad en Ia percepción ambiental, no se debe solamente
sino tanrbién a necesi-
nlotivación, la experiencia, los niveles de adaptación'
;;;;;-;";;itívas,'tates corno escala, conectividad, identidad y orientación'
en diferentes
Por
ejemplo, la identidad nos pide que reconozcanros los elenlentos que la
posiciones. La necesidad de conectividad y de ínterrelacionalidac significa
información perceptiva que no se ajusta a ningún esquema es rechazada -aunque
viaje en coche
nos relacionamos subliminarnlente Con ella-_. Por tanto, aunque un
to-
puede ser una experiencia perceptiva caótica, con los dos lados inconexos,
luz, olor,
davía podemos reaccionu,. á Ios elementos como caos, estimulación,
textura, color, etc.
juzgar, o.sea
El que percibe todavía juega otro papel. Percibir implica
juegan
que tanto los estÍmulos y ta sensibitidad, como la intención de "percibir"
en esta direccrón, y puud"n variar. La teoria de detectaciÓn de seña\es [Murch
acerca de\
1973; Daniel et alt. s.f.) sugiere que existe siempre una incertidumbre
medio real, y que el estado de criterio es muy inrportante: el deseo a decidir
si una situación determinada existe dados índices míninros, y por (lo lo tanto.el
que los
deseo de actuar. En-la psicofísica clásica existían umbrales fijos
diferen'
órganos sensitivos.rn.rpr.us de percibir) y umbrales relativos Iaquellas
cias visibles que dependen de /os antecedenies, Contexto y otras características
pero es posi-
percibidas). En las tLorías sobre las señales no existen umbrales,
uno puede preguntar
ble separar Ia sensitividad det observador de la desviación.
del estí-
si dos o más estímulos realmente difíeren de acuerdo con Ia sensitívídad
mulo, y finatmente, si tales observadores difieren en sus desviacíones, o sea
que reáccionarán de forma diversa ante el nrismo estímulo'
Cualquier estímulo consiste en señal y ruido. Existen diferentes pro'
babilidades de que las señales puedan ser detectadas y de que la gente actúe
(Daniel et alt. s.t.). rsto da al que percibe un papel activo, pero implica una
genie
tripótesis sobre et proceso de percepción (Kelly 1955J; por ejemplo,.la
difiere en la cantiAaA ae bvidencia que necesita para apo)'ar una h;pótesis' La
grupo social y de catle . tril". En- las calles' debido a la.naturaleza del
social a
en la distancia ñredia'
espacio, et movimiento sigue ,n"-Jir...ión,.centrándose (recognition)
y explorando Ae ¡iquierda-a derecha. Las estr.ucturas "recognitivas"
En las playas' con
quedan así equilibrád., y la atención descienOg le1lamente' que
en una cierta faja estrecha
un espacio ,ár';;;;g*1 l. ,tLn.lon se concentra parte media'
oscila desde el centro hasta el toÁáo, con menos
interés en la Las
difusas, y en conÜa del caso
estructuras de exploración y ,..ogni.iOn Son muy
delacalle,enlasplayassecomponenenunaseriedecurvasenS,deman-
(Vigier 1965)' Existen muchos tipos de
dando, probaUlement., ,a, információn
dinámica de la percepción'
esquemas exploratorios, por .urrr-Ju la nat-uraleza que
otro elemento contextual interesante es el medio de transporte
influyeenlapercepciónyenlacognición,yqu.eestárelacionadoconeltiempo
y ti"mpo pueden sustituirse el uno
de percepción, a través del que Ll:ripu.io bl.
Ia equivalencia entre ta información temporal Ia
y no temporal' la
al otro. Dada se solapan'
percepción del-ti-el¡po a través Ae ,n, sucesión de acontecimientos' (Fraser et
y el tiempo puede analizarse a través de la percepción del espacio
ált. tglziOrnstein 1969; Cohen 1967)'
fo, Jilrior-ürporales-puáden servir así mismo para distinguir entre
percepción V .ág;i.¡ón. La cognici'ón es estática
(cambia lentamente)' mientras
tratan de
que Ia percepcióIn varía constantemente, por lo que Ios organismos
-^antener lu.ág;irián estable y los estimulos variables. si
la percepción es
que la
s':¡pre variable, to es más en el caso de la percepciónunambiental'.ya
ella' También explica
:,:":ración y el movimiento se i";;;tr" por iotnpt'uto
ll ambigüedad
: -::oria, Ia inferencia y Ia.rpáiirr.¡á, variedad de lós
dada de Ios estímulos'
(percepts)
i -::': físico exige explorar r.á*, J" ia estructuraciones' "perceptos"
::::-: :l=s y ta cJmpteiiO,U Oe sus posibles
1ls::1.:rarazónporlacualelmedioambientenopuedeSer.tratado énfasis en
como Li-¡É:;-¡:ctir,a, una fotografía o una diapositiva: demasiado
sentidos y Ia naturaleza
el senir¡::: ¿ ,'sta con tenden.ir r-olriáar lbs demássido los causantes del énfasis
polisens::-¿l :: a pe:.cepción. Los OitJaOotes han
por sus prejuicios, en parte
en la visión excluyendo otros sentidos, en parte
porqueloscriteriosusualessonmáscontrolables'yenparteporquesonmás
La psicología de la percep-
fáciles de representar gráficamente y con maquetaS'
la vista, y, en ocasiones' la
ción también se ha-coricentrado en ál sentido de
bastantes estudios
percepción es sinónim o de percepción visual, aunque existen
sentidos son más fáciles
sobre el sentido del oído. Una razón es que los demás
de analizar.
LosdiferentessentidoSso|ldiferentesmediosdecomunicaciónentre
básicos de percep'
el mundo y el que fercibe. Pueden disiinguirse dos modos
o centrada en el objeto
ción: autocéntrica [o centrada en el sujetá) y alocéntrica gente percibe, en
(schachtel 1g59, pp.81 a 115J." El priÁero irata de lo que la
que el segundo se centra
una mezcla de sensación y de nivei de placer, mientras
y la atención' De
en la objetivización, en la'comprensión y en Ia direccionalidad
olfato, el tacto' la tempe-
ahí ta diferencia entre los sentidos, yu qru et gusio, el que la visión' y en
ratura y el sentido propioceptivo son auiocéntricos' n¡ientras
La distinción es relativa'
menor cuantía, el sentido auditivo, son alocéntricos.
de Ios dos sistemas:
no absoluta, y el sentido auditivo comparte características
al tono' mÚsica
es alocéntrico en relación al hablar, y áutocéntrico en relación
y sonido.n g.nurrl; á, ¡ncluso,.n í. visión existe autocentricidad con
respecto
al color, luz Y forma. primitivos y auto-
La objetiviz-ación es más dif ícil en tos sentidos más
céntricos, y sólo se desarrolla en los animales superiores
y en el hombre' Los
vínculo con el placer y el
sentidos autocéntricos Son más físicos,.on rn fubrte
a controlarse desde el
confort, y, a través de ellos, el comportamiento tiende
medio ambiente y no a través del conocimiento. Los
seniicos alocéntricos son
occiCentales' llegan a ser
más intelectuales Y "esPirituales'' y' en las culturas
dominantes con una atrofia de los autocéntricos' a una
tas percejciones alocéntricas tienden mucho más rápicamenie mlentras
su riqueza'
repetición voluntaria a través de esquemas que disminuyen
que los sentidos autocéntricos trascienden los esquemas'
son también mucho
que las-experiencias olfativas'
más difÍciles de usar en comunicación, por lo
termales, gustativas e, incluso, acústicas, son más
difíciles de compartir que
apreciación estética tiende
las de las palabr.as y las formas. El desarrollo de la
percepciones alocéntricas
a desarrollar una "autocentralidad, secundaria de Ias
(schachtel 19591, y diferentes culturas tienden también a valorar diferentes
hace poco' ol sentido del tacto es-
modalidades (Wober'1966), por lo que hasta
Oce.anía, y el sonido y la
taba muy valorado án China'y en Japón, los olores en
cenestesia en África, etc. Los otros sentidos son muy
importantes.g.n.lo:^liñot
y podría hablarse de espacios acústicos, olfatorios, táctiles, etc' (Hall 1966;
Frank 1966a).
Esta descripción de los sentidos autocéntricos
sugiere por qué no han
sido'estudiados, ya que es evidente que son más
difíciles de incluir en los dise"
se han dedicado a Ia visión
ños y en los estudios. casi todas las investigaciones
\os más primitivos
y a la audición, y se ha aceptado que eI olor y eI gusto son correlaciones
y los más difíc¡les de interpretar. Por ejenrpío, no existen claras aunque existan
entre Ias experiencias "autocéntricas, y el medio.ambiente,
y y siete olores básicos:
cuatro gustos básicos: dulce, salado' uáu'go ácido'pungent y putrid (Held and
camphoraceous, musky, frorat, pupprri,irtyl eínereat,
*
Ricl^rards 1972, PP. 40 a 43)'.
Conlaexcepcióndelgusto,sinembargo,elusodelosotrossentidos
porque el preciso olor'
puede ser emocionaímente importante para el diseño,
nuevo vez, más que recor.
sonido, textura y movimiento, se experimenta de
cada
darse o esquematizarse, y porqUe operan más allá
de la consciencia. Al mismo
tiempo, está claro que la vista eS, en nuestra cultura,
el sentido dominante, y,
.Agradezcoalprofesor.Dr'JoachimWohJrvillporllamarmiatenciónsobre
ésta v otras refereniias tLtucionadas con los sentidos no'visuales'
prefiero no tracJucirlo, rr rnr'Éu"* pirá¡u de to difícil que es comunica-
a través cle los ,"rildot "autocéntricos'' lN' del T')
enmascaran tras el ruido del tráfico, que además tiene Ia virtud de disminuir la
I tY
sensibilidad acústica (la cual disminuye actualnrente entre los sectores indus'
triaies). Esta agudeza puede desarrollarse juntando a la gente con los ciegos w
c
o cazando. lncluso con una sensibilidad acústica baja, los diseñadores podrían
O!
tener máS en cuenta el sonido. Por ejemplo, construyenCo conirastes entre zonas :-:u<
silenciosas y zonas ruidosas. Esto ocurre en las mezquiias iraníes, en fas cate-
c
c -2-;a
Crales ínglesas, o en los patios musulmanes o latinoamericancs, en donde uno
!
L !><J
:lando, suave y rugoso; entre yerba, piedia, h.ormigón, cantos rocjadbs, Ía:¡1,
ladrillo, arena, etc. En las ciudades modernas'el uso permanente y ublcio d:l
asfalto ha ido eliminando estas experiencias. Las ciudades antiguas ofrecen
más
e:ie-
experiencias y una vez más existen culturas que las han manipulado ccnsc
mente. En Japón, por ejemplo, dentro de los edificios, en los cuales no
se usrr-l
zapatos, existe rnr ¡¡rripuiación muy sutil de alfombras, nlade,ra pulida, maCera
labrada etc. La textura táctil se relaciona con la visión y con el sonido
(zonas
pedregosas para ir despacio, etc.), pero el terreno está todavía inexplorado'
,./
DrAqeÁMA cfxÉsrÉTrcO DE uN JA{rtN JApotJEs
F\f ro
(uPohef fi6u.tctlr)
LA CÍJ./$7EJIA E^I L§ EAJ1BIP§ DE. LAS ME¿qJIrI.S
Fig.4.1
180 Cenesfesis. Este sentido actúa a través de la estructura propioceptiva 1
que sintetíza las sensaciones de desplazamiento y de cambio de posición,
relacionada con los cambios bruscos de forma (Gibson ig68, p. 6T), lia velocídad,
el cambio de dirección, movimiento activo o pasivo, sensaciones de desplazamien-
to, etc. Normalmente actúa a escalas pequeñas (Howard and Templeton 1g66,
pp.256-261). Una vez más algunas culturas son mucho más cenestésicas que
otras y, por ejemplo, los coches europeos son más cenestésicos que los de
Estados Unidos IHall 1966). A escala arquitectual los jardines japoneses son una
maravilla: piedras, agua, césped, a través de los cuales el cuerpo debe girar,
bzier y contornearse; con Io que uno llega a ser mucho más consciente de su
:ropio cuerpo. Todo elfo reforzado a través de la visión cambiante con los cam-
:'cs Ce dirección. En Katsura existe experiencia cenestésica en las entradas y
s: ::s, aunque todavía es más clara en el lrán. Por ejemplo, Ias entradas de la
^-:zqJ;ia Ce lsphahan tienen cambios súbitos de dirección y altos escalones para
:'-¿.'zar [a experiencia cenestésica, ayudando a percibir Ia transición de otras
s:-sar'c:es de luz, color, sonido y temperatura (Rapoport 1964-1965).
'. c,,,'n,,ier,to de aire y tentperatura. La gente es muy sensible a los
:::-::s :e;irección e intensidad de las corrientes de aire. Los ciegos distin-
_c_¿-r :::: ', (Berenson 196z.r96g) y los esquimales distin-
c-3r':s:rs::as =lccicaies del aire
co:r enorme sutilidad orientativa (carpenter 1g73, pp.22-23).
Ex;s:e -:a s::s,: l:cad m;y extendida a ros cambios de cualidad del aire: una
cci'rle;:e:-¡=:a (c:n su olorJ, la radiación solar en la superficie, el calor
que se cssp::-:e ce las p,soras al anochecer después de un día caluroso,
el frescc ce -'¡:z:'r '':-::e p'antas, la diferencia entre un bazar sombreado
al aire ijbre ¡'--a :'a'.4 s:,ea:¿, eic. En algunas ciudades, junto a las esquinas
de los gral.'rces e:.:':':s s-e,e la¡er corrientes de aire (como en Nueva york).
También puede ;'na::-'a's= l: t€;,seraiura y la calidad del aire en zonas de
transición hacia un parqre p-5i.cc,:r"ranipulando el diseño al acerse a la playa
o a una zona vercje, prcc:c':::3 / acen:.:ando el cambio de visión, de olor,
de cenestesis, de soniio, s:c., o :e can'¡;o Ce temperatura. Por ejemplo, en
Sidney, cuando se entra en el S:lc.e:s'l.lemorial park yendo a lo largo de la
calle Archbold, o las experie;ic;as ;:s:-: cas en el capítulo 3.
Generalmente, en Ii'iera::.::a poesía o Iibros de viaje-
se encuentran calles, playas y niei-3a:cs.-:a::¿ti,,,a,
c:scriios a base de sonidos, olores,
texturas, temperaturas, etc., a veces s':''t LS3j-:érn,inos visuales. Esto se debe en
- parte a que cuando se intenta expresar as;.cics afectivos la'dimensión visual
es mucho más abstracta que Ias oiras. No qu,ero anaiizar las fuentes Iiterarias
aquí, pero voy a descubrir un viaje a la czp,r.el Ce lr4éxico la
menos polisensorial de todas las ciucjacies i':':exicanas-. -probablemente
Por ejemplo: Sonidos; Artesanos, múslca de orquestas y bandas de
mariachi, músicos ambulantes, organillos, centanies callejeros, vendedores de
flautas de juguete, guitarristas, tráfico, fuenies, árboles y viento, el silencio de
los patios interiores, Ias campanas de las ciudades, los pájaros, los niños. Olores:
Los restaurantes y las tiendas de alimentación, r,enCedores ambulantes, vende-
dores de flores, incienso, gasolina (que huele diferenie que Ia de los Estados
U:¡idos), flores y árboles de los parques. Texturas: Paredes y pavimentos. Cenes-
ie,.ie.'Giros bruscos, cantbios de nivel, rampas, escaleras. Usos; Tiendas, grupos
:1 compra-venta, diferentes vestidos, alimentos, áreas ricas y pobres, turistas y
-::':entes. Vista: Contrastes espaciales entre calles estrechas y playas amplias,
i=,i-'?s y colores, ventanas y puertas decoradas, gente de diversas subculturas,
-:---:ntos históricos de cada siglo, mercados, parques y barraquismo. Todo
e. : :: . )era sugerir que los indicios de las ciudades tradicionales son más
v¿i'z::s :Je en Ia mayoría de las ciudades modernas (Rapoport 1973c).
-¿-rbién los diseñadores han tendido a simplificar los indicios, bien
evitar::: :-3 se construyeran, bien ignorándolos. Es sIgnificativo que muchos
diseñcs::'::nodelación han tendido a suprimir la riqueza sensorial, «sán€áDdo¡
los luca::s. Corno, por ejemplo, la supresión de Les Halles de París o del Covent
sot IEIS'pru/'oeÁL PAL(
Hvl PE-Pcl?ftBLE
,1 yrLLA
se-r visuales (Thiel 1961, 1970; cullen 1968). Muchas veces, los sentidos no
visuales se ignoran diciendo que no Son ¡nteresantes en el diseño máS
que
cuando molestan (Scott-Brown iSOS). La dificultad de control no debe ser obs'
tácuto a su uso, tal como Se ve en los ejemplos citados. Solamente pueden
introducirse de nuevo a Partir de.un diseño consciente'
Los aspectos socio-activos también tienen aquí su interés. Y no sola'
mente por causa de la influencia social en Ia definición de umbrales percept¡vos
(y del i¡mbolisro de los elementos). Si se acepta que el significado de los indi'
cios proviene de una selección, entonces todo lo relacionado con la gente y sus
actividades debe considerarse, ya que ello forma parte de la percepción ambien'
tal, que es, y debe Ser, Select¡vá. Este tipo de elementos son importantes para los
niños (sieverts 1967, 1969; Maurer and Éaxter 1972). En algunos casos las acti'
vidades no eran importantes para los adultos (Lynch and Rivkin 1970)' pero, en
otros, se conformubrn.on Ia forma (steinitz 1968). Muchos de mis ejemplos
tenían que ver con la actividad y sus variacignes.
La actividad, además, ayuda a distinguir entre elementos perceptivos
y asociativos, y entre percepción operativa y otros tipos de percepción' Por lo
que el significádo debe ser más importante que los elementos físicos, pero
estos últimos deben, sin embargo, percibirse a través de los sentidos'
Es importante saber qué papel juegan los diferentes sentidos en la
percepción
'existencia am'biental.
La evidencia es algo equívoca, pero tiende a- probar la
de diferencias culturales y de variaciones con la edad. Así, en Estados
Unidos, los olores, los sonidos y los aspectos visuales merecen algunas refle'
>lrones (Lynch and Rivkin 1970) (incluso ten¡endo en cuenta que operan sin ser
:::clbidoi). Por ejemplo, los niños en Estados Unidos dan importancia, con di-
':::nciaS étniCas, a los OlOreS -flOres, Comida, caballOs, poluCión, faCtOríaS,
:és::l- y a los sonidos -ranas, trueno, perros' tráficO, caballos- (Maurer
:-: 3a.xtei ig12). En San Cristóbal, México, los sentidos no-visuales eran im'
::-::-:es, y los indicios olfativos y acústicos se usaban para detectar las dife-
:i-::s :a-:es de Ia ciudad; los oloies eran difícites de analizar (Wood 1969; Stea
?it ,',::: '371). Además, estos estudios se concentran más en la memoria y
en la:.:;--: Ín que en la percepción, por lo que la dificultad de tener en cuenta
la r¡re-:': -:-,,,isual, y comunicarla verbalmente, juega un papel importante'
Estud:a: ::r:e:rencia no-visual a través de la percepción puede ser difícil pero
es inte:=-.¿-::.
s,::::s los sentidos iuegan un papel en la percepción ambiental y en
las respuestas afectivas, así como en Ia memoria, entonces la pregunta obvia-
mente esencial para el diseñador, es cómo funcionan en conjunto: si es una
adición lineal, si se refuerza, si trabajan mejor juntos, etc. Aunque existen pocos
estudíos en este campo, todo el mundo está de acuerdo en que es un asunto
importante y poco conocido (Pick et alt. 1967; Loveless et alt. 1970; Freides
1974). Todo ello no sólo porque es un tópico complejo, sino porque en el labora-
torio experimental de Ia percepción no se usan normalmente más de dos varia-
bles. Así, aun cuando es evidente que todos los sentidos cooperan de algún
modo en la representación del medio mundo estable en el que vivimos-
no está claro cómo ocurre. Aunque no-el se esté de acuerdo en el detalle, existen
algunos puntos de confluencia no directamenfe interesantes para el diseñador.
' t Sólo descubrí a Heckhausen en abril de 1971, després i=i segundo borra-
dor de este libro.
El concepto de sobrecarga y las maneras de evitarla tienen interés
para el diseñador, y también en su relación con la noción de complejidad que es
como la antítesis del caos. La sobrecarga puede existir a nivel perceptivo o cog-
nitivo y puede aplicarse a la realidad social o a la física, por lo que podría hablar-
se de sobrecarga psicológica debida a un exceso de información física y social,
(Rapoport 1975b y en prensa b), ya que el medio físico tiene un significado social
y expresa y estructura la actividad humana.
A gran escala una ciudad completa puede considerarse como un sistenra
de comunicación con problemas potenciales de sobrecarga (Meier 1962; Deutsch
1971). Estos problemas pueden ser debidos al tamaño, puesto que el número
de interacciones sociales aumenta proporcionalmente al cuadrado del nÚmero de
habitantes (Hardin 1969, p. 86). Algunos de los problemas de Ias grandes ciuda'
des pueden, de hecho, ser causados al intentar reducir la sobrecarga informativa,
como el excesivo anonimato o la excesiva especialización, o, en el caso contrario,
la sobrecarga produce violencia IMilgram 1970). La naturaleza de la información
también es importante. En nuestra cultura la ingente cantidad de información
atractiva produce frustación afectiva (Lipowski 1971), todavía más si tenemos
presente que Ia publicídad es el sistema prioritario de información (Carr 1973).
La sobrecarga depende tambíén del tipo de gente de que se trate: cuando son
extraños se requiere mayor información procesada que cuando son conocidos y
comprendidos (Rapoport 1975b, en prensa c; Lofland 1973).'
Desde esta perspectiva, es posible ver el medio ambiente físico como
un estimulante. O ,sea que la gente actúa mejor a determinados niveles de estí-
mulo que evitando los excesos en uno u otro sentido (Rapoport and Kantor f 967).
Entre la depauperación y la sobreexcitación, existe un estado óptimo de estimu-
Iación en el que actúan cinco variables: nivel de diferenciación perceptiva, di-
versidad estimulativa, la estructura informativa, Ia inestabilidad (con el peso
del movimiento, ya que Ios estímulos dinámicos exigen rnayor rapidez Ce res-
puesta) y significación (Wohlwill 1971).
La adaptación juega un papel imporianie en tcCo este pi'oceso, ce
manera que el mísmo medio ambiente puede evaluarse como so5;'eesii:nulante
o no, según las experiencias previas (S/ohln,iil anC Kchn i9i3). La aCaptación no
es lo mismo que el ajuste, el cual es un cambio er el comportamienio que
modifica las condiciones de los estímulos, más que un proceso Ce menielización
que cambia las preferencias.
La gente usa filtros a fin de reducir la sobreesiimulación, y asÍ desprecia
parte del medio fisico y social, aunque ello cueste dinero como lo cuesta el
adaptarse. La adaptación a la sobreestimulación puede provocar frustación, la
cual no puede medirse fácilmente pero, en cambio, aparece, a veces, al cabo de
muchos años. Los efectos de Ia sobreexcitación informativa dependen no sólo
de la adaptación, sino del contexto, como por ejemplo bloqueanbo Ia acción. El
mismo lugar puede resultar agradable a un turista y sobreestimulante a cualquiera
que intente trabajar en é1. La sobreestimulación informativa está, pues, afectada
por los factores cognitivos, las expectaciones y los sentimientos de control
(Glass and Singer 1972, 1973), y puede distinguirse entre los efectos pasivos y
activos de la adaptación (Bapoport 1968J (véase capítulo 6).
La vida urbana es una constante amenaza de sobreexcitación y la gente
debe intentar arreglárselas con ella. Por tanto, suele seleccion¡r las fuentes de
excitación que prefiere (lr,lilgram 1970), o sea, que usan filtros. Son necesarios
porque la gente puede asÍ arreglárselas con el vasto incremento de información
que supone una ciudad como Nueva York cuando se compara con el medio de un
Kung Bushman o de un nativo de Nueva Guinea.
Estas estrategias o filtros, dependen del proceso de selección, de la
dedicación de un tiempo nrás corto en cada lugar y de ignorar muchos estímulos
muy poco evaluados. Los medios físicos actúan aquí como actuaba en los mapas
' Descubrí a Lofland (1973) en 1975, tras desarrollar estas ideas indepen-
dientemente. Agradezco al Dr. Harold Proshansky el haberme aconsejado este libro.
mentales la reducción del campo' de actuación.
otras estrategias se desarrollan
(lt4iller 1956) o supersímbolos (Moles 1966)' a través
a base de superestructuras
dentro de unidades (Gibson
de las cuales la información se organizá.n ,nidrdes
196g). Esta organizaciónjerárquica reduce ta
cantidad de información' ya que a
considerablemente' Por
través del supersimnofo Lt n,in.,"to de bits se reduce de la ciudad la
teoría
todo ello la sobreexcitación es un concepto útil en
la -o
sensorial' Bepasemos algunas
sobreestimulac¡Onl y también lo es la üeprivación
estrategias:
estímulos son
1. construir juicios relativos. Así las dimensiones de los información''
de
más numerosas. sá uáan más canales y aumenta Ia cantidad el com-
Los juicios se encadenan con mayor taáltiaaA
(Miller 1956), convirtiendo
portamiento en algo habitual.
2. ta gená conrlerte en hábitos inconscientes lo habitual' Así' en base
hábitos de la
a la culturu p.rronáI, se disminuye la necesidad de atención' Los son los
*buena conducta, cumplen el miimo papel. Ejemplos de estos casoS
itinérarios de ir de compras, ir al trabajo, etc'
g. Unión de diferentes informacÍones en una superestructura (chunks)
proceso de
(Miller 1956)'yo enormes símbolos (Moles 1966); ello depende del
,plu¡O¡rr¡u ayuda a memorizar grandes cantidades de información.
'4.Estrategiascognitivas:mapasmentales'.esquemas'etc''.loscuales
propia.lona de
seleccionan y filtrai la inf-ormación, cántrándola en ta -residencia'
gestalten'
i;;;;r;;;rr'.-v constancias perceptivas realzan un papel similar' como
Los estilos cognitivos [o consiguen a nivel cultural'
percibidos (Milgram
5.. Dar menos atención a cada uno de los elementos
970).
6. La selección del hábitat y el cambio de actividades para vivir
1
con
menos estímulos.
7. lgnorar a la gente, despersonalización, anonimato (Milgranr
1970),
estilos de vida y sistema
y ,gruprü. .ln ¡ur p"r.Jnr. análogas, con los mismos y prensa c)' y se
en
de valores, y asi uur.ntil la redundancia (Bapoport 1975b
disminuye la atención. de información.
Así puede aumentarse la privacidad al reducírse el flujo jardines, etc.
8. Úsar barreras físicas, patios cerrados' distancia física,
grupos:
Todas estas estrateg¡as pueden clasificarse en tres'grandes
a) estrategias cognitivas de reestructuración de ta información;
b) cambiar el
como del aprendizaje
comportamiento, Io cual depende tanto de la cognición
y cJ defensas'perceptuales, físicas.o sociales'
grupo, aunque están
Las dos primera son función del individuo o de su
las experiencias
afectadas por el medio ambiente, que influye en las actividades'
det medio ambiente y de
y el diseño; el últimolrrpo depende más directamente
Todos estos
su diseño, y lo relacio-nu'.on la organización de la comunicación' vida' símbolos'
estilos de
instrumentos y estrategias nombradas (edificios, vallas
reglas de conductr,léirpr.ión social, ieparación espacial
y temporal) tienen la
misma finalidad: controlar la sobrestimullción, y la absorción
y el proceso de
':íormación.
(turn ofÍ) la infor-
La gente, en medios caóticos, recodifica y desprecia
-a:ión para evitar, ^ l,^ uur,la sobrestimulación y la deprivación sensorial' Esto
e>:'ca el aumento'd; la complejidad del medio con el tiempo, ya desde
que, a través
diseño este
J": ..i.n¿izaje, la géntu puti. ádquirir más información' El
para con'
pgn:c ce vista, est"á-;;;J conformádo por la suficiente redundancia y el
para producir la atención
segi.r:r i.ábito V f. *i¡áitnte información nueva
interés. U:ra pregunta interesante sería la de saber si en Ios medio pequeñas'
ambientes
más
muy se:;:l'os Ia gente desestructura la totalidad en unidades
APARTAMEMÍO, A ¡.{E!U
I]AóITAUON, 3'N D€TEN
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srN De.ÉE!SAS EN G¿.{.S4OW
Fig. 4.3. (Según Bapoport 1973). De una descripción y análisis verbales en Harrigton
:roJ.
190 I ^.:-
Le,,:¿-s::r---
;yi0; Altman 1970; Altman and Haythorne .1g70).. Mi opinión es que
¿--A
=J : s¿:¡ cebe adaptarse al nivel de información que la gente desea para man-
::.:¿i' .: esiabilidad, dejando en manos de ta gente su exceso de capacidad. De
:=::a,'es personas usan constantemente barreras en contra de una interrelación
-":;.eI excesiva. La organización del espacio, tiempo y significado debería con-
s.::¡'arse corno un medio a través del cual aleanzar los niveles apropiados de
:ícrrnación (Bapoport 1972b). La selección del hábitat es también un exponente
ce cjefensa (Harrington 1965), como el caso de preferir casas unifamiliaies, o
,a íaita de publicidad de Ia dirección, o del teléfono.
De hecho, la noción de sobreexcitación nos abre el camino para hablar
cje densidad y excesiva aglomeración; haciendo asÍ posible la díscusión de Ia
densidad y [a privacidad bajo las nociones de Ia sensorialidad y Ia información
por ejemplo la percepción-, mucho más propio en este capítulo que en
-como
el capítulo 5 (Hapoport f 97Sb).
' üisten muchos estudios sobre ello en etología, que no pueden analizarse
aqu i.
l- -
l( exk(r díerencias e«ke k densrdad esgack/ y /a Cen*dad
f,ecño Ce
n- .;cial, es algo muy significativo; dada una densidad determinada, el aumento o
-:ducción del número de personas por unídad de superficie tíene consecuencias
,;x^
,,o I :istintas según los casos (Loo 1973). En los grupos nunlerosos con extranjeros,
f- Ios mecanismos de defensa actÚan con mucha fuerza. Por ejemplo, la misma
Censidad, en China, produce diferente tensión, según el grupo sea o no homo-
ó géneo (Mitchell 1971; Anderson 1972). Generalmente, cuando el número de
personas aunlenta se incrementa la complejidad cognitiva y el grado de certidum-
bre, por lo que el comportamiento es más difícil de estructurar; cuando Ia can-
tidad de espacio por persona se reduce, aumenta también la dificultad del com-
portamiento. Si ambos procesos actúan sinrultáneamente, la aglomeración se
0n produce con gran tuerza (saegert 19731. Para saber si el aumento de gente es
n
peor que Ia diiminución del espacio (schmidt 1966), hay que saber de qué tipo de
gente se trata (PIant 1930, Schorr 1966), siendo peor Ia agrupación indeseada
que la heterogeneidad.
La densidad percibida como alta en el medio urbano produce sensación
ie amenaza, siendo el agente más importante la masificación. Otros agentes son
el tráfico, la falta de jaráines, el ruido y la industria (Carson 1972, pp. 165 y 166)'
Todos ellos influyen en la densidad percibida a través de todos los seniidos
(Bapoport 1g75b). Cualquier elemento físico o social puede aumentar la sobre-
)S
exclta'ción. Para reducirla hay que cambiar o la situación, o su significado. En el
ejemplo de los jardines (Harris and Paluck 1971) pueden resultar nlás "notados"
en la ciudad, que en los suburbios periféricos o en las pequeñas ciudades (Pyron
1970J, y la adaptación juega aquí su papel.
Estos símbolos son culturalmente variables dentro de Ios límites de la
capacidad humana. La densidad, fa aglomeración y la privacidad, pueden enten-
derse como relación social real, o como relación potencial a través de la percep-
ción del medio. El diseño puede ayudar a controlar los niveles de interacción
en un área dada (Wilmott 1962), construyendo barreras físicas, teniendo en cuen-
ia las costumbres, el tiempo, la separación espacial, etc., y reduciendo así el
flujo infornrativo. También puede manipular los indicios sensoriales (cues) (Ra-
poport 1975b). En cuatquier caSo, los jardines, menos ruidos, menos olores, etc',
i-educen la información, aumentan la privacidad y reducen el nivel de aglomeración
o de densidad percibida.
cualquier acto comunicativo incluye partjcipanies, canales, cÓJr3:s
compartidos (lingüísticos, cenestésicos, paralingüísticos), ia fo:ma C: l:-' len'
guajes y el contexto (si los lenguajes se permiier, se p:c-i:e:, e::') Esi: -:::l:
ngüístico (Hymes 1964J tiene clara aplicabliiJal a l:s p:,-:i:::,s c:i ::: --. I:
este caso, no solamente la gente tiene Sisiemas i: co:i:':l o c=fe:s:S. S -l c'-3
entre los códigos existen asimismo coniroles. He ahi el i¡:erés de Ia h:¡:g::er-
dad como medio de favorecer la lectura, ya que reduce la compiejidad iel cÓcigo.
La información entre la gente tiene dos canales: existe Ia consciencia
ce Ios demás, y también el conocimiento de que los demás son conscientes de
uno. Este último tipo de información puede producir serias perturbaciones a
:ravés del diseño (Bitter et alt. 1967). Esta información sigue cualquier tipo de
canal sensorial: uno puede ver y ser visto; oír y ser oído; oler y ser olido; tocar
y ser tocado; todos saben que cualquier lugar puede ser usado por un extraño
y que hay que nrodificar el diseño para evitarlo. Todo ello juega un papel en el
conocimiento de los otros en las situaciones sociales, o en el conocimiento a
iravés del medio ambiente. Si la privacidad es l.a habilidad de controlar la
interacción indeseada (Bapoport 1972b; en prensa b)' tamb¡én aquí participa el
¡redio como información, ya que deben existir expresiones o barreras físicas y
sociales de esta privacidaá. Los medios ideales son los que permiten el control
Ce la interacción a travéS de todos los canales sensoriales, permitiéndola cuando
es deseada.
El conocimiento de los otros a través de los sentidos bajo forma de
nteracción no deseada, es la fuente principal del sentimiento y la sensación de
:xcesiva ansiedad. Se manlfiesta a través de artefactos humanos sonidos,
i -luz,
rll
movimientos,olores,etc'-.ynoatravésdeuncontactocaYaacara'Si'además'
192 Au sensación de ansiedad y de incer-
se trata de gent; no .ono.iáu, ".1 urr.nto estilo de vida
tldumbre es todavía mayor. De ahí
.l du."o de homogeneidad detrata de controlar
se
para unos v ou rrrüráglne¡oad "n ái*.
En cualquier caso
-la 1966' p' 54)'
y seleccionar ro.'loniJos y relaciones [Cox ya que /a inter.acción
\ El factor crítico de todo .ii;;
selecci'ón,
más socialización cuando la interac'
no deseada es la problemática, v''"*iri"áspacio privado (lttelson 1960; lttelson
ción es voluntaria, o sea cuando "*itiá uuitut la interacción volun-
and proshansky s.f.; Mictrelson reSi.'ir"l"rliiigi.^9"
tariamentepuedeayudarlavida.colectiva,yaquesilapersonapuedeelegirel
con mucha más intensidad'
cómo y el cuándo de la interacc.ió1,-¡nturá..ionará
lu,un,ación f,g "gregariedad, debería
Si existen límites en la interaccion''soci,l, de los cuales
estar de acuerdo con la posibilidaj
i"-átá"ttiar medio anrbiántes et alt' 1e6sJ'
(Eckman
uno puede uirruirál'io cúal está.;;;t;b;;9.n "1or9sía de diseños con barreras
por tanto l¿ «gre§ariedad, @regr7¡o:;snessJ, provie.ne con gente homogénea' sin
claras adaptadas-á ,, *.4i" ,rtit.,t"
irÁiíiui, legible'
de variar v
niveles de estimulación ni urto' nl'uui;;1i:;-1]'"t'uuitiouo -libre-_
lo tanio, interacción y posibilidad de
suprimirla
seleccionar estos niveles. Por 1968)'
son dos aspect;; del mismo sistema [schwartz no es la interacción'
En Ios grandes edificios 1;;;;;;r, el probláma
indeseada de los otros es la
que
sino la imposiuitidád de evitart, i;;;;ióion
(Ládrut 1968' pp' 100-101 y 352)'
interfiere en la independencia frn',if¡u' procede de una defi.
La poca aceptaciÓn de los ,p,it,*"ntos.tamu¡en
fon solamente una módulidud de conciencia'
nición potisensJriáii" L privacidád que alguien pu.ede estar al otro lado de la
ción del medio ambiente y sauieÁáá v la falta. de.vesetación
pared IMetser rg69l. La éxcesiv;;;;;;tspaciat a la atención ajena'
producen la sensación de estar "urpu"tto'cont¡nuamente
Únu la vesetacigt hi:^::ido' el uso
e inhibe el uso (Daish and Melset;;"oé)' iu.to, 'u'del.usó, ya que gracias a ella'
aumenta, por to que la privabidad;;;; de
la gente conoceque está.n utgin"J¡tio.
ff papel de la órganización espacial
Desor 1972)'
tgauÁ et alt' 1974;
las barreras es importante en,oá"r.tt""Luát comunicación a través de la organiza'
Todo elto debe verse como un .¡.*pflde comportamiento'
ción del u.pr"io, O"l tiempo' dei significado.y.del
perciÉid.a y la "objetiva' es importante
La distinción entre la oens¡aaJ
Nueva York y Washington cont¡ene
para el pro..* de diseño. fu ,.gápolL'entre.
cuadradas, y en Holanda podría
contener
43 millones de personas en o7,ogé ,i,.'ilrur percibida en lJclanda es menor
el triple oe ge;ü. sin enrbargo, la densidad
(Whyte1968,pp.9-12)acausadelaccesoalespacioabiertodelasnotables
diferenciasentrepoblacionesyconductas,normasculturalesysociales.Por
íncluye las cíudades mayores
ejenrplo, la ,ona-a!-Bandstadt i.l"ÉtüA.lolanda) i..*o qei nars, p"ll-o]Tl:^l'separación
con una densidad seis veces ",rr;;;;;1r
urpr.io abierto ayudan a percibir por una
en las poblacione.s y la acce-sibiliiro-li el gusto los
a.rrnru hay qtue citar:
menor densídad. Entre los iu.torl!-ou gusto po"JÁinutl-".t!-^l la'reducción de
objetos p.qr.nl', u'o de bicicletas' el
qr; las-enormes ventanas sin cortinas
la incertidumbre en la privacidad, y;ouriur.nt., ,u'ti't' au un sistema cultural
"i
ay,udan ,l ,uáiJ ;;"; m¿s familiár. sobreexcitación debido al ruido'
suiil y sofisticado; sin enrbargo,'"litt;-cierta in.juit." la tendencia a ausentarse in-
t-:re otros medios para evitarl, ;;.;;" hoÁogéneos y aislados' la
y
::- o;.mente, Ia separación en grrio. i.iigio.o,
(Bailey 1970)'
:-:sencia de niveles altos de coniormidad o.-ío_ngitud es factor a tener
Er número de erement";';;;
r;lJri. .otropequeñas en una
de 25_a SO unidades
:- :-::tia. por lo tanto, et uroniolamiento Arctutectural Beview 1972)'
s:: :':\'oca cambios en la esá'-isÁáir"t 1955;
Lcsnivelesdedensidadpercibidanopuedencrearsesolamenteapartir la rea-
demás sentidos, o bien olvidando
de ;: : s:ic visual dejando upuit!-to. la organización del sistema' o sea
lica¿ s:.: ¡, Es asimismo "r"n"iái considerar y los niveles
las c¿ :S , :spacios abiertos, los asentamientos y-su actividad,
'i;;;k';r- que en
1e68; wi.r,.r 1e73). Podría suserirse
de ma: =_
rriJn'"u];r:l;,
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La complejidad ambiental
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Todo ello implica un recepto'r activo más que pasivo, que transforme las
señales en mensajes (lo cual puede ser temporal o espacial desde el momento
que la complejidad urbana se da en tiempo tanto como en espacio), es decir,
que ordene los elementos en grupos. Existe, pues, un elemento asociativo y cog-
nitivo que complica la situación pero que permite expresarse a la personalidad,
al aprendizáje y a la cultura. Definir la complejidad como un proceso informativo
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Fig. 4.7.
número de estados
número total de estados posibles
,/.:/l
Fig' 4.8. Los árboles no se ven hasta que.se llega al final de la calle, sin embargo el
i¡npacto perceptivo se recuerda tras el'primer iiinerario (Ripoport añ¿ uawles
igzo).
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llr ::: :: ¿?¿renie menor rango (Maurer and Baxter 1972), lo cual, no obtante,
:,ede ser interpretado en términos de complejidad polisensorial. Los niños aus-
-''1 z- -s parece que tamb¡én recuerdan mejor los ambientes sociales y físicos
-:-: .,.s que los monótonos (King 1g23, p. T4).
El diseñador puede manipular los itineraríos, las relaciones entre varias
á;eas, Ia ubicación y la mezcla de usos, las opciones de diseño
ablerto y tu in_
fluencia del medio natural. Todos estos medios son suficientes para
monotonia. Los medio amb\entes vernacu\ares tienden a ser
evitar la
más complejos que
los de diseño de alto estilo, porque usan todos los instrumentos
indicados con
mayor habilidad: mezcla de usos, de textura, polisensorialidad,
cambio de activi-
dades con el tiempo, cambios del espacio (adiciones) con el
tiempo. Todo ello
está ayudado por el orden usual estricto que subyace a este tipo de diseño, por
to
\ue e\ tasi\§s rnás rmnwno es \áe,\\rr\en\e pe\cep\\b\e. A escaia ma)or, \as c,\u-
dades que crecen "naturalmente" desarrollan una complejidad y una originalidad
mayores que las que obedecen a standards uniformes, con edificios que tienden'
a ser idénticos y monótonos.
Además de tener en cuenta los espacios, también pueden considerarse
Ios itinerarios posibles. De este modo se consigue no sólo Ía sensación mornen-
tánea de desorientación, sino la variación de experiencias con el tiempo, per-
mitiendo la combinación de indicíos de diferentes maneras y permitiendo a la
memoria la realización de permutac¡ones y combinaciones.
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cuerdan como más largos en la memoria (Cohen 19671. Así, en medio ambientes
ricos, uno se cansa menos que en amplios parques sin árboles, a causa de los
niveles desapropiados de información IParr 1969b; Steinberg 1969J. Los medio
ambientes variados proporcionan mucha inforntación y disminuyen subjetivamente
el tiempo, pero aumentan la memoria.
La complejidad urbana se enfatiza diferenciando áreas a través de usos,
y cambiándolas en el tiempo. Diseñar áreas perceptibles debería ser el objetivo
primordial del proceso de diseño. La diversidad no es el producto de Ia casualidad,
sino que debe planificarse y preveerse. En las ciudades, ello implica, preservar
la personalidad de las áreas ex¡stentes y construir las nuevas áreas con carac-
teres específicos de forma, uso y gente. Muchos trabajos sobre el diseño urbano
tratan, de hecho, acerca de Ia complejidad visual (Sitté 1965; Cullen 1961;Wors-
kett 1969; Nairn 1955, 1956, 1965; Spreiregen 1965).
Comentemos la propuesta de Civilia (De Wofle 1971). Es una demanda
de complejidad; el diseño debe ser sorprendente, intrincado, agradablemente in'
cierto y demasiado complicado para ser conscienciado. Aunque el libro se olvida
de aspectos importantes, como el simbolismo, las preÍerencias ambientales,
los grupos sociales, la variabilidad cultural e indir.,rCual, la necesrCad Ce claridad
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Fi1.4.12.
2C6 cognitiva, contraste entre redundancia y complejidad, etc., sugiere aspectos ne-
cesarios.
Lo que es necesario, obviamente, es un diseño comprejo, con claridad
cognit¡va en el todo y aumento de complejidad a medida que la escala es menor,
con extremos y contrastes en áreas determinadas. Si diseñásemos todo según
Civilia resultaría monótono. Lo interesante es el planteamiento informativo per-
ceptívo que permite el uso simultáneo de muchos modelos de complejidad.
Tal tipo de generalizaciones, es importante en ei diseño de las calles.
Por ejemplo, la Avenida de la Universidad de Berkeley, California, fue remode-
lada y ganó en complejidad, sobre todo de noche. Se suprimíeron Ios tendidos
eléctricos, se plantaron árboIes, se construyeron nuevos pavimentos y se dise-
ñaron farolas nuevas en ambas aceras. Así se ha conseguido disminuir el nivel
perceptivo caótico anterior. Se usó luz fría, mientras que en la calte Telegraph
se usó luz caliente, con una diferencia de anlbiente muy apreciable. En Ia Avenida
de la Universídad, además, se ha conseguido mayor comptejidad al contrastar
la calzada con las aceras, muy complejas, para peatones: con arcadas, luces,
vegetación, bancos, etc.
Estos ejemplos de complejidad nos llevan a los temas de los dos subca-
pítulos próximos: diferencias perceptibles y los efectos de la velocidad.
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' Esta idea de las relaciones figuraT/fondo y s;s a: s:: sido desarro-
llada por el Prof. John Wade, en la Escuéla áe Arqu t..'.r-z :¿::r de la Univer.
sidad de Milwaukee, en Wisconsin.
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Co¡i'as:e entre ornamentación y torres de cristal (el club Bagget y [a Lever House en
Nue'' e '':'<. y la esquina entre Harris y Peachtree, en Atlanta).
Fig. 4.i 5. l ierencias perceptibles con elementos dominantes pequeños (fotografía del
autor).
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Fig. 4.17.
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Fig. 4.18. Diferencias perceptibles a lo largo de .New South Head Road', SidneY,
Australia.
quilas y áreas animadas, áreas normales y áreas artificiales, usando los indicios 213
sensoriales y simbólicos adecuados. La percepción y los indicios dependen de
la velocidad del desplazamiento y del tipo de actividades.
Los indicios se perciben nrejor cuanto más se destacan del fondo. Por
ejemplo, en ltalia, el "status" depende de la situación respecto a los edificios
ant¡guos del centro de la ciudad (Schnapper 1971, p.91). La dirección y la natu-
raleza del edificio son índicios perceptibles. En otros casos, es el paisaje el que
es perceptible (Duncan 1973; Royse f 969). En otras culturas, Ios colores, Ios
sonidos y los olores se usarán como indicios perceptibles de primer orden. Por
ejemplo, en San Cristóbal (México). Los sonidos y los olores se notan, aunque
se estudiaron más en términos de tiempo que de espacio ('vVood 1969; Stea
and Wood 1971).
Otro ejemplo se refiere al pequeño parque, ya citado (capítuio 3), en un
área residencial, que es fácilmente perceptible por romper la monotonía senso-
rial de la morfología urbana, a través de los sonidos, olores, colores, eic. Como
las zonas verdes son, además, símbolo de status elevado, las áreas cc¡ ár'¡cles
aumentan su grado 6ls "perceptibilidad", aunque sean insignificantes en su ta-
maño.
Si no se percibe una varíación de este tipo es porque no proCuce com-
pleiidad. Un camino a través de diferentes áreas (como et Pac(fia, Highway en
Sidney) es monótono o no según las diferencias perceptibles entre dichas áreas.
Contra más claros y contrastados sean los estímulos más se notará la difei'en-
cia entre las zonas (aunque estos indicios no se entiendan conscientemente).
:\
t
Fi9.4.19.
Diferencias físicas
V isión
objetos: forma, peso, medida, color, materiales, textura, detalles
cualidad espaciar: tamaño, barreras, víncuros, gradientes
Luz y sombra: cualidad de la iluminación, cambios con el tiempo
Zonas verdes: naturalf artificial, tÍpo de vegetación
Aspectos visuales de la densidad
Nuevo/viejo
Orden/variedad
Mantenimiento bueno o malo
- Escala y rgrano» urbano
Estructura viaria
Topografía : natural f artifícial.'
Ubicación: prom¡nente, en Iugares de elección, sobre colinas, etc.
Cenesfésicos
Cambios de nivel, de velocidad, curvas, etc.
Sonidos
ídoso/tranqu ilo
Bu
Sonidos humanos/sonidos naturales (industria, tráfico, música,
conversaciones y risas, árboles, agua, viento, etc.)
Sordo/reverberante
Cambios temporales de sonido
Olores
Náturales/artificiales; plantas, flores, mar, etc.f alimentos, etc.
T emperatura
Tectiles
Textura bajo los pies
D ferencias sociales
. Algunos
indicios han sido estudiados po¡ el seminario de graduados en la
P.lioa':-: :3 en la Escuela de ArqJitectura y'pian-ii¡cacibn de la Unversidad de
1974,
wiscc:s - y-o. n,!osei r,an éscr¡io: oué son las diferencias
perceF:,: is"l,lrvauke"',.8.J'wentworth
e,? el medio ambiente y ui estudio explor:atorio del-;;bl;'éi-"i',il¿¡o
ambienie, y que se ehcuentran en la'bibrioiáca de i; E;;;.1;.
--: :r.:blicados,
ou" recordár que los lá9os ylás-moñtanrs
un tr rntt__=].=j ".t¡f¡.irl", se-iorr.ron y.
Usos: compra, residenc¡a, industria, etc.; uniformefmezcla, coches/peatones,
otros medios de transporte; animación/quietud
Objetos: signos, anuncios, vallas, alimentos, objetos usados, parques y jardines,
decoración, etc.
Uso de la ciudad: las calIes uso/no uso; distinción delante/detrás; privado/públi-
co; introvertido/extrovertido (todo ello en relación a las barreras culturales
y normas para el comportamiento)
Jerarquía y simbolismo: significado, signos de identidad social y status
Diferencias temporales
INilCIOS FlLrRss
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CJó^J 0 ArSl-A¡.{ I ENTO/
Fig. 4.20. (Comparar con la figura 2.1; Rapoport 1975b, en prensa b).
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ffa¡Jera*],,.J 8kl,t60
Fi9. 4.23. Diagrama esquemático de las dos partes de Zanzibar (Nilsson, sin fecha)
de la ciudad Uackson 1972, pp.205-206). Cambiando de manzana de edificios,
cambiabas de raza, religión y costumbres. Era casi como un viaje
por Europa'
Otro ejemplo és la'Ciudad de la Piedra, en Ngambo,Zanzíbar. La ciudad
de píedra de edificÍos altos está separada por un antiguo cauce de la zona nueva
. con víviendas muy lÍbremente dispuestas bajo palmeras y cocoteros. La morfo-
'logía es opuesta en ambos casos y, además, es introvertida en el primero y ex-
trJvertida e¡ el segundo. Las dos zonas están habitadas por diferente g€nte,
con diferentes actividades, olores y temperaturas INilsson s.f'; Nimtz 1971;
Ommaney 1955).
be hecho, la ciudad de Zanzíbar está con'stituida por áreas homogéneas
en raza y en religión. Las transiciones son claras y la morfología visual y espa'
cialmente diferente, en términos de negocios, olores, música, población, etc. En
todas las cosas las transiciones son claras.
3s..*
Fig. 4.24.
En este caso los indicios se refuerzan los unos a los otros, tanto los fí-
sicos conro los sociales. El resultado es de gran riqueza, y ésta es una de las
razones para apoyar la existencia de vecindarios diferentes en las ciudades.
Pueden encontrarse muchos ejemplos acerca de las subáreas culturales,
brindando excelentes ocasiones al diseñador. Un ejemplo específico es la cate-
dral ingtesa, con la transición brusca entre un exterior animado y un interior
tranquilo, abierto y verde. Copenhague contiene también una transición exce-
lente entre la parte antigua y la nueva, mucho más abierta, ruidosa y con altos
edificios, a través de la Ostregade, que tiene 11 metros de ancho y está cuajada de
tiendas, grupos musicales, f rutas, flores y gente.
Todo este tipo de dominios urbanos _-Binnenhof en la Hague, Ios baza-
res en las ciudades de Extremo Oriente, etc.- conllevan una pluralidad de pano-
ramas en el interior de una nrisma morfología. Para que exista complejidad, cierto
orden morfológico es completamente necesario. Estamos siempre dentro de una
variación gracias a un orden. Este orden puede generarse a través de los nledios
ya descritos: ilumínación, simbolismo social, ejercicios urbanos, etc. (Papageor-
giou 1971; Bacon 1967; Carr 1973).
Las diferencias perceptibles, sin embargo, pueden ser en sí misnras ge-
neradoras de orden. La Pacific Highway (Autopista del Pacífico), en el Norte de
Sidney (fig.4.19), se convierte en zona residencial más allá de Chatswood. A par-
tir de este punto ex¡ste un nodo comercial en cada estación. Estos nodos son
muy útiles como referencia de orientación mientras uno usa la autopista. El di-
seño puede reforzarlas.
SrJp.
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de .High Street', Oxford'
Fig. 4.26. Esquema simplificado
Taleselementosestánreforzadosporlosindiciossensorialesyades-
reforzarse con el
critos. Los usos v Li"'""átit" ¿'r rffiíü9un 1ti1]¡'o a la
;il;;i, * Ávenida Jl Clahtemoc, cambia súbitamente
diseño. En México árboles' cambios
obrero M;;Ji;i. At sur.ae este cruce hay una-zona de una
altura de
y";;r;;;;;ni"á: ur final hay sran fuente
t¡enia, .n¡., hoteles de
de ,r"iJt"iánio-t"tuu'za la §érceptibilidad
de edificac¡on,
dentro de un prrqr-..-ri nivet
la transición.
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\ -2.. ).-,
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MqE¿AcróN gE LuqAe.R5
cuDA0 (ñJ7lciA, 0 Al'6Á
Fig. 4.27.
Generalmente, por lo tanto, hay una jerarquía de diferencias perceptivas
a cualquier escala, y polisensorial. Si se usa, ello sirve para errfatizar las diferen- -- -
cias entre lugares, e incrementa la complejidad, ayudando a la definición de las
áreas, y a la construcción de mapas mentales. A medida que las ciudades crecen, I nL-;!!?1
rf;-l!
la red de relaciones entre los lugares y entre zonas debería irse clarificando, lo \r.
r_._:.
t. . i . -- .(
L: ElJl,l-::
cual es todavía más importante que en las ciudades pequeñas rodeadas por el
campo abierto"
Estas reglas pueden aplicarse a cualquier tipo de índicio, o de moda-
lidad sensorial. Las distinciones entre detrás/detante, público/privado, etc., no
son usables si no son perceptibles. Por ejemplo, en Chandigarh, las zonas verdes
y los bazares no son diferentes perceptiblemente, como en las ciudades índias
tradicionales. Como por ejemplo, el Chadni Chowk, en Nueva Delhi, y los jardines
Moghul, y no exíste tampoco, propíamente, una díferencíacíón de usos; la cíudad
carece de Ia riqueza de las ciudades indias tradicionales.
Si la diferencia se construye pero no «se nota", s€ coflvierte en algo
ausente: para «notarse" ha de convertirse en un hecho psicológico, o sea con
significado, aunque sienrpre relacionada con el medio ambiente. Por ejemplo, en
el parque de Hill Sheffield, las calles elevadas solamente se reconocían como
.notadas" por el 4 oio de los residentes, y su uso era mínimo (pawley 1g21, p. g4).
No eran ni entendidas, ni percíbidas, ni conocidas. y un problema era fa incon-
gruencia entre una categoría cognitiva (la calle) y una forma (el corredor). Esto
depende, en parte, de las categorías cognitivas de lo que es y lo que no es, ya
que, después de todo, solamente lo que se define como diferente, lo es. La per-
cepción de lo idéntico y de lo diferente es una estructura esencÍal del proceso
perceptivo, y está relacionado con el número y clase de dimensiones y categorías
usadas (Kelly 1955; Olver and Hornsby f 972) (véase capítulo 3).
Un resuftado intrigante IWilmott 1963, p.4) acerca de la permanencia
de la exactitud de ubicación en una situación con diversidad de formas (Pyron
1971,1972) podría explicarse desde nuestra perspect¡va actual. Se usaron en la
experiencia plantas y alzados para analizar Ias diferencias, asumiendo que la gente
sería capaz de discriminar igualmente cambios en forma y en espacio. De hecho
la forma era más importante que el espacio. Las sutiles variaciones en el espacio
no fueron percibidas, como el uso de los patios, o Ia agrupación o no de los
edifícios; o sea, el tipo de variables que el diseñador suele usar. La textura, el
color del tejado, etc., eran constantes, y, sin embargo, estos detalles hubiesen
sido los que se hubieran percibido con facilidad; igualment'e se suprimieron los
índices naturales, como árboles, topogranía, elc., ya que sabémos ínfluyen muchí-
simo en la identificación del status de un área. Por tanto, opino que se usaron
las variables erróneas.
En un proyecto de vivienda se,introdujeron l3 maneras de conseguir la
variedad (todas visualés) (Cooper 1965, pp. 100-106):
1. Variar el número de unidades por alineación
2. lnclinar las fachadas
3. Usar diferentes materiales
4. Variar los colores de los edificios adyacentes
5. Variar Ia medida de las unidades y combinar las medidas
6. Variar las alturas de los edificios
7. Variar la posición de las puertas principales
8. Variar la situación relativa de las ventanas
9. Variar los diseños de los porches de entrada
10. Variar el diseño de Ias escaleras
11. Variar los tejados
12. Variar Ia inclinacién de los tejados
13. Variar la distancia de las uiridades a la acera y variar su relación
con el tráfico.
Aunque los residentes estaban Ce acuerdo sobre la importancia de la
diversidad, apenas si percibían las diferencias presentadas. lr4ás de Ia mitad de
d/o de /as diferencns notadas, /a
,/./,/ /aS casas eran para elos rgua/es. Soóre e/ 40
principal era el color, y las variacíones en altura y forma ({as cuales ínf{uían
en
cambíos en los tejados'
las cemásJ. La mayoría no se notaron, especialmenig .los
Es interesante notar cómo las diferencias más
percibidas se relacionan con las
es decir'
que se usan normalmente (Bower 1971) en situaCiOneS experimentales,
en color y forma.
no visuales' Todo lo
casi no exísten casos de investigación con indicios y actúan subli-
la visión
que puede decirse es que, en nuestracult-ura, refuerzan parte activa en el
minalmente; en otñ.rtiur6 son *e, importantes
y.forman
sensoriales específicos'
desarrollo ae la exJJr¡;;;i; a través de nodos
En Japón ;;;i trán se usaban indicios cenestésicos, fácilmente per-
ceptibles, Gonro fre'ináicaAo, en
el caso del lrán las diferencias percibidas acen-
senso-
tuaban las transiciones. El uso
de estímulos de diferentes modalidades de
Tal es el caso de la mezquita
riates refuerzalas diferencias percepiillt". incluyen olores' sonÍdos y cambios
lsphahan ya descrita it¡g. ¿.1). los.rt''üiot
dedirección,yelespaciointerioresdeliberadamenteparadisíaco,concantode
Lo mismo ocurre en otros
pájaros y murmullo iu ug" (Rapoporiiso¿'1965)' inglesas' la calle oxford y otros
ejemplos también í, .iüáár,'.o*o'trr
.ut.atrles
muchos'
En safed (tsrael), atravesé un
patio en ruinas' tl-"1,1':^:ll:Tt:I"'t'
nubes, en un día soleado, me
di
já. .o*urus ae peq,iáñas
los árboles. Entre pájaros y del cam-
áedros, del canto de los
cuenta, de repente, del aroma d.e los de los niños, etc', todo lo que yo
panillear del cencer* a. t,. cabras, o"r-',iao es la transición la
no había podido ;caur, del ruido-d-á ionJo de la ciudad; desde el patio en ruinas
"i;
que significu. rgual*inte,la v¡sta oer üre-vlur ciudad' El hecho del Sábado' en
rontunas
qu"-utluUu la
me hizo consciente del lugar .n ut en algo
lsraet, ayuda este proceso perceptiuo] iá'rirma ciudad.se conviertedomingo es
y lá vuelta del movimiento en
completamente dif;;;nt", ,in tráiico, percibir' el silencio
todavía más ruidosa. En Safed, este
.á*iit át mZs fácil de Ias calles' por el
del sábado se reempta za de repente
;i;;iilias cadenas de olor a comida y
ruido del tráfico, Ias luces, los ninos,lf
.urúio de vestidos, el
la plegaria, et silencio y la oscu-
et ruido de compra y venta. Todo ellol..n]plrru meoio ,.iigioto y simbólico de
acentuar
ridad de las sinagogas. Éste .r, pu.r,'un
las diferen.i* unt-rÉ-ü .ágrroo
y lo órótrno, al igual que lsphahan lo conseguta
físicamentS',nr.r.runte sus lu'
que ros aborígenes, que oetllgn simbóricamente
natürales del paisaje
gares, lo hagan ;;;; claridad u-sando elementos de sus alrededores
";;'
rocas v uruor.r1, y tos tugar-e-s .ñuates se distinguen
sagrados. se distinguen de manera
(Rapoport 1972e).É;;ir.;'lugaresl lolsitios
-agua,
diferente, aunque la diferencia s"
,.ef[ ,ru trarTés del diseño y la construcción
^
jntrLmentar las diferencias percibidas
(scully 1g62). uo.'i¡J.n.Joiu. pu.¿.n
ió*o !' ¡"'T"T.[iJ:'S.?ri#Jf H?:: áreas se reraciona con ra percepción de
(fig'3'17)'
de la transición entre dentio/fuera
diferencias. Esta;;;;i.i¿; dependia
Eldiseñopuedeproporcionarlosindiciosdeestatransición;comonotodoel
manipular una amplia gama' Por otro lado'
mundo usa los mismos, es interesanie
'en
muchbs aspectos cómr¡n (Grey et alt'
Ios indicios más usados suelen tener los indicios, en términos de
por lo tanto, contra *a, p.r.iuifrr. "".n
1g70).
p"¿tá usárlos para orient?l:.t y para experimentar la com'
dtf erencias, más LJri" percibibles es, pues' un concepto muv
ptejidad. r, *uniiJi;::ir;;l;;ii;.;;.iasen los capítulos 2' 3 v 4'
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Fí9. 4.28.
Todo ello sugiere que para v,elcc,aa:es nrás rápidas, hay que diseñar
indicios y complejidades de diferente graCo. Ya hemos descrito calles con dos
tipos de indicios, uno para los peatones, oiro para los conductores. Los pasos
subterráneos son conttinmente para el peatón un lugar demasiado monótono e in-
sulso. La carretera a grandes vetocidades es demaiiado caótica, mientras que las
zonas residenciales a paso lento son demasiado monótonas. Existe, pues, una
224 ley de inversión de complejídades en relación a la velocidad. La misma carretera
que para el conductor está llena de signos, resulta aburrida para el peatón (Ha-
poporf and Hawkes f 970; Bapoport 1971,197la). A causa de la falta de señales
para velocidades lentas el camino resulta aburrido y largo, con un porcentaje
de información muy bajo, y con diferencias perceptibles escasas.
La percepción de la complejídad está relacionada con el número de
diferencias perceptibles por unidad de tiempo, o sea con la velocidad. La velo-
cidad también influye la manera de agrupar los estímulos. A grandes velocidades
los elementos se agrupan en simples cadenas, mientras a bajas velocidades se
agrupan discretamente: las altas velocidades convierten un medio complejo en
demasiado caótico; un medio simple, interesante a alta velocidad, se traduce en
monótono a baja velocidad. La complejídad en un túnel y la simplicidad en una
prisión son ambas indeseables (Chang 1956, p.20). Todo ello depende del número
de diferencias percibibles por unidad de tiempo
También existen efectos de visión periférica a grandes velocidades. La
visión central es esencial en el detalle y en los pequeños contrastes de color,
mientras la visión periférica detecta el movimiento. De ahí que los elementos com-
plejos junto a un observador en movimiento resulten disturbadores aumentando
ia sensacio}*J',tJ:,tJq;Í
r, puede entenderse como una secuencia de oitur.n.¡r,
perceptibles. En un medio, el movimiento puede descubrirse como transiciones
y transformaciones (Gibson 1968, pp.206-208). Pero si no existen diferencias
perceptibles, por ejemplo, en un túnel uniforme y sin sensaciones cenestésicas,
la apariencia es de desplazamíento con velocidad mucho menor. En otras palabras,
la complejidad depende del número de diferencias percibidas por unidad de tiem-
po; de todo tipo de cambios: dirección, curvatura, pendiente, olor, luz, etc. Un
análisis del medio a través de estas diferencias debe incluir el tiempo (Kepes
196f )" Dado un número dete¡'minado de indicios perceptibles por unidad de lon-
gitud" es evidente que a baja velocidad parecerá monótono y a gran velocidad,
parecerá complejo y ca6tico.
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Fig. 4.30.
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226 3. Los detalles del f ondo tienden a desaparecer, debicio e, -c'.,in'¡iento
rápido de los ob¡etos cercanos. El punto más cercano con clara visión cambia
de 9 m a 60 km/h a 30 m a 90 km/h. lgualmente los detalles más allá de 400 m
no se ven, por lo que el intervalo de visión es entre 30 y 400 m de 15 segundos
de duración. Los detalles complejos son, por tanto, indeseables y sin objeto.
4. El espacio de Ia percepción se transforma, de tal forma que los ob-
jetos más cercanos se ven, se acercan y desaparecen rápidamente. Los objetos
demasiado cercanos. deben evitarse porque tienden á "caer" enc¡ma (Coss 1973).
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Fig. 4.33.
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