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CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE

Alumno:

Francisco Ronael Izaguirre Orellana.

Carné:

14-005-0018

Octavo Semestre.

Universidad Rural de Guatemala, Sede 005.

Ciencias Jurídicas y Sociales.

Santa Elena de la Cruz, Flores, Petén.

29 / 09 / 2018.

“Dr. Nora Ramón Guerra”

JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA EN MATERIA DE ARBITRAJE

Jurisdicción

El arbitraje es de origen contractual y se lleva a cabo por la vía del proceso. Al igual que en
todo lo relacionado con esta institución, es el ejercicio de la plena voluntad de las partes la
que permite convenir el procedimiento a que se haya de ajustar el Tribunal Arbitral para sus
actuaciones. De conformidad con los Artículos 23 y 24 del Decreto 67-95 del Congreso de
la Republica, ley de Arbitraje, esta facultad no es del todo ilimitada sino que el legislador le
permite a las partes que para su caso en concreto diseñen la forma como desean llevarlo a
cabo.

Es imperativo que exista un trato equitativo y que en todo momento se mantenga la


oportunidad de hacer valer los derechos de conformidad con los principios de audiencia,
contradicción e igualdad. Es por ello que, en consideración de nuestra legislación, el debido
proceso se garantiza con el respeto a los principios enunciados, y las partes podrán diseñar
su propio procedimiento. Sin embargo, la adopción del procedimiento no quiere decir
necesariamente que lo deban establecer precisamente ellas.

La cláusula arbitral puede establecer que adoptan el procedimiento establecido en algún


centro de arbitraje, incluso realizándole a dicho reglamento las modificaciones que
consideren pertinentes. En caso de que las partes no dispongan cual es el procedimiento a
seguir y dado que la ley no contempla un procedimiento específico, el mismo Artículo 24
faculta a los árbitros para que “establezcan el procedimiento que consideren apropiado,
sujetándose a las mismas limitaciones establecidas a las partes”.

En cuanto a la estructura del proceso debe tenerse en cuenta que tanto el diseño del
procedimiento por las partes no es cosa fácil y por ello resulta ser de especial
consideración, donde, lo recomendable, pasaría por escoger ellas desde el mismo acuerdo
arbitral unas reglas que bien pueden ser las establecidas por un Centro de Arbitraje de los
existentes bien en el país o en alguno que resultare similar.

Competencia del arbitraje

“El tribunal arbitral es el único competente para decidir sobre su propia competencia,
incluso sobre las excepciones u objeciones al arbitraje relativas a la inexistencia, nulidad,
anulabilidad, invalidez o ineficacia del convenio arbitral o por no estar pactado el arbitraje
para resolver la materia controvertida o cualesquiera otras cuya estimación impida entrar en
el fondo de la controversia”.

También se encuentran comprendidas en este ámbito las excepciones por prescripción,


caducidad, cosa juzgada y cualquier otra que tenga por objeto impedir la continuación de
las actuaciones arbitrales.

Corresponde a los tribunales de conciliación y arbitraje, cuya finalidad esencial es mantener


un justo equilibrio entre los diversos factores de la producción, armonizando los intereses
justos de los patronos con las peticiones reivindicadoras de los trabajadores. Esta labor es
realizada por los tribunales de conciliación y arbitraje mediante la sustanciación de los
procesos para la resolución de los conflictos colectivos de carácter económico y social, los
cuales conocen en primera instancia; en segunda, conocen las diferentes salas de la corte de
apelaciones de trabajo y previsión social.
Estos tribunales funcionan en forma permanente en cada tribunal de primera instancia de
trabajo y previsión social o tribunal que conozca en materia de trabajo y están integrados
por un juez de trabajo, quien lo preside, un representante titular y tres suplentes de las
organizaciones sindicales de trabajadores del país y un representante titular y tres suplentes
de las entidades gremiales y asociaciones patronales legalmente constituidas, quienes son
nombrados mediante procedimientos formales. El secretario del tribunal de trabajo y
previsión social, también actúa como secretario del tribunal de conciliación y arbitraje.

SUSTANCIACIÓN DE LAS ACTUACIONES ARBITRALES

En este apartado podemos observar la manera de llevar acabo el procedimiento de arbitraje,


así como poner en práctica los principios que rigen a dicho sistema.

Partiendo de los principios de igualdad, audiencia y contradicción, tenemos que las partes
deben tratarse con igualdad y darse a cada una ella suficiente oportunidad de hacer vale sus
derechos (Art. 23 Ley de Arbitraje y 1434 Código Comercio).

El principio de autonomía de las partes, en este apartado es ser protagonista ya que solo por
disposición de ellas, o por omisión, los árbitros tomaran la postura en la que ellas se
encuentren de acuerdo. Ya que como menciona el Art. 1435 del Código de Comercio, las
partes tendrán libertad para convertir el procediendo a que se haya de ajustar el tribunal
arbitral en sus actuaciones.

Con respecto al lugar del arbitraje como se estipula en el Art. 23 de la ley 67-95 de
Arbitraje, las partes son las que deciden en que lugar se realizara el procedimiento del
arbitraje y solo cuando estas no lo estipulen, los árbitros son los que tendrán que
determinarlo siempre observando las conexiones del caso.

La fecha, de inicio del arbitraje en las dos legislaciones se estipula que comenzara, cuando
el demandado haya recibido el requerimiento de someter la controversia a arbitraje. Y no
será así solo en pacto en contrario por parte de las partes.

Respecto al idioma según el Art. 27 de la ley de Arbitraje, será el que las partes pacten. Las
partes podrán acordar libremente el idioma o los idiomas que hayan de utilizarse en las
actuaciones arbitrajes. A falta de tal acuerdo, el tribunal arbitral determinará el o los
idiomas que haya de emplearse en las actuaciones. Este acuerdo o esta determinación será
aplicable, salvo pacto en contrario, a todos los escritos de las partes, a todas las audiencias
y a cualquier laudo, decisión o comunicación de otra índole que emita el tribunal arbitral.

Demanda y Contestación, respecto a esto las legislaciones en manera simultanea,


especifican que dentro del plazo convenido por las partes o determinado por los árbitros y a
menos que las partes hayan acordado otra cosa respecto del contenido de la demanda y de
la contestación, el demandante deberá alegar los hechos en que se funda, la naturaleza y las
circunstancias de la controversia y las pretensiones que formula, y el demandado podrá
responder a lo planteado en la demanda. Las partes, al formular sus alegaciones, podrán
aportar todos los documentos que consideren pertinentes o hacer referencia a los
documentos u otras pruebas que vayan a presentar o proponer. (Art. 28 Ley de Arbitraje).

Laudo arbitral

Es la decisión final que concluye el juicio arbitral. Salvo disposición o acuerdo en contra,
los árbitros han de dictar laudo en el plazo de seis meses contados desde el inicio del
procedimiento; si la materia sometida a arbitraje está regulada por la normativa de
arrendamientos urbanos, dicho plazo se reduce a tres meses. Transcurrido el referido plazo
sin haberse dictado la resolución final, quedará sin efecto el convenio arbitral y expedita la
vía judicial para plantear la controversia.

Se dictará el laudo por escrito y será motivado cuando sea arbitraje en derecho. Será
firmado por los árbitros, se protocolizará notarialmente y será notificado de modo
fehaciente a las partes. Dentro de los cinco días siguientes a la notificación, podrán las
partes pedir aclaraciones a los árbitros. Cuando el laudo sea firme produce idénticos efectos
que la cosa juzgada. Contra el mismo, sólo cabe el recurso de revisión. Si el laudo no es
cumplido dentro del plazo legal, podrá obtenerse su ejecución forzosa ante el Juez de
Primera Instancia correspondiente.

Terminación de actuaciones

Puede ponerse término al procedimiento de arbitraje por acuerdo de las partes. También
puede ponerse término al procedimiento si las partes abandonan la instancia o no pagan el
anticipo de costas solicitado.

Avenencia y terminación

En cualquier momento antes de que se dicte un laudo, las partes podrán solicitar
conjuntamente que el Tribunal le ponga fin al procedimiento si se avienen respecto de la
diferencia o por cualquier otra razón (41 de la Ley de Arbitraje). El Tribunal (o el
Secretario General si no se ha constituido aún el Tribunal) puede emitir una resolución en
la que deje constancia de la terminación del procedimiento. En subsidio, las partes pueden
pedirle al Tribunal que dicte un laudo que incorpore el acuerdo de avenencia. En ese caso,
el texto firmado y completo de su acuerdo de avenencia debe presentarse ante el Secretario
General.

RECONOCIMIENTO Y EJECUCIÓN DE LAUDOS

Reconocimiento del laudo

El reconocimiento es la acción de conocer, aceptar algo en su contenido, en el caso de


laudos arbitrales son reconocidos en nuestro país como resoluciones con un verdadero valor
pese a que no haya sido emanado de un órgano jurisdiccional pero si con el reconocimiento
y validez legal que le otorga el ordenamiento jurídico guatemalteco como medio alterno de
resolución de conflictos.

¿Cómo funciona el reconocimiento de un laudo arbitral? Al existir un laudo arbitral


equivale al reconocimiento de dicha resolución como definitiva en virtud que no fue
dictada por un órgano jurisdiccional con competencia como atributo de la soberanía del
Estado, existiendo con anterioridad un compromiso arbitral o cláusula arbitral incluida en
un contrato al cual el ordenamiento jurídico guatemalteco le otorga plena validez.

Ejecución del Laudo arbitral

La aceptación y manifestación de voluntad expresa de las partes que se someten y legitiman


al proceso arbitral por medio del compromiso de arbitraje sumado al reconocimiento que el
Estado le otorga a los medios alternos de resolución de conflictos y sus resoluciones
(laudos arbitrales) las hace vinculantes, por consiguiente, al encontrarse resueltos dichos
conflictos en un laudo arbitral ya se tiene conocimiento a quién le asiste dicho derecho, el
cual fue objeto de controversia en el proceso arbitral, por lo tanto constituye una forma
idónea y un mecanismo basado en ley para la resolución de conflictos.

PROCEDIMIENTOS EN LA RESOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS ENTRE


PARTICULARES Y COLECTIVOS DE CARÁCTER ECONÓMICO SOCIAL

El procedimiento para la resolución de conflictos colectivos de carácter económico y social,


está concebido en nuestra legislación laboral con un objetivo preciso: resolver las
divergencias surgidas entre trabajadores y patronos con ocasión del trabajo; “Patronos y
trabajadores tratarán de resolver sus diferencias por medio del arreglo directo, con la sola
intervención de ellos o con la de cualesquiera otros amigables componedores”.

Sin embargo, debe tenerse siempre presente que las partes dentro de las relaciones de
trabajo, dentro del ámbito de aplicación del derecho colectivo del trabajo, pueden
procurarse por si mismos la solución de sus divergencias utilizando para el efecto las
figuras jurídicas de negociación colectiva y pacto colectivo de condiciones de trabajo o
convenio colectivo de condiciones de trabajo.

Dicho lo anterior y para ubicar a este proceso en el ámbito de competencia de los tribunales
de justicia, cabe citar que la solución procurada por las partes en conflicto no siempre tiene
un final feliz por medio de la utilización de la vía directa y eventualmente deben buscarse
los mecanismos judiciales para la solución del conflicto.

En todo caso, sabiendo que los conflictos colectivos de intereses tienen como fin último la
creación de normas que reglamenten las condiciones de trabajo en la empresa o centro de
producción determinado, la solución obtenida por los medios judiciales también se
convierte en una fuente directa de derecho mediante la emisión de una sentencia colectiva o
un laudo arbitral, cuyo contenido tiene la misma aplicación del pacto colectivo de
condiciones de trabajo.
En conclusión de lo anterior, se puede afirmar con total propiedad que el proceso judicial
para la solución de los conflictos de carácter económico y social tiene como fin último la
creación de normas de aplicación general para un centro de producción determinado, a cuyo
cumplimiento está obligado tanto el patrono como los trabajadores interponentes de la
acción; aplicación que se hace extensiva con fuerza de ley además para: todas las personas
que en el momento de entrar en vigor, trabajen en la empresa o centro de producción a que
aquellas se refiera en lo que dichos trabajadores resulten favorecidos y aun cuando no sean
miembros del sindicato o sindicatos de trabajadores, o agrupación o coalición de
trabajadores que las hubieren promovido.

Y, para los trabajadores que concierten en lo futuro contratos individuales o colectivos


dentro de la misma empresa o centro de producción afectados por dichas normas en el
concepto de que dichos contratos no pueden celebrarse en condiciones menos favorables
para los trabajadores que las contenidas en las disposiciones normativas de la sentencia
colectiva o del laudo arbitral, según sea el caso.

MEDIOS DE IMPUGNACIÓN ENTRE PARTICULARES Y COLECTIVOS DE


CARÁCTER ECONÓMICO SOCIAL

El Artículo 326 del Código de Trabajo dispone que las normas contenidas en el título
undécimo de dicho cuerpo normativo se apliquen, si no hubiere incompatibilidad, en el
silencio de las demás reglas del Código de Trabajo.

Consiguientemente, el capítulo noveno del título undécimo relacionado con los recursos del
proceso ordinario es aplicable al proceso del conflicto de carácter económico-social. Las
impugnaciones ordinarias cuando proceden varían de acuerdo con el carácter del auto
emitido por el juzgador; el análisis podría producirse dentro de dos supuestos:

1. Auto dentro del proceso sin abrir a incidente.

2. Auto que ponga fin a un incidente que se haya abierto con el objeto de resolver una
cuestión accesoria.

Si el juez ordena la condena y restauración del daño dentro del proceso del conflicto
colectivo sin abrir a incidente, la naturaleza de dicha resolución sería un auto interlocutorio,
que en este caso produce la prevención, la cual al momento de ser infringida genera un
efecto sancionador, ante cuya circunstancias resultaría improcedente plantear el recurso de
revocatoria, ampliación, aclaración o de apelación.

En el juicio laboral, el acto procesal de enmendar el procedimiento, tanto como la nulidad,


conducen a la finalidad procesal de rectificar los errores en que se incurrió dentro del
proceso. No obstante se tiene la facultad de enmendar el procedimiento y existe una
flagrante violación a los derechos constitucionales de alguna de las partes si el vicio
consiste en haberla privado de una audiencia y demás garantías procesales antes de dictar la
resolución.

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