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movimiento del agua subterránea.

En este tipo de fronteras hidráulicas se incluyen


divisorias de aguas subterráneas y límites entre sistemas de flujo. Las fronteras
físicas pueden ser la presencia de materiales geológicos de conductividad hidráulica
muy baja, o representaciones hidrológicas como pueden ser ríos, lagos y lagunas. En
condiciones ideales, este método requiere de la identificación tridimensional de la
distribución de cargas hidráulicas en la zona de estudio. Para ello, además de la
determinación de la distribución espacial de las unidades geológicas, es necesario
realizar mediciones de la profundidad al nivel del agua en pozos y piezómetros
existentes, información que se transformará en cargas hidráulicas.

El siguiente paso consiste en la definición de una red de flujo en el plano horizontal.


Si la información es adecuada, es muy recomendable la realización de una red de
flujo en el plano vertical. La dirección de la red de flujo en perfil estará señalada por
la dirección preferencial del flujo subterráneo, como se determinó en el análisis
horizontal. Las técnicas para el trazado de redes de flujo se analizaron previamente,
por lo que no se discutirán aquí. Analizando las manifestaciones superficiales de
agua subterránea que se estudiaron en el capítulo 2, se logra una mayor
comprensión de la distribución vertical de las cargas hidráulicas. Con base en dichas
manifestaciones y las redes de flujo, se delimitan los diferentes sistemas de flujo que
existen en la zona de estudio. Adicionalmente, es posible definir en forma bastante
apropiada la zona de contribución del pozo analizado. Sin embargo, es conveniente
utilizar un criterio adicional para la delimitación de la zona de protección del pozo.

Considerando que el medio fracturado pueda ser tratado como un medio continuo en
donde es válida la Ley de Darcy, conviene utilizar el criterio de tiempo de viaje. Para
una región en donde predomine flujo subterráneo horizontal, la siguiente expresión
es válida para determinar la velocidad real promedio del agua subterránea:

v = (K/η e )

i
La velocidad del agua subterránea puede utilizarse en forma conjunta con un periodo
de tiempo específico, para limitar la zona de protección del pozo a aquella porción de
la zona de contribución que cooperará con agua al pozo, durante el periodo de
tiempo señalado. Los contornos de tiempos de viaje se dibujan con base en la
suposición de que los contaminantes en el agua subterránea se desplazaren en la
misma dirección y a la misma velocidad que el agua subterránea. Los tiempos de
viaje se estiman con base en la siguiente ecuación:

d = vt
En la ecuación anterior, “d" es la distancia aguas arriba desde el pozo hasta la línea
de tiempo de viaje, u es la velocidad real promedio del agua subterránea y "t" el valor
de referencia propuesto para el criterio tiempo de viaje. Para el caso de acuíferos de
grandes dimensiones, las zonas de contribución pueden ser muy grandes, por lo que
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con base en la definición de líneas de tiempo de viaje, el tamaño de la zona de

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contribución toma dimensiones reales. Cuando existe incertidumbre en los
parámetros del acuífero, es conveniente que el valor de referencia para el criterio de
tiempo de viaje sea lo suficientemente grande como para permitir un factor de
seguridad (cuya magnitud dependerá del criterio del hidrogeólogo) en la delimitación
de la zona de protección.

5.2.1 Cartografía de sistemas de flujo utilizando la ecuación


de flujo

Una vez que se realizó la cartografía de los sistemas de flujo, este método incorpora
la delimitación de la zona de contribución a partir de la aplicación de la ecuación de
flujo uniforme que se describió en la sección previa de métodos analíticos para la
definición de zonas de contribución en un acuífero de tipo libre. Al igual que en el
método previo, se supone que el medio fracturado puede ser representado por un
medio granular equivalente. En este caso se tiene la ventaja de que las dimensiones
de la zona de contribución son estimadas con base en los parámetros hidráulicos
locales, por lo que se considera de mayor exactitud que el método previo, en donde
la zona de contribución se delimita en forma manual. Posteriormente, la definición de
las líneas de igual tiempo de viaje, se realiza con base en las fórmulas analíticas
correspondientes.

5.2.2 Aproximación basada en el tiempo de residencia del agua en el


acuífero

Esta aproximación para la delimitación de zonas de protección utiliza la composición


química del agua subterránea para identificar las trayectorias de viaje del agua y su
velocidad. Para la aplicación de este método se considera en forma conjunta la
composición química del agua subterránea (elementos mayores y menores) y
algunos isótopos (trino, deuterio y oxígeno-18). El trino es un isótopo radiactivo que
en condiciones ideales puede utilizarse para establecer la edad absoluta del agua
subterránea bombeada por un pozo. Después de 1953 se presentaron elevadas
concentraciones de trino en la atmósfera, ya que en ese tiempo se comenzaron a
realizar pruebas nucleares que incrementaron los valores existentes en la atmósfera
(menores a 10 Unidades de Trino).

Por esta razón las mediciones de trino en el agua subterránea, son una buena
herramienta en investigaciones relacionadas con la determinación de su edad
absoluta. Si una muestra de agua subterránea de una zona presenta valores
elevados de trino (por ejemplo mayores a 100 U.T.), entonces es evidente que su
recarga ocurrió después de 1953. Si la muestra contiene valores bajos de trino
(menores de 5 U.T.) entonces es lógico suponer que la recarga ocurrió antes de
1953. La determinación de la edad del agua y el establecimiento de grupos químicos
de agua subterránea permite verificar la efectividad de los cálculos de tiempos de
viaje y definir la eficacia de la definición de la zona de contribución; ya que en donde
el agua sea muy antigua, la zona de contribución será muy grande y por lo tanto no
conviene tomarla como la zona de protección del pozo. Adicionalmente, la
identificación de la edad del agua subterránea y la definición de su contenido químico
e isotópico permite determinar zonas de recarga natural rápida o inducida dentro del
acuífero. Por ejemplo, si el agua de un pozo tiene similar composición química e
isotópica a la de una corriente superficial que se ubica en sus inmediaciones, eso
indica una directa interacción entre el agua superficial y el agua subterránea.

Los isótopos estables más interesantes de la molécula de agua son el oxígeno-18 y


deuterio. La relación entre estos isótopos ambientales se puede utilizar para
establecer de manera cualitativa las condiciones climáticas que prevalecían en el
momento de la recarga del agua subterránea. En latitudes boreales se ha establecido
que valores de oxígeno-18 y deuterio correspondientes a un clima más frío que el
actual, son comunes en aguas subterráneas antiguas, por lo que son indicadores
indirectos de la edad del agua subterránea. Para el caso de México las condiciones
son diferentes, ya que la influencia de las glaciaciones en la relación oxígeno-18 y
deuterio no se manifiesta de igual manera que en las latitudes de Estados Unidos de
América y Canadá o Europa. En México algunas aguas antiguas pueden relacionarse
con valores específicos de exceso de deuterio, diferentes a los que se registran
actualmente.

En efecto, el exceso de deuterio está relacionado con las condiciones de humedad


en las que ocurrió la evaporación. De manera global, el valor del exceso de deuterio
actualmente es del orden de 10°/oo, pero regionalmente presenta variaciones debido
a las diferentes condiciones de humedad. Esto es particularmente válido para
regiones áridas. Los climas en latitudes correspondientes a Norteamérica y Europa
han experimentado cambios en temperatura, cuando menos desde el Pleistoceno.
En regiones sub-tropicales, los cambios de clima han provocado modificaciones en
los patrones de la precipitación. Este efecto “paleoclimático" se refleja en el
contenido isotópico de la precipitación. Adicionalmente, el `exceso de deuterio'; como
es función del contenido de humedad, es una de las herramientas más importantes
para identificar “paleo-aguas" en las zonas áridas y semiáridas del mundo (Clark, et
al., 1995). A diferencia de un cambio en la posición a lo largo de la línea global de
aguas meteóricas (GMWL por sus siglas en inglés; Craig, 1961) que se observa en
las “paleo-aguas" de Estados Unidos, Canadá y Europa, el efecto paleoclimático en
regiones subtropicales como México se refleja por un desplazamiento de la línea
meteórica, debido a un decremento en el exceso de deuterio.

Por ejemplo, en las regiones áridas del Norte de África, la línea meteórica moderna
se caracteriza por excesos de deuterio entre 15 y 30 °/oo. Sin embargo, en esta
región existieron en el pasado climas más húmedos y lluviosos que produjeron
valores de exceso de deuterio menores. En estas condiciones, la línea meteórica se
ubica cerca o abajo de la GMWL. Esto se ha observado en muchas regiones, en
donde el agua subterránea se ha identificado como antigua utilizando dataciones
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absolutas con C. En México, aguas antiguas con valores de exceso de deuterio han
sido reportadas por Issar et al. (1984), quienes detectaron este efecto en aguas
subterráneas antiguas derivadas de acuíferos calcáreos regionales de la Sierra
Madre Oriental. En la zona de Villa de Reyes, S.L.P, Quijano (1980) reporta que el
agua subterránea de acuíferos volcánicos fracturados, presentan un exceso de
deuterio de 5 °/oo. En la misma zona de Villa de Reyes, Carrillo-Rivera et al., (1992),
con el método de 14C dataron agua subterránea termal de sistemas de flujo regional
y exceso de deuterio de 4.8 °/oo (promedio aritmético para las muestras con
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