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I. INTRODUCCIÓN
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· En la Europa posterior a 1815 se mantiene la supervivencia del liberalismo,
cuyos principios se extienden entre la burguesía. La noción de legitimidad
dinástica y las ideas de jerarquía y autoridad son denunciadas por los liberales
herederos del pensamiento racionalista y revolucionario. Los principios de
libertad individual, libertad de expresión, soberanía nacional, separación de
poderes, sufragio y fin del absolutismo se extienden. El liberalismo, sometido
en 1815, reaparece con fuerza. Y junto a la propagación de las ideas liberales,
el desarrollo del nacionalismo, la idea de nacionalidad, el sentimiento nacional,
tiene un amplio y profundo eco entre algunos pueblos dominados que desean
la independencia -griegos, belgas, polacos, húngaros-, y otros pueblos
divididos que aspiran a la unidad -italianos, alemanes-. De esta forma la
mayoría de los movimientos revolucionarios que se producen en Europa
durante el siglo XIX tienen en su origen una doble inspiración: liberal y
nacional.
· Para ser exactos, esta reacción contra el individualismo (reacción contra las
“luces”) se había iniciado en el transcurso de las últimas décadas del siglo
XVIII: en 1775, Claude de Saint-Martin publicó Sobre los errores y la Verdad;
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en 1790, Burke escribió sus Reflexiones sobre la Revolución francesa; en
1796, Joseph de Maistre publicó sus Consideraciones sobre Francia, y en
1799, Novalis presentó su meditación sobre La Cristiandad o Europa. Pero
sólo en torno a 1815 comenzaron a rendir fruto estas obras.
No debe omitirse al suizo Ludwig von Haller, quien publica, a partir de 1816,
su Restauración de la ciencia del Estado. Apoyándose en el derecho natural,
también él reacciona violentamente contra el racionalismo del siglo XVIII.
Asimila el territorio nacional a un bien personal del soberano, la ley a la gracia
del príncipe. Desde el punto de vista de Haller, el soberano reina no en virtud
de una delegación, sino de un derecho, que le confiere la fuerza; no administra
la cosa pública, sino sus propios negocios. El único límite a su poder es el
respeto que debe a los demás propietarios, pero en ningún caso se puede
hablar de un contrato entre el soberano y sus súbditos.
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la antigua sociedad deben ser preservados, únicamente la Iglesia puede
hacerlo, y para ello hay que concederle la mayor independencia posible.
Si bien los orígenes del romanticismo se sitúan antes de 1815, su predominio
en Europa se produce después de 1815 y durante la primera mitad del siglo
XIX, coincidiendo plenamente con la restauración política. Durante su primera
fase, entre 1815-1820, se caracteriza como un romanticismo conservador,
vinculado a la Restauración, y, en este sentido, contribuye también como
soporte cultural al restablecimiento del Antiguo Régimen, hasta que desde 1820
va evolucionando hacia un romanticismo liberal y revolucionario-burgués
(Víctor Hugo) que acaba por predominar.
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superior que le hace progresar. El Estado es una comunidad permanente que
no procede de una voluntad general formulada como consecuencia de un
contrato que emana de los individuos, sino que preexiste a ellos y los
sobrevive; es la realidad absoluta, y el individuo sólo tiene “sustancia”, libertad
en tanto que miembro del Estado. ¿Constituye esto una apología del Estado
prusiano de su tiempo? Al mismo tiempo, desdeñador de la ley internacional,
justificaba la “política de potencia”: el Estado que posee un nivel superior de
organización y de cultura tiene el derecho de vigilar a las naciones “inferiores”,
porque la nación victoriosa ha dado, en virtud de su propia victoria, pruebas de
su superioridad.
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hacia los Balcanes y el Mediterráneo, y su expansión continental
por Siberia hacia el Pacífico y Asia Central. El protagonismo
político ruso está representado por el zar Alejandro I.
- Gran Bretaña es la gran potencia atlántica de Europa occidental,
que por oportunidad política y por intereses internacionales, se
alinea con las otras potencias vencedoras de Napoleón, pero con
las que tiene muy escasas afinidades (Inglaterra posee un
régimen parlamentario). Castlereagh, titular de Negocios
Extranjeros, se convertirá en uno de los principales protagonistas
del juego político de la Europa que nace en 1815.
- Prusia se incorpora al grupo de las potencias, entre las que
representa el papel de menor fuerza en este momento histórico.
La monarquía prusiana y su ministro Hardenberg comienzan a
colocar a Prusia entre los primeros Estados de la dividida
Alemania.
- Francia, aunque derrotada y recortada, se reincorpora
rápidamente al grupo de las potencias dominantes europeas.
Aparece como un nuevo Estado al producirse, tras la caída de
Napoleón y la victoria de las potencias aliadas, la restauración de
la monarquía borbónica con Luís XVIII como rey, y siendo
ministro Talleyrand quien la reincorpora a su papel político de
potencia europea junto a sus antiguos enemigos.
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- Tratado de París o primer Tratado de París (mayo de 1814).
Derrota de Napoleón. Reduce a Francia, con Luís XVIII de
Borbón como nuevo rey restaurado, a sus fronteras de 1792.
- La gran conferencia que reorganiza Europa, y que constituye uno
de los grandes acontecimientos políticos de la historia del
continente, fue el Congreso de Viena (septiembre de 1814-junio
de 1815). Toda Europa, incluso la Francia vencida, estuvo
representada en la magna reunión que tomó decisivas medidas,
tanto para reconstruir el continente tras la guerra, como para
asegurar la paz continental en los años futuros.
Los acuerdos territoriales más importantes, que imponen una
nueva ordenación europea son:
Bélgica queda unida a Holanda integrando el reino de los
Países Bajos.
Prusia no conserva más que una parte de sus antiguos
territorios polacos (Dantzing y el ducado de Posen), pero
incorpora Renania y parte de Sajonia.
Austria, que conserva parte de Polonia, recupera el reino
de Lombardia, ocupa la antigua república de Venecia y
controla Toscana, Módena y Parma. Tirol. Provincias Ilirias.
Alemania queda reconstruida como Confederación
Germánica, integrada por 38 Estados –entre un Imperio:
Austria, y cinco reinos: Prusia, Baviera, Wuttemberg,
Sajonia y Hannover- con una Dieta en Francfort.
Rusia, que conserva Besarabia, tomada de Turquía, se
anexiona Finlandia, tomada a Suecia, y la mayor parte de
Polonia, mientras, que Cracovia queda como república
independiente.
Suecia se anexiona Noruega.
Dinamarca recibe Holstein.
Italia queda de nuevo dividida.
Suiza queda con 22 cantones.
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Inglaterra es la más beneficiada de las cuatro grandes
potencias. Consigue bases para el control del mar del
Norte (islas Heligoland), del Mediterráneo (Malta y las Islas
Jónicas completan el dispositivo que se inicia en Gibraltar),
del camino oceánico de las Indias (El Cabo y Ceilán) y de
las Antillas (refuerza sus posesiones insulares). Las rutas
oceánicas están vigiladas por los ingleses con más eficacia
a partir de 1814.
Si la consolidación o el engrandecimiento territorial de las grandes
potencias parece ser una primera nota de la remodelación del
mapa europeo, la constitución de estados-tapones, para elevar
barreras frente a Francia, puede considerarse como la segunda
preocupación. Los Países Bajos se conciben como la barrera del
Nordeste; el engrandecimiento del Piamonte y el frente marítimo
de Génova permite levantar la barrera del sudeste. Una
comparación del mapa político europeo antes de Napoleón y en
1814 hace posible constatar el contraste entre los pequeños
estados antiguos y los nuevos, comparativamente mayores y más
fuertes, en torno a Francia que impidan la eventualidad de un
nuevo designio napoleónico de hegemonía.
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Las reuniones del Congreso fueron interrumpidas por el regreso
de Napoleón a Francia y el imperio de los Cien Días, clausurado
definitivamente en Waterloo (junio de 1815).
- La Santa Alianza es el pacto firmado el 26 de septiembre de 1815
por los tres soberanos de Austria, Rusia y Prusia por iniciativa del
zar Alejandro I. Si en los tratados de paz predominan las
cuestiones concretas, en esta Alianza de soberanos el texto está
envuelto de proclamas idealistas. El documento supone un
compromiso de los soberanos en la defensa de los principios
cristianos; se renunciará a la guerra y se tratarán todos los
problemas internacionales en conferencias; asimismo, se
establece la promesa de prestarse ayuda y asistencias mutuas.
- La Cuádruple Alianza (noviembre de 1815) está integrada por los
tres Estados de la Santa Alianza más Inglaterra. Crea, en el
marco del segundo Tratado de París, un sistema destinado a
garantizar la aplicación de los tratados impuestos a Francia, y
también una mecánica permanente de consultas sobre los
intereses generales y la situación de Europa con la realización de
Congresos. Desde entonces quedó instituido un sistema de
conferencias que se celebran en los años siguientes dando
nacimiento así a la Europa de los Congresos.
- El segundo Tratado de París (noviembre de 1815) Aventura
napoleónica de los Cien Días. Condiciones impuestas en este
tratado a Francia:
Queda casi indefensa por el Norte, Nordeste y Este.
Pago de indemnización de guerra.
Ocupación del territorio francés por tropas extranjeras
durante tres años.
Control político por los embajadores de la Cuádruple
Alianza.
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4. Principios teóricos de la Restauración y los Congresos
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5. La Europa de los Congresos y el sistema Metternich (1815-1822)
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- Verona (octubre de 1822). Se acuerda la intervención de Francia
en España contra el gobierno liberal, lo que se producirá en 1823
en contra de la opinión de Gran Bretaña, que se retirará
definitivamente del sistema de Congresos.
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· En la Europa posterior a 1815 se mantiene la supervivencia del liberalismo,
cuyos principios acabarán por triunfar en toda Europa occidental; se propaga
por Alemania e Italia, donde el movimiento liberal está ligado estrechamente al
movimiento nacional, y se extiende por Europa oriental y por los países
iberoamericanos. El liberalismo es una filosofía política orientada hacia la
salvaguarda de la libertad del individuo, justificación última de la sociedad
política. Esta libertad individual no puede depender de la decisión exclusiva del
rey. El titular último del poder es el pueblo. La soberanía nacional implica la
limitación de las facultades de los reyes, mediante constituciones, en las cuales
se consignan las garantías de los ciudadanos, y la división de poderes, que
nunca deben estar concentrados. En 1830 Thiers, en un artículo famoso,
formula el principio de que “el rey reina, pero no gobierna”. El derecho a legislar
corresponde únicamente a los parlamentos y los ciudadanos no están
obligados a cumplir más que lo que las leyes disponen, conforme a la
interpretación que de ellas hacen jueces independientes.
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· El liberalismo, por su negación de la soberanía real y su exigencia de
consignar en textos escritos los derechos ciudadanos, es considerado como
ideología subversiva por los monarcas de la Restauración. El liberalismo
comportaba la destrucción del antiguo orden político, en este sentido es
revolucionario. Pero el temor a la revolución social inclina a los liberales a
interpretar en sentido restrictivo la soberanía nacional, con la negación del
sufragio universal; sólo poseen derecho de voto los grupos con determinado
nivel de riqueza, en este sentido es conservador. Durante mucho tiempo el
liberalismo aparecerá como un bloque. Pero, a partir de 1830 (ejercicio del
gobierno), se producirá un hecho capital: la fragmentación del liberalismo con la
aparición del liberalismo democrático, defensor del sufragio universal, frente al
liberalismo doctrinario, defensor del sufragio censitario (un liberalismo de justo
medio, juste milieu, conciliador del orden y de la libertad).
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está vuelto hacia los problemas políticos, el liberalismo inglés de la misma
época dedica un lugar mucho más amplio a las preocupaciones económicas.
Al menos hasta la mitad del siglo XIX tenemos que relacionar la ideología
nacionalista con la defensa general del liberalismo para convertirse después en
un nacionalismo conservador. Mazzini es uno de los mejores representantes
de un nacionalismo liberal, según el cual la idea nacional lleva implícita la
libertad de los pueblos y la soberanía nacional. Advierte que la causa de la
nacionalidad exige el concurso del pueblo. Frente a él, el nacionalismo
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conservador defiende la fijación de fronteras nacionales basadas en la
existencia de comunidades legales, en el mantenimiento de las tradiciones y el
orden social vigente. El mejor representante fue el francés Michelet.
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- Portugal (agosto de 1820). Revolución liberal de Oporto
Abolición del régimen absoluto. Se nombra una Junta Provisional
Revolucionaria. Regreso de Juan VI a Portugal (el rey tenía su
corte en Brasil). Reunión de Cortes. Proclamación de la
Constitución (1822). La Santa Alianza pretende restaurar el
absolutismo, pero su intervención no llega a consumarse por
estar en España los constitucionales en el poder. A partir de 1823
comienza la reacción absolutista: sublevación centrada en torno
al infante Miguel (miguelismo).
- Rusia. Tras la muerte de Alejandro se produce la insurrección
decembrista, en noviembre de 1825, que pretende transformar el
régimen autocrático en constitucional. Fracaso.
Consecuencias
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- Diferencias entre rusos y austriacos: Austria se inquieta ante la
influencia rusa en los Balcanes Disolución de la Santa Alianza.
3. La oleada de 1830
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ultrarrealistas (Chateaubriand o De Bonald), para acercarse a los moderados
constitucionales representantes del liberalismo doctrinario (Guizot), un grupo
que contaba con el respaldo de la gran burguesía liberal y con una importante
fracción aristocrática que transitaba hacia el aburguesamiento. Sin embargo, la
muerte de Luís XVIII (1824) y la coronación de Carlos X alteraron la situación.
El programa del nuevo monarca era la alianza entre el Trono y el Altar. Una de
sus primeras medidas fue indemnizar a la nobleza emigrée cuyas propiedades
habían sido subastadas en concepto de bienes nacionales durante la
revolución. Pronto aquellos en quien se había apoyado Luís XVIII pasan a la
oposición. El nombramiento del príncipe Jules de Polignac -un antiguo
emigrée- como primer ministro en 1829 no ayudó a atenuar el descontento
político, que crecía impulsado también por la crisis económica. Las elecciones
celebradas en julio de 1830 fueron ganadas por los liberales moderados.
Cuatro ordenanzas de 26 de julio de 1830.
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La independencia de Bélgica
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Los fracasos revolucionarios
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acuerdo aduanero alemán (elemento esencial para entender la
construcción de una conciencia nacional alemana).
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2. Homogeneidad en cuanto a los objetivos propuestos. Las similitudes con
1830 son muchas. Su carácter es también liberal y nacionalista, pero los
movimientos de 1848 revisten, igualmente, y por primera vez, un
carácter democrático. Reivindican la abolición del sufragio censitario y el
establecimiento del derecho al voto para todos los ciudadanos. Prefiere
hablarse de soberanía popular en vez de soberanía nacional, ya que la
palabra nación es una abstracción jurídica, mientras la palabra pueblo
subraya la totalidad de los individuos; el pueblo, al que invocan los
revolucionarios de 1848, son los ciudadanos. El régimen de libertades es
más rigurosamente expresado en los textos de 1848. A las exigencias de
carácter democrático acompañan reclamaciones de reforma social: se
lucha por la reducción de las desigualdades y se acusa al liberalismo de
predicar una igualdad estrictamente jurídica, ante la ley, mientras
permanece impasible ante los contrastes sociales.
3. Podemos señalar causas de origen económico como detonante de las
revoluciones de 1848. Algunos historiadores han considerado que la raíz
de la crisis económica es agrícola: malas cosechas de los años 1845 y
1846 Subida de los precios agrícolas Descenso de venta de los
productos industriales Quiebras Paro. Otros conceden mayor
importancia a los aspectos financieros. Una aguda crisis financiera, con
repercusión sobre la producción industrial, se cernió sobre Europa. Su
origen se encontraba en la especulación desatada en la década
precedente en torno a los ferrocarriles y los negocios bancarios.
4. La crisis económica se traducirá en una crisis política desde el momento
en que el monopolio del poder por parte de una minoría privilegiada, se
hizo intolerable por las desigualdades sociales y la incompetencia de los
gobiernos que no tuvieron más remedio que aceptar las peticiones de
reforma desde el mismo instante en el que pudieron comprobar que los
cuerpos represivos no podían sostener la situación
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La revolución de 1848 en Francia: de la monarquía de julio a la II República.
En efecto, en Francia el país real se había ido distanciando del país legal
desde mediados de los 40. En 1840 se constituye el gobierno Guizot, que va a
presidir la política francesa hasta la caída del régimen orleanista en 1848. La
corrupción creciente y los escándalos económicos y políticos, amparando la
especulación de lo que Marx llamó la aristocracia financiera (la gran burguesía
de la banca, los ferrocarriles y la Bolsa), acaban por desacreditar al gobierno.
Apoyos iniciales de la monarquía de Julio, como Thiers, se sumaban a las
críticas de la izquierda republicana contra Guizot. Este, frente a los escándalos
sólo ofrecía como solución una mayor manipulación de los procesos electorales
para obtener dóciles Parlamentos. La campaña política de quienes defendían
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una reforma electoral y parlamentaria fue ganando intensidad hasta alcanzar
un clima revolucionario en un contexto de crisis general (crisis agrícola y
financiera crisis social). La causa inmediata de la revolución de febrero fue la
prohibición de un banquete convocado por los republicanos, que sería seguido
de una manifestación, dentro de la campaña que reclamaba el sufragio
universal. Ante la prohibición, se producen manifestaciones populares, con
enfrentamientos callejeros, que provocan la dimisión de Guizot y la caída del
rey, que abdica. El movimiento revolucionario forma un gobierno provisional,
formado por republicanos moderados, como Lamartine, radicales, como
Ledru-Rollin, y socialistas como L.Blanc y Albert, que proclama la República
el 25 de febrero de 1848, poniendo fin a la monarquía de julio.
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Tras las jornadas de junio se inicia la reacción.
· Al igual que había sucedido en 1830, y ahora si cabe con mayor amplitud,
París -la capital de los exiliados liberales europeos- se convirtió en un acicate
para los intentos de la burguesía europea por llegar la poder y desbancar al
Viejo Orden. Como las actitudes de esta burguesía revolucionaria en
Centroeuropa o en Italia se habían ido dotando de una ideología de unidad
nacional, 1848 se iba a convertir en la “primavera de los pueblos”.
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- Austria (bastión más férreo de la reacción con Rusia).
Insurrección liberal de Viena (marzo de 1848) Caída de
Metternich. Fernando I tuvo que aceptar la creación de una
Guardia Nacional, decretar la libertad de prensa y asegurar que
se caminaría hacia un régimen constitucional. Mientras la
revolución se producía en Viena, algo similar estaba sucediendo
en el seno del Imperio austriaco, mosaico plurinacional. En los
territorios checos de Bohemia y Moravia, así como en Hungría,
surgirán también movimientos revolucionarios que apuntaban una
orientación nacionalista. Triunfo de la reacción.
- Alemania. El 48 alemán tendrá un doble carácter: levantamientos
liberales que forzarán reformas en algunos Estados y se
manifiesta a nivel nacional con la reunión de un Parlamento
alemán en Francfort en mayo de 1848. Sus debates se perderán
entre la alternativa de la “gran Alemania” (con Austria) y la
“pequeña Alemania”, no consiguiendo la unificación. Al mismo
tiempo, la recomposición de las fuerzas de la reacción acabarán
frustrando la revolución. La reacción se generaliza en todos los
estados alemanes. Prusia se convertirá en el apagafuegos de la
revolución en los Estados de Alemania. Alemania vuelve a su
situación de principios del año 48.
- Italia. Los grupos liberales se alzan para acabar al mismo tiempo
con el absolutismo y con el predominio austriaco, intentado
alcanzar tanto sistemas constitucionales como iniciar el proceso
de unidad italiana. Las insurrecciones de Nápoles y Palermo
obligan a Fernando II a conceder una Constitución (febrero); el
ejército del Piamonte acude en ayuda de Venecia y Milán, que se
han levantado contra el yugo austriaco (“Cinco Días Heroicos de
Milán”); y en Roma, Pío IX se ve obligado a huir, mientras
Mazzini proclama la República. La represión del movimiento
napolitano a partir de mayo marca el comienzo del final del
experimento constitucional, los austriacos acabarán por obligar a
retroceder al ejército piamontés (derrota de Novara, marzo de
1849) y un ejército francés repone al Papa en Roma.
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· En la mayor parte de los casos, los acontecimientos directamente ligados a la
explosión de la primavera de 1848 duraron poco más de un año. A comienzos
de 1849 todo parecía acabado, con lo que se truncan las esperanzas liberales
y nacionalistas, si bien no del todo, pues algo esencial subsiste de todo este
gran movimiento revolucionario, para esperanza de los pueblos europeos.
Los efectos del estremecimiento que causó el año 1848 en el sistema político
europeo no pueden ser juzgados en un breve período ni por la efímera
apariencia de sus resultados. Si bien algunos enfoques superficiales pudieran
considerar que, sofocada la revolución todo volvió a ser como antes, había
originado novedades, aparentemente microscópicas, que se mostrarán en
movimientos y acontecimientos de la segunda mitad del siglo.
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democratización de la monarquía parlamentaria se efectuó sin ninguna
revolución, gracias a una serie de reformas, coincidentes en el tiempo con los
reinados de Guillermo IV (1830-1837) y la reina Victoria (1837-1901), cuyo
largo reinado coincide con el apogeo económico y político de Gran Bretaña,
dando nombre a toda una época: “La era victoriana”.
· El siglo XIX ha sido en Gran Bretaña el siglo de las reformas políticas, que,
junto al desarrollo económico y a los progresos sociales, establecen
plenamente el sistema liberal, democrático y parlamentario, y hacen de este
país un modelo en la evolución y la organización políticas ante las demás
sociedades occidentales. Gran Bretaña es, así, el primer país donde se
establece, a través de las reformas y la evolución interna, el sistema
democrático parlamentario.
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· Entre 1832 y 1867, con ampliación hasta 1884 es cuando se realizan por los
sucesivos gobiernos las reformas en todos los aspectos de la vida británica que
ponen fin a la vieja Inglaterra aristocrática y establecen el liberalismo
democrático y parlamentario en toda su plenitud. Las reformas pueden
agruparse, por su diverso carácter, en conjuntos homogéneos.
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electorales casi deshabitadas. Pero, nuevos centros, nacidos y desarrollados al
calor de la revolución manufacturera y el comercio internacional, pudieron
enviar sus propios representantes a la Cámara de los Comunes, aunque la
Inglaterra rural del Sur y del Sureste conservaba su posición privilegiada sobre
las zonas septentrionales y occidentales, donde se habían producido las
mayores transformaciones demográficas y sociales.
Esta situación abría algún espacio político a las corrientes radicales que
seguían exigiendo reformas más profundas tratando de eliminar el carácter
oligárquico de la sociedad inglesa. Hasta 1830, aunque esporádicamente se
encuentran movimientos obreros que presionan sobre el partido radical inglés
para la consecución de reformas políticas, la tendencia predominante del
sindicalismo es la que reduce sus objetivos a conquistas exclusivamente
laborales. Pero en esta década de los años 30 la miseria de las masas obreras
inclinó a los líderes del obrerismo hacia posturas más precisas de reforma
política. En mayo de 1838 un nuevo grupo redactará un documento histórico,
denominado “La Carta”, en el que se pide sufragio universal, supresión del
certificado de propiedad para ser miembro del Parlamento, inmunidad
parlamentaria, circunscripciones electorales iguales. Son peticiones políticas;
mientras no haya un cambio en la política, se piensa, no se producirá un
cambio social.
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Libertades públicas
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británico en 1868, solicitará al parlamento la concesión de la Home Rule o
autonomía para Irlanda, pero los conservadores y el parlamento se negaron a
tratar sobre el tema. En 1886 volverá a intentar otorgar a Irlanda la plena
autonomía. Pero, la Home Rule volverá a ser rechazada. El problema
continuará sin solución hasta después de la primera guerra mundial y ni
siquiera entonces se resolvió definitivamente: Irlanda del Norte seguirá siendo
británica.
· Así pues, el nuevo clima político que se inicia a partir de 1830 en Inglaterra
abre la era de las reformas, convirtiendo a este país en modelo del sistema
político liberal.
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2. El II Imperio francés y la III República
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plebiscitaria; el segundo, liberal, con su conversión al libre
cambio, ahuyentando del régimen a los conservadores, e
inclinado a sostener las aspiraciones nacionales de los pueblos.
Sin embargo, ante estas novedades, algunos historiadores
observan que hubo una sustancial continuidad en la política
interna del gobierno autoritario de Napoleón, al menos hasta
1868 en que se adoptaron algunas medidas reales de
liberalización que tendían a transformar el régimen en un sistema
representativo bicameral. Una continuidad que se identificó con
los militares, policías y funcionarios burócratas y con un régimen
aparentemente fundado en el sufragio universal, pero privado de
la libre discusión política.
- En política exterior, Napoleón busca realizar una política de
prestigio nacional y de expansión colonial que coloque a Francia
en un lugar de predominio europeo y de influencia mundial. Las
empresas bélicas realizadas por el II Imperio se extendieron por
todos los continentes.
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se ha enemistado con Inglaterra y España en su expedición a
México; con Rusia en la guerra de Crimea; con Austria en su
guerra del 59; con los italianos porque tras apoyarles les ha
abandonado (armisticio de Vilafranca con Austria); con los países
nórdicos, Suecia, Noruega, Dinamarca, porque mantiene la
neutralidad en la guerra de los Ducados entre Prusia y Dinamarca
(1864).
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obligó a la recién nacida República a actuar represivamente (semaine
sanglante) y a restablecer el orden ciudadano.
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siendo la confianza o desconfianza del Parlamento decisivas para la
permanencia y la actividad del gobierno.
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Mayor, deseoso de salvar el honor del tribunal militar, falsifica pruebas contra
Dreyfus. El novelista Zola publica su celebre artículo J’accuse, donde
denunciaba la falsedad del Estado Mayor y las complicidades políticas. El
escritor fue condenado por atentar contra el honor del ejército. Pero la verdad
comenzaba a abrirse paso. La confesión del oficial que había falsificado
algunos documentos hizo inevitable la revisión del proceso. El affaire servirá
para polarizar políticamente al país. La derecha espoleada por su
antisemitismo y por su nacionalismo exaltado, asume la tesis de culpabilidad
del imputado. La izquierda defiende a Dreyfus. Desde 1889 una coalición
radical-socialista, nacida del asunto Dreyfus, gobierna Francia.
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despertaron tanto en los países europeos como en las colonias
americanas un sentimiento de nación con personalidad propia que, por
primera vez en la historia, enlaza como algo inseparable el sentimiento
nacional (nación) con el gobierno y la organización política de la nación
(estado).
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nacionalista generado a principios de siglo, en las dos áreas
geográficas.
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c) La expansión económica y la unión comercial como preludio de la
unificación política.
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d) Disposición de un ejército moderno y de políticos audaces.
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2. La unidad italiana
Durante toda la primera mitad del siglo XIX a Italia puede aplicarse la expresión
de Metternich de que sólo era “una expresión geográfica”. La península
italiana estaba dividida, desde 1815, en ocho Estados distintos, restaurados
tras el hundimiento del Imperio napoleónico. Son éstos: el reino de Piamonte-
Cerdeña con su centro en Turín, y que tiene como soberanos a los reyes de la
dinastía de Saboya; los estados de Lombardía y Venecia, con capitales,
respectivamente en Milán y Venecia, sometidos a la soberanía del Imperio de
Austria; los ducados de Toscana -con capital en Florencia-, Parma y Módena,
que aunque independientes sufren la influencia austriaca; los Estados
Pontificios con centro en Roma, y el Reino de las Dos Sicilias, con capital en
Nápoles, bajo la soberanía de los Borbones. Esta Italia dividida en ocho
Estados vive un proceso hacia la unidad en el que se advierten varios
momentos.
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1831 el movimiento “Joven Italia” partidario de la unidad con la formación de la
República con capital en Roma; en segundo lugar, el elaborado por V. Gioberti,
que en 1843 propone la creación de una Confederación italiana en trono a los
Estados Pontificios y bajo la soberanía del Papa; y, en tercer lugar, el defendido
por D’Azzeglio y C. Balbo, que hacia 1844 son partidarios de lograr la unidad
italiana con la formación de un reino en torno a la dinastía de Saboya,
soberanos de Piamonte-Cerdeña. Durante los comienzos de los movimientos
revolucionarios de 1848 en Italia se hacen concesiones liberales por Estados
como Roma y Nápoles, y Carlos-Alberto, rey de Piamonte-Cerdeña, que
promulga la Constitución en Piamonte para adecuar su reino al sistema liberal
europeo, y apoya los movimientos liberales en Lombardía y Venecia contra
Austria. Durante la segunda mitad de 1848 y 1849 se produce la reacción de
Austria, que recobra su predominio sobre Italia donde se restablece, en
general, la situación anterior. Austria domina de nuevo Lombardia-Venecia, y su
influencia sobre los Ducados. En Roma, con la intervención de Francia, se
restablece al Papa Pio IX poniendo fin a la república que había sido
proclamada por Mazzini. Y en Nápoles se vuelve al absolutismo borbónico.
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y antigua dinastía italiana con haber dado una Constitución liberal al reino
desde 1848; y además era el de mayor desarrollo económico y el que disponía
del mejor ejército de Italia.
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votan la unión con Piamonte, confirmada en plebiscitos populares. En 1860, los
Estados de Italia central se integran a Piamonte, éste cede la Alta Saboya y
Niza a Napoleón III, que debe aceptar la situación creada, y Cavour contempla
la realización de gran parte de su proyecto con esta formación del reino del
Norte de Italia.
La última fase del proceso se extiende desde 1861 hasta 1870. La unidad
italiana había quedado incompleta al permanecer fuera del nuevo reino los dos
importantes territorios de Venecia, al norte, y los Estados Vaticanos, en el
centro, en cuyo mantenimiento estaban implicadas poderosas fuerzas
internacionales. Habrá que esperar a que la coyuntura internacional sea
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favorable para conseguir la anexión de los territorios citados. La primera
ocasión se presenta con motivo de la guerra entre Prusia y Austria: en abril de
1866, Italia firma un acuerdo con Prusia para ser su aliada en una posible
guerra con Austria; en junio de 1866, estalla la guerra austro-prusiana, y, tras la
victoria de Prusia en Sadowa, Italia recibe de Austria, en la paz de Viena, y tras
plebiscito, el Estado de Venecia, en octubre de 1866.
· Sólo quedaban ya fuera del reino de Italia los Estados Vaticanos, con Roma,
constituyendo lo que la historiografía llama “la cuestión romana”, que ofrece un
triple aspecto: el reino de Italia aspira a hacer de Roma su capital definitiva; el
Papa Pío IX desea conservar su soberanía sobre los territorios de Roma y el
Lacio, y en el aspecto internacional Napoleón III ayuda la Papa, pues necesita
el apoyo católico francés. La cuestión se resolverá con ocasión de la guerra
franco-prusiana en 1870, cuando las tropas francesas abandonan Roma, el II
Imperio es derrotado en Sedan por Prusia y Napoleón III abdica en septiembre
de 1870. Al mismo tiempo, el gobierno italiano envía su ejército sobre Roma,
donde el Papa Pío IX quiere resistir, y el 20 de septiembre Roma es ocupada
por Italia. El 2 de octubre de 1870, un plebiscito aprueba la anexión, y en 1871
Roma es proclamada oficialmente capital del Reino de Italia, completándose la
unidad peninsular, aunque se mantienen las reivindicaciones territoriales de
Trentino e Istria. La cuestión romana y la situación de la Ciudad del Vaticano
fue oficialmente resuelta por los acuerdos de Letrán, en febrero de 1929, entre
Pío XI y Mussolini.
3. La unidad alemana
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francesa que favorece el desarrollo de una conciencia nacional permitiendo a
Prusia polarizar el sentimiento nacional.
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del Parlamento de Francfort, en mayo de 1848, integrado por representantes
elegidos de los distintos Estados alemanes. El Parlamento intenta la
organización de la unidad alemana, pero no se consigue debido a las diversas
tendencias que enfrentaban a sus componentes. Dos opciones dividían a la
opinión alemana ante la realización de la unidad: por un lado, los partidarios de
la “gran Alemania” con la inclusión de Austria, y por otro, los de la “pequeña
Alemania” sin Austria y bajo el predominio de Prusia. A finales de 1848 era
evidente la incapacidad del Parlamento tanto para organizar la unidad alemana,
como para imponer su autoridad general sobre los particularismos de los
Estados alemanes. En esta situación se producen unas nuevas oleadas
revolucionarias, entre septiembre y diciembre de 1848. El Parlamento queda
totalmente desbordado y fracasado ante la presión revolucionaria.
Por estas fechas los dos más poderosos Estados alemanes, Austria y Prusia,
restablecen la autoridad estatal y reprimen, con fuerza, en sus respectivas
áreas de acción, las últimas agitaciones revolucionarias, con lo que se
consolida la victoria de la contrarrevolución.
· Desde 1849 y hasta 1862, Alemania vive los años de la reacción en los que
se da un progreso económico y de desarrollo industrial. Si bien Austria sigue
representando la tradición, en un cerrado conservadurismo, Prusia por el
contrario, acierta a recoger las fuerzas dispersas, después de 1848, del
liberalismo, el nacionalismo y la unificación económica, para reordenarlas en su
beneficio y, desprovistas de sentido demócrata, orientarlas hacia la definitiva
unidad alemana, que ella va a dirigir con la adopción de las necesarias
medidas. En 1851-1852 se completa y consolida el “Zollverein”, base de la
unidad económica. En 1858 el rey Federico Guillermo IV debe ceder la corona
a su hermano Guillermo I, que da una nueva orientación a la monarquía
prusiana. En 1862 el rey Guillermo I nombra canciller a Bismarck. Con
Bismarck al frente del gobierno se inicia una nueva fase en la historia alemana
que lleva directamente a la realización de la unidad.
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El proceso de la unidad alemana
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En abril de 1866 se expuso abiertamente el conflicto, cuando Prusia sugirió a la
Dieta imperial la creación de un parlamento alemán elegido por sufragio
universal masculino, sabiendo que Austria no podía aceptar esta propuesta.
Antes de actuar contra Austria, Bismarck acuerda con Napoleón III la
neutralidad de Austria, y se asegura la alianza de Italia que aspira a la
incorporación de Venecia. En junio de 1866, Bismarck pide la exclusión de
Austria de la Confederación, y ocupa Holstein. Se produce entonces la guerra
entre Prusia y Austria y sus aliados alemanes, en la que la iniciativa y las
victorias corresponden al ejército prusiano: Prusia ocupa Sajonia y Hannover,
domina a Baviera, y derrota a Austria en la batalla de Sadowa en julio de 1866.
La paz de Praga, firmada en agosto de 1866, representa un giro importante en
la historia alemana: Prusia se anexiona Hannover, Hesse, Francfort y los
ducados de Schleswig-Holstein; Austria reconoce la disolución de la
Conferación Germánica y su práctica exclusión del Estado alemán; Italia, por
su parte, consigue de Austria la cesión del territorio de Venecia; y además
Bismarck concluye con los Estados del Sur de Alemania, un acuerdo por el
que entran en el Zollverein y ponen sus ejércitos, en caso de guerra, bajo la
autoridad de Prusia.
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La guerra franco-prusiana de 1870
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La guerra franco-prusiana se desarrolla entre agosto de 1870 y enero de 1871,
y constituye una total victoria alemana. En agosto, Prusia ocupa Alsacia e
invade Lorena. En septiembre, derrota a Francia en Sedán, donde capitula el
emperador. Desde septiembre, está cercado París, que capitula ante los
prusianos en enero de 1871, llegándose así al armisticio entre Francia y Prusia,
que pone fin a la guerra.
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Bibliografía
Bergeron, L., Furet F., Koselleck, R.: La época de las revoluciones europeas
1780-1848, Historia Universal Siglo XXI, Volumen 26, Madrid, 1976.
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