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ENSAYO SOBRE EL CIUDADANO PERFECTO PARA LA SOCIEDAD

GRACIELA PALACIO CANO

Las diferentes posturas alrededor del concepto de ciudadanía es uno de los


componentes a desarrollar, articulando a ello los diferentes aspectos históricos,
educativos, y políticos, que permitan esclarecer la idea de manera precisa y así
concebir la ciudadanía como un todo que regula, hace gala y configura al sujeto en
medio de una sociedad de derecho.
Desde la perspectiva de derecho el concepto de ciudadanía se concibe como la
construcción y consolidación del individuo como ciudadano, como sujeto de derecho
que está inmerso en una sociedad de iguales y logra asimilar el carácter de este en
un contexto donde él puede ejercitar y afirmar su estatus de ciudadano, actuando
en un tejido democrático de manera individual, pero sumergido en un colectivo en
el que adquiere criterios necesarios para proceder a autorregularse, es de esta
manera que “la ciudadanía va ligada a la aparición de los estados modernos en cuyo
contexto se definen y se ejercen los deberes y derechos ciudadanos (…) tiene, pues,
una doble cara: la individual y la grupal o comunitaria” () esto también lo plantea
Marshall retomando el marco de lo individual y lo colectivo cuando dice “ciudadanía
es un status que se concede a los miembros de pleno derecho de una comunidad.
Sus beneficiarios son iguales en cuanto a los derechos y obligaciones que implica”
(1998:37).

De este modo, la ciudadanía puede ser entendida como “membrecía plena de una
comunidad” (Castro, 99) por lo tanto es así que se articula la idea de un
conglomerado de individuos que pertenecen a un determinado lugar, en este caso
una comunidad, percibiéndose así la necesidad de regulación de los vínculos entre
ellos lo que es fundamental para la construcción y posterior consolidación de
ciudadanía; respecto a esto, Mockus plantea que “ser ciudadano implica que se está
a favor de los procesos colectivos. Ciudadano es el que se asocia, se organiza con
otros ciudadanos y emprende acciones colectivas en torno a objetivos y tareas de
interés común” (Mockus, 94); considerando lo anterior se logra comprender que la
ciudadanía también se refiere a “un conjunto de derechos y obligaciones que
determinan el carácter de las relaciones entre los individuos de una determinada
comunidad política” (99).

Teniendo en cuenta lo anterior se toma el rol del sujeto como ciudadano, el cual
introduciéndose en el escenario de ciudadanía, asume el ejercicio de unos derechos,
de igual manera unos deberes, otorgándose compromisos que lo ubican en iguales
condiciones que los otros sujetos pertenecientes a su comunidad en palabras de
Mockus “parte de la construcción del ciudadano es poder ejercer la ciudadanía y
realizar acciones que la desarrollen, adquirir la identidad de ciudadano y aceptar
que, como tal, tiene los mismos deberes y los mismos derechos de otros ciudadanos”
(94).
Transitando ahora en el papel del sujeto, se inspecciona su actuar en medio de un
contexto democrático como el evento que lo fortalece finalmente como ciudadano
asumiendo que tiene los mismos deberes, pero también los mismos derechos que
los demás, pero al mismo tiempo comienza a sumergirse en el contexto de lo político
donde actúa y participa, esto paralelamente le otorga una peculiaridad fundamental
para su configuración en la sociedad, y esta es “el reconocimiento” en estos términos
se logra asimilar que “la democracia ha conducido a una política de reconocimiento
igualitario, que la adquirido formas diversas a lo largo de los años y que ahora
retorna en la forma de exigencias de un igual estatuto para culturas y géneros”
(Taylor, 295), ahora bien, en este contexto democrático, el concepto de igualdad va
ligado de manera recíproca al concepto de dignidad, teniendo en cuenta que cuando
hay igualdad es más proclive la manifestación de la dignidad para el individuo por
ello actualmente “es obvio que este concepto de dignidad es el único compatible
con una sociedad democrática (...) pero esto también significa que las formas de
reconocimiento igualitario se han convertido en esenciales para la cultura
democrática” (295) y que es este el ciudadano que se necesita para un mejor país.

En estos términos se logra entender entonces que la articulación de la igualdad el


contexto político, establece al individuo en el escenario de lo político donde logrando
interactuar y convivir en medio de sujetos diferentes pero con igualdad de
condiciones; en este sentido, se logra asimilar que en la medida que el sujeto logra
participar en el contexto de lo político puede consolidar su ciudadanía en
correspondencia con el ejercicio de sus derechos, en esta medida “la igualdad es un
artificio de política, tiene un rango jurídico y constituye un estatus, el estatus de
ciudadano, el derecho a tener derechos otorgados a sujetos individuales y distintos
pero que comparten un espacio común y desarrollan sus acciones en la esfera
pública para reconocerse como ciudadanos y en conjunto, para crear un orden
público, normativo que permita la coordinación de las acciones y de los intereses
colectivos” (168). Y que genere espacios de sana convivencia y paz, para que una
persona tenga vida digna, en este sentido se “incluye importantes temas tales como
el derecho al bienestar, a la seguridad económica, a compartir con el resto de la
comunidad la herencia social y a vivir la vida como un ser civilizado de acuerdo con
los estándares prevalecientes en la sociedad” (5to). Es por lo tanto que desde que el
Estado asuma verdaderas políticas públicas en la construcción del nuevo ciudadano,
observaremos el cambio de una sociedad atropellada y con una historia trágica.
Y finalmente y aunque se podrían delimitar muchas más conclusiones a partir del
concepto de ciudadanía nos remitimos a resumir todo en algo dicho por Mockus “Ser
ciudadano es terriblemente complejo; requiere, además de habilidades,
conocimientos, actitudes y hábitos colectivos” (2004); no obstante, esto no significa
que es imposible ser ciudadano pues en la medida que se geste la participación, la
emancipación la igualdad, la dignidad, la exigencia de derechos y la coherencia con
los actos, se consolidan procesos de construcción ciudadana que permitirán
descubrir finalmente el verdadero retorno del ciudadano a la sociedad democrática,
pero es importante resaltar el rol del docente y la familia en la construcción del
nuevo ciudadano.
.

BIBLIOGRAFÍA
Doc. El retorno del ciudadano: los inestables territorios de la ciudadanía en América
Latina, Pemilo latinoamericano, México. Vol. 8, nº 4, junio, 1999
La formación de ciudadanos: la escuela un escenario posible
URIBE DE HINCAPIÉ, María Teresa. Esfera pública acción política y ciudadanía una
mirada desde Hannah Arendt, 2001
MOCKUS, Antanas. ¿Por qué competencias ciudadanas en Colombia? Tomado de:
Altablero nº 27, febrero-marzo, 2004
TAYLOR Charles. Argumentos filosóficos, ensayos sobre el conocimiento, el lenguaje
y la modernidad. Barcelona. Paidos, 1997. 382 p.

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