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PUBLICACIONES DEL INSTITUTO CARO Y CUERVO
DEL XXXVIII
¡i'<STlTU'rO
v¡JO y CUEl\VO

XXXVIII GUILLERMO HERNÁ DEZ DE ALBA


~ JUAN CARRASQUILLA BOTERO
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~ISTORI~
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¡!A.CION~l
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COLOMBI~

BOGOTÁ
1977

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


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Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


BIBLIOTECA DE PUBLICACIONES DEL INSTITUTO CARO Y CUERVO

1. R. J. CUER\'O, Obras inéditas. 1944.


II. M. A. CARO, La canción a las ruinas de Itálica
del licenciado Rodrigo Caro. 1947.
III. J. M. RrVAS SACCONI, El latín en Colombia. 1949.
IV. R. J. CUERVO, Disquisiciones sobre filología cas-
tellana. 1950.
V. 1. E. ARCINIEGAS, Las Odas de Horacio. 1950.
VI. M. A. CARO, Poesías latinas. 1951.
VII. M. A. CARO, Versiones latinas. 1951.
VIII. L. FL6REZ, La pronunciación del español en
Bogotá. 1951..
IX. J. DE CUETO y MENA, Obras. 1952.
X. G. JI~1É1\TEZ DE QUESADA, El A ntijo vio. 1952.
XI. A. CURCIO ALTAMAR, E()olución de la l10vela
en Colombia. 1957.
XII. G. ROHLFS, Manual de filología hispánica. 1957.
XIII. L. FL6REZ, Habla y cultura popular en Antio-
qttia. 1957.
XIV. G. POSADA ~ÍEJíA, Nuestra América. 1959.
XV. H. DOMÍ 'GUEZ CAMARGO, Obras. 1960.
XVI. W. GIESE, Los pueblos romá11icos y su cultura
popular. 1962.

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XVII. D. L. CANFIELD, La prommciaci6n del español
en América. 1962.
XVIII. L. FLÓREZ, Léxico de la casa popular urbana
en Bolívar. 1962.
XlX . H. SERÍS, Bibliografía de la lingüística españo-
la. 1964.
XX. H. PÉREZ DE OLIVA, Historia de la inuención de
las Yndias. 1965.
XXI. L. FLÓREZ, El español hablado en Santander.
1965.
XXII. J. L. MARTÍN, La poesía de losé Eusebio Caro.
1966.
XXIII. G. CORREA, Realidad, ficción y símbolo en las
novelas de Pérez Galdós. 1967.
XXIV. G. DE GR\.:OA, Transcttltttración e interferen-
cia lingüística en el Puerto Rico contemporá-
neo : 1898-1968. 1968.
XXV. MARÍA TERESA MORALES BaRRERo, La Madre
Castillo: StI espiritualidad y su estilo. 1968.
XXVI. OLGA COCK HINCAPIÉ, El seseo en el Nuevo
Reino de Granada: 1550-1650. 1969.
XXVII. L1;IS FLÓREZ,Léxico del cuerpo humano en
Colombia. 1969.
XX\ III. LUIS FLÓREZ, JosÉ JOAQUÍX Mo."TES GIRALDa y
JE_y."lE FlGUEROA LORZA, El espaíiol hablado
en 11. orte de Santander: datos y observaciones.
1%9.
XXL"'C. LYDIA DE LEÓX HAZEM, La novela de la selva
hispanoamericana: nacimiento, desarrollo y
transformación. i9il.

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xxx. MANUEL ALVAR, Juan de Castellanos: tradi-
ci6n española y realidad americana. 1972.
XXXI. JOHN LlHANI, El lenguaje de Lucas Fernán-
dez: estudio del dialecto sayagués. 1973.
XXXII. SAMUEL BOND, Poesías latinas} seguidas de sus
cartas a Miguel Antonio Caro. 1974.
XXXIII. JosÉ JOAQuíN MONTES GIRALDO y MARÍA LUISA
RODRÍGUEZ DE MONTES, El maíz en el habla y
la cultura popular de Colombia} con notas
sobre su origen y nombres en lenguas indí-
genas americanas. 1975.
XXXIV. HÉCTOR H. ORJUELA, La obra poética de R a-
fael Pombo . 1975.
XXXV. T. NAVARRO TOMÁS, Capítulos de geografía
lingüística de la Península Ibérica. 1975.
XXXVI. BENEFICIADO DE ÚBEDA, Vida de San lldefonso.
1975.
XXXVII. JosÉ IGNACIO PERDOMO ESCOBAR, El archivo
musical de la Catedral de Bogotá. 1976.
XXXVIII. GUILLEIU.1O HERNÁNDEZ DE ALBA Y JUAN C A-
Historia de la Biblioteca
RRASQUILLA BOTERO,
Nacional de Colombia. 1977.

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HISTORIA
DE LA

BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


PUBLICACIONES DEL INSTITIJTO CARO y CUERVO
XXXVIII

GUILLERMO HERNÁNDEZ DE ALBA


JUAN CARRASQUILLA BOTERO

HISTORIA
DE LA

BIBLIOTECA NACIONAL
!)E COL01\1BIA

BOGOTÁ
1977

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


ES PROPIEDAD

ISBN 84 - 2i 1 - 131 - 8

IMPRE':-;TA PATRiÓTICA D&L INSTITUTO CARO Y CUERVO, YERlIABUENA.

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HOMEN AJE DEL INSTITU TO CARO y CUERV O

A LA BIBLIOT ECA NACION AL DE COLOM BIA

EN EL SECUNDO CENTEN ARIO DE SU FUNDA CIÓN.

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PRESENTA CI6N

El 21 de diciembre de 1973 e! entonces director de!


Instituto Colombiano de Cultura, Maestro Jorge Rojas,
por medio de la resolución número 1443, convocó a
concurso para premiar la mejor obra sobre la historia
de la Biblioteca Nacional de Colombia que se aprestaba
a conmemorar sus primeros 200 años de vida el 9 de
enero de 1977.
El jurado constituído para calificar las obras presen·
tadas a tal concurso quedó formado así: Patricia Uribe,
delegada de! Ministro de Educación,' Femando Galvis
Salazar, delegado del director de la Academia Colombia-
na de la Lengua,' Eugenio Bamey Cabrera, delegado de
la directora del Instituto Colombiano de Cultura,' Ho-
racio Rodríguez PLata, delegado deL presidente de la
Academia Colombiana de Historia, y Pilar Moreno de
Ángel, actual directora de la Biblioteca Nacional.
EL fallo sobre los trabajos presentados fue producido
por el jurado e! 7 de mayo de 1976 cuando, después de
cuidadoso estudio, resolvió otorgar el primer premio
a la obra tituLada Historia de la Biblioteca Nacional,
que había sido presentada a su consideración bajo el
seudónimo de ((Géminis", eL cual, una vez abierto el
sobre respectivo, correspondió a los nombres de los doc·
tares Guillermo Hernálldez de Alba y Juan Carrasqtt;.
l/a Botero.
El primero - Guillermo Hemál1dez de Alba - es
bachiller en filosofía y letras del Colegio Nacional de

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XIV PILAR MORENO DE ÁNGEL

San Bartolomé (1925),· colegial honoris causa del Cole-


gio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, del cual es
cronista y antiguo catedrático,· expresidente y actual de-
cano de la Academia Colombiana de Historia,· individuo
correspondiente de la Academia Colombiana de la Len-
gua,· miembro honorario de la Sociedad Bolivariana de
Colombia,· colaborador honorario del Instituto Caro y
Cuervo y antiguo jefe de su Departamento de Historia
Cultural,· cronista de la ciudad de Bogotá,· individuo
correspondiente de la Real Academia de la Historia de
Madrid; laureado por la de Bellas Artes de San Fernan-
do, con el Premio de la Raza,· miembro honorario del
Instituto de Cultura Hispánica de Madrid y Bogotá, y
antiguo director de la Biblioteca Nacional. Pertenece
igualmente, en su calidad de correspondiente extranjero,
a numerosas academias de América, Francia y España.
{{Premio América, 1969", otorgado por la Casa de Cul-
tura Americana de Acapulco, Guerrero, México. Director
fundador de la Casa-Museo del 20 de fulio de 1810. Autor
de numerosas obras de carácter histórico, particularmente
relacionadas con la historia del arte y de la cultura en
Colombia. No sólo es humanista bien valioso por mil
títulos, sino personalidad muy destacada dentro de la
cultura hispanoamericana.

El segundo - fuan Carrasquilla Botero - es alumno


fundador del Gimnasio Moderno, y uno de los prime-
ros bachilleres del plantel; abogado de la Universidad
Nacional; oficial mayor de la alcaldía de Bogotá y en-
cargado de la secretaría de Gobierno; juez del circuito
en Facatativá y Bogotá. Ha prestado sus servicios pro-
fesionales al Instituto de Fomento Industrial y a otras
empresas públicas y privadas. Forma indiscutiblemente
Ulla buena pareja, por sus méritos de investigador, con
su compañero de premio.

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PRESENT ACI6N xv

Por acuerdo entre la directora del Instituto Colom-


biano de Cultura) doña Gloria Zea de Uribe) el director
del Instituto Caro y Cuervo) doctor losé Manuel RivQj
Sacconi) y la directora de la Biblioteca Nacional) se de-
cidió que la obra galardonada fuera publicada en la
Imprenta Patriótica del Instituto Caro y Cuervo) en
Yerbabuena.
Es necesario destacar la muy estrecha colaboración
que el lmtituto Caro y Cuervo ha venido manteniendo
con la Biblioteca Nacional) colaboración que ahora se
torna realidad una vez más con la publicación de esta
obra que conmemora el segundo centenario de la fun-
dación de nuestra institución. Este libro es) sin lugar a
dudas) un aporte espléndido al acervo cultural del país.

PILAR MORENO DE ÁNGEL

Directora de la Biblioteca Nacional.

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EPíGRAFE
UNA LEJANA INTUICIÓN

El doctor Eduardo Posada se consagró como un maestro de


la historia, creador de un concepto moderno de la narración
de los tiempos pasados, que traía hasta los presentes en una
prosa ágil, bella y directa como si reviviera a los personajes y
reconstruyera las casas y los sitios.
Cuéntase entre sus líbros el llamado Narraciones: capítulos
para una historia de Bogotá. Entre sus capítulos, el dedicado a la
Biblioteca Nacional, que es modelo de exactitud y amenidad, y
que mucho nos ha servido para este trabajo. Se publicó el libro
en 1906, cuando la Biblioteca funcionaba en su segunda sede,
edificio de Las Aulas, donde hoy está el Museo de Arte Colonial,
y por eso habla de la iglesia de San Carlos. Copiamos de ese
estudio el párrafo final, que parece como una intuición lejana
de este concurso. Dice así:

Tal es el croquis de nuestra Biblioteca. Otro escritor


de mayores alientos podrá hacer de ella una monografta
más completa, pues muchas páginas podrían llenarse ha-
blando de sus raros volúmenes, de las notas marginales
de muchos de ellos, del origen de algunos, de los hom-
bres que los han obsequiado, y de aquellos que han ido
allí a sacar preciosos frutos de entre sus amarillentas
páginas. j Quién pudiera en aquel asilo silencioso, en
medio de aquellos libros, sacudiendo el polvo de los

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XVIII EPÍGRAFE

códices, abriendo ante un facistol los grandes mamotre-


tos, pasar sus días lejos del mundanal ruido, sin oír otro
rumor que el voltear de las viejas hojas, y a veces el
sonido del órgano de San Carlos que con el canto de
requiem sale lleno de majestad y de melancolía por las
ojivas, y penetra al recinto de los libros! i Muchas veces
al oír aquella música de funerales se nos ha figurado
que es un De profundis que se canta a todos aquellos
hombres que escribieron esos volúmenes, a los que allí
los amontonaron, a los que escudriñaron sus página~,
desaparecidos, unos y otros, ha tiempo del mundo de
los vivos; creemos que son sus epitafios aquellos nom-
bres escritos con letras de oro, sobre el lomo de los libros;
y nos parece ver surgir de entre esos largos e inmóviles
plúteos sus venerables sombras!

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LA BIBLIOTECA EN EL VIRREINATO

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CAPITULD 1

LA FUNDACION

EXTRAÑAMIENTO DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.

Por decreto fechado el 27 de febrero de 1767, Carlos


lII, rey de España y de las Indias, ordena extrañar de
sus dominios a la Compañía de Jesús y ocupar todos sus
bienes, que se llaman T emporalidades. La cédula recibida
en Santafé de Bogotá el 7 de julio del mismo año, se
comienza a cumplir el día último del mes.
Corresponde ejecutar la expatriación de los jesuítas
en la Nueva Granada, al virrey don Pedro Messía de la
Cerda y de los Ríos, marqués de la Vega de Armijo, quien
llega a Santafé el 24 de febrero de 1761 y gobierna hasta
el año de 1773. Su retrato al óleo, pintado por Joaquín
Gutiérrez, se encuentra en el Museo de Arte Colonial
e ilustra este escrito l.

I1'<"VENTARIO DE LA LIBRERÍA DE SANTAFÉ.

Al apropiarse el gobierno español los cuantiosos bienes


de la Compañía de Jesús, es necesario primero que todo
inventariarlos, y como en Santafé existe la biblioteca del

1 GUrLLERMO HUN.'NDEZ DE. ALBA. Virrelt'S dd f.,'uet'O Reino de Gra-


nada en el siglo X~'lll, en ¡/lnla de Iconografía .'ÚL."¡onal Espaliola, cua-
derno 3. Madrid, s. f .• pág. 54.
JosÉ MARÍA RESTlIEPO SÁENZ, Biogralfa de los manda/arios y ministros
de la Real Audiroaa (1671-1819). en Bib:ioteca de Historia [\'aaonal, vol.
84. Bogotá, Edironal Cromos, 1952.

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2 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Colegio Máximo, se da orden de proceder a ello por los


comisionados para la ocupación de los bienes, en decreto
cuyo texto, corno lo hacernos con los demás que figuran
en esta obra, trascribimos en la ortografía actual, así como
también resolvernos las abreviaturas para facilitar su lec-
tura, y que dice lo siguiente:

En la ciudad de Santafé a veintiocho de octubre de mil sete-


cientos sesenta y siete años: los señores doctores don Antonio
de Verástegui, oidor, y alcalde de corte de esta real audiencia, y
don Francisco Antonio Moreno, fiscal protector de los naturales
de este Reino, jueces y comisionados para las presentes diligen-
cias, dijeron: que para mayor claridad, se procede a formar inven-
tario prolijo de la librería o biblioteca que tiene este colegio,
cotejando la existencia de sus hbros con el que se halla en ella
destinado para expresar los que contiene, y visitas que de ellos
se han hecho por los provinciales poniéndose por cuaderno sepa-
rado, y con la debida disunción, agregándose los que se han en-
centrado en varios aposentos particulares con nota de librería,
que para este efecto se han apartado y conducido a ella, así lo
proveyeron y mandaron por ante mi de que doy fe. Verástegui-
Moreno. Fui presente. ]OSEPH DE ROXAS, Escribano de su majes-
tad :l.

y la diligencia COffilenza:
Entrose a la pieza de la librería que tiene veinte pasos re-
gulares de largo y siete de ancho, con tres ventanas grandes con
sus vidrieras, su puerta de madera y cerradura, circunvalada de
estantes de madera pintados de azul y perfiles de oro, con un
cuadro de San Ignacio sobre la puerta de entrada, y en el discurso
de esta pieza dos mesas grandes aforradas de vaqueta, dos ban-
cos de sentar, una silla de sentar, ordinaria, un atril largo de made-

J EOCARDQ Pos.'O.'. Xarraciont!s. C.1píw!os para lino huton'a d~ Bogo/d,

Bogotá, Librería Americana, 1906, pág. 293, Copia de la época de este pro-
lijo invenrano se conserva en la Biblioteca ~a.:lonal, por donación del his-
toriador T- M, Quiiano O;ero al cumplir>e el primer centenario de la fun-
dación del lnsñruto, como .e ver; en u lugar.

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LA FUNDACIÓN 3

ra, una escalera, cuatro globos bien maltratados y dos instrumentos


de bronce, de el arte de geografía y reconoddose el libro, en que
por abecedario y con separación de facultades se expresan los
autores, y cuerpos de libros, que contienen esta dicha pieza, se
hizo el debido cotejo poniéndose por inventario en la forma y
.. 3
manera siguiente... .

Subrayamos, y así lo hacemos en toda la obra, aque-


llos apartes documentales que hemos creído dignos de
especial atención.
"A continuación de estas notas aparece el catálogo,
que consta de 4.182 volúmenes, distribuídos así: Santos
Padres, 272; Expositores, 432; Teología, 438; Filósofos,
146; Predicadores, 573; Canonistas, 564; Matemáticos, 83;
Gramáticos, 229; Históricos, 597; Espirituales, 424; Mé-
dicos, 39 y Moralistas, 385. Todo el índice está escrito en
papel sellado y extendido ante notario. El anterior resu-
men lo hizo, ahora pocos años, don Rufino J. Cuervo,
según 10 reza una hoja de papel común que aparece entre
el catálogo". El doctor Edmrdo Posada, de quien tras-
cribimos este párrafo, habla antes de 1906 4 •
Este "cuerpo de libros" constituye el primer núcleo
de 10 que hoyes nuestra Biblioteca.

LA IDEA CREADOR......

La idea de fundar una biblioteca pública en Santafé


nace de una de las personalidades más notables de nues-
tra tierra, el doctor Francisco Antonio Moreno y Escan-
dón, fiscal de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Gra-
nada (Mariquita, 25 de octubre de 1736-Santiago de Chile,
22 de febrero de 1792) .
Esta iniciativa forma parte del plan presentado por
él a la Junta Superior de Aplicaciones, el 22 de noviembre

• Ruista d~ la Bibliot~ca Nacional d~ Bogotá. febrero y marzo de 1923.


, Eou.o\lU)() POS.UH. ob. r ed. Ci lS ., pág. 294.

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4 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

de 1771. El memorable capítulo XIII de ese plan es la


piedra angular de la Biblioteca y dice así:
Siendo la instrucción y arreglo de estudios, uno de los pri-
meros objetos que ocupan la real atención del soberano, y con-
tribuyendo para su logro el establecimiento de una Biblioteca
Pública, donde puedan acudir los estudiosos de todas facultades,
e instruirse de noticias sólidas y verdaderas, que muchas veces
se ignoran por falta de buenos libros, mayormente en estos re-
motos dominios donde escasean y son costosos, será muy prove-
choso que después de separados los libros de doctrinas laxas y
máximas perniciosas y escogidos los más seguros, sanos y útiles,
se forme dicha Biblioteca de todos los ocupados, así en las casas
de esta ciudad, como en las de Tunja, Pamplona y Villa de Hon-
da, donde no son tan necesarios (aplicándose los duplicados a
los dos colegios en particular), colocándose en uno de los altos
del cuadro destinado a escuelas de latinidad con puerta franca al
cOmltn; encargándose de su aseo y cuidado a un bibliotecario,
que para no aumentar dotaciones podría serlo, o el secretario o el
bedel mayor de la universidad, que habría de habitar en lo que
hoyes cuadro rectoral del seminario; y así podría sin incomo-
didad acudir a este encargo. Y para ello debe tenerse presente
que Jos expatriados tenían sobre sí un censo de dos mil setecientos
pesos, con obligación de convertir su respectivo rédito de cinco pe-
sos por ciento en libros de su biblioteca, y según sus cuentas y
libros de gobierno, debía el colegio de este censo dos mil tres-
cientos setenta y un pesos, siete reales, cuyas dos cantidades
hacen en una suma cinco mil setecientos un pesos, siete reales,
que impuestos reditúan al año doscientos cincuenta y tres pesos,
cuatro reales, de los cuajes debe gratificarse con doscientos al bi-
bliotecario, con cargo de tener un mancebo, pues gozará también
los proventos del oficio de universidad, y los cincuenta y tres
restantes para que cada año se vayan comprando algunos libros
para enriquecer la Biblioteca, de que podría encargarse la direc-
ción a la universidad y su rector, para que en todos tiempos flo-
rezca, y no decaiga, ni se experimente desorden 5.

Conviene explicar que al ser expulsados los jesuítas


del imperio español, la administración de sus inmensos

• Archit·o Histórico Nacional. Col~gios, t. rv, fots. 10 y sigs.

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LA FUNDACIÓN 5

bienes se confía a una junta que se llama de T emporali-


dades. Al lado de ésta surge otra que se denomina Junta
Superior de Aplicaciones, encargada de disponer la des-
tinación de ellos.

SOLICITUD DE MORENO y ESCANDÓN.

Al virrey y a dicha Junta de Aplicaciones dirige Mo-


reno y Escandón el siguiente memorial el 15 de junio
de 1773:
Excelentísimo Señor y señores de la Junta Superior de Aplica-
cIOnes:
El Comisionado don Francisco Antonio Moreno y Escandón,
Fiscal Protector de esta Real Audiencia, dice: Que habiéndosele
pasado por V. E. d superior orden comunicado por el Exmo.
Sor. Conde de Aranda de 18 de noviembre de 1772 ... que se
instruyan separados expedientes sobre cada una de las Aplica-
ciones que se hicieren, hace presente que en el plan formado y
presentado en 22 de noviembre de 1771, propuso como útil y ne-
cesario para el fomento de las letras el establecimiento de una
Biblioteca Púbrica en el cuadro inferior del edificio que habitaba
el Colegio Seminario aplicándose todos los libros ocupados, así
en las casas de esta ciudad como en las de Tunja, Pamplona y
villa de Honda, después de separados por medio de un juicioso
examen los de doctrinas laxas y máximas perniciosas, y para que
conste haber accedido esta Junta Superior después de tomadas
las noticias correspondientes, se ha de servir mandar se ponga
a continuación testimonio de la celebrada en 6 de noviembre de
1771, en que se pidió informe al Ayuntamiento y de lo respon-
dido por éste; y que asimismo por el escribano ante quien pasaron
las diligencias del extrañamiento se ponga certificación de lo que de
los libros de los expatriados y visitas de los provinciales a que
se refirió la declaración del procurador resulta en orden al censo
que reconocía el Colegio Máximo a favor de la Biblioteca de dos
mil setecientos pesos y réditos adeudados de dos mil trescientos
setenta y un pesos seis reales, que sin variar de destino se pro-
pusieron para dotaci6n de Bibliotecario en el capíwlo 13 del citado
plan, de que se agregará testimonio; y que si fuere del agrado
de la Junta se proceda desde luego a su verificación por lo mucho

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


IA
6 HISTORIA DE LA BIBLIOTE CA NACIONA L DE COLOMB

que interesa al público en su logro; teniendo presente no haberse


satisfecho el rédito de este censo desde el extrañamiento y que
su importe podría servir para los gastos que son indispensables
en el aseo de la pieza y estantes para los Ebros. Sobre todo la
Junta proveerá lo que estimare más conforme a las Reales inten-
ciones, mandan do que con testimonio de todo se dé cuenta a S.
M. por mano del Excmo. Sor. Conde de Aranda . Santafé y junio
15 de 1773.
DR. DN. FRAN.CO ANT.O MORENO .

DECRET O DE LA J UNTA .

La Juma de Aplicaciones provee el auto respectivo el


20 de julio de 1773, que dice textualmente :
Ejecútese lo pedido por el señor juez comisionado, compul-
sándose los testimomos que expresa y para dIo se expedirán órde-
nes a los comisionados de las ciudades de Tunja, Pamplona, y
villa de Honda, para que sin dilación remitan todos los libros
ocupados en sus respectivas casas y colegios a efecto de que lle-
gados se practique el examen y separación que corresponde.

Siguen las rúbricas de los miembros de la junta 6.

EL CEKSO E~ FAVOR DE LA LIBRER ÍA.


NUEVA PETICIÓ N.

Por fortuna, el hasta entonces denominado Colegio


Máximo de la Compañía de Jesús reconoce en favor de
la Librería un censo de dos mil setecientos pesos a un
cuatro por ciento anual, como lo certifica don Joseph de
Roxas, "escnbano de su majestad y actuario de las dili-
gencias de extrañamiento y ocupación de temporalidad es
de los regulares expatriado ". Los réditos vencidos suben
a dos mil tre cientos setenta y un pesos que deben desti-

• Archit·o Histórico Saciona1. Col~glo! . t. IV, fols. 2 y sigs.

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LA FUNDACIÓN 7

narse al aumento de la librería. El responsable de pagar


estos intereses vencidos desde el día del extrañamiento,
es el fondo de temporalidades. Presentando esta certifica-
ción, el 9 de agosto de 1774, se dirige de nuevo Moreno
y Escandón a la Junta, en memorial del cual copiamos
parcialmente estos párrafos:

y teniendo esta superior junta destinada la pleza compe-


tente; y habiendo venido los libros de los otros colegios, que
abandonados sin uso, padecen notorio quebranto, privándose el
público de su lección, en un tiempo en que 1':1 celebración de
concilio Provincial la hace más necesaria: sólo resta que esta
superior Junta conforme a lo mandado por S. M. lleve a la per-
fección y ponga en práctica su acertada determinación como tan
útil al público y conducente al fomento de las letras, antes que
los libros se inutilicen y se deteriore el edificio... [los réditos]
ascienden a una cantidad suficiente para que con ella se hagan
los primeros gastos de mejorar la pieza dándole mayores luces;
poner estantes para colocar los libros, y dem:ls que será indis-
pensable para poner en estado de servir al público: por lo que si
fuese del agrado de esta Superior Junta, podrá mandar que se
satisfagan dichos réditos por oficiales reales de! fondo de tem-
poralidades, entregando al sujeto de satisfacción y actividad que
se nombrase, para que llevando la debida cuenta, practique todas
las obras necesarias hasta la colocaci6n de los libros con arreglado
orden, claridad y separaci6n de facultades, según e! prolijo re-
conocimiento que deberá hacerse por los literatos que se desti-
naren al intento.
y para que en adelante sin dispendio de las temporalidades
corran los réditos a beneficio de la Biblioteca conforme al capítulo
del Plan aprobado, podrá darse orden para que se subrogue, así
el principal del censo como la cantidad adeudada de réditos, en
alguna de las posesiones o haciendas rematadas de fácil cobranza,
como por ejemplo en la de la Chamicera, a fin de que con el
producto de uno y otro se pueda mantener un Bibliotecario, y
se invierta el residuo en la compra de libros para enriquecerla,
según que V. E. y V. V. S. S. tuvieron por más útil al Público
y conforme a las reales intenciones. Santafé, y agosto 9 de 1774.

DR. DN. FRAN.CO ANT.O MORE.NO.

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8 lflSTORlA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

PUESTA EN PRÁCTICA.

Para considerar la anterior petición de Moreno, se


reúne e! 22 de septiembre siguiente la Junta Superior de
Aplicaciones, que preside e! virrey don Manue! de Guirior,
y de la cual forma parte e! doctor Joseph Gregorio Díaz
Quijano, Dignidad Chantre, vicario capitular y goberna-
dor de! arzobispado, que ejerce las funciones de! metro-
politano por estar la sede vacante, y don Joaquín de Arós-
tegui y Escoto, oidor decano, con asistencia de don José
Peñalver, fiscal de su Majestad y don Francisco Antonio
Moreno y Escandón, Protector de indios, quienes unáni-
mes determinan que liquidáGdose la cuenta del rédito de
un cuatro por ciento vencido desde el día del extraña-
miento, correspondiente al principal de 2.700 pesos, que
a beneficio de su librería reconoce e! Colegio Máximo, se
entregue su importe 31 regidor don Pedro Ugarte, a quien
se nombra para que practique "los gastos necesarios para
aderezar la pieza destinada para Biblioteca, arreglándose
a las órdenes que le comunicare e! señor Protector Comi-
sionado, y que sucesivamente se coloquen los libros prece-
diendo ser reconocidos por e! doctor don Joaquín Pedre-
ros, Presbítero, con intervención de dicho señor Comisio-
nado, reservando e! nombramiento de Bibliotecario, a
quien conforme a lo acordado se despachará título por el
Excele-ntísimo Sóíor Virrey con la dotación que le está
señalada" .
Se ordena también subrogar el censo, junto con la
canudad adeudada en la hacienda de la Clzamice-ra, para
que el comprador la reconozca, pasándose noticia a la
Junta.
En cumplimiento de esta prO\'idencia se entrega li-
branza a don Pedro Ugarte por setecientos setenta y un
pesos, cinco reales, quince y medio maravedises que im-

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA FUNDACIÓN 9

portan los réditos, a razón de un cuatro por ciento, del


principal, de 2.700 pesos, correspondientes a siete años y
cincuenta y tres días contados desde el 19 de agosto de
1767 en que son extrañados los Regulares, como llaman
a los jesuítas.

EL VIRREY MANUEL DE GUlRIOR.

Corresponde a este ilustre funcionario, en su carácter


de presidente de la Junta Superior de Aplicaciones, dar
la orden de fundar la Biblioteca. Guirior toma posesión
de su cargo el 22 de abril de 1773. En agosto es promovi-
do al virreinato del Perú. El retrato de Guirior, pintado al
óleo por Joaquín Gutiérrez, engalana nuestro Museo de
Arte Colonial 7 .

LA INAUGURACIÓN.

Siendo virrey Guirior, la Real Audiencia dicta el re-


glamento de la Biblioteca el 22 de septiembre de 1774,
fija el sueldo del bibliotecario y señala el edificio que debe
ocupar, el mismo que hoy se denomma Palacio de San
Carlos y constituye por muchos títulos uno de los más
preciados monumentos nacionales que decoran la ciudad
capital.
La compleja administración colonial demora la aper-
tura de la tan esperada Biblioteca. Trascurren varios años
sin que se la dé al servicio. Por fin, a los diez de haber
sido expulsada la Compañía de Jesús, el 9 de enero de
1777, ya en tiempos del virrey Manuel Antonio Flórez,
se abren solemnemente al público las puertas de la es-
perada Real Biblioteca Pública de Santafé de Bogotá.

~ GUILLERMO HER.'1ÁNDEZ DE ALBA, ob. ÓL, pág. 56. JosÉ l\.ÍARÍA REs·
TREPO SÁESZ, ob. cit.

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10 HISTORIA DE L.\ BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

EL VIRREY FLÓREZ.

Manuel Antonio Flórez Maldonado nace en Sevilla


el 27 de mayo de 1723. Después de una brillante carrera
de marino, geógrafo y matemático, es nombrado virrey de
la Nueva Granada y recibe el cargo de manos de su
antecesor el 10 de febrero de 1776, en la plaza de Carta-
gena de Indias. Una brillante, difícil y fecunda adminis-
tración señala su gobierno, del que renuncia en 1782. Es
promovido al vÍrreimto de 11éxico. En 1795, siendo con-
sejero de Estado, se le concede la Gran Cruz de la Orden
de Carlos III . En estas páginas se verá su retrato, de autor
d~sconocido, existente en el Museo de Arte Colonial.

FRANCISCO ANTONIO MORENO Y ESCANDÓN.

Este ilustre criollo merece el insigne título de Fun-


dador de la Biblioteca Nacional. Nace en la ciudad de
Mariquita, el 25 de octubre de 1736; pasa a Santafé, donde
en el colegio seminario de San Bartolomé cursa latinidad
y letras humanas; estudia filosofía y obtiene los grados
de bachiller y maestro en esa facultad. Cursa en seguida
teología, derecho canónico y jurisprudencia civil y se re-
cibe de abogado. Desempeña como primeros cargos los
de asesor del Ayuntamiento y de la Casa de Moneda, pa-
dre de menores y alcalde ordinario, y por largos años
reg 'nta en la Universidad Javeriana las cátedras de ins-
tituta y derecho canónico. En 1761 es nombrado abogado
de la Real Audiencia 9 .

Ibidnll, pág. 56.


• JosÉ MAI';¡;f.L M.\RROQ¡;Ís. Biogra¡;a d~ don Fran(isco Antonio .\10-
rt"flO y Escalldón, ~ Papd PlTiJdi,o II/Hlrado, núm. b9, 15 de abril de
1 5. págs. 266 r Slp.
G¡;rLLU~O r ALI'O'><> HER!"'DEZ DE ALBA, Gaür:a d~ 11;¡OS ifH;gn~s
dd CoI~gio á~ San Barro!omi, en la obra E! Co!~gio d~ San 8 ..r.o!omi. Sil
inflrljo ro la hirton·.J d~ Colombia. Publicado en colaboración con el padre
Daniel Rcmepo S. J. &&01<1. 192 • Sociedad Editorial. pág. 323 a 325.

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LA FUNDACIÓN 11

Viaja a España a promover los intereses culturales de


la Ja veriana y es nombrado en Madrid fiscal protector
de la Real Audiencia de Santafé, cargo del que toma pose-
sión en 1766. Gana con creces la confianza del virrey Mes-
sía de la Zerda y se señala como funcionario ejemplar.
Como visitador general del Nuevo Reino de Granada, es-
cribe una memoria estadística y geográfica muy notable
y ordena el levantamiento de una carta geográfica dibu-
jada por Joseph Aparicio Morata. Dicta medidas para la
administración de las salinas de Zipaquirá y Nemocón y
acrecienta méritos que lo elevan a la dignidad de regente
de la Audiencia de Chile.
Al decretarse la expulsión de los jesuítas, la orden se
mantiene en secreto hasta el anochecer del 31 de julio de
1767, cuando los jueces ejecutores notifican a los hijos
de Loycla tan tremenda determinación, que se ejecuta en
seguida. El oidor Franc;sco Pey y Ruiz y el provisor José
Gregorio Díaz Quijano comparecen en el colegio semi-
nario de San Bartolomé, que funciom donde más tarde
se establece la Biblioteca, hoy Palacio de San Carlos. No
obstante el secreto, la orden es conocida por los jesuítas,
que en su Colegio Máximo, sede en la actualidad del Co-
legio Mayor de San Bartolomé, esperan formados en co-
munidad y listos para viajar.
Moreno y Escandón es figura principal de la Real
Junta de Temporalidades y de la Junta Superior de Apli-
caciones, encargada de administrar y distribuir la enorme
fortuna de los jesuítas y de las cuales hablamos al co-
mienzo 10. Interviene asimismo en la creación de la Uni-
versidad Pública y en la organización del Hospicio. Es
también director general de estudios, autor del Plan que
lleva su nombre y del famoso proyecto de Aplicaciones,

,. PU>RO ~L'Rí ... IBÁ.;¡u, Crómcas d~ Bogotá, t. 1, 2~ ed., págs. 347


r sig •. ) ';07.

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12 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

cuyo capítulo XIII, relativo a la Biblioteca, ya hemos


trascrito.
Don Antonio Gómez Restrepo, en su admirable His-
toria de la literatura colombiana, dice: "El fiscal Moreno
y Escandón, como hombre de talento y de patrióticas in-
tenciones, quiso sacar el mejor partido posible de la ex-
pulsión que él habra tenido que llevar a cabo por orden
superior; convirtió en un hospicio uno de los grandes
edificios de la Compañía y destinó a biblioteca pttblica
la muy importante que los jesuitas habían formado en la
capital y en los otros colegios que tenían en las pro-
. . "
VlllClas .
El 12 de abril de 1780 es promovido Moreno y Es-
candón, como hemos dicho, de la fiscalía de la Audien-
cia de Santafé a la de Lima, y después se le nombra re-
gente de Chile, cargo que ejerce desde noviembre de 1789.
Fallece en Santiago el 22 de febrero de 1792, a los cin-
cuenta y cinco años de edad, muy pocos para la gran obra
que lleva a cabo. Sus funerales corresponden a la alta
dignidad que ostenta. us restos mortales reposan en la
iglesia catedr:ll de Santiago de Chile.
La casa del fiscal Moreno se hallaba al norte de la hoy
Casa del Florero, que alberga al Museo del 20 de Julio 11.
Se conservan varios retratos de Moreno y Escandón,
uno de ellos, acaso el mejor, obra de Joaquín Gutiérrez,
en la Biblioteca Nacional, el mismo que reproducimos en
este libro.

EL FUl\"'DADOR y EL ORGANIZADOR.

Don Manuel del Socorro Rodríguez, uno de los pri-


meros directores de la Biblioteca y su verdadero organi-

11 {jo \,lejo grabado en madera dd siglo XIX de la hermo;;. fachada


mude ar de estas casas, fue publicado por el historiador Ignacio Borda en
d libro di: la Patn'a. Bogoú, 1 94.

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LA FUNDACIÓN 13

zador, hace de Moreno y Escandón, a quien hemos lla-


mado el Fundador, el elogio que a continuación trascri-
bimos, que es poco conocido y revela el estilo de la época
y el de don Manuel, quien lo publica el 30 de diciembre
de 1796 en el Papel Periódico de Santafé de Bogotá, por
él fundado :

ERECCIÓN DE LA REAL B IBLIOTECA

La religión extinguida poseía un gran número de libros en


sus colegios de esta capital, de las ciudades de Tunja, Pamplona
y villa de H onda, los cuales, habiéndose reunido por orden su-
perior, formaron en su depósito una copiosa Biblioteca. No podía
dárseles a estos libros un destino más útil y apreciable que e! de
colocarlos en la capital de! Reino como un erario público donde
todos los hijos de las ciudades circunvecinas pudieran francamente
disfrutar de este precioso tesoro, cuya existencia se debía en
mucha parte a las generosas limosnas de sus padres y predeceso-
res. Son muchísimos los estudiantes pobres, forasteros y naturales
de esta capital que carecen absolutamente de medios para adquirir
aun las obras más precisas de las facultades que profesan; y sin
tenerlas, es imposible que e! ingenio más sublime llegue a poseer
los rudimentos científicos con alguna exactitud. No sería otra la
reflexión que movió al espíritu patriótico de! señor don Francisco
Antonio Moreno para haber representado tan eficazmente al su-
perior Gobierno lo mucho que interesaba al bien público y al
honor de la Corte bogotana e! establecimiento de la Real Biblio-
teca. Su fundada y juiciosa solicitud fue atendida con todo el
aprecio que merecía y adoptados como convenientes todos los ar-
bitrios y medios que propuso para la erección de este monumento
público, digno por su objeto de los mayores elogios.
En la junta celebrada sobre este mismo asunto el dfa 22 de
septiembre de 1774 quedó adoptado por los señores de ella, y con
ro aprobación del superior Gobierno, e! plan relativo a las dis-
posiciones que se podían tomar en orden a los fondos que debían
producir el sueldo del Bibliotecario, a la pieza y estantes en que
se debían colocar los libros y a otros puntos concernientes a este
importantísimo objeto. Evacuadas las diligencias y operaciones
requisitos de método y adorno que exigía la yastedad del plan,
se abrIÓ con gran satisfacción del público, la Real Biblioteca de

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14 HISTORIA DE L.... BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

esta ca/llta/, la mañana del 9 de enet·o de 1777. Podemos decir


que desde este día posee la Corte de Samafé un riquísimo Museo
dedicado al esplendor del- Reino, al aumento de la sabiduría y a
las delicias de la virtud.
Así lo siente con toda ingenuidad un hombre imparciaHsi-
mo que habiendo nacido muy lejos de esta parte de América,
consagTa hoy este justo elogio a la ilustre memoria de un sujeto
a quien no tuvo el honor de conocer.
MANUEL DEL SOCORRO RODRÍGL'EZ 12.

APROBACIÓN DE Su MAJESTAD.

El 2. de diciembre de 1784, el gobierno español da


instrucciones para la liquidación de cuentas del ramo de
temporalidad es, que administraba los bienes expropiados
a los jesuítas. Entre ellas estaba la de que, si se hubiesen
asign~do salarios para mantener las bibliotecas de ese ra-
mo, se suspendieran inmediatamente por ahora si no se
hallaban expresamente aprobadas por Su Majestad. El
fiscal Andino se dirige, el 19 de febrero de 1786, a la
Junta Principal para pedir el cumplimiento de esta dis-
posición, previo informe del escribano del ramo, que rinde
don Joseph de Roxas, a quien ya hemos nombrado el 13
del mismo mes.
En este informe ha~' un dato de gran importancia y
es la afirmación del escribano de que "aunque no consta
del nombramiento de tal Bibliotecario, pero es constante
y notorio, que fue nombrado el Dr. D. Anselmo Alvarez,
quien ha estado ejerciendo de tal desde aquel tiempo,
hasta lo pre ente, y por con iguiente gozando del salario
señalado".

Lt Pap..! Pm'óái~o d .. Santafi d .. Bogod. núm. 264, 30 de dIciembre

de li96. pág. 1605. Reproducido en b. R..túta d.. la Bibliot ..ca Saiona] d..
BozottÍ. núm. 1 , JlO\;embre de 1929. págs. 213 Y 2H.

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LA FUNDACIÓN 15

"Tampoco consta de dicho expediente - agrega -


haberse dado cuenta a su Majestad; ni menos haber pre-
cedido su confirmación".
El informe es ampliado a petición del fiscal, quien,
en marzo de 1787, insiste en que se pida la confirmación
real "para que no se sigan los perjuicios que serán irre-
mediables, de abandonar la hermosa Biblioteca que se ha
formado en esta capital con la misma dotación que tenía
en tiempo de los expatriados, puede servirse V. S. mandar
se dé cuenta de la aplicación representando a su majestad
el desconsuelo que causará ver cerrada una biblioteca tan
Ilermosa y los daños que sufrirá por no haber quién la
cuide, para que siendo de su real agrado se sirva aprobar
la aplicación".
La junta resuelve, en consecuencia, el 20 de abril
de 1787:

Sin innovar, ni procederse a otra cosa en orden al estableci·


miento de la Biblioteca pública. hágase a su majestad el informe
que pide el señor fiscal, con testimonio de los autos que se han
creado en el asunto. lo que se ejecutará por mano del excelenú·
simo señor virrey.

El virrey, a la sazón el arzobispo Caballero y Gón-


gora, quien se halla en Turbaco el 16 de junio de 1787,
dicta el auto que dice:

Se informará a su majestad como vuestra señoría quiere sobre


el importante objeto de la Biblioteca pública de esa ciudad, a fin
de que se establezca con la solidez necesaria en beneficio del
público.

Ilustra este libro el facsímile de la real cédula que


tanto honor hace al mandatario que la autoriza.

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16 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

LA REAL ORDEN.

Presentada la petici6n a la corte por el virrey Caba-


llero y G6ngora en solicitud de la aprobaci6n, el rey ex-
pide en Aranjuez, con fecha 24 de junio de 1788, una
real orden, hasta ahora inédita como la mayor parte de
los documentos que nos han servido para componer este
capítulo.
Excelentísimo señor:
Remito a vuestra excelencia de orden de su majestad la real
cédula aprobatoria de la aplicaci6n que hizo esa Junta Superior
de Temporalidades de varias librerías de los colegios de jesuítas
para establecer en esa ciudad una bibhoteca pública.
Dios guarde a vuestra excelencia muchos años.
San Ildefonso 25 de julio de 1788.
ANTONIO PORLlER.

Señor Virrey de Santafé.

EL REY
Virrey, presidente y ministros de mi Real Junta de Temporali-
dades establecida en la ciudad de Santafé: En veinte y dos de
septiembre de mil setecientos setenta y cuatro, proveisteis el auto
que en esta cédula se inserta, sobre d establecimiento de una bi-
blioteca pública en esa ciudad, conforme a lo propuesto al capítulo
trece del plan que formó don Francisco Antonio Moreno, comi-
sionado del Colegio :\1áximo de los ex-jesuítas de ella, cuyo auto
y capítulo son del tenor siguiente: En la ciudad de Santafé a
veinte y dos de septiembre de mil setecientos setenta y cuatro,
estando en una de las salas de palacio, en virtud de precedente
citación, los señores de que se compone la Junta Superior de
Aplicaciones, conforme a lo mandado por su majestad a saber
el excelentísimo señor don Manuel de Guirior, virrey de este
Reino; el señor doctor don Josef Gregorio Díaz Quijano, dignidad
chantre, vicario capitular y gobernador del arzobispado que ejerce
las facultades dd señor metropo~tano por estar la sede vacante,
y el señor don Joaquín de Aróstegui y Escoto, oidor decano de

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LA FUNDACIÓN 17

esta Real Audiencia, con asistencia de los señores don Josef Pe-
ñalver, fiscal de su majestad y don Francisco Antonio Moreno y
Escandón, protector de indios, a efecto de dar el más exacto
cumplimiento a las reales disposiciones en que con repetidos en-
cargos se previene el< mejoramiento de los estudios, reformando
los abusos introducidos en las enseñanzas, se trajo a la vista, y
se hizo relación de un expediente en que consta, &a. Viose asimis-
mo como incidencia conducente al fomento de los estudios, la
representación hecha por el señor comisionado para que se ponga
en práctica la biblioteca pública, seg-ún los anteriores acuerdos de
esta Superior Junta, y conformándose con su pedimento unánimes
determinaron los expresados excelentísimos señor y señores pro-
visor y decano, que liquidándose la cuenta por oficiales reales de
esta ciudad, del rédito de un cuatro por ciento vencido desde el
día del extrañamiento correspondiente al principal de dos mil
setecientos pesos, que a beneficio de su librería reconocía el Co-
legio Máximo, se entregue su importe al regidor don Pedro
Ugarte, a quien se nombra para que llevando la debida cuenta y
razón practique los gastos necesarios para aderezar la pieza des-
tinada para biblioteca arreglándose a 1-as órdenes que le comuni-
care el señor protector comisionado, y que sucesivamente se co-
loquen los libros, precediendo ser reconocidos por el doctor don
Joaquín Pedreros, presbítero, con intervención de dicho señor
comisionado, reservando el nombramiento de bibliotecario, a quien
conforme a lo acordado se despachará título por el excelentísimo
señor virrey con la dotación que le está. señalada. Y para que en
lo venidero se liberten las temporaJidades de la paga del rédito
se hará la subrogación de dicho censo junto con la cantidad
adeudada, hasta e! extrañamiento en la hacienda de la Chamicera,
para que el comprador la reconozca, pasándose noticia a la Junta
que corresponde, para que al tiempo del otorgamiento de la
escritura, así se verifique, y de estas resoluciones se pondrá tes-
timonio a continuación de los expedientes a donde respectiva-
mente pertenece. Con lo que se concluyó esta junta y los señores
de que se compone así lo determinaron por ante mí el presente
escribano mayor de gobierno, y lo firmaron de que doy fe: Gui-
rior. Doctor Quijano. Aróstegui. Moreno. Ante mí: doctor j '¡-
colás Prieto Dávila.
Capítulo trece del Plan fOffilado por don Francisco Antonio
Moreno, comisionado que fue del Colegio ~fáximo de Jesuítas
en la ciudad de Santafé: Siendo la instrucción y arreglo de es-

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18 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

tudios, uno de los primeros objetos que ocupan la real atención


del soberano, y contribuyendo para su logro e! establecimiento
de una biblioteca pública donde puedan acudir los estudiosos de
todas facultades, e instruirse de noticias sólidas y verdaderas que
muchas veces se ignoran por falta de buenos libros, mayormente
en estos remotos dominios. donde escasean y son costosos, será
muy provechoso que después de separados los libros de doctrinas
laxas y máximas perniciosas y escogidos los más seguros y útiles
se forme dicha biblioteca de todos los ocupados, así en las casas
de esta ciudad, como en las de Tunja, Pamp!'Ona y Villa de
Honda donde no son tan necesarios (aplicándose los duplicados
a !os dos colegios en particular), colocándose en uno de los altos
de! cuadro destinado a escuelas de latinidad con puerta franca al
común encargándose de su aseo y cuidado, un bibliotecario que
para no aumentar dotaciones podría serlo o el secretario o el bedel
mayor de la universidad que habría de habitar en lo que hoyes
cuadro rectoral del seminario, y así podría sin incomodidad acu-
dir a este encargo. Y para ellQ debe tenerse presente que los ex-
patriados tenían sobre sí un censo de dos mil setecientos pesos,
con obligación de convertir su respectivo rédito de cinco pesos
por ciento en libros de su biblioteca, y según sus cuentas y libros
de gobierno debía el colegio de este censo dos mil doscientos
setenta y un pesos, siete reales, cuyas dos cantidades hacen en una
suma cinco mil setecientos un peso, siete reales, que impuestos
reditúan al año doscientos cincuenta y tres pesos cuatro reales,
de los cuales debe gratificarse con doscientos al bibliotecario, con
cargo de tener un mancebo, pues gozará también los proventos
del oficio de uni\·ersidad. y los cincuenta y tres pesos restantes
para que cada año se vayan comprando algunos libros para en-
riquecer la biblioteca de que podría encargarse la dirección a la
universidad, y su rector, para que en todos tiempos florezca y
no decaiga, ni se experimente desorden. Concuerda este traslado
con el capítulo trece de! Plan original, presentado por el señor
protector general juez comisionado con fecha de veinte y dos de
noviembre del año pasado de mil setecientos setenta y uno ante
los señores que componen la Junta Superior de Aplicaciones en
la que se celebró en cuatro de diciembre del mismo año con el
que se corrigió y concertó; está cierto}' verdadero a que me remito,
)' para efecto de instruir este expediente. en conformidad de lo
pedido por el señor comisionado y mandado por e! decreto de
veinte del corriente mes y año. Yo el infrascrito escribano de su

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LA FUNDACI6N 19

majestad, teniente de! mayor de gobernación de este Reino, pongo


e! presente y firmo en la ciudad de Santafé a veinte y cuatro de
julio de mil setecientos y setenta y tres. Josef de Roxas. Enterado
del inserto auto y aplicación en él hecha me he dignado aprobarla,
previniendoos que esta mi real· condescendencia no debe servir de
ejemplar para otros casos, porque las aplicaciones de los bienes
de los jesuítas no serán efectivas hasta tanto que no cesen las
pensiones alimentarias y otras cargas de rigurosa justicia con que
se hallan gravados y he mandado a mi Consejo de las Indias por
real orden de diez y seis de abril de! corriente año que en este
concepto expida la correspondiente real cédula de aprobaci6n.
En cuya consecuencia por la presente apruebo la aplicación hecha
por e! mismo auto y mando así a vos como a todos los demás
tribunales y ministros a quienes en cualquier modo tocare, cum-
plan y hagan cumplir, precisa y puntualmente en todas sus partes,
esta mi real determinación. Fecha en Ar:lI1juez a veinte y cuatro
de junio de mil setecientos ochenta y ocho.
Yo EL REY.

Por mandado del rey nuestro señor


MANlJ.EL DE l\'ESTARES.

A la Junta de Temporalidades de Santafé sobre la aplicaci6n


hecha para biblioteca pública en 3queJla ciudad de la que fue de
los ex-jesuítas en el Colegio Miximo de el!a 13.

EL ARZOBISPO VIRREY CABALLERO Y GÓNGORA.

Es benefactor de la Biblioteca, pues destina una suma


para el aumento del fondo de ella, la misma concedida
para trasladarla del antiguo colegio seminario al hospicio
de San Felipe, lo que no se ....erifica. El hospicio de San
Felipe, primera sede del hospital de San Pedro fundado
por el arzobispo fray Juan de los Barrios en 1564, ocupa
un amplio claustro ubicado en el co tado suroriental de

'" Archivo ,""aciona/. Salón dt la Colontd. Curas y OUfpoS, t. 36. foJ..


321 a 324.

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20 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

la Catedral, con acceso por la actual carrera sexta, antigua


calle de San Felipe. El arzobispo dedica a la biblioteca la
cantidad de 1.650 pesos, que luego se colocan a interés para
crearle una renta, como veremos adelante al tratar de los
primeros bibliotecarios.
Cab::dlero y Góngora nace en la villa de Priego (Cór-
daba) y muere en la ciudad de Córdoba el 24 de marzo
de 1796.

La más inSigne dignidad eclesiástica de España en Indias


durante el siglo XVII!. Humanista notable, eminente hombre de
estado, coleccionista de exquisito gusto artístico, protector de las
ciencias y benefactor del Tuevo Reino de Granada. Regía ef
obispado de férida (~féjico), cuando fue ascendido a la silla
arzobispal de Santafé de Bogotá, de la que tomó posesión el 3
de mayo de 1779. La segunda cédula de providencia entregada al
virrey Flórez, ordenaba que en caso de muerte de don Juan
Pimienta, debería sucederle en segundo lugar el arzobispo Caba-
llero y Góngora, a quien se dio posesión del virreinato el 16 de
junio de 1782.
En momentos difíciles reunió el prelado los dos poderes [ ... ]
Fundó la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada
bajo la dirección del sabio naturalista don José Celestino Mutis,
de quien se convirtió en Mecenas inolvidable. Llevó una misión
de técnicos alemanes mineralogistas, cuya dirección se confió al
sabio químico español don Juan José D'Elhúyar. Al regresar a
España en 178 , promovido al obispado de Córdoba, legó al ar-
zobispado de Bogotá sus valiosas colecciones de arte pictórico,
m bib~ioteca y sus mueb!es. Fue condecorado con la Gran Cruz
de la real Orden de Carlos nI. y al ocurrir su muerte estaba
preconizado cardenal romano 14.

Presentamos el retrato del arzobispo-virrey, excelen-


te obra de autor anónimo, que forma parte de la galería
episcopal de la Catedral pnmada de Bogotá.

H GUL ~ R~I O HEJt' Á ~O EZ DI'. .\1.8.... OO. Cll•• rá~. -,

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CAPITULO Il

LOS PRIMEROS BIBLIOTECARIOS

ANSELMO ALVAREZ.

A este ilustrado sacerdote español le cabe el honor


de ostentar el título de primer bibliotecario. Así lo ates-
tigua, el 13 de febrero de 1786, el escribano Joseph de
Roxas en las diligencias sobre la fundación de la biblio-
teca, cuando dice que" ... es constante y notorio que fue
nombrado el doctor don Anselmo Alvarez, quien ha es-
tado ejerciendo de tal desde aquel tiempo, hasta lo pre-
sente, y por consiguiente gozando del salario señalado".
De lo cual se deduce que entonces ya llevaba nueve años
en el ejercicio de su cargo.
El doctor Gonzalo A. Tavera confirma este hecho en
su Bosquejo descriptivo de la Biblioteca Nacional de Co-
lombia \ presentado a la junta de inspección y gobierno
de la Universidad Nacional en el año de 1879.
Del doctor Alvarez tenemos igualmente una breve
noticia por don Manuel del Socorro Rodríguez, quien lo
cita en la Memoria que ofrece al Príncipe de la Paz sobre
el Nuevo Reino de Granada, con fecha 19 de septiembre
de 1796 2 •
1 Allalu de la Uniarsidad, t. XUI. núm. 91. págs. 186 Y sigs.
• A¡",ONIO CACliA PRADA, Don .\fanuel dd Socorro Rodríguez. Itinera-
rio documentado de su úda, aduaciones y ('smlos, Bogotá, Talleres gráficos
del Banco de la República, 1966, pág. 135. La mayor pane de los docu-
mentos que reproduce este distinguido escritor, son publicados por primera
vez por d notable historiador argentino JosÉ. TORRE REVELLO, con el seu-
dónimo de R_ René Frágola. y con ~u propio nombre, "n el Boletín de
Hit/oria >' AntigüedaJe•• órgano de la AcaJenua ColomblaD3 de Historia.

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22 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

En la lista de los individuos recomendables, al enu-


merar los clérigos y religiosos europeos, después de hablar
del doctor don Joseph Celestino Mutis, dice: "Doctor don
Anselmo Alvarez, ha contraído mucho mérito en varias
misiones" .
También está citado Alvarez en el informe del fiscal
Berrío sobre el problema de unas tiendas, de que se ha-
blará en el capítulo sobre la primera sede: "Se ha de
servir vuestra excelencia mandar que el presbítero don
Anselmo Alvarez que parece haber sido el primer biblio-
tecario que hubo después que se hizo este útil estableci-
miento, informe ... " 3. El Papel Periódico, de 30 de sep-
tiembre de 1791, dice: "Don Anselmo Alvarez, que fue
bibliotecario de :mtafé"t. La última firma de Alvarez
que conocemos, figura en el expediente, ya citado, del 16
de: agosto de 17 9.
En octubre Je 17 7, don Joseph Miguel Vásquez,
"capitán conqui~tador de Ca anare y Sierra Nevada, y
poblador de sus distritos". como él mismo se denomina,
pide que el presbítero Anselmo Alvarez sea nombrado
cura de Manaure en caliJad de misionero. Don Francisco
Javia de Eguino, que ejerLe el cargo de provisor del ar-
zobispado, presenta la petición al virrey para que, en uso
y regalía del real patronato, resuelva lo más conveniente.
Se ordena el nombramiento de Alvarez, pero éste prefiere
ser misionero sin curato. No consta si realizó el viaje s.

JOAQUÍN EsCUERRA .

Ei virrey, al comunic<lf al fiscal, el 20 de octubre de


1790, el nombramiento de don Manuel del Socorro Ro-

ob. y cd. eÍ! ., pág. 142 .


• ASTO!>ólO CM:t1\ PR.\DA.
POSADA, S.:rraóonu. pá . 296. DOt.1 2.
• EDt!\.Il00
• ..frdmo Hist6nro Nacional. Sal6n dt' la Colonia. Curtn y obispos.
mI. 21, fols. 13.-164.

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LOS PRIMEROS BIBLIOTECARIOS 23

dríguez para el empleo de bibliotecario público, expresa


que está vacante por muerte del doctor Joaquín Esguerra 6.
Nada hemos logrado averiguar sobre el doctor Esguerra y
Calvo de la Riva. No puede desempeñar mucho tiempo
el puesto porque el primer bibliotecario, doctor Alvarez,
todavía actúa en 1789; el fiscal Andino también aparece
encargado de la Biblioteca en ese año, y luego el doctor
José Antonio Ricaurte como interino, a quien sucede don
Manuel del Socorro Rodríguez el 25 de octubre de 1790.

ESTANISLAO ANDINO.

Ejerce la dirección de 1:1 Biblioteca siendo fiscal de


su majestad y director general de estudios, como consta
de la escritura otorgada el 27 de marzo de 1789 ante el
escribano real Pedro Joaquín Maldonado, en la cual dice
que entrega en calidad de tal a don Joseph Antonio
Horcasitas, mercader residente en esta ciudad, con la
fianza de don Lorenzo Marroquín de la Sierra, la can-
tidad de 1.650 pesos "que se habían agregado por el ex-
celentísimo Virrey para el aumento del fondo de dicha
BIblioteca, los mismos que de las rentas arzobispales se
habían conced~do para el Hospicio de San Felipe, con el
ob;eto de trasladar a él la Biblioteca, que no se ve-
rificó ... ". El dinero se coloca a censo redimible y ha sido
suministrado por el arzobispo Caballero y GÓngora.
"Y estando presente en las casas de su morada - ter-
mina la escritura - el mencionado señor Fiscal don Es-
tanislao de Andino habiendo oído esta escritura de im-
posición a fatlor de la BibllOteca otorgada, dijo: Que como

• A!\"TONIO CACUA PltAD.__ "b. cil.. pág. 39. Este autor informa que el
texto fue dado a conocer por el ;¡Cddémico Alberto Miramón. Debemo.
:¡gregar que el hallaz¡::u úe tan imeresante plC:za ~ debe a uno de lo>
autor~ de esta obra, quien la cnmunicó al doctor Míram6n.

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24 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Director que de ella es en lo presente, la aceptaba y acep-


tó por estar a su satisfacción".
Debemos, pues, incluir a don Estanislao de Andino en
la lista de bibliotecarios.

JosÉ ANTONIO RICAURTE.

Tenemos constancia auténtica de que este benemé-


rito ciudadano desempeña interinamente el cargo de bi-
bliotec:lrio.
En efecto, don José Antonio de BerrÍo, fiscal director
general de estudios, avisa al virrey Ezpeleta sobre la po-
sesión de don M::muel del Socorro Rodríguez, en oficio
de 23 de octubre de 1790, en que le dice que ha proveído
auto Ucitando al doctor José Antonio Ricaurte que inte-
rinamente estaba encargado de ella [la Biblioteca] para
dar principio a la entrega por formal inventario el lunes
25 del corriente" i.
El doctor Ricaurte, concuñado de el Precursor An-
tonio Nariño, es su memorable defensor en el proceso
por la publicación de los Derechos del Hombre. Por esta
causa lo apresan y lo remiten a Cartagena, donde padece
la cárcel, primero en las bóvedas del Castillo de Boca-
chica y luego en el hospital, donde muere el 9 de sep-
tiembre de 1 Ol.
Ricaurte es un personaje sobresaliente, abogado de la
Real Audiencia y agente fiscal en lo civil y uno de los
hombre- m:Ís ilustres e ilustrados de su tiempo s.

: -"-'<1"0'<10 CACU.\ PR.\D~. oh. ciL. pág. 40.


o LoRE 'zo 1hRROQd".. PrUIlr¡or~;. Xcn'ño - Los Rúaurt~s - Doctor
don ¡oIé Antonio Ricdllrl~, rr~CI<Tsor y protomártir d~ la ~butad, Bogotá.
Imprenta Eléctrica. 1Q13. ~{('rece cnar e su minuaoso te>tamenro. otorgado
por el doctor Bernardo It1m6n Calvo como su apoderado. en Santafé el 23
de jumo de 1- :14.

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LOS PRIMEROS BIBLIOTECARIOS 25

Soterrado en las bóvedas de Bocachica, cuán amargo


seíÍa su recuerdo del tiempo en que don Manuel del So-
corro Rodríguez, que lo reemplaza en la dirección de la
Biblioteca, lo llama "un erudito anticuario en esta ciu-
d:ld", que tiene en su librería obras tan raras que no se
encuentran en h biblioteca pública y "dudamos los posea
otro individuo del Reino"; cuando está interesado en ad-
quirir un ejemplar de don Juan de Castellanos y ofrece
en el Papel Periódico de Smztafé de Bogotá "pagarlo al
supremo precio" (1791), observando que esas obras "que-
darán sepultadas en el olvido si no se ofreciesen oportu-
namente a este celoso patriota que se interesa en publi-
car las" 9 .
Poco tiempo después, el doctor José Antonio Ricaur-
te está sepultado, no en el olvido, sino vivo, en una bó-
veda del Castillo de Bocachica.
Pero su memoria aún vive.
La Academia Colombiana de Jurisprudencia, al ce-
lebrar los setenta años de su fundación, coloca en el muro
norte del Capitolio Nacional una placa en honor del doc-
tor Ricaurte, en cuya inauguración habla el doctor Carlos
Arturo Díaz 10. Infortunadamente, tan merecido como
tardío monumento ha desaparecido del lugar eminente
donde es erigido.

RAMÓN DE LA INFIESTA.

Don Ramón Infiesta - de Infiesta o de la Infiesta-


figura en varios autores como uno de los primeros biblio-
tecarios, pero no hemos podido comprobar su carácter

• MUlO GUMÁ:-J ROMERO, /oa71 de Castdlanos. Un eramen de SIl t'ida


}' de su obra, Bogotá. Talleres gráficos del Banco de la República, 1964,
págs. li Y 18.
1> C.'RLOS !\Rn.;p.o DíAZ. PdginllS de hi<tona colombiana, Bucaramanga.

Imprenta del Dt1};tnamenlo, 1967.

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26 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

de tal en ninguno de los documentos por nosotros con-


sultados. Razón por la cual no lo incluímos en la nómina
mientras no sepamos a ciencia cierta si ocupa el cargo.
Don José María Quijano Otero lo tiene como primer
bibliotecario y único antecesor de don Manuel del Soco-
rro Rodríguez, y lo hace figurar desde la inauguración
de la Biblicteca en 1777 hasta la posesión de Rodríguez
en 1790. Ya hemos visto, con base en documentos autén-
ticos, que esto no es asÍ. Debe rectificarse, pues, el informe
de Quijano del 29 de enero de 1868, inserto en la Me-
moria del Secretario de lo Interior y Relaciones Exterio-
res al Congreso Federal de ese año.
En su Bosquejo descriptivo de 1879, el doctor Gon-
zalo A. Tavera no hace relación pormenorizada de los
directores, pero sí clasifica como el primero al presbítero
señor Anselmo Alvarez, como es cierto.
El doctor Eduardo Posada, en el capítulo "Biblioteca
Nacional" de su precioso libro Narraciones, ya citado,
dlCe que el primer bibliotecario fue el presbítero Ansel-
mo Alvare.z y luego el presbítero Joaquín Esguerra, lo
cual es verdad. Agrega que después sirve el puesto don
Ramón de la Infiesta hasta que se encarga de él don Ma-
nuel del Socorro Rodríguez. Pero en la nota de pie de
página observa que algunos ponen a Alvarez como pri-
me:- bibliotecario, y cita a Ibáñez en Crónicas de Bogotá;
Groot en la Historia Ecleszástica y Civil y Tavera en
el Bosquejo ya mencionado. Sólo Quíjano Otero habla
de Infiesta. Tedo parece indicar que es una equivocación
de este autor, la cual sigue Posada, quien habla de 1n-
fiesta en sus Apostillas, CLXJLXI; el doctor Luís Zea
Uribe lo hace en la tercera parte de su libro Mirando al
Alisten·o. Se trata del español regidor del cabildo de San-
tafé en 18lJ9, fusilado en Honda por los patriotas en 1815.

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CAPITULO III

LA PRIMERA SEDE

La Real Audiencia de Santafé señala para sede de la


biblioteca pública el edificio que se conoce después con
el nombre de Palacio de San Carlos, situado en la calle
diez con carrera sexta y que es, durante muchas décadas
del siglo XIX y algunos años de prjncipios del siglo u,
residencia de los presidentes de la República y lo es de
nuevo en la actualidad.

LA CASA DEL SEMINARIO.

El terreno donde se levantan el Palacio y algunas


casas adyacentes, pertenece en el siglo de la Conquista al
canónigo doctor Francisco de Porras Mejía, "quien edifi-
có allí su vivienda y murió en ella en 1604, como lo dice
Ocariz. Heredó esta propiedad su hermano Juan Chacón
de Porras, a quien la compró el arzobispo señor Lobo
Guerrero, para poner allí el seminario, el cual se fundó
en 1605" l.
Se debe al académico decano, cronista de la ciudad
de Bogotá y coautor de esta obra, el hallazgo de la escri-
tura de venta de la casa del licenciado don Francisco de
Porras Mejía, al seminario de San Bartolomé, la que in-
serta en su colección de Documentos para la historia de la
educación en Colombia y que resumimos a continuación:

1 EOI: AItDO POiADA, Sarr.:lC'l·onu. Palario praidmn"al, pág. 19 1.

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28 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

El 7 d: septiembre oe 1605, ante Juan de Castañeda, escri-


bano real, público del número y cabildo de Santa Fe, Joan Cha-
cón de Porras, vecino y al'calde ordinario de la ciudad de Tunja,
"estante al presente en esta ciudad de Santa Fe", ' .. heredero
del licenciado don Francisco de Porras Mejía, arcediano que fue
en la catedral de esta ciudad, vende "en favor del colegio se-
minario que en esta ciudad funda y asienta su señoría del señor
doctor don Bar:olomé Lobo Guerrero del Consejo de su Majes-
tad, arzobispo de este l'\uevo Reino de Granada ... unas casas
principales altas y balas que el dicho mi hermano labró y edificó
en esta ciudad de Santa Fe, en la colación de la iglesia mayor,
en la calle por donde baja el agua a la fuente de la plaza de ella,
las cuales lindan con casas en que vive Alonso Cortés por la banda
de arriba, y por la de abajo con un sol'ar que dejó Alonso de
Olmos y ahora le posee el dicho Alonso Cortés, y por las espal-
das lindan con casas de Clara de los Angeles, Cal·le Real en me-
dio, de manera que por delante e por detrás lindan con calles
reales ... ".
Consta que las casas disfrutan de una merced y fuente de
agua. Se venden en ocho mil pesos de oro de trece quilates "fun-
didos e marcados con la marca Real de su Majestad que por
ellas me ha dado su señoría como tal fundador de dicho con-
vento seminario ... " 2

FUNDACIÓN DEL SEMINARIO.

En estas casas funda el ilustrísimo doctor don Barto-


lomé Lobo Guerrero, arzobispo del Nuevo Reino de Gra-
nJdJ, el cokgio seminario de San Bartolomé el 18 de
o::tubre de 1605, según documento que se publica en la
mencionada colecc.ón~, y del cual extractamos:

• Gl:ILLUl.'IO Hu:" .bD:Z DE ALB.'. Downur.los P¡;T¡J la 1m/onu d~ IJ


~dll('w.'¡6n ~n Colomt'/J, llo;:otá. Patronato Colombiano de Arte, )' Cienaas.
196CJ. !. l . 15.¡0·1653, núm. 34. pág. S".
• Jbid~m, núm. 35. pág •. 102 Y si;;;. En la página 109. d ~ñor Her-
nández. de Alba expreS:l que d expediente que hemos copiado parcialmente,
e.ti es.:ñto en ktra dd Slglo );,\'1lI )' encU:ldernado con d te);,to impreso dI!

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LA PRIMERA SEDE 29

TOS, el doctor don Bartolomé Lobo Guerrero, por la mise-


ración divina y de la santa iglesia romana, arzobispo dd Nuevo
Reino de Granada y del Consejo de su Majestad ... Por tanto,
habiéndolo comunicado con los señores presidente, don Juan de
Borja, y visitador, don ¡uña de Villavicencio, y oidores de esta
R~al Audiencia, y e! deán y cabildo, nuestros hermanos. .. erigi-
mos y fundamos e! colegio seminario de este nuestro arzobispado
en esta ciudad de Santa Fe, Metrópoli y cabeza de él, para gloria
y servicio de Dios Nuestro Señor, y para bien espiritual de los
fieles de este nuestro arzobispado, "ad perpetuam reí memoríam",
en la forma siguiente: ... ordenamos que en la portada de dicho
seminario y en la capilla, se pongan las armas de su Majestad en
parte preeminente y superior y luego las nuestras; las cuales han
ele permanecer allí perpetuamente, por ser nós, como somos, e!
primer patrono y fundador de! dicho seminario. Y asimismo
queremos que se funde y permanezca para siempre jamás en las
casas qtU para él hemos comprcdo a luan de Chacón de Porras,
que fturon del arcediano de esta santa ig:esia, su hermano, que
son en la cuadra superior a la casa de la Compañía de Jesús, como
se va al cerro. [ ... ].

Este documento aclara que las casas de Porras Mejía


son las edificadas donde hoy está el Palacio de San Car-
los y no las de la esquina sudeste de la plaza de Bolívar,
donde se establece el Colegio Máximo de la Compañía
de Jesús, casa esta que fue d-::: don Juan de Alvis. Quizás
la confusión venga de que a los jesuítas se encomienda la
dirección del seminario.

Ciento sesenta V seis años corrieron así llamándose "Semi-


nario de San Bartoíomé" el colegio de I-a cuadra de arriba, y
"Co!e~io .i\1áximo" el de la esquina de la p!aza. Fue cuando tUYo
lugar la expulsión de los jesuítas que se trasladó e! seminario a
eqe último local 4

la pñmera erua6n de las Conrtiluciont's dd Colrglo favor al' ;'>"t'slra S('-


,iora dd Ro,ano, eJemplar que forma parte de su colecóón panicular.
• EDUAlIIlO POS.\DA. Aposti!las. CCX. pá~. '03.

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30 HISTORIA DE LA .BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

La biblioteca permanece en la mencionada casa, hasta


el año de 1822, en que el gobierno de la República ordena
trasladarla al edificio llamado de Las Aulas, situado en-
frente y en la misma cuadra, hoy carrera sexta entre ca-
lles novena y décima donde se da al servicio el 25 de
diciembre de 1823; es decir, donde hoy está el Museo
de Arte Colonial.
Esta cuadra se llama primero del "Hospicio Viejo" 3.
En el Estado general del Virreinato del aFio de 1794 se
indica como morada de don Manuel del Socorro Rodrí-
guez, la Real Biblioteca, y como dirección de ésta, la calle
del Hospicio Viejo.

UN VIEJO PLANO.

La ubicación de la biblioteca en su primera sede, ya


con el nombre de pública, aparece en un interesantísimo
plano de Bogotá, inserto en la relación de un viaje que
un militar del ejército de los Estados Unidos el señor R.
Bache, hace a Colombia en los años de 1822 y 1 23, pu-
blicado en Filadelfia en 1 27 bajo el título de Notes
Oll Colombia taken in lhe years 1822-3 tlJith an itinerary
01 the rotlte Irom Caracas lo Bogotá and one appendix. By
an olicier 01 the United States Arm}'. Philaddphia. H. C.
Carey F. Lea . .. 1827 6 •

LA PRl~1ERA I!'I:STALACIÓN.

Muy modesta es la primera instalación de la biblio-


teca. Ya vimos que la pieza de la librería tiene veinte
pasos regulares de largo y siete de ancho. El biblioteca-

• M015h DE LA RO$\. Calln d~ Sant.:!!; d~ Bogotá. Ediciones dd Con·


cejo. lmpr~nt.1 Muniápal. 193 . pág . .¡ .
• EoU.UlDO PO$A¡H. :'·iJlTlZ<io"~J. PJ¡1nIJS, p;Í¡::. 34.
El Tj~mpo. "Lecturas
domini..::al~,". l3 d~ no~ iembre de 19 6. artícul() de Juan Carra;quilla Botero.

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LA PRIMERA SEDE 31

rio don Manuel del Socorro Rodríguez se instala, desde


fines de octubre de 1790, en una pequeña alcoba situada
sobre el salón de lectura, en el segundo piso, y allí vi ve
el resto de su vida sin permitir que nadie entre a su ha-
bitación 7.
El estado del edificio es deplorable en el año de 1796,
como podemos verlo por la nota que el 19 de junio de
ese año pasa Rodríguez al virrey s. El gobierno proyecta
abrir unas tiendas en el edificio para alquilarlas, y don
Manuel se opone a esta reforma:

Excelentísimo Señor:
Don Manuel del Socorro Rodríguez, BIbliotecario de esta capi-
tal, con el respeto y veneración que debe a vuestra excelencia dice:
Que para cumplir con la ob!igación en que se halla consti-
tuído acerca del celo, vigilancia y conservación del edificio en
que está situada la Real Biblioteca de su cargo ha considerado
muy justo exponer a la superioridad de vuestra excelencia el de-
p!orable estado en que se halla el mencionado edificio, para que
en ningún tiempo se le calumnie de que por su morosidad y
descuido en dar oportunamente esta noticia fue causa de la total
ruina de dicho establecimiento público.
Es notorio que el que representa además de habu añadido
muchos y preciosos libros que no había y reformar enUramente
todos los antIguos que estaban maltratados e ínservibles, ha gas-
lodo también de su propio pecu!io, m,Ís de doscientos pesos, en
trastejar todos los techos, cuyas goteras eran de crecido número,
como asimismo en apuntalar y echar varias divisiones que forti-
ficasen las piezas contiguas a la de la Biblioteca, que amenazaban
próxima ruina; todo esto con el fin de evitar que la violenta
caída de aquéllas 110 conmoviese y desplomase las paredes de esta

~ A:oiTOSIO c.~<:¡;" pJW).~. Manu~f ád Socorro Roárígt4~z, pjg. 40.


Don
,-ouoas tomadas del ~)(cel~nte
boceto bio;:ráfico publicado en el Pap~l p,-
riódico Ilustrado por el distingUido cronista Pedro A. Harán, quien tuvo
~n us manos el manuscrito de l;¡ ;¡utobi~roúía de Rodrí¡ru~z y un;¡ bella
pllcina d~ don Justo Pu r J..o6;¡da.
lbid(m. págs. 104 Y i s., 141 y i¡;·.

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32 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

otra, y que debajo de ella ha ejecutado lo mismo, temiendo que


el peso de tantos libros y de la mucha gente que concurre a
mañana y tarde, causase algún estrago irremediable y lastimoso.
Son igualmente notorias las disposiciones que acaba de dar, con
el motivo de haberse conmovido todas las piezas altas que caen
sobre las pue;·tas que actllalmente se están abriendo hacia la cal!e
del Coliseo, de cuya conmoción ha resulta'lo desp:omarse gran
parte de un techo de los corredores que tienen m:lS próximo en-
lace con la Biblioteca.
y como al que re¡:rescnta se le ha dado noticia que bajo
ésta se van a abrir otras tiendas para igual destino de alquilarlas
a beneficio del Real Erario, considera ser su obligación hacer
presente a la justificación de vuestra excelencia que en tal caso
sería irremediable h total ruina del edificio, porque es grandísi-
mo el peso que sostiene la referida pieza y sus paredes son muy
débiles por su materia, construcción y antigüedad, principalmente
en un paEs tan propenso a terremotos. Otro5í. En el momento de
estar haciendo este memorial se le ha participado al exponente
de orden del ilustr:simo señor arzobispo de esta ~fetrópoli, que
haga saber a todos los robres que habitan el! las piezas del men-
cionado edificio, salgan de ellas con la mayor brevedad, por ne-
cesitarse para el Colegio de Ordenandos que intenta estab:ecer en
él dicho señor ilustrísimo. Y como en esta nueva disposición pa-
rece que la puerta por donde se entra a la Real Biblioteca, y ha-
bitación del biblioteca:-io d::berá ser igualmente común a los in-
dividuos del citado colegio, lo representa el suplicante a la supe-
rioridad de vuestra excelencia para que se sirva mandar se le
abra la otra, cuyo uso le sea libre }' arbitrario a todas las horas
por las urgencias y necesidades que puedan ocurrir en servicio
de su persona.

El virrey manda suspender la obra de las tiendas y


pasa el negocio al fiscal B;::rrío, quien el 25 de octubre de
1796 dice que "pudiendo perjudicarse el edificio en que
está la Bibliote~a si se continúa la obra de lJS tiendas que
a beneficio de las T emporalidades se habían proyectado,
sobre lo cual ha representado el bibliotecario don Manuel
del Socorro Rodríguez, es muy justa la pronta providen-
cia que vuestra excelencia dictó para que se suspendiera
hasta la resolución de este exp~diente". Pide el nombra-

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA PRIMERA SEDE 33

miento de un perito que reconozca el edificio e informe


circunstanciadamente.
"Asimismo - continúa el fiscal- ha representado el
enunciado bibliotecario por un otrosí la novedad ocurrida
con el motivo del recado que le pasó el ilustrÍúmo señor
arzobispo para que hiciera desocupar las piezas del edifi-
cio por necesitarse para colegio de ordenando!", lo cual
hace presente a fin de que se mande abrir otra puerta
que sirva para uso común de la Biblioteca. El fiscal no
tiene noticia alguna del destino que se haya dado a la
parte del colegio en que está situada la Biblioteca, ni de
las diligencias que se hayan practicado para aplicarse a
colegios de ordenandos, estando allí la Biblioteca Pública,
y para exponer en el asunto cuanto le ocurra, "se ha de
servir vuestra excelencia, mandar que el presbítero don
Anselmo Alvarez que parece haber sido el primer biblio-
tecario que hubo después que se hizo este útil estableci-
miento, informe cuál es la parte del colegio que se ha
tenido por propia de la biblioteca, y si aún separada al-
guna parte de lo que fue Colegio de San Bartolomé, podrá
quedar suficiente extensión a los usos del bibliotecario y
concurrentes a la Librería sin necesidad de nueva puerta".
El virrey Ezpeleta ordena, el 25 de noviembre de
1796, que se haga en todo "como parece al señor fiscal" 9.
De todo esto se deduce que en 1796 la Real Biblio-
teca de Santafé no ocupa sino una sala baja en la casa
que después es el Palacio de San Carlos; que en una pieza
del segundo piso vive el bibliotecario don Manuel del
Socorro Rodríguez; que sobre la calle del Coliseo. hoy
calle 10, existen unas tiendas para alquilar, y que el se-
ñor arzobispo está buscando la manera de ocupar con el
Colegio de Ordenandos parte del edificio en que se halla

• Archi,o lúzc;onaJ. Anexo. Gobi~rno. \ '01. 14, fols. 61 r ~jg'.

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34 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

el hospicio de mendicantes, por lo cual quiere que lo deso-


cupen los "pobres" que allí viven.
U na parte del edificio está destinada para cuartel del
batallón Auxiliar, al ser creado este cuerpo en 1783.

VENTA DE LA PRIMERA SEDE.

Trasladado a San Agustín el batallón Auxiliar y or-


denada la mudanza de la biblioteC:l al edificio de Las
Aulas, dispone el Gobierno la venta de la antigua casa
del s:,:minario y la adquiere don Juan Manuel Arrubla,
s~gún e critura otorgada ante el escribano de gobierno Jo-
sé María Mutiens el 27 de noviembre de 1 22 10 •
No hemos pedido encontrar esta escritura. Pero en
cambio sí la de reconocimiento de la deuda y correspon-
diente hipoteca en favor del Gobierno que hace Arrubla
ante el escribano de la Tesorería General de Hacienda,
Francisco Antonio Gómez, el 28 de agosto de 1823 (No-
t3ría 2~, t. 223) documento que muestra interesantes da-
tos: que extractamos en seguida.
ArruGIa declara que por orden del Supremo Gobier-
no se le otorga por el intendente del departamento de
tesorería, ) por ante el escribano ciudadano José María
Mutiens en 27 de noviembre de 1822, escritura de venta
del edificio que S1[\'e de Biblioteca pública, en cantidad
de seis mil pesos, con calidad de que a cuenta de ello se
le abonan dos mil que s~ le deben de empréstito que hizo
en 30 de octubre de 1 21; Yque de los cuatro mil restantes
otorgase la corre pondiente e critura de reconocimiento
en favor de la hacienda púbhcl con hipoteca del mIsmo
edificio. Arrubla reconoce la deuda a censo con rédito
del 5% anual. Asigna y señala por especial hipoteca el

10 Eo ','ROO POHD<.. SilTran"onl'í. Palario rrl'.'I(J('nriaJ. pá¡::. ¡ 93.

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LA PRIMERA SEDE 35

mismo edificio que servía de Biblioteca Pública situado


en el barrio de esta Catedral acabada la cuadra del alto-
zano de la Iglesia de San Carlos, yendo para arriba al
comenzar la otra sobre la derecha, lindando por el costa-
do de arriba con casa del Sr. Dr. Enrique Umaña, por el
de abajo calle en medio COIl las Aulas y escuela pública,
y por el frente calle en medio con la casa del Sor. Anto-
nio Leiva . . .
El frente de la casa queda entonces sobre la actual
calle 10, como puede deducirse de la relación de linderos.
y la Biblioteca, por lo visto, ya no está funcionando
allí. Lo más probable es que el edificio se ha entregado a
Arrubla al hacerle la venta. Se vuelve - repetimos-
a dar al servicio en Las Aulas en diciembre de 1823.
Años más tarde, el 19 de agosto de 1827, don Juan
Manuel Arrubla declara que debe al señor Cónsul Gene-
ral de la Gran Bretaña, James Henderson, 2.000 pesos, a
término de 6 años, rédito de 5% anual. Hipoteca su casa
alta de tapia y teja, situada en el barrio de esta Catedral,
en la esquina que llaman de la Biblioteca, calle de las Au-
las (Notaría 1'\ t. 247).

EL GOBIER~O COMPRA PARA LOS PRESIDENTES.

Don Juan Manuel Arrubla hace gr;:ndes mejoras en


la casa y vuelve a vendérsela al Gobierno en el año de
1828, en que se necesita un nue\'o palacio por haber des-
truído el terremoto del año anterior el que había en la
plaza mayor 11. Arrubla trasfiere al Gobierno de Colom-
bia "la casa de su propiedad que era antes Biblioteca, con
sus muebles y adornos, que es situada en el barrio de esta
Catedral, en la esquina que sigue para arriba, pasada la de
la Escuela normal, y linda por el costado derecho con la

11 EOUllDO POSI\DA, oh. cit.. pág. 194.

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36 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

C:lsa alta del señor don Enrique Umaña, por el izquierdo


y espalda con la del señor Santiago Páramo; la cual hubo
por compra que de ella hizo al Estado, y a su nombre al
señor intendente doctor Estanislao Vergara según consta
de escritura otorgada ante el escribano de Gobierno José
María Mutiens a veinte y siete de noviembre de ocho-
cientos veintidós que por testimonio se me ha manifes-
tado". Vende la casa con sus adornos y muebles, tal como
se encuentra y consta de la nota que corre en el expedien-
te de la materia, en la suma de setenta mil pesos, inclusos
en ella la de seis mil pesos de principal que reconoce la
mencionada casa en esta forma: cuatro mil pesos en fa-
vor de escuelas, y dos mil pesos en favor del señor James
Henderson, los mismos que el otorgante se obliga a sa-
tisfacer dentro del término de seis años, "por escritura
otorgada ante mí a primero de agosto de mil ochocientos
veinte y siete ... ".

Enterado el señor doctor losé María da Castillo, Secretario


de Estado da Despacho de Hacienda de la República de Colom-
bia, del contenido de esta escritura, dijo: que como autorizado
por su Excelencia el Libertador Presidente para la celebración de
este contrato la aceptaba y aceptó a nombre del Gobierno por
estar a su satisfacción l:!.

Los V1EJOS ~o~rnRES y LOS KUEVOS.

La Real Biblioteca después Biblioteca Nacional, ocu-


pa pues, la casa donde e tá hoy el Palacio de San Carlos
desde su inauguración el 9 de enero de 1777 hasta el año
de 1 22! en que se traslada al edificio de enfrente, lla-
mado de Las Aulas, donde se da al seI\'icio el 25 de di-
ciembre de 1823.

,. ~ot.uú l~. Eu~nio de Elorga. Ese. de 22 de febrero. L 2 .

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LA PRIMERA SEDE 37

En cuanto al apelativo de San Carlos que lleva el


Palacio, explica el caso lingüístico don Eduardo Guzmán
Esponda, ilustre presidente de la Academia Colombiana,
quien perpetúa la tradición literaria del notable escritor
don Diego Rafael de Guzmán. En su deliciosa crónica
Aventuras del Palacio de San Carlos, nos dice:

Entre los edificios bogotanos de nombre más antiguo está


el Palacio de San Carlos, cuyo título le vino por contaminación,
como que la iglesia vecina estuvo dedicada en tiempos coloniales
a San Carlos Borromeo, el gran santo de Milán, seguramente
como homenaje indirecto a Carlos IIl, de quien la Compañía de
Jesús parece que no conserva gratas memorias. Todavía hay vie-
jos que no hablan de San Ignacio sino de San Carlos, cosa que
fastidia a los ignacianos, y a pesar de la consagración canónica
hecha de aquel templo por el Arzobispo Velasco. Pero la pla-
zuela y el Palacio mantienen en la tradición del pueblo su nombre
secular, procedente de la cercanía al templo.
En el mundo erudito el nombre de San Carlos para el Pa-
lacio ha sido usado lo mismo por el ultramontano granadino don
Juan Francisco Ortiz, que por don Marco Fidel Suárez. Todavía
no se ha decretado ninguna rebautización oficial. El añoso nom-
bre de la plazuela y del edificio ha sobreaguado por milagro 13,

11 Bo/~tín d~ Historia y Antigúdadu, t. XXX. núms. 347 }' 3'18, sep-


tiembre y octubre de 1943. Con el nombre de igbla de la Compañía se la
conoce a lo largo de la Colonia hasta el año de 1767. cuando sus dueños,
lc» miembros de la Compañía de Jesús, son expatnados )' sus bienes arre-
batados por d Estado español. El nombre d5sico de San Carlos comienza a
popularizar$(: años despub en honor r abb= del progresista Carlos m,
re, tle E.paña y de las Indias.

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CAPIT ULO IV

MANU EL DEL SOCO RRO RODR IGUEZ ,


BIBLI OTEC ARIO REAL

Manuel del Socorro Rodríguez, el bibliotecario por


;1ntonomasia, es un personaje de novela . Reducido a dos
estancias, ]a una baja en que atiende la biblioteca pública
y la otra sobre la primera, que le sirve de alcoba - donde
nadie entró en su vida -, se dedica en cuerpo y alma a
los libros y más aún en el puesto de bibliotecario, desde
su posesión el 25 de octubre de 1790 hasta su muerte,
o;:urrida el 3 de junio de 1819.
Si Francisco Antonio ~foreno y Escandón es el fun-
dador de la Biblioteca, 1 {anuel del Socorro Rodríguez es
el organizador de ella.
El insigne don Anton io Gómez Restrepo, en su con-
s:lgrada Historia de la literatura colombial1a, se expresa
en estos términos:
~o fue e! benemérito cubano don Manuel de! Socorro Ro-
dríguez e! primer director de la Biblioteca Pública, pero fue su
verdadero organiz ador y quien unió perdurablemente su nombre
al de un estab1-ecimiento, en donde pasó muchos años de su tra-
bajosa "ida y en donde murió en el más triste estado de aban-
dono y de miseria 1.

y el eminente historiador Eduard o Posada, en su no--


tabIe libro Narraciones, dice lo siguiente:

·TOl>.O GóMEZ RESTREPO . Historia dt! la {it"atllra colombiana, 4i


ed., Ill. pág. 2-1.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


,
MANUEL DEL SOCORRO RODRIGUEZ 39

El señor Rodríguez fue el verdadero organizador de la Bi-


blioteca. A ella consagr6, no 5610 sus fuerzas y sus talentos, sino
su vida toda. AHí se fue a vivir en el mismo local, y mor6 entre
aquellos libros que él tanto am6, hasta el día en que lo llevaron
a dormir al cementerio su último sueño.

Aunque la literatura sobre don Manuel del Socorro


es relativamente copiosa, nos limitamos a consignar sus
rasgos salientes en relación con la Biblioteca.

LA VIDA EN CUBA.

Rodríguez nace en la población de Bayamo (Capita-


nía General de Cuba) el 3 de abril de 1758, de padres
españoles blancos. Hijo de don Manuel Rodríguez, maes-
tro de primeras letras y escultor, y de doña Antonia de la
Victoria. Hace los estudios iniciales con su padre, de quien
queda huérfano a los ocho años. Ejerce el magisterio,
pero en vista de la escasa remuneración y de que sostiene
a su madre y a dos hermanas que viven con él resuelve
ocuparse en la carpintería y en la talla en madera, cuyas
nocione ha aprendido de su padre. De su trabajo aún
queda prueba en un buen retablo barroco que se conser-
va en la iglesia parroquial de Bayamo. Estudia pintura y
dibujo y se adiestra en el noble arte de la caligrafía, del
cual nos lega preciosas muestras 2.

• R. REsÉ FIlÁCOLA, Don .\Ianltd dd Socorro Rodrígu~z. en Bol~tín


d~ Historia r Anligií~dadu. Bogotá. \'01. XV, oúms. 169 r 1iO, agosto r
septiembre de 1925. El seudónimo de R. René Frágola corresponde al =-
m:nte in\'e.ci~ador argentino )o.é Torre Re,odlo, a quien se debe el aporte
m¡h importante do.:umental para d estudio de la personalidad del blbbu·
t"cano real de SantaIé. Tal aporte pr.xede del .\rchivo General de Indias
de Sevilla. e.turnado con gran éxito por el histoñador argentino. CUantu o
~ han ocupado entre no<otro en la ,ida de Rodrí¡::uez. han acudido nece-
sañamente a e t.1 fuente uc pnmera mano. inapreciable particularmente para
el conocimiento de la ruña r ju\entud ud ejemplar autodidacta bal~¿s.
En e.tos día., el respetable Imtoñauor boyaceru.c: doctor Ulises Rojas ha

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


40 mSTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Autodidacta, más bien por necesidad que por otra causa,


dedicose en sus horas libres al estudio de las humanid;rdes. Cuando
contaba veinte años pidió y obtuvo licencia para examinarse en
dichos estudios dejando asombrados a sus jueces. El acto se ce-
lebró el 15 de octubre de 1778, presentando dos trabajos: uno en
prosa y otro en verso; el primero era un elogio a Carlos JII, y el
segundo, a los príncipes de Asturias 3.

Trasladado con su familia a Santiago de Cuba, con-


tinúa su preparación por sí mismo y en 1784 escribe un
extenso memorial al rey por intermedio de su ministro
don José de Gálvez, en el cual hace una síntesis de su
vida: su nacimiento en un modesto hogar, su temprana
orfandad, el haber convertido su casa en academia para
enseñar a los niños pobres y servirles al mismo tiempo de
maestro, el hecho de que con su trabajo sostiene a la fa-
milia, "y que no pudiendo dedicarme a los estudios de
mi predilección con la intensidad que deseo, no obstante
consagro a ellos cinco horas diarias quitándolas al des-
canso". Manifiesta en ese escrito que tiene en preparación
ciento setenta obras, breves discursos en prosa o en verso,
y que por haber leído "tan poco, me hace creer que son
ideas originales; pero la constancia mía es, señor, desa-
graviar en parte la literatura nacional". Solicita que sobre
las cajas reales de Bayamo se le conceda una pensión a
su familia, y a él se le em'íe a España para perfeccionar
sus estudios y dar término a sus obras. Adjunta a su pe-
tición un romance heroico en endecasílabos dedicado al
rey y un soneta al señor Gálvez. El relator del Real Con-
se;o de bs Indias informa favorablemente 4.

pub!iado en el Rep"IOrio BoyaanJe, los mi:;mos documentos dados a ca-


nocu en 1925 por Torre Re\'d10, que el doctor Roja; copia de sus orig¡.naIc.
en Sevilla.
• R. RL"É FR.~GOl.,'. ibidNrl.
• R. RE~f FIL~Gol.A, ihtdem.

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MANUEL DEL SOCORRO RODRfeUEZ 41

EL EXAMEN.

En vista de este memorial, la corte ordena en agosto


de 1785 al gobernador de Cuba y al intendente general de
La Habana, que Rodríguez sea examinado por personas
de capacidad literaria y de acreditada prudencia, a fin de
que reservadamente emitan opinión sobre los estudios,
prendas y talentos de M:muel del Socorro. No cumple el
capitán general interino, pero en diciembre de 1785 le
sucede en la gobernación de Cuba el brigadier don José
de Ezpeleta Galdeano Di-Castillo y Prado, quien contrae
en La Habana perdurable amistad con Manuel del So-
corro. Examinado éste el 4 de noviembre de 1788 en el
Colegio del Real Seminario de San Carlos de La H abana
en elocuencia, poesía y demás ramas de la bella literatura,
ante el gobernador (Ezpeleta), los directivos y un gran
concurso, es aprobado y el gobernador le asigna una pen-
sión de quince pesos mensuales, mientras de la Corte
proveen 5.

V lA JE A SANTAFÉ.

En el año de 1789, don José de Ezpeleta es ascendido


a mariscal de campo y nombrado virrey del Nuevo Rei-
no de Granada. Pide entonces licencia para traer a San-
tafé a don Manuel del Socorro. El viaje se autoriza por
real orden y se dispone darle auxilios para su traslado y
la prosecución de sus estudios. Con esto se abre para Ro-
dríguez un horizonte lleno de esperanzas. Se embarca en
La Habana rumbo a Cartagena y llega a Santafé el 18 de
octubre de 1790. Ezpeleta ofrece a Rodríguez varios pues-

• R. RE....,i F..\cou, ibid~m.

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IA
42 HISTORIA DE LA BIBLIOTE CA NACIONA L DE COLOMB

tos con atr:lyentc remuneración, mas él prefiere el de


bibliotecario, a pesar de lo modesto del sueldo 6.

MANUE L DEL SOCOR..~O RODRÍG UEZ, BIBUOT ECARIO .

En nuestros archivos se encuentra la comunicación


dd nombramiento de don Manuel dd Socorro Rodríguez,
al fiscal director genera l de estudios, la cual dice así:
Por decreto de este día he nombra do parJ el empleo de bi-
bliotecario público de esta ciudad, vacante por muerte del doctor
Joaquín Esguerra, a don Manuel del Socorro Rodríguez, reco-
mendado en real orden de 11 de agosto del año próximo pasado;
y lo noticio a usted para que lo ponga en posesión del
mencio-
nado empleo haciéndo~e formal entrega por inventario de todos
los libros, p3peles y demás utensilios de la Biblioteca. Dado en
S:mtafé, a 20 de octubre de 1790.

El fiscal notifica al virrey Ezpeleta sobre la posesión y


entrega, en los siguientes términos:
En obedecimiento del superior orden de vuestra excelencia
en que me manda ponga en posesión de la Biblioteca Pública
a don Manuel del Socorro RJmíre z (sic), he proveído auto
citando al doctor José Antonio Ricaurte que interinamente estaba
encargado de ella para dar principio a I-a entrega por formal in-
ventario el lunes 25 del corriente 7.

Estos documentos, además de su propio valor, traen


el d-: mostrar quiénes son los dos bibliotecarios anteriores
a Rodríguez: el doctor Joaquín E guerra en propiedad y
el doctor José Antonio Ricaurte en interinidad.
Tiemp o despué , Rodríguez escnbe este soneto que
permite confirmar el dí;¡ de su nacimiento, lunes 3 de

.\.1.11.\. But'~ m~noria d~ don ,\lanud dd


• GUl.l.EJlM O HEIl.'''''D EZ DE
So<O"O Rodrígrm :, trMio:~a zno th San/al¿ d~ BOlo:J. i d~ ill.'io, 1957.
t ArchiVO anc"to. Curta> d~ ~mp/~ado
s p1í¿,/j,os, \·01. IV, fols. 555 y 556.

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,
MANUEL DEL SOCORRO RODRIGUEZ 43

abril de 1758, y la de posesión como bibliotecario, lunes


25 de octubre de 1790 8 .

Nací lunes, fui lunes bautizado,


mis padres perdí en lunes, y este día
en diez enfermedades fue la guía
del humor que hasta hoy me ha dominado.

En lunes emprendí d estudio amado,


en lunes salí dél con a!egría,
y en lunes ¡oh querida patria mía!
me separé de ti desconsolado.

Al fin, después que el mar hube vencido


a fuerza de paciencia y tolerancia,
en lunes ~¡egué a tierra complacido;

y por último, en lunes esta estancia


de las musas pisé, donde metido
permanezco en lunática inconstancia.

"La razón es porque un solo bibLotecario, para aten-


der a todos los concurrentes con exact tud, no puede per-
manecer fijo en su asiento, sino subiendo y bajando libros,
imitando las menguantes y crecientes de la luna".

DON JosÉ DE EZPELETA.

Este benemérito protector de don Manuel del Soco-


rro Rodríguez, nace en Barcelona en 1742. Después de
escalar importantes posiciones, asciende a virrey y capitán
general del Nuevo Reino de Granada, cargo del que toma
posesión el 31 de julio de 1789. Promotor del periodismo,
del teatro y de las obras públicas corno el Puente del Co-

Obras de' Mantld d..t Socorro Rodrigue'::. Biblioteca de la Pr~idencia


de la República. Empresa N.lcional de Publicaciones. 1957. \'01. H.

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44 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

mún. Presta decidido apoyo al primer colegio femenino


establecido y lleva a los colegios mayores inquietud cien-
tífica y política. Las misiones de infieles, el comercio y la
demarcación de límites con el Brasil merecen su aten-
ción. El 3 de enero de 1797 entrega el mando a su suce-
sor, el teniente general don Pedro Mendinueta y Muz-
quiso A su regreso en España recibe el título de conde de
Ezpeleta de Veire y es nombrado virrey y capitán gene-
ral de Cataluña y Navarra y director general d~ artille-
ría de España e Indias. Muere en Madrid en 1823. El
retrato que adorna estas páginas, se encuentra en la Ga-
lería de promociones de la Academia de Artillería (Se-
. E spana
gavia, -) 9 .

INFORMES DE EZPELETA
SOBRE LA BIBLIOTECA PÚBLICA DE SANTAFÉ DE BOGoTÁ
y EL BIBLIOTECARIO RODRÍGUEZ.

En octubre de 1791, el virrey mariscal Ezpeleta se


dirige al marqués de Bajamar para referirse a la Biblio-
teca y a Rodríguez, en interesante nota que es necesario
trascribir porque suministra datos muy importantes sobre
dicho instituto, que fueron encontrados en el Archivo
General de Indias de Sevilla por el ilustrado escritor ar-
gentino ya citado, don José Torre Revello, quien firma
con el seudónimo Rolando René Frágola.

Túmero l. (En el margen). El virrey de Santafé da cuenta


con documentos de estar escasamente dotado el empleo de bi-
bliotecario, y de acuerdo con la junta de tempora!1dades pro-
pone el único medio que puede tomarse para el aumento de sueldo

• G¡;n.LEllMO Hns.hDEZ DE ALB.'. Vi"~'u dd ,YIlt"I o Rt",~o dt" Gra-


/1.;Ja. Madrid. S. A. Jun~ de Iconografía ~acional. kO/'logra/ía uptlñola,
CU2derno 3, pág. 60.

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MANUEL DEL SOCORRO RODRíGUEZ 45

y competente dotación para la compra de los libros que faltan;


en la inteligencia de estar sirviendo dicho empleo don Manuel
del Socorro Rodríguez, recomendado particularmente en real or-
den de 11 de agosto de 89.

Excelentísimo señor:
Por providencia de la ¡unta sup~ior de aplicaciones se es-
tableció en esta capital una biblioteca pública compuesta de los
libros que había en las casas de los ex-jemítas, y ha sido el re-
curso mejor para los estudiantes aplicados que absolutamente
carecían de libros para su instrucción, ya por no haberlos aquí,
ya por ser demasiado costosos los que suelen traer los comerciantes.
Tombróse un bibliotecario con la cortísima dotación de 200
puos anuales, producido de ci~to principal que con el obJeto
(foja 1 vuelta) de comprar libros reconocían los ex-jesuítas, y el
sobrante de sus réditos se destinó a la adquisición de obras nue-
vas para aumentar la biblioteca, que por este medio no ha po-
dido enriquecerse, ni aun adquirir algunos libros de primera ne-
cesidad que hacen mucha falta en ella.
Poco después de mi entrada al mando de este reino vacó el
emp!eo de bibliotecario, y pareciéndome este un destjno el más
conforme al genio de don Manuel del Socorro Rodríguez, y muy
propio a llenar los designios de la real orden que vuestra exce-
lencia me comunicó con fecha de 11 de agosto de 89, le nombré
para servirlo, consultando más bien a su instrucción y al mejor
servicio del público (foja 2) que a su particular conveniencia,
porque ya se deja conocer que los 200 pesos de dotación no pue-
den proporcionarle una mediana subsistencia, y menos teniendo
que socorrer a su madre y hermanas existentes en la isla de Cuba,
para lo que en la misma real orden me previno vuestra excelencia
le facilitase algunos auxilios.
En estas circunstancias determiné examinar si había algún
arbitrio para aumentar el sue!do del bibliotecario; pero de mis
diligencias no resultó otra cosa que la necesidad y la dificultad
de hacer el aumento. agravada aquélla con la de dotar un criado
para midar del aseo de la biblioteca, ayudar a recoger los libros pa-
ra evitar SCI extravío (foja 2 vuelta) y entender en otras cosas
que no puede hacer el bibliotecario sin abandonar su principal
incumbencia, y constituírse en una servidumbre nada compatible
con su carácter.

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IA
46 HISTORIA DE LA BIBLIOTE CA NACIONA L DE COLOMB

Al mismo tiempo que todo lo dicho resulta calificado de! tes-


timonio que incluyo, se deduce de él que Socorro Rodrígu ez
desempeña su encargo con acierto, manteniendo con el mejor or-
den la biblioteca, y a la verdad, sin hacerle favor es el mjeto más
a propósúo para este ernpleo, porque f'rescindiendo de su cuidado
en el aseo, buen orden y custodia de los libros, conoce el mérito
de muchos de ellos, y sabe proporcionar a los jóvenes los que
ptlcden series más tItiles.
En esta virtud ha acordado l-a Junta, según verá vuestra ex-
celencia en el de::reto de 9 de febrero de este año (foj a 3) con
que concluye el testimonio, se haga presente a Su Majestad que
graduándose correspondiente el sueldo de 800 pesos anuales para
el bibliotecario, con obligación de manten er un criado, y debiendo
destinarse para la compra de libros otros 200 pesos, se necesita
un principal de 20.000 pesos que al 5 por 100 reditúe anualmente
los 1.000 pesos que componen ambas dotaciones; que para este
fin sólo se cuenta con 6.936 pesos 2 reales, y no hay absoluta-
mente fondo de dónde sacar los 13.063 pesos 6 reales para e!
completo de la imposición, si Su Majestad no se digna ap!icar
esta cantidad de la mayor que reconocen estas cajas a favor de
las temporalidades, con lo que se lograría e! perfecto estableci-
miento de la biblioteca con utilidad del estado y del público, y se
(foja 3 vuelta) verificarían al mismo tiempo los fines de la real
orden expedida a fot'or del actual bibliotecario.
r-:ada tengo que añadir a lo expuesto, sino es suplicar a
vuestra excelencia se sirva contribuír al logro de esta solicitud,
persuadido de que sin este auxilio es imposible se sostenga una
fundación tan útil como }o es la de que se trata.
Tuestro Señor guarde a \'uestra excelencia muchos años. San-
tafé 19 de octubre de 1791. Excelentísimo señor. lph. de Ezpeleta.
Excelentísimo señor Marqués de Bajamar.
(Archiv o general de fndias-SeYi!13-Audiencia de Santafé. Du-
plicados del virrey don José de Ezpeleta-Años 1791 y 1792. Es-
tante 117, caja 2, legajo 9).

Algún resultado tienen las gestiones de Ezpeleta, por-


que se le aumenta a Rodríguez la renta a cuatrocientos
pesos "no cabales" al año; pero el virrey se dirige nueva-
mente a España por conducto del Príncipe de la Paz, el
19 de marzo de li96, en oficio que también es necesario

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MANUEL DEL SOCORRO RODRÍGUEZ 47

copiar porque contiene preciosos informes sobre la Bi-


blioteca y don Manuel del Socorro :

Número 7. (al margen). H virrey de Santafé hace presente


las apreciables circunstancias de! bibliotecario de esta capital don
Manuel del Socorro Rodríguez, y la real recomendaci6n que tiene
este sujeto ti su favor, a fin de que vuestra excelencia se sirva
obtenerle de Su ~Iajestad alguna pensión, o proporcionarle su
subsistencia por e! medio que expresa.
Excelentísimo señor:
Con el motivo de remitir a vuestra excelencia en esta ocasión
varias poesías que ha compuesto y dedicado a la reina nuestra se-
ñora, el bibliotecario de esta capital, don Manuel del Soc01"ro Ro-
dríguez, me he creído obligado a hablar a vuestra exce!encia de
este sujeto, y recomendarle a su favor y protección.
Al intento hago presente a vuestra excelencia que Socorro
Rodríguez vino a esta capital de la ciudad de La Habana, su
patria, en consecuencia de rea~ orden de 11 de agosto de 1789,
que me comunicó el señor Marqués de Bajamar, previniéndome
en eila facilitase al interesado los auxilios necesarios a la subsis-
tencia de su madre y hermanas existentes en la isla de Cuba, a
quienes socorría.
En cumplimiento de esta rea~ orden nombré. a Socorro Ro-
dríguez para servir el empleo de biblioteca n'o, consultando a su
(foja 1 vuelta) mayor in;trucci6n. y al mejor servicio de la bi-
blioteca y del público, con !-as esperanzas de poder aumentarle
la escasa renta de cuatrocientos pesos no cabales que disfruta,
mediante la aplicación de algún principal de los de las tempo-
ra!idades ocupadas a los jesuítas, sobre lo que se trata en junta
de este ramo, se acordó la asignación hasta de ochocientos pesos
anuales al bibliotecario, y se consultó a Su ,fajestad en carta de
19 de octubre de 1791. número 148 de la correspondencia con el
ministerio de gracia y justicia. a que todavía no he recibido con-
testación.
Entretanto el bibliotecario ha permanecIdo indotado, y no
bas! nfe .<u corto sueldo para mante1/erse en este país, aun con
otros auxilios qlU le he podido proporcionar y le /lan a cesar
con mi ¡a!i¿a de este mando; menos han tenido efecto las piadosas
intenciones de Su Majestad de que socorra a su madre y herma-
nas. constituíd:ls por esta causa en la maror estrechez.

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48 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Por otra parte la misma (foja 2) moderación de este sujeto,


su abstracción de todo lo que no es el estudio, y su inclinación a él,
que le ha retraído de seguir otra carrera más lucrativa, como lo
hubiera sido la eclesiástica, en la que estaba muy dispuesto a
atenderle este prelado, han hecho más difícil e irremediable su
situación, sin el auxilio de un brazo poderoso; y yo que conozco
su virtud, su aplicación, StH bellas cualidades, y más que todo su
escasez de medios para subsistir y socorre/O a su familia, que es
stl principal cuidado, no puedo dejar de manifestarlo a vuestra
excelencia, ya que se ha ofrecido esta ocasión, para que se sirva
contribuír al alivio de este joven, ya sea obteniéndole alguna pen-
sión de la liberal mano de Su Majestad, para la que hay cabi-
mento en el ramo de vacantes eclesiásticas destinado a fines pia-
dosos, de cuya clase es el socorro de una familia pobre y honrada,
o proporcionándole la dotación acordada por la junta y propuesta
en el citado oficio; pues de uno u otro modo tendrá con qué man-
tenerse, podrá continuar sus útiles tareas, y socorrer a su familia,
y yo tendré la (foja 2 vue~ta) satisfacción de no dejarle en la
estrechez y apuros en que podría quedar, si Su Majestad no le
socorriese como lo espero mediante el influjo de vuestra excelencia.
K uestro Señor guarde a vuestra excelencia muchos años. San-
tafé 19 de marzo de 1796. Excelentísimo señor. lph. Ezpeleta.
Excelentísimo señor Príncipe de la paz.

LA OBRA DE RODlÚCUEZ.

En el año de 1957 el doctor Jorge Luis Arango, pro-


motor y realizador de la Biblioteca Presidencia de la Re-
pública, tiene el acierto de incluir en la colección varias
obras inéditas de don Manuel del Socorro Rodríguez, res-
catadas desde 1933 del antiguo Archivo Histórico, que
entonces dirige.. por el historiador Guillermo Hernández
de Alba, quien selecciona los materiales para el volumen
44 de la citada biblioteca, que se donomina Fundación del
monasterio de la enseiianza. Epigramas y otras obras iné-
ditas o importantes.
Con esta oportunidad prepara el citado historiador
una Breve memoria de don Manuel del Socorro Rodrí-

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MANUEL DEL SOCORRO RODRÍGUEZ 49

[;uez, bibliotecario de Sal:taté de Bogotá, que serviría de


prólogo, pero apresuramientos de encuadernación impi-
den que se cosa al libro, por lo que éste ve la luz sin
aquéllo. Copiamos varíos apartes que resumen cabalmente
11 obra de Manuel del Socorro en Santafé:

El lunes 25 de octubre de 1790, Manuel del Socorro Rodrí-


guez, de manos del erudito doctor don José Antonio Ricaurte,
Bibliote{"ario interino, fue puesto en posesión de la Rea: Biblio-
teca pública de Santafé de Bogotá. Desde ese instante, realización
del máximo ideal del cubano, no hubo pensamiento distinto al
de cumplir rigurosa y alegremente con los deberes que se impuso
como inol'vidable Bibliotecario del 1\'ueyo Reino de Granada.
Tinguno antes que él, muy pocos después de don Manuel
del Socorro, de cuantos han regido la Biblioteca Nacional, desde
el año ya lejano de su inauguración. 9 de enero de 1777, tuvieron
tan acertado concepto del servicio que debe prestar un instituto
público de tal insigne cendición cultural. Incorpor:lda al servÍcio
del Real Colegio y Seminario de San Bartolomé, en cuyo antiguo
claustro fue instalada, Rodríguez de la Victoria la convírtió de
inapreciable depósito de sabiduría en organismo vivo cultural,
en centro de permanente agitación intelectual, en santuario tan
acertadamente por él calificado al ce~ebrar la hora feliz de su
fundación por el ilustre neogranadino I\foreno y Escandón, se-
cuencia de su acertado "Plan de Aplicaciones" de los bienes
secuestrados a la Compañía de Jesús.
Como tesorero de ese bien llamado erario público, recontó
e inventarió cuidadosamente sus fondos; apreció el yalor bibliográ-
fico de tantas exquisitas ediciones príncipes e incunab!es; estimó
la limitada pero muy valiosa producción neogranadina. tan poco
conocida; acreció tos ricos fondos con donaciones de su propia
selecta librería, reunida con tantos esfuerzos económicos, y con-
cibió novísimas ideas para vi\'ifi~ar y animar en el espíritu de la
universidad aquellas salas agobiadas de sabiduría divina y secular.
Mo,ído por el más fervoroso espíritu púb!ico, desesperado por
comunicar a los demás cuanto su mente atesoraba, empuñó su
pluma para sugerir, proponer y realizar.

,. ab. cit. en la Dota 6.

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50 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Su Mecenas, el Virrey Ezpeleta, declarado protector de sus


noblc:s empresas, le autorizó, en hora feliz, la fundación del pri-
mer órgano periodístico digno de mención: el Papel Periódico de
Santafé de Bogotá, cuya primicia vio la luz el 9 de febrero de
1791; empresa y esfuerzo nobilísimos, prolongados por tantos
años, suficientes para crear en el Nuevo Reino la necesidad de
la comunión intelectual de la prensa periódica. Colección preciosa
ilustrada por la erudición e ingenuidad de su Director, y por
plumas novísimas de escritores neogranadinos llamados a tan
altos destinos. Alcanzó al número 265, correspondiente al 6 de
enero de 1797.
Monumento imperecedero en la historia del periodismo na-
cional, d Papel Pen"ódico espera una cuidadosa reimpresión y el
estudio crítico I1terario de su noble tarea. En sus páginas dejó
el Bibliotecario atinados conceptos, fogosas defensas, nobles inicia-
tivas y, lo que es más caro, desde sus páginas abrió la más noble
campaña en defensa de los escritores neogranadinos de la talla
de! célebre poeta Hernando Domínguez Camargo. y de tantos
otros olvidados compatriotas. Propuso la necesidad de fundar una
"Biblioteca Americana" para recoger en ella la producción de los
antiguos escritores crioHos, para demostrar a los escépticos la
suma de ingenios florecidos en el culto uevo Reino de Gra-
T

nada. En sus campañas procedió siempre como si fuese hijo fide-


lísimo de su nueva patrIa, en cuyo servicio cultural luchó y sufrió,
sin que jamás pensase en regresar a su lejana Cuba, pese a la
mala fortuna económica que fue su compañera y a la animosidad
de muchos. Prevaleció la gratitud de los menos y el grupo redu-
cido de seguidores guiados por él a través de ese mundo mara-
villoso de las letras antiguas, "el más a propósito para ennoblecer
su estilo".
Mas, sin embargo, de esta fidelidad al soberano, por quien
sufre a sus solas y para quien escribe frecuentes misivas que
buscan Hevar!e la luz sobre e! poryenir de sus colonias, a la hora
del grandioso preludio de la liberación americana, su pluma de
cronista, sin el lógico fuego que pudiera animar a los rebeldes,
recoge la historia de los sucesos dd 20 de julio de 1810. en el
único y rarísimo número del postrimer periódico que dirigió:
La Constitución Feliz; y al recibir. en 1 11, Y leer y colocar en
la Biblioteca Pública la defensa luminosa del Precursor Tariño,
su amigo y antiguo editor, consagró a esa vida preclara, resu-
mida en el documento impre o. un soneto salido de su noble
corazón para rendir tributo a la tragedia hasta entonces vivida

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,
MANUEL DEL SOCORRO RODRIGUEZ 51

por el hijo más preclaro de Santafé de Bogotá. Y en postrimerías


de 1812, al amenazar el Brigadier Baraya, caudillo de las tropas
federales, con sitiar a la antigua capital neogranadina, este neo-
clásico, evocando heroicidades medioevales, escenas de armas de
antiguos caballeros, dramáticos y decisivos "juicios de Dios", se
ofrece de corazón, con toda la verdad de su sentimiento humani-
tario, y con igual valor del que animara a tOS viejos justadores, a
luchar cuerpo a cuerpo con el Brigadier Baraya para librar su
amada ciudad adoptiva de la destrucción y de la muerte que
cernÍanse, al parecer, inminentes. Memorial inolvidable, diaman-
tina joya, fruto ingenuo, sí, pero sincero; testimonio preclaro de
cuánto amó Rodríguez la ciudad de ]iménez de Quesada, hasta
ofrendarle su vida para librarla de los horrores de una guerra
fratricida. La sonreída y picante sustanciación de don Felipe de
Vergara, si negó a conocimiento del presunto luchador, debió sin
duda a}guna sumirlo en el mutismo y acercarlo más a Dios.

Como respetables historiadores de la talla de Bernar-


do J. Caycedo y Julio C. Vergara y Vergara, ponen en
duda la existencia del desafío a singular combate de Ro-
dríguez a Baraya, que ha pasado al dominio de la leyen-
da, escapándose al de la historia, creemos honrar mejor
la memoria del ingenuo patriota bibliotecario reprodu-
ciendo el texto de tan peregrino documento, que por pri-
mera vez se divulga completo en 1957 en el citado volu-
men 44 de la Biblioteca de la Presidencia, y de donde lo
han tomado otros autores. La anécdota se da a la publici-
dad la primera vez por don José María Vergara y Ver-
gara en su Historia d~ la litaatura en la Nueva Grana-
da, y de allí vuela de boca en boca hasta semejarse a una
leyenda 11. Dice así:
Excelentísimo señor:
No soy nacido en esta ciudad ni en provincia alguna de este
Reino pero aprecio a todos sus naturales, y por mi moral, por

I I Archivo Histórico. Miscdán~a de la Colonia, vol. 85. fols. 389. 390.

Se trascribe en las págs. 505 y 506 del vol. 44 de la Biblioteca Presiden-


áa de la República.

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52 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

mi genio)' por mi educación me precio de buen Americano y de


ser un verdadero amante de la humanidad, sin ficción ni haza-
ñería. No puedo ver sin el- mayor dolor las horribles calamidades
públicas en que la guerra civil ha envuelto a las familias más
beneméritas e inocentes. Se dice que el principal autor de tantos
males es don Antonio Baraya, y si es cierto que en él hay ver-
dadero patriotismo, espíritu generoso, honrado \"alor y buen deseo
dd bien común, se conocerá ahora por medio de ese único re-
curso que le propongo, a fin de calmar las escenas de horror que
ya han empezado a desolar este desgraciado país.
Dígnese \"uestra excelencia mandar se incluya en la Gaceta
Ministerial con esta representación y después comunicarla de ofi-
cio a~ gobierno de Tunja en la segura inteligencia de que aunque
jamás he hecho alarde de guapetón, no dejo de conocer el valor
y esfuerzo con que el cielo me ha dotado, de que solo pienso
hacer uso con la dignidaJ que exigen la razón. la hombría de
bien y la causa pública.
Protesto que si la religión me permitiera otras armas que los
brazos saldría con ellas con la misma impavidez. sin el más le\'e
temor de perder la \"ida por una causa tan justificada y honrosa.
No dudo que cuantos pretextos pueda oponer don Antonio Ba-
raya a este medio conciliador, serán considerados por las personas
juiciosas como \'anos y ridículos, pues nada más podrán significar
que un ánimo cobarde y seductor. ambicioso de figurar exponien-
do las \"idas inocentes y reser\"ando b suya. solo para tener la
feroz complacencia de dominar sobre una multitud de viudas y
de huérfanos. miserable resto de la guerra civil de que ha sido
causa.
Esta es mi respetuosa olicitud que vuelvo a suplicar a vues-
tra excelencia se sirva dar!e el curso que corresponde con po-
sible brnedad. Dios 0,"uestro Señor guarde a vuestra excelencia
muchos felices años. Santafé 9 de diciembre de 1812.
Exce:entísimo Señor.
(Fdo.) .H,wuel del Socorro Rodrígu!!::.

(Al margen dice: Santaré )' diciembre 9 de 1 12. Con el


papel que acompaña inutulado El Amante del bien plíblico, a la
junta de gobierno. para que se le dé el curso correspondiente. y
comuníquese al interesado). (Hay una rúbrica).
(Fdo.) San Miguel y Cacho.

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MANUEL DEL SOCORRO RODRÍGUEZ 53

Dos días después la sustanció el doctor Felipe de


Vergara, "secretario del gobierno centralista, que era un
santafereño" pur sang "travieso y burlón, a pesar de la
gravedad de su cargo y de sus títulos de abogado de
la Real Audiencia, con ribetes de teólogo y canonista".
Apuntó el funcionario:

Santafé, 1! de diciembre de 1812.


Reformado e! desafío a pugilato que propone este púgil por-
que tampoco se lo permite la religión, en cuanto a 1'3. lucha se
acepta la propuesta con prevención de que no ha de valer zan-
cadilla. Pero no siendo conveniente ni decoroso comprometer los
intereses y honor de todo e! Estado, en un duelo particular, sin
previo examen de l'3s fuerzas de nuestro atleta, este se ensayará
con un robusto ciudadano a su elección. Para lo cual se señala el
día 17 del corriente a las tres de la tarde, en la plaza.
Pásese la orden correspondiente al comandante de armas,
para que se disponga que se guarnezca con tropas e! circo. Y para
que llegue a noticias de todos este espectáculo, imprímase y di-
vúlguense estos papeles que acreditan e! ilustrado patriotismo de
su autor.
Fdo. Felipe de Vergara.

y continúa el historiador:
Ka es la o::asión, ni las circunstancias del prologuista lo
permiten. de evocar paso a paso e! apacible y sufrido vivir de!
Bibliotecario, del inolvidable fundador del periodismo, empresa
intelectual que desde entonces distingue a nuestra Patria, Del- que
no reservó nada para sí, y persuadido de la misión de su fecunda
vida, tuvo arrestos para reanudar sus iniciati\'as periodísticas, al
encontr:u en el Virrey Amar e! esúmulo oficial que le permitió
lanzar a la circulación, el 6 de diciembre de 1 06, El Redactor
Am~ricano, complementado un año más tarde con el AlurnaLÍvo
d~! R~d¡Jctor Am~ricano, que alcanzaron tres años de precaria
vida, mas prestando al _ 'ue\'o Reino inapreciables servicios cul-
turales y políticos.

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S4 HlSTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

TERTULIA EN LA BIBLIOTECA.

Otra fase de la mayor simpatía, que muestra la vo-


cación del hombre de letras, es la fundación por don
Manuel del Socorro, de la Sociedad Eutrapélica, tertulia
literaria que sesiona en el salón de la Biblioteca, y con-
siste en la reunión de "una junta de varios sujetos ins-
truídos, de ambos sexos bajo el amistoso pacto de concu-
rrir todas las noches a pasar tres horas de honesto entre-
tenimiento, discurriendo sobre todo género de materias
útiles y agradables", según sus propias palabras.
"A esas reuniones - dice el académico Roberto Lié-
vano, cuya muerte reciente hemos tenido que lamentar -
las bautizó él mismo con el rebuscadísimo nombre de So-
ciedad Eutrapélica, o sea, de honestas diversiones. Que
fueran honestas, nadie que yo sepa, hasta ahora, lo ha
discutido; pero en cuanto a que fueran siempre diverti-
das, me permito tener algún género de duda" 12.

LA DEFENSA DE LA BIBLIOTECA.

Como una muestra del amor de Manuel del Socorro


por la Biblioteca, de su honradez y de su ingenuidad,
trascribimos el ofrecimiento que hizo al general Antonio
Nariño cuando éste, como presidente de Cundinamarca,
publica un bando en que llama a las armas a todos los
ciudadanos desde la edad de quince a la de cuarenta y
cinco años, para defenderse del gobernador de Tunja,
que amenaza a la ciudad de Santafé con un ataque a mano
armada, en junio de 1812.
El bibliotecario, quien ya cuenta cincuenta y cuatro
años y está enfermo, dice así en la parte formal de su ofi-
cio al Precursor:

,. ROBUTO LIh'ASO, ÚJ ~0"iur4CÍ6" upumbn'"a y olro$ ~1I$ayO$. Bi-


blioteca del Banco Popular, ~gs. 95 y 101.

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MANUEL DEL SOCORRO RODRÍGUEZ ;5

Puedo, no obstante, servir a la custodia militar de la ciudad


en el destino que se me diere. Para este efecto hago presente a
V. E. que no teniendo más que una ordinaria espada de cere-
monia, y siendo ésta insuficiente para un servicio acúvo de tanta
consideración, necesito estar prevenido y forniturado con fusil,
cartuchera y sable de munición, y al mismo tiempo, recibido
en clase de soldado raso, bien sea en el cuerpo de "patriotas" o en
el que dispusiere V. E., asegurando, como hombre de honor, que
defenderé el sitio o comisión que se me confiare, hasta sacrificar
mi vida por el Gobierno y por la Patria. En cuya atención suplico
a V. E. se sirva colocarme en la ocupación que fuere más ardua
y peligrosa, con tal que sea dentro de la ciudad para Ntar en todo
caso expedito al celo de la Biblioteca confiada a mi cuidado bajo
el juramento de responsabilidad 13.

U NA CRUEL DÉCIMA DE CARO.


LA FELICIDAD DE RODRÍGUEZ.

La humildad de don Manuel del Socorro tiene que


irritar la atrabilis de don Francisco Javier Caro, el temi-
ble realista español autor de las décimas que titula Nueva
relación y curioso romance, y quien increpa así al direc-
tor de la Biblioteca:
Ven aquí, tú, estrafalario,
Perrazo con piel de zorro,
Sál aquí, Manuel Socorro,
Pása aquí, bibliotecario.
Sí, aprendiz de boticario:
TO mereces ser trompeta.
¿Quién te ha metido a poeta:
TO reflexionas, mohíno,

Que no ha habido escritor fino


Que tenga un palmo de jeta?

Jeta bu/ario llaman los escolares este: lenguaje:. ¿ Qué


diría de él don Miguel Amonio Caro, el ilustre descen-

11 JosÉ MAS¡;U. GROOT. H,rtona t:clu'úJticll y rili!. TII, 168. Cía de


BusAJU)() J. CAYCEDO. en Grtlfldt:z¡;r JI ml!mWJ di! dos ,idon'as, pág. 146.

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56 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

diente de don Francisco Javier y quien ocupa años des-


pués el mismo puesto de bibliotecario que tiene don Ma-
nuel del Socorro?
M3S no parece que éste sufriera con las flechas en ve-
nenadas, a juzgar por el soneto en que se describe a sí
mismo, y que dice:

De mi genio, eJtado, carácter y sitttaci6n


Que soy el más feliz de los nacidos
lo creo, y lo creeré continuamente
porque así quiero creerlo, don Vicente,
con todas mis potencias y sentidos:

Mis discursos son siempre divertidos.


mi humor geniaL festivo y muy corriente,
no he visto del pesar la adusta frente,
}' el placer me da encantos repetidos.

Soy pobre, mas no envidio cosa alguna


de riqueza. de honor. de valimiento,
ni me quejo jamas de la fortuna:

En fin, amigo, en cualesquier momento


me parece que no har bajo la luna
ningún mortal que viva tan contento.

EL PACIFICADOR EX LA BIBLIOTECA.

En mayo de 1816 entra en Bogotá el general Pablo


Morillo. qu:en enterado de las relaciones de don Manuel
dd Seco ro cun lo;; patriotas, visita a éste en la Biblioteca,
donde se suceden los hechos que así cuenta Rodríguez,
según la versión de Pedro Herrán en el Papel Peri6dico
Ilustrado:
A! oír las voces de lo centinelas comprendí que el que en
medio de esas cortesías de que usaron me hacía el favor de venir

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


MANUEL DEL SOCORRO RODRÍGUEZ 57

a mí, era su excelencia, y me incliné. El entró preguntando en


alta voz:

- Señor don Socorro Rodríguez?


- Aquí me tiene Vuestra Excelencia -le respondí.
- Ha de saber usted - me dijo en seguida - que he reci-
bido denuncios, y tengo pruebas contra usted, de que ha sido
insurgente, a pesar de haber sido empleado aquí por el señor
Ezpeleta, y de que cuanto usted puede ser se lo debe a la bene-
\olencia de Su Majestad.
Yo, sin atreverme ni aun a alzar la vista, pensé en por qué
me llamaban insurgente, y al mismo tiempo que en esto pensa-
ba, me interrumpió la voz estentórea y de mando de Su Excelencia,
que me decía, poco más o menos, estas palabras:
- Aquí, en mi acompañamiento, viene el- señor presbítero
don Pedro Salgar, que me ha asegurado que son de su letra, esta
carta a don Antonio ?\'arÍño y esta otra al Padre Omaña. ¿Qué
puede decir usted a esto ~
- Yo, señor Excelentísimo, sólo puedo decir a Vuestra Ex-
celencia que esas cartas las escribí amistosamente, la primera al
señor don Antonio Tariño, en solicitud d~ lo que ella dice, 10
mismo que la del presbítero Omaña, fue para pedirle prestado
un libro.
y mientras en estas andábamos, Su Excelencia se puso a
examinar la biblioteca y descubrió en el lugar de preferencia d
retrato del señor don Fernando VII, y me dijo:
- ¿Quién ha colocado ahí ese retrato?
- Yo, Excelentísimo señor, porque ese vino al comenzar el
año de 9, despué:. de la proclamación augusta que se hizo dd
Soberano de España en Samafé.
- Bueno, por tener en ese lugar a nuestro legítimo Sobe-
rano, rindiéndole así todo el honor que se le debe, queda usted
en amplia y generosa libertad, siempre que no vuelva a contraer
compromisos con los insurgentes. ¡Que Dios lo guarde de eso! H •

.. PWRO A. I hJ>,&,,~. MotU",¡ d('¡ Socorro Rodrígtt~:;. en Pa;d Pmódi,o


IIm:rado. l. 111, núm. 50 (20 de al'0 lO de I 3), págs. 1 ·21.

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58 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

NUEVO CATÁLOGO.

Don Manuel del Socorro hace un nuevo catálogo de


la Biblioteca, el cual se conserva manuscrito.
"Tiene al principio - dice el doctor Posada en su
libro Narraciones, escrito hace setenta años - estas notas
de su puño y letra; palabras de un hombr e honrad o y pa-
triota, digno de recordar en estos años en que escrúpulos
por la pérdida de un libro aparecen ridículos para quie-
nes especulan en leoninas empresas con el tesoro público".
OTA . Al señor Fiscal D. D. Jph. Antonio Berrío, al Agente
T

Fiscal D. D. ]ph. Antonio Ricaurte, a D. Francisco Zea, y al


escribano Cortés, les consta que al tiempo de la entrega que se
me hizo cuando tomé posesión de esta Real Biblioteca faltaron
algunas obras de las citadas en este índice. Y para mi resguardo
lo advierto y firmo en el mismo día de la posesión, 24 de octubre
de 1790. Faltaro n también algunos instrum entos matemáticos, ci-
tados al fin. MANUEL DEL SoCORRO RODRÍGUEZ.
El canónigo Gutiérr ez, como Comisa rio Inquisid or, recogió
varias obras prohibi das; y de orden del Preside nte Nariño se
entrega ron a D. Francisco Caldas otras obras de física y mate-
o
mática que no volvieron. Tambié n es de advertir que habiend
estado la Real 1faestra nza por largo tiempo aquí de día y de
noche (enferm o yo en cama) se robaron muchos libros; y por
haberm e quejado sobre este asunto, padecí grandes trabajos. Este
establecimiento no puede sostenerse sin dos Bibliotecarios, como
así lo tengo representado. Santafé de Bogotá, 'uevo Reino de
Granad a lG.

L-\ MUERT E DEL BIBLIOTECARIO.

Fantasía de un bibli6filo es una preciosa miniat ura


escrita por don Laurea no GarcÍa Ortiz en diciembre de
189 , publicada por primer a vez en la Revista Contem-
poránea de Bogotá en noviembre de 1904, y reproducida

lO EDcuoo POSADA, NtlTTlKÍo nu, ~g . 299.

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MANUEL DEL SOCORRO RODRÍGUEZ 59

en 1925, con otros artículos del mismo autor en "Edicio-


nes Colombia", la magnífica colección de Germán Arci-
niegas, como parte de un volumen que lleva el sugestivo
título Conl}ersando .
El doctor García Ortiz, insigne literato, historiador
y diplomático, tiene derecho a que se le cite al hablar de
cualquier biblioteca, porque él forma una de las más se-
lectas que se hayan reunido entre nosotros, la cual ad-
quiere el Banco de la República y constituye el núcleo
principal de la Biblioteca Luis-Angel Arango, que hace
honor al país.
Remedios del alma reza el epígrafe que escoge el
doctor GarcÍa Ortiz para su fantasía. Es la inscripción en
el portal de la biblioteca de Osymandías, faraón de la
XVIII dinastía 1.700 años antes de Jesucristo.
Don Laureano mismo es todo un bibliófilo. El amor
a los libros es "inocente en apariencia, pero no exento de
peligros" - escribe - y habla de algunos de ellos con
amable sutileza.
La admirable "Fantasía" de don Laureano trae al re-
cuerdo intensamente a don Manuel del Socorro Rodríguez.
No nos resistimos a trascribir uno de sus párrafos finales,
que parece inspirado en el viejo bibliotecario:

Lleno la tarea cotidiana que las circunstancias me han im-


puesto y, como el buey uncido, abro cada día mi surco sin pre-
guntarme el porqué de la obligación. Cuando levante obra, para
irme al reposo terminal y definitivo, espero que cada cosa quede
en su puesto y el taller barrido y limpio. ~o quiero que los ob-
jetos materiales compliquen y obstruyan nú marcha: uso de ellos
como instrumentos pero no me someto a ser su esclavo. Por ello
nada poseo innecesario ni superfluo. En vez de mobiliarios estor-
bosos, de guardarropas repletos y de cachivaches complicados,
apenas si rengo un millar de volúmenes, legado precioso no en-
vidiado ni reivindicable por desgraciado alguno, que a todos los
hombres que lo quieran hicieron los altos espíritus que los crearon.

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60 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Quiero tener e~ alm;¡ temi)lada Y limpia como acero toledano, y


esos volúmenes son los mollejones en que se afil'a.

Don Manuel del Socorro muere el 3 de junio de


1819, dos meses antes del triunfo de Boyacá. Al levantar
obra deja cada cosa en su puesto y el taller barrido y lim-
pio. Entrega su espíritu rodeado sólo por sus libros. Y
parte silencioso y solitario.
Don Justo Pastor Losada, quien trabaja en la misma
casa de la biblioteca en ese entonces, nos cuenta:

Por los años de 1819 o 20, los padres de la Candel'aria re-


comendaron a los señores don Viccorino CarcÍa y don Justo Pas-
tor Losada ... para que hicieran el monumenCO ... destinado a
conservar, el Jueyes Santo, el- Sanusimo Sa.:ramento ... i\fas como
ellos no tenían dónde colocar, para pintarlos, los grandísimos bas-
tidores, ocurrieron a Rodríguez, quien les dio para el efecto los
claustros balOS de lo que era entonces Biblioteca (hoy Palacio de
San Carlos), en donde vivía con una anciana portera, que aten-
día, en cambio de la pieza que habitaba, a las obligaciones de
su empleo.
Rodríguez ocupaba una habitación alta que tellía un balcón
que miraba hacia el norte, a la cual no concedía entrada ni a sus
fntimos amigos ...
Los señores Carda y Losada se habían habituado a las cos-
tumbres del ürtuoso Bib!iotecario, pues lo saludaban todos los
días a su regreso de Santo Domingo cuando ellos estaban dedi-
cados a su trabajo. Un día ... después de esperarlo una hora,
preguntaron a b anciana por él y ella les contestó que debía estar
enfermo, pues aún no se había levantado.
Inmediatamente subieron a llamar a la puerta de su cuarto:
todo fue en Yana, nadie contestó, y como la cerradura era fuerte
hicieron subir a un muchacho por el balcón exterior para que
forzando la cerradura de éste les abriera la puerta.
El muchacho 10 hizo así. y qué espectáculo el que se ofre-
ció a la vista de ambos'
Don ~1anuel, vestido con el hábito de San Francisco y es-
trechando en sus manos una pequeña cruz de caña hecha por él,
descansaba sobre una desnuda tarima, a los pies de un Crucifijo,

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


MANUEL DEL SOCORRO RODRÍGU EZ 61

y tenía los pies descalzos y por almoha da un trozo de piedra.


;-.Jinguna otra cosa fuera de su escasísima ropa de uso se veía 16.

Largos años ignorada o confundida, la fecha de la


muerte de don Manuel del Socorro viene a precisarse por
uno de los autores de este libro, quien la encuentra en
el archivo de la parroquia de la Catedral en el año de
1932, a raíz de otro interes:mte hallazgo en el archivo
anexo a la Biblioteca Nacional: el de los memoriales de
los aspirantes a ocupar el cargo vacante por muerte del
bibliotecario por antonomasia.
Es enterrado, pues, el 3 de junio de 1819, por la cari-
dad de sus amigos García y Losada y de los Padres Can-
delarios. Al marge n de la partida, dice:
Entier ro.. . ..... O
Fábric a. . . ...... O
Sacristán ........ O

dio se-
En Santafé a tres de junio de m,l ochocientos diez y nueve !oC
Manud Ro-
pultura en la Iglesia de Agustinos descalzos al cadáver de Don
dríguez dd Socorro (sic): muerto de rcreme. Lo que certifico.
(Firmado ) Dr. Pablo Francisco Plata (r.).

Así se cumple lo escrito por Rodríg uez en esta su


s~n::era confesión:
'.'Tengo la fortuna de haber nacido en medio del gé-
nero human o sin deseo alguno de hacer figura brillante
sobre la tierra, ni poseer más caudal que el que se nece-
sita para entru en el sepulcro. Mis acciones jamás han
lI ~ vado otro interés que el de cumpl ir con los deberes
a
que estoy obligado por el Evangelio, la Natura leza y la
Filosofía" 1, .

)' ¡e). Don Manuel VillaHTes lrascri~ de


•• Senderos. r. l\'. Dúm~. l
P. . Herrm. ya CItado.
" lfidem.

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62 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

y se cumple también lo que ha profetizado en esta


octava:
De mz' caudal, testamento y última voluntad.

Jamás de nadie he sido yo heredero,


ni tengo de quién serlo, aunque haya gana:
y lo mejor de todo es, don Eulero,
que la herencia que os dejo es muy galana:
consiste en una silla, en un tintero,
en un estuche, en una palangana,
en tres libros, un jarro y dos banquillos,
que valer podrá todo diez cuartillos 18.

LA DONACIÓN Y LA HERENCLA.

y los "tres libros" de que hablan estos versos son do-


nados por don Manuel del Socorro a "su" Biblioteca,
junto con todos sus manuscritos, conforme a la nota que
pone en la página final del catálogo de los fondos gene-
rales de la Biblioteca Pública:
Advertencia por si muriere sin hacer testamento; quiero
que conste por esta nota, que todas mis obras manuscritas en
Prosa y verso, es mi última voluntad quden a beneficio del pú-
blico en esta Real Biblioteca. Pero con la precisa condición de
que ai Superior Gobierno se le haga constar, para que con su
autoridad se impriman si hubiere proporción, y sea aplicado todo
su producto para fondo de la misma Biblioteca, según la ins-
trucción que dejo en un cuaderno separado, donde también
consta que hago cesión de los libros de mi propiedad. Santafé,
19 de marzo de 1797. Manuel del Socorro Rodríguez 19.

Ya en el año anterior, en 19 de junio de 17%, se di-


rige al virrey para que no se abran tiendas en el edificio

lO MANUEL DEL SOCORRO RODRíGUEZ. Antología epigramática, núm. 139,

l.
de la Biblioteca Presidencia de Colombia, incluída en d vol. 44.
EDUARDO POSADA, Narraciones, pág. 300.

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MANUEL DEL SOCORRO RODRÍGUEZ 63

de la Biblioteca, y añade un otrosí en que muestra su


preocupación por los libros donados:
OtrosÍ. Considerando que el que representa, que por su fa-
llecimiento o salida del destino en que se halla, put!dan st!r t!x-
traídos de la Real Biblioteca los libms que a expensa de su propio
peculio ha donado a beneficio del público, para precaver esta
usurpación ha juzgado conveniente insertar la lista que acompaña,
con el objeto de que autorizándola un especial Decreto de vues-
tra excelencia con todas las formalidades de esti!o, se coloque al
frente del índice general' que sirve en calidad de inventario para
el uso de dicha Real Biblioteca, mandando igualmente que quede
archivado un testimonio en la secretaría de este superior Gobier-
no, o en la que corresponde al conocimiento de esta materia 20.

Por fortuna se encuentra en nuestro archivo históri-


co la lista autógrafa que acompaña don Manuel del So-
corro Rodríguez a su memorial, con su firma y que lleva
la misma fecha: 19 de junio de 1796.
Esta donación es muy apreciable por sí misma, tiene
singular valor por ser la más importante recibida hasta
entonces y provenir del propio director de la Biblioteca,
hombre que vive en extrema pobreza y cuya cultura hu-
manística queda consagrada con tan valiosa donación.
El documento de donación está un poco manchado;
hacemos una trascripción a la ortografía actual, para fa-
cilitar la lectura. Dice así:
Lista de las obras literarias que no había en esta Real Bi-
blioteca, las cuales yo el abajo firmado he puesto a expensas de
mi propio peculio donándolas enteramente a beneficio del pú-
b~ico.

Historia natural del Conde de Buffon: doce tomos en pasta.


Espectáculo de la Naturaleza: diez y seis tomos en pasta.
Espíritu de los mt!jores Diarios: once tomos en pergamino.
LA vida de Cicerón con notas críticas: cuatro tomos en pergamino .

.. Archivo Histórico Nacional.. Salón d( la Colollia. Carlas d( m2pl~a­


dos públicos, 4, fols. 528 a 533.

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64 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

lenofonte con el texto griego debajo de la traducción castellana :


dos tomos en pergamino.
Historia de las ciencias y artes, por Mr. Rollin: tres tomos en pasta.
Biblioteca Española de los autores antiguos de la Nación: dos
tomos en folio, pergamino.
Biblioteca Española desde el Rein.ado de Carlos 3P : seis tomos en
pergammo.
Discursos elocuentes del orador hócrates: tres tomos en perga-
rruno.
Oficios de Cicerón traducidos con el texto latino debajo: dos to-
mos en pasta.
Epístolas y oraciones de Cicerón, en dos tomos de pergamino.
Las obras de Virgilio con la traducción castellana y notas críti-
cas: cinco tomos en pasta.
La llíada de Homero traducida del griego aL español: tres tomos
en pasta.
El Panegírico de Plinio, traducido e ilustrado: un tomo en pasta.
El Salastío, traducido, con notaj selectas: un tomo en pasta.
Comentarios de lu lio César, traducidos al castellano: dos tomos
en pasta.
Odas y Poética de Horacio, traducidas con el texto latino y notas
críticas: un tomo en pasta.
Obras poéticas del Conde luan Bautista Conti, en espaíiol e ita-
liano, con notas críticas: cuatro tomos en pasta.
Obras poéticas de don Tomás lriarte: seis tomos en pasta.
El Poema de la Música, del mismo, adornado de láminas finas:
un tomo pergamino.
Obras prosaicas y poéticas de don luan ¡riarte, en castellano y
latín: dos tomos.
Obras poéticas de Garcilaso, con notas: un tomo, pergamino.
Obras poéticas de don Vicente García de la Huerta: dos tomos
en pasta.
El Parnaso español, o colección de la ... mejores poesfas castellanas:
ocho tomos en pasta.
España dividida pOI' sus provincias, con deSCripción de cada una:
dos tomos en folio menor, pergamino.
República literaria, de Saavedra: un tomo en pasta.
Empresas políticas, del mismo autor: un tomo en pergamino.
Varias diserlacionej pronunciadas por la Sociedad Matritense: dos
tomos en pergamino.
Descripción del templo de San Lorenzo del Escorial, con lámi-
nas finas: un tomo en pasta.

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MANUEL DEL SOCORRO RODRÍGUEZ 65

Fábulas de Mr. La-Fontayne, traducidas en verso español: dos


tomos en pasta.
A venturas de T elémaco: dos tomos en pergamino.
Historia literaria, del Abate Don Juan Andrés : cuatro tomos en
pasta.
Cartas curiosas, del mismo autor: tres tomos en pergamino.
Dos disertaciones literarias, de: expresado autor: en pergamino.
Obras morales y políticas, del Marqués Caracciolo: ocho tomos.
Introducción al conocimiento de las Bellas Artes: un tomo en pasta.
El filósofo solitan'o, del Padre Almeida: dos tomos en pasta.
Diálogos filosóficos: un tomo en pergamino.
Tratado .en verso sobre la e/ocuencia española: un tomo en per-
gammo.
El hon:bre de letras, del Padre Daniel Bartoli: un tomo, perga-
rnmo.
Ejemplar de Reyes: aplicado a las accione>' de Felipe V: un tomo,
pergammo.
HistorUz universal: un tomo, pergamino.
Elementos de las ciencias: un tomo en pasta.
Tratado de Geometría: un tomo. pergamino.
Las Eróticas, de Villegas: dos tomos, pasta.
Gramática de la lengua castellana: un tomo en pergamino.
Ortografía castellana: un tomo, pergamino.
Diccionario de la Academia Española: un tomo, en folio, de
pasta.
Memorias para la historia de la poesía: un tomo en pasta.
Las noches clementinas. Poemas en prosa: dos tomos en perga-
rnmo.
Ultima despedida de la Mariscala a sus hijos: un tomo en pasta.
El ParaEso perdido, de Milton, corregido e ilustrado con notas:
cuatro tomos en pasta.
Historia de la provincia de Santa Marta: un tomo en pasta.
Historia de la Isla de Portorrico: un tomo en pasta.
Tratados de pintura, de Mengs, Vinci y otros autores: dos tomos
en pergammo.
Tratado universal de funerales: un tomo.
Introducción a la Geografía, con mapas: un tomo en pergamino.
Historia de las mujeres ilustres del Antiguo Testamento: un to-
mo en pasta.
Disertación filosófica sobre el carácter de las mUJeres: un tomo
en pergarnlllo.
Deleite de la discreción: un tomo, pergamino.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


66 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Cartas familiares, del Padre Joseph Francisco de Isla: dos tomos


en pergammo.
La juve1Jtud triunfante, del mismo autor: un tomo en pergamino.
El gran día de Navarra, por el expresado autor: un cuaderno.
Geografía de Vir-gilio: un tomo en pasta.
Geometría elemental: un tomo, pergamino.
Fábulas de Esopo, en latín y ca.<tellano: un tomo en pergamino.
Fábulas de Fedro, en latín y castellano: un tomo en pergammo.
Reflexiones imparciales del Abate Nuix sobre la conducta de los
españoles en las conquistas de Am¿rica: un tomo.
Concordantiae ut17'usque ¡uris ciuilis et canonicis: dos tomos en
pasta.
Praenotionum canonicarum: un tomo en pergamino.
Theologiae Rudimento: a P. F. Vincetltii Penzi: un tomo en
pergamino.
1nstitutionum ¡/tris cluilis: dos tomos en folio .
Bullaritlm Hamanum: dos tomos en folio.
Heineccio: Elementa juris civilis: dos tomos en pergammo.
Descripción de Roma antigua, con láminas: un tomo.
Colegio Complutense: tres tomos. pergamino.
Teatro moral de la vida humana: un tomo en folio, de pasta.
Diccionario de Sobrino, fmncés y español: dos tomos.
Galmace: Uave de la lengua francesa: un tomo en pergamino.
La Araucana, de Ercilla: un tomo, en folio, de pasta.
Viaje a Constantinopla: un tomo, en folio. de pasta.
E.' mela paleográfica para saber leer toda clase de letras cursivas:
un tomo. en folio, de pasta.
Apología de la litaatura española, por el Abate Lampillas: siete
tomos.
Colección de piezas escogidas de literatura: dos tomos.
Diccionario geográfico universal, de don Antonio Montpalau: tres
tomos. pergamino.
Historia política de los establecimientos ultramarinos de las na-
ciones europeas: cinco tomos en pasta.
Transformaciones, de Ovidio, traducidas, con notas: un tomo,
pergamlllO.
Periódzco de la Habana: tres tomos.
,'vfercurio Peruano: ( ... ] tomos.
Periódico de esta Capital: [ ... ] tomos.
Obras de elocuencia y de poesía premiadas por la Real Academia
Española: un tomo. en pasta.

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MANUEL DEL SOCORRO RODRÍGUEZ 67

Historia natural y Geografía física de España, por don Guillermo


Bowles: un tomo.
Antiguos Tratados de Paces y Alianzas entre algunos reyes de
Aragón y diferentes príncipes infieles: un tomo en pergamino.
Práctica judicial, eclesiástica y secular: un tomo en folio.
Elementos del Derecho público, por don Joseph de Olmeda: dos
tomos en pasta.
Derecho público de la Europa, por don Joseph Antonio de Abreu:
dos tomos.
Quinto Curcio en latín y castellano: dos tomos, pergamino.
El Siglo pitag6rico. Obra en verso y prosa: un tomo, pergamino.
Guerra de los judíos, escrita por Flavio Josefa: un tomo en per-
gamino.
Juntas generales de la Real Sociedad Vascongada: un tomo, per-
gamma.
Economía de la vida humana: un tomo.
llusiones del corazón: un tomo en pasta.
La Sacra Biblia, con láminas: un tomo.
Las concordancias de la Sacra Biblia: un tomo en pasta.
Los Santos Evangelios: un tomo, pasta.
Los hechos apostólicos: un tomo, pasta.
Las Epístolas de San Ger6nimo, traducidas: un tomo.
Las Epístolas de San Pablo, trad/tcidas, con notas: un tomo, en
pasta.
Las Epístolas cat6licas de San Pedro, Santiago, San Juan, y San
Judas Tadeo: un tomo en pasta.
Los Cuatro Libros de los Reyes, traducidos: dos tomos en pasta.
El Apocalipsis de San Juan, traducido, con notas: un tomo en
pasta.
El Santo Concilio Tridentino, traducido, con texto latino: un
tomo en pasta.
Los Nombres de Christo explicados por Fray Luis de Le6n: un
tomo en pasta.
Las Confesiones de nuestro padre San Agustín y sermones del
mismo santo: cinco tomos en pasta.
El Catecismo romano: dos tomos en pasta.
Pensamientos teológicos: un tomo en pasta.
Costumbres de los israelitas: un tomo.
Emblemas mora/es, de Horozco: un tomo.
Valerío Máximo traducido al castellano: un tomo.
Historia de los progresos del entendimiento humano en las cien-
cias exactas: un tomo.

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68 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Memorias de jurisprudencia, de Mr. Omer Faleon: ocho tomos,


pasta.
Escolano: Elucubrationes !uris Canonici: un tomo, pergamino.
Símbolos selectos: tres tomos, pasta.
Filosofía y fundamentos botánicos, de Linneo: dos tomos, pasta.
Historia de Carlos XIl, "ey de Suecia: dos tomos.
Obras médicas, de Solano de Luque, Mr. Tissot, Mr. Buchan y
otros autores: seis tomos.
Poesías del Petrarca: dos tomos.
Teología mística, del Padre Godinez: un tomo en pasta.
Poética, de Aristóteles, en los tres idiomas: griego, latín y cas-
tellano: un tomo.
Poema de la Religión, por ~,Ir. Racine: un tomo en pasta.
Curiosidades de la Naturaleza y del A,·te, por el Abad Valle-
mont: un tomo.
Viaje de nuestro santísimo padre Pío VI a la Corte de Viena:
UD tomo.
l'ida del rey Carlos 1//: un tomo, pasta.
Los reyes nuevos de Toledo: un tomo, pasta.
Física eléctrica, de 'a\'arro: un tomo.
Fábl4las de Samaniego: un tomo, pasta.
Poesías de varios autores: seis tomos.
Trescientos cuaderllos que contienen varias piezas literarias sobre
dijeren tes asuntos.
Santafé de Bogotá, 19 de junio de 1796.
MA:-<UEL DEL SOCORRO RODRÍGUEZ.

En el Juzgado General de Bienes de DIfuntos se


practican los inventarios de los bienes que quedan por
muerte de Rodríguez, a propósito de lo cual el juzgado,
con fecha 2 de enero de 1820 pasa al doctor Estanislao
Vergara, ministro de lo Interior y de Justicia, la comu-
nicación inédita que ofrecemos en copia auténtica de su
original, que forma parte de la colección privada de uno
de los autores de este libro, y que lleva la rúbrica del ge-
neral Francisco de Paula Santander, quien ejerce entonces
la vicepresidencia de la República:

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MANUEL DEL SOCORRO RODRÍGUEZ 69

Se acaban de practicar de orden de este Juzgado General


de Bienes de Difuntos los inventarios de los bienes que quedaron
por muerte del Bibliotecario D. Manuel dd Socorro Rodríguez,
que estaban al dep6sito de los Bibliotecarios sus sucesores. Entre
ellos hay varios papeles manuscritos, y aunque no los he inspec-
cionado, creo que algunos serán obras inéditas de aqud sujeto,
acaso de utilidad para el público. Sospecho, y aún lo he oído
decir, que muchos han padecido extravío; y yo no veo cuándo
esto haya podido acontecer, sino que fuese muy luego que falleció
Socorro. Sea de ello lo que fuere, yo tengo la honra de dar el
presente aviso a V. S. con el designio de que se sirva ponerlo en
la consideración del Exmo. Sr. Vice-Presidente del Estado, por
si fuese de su beneplácito reservar en beneficio público los ma-
nuscritos dando previas órdenes para su revisión, separación y
examen a persona que desemharazada de otras atenciones sea
de I'a satisfacción de S. E.
Dios guarde a V. S. muchos años. Sta. Fe, y enero 28 de
1820.
T¡COLÁS BALLÉN DE GUZMÁN.

Señor Ministro de lo Interior y de Justicia


C. Estanislao Vergara.

Al margen está la sustanciación, que dice:


Santafé Enero 28 de 1820.
Los manuscritos hallados entre los papeles de Dn. Manuel
del Socorro Rodríguez se remitirán al Gobierno para su InS-
pección.
Rúbrica del general Santander.
(Fdo.) Vergara.
Nota: En la misma fecha se comunicó.

LA CRUZ. EL RETRATO. LAS LÁPIDAS.

La cruz de chusque que don Manuel del Socorro


tiene abrazada al morir se guarda piadosamente en la
rectoría de la Biblioteca Nacional.

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70 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Don Victoriano Carda, el que con don Pastor Losa-


da arregla su entierro, pinta el único retrato que todavía
existe de Rodríguez, y que adorna estas páginas.
La Academia Colombiana de Historia honra la me-
moria de don Manuel del Socorro con una lápida colo-
cada en el Palacio de San Carlos:

EN ESTA CASA
PRIMERA SEDE DE L.\ REAL BIBLIOTECA PUBLICA
SU DIRECTOR POR SEIS LUSTROS
MANUEL DEL SOCORRO RODRIGUEZ
FOMENTO EN LA JUVENTUD EL CULTO DE LAS LETRAS
Y REDACTO LAS PRIMICIAS DEL PERIODISMO NACIONAL.
HOMENAJE
DE LA ACADEMIA COLOMBIANA DE HISTORIA
EN EL SEGUNDO CENTENARIO DE SU NACIMlENTO
1758-1958"

La República de Cuba, su patria, coloca en el vestíbu-


lo de la Biblioteca Nacional de Bogotá una hermosa placa
que recuerda siempre al insigne bibliotecario, y que dice
I
aSl:
MANUEL DEL SOCORRO RODRIGUEZ
DIRECTOR DE LA BIBLIOTECA PUBLICA DE SANTAFE DE BOGOTA
y FIDIDADOR DEL PERIODISMO E 1 COLOMBIA
1758 - 18 1 8
LA REPUBLICA DE CUBA, SU PATRIA,
EN EL CUARTO CENTENARIO
DE LA FUNDACION DE SANTA FE DE BOGOTA
CONSAGRA ESTE TRIBUTO A SU NOBLE MEMORIA,
VI -CULO PERPETUO DE IDENTlFICACIO:-¡ ESPIRITUAL
ENTRE COLOMBIA Y CUBA.
1938"

" Epigrafía de GUILLERMO HER.'1M'DEZ DE ALBA.

JO Como puede verse, e.tá equivocado d año de la muerte.

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,
MANUEL DEL SOCORRO RODRlGUEZ 71

y en la fachada de la iglesia de la Candelaria, donde


está enterrado, se coloca esta otra lápida:

LA BIBUOTECA NACIONAL DE COLOMBIA


EN TESTIMONIO DE GRA TITIlO
A
MANUEL DEL SOCORRO RODRIGUEZ
CUYOS RESTOS MORTALES
YACEN EN ESTA IGLESIA
MDCCLVI - 15 ABRIL - MCMLVI ,..

20 Nórese la «juiHx:ación en el año del nacimiento.

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LA BIBLIOTECA EN LA GRAN COLOMBIA

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CAPITULO V

LA BIBLIOTECA EN LA GRAN COLOMBIA

MANm:L SANTACRUZ.

Fallece el bibliotecario Manuel del Socorro Rodríguez


el 3 de junio de 1819. El 13 de septiembre siguiente ocu-
pa el cargo Vicente Nariño, a quien antecede en ese breve
espacio, Manuel Santacruz. Dicho lapso se ilumina con
el triunfo de las armas republicanas en el Puente de Bo-
yacá, que señala el nacimiento de la Gran Colombia.
Don José María Quijano Otero, en su Reseña inserta
en el informe del año de 1868, coloca a Nariño como
sucesor de Rodríguez, pero él mismo rectifica más tarde
para incluir a Santacruz en su puesto, según lo anota el
doctor Enrique Alvarez Bonilla en el informe de direc-
tor en 1898.
El teniente Manuel Santacruz nace en Santafé. De
los vencidos en la Cuchilla del Tambo, luego soldado for-
zado en el ejército del Rey, quintado en Popayán al tiem-
po con José Hilario López, llega con éste a la capital en
una cadena de presos políticos l. La ensaladilla del rea-
lista Francisco Javier Caro dice de él:
Con su cara de sardina
Rebujado en su capuz,
Manolito Santacruz
Siempre de culo camina;
De galopín de cocina
En su carácter y empaque,

1 PEDRO MARíA lBÁ~EZ. Crónica d~ Bogotá, III. págs. 253, 331.

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76 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Jo obstante este badulaque


Muy metido a cohetero,
Sabe en el gremio chusmero
Disparar su triquitraque.

VICENTE NARIÑO.

Sucede al teniente Santacruz don Vicente Nariño,


hijo del general Antonio Nariño, nuestro egregio Pre-
cursor, y de doña Magdalena Ortega, y quien lleva el
nombre de su abuelo paterno.
Nace el 22 de mayo de 1793 en Santafé, donde muere
en 1855. Su nombre aparece por primera vez documen-
tado en 1801, de siete años de edad en el censo que se hace
para conocer las personas que no han tenido viruela. Fi-
gura en el padrón del barrio de San Jorge en 1803, vi-
viendo en la calle de la Universidad (actual carrera 8~
entre calles 12 y 13) con su señora madre, doña Magda-
lena Ortega de Nariño, y sus hermanos Francisco, An-
tonio, Mercedes e Isabel ". Contrae matrimonio en Rio-
negro (Antioquia), el 10 de febrero de 1812, con doña
Eugenia Gómez de Salazar, hija del prócer Diego Gó-
mez de Salazar y de doña María Magdalena Morales
Estrada.

VICENTE VA DE CARNAVALES.

A fines del año de 1809 encontramos a Vicente en la


villa de la Candelaria de Medellín. Se va a celebrar un
carnaval el día de los Inocentes, y como parte de las fes-
tividades, algunos jóvenes revoltosos pretenden llevar, en
forma burlesca, a la escena la vergonzosa abdicación de
la corona española en Bayona, por orden de "el enemi-
go común y soberbio Napoleón, en la prisión que con

! EDUARDO POSADA, ¡"'arracíonn, "Un antiguo padr6n", pág. 2 i. El


original de este padr6n se encuentra en la Casa-Museo del 20 de Julio.

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LA BIBLIOTECA EN LA GRAN COLOMBIA 77

astucia y engaño hizo a nuestro muy amado y señor don


Fernando séptimo, como sonrojosa a su alta majestad y
ofensiva al decoro de la nación . .. " 3. Esta representación
teatral se considera por las autoridades como uno de los
tantos conatos revolucionarios en que es pródigo el año
de 1809.
Entre esos jóvenes revoltosos se nombra a "un don
fulano Nariño (Vicente), hijo de don Antonio el de San-
tafé, que bajo partida de registro había sido conducido a
Cartagena"; aparecen también varios miembros de la fa-
milia Gómez de Salazar (futuros cuñados de N ariño ),
que son parientes del doctor Juan de Dios Morales, uno
de los levantiscos de la provincia de Quito; y, entre otros
más, los jóvenes Juan Pablo y José María Carrasquilla.
Todo esto consta en las declaraciones tomadas dentro
del proceso que lleva este nombre : ((Expediente creado
sobre prohibición de máscaras y disfraces, con inquiri-
dio sobre el trágico insultante que se intentaba representar
por jóvenes incautos".
Las autoridades prohíben el carnaval y la represen-
tación "bajo el impuesto de cien azotes de dolor a las
personas de baja esfera, y a los nobles, de seis meses de
destierro, y si lo hicieren de noche se les duplicará la
p::na respectivamente .. . ".
Pero viene la Independencia, el inquiridio se acaba y
Vicente contrae matrimonio en Rionegro con doña Eu-
genia Gómez de Salazar, en 1812, como ya vimos.

VJCE~iTE NARlÑo EN LA BIBLIOTECA.

Después del paso fugaz de Manuel Santacruz, asume


la dirección de la Biblioteca don Vicente Nariño, nom-

• G 1.ilLLERMO H ERXÁ...;O U; OE ALE.\, Los (·QrnQl·Q/~ .. r la I nd~~ nden cia,


:a.rúculo publicado en Mu nd o al Día, en el alÍo de 1925 .

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78 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

brado el 13 de septiembre de 1819, un mes largo después


de la batalla de Boyacá, en virtud de la petición que hace
al recién instalado gobierno republicano presidido por el
Libertador. El memorial dice lo siguiente:

Excelentísimo señor:
El Ciudadano Vicente Nariño ante vuestra excelencia, digo:
Que hasta ahora no me había atrevido a molestar la atención de
vuestra excelencia, pero las circunstancias aquel [sic] sistema
pasado me han reducido me impelen a ello. En la biblioteca
pública se ha señalado siempre un individuo que cuide de ella;
su nombramiento ha dependido siempre del gobierno superior,
se halla vacante este destino por promoción que se ha hecho del
que lo tenía ciudadano Manuel Santa Cruz; si fuese del superior
agrado de vuestra excelencia, podré encargarme del cuidado de
ella, que desempeñaré como debo, bien sea con la asignación que
ha tenido siempre de trescientos sesenta y cuatro pesos, o con la
que vuestra excelencia tenga a bien.
A vuestra excelencia suplico se digne proveer como pido SI
fuere de su agrado que en lo necesario, etc.

(Fdo.) Vicent~ Nariño.

En el margen dice:

Santafé, septiembre 13 de 1819. 99 •


Se nombra de Bibliotecario al Ciudadano Vicente Narllo,
con la asignación que haya tenido para este destino.
(Rúbrica del vicepresidente del Departamento de Cundina-
marca, Santander. Media firma del secretario Alejandro Osorio).

El bibliotecario gana por año 500 pesos, según el cua-


dro núm. 49, pág. 473 de la Recopilación Granadina.

• ArchÍ<o Nacional. Ant'xo. PartimlauJ, t. 11, fol. 85.

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LA BIBLIOTECA EN LA GRAN COLOMBIA 79

EL EDIFICIO E~ RUINAS.

El primer cuidado de Nariño es hacer reconocer el


edificio donde se aloja la Biblioteca, por el maestro ma-
yor Nicolás León, quien rinde su concepto el 30 de oc-
tubre en la siguiente forma:

OJO - 1819.
Habiéndome recomendado el- Ciudadano Vicente Nariño que
pasase a reconocer el edificio de la Biblioteca de esta ciudad, lo
he reconocido, y le hallo falsa la pared de al entrar de la puerta
y también todas las cornisas del corredor bastante exterioradas
[sic], que con el- golpe de la agua va cada día dañándose más,
lo cual si con el tiempo no se remedia corre el peligro de que el
corredor se vaya abajo. La recomposición de esto puede ascender
a doscientos pesos.
Santafé octubre 30 de 1819.
(Fdo.) Kicolás León 5.

Sobre esta base Narmo se dirige a la Presidencia para


solicitar la reparación, en oficio que trascribimos porque,
además de su propia importancia, muestra que ya se ha
ordenado agregar a la Biblioteca la librería del sabio José
Celestino Mutis. Es curioso observar que todavía se usa
el papel español con el sello de Carlos IV para los años
de 1810 y 1811, resellado para el "R e y na d o" de Fer-
nando VII, revalidado para los años de 1818 y 1819. Aún
no hay tiempo para estampar el sello de la República.

Excelenúsimo señor:
Vicente Tariño ante vuestra excelencia con el debido respeto
digo: que como encargado de la Bibl1oteca, y adviniendo el rui-
noso estado del edificio en que se halla, lo hice reconocer por el
maestro mayor Ciudadano Nicolás León y el resultado de este

• Arch¡"o Xaciono/ . •tnrxa. Halan"o, t. 2; (516). fol. 8l.

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80 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

reconocimiento fue el que verá vuestra excelencia por la testifi-


cación que acompaño. Vencido como se halla este edificio, yo
no puedo asistir a la Biblioteca sin un inminente riesgo: si no
se ocurre a su reparación puede arruinarse del todo, perderse los
libros, y traer tal vez algunos perjuicios a l'Os edificios contiguos,
y aun a los que transiten por las calles si se desploma en un mo-
mento imprevisto. Yo he creído de mi deber eleva r lo que re-
presento a la alta consideración de vuestra excelencia, como tam-
bién el que podrá trasladarse los libros a la casa que lleva el-
nombre de Secuestros, y nie [un borrón] el grandísimo trabajo
de su cordinación [sic] con la ventaja de que podría agregarse
la librería del Ciudadano Dr. Celestino Mutis qtte pertenece al
público; allí hay piezas capaces, el edificio es público, y no se per-
dería este depósito tan útil a la sociedad. Vuestra excelencia pue-
de sin embargo determinar lo que juzgue acertado.
Dios guarde a vuestra excelencia muchos años. Santafé 4 de
noviembre de 1819.
Excelentísimo señor
(Fdo.) Vicente Nariño.

En el margen, al frente, dice:

Santafé - Noviembre 5 de 1819.


A la Dirección general para que libre la cantidad de dos-
cientos pesos para la reparación del edificio.
(Rúbrica) . Osorio, Secretario. (Rúbrica):
Se comunicó en la fecha 11.

Adviértase, de paso, que se omiten las expresiones


nobles y baja esfera que se encuentran en el proceso del
carnavaL Ahora el trato es de ciudadanos para todos.
Como se ve, continúan los problemas de la estabili-
dad de la Biblioteca, que se prolongan hasta nuestros días,

• Archit'Q r.,'adonaJ. Misulánf!o. Rf!público , t. 73, fo!. 2i~. La casa lla-


mada de los Sf!CUf!stros, hoy desaparecida. se elevaba en la esquina suroeste
de la primera calle de la Carrera con la actual calle 8a . Es la misma donde
funcionaron las dependencias de la Real Expedición Botánica y fue residencia
del sabio Mutis.

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LA BIBLlOTECA EN LA GRAN COLOMBIA 81

para poner a prueba la paciencia y la voluntad de los bi-


bliotecarios.
En el año de 1821, Vicente acompaña por breves días
a su padre en el Congreso de Cúcuta, como lo anota Ibá-
ñez en sus Crónicas de Bogotá.
Treinta y cinco años dura don Vicente Nariño en la
Biblioteca. Vamos presentando cronol6gicamente los acon-
tecimientos importantes que tienen lugar en ese lapso.

EL DECRETO DEL AÑO DOCE


DE LA INDEPENDENCIA.

Tan pronto como comienza la República los pr6ce-


res se preocupan de su organización, y no puede la Bi-
blioteca faltar en los programas. El 12 de marzo de 1822
- 129, como siempre escriben entonces, contando los años
a partir de 1810 según acostumbran en Francia desde la
Revolución - , el vicepresidente, general Santander, dicta
un decreto en que ordena agregar a la Biblioteca la li-
brería de la Expedición Botánica y trasladar el Instituto
al edificio de Las Aulas de San Bartolomé. Fija además
el sueldo del Bibliotecario y el pago en alimentos del ayu-
dante, que será un colegial de San Bartolomé de la clase
de teólogos o juristas. Por la importancia de este decreto,
lo trascribimos íntegramente con la ortografía actual y
sin abreviaturas.

Francisco de Paula Santander, General de División de l'Os


Ejércitos de Colombia, Vice-Presidente de la República, encar-
gado del Poder Ejecutivo etc.
Considerando que el establecimiento de bibliotecas públicas
contribuye sobremanera al adelantamiento de la ilustración ge-
neral y a promover el culti\'o de las ciencias y las artes, objetos
que deben merecer los más atentos cuidados de un Gobierno
verdaderamente Republicano, como el de Colombia, he venido
en decretar lo que sigue:

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


82 HISTORIA DE LA IlIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Art. 19 • A la actual biblioteca pública de esta ciudad se reu-


nirá la librería que fue de la expedici6n botánica que estuvo a
cargo del difunto doctor José Mutis.
Art. 29 • Se trasladarán a las piezas que en la actualidad sirven
para las Aulas del Colegio de San Banolomé, destinándose para
tal objeto los salones que fueren necesarios. Ellos se compondrán
al efecto a la mayor brevedad, y los gastos se suplirán por ahora
de las rentas de! mismo Colegio de San Bartolomé con calidad
de reintegro.
Art. 39 • Habrá un bibliotecario que nombrará el Gobierno
Supremo el que ha de gozar e! sueldo de cuatrocientos pesos sin
descuento alguno. Tendrá también un segundo o ayudante que
lo será un colegiul de San Bartolomé de la clase de Te6logos o
Turistas, a quien por este servicio dará el Colegio sus alimentos
lo mismo que a los que obtienen otras becas.
Art. 49 • H edificio que actualmente sirve para la biblioteca
se venderá en pública subasta una tercera parte contado y lo
demás a censo; mas todo para el beneficio y aumento de la mis-
ma biblioteca.
Art. 59. Si algunas reclamaciones que hay pendientes sobre
la libre,.{a del docto/' Mutis, resultaren de justicia, se indemni-
zará a los interesados, precedido un avenimiento con e! Gobierno,
a cuyo efecto se formará un índice exacto de la expresada libre-
ría, y se valuará por peritos.
Art. 69• El Secretario de Estado y del Despacho del Interior
queda encargado de la ejecución y cumplimiento de este decreto.
Dado en e! Palacio dd Gobierno en la ciudad de Bogotá
12 de marzo de 1822-12".
(Fdo.) Francisco de Paula Santander. Por Su Excelencia el
Vice-Presidente de la República, el Secretario del Interior, (Fdo.)
José Manuel Restrepo.
Es copia.
Restrepo 1 .

7 Archi\"O Naáonal, Miscdán~a d~ la R~p(íblica. t. 73. fel. 2i3.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


• LA BIBLroTECA EN LA GRAN COLOMBIA 83

LA INSTALACIÓN EN EL EDIFICIO DE LAS AULAS.

Es interesante el oficio de la misma fecha del decreto


mediante el cual se encarga la inspección de la obra al
rector del Colegio de San Bartolomé y al doctor Benedic-
to DomÍnguez. Está en papel de la "Secretaría de Estado
y del Despacho del Interior", y 10 firma don José Manuel
Restrepo. Dice así:

A} Señor Rector del Colegio de San Bartolomé.


Acompaño a Vuestra señoría el decreto de su excelencia el
vicepresidente de la República sobre la formación de una nueva
Biblioteca en las piezas que actualmente sirven de aulas para ese
colegio. Su excel-encia quiere que bajo la inspección de usted y
el doctor Benedicto Domínguez, se forme a la brevedad posi-
ble e! salón para el efecto, con el gusto y capacidad correspon-
diente.
Dios guarde a Usted.
J. Manue! Restrepo 8.

El rector del colegio de San B:l.ftolomé, doctor José


María Estévez, pone todo su empeño en la obra del arre-
glo de las aulas para la Biblioteca. Encarga de la obra al
maestro mayor Nicolás León, que figura en muchas cons-
trucciones de la época y quien rinde sus cuentas al doctor
Estévez en un período que abarca desde el 25 de mayo
de 1822 hasta el 19 de marzo de 1823.
El 7 de junio de este año de 1823, el doctor Enrique
Umaña, intendente de Cundinamarca, se dirige al secre-
tario de Estado y le informa que el salón destinado en
las aulas del colegio de San Bartolomé a la nueva Biblio-
teca, mandado establecer por decreto de 12 de marzo del
año 129, está ya casi en estado de servicio, pues sólo le

• Archivo Kacional, ),Jjscdánl!o d~ la R~pl¡bll(:o, t. 73. fol. 270.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


84 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIO 'AL DE COLOMBIA

faltan algunos estantes, y que para evitar gastos ha man-


dado completar con los de la librería de la expedición
botánica.
y agrega, textualmente :

Pero como eBos no pueden colocarse sin que antes se trasla-


den los libros que los ocupan, se están pasando estos al cuidado
del bibliotecario señor Vicente N ariño y serán arreglados en el
orden regular, luego que los armarios estén conc!uídos.
Los libros de la antigua Bibljoteca e.<tán en una pieza de la
nueva a cargo del mismo Nariño,

Pocos meses más tarde, el 25 de diciembre de 1823,


según ya lo vimos, se da al servicio la Biblioteca en las
aulas de San Bartolomé. De los escombros de la Real Bi-
blioteca Pública de Santafé, nace la Biblioteca Nacional
como verdadera pascua para la cultura republicana.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


CAPITULO VI

LA SEGUNDA SEDE

El 25 de diciembre de 1823, después de haber estado


cerrada durante algún tiempo, se da nuevamente al ser-
vicio la Biblioteca en el edificio denominado de Las Aulas.
La Gaceta de Colombia, del 4 de enero de 1824, In-
forma lo siguiente:

El 25 de diciembre se abrió por primera vez la Nueva Bi-


blioteca Nacional, que por Decreto del Poder Ejecutivo de 14 de
octubre último se puso a cargo del Colegio de San Bartolomé y
en la cual ha trabajado con interés su actual rector el canónigo
don José María Estévez: no se conoce con fijeza el número de
volúmenes que contenga, pero se calcula que puede tener de 10
a 12 milI.

En la Historia de la casa de Las Aulas, publicada


con motivo de la inauguración del Museo de Arte Colo-
nial, su autor, miembro fundador de la Junta Asesora del
Museo y más tarde director de la Biblioteca Nacional,
escribe un completo estudio del cual entresacamos varios
apartes que nos muestran la vida de ese monumento cul-
tural, de valor incalculable en nuestro país 2.

1 EDUARDo POSAD .' . ;"'arraciorus, "Biblioteca Nacional", 301, nota.


, GUILLERMO HER!<.\SDLZ DE ALBA, Historia d~ la Casa Colonial, So-
gotá, Imp. InstitUlo Gráfico wnlltada. FonJo Rotatorio de Publicaciones del
Mmmerio de Educación NaCIOnal. 1942.

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86 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NAClONAL DE COLOMBIA

El edificio data del siglo XVII; diseñó su planta el insigne


arquitecto jesuíta Juan Bautista Coluchini y constituye el ala
oriental de la gran fábrica, ahora casi desaparecida, del Colegio
Máximo de la Compañía de Jesús en e! Nuevo Reino de Granada,
y en cuyo eje se yergue la maravillosa iglesia de San Ignacio,
llamada antiguamente de la Compañía y también de San Carlos,
al igual de todo su circuito con e! gracioso patio abierto sobre el
cual da frente la fachada principal de l-a iglesia y que hoy está
consagrado a la memoria ilustre de Rufino José Cuervo.
Sobre cimientos de cal r canto y siguiendo especificaciones
análogas a las empleadas en el edificio frontero a las Aulas, que
fue de! Colegio Seminario de San Bartolomé, los alarifes Martín
de la Cruz, Felipe de Santiago y Juan de León, alzaron las rafas de
la fábrica en "mampostería y cascajones de tierra bien pisada
hasta el suelo hollado y desde dicho suelo hollado, para arriba, has-
ta el enrace, han de ser adobes dichas rafas". Espesos muros
de vara y cuarta, desafiadores de frecuentes sismos, fueron en-
cerrando el nuevo patio destinado a la Universidad.
Una real cédula de 5 de septiembre de 1620 amparó en
contradictorio juicio a los jesuítas en el derecho de otorgar gra-
dos, y dos años después establecieron la Academia Javeriana
reconocida en 1634 por el gobierno neogranadino y exaltada a su
categoría de Universidad por breve de Clemente XI de fecha 19
de julio de 1704, en que reconocía a la Javeriana los mismos
privilegios, prerrogativas y gracias que de antaño disfrutaba la
"Tomística" de los padres dominicos.

SAPIENTlA AEDIFICAVIT SIBI DOML'M

hicieron grabar los jesuítas sobre el cornisamento de la hermosa


portada de almohadillados siEares, que lució en un tiempo un
escudo de España que fue borrado como lo había sido con an-
terioridad el de la Compañía de Jesús.

Al ser expulsados los jesuítas en 1767, se procede al


inventario del edificio de Las Aulas, sede de la Univer~
sidad Javeriana, que llevan a cabo el 23 de septiembre de
ese año el oidor Verástegui y el fiscal Moreno y Escandón
por ante el escribano Joseph de Roxas, y que dice en su
parte pertinente según trascripción del citado historiador:

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LA SEGUNDA SEDE 87

Pasaron al patio que comúnmente se llama de las Aulas, en


donde como perteneciente a la Universidad se pone por inven-
tario lo que sigue:
Primeramente dicho patio con sus pretiles de ladrillo y piedra,
tres corredores en lo bajo y dos en lo alto, y en éstos cuatro
puertas con sus cerraduras y abierta la primera se encontró ser
una pieza con sus asientos de madera en la circunferencia y un
retablo pequeño de madera sobredorado con una pintura en lienzo
de Nuestra Señora de la Asumpción y una Cáthedra donde se ac-
tuaban los sábados actos literarios, por cuyo motivo es vurgar-
mente llamada de Sabatinas. .
Abierta la segunda, se encontró otra pieza igual, con tres
ventanas, una mesa con su cerradura y una silla al pie de la Cá-
thedra y encima un lienzo de Nuestra Señora; tres retratos pe-
queños de antiguos jurisconsultos, tres dichos, mayores, de los
sujetos que han leído las Cáthedras de Cánones, por ser dichas
piezas destinadas para su enseñanza.
Así mismo se abrió la puerta que le sigue a la antecedente
y se halló ser la Aula de Theología, la cual tiene dos ventanas de
fierro, sus asientos de madera, dos escaños, una cáthedra ... ".

y así prosiguen por las aulas de filosofía hasta llegar


en el corredor de abajo, a la escuela "donde se enseña a
leer" . .. Luego en el claustro alto, ... el aposento y de-
pendencias del Prefecto . . . inmediatas a la capilla de
Nuestra Señora de la Luz. Después, en el aposento núm.
55, la gran librería de la Universidad, eruditísima en de-
recho y teología, en cánones y Sagradas Escrituras.
O sea, la misma que sirve de base, con las del Colegio
Máximo y las de los colegios de Tunja, Pamplona y Hon-
da, a la primera Biblioteca pública.
"Pas6 pues la Universidad Javeriana de la época co-
lonial; las Aulas y el Colegio Máximo fueron adjudica-
dos para el servicio del Colegio Seminario a trueque de
su propio edificio que fue destinado para hospicio de por-
dioseros y Biblioteca pública". Corno ya vimos, ese edifi-
cio, primera sede de la Biblioteca, se convierte en 1828
en el Palacio de San Carlos.

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88 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

La capilla anexa, llamada la "Compañía chiquita",


es consagrada en 1786 al servicio castrense o de los mili-
tares. Es la que figura en el plano de Bache, citado en el
capítulo sobre la primera sede, con el nombre "Military
Chapel", enfrente del edificio "Public Library", primera
sede de la Biblioteca, hoy Palacio de San Carlos, como ya
se sabe.

Una ley del congreso de 1823 destinó el edificio para sede


de la Biblioteca Pública y como local adecuado para el estableci-
miento del Museo de Ciencias Naturales y de las cátedras de la
Escuela de Minas que debían regentar los sabios extranjeros de
la misión Zea. La Capilla castrense se habilitó para las reuniones
de la Cámara de ese prin1er congreso constitucional de Colombia
y habría de recoger, más tarde, el eco de las postrimeras expre-
siones del Libertador Presidente, cuando en 1830 sirviendo de
local para la Escuela Tormal Lancasteriana, inauguró Bolívar en
su recinto el C011greso Admirable, último de la primera Co-
lombia.

El 2S de diciembre de 1823 - repetimos - se abre la


nueva Biblioteca Nacional, puesta al cuidado del Colegio
de San Bartolomé; al año siguiente se comienzan las lec-
ciones de ciencias naturales v de minas.
El 4 de julio de 1824, ef general Santander inaugura
en ese mismo edificio el Museo Nacional, que, después
de muchas vicisitudes, se aloja hoy en el antiguo panóp-
tico, en la carrera séptima con la calle 29.
Cuando en 1828, después de la nefanda nocte sep-
tembrina, Santander es condenado a muerte, está preso
en esa casa y entretiene las largas horas del cautiverio
contando los libros que forman los fondos de la Bibliote-
ca, mientras se decide sobre su suerte 3. En el Museo debe
conservarse la tablilla en la cual pone la siguiente ins-

• GUSTAVO OTERO MuÑoz, Boll!tín dI! Hutoria y Antigiidadu, vol.


XXXIV, núms. 387-389, enero a marzo de 1947.

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LA Sl:.GUNDA SEDE 89

cripción: "Hay aquí 14.847 libros, contados en noviembre


de 1828 por Santander" 4.
Ya ha estado prisionero Santander en Las Aulas en
el año de 1813, cuando cae como tal en la batalla de San
Victorino, en nuestra primera guerra civil, batalla en que
las fuerzas del presidente Antonio Nariño derrotan a las
del general Baraya, a cuyo mando milita Santander con
el grado de capitán.
"Desde Las Aulas de San Bartolomé, enero 25 de
1813", comienza la interesantísima carta escrita por San-
tander, que trascribe y comenta el doctor Bernardo J.
Caycedo en su obra Grandezas y miserias de dos fJ'l·ctorias.
En el año de 1868, el presidente de los Estados Uni-
dos de Colombia, general Santos Acosta, y su secretario
de lo Interior y Relaciones Exteriores, doctor Carlos Mar-
tín, disponen que la Biblioteca "adscrita especialmente a
la Universidad Nacional" y el Museo de monumentos
patrios y objetos curiosos, estarán al cuidado y bajo la
administración del bibliotecario nacional, y se conserva-
rán en el edificio de las oficinas centrales de la Univer-
sidad llamado Las Aulas.
Y prosigue el cronista de Bogotá:

Mientras los corredores altos fueron cerrados para habilitar-


los en sala de lectura y depósito de anaqueles, la trajinada capilla
recibió el título de "Salón de Grados" con que hoy se la conoce,
calidad que le fue dada por la administración Herrán en 1842.
Sirvió a la vez como teatro para conciertos y reuniones de todo
linaje; prisión de políticos rebeldes y cámara mortuoria de hom-
bres notables; fue decoroso salón de sesiones de la benemérita
Academia Co~ombiana de Historia, Museo de reproducciones es-
cultóricas clásicas, almacén de zapatos y depósito del Ministerio

, EDuARDO POSADA, Narracioll~s, "Biblioteca Nacional", pág. 302; J05É


MARÍA QUIJA!\O Ü'r"ERo, Informe fechado el 29 de enero de 168, anexo a
la Memoria del Secretario de lo Interior y Relaciones Exteriores al Congre-
M> Federal.

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90 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NAClONAL DE COLOMBIA

de Educación Nacional que heredó e! histórico claustro de la Bi-


blioteca, trasladada en 1938, al holgado y espléndido edificio
que el tesón del bib}iotecario Samper Ortega erigió al pensa-
miento universal.

Al finalizar la administración Eduardo Santos y por


iniciativa de uno de los autores de este libro, la decidida
voluntad del ministro de Educación don Germán Arci-
niegas convierte el viejo edificio en Museo de Arte Co-
lonial. De la Memoria del ministro en 1942, copiamos el
siguiente párrafo :

Motivo de especial celo de parte de! Ministerio ha sido la


creación del Museo de Arte Colonial en Bogotá. Se destinó para
este efecto la antigua casa del Salón de Grados, en donde venía
funcionando el Ministerio y que en realidad constituye uno de
los edificios de mayor significación histórica para nosotros. Como
muestra de arquitectura colonial, es quizá el mejor de cuantos
se conservan en Bogotá, con la circunstancia de tener como fondo
la antigua iglesia de San Ignacio, cuya cúpula es considerada como
la joya arquitectónica más notable que dejaron aquí los españoles.

Los LIBROS DE LOS PADRES CAPUCHINOS.

L:1 ley de 28 de junio de 1823 establece la fundación


de un Colegio de Ordenandos, y dispone que se apliquen
a él 'el edificio que ocupaban los Padres capuchinos, sus
alhajas y paramentos, y los libros de su biblioteca que juz-
gara útiles el Poder Ejecutivo, oído el informe del discreto
Provisor; agregándose los restantes a la Biblioteca Nacio-
nat' ú.
Esta ley se dicta a instancias del provisor don Fer-
nando Caycedo, quien en su solicitud dice: "Este piadoso
y digno Jefe [el Vicepresidente Santander] me ha ofre-
cido al efecto la iglesia, el convento, solares, huertas y de-

• EDUARDO POSADA, Xarracionu. "Los Capuchinos", pág. 239.

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LA SEGUNDA SEDE 91

más que tenían los Padres capuchinos, edificio el más


proporcionado para seminario de ordenandos" 6 . Y a los
veinte días, el 19 de julio, se instala el Colegio.
Se ve que el Gobierno está interesado en el pronto
cumplimiento de la ley, porque ésta se dicta el 28 de ju-
nio y ya el 2 de julio se dan instrucciones al intendente
de Cundinamarca, señor Enrique Umaña, sobre el escru-
tinio y porque éste contesta el 3 de julio, así :

Señor Secretario de Estado y del despacho del Interior.


De acuerdo con el discreto Provisor de este Arzobispado,
practicaré el escrutinio de los libros que fueron de los Padres ca-
puchinos, y haré conducir a la biblioteca pública los que no deban
destinarse al Colegio de ordenandos, ciñéndome en todo a la orden
que me comunica vuestra señoría por un oficio del día de
ayer ( ... J.
Dios guarde a vuestra señoría.
(Fdo.) Enrique Umaiía.

Tenemos, pues, dos nuevas librerías incorporadas a


nuestro establecimiento: la que atesora la Expedición Bo-
tánica y parte de la de los padres capuchinos.

• Archivo Nacional, Misuláll~a dI! la República, vol. ¡3, fol. 253.

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LA BIBLIOTECA EN LA NUEVA GRANADA

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CAPITULO VII

LA BIBLIOTECA EN LA NUEVA GRANADA

Convocada por el general Domingo Caycedo) se reúne


la Convención Nacional el 25 de octubre de 1831 en la
Capilla Castrense, después Salón de Grados, sede el año
anterior del llamado por antonomasia Congreso Admira-
ble, recinto ya entonces colmado de historia. En el mismo
edificio se alberga la Biblioteca N acional, que continúa
al cuidado de don Vicente Nariño.
Esta convención expide el decreto que organiza el
gobierno de la Nueva Granada. El 10 de noviembre se
efectúa el cambio de nombre de la bien denominada Gran
Colombia.
El 21 de noviembre se acepta la renuncia del vicepre-
sidente Caycedo, y al día siguiente se elige para su cederle
al general José María Obando.
El 29 de febrero de 1832 se expide la Constitución
de la República de la NuevJ Granada, y el primero de
marzo la manda ejecutar el vicepresidente Obando 1.

LA BIBLIOTECA y LA UNIVERSIDAD.

En este año de 1832, cuando ocupa transitoriamente


la presidencia, el general Obando dispone que se ponga la
Biblioteca Nacional en manos de la Universidad y que
el bibliotecario se escoja de una terna presentada por ese

l PEDRO M.\RíA lB.'5'EZ, Crónicas de Bogotá. t . rv, págs. 364·365.

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96 IrlSTORI \ DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

instituto, como lo refiere el benemérito doctor Eduardo


Posada en su discurso de inauguración del servicio noc-
turno de la Biblioteca, el 19 de julio de 1922 2 •

LEY SOBRE DEPÓSITO Y CONSERVACIÓN


DE IMPRESOS E . LA BIBLIOTECA NACIONAL.

Es admirable la previsión de los legisladores y admi-


nistradores del año de 1834, cuando dictan la ley de 16
de mayo sobre depósito y conservaci6n de impresos en
la Biblioteca Nacional. Si se hubiera cumplido, tendría-
mos Uíla inmensa riqueza en nuestra principal librería.
Por desgracia, esta ley se cumple apenas parcialmente y
s610 en sus primeros tiempos. Yeso que sus mandatos
rigen aún.
E~ta leyes la 3'\ Parte 1~ , Tratado 39 de la Recopi-
lación de leyes de la Nueva Granada, la magnífica colec-
tánea de don Lino de Pombo.
La trascribimos íntegramente, pues ella muestra el
cuidado que pusieron los fundadores de la República en
las empresas de cultura. Encanta además su redacci6n.
Dice así:

Art. 19 .-& impone a tedos los impresores de la Nueva Gra-


nada la obligación de remitir a la biblioteca de la capital de la Re-
pública tm ejemplar de todo escrito que se imprima en su im-
prenta, bien Jea libro, cuaderno, periódico, hala suelta, o impreso
de cualquiera otra especie. ExcepttÍanse solamente las tarjetas de
t'isita, bi!letes de cont'Íte o cumplimiento, los al,isos o carteles des-
tinados a fijarse en parajes públicos, los róttt/os o inscripciones
que suelen llevar impresos los escritos oficiales de algunas auto-
ridades. y los papeles que impriman algunos particulares para su
uso pri\'ado y para no circularlos en el público.

• R~I'lSta d~ la Bibliot~ca .VacronaJ.

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LA BIBLIOTECA EN LA NUEVA GRANADA 97

Art. 29 .-EI editor o dueño del libro o impreso deberá dar


el papel en que se imprima e! que debe remitirse a la biblioteca;
y el impresor deberá imprimirlo y encuadernarlo por lo menos a
la rústica, si fuere libro o cuaderno.
Art. 39 .-EI bibliotecario recibirá todos los libros, cuadernos
o impresos que se le remitan o entreguen, y deberá guardarlos y
conservarlos en la biblioteca con el mejor orden y regularidad,
colocándolos con separación según las fechas de l'Os años y luga-
res de su impresión. El extenderá un recibo por cada uno que se
le remita o entregue, y pagará una multa de diez pesos por cada
uno que falte en la biblioteca, y que con su recibo se le com-
pruebe que recibió. Anualmente en e! mes de enero formará una
lista o catálogo de los libros, cuadernos o impresos que recibió
en e! año anterior, y firmada por el rector de la universidad la
conservará en los archivos de la biblioteca.
Art. 49.-Lo5 impresores de fuera de la capital de la Repúbli-
ca remitirán al bibliotecario, por los inmediatos correos ordina-
rios después de la publicación, los libros, cuadernos y otros es-
critos que impriman, cubiertos con dos fajas de manera que pue-
da verse que es impreso. Nada se exigirá por su porte en las ad-
ministraciones de correos, sea cual fuere su peso, y todos vendrán
certificados. A la vuelta de una de las fajas pondrá el bibliote-
cario su recibo, expresando el título y número de los impresos
que reciba, y el administrador de correos remitirá libres de porte
dichos recibos, a los impresores remitentes. Estos pagarán una
multa de diez pesos por cada impreso que haya salido de su im-
prenta y de que no tengan el recibo de! bibliotecario, a no ser
que justifiquen plenamente no ser culpables, por haber puesto
oportunamente el impreso en la administración de correos respec-
tiva. El Poder Ejecutivo dictará las medidas convenientes para
que de tiempo en tiempo se examine si el bibliotecario o los im-
presores ban faltado a los deberes que por esta ley se les impone.
Parágrafo 19.-Quedan exentos de la multa de que habla
esta ley, los bibliotecarios que entreguen a la autoridad corres-
pondiente los impresos que hayan sido condenados por do jurado,
y también los impresores que en el mismo caso no cumplan con
la remisión de! impreso al bibliotecario.
Parágrafo 29.-Lo mismo se entenderá en caso de que la re-
misión se retarde por haber sido admitida la acusaci6n de un im-
pruo, hasta que el jurado lo absuelva o condene.

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98 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Art. 59 .-Los libros, cuadernos, periódicos y demás impresos


que se depositen en la bibLioteca, se franquearán a los particu-
lares que quieran leerlos, en la misma forma y con las mismas
precauciones que los demás libros de ella.

El doctor Gonzalo A. Tavera, en su tiempo de biblio-


tecario, se muestra muy activo para hacer cumplir esta
ley. En efecto, con fecha 3 de julio de 1876 dirige una
nota al secretario de lo Interior y Relaciones Exteriores,
para demostrar que esa ley está vigente y debe cumplir-
se, nota que se publica en el Diario Oficial núm. 3.79l.
Pero se queja de que casi nada se ha conseguido a este
respecto, pues son señalados los libros y folletos que se
envían para el uso de la Biblioteca.
y agrega Tavera en su informe de 1877:
En esto puede decirse que se ha retrogradado, porque anti-
guamente sí se daba eficaz cumplimiento a aquella disposición
legal; y es por eso y por los trabajos de recolección, dignos de
eterna gratitud nacional, del señor Coronel Pineda, que se hal'lan
aquí casi todas las producciones de la prensa de la antigua glo-
riosa Colombia y de la Nueva Granada. Pero no así los de la
moderna Colombia, con marcadas excepciones; así es que cuando
se vaya a escribir este último período de nuestra historia patria,
yo no sé a cuál fuente puedan ocurrir los escritores; cosa que no
ha acontecido a varios autores, como los señores general Posada
Gutiérrez, Groot, Quijano Otero y Nicolás González, quienes,
al trabajar sus obras o bocetos históricos, no han dejado de en-
contrar aquí muchos materiales y antecedentes importantes y re-
lativos a épocas anteriores.

Si cada uno de los impresores, editores y autores hu-


biera obedecido la ley de 1834, cuál no sería el capital
millonario en libros de nuestro tesoro.
Si en 1876 ya casi no se cumple la ley de 1834, menos
se cumplirá después, ni tampoco se cumple ahora, puesto
que ni las mismas entidades oficiales envían sus lIupresos
a la Biblioteca.

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LA BIBLIOTECA EN LA NUEVA GRANADA 99

DONACI6 N DEL DOCTOR JER6NIMO TORRES.

El Imperio de los Principios, peri6dico que se publi-


ca en Bogotá, en su edici6n del 13 de noviembre de 1836,
trae la siguiente noticia y hace el comentario que abajo
se lee:
Sabemos que el Sr. Dr. Gerónimo Torres ha donado a la
Biblioteca de esta ciudad las obras que siguen:
Alibert, Tratado de terapéutica, en tres tomos pasta. Geo-
grafía moderna, escrita en francés, en ocho tomos, en pasta.
Lecciones de química, teóric.1 y práctica, en un tomo en pasta.
Tabla de química, de Tourcroy, escrita en francés, en un
tomo a la rústica.
Aventuras de Telémaco, en francés, en tres tomos, faltando
el primero, en pasta.
Derecho natural, dos tomos en francés, y en pasta.
Código negro, escrito en francés, en un tomo en pasta.
Sistema de los conocimicntos químicos, escrito en francés, en
diez tomos, a ta rústica.
Hechos positivos en favor de la instrucción, de los estable·
cimientos públicos, de la industria, o adelantamiento del país, son
los que dan una prueba del verdadero patriotismo.

El nombre del doctor Jer6nimo Torres, hermano del


ilustre pr6cer y mártir Camilo Torres, celebrado autor
del Memorial de Agravios, debe inscribirse, pues, en el
cuadro de honor de los benefactores de la Biblioteca.

COMPRAS EN EUROPA.

Durante la primera administraci6n del general To-


más Cipriano de Mosquera (1845-1849) se comisiona a
su hermano don Manuel María Mosquera (Popayán,
1800-1882), que desempeña cargos diplomáticos en París
y Londres y es hombre de cultura y erudici6n, para que
escoja libros en Europa que vengan a enriquecer nuestra

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


100 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Biblioteca. En efecto, remite 1.382 volúmenes, que se co-


locan en nuevos y magníficos estantes para el segundo
salón, de manera que ya se cuenta entonces con dos de
ellos 3.
En 1847, el señor Mosquera envía de París varias ca-
jas con una factura por 7.922 francos 39 centésimos, y en
1848 manda otra remesa desde Londres con una carta que
nos complacemos en trascribir, porque muestra el exqui-
sito cuidado que puso el señor Mosquera en la selección
de los libros, en su encuadernación y marcas, y hasta en
el ~x libris interior con la inscripción Biblioteca del Go-
bierno de la Nueva Granada y las armas de la República:

República de la Nueva Granada.


Legación cerca del Gobierno Londres 16 de abril de 1848.
de S. M. B.

Al Honorable Señor Secretario de Estado en el Despacho de


Gobierno.
Señor:
Por el buque tlElizab~th Tai/or" de Liverpool que se ha da-
do a la vela ayer para Santamarta remito a la consignación del
Señor Gobernador de aquella provincia, quince baúl~s d~ libros
comprados ~n Londr~s, y que hacen parte de la bibliot~ca para
Secretaría que V. S. H. me encargó por nota de 18 de noviem-
bre de 1846. La adjunta factura instruirá a V. S. H. de las obras
que componen esta remesa, y de su importe que he reducido a
francos, para guardar uniformidad en la cuenta general del catá-
logo qu~ h~ formado, y qu~ r~mitir¿ a V. S. H. cuando esté
concluída esta comisión.
Hace algún tiempo que estaban en el Havre otras v~jntinu~v~
cajas de libros, l-as cuales había ya embarcado el Señor E. Gar-
dere en el "Aglará", que debía partir en estos días; pero no pue-
do enviar a V. S. H. la factura porque el señor Gardere ha de-
morado el remitÍrsela, con la esperanza que tenía de poder com-

• EoUAllOO POSADA, Narraciones, pág. 302; J. M. QuIJANO OnRO, 1,,-


forme como bibliotecario, 1858.

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LA BIBLIOTECA EN LA NUEVA GRANADA 101

prender en ella otras cajas que había despachado al Havre, por


si alcanzasen a ir en e! mismo buque.
Hasta que V. S. H. no haya recibido e! catálogo general, no
podrá formar concepto de la colección. Tanto aquí como en
París quedan encuadernándou varias obras, porque no ha po-
dido hacerse la compra sino sucesivamente, según se ha propor-
cionado. Mi intención había sido hacer una sola remesa, para que
no quedasen rezagos, pero habiéndose dificultado terminar la
compra, y siendo ya considerable e! número de volúmenes enca-
jonados, me he determinado a remitirlos a un mismo tiempo de
aquí y de Francia, con la probabilidad de que dentro de un mes
seguirán los que quedan atrasados.
Los libros de París van en cajas comunes de madera. Los de
aquí se han acomodado en baúles, porque he considerado ser más
económico, en raz6n de que éstos pueden venderu en Bogotá,
por lo menos, al mismo precio en que se han comprado, mientras
que de ordinario se pierde en las cajas o todo su costo o }a ma-
yor parte de él. Para no alterar e! empaque, ni entrar en nuevos
gastos de encerados en Santa Marta, recomiendo al señor Gober-
nador que no se abran los bultos, al menos que lo requiera al-
guna avería, o sea e! deterioro de} mismo empaque.
Creo conveniente anticipar a V. S. H. una indicación, y es:
que entre los libros españoles comprados aquÍ van algunos de
poca importancia, pero también de pequeño costo, que me vi
obligado a comprar, por hallarse reunidos en lotes con las otras
obras de mérito, en la venduta de la librería del can6nigo Don
Miguel del Riego que falleció en esta ciudad. Sin esta ocasión
favorable que se me presentó a mi regreso de París en octubre
de! año pasado, habría sido muy difícil, aun en España, conse-
guir varias de las obras históricas de aquella nación, y muchas
habrían costado mayores precios que 1'05 que he pagado en Lon·
dres. He hecho reparar todas las encuadernaciones que lo han
permitido, y encuadernar de nuevo todos los demás libros, sin
que se cercenasen sus márgenes. Tanto los que van de Londres
como los de París, llevan al pie de! tomo e! letrero "Biblioteca
de! Gobierno de N. G.": a los de aquÍ se ha pegado por dentro
de la encuadernación una estampa con la misma inscripción y las
armas de la República, y en una de las siguientes remesas agre-
garé un crecido número de estas estampas, para que V. S. H. se
sirva hacerlas pegar en los libros remitidos de París.
Acompaño a V. S. H. una pequeña factura de libros com-
plementarios de varias obras de las que remití anteriormente para

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102 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

la biblioteca de la Universidad Central. Siendo en muy pequeño


número se han acomodado por mí recomendado el señor Serrette
de París, en una caja que remite a Santa Marta para d muy re-
verendo señor arzobispo de Bogotá, a quien encargo las pase a
V. S. H. oportunamente.
Soy de V. S. H., con el mayor respeto y consideraci6n, muy
atento obediente servidor.
(Fdo.) M. M. MOSQUERA 4.

Es curioso que el buque que se da a la vela el 15 de


abril de 1848, "Elizabeth Tailor", lleva el nombre de la
famosa actriz cinematográfica que brilla en nuestros
tiempos.
Se conserva en la Biblioteca un número apreciable de
libros, con la inscripción dispuesta por el señor Mosquera
y el ex libris que aquÍ reproducimos.

DON JosÉ MARÍA SAMPER,


LECTOR ASIDUO DE LA BIBLIOTECA.

Don Vicente 'h riño es el director de la Biblioteca


que más tiempo ha durado en su empleo, aún más que
don Manuel del Socorro Rodríguez, pues éste lo desem-
peña durante veintinueve años, y don Vicente desde 1819
hasta 1855, época de su fallecimiento.
Tenemos un fidedigno retrato de don Vicente, ac-
tuando en la Biblioteca, debido a la pluma del notable
escritor don José María Samper en su interesantísimo libro
autobiográfico Historia de una alma '\ donde describe grá-

• Archivo ~acional, Miset:láMJ d~ la R~plíhlica, \' 01. 73, fols. 221r.


y sigs.
• JosÉ M~Rí.~ S.,.MPER, Historia d~ una alma, Biblioteca Popular de Culo
tura Colombiana, yol.. IQ, cap. XXI, pág. ¡.¡i.

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LA BIBLIOTECA EN LA NUEVA GRANADA 103

ficamente al bibliotecario, en escena que trascribimos para


regocijo del lector:

En diciembre de 1844, a los pocos días de vacaClOnes co-


mencé a fastidiarme: ...
Un día me ocurrió la idea de ir a matar el tedio a la Biblio-
teca Nacional: entré y me llamó la atención don Vicente Nariño,
bibliotecario entonces, hijo del ilustre revolucionario y prócer bo-
gotano que reveló en Colombia los "Derechos del Hombre". Don
Vicente parecía haberse petrificado en la Biblioteca, formando
masa común con los pergaminos en folio: era como un estante
viviente, pero sin libros; una especie de biblioteca muda y sin
índice y vegetaba allí como hubiera podido vegetar en una vasta
botica un hombre extraño de la farmacia. Nadie entre nosotros
había manejado más libros que él, pero nadie era menos literato
ni erudito. Conservaba los libros en buen estado; tenía sus índi-
ces reducidos a lo estrictamente necesario para buscar lo que se
le pedía; jamás faltaba en la Biblioteca, y suministraba con inal-
terable condescendencia y bondad los libros que se le exigían.
El diálogo con el Bibliotecario se reducía ordinariamente a
estas pocas palabras:
- Buenos días, señor don Vicente.
- Buenos los tenga usted, caballero.
- Yo desearía saber si "tal" libro se halla en la Biblioteca.
- Debe estar: busquemos en el índice.
- Por lo visto, sí está. ¿Tendrá usted la bondad de pres-
tármelo?
- Sin duda: búsquelo usted en aquel rincón del estante. Allí
tiene usted una silla en qué sentarse a leer.
- Mil gracias.

Luego relata don José María Samper un diálogo so-


bre el escogimiento de los libros y cuenta la manera como
él, en compañía de Juan Emilio Levy y Guillermo Perei-
ra Gamba, "limpia" la Biblioteca de los periódicos en in-
glés, como T he Times, que para Nariño eran "papeles
inútiles, verdadera basura", porque estaban en inglés, pa-
peles que los estudiantes vendieron para cucuruchos y en-

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


104 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

voltorios en "una tienda de la plaza principal de Bogotá,


que según los tiempos ha ido cambiando de nombre, lla-
mada primero "Mayor", después "de la Catedral", luego
"de la Constitución", y últimamente "de Bolívar".

DONACIONES DE PINEDA,
DE ACOSTA y DE ANCÍzAR.

En los años de 1851 y 1852 se reciben las donaciones


del coronel Anselmo Pineda, del general Joaquín Acosta
y del doctor Manuel Ancízar.
Estas librerías, acervo de verdaderos tesoros histórico-
bibliográficos, merecen sitio de honor en los anales de la
Biblioteca Nacional. La del general Acosta, fuente ina-
preciable para el estudio del descubrimiento y conquista
de Colombia, la enumera el mismo general Acosta en el
apéndice de su Historia del descubrimiento y conquista
de la Nueva Granada. A la del coronel Pineda, nunca bien
alabada, dedicamos capítulo especial.

LA REVOLUCIÓN DE 1851.
Al estudiar la historia de la Biblioteca nos encontra-
mos a cada paso con la~ endémicas revoluciones políti-
cas características del siglo XIX, que la afectan profunda-
mente y nos parece casi un milagro que todavía exista.
Aunque no sabemos si la hayan podido afectar más los vi-
sitantes, como la maestranza en su primera sede; los bus-
cadores de tesoros y los soldados en la segunda, la Tele-
visara en la tercera, y siempre los lectores inescrupulosos
y de mala fe.
La contienda de 1851 dura solamente tres meses, pero
causa grandes estragos en el país, y en Bogotá una tre-
menda descomposición social, manifestada en múltiples
robos y asaltos.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA NUEVA GRANADA 105

La Biblioteca se perjudica con estos males, agravados


por la enfermedad del direc.tor don Vicente Nariño, ya
muy avanzada en 1853, como vemos por la nota que don
Juan Francisco Ortiz, director del Colegio Nacional, di~
rige el 21 de julio al secretario de Estado del despacho de
Gobierno, doctor Rafael Núñez.
Don Juan Francisco Ortiz expone textualmente las
siguientes razones:

P.-En la revolución de 1851 se mandó entregar la biblio-


teca a un cuerpo de cívicos al mando del mayor Narváez; pero éste
tuvo que retirarse y fue reempl'azdo por otro y otros Jefes. El
Bibliotecario asegura que todo lo trastornaron y lo revolvieron,
que muchas obras han quedado truncas y que el arreglo de los
periódicos tiene que empezar de nuevo. Como digo, todo esto pasó
en ausencia del señor Narváez, según me han informado [ ... ].
3'.-Es un deber del bibliotecario tener en orden los impre-
sos y todos Jos índices que sirven de clave a la biblioteca. Lo sé
perfectamente, Señor Secretario, y me admiraría de haber en-
contrado las cosas de otro modo, si no supiera que el señor Vi-
cente Nariño que adolece de una parálisis crónica, apenas puede
moverse, algunas ocasiones.
Mis deseos son, no que se amontonen papeles impresos, sino
que se arreglen ambas bibliotecas, lo que pudiera conseguirse asig-
nando una pequeña gratificación al Sr. Miranda; pero que no
podrá lograrse de un apreciable sujeto valetudinario, por más ór-
denes que se le comuniquen 6,

ENFERMEDAD y MUERTE

DEL BIBLIOTECARIO NARIÑO.

El artículo 103 del decreto de agosto 22 de 1853, orgá-


ruco de los Colegios Nacionales, asigna al bibliotecario
nacional un sueldo anual de 288 pesos de a 10 reales!

• Archivo Nacional, Mi.w:/ánl!a dI! la Rl!ptíblica. '101. 73, fol. 332r., v.


y sigs.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


106 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Vicente Nariño se dirige, el 9 de septiembre de 1853,


al señor rector del Colegio Nacional, que lo es aún don
Juan Francisco Ortiz, para manifestarle que esta fijación
establece la considerable rebaja de 240 pesos de a 8 reales,
casi la mitad de la vigente. Hace notar que el mismo de-
creto añade al destino el encargo del Museo Nacional y
del gabinete de Historia Natural.
Nariño expresa lo siguiente:

Treinta y tres años consagrados exclusivamente al serVICIO


público en este empleo, me han impedido hacer otra cosa que
mantener pobremente mi familia; y hoy, señor, que me encuen-
tro en avanzada edad y enfermo, porque un ataque de parálisis
que invade progresivamente mis miembros y amenaza inutili-
zarlos todos, me prohibe hasta el pensamiento de buscar la sub-
sistencia de otro modo; hoy vienen a aumentarse las dificultades
que me rodean y las aflicciones de mi triste situación, con el con-
tenido del articulo del Decreto a que me refiero.

Habla luego Nariño de la escasez de fondos del Co-


legio Nacional y de la venta a menosprecio de los libra-
mientos que reciben los empleados, que hace disminuir el
sueldo a la mitad o más, sin que el empleado pueda ocu-
parse en ningún otro trabajo. Y acaba pidiendo que se
solicite del Poder Ejecutivo la reforma del artículo 103.
Nariño tiene entonces sesenta años. Su firma semeja a la
de su padre el Precursor, pero puesta ahora con pulso
trémulo 7.
El rector ordena pasar el memorial a la secretaría de
Gobierno. Es todo lo que puede hacer.
Don Vicente Narmo logra al fin descansar en paz.
La muerte, piadosa, pone fin a tantos afanes, trabajos, an-
gustias y dolores.

1 Archivo Nacional, Misct'lánt'1l de la Rt'ptíblica, vol. 73, fols. 330r. y v.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA NUEVA GRANADA 107

Pero ni siquiera alcanza a entregar las llaves de la


Biblioteca y Museos. Lo hace su hijo Antonio María al
tesorero del Colegio Nacional, como se ve adelante.

LA GUERRA DE MELo.
Así llaman a veces la revolución del año de 1854, y
la reacción de las fuerzas patrióticas hasta restablecer la
legitimidad. Este golpe también repercute en nuestra Bi-
blioteca.
El general José María Mela, soldado de la Indepen-
dencia, asciende por esta época al más alto grado militar
y es nombrado comandante general de Cundinamarca,
cuerpo perteneciente a las guardias nacionales, creadas
para tratar de reemplazar al ejército, que ha sido muy
mermado en su estructura por la reciente Constitución
del año 53.
Grave situación social sufre la capital, que se mani-
fiesta en una abierta y activa pugna entre la alta clase y la
menos favorecida.
En la noche del 19 de enero de 1854 regresa el gene-
ral Melo al cuartel, situado en la plaza de San Francisco,
y encuentra en la calle al cabo Pedro Ramón Quirós, que
ha salido violando la orden de acuartelamiento. Se traba
disputa, y Melo atraviesa con la espada al cabo, que mue-
re al tercer día. A Mela se le instruye sumario 8 .
El 15 de abril termina la Semana Santa; las proce-
siones han recorrido las calles principales, donde se aglo-
meran todas las clases; las más jóvenes "hacen alarde de
no respetar el culto católico ni la religión de sus mayo-
res"; la agitación social y la intranquilidad llegan al ex-
ceso. Estalla un motín que no puede ser dominado y se

• PEllRO MARÍA IBÁÑEZc, ob. cit., t. IV, págs. 430 y sigs.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


108 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

convierte en revolución. Al amanecer del 17, bandas de


maleantes asaltan las casas de varios ciudadanos, la tropa
se forma en la plaza de Bolívar y allí se reúne el pueblo.
El estampido del cañón anuncia que se ha consumado la
revolución. El alcalde y el fiscal que instruyen el sumario
del asesinato de Quirós, son apresados. El Congreso que-
da disuelto de hecho y el presidente general José María
Obando y los secretarios son reducidos a prisión. Melo
ofrece la dictadura a Obando, éste no la acepta y el pri-
mero, a las doce del día 18, asume el título y las funcio-
nes de jefe supremo del Estado.

LA BIBLIOTECA DE CUARTEL.

En ese tan nombrado 17 de abril de 1854, el edificio


de Las Aulas, donde funcionan la Biblioteca, el Museo y
la rectoría del Colegio Nacional, es convertido en cuar-
tel. Y en campo de batalla también, el famoso 4 de di-
ciembre del mismo año, cuando las fuerzas legitimistas,
comandadas por los tres expresidentes generales Pedro
Alcántara Herrán, Tomás Cipriano de Mosquera y José
Hilario López, se apoderan de la ciudad y restablecen el
orden jurídico. En efecto, el 3 de diciembre es tomada la
Casa de Moneda, donde hay alguna fuerza melista, y el
oriente de la ciudad, lo mismo que el barrio de Santa
Bárbara hasta la calle 5?, quedando los ejércitos a pocos
metros, pues Mela ocupa los edificios de San Bartolomé y
San Agustín. Y el día 4 los ejércitos legitimistas estre-
chan el cerco, por la tarde toman varios edificios impor-
tantes, entre otros el Palacio de San Carlos y el Colegio
de San Bartolomé, hasta que al fin Mela enarbola la ban-
dera blanca en el cuartel de San Francisco y se entrega
prisionero 9.

• JOSÉ M.~~"UE.1. REsTllEPO, Diario polÍJico y militar, t. IV, 1849-1858.


Bibliotwl dI: la Prt:sidmoa dI: Colombia, t. IV, págs. 368 Y sigs.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA },N LA NUEVA GRANADA 109

De las consecuencias de estas invasiones a que ha sido


tan propensa nuestra Biblioteca - aún hoy la Televiso-
ra -, nos enteramos por las notas que poco más de un año
después dirige al secretario de Estado del despacho de
Gobierno, el tesorero del Colegio Nacional señor Rojas.
En oficio del 25 de abril de 1855, el tesorero dice que
por orden de la secretaría del 28 de diciembre de 1854, se
dispone que se haga cargo y mantenga en seguridad los
libros, útiles, máquinas, etc. que hubieran estado en poder
del rector:
... 10 que verifiqué recogiendo l'Os fragmentos que quedaron
en el edificio, después que, desde el 17 de abril estuvo de cuartel,
continuando lo mismo hasta hoy, sin que hubiera habido al prin-
cipio quién procurase salvar algo de lo que se encontraba en cada
una de sus piezas. De las alha;as y ornamentos de la capilla, se
notan faltar muchas piezas de valor según e! inventario; pero
como estas piezas no fueron abiertas ni ocupadas, me reservaba
una mejor oportunidad para dar cuenta de ello 10.

Respecto a la Biblioteca y Museos, el tesorero se hace


cargo de ellos por orden comunicada el 31 de marzo de
1855. y recibe del "joven Antonio M'!- Nariño las llaves
de la Biblioteca y museos, no con sus respectivos inven-
tarios. .. porque nos los hay, y formarlos seda obra de
muchos meses ... ".
Poco después, en nota del 21 de junio de 1855, el te-
sorero Rojas informa:
39 .-LA biblioteca y los museos se encuentran en e! mismo
estado que cuando recibí las llaves de uno de los hijos de! biblio-
tecario Señor Vicente Nariño por orden del Gobierno; si estos
establecimientos sufrieron o no con la revolución, no puedo ase-
gurarlo porque no los conocía anteriormente.
LA biblioteca y los museos podrán ponerse en servicio si el
Gobierno encuentra un sujeto de toda su confianza y que sea de

1t Archivo Nacional, Mjsulán~4 á~ /4 &púhlica, vol. 73, foil. 238


y ~g5.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


110 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

una notoria probidad y honradez a quien se le puedan entregar


las llaves de estos establecimientos, porque no habiendo inventa-
rios por donde hacerle una entrega formal, y siendo por otra parte
bien dificultoso en la actualidad, por el mucho tiempo que habría
de gastarse en formarlos para hacerle una entrega como se de-
biera, el que suscribe no encuentra por lo pronto otro medio
adaptable si es que se quiere que no continúen cerrados como
hasta ahora 11.

Total, que la Biblioteca se cierra, para que sirva el


edificio de cuartel, desde el 17 de abril de 1854 y perma-
nece aún así el 21 de junio de 1855.

LEOPOLDO ARIAS VARGAS.

A don Vicente Nariño lo sucede el distinguido lite-


rato bogotano doctor Leopoldo Arias Vargas, nacido el
23 de noviembre de 1832 y graduado en jurisprudencia
en la Universidad Nacional en 1851, quien desempeña el
cargo desde 1855 hasta 1866, y muere en su ciudad natal
el 4 de septiembre de 1884.

C ATÁLOGOS.

En 1855, en compama del señor Manuel María Me-


dina, contrata con el gobierno el arreglo de la Biblioteca
y la formación de los catálogos. "Ambas cosas eran indis-
pensables - dice don José María Quíjano Otero en su
informe como bibliotecario fechado el 29 de enero de
1868 - porque en verdad el sistema que hasta entonces se
había adoptado para la clasificación de las obras autori-
zaba para decir que allí había muchos libros, pero no que
había biblioteca" 12.

u Archivo Nacional, Míscdán/!a dI! la Ri!plíblica, vol. 73, fols. 243r.


y v. y 244.
u In/orro/! dd Blbliotuario Nacional. Mi!moria dd ucrl!lario dI! lo
Intmor y Rdacioni!s Erti!riori!S al Congruo Fl!d"aI. 1868, págs. 83 y sigs.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA NUEVA GRANADA 111

Los señores Medina y Arias Vargas arreglan la Bi-


blioteca dividiendo los libros en las secciones correspon-
dientes a los idiomas en que están escritos, subdividien-
do cada sección en materias, y distribuyendo cada una de
ellas por orden alfabético de autores. Presentan impresos
los seis catálogos correspondientes a las seis grandes sec-
ciones primitivas, que comprenden respectivamente las
obras en latín, español, inglés, francés, varios idiomas y
biblioteca nacional, o sea la Biblioteca Pineda.
A continuación enumeramos los catálogos y las im-
prentas donde se han publicado y sus fechas 13.

1) Catálogo de las obras en francés. Imprenta de El


Neogranadino. 1855. 66 págs.
2) Catálogo de las obras en inglés. Imprenta del Esta-
do. 1856. 22 págs.
3) Catálogo de las obras en español. Imprenta del Esta-
do. 1856. 88 págs.
4) Catálogo de las obras en latín. Imprenta del Estado.
1856. 117 págs.
5) Catálogo de las obras en italiano, portugués, alemán,
sueco, griego, holandés, catalán, dinamarqués y ruso.
Imprenta del Estado. 1857. 42 págs.
6) Catálogo de obras nacionales. Biblioteca Pineda. Im-
prenta del Estado. 1857. 20 págs.

Dichos catálogos sirven también de inventario para


recibo y entrega de la Biblioteca. Esta numera entonces,
según ellos, 20.094 volúmenes. Durante la jefatura de
Arias se aumentan en 2.000.
Los mencionados catálogos son conocidos en Europa
por aparecer citados en la Bibliografía colombiana del

lO IsIDORO UVE.ltDE A1iAYA, Bibliografía colombiana, Bogotá, Imprenta


y Librería de Medardo Rivas, 1895, (. 1, pág. 52.

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112 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

doctor Ezequiel Uricoechea, primer ensayo del género,


que se comienza a publicar en la Revista Latino-Ameri-
cana, que ve la luz en París en 1874, bajo la dirección del
escritor colombiano Adriano Páez.

EL HERBARIO DE JosÉ J. TRIANA.

En virtud de contrato celebrado con el Gobierno na-


cional, el sabio José Jerónimo Triana entrega, en septiem-
bre de 1856, los treinta y ocho volúmenes de que se com-
pone el herbario para el gabinete de historia natural, jun-
to con el catálogo, que consta de 1% páginas, y de dos
índices que suman 91 páginas: el primero, de los nom-
bres técnicos de las plantas, y el segundo, de los nombres
vulgares de ellas.
El secretario de Estado en el despacho de Gobierno
comisiona al bibliotecario nacional, que lo es el doctor
Arias Vargas, para que en unión del doctor Francisco
Bayón, reciba el herbario e informe. Así lo hacen estos
señores en interesante documento del 15 del mes citado
y en el cual concluyen que el gobierno "debe estar satis-
fecho de la obra del señor Triana, y los granadinos aman-
tes de las glorias nacionales debemos desear el comple-
mento de sus trabajos, para que el joven naturalista, ad-
quiriendo un nombre, brinde a su patria gloria y repu-
tación".
El despacho de Gobierno, después de algunas consi-
deraciones elogiosas a Trian a, Bayón y Arias Vargas, re-
suelve:
Colóquense el Ht:rbario y el catálogo en el salón que se ha
mandado preparar en la Bibliott:ca Nacional, poniéndose en el es-
tante que los contenga un rótulo que indique el contenido de la
obra y el nombre del señor Triana 14.

" A""'~$ d~ ÜI ;1Ulrtucióll pública ~ la Repúbüca de Colomhia, t. XI,


aWn. 60, julio de 1887, págs. 15·20.

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LA BIBLIOTECA EN LA NUEVA GRANADA 113

UN CURIOSO EMBLEMA DE LA BIBLIOTECA.

Por esa época se usa en el papel oficial de la Biblio-


teca, con las palabras República de la Nueva Granada-Bi-
blioteca Nacional, un emblema o logotipo que lleva la
figura de Atlas sosteniendo el mundo en sus hombros.
Adornamos estas páginas con un facsímile tomado de
nuestro rico Archivo Nacional 15. No sabemos si el doctor
Arias Vargas quiere representar así el peso abrumador
que soportan los directores de la Biblioteca.

ARIAS VARGAS, ESCRITOR.

Durante el tiempo que desempeña el puesto de "Bi-


bliotecario Nacional - dice Isidoro Laverde Amaya-,
que coincidió con la época en que muchos jóvenes bogo-
tanos pagaron ardoroso tributo a las letras, él se sintió,
como sus compañeros, llevado de la corriente de moda, y
aun cuando no fue su carrera la de las letras, compuso
algunas obras de cortas dimensiones. Entonces escribió
también algunos artículos para El Neo-Granadino, El
Tiempo, El Pasatiempo y posteriormente para El Libe-
rar 16.
Sus trabajos originales son Hojas perdidas y Pascual
Bruno.
La casa de habitación del señor Arias Vargas, muy
próxima a la Biblioteca, fue la misma que ocupó doña
Manuela Sáenz, la "Libertadora" 17.

1.5 Archivo acional, MlSCt:lán~a d~ la R~¡;ÚbZ,ca. vol. 73, fol. 245.


'a ISIDORO LAVERDE Al,U.VA, ob. cit., núm. 12.
17 MOlSis DE LA ROSA, Cal/u d~ Santaf¿ de Bogotá, pág. 62.

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114 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

FRANCISCO VILLALBA.

Sucede al doctor Leopoldo Arias Vargas en 1866. En


agosto del año siguiente, entrega el puesto al señor José
María Quijano Otero.
El señor Villalba, súbdito español nacido en Granada
y avecindado en Bogotá, llega a la Nueva Granada por
primera vez en el año de 1835, presidiendo una compañía
dramática. Vuelve en el año de 1848 con la compañía de
arte dramático "Fournier, Belaval y González", cuyos in-
tegrantes son en su gran mayoría de la orden masónica,
y por iniciativa suya se funda en la capital la logia "Es-
trella del Tequendama N 9 11", la cual "levantó colum-
nas" el día 12 de enero de 1849 1 •
Don Francisco Villalba muere en Bogotá el 19 de ene-
ro de 1868. Deja aquí lucida descendencia.

u A1.rÉ RICO CARS ICllL I, Hútoria d~ la ma$on"Ía colombiana, Bogotá,


t. r, p~gs. 132 y 373. A la gentileza de este distinguido amigo debemos el
retrato dd señor ViII alba. que reproduce en su documentada obra.

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LA BIBLIOTECA NACIONAL
EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA

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CAPITULO VIII

LA BIBLIOTECA
EN LOS
ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA

En el año de 1861 se extingue la Confederación Gra-


nadina, de tan breve existencia, con el triunfo de las ar-
mas revolucionarias acaudilladas por el general Tomás
Cipriano de Mosquera, y se inicia una convulsionada era
de luchas religiosas que culmina con la extinción de las
comunidades y la incautación de sus bienes por la Nación,
que toma el nombre de Estados Unidos de Colombia, y
preside provisionalmente el mencionado general Mosque-
ra hasta la expedición de la Constitución de Rionegro
(1863), cuando recibe la investidura oficial.

LA EXTINCIÓN DE LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS


Y LA BIBLIOTECA.

El general Tomás Cipriano de Mosquera, por decreto


del 5 de noviembre de 1861, resuelve lo siguiente:
Artículo 19 .-Se extinguen en e! Distrito Federal y en el Es-
tado de Boyacá todos los conventos, monasterios o casas de reli-
giosos de uno y otro sexo.

Artículo 59.-Los archivos, cuadros, biblioteca y demás ob-


jetos pertenecientes a ciencias y artes de las comunidades que
existían en e! Distrito, se adjudican a la Biblioteca Nacional; y
los mismos que existan en el Estado de Boyad, al Colegio de!
mismo, ubicado en la ciudad de Tunja.

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118 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Estas librerías pasan, pues, a enriquecer nuestra Bi-


blioteca, de la cual es director a partir del año de 1856,
como ya se dijo, el doctor Leopoldo Arias Vargas. A este
nuevo fondo se referirán con frecuencia los directores en
sus informes.

JOSÉ MARÍA QUIJANO OTERO.

Este benemérito historiador nace en Bogotá el 26 de


noviembre de 1836 y muere en la misma ciudad el día 28
de agosto de 1883.
Desempeña la dirección de la Biblioteca desde agos-
to de 1867 hasta octubre de 1873.
Recibe educación en el· Colegio del Espíritu Santo,
regentado por el doctor Lorenzo María Lleras. Después
obtiene el diploma de médico. Viaja a Europa, donde pasa
varios años. Al regresar se dedica al comercio y luego a la
agricultura. Posteriormente, a las letras.
Se inicia en el periodismo y colabora en La Repú-
blica, El Derecho, La Verdad, El Mosaico, La Tarde, La
Pluma y, sobre todo, en La América y El Bien Público,
que dirige.
Publica varios folletos históricos como Los Gutiérrez,
Biografía dd general José María Ortega Nariño, Efemé-
rides de la Patria, La fiesta de los huérfanos, El M onu-
mento de los Mártires y ¡Tierra! ¡Tierra! Su libro más
conocido
.
es la . Historia de Colombia, en el cual estudian
varlas generaclOnes.
El reglamento dictado por la Universidad Nacional
en 1868, exige al bibliotecario escribir y presentar al Gran
Consejo "en cada año, una memoria histórica sobre cual-
quier punto de la historia nacional, sea un suceso, un pe-
ríodo de gobierno o un período de tiempo que no pase de
diez años con citas al pie de las páginas, dando noticia
de los documentos que haya tenido presentes al escribirla".

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LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 119

Quijano Otero cumple este deber con la Memoria


histórica sobre los límites entre el Imperio del Brasil y la
República de Colombia, que presta excelente servicio en
las largas negociaciones con nuestro vecino. Ampliada, es
adquirida por el Gobierno con el nombre de Limitario
general de los Estados Unidos de Colombia, y alcanza a
ver la luz el primer tomo 1.
Encargado de negocios en Costa Rica en 1881 y lue-
go en España, representa a nuestro país en el Congreso
de Americanistas que se reúne en Madrid en 1881.
Realiza laboriosa investigación de nuestra historia,
tanto en nuestra patria como en España, especialmente
en los archivos de Sevilla y Simancas.
Reúne una excelente biblioteca de obras nacionales y
americanas, que después de su muerte compra el Gobier-
no, y, a partir de 1894, enriquece la Biblioteca Nacional 2.
Durante la dirección Samper Ortega, el historiador y bi-
bliógrafo Gustavo Otero Muñoz, director más tarde de la
Biblioteca, forma el índice individual del Fondo Quijano
Otero, que anónimo ve la luz en el año 1935, lo mismo
que el del riquísimo Fondo Pineda, conocido antigua-
mente como "Biblioteca Nacional".

LA BIBLIOTECA y LA UNIVERSIDAD.

En enero de 1868, el presidente de los Estados Uni-


dos de Colombia, general Santos Acosta, y su secretario
de lo Interior y Relaciones Exteriores, doctor Carlos Mar-
tín, dictan dos importantes decretos: el primero, "arre-
glando la Biblioteca y el Museo Nacional", y el segundo,
( estableciendo en la Biblioteca Nacional una oficina Cefi-

1 Contrato en el Diario Of¡ciaJ núm. 4873, 23 de noviembre de 1880.

• Boletín de Hisfona y Antigiiedades, t. XIV, núm. ) 61. abril de 1923.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


120 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

tral de canjes de las publicaciones nacionales con las de


los demás países de América" 3 .
El primer decreto dispone que la Biblioteca, "adscrita
especialmente a la Universidad Nacional", y el Museo de
monumentos patrios y objetos curiosos, estarán al cuida-
do y bajo la administración del bibliotecario nacional, y
se conservarán en el edificio de las oficinas centrales de
la Universidad llamado Las Aulas.

ANALES DE LA UNIVERSIDAD.

Se ordena en este decreto la fundación de un perió-


dico o revista mensual con el título Anales de la Univer-
sidad. Se designa entre los editores al bibliotecario, quien
debe procurar que se publiquen en él: " ... los catálogos
bibliográficos de la Biblioteca; la revista o resumen de
lecturas; la noticia de las obras que se hayan vendido y
comprado por cuenta de la biblioteca; las obras inéditas
de los próceres de la Independencia; las memorias de los
antiguos Virreyes de América y cualesquiera otros docu-
mentos cuya obligación ordene el Gran Consejo o el Rec-
tor de la Universidad ... "; la correspondencia literaria y
científica que quieran dirigir a la redacción del periódico
los colombianos residentes fuera de Colombia; la corres-
pondencia bibliográfica de los bibliotecarios de América
con el de la Biblioteca Nacional; el anuario nacional; el
calendario astronómico; conferencias, escritos literarios o
científicos, etc. Y el bibliotecario es escogido para cele-
brar el contrato sobre la impresión del periódico.
El primer n6mero ve la luz en septiembre de 1868.
Dura varios años. Es una revista modelo en su género

I Decretos de 21 y 23 de enero de 1 68, respectivamente. Anal~s d~ la


UniL'midad, t. 1, núm. 1Q, septiembre de 186 , págs. 63-67.

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LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 121

por la seriedad de sus artículos y su presentación, por la


densidad de su contenido y la corrección de su lenguaje.
Aún se consulta con provecho y siempre se tendrá en
cuenta cuando se trate de asuntos históricos o literarios y
científicos de la época.

LA BIBLIOTECA AMERICANA.

Gran empeño pone el Gobierno en formar la Biblio-


teca Americana. Ordena que todas las obras de este Con-
tinente se reúnan en un salón especial con ese nombre,
con catálogo bibliográfico también especial para ellas,
además del general; pudiendo proponer el bibliotecario al
secretario de lo Interior la compra de obras americanas o
relacionadas con la historia de América.

CANJES.

Complementario del decreto de 21 de enero de 1868,


es el de 23 de los mismos, que establece en la Biblioteca
una oficina de canjes con los países de América. Los con-
siderandos y decisiones de este acto muestran una intere-
sante preocupación por la solidaridad continental en ma-
terias literarias y científicas, y por el enriquecimiento bi-
biográfico y la difusión de las producciones colombianas
en el exterior. Vale la pena trascribirlo íntegramente por-
que, además, da señalada preponderancia al biblioteca-
rio nacional.

EL PRESIDE TE DE LOS ESTADOS UNIDOS


DE COLOMBIA

CONSIDERANDO:

19 ) Que se conocen y circulan muy poco fuera del país las


obras nacionales literarias y científicas, a causa de la carencia de
relaciones establecidas a ese respecto;

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122 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

29 ) Que las Repúblicas de los Estados Unidos de América,


Bolivia y Chile han iniciado ya el establecimiento de esas relacio-
nes con la Unión Colombiana y que no es dudoso que las otras
naciones americanas acepten la organización de canjes de publi-
caciones que nos hagan conocer mutuamente; y
39 ) Que ningún medio puede contribuír más eficazmente al
cultivo de la ilustración y de la fraternidad de las naciones ame-
ricanas, que el establecimiento de una correspondencia literaria
y científica de pueblo a pueblo, que sería el resultado de los
canjes;

DECRETA:

Art. 19 .-Establécese en la Biblioteca nacional, y a cargo del


Bibliotecario, una oficina central de canjes de las publicaciones
oficiales y de las obras literarias y científicas que el Gobierno na-
cional, los Gobiernos de los Estados de la Uni6n y los particu-
lares, autores o editores, destinen para que sean enviadas a los
otros países americanos, en cambio de las publicaciones de éstos.
Art. 29.-EI Bibliotecario nacional entablará directamente C011
los Bibliotecarios de los ot1"OS países de América las negociaciones
o correspondencia del caso para establecer con regularidad los
canjes y relaciones literarias que son el objeto del presente decreto.
Art. 39.-La Administración nacional de Hacienda en el Es-
tado de Panamá y los Cónsules colombianos, generales y particu-
lares, en las naciones americanas, auxiliarán al Bibliotecario na-
cional para llevar a efecto los canjes proyectados, sirviendo de
intermediarios al efecto y promoviéndolos y facilitándolos en cuan-
to de ellos dependa. El Bibliotecario podrá entenderse directa-
mente, para los fines indicados, con los Cónsules colombianos y
con el Administrador de Hacienda nacional de Panamá; y para
mayor seguridad de su correspondencia con el extranjero podrá
dirigirla, si 1'0 juzgare conveniente, por conducto de la Secretaría
de lo Interior y Relaciones Exteriores.
Art. 49 .-pónganse a disposición del Bibliotecario veinticinco
ejemplares de cada una de las publicaciones oficiales del país, que
en lo sucesivo aparezcan, para los fines de este decreto; y vein-
ticinco ejemplares de las que actualmente haya en los archivos o
en la Biblioteca nacional, para que pueda acompañar la remesa
de ellas a la invitación que dirigirá a cada una de las Bibliotecas
Americanas para establecer los canjes.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 123

Art. 5Q .-El Bibliotecario propondrá al Poder Ejecutivo la


adquisición de las publicaciones no oficiales que iuzgue deban ser
enviadas en canie. Si el Poder Ejecutivo estimare que deban ad-
quirirse con tal fin las publicaciones propuestas, lo ordenará así,
y los gastos de la adquisición se harán del crédito abierto en el
presupuesto nacional para "gastos varios" del Departamento de
lo Interior.
Art. 6Q .-Diríjase por la Secretaría de lo Interior y Relacio-
nes Exteriores a los Gobiernos de A mérica una circular dándoles
noticia de las disposiciones de este decreto, y llamando su aten-
ción a la importancia de que se adopten por ellos las medidas
convenientes para llevar a cabo el proyecto benéfico de establecer
y regularizar nuestras relaciones lüerarias y científicas.
Art. 79 .-Diríjase también por la misma Secretaría una circu-
lar a los Gobiernos de los Estados colombianos, excitándolos a
coadyuvar a la ejecución de las disposiciones de este decreto por
cuantos medios estuvieren a su alcance.
Art. 89 .-El Bibliotecario nacional podrá extender las dispo-
siciones de este decreto a algunas de las bibliotecas, librerías y
empresas tipográficas europeas.
Art. 99 .-Se conservarán en sus lugares respectivos y confor-
me a las prescripciones dd decreto ejecutivo del 21 del corriente,
"arreglando la Biblioteca nacional", todas las obras que sean en-
viadas a este establecimiento como can ¡es por publicaciones na-
cionales.
Dado en Bogotá, a 23 de enero de 1868.
SANTOS ACOSTA.

El Secretario de lo Interior y Relaciones Exteriores, Carlos


Martín.

En los posteriores informes, los bibliotecarios se re-


fieren casi siempre, y con mucho interés, a la Biblioteca
Americana.
El 29 de enero de 1868, cinco meses después de nom-
brado, rinde Quijano Otero su primer informe, en el cual
se encuentran datos muy interesantes, como los relativos
a las bibliotecas de los conventos extinguidos, que se han
destinado a la Biblioteca Nacional.

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124 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Los volúmenes se encuentran hacinados en un salón conti-


guo al de la biblioteca en forma de "biblioteca de aluvión"; y no
podía ser de otro modo, porque he dicho antes no había local ni
estantes para recibirlos, no había quién los entregara con orden,
eran conducidos en la más completa confusi61l y al mismo tiempo
era urgente salvar los cinco o seis mil volúmenes que allí están
hacinados . ..
Pero para poder arreglarlos hay urgente necesidad de cons-
truir estantes en d salón que se ha llamado de "Monumentos
Históricos", y Hevar a cabo las reformas que indicaré adelante.
Cuando se decretó la extinción de los conventos, se dispuso
que las respectivas librería>- ingresaran a la Biblioteca Nacional.
Hasta hoy esa disposición no ha sido mmplida sino respecto de
los conventos de la capital. Ll-amo la atención del señor Secreta-
rio sobre este punto, si es que el Gobierno no ha resuelto ya lo
conveniente, para que disponga la traslación a Bogotá (al menos
de aquellas librerías que estén más cercanas) o de una parte de
ellas debidamente escogida, o para que se cedan a las ciudades
donde hoy existen, como base para nuevas bibliotecas públicas;
pero que algo útil se haga con ellas, porque no creo que sea de-
masiado aventurado el juicio de que hoy están casi abandonadas 4.

Las reformas que solicita Quijano Otero parecen boy


insignificantes. Pero ya bay dos salones en vez de uno.
Se trata de construir estantes en el salón llamado de M0-
1JUmentos Históricos} sede del antiguo museo. "Al re-
tirar a la testera de esta sala el estante que la divide del
segundo salón de la biblioteca, quedará un espacioso local
continuo, y los estantes que allí se coloquen servirán no
sólo para distribuir los libros luego que estén definitiva-
mente arreglados, sino para poder llevar a cabo su sepa-
ración, clasificación y arreglo".

• Mt:moria dt:l St:CTt:lan'o de lo Intmor y Rdacionu Extt:riort:s al Con-


grt:so Ft:dt:raJ. 1868, pág. 83.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 125

LA OBRA DEL BIBLIOTECARIO QUIJ ANO OTERO.

El acendrado patriotismo de Quijano Otero, su ele-


vada cultura intelectual, el amor a las tradiciones patrias,
tantas veces confundidas con las de su propia familia, le
permiten realizar durante seis años excelente labor al
frente de la Biblioteca. Su memoria es conservada en sitio
de honor en los anales de la cultura nacional, y perma-
nece unida a su biblioteca personal, que a partir de 1894
enriquece los fondos generales de la nacional.
El Fondo Quiiano Otero, tan rico en producciones
raras colombianas y americanas, particularmente de ca-
rácter histórico, complementado con una selecta colec-
ción de manuscritos relacionados con la historia nacional
a partir del siglo XVI, es catalogado en la parte impresa,
como ya se dijo, por el laborioso bibliógrafo Gustavo
Otero Muñoz, más tarde director de la Biblioteca, y se
consulta con gran provecho en la actualidad.
Al cumplirse el centenario del nacimiento del emi-
nente patricio bogotano Quijano Otero, la Academia Co-
lombiana de Historia inaugura su retrato en la galería
de los más calificados historiógrafos nacionales y celebra
una sesión solemne en su honor 5 .

• Bol~tín d~ Historia y Antigüdad~s, t. X"..XIV, núm. 26i. enero de 1937.

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CAPITULO IX

NA V ARRO y RIOM ALO

NEPOM UCENO J. NAVAR RO.

Reemplaza a Quijano Otero en octubre de 1873, pero


poco dura en sus funciones porque, en febrero de 1874,
se retira para ocupar en mayo su curul en la Cámara de
Representantes.
Este distinguido periodista y costumbrista nace en
San Gil en 1834 y allí muere en enero de 1890. Estudia
en Bogotá en los colegios de San Bartolomé y el Rosario.
Regresa a Santander, donde funda el periódico literario
El Tabor, y colabora en El Tiemp o, La Opinión y El Mo-
saico que se publican en Bogotá. En el Socorro da a luz
pública, en 1870, una colección de novelas y artículos de
costumbres que lleva por título Flores del campo. Luego,
en unión de José David Guarín, el libro Lirios y azuce-
nas, obra que contiene más de cien artículos y poesías es.-
cogidas de varios literatos colombianos. Con José María
Quijano Otero y José David Guarín, redacta La Tarde,
semanario de literatura, para el cual escribe la Historia
de la fundación de la impren ta en América. De política
escribe en el Diario de Cundinamarca y en La Doctrina,
periódicos de los que fue constante colaborador 1.
120
'IslDOl\o !.AYUDE AMA YA. Bibliografía colombiana, t. 1, págs.
LI, Historia d~ la mason~í a colombia na. t. 11
y sigs.; AMÉRICO CAR~ICEL
de Anes
(l833-19.¡0), Bogotá, 19i5. Tall~es de la Cooperativa Nacional
obra de-
Gráficas Ltda., págs. 210-221. A la gentileza del autor de esta
bemos los retratos de los bibliotecarios • 'a.arro y Riomalo.

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LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 127

NECESIDADES DE LA BIBLIOTECA.

El rector de la Universidad Nacional, de la cual de-


pende la Biblioteca, y que lo es el doctor Jacobo Sánchez,
practica visita el 29 de octubre de 1873. Navarro informa
que no ha concluído la entrega que ha debido hacerle
Quijano Otero, pero que terminará en los quince días si-
guientes 2.
En su informe publicado en los Anales de la Uni-
versidad) el rector se refiere a esa visita y expresa que,
para que la Biblioteca preste los servicios que demanda
la situación del país, se necesit:1 emprender varias refor-
mas de importancia, entre las cuales menciona:
l~) Adquirir obras modernas porque casi nada se encuentra
de las publicaciones hechas en Europa y Estados Unidos de
América en los últimos veinticuatro años; y bien se comprende
que no valdría la pena de sostener una oficina con un tren de
empleados, relativamente costoso, si sólo sirviera para conservar
en depósito algunos libros y documentos antiguos;
2~) Construir nuevos estantes para la colocación de muchos
libros que pertenecieron a las bibliotecas de las extinguidas órde-
nes monásticas, y que hoy están amontonados y sin clasificación
alguna;
3~) Montar una oficina de encuadernación anexa a la Bi-
blioteca para coleccionar la multitud de obras, folletos y periódi-
cos que allí existen y se reciben constantemente tanto de las im-
prentas nacionales como de algunos países hispanoamericanos; y
4') Extender el local comunicando las piezas bajas con las
del piso superior y destinando para gabinete de lectura el salón
donde estaba antes el Museo 3.

El rector de la Uniyersidad elogia la labor del señor


Navarro y dice que ha desempeñado su destino con ¡nte-

• Analu de la Universidad, núm. 61, enero de 18,4. pá~. 25.


• ld~m. núm. 60, diciembre de ISi3, págs. 619 y sigs.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


128 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

ligencia y celo nada comunes, y que es un deber de su


parte recomendar su laboriosidad y la aceptación de las
reformas que propone.

JUAN DE DIOS RIOMALO.

Este notable médico y prominente miembro de la


masonería, Gran Maestro de la Gran Logia Colombiana,
nacido el 17 de mayo de 1818, entra a desempeñar el car-
go a fines de febrero de 1874. El rector de la Uruversidad,
al prohijar el informe que le rinde ese año, lo llama el
"inteligente y consagrado señor que desempeña el im-
portante puesto de bibliotecario". Dura en el cargo hasta
los primeros meses de 1876, pues su muerte ocurre el 30
de abril del mismo año.
En su informe correspondiente al año de 1874, Rio-
malo dice que no será "en parte sino repetición de los
que en años anteriores han sido dados, porque casi es la
misma marcha monótona que de tiempo atrás ha venido
trayendo el establecimiento y porque no solamente sub-
sisten sus necesidades de entonces, sino que tal vez son
hoy mayores" 4.
En todo el "año civil" han entrado algunas obras,
entre las que sobresalen la Flora colombiana, de Karsten,
y el Estudio de las quinas de los Estados Unidos de Co-
lombia, del eminente médico Nicolás Osario Ricaurte.
rO ha terminado ni podrá terminar el arreglo de los libros
de los conventos suprimidos, ni de tantos documentos esparcidos
en el suelo de los salones, hasta que no se provea de una pieza
capaz con los enseres necesarios para colocarlos ...

No se ha podido organizar la oficina de canjes. Han


trascurrido veintisiete años sin enriquecer la Biblioteca
con libros nuevos.

• Iót:m . nÚlns. i3 r í4. ~nero y f~brero d~ 18i5. págs. 2; y sigs.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 129

Noticia muy importante de este informe es la del


recibo de la biblioteca de don José María Vergara y Ver-
gara, en buena hora adquirida por el Gobierno nacional
en desarrollo de la ley 10 de 1874. El catálogo de tan
valioso fondo, fechado por Riomalo el 15 de diciembre
de dicho año, aparece publicado en el Diario Oficial, núm.
341, del 2 de enero de 1875.
La parte material mejora un poco, según lo dice Río-
malo en pasaje que trascribimos para mostrar el contras-
te con las instalaciones actuales, un siglo después, y por
la desoladora descripción que hace de entonces:

At fin va a darse algún aspecto de aseo a la Biblioteca, y al


fin va a poderse continuar, aunque limitadamente, el arreglo de
los libros y de papeles, hasta donde lo permita la nueva localidad
que se intenta preparar, con los nuevos recursos de que puede
disponerse, pues vencidas algunas dificultades, ha obtenido la
aprobación del Gobierno el contrato que por ochocientos pesos
celebré con el señor Tarciso Garay, el 16 de marzo del corriente
año, para proveer de estantes una pieza baja del mismo edificio
universitario; construir parte de los que faltan para dos de los
salones en que se halla el establecimiento; un embarandado para
uno de ellos; asientos y mesas para los lectores y para los em-
pleados, y una mesa para baño.

11

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


CAPITULO X

GONZALO A. TAVERA

La ley federal número 26 dd 22 de mayo de 1876


reorganiza h Un;versidad Nacional, y pone bajo la de-
pendencia inmediata del rector la Biblioteca, cuyo direc-
tor queda como miembro permanente de la Junta de Ins-
pección y Gobierno y del Gran Consejo Universitario.
A éste le compete reglamentar la Biblioteca y nombrar
en propiedad al bibliotecario. El poder ejecutivo aprueba
o no los nor;:bramientos y tiene la facultad de pedir ter-
nas al Consejo para hacerlos directamente.
En vista de las ternas adoptadas por el Consejo, el
presidente de los Estados Unidos de Colombia nombra
bibliotecario al doctor Gonzalo A. Tavera, quien desem-
peña el cargo desde el 14 de junio de 1876 hasta el año
de 1880 1 •

BOSQUEJO DESCRlPTrvO.

Recordado será siempre el doctor Tavera por su Bos-


quejo descriptivo de la Biblioteca Nacional de Colombia,
primer intento que conocemos de escribir la historia del
establec:miento. Lo dirige a la Junta de Inspección y Go-
bierno de la Universidad, el 25 de septiembre de 1879, en
cumplimiento del reglamento, que impone al biblioteca-

1 Decreto 232 dd ¡.¡ de junio de 15,6, ~n desarrollo de la ler 26 del

mismo año. Anall!! dI! /11 UllhN"siJad, t. X, núms. 77 r 78, febrero r mar-
zo dc 1876.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 131

rio el deber de presentar a dicha junta, en cada año, un


trabajo relativo a cualquier punto de historia nacional 2.
En el capítulo XIX dice Tavera que no existe sobre
la Biblioteca ninguna monografía con el carácter especial
de tal, o por lo menos no se la ha encontrado, ni impresa
entre los libros que componen el establecimiento, ni ma-
nuscrita entre los documentos inéditos que allí se hallan.
y agrega que "el presente imperfecto trabajo puede ser-
vir en algo a reemplazar ese dato".
El Bosquejo consta de las siguientes secciones, que
por su sola enumeración muestran su importancia:
l . Nombre de la Biblioteca, época y naturaleza de su fun-
dación. 11. Su legislación y reglamento. III. Personal y sueldos.
IV. Número de volúmenes. V. Presupuesto y rentas para el au-
mento de libros. VI. ¿Es permitido o no el préstamo de libros a
domicilio? VII. ¿Los editores están ob!igados por ley nacional
a depositar las publ'icaciones en la Biblioteca? VIII. Manuscritos,
su número e importancia. IX. Indices y catálogos. X. Librerías
que han sido incorporadas. XI. Movimiento literario en la Re-
pública. XII. Bibliografía colombiana. XIII. Bibliotecas públicas.
XIV. Concurrencia de lectores a la Biblioteca NacionaL XV.
Horas de lectura. XVI. Aumento anual de las colecciones, por
compra, donación o canje. XVII. Cuáles son las ediciones raras
y cuáles las primeras de esta capital; noticia bibEográfica de ellas.
XVIII. Monografía de la Biblioteca. XIX. Especialidad de sus
colecciones. XX. Sistema de clasificación. XXI. Obras raras so-
bre América. XXII. Canjes. XXIII. Conservación de los lmros.
Apéndice, Museo.

EL REGLAMENTO.

En ejecuclOn de la citada ley 26 de 1876, el Gran


Consejo expide el 10 de agosto de ese año el reglamento
orgánico de la Universidad, en cuyo capítulo décimo se-
ñala las funciones y deberes del bibliotecario, que Tave-
fa resume así:

• Anal~¡ d~ la Unh'~rsidad, t. XIII. núm. 91, págs. 186-208.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


132 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

... cuidar y conservar con la debida vigilancia todo lo rela-


tivo a la Biblioteca y sus anexidades; asistirla personalmente todos
los días no feriados; atender convenientemente a los que concu-
rran al salón de lectura, suministrándoles los libros que pidan y
documentos que quieran consultar; formar e! catálogo bibliográ-
fico g~neral y el especial de las obras americanas, reteniendo éstas
en un salón distinto; separar los duplicados de las obras existen-
tes; hacer el avalúo de ellas y ~o}icitar del Gran Consejo autori-
zación para venderlas, y aplicar su producido a la compra de
otras obras; formar y presentar mensualmente al Rector un cuadro
o noticia de! nlÍmero de lectores que cada día ocurren a la Bi-
blioteca; escribir y presentar a la Junta de Inspección y Gobierno,
en cada año, un trabaJO sobre algtJn punto de /ústo)'J(! nacional;
presentar como seguridad de los valores puestos a su cuidado,
una fianza por valor de 6.000 pesos, a satisfacción del Rector de la
Universidad; suministrar materiales de naturaleza histórica o im-
portante para la publicación del pel'lódico uniu~/'sitario; entablar
negociaciones para los canjes de producciones literarias o científi-
cas de Colombia con las de nacionalidades suramericanas; y for-
mar un reglamento especial para el servicio económico de la Bi-
blioteca y someterlo a la aprobación de la Junta de Inspección y
Gobierno.

Este reglamento se refiere al orden interno.

IKFORME DE 1877.
El Recto.. de la Universidad califica de luminoso el
presentado por el do::tor Ta\'era en ese año, que se publi-
ca en la notable revist:t Anales de la Universidad 3.
Dice así Tavera:

Parece olvidado [e! establecimiento 1 y apenas como un re-


zago del gobierno colonial. bajo el cual empezó a existir, si se
atiende a los muchos volúmenes in folio, y en latín, lengua muer-
ta, que ocupan sus estantes y que, por 10 mismo y por 10 extraño

• AnaJu d~ la UniursiJad. t. XI. núm. 8-1, diciembre de 181i. págs.


350 r si .

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 133

de las materias que contienen, nadie consulta. Son como una


especie de baldíos en el campo de las ciencias. Esto sin contar
con los muchos que se han agregado, procedentes de las librerías
o bibliotecas de los conventos suprimidos; los cuales volúmenes
no han hecho sino aumentar la confusión, ocupar espacio, donde
d que había era ya muy reducido, y aun falsear los entresuelos
del edificio, hasta que se les hizo llevar a un salón del piso bajo,
ya clasificados como excedentes o como pertenecientes a obras
incompletas. Los que están en las categorías de los ya registrados,
se hallan catalogados hasta la letra G, en calidad de útiles para
el servicio de la Biblioteca.
Aquéllos permanecen allí sin catalogar, por lo inútil de la
operación, atendida la razón antes expuesta, y porque los sueldos
de los subalternos son tan exiguos, que ni siquiera les recom-
pensan el trabajo que tienen en otros asuntos y arreglos durante
las horas de lectura; y aquella operación exigiría ocupación en
horas distintas. Casi todos estos libros están en latín y tratan de
Teología y Ciencias eclesiásticas; son muy pocos ¡'Os que forman
excepci6n.

Aunque en estos fondos, examinados con detenimien-


to más tarde, se han encontrado verdaderas joyas, como
numerosos incunables y libros raros y curiosos, se ve la
preocupación de Tavera por no contar la Biblioteca con
libros modernos y de consulta usual.
y agrega lo siguiente :

Todos esos libros, inclusive los de los conventos suprimidos,


pueden formar un total de cuarenta (l cincuenta mil volúmenes;
cifra más que respetable, si siquiera la mayor parte de ellos fuera
apropiable y útil para el servicio público, esto es, si pudiera servir
de consulta en los diversos ramos del saber humano. Pero no es
así, porque el núcleo de la Biblioteca lo constituyó la librería de
los jesuítas, casi toda también en latín y referente a materias ecle-
siásticas; porque se carece de obras nuevas sobre Medicina. Cien-
cias -aturales, Ingeniería, Historia Moderna, Artes y oficios, en
lo relativo a los nuevos y extraordinarios descubrimientos del
siglo, Literatura novísima, en sus variadas faces, y producciones
francesas y españolas etc.; y porque, si es verdad que existe la
preciosa, grande y monumental obra de los clásicos latinos, tam-

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


l34 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIO:-IAL DE COLOMBIA

bién lo es que, por la misma razón, se hace más notable la falta


de la importantísima obra de Rivadeneira sobre los dásicos es-
pañoles; tesoro inagotable y fuente purísima donde la juventud
que se educa y cultiva el entendimiento, podría ocurrir en pos
de la ciencia que busca.

Insiste Tavera en el cumplimiento de la ley 30 de


mayo de 1834, en virtud de la cual todos los impresores del
país tienen la obligación de remitir a la Biblioteca un
ejemplar de lo que producen, y hace hincapié en la nece-
sidad de la encuadernación.
También habla de los canjes de producciones lite-
rarias y científicas con varias repúblicas del Continente,
"de las cuales algunas ya nos han favorecido, entre ellas
Méjico, Chile y la Confederación Argentina".
Afirm:l que la catalogación ha avanzado, pero:

... algunas obras están truncas o incompletas y faltan varios


libros de los que se relacionan en los catálogos, con motivo de
haber salido del establecimiento, hace ya mucho tiempo, aunque
con las fórmulas reglamentarias o por virtud de orden superior,
pues a pesar de los requerimientos oficiales que he hecho a los
que los sacaron, no todos han correspondido a ellos y ni siquiera
me han contestado; si bien es cierto que algunos han devuelto
los volúmenes que tenían. Es en fuerza de tales diligencias, prac-
ticadas con tenacidad, que han podido recobrarse varios libros,
mapas y otros objetos pertenecientes al establecimiento, que de
tiempo atrás se hallaban fuera de él.

Sólo en el año de 1873 se abre un libro diario en que


se relacionan las obras que salen de la Biblioteca. De la
parte material se queja Tavera amargamente, como puede
leerse en el capítulo siguiente, "El primer centenario".
La guerra civil de 1876 tiene en suspenso la Biblio-
teca y no pueden verificarse ciertas reformas.
Se lamenta así Tavera:

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 135

Si no hubiera sido por la malhadada revolución de los dos


últimos años, que, como una maldición, se interpuso entre el bien
y el mal, para exacerbar éste y detenernos en las vías reciente-
mente abiertas al progreso material y a la nueva corriente de
ideas en el sentido de la civilización positiva, es seguro que no
habrían escaseado los medios y la voluntad de verificar otras re-
formas de comodidad y ornamentación, reclamadas insistente-
mente.

Simpática iniciativa feminista tiene el doctor Tavera:


propone ensanchar el salón de lectura "y aún más, esta-
blecer, más tarde y cuando se pueda, otro salón de lectura,
cómodo y decente, para sáioras; el cual puede ponerse
al servicio siquiera dos veces por semana".

N UEVO REGLAMENTO.

El 31 de enero de 1878 se dicta un nuevo reglamento


para la Biblioteca, aprobado por la Junta de Inspección y
Gobierno de la Universidad, y que lleva las firmas del
rector, doctor Manuel Plata Azuero, y del secretario, doc-
tor Eladio C. Gutiérrez 4.
Ponemos de relieve algunos puntos del mismo:
La Biblioteca se abre desde las once de la mañana
hasta las tres de la tarde; hay cinco empleados: el biblio-
tecario, un oficial mayor, un ayudante, un escribiente y
un portero; la Biblioteca se divide en doce secciones que
allí se enumeran, y de acuerdo se formarán los catálogos;
está prohibido extraer los libros del establecimiento' la
solicitud de libros la harán Jos lectores por medio de un
billete impreso, cuyos detalles se especifican; se formará
una librería separada de las obras que existan duplicadas
en la Biblioteca, y se avaluarán, formando en SEguida un
catálogo de todas ellas, para dar cumplimiento a la ley

, Anall's dl' la Uniursidad. t. xn, núm. 8, págs. 5 -63.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


l36 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIO N AL DE COLOMBIA

que dispone su repartición entre los Estados por iguales


partes; se detallan los deberes de cada uno de los em-
pleados.
En septiembre de 1879, cuando presentó el doctor Ta-
vera el Bosquejo, eran los siguientes; con sus sueldos
anuales:

Un Jefe o Director, con 960 [Tavera]. Un Oficial mayor,


que subroga a aquél en las faltas accidentales, señor Saturnino
Vergara, con $ 639.60. Un Ayudante, señor Ernesto León G.,
con $ 240. Un Portero, señor Francisco Parra, con $ 196.

El doctor Tavera desempeña durante cuatro años el


cargo de bibliotecario con toda devoción, y rinde varios
importantes informes, como los ya citados. El 3 de sep-
tiembre de 1880 es trasladado al "empleo de encargado
del Archivo Nacional que corresponde a la época de la
colonia". En el mismo decreto se nombra a don Miguel
Antonio Caro director de la Biblioteca 5.

• Decreto í 63 dd 3 de sepciembre de 18 O, Diario Oficial, núm. 4802.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


CAPITULO XI

EL PRIMER CENTENARIO

y ahora que llegamos al primer centenario de la


fundación de la Biblioteca, 9 de enero de 1877, cabe ha-
cer un recuento del número de volúmenes que consti-
tuyen hasta el momento sus fondos, y hablar algo sobre
sus instalaciones.

NÚMERO DE LIBROS.

a) El primer inventario, fechado el 28 de octubre de


1767, suma 4.182 volúmenes. Se refiere exclusivamente a
b librería del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús
de Santafé de Bogotá, y es levantado por los comisiona-
dos oficiales a raíz de la expulsión. Su texto manuscrito
es obsequiado a la Biblioteca Nacional por el generoso
p::triotismo del eminente historiador y literato José María
Quijano Otero, de acuerdo con la nota siguiente:
Al señor secretario de lo Interior y Relaciones Exteriores.
Con la presente nota tengo el honor de remitir a usted un
libro titulado "Inventario de la Biblioteca", que me permito ob-
sequiar por conducto de usted a la Biblioteca N"acional; y para
paliar la pequeñez de mi donación, debo hacer a usted una corta
explicación acerca del libro mencionado.
Un siglo hace hoy que don Francisco Antonio Moreno y Es-
candón, Fiscal de la Real Audiencia, daba principio al inventario
de los libros que con tanto ahinco solicitaba para la formación de
la real biblioteca que al fin conseguiría fundar.
Apenas acababan de ser expulsados los reJigiosos de la Com-
pañía de Jesús, cuando proyectó el señor Moreno, de grata me-

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


/

138 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

moria para las letras de nuestro país, reunir las librerías de los
colegios de la Compañía expulsada y fundar con ellos una biblio-
teca pública; pensamiento tanto más elevado cuanto que las difi-
cultades de todo género que se experimentaban para loa conse-
cuci6n de libros, constituían casi un privilegio en favor de deter-
minadas personas. Con tal motivo, solicit6 de la Real Audiencia
la autorizaci6n del caso que al fin obtuvo no sin poco trabajo,
y emprendi6 la formaci6n de los Indices y la traslación de las
librerías de los colegios distantes, el arreglo del local y la creaci6n
de fondos para los gastos indispensables. La biblioteca no vino a
ser abierta al público hasta diez años más tarde, el 9 de enero
de 1777, pero su fundaci6n tuvo lugar en 1767, debido a los
esfuerzos del señor Moreno.
El primer Indice que se form6 y que sirvi6 como base para
la futura biblioteca, fue el de la librería del Colegio de esta ca-
pital; y a la formaci6n de dicho catálogo se dio principio el 28
de octubre de 1767.
Este inventario, perdido de nuestros archivos, como tantos
otros documentos importantes, ha venido hoya mi poder por una
feliz casualidad, y por conducto de usted tengo el honor de ob-
sequiarlo a la Biblioteca Nacional el dfa en que se cuenta el
primer aniversario secular de su fundación.
Soy de usted muy atento servidor, señor Secretario
JosÉ MARÍA QUIJAl'<O OTERO.

Bogotá, 28 de octubre de 1867.

Despacho de lo Interior y Relaciones Exteriores. Bogotá, 28


de octubre de 1867.
El Poder Ejecutivo acepta y agradece al patriota bibli6grafo
seilor Quijano Otero, "el inventario de la Biblioteca" que ofrece
para este establecimiento, fundado hoy hace cien años en esta
ciudad.
Remitase el inventario al señor Bibliotecario nacional y pu-
hlíquese la nota anterior con esta resoluci6n.
El Secretario, Carlos Martín l.

1 Diano Oficial, año IU, núm. 1095, 5 de octubre de 1867, pág. 1.05-,
cols. 1 y 2.

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LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 139

b) En 1790, al posesionarse don Manuel del Socorro


Rodríguez, se cuentan 8.896 libros. No sobra advertir que
a los del Colegio Máximo se han agregado los de los
colegios de Tunja, Pamplona y Honda.
c) Para hacer entrega al sucesor de Rodríguez, se
elabora una nueva lista de 13.399 volúmenes, de manera
que durante el período de don Manuel del Socorro hay un
aumento de 4.503, a pesar de que se pierden muchos du-
rante el tiempo en que está la maestranza en el mismo
local, y de que se expurgan todos aquellos que se juzgan
prohibidos. No olvidemos la donación generosa de don
Manuel del Socorro, cuyo inventario trascribimos ante-
riormente.
d) Al darse al servicio otra vez la Biblioteca el 25
de diciembre de 1823 en el edificio de Las Aulas, se calcu-
lan de 10 a 12 mil volúmenes.
e) El general Santander, quien por causa de la cons-
piración del 25 de septiembre de 1828 contra la persona
del Libertador, como ya lo recordamos, tiene por cárcel
la Biblioteca, cuenta en noviembre de 1828 la cantidad
de 14.847 líbros.
f) En 1855, al hacer Manuel María Medina y Leo-
poldo Arias Vargas los catálogos, clasifican 20.094 piezas.
g) Poco después de posesionarse de su cargo el doctor
José María Quijano Otero (agosto de 1867), presenta al
ministro "en un volumen con 205 fojas útiles", un inven-
tario de 22.457 volúmenes (aparte los duplicados), dis-
tribuídos así:
Sección de obras nacionales ................ . 1.551
Obras en francés .......................... . 5.700
Obras en inglés .......................... .. 998
Obras en español ......................... . 3.892
Obras en latín ........................... . 7.307
Obras en varios idiomas ................... . 1.669
Suplemento ............................... . 1.340
TOTAL . . . . . . . . . . . . • • . . . . . . . . . 22.457

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140 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

h) En el mes de enero de 1879, dos años después


del primer centenario, siendo bibliotecario el doctor Gon-
zalo A. Tavera, se cuentan de nuevo los libros y resultan
41.314 2 •
i) En diciembre del mismo año, el doctor Tavera
calcula 50.000 libros, agregando los duplicados y los mu-
chos que están a la rústica 3.

INSTALACIONES.

Como vimos detenidamente en los capítulos relativos


a la primera y la segunda sede, la Blblioteca ocupa pri-
mero la casa del Seminario de San Bartolomé, hoy Pa-
lacio de San Carlos, y se la traslada, en diciembre de 1823,
al edificio frontero de Las Aulas, donde hoy está el Mu-
~eo de Arte Colonial.
En la primera casa se limita a una sola "pieza" que
daba sobre la calle del Coliseo, hoy calle 10 entre carreras
5(.1. y 6<,1. En la planta alta habita el bibliotecario, y el resto
del claustro se destina a Hospicio de vergonzantes.
Son muy pocas las dependencias en la segunda casa,
porque en el informe de 1868 Quijano Otero habla de
dos salones y propone construir estantes en el contiguo,
llamado de "Monumentos históricos". Recordemos que
en tiempos de la primera administración del general
Tomás Cipriano de Mosquera, cuando se adquieren 1.382
volúmenes extranjeros, se construyen "magníficos estan-
tes" en el segundo salón.
La comunidad con el Museo Nacional produce serios
contratiempos a la Biblioteca, como lo relata el doctor
Ernesto Restrepo Tirado en su Reseiía histórica sobre el

2 ATlaI~J d~ la UniuTsidad, t. '>""IIl, núm. 91.


I ¡drol.

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LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBiA 141

Museo Nacional, que debemos copiar porque interesa di-


rectamente a la Biblioteca:

Quisiera callar algo que pasó por allá en los años 1871 a
1872; pero ya don Fidel Pombo tuvo la indiscreción de referirlo
en su Breve guía del Museo Nacional. Es el hecho que para
buscar "santuarios" o tesoros ocultos, barrieron con el Museo y
lo arrinconaron como estorboso en el fondo de una sala de la
BIBLIOTECA NACIONAL. Esto mientras socavaron en todas direc-
ciones el suelo del local, con una fiebre tal, que si a tiempo no
se suspende el trabajo por orden superior, habrían dado en tierra
con todo el edificio 4.

Ya en el año de 1823 busca ese tesoro el pintor


Victorino García, quien obtiene permiso de los señores
ministros de la Tesorería General para la "excavación y
exploración" en el Colegio de San Bartolomé. Y lo fía
nadie menos que el rico y emprendedor antioqueño don
Juan Manuel Arrubla por la cantidad, entonces muy
grande, de diecinueve mil pesos, con hipoteca de la ha-
cienda del Salitre de Paipa. Lo cual - dice la actuación -
"parece más que suficiente en atención a que no hay que
tocar con la excavación en el edificio por hallarse depo-
sitado el tesoro en una bóveda de calicanto hecha poste-
riormente" 5.
y más tarde van en pos del tesoro el padre Federico
C. Aguilar y el ingeniero Nicolás Caicedo D'Elhuyar,
basados, entre otras cosas, en un manuscrito en latín que
se encuentra en la Biblioteca Nacional en tiempos de don
José María Quijano Otero. de todo lo cual da detalles el
doctor Pedro María Ibáñez en sus Crónicas de Bogotá 6.

, BO/t'tín dI: Historia y Anttgiit'dadt'.r. yol. VI , pág~. 663 y sig!'.


• • 'otaría 2i-. 1822. fols. 353 Y, Y si~.
• PEDRO MARí~ IsÁ5:f.Z, Crón;"QJ dt' Bogo/J, t. 1, pág. r3.

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142 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

9 DE ENERO DE 1877.
Al cumplirse, el 9 de enero de 1877, el primer cen-
tenario de su inauguración, la Biblioteca está dirigida por
el doctor Gonzalo A. Tavera.
El rector de la Universidad, a la cual está adscrita la
Biblioteca, rinde en diciembre de ese año al gobierno, un
informe que muestra la situación del establecimiento y
sintetiza su más urgentes necesidades 7 . Dice así:

BIBLIOTECA NACIONAL.

Para que el Gobierno adquiera una idea exacta del estado


actual de ese importante establecimiento, que cuenta con cerca
de 50.000 volúmenes, y de las reformas urgentes que reclama,
acompaño a este informe el extenso y luminoso que pasó al Rec-
torado el/efe de aquella oficina, señor doctor Gonzalo A . Yavera.
De este documento, escrito con la claridad, sencillez y vera-
cidad que caracterizan a su autor, aparece que "el local carece de
espacio, comodidad, mobiliario y demás accesorios precisos para
constituir un verdadero establecimiento de su especie, digno del
nombre que lleva, y que pueda parangonarse, siquiera sea en
escala un tanto inferior, con los de igual clase de otras naciones".
A mi juicio, es ya tiempo de atender a ese establecimiento
que, sin contar el Observatorio Astronómico, es tal vez el único
gran monumento científico que nos legó la dominación española;
es ya preciso quitar/e el carácter de archivo de viejos y empolva-
dos pergaminos, que hasta ahora se le ha dado; es necesario
convertir esa arca cerrada de las ciencias, en palanca activa del
saber y del adelanto científico e industrial del país, levantándola,
tanto en lo material como en lo intelectual, a la altura de la
misión que llenan las verdaderas bibliotecas en todas las naciones,
aun en las más atrasadas.
El cuadro número 89 les mostrará que en los últimos años,
no obstante la perenne agitación del país, ha aumentado el nú-
mero de lectores que concurren a la Biblioteca, y que las lecturas
a que más se han dedicado han sido las de Literatura, Historia,

1 Anal~$ d~ la UnÍt'ufidad, t. Xl. núm. 84.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 143

periódicos y Ciencias físicas y naturales. En e! último tercio del


presente año, cuya estadística no aparece en e! cuadro, puede es-
timarse en más de 600 e! número de lectores que ha concurrido
en cada mes.

L AS REFORMAS.

Para lograr la trasformación de la Biblioteca, es indispensa-


ble que se hagan cuanto antes !as siguientes innovaciones, pro-
puestas en parte por e! Bibliotecario nacional:
P.-Aumentar el local, apropiando a su servicio las piezas
que ocupa el Rectorado de la Universidad, así como el antes mag-
nífico sal6n bajo, reducido hoy :J lastimosos escombros, que llena
el ala sur del edificio, y utilizm' los claustros bajos para salones
de lectura, renovando sus p:'l\'imentos y separándolos con vidrie-
ras y con una verja de hierro del patio de! local, que debe con-
vertirse en jardín, cuya conservación quedaría a cargo dd por-
tero del edificio;
2~.-Proveer el establecimiento de estrados, así como de me-
sas y sillas suficientes para los lectores, y del número necesario
de estantes, unos con vidrieras, para conservar los tristes restos
del antiguo museo que han logmdo escapar de la innoble rapiña
qu:? por muchos años se ha cebado en la Biblioteca nacional, y
otros descubiertos, para colocar las nuevas obras que se adquieran,
y las muchas que hoy están arrojadas en montones por los pa-
tlimentos, sin poder ordenar sus catálogos por no haber armarios
para colocar Jos libros;
3~.-Destinar 1500 pesos en cada año para comprar obras
modernas de ~1edicina. Cirujía, Historia, Ciencias naturales, Fi-
losofía, Ingeniería, Agricultura y las relativas a los descubrimien-
tos modernos en artes y oficios, que hacen notabilísima falta, y
para suscribirse a los periódicos nacionales y a los mejores extran-
jeros, fundando así un gabinete especial para lectura de esa clase
de producciones, que es una de las primeras necesidades de! siglo;
4f .-Montar en e! establecimiento una encuadernación que
servirá no sólo para la Biblioteca, sino para las oficinas de la
Universidad, proporcionando así e! medio de encuadernar econó-
micamente un gran número de obras, de periódicos, y de preciosos
manuscritos, que sirven hoy de pasto a los insectos;

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


144 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIO~AL DE COLOMBIA

5~.-Costear una comisi6n inteligente en el latín, que separe,


en las librerías de los antiguos conventos, las obras completamente
inútiles, de las que deben conservarse;
6~.-Imponer penas eficaces para obtener la devoluci6n de
los libros que han sido tomados de la Biblioteca, y para lograr
que los autores de obras o folletos enuíen al establecimiento dos
ejemplares de sus producciones;
7'.-Aumentar a 50 pesos mensuales, en vez de 33 que hoy
tiene señalados, el sueldo del primer ayudante de la Biblioteca;
a 30 en vez de 20, e! de! 29 ayudante; a 20 el del Portero, que
debe además cuidar el jardín que se establezca, y crear un tercer
Ayudante con un sueldo de 15 pesos mensuales; pues diariamente
aumenta e! trabajo en el: establecimiento, y pienso, por último,
que al Jefe de Oficina debiera fijárse1e un sueldo de 100 pesos
mensuales, en razón no sólo de la labor que hoy tiene, sino de
la categoría de su empleo.

Se necesita un siglo para adquirir un pequeño mo-


biliario, regular y decente, que reemplaza las toscas e in-
cómodas bancas que hay desde el tiempo de la colonia;
"y ya no me sucederá - dIce el doctor Tavera en su in-
forme de 1877 - lo que al entrar al desempeño de la
dirección de la Biblioteca: no tener donde dar asiento a
dos respetables y cultos extranjeros que vinieron a visi-
tarla" .

IMPRESOS ÚTILES E INÚTILES.

En 1878 hace una separación de lo útil y lo inútil en


mc:.teria de impresos (cuadernos, periódicos, hojas sueltas,
etc.), rezagados en la Administración General de Correos,
"porque las personas a quienes vienen dirigidos no los
sacan de la estafeta", impresos que se habían hacinado en
la Biblioteca y causaban gran estorbo.
Los papeles útiles se conservan y los que se consideran
inútiles se dan a la venta por medio del señor tesorero
de b Universidad. Trascribimos este párrafo que muestra
la situación física de las instalaciones:

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 145

Estos [los papeles inútiles] formaron un peSO de cerca de


cuarenta arrobas granadinas, o sean cerca de quinientos kilogra-
mos. y es con su producido que se han compuesto los muy da--
ñados entresuelos de los salones principales del edificio y que se
van a esterar algunos de ellos y a hacer otras reparaciones ur-
gentes, al tenor de las disposiciones de usted y de las contratas
que el señor Rector apruebe o .:elebre 8.

EL EDIFICIO.

A fines de 1879, en su interesante Bosquejo descrip-


tivo de la Biblioteca Nacional de Colombia, el doctor
Gonzalo A. Tavera, bibliotecario de entonces, describe el
edificio y las instalaciones en la forma que trascribimos,
salvando el error de que en ese edificio se funda la Bi-
bliteca, porque ya vimos que ella se inicia en el actual
Palacio de San Carlos 9.

El edificio, de dos pisos, situado en el centro de la ciudad,


frente a la casa de Gobierno, residencia del Presidente de la Re-
pública, y, como se dijo al principio, el mismo en que se fundó
la Biblioteca, contiene en el piso alto todo lo concerniente al Ins-
tituto. Está diviclido en cuatro grandes salas cortadas en ángulo
recto, en las cuales se hallan los libros, colocados en estantes o
anaqueles con su correspondiente numeración. Al rededor de
estas salas están promediados los anaqueles para facilitar el mo-
vimiento de los empleados por pasadizos o galerías con balaus-
trada que ponen al alcance los libros que se hallan colocados en
h parte más alta de los estantes.
Fuera de estas salas hay en el centro una pequeña, en la
que se coloca el Ayudante de la Biblioteca para atender a los
lectores. Queda esta sala separada de la de lectura por medio de
una reja, al través de la cual el público se comunica fácilmente
con aque! empleado para todo lo que e! servicio requiere, pues los
lectores no pueden penetrar en el interior del establecimiento

• AnaJ~¡ d~ la Unil/"sidad, t. XIII , núm. 89, Informe del bibliotecario


Gonzalo A. Tavera.
• AnaJn d~ la Uniursidad , t. xru, núm. 91.

10

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


146 l-USTORIA DE LA BIBLIOTECA NAC IONAL DE COLOMB IA

sino en casos especiales, y de ningún modo para tomar por sí


mismos los libros u objetos, ni para leer en un lugar distinto dd
señalado al efecto.
La sala de lectuf'a, que es la sexta del Establecimiento, queda
a la entrada de él, a continuación de la galería en que "emata
la escalera por donde se sube al segundo piso del edificio; es larga
y un poco angosta; tiene en el centro atriles de madera barnizada,
para faci:litar a los lectores el uso de los libros, y se presta para
escribir o tomar apuntaciones; a su rededor hay e! suficiente nú-
mero de sillas cómodas y decentes para el servicio de los con-
currentes. Carece dicha sala de la extensión necesaria para con-
tener con desahogo más de treinta y dos lectores.
Las paredes laterales de esta sala están decoradas con mapas
geográficos y topográficos, con cuadros de heráldica y con un
hermoso mapamundi, destinado tooo a la fácil consulta y estudio
de los concurrentes.
Al frente de los salones se halla la Secretaría de la Univer-
sidad, cuya localidad es de esperarse sea agregada a la de la
Bibhoteca, ya porque forma parte de ella, ya por la necesidad
creciente cada día de ensancharla para que preste mejor e! ser-
vicio instruccionista a que está destinada .
Es posible que entonces se forme una sala separada para la
lectura de señoras, como lo ha indicado el actual Director.
En los bajos de! edificio se hallan: el nuevo salón de grados,
decentemente paramentado, el antiguo salón de igual clase en es-
tado de ruina, pero que se está reparando con destino a servir de
Secretaría de la Universidad; dos salas más, y una pieza a la
entrada del Edificio que sirve de habitación al portero.

Conviven, pues, en el edificio de Las Aulas, la Bi-


blioteca Nacional, el Museo, la secretaría de la Universi-
dad y el Salón de Grados. La descripción anterior mues-
tra en forma real y gráfica el estado de la Biblioteca al
cumplir su primer siglo, del cual no se menciona ningu-
na celebración. i Cuán diferente del estado actual! Gra-
cias sean dadas por la trasformación.

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CAPITULO XII

MIGUEL ANTONIO CARO

La personalidad insigne de Caro como humanista,


pensador y hombre de estado ha sido ampliamente estu-
diada. No así su labor en nuestra Biblioteca Nacional.
El primer centenario de la inauguración de la Aca-
demia Colombiana se celebra, el 6 de agosto de 1975, con
una solemne sesión conmemorativa de aquella otra de
hace un siglo. Lleva en esta ocasión la palabra el acadé-
mico doctor DarÍo Echandía, quien hace el elogio de dos
de nuestros grandes hombres de letras: don Santiago Pé-
rez y don Miguel Antonio Caro, en los términos que
trascrib:mos seguidamente:
En cuanto a don Miguel Antonio Caro, huelga decir que su
obra literaria, poütica, jurídica, filosófica y económica ha sido
objeto de constante estudio por parte de señalados críticos extran-
jeros y nacionales: don Marcelino Menéndez Pela yo y don Juan
Valera en España; don Juan María Gutiérrez, de la Argentina;
Monseñor Rafael María Carrasquilla, director de esta Academia;
don Marco Fidel Suárez, don Antonio Gómez y don Carlos Lle-
ras Restrepo figuran entre quienes han encomiado y admirado,
por distintos aspectos, la obra de Caro.

El señor Caro nace en Bogotá el 10 de noviembre de


1843 y muere en la misma ciudad el 5 de agosto de 1909.
La ley 12 de 1911 honra su memoria y ordena publi-
car sus obras. Su estatua, erigida en el sitio que ocupara
su casa de habitación, hoy carrera 7~, esquina surocci-
dental de la Avenida "Ciudad de Lima", exorna hoy y
ojalá para siempre el frontis del edificio de la Academia

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


148 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Colombiana, de la cual es uno de los fundadores. El Insti-


tuto Caro y Cuervo acoge su nombre como un emblema.
Colegios, academias, batallones se amparan también bajo
su nombre. Su fama está consagrada por doquier.
Nos limitaremos a reseñar su actuación, por lo demás
poco conocida, como director de la Biblioteca Nacional.
Previamente enunciamos ciertos cambios legales que
precedieron a su nombramiento.

REFORMAS LEGALES.

La ley 106 del 23 de agosto de 1880, sancionada por


el doctor Rafael Núñez como presidente de la Unión, or-
ganiza la instrucción pública nacional. El artículo 89, re-
ferente a la B:blioteca y el Archivo, dice así:
La Biblioteca Nacional y el Observatorio Astronómico con-
tinuarán incorporados en la Universidad nacional, y serán orga-
nizados por el Poder Ejecutivo.
Parágrafo. Igualmente queda incorporado en la Universidad
nacional el Archivo de la Nación, que corresponde a la ¿poca de
la Colonia, el cual estará a cargo de un empleado especial. A cargo
de este empleado y del Bibliotecario nacional correrá la redacción
y publicación de una Revista mensual de los documentos más
importantes de ambas oficinas, y tendrán el deber de presentar
anualmente una memoria especial sobre asuntos de historia y de
bibliografía nacional.

LA BrnLIOTECA NACIONAL
y MIGUEL ANTONIO CARO.

A los diez días de sancionada la ley, el doctor Rafael


Núñez, presidente de los Estados Unidos de Colombia,
nombra director de la Biblioteca Nacional al señor Caro,
"actual individuo correspondiente de la Academia Espa-
ñola", mediante el decreto número 763 de 1880 l.

, Decreto ,63 del 3 de septionbre de 1S O, Diario Oficial, núm. 4802.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 149

El doctor Gonzalo A. Tavera, quien ocupa el puesto


de bibliotecario, pasa, según los términos del mismo de-
creto, al de "encargado del Archivo Nacional que corres-
ponde a la época de la Colonia". Oficial mayor se designa
al señor Saturnino Vergara, autor del importante catá-
logo de mapas de la Biblioteca y coautor, con el señor
Leonidas Scarpetta, del celebrado diccionario biográfico
de proceres de la Independencia; el señor Ernesto Le6n
G6mez, es el escribiente. En el periódico El Bogotano,
que edita su hermano Adolfo, publicará más tarde un
interesante artículo sobre la Biblioteca, al cual nos refe-
riremos. Se designa otro escribiente y un portero. Total,
el director y cinco empleados, con los siguientes sueldos
anuales:
Encargado del archivo nacional .............. $ 960.
Oficial mayor ........ ........ . ............ . $ 768.
Escribiente ................................. $ 480.
Escribiente supernumerario . ................ $ 360.
Portero ................... . . . . . . . . . . . . . . . .. $ 300.

Este decreto 2 convierte a la hasta entonces modesta


biblioteca, en un instituto digno de su gran importan-
cia cultural.

INFORME DE 1881.
El doctor Ricardo Becerra, secretario de Instrucción
Pública, presenta el 19 de febrero de 1882 el informe co-
rrespondiente al año anterior. Anota que tres estableci-
mientos científicos están incorporados en la Universidad:
el Observatorio astronómico, la Biblioteca Nacional y el
Museo, que hasta hace poco figura como dependencia de
la Biblioteca.

• Dttreto i63 del 3 de septiembre de 1880.

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150 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

''Treinta y dos años, poco más o menos - dice el


doctor Becerra -, iban corridos sin que se pusiera mano
reparadora al material de nuestra Biblioteca nacional".
O sea - decimos nosotros -, poco más o menos, la época
de la muerte de don Vicente Nariño, como puede verse
en la lista de bibliotecarios,
Sigue el informe, que nos permitimos trascribir por-
que pinta a lo vivo el estado de la institución,

Después de que el Presidente Mosqt4era hizo venir para su


enriquecimiento colecciones de obras en lo general bien escogi-
das, sólo a la generosidad de algunos particulares patriotas, entre
los cuales descuell'an por su orden el Coronel Pineda, el General
Acosta y el señor Ancízar, debe la Biblioteca un regular aumento
en libros, en importantes colecciones impresas y en valiosos ma-
nuscritos, El canje de publicaciones con los demás Estados de
América también ha contribuído a enriquecerla.
Del Tesoro nacional sólo habían salido para ella las escasas
remuneraciones de su personal de empleados, En punto a obras
científicas y literanas de las que produce la avanzada civiliza-
ción de! viejo mundo, puede decirse que, a lo menos desde 1850,
nada ha llegado a sus estantes que haya sido adquirido con
fondos públicos.
En el cuerpo de la institución se notaba la misma decadencia
que en su alma. Sus salones sin luz, .fin elegancia y hasta sin lim-
pieza, ostentaban ot¡n las teloroiíos de la colonia. La madera de
sus más antiguas estanterías estaba comida por la carcoma: fal-
taba método, y por consiguiente espacio para la colocación de
los libros de los extinguidos conventos, cuyas obras se pudrían
hacinadas en las piezas bajas del edificio. Los manuscritos esta-
ban confundidos con los libros; y e! archivo de lo colonia, precioso
arsenal de nuestra historia indígena, de la de la conquista y co-
lonización, y en parte de la de nuestra vida independiente, se
pudría también, abandonado poco menos que a la intemperie, y
durante diez y seis años, en los claustros del edificio de Santa
Clara.
Se ha hecho lo posible, se ha hecho mucho, por remediar
estos males.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 151

MIGUEL ANTONIO CARO.

La Biblioteca está dirigida por una de las más justificadas


notabilidades literarias de Colombia y América. El señor Caro
conoce lo que tiene a su cargo, y trabaja por dar a nuestra Biblio-
teca la organización interna que le corresponde. Ya ha puesto
mano a la laboriosa y dificilísima tarea de la catalogación, y tiene
casi concluída la de las obras americanas, que por cierto no son
pocas. Los que no saben qué cosa es catalogar científicamente,
con conocimiento de las materias, las épocas, las tipografías, los
idiomas, su ortografía, etc., hallan que es lenta la labor de nuestro
Bibliotecario. No así los que barruntan siquiera la naturaleza de
semejante trabajo.
Me refiero al informe de aquel empleado, por lo que hace
al régimen del establecimiento y a su marcha durante el año, }
no vacilo en apoyar las útiles indicaciones que él contiene. Agre-
garé la de la impresión, con fondos nacionales, de los principales
manuscritos históricos, la cual juzgo debe ser acogida con favor
por las Cámaras, y puesta en ejecución sin pérdida de tiempo.

EL EDIFICIO.

El edificio en que está la Biblioteca ha sido ampliado y me-


torada notablemente. Llegó a pensarse en la adquisición de uno
nuevo, pero juzgo que con lo que se ha hecho en d antiguo
basta para dejar satisfechos nuestros anhelos de mejora.
En el vasto salón del sur se han ensanchado las seis luces
que existían, y renovado sus rejas y bastidores. El antiguo piso
de ladrillo queda reemplazado con otro de madera, cuyo menor
peso ayuda a detener el derrumbamiento del edificio, ya iniciado
por el abandono de muchos años, 1'<1 falta de desagües en el pri-
mer tramo, y las excavaciones que se hicieron en busca de caudales.
En vez de la vieja estantería pegada al muro, se ha puesto
una nueva, que por ser doble facilita la colocación de mayor nú-
mero de obras y su manual manejo diario. Quedan asegurados
los cielos rasos, y reemplazadas en el entresuelo las vigas que
estaban podridas.
La galería destinada para la lectura se ha prolongado consi-
derablemente. Tiene luz bastante, las paredes están empapeladas,
pintado el cielo, y cubierto el piso con petate de los Estados Uni-

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


152 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

dos. Cada lector tendrá una mesa a su servicio, y todos se co-


municarán con los empleados respectivos al través de dos tornos,
colocado el uno al oriente, sobre el salón respectivo, y el otro al
sur, en comunicación con los dos salones restantes. De este modo
quedarán separados la Biblioteca y su servicio, y los lectores con-
currentes.
El sa16n norte, que antes estaba destinado a usos extraños a
su objeto, ha sido rescatado y completado por la destrucción de
la serie de tabiques que lo dividen en muchas piezas. Se le ha
puesto estantería corrida, papel nuevo y puerta con cerradura.
A él se ha trasladado, para su posterior metódico arreglo, lo que
quedó del archivo de la colonia, que por cierto no es poco, y
cuya l'iqlleza en documentos de exploración científica, de admi-
nistración y de gobierno, prueba que los españoles no fueron tan
malos colonizadores como parece a los hijos suyos, que, sin em-
bargo, dejamos perder lo bueno que ellos prepararon.
Por decreto especial se creó una sección para la Biblioteca,
que se llamará "Sección de obras de conmlta". La compondrán
de preferencia aquellas obras científicas y literarias que por su
costo extraordinario no están al alcance de los alumnos, pero ni
aun de la generalidad de nuestros profesores universitarios. Fa-
cilitada a unos y otros su lectura y consulta, la instrucción con-
tará con un elemento más de poderoso ensanche.
Están ya en camino las obras pertenecientes a la Facultad
de lt4risprudencia (67 volúmenes, entre los que figuran todas las
obras de Savigny y Dalloz), y comisionado el señor ~liguel Ven-
goechea para comprar las que recomendó, a virtud de excitación
de esta Secretaría, la Fact4ltad de Ciencias naturales y de Medicina.
Falta hacer el- encargo de las de Literatura y Filosofía, entre las
cuales debe figurar la excelente Enciclopedia Británica.
Aquí mismo se han comprado obras de gran mérito, con
destino a aquella sección, tales como las de Anatomía de Bourgery
y Cruveilhier en 10 grandes volúmenes en fol:io, e ilustradas con
magníficos grabados, que son una verdadera obra de arte.

REGLAMENTO DE LA UNIVERSIDAD.

El 17 de diciembre de 1881, el Consejo Académíco


de la Uníversidad dicta el reglamento orgánico, que
aprueba el presidente 1 Túñez el 12 de enero de 1882 con

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LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNlDOS DE COLOMBIA 153

la firma del doctor Ricardo Becerra, secretario de Esta-


do en el despacho de Instrucción Pública, y que corres-
ponde al moderno impulso comunicado a la Biblioteca
Nacional.
Detalla los deberes y atribuciones del bibliotecario.
No trascribimos las disposiciones pertinentes por no alar-
garnos demasiado y porque en septiembre del mismo año
de 82 se produce un nuevo reglamento.
El reglamento de diciembre de 1881 se encuentra en
el tomo I de la revista llamada Anales de la Instrucción
Pdblica en los Estados Unidos de Colombia, excelente
órgano que sustituye a los Anales de la Universidad y se
publica desde el mes de septiembre de 1880 hasta el de
diciembre de 1892.

Los CATÁLOGOS MOVIBLES. VISITA EN 1882.


Queremos llamar la atención especialmente a que en
ese año de 1881 comienza el señor Caro la catalogación
por medio de tarjetas movibles, de manera que vamos a
completar ya un siglo de esa tarea, indispensable para el
funcionamiento eficaz de una verdadera biblioteca. De
esta catalogación se habla en la visita practicada en 1882,
como se ve en seguida.
El presidente doctor Francisco J. Zaldúa (1811-1882),
sucesor del doctor Rafael Núñez, nombra al doctor Rufo
Urueta "Secretario de Estado en el Despacho de Instruc-
ción Pública Nacional". A los pocos días de posesionado,
el 23 de septiembre de 1882, practica visita oficial a la
Biblioteca a cargo del señor Caro 3 .
Del acta aparece que se ha prestado atención especial
a la formación de catálogos, mayormente de la parte ame-

• Analu de la In strucción Pública, t. IV, núm. 23, noviembre de 1882,


págs. 552 )' sigs.

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154 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

ncana, a b. que tanto cuidado se dedica en los decretos


de 1868:
El señor Bibliotecario presentó muestras del triple alfabético,
met6dico y numérico que de dicha parte americana se ha for-
mado; y observó que aunque el Reglamento orgánico de la Uni-
versidad sólo impone la obligación de registrar cada año tres-
cientos títulos de obras americanas, el catálogo movible que se ha
trabajado recientemente de esta sección de la Biblioteca consta
ya de algunos miles de papeletas.

Informa el bibliotecario que para los anales de Ins-


trucción Pública ha suministrado recientemente el catá-
logo que se ha formado de obras no americanas adquiri-
das por la Biblioteca desde 1856, las cuales no habían sido
inventariadas 4 .
No ha habido fondos para comprar libros destinados
a los canjes ni para despachar algunas cajas que de tiempo
atrás se han arreglado con ese fin.
Por medio de la Legación chilena se remltIeron las destina-
das a aquella República y se han puesto a disposición del Minis-
terio argentino las destinadas a Buenos Aires.

De publicaciones periódicas no se reciben las que


salen a la luz, a pesar de las gestiones que sobre esto se
han hecho.
Juzga el Bibliotecario que la Biblioteca no debe limitarse a
recibir gratuitamente los periódicos que a ella se envían, y que
la utilidad y el decoro exigen que el establecimiento se suscriba
a algunas revistas importantes de Europa y América.

El señor Caro solicita: 1) Una pieza capaz y en el


ffilsmo local, para depósito de libros, con su estantería

• Se publicó en d tomo IV de los Ana/~í citados, en vanas enuega.s


comenzando en d núm. 22, de julio de 1882.

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LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 155

correspondiente; 2) adquirir algunas enciclopedias y obras


científicas modernas, que muchos asistentes solicitan en
vano; 3) que por la Secretaría de Instrucción Pública se
defina qué manuscritos deben conservarse en los Archivos
nacional y de la Colonia, y cuáles, por su importancia,
deben pasar a formar parte de la sección de manuscritos
de la Biblioteca; 4) autorización para recoger en las ofi-
cinas nacionales donde existen sobrantes, ejemplares de
leyes y otras publicaciones of!áales para completar la res-
pectiva sección de la Biblioteca; 5) autorización para sus-
cribir la Biblioteca a algunas revistas importantes; y 6)
algunas reformas materiales de la incumbencia de la Se-
cretaría de Fomento.
El señor Secretario ofreció al señor Bibliotecario nacional
dictar, por conducto de la Secretaría, todas las medidas condu-
centes a satisfacer hasta donde sea posible las necesidades arriba
indicadas.

NUEVO REGLAMENTO.

Dos días después de la visita, el 25 de septiembre de


1882, el Poder Ejecutivo, con las firmas del doctor Fran-
cisco Javier Zaldúa y del doctor Rufo Urueta, en sus ca-
racteres citados, aprueba el reglamento que ha redactado
don Miguel Antonio Caro el 5 de mayo anterior, con pe-
queñas variaciones introducidas por el Consejo Acadé-
mico 5.
Copiamos este importante documento porque refleja
con claridad la situación del establecimiento en esa época
y las funciones del personal. Muestra las preocupaciones
del director y aun las costumbres de los lectores:
Art. 19 .-La Biblioteca nacional de Bogotá es un estableci-
miento destinado a servir al público, proporcionando a los con-

• AnoJl:s dI: la Instrucción Príblica. [. IV, núm. 23, págs. 562-566.

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156 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

curren tes en la Sala de lectura los libros que quieran consultar


y los datos bibliográficos que soliciten.
Art. 29 .-No siendo esta Biblioteca de la clase de Zas llama-
das populares, no se prestarán libros a domicilio sino ro casos
excepcionales, mediante orden expresa del Secretario de Instruc-
ción pública, y dando el interesado las seguridades que se le exi-
jan si la obra fuere rara o estimada.
Art. 39 . _ Tadje podrá entrar a las salas interiores sino acom-
pañado por uno de los empleados de la Biblioteca.
Art. 49 .-Si alguno de los concurrentes omltare tm libro, o lo
devolviere repelado, se dará inmediato aviso de lo ocurrido al Se-
cretario de Instrucción pública; y sin perjuicio de la responsa-
bilidad que se exija por el daño causado, no volverá quien tal
hiciere a ser admitido en la Sala de lectura y al efecto se dejará
constancia de su nombre y señas.
Art. 59 .-Tampoco podrán los empleados sacar, ni prestar
particularmente libros pertenecientes a la Biblioteca. El Director
pedirá al Gobierno la inmediata destitución del empleado que
hubiere incurrido en tal falta .
Art. 69 .-Podrá el Director conceder a las personas que lo
soliciten, permiso para sacar copias en las salas interiores.
Art. 7Y.-La Biblioteca estará por ahora abierta todos los días
no feriados, de las once de la mañana a las tre¡ de la tarde. Pero
los empleados concurrirán cinco minutos antes de la hora fijada .

DE LA SALA DE LECTt;RA

Art. 89-Los catálogos alfabéticos y movibles estarán a dis-


posición de las personas que quieran consultarlos.
Art. l)Q.-Los asistentes tienen derecho a pedir los datos bi-
bliográficos que necesiten y que los empleados puedan propor-
cionarles, en cualquiera investigación cientifica o literaria; y de-
jarán por escrito la consulta, cuando de pronto no pudiere satis-
facerse a sus deseos.
Art. 109 .-Es deber de los empleados ser urbanos y atentos
con los lectores y proporcionarles facilidades para los fines plau-
sibles que se indican en el anterior artículo.

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LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 157

Art. 11 9 .-NO se atenderá a peticiones que tengan por objeto


entretener la ociosidad en vez de fomentar el estudio.
Art. I2 9 .-No se podrán leer novelas sin permiso del Director.
Art. 139 .-Los concurrentes guardarán silencio. Toda difi-
cultad que ocurra se propondrá y satisfará en voz baja, a fin de
no perturbar la atención de los leyentes.
Art. 14 9.-No podrán los concurrente~ traer libros consigo a
la Sala de lectura.
Art. I5 9 .-Es prohibido fumar en la Biblioteca.
Art. 169 .-Pueden los lectores sacar apuntes con lápiz, no con
tinta, y cuidando de no colocar sobre el libro el papel en que se
escribe. Por lo mismo es prohibido hacer calcos.
Art. I7 9 .-No se franquearán periódicos que no estén en-
cuadernados, ni obras nacionales publicadas dentro de los tres úl-
timos meses.
Art. I8 9 .-Cuando los concurrentes notaren algún daño en
hojas o láminas, deben advertirlo inmediatamente al empleado
respectivo, para evitar la responsabilidad que pudiera atribuírseles.

Fú~CJONES DEL DIRECTOR

Art. 199 .-EI Director de la Biblioteca velará por la conser-


vación de los libros y manuscritos; y dispondrá lo conducente al
mejor orden y servicio interior del establecimiento; y en este sen-
tido todos los empleados obedecerán sus prescripciones.
Art. 20.-Reformado. Ordenará la inversión de los fondos de
que disponga la Biblioteca con las condiciones que se indicarán
en los artículos siguientes.
Art. 21.-Podrá sacar a la venta los ejemplares sobrantes de
obras que a juicio no haya razón para que se conserven dupli-
cadas; y adquirir por compra obras nuevas; pero la lista de las
que h:lyan de venderse, como la de las que convenga adquirir,
debe llevar el pase del Secretario de Instrucción pública.
Art. 22.-De obras americanas antiguas o raras, y de otros
libros importantes, no podrán venderse duplicados sino con las

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IA
158 HISTORIA DE LA BIBLIOTE CA NACIONA L DE COLOMB

condiciones de publicidad necesarias para que pueda haber con-


currencia de postores, y el Director será responsable por cual-
quier omisión en este particu br.
Art. 23.-Po drá entenderse directamente con otros empleados
nacionales y con los Directores de Bibliotecas extranjeras, en asun-
tos relacionados con el establecimiento que está a su cargo, y es-
pecialmente en lo tocante a canje de publicaciones.
Art. 24.-Dir igirá la formación de los catálogos, alfabéticos
y movibles, conforme ai método y clasificación que en la reorga-
nización de la Biblioteca se han seguido desde 1881.
Art. 25.-Ate nderá a las quejas que los concurrentes eleven
contra cualquiera de los empleados, y si las hallare fundadas, dará
cuenta al Secretario de Instrucción pública.
Art. 26.-Pre sentará todos los años al Consejo Académico
una monografía histórica o bibliográfica sobre asunto nacional.

Resumimos las funciones de los demás empleados:


Al primer ayundante le corresponde vigilar la sala
de lectura, tomar nota de 1:1 concurrencia y libros que
leen, y llevar la estadística conforme a las cinco divisiones
de la clasificación bibliográfica adoptada; y colaborar en
la elaboración de los catálogos.
El segundo ayudante se ocupa especialmente en la
formación de los catálogos.
El portero vela por el aseo y coloca los libros.
Firma don Miguel Antonio Caro el 5 de mayo de
1882.
Aprue ban el presidente Zaldúa y el ministro Urueta
el 25 de septiembre siguiente, con las reformas que el
Consejo Académico de la Universidad introduce a los
artículos 12 y 20, que son:
El artículo 12 quedará así: "Art. 12.-N o se podrán
leer obras pornográficas de la Biblioteca Nacional por Jl

personas que tengan menos de dieciocho años de edad •

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 159

El artículo 20 quedará así: "Art. 20.-0rdenará la


inversión de los fondos de que disponga la Biblioteca, de
acuerdo con el Secretario de Instrucción pública".

INFORME DE CARO DEL AÑo 1882.


El 15 de diciembre de 1882, el señor Caro rinde el
informe que trascribimos a continuación en sus partes
principales, tanto por su importancia como porque hace
referencia al reglamento que acabamos de examinar 6.
Dice así:

Señor Secretario.
Debo principiar el informe que tengo hoy la honra de pre-
sentaros, rifiriéndome a la diligencia de la visita que practicasteis
en esta Biblioteca el día 23 de septiembre último, la cual diligencia
se ha publicado en el Diario Oficial y en los Anales de Instruc-
ción pública.
En seguida, y con la mayor brevedad posible, consignaré los
datos y noticias de que juzgo conveniente dejar aquí constancia.

REORGANIZACIÓN DE LA BIBLIOTECA

Las importantes obras de reparaci6n y ornato ejecutadas en


el local de la Biblioteca en los últimos meses del año de 1881,
ocasionaron una revolución completa en la mayor parte de los
libros que en ella se conservan, exceptuando la Sala Americarra,
cuyos estantes no hubo necesidad de renovar.
Los manusmtos y cartas geográficas pudieron trasladarse a
una pequeña pieza contigua.
:Ko así los libros de las Salas de obras extranjeras, cuya es-
tantería se hizo toda de nuevo. No habiéndose proporcionado
otro local, permanecieron amontonados en el centro de las salas,
mientras adelantaban los trabajos de albañilería y carpintería, y
moviéndose de una parte a otra, cuando se compuso el pavimento.

• Anales citados, t. V, págs. 1iD } sigs.

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160 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Colocar después en los nuevos estantes cosa de 20.000 volú-


menes, guardando el- orden de los catálogos, ha sido tarea no leve,
añadida a los trabajos ordinarios de la Biblioteca.
Principiaron a ordenarse, como más solicitadas del público,
las obras en castellano, en inglés y en francés; y hace meses que
lo están ya, juntamente con los libros italianos, portugueses y
alemanes. Los libros en latín, que componen la sección más abun-
dante, están en parte ordenados pero todavía se emplearán algunos
meses en terminar esta parte laboriosa del arreglo.
Acomódase éste, según dejo dicho, a los antiguos catálogos,
a fin de que mientras se adelanta la formación de otros mejores,
aquéllos sigan sirviendo al público.
El trabajo mencionado y el cuidadoso arreglo de la Sala
Americana, no han permitido continuar la ordenación del gran
depósito de libros que pertenecieron a los Conventos de ,·egulares.
Con fecha 10 de Toviembre de 1881 recibí orden de entregar
al señor Luis M. Cuervo la \>lave de la pieza en que estaban de-
positados los manuscl-itos y mapas, a fin de que dicho señor se
encargase del depósito, que debía aumentarse con documentos de
otras procedencias. Sin perjuicio - decíase en e! oficio que re-
cibí - de contratar con dicho ciudadano el arreglo de ese depó-
sito precioso.
Yo había recibido sin inventario tales manuscritos; y sin in-
ventario los entregué al señor Cuervo, conforme a la orden que
se me comunicó de ponerlos a su disposición. Y de mi parte no
podía hacerse de otra suerte, puesto que el trabajo de inventariar
aquellos manuscritos debía ser materia de! anunciado contrato,
e! cual se celebró en efecto e! 30 de Enero y se publicó en e!
Diario Oficial el- 10 de Octubre de este año.
En la cláusula r del contrato se expresa que la nueva ofici-
na, o cargo del señor Cuervo, se denominará Archivo histórico
de la Colonia, y que se compondrá:
19 ) De todos los manttscn·tos y documentos qtJe se hallan ro
la Biblioteca nacional referentes a esta época; 29 ) De los que
Cuervo ha trasladado del antiguo Co~wento de Santa Clara; 39 )
De todos los mapas y cart:rs existentes en la Biblioteca nacional.
Convendría que con claridad se deslindase lo que a una y
otra oficina ha de pertenecer; pues no se ha definido, para el
efecto de separar los manuscritos, ro qu¿ año termina el ~odo
colonial; y en fechas posteriores a la del contrato se dio orden al
señor Cuervo (24 de Agosto de 1882), de pasar a la Biblioteca

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 161

los mapas y planos, y así se hizo; y se dispuso (18 de Septiem-


bre) que se recogiesen las reales cédulas impresas y manuscritas
existentes en otras oficinas, y juntas todas se conservasen en esta
Biblioteca nacional.

CATÁLOGOS

Excusado es encarecer aquí la utilidad de los catálogos bit:1'I


hechos. Son ellos clave segura para el estudioso, y necesario apa-
rato para todo estudio serio. Por esta razón la formación cientí-
fica de catálogos bibliográficos es necesidad imperiosa y tart:a
preferente de toda biblioteca.
Se han formado los siguientes:
l. De ob"as duplicadas. Manuscrito.
2. De mapas y planos. Formado por el señ01' S. Vergara,
Oficial mayor de esta Biblioteca. Está publicado en los Anales de
Instrucción pública. Comprende 359 rótulos.
3. De obras extranjeras adquil'idas desde 1856. Comprende
299 títulos. Salió a luz en los mismos Anales.
4. Pero lo más urgente era ordenar y catalogar las obras
americanas, que son fuente de nuestra historia y depósito de nues-
tra literatura. Este inventario, formado confm'me a la clasifica-
ción introducida por el infrascrito en 1880, está muy adelantldo,
manuscrito, y en forma de Catálogo movible, cuya utilidad han
podido ya apreciar muchas personas que han tenido necesidad
de consultarlo. Consta hoy de más de 4.000 papeletas clasificadas.
En anteriores informes me he permitido hacer algunas indi-
caciones en que no insistiré, para evitar la nota de importuno.
y contrayéndome sólo a lo que estimo más urgente, termi-
naré este informe con la misma solicitud que estampé al final del
anterior, a saber:
Que se sirva el Gobierno disponer lo conveniente a fin de
que st: publique en forma de libro, en número de 600 ejemplares y
bajo la inmediata inspección del Director de la Bib;ioteca, el
Catálogo de obras americanas; que se autorice al mismo Director
para vender los ejemplares que se impriman, y destinar su pro-
ducto a la adquisición de nuevas publicaciones para esta Biblio-
teca nacional.
Bogotá, Diciembre 15 de 1882.
M. A. C... RO.

11

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


162 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

El contrato con el señor Luis M. Cuervo, a que se


refiere el señor Caro, es muy importante, y de él habla-
remos en los capítulos relativos al archivo rustórico y a la
m apoteca.

fu ARTÍCULO DE «EL BOGOTANO».

El señor Ernesto León Gómez, empleado en la Bi-


blioteca, dirige con su hermano Adolfo el periódico El
Bogotano. En su edición del 3 de julio de 1882 (año I,
serie 1, núm. 12), publica un interesante artículo sobre la
Biblioteca, del cual escogemos algunos párrafos:

[La Biblioteca está] distribuída hoy en tres salones, de los


cuales dos miden treinta metros de largo por siete de ancho cada
uno, y el tercero, destinado exclusivamente para las obras ameri-
canas, veintiséis por cuatro. Hay también una sala para guardar
el "Archivo histórico", y un salón de lectura, ambos departamen-
tos de iguales dimensiones a las de la Biblioteca americana, y
una espaciosa sala en el piso inferior del edificio, destinada para
depósito de obras duplicadas. Los cinco primeros salones reciben
luz suficiente por veintiocho grandes ventanas con vidrieras, y
tienen tres puertas: la primera da acceso al gabinete de lectura,
la segunda al "Archivo histórico", y la tercera a las oficinas de la
"Biblioteca nacional", que están todas comunicadas.
Las estanterías azules y con perfiles de oro que existían en
1767, han sido reemplazadas recientemente por otras nuevas, y
el cuadro de San Ignacio ha cedido el puesto a los retratos de los
señores Francisco Antonio Moreno y Escandón, protector de la
Real Biblioteca de Santafé, y Coronel Anselmo Pineda, ftmdador
de la "Biblioteca de obras nacionales".
Los pisos de todos los salones han sido reformados también,
y el de la sala de obras americanas alfombrado. El mobiliario es
hoy moderno y decente; las estanterías superiores han sido rl>-
deadas por una balaustrada para mayor seguridad y las escaleras
son espaciosas y cómodas: los globos maltratados y los instru-
mentos del arte de la geografía, no existen ya.
En resumen, y para concluir diremos que, durante los años
Iransmrn"dos de 1767 a 1882, ha habido una entrada en el esta-

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 163

blecimiento de 55.818 volúmenes que, unidos a los 4.182, dan un


total de 60.000 obras, que hacen que la Biblioteca nacional de
Colombia sea la más rica de la América del Sur.
ERNESTO LE6N G.

DON MARco FIDEL SuÁREz REEMPLAZA 'AD INTERIM'


A DON MIGUEL ANTONIO CARO.
El 31 de julio de 1884, el señor Caro obtiene licencia
para separarse por el mes de agosto siguiente del "empleo
de Director de la Biblioteca nacional", y se nombra inte-
rinamente en su reemplazo, por el término de la licencia,
al señor Marco Fidel Suárez 7. Dice así el decreto núme-
ro 628 de 1884, en su artículo único: "Concédese al señor
Miguel Antonio Caro la licencia que solicita para sepa-
rarse por el mes de agosto próximo del empleo de Direc-
tor de la Biblioteca Nacioml; y nómbrase, interinamente,
en su reemplazo, por el término de la expresada licencia,
al señor Marco Fidel Suárez".
Este acto oficial tiene la particularidad de que reúne
en su texto los nombres de los dos únicos directores de la
Biblioteca Nacional que han ejercido la presidencia de
la República: don Miguel Antomo Caro (de 1892 a 1898)
y don Marco Fidel Suárez (de 1918 a 1921) .
El busto del señor Suárez, gloria de las letras españo-
las, honra el vestíbulo principal de nuestra Biblioteca y
lleva la siguiente inscripción : EL GOBIERNO DE COLOMBIA
A MARco FIDEL SUÁREz, JULIO -1942.

NUEVO REGLAMENTO.
Solamente dos años y tres meses rige el que redacta el
señor Caro, pues el 13 de diciembre de 1884 el Consejo

• Decreto 628 del 31 de julio de 1884, Diario Oficial, núm. 6156.

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164 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Académico de la Universidad expide uno nuevo, que en


líneas generales reproduce el anterior. Es aprobado el 20
del mismo mes por el presidente Rafael Núñez y lo auto-
riza como secretario de Instrucción Pública el doctor En-
rique Alvarez, quien pocos años más tarde ocupa la di-
rección de la Biblioteca. Ve la luz en los Anales de Ins-
trucción Pública, t. IX, núm. 46, mes de enero d~ 1885.
El número siguiente de esta revista, o sea el 47, se publica
año y medio después. Tan prolongada suspensión es a
GlUS:l. de la guerra que asue1a al país en esa época.

EL SEÑOR CARO
EN EL CONSEJO DE DELEGATARIOS .

Habiendo pedido el señor Caro nueva licencia, se en-


carga de la dirección al oficial mayor señor Saturnino
Vergara; y como éste también solicita permiso, se llena la
vacante, entretanto, con el señor Osear Rubio, según de-
creto número 16 del 11 de enero de 1886 s.
Se prorroga la licencia al señor Caro mediante de-
creto número 451 del 3 de agosto de 1886, que trascribi-
mos porque tiene relación directa con hechos históricos
muy importantes:

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA,

CONSIDERANDO:

Que el señor .\-figuel A. Caro, Director en propiedad de la


Biblioteca ~acional, está en u.;o de licencia, separado del ejer-
cicio de su empleo, por hallarse como miembro del Cansejo de
Delegatarios, prestando importantes servicios a la ación,

• Diario Oficial, núm. 656 . del 12 tIe enero de IS 6.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 165

DECRETA:

Artículo único: nómbrase al señor Osear Rubio, director in-


terino de la Biblioteca Nacional por d tiempo en que el em-
pleado en propiedad se halle separado del ejercicio de las fun-
ciones de tal.
J. M. CAMPO SERRANO.
El Secretario de Instrucción Pública
ENRIQUE ALVAREZ.

El Consejo de Delegatarios es convocado el 10 de sep-


tiembre de 1885 y se reúne el 11 de noviembre del mis-
mo año.
La nueva constitución se sanciona el 6 de agosto de
1886, tres días después de prorrogar la licencia al señor
Caro. Y el 13 de los mismos se nombra director interino
a don Ricardo Carrasquilla, por renuncia del director en
propiedad, señor Miguel Antonio Caro, y por la del
director interino, señor Osear Rubio 9.

DONACIÓN DE LA BIBLIOTECA
DE DON MIGUEL ANTONIO CARO.

En el capítulo que trata de la dirección de don Tomás


Rueda Vargas en el año de 1939, referimos cómo los
señores Julio y Víctor E. Caro donan a la Biblioteca Na-
cional la particular de su padre don Miguel Antonio 10.

• Diario Oficial, núm. 6769, dd 17 de agosto de 1886.


10 M~moria dd .HinÚtro d~ Instntcoón P,íblica al Congruo d~ 1939,
pág. 72.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA NACIONAL
EN LA REPUBLICA DE COLOMBIA

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


CAPITULO XIII

OSCAR RUBIO, RICARDO CARRASQUILLA


y SATURNINO VERGARA,
DIRECTORES INTERINOS

El 6 de agosto de 1886 se sanciona la nueva Cons-


titución, que establece el régimen centralista. La Consti-
tución federal de Rionegro ha dejado de existir. Los Es-
tados Unidos de Colombia se convierten en la actual Re-
pública de Colombia.
Ya no hay secretarios de la presidencia en diferentes
ramos, sino ministros. Y cada ministerio se somete a una
organización nueva.

EL MINISTERIO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA.

El 9 de octubre de 1886 el Poder Ejecutivo dicta el


decreto número 596, sobre instrucción pública, autoriza-
do por el general José María Campo Serrano corno vice-
presidente de la República (por ausencia del titular doc-
tor Rafael Núñez), y por el doctor José Domingo Ospina
como ministro de Instrucción Pública.
La Biblioteca Nacional, según el artículo 54, hace par-
te de la Universidad y está sometida, por consiguiente, a
la dirección del Ministerio de Instrucción Pública.

OSCAR RUBIO.

Como vimos en el capítulo anterior, el 11 de enero


de 1886 el señor Rubio es nombrado director interino de

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


170 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

la Biblioteca, por licencia concedida al señor Saturnino


Vergara, oficial mayor, quien a su turno reemplaza en
interinidad a don Miguel Antonio Caro; y el 3 de agosto
siguiente se renueva el nombramiento al señor Rubio 1.

RICARDO CARRASQUILLA.

A mediados del año ocupa el puesto de director in-


terinamente don Ricardo Carrasquilla, quien muere el
24 de diciembre siguiente. Aunque desempeña el cargo
sólo unos pocos meses, deja instalada una sólida y espa-
ciosa estantería destinada a las obras de autores antiguos 2.
Con motivo del primer centenario de la Independen-
cia, en el año de 1910, el secretario de la Academia Co-
lombiana, el ilustre don Diego Rafael de Guzmán, quien
también dirige la Biblioteca Nacional en 1887 y 1888, re-
sume así los méritos literarios de don Ricardo:
Entre los individuos pertenecientes a esta corporaci6n que
han fallecido, no podría dejar de citar al señor don Ricardo Ca-
rrasquilla, académico correspondiente, fino amante del enalteci-
miento de la patria, poeta de ingeniosa originalidad, orador elo-
cuente y fil6sofo, que en su tiempo ejerci6 la mejor influencia en
la educaci6n de la juventud y que form6 hombres que han hon-
rado a nuestra sociedad 3.

Al cumplirse, el 22 de agosto de 1927, el primer cen-


tenario del nacimiento de don Ricardo, se coloca en la
Biblioteca su retrato, que ahora se encuentra en la sala
de investigadores del nuevo edificio. El doctor José Mi-

, Diario Oficial, núm. 6769 cit.


• Ru'Ísta de la Bibliotua Nacional de Bogotá, año n, núm. 18, no-
viembre de 1929.
• Discurso pronunciado d 17 de julio de 1910, en Á12I1IrT'io de la
Ácademia Colombiana, t. n. 1910-1911. pág. 52.

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LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 171

guel Rosales, entonces director, pronuncia un discurso en


que realza así la obra de don Ricardo como educador:

Presidirá estos anaqueles el retrato al óleo que acaba de des-


cubrirse, obra del artista Gómez Campuzano. Bien queda este
lienzo en el austero recinto de la Biblioteca, de la cual fue don
Ricardo Carrasquilla digno director. Y como complemento de este
fondo bibliográfico, hemos empezado ya a formar la sección in-
fantil, cuyo radio de acción habrá de extenderse hasta tocar la
escuela más lejana y humilde de nuestros campos 4.

SATURNINO VERGARA.

Por la muerte de don Ricardo Carrasquilla queda


encargado de la dirección el oficial mayor don Saturnino
Vergara, benemérito investigador de los anales patrios a
quien ya hemos citado y de quien hablaremos especial-
mente en el capítulo de la mapoteca.
El 19 de enero de 1887 rinde un informe cuyos prin-
cipales acápites nos permitimos copiar, porque, además
de su interés intrínseco, no se ha presentado otro desde
hace varios años 5.

Bogotá, Enero 19 de 1887.

Señor Ministro de Instrucción pública nacional. Presente.


Encargado como estoy accidentalmente de la Dirección de la
Biblioteca nacional, tengo el honor de enterar a Su Señoría de
las condiciones en que se halla el establecimiento y de sus nece-
sidades.
Se han comenzado los interesantes trabajos bibliográficos qut:
el señor Don Miguel Antonio Caro dt:jó ya muy adelantados al
separarst: dt: la Dirt:cción dd establecimiento.

• Revista Santajé y Bogotá, t. X, septiembre de 1927, pág. 112.


• AnaJu d~ la Instrucción Pública, febrero de 1887.

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172 H ISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

La librería del Salón americano se está acabando de clasificar


por medio de un índice de autores, y ordenándose a la vez según
los tamaños de los libros.
El Salón de obras extranjeras se ha arreglado de manera q ue
haya mayor facilidad para entregar los libros que piden los lec-
tores.
Las librerías que pertenecían a las comunidades conventuales,
que no habían podido arreglarse por falta de estantes, hoy se están
colocando en los que fueron suministrados por orden de ese Mi-
nisterio, a indicación del señor Don Ricardo Carrasquilla.
Algunos de los editores y escritores colombianos han consig-
nado en la Biblioteca sus producciones, las que alcanzan a ciento
treinta y una obras. Los libros adquiridos por canje llegan a vein-
ticuatro.
En el oden moral y religioso, la Biblioteca nada deja que
desear : comenzando por la sublime inscripción que se halla en
el frontispicio del local (Sapientia aedificavit sibi domum-Prover.
Cap. 9-1), su utilidad es muy grande porque abre la puerta a los
que quieren vivir sabiamente según el Libro de la vida. Hállase
allí todo género de erudición para los teólogos, para los oradores,
para los sacerdotes y para todos los que profesamos el Cristianis-
mo. También los literatos encuentran copiosos libros en lenguas
muertas, en inglés, en italiano, en francés y en alemán, y cuanto
puede enseñar la Historia: las biografías, los viajes, cuadros de
costumbres, etc. Las personas curiosas, los bibliógrafos, los botá-
nicos y los arqueólogos encuentran ediciones raras y preciosas
del siglo xv, obras de lujo, curiosas y singulares, y manuscritos
de la época de la Colonia.
Las deficiencias de la Biblioteca consisten en la falta de obras
científicas modernas al nivel de los últimos adelantos aplicables
a todas las profesiones y a las riquezas naturales que nos brinda
el país.
Para llenar esta imperiosa necesidad, es necesario que el Go-
bierno solicite de las personas doctas en cada tina de las profe-
siones, un catálogo de las obras que deban pedirse.
El número de lectores ascendió durante el año próximo pa-
sado a cuatro mil doscientos treinta y siete, esto es, trescientos
cincuenta y tres por mes y doce diarios por término medio. Las
materias consultadas fueron Ciencias y Artes, Humanidades, His-
toria y Teología. El total de ellas ascendió durante el año a 11.176,
número que se descompone así:

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LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 173

Obras servidas en un mes: Ciencias y Artes, doscientas diez;


Humanidades, ciento ochenta; Historia, trescientas treinta y ocho;
y Teología, doscientas. Total : novecientas veintiocho mensual"
mente.
Número de obras servidas durante el año: Ciencias y Artes,
dos mil quinientas veinte; Humanidades, dos mil ciento sesenta;
Historia, cuatro mil cincuenta y seis; y Teología, dos mil cuatro-
cientas cuarenta, por término medio.
En las 11.170 número de obras servidas durante el año, están
comprendidas muchas que lo han sido a unas mismas personas
en diferentes días.
Concluyo este informe reiterando a su señoría las protestas
de mi respeto y consideración,
SATURNINO VERGARA.

EL PRESUPUESTO.

La penuria del tesoro se agrava por la guerra. Se re-


duce el personal y se rebajan los sueldos. En el presu-
puesto de la vigencia 1885-1886, quedan así:

Bibliotecario a $ 100 mensuales.. . . . . . . . .. S 1. 200


Oficial mayor a $ 64 mensuales ........... $ 768
Portero a $ 25 mensuales... . . . . . . .. $ 300

Se apropian $ 30 mensuales para el contrato de en-


cuadernación 6.

• Analn d~ la Instrucción Pública, cit.

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CAPITULO XIV

DIEGO RAFAEL DE GUZMAN


y JOSE MARIA RIVAS GROOT
EN LA DIRECCION DE LA BIBLIOTECA

DIEGO RAFAEL DE GUZMÁN.

Nace en Guaduos el 19 de abril de 1848 y muere en


Bogotá el 4 de diciembre de 1920.
Después de formar en la guerrilla de Guasca durante
la revolución de 1876, dedica su vida a las letras. Profe-
sor de diversas materias en varios establecimientos de edu-
cación, dicta la clase de castellano superior por más de
cincuenta años, en el Colegio Mayor de Nuestra Señora
del Rosario l. Ocupa :.dtas posiciones, como la de director
de la Biblioteca y las demás que enumeramos adelante.
Don Diego Rafael toma posesión del cargo de direc-
tor a principios del año de 1887.
El 31 de marzo pasa la lista de obras donadas en el
período trascurrido desde el 16 de septiembre de 1886
hasta el 31 de marzo de 1887, y el 19 de junio siguiente
informa sobre las publicaciones periódicas nacionales que
por los respectivos editores se han enviado después del 5
de noviembre de 1886, en que se expide el decreto sobre
deberes de los impresores. Varias estadísticas sobre el mis-
mo asunto pasa el señor de Guzmán durante el año de

1 G USTAVO Ornto fosoz, Hombrt:i y riudadu, Bogotá, 1948, Minis·


rerio de Educaóón Naóonal, pág. 662 .

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 175

1887 Y los primeros meses del 88, muy detalladas y orde-


nadas, que pueden consultarse en los Anales de la Ins-
trucción Pública, tomos XI y XII. En el informe del 16
de enero merece destacarse una excelente donación de
obras nacionales y extranjeras hecha por el director de la
Academia Colombiana, don José Caicedo Rojas 2. Las pu-
blicaciones periódicas están agrupadas por imprentas, de
manera que forman una lista aproximada de las que en-
tonces existían en el país.

VISITA DEL MINISTRO.

El 13 de abril de 1888, el ministro de Instrucción Pú-


blica, doctor Jesús Casas Rojas, efectúa la visita reglamen-
taria a don Diego Rafael Guzmán, el acta de cuya dili-
gencia contiene datos muy importantes para la historia
del Establecimiento y su estado en aquella época. Por eso
trascribimos algunos párrafos salientes 3:
Se calcula que existen en la Biblioteca unos 40.000 volúmenes.
Gran parte de las obras que pertenecían a los antiguos conventos
están incompletas. Se nota que hay escasez de obras modernas, es-
pecia/mente científicas. De suerte que los jóvenes no encuentran
en la Biblioteca el auxilio apetecible para estudios profesionales.
Hay, pues, necesidad de adqtúrir obras modernas que versen es·
pecialmente sobre Ciencias Natura/es y Medicina.
Se llevan colecciones de periódicos, las cuales están arregladas
e~ grandes masas, en el centro de uno de los salones. Las de peri&
dlcos de la capital están completas; mas no así las de los pe-
riódicos de los Departamentos, porque no llegan con la debida
puntualidad.
Se están trabajando catálogos, que son de dos clases: catálo-
gos alfabéticos por aatores, y otros distribuídos por materias. Los
catálogos de obras americanas se concluirán pronto.

• Anal~I d~ la lmtrucción Pública, 1. X, núm. 57, pág. 351; t. XI,


págs. 20 Y 401; 1. XII, págs. 131, 134 a 137 y 330.
I Anal~s d~ /a lnItrllcción Pública, t. XII, núm. 69, abril de 1888, pág. 303.

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176 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

El número de lectores es de 20 diarios, por término medio,


los cuales concurren de las 11 a.m. a las 3 p.m.; y durante este
tiempo los empleados de la Biblioteca están vigilando y manteo
niendo el orden de ella.
El local está muy aseado. El salón americano presenta muy
agradable aspecto, así como la estantería de las obras norteame-
ncanas.
Como la Biblioteca va aumentando día por día, pues las im-
prentas de la República están obligadas a enviar a ella todos sus
trabajos, y de las obras que se inscriben en el "Registro de pro-
piedad literaria" pasan a ella dos ejemplares, pronto será insufi-
ciente el local.
Con el objeto de obtener obras modernas, convendría que
a los autores se les exigiera, para concedérseles título de propie-
dad, siquiera diez ejemplares de sus obras para poderse establecer
canjes con algunas n:lciones europeas, especialmente España.
Siendo las 3Yz p.m., se suspendió la presente visita para con-
tinuarla en el próximo mes.

J. CASAS ROJAS. - D. R. DE GuzMÁN. - ENRIQUE ALVAREZ.

Debemos notar que el señor Enrique Alvarez es en


el año próximo sigu:ente director de la Biblioteca.

NUEVO DECRETO.

En el año de 1888 se dicta un nuevo decreto orgáni-


co de la Universidad Nacional, el número 987, y entre
sus establecimientos complementarios continúa figuran-
do la Biblioteca Nacional.
El señor de Guzmán pide licencia para separarse del
cargo y se le concede por decreto núm. 620 del 20 de julio
de 1888, que firma el Presidente DI. Rafael Núñez, en el
sitio de San José, en viaje hacia la capital. En la misma
disposición designa "para que lo reemplace en su ausen-
cia el señor D. José Rivas Groot".

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 177

DON DIEGO RAFAEL EN LA SECRETARÍA DEL SENADO.

OTRAS FUNCIONES.

Al inaugurarse el Congreso el 20 de julio de 1888,


don Diego Rafael pasa a ocupar el cargo de secretario del
Senado, y como tal firma las leyes de ese año. No vuelve
a la Biblioteca.
Deja el señor de Guzmán merecida fama de poseer
un estilo castizo, que sobresale en la redacción de las ac-
tas, como que es un notable filólogo, gramático y hombre
de letras. En 1889 desempeña la Subsecretaría de Instruc-
ción Pública, puesto apropiado para su defensa de la pu-
reza del idioma. Y en 1898, según "eremos a su debido
tiempo, rinde informe al Congreso como encargado del
Ministerio de aquel ramo.
Es miembro muy distinguido de la Academia Colom-
biana, de la cual es secretario desde 1910 en reemplazo
de don Rafael Pombo.

PRODUCCIÓN LITERARIA.

La del señor de Guzmán es escasa, "pero se la con-


sidera como dechado de severo y clásico estilo, en que se
destaca el pensamiento elevado y limpio", dice Gustavo
Otero Muñoz, otro bibliotecario, ya de los años cincuenta
de este siglo. Don Diego Rafael publica varios artículos en
La América y La Tarde. En esta última revista aparece
también su novela inconclusa Resignación. Luego ve la
luz en El Zipa su otra novela La Cruz de Mayo, que con
la titulada Una silueta de don Homobono de los Cameros
le vale ser elegido miembro de número de la Academia
Colombiana y, como tal, correspondiente de la Española.
Pero lo mejor y más denso de sus escritos se encuentra en
las páginas del admirable Repertorio Colombiano, que se

12

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


178 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

reproducen, después de su muerte, en el libro Selecci6n


literaria 4.
Luego de una vida pulcra como su idioma, dedicada
a las letras y al magisterio, recibe los honores académicos
que le corresponden, y la gobernación de Cundinamarca
lamenta su fallecimiento, mediante el decreto número 137
del 6 de diciembre de 1920 5 •

JosÉ MARÍA RIvAS GROOT,


DIRECTOR INTERINO.

Este eminente bogotano (1863-Roma, 1923), fiel a su


nobilísima tradición familiar, cultiva las letras con talento
afortunado. Dueño de dilatada cultura humanística, es
orador elocuente de profundo pensamiento; poeta de no-
ble inspiración, célebre en las letras castellanas por crea-
ciones de la altura lírica de Constelaciones y La natura-
leza; como crítico literario, historiador, diplomático y
hombre de Estado, su nombre ocupa lugar señalado en
Colombia. Su novela ResuJ'recci6n constituye una her-
mosa joya de la narrativa hispanoamericana.
Como ya se dijo, fue designado director encargado
de la Biblioteca Nacional por decreto núm. 620 del 20 de
julio de 1888. En su paso fugaz por la dirección de la Bi-
blioteca, acendra su culto por el libro; estimula las rela-
ciones con institutos similares del Continente y la Penín-
sula Ibérica; registra las obras recibidas en el período
del 19 de abril hasta el 31 de agosto de 1888; hace adqui-
siciones tan notables como la colección completa de la
célebre Revue des deux mondes 6 y recibe de los herma-

• GUSTAVO ÜTUO Mu);oz. ob. cit., pág. 603.


• Bolam de Instrucción P,íblica de Cundinamarca, t. VIl, núm. 70,
noyiembre de 1920.
• Anales de la Instrucción Pública, t. XliI, agosto-diciembre de 1888,
págs. 81 y 516.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE. COLOMBIA 179

nos don Angel y don RuEno J. Cuervo una excelente do-


naci6n de 232 volúmenes de la biblioteca que perteneci6 a
su padre el vicepresidente Cuervo. Dice así la carta re-
mlsona:
París, 9 de octubre de 1888
3, rue Mcissonier.
Señor Bibliotecario de la Nacional
de Bogotá.
Hemos encargado al Señor Dr. Federico Pariño para que en
nuestro nombre se sirva entregar a ese establecimiento al'gunos
libros provenientes de la biblioteca de nuestro padre. Esperamos
que, recibidos como prenda de afecto a nuestra ciudad natal, se
sirva Ud. darles colocación y ponerlos a disposición del público.
Dios guarde a Ud.
ANGEL CUERVO

R. J. CUERVO 7

Digna de admiraci6n es la dinámica que imprime al


Instituto en poco menos de seis meses que ejerce su di-
recci6n. De tal suerte merece las alabanzas de su sucesor
Don Enrique Alvarez Bonilla, quien el 5 de junio de
1889 le escribe:
Pondré todo esmero en continuar cultivando las rel-aciones
que, con recomendable y patriótico interés, se sirvió Ud. iniciar
con varias bibliotecas, en la época feliz para la que hoy se halla
a mi cargo en que Ud. fue su Director 8 .

Personalidades como don Manuel Tamayo y Baus,


director de la Biblioteca Nacional de Madrid, y don Ri-
cardo Palma, de la de Lima, corresponden al intercambio

T Epistolan'o d~ Rutino los¿ CtI~n'o con los mi~mbros de la Academia

Colombiana. Publicaciones del Instituto Caro y Cueryo, Archi,'o Epistolar Co-


lombiano, V. Edición y notas de Morueñor MAluo GEUlÁl< ROMERO, Bogotá,
1972, págs. 143 }' sigs.
• Archivo de la familia RIvAS SACCO:-rI, de Bogotá.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


180 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

bibliográfico propuesto por el señor Rivas Groot y se re-


fieren con alabanza a sus producciones literarias de en-
tonces, como su antología Víctor Hugo en América o su
estudio preliminar en el Parnaso Colombiano publicado
en 1886.
Poco después de su retiro de la dirección, su sucesor
contrata con don José María la elaboración del Catálogo
de las obras hispanoamericanas existentes en la Biblio-
teca Nacional de Bogotá, obra utilísima que, anónima, ve
la luz en 1897.
Cuando en 1907 ocupa la presidencia de la Academia
Nacional de Historia, se preocupa en especial por el en-
riquecimiento de la biblioteca del Instituto y consulta con
su sabio y afectuoso corresponsal don Rufino J. Cuervo,
acerca de los libros que más convendrían a tan budable
fin. Es esta oportunidad para conocer el acertadísimo cri-
terio de Cuervo sobre el particular y bien vale la pena
recordarlo en esta Historia, aunque no se refiera directa-
mente a la Biblioteca Nacional.
Dice así el señor Cuervo en la parte pertinente de su
carta para don José María, fechada en París el 7 de julio
de 1907 :
Pensando en los libros que con\'endría llevar para nuestra
Academia Nacional de Historia, indicaré a U., deseando que me-
rezca su aprobación, la idea que siempre he tenido en materia de
adquisición de obras por parte de los Gobiernos. Libros comunes
y de precio moderado están al alcance de cualquiera, o por lo
menos pueden muchos poseerlos. y facilitar su consulta a los po-
bres. _To sucede lo mismo con obras monumentales, con las gran-
des colecciones que, aun en países ricos. poquísimos particulares
pueden tenerlas en propiedad. En mi concepto corresponde a los
Gobiernos el colocarlas en establecimientos públicos o en manos
de corporaciones respetables que, conservándolas, extiendan y per-
petúen su influencia. Esos grandes monumentos la tienen muy
grande no sólo por los datos que contienen, sino por el respeto
que infunden, enseñando lo que puede el [a.ento ayudado de la
constancia y un método \'erdaderamente científico.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 181

Yo me atrevería a decir que más vale que se compren pocas


de estas obras que muchas fáciles de adquirir, escogiendo para
ello las que ya no se hal!en en la Biblioteca Nacional o en otros
establecimientos públicos. Por vía de ilustración de mi idea, citaría
la Colección de documentos inéditos para la historia de España,
y otras menos voluminosas relativas a la historia de Aragón e In-
dias; l'Os Mom~menta Germaniae historica (el último o uno de
los últimos volúmenes contiene las obras de Draconio y otros es-
pañoles; en otros están las leyes viSigóticas, etc.); el Corpus ins-
criptionum latinarttm pub!icado por la Universidad de Berlín; el
Dictionary 01 National Biography; la Histoire littél'aire de France,
etc. Si a U. le parece bien la idea, puede indicarme otras obras
por el estilo, sin dar importancia a :a enumeración que me ha
dictado mi mala memoria; y con el mayor gusto haré las diligen-
cias para averiguar los precios y mejor modo de conseguirlas. Por
de contado que esto no quita el que hag:l yo igual diligencia con
respecto a cualesquiera otras obras que el Gobierno quiera ad-
quirir. Lo único que los años me van dejando es la buena vo-
luntad, y con ésa deben siempre contar mis compatriotas 9.

• Epistolario cit .. págs. 160 )' 161.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


CAPITULO XV

ENRIQUE AL V AREZ BONILLA

Nace en Tunja el 20 de enero de 1848. Durante SU


adolescencia y juventud permanece en Chiquinquirá, ciu-
dad donde estudia y asciende a profesor y director de esta-
blecimientos de educación. Funda allí los papeles políticos
La Esperanza y El Occidente, al propio tiempo que co-
labora en El Ferrocarril. Vicerrector de la Escuela Nor-
mal de Bogotá, rector del Colegio Boyacá, secretario de
Instrucción Pública; encargado de la de Fomento, carác-
ter en el cual firma la Constitución de 1886, desempeña
aquella cartera en varias ocasiones. Es también profesor
universitario. Publica artículos y poesías en muchas hojas
periódicas de Bogotá. Es director de Colombia Cristiana,
de la Revista de Instrucción Pública, de La Caridad y da
a la luz numerosas obras cuya lista puede consultarse en
las notas biográficas y bibliográficas con las cuales Monse-
ñor Mario Germán Romero ilustra el volumen V del Ar-
chivo Epistolar Colombiano, notable publicación del Ins-
tituto Caro y Cuervo de Bogotá.
Miembro fundador de la Academia de Historia. La
Academia Colombiana, a veces llamada de la lengua, lo
elige individuo de número para llenar el sillón vacante
por la muerte de don Rufino José Cuervo, pero no puede
tomar posesión de tan honroso cargo porque fallece pocos
meses después, el 26 de octubre de 1913 l.

, ISIDORo LAV:ER.DE AMAYA, Bibliografía colombiana, Bogotá, Imprenta y


Librería de fedardo RiyllS, 1895, pág. 23. GUSTAVO OTERO MuÑoz, Hom·

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 183

El doctor Liborio Zerda, en su informe como minis-


tro de Instrucción Pública al Congreso de 1894, dice que
la Biblioteca "para su servicio tiene un director que lo es
el señor D. Enrique Alvarez, literato distinguido que se
ha consagrado al buen desempeño de su misión ... ".

DE BIBLIOTECARIO.

Comienza el señor Alvarez a servir el cargo a fines


del año de 1888 2 • Lo desempeña, por la primera vez,
hasta el de 1898.

INFORME DE 1890.
El 20 de mayo rinde informe al ministro de Instruc-
ción Pública 3. Aplaude la medida de prohibir el présta-
mo de libros, adoptada por el decreto 634 de 1886. Hace
hincapié en la obligación de remitir a la Biblioteca tres
ejemplares de toda publicación, según decreto 635 de 1886
y resolución del Ministerio de Gobierno, inserta en el
Diario Oficial número 7495, recordada en la circular nú-
mero 206 del 22 de enero de 1890. Pero considera que es
muy difícil hacerla cumplir "porque no es posible tener
conocimientos de todas y cada una de las obras que se
publican en el país, ni siquiera de las que se editan en
esta ciudad" y porque "una vez que los autores no tengan
voluntad de enviar tales ejemplares, ya por creer que se
perjudica la venta de sus obras, ya por cualquier otro mo-
tivo, no se les podría obligar sino imponiéndoles cons--

br~s y ciudad~s, Bogotá, 1948, págs. 527 y 528; Epistolario d~ RlIfino los¿
CU~IJO con los mi~mbros d~ la Acad~mia Colombiana, Bogotá, Instituto
Caro y Cuervo, 1972.
• Anal~s d~ la Instrucción P,wlica, t. XV, núm. 85, pág. 127.
• Inform~ dd Minútro d~ Instrucción P/íblica, 1890, pág. LXXV. Bj-
bliotuario, pág. 75.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


184 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

tantes multas, lo cual es siempre odioso y un tanto depre-


sivo de la dignidad de individuos que no han cometido
falta alguna. En este país se carece de estímulos para los
escritores públicos. Con raz6n dice alguien que «el que
da a luz aquí una obra, revela, o mucho heroísmo o mu-
cho candor»".

OBRAS ANTIGUAS Y MODERNAS.

y añade Alvarez Bonilla:


Esta biblioteca es muy rica en obras antiguas . Al decir de
personas conocedoras, es la más notable, a este respecto, de las
de Sud América. En obras modernas es, por e! contrario, suma-
mente pobre: es, puede decirse, extraña al movimiento literario
y científico de! mundo civilizado. Baste decir que no hay casi
una obra de las que constituyen la moderna literatura española.
Por lo que respecta al gran trabajo científico moderno, rara será
la obra que dé cuenta de él.

EL LOCAL.

Dice que "el local es ya insuficiente", y prosigue así:

Como actualmente no sale nada de aquí, y sí ingresan 50


obras, por término medio, cada mes, la Biblioteca aumenta cons-
tantemente, y ya no hay dónde colocar los libros. Podría desti,
narse para aumento del local la planta baja del edificio que hoy
sirve de Museo, y pasar éste a algún departamento de Santo Do-
mingo, donde los hay muy a propósito. Con una escalera de co-
municación interi01', quedaría muy cómodo e! local, pues en las
piezas que hoy ocupa el Museo se colocarían las obras que el
público no consulta con frecuencia, y quedaría en la parte alta
espacio desahogado para e! debido arreglo de las que forman la
parte activa de la Biblioteca y de las que ingresarán dentro de
poco tiempo si, como confiadamente lo espero, el Honorable Con-
greso se determina a favorecer eficazmente este civilizador Es-
tablecimiento.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 185

CATÁLOGOS.

De la catalogación dicen todos los bibliotecarios que


es un problema que se ha::e cada día más grave. Alvarez
Bonilla se expresa así:

Puede decirse que esta Biblioteca no tiene catálogos, pues los


que existen prestan ya muy escaso servicio a causa de sU antigüe-
dad. Hay éstos: uno que comprende las obras que había en 1856;
e! de la Biblioteca Pineda, acabado de formar en 1872, y algunos
suplementos rezagados que se han insertado en los Anales de la
Instrucción Pública. De suerte que la mayal' parte de las obras
que desde 1856 han entrado al Establecimiento, no están cata-
logadas.
Existe un salón destinado exc:usiyamente a obras americanas,
parte la más importante, sin duda, de la Biblioteca para un co-
lombiano; pero, por desgracia, desconocida casi por completo de!
público. Hay necesidad de un catálogo de estas obras; y ya la
prensa ha hecho, con justicia, reclamaciones sobre el particular.
En vista de esto, celebré con D. losé Rivas Groot tm contrato para
la publicación de dicho catálogo, e! cual me pareció ventajoso
para el Tesoro público y, para su sanción, lo envié a ese Minis-
terio en Diciembre último. En dicho salón existe, casi completo,
el periodismo de! país, desde la creación de éste hasta nuestros
días. Bastaría esto solo para considerar como de suma importan-
cia e! catálogo en referencia.
Creo que debería emprendel'se un trabajo serio, y lo más
ajustado posible a los métodos modernos, sobre la formación de
un catálogo general de la Biblioteca.

CAMBIO DE LIBROS NUEVOS POR LIBROS VIEJOS.

Con frecuencia sucede que los particulares proponen canjes


de obras modernas pOt' ejemplares de antiguas de que haya más
de una. Como no simpatizo con esta especie de cambios, no he
celebrado arriba de dos, yeso con expresa aprobación de ese
Ministerio y con evidentes \entajas, a mi juicio, para la Biblio-
teca. Obras hay de antigua edición que hoy tienen en Europa un

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


186 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

alto precio, sin más que por su carácter de antigüedad. Así, v.


gr., la primera edición de las Elegías de varones ilustres de Indias
por Castellanos, vale allí 200 francos, y una moderna se puede
conseguir por unos 8 pesos. Existe en esta Biblioteca una obra anti-
gua que, al parecer, vale unos 40 centavos, y sin embargo puede
estimarse en unos 200 pesos. El comercio de libros no se somete a
las leyes del de los demás artículos: muchas veces no se paga sino
lo raro y curioso. Por consiguiente, se correría el riesgo de canjear
un libro valioso a mérito de su antigüedad, por uno moderno de
precio mucho menor. Esto es lo que me hace ver con descon-
fianza dichos canjes.

CANJES.

Alvarez Bonilla insiste en el acrecentamiento del sis-


tema de canjes y su importancia para nuestra Biblioteca,
que ya lo ha establecido hace muchos años. Y muestra el
caso sucedido con el gobierno del Brasil:

De aquí se enviaron algunas obras de Botánica, incompletas,


porque nuestra Flora está aún en embrión, y de allí nos corres-
pondieron con su monumental Flora, que consta de 29 grues~
volúmenes, y que, al decir de un Profesor competente, vale una
considerable suma de pesos. Es seguro que en la Flora del Brasil
esté contenida, casi íntegra, la nuestra. Ojalá que algún día una
comisión de hombres competentes extractase de esta obra lo que
corresponda a nuestra zona: tendríamos, a poco costo, la tan
deseada Flora Colombiana, que reportaría al país bienes ines-
timables.
El sistema de canjes ha sido ya adoptado por otras biblio-
tecas americanas, sobre lo cual he recibido varias circulares. Por
más que deseo corresponder a tan loable pensamiento, continuan-
do los canjes que fueron iniciados por esta Biblioteca, nada puedo
hacer, porque ya no haUo cosa de importancia que enviar. Este
inconveniente se obviaría si se comprasen, como ya 10 indiqué,
algunos ejemplares de l-as obras que se publican en el país, con
el fin de enviarl~ a otras bibliotecas, y obtener en cambio lo
que se publica en las naciones hermanas.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 187

IMPORTANTE RESUMEN DE NECESIDADES.

Hace luego el señor Alvarez una admirable síntesis


de las necesidades de la Biblioteca, que dice así:
1Q.-Hay necesidad de destinar las primeras horas de la
noche a la lectura del público.
2Q.-Conviene sostener con todo rigor la disposición de que
no se permita sacar obras o documentos de la Biblioteca.
3Q.-Hay que recobrar las obras que se perdieron en épocas
pasadas.
4Q.-Hay necesidad de ensanchar el local y proveer de estan-
terías los salones que se le agreguen. Calculo que en esto se gas-
tarían a lo sumo $ 1.000.
SQ.-Las necesidades intelectuales del país reclaman que se
haga a Europa, cada aiío, un pedido de obras modernas. Con
$ 1.000 anuales que se invirtiesen prudentemente, al cabo de algún
tiempo la Biblioteca adquirirá grande importancia.
6Q.-Es conveniente, justo y civilizador el destinar alguna
suma (unos $ 1.000 anuales) para comprar algunos ejemplares
de las obras nacionales, para proveer la Biblioteca, y para sostener
con las naciones Hispano-Americanas y con España el servicio
de canjes.
7Q .-Hay que obligar a los editores de periódicos a que envíen
a la Biblioteca siquiera tres ejemplares de cada número. El mejor
medio sería negar el porte de correos a los periódicos cuyos edi-
tOres no cumpliesen con este deber.
8Q.-Hay necesidad imperiosa de publicar el catálogo del salón
americano.
99 .-El ensanche de la Biblioteca exige que se emprenda la
formación de un catálogo general, de acuerdo, en lo posible, con
las prácticas observadas a este respecto en países adelantados.
10Q.-Conviene que se vote una suma (unos $ 100 anuales)
para la publicación anual, por cuenta de la Biblioteca, de un ca-
tálogo de las obras que se den a luz en el país.

DONACIONES.

En 1890 recibe la Biblioteca varias donaciones, entre


ellas la primera de don Rufino J. Cuervo. De ellas se trata
en el lugar correspondiente.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


188 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

CAMBIOS LEGALES.

En enero de 1891, el presidente Carlos Holguín dicta


en Suesca, donde tiene su casa de recreo, el decreto nú-
mero 31, orgánico del Ministerio de Instrucción Pública.
A la primera sección se adscribe la Biblioteca. Se crea
un periódico oficial del Ministerio, y entre los deberes
del director y editor figura el de recabar al director de la
Biblioteca los documentos históricos que este empleado
debe suministrar.
El 1<? de enero de 1892, el propio presidente Holguín
dicta un nuevo decreto, orgánico de la instrucción pú-
blica secundaria y profesional, mediante el cual la Bi-
blioteca vuelve a depender de la Universidad. Pero se
aclara que el ministro es el rector de ésta.
El mismo decreto 1892 ordena tomar las medidas
conducentes a ensanchar el local de la Biblioteca, agre-
gándole la planta baja que ocupa el Museo, al cual se
le proporcionará un local separado.
Los artlculos 134 a 138 determinan el personal y sus
funciones. Continúan los mismos cinco empleados. Los
deberes son sustancialmente iguales a los de los reglamen-
tos anteriores.
Meses después se dicta la ley 89 de 1892, sobre ins-
trucción pública, reglamentada por el decreto 349 del 31
de diciembre de ese año. La Biblioteca figura entre las
dependencias del Ministerio de Instrucción Pública.

EL FONDO QUIJANO OTERO.

El doctor Libario Zerda, ministro de Instrucción PÚ-


blica, presenta su informe al Congreso de 1894 y en él
d:.1 la buena nueva de haberse comprado por $ 2.000 la
biblioteca del finado doctor José María Quijano Otero,

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 189

"con el objeto de adquirir documentos históricos de suma


importancia para el país".
y el informe del bibliotecario señor Enrique Alvarez
Bonilla al ministro en el citado año, habla de la misma
adquisición y agrega que "existen en dicha Biblioteca
obras muy importantes, principalmente manuscritas, aun-
que es cierto que hay muchas de escaso valor literario o
científico, y no pocas están truncas" 4 .
Sobre este fondo trataremos con mayor detalle en el
capítulo correspondiente.

TRASFERENCIA AL SEMINARIO CONCILIAR.

El doctor Eduardo Posada, en su magnífico estudio


sobre la Biblioteca Nacional, varias veces citado, habla del
traslado al Seminario de gran número de las obras teo-
lógicas que existen en la Biblioteca, algo así como 11 .000
volúmenes 5 .
El ministro de Instrucción Pública, en su informe de
1894, dice al respecto lo siguiente 6:

Para desahogar algún tanto el estrecho espacio de la Biblio-


teca, ocupado por montones de libros que pertenecieron a las an-
tiguas comunidades religiosas, e! Gobierno obtuvo del Ilustrísimo
Señor Arzobispo que en e! local del Seminario Conciliar se es-
tableciese una biblioteca de las obras en idiomas muertos, y que
'.'ersan sobre asuntos eclesiásticos, muchas de ellas incompletas y
ninguna solicitada por los lectores. El señor Rector del Colegio
Seminario recibió el 10 de abril de! presente año [1894] 11.477
vo!ttmenes, que serán clasificados y ordenados, quedando así for-

• In/orlni! dd Mrnistro d~ Instrllcción Pública, 1894. DOClImi!nlOS, págs.


158 Y sigs.
• EouAltDO POUDA, Xarraciont!s, "Capítulos para una historia de Bogo-
tá. Biblioteca Nacional", pág. 307.
• In/ormt! dd Ministro dt! Instrucción Pública al Congruo OVacional,
189-1. pág. LXXXVIlI.

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190 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

mada una biblioteca de obras en latín y griego, como dependencia


de la Biblioteca Nacional y al servicio de los que m~s la necesitan,
como son los jóvenes que se dedican a la carrera sacerdotal.
No obstante el descargo que se hizo del enorme peso de los
libros trasladados al Seminario, no es bastante aún el< espacio que
ocupa la Biblioteca, porque existen multitud de obras sin que sea
posible su colocación y ordenación. El día que se pueda cumplir
lo ley que manda la traslación del Museo Nacional a otro lugar,
se podrá extender la Biblioteca en las piezas que aquél ocupa en
la planta baja del edificio.

El ministro Liborio Zerda calcula en su informe de


1890, que existen 50.000 volúmenes en la Biblioteca. Si
restamos 11.500 que pasan al Seminario, quedan 38500,
sin contar, claro está, el aumento que hubiera podido ha-
ber en los años de 1890 a 1894.

iNFORME DE DON DIEGO RAFAEL DE GuzMÁN.


Como ministro de Instrucci6n Pública presenta don
Diego Rafael el informe al Congreso de 1898, estando ya
para finalizar la administraci6n de don Miguel Antonio
Caro, ambos directores que fueron de la Biblioteca. De
don Enrique Alvarez, quien desempeña entonces este
cargo, dice don Diego Rabel que "mira con religioso
cuidado el depósito que le está encomendado, y al par
busca de diversos modos aumentos para la Biblioteca, ya
solicitando directamente libros de los propios autores,
ya promoviendo aunque sea en reducida escala por nuestra
escasez de publicaciones, el canje de obras nacionales con
las de otros países".
No se puede resumir la prosa breve, original y castiza
de don Diego Rafael, por 10 cual preferimos trascribir
los párrafos de su informe que se refieren a la Biblioteca 7 .

• InfOTm~ dd Ministro d~ InstTtlcciól1 Príblica al COl1grao Naci011al,


1898, cap. XllI.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BmLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 191

Fuerza es repetir aquí lo que se ha dicho muchas veces: que


la Biblioteca nacional de Bogotá no satisface una necesidad pe-
rentoria, mientras no se provea de libros modernos de primera
importancia, entre los cuales deben figurar enciclopedias gene-
rales y especiales de las ciencias y artes de más aplicación entre
nosotros; diccionarios principales de las lenguas sabias y de las
lenguas modernas europeas; obras magistrales o de consulta para
los estudios profesionales y cientificos que se hacen en el país;
obras literarias y de crítica, en especial francesas e inglesas, y
obras de los mejores autores españoles de 1830 a esta parte. Nada
de esto, sino por caso excepcional, se encuentra en nuestra Bi-
blioteca; nada que nos permita seguir el derrotero que lleva hoy
el progreso intelectual del mundo.
Una que otra vez se ha aplicado en los últimos tiempos al-
guna suma con la cual se han comprado obras que han ofrecido
los particulares, que no siempre son las más indispensables.
También en otras or..asiones se ha dicho, y debe ahora decirse
de nuevo, que no es una suma pequeña lo que debe señalarse en
el Presupuesto para la compra de las obras que con más urgencia
necesita la Biblioteca. El Presupuesto se ha contentado con se-
ñalar cuando más unos dos mil pesos anuales para la adquisición
de libros. Se dirá tal vez que esta no es época propicia para votar
sumas de consideración con ta~ objeto. Pero recortando por otros
lados, acaso pudiera alargarse por éste, de que ha de reportar tanto
bien la instrucción general.
Los ingresos que ha tenido la Biblioteca Nacional de libros
inscritos en el Registro de la propiedad literaria y artística han
sido muy cortos en número. De principios de 1897 para acá ape-
nas se han registrado unas treinta y dos obras.
El ensanche de los locales de la Biblioteca, ya que no puede
ésta trasladarse a otro edificio, es circunstancia que no debe ser
indiferente, y se necesita hasta para la misma conservación de los
libros, porque con la estrechez de los locales, el polvillo que se
trata de sacar, no teniendo salida amplia, vuelve a depositarse
en los estantes.
Ni bastó para proporcionar amplitud a uno de los salones de
la Biblioteca y aliviarlo un tanto del peso con que amenazaba
hundirse, haberse dispuesto hace cuatro años la traslación de unOJ
centenares de libros antiguos de Teología, Derecho Canónico °
materias semejantes, al Seminario Conciliar de la ArqtlidióceiÍs,
donde permanecen aún depositados bajo la custodia y garantía

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


192 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

de la autoridad eclesiástica, pues en estos últimos tiempos ha


habido que acomodar en ese salón otros libros. Quizá, como se
ha indicado más de una vez, convrodría buscarle al Museo Na-
cional nuevo local para dejar el que tiene a la Biblioteca nacional,
abriendo campo a ésta.

EL ÚLTIMO INFOR-1\.1E DEL SIGLO XIX.

El 24 de junio de 1898, el bibliotecario Enrique AI-


varez Bonilla rinde el informe correspondiente al bienio
anterior. Los informes no son anuales porque el Con-
greso no se reúne en esa época sino cada dos años. Como
a causa de la guerra de los mil días no vuelve a presen-
tarse informe ni memoria sino hasta el año de 1904, cree-
mos conveniente trascribir gran parte del que presenta el
señor Alvarez, muy completo y ordenado, importante en
todos sus aspectos, porque constituye una especie de re-
sumen de la estructura del establecimiento y establece la
doctrina perenne de un buen bibliotecario 8.

CATÁLOGOS.

Los catálogos que exlStlan prestaban escaso servIcIo por ser


muy antiguos, de suerte que muchas de las obras introducidas al
Establecimiroto a contar desde el año de 1856, no estaban ctIta-
logadas. En este caso se hallaba el salón de las obras hispano-
americanas, el más importante quizás para los lectores colombia-
nos, pues éste contiene el periodismo del país desde la fundación
de la República, y además gran parte de los libros que se han
escrito aquí y muchos de los editados en las naciones Hispancr
americanas. Por este motivo no pocas obras de manifiesta utilidad
para el estudio de la historia y circunstancias especiales de Co-
lombia y los países hermanos, eran desconocidas. En vista de este
grave inconveniente para el desarrollo de la instrucción general,

• lnform~ dld JJinÍItro d~ lnstmcoón Pública, 1898. Dorom~nto;, págs.


39 r sigs.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPl;BLICA DE COLOMBIA 193

emprendí y llevé a cabo la formación del catálogo d~ las obras


hispano-americanas, el cual salió a la luz pública en Abril de 1897.
Como hacía poco tiempo se había comprado la librería del
finado señor D. losé María Quijano Otero, y ésta contiene mu-
chas obras hispano-americanas bastante raras entre nosotros y al
propio tiempo muy importantes para sus datos históricos y esta-
dísticos, creí conveniente anticipar la publicación de su catálogo,
el cual se agregó a~ que llevo mencionado.
Bien se hubiera podido distribuir las obras de la "Librería
Quijano Otero", refundiéndolas en el resto de la Biblioteca,
de acuerdo con sus respectivas procedencias y con las materias de
que tratan; pero me pareció más conveniente, por acatamiento a
la memoria de aquel asiduo trabajador en el campo de la historia
y las letras de Colombia, conservar en cuerpo separado su libre-
ría bajo su nombre propio.
La sección compuesta de obras eump~as ca,.ec~ de catálogo,
pu~s el que existe fu~ impreso ~n 1856; y como una Biblioteca
pública está en continuo movimiento, es claro que hoy ese catá-
logo no puede corresponder al estado de dicha sección. Vencien-
do serias dificultades, y no obstante el trabajo que la empresa
requería y lo escaso del personal de empleados, inicié la catalo-
gación en referencia, y se trabajó la de la parte francesa, que es
la más rica de las diversas secciones europeas. Por desgracia, hubo
de suspenderse la tarea, porque mi intento era publicar el catá-
logo por entregas, de las cuales cada una comprendiese las obras
escritas en una lengua; y cuando el volumen del catálogo trancés
estuvo preparado para su impresión, se tropezó con un obstáculo
invencible, la imposibilidad por parte del Tesoro público de hacer
la erogación del gasto. Sin ese tropiezo, ya se hubieran dado a
luz unas dos entregas, y estuvieran preparadas otras para la im-
prenta. Tan pronto como se pueda hacer el gasto que tal publi-
cación demanda, se continuará el trabajo.
La catalogación general apareja no pocas utilidades para el
servicio interior del Establecimiento: se descubren obras impor-
tantes que yacían olvidadas; se da mejor colocación a los volú-
n;enes, teniendo en cuenta su tamaño a fin de que las estante-
IJas presenten buen aspecto a la vista; se asean los libros, se es-
tablece una numeración ordenada, de modo que la busca de obras
no presente dificultades que quitan tiempo; se adquiere perfecto
conocimiento de la Biblioteca, en términos de saberse con toda

la

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


194 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

seguridad qué obras existen y cuáles son sus condiciones sobre-


salientes.
La entrada de obras a la Biblioteca proviene: 19 ) de los can-
jes; 29 ) de las donaciones voluntarias; 39 ) de las compras que
hace el Gobierno; 49 ) de las inscripciones en el Registro de la
propiedad literaria.
Se ha sostenido el servicio de canjes con las Bibliotecas pú-
blicas de los países en que se habla la lengua castellana. Este
medio ha producido buenos resultados en favor del Estableci-
miento, por lo cual he procurado cultivar constantes relaciones
con aquellas Bibliotecas. En el cuadro que va adjunto al presente
informe, consta el movimiento de canjes. Juzgo de la mayor im-
portancia el sostenimiento y ensanche de este cambio recíproco
de producciones intelectuales con los palses hermanos: los hispa-
noamericanos nos conocemos poco unos a otros, en términos que
aqul apenas si se tiene vaga noticia de escritores connotados de
otras naciones de América, e igual cosa les pasa a ellos respecto
de los nuestros. Haciendo venir a nuestra Biblioteca Nacional
producciones de los países hermanos, y enviando a las suyas las de
nuestros autores, nos iremos conociendo recíprocamente, y nos
estimularemos en las arduas tareas dd espíritu merced a una
competencia generosa que no dejará de ser fecunda .
Como es difícil corresponder debidamente a las remesas que
se reciben de fuera, por falta de obras que poder enviar pues
no cuento con entradas seguras de libros editados en el país, he
acostumbrado solicitar de nuestros autores más conocidos la do-
nación de algunos ejemplares d<! sus obras, destinados a las Bi-
bliotecas amigas. Algunos han atendido bondadosamente mi insi-
nuación; pero otros no se han dignado ni siquiera contestarme,
quizás por creer que al dar este paso ha babido de mi parte algún
propósito indebido.
Soy de parecer que se debería apropiar en el presupuesto de
gastos una suma destinada a la compra de obras nacionales para
el servicio de canjes. Lograríanse con esto dos objetos: repartir
en los países hermanos las producciones nacionales, y estimular
siquiera de ese modo a nuestros escritores, quienes con sobrado
desinterés trabajan por el buen nombre de su patria, haciendo en
ello sacrificios generosos.
Algunos individuos se han servido favorecer esta Biblioteca
con donaciones voluntarias de libros. Es de agradecerse este ser-
vicio, de suyo desinteresado y patriótico. En el cuadro adjunto

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 195

constan los nombres de los ciudadanos que han favorecido gene-


rosamente el Establecimiento. [Este cuadro figura en el capítulo
de donaciones] .
Durante el bienio a que se refiere este informe, el Gobierno
ha enriquecido la Biblioteca con obras de considerable importan-
cia. En 7 de Mayo de 1897 se le compró al señor Ernesto Uribe
una librería constante de 180 volúmenes, por la suma de $ 1.000.
En 10 de Junio de 1896, se le compraron al señor Camilo Villegas
293 volúmenes por $ 1.900. La mayor parte de las obras tomadas
a este señor, son modernas, poco comunes en el país y de mucha
importancia por su contenido: hÍzose con esta compra una ver-
dadera adquisición. Se han comprado algunas otras obras; de todo
lo cual se da cuenta en el cuadro adjunto.
Debe nuestra Biblioteca al Gobie¡ono de los Estados Unidos
el beneficio de poseer hoy una rica sección de obras producidas
y editadas allí, unas relativas a asuntos civiles y políticos de aquel
país, y otras que versan sobre ciencias naturales y matemáticas.
Es tanto más de agradecer este obsequio, cuanto de aquÍ nada se
ha enviado en retribución, debido a la escasez de nuestras pro-
ducciones científicas. Las obras en referencia, convenientemente
e~cuadernadas, han venido por conducto del Instituto Smithso-
mano.
. ~e cuando en cuando se han recibido ejemplares de obras
mscntas en el Registro de la propiedad literaria, pocas, es cierto,
por ser escaso el número de nuestras producciones intelectuales.
Por más que he trabajado con el fin de obtener que los di-
rectores de imprenta, así de esta ciudad como de tuera, envíro
cumplidamente a la Biblioteca cuanto se edita en tales estableci-
mientos, no lo he conseguido de todos. De los Departamentos es
poco lo que se recibe; y en el particular suceden cosas bastante
extrañas : en tanto que no son muchos los Gobiernos seccionales
que me envían con puntualidad sus documentos oficiales, tan im-
portantes en todo sentido, sí se reciben bajo cubierta avisos de
teatro, de rifas etc., que nada valen, ni merecen figurar en co-
lecciones encuadernadas ...
, Siempre tendré palabras de elogio para el Decreto ejecwivo
nz~mero 634 de 1886, que ha salvado esta Biblioteca de haber
caldo en completa ruina. En época anterior los libros andaban
tuera del Establecimiento, expuestos a veces a perderse, a veces
a ser dañados o repelados. Dicho decreto cortó este mal, y hoy
nada sale de la Biblioteca, aun en el caso que autoridades supe-

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


196 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

riores pidan obras o documentos para el servicio oficial. Mas como


se han presentado ocasiones de necesitarse con urgencia, en be-
neficio público, eJ. préstamo de algunos documentos, el Gobierno,
con la mira de mantener en vigor dicho decreto, ha expedido dis-
posiciones transitorias cuando la necesidad las ha exigido. Tal
sucedió con motivo del estudio que el Sr. José T. Gaibrois ha
estado practicando de documentos relativos a límites de Colombia
con Costa Rica; hubo urgencia de suspender, únicamente para el
caso y de un modo transitorio, los efectos del mencionado decreto,
y así le pudieron prestar al Sr. Gaibrois algunos documentos cui-
dadosamente inventariados, los cuales están listos para serie en-
tregados. De algunos mapas antigtlOs sacó copias fieles el señor
D. Manuel María Paz, las cuales servirán de mucho en nuestro
litigio sobre límites con Costa Rica ...

LOCAL.
El local es ya de todo punto insuficiente con motivo de que
el material del Establecimiento se ha venido ensanchando con las
entradas de libros provenientes de compras y canjes. Es lástima
que muchas obras ocupen puesto detrás de otras, y que no pocas
yazgan por ahí como escondidas, pues la librería no presta a la
vista el aspecto que debiera ofrecer, y los extranjeros que visitan
nuestra Biblioteca no pueden formarse de ella sino una idea muy
imperfecta. Por otra parte, sin desahogo en el local no es posible
llevar a cabo ciertos arreglos indispensables para el orden y el
aseo. Esto saltó a la vista cuando se efectuó un nuevo arreglo de
libros para la formación del catálogo francés.
En tal virtud me tomo la libertad de insinuar una vez más
la idea de que convendría agregar a este local el que ocupa el
Museo Nacional. Se pondría en comunicación la parte alta con la
baja; a ésta se trasladarían los libros menos útiles para el servicio
público, y aquélla quedaría desahogada y se prestaría al trabajo
de la catalogación general, que creo se podrá contintlar pronto.

LECTORES.

'ótese que en estos últimos meses ha venido alimentando


el número de personas que concurren al salón de lectura. Ha ha-
bido en el bienio 10500 lectores. En época anterior se calculaba

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 197

que concurrían, por término medio, 25 diarios. En estos últimos


meses el número ha ascendido él 40 diarios, también por término
medio. Atribuyo este aumento a la publicación del catálogo de
obras hispano-americanas, pues, corno es natural, muchos son los
individuos a quienes interesan los asuntos relativos a la vida Ín-
tima del país.
A veces vienen señoras a hacer algunos estudios.
Con frecuencia extranjeros ilustrados visitan el Establecimien-
to y toman nota de los puntos que más les llaman la atención.
Esta circunstancia, entre otras, me hace desear el ensanchamiento
del local para poder establecer más orden y dar mejor aspecto
a las estanterías.
A todos, así lectores como visitantes, se les dispensan las
consideraciones debidas y se les facilitan en lo posible los medios
de aprovechar su permanencia en el Establecimiento ...

ENCUADERNACIÓN.

Como había gran número de obras en rústica, hubo necesidad


de celebrar un contrato sobre encuadernación, que tuviese alguna
duración fija, y al efecto hice uno con el señor D. Daniel Boada
el 9 de Febrero de 1897, por un año prorrogable por otro, siem-
pre que este señor cumpliese sus compromisos de una manera
satisfactoria. Como en efecto el señor Boada ha desempeñado su
trabajo con esmero y puntualidad, convine en que se prorrogase
el contrato por un año. Debo advertir que este contrato es ven-
tajoso para la Biblioteca, así porque el precio de los trabajos es
bastante módico, como porque éstos han quedado bien hechos.
Han sido encuadernados en el presente bienio 815 volúmenes,
y se están arreglando 100.
Aun faltan muchos libros por encuadernar, pues el movi-
miento de entrada aumenta constantemente. Este aumento con-
suela y hace concebir esperanzas de que la Biblioteca Nacional,
uno de los monumentos que más honra nos dan, adquirirá den-
tro de algunos años el desarrollo que reclaman los adelantamien-
tos del país en la vía de la civilización. El Director de la Biblio-
~eca en 1868, que lo era D. losé María Qui¡ano Otero, dijo en su
mforme oficial: "En diez años ha aumentado el nt4mero de vo-
lúmenes en 2.383". Ahora bien, durante los dos años a que el
presente informe se extiende, ha habido un aumento de 2.432 vo-

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


198 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Mmenes; es decir, que han ingresado más obras durante estos dos
últimos años, que en los diez que precedieron al de 1868. Y si a
esto se agrega que en aquella época se perdían o se deterioraban
muchos libros, en virtud de que se prestaban a domicilio, y que
hoy nada sale de la Biblioteca, se vendrá en conocimiento de
que este importante centro de Instrucción pública sí ha venido
mejorando y da esperanzas de alcanzar quizás no muy tarde un
desarrollo satisfactorio.
Entre los volúmenes que aún están en rústica, hay multitud
de manuscn·tos mt~y importantes para los estudios de los histo-
rj6grafos. Se irán encuadernando a medida que esto sea posible.
El Archivo hist6rico, compuesto en su totalidad de manus-
critos antiguos, merece especial atención; y es mucho lo que hay
en éste sin encuadernar todavía. Existen 452 mapas, y no pocos
de éstos son documentos preciosos que sirven y han servido de
mucho en el delicado asunto de límites de Colombia.
La Biblioteca es muy rica en obras antiguas; pero respecto
de producciones modernas, es grande el vacío que en ella se nota.
El movimiento literario y científico de las naciones adelantadas,
es hoy asombroso, y un país que no lo siga, siquiera sea a no
muy larga distancia, tiene que quedarse rezagado. Veo, pues,
como una necesidad impuesta por la naturaleza de las cosas, el
que se hagan venir a este centro de instrucción siquiera aquellas
obras que gozan de mayor nombradía universal.
Con un gasto moderado que para el efecto se hiciese cada
año, se podrían hacer venir de Europa libros modernos cuyo
costo sería módico por no tener que pagar derechos de introduc-
ción. Xo sucede lo propio cuando se hacen compras a particulares.
Lo dicho no tiende a significar que el Gobierno no haya
prestado apoyo a la Biblioteca, no: de lo expuesto en el presente
informe se infiere que en este bienio se han hecho compras de
obras modernas valiosas, las cuales han venido a llenar en parte el
vacío que se notaba. Pero aún falta mucho por hacer para que
el Establecimiento consiga el desarrollo que demandan las nece-
sidades y aspiraciones de un país civilizado.

LA RESEÑA HIST6RlCA.

Sigue una breve Reseña !listórica, copia - como Al-


varez lo dice - de la escrita por don José María Quijano

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 199

Otero. Pero sí es necesario trascribir la rectificaci6n en


1868, que a su propia reseña hizo Quijano Otero en su
informe de 20 de diciembre del año citado, para luego
efectuar nosotros una rectificaci6n a la de Quijano Otero:

El mismo señor Quijano Otero tuvo a bien, en su informe


del 20 de diciembre de 1868, hacer algunas rectificaciones a la
anterior Reseña en los siguientes términos:
Debo principiar rectificando algunos hechos y llenando los
vacíos que había en la reseña histórica de este Establecimiento,
la cual formaba la primera parte de mi informe del año pasado:
equivocaciones y vacíos inevitables, puesto que carecía absoluta-
mente de documentos, y sólo podía contar con tradiciones más o
menos incompletas. o obstante me persuado de que mi trabajo
no fue del todo perdido, pues que varias personas me han sumi-
nistrado datos que me facilitan rectificarlo y completarlo.
Decía en el informe mencionado que desde el día en que
la Biblioteca se ahri6 al público (9 de Enero de 1777), hasta el
24 de Octubt-e de 1790, en que se hizo cargo del empleo de Bi-
bliotecario D. Manuel del Socorro Rodríguez, había servido aquel
destino D. Ram6n de la lnfiesta. Posteriormente se me han sumi-
nistrado datos que comprueban que el primer Bibliotecario fue
el padre Anselmo AJvarez, oriundo de Antioquia, y aunque no
he podido hallar nada referente a la marcha del Establecimiento
en aquella época, juzgo conveniente hacer esta rectificación como
dato curioso, cuando menos, para la serie cronológica de los que
han dirigido la Biblioteca.
Equivocadamente decía yo que "después de la muerte del
señor Rodríguez (1823) [sic], estuvo cerrado el Establecimiento
durante algún tiempo, hasta que fue nombrado para reemplazarlo
el señor Vicente -ariño". La muerte del señor Rodríguez acaeci6
en 1817 [sic], e inmediatamente después lo reemplazó en el des-
tino don Manuel Santacruz, quien lo sirvió hasta la época en
que el señor ariño entró a desempeñarlo.

Nuestra rectificaci6n se refiere, en primer lugar, a la


fecha de la muerte de don Manuel del Socorro Rodríguez,
ocurrida el 3 de junio de 1819, según partida existente
en la parroquia de la Catedral. En segundo término, como

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


200 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

lo explicamos detenidamente en el capítulo II, antes de


don Manuel del Socorro Rodríguez ejercen la dirección
de la Biblioteca los presbíteros Anselmo Alvarez y Joaquín
Esguerra; y a continuación, interinamente, el doctor Es~
tanislao de Andino como fiscal de la Audiencia y el doc~
tor José Antonio Ricaurte. En tercer lugar, que no hemos
encontrado cabida para don Ramón de la Inhesta en la
serie cronológica de los que han dirigido la Biblioteca
Nacional.

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CAPITULO XVI

LA GUERRA DE LOS MIL DIAS

Para el sexenio 1898-1904 son elegidos presidente y


vicepresidente de la República el doctor Manuel A. San-
clemente y don José Manuel Marroquín, respectivamen-
te. Graves acontecimientos políticos y sociales desatan la
guerra civil, que dura tres años y se ha llamado de los
mil días. Sanclemente es depuesto y Marroquín asume el
poder. Esta guerra paraliza las actividades civiles del país
e influye directamente en la Biblioteca Nacional. No he-
mos encontrado informes desde 1898 hasta 1904.
En los años de 1898 y 1899, de 1900 y 1901, hasta el
19 de octubre en que es nombrado director el general
Wenceslao Ibáñez Nariño, desempeñan el cargo interina-
mente los señores Luis R. Palacio, Germán Vargas y An-
drés Montoya l .

EL GENERAL WENCESLAO IBÁÑEz.

Este distinguido ciudadano nace en Bogotá el 23 de


septiembre de 1834 y muere en San Javier, sitio veraniego
perteneciente al distrito de La Mesa, el 10 de agosto
de 1916.
Desciende de ilustres familias proceras. Nieto de
nuestro insigne Precursor Antonio Narmo, mantiene fer-
voroso culto por su memoria y rescata del olvido sus res-
tos mortales, hasta depositarlos, en 1913, en el hermoso

1 Diario oficial, nÚIns. 10.771, 10.882, 11.350, 11.403 Y 11.573.

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202 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

monumento funerario erigido en la Catedral Primada.


Comienza muy joven su carrera combatiendo la dictadura
del general Melo en el año de 1854, y entra triunfante en
Bogotá a la cabeza del batallón Socorro, el 4 de diciembre.
Toma parte en la guerra de 1860 alIado del general To-
más Cipriano de Mosquera, y forma en la defensa del
cuartel de San Agustín cuando el ataque del general Leo-
nardo Canal. En ambas ocasiones recibe graves heridas.
Como miembro de la histórica convención de Rionegro,
contribuye a que se sancione la Constitución de 1863.
Desempeña los puestos de jefe de Estado Mayor, secreta-
rio de Guerra y Marina, presidente del Estado Soberano
de Cundinamarca y jefe del Distrito Federal.
El 19 de octubre de 1901 es nombrado director de la
Biblioteca Nacional, cargo que ocupa durante un año,
pues el 14 de octubre de 1902 se designa interinamente
al señor Julián Morales Quintero, quien a los seis días
pide licencia y es reemplazado en el mismo carácter por
el señor Rafael Castro Vargas. No hemos encontrado in-
formes de ninguno de estos bibliotecarios.
El 2 de junio de 1903 recibe el nombramiento de di-
rector el general Francisco Javier Vergara y Velasco 2.

• Decreto 640 del 2 de junio de 1903, Dian'o Oficial, núm, 11.855,

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CAPITULO XVII

FRANCISCO JAVIER VERGARA y VELASCO

El general Vergara y Velasco nace en Popayán el 15


de junio de 1860 y muere en Barranquilla el 21 de ene-
ro de 1914.
Muy conocido por su seudónimo Franjaver, ocupa
lugar eminente en las ciencias históricas, geográficas y
militares; además de ser hábil paleógrafo, se distingue
notablemente en archivÍstica y bibliotecología. Deja hue-
lla perdurable en nuestra Biblioteca, testimonio de su tem-
peramento de actividad y responsabilidad nada comunes,
que caracterizan todos los actos de la fecunda tarea de tan
valioso ejemplar humano. Entre sus numerosas obras ci-
tamos la Geografía de Colombia; el Atlas de geografía
de Colombia, en siete entregas con ochenta cartas graba-
das en madera; Capítulos de una historia civil y militar
de Colombia, en cuatro series; Tratado de metodología y
crítica histórica y elementos de cronología colombiana,
y la más importante para nuestro estudio, que es el Indice
analítico, metódico y descriptivo de los Archivos Nacio-
nales (Bogotá, 1913) 1.
El 2 de junio de 1903 es nombrado director de la Bi-
blioteca, y el 6 de junio de 1904 presenta el primer infor-

1 JULIO C. VERGARA y VERGAllA, Don Antonio de V~rgara Ascárate y


Sl/Sduundlentes, t. 1I. La Rep,íblica, Madrid, 1952. En las páginas 151 a
247 de tan notable obra, puede leerse la más completa biografía dd emi-
nente bombre de ciencia general Vergara y Vd asco, bonor de la República
y decoro de la noble estirpe de Vergara.

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20-1- HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

me que hemos encontrado con posterioridad al año de


1898, y que se halla incluída en la Memoria del Ministro
de Instrucción Pública, doctor Antonio José Uribe, al
Congreso de 1904.

INFORMES DEL MINISTRO Y BIBLIOTECARlO.


DONACIONES.

El doctor Antonio José Uribe y el general Vergara


informan que en los seis años el número de obras aumen-
ta en 2.012. Parte considerable está constituída por tres
donaciones valiosas: la del doctor Nicolás Sáenz, una rica
colección de obras de ciencias naturales (438 volúmenes);
la del ilustre literato cubano don Rafael María Merchán
(98 volúmenes); y la de la familia del doctor Ezequiel
Uricoechea, que cede la biblioteca y la colección minera-
lógica que pertenecieran a este ilustre hombre de ciencia
(550 volúmenes) .
Cada colección se pone en sección separada con el
nombre del donante.
Se han recibido, además: de los Estados Unidos (ofi-
ciales), 768; de otra partes, 43; Y varios centenares de
folletos, lo que da un total de 2586.
Se refiere el ministro a los inveterados problemas : la
falta de obras modernas y de revistas extranjeras, así como
lo incompleto de la clasificación y catalogación en que se
trabaja activamente, y a la reciente orden que se ha dado
de arreglar el archivo histórico y la mapoteca.
Habla también de la necesidad de destinar para el
servicio de la Biblioteca la planta baja del edilicio, que
ocupa el Museo, a fin de establecer salones de lectura de
servicio permanente y en las primeras horas de la noche,
para lo cual el Gobierno ha tratado de conseguir las ins-
talaciones eléctricas.

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LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 205

CLASIFICACIÓN DECIMAL.

El general Vergara y Velasco es el primer biblioteca-


rio que propone adoptar el sistema de clasificación deci-
mal, usado desde hace años en las principales bibliotecas
extranjeras, y que rige hoy en la nuestra.
Es tan importante el paso dado por el general Verga-
ra, que no nos resistimos a trascribir los párrafos perti-
nentes de su informe del 6 de julio de 1904 al ministro
de Instrucción Pública, en el que dice:

En primer lugar, todos erraron -los directores anteriores-


bibliográficamente hablando, al querer ordenar los libros de la
Biblioteca colocándolos por idiomas o por países de origen, en
compartimientos especiales tanto porque la ciencia no conoce
patria ni idioma determinado, como porque los salones tienen
siempre capacidad limitada, y una vez colmada ésta, aquel falso
sistema de clasificación obliga a trastornos y movilizaciones fa-
tales en todo sentido.
Por tales razones, mi primer medida al hacerme cargo del
puesto de Bibliotecario nacional, fue solicitar de S. S. la venia
para adoptar el sistema de clasificación decimal que hacía años
era e! único usado en las grandes bibliotecas del E.,'"{tranjero, por-
que es el único que permite formar catálogos correctos sin preo-
cuparse por e! formato del libro, su pie de imprenta o el lugar
en que se coloque, mantiene siempre agrupadas o reunidas siste-
máticamente las obras de la misma especie: verdad que e! sistema
impone trabajo, y grande, a los empleados, pero al público pro-
cura rapidez en sus consultas, que es lo que se debe buscar en
toda Biblioteca . aciona!.
Además, el sistema decimal es el único que permite mante-
ner reunidos los libros de un mismo fondo o donación, requisito
de ordinario exigido por los interesados e imposible con los otros
sistemas conforme lo demuestra la experiencia, puesto que los
fondos Mutis, Pineda, Ancízar, V~gara y Vagara y Madiedo
están hoy refundidos en el acervo común y no se conservan reu-
nidos sino los últimamente entrados a la Biblioteca, como son los

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206 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

obsequiados a la República por los Sres. Dr. Nicolás Sáenz, Dr.


Rafael Merchán y herederos del Dr. Ezeqttiel Uricoechea, nom-
bres que por su generosidad deben ser gratos para los colombianos.
La medida en referencia era tanto más necesaria cuanto que
no existe un catálogo general y armónico del establecimiento, y
e! público no dispone sino de catálogos fragmentarios, en parte
inutilizados por los cambios de colocación arriba señalados, pla-
gados de errores por la manera como se han solido empastar los
libros y citar los títulos de las obras, y en fin, porque en ellos
no figuran los centenares de libros adquiridos por la Biblioteca
en los últimos años.
Como base de! trabajo en referencia, se procedió a reunir en
grupos especiales y situados convenientemente para su vigilancia
y conservación, los libros raros, los incunables, los manuscritos,
etc., que no por ser cortos en número deben mirarse con desdén.
También se separaron los duplicados, los incompletos y aquellos
que por su contenido no pueden ponerse en manos de todos los
lectores, por prohibirlo así la moral y las buenas costumbres.
En seguida se procedió a numemr de nuevo los estantes por
salones pero en serie seguida, de manera que e! número 1 corres-
ponde al Salón rariño, que llega hasta e! número 36; e! Bolívar
hasta e! 190, Y el Santander hasta el 389, en frente de la puerta
de entrada de los empleados, quedando la numeración lista para
ser continuada en lo futuro en otro salón, que ya se necesita con
urgencia por estar colmados los tres nombrados.
Previas estas medidas se dio principio al catálogo conforme
al nuevo sistema; pero e! trabajo desgraciadamente no ha rendido
por dificultades de distinta especie, entre ellas la falta de personal
y la inestabilidad de los empleados; pero es de esperarse que en lo
sucesivo se remedie tal tropiezo y la obra avance con mayor ra-
pidez. En vista de! mejor servicio público y mientras se concluye
e! catálogo general, se ha continuado el inventan'o de los libros
últimamente empastados para ponerlo, aun cuando sea manuscrito,
a disposición de los lectores. Al presente informe me permito
acompañar, impresas, tres hojas en que consta lo que es el nuevo
sistema de catalogación adoptado en esta Biblioteca, y que lo
mismo que las papeletas para el catálogo se deben a la buena
voluntad del l\1inistro de Guerra, General Vásquez Cabo, para
con este establecimiento.

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LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 207

NÚMERO DE VOLÚMENES.

Lo calcula el general Vergara en unos 42.000. Es muy


interesante la relación que efectúa al respecto, y que dice:
Por lo que hace al número de volúmenes existentes en la Bi-
blioteca nacional, no se cuentan empastados en los estantes sino
unos cuarenta y dos mil, así: Salón ariño, 6.200; Salón Bolívar,
14.600; Salón Santander, 210300. Con frecuencia, como en tantas
otras cosas en Colombia, se ha exagerado el caudal de la Biblio-
teca, debido a errores que se repiten por los pseudohistoriógrafos
que escriben con tono de maestros sin ocurrir a las fuentes autén-
ticas y limitándose a copiar a eruditos de segunda mano. Por
ejemplo: en 1831 se dijo que J.a Biblioteca contenía 20.000 volú-
menes, y en 1863 se afirmó que Santander había contado en ella
cuando estuvo preso en este edificio algo más de 33.000. Ahora
bien: consta de documentos auténticos que en 1810 la Biblioteca
encerraba 8.904 volúmenes, algunos de los cuales se prestaron al
Presidente Nariño, quien no l'Os deyolvió; que durante el Terror
se suprimieron por perniciosas las obras favorables a los republi-
canos; que la cantidad que se dice escribió Santander fue la de
14.847; que en 1847 no se numeraron sino 15.000; que en 1853
ascendieron a 18300 y sólo en 1856 pasaron de 20.000. En una
palabra, como de los conventos de la ciudad ingresaron a la Bi-
b¡'¡oteca algunos libros de cuyo número no hay constancia, si
suponemos por errores de cualquier especie que de 1860 a esta
parte han ingresado a la Biblioteca 20.000 volúmenes, tendremos
que en dichos 40 años el término medio del aumento anual no
ha excedido de 500 volúmenes, 10 que en verdad es muy poco.

NÚMERO DE LECTORES.

Ha disminuído a 17 diarios en promedio. Y aún no


se ha podido establecer el servicio nocturno por falta de
alumbrado eléctrico, " ... a pesar de las órdenes imparti-
das por el Excmo. Sr. Vicepresidente sobre el particular".
(Se refiere a don José Manuel Marroquín).

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208 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Este servicio se establece por vez primera el 12 de


junio de 1905, cuando por segunda vez ocupa la dirección
de la Biblioteca don Enrique Alvarez Bonilla 2.

INDICE DE LOS ARCHIVOS.

El general Vergara y Velasco estudia con cuidado


nuestros archivos, lo que le permite producir un trabajo
interesantísimo, guía indispensable para los investigadores
de nuestra historia: el Indice analítico, metódico y des-
criptivo de los Archivos Nacionales (año de 1913) . Sobre
el particular volveremos en el capítulo correspondiente.
Debe recordarse que, independiente del llamado pro-
piamente Archivo Nacional, la Biblioteca tiene como
anexo desde el siglo pasado el que se denomina Archivo
Histórico, integr2do por cerca de un millar de volúmenes
relacionados con la época de la dominación hispánica y
primeros años de la República.

MEMORIA HISTÓRICA.

Cuanto a la memoria o trabajo histórico que está


obligado a presentar el director de la Biblioteca, informa
Franjaver que se ha emprendido el estudio del periodis-
mo nacional hasta 1880.

Tuvo don Francisco Javier la gran satisfacción de ser nom-


brado director de la Bibhoteca Tacional (junio 2 de 1903), pues
pudo reorganizar algunas dependencias y mejorar los servicios
para el público, y además aquel cargo le permitió dedicar mayor
tiempo a sus investigaciones históricas en el riquísimo archivo
colonial, y dar principio a su vasta empresa de elaborar los lndict:s
del Archivo que facilitaran la consulta de tantos valiosos docu-
mentos.

• Bibliotl:Ca Nacional. Archit·o de la Dir('Cción, año de 1905, nota 59;


,opiador, fol. 187.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 209

Pocos días después de posesionado propuso la Unión de bi-


bliotecarios, archiveros y anticuarios; solicitó autorización para
empastar 2.000 volúmenes encuadernados, que se le negó; y ela-
boró clasificación decimal para el catálogo que iba a imprimirse.
En la visita practicada el 15 de septiembre (1903) dio cuenta de
haber ordenado la separación de los manuscritos y de los dupli-
cados, de que dispuso completar la colección de la Revue des deux
Mondes, recibida sin Ínterrucpción [sic] de 1830 a 1899, Y adqUi-
rir otra, Le Correspondant, a partir del 19 de enero de 1903 y
propuso ensanchar el salón de lectura; llamó la atención acerca
de la falta de anaqueles para los mapas; indicó que muchos
documentos deberían pasar al- archivo; y señaló la conveniencia
de embellecer el patio del edificio, que estaba muy abandonado.
(Archivo de la Biblioteca).
En noviembre de 1904 continuaba en la dirección de la Bi-
blioteca, de la que se retiró en virtud de haber designado el pre-
sidente Reyes nuevo bibliotecario a don Enrique A1varez Bo-
nilla 3.

DE NUEVO ALVAREZ BONILLA.

Al dejar en 1905 la Biblioteca el general Vergara y


Velasco, vuelve a ella el do::tor Enrique Alvarez Bonilla,
como ya ampliamente lo dejamos escrito en el capítulo
consagrado a su meritísima labor como bibliotecario.
Ilustra la galería de directores del instituto el emi-
nente matemático, geógrafo, viajero y astrónomo doctor
Jorge Alvarez Lleras, en reemplazo transitorio de su es-
clarecido padre, del 22 de septiembre al 4 de octubre de
1906. A Alvarez Lleras, entonces en plena y fecunda ju-
ventud, se le reserva brillantísimo porvenir como director
del Observatorio Astronómico Nacional, presidente y ani-
mador permanente de la Sociedad Geográfica, miembro
fundador de la insigne Academia de Ciencias Exactas,

• JULIO C. VUCARA y VUCARA, ob. y t. citli., pág. 216.

14

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210 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Físicas y Naturales, correspondiente de la Real Academia


de Madrid 4 .
Ejerce luego hasta el mes de agosto de 1909, las fun-
ciones de bibliotecario nacional, don Carlos Eduardo Co-
ronado Mutis, "escritor ilustrado y de muy amena con-
versaci6n, tipo acabado del santafereño poco menos que
extinguido hoy", como escribe de él don Simón S. Har-
ker en su interesante crónica genealógica Los Mutis,
publicada en la ciudad de Bucaramanga en la revista
Estudio, 6rgano del Centro de Historia de Santander 5.
En su carácter de oficial mayor es encargado de la
Biblioteca durante los meses de agosto y septiembre de
1909, don Francisco Tovar. En octubre de 1909 regresa
el doctor Al varez Bonilla.

• A la sobria pluma del doctor TarJe Alvarez Lleras se debe una her-
mosa biografía de su ilustre progenitor don Enrique Alvarez Bonilla, es-
crita a solicitud del doctor Rafael M. Mes:! Orriz, director de la Rt:t1'sta dt:
Instrllcci6n P,íblica dI: Colombia, quien la incorpor6 en el primer tomo de
su colecci6n Colombianos ilmtrt:S, 1916, f:1gS. 31-i5.
• Re ..-ista Estudio, Bucaramanga, año \1, en~~o a abril de 193i, núms.
61-64, pág. 19.

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CAPITULO XVIII

GERARDO ARRUBLA

Nace en Bogotá el 3 de marzo de 1872 y muere en la


misma ciudad el 2 de mayo de 1946. Bachiller del Colegio
Nacional de San Bartolomé y doctor en derecho y cien-
cias políticas de la Universidad Nacional (1895).
Académico de la historia y periodista, Arrubla es el
celebrado autor, con su colega el doctor Jesús María He-
nao Melguizo, del Compendio de la historia de Colombia
para la ensel'íanza de las escuelas primarias de la Repú-
blica y de la Historia de Colombia para la enseñanza se-
cundaria, obras no superadas hasta ahora y laureadas con
medalla de oro y diploma en el concurso nacional reali-
zado para celebrar el primer centenario de nuestra Inde-
pendencia.
Entre su producción histórica merecen citarse sus es-
tudios El pueblo misterioso de San Agustín y sus rutas
migratorias; Prehistoria colombiana. Los Chibchas y En-
sayo sobre los aborígenes de Colombia 1.
Desempeña el doctor Arrubla el cargo de director de
la Biblioteca desde el 26 de septiembre de 1910 hasta el
mes de mayo de 1917.

INFORMES ANUALES.

El doctor Arrubla rinde cuidadosamente sus infor-


mes anuales al ministro de Instrucción Pública, que se

1 ESlUQUE ORTEGA R1CAUl'.TE, Bibliografía acad¿'nica, Bogotá, 1952.

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212 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

van incluyendo en las respectivas memorias de éste al


Congreso. Así tenemos que el 16 de junio de 1911 pre-
senta el primero; el 13 de junio de 1912, el segundo; el
15 de mayo de 1913, el tercero; el 15 de mayo de 1914,
el cuarto; el 15 de mayo de 1915, el quinto; y en junio
de 1916, el sexto.
En el primer informe deja justa "constancia del salu-
dable celo y esfuerzos que mi honorable antecesor, Dr.
Enrique Alvarez Bonilla, desplegó por el buen orden y
servicio general en el Establecimiento".
Resumimos los principales puntos del ejercicio de
seis años largos del doctor Arrubla. Agregamos que tam-
bién presenta cortas relaciones mensuales que se publican
en la Revista de la Instrucción Pl~blica de Colombia 2 y
versan sobre el número de lectores, los libros, folletos
y periódicos ingresados, los canjes y el progreso de la
catalogación.

HORAS DE SERVICIO AL PÚBLICO: De las 8 a las 11 a. m. y de la 1


a las 5 p. m.
Úl\.1ERO DE LECTORES: Alrededor de 1.800 por mes.
NÚMERO TOTAL DE LIBROS: Algo más de 60.000.

CANJES y ENVÍO DE LIBROS.

Dice Arrubla a este respecto:

La Biblioteca ha puesto especial empeño en sostener y en-


sanchar el servicio internacional de canjes, y hoy mantiene rela-
ciones con los siguientes Centros: Bibliotecas t\acionales de Bue-
nos Aires, Caracas, Guatemala, Habana, Honduras, Lima, Méji-

• Véanse, por ejemplo, t. 26, núm. 4 y t. 27, núrns. 1 y 2.

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LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 213

co, Managua, Paraguay, Quito, Río de Janeiro, San José de Costa


Rica, Santiago de Chile y San Salvador. Bibliotecas Municipales
de Guayaquil y Vinces; Biblioteca Púbhca de La Paz; Dirección
General de Estadística de Montevideo y Oficina de Canjes y Pu-
blicaciones de la misma ciudad; Oficina de Depósito de libros y
Cambio internacional de Madrid y Oficina del Instituto Nacional
de Santiago de Chile. Por este medio han ingresado 769 obras
y 354 folletos, y se han enviado 300 obras, destinadas a este ser-
vicio, de acuerdo con las indicaciones hechas por el señor Mi-
nistro, al respecto.
Asimismo se ha procurado obtener, de acuerdo con el pre-
cepto legal, el envío puntual a la Biblioteca, de tres ejemplares
de todos los libros, folletos, etc., etc., que se editen en el país. Al-
efecto, constantemente se dirigen circulares impresas para recla-
mar el cumplimiento de la ley, y corno resultado de este esfuerzo,
han ingresado en la época de que se trata, 20.658 periódicos,
fuera de algunos libros y folletos.
Como la única fuente para acrecentar el caudal de obras es el
servicio de canjes, que naturalmente es muy limitado todavía, se
hace necesario, como tuve el honor de manifestarlo oficialmente
al señor Ministro, apropiar en el Presupuesto de Gastos una suma,
siquiera sea de $ 4.000.00 anuales, para pedir al Exterior obras
modernas de consulta, de que casi en absoluto carece la Biblioteca.

Los canjes se van incrementando año por año.

N UEVO SALÓN DE LECTURA.

Los trabajos de reparación concluyen, y el nuevo sa-


lón de lectura se da al servicio en el año de 1912.

I NCUNABLES y LIBROS RAROS Y CURIOSOS.

Como buen historiador y bibliófilo, en cada uno de


sus informes, el doctor Arrubla dedica espacio preferente
a estos preciosos tesoros, de los cuales hablamos en capí-
tulo separado.

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214 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

DONACIÓN DE RUFINO J. CUERVO.

En el tercer informe (15 mayo 1913), Arrubla con-


signa un acontecimiento importantísimo para la Biblio-
teca: el recibo de la inapreciable donación del ilustre sabio
don Rufino José Cuervo, sólo comparable, guardadas pro-
porciones, a la del coronel Anselmo Pineda y la cual,
por su valor bibliográfico, es acreedora a un estudio
especial de sus fondos, que ojalá pronto se realice.

FONDO MARTÍN.

En el mismo año el bibliotecario recibe la donación


del general Guillermo E. Martín, de la que también ha-
blaremos en el capítulo respectivo.

INFORl-:ffi DEL CUATRIE 10 1910-1914.


En agosto de 1914 termina la administración del pre-
sidente Carlos E. Restrepo. Con este motivo el ministro
de Instrucción Pública por varios años, general Carlos
Cuervo Márquez, presenta su memoria al Congreso, y al
tratar de la Biblioteca Nacional hace un claro resumen
del último cuatrienio, que preferimos trascribir por ser
muy difícil de condensar. Dice así:

BIBLIOTECA. TACIONAL
Los últimos cuatro años han sido de notorio progreso para
este establecimiento, que en cierto modo constituye de por sí uno
de los exponentes de la cultura del país.
Es Director de la Biblioteca el señor doctor don Gerardo
Arrubla, persona de altas capacidades intelectuales, y funcionario
celoso del cumplimiento de su deber.

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LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 215

Demuestran los adelantos de la Biblioteca Nacional los si-


guientes datos:
A contar de 1910 hasta la fecha han ingresado nueve mil seis
libros y folletos; ochenta y ocho mil novecientos noventa y un
periódicos nacionales.
Podrá formarse idea exacta del incremento que ha tenido el
ingreso de libros y periódicos, haciendo una comparación entre
el año de 1911 y el segundo semestre de 1913 y primeros cuatro
meses de 1914.
En 1911 entraron a la Biblioteca veinte mil seiscientos cin-
cuenta y ocho periódicos nacionales y mil ciento veintidós libros
y folletos; en el segundo semestre de 1913 y en los meses de enero
a abril de 1914, el movimiento fue de veinticuatro mil cuatro-
cientos ochenta y seis periódicos y tres mi} novecientos setenta y
tres libros y folletos.
La Biblioteca Nacional mantiene y desarrolla cada día con
más entusiasmo el servicio de canjes, uno de los más importantes
de las Bibliotecas públ·icas.
Para este servicio cuenta la Biblioteca Nacional con las publi-
caciones oficiales y con las obras nacionales que este Ministerio ha
comprado con tal objeto.
Fuera de los canjes que envía ordinariamente por los correos
semanales, ha despachado, en el tiempo que abarca este Informe,
cuatro mil paquetes con libros y folletos a los siguientes centros,
con los cuales se mantienen relaciones: [citados en el informe de
Arrubla].
La Biblioteca se ha enriquecido con dos valiosas donaciones
particulares. En abril de 1912, el respetable General don Guiller-
mo E. Martín donó setecientos diez y siete volúmenes, entre los
cuales hay obras de grande utilidad y otras de indiscutible mérito
bibliográfico.
La otra donación fue la que hizo por testamento don Rufina
losé Cuervo: consta de más de cinco mil volúmenes y de muchos
preciosos manuscritos.
El 10 de julio de 1912 los albaceas testamentarios del sdior
CtteJ'va, doctores don Eladio Gutiérrez y don José Ignacio Esco-
bar, en presencia de un comisionado ad hoc, de este Ministerio,
y de los empleados superiores de la Biblioteca, principiaron a
hacer la entrega de los hbros, la que concluyó el 23 de agosto del
mismo año, después de minucioso trabajo.

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216 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

De esta colección se han empastado por un mismo modelo


los ejemplares que, en gran número, estaban en rústica, y se ha
hecho de ella el catálogo correspondiente.
Además, el Ministerio ha tenido especial cuidado en adquirir
para la Biblioteca algunas obras de indiscutible interés científico,
así como otras que no pueden dejar de existir en un instituto de
esta naturaleza. Figuran entre las primeras, por ejemplo, Sitios
y Monumentos de América, por el Barón de Humboldt, magní-
fica edición, en dos tomos, con espléndidos grabados. El completo
de la Flora Brasiliensis, de Martius, pedido a Alemania por con-
ducto de nuestro Ministro en Berlín, obra valiosísima y de la
mayor importancia científica, que no podía quedar truncada, y
una importante colección de obras modernas de consulta, de ma-
temáticas y de ingeniería: entre las segundas, algunos Dicciona-
rios Universales, cuyo vacío en la Biblioteca era necesario llenar;
los Atlas de la Historia del Consulado y del Imperio, por Thiers,
y muchas otras que sería largo enumerar; entre ellas figuran una
antigua y valiosa edición de la Biblia Sacra, impresa en Roma
en 1624, en diez tomos.
Con todas estas adquisiciones el caudal de la Biblioteca aumen-
ta considerablemente día por día, y el local en que funcionan se
hace, en la misma proporción, cada vez más insuficiente e inade-
cuado. Hacen falta salas en donde distribuir las colecciones con-
venientemente, y la destinada para la lectura es cada día más
estrecha, por el número de personas que a ella concurren.
El número de empleados es también insuficiente, y si como
habrá de hacerse próximamente, deben instalarse en las salas bajas
que antes ocupaba el Museo, algunas de las colecciones existentes,
es preciso crear nuevos empleos que atiendan al servicio de ellas.
La organización de la Biblioteca requiere un trabajo metó-
dico, constante y muy laborioso, porque las diferentes secciones
están revueltas, de modo que hoyes casi imposible encontrar por
los índices y catálogos, libros determinados, y se hace necesario
ocusrir a la experiencia de un antiguo empleado para que desen-
marañe tan inextricable laberinto. De suerte que cuando desgra-
ciadamente este empleado, cargado ya de años, desaparezca, se
hará imposible la consulta de algunas de las más importantes
secciones de nuestra Biblioteca, como es por ejemplo la que com-
prende la Historia l\'acional de los últimos ochenta años. Pero
bien comprendéis que para llenar este objeto, para darle a la Bi-
blioteca una organización conveniente, para arreglar los catálogos

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LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 217

de un modo práctico y científico, es necesario ensanchar el local


mientras ta Nación puede levantar un edificio adecuado, y no
menos necesario aumentar el personal, y dotarlo de asignaciones
suficientes, para que ciudadanos hábiles y entendidos en esta de-
licada materia, puedan dedicar sus esfuerzos a un trabajo tan
arduo y tan laborioso. Mientras esto no se haga, la Biblioteca
Nacional será un gran hacinamiento de libros, pero no prestará
el servicio a que establecimientos de esta naturaleza están des-
tinados.
De manera muy especial llamo vuestra atención y la del Poder
Ejecutivo hacia la urgente necesidad que hay de dar a la Biblio-
teca una organización conveniente.
Como la Biblioteca, por su antigüedad, posee libros que cons-
tituyen un verdadero tesoro: ediciones incunables, elzevirianas,
príncipes, etc., el inteligente Director del establecimiento, siguien-
do la costumbre que se observa en los centros análogos de países
civihzados, ha dispuesto que estos ejemplares sean colocados en
vitrinas cerradas con llave, en uno de los salones interiores. Ac-
tualmente hay seis de estas vitrinas, y en ellas se encierran ejem-
plares de considerable valor, algunos de tos cuales son verdaderos
tesoros bibliográficos.
La vitrina marcada con el número 1 guarda únicamente in-
cunables. La Biblioteca Nacional cuenta con quince. El más an-
tiguo es un volumen dd año de 1490, intitulado Sermones Ro-
berti de Sanctis. Los otros están repartidos así: un ejemplar del
año 1491, un ejemplar de 1494, dos de 1496, uno de 1497, uno
de 1498, dos de 1499 y seis de 1500.
La vitrina número 2 contiene un volumen en alemán, que
trata del juego de ajedrez; fue impreso en 1616, y tiene un autó-
grafo del autor, el Duque de Brunswick, y algunos otros libros
muy hermosos y raros.
En la vitrina nt4mero 3 están los más valiosos libros y objetos
de la donación Cuervo.
En la vitrina número 4 se hallan once incunables de la cla-
sificación española.
En la vitrina número 5 se hallan veintiún incunables más
de la clasificación española.
La vitrina número 6 contiene entre otros libros el fndice ma-
nuscrito de las obras que poseía la Biblioteca en 1790, manusm·to
de puño del primer Bjbljotecano don Manuel del Socorro RQ-
dríguez.

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218 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Se han catalogado muchos miles de volúmenes, y se conclu-


yeron y están al servicio del público quince suplementos del Ca-
tálogo.

INFORME DE 1915.
El informe comprendido del 15 de mayo de 1914 al
mismo mes de 1915 es "breve y sintético", porque el an-
terior abarca cuatro años. Se incluye en la memoria que
presenta el doctor Emilio Ferrero, ministro de Instruc-
ción Pública, al Congreso de ese año.
Entre libros y folletos se han recibido 4.138 volúme-
nes, y periódicos, 22.370.
Se han comprado V3rios libros por el Ministerio, ya
sea para conservarlos o para canjes; obras de verdadera
importancia: colecciones de periódicos nacionales y ex-
tranjeros antiguos; libros modernos de historia, literatura,
ciencias y artes; ediciones muy raras, como las de las
Genealogías del Nuevo Reino de Granada, de Flórez de
Ocariz, etc.
Los canjes se aumentan y se atienden con esmero. Da
la lista de los centros con los cuales se mantienen rela-
ciones, y anota que quien hace mayores envíos es la
Smithsoruan Institution de \Vashington.
Cuanto a libros raros, que mira el doctor Arrubla,
como buen bibliófilo, con gran interés, trataremos en el
capítulo respectivo, como ya lo anunciamos.

CATALOGACIÓN.

Arrubla termina los índices de los volúmenes de do-


cumentos pertenecientes al fondo Quijano Otero. "En esos
tomos - dice - hay documentos originales y en copia,
de indiscutible importancia para la historia nacional, en
especial de la época de la colonia".

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LA BIBL.IOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 219

En 1915 informa que en esos días verá la luz un


volumen editado en la Imprenta Nacional, que contiene
varios suplementos al catálogo general de 1897. Y en 1916
da cuenta de su publicación.
Comunica también, en el último año citado, que se
han concluído los catálogos de las valiosas donaciones de
Martín y Cuervo. Infortunadamente, este primer catálo-
go del inapreciable fondo Rufino J. Cuervo no es publi-
cado, y su texto desaparece de la Biblioteca desde hace
muchísimos años.
A la vista tenemos la edición oficial (Imprenta Na-
cional, 1914) denominada Catálogos de periódicos y libros
de la Biblioteca Nacional de Bogotá, publicación que se
debe al doctor Arrubla.
y en 1917, también como edición oficial de la Im-
prenta Nacional, ve la luz con el rubro de la Biblioteca
Nacional, el Catálogo de todos los periódicos que existen
desde su fundación hasta el año de 1915, inclusive, elabo-
rado por Rafael Casas F. Este catálogo se hace, por lo
tanto, durante la dirección del doctor Arrubla.
El doctor Arrubla informa asimismo en 1916, que
se está terminando la reimpresión de un catálogo de obras
en francés y en otros idiomas.

EL MUSEO SE MUDA.

Por fin, en 1916, el Museo es trasladado al pasaje


Rufino Cuervo, frente a la Gobernación de Cundinamar-
ca, y la Biblioteca entra a disfrutar del tan anhelado es-
pacio para su expansión. Pero en los corredores bajos per-
manecen con sus cureñas los célebres cañones franceses
del siglo XVIII, ocupando el sitio que pocos años después
se convertirá en nueva sala de lectura.

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220 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

ENTREGA DEL SALÓN BAJO.

El último informe del doctor Arrubla es el de 1916.


Alcanza a ver realizado uno de sus anhelos materiales
- y de los anteriores bibliotecarios también -: el de la
entrega del salón bajo. Efectivamente, el doctor Emilio
Ferrero, en el informe que presenta al Congreso en julio
de 1917, dice:

El salón bajo, que fue entregado por el señor Ministro de


Obras Públicas, está comunicado por medio de una escalera con
el salón alto, y ya está terminada la estantería para ponerlo al
servicio y descargar así el enorme peso que tiene la parte alta.
Hoy cuenta la Biblioteca con dos nuevos salones que serán
ocupados, el uno por los volúmenes de la "Smithsonian lnsti-
tution", de que ya os hablé, y el otro por los libros que han en-
trado en los últimos tiempos o que vayan ingresando.

El doctor Arrubla es reemplazado por el señor Gra-


ciliano Acevedo Lobo-Guerrero en el mes de mayo del
año de 1917.
Deja su cargo para ocupar la Alcaldía de Bogotá en
reemplazo del doctor Raimundo Rivas, nombrado por de-
creto 154 del 9 de julio de 1917 de la Gobernación de
Cundinamarca.

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CAPITULO XIX

GRACILIANO ACEVEDO

El señor Acevedo sucede al doctor Gerardo Arrubla


en mayo de 1917 y desempeña el cargo hasta diciembre
de 1920, en que es reemplazado por el doctor Carlos Al-
berto Martínez SantamarÍa.
Nace Acevedo en Bogotá en 1845 y fallece en 1921.
Como se ve, es el más provecto de todos los bibliotecarios.
Sus continuados servicios a la administración pública y al
magisterio nacional, y en especial su acrisolada honradez,
que lo lleva por muchos años a la subsecretaría del Te-
soro, le merecen respeto y consideración de los presiden-
tes Caro, Concha y Suárez y de sus conciudadanos. En la
galería de bibliotecarios figura su retrato, pintado a lápiz
por el maestro Ricardo Acevedo Bernal, obra que hoy
conservan sus descendientes. El doctor Emilio Ferrero, en
su memoria como ministro de Instrucción Pública al Con-
greso de 1917, al hablar de la Biblioteca Nacional dice:

Este establecimiento, que hasta hace poco estuvo bajo la com-


petente dirección del doctor don Gerardo Anubla, se halla hoy
al cuidado del señor don Graciliano Acevedo, quien, como su
predecesor, yda con el mayor interés por el auge y buen funcio-
namiento de tan importante instituto.

INGRESOS.

1915 1916 1917 1918 1919


Libros y folletos .. . . 4.138 3.552 3.675 2 .500 2.825
Revistas y periódicos 22.370 20.614 21.100 22.0-13 50.012

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222 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

DONACIONES.

En el año de 1918, el señor Acevedo informa sobre


las donaciones de los señores Marco Fidel Suárez, Anto-
nino G6mez Calvo, Luis Enrique Osorio, Miguel Triana
y Adolfo Le6n GÓmez.
CATALOGACIÓN DECIMAL.

Todos los bibliotecarios se han preocupado por la


catalogación y siempre se refleja este problema en sus
informes. Débese al doctor Luís Enrique Forero, titulado
en filosofía y letras por el Colegio Mayor de Nuestra Se-
ñora del Rosario, y quien desempeña durante muchos
años el cargo de oficial mayor de la Biblioteca, el mérito
de haber llevado a la práctica el sistema decimal de cata-
10gaci6n, según las normas del Instituto Internacional de
Bruselas, sistema propuesto hacía muchos años por el ge-
neral Francisco Javier Vergara y Velasco cuando era di-
rector de la Biblioteca, como lo vimos atrás. El distinguido
humanista doctor Luís Enrique Forero, con tantos titulos
a la gratitud de la cultura bibliográfica nacional, encuen-
tra más tarde en su hermano menor Manuel José, que a
edad temprana se vincula a la historia de la Biblioteca,
un entusiasta continuador de la clasificación decimal, que
conoce profundamente.
El doctor Forero inicia la formación de este catálogo
movible, en julio de 1920. El doctor Carlos Alberto Mar-
tínez, quíen reemplaza a don Graciliano Acevedo en la
direcci6n de la Biblioteca, habla de tal sistema en su in-
forme del año de 1921, documento del cual tomamos los
siguientes apartes, que explican con claridad la materia 1:

1 Este informe está induído en la .1[~moria dd Ministro d~ 111strucaón

Pública al Congruo d~ 1921, págs. 138 y sigs. Se reprodujo en la Ruista


d~ la Bibliot~ca Xacional de Bogotá, núm. 17, octubre de 192 , págs. 186
Y sigs.

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LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 223

Este catálogo está llamado a reem plazar los siete índices im-
presos que vienen sirviendo para el uso del público, no obstante
los incompletos y confusos hechos en épocas muy diversas, bajo
la dirección de personas diferentes y de muy distintos conoci-
mientos bibliográficos, y que más que un sistema cualquiera de
ordenación, representan las aptitudes, el gusto y aun el capricho
de cada autor. Además, figuran en ellos obras que no se encuen-
tran en la BibEoteca, ya por haberse perdido real y verdadera-
mente, ya por hallarse colocadas en plúteos que no les correspon-
den. En cambio hay una masa enorme de libros, agrupados arbi-
trariamente, de los que no se da noticia en los catálogos, y por
tanto no pueden ser leídos ni consultados, con perjuicio de los
intereses nacionales y de la instrucción popular.
Para remediar tan grave deficiencia, para corregir errores y
descuidos agravados con el tiempo. nada más adecuado y efectivo
que el catálof!o movible, t!Sado hoy con éxito completo en muchas
librerías públicas y privadas de Europa y de los Estados Unidos.
No se trata pues de introducir entre nosotros una innovación im-
prudente y peligrosa, sujeta a modificaciones y tanteos, sino de
un sistema reconocido hoy como el más práctico y sencillo, y por
consiguiente, el mejor para organizar bien una biblioteca, con
mínimum de gastos, y en el menor tiempo posible.
Esta clase de catálogos se forma con el auxilio de fichas o
tarjetas, que se colocan en gavetas de un mueble especial, según
el método que se quiera seguir. Cada tarjeta lleva, además de las
cifras bibliográficas, el nombre del autor y el título de la obra,
fecha y lugar en que fue impresa, formato y número de páginas.
Para evitar la posible sustracción de las fichas, éstas tienen
en su parte inferior una abertura redonda, por donde pasa una
varilla, fijada a la caja por medio de una tuerca. Ello no impide,
naturalmente, retirar las tarjetas o cambiarlas de lugar cuando
así lo requieren las necesidades del servicio.
Esta movilidad es justamente una de las ventaJas más apre-
ciables del catálogo sobre fichas, pues las obras que llegan al es-
tablecimiento pueden ponerse a disposición de los lectores, mo-
mentos después de haberse recibido; para lo cual basta inscribir
los títulos de los libros en nuevas papeletas y colocar éstas en las
gavetas respectivas. Asimismo, los errores bibliográficos O de cual-
quiera otra naturaleza, es fácil corregirlos, aun después de ter-
minado el catálogo, mediante la sustitución de una papeleta por
otra. En los índices de volumen o tipográficos, esto es imposible

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224 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

a lo menos entre nosotros. Ejemplos: los catálogos impresos de


la Biblioteca Nacional de Bogotá, con sus integrantes y adherentes.
Ya en 1881, en el informe que como Bibliotecario rindió al
Ministro de Instrucción el señor don Miguel Antonio Caro, auto-
ridad indiscutible en estas materias, habla de los catálogos mo-
vibles, como de una práctica digna de imitarse, aunque parece
inclinado a aceptar la opinión que ha prevalecido hasta hace poco,
según la cual la transcripción de los títulos sobre papeletas sepa-
radas, no tenía otro objeto que servir a la preparación de los
catálogos de volumen. Esta idea está hoy totalmente abandonada,
a pesar de haber tenido defensores de la talla de Petzholldt, bi-
bliotecario célebre y lumbrera de la bibliografía.

y es a don Marco Fidel Suárez, quien reemplaza en


interinidad por breve tiempo a don Miguel Antonio Caro
como director de la Biblioteca en 1884, según lo vimos
en su lugar, a quien corresponde en 1921, como presiden-
te de la República, informar al Congreso sobre la adop-
ción del método de tarjetas móviles para el catálogo.
Leamos lo que dice en su mensaje:

Biblioteca Nacional. Además de algunas mejoras, consistentes


en el despejo y aseo de los salones, que no presentan ya el aspecto
oscuro e incómodo que exhibían hasta hace poco, se ha empren-
dido una formal catalogación de los libros, adoptando para esto
el método de tarjetas, donde se escriben los títulos y señales de
cada obra. Con esto se obtienen muchas ventajas, porque siendo
móviles esas tarjetas, los catálogos resultan ordenables en cualquier
momento, los títulos de los nuevos libros pueden recibir la debida
colocación, el catálogo obedece permanentemente al orden alfabé-
tico, y puede hacerse la distribución de él por secciones y subdivi-
siones de acttel'do con las reglas de la bibliografía, sin tener que ha-
cer para eso otra cosa que mover como naipes las papeletas que
componen la lista general. Este trabajo adelanta diariamente en
la Biblioteca, en forma tan satisfactoria que para dentro de poco
tiempo puede preverse su completa terminación 2.

• MN/fajl! dd Prl!sid~Tltl! dl! la R~ptíblica, !~ñor don Marco Fid~l SI/ár..:;,


al COTlgruo Nacional ~n las !l!sionl!! dl! 1921 , Bogotá, Imprenta aáonal,
1921, pág. 83.

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CAPITULO XX

CARLOS ALBERTO MARTINEZ

El doctor Carlos Alberto MartÍnez SantamarÍa es


nombrado director de la Biblioteca en diciembre de 1920
y toma posesión en enero de 192I.
En julio de 1921 presenta el doctor MartÍnez su pri~
mer informe, cuyo tema principal es la nueva cataloga~
ción. Como en el capítulo anterior hemos hablado sobre
el particular y trascrito varios párrafos al respecto, nos
limitamos a decir que continúa activamente ese trabajo,
y que ha permitido efectuar cambios importantes en lo
referente a la colocación y numeración de los libros y
anaqueles.

Los SEIS SALONES.

En 1921 el establecimiento cuenta seis salones, ga~


nados palmo a palmo en el viejo edificio de Las Aulas.
La descripción que hace el doctor MartÍnez de estas iny
talaciones, muestra gráficamente el estado de entonces y
por ello la trascribimos:

Seis son los salones de que actua:mente se dispone para la


colocación de los manuscritos, libros y periódicos. En el prim~ro,
además de la colección Quijano Otero, adquirida por cuenta del
Estado se han puesto l"as dOllacioll~s patri6tims en el orden si-
guiente: la del señor don Rutino José Cuervo, b del señor don Ni-
colás Sároz, la del Coronel Anselmo Pin~da, la del señor don
Ettstasio Santamaría, y por último, loa del General Gtúllermo E.
Martín. Las donaciones del General Acosta y del doctor Ancízar

15

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226 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

fueron refundidas, y entraron en el caudal común de la Biblio-


teca, probablemente en época lejana, pues no he podido adquirir
noticias a este respecto.
Este salón en que ahora se han reunido las donaciones es el
más claro, espacioso y elegante de la Biblioteca; pero lo habían
afeado y oscurecido mucho poniéndole en el centro 17 moles de
madera, construídas en forma de estantes cuadrados, para guardar
la hbrería del señor Cuervo. Semejantes armatostes se hicieron
retirar, y están prestando distinto servicio en las piezas bajas de
la Biblioteca.
En el salón número 29 se han colocado obras francesas e his-
panoamericanas; en el tercero, clásicos griegos y latinos, enciclo-
pedias y algunas otras publicaciones poco consultadas. Allí se
dejaron vacíos unos cuantos anaqueles para clasificar y ordenar
las nuevas adquisiciones. El salón número cuarto corresponde al
archivo histórico, donde yacen hacinados y cubiertos de polvo
muchos manuscritos relacionados con nuestra historia. En el m~­
mero quinto se han agrupado con esmero especial los pergaminos
que no figuraban en los antiguos catálogos. Muchos de estos libros
estaban amontonados al azar detrás de los estantes, pero no lo
bastante invisibles para ahorrarle al visitante la penosa impresión
que causaba este espectáculo de incuria y abandono. Finalmente,
en el salón m¡mero sexto se encuentran las obras que ha enviado
periódicamente la Smithsonian Institution, que ascienden ya a
muchos volúmenes. Ninguna de estas obras está catalogada.

CoLECCIÓN PINEDA.

Observa el doctor Martínez que, no obstante su im-


portancia, no se ha hecho aún el inventario de la colec-
ción Pineda, trabajo que se ha dejado para fines del año,
por las serias dificultades que ofrece.

DONACIÓN CUERVO.
y agrega el doctor Martínez:
En cambio, tengo especial satisfacción de comunicar a Su
Señoría que la numerosa y riquísima donación del señor Cuervo
ya está catalogada. Por falta de un índice apropiado no se había

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIB¡"IOTECA EN LA REP Ú BLICA DE COLOMBIA 227

podido dar antes al servicio. El honor naciona~ exigía que se lle-


nara cuanto antes este vergonzoso vacío; que no se continuara
irrespetando la última voluntad de aquel varón sabio y colom-
biano eminentísimo, quien seguramente al legar sus libros a la
Bib}ioteca Nacional de Bogotá, no fue con la intención de que
permanecieran allí como un tesoro oculto, sin provecho ninguno
para sus compatriotas.

SALÓN PARA LA PRENSA.

Reclama el bibliotecario un salón especial para la


prensa. Solicita que se le entreguen dos piezas pequeñas
que le pertenecen a la Biblioteca, situadas en la parte baja
y ocupadas por la oficina merciológica y el Museo Ca-
mercial, dependientes del Ministerio de Hacienda. Este
Ministerio accede, pero se espera que el de Obras Públi-
cas señale los locales adonde deben trasladarse aquellas
oficinas.

PERSONAL.

Lo escaso del personal y las dificultades para la ca-


talogación pueden apreciarse por este pasaje del informe:

Personal - El de la Biblioteca es el siguiente: un Director, un


Oficial Mayor, un Catalogador, dos Vigilantes y un Portero.
Verdad inconcusa es aquella de que "donde no hay catalo-
gadores no hay obras catalogadas", y esto es justamente lo que
ha pasado en nuestra Biblioteca. Para la formación del catálogo,
sobre fichas, ha sido necesario pretermitir las funciones de todo
el personal, desde el Director hasta el Portero. Pero si esta situa-
ción transitoria se justifica por l<l urgencia e importancia de la
reforma, convertida en estado permanente, implicaría el abando-
no casi absoluto de los demás servicios de la Biblioteca. Debe
pues pensarse, o en suspender la formación del nuevo catálogo,
o en solicitar del Congreso la partida necesaria para nombrar dos
escribientes Auxiliares que permitan continuar este trabajo y ter-
minarlo en corto tiempo.

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228 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

SALÓN DE LECTURA .

El salón de lectura tiene entonces trece metros de


largo por cuatro de ancho y a veces se reúnen en él algo
más de cien lectores. Por eso el doctor Martínez hace las
diligencias para construir en los pasillos bajos del costa-
do sur del edificio, un salón de lectura más adecuado.

OBRAS MODERNAS.

Y otra vez, como tantas, la solicitud casi desesperada


para comprar obras modernas, que dice:

Por último me permito indicar que se pida al próximo Con·


greso un crédito por tres mil pesos ($ 3.000) para comprar obras
modernas, especialmente de carácter científico. Con esta pequeña
suma renovada en dos o tres vigencias sucesivas, podrían hacerse
en el Extranjero numerosas adquisiciones de verdadera impor-
tancia. Hace más de cuarenta años que en los informes de los
distintos Bib:iotecarios se ha venido llamando la atención acerca
de la necesidad apuntada, y sin embargo, es lo cierto que no se
ha logrado todavía, por una u otra causa, que la Representación
Nacional vote suma ninguna para la consecución de obras y re-
vistas extranjeras. La producción de esta clase que ingresa al
establecimiento por donación de los autores o por canjes, versa,
con raras excepciones, sobre asuntos triviales. TO se pueden ad-
quirir libros científicos de actualidad ni publicaciones de la índole
de la Revue des Deux Mondes u otras semejantes, sino por com-
pra o suscripción del Estado.

El doctor Martmez es reemplazado por el presbítero


doctor Rudesindo López Lleras.

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CAPITULO XXI

RUDESINDO LOPEZ LLERAS

Monseñor López Lleras, distinguido escritor y emi-


nente orador sagrado, médico, profesor de derecho canó-
nico y autor de un texto sobre la materia, asume la direc-
ción de la Biblioteca en junio de 1922 y la desempeña
hasta noviembre de 1926. Acaba de regresar de Europa,
donde realiza notables estudios académicos y cumple no-
bilísima misión humanitaria que lo hace acreedor a la
medalla de la Cruz Roja española. Su paso por la Bi-
blioteca Nacional deja huella perdurable por lo que hace,
por lo que enuncia y porque entiende claramente todos
sus problemas y funciones.

"REVISTA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE BOGOTÁ".

En enero de 1923 se cumple un ferviente deseo del


doctor López y otros bibliotecarios: ve la luz el primer
número de la revista del Establecimiento, la cual contiene
selecto material pero sale muy irregularmente hasta cuan-
do, bajo la dirección de don Daniel Samper Orte~a, la
reemplaza con esplendidez tipográfica la revista Senderos.

NUEVO REGLAMENTO.

Con fecha 24 de junio de 1922 se expide un nuevo


reglamento, que se publica en el número de la revista de
la Biblioteca correspondiente a los meses de febrero y

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230 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

marzo de 1923. No hay reforma alguna en la menguada


nómina. Como novedad se establece la jornada continua
de 8 a. m. a 10 p. m.

NUEVA SALA DE LECTURA.

El doctor López y Lleras da cuenta de la inaugura-


ción de la nueva sala de lectura, que es "una sala higié-
nica y bien alumbrada, donde en pupitres independientes
pueden los lectores encontrar la mayor comodidad posi-
ble en nuestras circunstancias".

SERVICIO NOCTURNO.

Se reanuda el 19 de julio de 1922 con un admirable


discurso del doctor Eduardo Posada, que se publica en la
revista de la Biblioteca. En él hace un recuento breve pero
completo de la historia de la institución desde sus co-
mienzos hasta ese año, cuando lleva casi un siglo de estar
albergada en el edificio de Las Aulas.

CATALOGACIÓN. ENCUADERNACIÓN.

En su informe de 1922, el doctor López y Lleras


añade lo siguiente:

Dos cosas nos faltan solamente para sentimos satisfechos para


ver la Biblioteca en vías de verdadero resurgimiento: principiar
la ~ncuad~rnación de multitud de obras y legajos, entre otros los
importantísimos del Archivo Histórico de la Colonia, que hoy,
por falta de encuadernación, se están perdiendo y destrozando;
e impulsar la catalogación de los libros.
De los ciroto si~t~ mil vol&ím~n~s que, según cálculos aproxi-
mados, posee la Biblioteca, apenas veinte mil están catalogados.
El Oficial Mayor de la Biblioteca, doctor don Luis Enriqu~
For~o, antiguo y competentísimo empleado, hábilmente secun-
dado por uno de nuestros antecesores, el señor don Carlos A .

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 231

Martínez San tam aría, principió su catalogación por el sistema de


fichas adoptado hoy en todas las bibliotecas del mundo. Pero
como no hay sino un solo empleado para este oficio, que traba-
jando sin tregua ni descanso apenas logra hacer de treinta a cua-
renta fichas al día, es claro que la catalogación ha marchado muy
lentamente y que de no aumentar el número de ros catalogader
res, pasarán varios años sin que pueda ponerse al servicio público
todo nuestro tesoro.

NUEVO INFORME.

Al año de labores rinde el doctor López y Lleras


nuevo informe, que se publica en los números 6 y 7 de
la revista de la Biblioteca, correspondientes a los meses
de junio y julio de 1923.
El panorama de entonces queda resumido en las si-
guientes frases:
En un país como Colombia, [ ... ] en donde hacemos gala
y alarde de cultura intelectual, una Biblioteca Nacionar como la
que actualmente tenemos, es algo ignominioso, es un verdadero
baldón para nuestra fama de amantes de la literatura. Cierto es
que en eUa se conservan tesoros, pero como no hay nada mer
derno, quizá pudiera llamarse más bien Museo Bibliográfico que
Biblioteca N aciana/o

En la sección Lo que hay que hacer comienza el bi-


bliotecario por pedir más empleados, principalmente un
secretario, que está pagando de su propio peculio, y tres
catalogadores, pues con uno solo, que lleva de veinte a
treinta tarjetas en el día, "¿ cuándo se acabará el catálogo,
que es la base indispensable de la reforma, siendo así que
quedan 70.000 tarjetas por hacer?"
Cuanto a gastos, solicita para encuadernación, canjes
y aseo; muebles, como estanterías, ficheros, archivado-
res y clasificadores de mapas. Insiste en las obras nuevas
y en el arreglo del Archivo Histórico y de la mapoteca.

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232 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

No podemos menos de trascribir las conclusiones,


que muestran a lo que aspiraba en ese tiempo, hace ape-
nas cincuenta años, el director de la Biblioteca, en ma-
teria de empleados, sueldos y gastos:

CONCLUSIONES

Resumiendo pues mi informe, creo que en cuanto lo primero


hay que emprender las obras de arreglar y encuadernar el Archivo
Hútórico Nacional; de clasificar la mapoteca, arreglando previa-
mente sus cartas; de adquirir nuevas obras para rejuvenecer nues-
tra vetusta Biblioteca; de acelerar la terminación del catálogo,
y de establecer el servicio permanente que la ley ordena, de las
ocho de la mañana a las diez de la noche.
Para esto último hay que nombrar, como ya insinué, dos
Cela.d?res más, que alternen con los que actualmente prestan sus
serVICIOS.
En consecuencia me permito suplicar al señor Ministro se
sirva ordenar que en el proyecto de Presupuesto del año próxi-
mo se incluya el capítulo correspondiente a la Biblioteca, de la
siguiente manera:

BIllLIOTECA NACIONAL

Artículo .. . Para sueldos de los empleados, en el año, así:


JI> Del Director, a $ 200 mensuales .............. . $ 2.400
29 Del Oficia1- Mayor, a $ 120 mensuales ........ . 1.440
31> De cuatro Celadores (dos para cada turno), a $ 40
mensuales cada uno .. ........................ . 1.920
49 De dos Catalogadores, a $ 50 mensuales cada uno 1.200
59 Del Secretario, a $ 60 mensuales . ............. . 720
69 De un Portero, a $ 40 mensuales ............. . 480
79 De un Empacador repartidor, a $ 30 mensuales .. 360
Total. ........ . S 8.520

Artículo ... Para material de la Biblioteca, así:

19 Para encuadernaciones . ......................... $ 2 .000


29 Para arreglo de archivos y mapoteca ............ 1.500

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LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 233

39 Para aseo y muebles ......................... . 1.000


49 Para obras nuevas ............................ . 2.000
59 Para fomento de la sección de lecturas a domicilio 500
$ 7.000

RESUMEN

Para personal S 8.520


Para material 7.000
lrotal .. .... . . .. $ 15.520

Como ve el señor Ministro, la partida solicitada es bien pe-


queña en comparación de la utilidad que reportará la obra que
con ella se lleve a cabo, y si tiene en cuenta que lo que ahora no
se haga en la Biblioteca es casi seguro que ya no se hará nunca,
espero que el Ministerio no tendrá inconveniente en solicitarla
ni el Congreso en votarla, como es a todas luces justo y necesario.
Del señor Ministro atento servidor,
Doctor LóPEZ y LLERAS,
Director de la Biblioteca.
Bogotá, junio de 1923.

INFORME DE 1924. DICCIONARIO DE CUERVO.

Además de los problemas de siempre, hay una noti-


cia muy importante sobre el Diccionario de don Rufino
José Cuervo, la cual trascribimos:
lrenemos otro tesoro en las papeletas que e! señor Cuervo
legó a la Biblioteca y que permiten publicar varios tomos más
de! famoso Diccionario de Construcción y Régimen. Hay dos
propuestas de ayudar a dicha labor: la una de! Profesor Luquiens,
de Yale University, y quien cree poder formar un comité en los
Estados Unidos que dé e! dinero y dirija la publicación. La otra
- propuesta verbal no formalizada todavía - de! Gobierno de
Méjico, de recaudar la suma que las naciones que asistieron al
Congreso Panamericano de 1901 ofrecieron dar para esto. Quizá
convendría que en e! próximo Congreso que ha de reunirse en

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


234 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Lima se toque el asunto y se consiga que en vez de francos - mo-


neda en l:a cual se hizo la suscripción pero que ha perdido mucho
de su valor - paguen en dólares la suma hoy necesaria, superior
a la de entonces, por el mayor costo de las ediciones.

Esta labor es encomendada más tarde al Instituto Ca-


ro y Cuervo, quien la está realizando a cabalidad.

OFICINA BIBLIOGRÁFICA.

En el informe del 31 de mayo de 1925, el doctor L6-


pez y Lleras vuelve a solicitar con urgencia un edificio
especial para la Biblioteca, e insiste en las varias necesi-
dades de ésta, ya expuestas en los otros informes, espe-
cialmente en el arreglo del Archivo Histórico. Aquí nos
permitimos subrayar lo relativo a la creación de la ofi-
cina bibliográfica, que, según el director, tiene dos obje-
tos principales:
... el primero es hacer todas las fichas o papeletas de los
libros que se vayan publicando en Colombia, para arreglarlas de-
bidamente en los catálogos, así como sus respectivos duplicados,
para enviarlos al Instituto Internacional de Bibliogratfa de Bru-
selas, con el fin de que aHí sean impresas y repartidas por todo
el mundo, con lo cual se hace ver a las naciones que tienen mala
idea de nuestra intelectualidad, que no estamos tan atrasados como
imaginan. El segundo objeto es formar con las fichas que el Ins-
tituto de Bruselas envíe, un repertorio de las obras que en todo el
mundo se vayan publicando, para poder enterar a quien lo ne-
cesite, de los libros que hay sobre una materia dada, en qué casa
fueron editados, cuánto valen, año de su publicación, noticia ge-
neral sobre su contenido, librerías donde están de venta y biblio-
tecas del país donde pueden consultarse, así como cuáles son las
obras de un autor determinado, etc.

INFORME DE 1926.
El 15 de mayo rinde su último informe el doctor
López y Lleras, pues se retira a fines del año para ser

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 235

reemplazado por el doctor José Miguel Rosales. En ese


documento se trasluce que los problemas de la Biblioteca
lo tienen casi enfermo. Repite las mismas observaciones.
Pero entre tantas tristezas tiene el consuelo de que acepte
el puesto de catalogador el doctor Juan Crisóstomo Gar-
cía, a quien considera, con justicia, como:

... erudito polígrafo, elocuentÍsimo orador sagrado, muy dis-


tinguido literato y conocedor como pocos de la bibliografía ecle-
siástica y de las lenguas latina, griega, hebrea, etc., así como de
las principales modernas, lo cual lo habilita para llevar a cabo la
benedictina labor de catalogar el valioso tesoro que en sus depó-
sitos oculta la Biblioteca, formado por las bibliotecas de los anti-
guos conventos, riquísimas en obras importantes y en curiosos
pergaminos, entre los cuales no es difícil hallar a simple vista
incunables del valor de los que se han encontrado; así como tam-
bién para la catalogación de la sección Cuervo, donde abundan
los libros escritos en lenguas orientales, absolutamente desconoci-
das para la inmensa mayoría de nuestros filólogos.

El sueldo asignado al doctor García es de cincuenta


pesos mensuales. Lo escribimos en letras para que no haya
lugar a pensar que se trata de un error.

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CAPITULO XXII

JOSE MIGUEL ROSALES

Todos hemos visto y apreciado en los salones de clase,


en las oficinas, en establecimientos importantes, un bello
mapa de Colombia en relieve, blanco, azul y verde. Su
autor es el doctor José Miguel Rosales, quien lo presenta
~ la Exposici6n de Bellas Artes celebrada en 1904. Por
esta obra la Academia de Historia le da un voto de aplau-
so. Más tarde el doctor Rosales es miembro correspon-
diente de esa Academia y de la Sociedad Geográfica de
Colombia, que preside.
Nace el doctor Rosales Patiño en la ciudad de Toro,
en el antiguo Cauca Grande, el 23 de junio de 1875; su
muerte ocurre en Bogotá el 10 de junio de 1946.
Dedicado con devoci6n a la enseñanza, dicta clases
de geografía y de inglés en el Colegio Mayor del Rosario,
que lo nombra colegial honorario, y en otros estableci-
mientos educativos. Su libro Historia y paisajes recibe mu-
chos elogios. El doctor Rosales comienza a desempeñar
el cargo de director de la Biblioteca el 17 de noviembre
de 1926, y presenta su informe oficial por primera vez,
en junio del año siguiente. Esta relaci6n se publica en la
Revista de la Biblioteca Nacional, núm. 15, de junio
de 1927.

FONDO DE LA BIBLIOTECA.

Es muy importante lo relativo al fondo de la Biblio-


teca, y por eso nos permitimos trascribirlo:

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LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 237

El fondo de una biblioteca lo consútuye en realidad el nú-


mero de obras catalogadas, es decir, las que pueden ponerse al
servicio público.
En nuestro insútuto existen desde hace muchos años miles
de volúmenes anúguos de interés netamente bibliográfico, que
constituyen un fondo de conservación más que de consulta.
Después de hacer un recuento minucioso de las obras cata-
logadas y un cálculo aproximado de I'3S que no lo están, puedo
asegurar a vuestra señoría que el acervo de la Biblioteca es el
siguiente:

Volúmenes
Obras catalogadas. Sala l~ ......................... . 15.344
Obras catalogadas. Sala 2~ .......... . .............. . 13.210
Obras catalogadas. Sala 3~ ......................... . 3.923
Obras catalogadas. Sala 4~ ......................... . 5.148
Prensa ........................................... . 4.000
Suma obras catalogadas en servicio 4l.625

Obras no catalogadas procedentes de la Smithsonian


Institution .... . . ............. . ............ ... . 25.000
Obras no catalogadas, libros anúguos .............. . 50.000
Archivo histórico, volúmenes encuadernados ........ . 749
Archivo histórico, legajos .. ....................... . l.500
Biblioteca circulante .............................. . 2.000
Volúmenes triplicados ............................ . 20.000
Suma total ......... . 140.874
Hay además cerca de 2.000 mapas y planos que no pueden
consultarse por no haber estantería apropiada ni espacio dónde
colocarlos (sic).

La catalogación continúa lentamente por la falta de


personal; los canjes toman mayor incremento de día en
día por razón de haberse ::mmentado notablemente el nú'
mero de los institutos corresponsales, que llegan a 280;
y otros centros científicos y literarios, de los cuales se re-
ciben revistas, folletos y libros.

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238 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

F ONDO PEDAc6Grco.
Muy interesante es la iniciativa del fondo pedagógico,
integrado por un departamento para maestros y otro para
niños, muy propia de quien es pedagogo eminente :

De grande importancia es la formación de un departamt:nto


compuesto de obras sobl'e didáctica, textos modernos de enseñan-
za primaria y secundaria, mapas, cartas murales, gráficos, dones
froebelianos, etc., en suma un centro educacional en donde los
maestros, catedráticos y demás personas interesadas en la educa-
ción de los niños colombianos, puedan ponerse al corriente de los
métodos y sistemas que hoy se usan en los países más adelantados,
así en la escuela como en el hogar. A este fin se han pedido ya
obras y elementos necesarios para establecer esta sección en un
salón aparte, tan pronto como dispongamos del espacio requerido.
Sería asimismo obra magnífica y fecunda establecer un departa-
mento para niños con obras especiales de literatura infantil, gra-
bados, etc., al estilo del que existe en las librerías públicas de
Estados Unidos. Un centro tal produciría resultados asombrosos
porque los niños, con la curiosidad y el anhelo de saber que son
inherentes al despertar de la inteligencia, recibirían allí las nobles
impresiones y sanas enseñanzas que tienen tan grande y saludable
influencia en el curso de la vida entera.

V AlUOS.

La donación Pineda, como el doctor Rosales la llama,


se ha incorporado en el fondo común.
El promedio mensual de lectores alcanza a 1.200 en
vez de los 500 que se registraban a principios del año.
Horas de lectura: 9 a 11 Yz a. m .; 2Yz a 5. p. m., y
7Yz a 9Yz p. m.
El director hace hincapié en lo inadecuado del edifi-
cio y propone la construcción de uno nuevo de plano
apropiado al objeto, o refaccionar mientras tanto el que
hoy se tiene, habilitando para el caso el antiguo Salón de
Grados y demás dependencias que hasta entonces ocupa
la Academia de Historia.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 239

NÚMERO DE VOLÚMENES.

Entre el año 1927 y mayo de 1928 aumentan las obras,


catalogadas y en servicio, en 2525. El total de volúmenes
asciende a 143.426.

DONACIONES.

Sobre ellas, el doctor Rosales dice lo siguiente:

La familia del finado Dr. Diódoro Sánchez donó al estable-


cimiento 196 volúmenes pertenecientes a la biblioteca particular
de aquel distinguido ingeniero.
De la biblioteca pública de Santiago de Chile se recibieron
121 volúmenes.
De la biblioteca nacional del Uruguay, 316 volúmenes sobre
pedagogía, literatura e historia patria.
De la sociedad de lecturas populares de Buenos Aires, 20
volúmenes.
y como de costumbre, la Smithsonian Institution de Washing-
ton, ha seguido enviándonos con la mayor regularidad muchas
y muy importantes publicaciones.

Sección pedagógica. No se ha podido abrir por falta


de espacio y de estantería. Tan pronto como se pueda dis-
poner del antiguo salón de grados y sus dependencias,
ocupados hoy por la Academia de Historia, se estable-
cerá un centro pedagógico, para el cual se tiene ya un
buen número de obras modernas.
Sección infantil. La actual dirección concede una
grande importancia a esta dependencia. Se han adquirido
obras para niños. Se abrirá en el salón antes menciona-
do, en diferentes días de la semana, para niños y niñas
de ocho a doce años de edad.
Sala de lectura. Se puso en servicio el moblaje pe-
dido a los Estados Unidos, pero es necesario "reemplazar
el artefacto colonial, ruidoso, que está haciendo las veces

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240 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

de ascensor. No ha sido posible instalar el aparato moder-


no contratado por el Ministerio de obras públicas con una
casa alemana, porque a última hora no se ha resuelto to-
davía qué entidad es la que debe verificar el pago". De-
bido a la comodidad de la sala, el número de concurren-
tes aumenta de 500 por mes que era en mayo de 1927 a
1.514 actualmente.
Catalogación. Sobre este particular, el doctor Rosales
dice así:

En enero del año en curso se principió la renovaClon del


catálogo movible, único que existe por ahora. Este trabajo im-
plica el numerar de nuevo todos los volúmenes de la biblioteca,
previa formación de papeletas para cada libro. Las papeletas, que
contienen los datos bibliográficos de la obra, se clasifican y con-
frontan con las tarjetas del fichero, labor paciente y delicada, que
está dando por resultado el corregir muchas y muy graves irre-
gul-aridades de la catalogación antigua. A esta tarea se han dedi-
cado, no sólo el catalogador y dos ayudantes, sino también el
oficial mayor y aun el director mismo, sin dejar por eso los que-
haceres que cada cual tiene a su cargo.

Se aumentaron a seis los catalogadores con la remu-


neración mensual de 50 pesos.
Revista de la biblioteca. Al respecto, manifiesta el doc-
tor Rosales:

La actual dirección continuó con el mayor entusiasmo la pu-


blicación de la revista, órgano de nuestro instituto, pero a pesar
de nuestros deseos y de la buena voluntad de los señores director
y administrador de la imprenta nacional, es lo cierto que no pu-
dimos publicar sino cuatro números en el año pasado, debido al
gran recargo de trabajo en aquel establecimiento. Con pena, pues,
manifiesto a V. S., que me he visto obligado a suspender tal
publicación, que había tenido buena acogida en el exterior, hasta
el tiempo en que puedan conseguirse los fondos necesarios para
publicarla en una imprenta particular.

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LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 241

FONDO DE LA BIBLIOTECA.

El bibliotecario muestra en mayo de 1929 el progreso


del fondo de la Biblioteca, así:

Obras catalogadas, en servicio .............. 57.912


Obras no catalogadas: libros antiguos, mapote-
ca, legajos del archivo histórico y volúme-
nes triplicados ........................... 102.349

Suman 160.261

BIBLIOTECA DE DON MARCO FIDEL SuÁREz.


Noticia muy importante es el recibo de la biblioteca
de don Marco Fidel Suárez, comprada por el Gobierno:
Dicho fondo consiste principalmente en obras de filología
americana, literatura, filosofía e historia política del país. Algunas
son muy valiosas por su antigüedad, entre eHas, De Summo Bo-
no, por San Isidro de Sevilla, impresa en Basilea en 1501; la Bi-
blia de Nuremberg, 1515, y la primera edición del- Diccionario
de la Academia Española, edición muy rara (Madrid, 1726).
También contiene algunos manuscritos curiosos: Defensa del
Conde de Floridablanca, y la genealogía de la familia de Alonso
de Lugo AlbarracÍn, y las Relaciones de los Virreyes de Nueva Gra-
nada, de GarcÍa Gracián, año de 1869. La bib!.ioteca del señor
Suárez, digna de conservarse con la mayor veneración y cariño,
tanto por su procedencia como por su valor !.iterarío, se ha colo-
cado en estantería especial, en la sal'a número 1.

LA COMISl6N TÉCNICA BIBLIOGRÁFICA.

De importancia es también en 1929 la creaci6n de la


comÍsi6n técnica de bibliografía. Forman parte de ella el
mismo doctor Rosales, el doctor Francisco M. Rengifo,
quien lo sucede poco después en el cargo, y desempeña

HI

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242 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

entonces el empleo de oficial mayor, y nuestro ya cono-


cido doctor Gerardo Arrubla, que fue bibliotecario en
años anteriores, según atrás lo vimos, y a la sazón direc-
tor del Museo Nacional.
Como el consejo directivo de la Unión Panamericana
de Washington, por conducto del Ministerio de Relacio-
nes Exteriores envía un cuestionario al Gobierno de Co-
lombia sobre bibliografía, el ministro de Educación Na-
cional crea por decreto 324 de febrero de 1929 la Comi-
sión Técnica Bibliográfica, integrada por los mencionados
señores, quienes después de varias sesiones rinden el inte-
resante informe que el ministro incluye en su memoria.
Con motivo de su designación como representante de
Colombia al Primer Congreso Mundial de Educadores,
reunido en la ciudad de Oakland, California, en 1930 el
doctor Rosales es reemplazado interinamente por el oficial
mayor doctor Francisco M. Rengifo.
El Gobierno nacional honra con la designación de
director de la Biblioteca al laureado poeta santandereano
Aurelio Martínez Mutis, cuyo nombre decora la nómina
de los bibliotecarios. Pero no ejerce el cargo.
Lo sucede el historiador Luis Augusto Cuervo.

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CAPITULO XXIII

FRANCISCO M. RENGIFO
y LUIS AUGUSTO CUERVO

Los últimos meses del año de 1930, hasta el 21 de


diciembre, desempeña el cargo de bibliotecario el doctor
Francisco M. Rengifo, quien es entonces el oficial ma-
yor, y no alcanza, naturalmente, a realizar labor especial.
Preclaro humanista, honor de la Facultad de filosofía y
letras del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario,
establecida por monseñor Rafael María Carrasquilla. Ce-
lebrado profesor de humanidades clásicas y fino cultor de
las lenguas griega y latina, tan sabio como modesto.
En la fecha antes citada se nombra director al doctor
Luis Augusto Cuervo, académico de la historia, distin-
guido escritor y hombre de letras, que desempeña cargos
importantes en la administración pública, pero no ocupa
la dirección sino cuarenta días por haber sido nombrado
ministro plenipotenciario en La Paz, Bolivia.
El primero de febrero de 1931 se inicia una nueva
era inolvidable en la Biblioteca con la posesión de don
Daniel Samper Ortega.
y a él le dirige el doctor Cuervo, desde la Paz, una
carta suscrita en agosto de 1934, que merece reproducirse
en parte aquí, pues contiene informes interesantes sobre
el estado en que se encuentra la Biblioteca durante su
efímera dirección:
I-Fui Director de la Biblioteca Nacional de Bogotá única-
mente por cuarenta días (última década de diciembre de 1930 y
el mes de enero de 1931).

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244 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

U-Durante mi efímera dirección hallé en la Estación del


Ferrocarril de Cundinamarca más de cuarenta bultos de libros
venidos del exterior para la Biblioteca, algunos de los cuales ha-
bían llegado hacía más de cinco años y los más recientes pasaban
de ocho meses de hallarse en las bodegas ferroviarias. Ellos no
habían sido reclamados por la entidad interesada y personalmente
los hice trasladar al edificio de la Biblioteca en donde te tocó a ti
abrirlos y darles destinación.
III--Obtuve la construcción de varios estantes altos para el
servicio de la Secretaría y de la Portería, así como la instalación
de grandes mesas bajas en el Salón de la Prensa para la catalo-
gación de periódicos y folletos.
IV-Dejé iniciada la rectificación y debida publicación del
catálogo de la donación "Rufino José Cuen'o".
V-Principié el tras!ado al salón de la Dirección de varios
libros y manuscritos excepcionalmente raros que encontré sin la
correspondiente numeración en varias salas de la Biblioteca. Re-
cuerdo entre los primeros un tomo de las Genealogías de Flórez
de Ocariz.
VI-Por decreto 1553 dd Poder Ejecutivo de 19 de septiem-
bre de 1930 fui comisionado para seleccionar y dirigir la publica-
ción de la correspondencia original dirigida a Rufino José Cuervo
"por ilustres personalidades de Europa y América", que se con-
serva en la Biblioteca. Dejé bastante adelantado el trabajo de cla-
sificación, bien delicado por los temas lingüísticos tratados en la
mayoría de las cartas y por los distintos idiomas en que eUas se
hallan escritas. o pierdo la esperanza de poder atender próxi-
mamente con toda amplitud el encargo que me dio el Gobierno
Nacional l.

1 Revista Srod"o$, núm. 5, agosto y septiembre de 1934.

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CAPITULO XXIV

DANIEL SAMPER ORTEGA, EL RESTAURADOR

Nace en Bogotá el 28 de noviembre de 1895 y muere


en la misma ciudad el 2 de noviembre de 1943.
Si Moreno y Escandón ostenta el titulo de fundador
de la Biblioteca y Manuel del Socorro Rodríguez el de
organizador, a Daniel Samper Ortega se le debe llamar
el restaurador.
Su fe, su valor, su patriotismo, su constancia y per-
severancia logran la construcción del magnífico edificio
hoy sede de la Biblioteca, y le imprimen a ésta su fisono-
mía moderna y su función social, hasta convertirla en un
faro que irradia sobre la faz de la Nación entera, y aún
más allá.
En realidad la Biblioteca, con todos sus tesoros, no
presta servicio eficaz hasta entonces sino a unos pocos in-
vestigadores, especialmente de historia. Y colma el ocio de
unos desocupados que allí leen periódicos.
Todos los bibliotecarios lamentan la carencia de
obras modernas, que muestren el adelanto perenne de la
cultura y de los inventos cada vez más numerosos, y algu-
nos proponen la construcción de un edificio propio don-
de se pueda salir del lamentable estado de un hacina-
miento de libros, periódicos y revistas en desorden, que
no llenan el fin primordial de toda biblioteca pública de
servir para el estudio, la consulta y la investigación en
orden al progreso cultural y espiritual.
Samper Ortega se posesiona de la dirección de la
Biblioteca Nacional el 19 de febrero de 1931. Llega, pues,

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


246 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

a ella en su plenitud vital. Su brillante inteligencia le


acicatea en la búsqueda inmediata de nuevos caminos
para impulsar la detenida cultura nacional. En el país
alientan aires de renovaci6n y de ímpetu juvenil que pre-
cisa comunicar a todas las instituciones. Recientemente
Samper ha recorrido los caminos de la Madre Patria en
generosa propaganda inusitada de los valores de la lite-
ratura colombiana, y lleva su emocionada y culta palabra
hasta la cátedra salmantina de Fray Luis. Trae como ex-
periencia el casi total desconocimiento que el mundo culto
internacional tiene de Colombia, y en su fuero interior
se promete redimirla.
No olvida ensayos como la publicaci6n de La Nove-
la Semanal, en la cual cuenta con la colaboraci6n fervo-
rosa de Luis Enrique Osorio, y trae en mente la angus-
tiosa necesidad de revaluar el olvidado pensamiento co-
lombiano y una n6mina brillantísima de sus escritores,
que urge reunir en un haz accesible a la consulta de todos.
La experiencia de la cátedra, estimulada por una brillan-
te imaginaci6n y un don de gentes que le abre las puertas
más difíciles, todo lo entrega sin economía desde el ins-
tante en que atraviesa el viejo y hospitalario portal6n que
ostenta, en el plinto de su noble marco de cantería, el
texto del "Libro de los Proverbios".

LA BIBLIOTECA EN 1931.
Dice Samper Ortega en su primer informe, fechado
el 28 de mayo de 1931:

.. Ja situación que encontré fue la siguiente:


a) Los archivos de la Oficina, en el más completo y absoluto
desorden, al punto que no era posible saber qué correspondencia
estaba contestada, qué libros h:¡bía en camino o pedidos, qué
cuentas se debían, etc.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 247

b) En la llamada Oficina de Canjes: 87 cajas de libros cerra-


das, de las cuales la mayor parte no eran para la Biblioteca sino
para que ella las distribuyera a las Universidades, Ministerios,
Academias, etc. Y puede calcularse que regados en las salas bajas
había paquetes en cantidad suficiente para llenar unas veinte
cajas más, y algunos de los cuales se encontraban en la Biblio-
teca, sin abrir, y recibidos en Bogotá, según el sello de correo,
desde 1898.
c) En las salas altas, que tienen aproximadame11te 52.000
volúmenes, unos 15.300 o sea casi la tercera parte, sin numerar,
o completamente empastelados de manera que resultaba impo-
sible encontrar un ejemplar determinado. También se encontra-
ron empasteladas, en manto a que no concordaban con los catá-
logos existentes, las donaciones Pineda, que prestaban un servicio
invaluable a los estudiosos por la perfección con que estaban
hechos los catálogos. Y refundidas con los fondos generales de
la sala, en gran parte, las donaciones Cuervo y Quijano Otero.
d) En la sala que hoy se denomina cuarta, y que es la que
en la planta baja ocupan los pergaminos, se encontraron aproxi-
madamente unos 16.000 ejemplares de los más antiguos y valia-
sos, hacinados hasta en triple fila en los estantes, o sirviendo de
pisos; unos 1500 tomos de periódicos empastados, en el más com-
pleto desorden; alrededor de 2.000 libros en rústica en la misma
situación, y algo así corno 3.000 volúmenes de libros colombianos
de diversa clase que debieron de ser comprados para canjes, pero
que no han sido repartidos.
e) En la sala que hoy se denomina quinta, y donde están las
publicaciones de la Smithsonian lnstitution, se encontraron alre-
dedor de 9.000 volúmenes empastados, todos de la mayor im-
portancia, especialmente en ciencias, y ninguno catalogado; y por
los suelos, junto con pedazos de vidrios, regaderas y estufas viejas,
frascos de medicinas y otros cachivaches, mapas, álbumes de his-
toria natural dibujados e iluminados a mano, manuscritos de toda
clase, documentos históricos y algunos incunables.
f) En el llamado archivo histórico hay aproximadamente unos
850 volúmenes de documentos empastados sin el menor orden,
pues hasta se da el caso de encontrar las hojas cosidas unas hacia
arriba y otras hacia abajo; 550 legajos más o menos, de cerca de
1.000 páginas cada uno, en un desorden todavía más grande, y
hacinados en triple fila, de modo que resultan inconsultables aun
desde el punto de vista material de su colocación.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


248 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

g) En la biblioteca circulante, entremezclada con ella, esta-


ba la biblioteca particular del doctor Rudesindo López y Ueras,
de cuyo ingreso a la Biblioteca Nacional no hay el más leve rastro
escrito, ni siquiera una lista que permita identificar cuáles de
esos libros pertenecen a la Bibhoteca y cuáles al doctor López y
Lleras; además se encontraron varias tarjetas indicadoras de que
había libros por fuera y de que los clientes habían consignado
una suma para responder de ellos, pero nadie dio noticia de ese
dinero, excepción hecha de cuatro o cinco pesos que el doctor
Luis Augusto Cuervo dejó entre el escritorio con la lista de los
consignantes,
h) En la portería se encontró un cerro de más o menos cinco
metros cúbicos de paquetes de periódicos sin abrÍ7'; otro cerro
igual se encontró en la sala quinta, y otro en la biblioteca circu-
lante; y en la misma sala quinta un montón no menos grande
de revistas y folletos,
En la sala de lectura se encontraron en los índices alrededor
de 49,000 tarjetas, de las cuales hemos tenido que ,'eú,'ar hasta
la fecha 5.130 que están equivocadas, o sea algo más del 10
por 100.
í) En toda la Biblioteca había numerados, simplemente nu-
merados, 39254 volúmenes, de los cuales hemos podido compro-
bar hasta ahora que faltan 273; de modo que calculando bené-
volamente que de entre los que están sin numerar no se hayan
robado sino otros tantos, tendríamos que de la Biblioteca han
desaparecido alrededor de 500 volúmenes,
j) Finalmente, muchos de los manuscritos citados en historia
de la literatura como existentes en la Biblioteca Nacional, no se
encuentran por ninguna parte,
De manera, pues, que sin exageración se puede afirmar que
hasta la fecha no existe Biblioteca Nacional, JI que este hacina-
miento de libros que afrenta al país, requiere con la mayor urgen-
cia una enérgica dirección, respaldada con el dinero suficienu,
para que pueda entrar a prestar el servicio que le corresponde,

NÚMERO DE VOLÚMENES.

El cálculo aproximado de libros, muy interesante


porque está detallado sala por sala, es el que trascribimos
a continuación:

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚ1!LICA DE COLOMBIA 249

Como no existe un inventario, circunstancia en extremo irre-


gular por tratarse de bienes nacionales muy cuantiosos, apenas se
puede hacer un cálculo aproximado de los libros que hay, en la
siguiente forma:

Volúmenes Totales
Sala P. Numerados ....................... . 15.344
Sin numerar (aproximadamente) ... . 5.670
Del fondo Suárez ................ . 1.455 22.469
Sala 2~. Había numerados . ................ . 13.210
Hemos numerado y catalogado has-
ta hoy ........................... . 5.650
Sin numerar (aproximadamente) ... . 4.000 22.860
Sala 3!. Numerados ....................... . 4.700 4.700
---
Sala 4~. PergaminGls sin numerar .......... . 15.000
Pergaminos que hemos numerado y
catalogado hasta hoy .............. . 1.000
Periódicos .............. . ......... . 1.563
Libros en rústica ................. . 2.000 19.563
---
Sala 5'. Sin numerar ...................... . 8.760 8.760
Biblioteca circulante. Empastados ........... . 2.304 2.304
Biblioteca infantil. En rústica .............. . 166
Empastados ....................... . 480 646
Portería. En rústica ....................... . 1.568
En tomos (de revistas) sin empastar. 2.485 4.053
Total aproximado .... 85.355

PLAN DE REORGANIZACIÓN.

Samper Ortega propone el que trascribimos en se-


guida y que se refiere al inventario, el Índice alfabético,
el archivo histórico, la encuadernación, la oficina de es-
tadística y canjes, la revista de la Biblioteca, la construc-
ción de un edificio adecuado, el aumento de personal,
partidas para publicar una revista de manuscritos y libros
raros y la dotación del Establecimiento:

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


250 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Para poder reorganizar de una manera medianamente sa-


tisfactoria la Biblioteca Nacional, sería necesario: ante todo, prac-
ticar un inventario, para lo cual se necesitan personas entendidas
en d manejo de libros, en los idiomas modernos y además en
griego y en latín por lo menos; terminado el inventario, hacer,
utilizando como matrices las tarjetas de éste, un índice alfabé-
tico por autores y otro por materias. Tanto del inventario corno
de los índices deben quedar tarjetas duplicadas en la Dirección,
a objeto de que por muchos años que transcurran y por muchas
que sean las tarjetas que se pierdan y deterioren en el- servicio
de índices, siempre haya de dónde tornar nuevas copias. De los
índices verticales se debe tomar anualmente el material para ca-
tálogos impresos que puedan remitirse a todo el país, de modo
que de Medellín o de Pasto puedan solicitar libros de consulta,
los cuales deben remitirse con las necesarias garantías. Mientras
este servicio no se halle establecido, la Biblioteca no será nacional
sino puramente bogotana.
El archivo histórico requiere 1m índice muy concienzudo de
los documentos que se hallan empastados, y un estudio, clasifica-
ción y ordenamiento de los legajos que aún no han sido abiertos.
Es departamento de absoluta necesidad en la Biblioteca el
de encuadernación: son innumerables los volúmenes que hay que
empastar; los que deberían estarse empastando a medida que se
completan los trimestres o semestres de cada uno de los periódicos
que existen en el país; los que hay que remendar a cada paso,
debido a lo mucho que se dañan con el constante servicio; y,
finalmente, los que requieren ser encuadernados de acuerdo con
m antigüedad, pal·a lo cual no hay elementos en Bogotá.
De ]-a misma manera es inaplazable el establecimiento de
ttna oficina de estadística, propaganda, canjes y publicaciones. No
es necesario encarecer la importancia que tiene hoy en todo ser-
vicio moderno una estadística bien llevada. La propaganda para
este público nuestro, tan desacostumbrado a leer, es la única forma
práctica de aumentar el número de lectores, y de mantener bien
informados a todos los especialistas en diversas materias respecto
del material de lectura que hay, que llegue en lo sucesivo a la
Biblioteca. Los canjes prestan el doble senicio de suministrar in-
formación sobre Colombia en el Exterior y de obtener información
de los demás países en Colombia. En este último sentido se hace
necesario un esfuerzo inicial, bien sea por medio de las Legacio-
nes, o todavía mejor, por medio de una misión enviada fuera

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOM1lIA 251

para recoger, por lo menos en los países americanos, las publica-


ciones que se hayan efectuado siquiera desde comienzos del siglo
para acá, pues la Biblioteca Nacional, hablando sin ambages, se
encuentra, salvo en muy contados ramos, a la altura en que se
encontraba a fines del siglo XVIII. Las publicaciones no pueden
omitirse en una oficina como ésta, que está llamada a desempe-
ñar un intenso papel de culturización: hace falta sacar con toda
regularidad la revista que la ponga en contacto con Stt público y
con las ,·estantes bibliotecas del mundo; y hace falta sobre todo
imprimir o reimprimir numerosí.cimos manuscritos y libros raros
y curiosos, que aportarían gran cantidad de luz a los estudios his-
tóricos y aun a los más modernos problemas colombianos.
Todo esto requiere, naturalmente, la construcción de un edi-
ficio adecuado. Pero mientras se llega a realizar tan modesto
ideat, bien podría descongestionarse la Biblioteca un tanto agre-
gándole los salones que hoy ocupa el museo de reproducciones
artísticas, o en último caso, tomando en arrendamiento una casa
lo más cercana posible al local que hoy ocupa la Biblioteca.
Dada la pequeñísima cantidad de libros que forman los fon-
dos actuales, puedo garantizar a Su Señoría que si el Gobierno
quiere hacer un esfuerzo que para él no significa nada de con-
sideración, en menos de dos años puede convertir este vergon-
zoso hacinamiento de libros en una verdadera biblioteca. Pero
para ello es necesario pagar los empleados con menos miseria, a
objeto de enganchar personal id6neo, y aumentarlo en la siguien-
te forma:

Un Director.
Un Oficial Mayor, con cargo de Subdirector.
Un Jefe de Catalogación.
Un encargado de la Revista, propaganda, publicaciones, esta-
dística y oficina de canjes.
Dos Catalogadores permanentes para las salas de libros.
Dos Catalogadores permanentes para el archivo histórico.
Un Secretario de la Dirección.
Dos Ayudantes para el servicio de índices.
Seis Ayudantes para las salas de libros y dos para las salas
de lectura, a objeto de que el servicio pueda ser permanente.
Un Ayudante para la biblioteca Infantil.
Un Conserje Archivero.
Un Celador encargado del aseo de libros.
y un Encuadernador principal con dos Ayudantes.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


252 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Esto en cuanto al personal permanente; porque para lograr


un inventario y catalogaci6n de las existencias actuales en d tér-
mino de dos años, habría que agregar, por ese lapso, no menos
de seis Catalogadores Auxiliares para las salas de libros y de cuatro
para el archivo hist6rico.
En la dotaci6n anual de la Biblioteca hay que incluir, por
lo tanto, además de los sueldos del personal que se especifica, las
siguientes partidas:
Una para la impresi6n y distribución de la revista de ma-
nuscritos y libros raros, catálogos y propaganda.
Otra para compra de libros y revistas fuera de Colombia.
Otra para comprar en Colombia libros que sirvan para canjes.
Otra para atender a los gastos del taller de encuadernación.
Además, haría falta destinar por una sola vez partidas sufi-
cientes para la adaptación de la casa que se tome o de los salones
que octtpa el museo; estantería suficiente para acabar con las tri-
ples filas, que hacen inconsultable un 60 por 100 de los libros;
para trasteo y acomodo de éstos en d nuevo local; para montar
el taller de encuadernación, y para construir muebles para índices
verticales en la cantidad necesaria, teniendo en cuenta que sobre
una existencia de 100.000 volúmenes, los índices, muy modes-
tamente arreglados, no pueden constar de menos de 60.000
tarjetas.
Sin embargo, mientras la situación del Tesoro Público me-
jora, algo podría hacerse si se cumple como está escrita la Ley 86
de 1928, que le asigna once empleados y 34.560 pesos anuales,
reducidos hoya siete empleados y a 9.164 pesos.
Para concluir debo manifestar a Su Señoría que por mi parte
estoy dispuesto a acometer con todas mis fuerzas y con todo mi
entusiasmo la reorganización de la Biblioteca, que creo poder llevar
a cabo de manera satisfacton·a, y a emprender las publicaciones
de libros raros, de manuscn·tos, etc., por mucho trabajo que el/as
demanden. Pero que, si el Gobierno no quiere gastar lo necesario
para remediar esta afrentosa situación, es mejor y más decoroso
que cierre del todo tm departamento qtte desacredita al pafs y no
pasa de ser un engaño para el público que a él acude.

Nos hemos permitido trascribir la mayor parte de


este informe porque es la base de la restauración de la

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 253

Biblioteca, ya que muestra el estado de ella entonces, por


demás deplorable, y los propósitos para reformarla a fon-
do, que esta vez sí se cumplieron.

LA RADIODIFUSIÓN.

El informe de 1932 presentado por don Daniel Sam-


per Ortega muestra un buen balance de realizaciones y
revela el optimismo característico de este gran ciudadano,
como se llama justamente a su ilustre abuelo don Miguel
Samper.
Por primera vez en la historia de Colombia se utiliza
la radiodifusión para la Biblioteca, por conducto de la
estación H . J. N. de propiedad del Gobierno Nacional,
que el mismo señor Samper dirige gratuitamente desde
el 5 de marzo de ese año, con la colaboración del historia-
dor Guillermo Hernández de Alba, a quien designa co-
rno jefe del Servicio de Radiodifusión Cultural, cargo que
ejerce desde el día de la inauguración hasta el año de
1933, cuando pasa a ocupar la jefatura del Archivo His-
tórico anexo a la Biblioteca Nacional. Del servicio de ra-
diodifusión se encarga entonces el distinguido abogado
Luis Esguerra Camargo. Se establece la propaganda cul-
tural por medio de programas musicales, literarios, noti-
cias oficiales, indicaciones prácticas a los agricultores y
conferencias sobre problemas de educación, y las que sue-
len dictarse en centros corno la Academia de Historia y la
Sociedad Colombiana de Ingenieros. Se intercalan noti-
cias sobre todos los actos culturales e indicaciones prácti-
cas a los lectores de la Biblioteca.
"La eficacia de esta campaña salta a la vista con sólo
examinar el cuadro de obras consultadas, donde puede ob-
servarse que de marzo para acá los lectores aumentan en
un 23Yz por ciento".

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


254 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

OFICINA DE CANJES.

La oficina de canjes, que era absolutamente nomi-


nal, se pone en funcionamiento normal arreglando unos
de los corredores bajos.
Se logra obtener la resolución número 2 del 23 de
enero de 1932, que dispone que de toda publicación efec-
tuada por la Imprenta Oficial o con fondos oficiales, se
remitan a la Biblioteca para sus canjes 50 ejemplares, con
lo cual se han satisfecho muchas necesidades. Acompañan
al informe detallados y estimulantes cuadros sobre obras
remitidas al exterior y obras recibidas, con distinción del
país, y obras remitidas al interior.

CATALOGACIÓN.

Ha sido el eterno quebradero de cabeza de los biblio-


tecarios, y también del público. El estado en que se en-
cuentra este problema es el siguiente:
Volúmenes
En la sala l' están catalogados ............. . 7.952
En la sala 2' están catalogados ............. . 12.883
En la sala 3' están catalogados ............. . 472
En la sala 4' están catalogados ............. . 1.474
En la sala 5' están catalogados ............. . 3.552
Prensa .................................... . 625
Total ............. . 26.958
Faltan por catalogar, en la sala l' ......... . 8.911
En la sala 2! ............................. . 6.660
En la sala 3' ............................. . 4.222
En la sal':! 4' ............... : .............. . 26.526
En la sala 5' .............................. . 8.780
Prensa 2.889
Total ............. . 57.988

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 255

A los 57.988 volúmenes que faltan por catalogar hay que


agregar 2.245 que aún están empastelados. La diferencia de más
o menos 2.000 volúmenes que resulta con el cálculo hecho para
la Memoria del año pasado, obedece a que en el presente hemos
podido disminuir los montones que había sido necesario calcular
cubicándolos, gracias a que el Ministerio de Obras Públicas, la
ContralO/'ía y el Departamento de Provisiones nos regalaron ta-
blas, estantes, tableros de escuela y cajones viejos, con los cuales
se construyeron estanterías para salvar alguna parte de los per-
gaminos que yacen hacinados por los suelos. Pero todavía hace
falta una inversión importante en estantes, detalle que ruego a
Su Señoría tener muy presente a la hora de confeccionar e! Pre-
supuesto para 1933, pues sin una asignación generosa no se podrá
desarrollar ninguna labor, porque aparte de acabar de desem-
pastelar y proseguir el inventario, falta construir mucha estante-
ría y encuadernar todas las revistas, periódicos y folletos que se
han podido ordenar en e! curso de! afio que finaliza, y que,
mientras no se encuadernen, están expuestos a desarreglarse de
nuevo. Solamente para encuadernación tenemos listos ya al"ede-
dar de 6.000 volúmenes.

Los ÍNDIcES .

El total de tarjetas en servlC10 al comenzar el año


de 1931, es de 49.000, de las cuales se retiran cerca de
10.000 equivocadas. Del 19 de febrero de 1931 a la época
del informe (julio de 1932) se catalogan 80.000 referen-
cias, parte de ellas en los índices que se acaban de dar al
servicio. En año y medio de trabajo organizado se sobre-
pasan los índices referentes al siglo y medio de vida an-
terior de la Biblioteca.

A.RREGLO DE LAS SALAS BAJAS.

Es tan impresionante como pintoresca la descripción


del estado en que se hallan estas salas en 1931. Dice así
don Daniel Samper en su informe:
Su Señoría recordará que el día en que junto con el doctor
Alvarez Ueras me acompañó a visitar la Biblioteca, de cuya di-

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


256 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

recclon acababa de hacerme cargo, no nos fue posible entrar a


tma de las salas bajas, por el obstáculo que significaban varios
metros cúbicos de periódicos, paquetes sin abrir, libros, foHetos
y grabados y aun muebles rotos y fierros viejos; y que en la sala
en que sí pudimos entrar, no fue preciso caminar por sobre una
densa capa de libros valiosos y de documentos históricos, des-
parramados a todo lo largo, como si hubiera habido un terremoto
o un t'ncendio, En el año que termina, la sala qtúnta (aquella a
que no pudimos entrar) se ha arreglado totalmente y catalogado
en una tercera parte; y la sala cuarta, donde se encuentran los
pergaminos y libros más antiguos, está asimismo íntegramente
arreglada, con la excepción en ambas de algunos montones de
libros que aún permanecen en el suelo por falta de estantería, no
obstante que el Ministerio de Obras Públicas, la ContralorÍa y el
Departamento de Producciones nos regalaron, como ya se dijo,
más de 60 estantes de buena capacidad y de 300 tablas,

RADIO. Cn.'];; EDUCATIVO. BIBLIOTECAS AMBULANTES.

Preocupación dominante de Samper Ortega es ex-


tender la cultura a las masas colombianas, para lo cual
pone en acción un plan que utiliza la radio y el cine.
También establece los servicios ambulantes para que la
Biblioteca resulte lla...'-ional y no apenas bogotana. Como
sufre algunas críticas, aclara sus propósitos en el comen-
tario que publica en el número tercero de la magnífica
revista Senderos, que ya ha comenzado a circular y de la
cual hablaremos adelante.

EL NUEVO ESTATUTO.

El estatuto de la Biblioteca Nacional dictado el 11 de


septiembre de 1934, lleva las firmas del ministro de Edu-
cación, doctor Luis López de Mesa, y del director de la
Biblioteca. Refleja las ideas de ésta, que pretende que
todos los colombianos reciban en adelante ideas por me-
dio del cine y de la radio, si no saben leer, y de la caT-

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIO'T ECA EN LA REPÚBLI CA DE COLOMB IA
257

tilla y del libro, si ya leen, pero con la diferencia de que


la Biblioteca "se propone ir a buscar al lector en vez de
esperar pacientemente a que éste caiga por aquí en los
momentos de lluvia, para entretenerse leyendo mientras
escampa". Considera también que "a la Biblioteca y a las
actividades culturales del país en general debe imprimir-
se una orientación americanista, porque ha pasado la hora
en que un Estado podría encerrarse como en un caracol
dentro de sus exclusivas preocupaciones y recursos".
y agrega don Daniel Samper:
Puede ser un sueño como lo fue la independencia de las
colonias españolas, el de dotar a cada capital de departamento
con una biblioteca naciona l... Acabemos con el regionalismo,
acabando con las regiones, ya que no en lo geográfico, al menos
en lo espiritual ...
En esas labores entra como factor decisivo la divulgación del
pensamiento nacional, no sólo en el exterior, sino principalísi-
mamen te en la misma Colombia. El desconocimiento mutuo es
causa de las pugnas entre individuos que tenemos o deberíamos
tener el único grande y común interés de hacer patria. A medida
que se ensanchan nuestros conocimientos sobre los hombres, amen-
guan los recelos y los prejuicios y crece el don maravilloso de po-
der admirar las cualidades de los demás. Divulga r la obra de
nuestros escritores y constructores de patria en regiones distintas
de aquellas donde nacieron, equivale a una gran campaña de
higiene espiritual, porque la envidia y la sospecha sólo prosperan
en las almas que no saben abrir sus ventanas al sol del pensa-
miento ajeno.

He aquí el texto completo del célebre Estatuto:

En los planes del Ministerio de Educación Nacional sobre


impulso de la cultura en todos sus ramos, la Biblioteca Nacional
deberá servir de sistema circulatorio al libro dentro del país y al
pensamiento colombiano en el exterior, suplir las deficiencias de
la escuela ante aquellos que no puedan concurrir a ella, levantar
el nivel mental de las clases inferiores y cooperar al buen resul-
tado de los esfuerzos individuale!., ayudando a los colombianos a

17

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


258 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

orientarse en el estudio corno medio para perfeccionar la perso-


nalidad y, en consecuencia, a capacitarse mejor para la acción,
creadora de la riqueza pública y de la nacionalidad.
Tan variados fines imponen a la Biblioteca una actitud vital
y agitadora, fácil de alcanzar prosperando los departamentos que
hoy tiene en embrión y con los cuales ha esbozado sus deseos de
mantener las ideas en movimiento y de difundirlas por todos los
medios a su alcance.
Tales departamentos son los siguientes:
a) El departamento de librería.
b) El departamento editorial.
c) El departamento de cinematografía educativa.
d) El departamento de radiodifusión.
e) El departamento de información y propaganda.

-I-
Serán funciones del departamento de librería:
a) Formular los pedidos de libros al exterior para mantener
al país al tanto de los progresos que alcancen fuera de él las
ciencias, las letras y las artes.
Tales pedidos deberán formularse con el consejo de los es-
pecialistas en cada ramo.
A! departamento de librería corresponde dar a la Biblioteca
una orientación americanista, para propender así al buen cono-
cimiento de los pueblos con quienes estamos ligados en el pasado
y a quienes habremos de vincular en el porvenir el prestigio in-
telectual y la riqueza de la nación colombiana.
b) Establecer, fomentar y vigilar las bibliotecas que por lo
pronto deberán abrirse en las capitales de los departamentos, y
de las que más luego se establezcan, dependientes de la nacional,
en las poblaciones que excedan de 20.000 habitantes.
c) Establecer las bibliotecas circulantes infantiles y para
CIegos.
d) Arreglar y dirigir d archivo colonial y buscar la centra-
lización hasta donde ello sea posible, de todos los documentos
que interesen a la historia política o intelectual del país.
e) Auxiliar y dar consejo a las bibliotecas de los pueblos que,
sin depender de la Biblioteca Nacional, necesitan en todo caso
libros y normas para su desarrollo y buen funcionamiento.
f) Estimular las bibliotecas de colectividades y particulares.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 259

g) Empadronar los libros colombianos que existen en el país,


y los que en lo futuro acrecienten sus bibliotecas y, como conse-
cuencia, formar la bibliografía nacional.

-II-
El departamento editorial tendrá a su cargo:
a) La publicación de los catálogos y revistas de la Biblioteca
y las publicaciones del Ministerio de Educación Nacional.
b) La renovación de los catálogos de la Biblioteca con la ne-
cesaria frecuencia para que siempre estén prestando un servicio
eficaz.
c) La publicación de colecciones colombianas encaminadas a
recoger ordenadamente todo aquello que la mentalidad colom-
biana haya producido y que merezca ser llevado al conocimiento
de las generaciones venideras, lo que sirva para la historia y lo
que tienda a despertar inquietudes convenientes a la plasmación
de la nacionalidad.
d) El suministro a las misiones ambulantes, de las cartillas
que necesiten para complementar y afianzar su labor.
e) Publicar las obras nacionales inéditas que a juicio de las
academias oficialmente reconocidas merezcan este estímulo.

-III-
El departamento de cinematografía educativa deberá ocu-
parse en:
a) Producir las películas necesarias para hacer una intensa
campaña de cuJtura y de higiene entre las clases populares, así
como para dar a conocer a Colombia y sus riquezas en el exterior.
Para la producción de sus películas este departamento deberá
asesoraI"se de todas aquellas entidades que como el Ministerio de
Educación Nacional, los de Industrias y Agricultura, la Direc-
ción Nacional de Higiene, la Academia de Historia, v. gr., tengan
algo que enseñar en materia de derechos y deberes del ciu-
dadano, progreso de la pequeña industria y de los cultivos, pre-
vención y curación de enfermedades, historia del país, etc.
b) En estudiar e importar de los restantes países aquella
parte de su producción cinematográfica que sirva para instruir
deleitando.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


260 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

c) En hacer circul'ar por todos los pueblos de la República


misiones ambulantes compuestas de un aparato proyector, car-
tillas instructivas para ser distribuídas a los campesinos y esco-
lares, y bibliotecas autorizadas para prestar sus libros, los cuales
serán escogidos con el criterio de ayudar al individuo en d per-
feccionamiento de su criterio moral y de su profesión o afición.
d) En buscar en el exterior circulación a la película colom-
biana que ayude a un mejor conocimiento y a una más firme
estimación de nuestro país, así como a abrir o dilatar los mercados
para l'os productos colombianos.
e) En agrupar las escuelas, colegios y facultades e interesar-
los en el uso de las películas científicas y docentes, sirviéndoles
de centro para sus pedidos y distribución.
f) En procurar por todos los medios a su alcance que se
eliminen de los espectáculos públicos las películas que pervierten
el criterio moral" base de la nacionalidad.

- IV-
El departamento de radiodifusión tiene por objeto:
a) Mantener d contacto diario de todos los pueblos de la
República con la capital.
b) Servir de voz a los poderes públicos para el ejercicio me-
tódico y pertinaz de la labor informativa y docente que les
corresponde.
c) Extender las funciones de la universidad, institutos de
alta cultura o de técnica especial al servicio directo de las masas
populares, mediante conferencias cuidadosamente adecuadas a
este fin.
d) Suministrar a los campesinos una entretención provechosa
e instructiva.
e) Hacer conocer en el exterior las aspiraciones, derechos y
posibilidades de Colombia.
Para ello difundirá programas especiales para niños, escuelas,
campesinos y jornaleros y público en general, y buscará hacer
transmisiones extraordinarias en conexión con radiodifusoras de
otros países, para dar a conocer a Colombia, así como para dar
a conocer en ella los países amigos.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 261

-v-
El departamento de información y propaganda tendrá por
objeto:
a) Servir a los departamento de difusión de cultura, sumi-
nistrándoles información necesaria acerca de las necesidades de
las distintas regiones del país.
Para ello organizará un censo intelectual de Colombia, pro-
curando ponerse en contacto con todos Jos escritores, sociedades
de estudio, imprentas, librerías y personas que se interesen por
la cultura, tanto para obtener datos de ellas como para suminis-
trárselos.
b) Estimular la consecución, aprovechamiento y conservación
de libros.
Para ello hará la más activa propaganda a los libros que se
vayan catalogando en la Biblioteca Nacional y sus dependencias,
en las cuales procurará establecer índices de las restantes del país,
para que el lector que acuda en busca de un libro cualquiera
pueda saber en qué lugar del territorio se encuentra y hacerlo
llegar a sus manos utilizando la red bibliotecaria nacional.
c) Distribuir el libro colombiano en el exterior.
d) Servir de intermediario para los canjes de libros entre las
entidades colombianas y las extranjeras.
LUIS LÓPEZ DE MESA.
DANIEL SAMPER ORTEGA.
Bogotá, septiembre 11 de 1934.

LA REVISTA "SENDEROS".

Preocupación importante de Samper Ortega es la pu-


blicación de una revista que sirva de órgano a la Biblio-
teca, difunda ideas y conocimientos, publique sus tesoros
de manuscritos y libros raros y curiosos, pueda canjearse
con otras publicaciones para aumentar los fondos y sea
vehículo de propaganda. Se logra dar a luz la excelente
revista mensual llamada Senderos, que comienza a publi-
carse en febrero de 1934 y concluye en diciembre de 1935.
Su colección es hoy un documento valiosísimo para el es--
tudio de la Biblioteca no solamente en esa época sino en

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


262 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

toda su historia, porque trae noticias de tiempos pasados


y de sus viejos libros.
El Ministerio de Educación Nacional resuelve hacerse
cargo de esta revista, con grave perjuicio para el enrique-
cimiento de los fondos especialmente extranjeros, obteni-
dos por el sistema de canjes alimentado por la revista,
como puede verse en los cuadros estadísticos respectivos.

EL NUEVO EDIFICIO.

El año de 1933 es memorable en la historia gloriosa


de la Biblioteca Nacional. Se realiza el ideal soñado por
tantos bibliotecarios, gracias al tesón, la constancia y el
patriotismo de Samper Ortega. No importa que Colom-
bia pase por una crisis, secuencia de un lamentable con-
flicto internacional que deja agotadas sus arcas. El alto
gobierno, las clases todas de la sociedad, están persuadidas
de que hay que convertir en realidad el slogan difundido
por la radiodifusora H. J. N. "La Biblioteca Nacional
necesita edificio propio; ayúdenos!"
El día 2 de mayo de 1933 es sentado el primer sillar
del nuevo y para entonces grandioso templo, erigido co-
mo digno santuario que atesora el pensamiento impreso
de todas las edades. La historia de esta casa la referiremos
adelante.

CATALOGACIÓ" • EsCUELA DE BIBLIOTECARIOS.

Esta sección da un verdadero salto con la traída de


la experta señorita Janeiro V. Brooks (hoy señora Janeiro
Brooks de Schmid), quien llega por primera vez a Bogotá
ell!? de febrero de 1936. A su disposición se ponen seis ayu-
dantes con el objeto de que los entrene y establezca una
escuela de bibliotecarios, porque desde que se conoce la
llegada de la señorita Brooks han solicitado catalogadores
todos los ministerios, la Universidad Nacional, el Banco

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 263

de la República y algunas otras entidades, y porque el


director cree que en el curso de muy pocos años habrá
bibliotecas importantes funcionando no sólo en las capi-
tales de los departamentos, sino también en algunas po-
blaciones que disponen de recursos suficientes.
Sazonado fruto del mJgisterio de Janeiro V. Brooks lo
constituye el grupo selectÍsimo de gentiles muchachas de
nuestra sociedad y de brillfl.lltes jóvenes que inician el
ejercicio técnico de la bibliotecología y crean tan nobi-
lísima profesión, que ha fomentado la organización del
servicio bibliotecario y la fundación de institutos nacio-
nales e internacionales de su especialidad entre nosotros.
Agrega el bibliotecario lo que pasamos a trascribir:

Los catálogos Pineda y Quijano Otero, en tres volúmenes,


están ya al servicio y prestando e! más eficaz servicio a todos los
investigadores y eruditos que, con motivo de la proximidad de
las fiestas centenarias de Bogotá, se ocupan hoy en preparar libros
de diversa índole, para los cuales no es posible encontrar mate-
rial sino en esas maravillosas secciones de Pineda y Quijano Otero,
donde se hallan coleccionados todos los folletos y hojas sueltas
que condensan nuestra vida nacional en e! siglo último.
Asimismo se imprimió y se puso en circulación el catálogo
de lo sala española, donación que nos había hecho el gobierno de
España, al comenzar el año último y que está en servicio desde
entonces.
A la fecha está ya terminada la impresión del primer volu-
men del catálogo de prensa, y estamos ocupándonos en la de! se-
gundo; de manera, pues, que podemos considerar que en estos
dos lí/timos meses se han dado a la publicidad seis catálogos de
mucho valor para los estudiosos.

Tan celebrados catálogos, que en nuestros días pres-


tan servicio inapreciable a los investigadores nacionales y
extranjeros, constituyen obra meritísima del erudito bi-
bliógrafo doctor Gustavo Otero Muñoz, cuyo nombre
ilustra la selecta nómina de quienes han dirigido la Bi-
blioteca Nacional.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


264 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

ANTONIO G6MEZ REsTREPo.


LA HISTORIA DE LA LITERATURA COLOMBIANA.

El informe de 1936 incluye una noticia de capital


importancia y es el contrato celebrado con don Antonio
G6mez Restrepo para escribir una historia de la litera-
tura colombiana, contrato ya en ejecuci6n porque el emi-
nente compatriota se ocupa exclusivamente de esta obra.

RESUMEN DE 1934 A 1938.


Encierran estos años la más intensa tarea cultural
emprendida por colombiano alguno y que acaso no ve-
remos repetida en lo futuro, pues ella irradia en la actua-
lidad en varios institutos del país. Samper Ortega, como
si presintiera que la muerte habría de arrebatarlo tem-
pranamente al servicio ejemplar de la cultura de su patria,
no da sosiego a su inclinaci6n creadora iniciando caminos
de todo linaje en busca del rápido desarrollo nacional.
La Biblioteca es un faro que con la cultura aldeana, con
la radiodifusi6n, con la revista y con la actividad apren-
dida del laborar met6dico y constante de selectÍsimas es-
pecies entomol6gicas, convierte el viejo claustro de la Uni-
versidad Javeriana en taller infatigable de un escogido
grupo de colaboradores ejemplares, de los cuales saldrían
más tarde sucesores en la direcci6n de la Biblioteca Na-
cional, que desearan prolongar más allá de la muerte del
ejemplar restaurador del insigne instituto, las empresas
que a su lado vieron y contribuyeron a realizar en un
instante glorioso de la cultura nacional.
El informe del bibliotecario Samper Ortega, compren-
sivo de los años 1934 a 1938, es magistral síntesis de cuanto
este gran patriota se propone realizar hasta agotar sus

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 265

fuerzas físicas, mientras su espíritu permanece erguido


ante el infortunio.
Su indomable voluntad, como sus ejemplares calida-
des de trabajador sin segundo, erigieron su propio mo-
numento glorificador : la tercera sede del templo de la
sabiduría.
Dice así el resumen :

El 7 de agosto de 1934 la Biblioteca Nacional, de cuya direc-


ción me había hecho cargo desde febrero de 1931 y que fue
recibida entonces en el más completo desorden, tenía funcionando
ya correctamente su departamento de canjes, con un reparto anual
de 15.898 obras; había podido aumentar las referencias en sus
índices a 197.919; había arreglado en el archivo histórico 290.000
documentos; había adquirido un modesto taller de encuaderna-
ción; había comenzado su edificio en la calle 24, del cual estaban
terminados los cimientos y las columnas que iban a sustentar el
primer piso; se preparaba para dar al servicio la naciente sección
de cinematografía educativa; tenía listos para la imprenta los
catálogos de la donación "Pineda" y había logrado subir a 9.362
mensuales el número de sus lectores, lo que representaba un
aumento de 358% sobre la cifra de los que concurrían cuando
se inició la reorganización .
La administración del presidente López concluyó el nuevo
edificio y ha convocado, para inaugurarlo, a una exposición in-
ternacional del libm; desglosó de la biblioteca la sección de cine-
matografía educativa, que ya funcionaba debidamente organizada,
convirtiéndola en sección del Ministerio de Educación acional;
dispuso la impresión de los catálogos de las donaciones "Pineda"
y "Quijano Otero" y de los correspondientes a la "Prensa" y a
una Sala Española muy valiosa e interesante que se obtuvo como
obsequio del gobierno de España; incrementó los canjes con el
exterior y puso a funcionar en el país las bibliotecas aldeanas a
que adelante me referiré; incorporó a la Biblioteca Nacional los
archivos nacionales; abrió en el Parque Nacional una nueva bi-
blioteca infantil con teatro anexo, que servirá de modelo no sólo
para las futuras bibliotecas infantiles de otros sectores de la ciu-
dad, sino también para las bibliotecas públicas de los pueblos;
verificó un censo general del país en todos los aspectos que se

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


266 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

relacionan con la cultura; terminó completamente la catalogación


de los antiguos fondos de libros e hizo imprimir una interesan-
tísima serie de cartillas de divulgación sobre botánica, cultivos,
puericultura, higiene, dibujo, alimentos y otras materias, cartillas
que, con las obras maestras de la humanidad adaptadas a la men-
talidad campesina, con una biblioteca de cien autores colombianos,
y una serie de manuales referentes a distintas industrias, forman
la base de las bibliott:eas aldeanas.
Trataré brevemente de estos distintos aspectos en e! orden
lógico que les corresponde dentro del trabajo mismo del instituto,
a saber:

l. Catalogación y catálogos.
2. Servicio de lectura.
3. Archivo nacional.
4. Bibliotecas infantiles.
5. Información general sobre los aspectos culturales del país.
6. Bibliografía.
7. Servicio de canjes.
8. Nuevo edificio y exposición del libro.

CATALOGACI6N y CATÁLOGOS.

Para que pueda apreciarse e! trabajo realizado en este sen-


tido, deseo recordar a usted que, como oficialmente lo comuniqué
al Ministerio en la primera nota fechada el 4 de febrero de 1931,
nadie me hizo entrega de la biblioteca, que encontré sin llaves,
con todos los archivos revueltos, miles de tarjetas fuera de los
índices, y las restantes, empasteladas y en la mayoría de los casos
equivocadas en la numeración; las salas de libros revueltas, al-
gunas de ellas con los libros amontonados en e! piso, según foto-
grafías que se publicaron entonces; la prensa de todo e! país
formando un montón de varios metros cúbicos y todavía con las
fajas con que había sido introducida al correo; y los libros que
con admirable constancia remitían (de cuando en cuando) desin-
teresadas entidades de! exterior, en las mismas cajas en que habían
llegado a Bogotá, todas las cuales se encontraban sin abrir, aunque
algunas habían llegado aquí desde 1898.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIllLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 267

INVENfARIO. INDICES.

En estas condiciones fue necesario empezar por la factura de


un inventario, formando a la vez los Índices por autores y por
títulos para poder dar algún servicio. Al propio tiempo se desin-
fectaron y numeraron todos aquellos pergamz'nos y demás hbros
valiosos que se estaban deteriorando en las salas bajas. Este tra-
bajo preliminar fue penoso y lento, porque para entonces la Bi-
blioteca Nacional no disponía sino de muy exiguas sumas para
el pago de su personal y gastos. Pensábase que una biblioteca era
un hacinamiento de libros, propios apenas para entretener a los
desocupados o para laboriosas pesquisas de eruditos; pero no se
había imaginado que el libro es una de las mayores palancas
para las fuerzas dormidas del país y para la creación de riqueza
pública y privada.

CATALOGACIÓN.

En el primer año de trabajo, la nueva dirección de la bi-


blioteca logró catalogar 26.958 volúmenes; al año siguiente, 32.708
y al otro 6.354; de manera que al comenzar la administración
López sólo quedaban por catalogar 8.887 volúmenes, lo que daba
un total de existencias en la biblioteca de 74.907. Como los fon-
dos actuales (junio 1Q de 1938) montan a 99.984 catalogados y
19.000 más sin encuadernar, resulta que durante la administra-
ción en curso tales fondos se han aumentado en 44.077 volú-
menes, o sea en un 58,85%. El trabajo de catalogación en estos
cuatro años, se ha desarrollado así:

Hasta junio 30 de 1935 ................... . 66.020


Desde junio de 1935 hasta la fecha .......... . 33.964
99.984
De cada libro se han hecho en término medio 4 tarjetas, así:
inventario, autores, títulos y materia, de la cual salen dos o más
fichas para la clasificación decimal.

CLASIFICACIÓN METÓDICA.

Debe tenerse en cuenta que en este mismo lapso (1935 a


1938) se perfeccionó la catalogación inicial de emergencia de que

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


268 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBlA

he tratado arriba y que nos sirvió de base para el inventario. A la


vez se inició la clasificación metódica por materias, mediante el
viaje a Bogotá de la señorita Janeiro V. Brooks, que trabajó con
nosotros desde d 1Q de febrero hasta el 30 de julio de 1936.
Ella echó las bases de dicha clasificación metódica, la cual ha sido,
naturalmente, adaptada por nosolros a las necesidades colombianas,
pues las bases establecidas en otros países no contemplan con la
debida extensión los problemas, historia, divisiones territoriales y
demás detalles de las naciones suramericanas, que encuentran, por
lo tanto, en lo que a ellas mismas se refiere, un campo virgen.

FICHAS.

La ficha que hemos adoptado responde en sus líneas gene-


rales a la fijada por el instituto de bibliografía universal de Bru-
selas, en la cual se basan también las adoptadas par el sistema
Dewey, que fue el que nos trajo la señorita Brooks. Pero hemos
creído prudente atenernos en parte a la experiencia adquirida ya
por otros países americanos, v. gr.: la Argentina, sin perder de
vista en ningún momento las necesidades estrictamente colom-
bianas. Con todo, hace falta traer un nuevo experto no sólo pa-
ra impulsar el trabajo de la nacional de Bogotá, sino también
para preparar catalogadores para muchas otras bibliotecas del país
que los están necesitando. Pero en vista de que a la exposición del
libro concurrirán eruditos de distintos países, se ha pensado pos-
poner la escogencia de ese experto hasta que hayamos oído los
consejos de nuestros visitantes.
El lector que concurre hoy a la Biblioteca Nacional puede
encontrar la totalidad de los libros que ella posee, consultando los
índices de autores y de títulos; y un 20% de las existencias, po-
co más o menos, debidamente clasificadas también por materias.

IMPRESIÓN DE CATÁLOGOS.

Simultáneamente con la catalogación hecha en tarjetas se


adelantó la impresión de catálogos, de los cuales se han entre-
gado al público los correspondientes a las donaciones "Pineda",
"Quijano Otero' y "Gobierno de España" y los relativos a la
prensa del país y a la extranjera que existen en la Biblioteca

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 269

Nacional desde su fundación hasta 1935. Esto sin contar con el


estudio historiado de los libros raros, manuscritos e incunables,
trabajo en extremo dispendioso; y con la apertura del libro de
avalúos l.

ALGUNOS COLABORADORES.

Si Daniel Samper acierta plenamente en el desarro-


llo de planes superiores a la capacidad de un solo hom-
bre, alcanza la plenitud del éxito con el grupo selecto de
sus colaboradores, escogido cada uno de ellos para darle
la oportunidad de realizar al l::do suyo la tarea cultural
a que están llamados y vienen cumpliendo en forma pri-
vada a impulsos del ideal y del amor a la patria.
Solamente evocamos, por estar íntimamente vincu-
lados a la obra de Samper Ortega, algunos de los que han
desaparecido ya: Eduardo Posada, Gustavo Otero Muñoz,
Juan Crisóstomo García, Luis María Mora, Evaristo Del-
gado Mallarino, Roberto Vargas Tamayo, Aníbal Currea
Restrepo, Cecilia Marroquín Gómez, Ana Nieto, Cecilia
Jiménez Saravia, Marión Forero Nougués y Beatriz Baraya.
En posiciones sobresalientes o discretas, pero todos y
todas con devoción ferviente por la tarea emprendida por
tan dilecto amigo, jefe y compañero, permanecen aún
entre nosotros, damas y caballeros que recuerdan con ad-
miración, gratitud y afecto la memoria inolvidable dd que
bien merece ser llamado segundo fundador de la Biblio-
teca Nacional y hace vivir al instituto su edad dorada.

LA OBRA LITERARIA DE SAl'vIPER ORTEGA.

Realiza Samper Ortega lo que pudiéramos llamar la


revitalización de la Academia Colombiana, denominada
a veces de la Lengua. Esta y la de la Historia lo hacen

1 Re~-ista Srod"or, vol. 2, núm. 9, págs. 118, 119 y 120.

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270 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

miembro numerario. Preside la segunda al celebrarse el


cuarto centenario de la fundación de su ciudad natal, a
la que tanto amó. En literatura produce varias novelas:
En el cerezal, La marquesa de Alfandoque; novelas his-
tóricas como la celebrada Zoraya; ensayos sobre Fray
Luis de León, la madre Castillo, don José María Vergara
y Vergara y don Diego Fallon.
Pero su obra más importante en relación con la cul-
tura patria y la Biblioteca Nacional, es la selección de
cien volúmenes que lleva su nombre, y que constituye una
acertada antología de nuestra producción literaria en todas
sus ramas.
Mención especial por ser destinados a nuestros cam-
pesinos, merecen el estatuto de la cultura aldeana y las
cartillas que él promueve y realizan autoridades en agri-
cultura, ganadería, ciencias naturales, medicina, higiene,
física, y los acertados títulos elegidos para integrar las cé-
lebres bibliotecas aldeanas, por desgracia de vida tan corta.

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CAPITULO XXV

DANIEL SAMPER
y EL NUEVO EDIFICIO DE LA BIBLIOTECA

La obra magna de Daniel Samper es, sin duda, la


construcci6n del nuevo edificio, su actual sede, situado en
la esquina suroriental del antiguo Parque de la Indepen-
dencia, en el cuadrilátero comprendido entre las calles
24 y 25 Y las carreras 5~ y 6? Esta obra le merece el agra-
decimiento de todos los colombianos, desde entonces y a
lo largo del futuro.
En 1932, Samper invita al Ministro y a los congresis-
tas "a que vengan a convencerse por sus propios ojos de
que en el actual edilicio de la Biblioteca no cabe ya un
solo volumen más, y que por consiguiente es de urgencia
inaplazable acometer la edificaci6n de un nuevo local que
brinde seguridades contra incendio y contra derrumbe,
y tenga capacidad suficiente y comodidades de las que
exige toda biblioteca moderna".

EL SITIO.

Propone un sitio central, alejado del ruido de la ciu-


dad y que brinde facilidades para que la Biblioteca tenga
luz en abundancia. Estima que el lugar donde funcionara
en la Exposici6n de 1910 el pabe1l6n de maquinarias, en
el Parque de la Independencia, es el más indicado de
todos, y tiene, además, la enorme ventaja de que no im-
plica desembolsos por concepto de lote.

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272 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Los PLANOS.

Oigamos al mismo Daniel Samper cómo se elaboran


los planos:
Convencido de la inaplazable necesidad de instalar mejor la
Biblioteca, me he dirigido a todas las Legaciones y Consulados
de la República, en el exterior, solicitando información, la más
completa posible, acet·ca de todas las bibliotecas impo¡·tantes del
mundo. Con estos datos en la mano, y atendiendo a las necesi-
dades presentes y futuras de la Biblioteca Nacional de Bogotá, ten
distinguido arquitecto de la ciudad ha tenido la patriótica idea
de elaborar los planos que conocen tanto su señoría como el ar-
qtútecto de la Sección de Edificios Nacionales del Ministerio de
Obras Públicas, planos que sintetizan muy bien las aspiraciones del
actual Director y las más modernas conquistas que en otras partes
se han alcanzado respecto de esta clase de edificios.

En la revista Senderos resume así la descripción del


nuevo inmueble:
El edificio tiene sótanos muy amplios donde serán instaladas
la imprenta, la encuadernación, el taller de fotograbado y las ma-
quinarias de la estación radiodifusora, y cuatro plantas o pisos con
todos los servicios necesarios. En el primero, rodeando la sala de
lectura, que tendrá subdivisiones para la consulta de revistas, pe-
riódicos y mapas, así como para señoras, funcionarán la portería,
la biblioteca circulante y la infantil los índices, la sala de llegada
y salida de los canjes el depósito de cintas cinematográficas edu-
cativas y un amplio salón para proyecciones y conferencias.
En la segunda planta quedarán las oficinas para la dirección,
secretarías y ayudantÍas; y salones especiales para las publicacio-
nes técnicas, las de gobierno y los manuscritos y pergaminos que,
por su gran valor, no puedan ser facilitados a todo el que los
pida así como para los investigadores, que requieren ser no sólo
atendidos sino también consentidos de manera especialísima. por-
que a nadie deben interesarle tanto como a la Biblioteca Tacional
los estudios encargados de movilizar el pensamiento colombiano.
Las plantas tercera y cuarta son los depósitos de libros, y han
sido calculadas, como ya se dilO, para que dentro de ellas pueda
crecer la Biblioteca durante cien o más años.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 273

Todo el edificio se está haciendo en cemento armado, y los


detalles y accesorios serán también de materiales incombustibles.
Por último, en la cúpula funcionará el estudio de la estación ra-
diodifusora.

Entonces se proyecta el edificio también para el Mu-


seo Nacional, pero después se destina a éste el local del
antiguo panóptico, con ventaja para ambos estableci-
mientos.
Al hacer el recuento de la administración Olaya He-
rrera tocante a la BiblioteCa, dice Samper Ortega que el
ministro de Educación Abel Carbonell obtiene el terreno
para el nuevo edificio y su sucesor Julio Carrizosa Valen-
zuela lo comienza con el decidido concurso de Alfonso
Araújo, que desempeña la cartera de Obras Públicas.

LA INAUGURACIÓN.

Durante toda la administración Alfonso López se tra-


baja <lCC vamente en el nuevo edificio, que se inaugura el
20 de .ulio de 1938.
Los planos son motlvo de la tes:s doctoral dJ arqui-
tecto Alberto Wills Ferro, reformados en algunos aSpLctos
de su estructura y ornamentación por la n:rección de Edi-
ficios Nacionales, ba;o el cu·d<.tdo d,- los doctores Pablo
dL- la Cruz y Eusebio S. d~ Santamaría. Digno de mc-
u::orid eS el permanente interés por el desarrollo de tan
magua obra puesto por el entonces ministro, ingemero
César Garda Alvarez.
En el informe de 1938, dice al respecto el director
clan D.iluel Samper:

LA biblioteca s~ ~nctielltra }',; instalada en jU nuevo ~dificio


d~ la cal/~ 24, U1:0 d~ los m~jores de Suramérica, en concepto de
quienes conocen las bib!iotc:cas de las restantes capitales. Tiene

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


274 HISTORiA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

allí e! instituto ampllo lugar para sus can;es, hoy de un enorme


volumen; para instalar, cuando sea posible, su imprenta y su
buen taller de encuadernación propios; para sus fondos de libros,
contemplando e! desarrollo de varios años, y para e! crecimiento
de! archivo histórico nacional. Posee cuatro sa!as generales de lec-
tura, una de conferencias, otra destinada a mapoteca y copias de
planos y mapas, otra para ciegos, que será instalada más ade!an-
te, y bibliotecas infantil y circulante, además de amplias y claras
oficinas.

LA MUDANZA.

La mudanza de los fondos de uno a otro edificio se rea!iz6


en quince días efecúvos de trabajo sin interrumpir un solo ins-
tante e! servicio de lectura que se daba simultáneo en la carrera
6' y en la calle 24 y sin que se extra\·iara un libro ni un papel.
De cada viaje rea!izado queda una historia completa, en que se
reseñan los libros transportados, sus números, los empleados que
los empacaron o recibieron, los metros recorridos por el camión,
y la gasolina y el tiempo consumidos. De este modo pudo ejer-
cerse e! más severo control sobre los libros no ya a su salida y a
su llegada, sino también en e! trayecto mismo de uno a otro edi-
ficio, comoquiera que has,a los cambios de ruta impuestos por
las reparaciones de las calles u otros accidentes de tránsito que-
daron registrados . La mayor p3.rte del trasteo se hizo con e!
personal ordinario y en la camioneta de la oficina de canjes. S610
a úlúma hora, para desocupar rápidamente e! edificio de "Las
Aulas", a fin de iniciar en él los trabajos de adaptación para e!
Ministerio de Educación . -acional, se reforzó e! trabajo con ca-
miones de la agencia de los señores Pinzón hermanos.

L.-\ EXPOSICIÓ.· DEL LIBRO.

A fin de inaugurar con la mayor so!emnidad posible la nueva


residencia de la biblioteca; de celebrar con actos dignos de su
fama de ciudad intelectual el cuano centenario de la fundación
de Bogotá; de cerrar las acúvidades culturales de la actual admi-
nistración y de hacer a Co!ombia una efecú\'a propaganda, dán-
dole a conocer a eminentes figuras de las letras mundiales, la5

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 275

naciones amigas fueron invitadas a una exposición del libro a la


cual se les ha pedido que manden ediciones que nos puedan dejar
de regalo, como una base para poner al día la biblioteca, expo-
siciones de arte, música y conferencistas. El director de la biblio-
teca, actual presidente de la Academia Colombiana de Historia,
aprovechó esta circunstancia para convocar, a la vez, un congreso
de historia de las naciones que formaron la Gran Colombia, y se
entendió con la orquesta sinfónica nacional, para organizar un
festival de mtÍsica americana, complementando así, con estos nú-
meros, los aspectos culturales y artísticos de la exposición. Vein-
ticuatro naciones han aceptado nuestra invitación hasta el mo-
mento de enviar a usted el presente informe, y casi todas ellas
nos mandan embajadas de eminentes escritores, historiadores, crí-
ticos de arte y directores de grandes instituciones musicales. Con-
tando con la magnífica exposición de material pedagógico ofre-
cida por Alemania, que ocupará un espacio de mil metros cua-
drados en el Instituto Pedagógico Nacional para señoritas, saman
once las exposiciones que tenemos ofrecidas. Museos de tanto
renombre como el Louvre han tenido la gentileza de desprenderse
temporalmente de algunas apreciadas joyas de arte, para darlas
a conocer en Bogotá. Directores de bibliotecas, presidentes de
academias extranjeras, hasta ministros de educación de otros países
han anunciado su viaje a Bogotá para solemnizar la exposición
del libro. Los estamos esperando en edificio especial, arreglado
exclusivamente para ellos, y nos hemos entendido con la Scadta
y con el expreso Ribón para las atenciones en los puertos, la mo-
vilización a Bogotá y el transporte de exposiciones y equipaje.
Cualquiera que sea e! resultado material de nuestra expo-
sición, el espiritual no podrá ser superado en muchos años, co-
moquiera que vamos a oír conciertos dirigidos por los más emi-
nentes profesores, conferencias de los más ilustres hombres de
letras de América y de varios países de Europa y consejos de los
verdaderos expertos en el ramo de bibliotecas; a ver obras de arte
que sólo en una efemérides como la de! cuarto centenario era
posible conseguir, y a orientar nuestros programas de enseñanza
de la historia en forma efectiva y práctica para el buen conoci-
miento y comprensión recíproca de las naciones vecinas. La expo-
sición del libro y el traslado de la biblioteca a su NUEVO LOCAL
tienen que marcar, forzosamente, la línea donde el futuro cronista
se detenga a deslindar su pasado colonial, que perduró hasta el
presente, de sus actividades vivas en la REPUBUCA.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


276 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

EL ESTRENO DEL NUEVO EDIFICIO.

El 20 de julio de 1938 señala una fecha doblemente


gloriosa para Colombia: la evocación del movimiento in-
dependentista de 1810 y el estreno del suntuoso edificio
que el tesón de Samper Ortega y la comprensión de dos
gobiernos nacionales erige~ para convertir en realidad la
reiterada pero a veces peyorativa frase, que califica a Bo-
gotá como la Atenas Suramericana.
La exposición del libro, complementada con selectas
muestras de la pintura y escultura universales, el congre-
so de historiadores e intelectuales americanos, la partici-
pación de figuras exponentes de la cultura occidental y la
generosa donación de valiosas obras hechas por países ami-
gos con ocasión de cumplirse el cuarto centenario de la
fundación de la metrópoli colombiana, todo se realiza
como lo soñara su promotor y mantenedor. Las amplias
estancias del nuevo edificio se ven :ldornadas con exqui-
sit:ls muestras pictóricas y escultóricas, como ya lo dijimos,
mientras en la Academia Colombiana y en la de Historia
y en el Teatro de Colón, oradores y artistas tributan su
homenaje a la muy noble y muy leal urbe nacional, fun-
dada por un licenciado y letrado eminente, quien desde
entonces le señala su destino providencial de cabeza y
corte del antiguo Nuevo Reino de Granada.
Además, todos están acordes en aplaudir el hermoso
ámbito de su sala principal de lectura y la calidad y
sobriedad de la dotación del renaciente instituto. Hasta
en sus más mínimos detalles, todo se tiene en cuenta den-
tro de la noble moderación republicana.
De tal manera Daniel Samper Ortega, el biblio-
tecario ejemplar, cumple con creces cuanto se propone
en honor de la cultura nacional. Ninguno lo supera en
esta entrega total a la patria. El Gobierno nacional consi-
dera que debe darse algún reposo y lo nombra agregado

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 277

cultural de la embajada en Washington. Al partir lleva


consigo la muerte sin saberlo, que, pocos años después,
en 1943, apenas le permite regresar a Colombia y entre~
gar a Dios su espíritu nobilísimo en su amada Bogotá.

HISTORIA DE LA TERCERA SEDE.

Dos parques contiguos se encuentran - o se encon~


traban - en el sitio de San Diego. Al occidente de la
carrera séptima, el Parque del Centenario, y al oriente de
la misma, el de la Independencia.
Alguna confusión se ha podido formar con la palabra
centenario, porque el llamado propiamente así, conme~
mora el primer centenario del nacimiento de Bolívar en
el año de 1883; Y el segundo recuerda el de la Indepen-
dencia en 1810.
En la esquina sureste de este último, calle veinticua-
tro con carrera quinta, se erige el edificio de la Biblioteca
Nacional.
Donde existieron estos parques fue en los primeros
tiempos coloniales terreno inculto y despoblado. Sólo se
sabe que allí tuvo don Antonio Maldonado de Mendoza
un huerto con el nombrf de La Burburata. Allí se funda
la recoleta de San Diego l.

LA PRIMERA PANORÁMICA DE SANTAFÉ.

Es la cartela que ocupa una esquina del Plan geográ-


fico del virreinato de Santafé de Bogotá, Nu,evo Reino de
Granada, alío de 1772. Con ella ilustramos estas páginas
para mostrar lo que eran los predios donde está actual~
mente la Biblioteca Nacional. Además - como lo dice
su largo título - fue "formado por el doctor Francisco

1 EDUAlU>O POSADA, Apostillas, CXCIV,

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


278 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Moreno y Escand6n, Fiscal Protector de la Real Audien-


cia de Santa Fé y Juez conservadOí de rentas", otro esla-
bón en la cadena de méritos del fundador de la Bibliote-
ca. El plano lo "delineó" el doctor Joseph Aparicio Mo-
rata, presbítero domiciliario del arzobispado de Santafé.
La cartela se titula "vista por la parte occidental de la
ciudad de Santa Fe de Bogotá". Marcado con el número
9 está el "Convento de S3n Diego, Franciscanos Recole-
tos", en el extremo norte de la ciudad, con su enorme
huerto hacia el oriente y la quebrada que pasa por el pie,
alIado de la cu31, en el costado sur, se ven tres pequeñas
casas. Nada más a sus alrededores.
Ba;o el número 23 se aprecia el Seminario de San
Bartolomé, primera sede de la Biblioteca.
Para conmemorar el centenario del 20 de julio de
1810, se decreta la construcción de un parque enfrente
del Parque del Centenario, o sea al oriente de la carrera
séptima, y que se denomina de la Independencia.
Se compran los terrenos, se hacen jardines y se le-
vantan varios edificios o pabellones destinados a una ex-
posición, que poco a poco, a pesar de su utilidad, van
desa pareciendo.
La Biblioteca Nacional se erige en la esquina sureste
del predio, y el Planetario, años más tarde, en la noroeste
de aquél. En el predio contiguo a la Biblioteca Nacional
se levanta en estos dÍJ.s el Museo de Arte Moderno, fun-
dado por doña Gloria Zea de Uribe, directora del Insti-
tuto Colombiano de Cultura.

HISTORIA DEL FUNDO.

El Gobierno nacional compra el predio donde hoy


están lo que resta del parque de la Independencia y la
Biblioteca al señor Antonio Izquierdo, quien lo ha ad-
quirido mediante escrituras que sería prolijo enumerar.
En 1905 posee Izquierdo dos grandes lotes en la zona de

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 279

San Diego: el uno situado entre las carreras quinta y sép-


tima, el que luego vende al Gobierno y constituye el par-
que de la Independencia, donde se erige, como ya vimos,
1.'1. actual Biblioteca; y el otro ubicado al oriente de la
C.1rrera quinta, que se bautiza el "Bosque Izquierdo" y en
el cual se levanta más tarde la urbanización del mismo
nombre 2.
Don Antonio los adquiere de don José María Vargas
Heredia en el año de 19C3 y de otras dos personas que
más tarde, directa o indirectamente, los trasmiten a Iz-
quierdo 3.
Nos referimos solamente al predio donde se levanta
la Biblioteca. En la venta de Vargas Heredia se describe
un globo de tierra situado en el costado oriental del Par-
que del Ccnten:uio, que "se compone de dos casas con
cubierta de teja y solares adyacentes, con albercas, varias
enramadas y una dehesa o potrero plantado de eucalip-
tus ... ". El lindero general occidental es la carrera 7~ y
el Parque del Centenario, exceptuando una casa al sur
y otras al norte. Ya en 1905 se han englobado unas casas
intermedias. El lindero norte es la calle 26, salvo las casas
de la esquina con la carrera 7'!-. El costado oriental lo
forma la carrera 5~. Y por el sur, "desde el punto donde
principia la cuadra 2~ de la calle 24", linda con dicha calle,
salvo algunos solares que enumera.

LA CONSPIRACIÓN DE 1895.
Don Tomás Rueda Vargas, quien sucede a Daniel
Samper en la dirección de la Biblioteca Nacional, es so-
brino carnal de don José María Vargas Heredia, y cuenta

• ::-¡otana 3~ de Bo;¡:otá, escritillas 295 del 25 de abril de 1905, 157 bis


del 7 de marzo de 1905; Notaría 5", escrituras 220 del 10 de febrero de
1904. 119 del 26 de enero de 1904; Notaría 2". es=ritura 2209 del 7 de oc-
tubre de 1903.
• Notaria 2" de Bogotá, escntUIa 2209 del 7 de octubre de 1903.

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280 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

de su tío la siguitnte anécdota que se refiere precisamente


a las casas y predios de que venimos hablando:

... En 1895 se fraguó la revolución que los liberales hacían al


gobierno del señor Caro. El general Santos Acosta, jefe de ese
movimiento, era antiguo amigo de mi casa, y convino con mi tío
José 1 larÍa, quien habitaba una casa en San Diego frente al parque
del Centenario y era dueño de ella y de los terrenos que la com-
plementaban hacia el oriente y forman hoy el parque de la Inde·
pendencia, convino en acuitarse allí días antes del fijado para
hacer el pronunciamiento, con el objeto de poder expedir sus
6rdenes sin ser molestado por sus amigos y espiado por la policía
se;;reta, que entonces era muy activa y estaba casi exclusivamente
destinada a poner el oído en lo tocante a orden público 4.

Don Tomás Rueda Vargas alcanza a "veranear" en la


casa de San Diego. Allí tiene parte su señora madre,
la distinguida dama doña Bibiana Vargas de Rueda,
.h.rm :na de don José María Vargas Heredia. Muchos años
después es don Tomás quien preside la Biblioteca Na-
cion,J, cuyo nu.:;\'o y admlI:lble edificio se levanta en lo
que Eue la "d\..hes3 inmediata" a esa casa, que sirvió de
sede para conspirar en 1895 contra don Miguel Antonio
Caro, bi.bliotecario que había sido unos años antes. Cu-
riosas coincidencias!

• Noticia:; Culturai~s, Bogotá, In~cituto Caro y CUeJ"\'o, núm, 144, ene:-


ro ce: 1973, pág, 8,

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CAPITULO XXVI

DON TOMAS RUEDA VARGAS

Por sobre el tiempo y la distancia, las almas de los


amantes de los libros se unen.
Hemos sentido varias veces el goce de que hable un
bibliotecario respecto de otro. En esta ocasión dice de don
Tomás Rueda Vargas el maestro Eduardo Carranza:
Don Tomás Rueda fue la cosa mejor que se puede ser en el
mundo. Un campesino doblado de poeta... Ese diario contacto
con la naturaleza, la naturaleza colombiana, sabanera, le hizo
noble, puro, bondadoso. Lo dot6 de un generoso idealismo comu-
nicativo. Le infundi6 una grave y austera pasi6n nacional.
... Don Tomás era profunda, entrañablemente colombiano ...
era un neogranadino, el último de los neogranadinos ... 1.

Nace don Tomás Rueda Vargas en Bogotá el 18 de


septiembre de 1879 y muere en su hacienda de Santa Ana,
municipio de Usaquén, el 25 de julio de 1943.
El ingenioso hidalgo sabanero, como acertadamente
se le ha llamado, dirige la Biblioteca Nacional desde el 4
de noviembre de 1938 hasta el 24 de febrero de 1941, día
en que pasa a la rectoría del Colegio Nacional de San
Bartolomé, y llena así su máxima aspiración de ser un
maestro de escuela, como él mismo dijera, después de
haber sido muchos años rector del Gimnasio Moderno.
Miembro de la Academia Colombiana de la Lengua,
de la Academia Colombiana de Historia y de la Acade-

1 El Ti~mpo. Bogotá, 30 de julio de 1975.

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282 HISTOR1A DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

mia de Cienci: s de la Educación, colaborador habitual de


revistas y peri6dicos, es autor de las siguientes obras: La
Sa!:rwc de Bogotá, Pasando el rato, Vibraciones, Visiones
de la historia colombiana, Lentus in umbra, El Ejército
Naciomll, El Gimnasio lvfodemo, Política y periodismo,
y la colección llamada Escritos, que recoge en tres tomos
la mayor parte de su obra, dada a luz en 1963 con pró-
bgo del doctor Eduardo Santos.
Ad~más de! progreso normal de las bibliotecas al-
deanas y de las infantiles, del avance de la catalogación
y la encuadernación, anota e! Ministro de Educación en
su memoria de 1939, que se están dando clases de catalo-
g<ición en la sección respectiva, y también de paleografía
e historia patria en el Archivo Nacional, que queda in-
ccrporado a la Biblioteca desde que ésta ocupa su nuevo
edtficio. La de paleografía, a cargo de la señorita Concha
de Zulueta, y la de historia, dictada por el director don
Tomás Rueda Vargas.

CATALOGACIÓN ESPECIAL DE PRENSA.

Sobre este importante renglón, e! informe anexo a la


memoria ministerial de 1940 consigna lo siguiente:

Ha tenido especial empeño la Direcci6n de la Biblioteca en


emprender una catalogación especial de prensa que complemente
la literaria colombiana, y la totalidad de la vida política del país,
que se encuentra diseminada en multitud de periódicos, revistas,
hojas meltas, fol!etos, etc" haciéndose poco menos que imposible
encontrar en un momento dado el dato que se soliciu sobre talo
cual acontecimiento de importancia ya para investigaciones histó-
ricas o literan'as, o para cuestiones rdacionadas con debates polí-
ticos o sociales, Ha sido muy frecuente, por ejemplo, que los
señores ministros del despacho, en momentos de un intenso debate
en el Congreso, soliciten con urgencia, de la Biblioteca Nacional,
referencias precisas sobre este o el otro acontecimiento relatado
en periódicos antiguos y que se relaciona con la controversia por

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 283

ellos sostenida. Ello ha comprobado la imperiosa necesidad de la


catalogación detallada por autores y asuntos de la prensa colom-
biana. Es claro que es ésta una empresa ardua desde luego que
habría que llevarla ade~ante sobre la inmensa cantidad de pro-
ducción de esta clase que se encuentra desde más de ten siglo en
la Biblioteca, sin descuidar la creciente ele prensa que va l1egando
todos los días a nuestr::lS anaq ueles . Mientras el presupuesto per-
mite aumentar unos cuantos empleados que se dediquen espe-
cialmente a esta labor, se ha ido trabajando en ella en la medida,
escasa ciertamente, de los recursos.

NUEVOS LIBROS PUBLICADOS.

El Archivo Nacional publica el Proceso del 25 de


Septiembre, el primer tomo de la correspondencia del
general José Antonio Páez, compuesto por documentos
inéditos y una importante contribución de los oficios cru-
zados entre el Libertador y el general Santander. Se pre-
para la pubEcación del archiyo del general Domingo
Cayce:do, bajo la dirección de Guillermo Hernández de
Alln. Pe:-o lo más importante de la obra de Rueda Vargas
como bibliotecario, es la publicación de cinco tomos de la
correspondencia dirigida a nuestro gran filólogo don Ru-
fino J. Cuervo, que además de su alta signific2.ción lin-
güística y literaria, constituye el más hermoso homenaje
a la personalidad de este sabio, orgullo de Colombia.

LA BIBLIOTECA DI: DON MIGGEL ANTONIO CARO.

En 1939 se registra una importante donación, la que


hacen don Julio Caro y don Víctor E. Caro, de la biblio-
teca particular de su ilustre padre don Miguel Antonio
Caro, quien dirige la Biblioteca Nacional en los años de
1880 a 1885. Se trata de un aporte valiosísimo que enri-
quece grandemente nuestro instituto, donde se consulta
en un fondo especial. Los señores Caro ocupan puesto
distinguido entre los varios benefactores de la Biblioteca.

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284 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

DON MIGUEL ANTONIO CARO.


Su CASA y SUS LIBROS.

Como podemos seguir en la grata labor de recoger


conceptos de unos bibLotecarios acerca de los otros, vea-
mos, a propósito de la donación que hacen los hermanos
Julio y Víctor E. Caro, de la biblioteca de su padre don
Miguel Antonio Caro, lo que dice sobre éste don Tomás
Rueda Vargas en una entrevista publicada en el semana-
no Cromos, en abril de 1918 :
Pregunta el cronista: - Usted, que conoció íntimamente al
señor Caro, ¿ puede contarme algo sobre aquel gran ciudadano?
y contesta don Tomás Rueda Vargas: - Dice usted bien;
lo conocí, como había que conocerlo: en la intimidad. En el señor
Caro veía uno dos hombres, o mejor dicho, dos personalidades
distintas. Uno, el que se veía de fuera, y otro el que se contem-
plaba de cerca. El primero aparecía a la luz de las ardientes luchas
políticas, a veces bastante desfigurado. El otro era el hombre
indulgente y patriarcal, que gozaba como un niño con cualquier
insignificancia, reía a mandíbula batiente con un gracejo trivial
y tenía para cuantos traspasaban los umbrales de su morada,
gentilezas y amabilidades de gran señor. Para mí. por ejemplo,
fue una sorpresa encontrarme con un espíritu tan generoso, cor-
dial y franco como el suyo, cuando yo tenía de él una idea muy
contraria a todo lo que pudiera ser amplitud y franqueza . Eso sí,
como político no creo que se pueda encontrar un adversario más
apasionado e irreductible.

En el artículo llamado "El señor Caro y su casa", re-


cogido en el libro Política y periodmno, don Tomás Rue-
d:¡ habla del señor Caro y de "su comersación, ágil y vi-
gorosa, que hacía paseándose por la estancia, y a veces
por la casa entera, impregnada toda ella de un fuerte olor
a libros y rapé, los dos grandes vicios del dueño".
y sigue contando:
Su casa no fue un área muerta. encerrada por cuatro paredes
mudas, que se compra y que se vende; el alma de ese hombre

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 285

está estrechamente confundida con la de todo lo que fue suyo,


y con todo ello aparece como un solo cuerpo armonioso e inma-
terial, . . . con la de sus libros, que estorbaron con impertinencia
de favoritos el paso en todos los aposentos, y no tuvieron jamás
el estiramiento pretencioso de los que se alinean, mudos y fríos,
comprados por tamaños, en las bibliotecas de los pedantes . . .

CONFERENCIAS.

Aprovechando los cómodos salones del nuevo edifi-


cio, don Tomás Rueda organiza un ciclo de conferencias
en que toman parte notables personas nacionales y extran-
jeras, representativas de diversas formas de la cultura.
Estas conferencias, lo mismo que las exposiciones biblio-
gráficas y artísticas, continuarían y continúan aún reavi-
vando el interés nacional por la que debe ser la primera
biblioteca del país.
En 1942 una misión científica enviada por la Univer-
sidad de Michigan, integrada entre otros profesores por
doña Janeiro Brooks de Schmid, promotora en Bogotá
de los estudios técnicos de bibliotecología, desarrolla un
curso intensivo de seis semanas con excelentes resultados
para el servicio de la Biblioteca Nacional.

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CAPITULO :A'XVlI

LOS ULTIMO S LUSTROS

Hasta aquí hemos traído la relación cronológica de


cuantos durante 164 años, hasta el de 1941, conducen,
muchos de ellos en forma ejemplar, el creciente desarro-
llo del primer instituto cultural del país hasta dejarlo
instalado, como lo hace Daniel Samper Ortega, en un
palacio digno de hospedar las abejas doradas del pensa-
miento y de la ciencia universales.
Por medio del decreto 62 de 1951 se reúnen la Bi-
blioteca Nacional y la Extensión Cultural para constituir
así el Departz.mento de Biblioteca y Archivo Nacionales,
dependiente de la sección Extensión Cultural y Bellas Ar-
tes, del Ministerio de Educa-.:ión N:::cioDal. En 1959, la
Biblioteca es separada de:' la rama de Extensión Cultural
y queda, junto con el Archivo Nacional, vinculada di-
rectamente al Ministerio.
Por decreto número 3154 del 26 de diciembre de
1968, se crea el Instituto Colombiano de Cultura, para el
fomento de las bellas artes, las letras, la cultura humanís-
tica y el folclor nacional, al cual se adscrib~n la Biblio-
teca y el Archivo.
La mayoría de quienes se honran con la sucesión de
los preclaros varones que constituyen la nómina de los
directores de b Biblioteca Nacional, y particularmente de
S3mper Ortega y de Rueda Vargas, felizmente aún alien-
tan entre nosotros, prosiguen su obra cultural enrique-
ciendo las letras nacionales, ya en el amable refugio de

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 287

su hogar o en posiciones oficiales o privadas, donde Dios


los conserve muchos años para bien de la patria.
De los sucesores de aquellos que hemos evocado en
estas páginas, cinco de ellos pagan el tributo definitivo y
dejan sus nombres inscritos en el selectÍsÍIT.o elenco de los
directores de la Biblioteca Nacional, con servicios dignos
de memoria, como Gustavo Otero Muñoz, bibliógrafo de
ejemplar laboriosidad, divulgador de la historia lite-
raria colombiana y particularmente del periodismo; bió-
grafo en logradas síntesis de cronistas y de escritores de
la época de la dominación hispánica, cuando no consagra
densas obras a sacar del olvido o a glorificar vidas ilustres
de la República, como el haz de cancilleres que arranca de
los días de la Gran Colombia. Joaquín Tamayo, el más
afortunado intérprete de la historia neogranadina, de paso
t;:n fugaz, trae la muerte consigo cuando trasp:l.sa el hos-
pitalario portalón de la Biblioteca, que tan ~ólo preside
por contados días.
En el egregio huilense doctor Julián Motta Salas tiene
Colombia uno de los más Gllificados cultores del huma-
nismo clásico. Afortunado traductor e intérprete de céle-
bres poetas latinos, maneja una prosa que se inspira en el
Siglo de Oro; es cervantina, moddo de una de sus pere-
grinas p:oducciones. L3.S recordadas páginas de Senderos
guardan estudios admirables sobre los escritores del Lacio
de su predilección. Su bibliografía es bre': e pero selectísi-
ma. El doctor Gabriel Carreña Mallarino, de paso efí-
mero, es jurista eminente, magistrado de severa respon-
sabilidad, consejero de Estado, lector asiduo de filósofos,
ciencias del pensamiento que lo apasionan. Los años
postrimeros de su vida los dedica al magisterio como
rector-fundador del Gimnasio de los Cerros.
Interinamente, años más tarde, ocupa fugazmente la
silla rectoral, a la que por mil títulos ti~r.e derecho, José
Manuel Pérez Ayala, el mtjor conocedor de los tesoros

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288 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

bibliográficos de la Biblioteca en la cual trabaja por más


de veinte años como jefe de salas generales, que conoce
de memoria. Es libro abierto para principiantes y maes-
tros, a quienes guía por el laberinto de los cuantiosos fon-
dos bibliográficos e indica, sin titubeos y sin avaricia, cuál
o cuáles libros deben consultar para satisfacer sus dudas o
realizar el tema que lo trae a la Biblioteca. Ama el ins-
tituto con devoción, lo incorpora a su propio vivir y le
consagra largas horas durante muchos años para conocer
a fondo como ninguno otro, pues no es posible aventa-
jarlo, la historia de la Nacional, con sus inevitables caídas,
descuidos y abandonos; con sus grandes empresas como
en aquella en que le toca ser actor : la instalación en la
magnífica nueva sede, elevada a impulsos del infatigable
realizador Daniel Samper Ortega, a cuyo lado labora Pé-
rez A yala en forma efic;:!z como sabe hacerlo con los de-
más sucesores del Restaurador inolvidable.
Muchos nombres nos vienen a la memoria, de fun-
cionarios ejemplares que como subdirectores, secretarios,
catalogadores, clasificadores, jefes y colaboradores de las
variadas dependencias técnicas o adminístr:ltivas, hacen
posible cuanto hasta ahora va narrado. Como símbolo de
todos ellos mencionamos a doña Ana Suárez de Guzmán,
quien felizmente presta aún sus invaluables servicios en
las salas generales del instituto. Iniciativa suya es la reorga-
nización de los fondos especiales dispersos hasta hace po-
cos años. Profesores y técnicos nacionales y extranjeros,
delegados de organismos internacionales que renuevan
cursos de especialización, como ya lo dijimos, desde los
días de Janeiro Brooks de Schmid, dejan establecidas las
nobles carreras de bibliotecología, archivística y paleo-
grafía o coadyuvan entusiastas en la realización, en 1954,
de las Primeras Jornadas Bibliotecológicas Nacionales,
asamblea inolvidable convocada por el entonces director
de la Biblioteca, a fin de sentar las bases permanentes

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLlOTECA EN LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 289

para el desarrollo bibliotecario en el país y lograr la


dignificación de la carrera de las ciencias del libro. Nom-
bres y memorias inolvidables como Luis Florén, Carlos
Víctor Penna, Rubén Pérez Ortiz, Cecilia Jiménez Sa-
ravÍa y Ernesto Delgado, cuyo ejemplo impulsa todavh
el magisterio del libro en Colombia \
Materia de la historia es el pasado, pero un pasado
que permita apreciar el panorama sereno de las tumbas.
No podemos negar que el instante que pasa es de hecho
del dominio de CllO, pero entendemos que no es condu-
cente en un desfile de sombras ilustres incorporar a los
no menos dignos de memoria, pero sobre quienes aún no
ha recaído el fallo de la historia. Consideramos honrar
sus vidas fecundas, acreedoras a la gratitud nacional, ins-
cribiendo sus nombres al culminar esta historia cuyas pá-
ginas cierra una preclara dama, doña Pilar Moreno de
Angel, a quien corresponde señalar los rumbos de un
nuevo siglo en la historia de la Biblioteca Nacional de
Colombia 2.
Primer cuidado suyo es el de recuperar para el Esta-
blecimiento importantes áreas ocupadas por otras entida-
des culturales. Mientras tanto adelanta las gestiones nece-

1 Boletín Cultural , órgano de la Biblioteca >:acional de Colombia, ron-

dado por su director Guillermo Hernández de Alba, núms, 217,220,221 ,


222, Y .'temoria de laJ iornadaJ bibliotecológicas, en la cual se incorporaron
los discursos inaugurales dd ministro de Educación y del director de la Bi-
blioteca y se reunieron las ponencias y conclusiones, (Edición mimeografiada).
• Para los que deseen conocer alguna parte de la tarea cumplida con
desinteresado patriotismo y amor a las letras y a la difusión de la cultura
por quienes hao ocupado en los últimos lustros la alta l' responsable dig-
nidad de directores de la Biblioteca Nacional, les será de mucha utilidad
consultar la tesis de grado presentada en 19i5 por la señorita Dori. Balles-
teros López, pua optar al titulo de licenciada en bibliotecología y archivís-
tica de la Universidad Soaal Católica de La Salle. Se trata de una labo-
riosa BibliografÚl sobre la Biblioteca Nacional, preparada bajo la dirección
del profesor Eduardo Santa, bibliotecario nacional. Obra muy oportuna como
temprano homenaje al Instituto bicentenario. Edición en mimeógrafo, 38 págs,

19

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290 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

sarias para la remodelación del hermoso edificio de la


Biblioteca, inaugurado, como ya lo vimos, el 20 de julio
de 1938. La sólida estructura, la amplitud arquitectónica
del monumental espacio ocupado por la sala de lectura y
otros elementos no menos valiosos, permiten al arqui-
tecto Jacques Mosseri proyectar los planos en buena hora
contratados por la directora del Instituto Colombiano de
Cultura, doña Gloria Zea de Uribe.
La realización del proyecto Mosseri comunica al edi-
ficio de la Biblioteca, notable dignidad que permanece
oculta a los visitantes. El acceso principal se abre ahora
sobre el antiguo Parque de la Independencia, incorpo-
rando de hecho al edificio la amplia zona verde que aún
se conserva. La antigua sala de lectura se trueca en gran-
dioso vestíbulo adecuado pa:a toda clase de exposiciones.
Su inauguración señala el comienzo del tercer siglo de
la vida de la Biblioteca Nacional de Colombia.
El peligro inminente de la proximidad de los estu-
dios de la Televisara Nacional, captado desde el primer
momento de la posesión de doña Pilar como directora de
la Biblioteca, es el punto clave de la gestión insomne ante
todas las autoridades y, particularmente, ante el Ministe-
rio de Comunicaciones, de quien depende la Televisara
que, lado a lado de la Biblioteca y penetrando hasta los
cimientos de la estructura proyectada por Wills Ferro,
funciona allí desde su introducción al país, en el año 1954.
Del 3 al 21 de marzo de 1975, la Dirección de la Bi-
blioteca Nacional lleva a cabo la exposición "Testimonio"
para mostrar al país el peligro permanente de perder por
incendio su más valioso patrimonio cultural. La nación
entera corresponde al "Testimonio", y en periódicos y re-
vistas, una intensa campaña determina la apertura de una
licitación para la construcción de un edificio que reúna
con todos los elementos de la técnica moderna, las depen-
dencias del Instituto Nacional de Radio y Televisión. En

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTE CA EN LA REPÚBLI CA DE COLOMll IA 291

esto se cifra, así no pudiese realizar nada más, la meta


trazada por doña Pilar Moreno de Angel desde el mo-
mento mismo de su posesión.
Mas no por esto la acción ha sido menos dinámica
en el proceso técnico de la clasificación bibliográfica. Du-
rante los años de 1975 y 1976 se catalogan separadamente
el "Fond o Ancízar", el "Quija no Otero" y el inapreciable
"Fond o Pineda", a los cuales nos referimos en su opor-
tunidad.
Como perenne expresión de su generosidad y amor
a la cultura, el doctor Eduard o Santos destina a la Bi-
blioteca Nacional 2.265 volúmenes de su selecta biblioteca
particular y cuya catalogación se procesa totalmente al
lado de los fondos que acabamos de citar.
Para el estudio de la hemeroteca nacional se realiza
el índice cronológico de todos los periódicos que guarda
la Biblioteca en sus colecciones.
La responsabilidad y la solvencia cultural de la se-
ñora Moreno de Angel, estimulan ricas donaciones para
el instituto.
En el año de 1976 se registra el "Fond o Luis Jara-
millo", de obras de derecho del exgobernador de Caldas,
donadas en su memoria por sus hijas las señoras Alba
Jaramillo de Villegas y Lía Jaramillo de Castro.
De dos mil quinientos cincuenta y un títulos consta
el "Fond o Didáctico Español", obsequio del gobierno
de la Madre Patria y constituído por obras novísimas de
todos los ramos del saber académico, expresión, además,
del continuo adelanto editorial de las artes gráficas. Reúne
la producción literaria de todos los niveles, desde el pre-
escolar al universitario, vigentes en la Península.
El "Fond o Japonés", seleccionado por eminentes es--
pecialistas en asuntos japoneses contemporáneos, consti-
tuye valiosa contribución del gobierno del Japón para
estímulo de nuestras relaciones culturales e industriales.

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292 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

En los mismos días en que escribimos este a manera


de colofón de la historia de la Biblioteca, se abren las
puertas de la "Sala Germán y Gabriela Arciniegas", con
14.418 volúmenes entre libros, folletos y publicaciones pe-
riódicas que constituyen el perdurable monumento a la
cultura nacional, síntesis también de una vida consagrada
al culto perenne de la historia, las letras y las artes. Esta
donación hecha por el ilustre escritor, periodista, diplo-
mático y activo animador de la cultura, no sólo como
ministro de Educación Nacional sino como promotor per-
manente de las letras con la fundación de colecciones bi-
bliográficas, revistas e institutos, constituye, sin lugar a
dudas, por su calidad y cantidad, el aporte más impor-
tante que ha recibido la Biblioteca Nacional en el pre-
sente siglo, después del inapreciable legado de don Ru-
fino J. Cuervo. A su colección bibliográfica agregan el
embajador Arciniegas y su esposa, la parte de su biblio-
teca conservada en París y el archivo particular que con-
tiene valiosas cartas de personajes nacionales y extranjeros.

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CAPITULO XXVIII

SERIE CRONOLOGICA DE LOS BIBLIOTECARIOS


(1777-1976)

De cuanto hasta aquí va referido, se concluye el


mérito de la tarea, tantas veces ingente, de bibliotecarios
que han colocado al Instituto en prominente lugar. La
nómina completa de tan excelentes servidores de la cul-
tura se publica por vez primera a continuación. No todos
emparejan en la cultura general que los distingue ni
menos en la altísima posición política y cultural que
alcanzan en el servicio nacional; pero cada uno, a su
manera, supera el peyorativo de simple burócrata, para
convertirse en funcionario ejemplar en el ejercicio de su
noble cargo directivo. Estos tesoreros del patrimonio bi-
bliográfico nacional olvidan el menguado sueldo a la alta
dignidad de su función, y con pasión constructiva dejan
huella imborrable en la historia de la Casa de Moreno
y Escandón.
Sesenta nombres encabeza el del presbítero Anselmo
Alvarez (1777). Los que lo siguen, como ya se dijo,
merecen lugar destacado en la historia nacional. Dos
de ellos ocupan la presidencia de la República: los señores
Caro y Suárez. No pocos asesoran a los mandatarios de
Colombia como secretarios o como ministros de Estado,
cuando no en los más altos puestos forenses, diplomáticos
y militares; ilustran academias y cátedras, educan nue-
vas generaciones, honor de los institutos a que pertenecen.

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294 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOM1IIA

Casi todos cultivan las humanidades y enriquecen con sus


obras los anales históricos de Colombia, o inscriben
sus nombres en el selecto número de sus más inspirados
poetas y traductores; en la narrativa dejan páginas que
no marchitará el olvido. De todos ellos alguna cosa
queda registrada en este libro. De los que aún viven,
tantos de ellos con realizaciones dignas de memoria, co-
mo ya lo dijimos, dejamos a los venideros el juicio de su
obra. No dudamos de que sabrán honrar su justo mérito.
Quiera Dios que estas páginas que, contra nuestra
voluntad, se resienten del apremio de todo concurso, sean
gratas a cuantos van inscritos en la nómina de los di-
rectores de la Biblioteca Nacional en el decurso de dos
siglos, cumplidos el día 9 de enero de 1977.

SERIE CRONOLOGICA DE LOS BIBLIOTECARIOS


(1777 -1976)

Con el signo '*' los encargados interinamente.

1 Anselmo Alvarez, presbítero ..... 1777-1789.


2 Joaquín Esguerra Calvo de la Riva,
presbítero .................... . 1789.
3 *Estanislao de Andino .......... . 1789.
4 *J ose' An toruo
. Ri caurte ......... . 1789-1790.
5 Manuel del Socorro Rodríguez .. . 1790-1819.
6 Manuel de Santacruz ........... . 1819.
7 Vicente Nariño Ortega ........ . 1819-1854.
8 Leopoldo Arias Vargas ......... . 1856-1866.
9 Francisco Villa Iba .............. . 1866-1867.
10 José María Quijano Otero ....... . 1867-1873.

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SERIE CRONOLÓGICA DE LOS BIBLIOTECARIOS 295

11 *J osé Segundo Peña ............. . 1873.


12 Nepomuceno J. Navarro ........ . 1873.
13 Juan de Dios Riomalo .......... . 1874.
14 Gonzalo A. Tavera ............. . 1876-1880.
15 Miguel Antonio Caro ........... . 1880-1885.
16 *Marco Fide! Suárez ............ . 1884.
17 *Oscar Rubio .................... . 1886.
18 *Ricardo Carrasquilla ............ . 1886.
19 *Saturnino Vergara ............ . 1887.
20 Diego Rafael de Guzmán ...... . 1887-1888.
21 *José María Rivas Groot ......... . 1888.
22 Enrique Alvarez Bonilla ........ . 1888-1901.
23 *Germán Vargas ................ . 1898.
24 *Luis A. Palacio ................ . 1900.
25 '*' Andrés Montoya ................ 1901.
26 Wenceslao Ibáñez Nariño ........ 1901.
27 *Julián Morales Quintero ........ 1902.
28 *Rafael Castro Vargas ............ 1902.
29 Francisco J. Vergara y Velasco .. 1903-1905.
30 Enrique Alvarez Bonilla ........ 1905-1909-1910.
31 *Jorge Alvarez Lleras ............ 1906.
32 Carlos Eduardo Coronado ....... 1906-1909.
33 *Francisco T ovar ............... . 1909.
34 Gerardo Arrubla ............... . 1910-1917.
35 Graciliano Acevedo ............. . 1917-1920.
36 Carlos Alberto MartÍnez ........ . 1920-1922.
37 Tomás Márquez ................ . 1922.
38 Rudesindo López y Lleras ...... . 1922-1926.
39 José Miguel Rosales .......... '" 1926-1929.
40 Francisco M. Rengifo " ....... . 1929-1930.

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296 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

41 Luis Augusto Cuervo ........... . 1931.


42 Daniel Samper Ortega . . ..... oo • • 1931-1938.
43 Tomás Rueda Vargas .......... . 1938-1941.
44 Joaquín Tamayo ................ . 1941.
45 Enrique Uribe White .......... . 1941-1948.
46 Eduardo Carranza ........ ...... . 1948-1951.
47 '*'Agustín Rodríguez Garavito .... . 1948.
48 Gusta vo Otero M uñoz ......... . 1951-1953.
49 María Isabel de la Vega ....... . 1953.
50 Guillermo Hernández de Alba .. . 1953-1954.
51 Daniel Valois Arce. . . . . . . . . . . . .. 1954.
52 *Horacio Bejarano Díaz .......... 1954.
53 Julián Motta Salas .............. 1955.
54 *Horacio Bejarano Díaz .......... 1956.
55 Fernando Rivas Sacconi ......... 1956-1957.
56 Gabriel Carreño Mallarino ....... 1958.
57 *Víctor Muñoz Guevara ......... 1958.
58 Carlos Mejía Angel (Ciro Mendía) 1959.
59 '"'José Manuel Pérez Ayala ........ 1960.
60 Alberto Miramón ............... 1960-1971.
61 ""Julio Aguirre Quintero .......... 1972.
62 Eduardo Santa.. . . ... . .. ... . . ... 1972-1974.
63 Pilar Moreno de Angel.... . . .. .. 1975.

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FONDOS ESPECIALES
DE LA
BIBLIOTECA NACIONAL

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CAPITULO XXIX

INCUNABLES Y LIBROS RAROS Y CURIOSOS

Por haberse iniciado hace dos siglos con las librerías


de varios colegios de la Compañía de Jesús; por haber
recibido hacia 1860 los libros de los conventos extingui-
dos entonces, y en virtud de preciosas donaciones y ad-
quisiciones de bibliotecas particulares, la Nacional es muy
rica en libros antiguos, preciosos y raros.
Entre ellos ocupan lugar especial los incunables, o
sean los que se imprimen en los primeros cincuenta años
a partir de la segunda mitad del siglo xv al nacer el arte
de la imprenta. Los incunables carecen generalmente de
portada, faltan en ellos las mayúsculas al principio de los
capítulos, pues los impresores dejaban en blanco los es-
pacios respectivos para que las letras sean luego dibu-
jadas e iluminadas a mano por los miniaturistas; suelen
no tener división entre los capítulos, la puntuación es es-
casa o nula, la letra empleada para su composición es la
gótica, y abundan en abreviaturas 1.
La fecha precisa de la iniciación de la imprenta ha
sido muy discutida: el arte comienza lleno de misterio,
pues los impresores aspiran a vender sus obras como ma-
nuscritos, que son muy costosos, imitación que consiguen
colocando rayas interlineales en el texto, iluminando las

1 R..t-uta d .. las Indias. li, núm. 9, págs. 33 y sigs., arúcu!o dc Aníbal

Currea Resrrcpo, subdirector de la Biblioteca Naaonal.

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300 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

letras capitales, como ya dijimos, o adornando las pági~


nas con dibujos. Se trabaja en subterráneos y se hace
jurar sobre la Biblia a los aprendices no revelar el secre~
too Se les obliga a firmar pagarés en caso de hacerlo,
o se les retiene en los talleres sin dejarlos salir a la calle.

Puede asegurarse que este misterio, que no tenía otro fin


que el comercial, duró desde 1440 hasta 1455 o 57, época en que
salió de Maguncia la primera obra conocida. En dicho año la
industria se trocó en honor y los impresores viéronse obligados a
contramarcar sus obras con señales, escudos o emblemas; sus nom-
bres propios al final o principio de la obra, y la ciudad de
origen 2.

Los LIBROS LLEGA}l" A SANTAFÉ.

A las colonias españolas de América llegan libros en


cantidades importantes. Recordemos como ejemplo en el
siglo XVII las bibliotecas del licenciado Al varez de Velas-
ca, del canónigo Fernando de Castro y Vargas o la del
insigne genealogista don Juan Flórez de Ocariz. En el
siglo dieciocho se destacan la del Precursor don Antonio
Nariño, de más de dos mil volúmenes, y la de su pariente
y defensor el doctor José Antonio Ricaurte, de quien don
Manuel del Socorro Rodríguez afirma que tiene en su
librería obras tan raras que no se encuentran en la biblio-
teca pública y "dudamos las posea otro individuo del Rei~
no". Y recordamos que don Manuel del Socorro y don
José Antorno fueron directores de nuestra Biblioteca.
Citemos también las ricas bibliotecas de los virreyes
Antonio Caballero y Góngora y José de Ezpeleta, la tan
celebrada del sabio don José Celestino Mutis y la de don
Juan Esteban de Ricaurte. De estas colecciones da cuenta

• Rr~ist(J d~ las lndias. n, núm. 9, pJg. 3.

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INCUNABLES Y LIBROS RAROS Y CURIOSOS 301

la carta publicada en el Diario Político de Santaté de Bo-


gotá en 1810, que trascribimos parcialmente porque se
refiere a varias librerías que forman parte de nuestra Bi-
blioteca:

Carta quinta del viajero L. R.

Santafé de Bogotá, febrero 19 de 1804.

Mr. Las riquezas literarias de Santafé exceden a lo que se


podía esperar de un país tan distante del centro de las luces y
cuya constitución poütica se opone como ya os he dicho, a los
adelantamientos científicos. La Biblioteca pública constará de más
de veinte mil volúmenes, entre los cuales se encuentran muchas
obras preciosas de la antigüedad. Los eXtinguidos jesuítas hicieron
este admirable acopio, que los hace dignos del elogio del célebre
Montesquieu, que hablando de estos misioneros dice que unían
a la voz del Evangelio las artes que contribuyen a la felicidad
temporal de los hombres.
El botánico Mutis merece la opinión en que es tenido entre
los sabios de Europa. No se le puede acusar sino de ser algo
misterioso y poco accesible a los jóvenes del país, que quisieran
tomar lecciones de tan gran maestro. Sin embargo, es preciso
confesar que él fue el primero que comenzó, por decirlo así, a
descuajar el terreno, para plantar el árbol de las ciencias, que
parece va a florecer en estas regiones. Mutis posee una gran li-
brería, donde se hallan las obras de los mejores naturalista". El
sabio Humboldt decía que esta colección era comparable a la de
tUr. Banks, Presidente de la Sociedad Real de Londres.

En las religiones, colegios y aun en muchas casas particula-


res, hay también librerías copiosas, que no se encuentran en mu-
chos lugares cultos de Europa 3.

Queremos llamar la atención hacia esta carta donde


se nombran tres clases de colece'ones de libros que pasa-
ron a nuestra Biblioteca: las de los jesuítas, que consti-

• Diario Polilieo de SaTUa/i de Bogotá. núm. 27, noviembre 2i de L 10.

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302 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIO 'AL DE COLOMBIA

tuyen el primer núcleo; la del sabio Mutis, y las de los


con yen tos que se declaran extinguidos en 1861.

Los INCUNABLES.

Nuestra Biblioteca Nacional posee valiosísimos incu-


nables que, además de joyas bibliográficas, son preciosas
obras de arte.
El doctor Eduardo Posada, en sus varias veces citado
estudio sobre la Biblioteca Nacional, que parece escrito
cerca del año de 1900, dice que hay en ella tres incuna-
bles, y son los que figuran en el catálogo de obras en
latín hecho en 1856, los cuales enumera 4. Menciona otros
tres que existieron, y agrega:
Hace poco publicó en el Perú el Sr. Carlos Prince en un
interesante folleto titulado "Los primeros ensayos de la Imprenta
y los Incunables", la lista de los incunables conocidos en el mundo.
o figuran en esta nómina los que acabamos de nombrar.

RELACIÓN DEL DOCTOR GERARDO ARRUBLA.

En su informe como bibliotecario, presentado al mi-


nistro de Instrucción Pública en el año de 1912, da cuen-
ta del hallazgo de nuevos incunables y libros raros, en
la siguiente forma:
LIBROS RAROS.-Esta Dirección, conocedora de que nuestra
Biblioteca Nacional posee libros que por su antigüedad y rareza
constituyen un verdadero tesoro, tales como los llamados "incu-
nables", los 'elzeviros", etc., dispuso colocarlos en muebles apro-
piados, con sus vidrieras, tanto para que se conserven en el mejor
estado posible, como para llamar la atención sobre ellos de las
personas inteligentes.

• EDUAllDO POSAJ).~. Narraciona, pág. 311.

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INCCNABLES y LIBROS RAROS Y CURIOSOS 303

Tengo la satisfacción de anunciar al señor Ministro que,


gracias a la cooperación entusiasta de los empleados de la Biblio-
teca y en especial a la de mi distinguido compañero de labores
don Diego Uribe, esa rebusca ha dado los mejores resultados. En
efecto, el competente y conocido bibliógrafo doctor Eduardo Po-
sada, en un interesante estudio sobre la Biblioteca Nacional, dice
que ella posee tres libros incunables. Debido a la investigación
reciente de que me ocupo, aparecieron seis incunables, de acuer-
do con la clasificación de los bibliógrafos ingleses, alemanes, fran-
ceses e italianos, que consideran como tales a los libros impresos
desde la invención de la imprenta hasta el año 1500; y conforme
a la española, que hace avanzar esta fecha hasta 1530, existen
ocho ejemplares más. De las ediciones elzevirianas hay 52 volú-
menes, 6 de los cuales pertenecen a la donación del General
Martín, amén de otros ejemplares de mérito, como la primera
edición de las "Elegías de Varones Ilustres de Indias", de don
Juan de Castellanos, etc. etc. Ojalá el Ministerio provea a la Bi-
blioteca de más muebles, con sus vidrieras y cerraduras, para
acabar de formar la colección de obras raras.

El doctor Arrubla sigue trabajando en la clasifica-


ción y arreglo de los libros raros, disponiéndolos en vi-
trinas especiales. Se nota el entusiasmo, el cariño que en
ello pone. Veamos lo que dice en su informe de 1913:

LIBROS RARos.-En tres vitrinas más se han colocado a la


vista del público, en uno de los salones interiores, aquellos libros
que por su antigüedad y rareza constituyen un verdadero tesoro.
La vitrina señalada con el número 19 contiene sólo ejemplares
incunables; 10 de la clasificación universal, que considera como
tales los libros impresos desde la invención de la imprenta hasta
el año de 1500. Estos son: Quadrigesimale doctoris illumaniti,
impreso en el año de 1491; este ejemplar, el más antiguo de la
Biblioteca, fue hallado en estos días. De Regimine vitae humanae,
de 1496; Summa que Destructorium viciosum apellat, de 1496;
Practica Antonü Suainerii, etc., de 1497; Liber meditationii, de
1498 y Tractatus de spiriru, de 1499; ambos libros están encua-
dernados en un volumen y se encontraron recientemente. Rosella
casuus, de 1499, también hallado en estos días; Sermones aurei,
de 1500; Leetus Lucani de 1500; Manfredo de omn med, de 1500.

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304 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Es de notar que hasta ahora los bibliógrafos colombianos no


daban a la Bibl10teca sino tres incunables.
La misma vitrina guarda 17 incunables de la clasificación
española, que avanza hasta los libros impresos en 1530. De estos
incunables, 4 son del año 1502, 1 de 1506, 1 de 1507, 1 de 1514.
1 de 1515 1 de 1517,2 de 1518, 1 de 1519, 1 de 1520, 1 de 1524,
1 de 1525, 1 de 1526 y 1 de 1527.
La vitrina marcada con el número 2 contiene los siguientes
libros: Das Schach, edición de 1616, con autógrafo de su autor,
el Duque de Brunswick. El álbum original de la memorable
Comisión Corográfica lo forman láminas en colores, de mérito
artístico, que representan antigüedades y cuadros de costumbres
nacionales. 58 volúmenes de las renombradas ediciones elzeviria-
nas de los siglos XVI y XVII.
La vitrina que lleva el número 4 encierra los libros que se
expresan: incunables de la clasificación española; 2 impresos
en el año de 1516; 2 del de 1519, y 4 de 1530. El primer libro
impreso en Bogotá, titulado Compendium privilegiorum et gra-
tiarum, de 1739. Oviedo, Crónica de las Indias, edición de 1547.
1 volumen Elegías de ilustres varones de Indias, de Castellanos,
edición Príncipe de 1589. 14 ejemplares de ediciones raras de los
siglos XVI, XVII Y XVIII.
Se espera todavía poder colocar otros libros valiosos en esta
última vitrina.

y en febrero de 1914 agrega lo siguiente:


LIBROS RARos.-Tengo el gusto de anunciar a usted que en
una nueva vitrina que ha adquirido la Biblioteca, y que está
señalada con el número 6. se han colocado los siguientes preciosos
libros que, a juicio de esta Dirección, merecen estar expuestos en
lugar seguro y especial: 9 libros incunables, de la clasificación
española, impresos en los años de 1510, 1514, 1520, 1521, 1524,
1526. 1527 Y 152 : tres obras de Geografía de Tolomeo y Mer-
catore, valiosas ediciones de los siglos XVI y XVII; el Índice ma-
nuscrito de los libros que tenía la Biblioteca en 1790, ct4ando la
recibió don A1anue' del S. Rodríguez, trabaJO todo de puño y
letra del primer Bibliotecario, y cuatro ejemplares manuscritos de
lenguas indígenas chibcha, zeona y saliba. Además, con viva sa-
tisfacción comunico que debido a las pacientes y desinteresadas
investigaciones del erudito joven don Félix M. Guardado, se en-

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INCUNABLES Y I.lBROS RAROS y CURIOSOS 305

contró otro libro incunable de la clasificación mundial, el- Reper-


torium de pravitate hereticorum et apostatarum de Michaeli Al-
ber Valentino, impreso en el año de 1494. Tan precioso ejemplar
se colocó en la vitrina número 1, destinada únicamente a los
antiguos incunables, según sabe ese Ministerio.

En SUs informes de los años de 1915 y 1917 como di-


rector de la Biblioteca, el mismo doctor Gerardo Arrubla
dice de los libros raros:
Además de las seis vitrinas que existían el año pasado, y en
las cuales se hallan expuestos libros que por su rareza y anti-
güedad son un verdadero tesoro (ediciones incunables, elzevi-
rianas, príncipes, etc.), se ha colocado una más señalada con el
número 7. En ella se guardan veintitrés ejemplares de Biblias
en diversos idiomas; son ediciones preciosas de los siglos XVI a XIX.

y en la Memoria del Ministro de Instrucción Públi-


ca al Congreso 1917, se lee:
El señor don Marco Fidel Suárez, entre algunos libros que
existen sin catalogar en el salón del Archivo Colonial, descubrió
obras de indiscutible mérito por su antigüedad o por su rareza,
que han venido a aumentar el número de libros que forman hoy
un verdadero tesoro de la Biblioteca, y se conservan en un arma-
rio de acero.

Don Marco Fidel, según lo vimos, fue director de la


Biblioteca.

EL ÍNDICE DEL DOCTOR LUIS ENRIQUE FORERO.

En el mes de febrero de 1927, la Revista de la Biblio-


teca Nacional de Bogotá, número 12, bajo el título "Te-
soro de la Biblioteca Nacional", publicó un interesante
artículo del doctor Luis Enrique Forero, oficial mayor,
en el que presenta el índice de los incunables descubiertos
hasta esa época.

20

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306 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Respecto de la obra relacionada bajo el número 7


(cuyo autor es Joannis Valensis), reproducimos el facsÍ-
mile del autógrafo de don Manuel del Socorro Rodrí-
guez, que publicó la revista Senderos, órgano de la Bi-
blioteca Nacional 5 .

EL ÍNDIcE DE DANIEL SAMPER.

En su informe global de cuatro años, fechado el 30 de


mayo de 1934, dice el ilustre Samper, a quien hemos lla-
mado el Restaurador de la Biblioteca, que ha encontrado
quince incunables en la caja de hierro donde se custo-
diaban. O sean, los mismos catalogados por el doctor Fo-
rero. En el lapso a que se refiere se catalogan treinta y
dos más anteriores al año de 1500; ciento cincuenta y uno
comprendidos entre este año y el de 1530, es decir, de
los llamados incunables españoles. Y se estudian otros
quince 6 •
El interesado puede consultar el catálogo de incuna-
bles posteriores al año de 1500, en la revista Senderos,
entregas de junio y octubre de 1934.
En su informe del 27 de junio de 1935, don Daniel
Samper habla detalladamente sobre el proceso de descu-
brimiento y catalogación de los incunables, su valor y la
economía que ha hecho la Biblioteca al clasificarlos. Pre-
ferimos trascribir la parte respectiva, que dice así:

INCU N ABLES

Estos libros fueron estudiados uno a uno, en orden riguroso,


sin atender a sus dimensiones ni a otra consideración de método,
V de cada estudio se dejó una copia dentro del libro y otra en el

• Re" isla S~nd"os, lI, uúms. 7~' ,pág. 2 l.


• Revista S~nd~ros, J. núm. 5, pág. 220.

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INCUNAB LES Y LIBROS RAROS Y CURIOSOS 307

legajo correspondiente. Merced a estos estudios se pudo conocer


el alto valor de estas ediciones miradas en otro tiempo sin inte-
rés alguno. Todos los incunables tienen ya, pues, su fe de bautis-
mo y son poquísimos aquellos cuya filiación ha quedad o un tanto
oscura.
Una vez hechos estos estudios, más de doscientos, se procedió
a arreglarlos según el orden en que por sus tamaños habían
quedad o colocados en l'Os anaqueles, y realizada esta operación
se le dejó a cada uno en el lomo el nombre del autor, título de
la obra y ciudad y año de impresión.
A cada autor se le abrió una especie de cuenta corriente
para ver cuántas ediciones le resultaban, y hecho esto se anotaro n
ellas en orden cronológico. Este primer registro bibliográfico
consta de 214 folios y en él se señalan 105 incunables anteriores a
1500 con las cifras 1.1, 1.2, 1.3, etc., y con las cifras i .1, i. 2,
i.3, etc., los de clasificación española, o sea los comprendidos
entre 1501 y 1530. De estos últimos resultaron 209 cédulas y 86
de los primeros, lo que da un total de 295.
Todos los incunables anteriores a 1500 son de mucho precio;
pero entre ellos, así como entre los llamados incunables españoles,
hay ediciones que merecen mención especialísima, ya por su valor
comercial, ya porque en los registros bibliográficos se destacan
como libros que honran a las bibliotecas que los poseen, porque
a su noble antigüedad unen su extraordinaria rareza o hermo-
sura, así por ejemplo el "Liber meditar iorum vite domine" de
San Buenaventura, impreso por Juan Luschner en 1494, primera
edición que se hizo en Cataluña; el "Espejo de Conciencia" (Lo-
groño, Arnao Guillén de Brocar, 1507), obra de que, fuera del
ejemplar que poseemos en Bogotá, no hay noticia de que exista
sino otro, en la Biblioteca Colombina, de Sevilla; las obras de
Pedro Mártir, impresas en Sevilla por Jacobo Cromberger en 1511,
que es la edición príncipe de este grande escritor; el "Repertorium
de pravitate hereticorum et apostatarum", Valencia, 1494, que se
cita como una de las obras más escasas, y de la cual poseemos
dos ejemplares en muy buen estado; la afamada edición de los
"Trionf ii" de Petrarca, impresa en Logroño por Arnao Guillén
de Brocar en 1512, y que goza de muchísima fama entre los
bibliófilos, y muchas más, que resultaría prolijo enumer ar.
En líneas generales bastará decir que poseemos 33 volúmenes,
con 86 obras en total, de incunables anteriores a 1500, que, esti-
mados por lo bajo a 10.000 pesetas el volumen, valdrían 330.000

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308 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

pesetas; y 173 volúmenes con 209 incunables españoles que, es-


timados a 1.000 pesetas cada uno, valdrían 173.000 pesetas. El
solo estante de los incunables no vale menos, pues, de 503.000
pesetas o sean 125.750 pesos, cantidad todavía bastante mayor que
la que se ha gastado en los últimos cuatro años en arreglar y
catalogar íntegramente, hasta hacer de ella un organismo útil y
respetable, la Biblioteca entera. Consigno este dato a título de
curiosidad, porque todavía hay quienes piensan que los problemas
relacionados con la cultura no son altamente remunerativos. Dudo
de que exista en el país otro organismo que, por el mero hecho
de ser puesto en orden, le representa al Estado 10 que éste ha
invertido en sostenerlo por casi un lustro; y esto, consider.a.do
apena~ un renglón pequeñísimo respecto de los restantes de tal
orgamsmo.
El trabajo de catalogación de los fondos generales quedó
terminado en marzo del presente año, y a la fecha se van cata-
logando diariamente las obras que se reciben. Hoy existen dos
índices en la Sala de Lectura, uno por autores y otro por tÍtulos,
como se dijo arriba, y en la Dirección reposa el inventario nu-
mérico de la totalidad de las obras de la Biblioteca.
Están catalogados también, pero falta estudiarlos detenida-
mente, los 18.000 volúmenes que componen la sala IV, impresos
todos entre los años de 1531 y 1750. En este fondo se encuentran
numerosas ediciones príncipes de los clásicos españoles, las cuales
exceden muchas veces por su yalor al de los mismos incunables 7.

INVESTIGACIÓN. INVENTARIO.

A raíz de anomalías presentadas en la sala de libros


raros y curiosos (sala cuarta), en 1948, se abri6 la corres-
pondiente investigaci6n por el juzgado 29 de instrucci6n
criminal. Sobre el particular informa el director de la
Biblioteca, ffiriestro Eduardo Clrranza:
De común acuerdo con la ContralorÍa General de la Repú-
blica y con los jueces que abocaron la investigación, los doctores

7 Otra lista dt: incunabl~ ~ t:n~uentra en l:1 re,ista Smderos, I1, núm.
9, octubrt: de 193.¡, pág. 1 O.

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INCUNAB LES Y LIBROS RAROS Y CURIOSO S
309

Enrique Ortega Ricaurte y Manue! José Forero recibieron la c~


misión de efectuar un inventario numérico de los volúmenes exis-
tentes en la Sala Cuarta, y además e! inventario riguroso de los
volúmenes considerados como Incunables. Las dos comisiones
fueron cumplidas a cabalidad. Al mismo tiempo se logró de la
Sección de Locativas - Ministerio de Obras Públicas - la cons-
trucción de una cámara de seguridad con e! objeto de buscar una
mejor guarda y custodia de tan preciosos ejemplares. Actualmente,
con la colaboración de la Sección de Visitadores de la Contraloría
y de los altos funcionarios de este Instituto, se efectúa la entrega
ordenada, exacta y fiel de los Incunables al funcionario encar-
gado. Para ello se están levanta ndo las fichas correspondientes,
median te el servicio de técnicos en la materia, los empleados de!
Instituto.

En su informe como director de la Sección de Cata-


logación, el doctor Manuel José Forero dice que para
cumpl ir la comisión ha realizado un estudio de los incu-
nables que posee la Biblioteca, entregado a la dirección
el 21 de julio de 1948. Según los resultados de ese estudio,
"hoy posee el Instituto un inventario riguroso de libros
de tan excelente calidad".

EL SERVICIO ACTUAL .

La directora de la Biblioteca, doña Pilar Moreno de


Angel, logra con paciencia e inteligencia ejemplares rei-
vindicar para el instituto varios salones ocupados por en-
tidades extrañas, y organiza en salones y estantes apro-
piados, con personal experto, esta valiosísima y bella
sección de libros raros y curiosos de nuestra Biblioteca
Nacional.

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CAPITULO XXX

LA BIBLIOTECA PINEDA

En 1851, el coronel Anselmo Pineda hace a la Biblio-


teca Nacional su primera donación, constante de 425 vo-
lúmenes empastados, muchos impresos sueltos y un Ín-
dice pormenorizado, impreso también l.
El coronel Pineda se dedica desde joven y gastando
cuanto tiene, a reunir una rica colección de libros, folle-
tos, periódicos y hojas sueltas, publicados desde 1774
hasta el año 1850.
Respecto a dicha colección, el notable historiador doc-
tor Eduardo Posada expresa:

La Biblioteca Pineda es preciosísima para quien estudia nues-


tra historia. No se ha hecho en el país otra igual, y quizás en
Sur América no haya una tan completa. Todo cuanto produjo
la prensa durante el Virreinato de Santafé, la Gran Colombia y la
Nueva Granada, estaba allí cuidadosamente coleccionado. Era
raro el- folleto o el periódico que faltaba entre aquellos volúmenes
de miscelánea. Allí, desde las reales cédulas de los Monarcas de
España y las relaciones de mando de los Virreyes hasta los más
insignificantes periódicos poHticos y los folletos de asuntos pri-
vados ... Desgraciadamente manos salvajes han mutilado aquella
valiosísima colección 2 .

, JOSÉ MAlúA QUlJA.,,"O OTERo, lnform~ dd Bib/iot~cario Nacional, 29


de enero de 1868; M=:oria dd Secr~tario d~ lo IntmO'r y RrlaciO'nu Er-
tmO'us al Congr~sO' Fed~ra1 (1868).
• EDUARDO POSADA, l\'arracionu, "Biblioteca Xacional", pág. 303.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA PINEDA 311

En 1868, el coronel Pineda dona una nueva colección,


valiosísima como la anterior. En 1870 se hace otro catá-
logo, que reforma el anterior de 1853. Sobre ellos se tra-
bajan e imprimen en 1875 unas tablas alfabéticas y un
resumen de ellas 3.
El bibliotecario Riomalo informa en 1875:
El 26 de julio del corriente año recibí de los señores Leonidas
Scarpetta y Saturnino Vergara, por orden de la Secretaría de 1'0
Interior y Relaciones Exteriores, doscientos sesenta y cinco volú-
menes encuadernados en media pasta, con que se adiciona la
Biblioteca Pineda, según contrato celebrado por el Gobierno con
dichos señores el 26 de septiembre de 1874. También recibí tres-
cientos ejemplares de unas tablas alfabéticas de las personas que
figuran en el Índice de la antigua Biblioteca del mismo nombre,
y trescientos de las del índice de la nueva. Una gran parte de las
obras, compuestas de los indicados doscientos sesenta y cinco
volúmenes, están no solamente duplicadas y triplicadas, sino que
se encuentran en mayor número, y lo sensible es que sean incom-
pletas y aun de materias de que el Gobierno tiene en sus archivos
muchos jemplares, como informes de las Secretarías de Estado,
etc., sucediendo otro tanto con la Biblioteca Vergara; así es que
para no aumentar los duplicados en lo futuro, lo conveniente
sería que en cada contrato que se hiciera para suministrar libros
se estipulara la exclusión de aquéllos.

Más realista parece el doctor Gonzalo A. Tavera, su-


cesor del señor Riomalo. Después de lamentarse de que
no se cumple la ley de 30 de mayo de 1834, en virtud de
la cual todos los impresores del país tienen la obligación
de remitir a la Biblioteca un ejemplar de lo que produ-
cen, agrega en su informe al rector de la Universidad,
del 6 de diciembre de 1877:
En esto puede decirse que se ha retrogradado, porque anti-
guamente sí se daba eficaz cumplimiento a aquella disposición

• GoNZALO A. TAVF.RA , Bosqtl~¡o d~scriptillo de la Biblioteca Nacional


d~ Colombia, en Anol~s de la Unill~rsidad. t. XIII. núm. 91.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


312 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

legal; y es por eso y por los trabajos de recolección, dignos de


eterna gratitud nacional, del señor Corcmel Pineda, que se hallan
aquÍ casi todas las producciones de la prensa de la antigua glo-
riosa Colombia y de la Nueva Granada. Pero no así los de la
moderna Colombia, con marcadas excepciones; así es que cuando
se vaya a escribir este último período de nuestra historia patria,
yo no sé a cuál fuente puedan ocurrir los escritores; cosa que no
ha acontecido a varios autores, como l'Os señores General Posada
Gutiérrez, Groot, Quijano Otero y Nicolás González, quienes, al
trabajar sus obras o bocetos históricos, no han dejado de encon-
trar aquÍ muchos materiales y antecedentes importantes y rela-
tivos a épocas anteriores 4.

La moderna clasificación decimal que iniciara el bi-


bliotecario general Francisco Javier Vergara y Velasco y
pone en práctica desde julio de 1920 el doctor Luis En-
rique Forero, conviene grandemente a la Biblioteca Pi-
neda, por el carácter misceláneo de ésta, que hace muy
difícil la consulta, y por hallarse encuadernados en un
solo volumen elementos heterogéneos. En 1927, el direc-
tor José Miguel Rosales informa:

Se ha incorporado en el fondo común de la Biblioteca esta


interesante colección, compuesta en su mayor parte de obras y
documentos relativos a la Historia Patria. Por muchos años la
Donación Pineda estuvo inaccesible al público, a causa de no
figurar en el catálogo general, y únicamente servía como fuente
de investigación y estudio a los pocos concurrentes que tenían
entrada a los salones interiores. Hoyes distinto, porque, al igual
de las demás donaciones, puede ser consultada por el público, ya
que sus obras, debidamente clasificadas y numeradas, figuran en
las gavetas del catálogo. Sin embargo, a esta colección que ocupa,
como las otras, puesto aparte, se ha destinado una gaveta especial
en el fichero, con doble numeración en las tarjetas: la del catá-
logo metódico y la antigua del donante 5.

• Analu d~ la Unil!~rsjdad .
• R~.·tSta d~ la Blb/Jouca Nacional d~ Bogotá, año 1I, núm. 15, junio
de ¡92i.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA PINEDA 313

Sin embargo de estos esfuerzos) la catalogación del


fondo queda defectuosa y hay necesidad de hacer un con-
trato con el "erudito académico de la Historia" doctor
Gustavo Otero Muñoz, para recatalogarla, trabajo que se
termina en 1932, según lo refiere el director don Daniel
Samper Ortega en su informe de ese año. Se anota en los
muy completos catálogos antiguos y al frente de cada
línea, el número que actualmente corresponde, dentro de
las salas generales, a los volúmenes que en tales catálogos
figuran.
y agrega el señor Samper:

Para que no se pierda este formidable y pacientísimo trabajo,


y para que los eruditos y estudiosos puedan aprovecharse de él,
falta complementarlo con la impresión de los mencionados ca-
tálogos, la cual debe contratarse con el mismo doctor Otero Mu-
ñoz, por ser ella trabjo que exige la más absoluta meticulosidad
y que demandará seguramente varias confrontaciones que no
puede hacer sino un individuo experto y de positiva ilustración.

Es triste para nuestro pals el párrafo que trascribimos


a continuación, tomado del informe de don Daniel Sam-
per en 1932; pero también resulta consolador ver la ma-
nera como se portaron admirables entidades y ciudadanos,
todos bibliófilos, naturalmente:

Al efectuar el arreglo de la Sección Pineda se echó de ver


que muchos y muy importantes documentos habían sido arran-
cados de su sitio, y que varios volúmenes enteros habían desapa-
recido. En el curso del año la Academia de Historia y la Librería
Granadina de esta ciudad, tuvieron la gentileza y el patriotismo
de enviar a la Biblioteca sendos volúmenes de la mencionada Sec-
ción Pineda, que casualmente llegaron a sus manos. El propio
Director de la Biblioteca Nacional compró también un lote de
más de doscientos números de periódicos que habían sido robados
de la misma Sección, pero que, por no tener el sello de la entidad,
no era posible reclamar judicialmente; y por último, el doctor
Laureano García Ortiz, con fecha 20 de los corrientes, envió un

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


314 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

lote de folletos que habían sido sustraídos en épocas pasadas de


la Secci6n Pineda, y que el doctor García Ortiz, muy generosa-
mente compr6 en una librería de segunda mano, donde los vio
por casualidad, y con el objeto de remitírselos, como lo hizo, a la
Biblioteca.

Pero solamente en 1935 se da fin a la clasificación


científica de esta colectánea. En el informe que el 27 de
junio de ese año rinde al señor ministro de Educación el
bibliotecario don Daniel Samper Ortega, expresa sobre
el "Fondo Pineda" lo siguiente:

Es e! más interesante de la Biblioteca desde el punto de vista


colombiano y, clasificado ya íntegramente en forma c6moda para
los estudios eruditos, su catálogo se está imprimiendo, así como
e! de la prensa.

La biblioteca Pineda se pone, pues, al alcance del pú-


blico, que cada día la consulta más, como puede verse
en las estadísticas.
Acaso este es el mejor homenaje que se pueda rendir
al insigne benefactor coronel Anselmo Pineda, quien edi-
ficara uno de los principales monumentos de nuestra
historia. Pero las entidades oficiales también han exalta-
do a este gran compatriota.
El Congreso, mediante la ley 67 de 1881, honra la
memoria del coronel Anselmo Pineda. Nada mejor que
trascribir la ley con sus considerandos, pues además de
su valor consagra torio oficial hace un resumen acertado
de sus actividades en favor de Colombia. Dice así:

El Congreso de los Estados Unidos de Colombia


CONSIDERANDO:

19 • Que el antiguo Corone! Anselmo Pineda puso su vida,


fortuna, actividad, ilustraci6n y celo al servicio de la Patria, desde
el año de 1820 hasta el de 1880 en que muri6;

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


LA BIBLIOTECA PINEDA 315

29 • Que se distinguió por un entusiasmo decidido en favor


de la difusión de las luces y de la conservación de los preciosos
documentos de la Historia Patria, formando, a costa de inauditos
sacrificios y privaciones, una colección de inestimable precio que
vino luego a constituir la más interesante Biblioteca Nacional
que cedió generosamente al Gobierno, no obstante su reconocida
pobreza;
39• Que en todos los puestos públicos que desempeñó y en
momentos solemnes para la Patria, desplegó valor, tino, actividad,
rectitud y energía, cualidades que le merecieron los aplausos de
los hombres más notables del país, distinguiéndose, especialmente
como Prefecto del Caquetá, por su interés en favor de la civili-
zación de las tribus salvajes, y que muchas veces sirvió estos
destinos sin remuneración alguna, y
49 • Que renunció la primera pensión que se le decretó por
sus servicios militares, y que el valor de la segunda que se le
ofreció en los últimos años de su vida, la empleó, casi en su
totalidad, en la adquisición de libros y documentos importantes
que donó a la Nación,

DECRETA:

Art. 19 .-El Congreso de Colombia lamenta la muerte del


preclaro ci~dadano Anselmo Pineda y honra por la presente Ley
su memona.
Art. 29.-EI retrato del Coronel Pineda será costeado con
fondos públicos, para lo cual se apropiará la respectiva suma en
el Presupuesto del presente año; se colocará en el salón que guar-
da, en la Biblioteca Nacional, las obras cedidas por él, y dicho
salón se llamará "Biblioteca Pineda".
Un ejemplar de esta Ley se enviará oficialmente a la viuda
y huérfanos del expresado señor.

El retrato del coronel Pineda, obra del malogrado


pintor Pantaleón Mendoza, honra la Biblioteca Nacional.
En 1887, el cabildo de Bogotá decreta honores al co-
ronel Pineda, fallecido en esta ciudad el 7 de octubre de

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316 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

1880, Y cede área en el cementerio para que se levante un


monumento donde se coloquen sus cenizas 6.
y al cumplirse el 26 de noviembre de 1938 el primer
centenario de la creación del distrito municipal de El
Santuario, departamento de Antioquia, cuna del bene-
factor, se dicta la ley 101 del 24 de agosto de ese año,
que vota una partida para la avenida ANSELMO PINEDA
Y ordena erigir un busto a su memoria, con la siguiente
inscripción:

EL CONGRESO DE 1938
AL GRAN IMPULSADOR
DE LA
BIBLIOTECA NACIONAL

Por su parte, la Academia Colombiana de Historia


honra la memoria del insigne bibliófilo con una placa en
bronce colocada en la Biblioteca Nacional, cuyo texto dice:

LA ACADEMIA CoLOMBIANA DE HISTORIA

HONRA LA MEMORIA DEL CORONEL

ANSELMO PINEDA,

QUIEN SALv6 PARA LA CULTURA NACIONAL

VALIOSOS FONDOS

DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICOS

1966

• PED&o MAÚA ISÁ.''' u, Crón;cIU dI! Bo.;otá. IV, pág. 519.

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CAPITULO XXXI

EL ARCHIVO HISTORICO
y LA MAPOTECA NACIONAL

EL ARCHIVO.

Desde el siglo pasado, por disposición oficial, se in~


carpora a los fondos bibliográficos de la Biblioteca una
valiosa colección de manuscritos históricos procedentes de
los archivos nacionales, que dan origen al llamado Ar-
chivo anexo, con sus 749 volúmenes y millares de do-
cumentos sueltos que sólo vienen a ser clasificados y le-
gajados entre los años de 1932 y 1935. El fondo principal
se divide en las siguientes secciones: Aduanas, Benefi~
cencia, Caminos, Cedulario virreinal, Comuneros, Con~
sula do, Consultas, Correos, Cruzada, Diezmos, Eclesiás-
ticos, Embargos, Empréstitos, Esclavos, Estadística, Go-
bierno, Guerra y Marina, Historia, Asuntos importantes,
Instrucción pública, Justicia, Límites, Minas, Obras públi-
cas, Particulares, Pleitos, Poderes, Purificaciones, Quejas,
Real hacienda, Reales cédulas y poderes, Reclamaciones,
Relaciones exteriores, Salinas, Secuestros y Solicitudes.
Cuando, en 1938, la Biblioteca y el Archivo anexo se
trasladan a su hermosa sede definitiva, se destina el piso
cuarto para organizar en él no sólo el Archivo anexo sino,
lo que es más importante, los valiosísimos fondos que
constituyen el Archivo Nacional, hasta entonces depen-
dencia del Ministerio de Gobierno. Medida digna del
mayor aplauso, pues con ella se salva providencialmente

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


318 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

el tesoro magno de la historia nacional, q ue n~nía fun-


cionando en unas inadecuadas s::tlas de la plantd baja del
Palacio de Justicia, incendiado durante el tráglco "bogo-
tazo" del 9 de abril de 1948.
Reunidos en esta forma los dos archivos, se confían
a manos eXlJertas como las de Gustavo Otero Muñoz y
Enrique Ortega Ricaurte, este último el archivero por
antonomasia, que dio al instituto prestancia internacio-
nal y completó su tarea con numerosas publicaciones do-
cumentales y la reanudación de la Revista del Archivo
Nacional; y además preparó selecto personal de hábiles
paleógrafas y clasificadoras. Ortega Ricaurte deja memo-
ria ejemplar de lo que pueden la consagración, devoción
y patriotismo al servicio del país.
El Archivo Histórico Nacional fue separado de la
Biblioteca y hoy constituye uno de los departamentos que
integran el Instituto Colombiano de Cultura. Como ins-
titución es digno de que se escriba la historia de sus vici-
situdes y se divulgue la inapreciable riqueza de sus fon-
dos, de interés inmediato para los países que constitu-
yeron la Gran Colombia y sus relaciones internacionales.

LA MAPoTECA.
Este es un filón riquísimo del Archivo Histórico Na-
cional, enriquecido con la notable colección de cartas
originales que perteneció a la Biblioteca y que fue cuida-
dosamente arreglada y clasificada en la segunda mitad
del siglo pasado por el anticuario e historiador Saturni-
no Vergara.
El mejor homenaje a la memoria de Vergara Moure,
se debe a la pluma de su respetable pariente el ingeniero
e historiador Julio C. Vergara y Vergara, quien en el to-
mo 1I de su laboriosísima y bien documentada obra Don

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EL ARCHIVO HISTÓRICO Y LA MAPOTECA 319

Antonio de Vergara Azcát"ate y sus descendientes, ya CI-


tada, se refiere así a tan eminente ciudadano:

Don Saturnino sirvió importantes cargos públicos. Por de-


creto de 10 de junio de 1864 había sido nombrado oficial segundo
de la dirección de correos y más tarde dictaba el curso de inglés
inferior en la Universidad Nacional (1868). Fue director de!
Museo Nacional (hacia 1880), que ayudó a formar y organizar,
y oficial mayor de la Biblioteca Nacional (subdirector), siendo
bibliotecario (director) don Miguel Antonio Caro, entre 1881
y 1885.
Había hecho estudios de literatura y desde muy joven se dis-
tinguió como publicista. En 1857 editó Una tradición religiosa,
que dedicó a su primo hermano Rafael Vergara y Vergara en
reciprocidad de haberle éste dedicado su trabajo Las disertaciones
morales. Es la conversión de un joven griego en los albores del
cristianismo ...
Dedicó la mayor parte de su vida a la investigación histórica
en los archivos públicos y, como fruto de esa labor, sacó a la luz
valiosos documentos desconocidos, y en asocio de don M. Leonidas
Scarpetta publicó en 1879 el Diccionario biográfico de los cam-
peones de la libertad de Nueva Granada, Venezuela, Ecuador y
Perú, que comprende sus servicios, hazañas y virtudes, en un
tomo de 728 páginas, obra de gran mérito, que demuestra no sólo
la inmensa tarea cumplida por los autores durante veinte años,
sino su amor a los héroes de la nacionalidad, a quienes increpan
en la introducción con estas hermosas palabras: "Quisisteis Patria,
y la Patria salió de vuestras manos, como la luz emana del sol,
e! orden lo dicta la Providencia, los grandes movimientos del
mar son causados por la fuerza de los vientos y el engrandeci-
miento de los pueblos es el preciso resultado de las virtudes de
los hombres". El Diccionario contiene 1.643 biografías, muchas
de ellas de considerable extensión.
Scarpetta y Vergara publicaron también una corta Guía del
pintor (1867), un Análisis crítico de las pinturas y esculturas que
se presentaron en la exhibición nacional del 20 de julio de 1871,
y el Remmen de los documentos que forman la nueva biblioteca
Pineda en 1873, en un volumen de 302 páginas, fuera de los
respectivos índices, tablas y apéndices.
El poema original de! clérigo español doctor José Antonio
Torres Peña, Santafé cautiva, que relata la toma de Santafé por

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320 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Bolívar (diciembre 12, 1814), fue adquirido por don Saturnino,


quien lo donó a la Biblioteca Nacional.
El 9 de agosto de 1873, Saturnino Vergara y Ricardo F.
Caballero celebraron un contrato con d secretario de lo Interior
y Justicia para "arreglar, legajar, compaginar y encuadernar con
la mayor coherencia posible, según materias, todos los documen-
tos del archivo de la Secretaría de Hacienda y Fomento, por
años, formando volúmenes de materias homogéneas, con índices
cronológicos". Las costas de encuadernación, etc. serían de cargo
de los contratistas. Se les pagaría 3 cvs. por hoja útil de las co-
lecciones que resultaran. En abril de 1882 don Saturnino reclamó
de una resolución de la secretaría de gobierno que declaraba
caducado el contrato (marzo 20) y pidió se le pagara lo que
todavía se le adeudaba por el trabajo ya ejecutado; tenía entre-
gados 409 volúmenes. El 23 de noviembre de 1882 se le con-
cedió privilegio por quince años a S. Vergara para publicar y
vender una obra de su propiedad, cuyo título es Historio de las
misicmes de los llanos de Casanare y los ríos Orinoco y Meta,
escrita por el P. Juan Rivero, de la Compañía de !esús y uno de
sus misioneros en aquel/as partes. Obra Inédita y la primera que
se escribió sobre e,,-U asunto en el Nt4evo Reino de Granada para
que sirvieu después de base a los trabajos de los Padres Gumilla
y Casani de la misma Compañfa.
Don Saturnino fundó el periódico La Abeja en 1883 (marzo
25), "semanario de conocimientos útiles y de lectura moral y
provechosa", de ocho páginas. Salieron 17 números.
Caritativo, generoso, de costumbres austeras, promovió di-
versas obras de bien social. Inició y logró que se estableciera un
asilo para los niños desamparados; fundó, en asocio de tres dis-
tinguidos caballeros (Gabriel Sandino Groot, Próspero Pereira
Gamba y Guillermo Espinosa), la Sociedad protectora de Aborí-
genes de Colombia para defender a la raza indígena y atraerla a
la vida civilizada y la Sociedad Protectora de Animales; acogió
con entusiasmo el proyecto de levantar un monumento a los Zipas
en Facatati\'á y promovió la erección en Bogotá de un obelisco a
las legiones británica e irlandesa; revivió los estudios y experien-
cias sobre el té bogotano, etc.
Ejerció empleos de manejo delicado y de mucha responsa-
bilidad, desempeñándolos con acrisolada honradez, y a su muerte,
ocurrida el 9 de abril de 1 93, únicamente dejó a sus hijos el
ejemplo de sus múltiples virtudes. La Sociedad Protec~ora de Abo-

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


EL ARCHIVO HISTÓRIC O Y LA MAPOTE CA 321

rígenes de Colombia, en sesión del 12 de abril, dejó constancia


de los méritos y principales labores de su vicepresidente don Sa-
turnino, "leal patriota, buen ciudadano, cónyuge ejemplar y bon-
dadoso padre".

LA VIEJA COLECC IÓN.

En su informe rendido el 16 de diciembre de 1879,


el bibliotecario Gonzalo A. Tavera menciona entre los
trabajos realizados en ese año:

... la catalogación alfabética de los mapas, cartas generales,


particulares, hidrográficas, y planos militares, topográficos, etc.,
con su correspondiente numeración de referencia para encontrar-
los fácilmente. Esta colección es de grande importancia para la
historia geográfica de Colombia y para el estudio de límites con
las Repúblicas vecinas; y por lo mismo deberían costearse por la
ación muy buenos estantes cubiertos de cristales para conser-
varlos ... l.

En el mismo año de 18i9 presenta el bibliotecario


Tavera a la Junta de inspección y gobierno de la Univer-
sidad Nacional, el Bosquejo descriptivo de la Biblioteca
Nacional de Colombia 2 . Allí cita entre los documentos
oficiales de mayor importancia que se hallan en el esta-
blecimiento, todos los que sirven de base a la Comisión
Corográfica para el levantamiento de las cartas geográ-
ficas y topográficas de la antigua Nueva Granada, así
como de las especiales de cada una de sus secciones.
Agrega que hay una "abundante colección de mapas
o Cartografía, referentes a varias secciones de la América
del Sur, entre los cuales figuran algunos ejecutados por
hábiles injenieros españoles, tales como don Francisco

Anales de la Uni"erridad, t. xrrr, núm. 92, pág. 26~.


1

• lbidem, t. XlII, núm. 91, págs. 186 y sigs.

~1

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322 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Cabrer, don Antonio Arévalo, i los hermanos [sic] Es-


quiaqui i Requena. Son sumamente importantes por la
luz que arrojan sobre los límites de Colombia con algu-
nas de las Repúblicas vecinas" 3.
En los últimos meses de 1881 se ejecutan en el local
de la Biblioteca "importantes obras de reparación y orna-
to" que "ocasionaron una revolución completa en la ma-
yor parte de los libros que en ella se conservan, excep--
tuando la Sala Americana, cuyos estantes no hubo nece-
sidad de renovar". Así lo informa don Miguel Antonio
Caro como director de la Biblioteca el 15 de diciembre
de 1882, quien agrega que "los manuscritos y cartas geo-
gráficas pudieron trasladarse a una pequeña pieza con-
tigua".
El 30 de enero de 1882 se celebra con el señor Luis
M. Cuervo un contrato en cuya cláusula primera se ex-
presa que la nueva oficina a cargo de él, que se denomi-
nará Archivo Histórico de la Colonia, se compondrá, en-
tre más documentos, de todos los mapas y cartas existen-
tes en la Biblioteca N acional 4 • Pero luego se da orden al
señor Cuervo de pasar a la Biblioteca todos los mapas y
planos, y así se hace.
En su informe de 1882, ya citado, el señor Caro, al
hablar de los catálogos, enumera el de mapas y planos,
formado por el señor S. Vergara oficial mayor de la Bi-
blioteca. Este catálogo está publicado en los Anales de
Instrtlcció11 Pública y comprende 359 rótulos.

I Respetamos la ortografía orlgtnal, aplicación de la sugerida J'Or Clon

Andrés Bello y que se volvió asunto político cn esa época. Cabrc:r se conoce
más comúnmente con su nombre completo de Carlos Francisco. Levantó
un plano de Santafé de Bogotá en el año de 1797.
• Diario OfICial del 10 de ·tubre de l 2. Véase el informe de don
Miguel Amomo Caro en ese año, en el capítulo respecci,'o de la presente obr2.

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EL ARCHIVO HISTÓRIC O Y LA MAPOTE CA
323

CATÁLOGO DE SATURN INO VERGAR A.

En efecto, en el tomo IV, números 16, 18 Y 19 (ene-


ro, marzo y abril de 1882) de Anales de la Instrucción
Pública en la República de Colombia se publica este in-
teresantísimo "Catálogo de los mapas, planos, cartas hi-
drográficas, etc., existentes en la Biblioteca Nacional, for-
mado por Saturnino Vergara, oficial mayor de la misma
Biblioteca - 1881".
Demasiado largo sería entrar en comentarios. Acerca
de este catálogo nos limitamos a algunos breves apuntes.
De Bogotá se encuentran dos planos: el de Cabrer (di-
ce Cabrera) de 1797, anotando que es una copia del ori-
ginal que conserva el doctor Ramón Guerra A. De este
plano habla el doctor Eduard o Posada en su admirable
libro Narraciones, capítulo sobre planos de Bogotá 5, y
dice que se halla publicado en la obra de Ibáñez Crónicas
de Bogotá y en el folleto de Ortiz Bogotá en los siglos
XVIII, XIX Y xx. Señala que el original de este plano
lo
poseía el doctor Guerra Azuola , a quien se le perdió, y
que en la Biblioteca Nacion al existía una copia, que tam-
bién ha desaparecido. Se encuentra un croquis reducido
a la cuarta parte por A. Dussán, con la leyenda al pie
"Colegio militar de Bogotá, septiembre de 1853".
El otro plano que cita el catálogo es el del señor
Francisco Grajales, 1863, que representa la ciudad con las
fachadas de las casas. A él se refiere el doctor Eduard o
Posada en la obra que acabamos de mencionar. No se ha
podido encontrar.
De Cartagena hay veinte planos, que podrían servir
para hacer la historia gráfica de esta ciudad única, bajo
el patrocinio del Gobierno o de alguna otra entidad rica.

págs.
• Narraciones, "Capítulos para una historia de Bogotá. Planos",
eo dd
33 y sigs. Tan valioso documento gráfico se conserva en la Casa-Mus
20 de Julio de 1810.

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324 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Por tener relación con el fundador de la Biblioteca,


anotamos, entre los planos del Nuevo Reino de Granada,
el siguiente: "Descripción geográfica que comprende la
visita practicada por el señor doctor Francisco Antonio
Moreno, fiscal del crimen en la real audiencia de Santa
Fe de Bogotá [ .. , r. La hermosa cartela que lo adorna
con la primera panorámica conocida de la ciudad de San-
tafé de Bogotá, ya citada, es del presbítero don Joseph
Aparicio Morata y fue delineada en el año de 1772.
Al final del catálogo hallamos una muy importante
relación, firmada por don José María Quijano Otero, de
los mapas que se encuentran en la secretaría de Relacio-
nes Exteriores. Recuérdese que en ese tiempo estárramos
discutiendo los límites con las naciones vecinas y que don
José María Quijano Otero, quien desempeñó el puesto de
bibliotecario, escribió interesantes estudios sobre el par-
ticular, como puede verse en el respectivo capítulo.
Entre los valores de la mapoteca hay que citar la
colección editada por don Manuel María Paz, en París
(1889), fruto de la famosa Comisión Corográfica, con-
tratada durante la primera administración del general
Tomás Cipriano de Mosquera, y organizada en 1850 bajo
la administración del general José Hilario López.
El general Francisco Javier Vergara y Velasco, como
buen geógrafo, se preocupa por arreglar la mapoteca
cuando es Bibliotecario, y en su informe del año de 1904
escribe lo que copiamos a continuación:
Punto aparte merece lo relacionado con la mapoteca colom-
biana, porque de este asunto hast'! b. fecha no se ha tratado con
la precisión debida, pues en los informes anteriores apenas se
menciona con frases que no corresponden a la verdad. En efecto,
el fondo de esta sección alcanza a unas 500 piezas del más vario
valor: muchas consisten en antiguas cartas hidrográficas de costas
asiáticas; el mayor número está fo rmado por cartas de mediados
del pasado siglo y de pequeña escala, relativas a países europeos,
y sólo un medio centenar son originales referentes al país y por

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


.EL ARCHIVO HISTÓRICO Y LA MAPOT.ECA 325

consiguiente dignos .de forI?ar la base d~ la mencionada mapo-


teca. Para arreglar dIchas pIezas de la mejor manera posible y de
acuerdo con las autorizaciones de ese Departamento, se ha em-
pezado a acondicionar una estantería especial, de manera que cada
mapa enrollado tenga un anaquel determinado y sea fácil encon-
trarlo y manejarlo sin deterioro mayor. Es de advertir que muchas
cartas relativas a límites y prestadas por orden de esa Superiori-
dad a diversas comisiones, aún no han sido devueltas. Las piezas
principales de la mapoteca colombiana son: la mayor parte de las
cartas originales de Codazzi, algunas cartas brasileras referentes
al río Amazonas y otras del Almirantazgo inglés, antiguas, sobre
las costas del país. También existen algunos ejemplares de simple
valor histórico, por no ser sino meros reconocimientos ejecutados
en la época colonial.

Pasemos de un salto al año de 1923, cuando es bi-


bliotecario el doctor Rudesindo López Lleras. En su
informe al ministro de Instrucción Pública dice que la
Biblioteca tiene un verdadero tesoro en mapas y que hay
más de mil cartas de inapreciable valor. Y agrega:

Pero da ira, señor Ministro, ver el abandono en que se en-


cuentran mapas tan importantes como los del sabio Caldas y las
cartas originales de mi ilustre progenitor el General Codazzi.
Enrollados de cualquier modo, hechos pedazos, los más de ellos
y sin clasificación de ninguna especie, piden a gritos, en nombre
del más elemental patriotismo, que se les arregle pegándoles una
tela engomada por detrás y se les clasifique decentemente en apa-
ratos que hagan fácil su consulta como los que hoy se construyen
en los Estados Unidos y que se pueden obtener a bajo precio.
Yo no he vacilado en comprometer mi crédito personal para
comenzar la importantísima obra de arreglar nuestra mapoteca,
y estoy seguro de que el Congreso no podrá menos de aprobar
mi labor y votar las partidas necesarias para continuarla.

Después, en el capítulo "Lo que hay que hacer",


añade 10 siguiente:
Ahora, por ejemplo, se están necesitando urgentemente si-
quiera seis clasificadores de mapas para arreglar y salvar nuestra

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326 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

hermosa mapoteca que amenazaba ruina y un mueble para el ca-


tálogo, los cuales no se han podido comprar por no haber par-
tida en el actual Presupuesto. Por este año creo que con mil qui-
nientos pesos se pueda comprar lo más indispensable, suma que
en los años venideros bajará considerablemente.

Pensar lo que se hace hoy con mil quinientos pesos


en materia de muebles de escritorio!

LA MAPOTECA CoLOMBIANA. LEY DE 1920.


La ley 47 del 30 de octubre de 1920, artículo 22, dis-
pone que el Gobierno nacional, previa selección de todos
los mapas y cartas geográficas existentes en la Biblioteca
Nacional, forme en el Archivo Nacional de Colombia
(entonces dependiente del Ministerio de Gobierno) la Ma-
poteca Colombiana.
Esta medida está de acuerdo con lo dispuesto por la
comisión de cartografía del Instituto Panamericano de
Geografía e Historia, de México, con residencia en Wash-
ington' D. C. 6.

ENvío DE MAPAS AL MlNISTERlO DE RELACIONES.

En 1920 se comisiona al historiador Eduardo Posada


para escoger mapas destinados al ministerio nombrado.
Posada, cumpliendo su cometido, envía una lista de cien
mapas, que no sabemos si fueron devueltos o se quemaron
en la hecatombe del 9 de abril de 1948, que destruyó
cuanto se hallaba en ese ministerio, alojado entonces en
el Palacio de San Carlos 7.

• lntorm~ dd Archit,o 'Nacional, Enrique Ortega Ricaunc, 5 de julio


de 1949. M~moria dd .\ !ininro de Educación. 1949, pág. 199.
• Bo/~t;n d~ Historia JI Anljgt¡dad~s, t . XIV, pág. 48.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


EL ARCHIVO HISTÓRICO Y LA MAPOTECA 327

Oprime el ánimo pensar que más del cincuenta por


ciento de los planos tan cuidadosamente inventariados en
el siglo pasado por Saturnino Vergara, haya desaparecido
del patrimonio nacional por robos, abandono o criminal
indiferencia.

LA MAPOTECA ACTUAL.

Hoy se encuentran bien guardadas las cartas provi-


dencialmente salvadas de la que fue la maravillosa colec-
ción clasificada por Vergara Moure en el siglo pasado, en
muebles especiales adquiridos en 1954, e instaladas en el
cuarto piso del edificio de la Biblioteca, con sus índices
convenientemente arreglados para bien del país y de los
geógrafos e historiadores. Se han agregado numerosos
croquis y planos geográficos y arquitectónicos, desglosa-
dos de los volúmenes que forman el Archivo Nacional
que ocupa el cuarto piso y que hoy funciona como enti-
dad independiente de la Biblioteca Nacional, pero inte-
grada al Instituto Colombiano de Cultura.

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DISPOSICIONES LEGALES
Y REGLAMENTARIAS
RELACIONADAS
CON LA BIBLIOTECA NACIONAL
(1767-1976)

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DISPOSICIONES LEGALES Y REGLAMENTARIAS
RELACIONADAS CON LA BIBLIOTECA NACIONAL
(1767-1976)

1767 - Octubre 28. Decreto de los comisionados para prac-


ticar los inventarios de los bienes de los
jesuítas expatriados y verificar los de la
librería o biblioteca del Colegio Máximo.
1772 - Noviembre 18. Superior orden comunicada por el ex-
celentísimo señor conde de Aranda, para
que se instruyan separados expedientes
sobre cada una de las aplicaciones que
se hicieren de los bienes expropiados a
los jesuítas.

1773 - Julio 20. Decreto de la Junta Superior de Apli-


caciones que ordena la creación de la
Biblioteca.
1774 - Septiembre 22. La Real Audiencia dicta el reglamen-
to de la Biblioteca, señala el edificio que
debe ocupar y fija el sueldo deJo biblio-
tecario.

1788 - Abril 16. Real orden expedida en Aranjuez, por


la cual se aprueba la creación de la Bi-
blioteca.

1822 - Marzo 12. Decreto del Gobierno republicano que


ordena agregar a la Biblioteca Nacional
los libros de la Expedición Botánica,
trasladar la Biblioteca a "LAs A uJas" y
fija sueldo.

1823 - Junio 28. Ley que dispone la fundación de un


colegio de ordenandos y dispone que a
él se aplicarán el edificio que ocupan

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


332 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

los padres capuchinos, sus alhajas y pa-


ramentos, y los libros de su biblioteca
que juzgara útiles el- Poder Ejecutivo,
oído el informe del discreto provisor;
agregándose los restantes a la Biblioteca
Nacional.
1823 - Octubre 14. ADSCRIPCIÓN A SAN BARTOLOMÉ. Decre-
to del Poder Ejecutivo. Se pone la Bi-
blioteca Tacional a cargo de! Colegio
de San Bartolomé.
1832 - ADSCRIPCIÓN A LA UNrvERSIDAD. Decre-
to de! general José María Obando, en-
cargado transitoriamente de la presiden-
cia de la República, que asigna la Bi-
blioteca a la Universidad Nacional y dis-
pone que e! bibliotecario se escoja de una
terna presentada por ese instituto.
1834 - Mayo 30. DEPÓSITO y CONSERVACIÓN DE IMPRE-
sos. ~ 3 sobre depósito y conservación
de impresos nacionales en la Biblioteca
Nacional.
1852 - Mayo 27. úy por la cual se acepta la donación
hecha por e! corone! Anselmo Pineda.
1852 - Agosto 18. Decreto por el cual se ordena e! arre-
glo de la sala de obras nacionales. Publi-
cado en Gaceta de la Nueva Granada,
núm. 1.417.
1853 - Agosto 22. Decreto orgánico de los colegios na-
cionales. Incluye disposiciones especia-
les, artículo 103, sobre la Biblioteca.
1858 - ~ 51, arto 59. Obliga a enviar a la
Biblioteca Nacional 3 ejemplares de
todo libro, folleto, revista, periódico,
hoja volante, etc., que se imprima en
el país.
!866 - Agosto 10. Contrato con el general Emigdio Bri-
ceño sobre arreglo de archivos nacio-
nales.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DISPOSICIONES LEGALES Y REGLAMENTARIAS 333

1868 - Enero 17. Decreto orgánico de los archivos na-


cionales.
1868 - Enero 21. Decreto que establece el arreglo de
la Biblioteca y el ~useo Nacional.
1868 - Enero 23. Decreto que dispone el establecimien-
to en la Biblioteca Nacional, de una
Oficina central de canjes de las publi-
caciones nacionales con las de los demás
países de América.
1868 - ~ayo 30. Ley 27, sobre instrucción pública.
1870 - Julio 2. Ley sobre instrucción pública.
9
1870 - Noviembre 1 • Decreto sobre instrucción pública.
1874 - Abril 21. Ley 10. Autoriza al Poder Ejecutivo
para comprar la biblioteca y manuscritos
que dejó José ~aría Vergara y Vergara.
1876 - Mayo 22. Ley 26, sobre organización de la Uni-
versidad Nacional. Artículo 19 , sobre e!
bibliotecario.
1880 - Agosto 23. Ley 106, sobre instrucción pública. Ar-
tículo 89 : la Biblioteca Nacional continúa
incorporada a la Universidad Nacional.
A la misma queda incorporado e! Ar-
chivo de la Nación que corresponde a la
época de la Colonia, a cargo de un em-
pleado especial y a cuyo cuidado y el
de! bibliotecario correrá la redacción y
publicación de una revista mensual de
los documentos más importantes de am-
bas oficinas, teniendo el deber de pre-
sentar anualmente una memoria espe-
cial sobre historia o bibliografía nacional.
Art. 22: quedan derogadas la ley 26 de
1876 "que organiza la Universidad Na-
ciona!" y la del 30 de mayo de 1868
"sobre instrucción pública"; la del 2 de
julio de 1870 "que crea la escuda de in-
geniería civil y militar" y la ley 4' de

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


334 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMI:IA

1874; Y reformados la 78 de 1873 y el


artículo 1179 del Código Fiscal.
1881 - 11arzo 7. Decreto 167, sobre enseñ:lnza univer-
sitaria. Artículo 39, relativo a la Biblio-
teca.
1881 - Agosto 18. Decreto que ordena formar en la Bi-
blioteca acional una sección de libros
sobre medicina.
1882 - Edlero 12. Reglamento de la Biblioteca Nacional.
1884 - Julio 26. Ley 23, sobre instrucción pública.
1884 - Octubre 21. Decreto 854, sobre instrucción pública.
1886 - Octubre 9. Decreto 596, sobre instrucción pública.
Art. 54.
1886 - foviembre 19 Decreto 634. Prohíbe sacar obras o
documentos de la Biblioteca Nacional.
1886 - oviembre 5. Decreto 635, arto 69 • Dispone que todo
individuo que haga una publicación que-
da obligado a enviar a la Biblioteca t-\a-
cional tres ejemplares de aquélla.
1888 - Diciembre 14. Decreto 987, orgánico de la Universi-
dad Nacional. Entre los establecimien-
tos complementarios figura la Biblioteca
Nacional. Art. 49 •
1891 - Enero 23. Decreto 31, orgánico del Ministerio de
Instrucción Pública. La Biblioteca Na-
cional depende de la sección 1'.
1892 - Enero 19 • Decreto 1238, orgánico de la instruc-
ción pública. Art. 29 : hacen parte de la
Universidad los siguientes establecimien-
tos: ... 89 ) la Biblioteca Nacional. Art.
133: por el Ministerio de Instrucción
Pública se tomarán las medidas condu-
centes a ensanchar el local de la Biblio-
teca, agregándole la planta baja que hoy
ocupa el Museo y proporcionando a este
establecimiento un local separado. Art.
134: el personal constará de: un direc-

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DISPOSICIONES LEGALES Y REGLAMENTARIAS 335

tor, un oficial mayor, dos escribientes,


un portero. El arto 135 se refiere a catá-
logos; el arto 136, al servicio nocturno;
e! art. 137, al reglamento; e! arto 13 S, a
canjes.

1892 - Diciembre 31. Decrt:to 349, reglamentario de la ley


89, sobre instrucción pública. Entre los
establecimientos dependientes del Minis-
terio respectivo figura la Biblioteca Na-
cional.

1903 - Octubre 26. úy 39, sobre instrucción pública.


1904 - Junio 3. Decreto 491, reglamentario de la ley
39 de 1903. Art. 177: sobre publicación
de una revista por la Biblioteca Nacional.

1918 - Noviembre 20. úy 48. Crea la dirección general de


Bellas Artes y le adscribe la Biblioteca
Nacional.

1920 - Octubre 30. úy 47, art. 22. Crea la Mapoteca co-


lombiana.
1922 - Junio 24. Decreto reglamentario de la ley 47 de
1920.
1925 - Marzo 6. Ley 32. Art. 49 • Fija los sueldos de
los empleados de la Biblioteca Nacional.
1928 - Noviembre 15. Ley 86. Art. 26. Sobre edificio para la
Biblioteca Nacional y otras disposicio-
nes sobre la misma.
1930 - Septiembre 19. Decreto 1553, sobre publicación de!
"Archivo Epistolar de Cuervo".
1930 - Noviembre 13. Decreto 1923, sobre dirección nacional
de Bellas Artes, en desarrollo de la ley
48 de 1918.
1931 - Abril 11. úy 47. Destina $ 5.000 para arreglo
y reorganización de la Biblioteca Nacio-
nal.

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336 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

1932 - Enero 23. Resolución 2, que ordena remitir a la


Biblioteca Nacional 50 ejemplares de to-
da publicación efectuada en la Imprenta
Nacional o con fondos oficiales.
1932 - Noviembre 30. Ley 40. Art. 29. Sobre registro y no-
tarías. Ordena depositar los protocolos
antiguos de las notarías en el Archivo
histórico de la Biblioteca Nacional.
1933 - Noviembre 11. Ley 26, por la cual se provee a las
necesidades de la Biblioteca Nacional
y se fomenta la producción literaria co-
lombiana.
1934 - Septiembre 11. Estatuto de la Biblioteca Nacional, au-
torizado por el ministro de Educación
profesor Luis López de Mesa y por el
director Daniel Samper Ortega.
1935 - 1 oviembre 23. Ley 57-b. Art. 49 • Ordena la publica-
ción de la revista del Archivo Nacional,
dependiente del Ministerio de Gobierno.

1937 - Enero 30. Decreto legislativo 205, por el cual se


ordena incorporar el Archivo Nacional
a la Biblioteca Nacional. (Art. 19 , lite-
ral g).
1940 - Diciembre 21. Ley 113, por la cual se organiza el
Archivo racional.
1946 - Diciembre 26. Ley 86, sobre propiedad intelectual. Se
reitera la obligación de hacer el depósi-
to en la Biblioteca Nacional.
1951 - Enero 16. Decreto 62. Fija asignaciones del De-
partamento de Biblioteca y Archivo Na-
cionales y Extensión Cultural y Bellas
Artes.
1953 - Abril 20. Decreto 1071, por el cual se reorgani-
zan las dependencias del Departamento
de Biblioteca y Archivo acionales del
Ministerio de Educación •aciona!.

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DISPOSICIONES LEGALES Y REGLAMENTARIAS 337

1968 - Diciembre 26. Decreto 3154, por el cual se crea el


Instituto Colombiano de Cultura para
el fomento de !-as bellas artes, las letras,
la cultura humanística y el folelor na-
cional.
1973 - Diciembre 21. Resolución del director del Instituto
Colombiano de Cultura, don Jorge Ro-
jas, por la cual reglamenta el concurso
para escribir la Historia de la Biblioteca
Nacional, 1977, con ocasión de cumpLirse
el 9 de enero de 1977 el segundo cen-
tenario de la inauguración.
1975 - Contrato celebrado entre doña Gloria
Zea de Uribe, directora del Instituto Co-
lombiano de Cultura, y la firma Jacques
Mosseri, sobre elaboración de los planos
para la rcmodelación del edificio de la
Biblioteca Nacional.
Contrato con la firma "Hidroestudios"
para la reinstalación eléctrica del mismo.
1976 - Contrato de Colcultura con el inge-
niero Ramiro Villegas, para la realiza-
ción de los planos propuestos por la
firma Jacques Mosseri.

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IL USTRACIONES

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INDICE DE ILUSTRACIONES

LÁMINA 1 Don Francisco Antonio Moreno y Escandón.


Promotor de la fundación de Ia Real Biblioteca
Pública de Santafé de Bogotá. Oleo por Joaquín
Gutiérrez. Pinacoteca de la Biblioteca Jacional,
Bogotá.

Don Pedro MessÍa de la Zerda. Marqués de h


Vega de Armijo, virrey del Nuevo Reino de
Granada. Oleo por Joaquín Gutiérrez. Museo
de Arte Colonial, Bogotá.

LhuKA III Plan de aplicaciones de las temporalidades de


la Compañía de Jesús, propuesto por el fiscal
Moreno y Escandón. Encabezamiento del plan
y comienzo del capítulo 13. Biblioteca Nacional,
sección de manuscritos.

LÁ.."llNA IV Continuación del capítu'.o 13 del plan de apli-


caciones de las temporalidades de la Compañía
de Jesús.

1 erminaclOn del capítulo 13 y capítulo 15 del


plan de aplicaciones de las temporalidades de
la Compañía de Jesús.

Don ivIanuel Guirior. Marqués de Guirior, vi-


rrey del Nuevo Remo de Granada, fundador
de la Real Biblioteca Pública de Santafé. Gra-
bado de Joseph Vásquez. Lima, 1779.

LÁMINA Vil Don Manuel Antonio Flórez. En el gobierno


de este virrey se dio a~ servicio la Real BibliÜ'-
teca Pública. Oleo de autor desconocido. Museo
de Arte Colonial, Bogotá.

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342 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

LÁ~lINA VlIl Primera página de la re:¡\ cédula de aprobación


de la Biblioteca Pública de Santafé de Bogotá.
Archivo Nacional, Bogotá.
L.\MIN ,\ IX Ultima página de b real cédula de aprobación
de la Biblioteca Pública de Santafé.

LÁMINA X Oficio remisorio de la real cédula de aprobación


de la Biblioteca Pública de Santafé.

L.hu ..\ XI Don Antonio Cab:lllero y GÓngora. Arzobispo-


virrey, benefactor de la Biblioteca. Catedral pri-
mada de Bogotá. Galería episcopal.

L\~lTN ;\ XII La primera sede de la Real Biblioteca Pública.


Antes Colegio Seminario de San Bartolomé, y
más tarde palacio de San Carlos. Tinta china
por Daniel Ortega Ricaurte.

LÁMINA XIII Don José de Ezpeleta. Virrey del N"ucvo Reino


de Granada, protector de don Manuel del So-
corro Rodríguez. Galería de promociones de la
Academia de artillería, Segovia, España.

L.bUNA XIV Informe de don José Antonio de Berrío, fiscal


de la Real Audiencia, para la posesión de don
Manuel dd Socorro Rodríguez como bibliote-
cario. Archivo Nacional, Bogotá.

LbllNA XV Don .Manuel del Socorro Rodríguez. Retrato a


lápiz por Victorino García. Grabado del Pa-
pd Pt>riódico Ilustrado. El dibujo original se
conserva en la Biblioteca acional.

LUII:-<A XVI Auto para que el fiscal director general de es-


tudios proponga al virrey Ezpeleta los medios
que considere convenientes para la subsistencia
de la Biblioteca. Archivo Nacional, Bogotá.

LhuN.\ XVII Portada del primer índice general de la Biblio-


teca, mandado a hacer por el bibliotecario Ro-
dríguez. Despacho de la dirección. Biblioteca
Nacional, Bogotá.

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lNDICE DE ILUSTRACIONES 343

L.~l\.¡¡NA XVIll Horario de la Biblioteca, según el Estado grnc-


rol del v¡rremato en eJ año de 1794.

L.\l\lINA XIX Primera página del memorial autógrafo del bi-


bliotecario Rodríguez con ocasión de I'a guerra
civil entre centralistas y federalistas de 1812.
Archivo Nacional, Bogotá.

UMINA XX Conclusión del memorial del bibliotecario Ro-


dríguez sobre la contienda civil de 1812, y co-
mienzo de la resolución gubernamental sobre
lo propuesto por Rodríguez. Archivo nacional,
Bogotá.

L.bUNA XXI Final de lo resuelto por el gobierno acerca de


la liza propuesta por el bibliotecario Rodríguez
en 1812. La firma de Vergara es facsimilar;
e! texto, autógrafo. Archivo Nacional, Bogotá.

LÁl\fIN.\ XXII Cruz de chusque hecha por e! bibliotecario Ro-


dríguez, y con la cual se encontró su cadáver
en el año de 1819. Despacho de la dirección.
Biblioteca Nacional, Bogotá.

LÁ:\IINA XXIII Memorial de don Vicente Nariño, en que so-


licita el empleo de bibliotecario. Archivo a-
ciona}, Bogotá.

LÁMINA XXIV Oficio del Secretario de Estado y de! despacho


del Interior, doctor José Manuel Restrepo, para
remitir al rector del Colegio de San Bartolomé
el decreto para e! traslado de la Biblioteca al
edilicio de Las Aulas. Archivo Nacional, Bogotá.

L.hUNA XXV Portada de la segunda sede de la Biblioteca Na-


cional, 1823-1938. Formó parte de la Academia
Javeriana. Este edilicio de Las Aulas está ac-
tualmente ocupado por el Museo de Arte Co-
lonial.

UMINA XXVI Claustro bajo y escaleras del edificio de Las


Aulas.

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344 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

LÁMINA XXY!! Ex librís mandado grabar en Londres por el


ministro plenipotenciario, don Manuel María
Mosquera. BiblioteC3 Nacional, Bogotá.

LÁMINA XXVIII Don Vicente Kariño. Bibliotecario. Caricatura


por José María Espinosa. Tinta china.

LÁ1<lINA XXIX Doctor Leopoldo Arias Vargas. Bibliotecario.

LÁl\IINA xxx Ex libris de la Biblioteca Nacional del año de


1855.

LÁMINA X.XXI Curioso membrete oficial, usado por el bibl1o-


tecario Arias Vargas. Archivo Nacional, Bogotá.

LÁl\flNA XXXIl Don Francisco Villalba. Bibliotecario. Cortesía


de don América CarniceUi.

Lhmu, XXXIII Doctor José María Quijano Otero. Bibliotecario.


Dibujo por Alberto Urdaneta. Biblioteca Na-
cional, Bogotá.

LÁMINA XXXIV Don Nepomuceno J. Tavarro. Bibliotecario.


Cortesía de don Américo Carnicelli.

Lí..MINA xxxv Doctor Juan de Dios Rioma!o, Bibliotecario. Cor-


tesía de don América Carnicelli.

LÁ;\lI:'<A XXXVI Don José María Vergara y Vergara. Oleo por


el artista mexicano Felipe Santiago Gutiérrez.
Propiedad de don José María Samper Vergara.

LÁMINA. liXVl! C:austro alto dd edificio de la Biblioteca. En


esta galería, cerrados los arcos con bastidores
de cristal, funcionó la primera sala de lectura.

LÁ."\fINA .X XX\'UI Bosquejo descriptivo de la Biblioteca acional


por el bibliotecario Gonzalo A. Tavera.

WilNA XXXIX DaD Miguel Antonio Caro. Bibliotecario. Oleo


por Francisco A. Cano. PinacoteC3 de la Biblio-
teca racional, Bogotá.

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INDICE DE ILUSTRA CIONES 345

LÁMINA XL Don Marco Fidel Suárez. Retrato de la época


en que ejerció interinamente la dirección de la
Biblioteca.

LÁMINA XLI Don Ricardo Carrasquilla. Bibliotecario interi-


no. Dibujo por Alberto Urdaneta. Biblioteca
Nacional, Bogotá.

LÁMINA XLII Don Diego Rafael de Guzmá n. Bibliotecario.

LhuNA XLIII Don José María Rivas Groot. Bibliotecario !D-

terino. Oleo por Francisco A. Cano.

L \ M INA XLIV Don Enrique Alvarez Bonilla. Bibliotecario.

LÁMINA XLV General Wenceslao Ibáñez ariño. Biblioteca-


rio. Oleo por Epifanio Garay. Casa-Museo del
20 de Julio de 1810.

LÁMINA XLVI General Francisco Javier Vergara y Velasco.


Bibliotecario.

LÁ:-.nNA XLVII Doctor Gerardo Arrubla. Bibliotecario.

LÁMINA XLVIII Don Ru tino J. Cuervo. Benefactor insigne de


¡'a Biblioteca Nacional.

LÁl-fJNA XLIX Salón oriental de la Biblioteca, en el edificio de


Las Aulas, en cuyos anaqueles y vitrinas se ins-
taló el precioso legado de Cuervo.

LÁMl. ·A L Don Graciliano Acevedo Lobo-Guerrero. Biblio-


tecario. Dibujo por Ricardo Acevedo Bernal,
conservado por los descendientes de don Gra-
ciliano, los señores Acevedo Ricaurte.

Lt~iINA LI Monseñor Rudesindo López Lleras. Bibliote-


cano.

LÁMINA LII Don José Miguel Rosales. Bibliotecario. Corte-


sía de sus hijos.

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346 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

LÁMINA LIII Primera panorámica conocida de Santafé de


Bogotá. Delineada por el pbro. Joseph Apa-
ricio Morata en 1772. Se conservó en la mapo-
teca de la Comisión Asesora del Ministerio de
Relaciones Exteriores hasta el 9 de abril de 1948,
cuando desapareció en el incendio del palacio
de San Carlos.

LÁMINA LIV El nuevo edificio de la Biblioteca Nacional de


Colombia. Planos del arquitecto Alberto Wills
Ferro y asesoría del Director de Edificios Na-
cionales, Pablo de la Cruz. En la parte supe-
rior la fachada principal, sobre la calle 24. En
la parte inferior, la fachada norte, en cuyo tra-
mo se proyectó el Museo Nacional.

LÁMINA LV Don Daniel Samper Ortega. El restaurador.


Cortesía de doña Pepa Bustos Losada.

LÁMINA LVI Fachada principal de la nueva Biblioteca Ta_


cional de Colombia, sobre la calle 24.

LhuNA LVII Don Tomás Rueda Vargas. Bibliotecario. Dibu-


jo de Saba Botzaris. Biblioteca Tacional, Bo-
gotá.

LÁMINA LVIIl El 5 de agosto de 1950 se inauguró en la Bi-


blioteca ~acional la Sala de Humanismo Ca-
lombiano que reunía las bibliotecas de Caro,
Cuervo y Suárez. Al solemne acto asistió el
presidente Mariano Ospina Pérez, quien aparece
en la fotografía con el entonces director, Eduar-
do Carranza.

LÁMINA LIX El seiior embajador de la Gran Bretaña, acom-


pañado del director de la Biblioteca •acional y
de la señora de Hernández de Alba, durante la
inauguración de la exposición bio-bibliográfica
del historiador y prócer general Daniel Floren-
cio O 'Lear}' , con motivo del primer centenario
de su muerte. 24 de febrero de 1954.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


INDICE DE ILUSTRACIONES 347

LÁMINA LX El señor embajador de Venezuela, Leonardo


Altuve Carril-lo, pronuncia el discurso de la
inauguración de la primera exposición bibliÜ'-
gráfica bolivariana celebrada en Colombia, al
cual dio respuesta el director don Guillermo
Hernández de Alba.

LÁMINA LXI Primeras jornadas bibliotecológicas colombianas


celebradas durante los días 19 al 24 de julio de
1954. Entre l'Os numerosos asistentes aparecen
e! Embajador de los Estados Unidos, el doctor
Víctor Penna, representante de la Unesco y dis-
tinguidas personalidades colombianas.

LÁMINA LXII El 23 de abril de 1957, Día del Idioma, fue inau-


gurada la Sala Cervantes de la Biblioteca Na-
cional. En la fotografía aparecen e! embajador
de España, don Germán Baráibar, en el mÜ'-
mento de pronunciar su discurso, y el entonces
Director de la Biblioteca, don Fernando Rivas
Sacconi.
LÁMINA LXlII Biblioteca acional, remodelación. Vista exte-
rior de! nuevo acceso por el costado norte. Pla-
nos del arquitecto Jacques Mosseri.

LÁMINA LXIV Bibliotec:l Tacional, remodelación. Perspectiva


del vestíbulo central, antigua sala de lectura.
Planos del arquitecto Jacques Mosseri.

LÁMINA LXV Facsínúl de la nota manuscrita del bibliotecario


Manuel del Socorro Rodríguez en el incunable
De regimine vitae humanae, el más antiguo de
los de su tiempo, procedente de una de las li-
brerías de los jesuitas. Biblioteca Naciona~ BÜ'-
gotá.

L.ú.UNA LXVI Terminación de la nota puesta por el bibliote-


cario Rodríguez al comienzo del incunable más
antiguo de la Biblioteca Nacional.

LÁMINA LXVII Portada del tratado De beata T rinitate, InCU-


nable.

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348 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

LÁMINA Lxvm Portadilla de la edición príncipe de las poesías


de Juan de Mena, libro de los incunables de la
Biblioteca Nacional. Reproducción de la Revista
de las Indias, volumen II, abril de 1938.

LÁMINA LXIX Portada de la edición de las obras de Juan de


Mena, impresa en Sevilla en 1528. Incunable
de la Biblioteca Nacional de Colombia.

LÁMINA LXX Página de uno de los incunables procedentes del


noviciado de los jesuitas de la ciudad de Tunja.
Ostenta los dos primeros sellos usados en la Real
Biblioteca Pública de Santafé de Bogotá, desde
la época de su fundación. Estos sellos se guar-
dan en e! Museo aciona!.

LÁMINA LXXI Corone! Anse!mo Pineda. Benefactor insigne de


la Biblioteca acional. Oleo de autor descono-
cido. Pinacoteca de loa Academia Colombiana
de Historia.

LÁMINA LXXII Don Saturnino Vergara Moure. Bibliotecario


interino.

LÁMINA LXXIII Los más antiguos catálogos manuscritos de la


Biblioteca acional de Colombia y de antiguas
librerías de conventos de Bogotá.

L.'\}.UN A LXXlV Estampillas conmemorativas de! segundo cente-


nario de la Biblioteca Nacional de Colombia.
Sobre de! primer día de emisión. A la izquier-
da, composición con libros antiguos de la Bi-
blioteca Tacional; en el centro, estampilla con
la efigie del fiscal Moreno y Escandón; a la
derecha, estampilla con el retrato del virrey
Guirior. Matasellos, con dibujo tomado del re-
trato del bibliotecario ~fanuel del Socorro Ro-
dríguez por Victorino García.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DO:'\ FRA:'\CI CO A''';TO:'\IO ~!ORE.·O y E CA~DO.
PRO:-'lOTOR DE LA FU'\DACIÓ~ DE LA REAL BIBLIOTECA PÚBLICA
DE A'-"TAFÉ DE BOGOT.~

Oleo por Joaquín Gutiérrez. Pinacoteca de la Biblioteca • 'acional, Bogotá.

LÁ. \1:-;\ 1

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DO:-\ PEDRO .\1E lA DE LA ZERDA
MARQUÉs DE LA Y EGA DE AlU"fIJO, VIRREY DEL UEVO REINO DE GRA. ADA

Oleo por Joaquín Gutiérrez. '\(useo de Arte Colonial. Bogotá.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


Pi:vn,1 rnctIIltjNta ¿6' Ó6}m<J'
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&~ em 06óe/XIYtZ?7cLa ~Lo mam.ct'.a.k é'/J?!z ~~y~
'(ock ~.~d IS~ rs~/yock.

U~ tz~'7aw~ÚJ~g~UTU,
~~ú'/WrnULJIJ' 06jeUd 1$ o~CU? & !leed cxendon &0'06-
CPnt;a~()o ~ If'u-Io
zamo, y cro d eq?az:6Ie.cvrn~ .s.:Jy7/,x

/JIlÓteca ~, pm/de 1u.e2tZ77 ~ lo" ~.::o/)-::'.:J' ~rZ>cLxu>


p~, ti ~~& .,;e.1W~ t5'O~, r. ve;x2CÜi=CW;1!Le
}T1'~ Vtne.ú' ó't', ~l?OliZ/Tf foz, ¡aLza ~ knolS f.~ l??cr¡ox
rrrtn'Lt:e em ~ ~otu.7' ~¿777?~¿""'" ;)d7W& eu'0XU'ecvn¡7 tf077CL7V

tDIJ'OU') S ~ muy';:W'/X!.cÁLW'O fUS iJetrlaet.r ~ Cefaz.cul.o;r Io.r


iJwlJ" ~ ~OCl";U/TTcW' Lf;!::;:y 7TTCú:11w~'lea7rnCL.LJ 1J'.:Vf', r ePo

Plan de aplicaciones de las temporalidad es de la Compañía de Jesús,


propuesto por el fiscal Moreno y E candón. Encabezamiento del plan
)' comienzo del capítulo 13.
Biblioteca . 'acional, sección de manuscritos,

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


-¡--
¡J¡Jkceca ~t:Odo-1f" ~d' O~adoif, ~¿. en-r tur Cm-a:u- ~
Citcda0,C0n7:J'efflW....x ~~, ~lohcL'7~~'
íJt:m.Je" n,o !J'o¡?'~ ?1L//{8'}.t:V:UOtf'(cif'~'Otf'6 ~(f' ~O(f' ~
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ha--U3?7 en;- v77'<X/ ó'tún?77>'a. ~CLJ ~ tf'~J VT7 .feJ/'0'T!',

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1fl7 vacvn.c.eNo) ttLe.lr r:.~ tz;V)?'YJzbn b r v~ ~
~ """>

Continuación Je! capítulo 13 Jel plan Je aplicaciones oe la


temporalidacle de la Compañía de Je ú .

Lbu!'óA IV

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


0r ~mfy~¿¿¡,y &~~'7 áeU"~,
/'~ 1LLe.~.~ lf?<Y.~ CPrn./~dO ~.wrnr.r E~
t~' ~iLeJs&L. ~·,/:J¡¿b~,~~~~ em~CUf'e
&' .P~)~k~/:f 'V-¿¿'~)I)¿z.za1lL6 M,.,
tv.~dq;' ~./ou:,/~, 'l" na -~~ ~/.I'e&l9/~,
~'/
é! eu', ~1¿¿e, omtdema, /crd,.
éJá::cw'

~'1~~kn~~~Ja~od(};
J7T~ci)o r rpait' ~~~" cd~wn¡ ~tÓ ~~ G.;:a:,

7 ú"/L.-~~cU() tdJo &n-~zo&o e/OPCZh77&77 ~k-- ~


!dN~e.v-/ 7' ~ebr.[e¿.,. ~~Uj/~tVmuk2o & zei.L;

Id~~~dr/L.&tem~~!do b!¿Q:J~~
lea- ~~e.li'-&:.Jr2,~6~o, twn/~o ala:ldy¿.o~¿¿lf';¿
~,fJ'p-~~1 ~ f ue ~:t:ad l?I:Jrr~!'~. V871tl'.
J'} , ,_ o/ ~' ,, _.: __ __~
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!z,t/.te,(xd)~ rmzlr~/~J7 ~/~o<r~ Cú~tÓ?7~, oj~o, CL»-nb '(1


rr~~,~j~zMnk21M77}.
~k

Terminación del capítulo 13 y capítulo 15 del plan de aplicacíone


de la temporalidaeles de la Compañía ele Jesús.

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DO1\' i\IAX 'EL GUIRIOR
MARQuÉs DE GUIRlOR VIRREY DEL UEVO REl!'\o DE GRA. 'ADA,
F NDADOR DE LA REAL BIBLIOTEC Pl:BLlCA DE A 'TAFÉ.

Grabado de Joseph Vásquez. Lima. 1 79.

LÁMINA VI

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DO:--: ~lA:--:UEL A:--:TO;'\IO FLOREZ

En el gobierno de este virrey e dio al ervicio la Real Biblioteca Pública.


Oleo Je autor desconocido. ~fu eo de Arte Colonial, Bogotá.

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btú !teaJ' u bUca en Ma ('iM ao, ClJr¡jinm! él ÚJ)J'u r MtD al ct1;/"in do

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SLbnado 9d ÚJ!~~ f/UtM?!'rhc ,p!m ~- :7tMMt7U ~f t!ta,~ ai/--<V

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t ! ae--fUlUol (J/~afMrt J11YJ1.O¡ el ,f,¡)rlJ~~:kif0r()U4"JJ LtvU


qui.?f7t1IUJ 1 Gj/JniJ~ cllt1f1.t'%tl lkco¡,ú) fP¡-;ltuha 2100fZrnW()l d
or
~6~o 'Ju~ ~'lCe 1tufe«La:tJi!! 5Jt! s. VU'UUJlotit-a~p M_
/tU la .íedf- va ta nce.¡8! "J?;~:;;tu¡uin cr vfu7 t'guA,J
!:ro tJdbr
~ "7J ! .~u..u~
¡1ta
L,Jb't!n ....a tbTl a.MM-~nt:,(t:r éJe/Ln S. ~ef'
d
~.,¿;tcono 1'17 M47Z VI ,

1J .... q _d (' rr . .T ~ t"dLtJU M tf&ltna,~


~"ena¡¿tI. v ucar ~ v . tU" ¡ ~ Jta!1cuUJ vtna
'ti

?-W/l'enJ:Z 'h.hzdún ci '/lelo al atM d tntU ~ Uf) ~,{.a-nr'i nri ~nw


el ttU J1,a!u G)ÚJ'tJ7l UbntA tn 'jUf 4)n 19~.il)()../ Mca1p71/'Pe!/~

Primera página de, la, real cédula de aprobación de la Biblioteca


PublIca de antafé de Bogotá,
Archivo . ·acional. Bogotá,
Lúr" 'A VIII

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


a' ~f,U"J1t.l en jualqw.á mtJ~o !tJCtlU, Ull7'!f'It1/l1 ¿,rhtyt1/l. Ctl17Y;k%,jPtt:l1(;

f Jtl1U"t1!mtntt ,t'n 100M IWjXluetl Mft1 tJ7Í lita! DUtTmi17t1CÍtM. ;l;dlút!/l


(

~¿¿,z.-;z.lci~ pe ~ 7J ftm! /ttfcitT/ltlJJ /J t/Jtrm:t Oclw : J


J\. J24

, i/-arr, L ! ti tt1uon /JtrÍl ' PJ xrr i)!~


~f' vilo Junla de tem/oJ.t1ú)MtJ' (It f.Je, fotJZf (1 t1J
f¡.;
- ./"
Ju tlteCf! / " I./ca prulj!(dl¡t ('jtwá) od(1 (f'''t/"ttt ¡dO? t'fi-JtStM t".., : /
(l / el (O!;f ib c..U"fV1()ímo 3etfk.

Ultima página de la real cédula de aprobación de la Biblioteca


Pública de antafé.

L."~fJ. .\ IX

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


/ /

./tJfT/T4"-,~ra ~./Tabke/'r ¡'/t /'/d Ctu-#p¡;) U/z.a-,

/ / t'?) I / ~ , I ~ 'h~
:J.J¿bLzt:JT¿-ca :rubJ tea. CZJ¡..~ue ¿;:z. V lo-. r~~

cí:t·!tíd:jiJ/r../¡J 2) & X¿~?t" ./7~ (:'~1:'l


¿~~~ ....

Oficio remisorio de la real cédula de aprobación de la Bibliot


PU'bl'lCa de antafé. eca

Lúu. A X

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DO. ' A. ·TO. ~O CABALLERO y GO. 'GORA
ARZOBISPo-VIRREY, BENEFACTOR DE LA BIBLIOTECA.

Catedral primada de Bogotá. Galería episcopal.

Lhll . \ XI

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


La primera ede de la Real Biblioteca Pública. Ante Colegio
eminario de an Bartolomé, y má tarde palacio
de an Carla.

Tinta china por Daniel Ortega Rlcaurte.

L..\.: 11 . \ XII

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DO ' JO E DE EZPELETA
\'lRREY DEL. \;E\'O REI'\O DE GRA:\ADA,
PROTECTOR DE 00'\ ~ 1 '\CEL DEL OCORRO RODRíGUEZ.

Galería de promociones de la :\cademla de artillería. egovia. España,

L\!\1I:"- \ XIII

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


Informe de don Jo é Antonio de BerrÍo. fi cal de la Real Audiencia para
la po esión de don Manuel del acorro Rodríguez como bibliotecario.
Archi\o • ' acional. Bogotá.

Lhm.\ Xl\'

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DO~ MA. ·UEL DEL ·OCORRO RODRIGUEZ

Retrato a lápiz por Vicwrino Carda. Grabado del Papel Periódico l/ustrado.
El dibujo original e con ena en la Biblioteca "aciona!'

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


Auto para que el fiscal director general de estudios proponga
al virrey Ezpeleta lo medio que considere convenientes para la
ubsi tencia de la Biblioteca.
Archivo :\3cional, Bogotá.

Lhu:q X\'l

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


Portada del primer índice general de la Biblioteca mandado a
hacer por el bibliotecario Rodríguez.
Despacho de la dirección. Biblioteca , 'acional, Bogotá.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


It .~ A L 13 1 B L 1 O T ~ e A
cor re!l pondI~nt~
.á . temporandades tuv..,
llrincipio en 7 de Enero de 1777.
BJbli()t,.Ario Don Mat'uel del : Socorro-
Rodr¡~uez.
1'11/" RttJI Bibliotlra ralll:
dtl HOlpicio V;fjO.
Se abre á las 9 d~ 'la mañana, h:15"
U f 11S r1, Y de~de las -3' hasta las' J '-.
de la tarde.

SUELDOS.
PESOS.
Señor Contador.... 600.
Señor Tesoréro .••• 600.
Secretario.. • • • • • • • • JO.
Ofi~ial de Cqntaduría 3°0,
Bibliotc~ario. • • • • ••• 280.
TOTAL. 1830'

JUZ..

H orario de la Biblioteca, según el Estado general


del virreinato en el afio de 1794.

LÁ.c'IJINA XVIII

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


Prim era página del mem oria l autó bibliotecario Rod rígu ez
gra fo d.el
. , le la gue rra civil ent re centrah
con ocaSlOn ( stas y federalistas de 1812 .
Arc hi\o :\'acional, Bogotá.

LÁM INA XIX

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


Conclusión del memorial del bibliotecario Rodríguez sobre la
contienda civil de 1 12, Y comienzo de la resolución guber-
namen tal sobre lo propue to por Rodríguez.
Archivo . 'acional, Bogotá.

LÁMlNA XX

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


Final de lo resuelto por el gobierno acerca de la liza propuesta
por el bibliotecario Rodríguez en 1 12. La firma de Vergara es
facsimilar; el texto, autógrafo.
Archi\'o 'acional, Bogotá.

Lhm;\ XXI

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


Cruz de chusque hecha por el bibliotecario Rodríguez, )' con la cual
e encontró u cadá\'er en el año de 1 19,
De pacho de la dirección, Biblioteca . 'aciona\. Bogotá,

Wu. '.\ X.XII

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


a'- l'
Memorial de don Vicente nno , en que so lcita el empleo de bibl
iotecario.
.-\rchivo Xacional, Bogotá.

L.hfl~ ... XX III

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


PUJilLICA DE COLOThIDIA..

:CHTARU DE En ADO y D El ~
Palado dd GoUano m la Ciudad d. Bogpl4
LESPAClIO DEL bT~B10B. 5 á /f2 de ....-~/Z-,J . d. 1822. -l2..

Oficio del ecretario de Estado y del despacho del Interior, doctor José
Manuel Restrepo para remitir al rector del Colegio de San Bartolomé
el decreto para el traslado de la Biblioteca al edificio de Las Aula.
:\.rchivo :'\'aClonal. Bogotá.

LÁ~ll~A XXIV

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


Portada de la segunda ede de la Biblioteca acional, 1 23-1938. Formó
parte de la Academia Ja\'eriana. E te edificio de La Aulas está actual-
mente ocupado por el Mu eo de Arte Colonial.

L.hll~"" XX:\'

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


Claustro bajo y escaleras del edificio de Las Aulas.

LÁMINA XXVI

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


Ex libris mandado grabar en Londres por el ministro
plenipotenciario, don Manuel María Mosquera.
Biblioteca . ·acional, Bogotá.

U.iIX\ XXVII

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


...

DO.' VICE:"\TE . 'ARl:\"O


BIBLIOTECARIO

Caricatura por Jo é ~1aría E pinosa. Tinta china.

Lhll~\ xxnlI

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DOCTOR LEOPOLDO ARIA VARGAS

BIBLIOTECARIO

l...ÁMI.A XXIX

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


Ex libns de la Biblioteca Nacional del año 1 55.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


Urpnblira hr 1Jma ®rnnnhn.

Curioso membrete oficial,


usado por el bibliotecario
Arias Vargas.

Archi\"o ~acional. Bogotá.

LÁ~II . A LXXI

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DO~ FRA~Cr CO VILLALBA
BIBLIOTECARIO

Cortesía de don Américo Carnicelli.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


I
/

DOCTOR JO E MARIA QUIJA .·O OTERO


BIBLIOTECARIO

Dibujo por lbeno Urdaneta. Biblioteca -acional, Bogotá.

Lhm;A XXXIII
Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia
DO!'.' 'EPONIUCE_ 'O ]. ~A \TARRO

B lBLlOTECARlO

Cortesía de don .\mérico Carnicelli.

LÁMI:-; . XXXI\-

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DOCTOR IUA1\' DE DIOS RIOMALO
BIBLIOTECARIO

Cortesía de don Américo Carnicellí.

LÁMI:-I A XXX\

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DO=' 10 E .\1 RIA \'ERGARA Y \ ERGARA

Oleo por el artista mexicano Felipe antiago Gutiérrez.


Propiedad de don José ~laría amper \ ergara.

LÁ~llNA XXXYl

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


Claustro alto del edificio de la Biblioteca. En esta galería, cerrados los arcos con bastidores
de cristaL funcionó la primera sala de lectura.

L\l\flNI\ XXXVII

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


BOSQUEJO DESCRIPTIVO
DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE C O L OM BI A .. •

NOMBRE DE LA BIBLIOTECA, ÉPOCA 1 NATURALEZA DE SU FUNDACION.

COIl el nombre ue "Biblioteca real" fué abierta al público el dia 7


de enero de 1777, en el mismo local que ocupa. ho~ la que, aumentada
considerablemente P9r el trascurso del tiempo, se llama en la aotualidad
q Biblioteca nacional. J)

Compusiéronla en su orljen las librerlas de los Colejios de Jesuitas


de Bogotá, Honda, Pamplona i Tunja, ocupadas oomo temporaijdades a
consecuencia de la espulsion ue aquella comunidad, decretada por real
Cédula de- Cárlos III, fecha 27 de febrero de 1767, i a la fundacion de tIln.
útil Establecimiento contribuyeron eficazmente 108 esfuerzos del ilustrado
fiscal de la Real Audiencia don Francisco Antonio Moreno i Escandon ;
de manera que el 12 de setiembre de 1774 se adopM por el Virei don Ma-
nuel de Guirior el plan relativo al Establecimiento dE' dieha Biblioteca,
a la fijacion de fondos para atender al sueldo del Bibliotecario, al local en
que ésta debia quedar para prestar su servicio, i al mobiliario i paramen-
tacion convenientes; plan propuesto por el progresista fiscal señor More-
no, desde el mes de octubre de 1767.
Qúeuó dotada desde el principio con 13,800 volúmenes, la mayor
parte de obras sobre materÍas eclesiásticas, que entóncas eran de rigor,
como tambien de los clásicos griegos, latinos i españoles, de física, filoso-
fia peripatética &.• '&.'
El año de 1828, hallándose el Jeneral Francisco de P . Santander
preso en el local del Establecimiento por causa ue la conspiracion del 25
de setiembre del mismo ailo, contra el Libertador Bolívar, contó los
volúmenes enMnces existentes i llegaban a 14,847. En' eneto del presen-
ta ailo de 1879 fuer9n contados nuevamente i resultaron 41,314 vo!úme-
nes, com:-rendidos los de los conventos suprimidos ue e~ta ciudad, pero
sin incluir los duplicados que se hallan en el salon bajo del edificio, para
repartirlos entre los Estados ue la Union Colombiana, de acuerdo
COll lo dispuesto por la lei. Resulta, pues, un aumento en los primeros

• Prelelltado r. la Junt:. de Inspe~'Cion i Gobierno de l~ t'nhersidad nacional.

Bosquejo de criptivo de la Biblioteca acional por el biblioteca-


rio Gonzalo A. Tavera.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DO~ ~nGCEL A 'TO ro CARO
B lB LlOTECARlO

Oleo por Franci co A. Cano. Pinacoteca de la Biblioteca 'aciona!' Bogotá.

LÁMJ~\ XXXIX

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DO~ ;\fARCO FIDEL UAREZ

Retrato de la época en que ejerció interinamente


la dirección de la Biblioteca.

Lbu.-A XL

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


..

DO~ RICARDO CARRASQUrLLA


BIBLIOTECARIO INTERINO

Dibujo por Alberto Urdaneta. Biblioteca . acional, Bogotá.

LÁ.MI}: A XLI
Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia
DO~ DIEGO RAFAEL DE GUZ~(A~

BIBLIOTECARlO

U.~II"\ XLII

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


OO~ JO E ~[ARJ:\ RIVA GROOT
BIBLIOTECARIO l"TERI"-'O
Oleo por Francisco A. Cano.

LÁMIK .... XLlIJ


Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia
/

DO~ E:\RIQUE ALV AREZ BO~ILL:\

BIBLIOTECARIO

LÁMIX-\ XLI"

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


~-----

GE:-\ER.\L WE:"CESLAO IBA~EZ 'RI-O


BIBLIOTECARIO

Oleo por Epifanio Gara)'. Ca a-~1useo dd 20 de Julio de 1810.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


GE~ 'ERAL FRAl\C rSCO JAVIER VERGAR y \ ELA CO
BIBLIOT ECARIO

L\~l!x'_ XLVI

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DOCTOR GERARDO ARRUBLA

BIBLIOTECARIO

Lhu:\A XL vn

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DO.· RUFf:\'O j. CUER\ O

BE:-':EFACTOR IX IG!\'E DE LA BIBLIOTECA ACIO. AL.

Lh!l ." XL \rIfl

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Salón oriental de la Biblioteca, en el edificio de Las Aulas, en cuyos anaqueles y
vitrinas se instaló el precioso legado de Cuervo.

LÁMINA XLIX

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DO~ GRACILIA:-\O .\CE\'E DO LOBO-Gl.:ERRERO
BIBLIOTECARIO
es de don
DibuJo por RiCludo Acc\'edo Bernal. con en',u.lo por h de cendiem
Graciliano, lo señores .\cevedo Ricaurte .

L,hu~A L
Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia
RüDE L "DO LOPEZ LLERA
BIBLIOTECARIO

Lhm.. LI

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


r~-

DO;\" JO E ~IIGUEL ROSALES


BISUOTECARIO

Cortesía de sus hijos.

L.\!l1IN.'\ LII
Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia
~ "DU f,Qtj~ar"." <A. S."S.rll.r& . (j1f."'>(~¡/,
.U.I."IÚ., ti. 'a c.~"I·*·"; r.Yiu~'·' ,. 7. L.t R.' A,u"."ei~ 8 ,...' .... 01 ••
VISTA l'OHLA PARTE QCC1DZN1:4LD.u LA CtUI>AD l>r. .fjANTA }~,.; DI: lJO(~orr\,
CAPITAl. 'P.i:'i. H\t~.O JiIÍYNO Dlr gf\,\NÁM, ";;'TV,UJA IIN <J. ~f y 1.6 M! D1l 1.,,_
TITVn S"P"l:l\iTAJON,~t. y EN 2.. "' .. ,Y4-8M~ llC toNGI 1;'D. ~ft;IUD'ANO m: " . . . ~
fColII" J. Abj.;;' J¡;"".u, Reco Ido..
La 0'1'1 C,'Il. 1;1' aJfl",¡~rmo.-· - -
(OP"""f, d.. S.Vlfl.~¡,.o ' ,_. f'Co";~ Ii• ..f,rrl~.· uS." Ph.ILp. Ner\
"Cotrt:<úIi,S~·lit l .. ~. Do.nn{ul'lw".s.Jllln~. Dio.. I~,mj",rio dt S&rlholome
IJ~.~ ~ Ju Ni,",. !
1_ ."(J,, •• J , .,,': ._ ...
'. _
,.Col,., "1 Ro I.ltT~". J .. Con:~d. R,lixlo". Carlf.. "I..
..

I5t .. 'R~".,: " _. ~ . ~.~\ ... ,Colll.... .s ... Do1'l1Ini'0. asCo"~d.3.Mi,v.loi,AM ...tI~o.
,.,L.. Oril.,f 1¡r'r'N. : -~' t .. " 2,o(A Cllhrd.,..I, .. .U.Con.!'!I. Arv.I'ftlt ..I.. ~ ...

Primera panorámica conocida de Santafé de Bogotá. Delineada por el Pbro. Joseph Aparicio Morata en 1772.
Se conservó en la mapoteca de la Comisión Asesora del Ministerio de Relaciones Exteriores hasta el 9 de abril de 1948,
cuando desapareció en el incendio del palacio de San Carlos.
LÁMINA UII
Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia
El nuevo edificio de la Biblioteca acional de Colombia
r de Edificios a·
Planos del arquitec to .-\lberto \Vills Ferro y asesoría del Directo
de la Cruz. En la parte superio r la fachada principa l. sobre la calle 24.
cionales. Pablo
En la parte interior . la tachada norte. en CUYO tramo se proyectó el ~Iu eo ;-.racional.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DO:-\ DA.'\'IEL SA:'IPER ORTEGA
EL RE TAVRADOR

Cortesía de doña Pepa Bustos Losada.

LhnsA LV
Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia
Fachada p:incipal ue la nueva Biblioteca acional de Co-
lombia, sobre la calle 24.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


DO:\" TO~fAS RUEDA V ARCAS
BIBLIOTECARIO

Dibujo de aba Borzari. BiblIoreca • 'acional, Bogotá.

Lhm:.\ LVlf

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


El 5 de agosto de 1950 se inauguró en la Biblioteca Nacional la Sala del lIumanismo
Colombiano que reunía la bibliotecas de Caro, Cuervo y Suárez. Al solemne acto
asistió el presidente Mariano Ospina Pércz, quien aparece c.:n la fotografía con c.:I
entonces director, Eduardo Carranza.

LÁMINA LVIII
Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia
El señor embajador de la Gran Bretaña, acompañado del director de la Bi-
blioteca Nacional y de la señora de Hernández de Alba durante la inaugura-
ción de la exposición bio-bibliográfica del historiador y prócer general
Daniel Florencio O'Leary, con mctivo del primer centenario de su muerte.
24 de febrero de 1954.

Lhll A LlX

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


cia el discur-
El señor embaja dor de Venezuela, Leona rdo Altm-e Carrillo, pronun
iana celebrada
so de la inaugu ración de la primera exposición bibliográfica bolivar
r don Guille rmo Herná ndez de Alba.
en Colombia, al cual dio respuesta el directo

Lbll-; \ LX
Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia
Prime ras jornadas bibliorecológicas colombianas celebradas durante los días 19 al 24 de julio de ]954.
Entre los numerosos a istentes aparece el Embajador de los Estados Unidos, el doctor Víctor Penna ,
rep rese ntante de la Unesco y di tinguidas personalidades colombianas.

Lí~III\\ LXI

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


El 23 de abril de 1957, Día del Idioma, fue inaugurada la Sala Cervante de
la Biblioteca acional. En 13 fotografía aparecen el embajador de E paña,
don Germán Baráibar, en el momento de pronunciar su di CUf o, y el entonces
Director de la Bibboteca, don Fernando Rivas Sacconi.

L \\11' \ LXII
Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia
Biblioteca Nacional, r ' modelación. Vista extenor del nuevo acce o por el costado norté'.

Planos del arquitecto Jacques Mosseri.

Ut-llNA LXIII
Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia
~
1I

Biblioteca Nacional, remodelación. Perspectiva del vestíbulo central, antigua saja de lectura.

Planos del arquitecto laeques Mosseri.

LÁMINA LXIV

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


~(e--J2S;$
c,.?ú:'

Facsímil de la nota manuscrita del bibliotecario Manuel del So-


corro Rodríguez en el incunable De regimine vitae humana~, el
más antiguo de los de su tiempo, pr<><:edente de una de las lIbre-
rías de los JesUltas.
Biblioteca Tacional, Bogotá.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


ék el ¿.13M défeha JJW t1?UtJ'tl4
r k tmecptj(~ en (}Ha ./?J)'J,¡/au-
ca J y ¡aVd d en!tJtrá
t/In;tD r W
c1'm~iM~~Ma ~;;m con ~ J"t7¡f/{~:
áM de I-an Mlhjtd', IO~ en 'JttnllfÍJrtDf
.fe~~- ~ #mf.~<MnWWtJ
.lIM/ltU {cm.!-
"lJM6á á(a, ~llse-NaUcn. GÚ/CIf eW ~m(}
oC tÚ :1v~ JI LÚ lfM-a, dftiid.
YJ áevKano tú.4'7~S.

T er~nación (~e la nota puesta por el bibliotecario Rodríguez al


comIenzo del Incunable ffiJS antiguo de la Biblioteca aciana!.

L.hu 'A LXVI

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


~.., p~f ~~
lAFf11A ~ ~ .~
lE mínenríflimí r~eologí
grecí ac f2cb:aíd eloquÍJ perítíf/
(uní ¡;'íuí Jl(lp~onfí JEpifcopí
í1lbultfís fyncera ac oíuína
re,xtltlO oc LYara :Lrinirace. per
quá omites fglre ínterptaríones aucrol
murtí ~ertTle rfflamén: qU013 mOdtTI1l01CS
ollllo fund.Jméro (mprure,p Jrbltrro (omnlJrúr:
por(l1t1lTillJ~ ac cLmllílllc IOfnngunf. aDulclq;
llucrom,Hcs" paffus fmprun: IJcn: Ih.>IIdUllI
,"ce[lccn: DccLlrJuon, oallh/llJ:'l Jd l(.ic
v(qg>ICm IIItrcO{lIClltd i)lluCldllllcur.
~ um .&.Jn~ r 'f):tUIh:g¡O.

Portada del trataJo De beata Tnmtate, incunable.

LhJl~ .. LXVII

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


'~ la co~ona(íon c6pue~ ---
~ fta POl el famofo poc~ ",~_ :-
~ la Juan oetl\ena:con ~
otras (oplas añadí~ -
~ daaala fin fecpas·pol ~
el mefmo poeta.

Portadilla de la edición príncipe de la poesías de Juan de Mena libro de


los incunable de la Biblioteca Nacional.
Reproducción de la RNllSta d~ las Indias. volumen n. abril de 1938.

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


~ Loptla(íOn Oet
Eho~-" slas oblas Oel
mofífTímo poeta3fu~ W~4I
~,,~r.f , an OC mena! (óutene ~,~
abu.las (c. cono~ ~~~~
tra9+ ~~íííj • coplas VPJ~'''''"J
fU6Io(a:vlaco~óacíó
l' las coplas De loafícrc pccca ~..,...,
dos mOHake có otraacarcas ~
r coplas ytLanC10ncs fu yaa..
llgolG nucuamlte añadidas ~ -]'e L -

Portada de la edición de las obras de Juan de Mena,


impresas en Sevilla en 152 .
Incunable de la Biblioteca acional de Colombia.

U UN LXIX
Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia
~ CV?tJ ~ ,. ~
lab& [J.tf.

gr:ltto ~
-. {ior fructus .ltra finu-memorlt; Com'e~
d;uct uoluiCei ínia~ f1ofculos i ordm é coIlígere:&
uiá lcgéribus pádcre:~áobré tuus Georgius de
Arriuabcnis uir inquá ¡ter ceteros impíTorcs offi . .
cio[¡{lImus:ut tux moré gercrer uolútati : fúm am
háe ípfá perq aeuratiílíme íprimcre cmauit: tanto
~ [cudio:ui:diligentia:accura tá prxcla!)l opus ir:
rute redaétú é & cmendatú:nt nó uerbú nñ:fed nec
fyIlabá eredá i currigédo omiffá.~o ráej uiri gel'
DerOrOS ufC}3laborcs ueluri Beatus Bernardius Fd :1'
tré[¡ s fuo [emp comitatu cótubcrn ioC}3 digna bat: ~.,
ita omnes diuini e10quii peones & Ieétitare:& (¡bi U
,pponere ualcant quos irn ittent & predicenr & in ~.I'
'l bus ueluti quod á abColute ac totius uirtutis [pe.! ' .
culo altius [pceulcnt: ut Cciát cú oibus recure & in '
trepide loqui :& decenter uniucr[os [cdm fingulas
{t:¡tu ú conditiones inftruere. Oportet.n.uerbi dd
decIamatorts oium artium dfe pitit1imor:& ut de:
orato re primus oÍum Gorgias Leontinus fenfiffe
Icgirur: ap te de oibus fcire rñd(re. Non.n. patnm
fft in I?[uadendo [e unú oibns cxhibcre audlt:ndú:
quí & d¡(éd o audito~ antmos in ucritatis fenten!
tlá trahat :& fuadédo <1t di[uadédo in oí re uertat
guo m~lit.ItaC)3 cú fingulls bona~ artiú difciplinif
uix fingule hoíum etares fufficiant. Mir~bjlccert~
munu s hoibus [nitre crutos codonatiÍ lrbítr or:q,
huiufcfmodi liba i IlJcé ~di(rit:cui <¡al niti ltOllle • " _o:

~4'l>~r
c'
Pf [J
Ji';- 1',"" ;,J 1~ ' ·
r¡ , d'á~

Página de uno de los incunables ~rocedente del novici~do de


los jesuitas de la ciudad de Tun¡a,9 t~nta lo do ~nmero
sellos usado en la Real Biblioteca Pubhca de Santafe de Bo-
gotá, desde la época de u fundación: Estos ello se guarda n
en el Mu ea NaclOnal.

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CORO 'EL ANSELMO PI JED
BENEFACTOR INSIGNE DE LA BIBLIOTECA ACIO TAL.

Oleo de autor desconocido. Pinacoteca de la Academia Colombiana de Historia.

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DO): ATUR ' I~O \ ERGARA MOURE
BIBLIOTECARIO INTERI '()

LÁ. n ..>.;A LXXII

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Los más antiguos catálogos manuscritos de la Biblioteca Nacional de
Colombia y de antiguas librerías de conventos de Bogotá.

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1925

1I <!elltenario t'le la :miblioteca Ilacional


:13ogotft . <!olombia

Estampillas conmemorativas del segundo centenario de la Biblioteca Nacional dc olombia.


Sobre del primer día de emisión. A la izquierda, omposin<Ín con libros antiguos de la Biblioteca acional; en el entro,
estampilla con la efigie del fiscal Moreno y Escanclón; a la derecha, estampilla con el retrato del virrey Guirior.
Mat.asellos, con dibujo tomado del retrato del bihl iOleca rio Manuel del Socorro Rodríguez por Victorino Gar ía.

Lhll A LXXIV
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INDICES

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INDICE ONOMASTICO

Abreu, Joseph Antonio de, 67. Arciniegas, Gabriela, 292.


Acevedo, Graciliano, 220, 221, Arciniegas, Germán, 59, 90,292.
222, 295. ArévaJo, Antonio, 322.
Acevedo Bernal, Ricardo, 221. Arias Vargas, Leopoldo, 110,
Acosta, Joaquín, 104, 150, 225. 111, 112, 113, 114, 118, 139,
Acosta, Santos, 89, 119, 123,280. 294.
AguiJar, Federico c., 141. Aristóteles, 68.
Aguirre Quintero, Julio, 296. Aróstegui y Escoto, Joaquín de,
Almeida, Padre, 65. 8, 16, ]7.
Alibert, médico, 99. Arrubla, Gerardo, 211, 212,
Alvarez, Anselmo, 14, 21, 22, 214, 218, 219, 220, 221, 242,
23, 26, 33, 199, 200, 293, 294. 295, 302, 303, 305.
Alvarez Bonilla, Enrique, 75, Arrubla, Juan Manuel, 34, 35,
164, 165, 176, 179, 182, 183, 141.
184 185, 186, 187, 189, 190,
192, 198, 208, 209, 210 Y nc.r
ta 4, 212, 295. Bache R., 30, 88.
Alvarez de Velasco, Francisco, Bajamar, Marqués de, 44, 46,
300. 47.
Alvarez Lleras, Jorge, 209, 210 BaUén de Guzmán, Nicolás, 69.
Y nota 4, 255, 295. Ballesteros López, Doris, 289,
Alvis, Juan de, 29. nota 2.
Amar y Borbón, Antonio, 53. Banks, botánico inglés, 301.
Ancízar, Manuel, 104, 150, 225, Baraya, Antonio, 51, 52, 89.
291. Baraya, Beatriz, 269.
Andino, Estanislao de, 14, 23, Barney Cabrera, Eugenio, XIII.
24, 200, 294. Bartoli, Daniel, 65.
Angeles, Clara de los, 28. Barrios, Juan de los, 19.
Aparicio Morata, Joseph, 11, Bayón, Francisco, 112.
278, 324. Becerra, Ricardo, 149, 150, 153.
Aranda, Conde de, 5, 6, 331. Bejarano Díaz, Horacio, 296.
Arango, Jorge Luis, 48. Bello, Andrés, 322, nota 3.
Araújo, Alfonso, 273. Berrío, José Antonio, 22, 24, 32,
Arce, Daniel Valois, v¿ase Va- 58.
lois. Boada, Daniel, 197.

23

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IA
426 HISTORIA DE LA BIBLIOTE CA NACIONA L DE COLOMB

Bolívar, Simón, 36, 78, 88, 277, Caro, Miguel Antonio, 55, 136,
283, 320. 147, 148, 151, 153, 154, 155,
Bonaparte, Napoleón, 76. 158, 159, 161, 162, 163, 164,
Bowles, Guillermo, 67. 165, 170, 171, 190, 221, 224,
Borda, Ignacio, 12, nota 1lo 280, 283, 284, 293, 295, 319,
Borja, Juan de, 29. 322 y nota 4.
Borromeo, San Carlos, 37. Caro, Víctor E., 165, 283, 284.
Briceño, Emigdi o, 332. Carranz a, Eduard o, 281, 296,
Brooks de Schmid, Janeiro V., 308.
262, 263, 285, 288. Carrasquilla, José María, 77.
Brunswick, Duque de, 217, 304 . Carrasquilla Botero, Juan XIlI,
Buchan, 68. XIV, 30, nota 6.
Buenaventura, San, 307. Carrasquilla, Juan Pablo, 77.
Buffon, Conde de, 63. Carrasquilla, Rafael María, 147,
243.
Carrasquilla, Ricardo, 165, 169,
Caballero y Góngora, Antonio, 170, 171, 172, 295.
15, 16, 19, 20, 23, 300. Carreño Mallarino, Gabriel,
Caballero, Ricardo F., 320. 287, 296.
Cabrer, Carlos Francisco, 321, Carrizosa Valenzuela, Julio, 273.
322 Y nota 3, 323 . Casani, Joseph, 320.
Cacua Prada, Antonio, 21 y no- Casas Rojas, Jesús, 175, 176.
ta 2, 22, nota 3, 23, nota 6, Casas F., Rafael, 219.
24, nota 7, 31, nota 7. Castañeda, Juan de, 28.
Caicedo Rojas, José, li5. Castellanos, Juan de, 25 y nota
Caldas, Francisco José de, 58, 9, 304.
325. Castillo, José María del, 36.
Calvo, Bernardo Ramón, 24, no-
Castro y Vargas, Fernand o de,
ta 8.
300.
Campo Serrano, J. M., 165, 169.
Castro Vargas, Rafael, 202, 295.
Canal, Leonardo, 202.
Caracciolo, Marqués, 65. Caycedo, Bernardo J., 51, 55,
nota 13, 89.
Carbonell, Abel, 273.
Carlos In de España, 1, 10, 19, Caycedo, Doming o, 95, 283.
Caycedo, Fernand o, 90.
20, 37, nota 13, 40, 64, 68.
Caycedo D'Elhúy ar, ¡colás,
Carlos IV de España, 79.
Carlos XII, rey de Suecia, 68. 141.
Carnicelli Américo, 114, nota Cicerón, 63, 64.
18, 126, nota lo Codazz i, Agustín, 325.
Caro, Francisco Javier, 55, 56, Coluchini, Juan Bautista, 86.
75. Concha, José Vicente, 221.
Caro, Julio, 165, 283. 284. Conti, Juan Bautista, 64.

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INDICE ONOMASTlOO 427

Coronado Mutis, Carlos Eduar- Eguino, Francisco Javier de, 22.


do, 210, 295. Elorga, Eugenio de, 36, nota
Cortés, Alonso, 28. 12.
Cromberger, Jacobo, 307. Ercilla, Alonso de, 66.
Cuervo, Angel, 179. Escobar, José Ignacio, 215.
Cuervo Márquez, Carlos, 214. Escolano, jurista, 68.
Cuervo, Luis Augusto, 242, Esguerra, Joaquín, 22, 23, 26,
243, 248, 296. 42, 200, 294.
Cuervo, Luis M., 160, 162, 322. Esguerra Camargo, Luis, 253 .
Cuervo Barreto, Rufino, 179, Esopo, 66.
219. Espinosa, Guillermo, 320.
Cuervo, Rufino José, 3, 86, 179 Esquiaqui, Domingo, 322.
Y nota 7, 180, 182, 183, nota 1, Estévez, José María, 83, 85.
187, 214, 215, 219, 225, 226, Ezpeleta, José de, 24, 33, 41,
233, 244, 283, 292, 335, 42, 43, 44, 46, 48, 50, 57,
Currea Restrepo, Arúbal, 269, 300.
299, nota 1.

Chacón de Porras, Juan, 27, 28, Falcon, Omer, 68.


29. Fallan, Diego, 270.
Fedro, 66.
Felipe V, 65.
De la Cruz, Martín, 86. Fernando VII de España, 57,
De la Cruz, Pablo, 273. 77,79.
De la Rosa, Moisés, 30, nota Fernández de Oviedo, Gonza-
5, 113, nota 17. lo, 304.
De la Vega, Garcilaso, 64. Ferrero, Emilio, 218, 220, 221.
De la Vega, María Isabel, 296. Flavio Josefo, 67.
Delgado, Ernesto, 289.
Florén, Luis, 289.
Delgado Mallarino, Evaristo,
269.
Floridablanca, Conde de, 241.
D'Elhúyar, Juan José, 20. Flórez de Ocariz, Juan, 27, 218,
Díaz, Carlos Arturo, 25 y nota 300.
10. Flórez Maldonado, Manuel An-
Díaz Quijano, José Gregario, 8, tonio, 9, 10, 20.
11, 16, 17. Fontaine, La, 65.
Domínguez, Benedicto, 83. Forero, Luis Enrique, 222, 230,
Domínguez Ca margo, Hernan- 305, 306, 312.
do, SO. Forero, Manuel José, 222, 309.
Dussan, A., 323. Forero Nougués, Marión, 269.
Frágola, Rolando René, véas~
Echandía, Darío, 147. Torre Revello, José.

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IA
428 HISTORIA DE LA BIBLIOTE CA NACIONA L DE COLOMB

Franjaver, véau Vergara y Ve- Gumilla, José, 320.


lasco. Gutiérrez, Eladio C., 135, 215.
Gutiérrez, Joaquín, 1, 9, 12.
Gutiérrez, Juan Ignacio, canó-
Gaibrois, José T., 196. nigo, 58.
Galmace, 66. Gutiérrez, Juan María, 147.
Gálvez, José de, 40. Gutiérrez, Pantaleón y José
Galvis Salazar, Fernando, XIll. Gregorio, J 18.
Garay, Narciso, 129. Guzmán, Diego Rafael de, 37,
García Alvarez, César, 273. 170, 174, 175, 176, 177, 190,
García, Gracián, 241. 295.
GarcÍa, Juan Crisóstomo, 235, Guzmá n Esponda, Eduardo, 37.
269.
García Ortiz, Laureano, 58, 59, Harker , Simón S., 210.
313, 314. Heineccio, jurista, 66.
García de la Huerta, Vicente, Henao, Jesús María, 211.
64. Henderson, James, 35, 36.
García, Victorino, 60, 61, 70, Hernández de Alba, Alfonso,
141. 10, nota 9.
Garcilaso, véase De la Vega, Hernández de Alba, Guillermo,
Garcilaso. XIII, 1, nota 1; 9, nota 7; 10,
Gardere, E., 100. nota 9; 20, nota 14; 28, notas
Godínez, Padre, 68. 2 y 3; 42, nota 6; 44, nota 9;
Gómez Calvo, Antonino, 222. 48, 70, nota 21; 77, nota 3;
Gómez Restrepo, Antonio, 12, 85, nota 2; 253, 283, 289,
38. Y nota 1, 147, 264. nota l.
Gómez de Salazar. Diego, 76. Herrán, Pedro A., 89, 108.
Gómez de Salazar, Eugenia, 76, Herrán Zaldúa, Pedro Alcánta-
77. ra, 31, nota 7; 56, 57, nota
Gómez, Francisco Antonio, 34. 14: 61, nota 16.
Gómez Campuzano, Ricardo, Holguín, Carlos, 188.
171. Homero, 64.
González, 1 Ticolás, 98, 312. Horacio, 64.
Graiales. Francisco, 323. Horcasitas, Joseph Antonio, 23.
Groot, José lanuel, 26, 55, Humboldt, Alejandro de, 216,
nota 13, 98, 312. 301.
Guardado, Félix J. L, 304.
Guarín, José David, 126.
Guerra Azuola. Ramón, 323. Ibáñez, Pedro M., 11, nota 10;
Guillén de Brocar, Amao, 307. 26, 75, nota 1; 81, 95, nota
Guirior, fanue! de, 8, 9, 16, 1; 141, nota 6; 316, nota 6;
17. 323.

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ÍNDICE ONOMÁSTICO 429

lbáñez Nariño, Wenceslao, 201, López, José Hilario, 75, 108,


295. 324.
Infiesta, Ramón de la, 25, 26, López de Mesa, Luis, 256, 261,
199, 200. 336.
Iriarte, Juan, 64. L6pez Lleras, Rudesindo, 228.
Iriarte, Tomás de, 64. 229, 230, 231, 233, 234, 248,
Isla, Joseph Francisco, 66. 295, 325.
Isócrates, orador, 64. Losada, Justo Pastor, 31 y nota
Izquierdo, Antonio, 278. 7; 60, 61, 70.
Lugo de Albarradn, Alonso,
Jaramillo de Villegas, Alba, 291. 241.
JaramilIo de Castro, Lía, 291. Luquiens, profesor, 233.
Jaramillo, Luis, 291. Luschner, Juan, 307.
Jiménez Saravia, Cecilia, 269,
289. Lleras Restrepo, Carlos, 147.
Jiménez de Quesada, Gonzalo,
Lleras, Lorenzo María, 118.
51.
Juan Andrés, abate, 65.
Julio César, 64. Madiedo, Manuel M., 205.
Maldonado de Mendoza, Anto-
Karsten, botánico, 128. nio, 277.
Maldonado, Pedro Joaquín, 23.
Lampillas, abate, 66. Márquez, Tomás, 295.
Laverde Amaya, Isidoro, 111, Marún, Carlos, 89, 119, 123,
nota 13; 113, nota 16; 126, 138.
nota 1; 182, nota 1. Martín, Guillermo E., 214, 215,
Leiva, Antonio, 35. 219, 225, 303.
León Gómez, Adolfo, 149, 162, Marúnez Mutis, Aurelio, 242.
222. Marúnez SantamarÍa, Carlos
León Gómez, Ernesto, 136, 149, Alberto, 221, 222, 225, 226,
162, 163. 228, 230, 295.
León, Juan de, 86. Mártir de Anglería, Pedro,
León, Fray Luis de, 67, 270. véase Pedro Mártir.
León, Nicolás, 79, 83. Martius botánico, 216.
Levy, Juan Emilio, 103. brroquín Gómez, Cecilia, 269.
Liévano, Roberto, 54. Marroquín, Lorenzo, 24, nota
Linneo, botánico, 68. 8.
Lobo Guerrero, Bartolorné, 27, Marroquín de la Sierra, Loren-
28, 29. zo, 23.
L6pez Pumarejo, Alfonso, 265, Marroquín, José Manuel, 10, no-
267, 273. ta 9; 201, 207.

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IA
430 HISTORIA DE LA BIBLIOTE CA NACIONA L DE COLOMB

Medina, Manuel María, 110, 99, 108, 117, 140, 150, 202,
111, 139. 324.
Mendinueta y Muzquis, Pedro, Mosseri, ¡acques, 290, 337.
44. Motta Salas, Julián, 287, 296.
Mejía Angel, Carlos (Ciro Muñoz Cuevara, Víctor, 296.
Mendía ), 296. Mutiens, José María, 34, 36.
Melo, José María, 107, 108, 202. Mutis, José Celestino, 20, 22,
Mendoza, Pantaleón, 315. 79, 80 Y nota 6; 82, 205, 300,
Menéndez Pelayo, Marcelino, 301, 302.
147.
Mengs, pintor, 65. Nariño, Antonio, 24 y nota 8,
Mercatore, 304. 50, 54, 57,58, 76, 77, 89, 106,
Merchán, Rafael María, 204, 201, 207, 300.
206. Tariño Ortega, Antonio, 76.
Mesa Ortiz, Rafael1 L, 210, no- l\'ariño Salazar, Antonio Ma-
ta 4. ría, 107, 109.
Messía de la Zerc1a, Pedro, 1, l\'ariño Ortega, Francisco, 76
11. Nariño Ortega, Isabel, 76.
Mil ton, 65. Nariño Ortega, Mercedes, 76.
Miramón, Alberto, 23, nota 6, Nariño Ortega, Vicente, 76, 77,
296. 78, 79, 80, 81, 84, 95, 102,
Miranda, empleado, 105. 103, 105, 106, 109, 1l0, 150,
Montesquieu, 301. 199, 294.
Montoya, Andrés, 201, 295. Narváez, Antonio R., mayor,
Montpalau, Antonio, 66. 105.
:\fora, Luis María, 269. • Tavarro, físico, 68.
Morales, Juan de Dios, 77. Navarro, Tepomuceno J., 126,
Morales Quintero, Julián, 202, 127, 295.
295. Testares, Manuel de, 19.
Morales Estrada, María íagda- I\'ieto, Ana, 269.
lena, 76. Niux, abate, 66.
2\íoreno y Escandón Francisco Núñez, Rafael, 105. 148, 152,
Antonio, 2, 3, 5, 6, 7, 8, 10, 153, 164, 169, 176.
ll, 12, 13, 16, 17, 38, 49, 86,
137, 138, 162, 245, 277, 293,
324. Obando, José María, 95, 108,
Moreno de Angel, Pilar, xm, xv, 332.
289, 290, 291, 296, 309. Ocariz, Juan Flórez de, fléas~
Morillo, Pablo, 56. Flórez de Ocariz.
Mosquera, Manuel María, 99, Olaya Herrera , Enrique , 273.
100, 102. Olmeda, Joseph de, 67.
~rosquera, Tomás Cipria no de, Olmos, Alonso de, 28.

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lNDICE ONOMÁSTICO 431

Omaña, Nicolás Mauricio de, Pérez, Santiago, 147.


57. Petrarca, 68, 307.
Ortega Ricaurte, En~ique, 211, Pey y Ruiz, Francisco, lI.
nota 1; 309, 318, 326, nota Pimienta, Juan, 20.
6. Pineda, Anselmo, coronel, 98,
Ortega Nariño, José María, 118. 104, 150, 162, 205, 214, 225,
Ortega de Nariño, Magdalena, 226, 238, 291, 310, 311, 312,
76. 313, 314, 315, 316, 332.
Ortiz, Juan Francisco, 37, 105, Pinzón Hermanos, agentes, 274.
106, 323. Pío VI, 68.
Osorio, Alejandro, 78, 80. Plata Azuero, Manuel, 135.
Osorio, Luis Enrique, 222, 246. Plata, Pablo Francisco, 6I.
Osorio Ricaurte, Nicolás, 128. Plioio, 64.
Ospina, José Domingo, 169. Pombo, Fidel, 14I.
Otero Muñoz, Gustavo, 88, no- Pombo, Lino de, 96.
ta 3; 119, 125, 174, nota 1; Pombo, Rafael, 177.
177, 178, nota 4; 182, nota 1; Porlier, Antonio, 16.
263, 269, 287, 296, 313, 318. Porras Mejía, Francisco de, 27,
Ovidio, 66. 28, 29.
Oviedo, Gonzalo de, véase Fer- Posada, Eduardo, XVII, 2, nota
nández de Oviedo. 2; 3 Y nota 3; 22, nota 5; 26,
27, nota 1; 29, nota 4; 30,
nota 6; 34, nota 10; 35, nota
Páez, Adriano, 112. 11; 38, 58 Y nota 15; 62, nota
Páez, José Antonio, 283. 19; 76, nota; 85, nota 1; 89
Palacio, Luis, 201, 295. nota 4; 90, nota 5; 96, 100,
Palma, Ricardo, 179. nota 3; 189 Y nota 5; 230, 269,
Páramo, Santiago, 36. 277, nota 1; 302 Y nota 4;
Parra, Francisco, 136. 303, 310, nota 2; 323, 326.
Patiño, Federico, 179. Posada Gutiérrez, Joaquín, 98,
Paz, Manuel María, 196, 324. 312.
Pedreros, Joaquín, 8, 17. Prieto Dávila, l'icolás, 17.
Pedro Mártir, 307. Prince, Carlos, 302.
Penna, Carlos Víctor, 289. Príncipe de la Paz (Godoy),
Penz~ Vincentii, 66. 21, 46, 48.
Peña, José Segundo, 295.
Peñalver, José, 8, 17. Quijano Otero, José María, 2,
Pereira Gamba, Guillermo, 103. nota 2; 26, 75, 89, nota 4;
Pereira Gamba, Próspero, 320. 98, 100, nota 3; UD, 114, 118,
Pérez Ayala, José Manuel, 287, 119, 123, 124, 125, 126, 127,
288, 296. 137, 138, 139, 140, 141, 188,
Pérez Ortiz, Rubén, 289. 193, 197, 198, 199, 218, 225,

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IA
432 HISTORIA DE LA BIBLIOTE CA NACIONA L DE COLOMB

291, 294, 310, nota 1; 312, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61,
324. 62, 63, 68, 69, 70, 71, 7S, 102,
Quinto Curcio, 67. 139, 199, 200, 217, 245, 294,
Quiroz, Pedro Ramón, 107, 108. 300, 304, 306.
Rojas, Jorge, XIII, 337.
Racine, 68. Rojas, tesorero del Colegio Na-
Rengifo, Francisco M., 241, 242, cional, 109.
243, 295. Rojas, Joseph de, 2, 6, 14, 19,
Requena, Francisco, 322 . 21, 86.
Restrepo, Carlos E., 214. Rojas, Ulises, 39, nota 2.
Restrepo, Daniel, S. J., 10, no- Rollin, 64.
ta 9. Romero, Mario Germán, 25, no-
Restrepo Tirado, Ernesto, 140. ta 9; 179, nota 7; 182.
Restrepo, José Manuel, 82, 83, Rosales, José Miguel, 170, 235,
108, nota 9. 236, 238, 239, 240, 241, 242,
Restrepo Sáenz, José Maria, 1, 295, 312 .
nota 1; 9, nota 7. Rubio, Osear, 164, 165, 169,
Ribón, Expreso, 275. 170, 295.
Ricaurte, José Antonio, 23, 24 Rueda Vargas, Tomás, 165,
Y nota 8; 25, 42, 49, 58, 200, 279, 280, 281, 282, 283, 284,
294,300 . 285, 286, 296.
Ricaurte Juan Esteban, 300.
Riego, Miguel del, 10 1. Saavedra, 64.
Riomalo, Juan de Dios, 12~, Sáenz, Manuela, 113.
129, 295, 31l. Sáenz, Nicolás, 204, 206, 225.
Rivas Sacconi, familia, 179, nota Salgar, Pedro, 57.
8. Samaniego, FéIL"\{, 68.
Rivas Sacconi, José Manuel, xv. Samper Ortega, Daniel, 90,
Rivas Sacconi, Fernando, 296. 119, 229, 243, 245, 246, 249,
Rivas Groot, José María, 174, 253, 255, 256, 257, 261, 262,
1í6, 178, 180, 185, 295. 2M, 269, 271, 272, 273, 276,
Rivas, Raimundo, 220. 279, 286, 288, 296, 306, 313,
Riyero, Juan, 320. 314, 336.
Rodríguez Garavito, Agustín, Samper, José María, 102 y nota
296. 5, 103.
Rodríguez Plata, Horacio, XIII. San Agustín, 67.
Rodríguez de la Victoria Ma- San GerónÍmo, 67.
nuel del Socorro, 12, 13, 14, San Isidoro de Sevilla, 24l.
21, 22, 23, 24, 25, 26, 30, 31 San Juan, 67.
Y nota 7; 32, 33, 38, 39 Y no- San Judas Tadeo, 67.
ta 2; 41, 42 Y nota 6; 43, 44, San Miguel y Cacho, Antonio
46, 46, 47, 48, 49, 50, SI 52, de, 52.

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INDICE ONOMAS TICO 433

San Pablo, 67. 39, nota 2; 40, notas 3 y 4;


San Pedro, 67. 41, nota 5; 44.
Sánchez, Diodoro, 239. Torres, Camilo, 99.
Sánchez, Jacobo, 127. Torres Peña, José Antonio, 319.
Sanclemente, Manuel A., 201. Torres, Jerónimo, 99.
Sandino Groor, Gabriel, 320. Tourcroy, químico, 99.
Santa, Eduardo, 289, nota 2; Tovar, Francisco, 210, 295.
296. Triana, José Jerónimo, 112.
Santacruz, Manuel, 75, 77, 78, Triana, Miguel, 222.
199, 294.
Santamaría, Eustacio, 225. Ugarte, Pedro, 8, 17.
Santander, Francisco de Paula, Umaña, Enrique, 35, 36, 83, 9l.
68, 81, 82, 88, 89, 90, 139, Uribe, Antonio José, 204.
207, 283. Uribe, Diego, 303.
Santiago, 67. Uribe White, Enrique, 296.
Santiago, Felipe de, 86. Uribe, Ernesto, 195.
Santos, Eduardo, 90, 282, 29l. Uribe, Patricia, XIII.
Sanz de Santamaría, Eusebio, Uricoechea, Ezequiel, 112, 204,
273. 206.
Scarpetta, Leonidas, 149, 311, Urueta, Rufo, 153, 155, 158.
319.
Solano de Luque, 68. Valensis, Joannis, 306.
Suárez de Guzmán, Ana, 288. Valentino, Michaeli Alber, 305.
Suárez, Marco Fidel, 37, 147, Valera, Juan, 147.
163, 221, 224 Y nota 2; 241, Valerio Máximo, 67.
293, 295, 305. Valois Arce, Daniel, 296.
Vallemont, 68.
Vargas de Rueda, Bibiana, 280.
Tailor, Elizabeth, buque, 100, Vargas, Germán, 201, 295.
102. Vargas Heredia, José María,
Tamayo, Joaquín , 287, 296. 279, 280.
Tamayo y Baus, Manuel, 179. Vargas Tamayo, Roberto, 269.
Tavera, Gonzalo A., 21, 26, 98, Vásquez Cobo, Alfredo, 206.
130, 131, 132, 133, 134, 135, Vásquez, Joseph Miguel, 22.
136, 140, 142, 144, 145 Y no- Velasco, Ignacio León, arzo-
ta 8; 149, 295, 311 Y nota 3; bispo, 37.
321. Vengoechea, Miguel, 152.
Telémaco, aventuras, 65, 99. Verástegui, Antonio de, 2, 86.
Thiers, Adolfo, 21. Vergara Azcárate, Antonio de,
Tissot, 68. 319.
Tolomeo, 304. Vergara, Estanislao, 36, 68, 69.
Torre Revello, José, 21, nOLa 2; Vergara, Felipe de, 51, 53.

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434 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Vergara y Ve1asco, Francisco Vi llegas, 65.


Javier, 202, 203 Y nota 1; 205, Villegas, Camilo, 195.
207, 208, 209, 222, 295, 312, Villegas, Ramiro, 337.
324 . Vinci, Leonardo da, 65.
Vergara y Vergara, José María, Virgilio, 64, 66.
51, 129, 205, 270, 333.
Vergara y Vergara, Julio C., 51,
203, nota 1; 209, nota 3; 318. Wills Ferro, Alberto, 273, 290.
Vergara y Vergara, Rafael, 319 .
Vergara, Saturnino, 136, 149, Zaldúa, Francisco J., 153, 155,
161, 164, 170, 171, 173, 295, 158.
311, 318, 319, 320, 322, 323, Zea, Francisco Antonio, 58, 88.
327. Zea de Uribe, Gloria, xv, 278,
Victoria de la, Antonia, 39. 290, 337.
Villalba, Francisco, 114, 294. Zea Uribe, Luis, 26.
Villa veces, Manuel, 61, nota 16. Zerda Libario, 183, 188, 190.
Villavicencio, Tuño de, 29. Zulueta, Concepción de, 282.

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INDICE GENERAL
Págs.
. XI
DEDICAT ORIA .......•.............•.................. .

. . . . . . . . . . ... XIII
PRESENT ACION, POR PILAR MORENO DE ANGEL

....................... XV
EpÍGRAF E . UNA LEJANA INTUICIO N

LA BIBLIO TECA EN EL VIRRE INATO

CAPÍTUL O I
LA FUNDACIÓN

Extrañamiento de la Compañía de Jesús ....... ....... ... 1


Inventario de la Librería de Santafé ....... ....... ....... 1
La idea creadora ....... ....... ....... . ....... ....... . . 3
Solicitud de Moreno y Escandón ....... ....... ....... .. 5
Decreto de la Junta ....... ....... ....... ....... ....... 6
El censo en ~avor de la Librería. Nueva petición ....... .. 6
Puesta en practica ....... ....... ....... ....... ....... .. 8
El ~irrey Mar:~el de Guirior ....... ....... .... . ....... . 9
La mauguraclOn . ....... ....... .. . ....... . . ....... .... 9
El virrey Flórez ....... ....... ....... ....... ....... ... 10
Francisco Antonio Moreno y Escandón ....... ....... .... 10
El fundador y el organizador ....... ....... ....... ..... 12
Erección de la Real Biblioteca ....... ....... ....... ... 13
Aprobación de Su Majestad ....... ....... ....... ....... 14
La real orden ....... ....... ....... ....... ....... ..... 16
El arzobispo virrey CabaUero y Góngora ....... ....... .. 19

CAPÍTUL O II
LOS PIDiER aS BIBLIOTECARIOS

Anselmo Alvarez ....... ....... ....... ....... ....... ... 21


Joaquín Esguerra ....... ....... ....... ....... ....... ... 22

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436 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Págs.
Estanislao Andino ..................................... 23
José Antonio Ricaurte ................................. 24
Ramón de la Infiesta .................................. 25

CAPÍTULO m
LA PRIMERA SEDE

La casa del Seminario ................................. 27


Fundación del Seminario .............................. 28
Un vi~jo pla.no ... :;.................................. 30
La prunera lfistalaclOn . . .............................. 30
Venta de la primera sede .............................. 34
El Gobierno compra para los presidentes ................. 35
Los viejos nombres y los nuevos ........................ 36

CAPÍTULO IV
MANUEL DEL SOCORRO RODRíGUEZ
BIBLIOTECARIO REAL

La vida en Cuba ..................................... 39


El examen ..........................................• 41
Viaje a Santafé ....................................... 41
Manuel del Socorro Rodríguez, bibliotecario ............. 42
Don José de Ezpeleta ................................ 43
Informes de Ezpeleta sobre la Biblioteca Pública de Santafé
de Bogotá y el bibliotecario Rodríguez .............. 44
La obra de Rodríguez ................................. 48
Tertulia en la Biblioteca ............................... 54
La defensa de la Biblioteca ............................ 54
Una cruel décima de Caro. La felicidad de Rodríguez ..... 55
El Pacificador en la Biblioteca ......................... 56
Kuevo Catálogo ...................................... 58
La muerte del bibliotecario ............................ 58
La donación y la herencia ............................. 62
La cruz. El retrato. Las lápidas ........................ 69

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INDICE GENERA L 437

Págs.

LA BIBLIO TECA EN LA GRAN COLOM BIA

CAPÍTUL O V
LA BIBLIOTECA EN LA GRAN COLOMBIA

Manuel Santacr uz ....... ....... ....... ....... ....... .. 75


Vicente Nariño ....... ....... ....... ....... ....... .... 76
Vicente va de carnavales ....... ....... ....... ...... .. .. 76
Vicente Narllo en la Biblioteca ....... . ..... ....... .... 77
El edificio en ruinas ....... ....... . ... ..... ... ....... . 79
El decreto del año doce de la Independencia ....... ..... . 81
La instalación en el edificio de Las Aulas ....... . . ....... 83

CAPÍTUL O VI
LA SEGUNDA SEDE

Reanudación del servicio de la Biblioteca en el edificio de


Las Aulas . ....... ... ....... ....... ....... ....... . 85
Los libros de los padres capuchinos ....... ....... ....... 90

LA BIBLIO TECA EN LA NUEVA GRAN ADA

CAPÍTGL O VII
LA BIBLIOTECA E..""I LA NUEVA GRANADA

La Biblioteca y la Univers idad ...... . ....... ....... .... 95


Ley sobre depósito y conservación de impresos en la Biblio-
teca Nacional ....... ....... ....... ....... ....... .. 96
Donació n del doctor Jerónimo Torres ....... ....... ..... 99
Compra s en Europa ....... ....... ....... ....... ....... 99
Don José María Samper, lector asiduo de la Biblioteca .... 102
Donaciones de Pineda, de Acosta y de Ancízar ....... .... 104
La revolución de 1851 ....... ....... ....... ....... ..... 104
Enferm edad y muerte del bibliotecario Narllo ....... .... 105
La guerra de Melo ....... ....... ....... ....... ....... . 107
La Biblioteca de Cuartel ....... ....... ....... ....... ... 108

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438 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Págs.
Leopoldo Arias Vargas .............. . ................. 110
Catálogos ................. . .... . ............... .. .... 11 O
El herbario de José J. Triana ........................... 112
Un curioso emblema de la Biblioteca .................... 113
Arias Vargas, escritor ................................. 113
Francisco Villa Iba .......................... . ..... . .... 114

LA BIBLIOTECA NACIONAL
E T LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA

CAPÍTULO VIII
LA BIBLIOTECA
E~ LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA

La extinción de las comunidades religiosas y la Biblioteca 117


José María Quijano Otero .......................... . . 118
La Biblioteca y la Universidad ....................... . . 119
Anales de la Universidad ................... . .......... 120
La Biblioteca Americana ............................... 121
Canjes ......................... . .......... . .......... 121
La obra del bibliotecario Quijano Otero ................. 125

CAPÍTULO IX
NA VARRO y RIOMALO

K : pomuceno]. Ta\'arro............................... 126


!'\'"ecesidades de la Biblioteca ........................... 127
Juan de Dios Riomalo ................................. 128

CAPÍTuLO X
GONZALO A. T AVERA

Bosquejo descriptivo ... .. .... . .... . ...... . .......... . .. 130


El reglamento ........................................ 131

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lNDICE GENERAL 439

Págs.

Informe de 1877 . . ....... ...... . ..... . ....... .... . .. . . 132


Nuevo reglamento ....... ....... . .. .... . ... . ....... ... 135

CAPÍTUL O XI

EL PRIMER CENTEN ARIO

Número de libros .. ....... . . . . ....... ....... . ....... .. 137


Instalaciones . ... . .... . ....... ....... ....... . ....... . .. 140
9 de enero de 1877 ....... ....... ....... ....... .. . ..... 142
Las reformas ....... ..... . ....... . . .... . ....... ... . ... 143
Impresos útiles e inútiles ....... . . ....... ....... ... .. ... 144
El edificio ....... ....... ..... . ...... . ...... .. ...... . .. 145

CAPÍTUL O XII

MIGUEL ANTON IO CARO

Semblanza de Miguel Antonio Caro ....... ....... ' ... , .. 147


Reformas legales ....... .... . ...... . ....... ....... ..... 148
La Biblioteca acional y Miguel Antonio Caro ....... .... 148
Informe de 1881 ....... ....... ... . ....... ....... ...... 149
Miguel Antonio Caro ....... ....... ..... . ....... ....... 151
El edificio ....... ....... . ....... ....... ....... ....... 151
Reglamento de la Universidad ....... .... . ....... ...... 152
Los catálogos movibles. Visita en 1882 ....... ....... .... 153
uevo reglamento ....... ....... ....... ....... . .. . .... 155
Informe de Caro del año 1882 ....... ....... ....... .... 159
El artículo de "El Bogotano" ....... ....... ....... ...... 162
Don Marco Fidel Suárez reemplaza ad interim a don Mi-
guel Antonio Caro ....... ....... ....... ....... .. . . 163
'uevo reglamento ....... ....... ....... ....... ....... . 163
El señor Caro en el Consejo de Delegatarios ....... ...... 164
Donación de la Biblioteca de don Miguel Antonio Caro .,. 165

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


IA
440 HISTORIA DE LA BIBLIOTE CA NACIONA L DE COLOMB

Págs.
LA BIBLIOTECA NACIO AL
E LA REPUBLlCA DE COWM BIA

CAPÍTULO XIII
OSCAR RUBIO, RICARDO CARRASQUlLLA
y SATURNINO VERGARA, DIRECTORES INTERINOS

El Ministerio de Instrucción Pública ....... ....... ...... 169


Oscar Rubio ....... ....... ....... ....... ....... ....... 169
Ricardo Carrasquilla ....... ....... ....... ....... ....... 170
Saturnino Vergara ....... ....... ... . ....... ...... . .... 171
El presupuesto ....... ....... ....... ....... ....... .... 173

CAPÍTuL O XIV
DIEGO RAFAEL DE GUzMÁ N y JOSÉ MARíA RlVAS GROOT
EN LA DIRECCIÓN DE LA BIBLIOTECA

Diego Rafael de Guzmá n ....... ....... ....... ....... .. 174


Visita del ministro ....... ....... ....... ....... ....... . 175
K uevo decreto ....... ....... ....... ....... ....... .... 176
Don Diego Rafael en la Secretaría del Senado. Otras fun-
cIones ....... ....... ....... ....... ....... ....... .. 177
Producción literaria ....... ....... ....... ....... ....... 177
José María Ri\'as Groot, director interino ....... ....... .. 178

CAPÍTULO XV

El'-'RIQUE AL VAREZ BO:-.lILLA

~mblanza de Enrique Al\'arez Bonilla ....... ....... ... 182


De bibliotecario ....... ....... ....... ....... ....... .... 183
Informe de 1890 ....... ....... ....... ....... ....... ... 183

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


tNDICE GENERA L 441

Págs.

Obras antiguas y modernas ... . .... .. .. . . . .. .. . ....... . 184


El local . . . .. .. ... . .. .... . ....... . ....... ... . ....... .. 184
Catálogos ... . . . ... ..... ... .. . . . . . .... .... .. .. .. .. .... 185
Cambio de libros nuevos por libros viejos . . .. ... ... .. .... 185
Canjes .. . .. . . . . . . ...... .... . .. ... . ... . . . ....... ...... 186
Importa nte resumen de necesidades .. . ..... . .. . .. . ..... 187
Donaciones ... .. . .. .. .. .. .. ...... . ... . . . ... ... ....... . 187
Cambios legales . . . . .. . .. . ..... . .. .... .. .. . .. ..... . . . . . 188
El Fondo Quijano Otero ... ...... . ... . .... .. .. .. .. .. ... 188
Trasferencia al Seminario Conciliar ....... . . . .. . ... .. . . . 189
Informe de don Diego Rafael de Guzmá n . .. . ....... ... . 190
El último informe del siglo XIX . . • . . •.•.• .. • . . . • . . . . . . . . 192
Catálogos .. . .... .... .. .. . ... . . . . . ....... . . ... . .. .. ... 192
Local . .. . .. .. . .. .. . . .... ....... . . ..... . ....... ... . . . . 196
Lectores ...... .. . .. ...... .. ....... . .. ... ....... . ...... 196
Encuadernación .. ... .... . . . .. . . . . .. ... . . .. ..... . ...... 197
La reseña histórica . . .. .. . .... . ... . .. .. ...... . ....... .. 198

CAPÍTULO XVI

LA GUERRA DE LOS MIL DíAS

El general Wenceslao Ibáñez 201

CAPÍn; LO XVII

FRANCI SCO JAVIER VERGARA y VELASC O

emblanza de Francisco J. Vergara y Velasco . ..... . . .. . . 203


Informes del ministro y bibliotecario. Donaciones . . ... .... 204
Clasificación decimal ...... ... ....... .. .. .. . . . .. .. ... .. . 205
• úmero de volúmenes ....... ....... . .. . ....... . .. .. . . . 207
Número de lectores ....... ... .. ....... . . .. ... . ..... . . . 207

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


442 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Págs.
Indice de los archivos .. . .............................. 208
Memoria histórica .......................... . ......... 208
De nuevo Alvarez Bonilla ............................. 209

CAPÍTULO XVIII

GERARDO ARRUBLA

Informes anuales ...................................... 211


Canjes y envío de libros ................................ 212
Nuevo salón de lectura ............ . ............. . ..... 213
Incunables y libros raros y curiosos ..................... 213
Donación de Rufino J. Cuervo ......................... 214
Fondo Martín ..................................... . .. 214
Informe del cuatrienio 1910-1914 ........................ 214
Informe de 1915 ...................................... 218
Catalogación ......................................... 218
El Museo se muda .................................... 219
Entrega del salón bajo ................................. 220

CAPÍTuLO XIX

GRACILIANO ACEVEDO

Breves datos biográficos de Graciliano Acevedo ........... 221


Ingresos .............................................. 221
Donaciones ........................................... 222
Catalogación decimal .................................. 222

CAPÍTULO XX
CARLOS ALBERTO MARTINEZ

Los seis salones ....................................... 225


Colección Pineda ..................................... 226
Donación Cuervo ..................................... 226

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


ÍNDICE GENERA L 443

Págs.

Salón para la prensa ....... ...... . .... . ....... . . ..... . 227


Personal .. . ...... .. ...... . ....... . . ....... ....... ... . 227
Salón de lectura ....... ....... .... . ....... .. . . . ... .. . . 228
Obras modernas ..... . ....... ....... ... . ..... . ... . .. . . 228

CAPÍTUL O XXI
RUDESINDO LÓPEZ LLERAS

"Revista de la Biblioteca Nacional de Bogotá" ....... .. .. 229


Nuevo reglamento ....... .. .... . ... .. ...... . ...... . ... 229
Nueva sala de lectura o. ...... .. . .. . . ....... . . .. . .. . ... 230
Servicio nocturno ..... . .... . ..... . ....... ... . ....... .. 230
Catalogación. Encuadernación .. .. ....... ....... . . ...... 230
Nuevo informe ....... ....... ....... ....... ... . ... . . .. 23 1
Informe de 1924. Diccionario de Cuervo .. . ....... ..... o. 233
Oficina bibliográfica o ••••••••• • • • •• ••• • •• • • • •••••••••• 234
Informe de 1926 o...... ....... . . . . ....... ... .. . . ...... 234

CAPÍTUL O XXII
JaSE MIGUEL ROSALES

Fondo de la Biblioteca ....... ....... . . ....... ..... . .... 236


Fondo pedagógico ....... ....... .. . ....... ...... . ... . . 238
Varios o ••••••••• • •••••••••••••
•• •• • • ••••••• •• • • •••• •• 238
Túmero de volúmenes ....... ...... . ......
. . . . . ....... 239
Donaciones ....... ....... ....... ....... ....... ... . .. .. 239
Fondo de la Biblioteca ....... ....... ....... ....... .. . . . 241
Biblioteca de don Marco Fidel Suárez o...... ..... . .. ... 241
La Comisión Técnica Bibliográfica .. . ... . ....... ...... 241

CAPÍTuL O XXIII
FRANCISCO M. RENGIFO y LUIS AUGUSTO CUERVO

Datos sobre la efímera dirección de la Biblioteca ejercida


por ellos o ••••••••••• ••• • •••••••••••••••••
•••••••• 243

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


444 HISTORIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE COLOMBIA

Págs.

CAPÍTULO XXIV
DANIEL SAMPER ORTEGA, EL RESTAURADOR

Estado de la Biblioteca a la llegada de Daniel Samper Ortega 245


La Biblioteca en 1931 ................................. 246
Número de volúmenes ................................. 248
Plan de reorganización ................................ 249
La radiodifusión ...................................... 253
Oficina de canjes ..................................... 254
Catalogación ......................................... 254
Los índices ........................................... 255
Arreglo de las salas bajas ....................... . . . . . . .. 255
Radio. Cine educativo. Bibliotecas ambulantes ............ 256
El nuevo estatuto ..................................... 256
La revista "Senderos" ................................. 261
El nuevo edificio ..................................... 262
Catalogación. Escuela de bibliotecarios .................. 262
Antonio Gómez Restrepo. La historia de la literatura colom·
biana ............................................ 264
Resumen de 1934 a 1938 ............................... 264
Catalogación y catálogos ............................... 266
Inventario. Indices ................................... 267
Cat~l~ga~i?n ., ',' .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 267
ClasilicaclOn metodlca ................................. 267
Fichas ............................................... 268
Impresión de catálogos ................................ 268
Algunos colaboradores ................................. 269
La obra literaria de Samper Ortega ..................... 269

CAPÍTULO XXV
DANIEL SA1IPER
y EL I\'UEVO EDIFICIO DE LA BIBLIOTECA

El sitio .............................................. 271


Los . planos .:;........................................ 272
La mauguraClon ...................................... 273
La mudanza .......................................... 274

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


INDICE GENERA L 445

Págs.

La exposición dd libro ....... ....... ... . ....... ....... 274


El estreno del nue\o edificio ....... ....... ....... ..... 276
Historia de la tercera sede ....... ....... ....... ....... . 277
La primera panorámica de Santafé ....... .... . 277
Historia del fundo ....... ....... ....... .... :.::::: :::: 278
La conspiración de 1895 ....... ....... ..... . ....... .. . 279

CAPÍTUL O :XXVI

DON TOMÁS RUEDA VARGAS

S;:mblanza de don Tomás Rueda Vargas ....... ....... .. 281


Catalogación especial de prensa ....... ....... ....... .... 282
~uevos libros publicados ... . ....... ....... .......
. .. .. 283
La biblioteca de don Miguel Antonio Caro ....... ..... .. 283
Don Miguel Antonio Caro. Su casa y sus libros ....... ... 284
Conferencias ....... ....... ....... ....... ....... ....... 285

CAPÍTuL O :XXVII

LOS úLTIMOS LUSTROS

286
Relato sobre los últimos lustros de la Biblioteca

CAPÍTUL O XXVIII

SERIE CRO~OLOGICA DE LOS BIBLIOTECARIOS

Apología de los bibliotecarios y lista cronológica de éstos


(1777-1976) ....... ....... ....... ....... ....... ... 293

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IA
446 HISTORIA DE LA BIBLIOTE CA NACIONA L DE COLOMB

Págs.

FONDO S ESPEC IALES DE LA BIBLIO TECA ACION AL

CAPÍTl:L O XXIX

L"óCUNABLES y LIBROS RARO Y CURIOSOS

Datos sobre los incunables y la imprenta ....... ....... ... 299


Los libros llegan a Santafé ....... ....... ....... ....... . 300
Los incunables ....... ....... ....... ....... ....... ..... 302
Relación del doctor Gerardo Anubla ....... ....... ...... 302
El índice del doctor Luis Enrique Forero ....... ....... . 305
El índice de Daniel Samper ....... ....... ....... ....... 306
lnvestigación. Inventario ....... ....... ....... ....... ... 308
El servicio actual ....... ....... ....... ....... ....... .. 309

CAPÍn;L O XXX
LA BIBLIOTECA PINEDA

Referencia sobre la donación hecha por el coronel Anselmo


Pineda, y ley que honra su memoria (67 de 1881) ..... 310

CAPÍTUL O XXXI
EL ARCHrv O HISTÓR ICO y LA MAPOTECA NACION AL

El Archivo ....... ....... ....... ....... ....... ....... 317


La Mapoteca ....... ....... ....... ....... ....... ...... 318
La vieja colección ....... ....... ....... ....... ....... .. 321
Catálogo de Saturni no Vergara ....... ....... ....... ... 323
La Mapoteca Colombiana. Ley de 1920 ....... ....... .... 326
Envío de mapas al Ministerio de Relaciones ....... ...... 326
La Mapoteca actual ....... ....... ....... ....... ....... 327

Digitalizado Biblioteca Nacional de Colombia


INDICE GENERA L 447

DISPOSICIONES LEGALES Y REGLAMENTARIAS


RELACIONADAS CON LA BIBLIOTECA NACIO NAL
NADAS
DISPOSIC ION ES LEGALES Y REGLAM ENTARlA S RELACIO
CON L.\ BIBLIOT ECA NACION AL (1767-1976)
..... . 331

ILUSTRACIO NES

I NDICE DE ILUSTRA CIONES . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . • , .. ,. 34l


IWSTRAC IO?\ES .. , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 348-422

INDICES

INDICE ONOMÁS TICO


425

I 'DICE GENERAL ... , . . . . • . • . . . . . . . . . . • • . . , ' . . . . . . . .


435

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SE TERMINÓ DE IMPRIMIR ESTA OBRA

EL OlA 16 DE DICIEMBRE DE 1977, EN

LA IMPRENTA PATRIÓTICA DEL INSTI-

ruTO CARO y CUERVO. EN YERBABUE;-'¡A .

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