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EL DIOS PRÓDIGO

Por siglos se ha conocido como la parábola del hijo pródigo. Pero es un error pensar que se trata de
la historia de un solo hijo. Debemos compararlos y contrastarlos, si no lo hacemos nos perdemos el
significado radical que Jesús quería enseñarnos.

Otra cosa interesante es la forma interesante para contar una historia que es contarla en tres actos.
Se presentan los personajes

Historia contada por Jesús: la llamamos Parábola del hijo pródigo. Trata de un hijo menor y un hijo
mayor. El menor pide a su padre su herencia y mal gasta su parte en un país lejano en placeres y
frivolidades.

I. PRIMER ACTO

La petición del hijo

Cuando las personas que estaban con Jesús oyeron esta historia quedaron asombrados ante la
petición del hijo. Si esto llegara a ocurrir en la vida real ese hijo habría sido echado de su casa. Pero
lo que sucede a continuación dejó aún más impresionados a los oyentes. El padre no lo echó, son
que le dio lo que pedía.

Herencia: 2 tercios al hijo mayor, 1 tercio al menor. Solo se repartía cuando el padre moría.

Cuando el hijo menor le pide a su padre su parte de la herencia, lo que está haciendo es deseando
su muerte. Este hijo quería la herencia de su padre, pero no a su padre. Quiere las comodidades, la
independencia y los privilegios que vienen con eso.

Pero si la audiencia original quedó asombrada ante la petición, quedó mucho más sorprendida con
la respuesta que dio el padre.

Bienes (propiedad): bios (significa el curso de la vida o el medio por el cual se sostiene la vida)

La historia en realidad dice que el padre dividió su vida entre sus hijos. ¿Por qué lo dice? Los bienes
del padre eran su tierra, su riqueza, era su tierra. La única manera de poder darle a su hijo menor
su parte de la herencia ere vendiendo su tierra. En ese tiempo la identidad misma de la gente estaba
ligada a la tierra. Si perdías tu tierra te perdías a ti mismo. El estatus frente a los demás estaba dado
por cuanta tierra poseías y si perdías parte de esa tierra, perdías tu estatus frente a los demás.

Lo que el hijo menor le pidió en realidad al padre fue que desgarrara su vida. Que desagarrara su
lugar en la comunidad que se desgarrara a él mismo. Y el padre lo hizo. Dividió la propiedad entre
ellos. Tomo sus dos tercios para él.

El hijo toma su porción y se va. Y malgasta toda lo que le dieron. Y llega al punto de la pobreza donde
se han aprovechado de él y su vida está en ruinas absolutas y cuando está literalmente en barro con
los cerdos se le ocurre, se da cuenta de lo tonto que fue y se le ocurre un plan.

La primera parte de ese plan es ir a casa. Se dice “en la casa de mi padre no falta pan y aquí tengo
hambre. Voy a ir a disculparme con mi padre”. Esto es simple pero también es muy profundo. El
hogar no es principalmente un lugar, es una relación, es donde perteneces, es donde te aceptan y
él anhela ir a su hogar.

Pero hay una segunda parte de ese plan. Dice: “voy a ir al padre y le diré que no soy digno de ser
llamado su hijo, le pediré que me haga como uno de sus jornaleros”. Esta no es una petición de
volverse un esclavo. Los esclavos trabajaban la propiedad y vivían dentro de la propiedad. Los
jornaleros vivían en la ciudad y recibían un sueldo. Lo que intenta decir con esto es que quiere
retribuir al Padre. Sabe que no puede volver a la comunidad cuyos valores morales ha violado con
una simple disculpa. Tenía que restituir.

Así que irá con su padre y dirá: “Padre, no quiero ser restablecido como hijo, el estatus de hijo, no
lo merezco, no o valgo, quiero ganarme mi regreso. Hazme un jornalero, quiero restituirlo” y el
padre lo ve venir a la distancia.

Si tu fueras padre. Y ves a tu hijo venir. Y es un hijo que ha hecho daño a tu familia y que ha
malgastado tu propiedad. Lo ves venir a través de la ventana. ¿Tú qué harías? Dirías “Más vale que
valga la pena. Tal vez si es convincente, tal vez si suplica yo sentiré que mi afecto ha sido restituido.
Más vale que sea bueno”. ¿Qué dice la historia?

Este padre cuando lo ve venir a la distancia sintió compasión por él. Y corre hacia él, corre hacia él.
Ahora, en este tiempo, los patriarcas del medio oriente de a familias no corría, el resto sí, pero no
los padres dueños de propiedades. Eso significaría levantar su falda y mostrar sus piernas y eso no
lo hacía un padre, pero esta padre lo hace. Esto muestra un abandono emocional total. Corre hacia
su hijo lo besa y en griego dice que cae sobre su cuello.

El hijo intenta contarle sobre su plan de restitución, pero el padre no quiere nada de eso. Le dice a
sus sirvientes que pongan un manto sobre su espalda y un anillo en su dedo.

El anillo era importante. Era un anillo de firma. El anillo tenía el sello de la familia. En esos tiempos
si tu hacías un contrato no ponías tu firma, ponías el sello de la familia con el anillo de la firma sobre
el contrato. Lo que paso fue lo siguiente:

El hijo dijo: “No quiero que me regresen a la familia. Quiero ganarme mi lugar”.

Pero el padre dice: “No voy a dejar que te ganes tu lugar, te lo voy a dar yo”. Y con eso confirma el
lugar de su hijo, en un segundo por su gracia se lo concede. Y hace un festín magnífico para
conmemorar el día que su hijo volvió a su hogar.

Algunas personas son como el hermano menor, quieren las cosas que Dios nos da, pero no quieren
a Dios, quieren su independencia y vivir sus vidas como quieren hacerlo creyendo que eso les dará
felicidad y algunos de ellos como el hijo menor un día deciden venir a casa. Y como el padre de la
parábola representa a Dios no nos han dicho más que esto: “no importa quién seas, no importa qué
tan horribles sean las cosas que hiciste, si vuelves a casa Dios te recibirá, él te amará, todo por su
gracia”

Todos somos como el hijo menor, porque cuando llegamos a Dios decimos “no soy digno, quiero
ganarme mi lugar, quiero hacer bien las cosas ahora”. Pero el Dios bíblico no va a aceptarlo. El nos
da todos los derechos de Hijo, confirma que somos sus hijos a través de Jesucristo, es un hecho es
un estatus, es seguro. Somos aceptados.
Al final del primer acto parece todo volver a la normalidad: el conflicto se resuelta, el padre ha
perdonado al hijo menor. La familia está reunida… No exactamente. Hay otro personaje en la
historia, aun no lo conocemos, él no sabe aún, que el hijo perdido, fue encontrado.

Casi siempre cuando las personas piensan en la historia se enfocan en el primer acto, el hijo menor
que vuelve a casa y el padre lo perdona. Casi todos piensan que la historia es emocional. Nos
imaginamos a la audiencia en general emocionados, con los ojos llenos de lágrimas.

Pero si vemos el contexto, si vemos a las personas a las que les hablaba Jesús y sus propósitos al
contar la parábola veremos que esa audiencia no estaba secándose las lágrimas, estaban
petrificados, se sentían ofendidos. Porque el propósito de Jesús al contar esta parábola no era
darnos un mensaje sentimental, de que Dios nos acepta no importa lo que hagamos. Su propósito
es decirnos que todo lo que has escuchado y todo lo que has pensado sobre cómo acercarte Dios
está mal.

La historia continua en el acto 2. Un nuevo conflicto se levanta cuando el padre hace un festín.

II. ACTO SEGUNDO

Jesús continúa. El hermano mayor está en el campo y cuando se acerca a la casa escucha música y
ve baile así que llama a un sirviente y él pregunta y el sirviente contesta “tu hermano volvió. Y tu
padre ha matado al becerro engordado porque volvió a salvo” Pero el hermano mayor estaba
furioso. Estaba tan enojado que se negó a unirse al festín, era su turno de sacudir la integridad de
la familia. Al no entrar al festín estaba diciendo: “no soy parte de esta familia. Soy el heredero y no
voy a estar en la misma familia donde está el” Eso obligó al padre a salir a suplicarle que entrara.
Pero no entra. Es áspero con el padre. Le dice “mira” no lo llama padre, le dice “mira, todos estos
años he sido bueno, nunca te he desobedecido y cuando ese hijo tuyo que despilfarró tu propiedad
vuelve, matas al becerro engordado para él. No voy a entrar” noten que no lo llama “mi hermano”,
ni si quiera dice “tu hijo”. Dice “ese hijo tuyo”. No acepta estar en la misma familia con él.

El hermano mayor está furioso, pero está profundamente molesto por el costo. En ese tiempo la
gente no comía carne a diario, porque era muy costoso. Pero el plato más delicado de todos era el
becerro engordado. No es algo que prepararías ni siquiera para una fiesta privada. Así que cuando
el padre mata al becerro engordado sabemos que toda la ciudad iría a ese festín. Pero el hermano
mayor esta tan furioso que no entrara.

No necesitas un doctorado en psicologías si eres el hermano mayor para darte cuenta que este era
el día más grandioso en la vida del padre. De hecho al matar al becerro engordado e invitar a toda
la ciudad al festín el padre muestra que es el día más grandioso en su vida. Todos pueden verlo, el
hermano mayor seguramente lo ve, pero no le importa, no le interesa. Lo único que ve es que el
padre está usando su herencia en una forma que él no aprueba.

Entonces, ¿qué es lo que le importa al hermano mayor? ¿qué es lo importante para él? Le importan
las cosas del padre. Pero no le importa en realidad el padre, le importan lo benes, le importa el costo
de todo esto, el becerro engordado y piensa “¿por qué no pudo usar una cabra?” Le importan las
cosas del padre. Pero no le importa el corazón del padre.
Cuando el padre fue a hablar con el padre mayor, le dice: “Hijo mío, tú siempre estás conmigo, y
todo lo que tengo es tuyo”. Y eso era cierto, porque cuando el padre dividió la herencia el hijo menor
tomó su parte y se le terminó y cada una de las cosas que ahora tiene el padre las heredará el
hermano mayor. Es el único heredero, todo es suyo. Y lo único que puede ver es que su herencia
disminuye por el regreso de su hermano menor.

Está furioso y está humillando al padre en el día más glorioso de su vida. Hace que el pobre padre
salga de su gran festín y discute con él. Pero cómo le responde el padre. De nuevo responde con
ternura y dice: “hijo mío, quiero que entres al festín” y así estamos al borde de nuestros asientos,
así nos preguntamos cómo responderá el hijo mayor. ¿la familia estará reunida en amor? ¿estarán
todos juntos final? Jesús termina la parábola. No nos dice. Final abierto. ¿porqué? ¿a dónde intenta
llegar Jesús? Mucha de la brillantez de la historia de Jesús recae en eso.

Dos hermanos y dos tipos de perdición

En el primer cato tenemos una descripción muy tradicional del pecado. Vemos al hermano menor y
decimos, sí ahí está, insulta al padre, anda con prostitutas está en el charco de los cerdos,
degenerado, licencioso, autoindulgente. Sí, reconozco eso, eso es pecado.

Pero cuando llegamos al final del segundo acto, Jesús ha cambiado el juego. Esto es lo que vemos,
hay dos hijos, uno bueno, otro malo, pero ambos están alejados del padre, y nos damos cuenta de
que ambos quieren las cosas del padre, pero no al padre, ambos utilizan al padre para conseguir las
cosas que quiere. Uno lo hace al ser muy, muy malo y otro al ser muy, muy bueno. ¿Por qué el
hermano mayor no va al festín? Lo dice: contesta “nunca te he desobedecido”, ahí está. “Es la razón
por la que no iré al festín”.

En otras palabras, lo que lo aleja del padre no es el pecado, es su bondad, es su justicia. El hermano
menor intentaba obtener el control al irse y desobedecer, pero el hermano mayor intenta obtener
el control al quedarse y obedecer.

El hermano menor intenta controlar las cosas del padre al romper todas las reglas, pero el hermano
mayor intenta controlar las cosas del padre al intentar cumplir todas las reglas. Jesús nos muestra
que ambos están perdidos. Ninguno de ellos tiene una relación con el padre. Ambos están alejados
del padre. Y ambos están alejados de Dios.

Hay dos tipos de perdición, por eso Jesús puso al hermano mayor en la parábola. Puedes alejarte de
Dios a través de la moralidad y la religión, como puedes alejarte de a través de la inmoralidad y la
falta de religión. Hay muchas personas, hay muchos cristianos con un corazón como el del hermano
mayor. Si dentro de tu corazón dices “lo intento con todo, intento ser obediente, voy a la iglesia,
oro, intento servir a Jesús. Entonces Dios, debes contestar mis oraciones darme una vida
relativamente buena y llevarme al cielo cuando muera” Si ese es el lenguaje de tu corazón, entonces,
Jesús es tu modelo, Jesús es tu ejemplo, Jesús es tu jefe, pero no es tu salvador. Quieres ser tu
propio salvador y toda tu moralidad y toda tu religión solo es una forma de hacer que dios ye de las
cosas que en verdad quieres y no quieres a Dios por él.

Los hermanos mayores obedecen para obtener cosas de Dios, y si no las reciben se enfurecen
mucho, pero los cristianos que creen en el evangelio obedecen a Dios solo para recibir a Dios, para
parecerse a él y amarlo y conocerlo y deleitarse en él.
Lo más sorprendente de esta parábola es la forma en que termina.

El hermano menor, se va, se arrepiente, vuelve, se humilla y va al festín y es salvo. Pero el hermano
mayor, el hombre bueno, el hombre que ha cumplido con todas las reglas morales, está perdido
hasta donde sabemos y los escuchas de Jesús saben exactamente lo que les quiere decir, y es un
giro completo a todo lo que les han enseñado, a todo en lo que creen, casi podemos oírlos suspirar
cuando termina la historia: “el amante de las prostitutas es salvo y el hombre de rectitud moral está
perdido”

Muchos pensamos que Dios quiere gente buena, pero Jesús nos muestra que Dios quiere gente
nueva. Nos gusta pensar que los buenos son salvos y los malos están perdidos, pero Jesús nos
muestra que ambos están perdidos, porque, aunque se ven diferentes en la superficie, en el interior
son iguales. Pensamos que la forma de ser salvo es arrepentirse de los pecados, pero Jesús también
muestra que tienes que arrepentirte de la razón por la que hiciste algo bueno.

Conformidad y autodescubrimiento

De pronto nos damos cuenta de quienes son en realidad los hijos de la parábola. Recuerda el
contexto, había dos tipos de personas alrededor de Jesús cunado contó la parábola. Los
recaudadores y los pecadores, los fariseos y los maestros de la ley. Les recaudadores y los pecadores
con como el hermano menor, se van y viven como quiere. Los fariseos y los líderes religiosos son
como el hermano mayor, ellos se quedan en casa, obedecen son muy buenos. Estos dos hijos
representan a esos dos grupos de personas en la parábola en donde Jesús nos dice algo sobre
ambos.

En la parábola vemos las dos formas básicas en que las personas intentan hacer que el mundo esté
bien, hacer que ellos estén bien y relacionarse con Dios. Una es la forma del autodescubrimiento.
La otra es la forma de la conformidad moral. Las personas del autodescubrimiento dicen, voy a vivir
como me convenga, voy a determinar qué está bien o mal para mí, voy a descubrir mi propio yo. Las
personas de la conformidad moral dicen voy a ser bueno, voy a intentarlo muy duro, voy a obedecer
el código moral. Ambos grupos dice: “Esta es la manera en que debemos vivir, esta es la manera
que nos hará felices a todos” Pero Jesús dice: “ambos se equivocan. Ambos están perdidos. Y ambos
están lejos del hogar”.

Hay dos maneras de ser tu propio salvador. El Señor muestra que había dos maneras para los hijos
de obtener el control sobre las cosas de su padre. Uno lo hizo al ser muy muy malo, el otro lo hizo
al ser muy muy bueno, de la misma manera nosotros tenemos dos maneras obtener el control sobre
Dios y los que nos rodean en nuestras propias vidas, una es viviendo como queremos la otra es
intentando ser muy religiosos y moralistas, pero con ambas nos perdemos. Ambas nos alejan del
padre.

El evangelio de Jesucristo no es la moralidad ni la inmoralidad, no es la religión ni la falta de esta, ni


es algo en medio. Es otra cosa completamente diferente, ya sea que seas un hermano menor o un
hermano mayor, necesitas volver a casa.
Un final sin final

Jesús termina la historia sin un desenlace la parábola termina sin que descubramos cual es la
decisión final del hermano mayor, no sabemos qué pasa con esta familia, por qué un narrador de
historias tan bueno como Jesús la dejaría sin conclusión, sabemos que quiere que comparemos y
contrastemos a los dos hermanos, pero también quiere que nos veamos en la historia. Quiere que
veamos algo que falta en nuestras vidas. Quiere que anhelemos algo. Quiere que busquemos algo.
Quiere que anhelemos ir al hogar.

¿Cómo vamos al hogar? Ya sea que seas un hermano menor o un hermano mayor, solo hay una
forma Jesús dice que necesitamos tres cosas:

1. Necesitamos el amor inicial de Dios

El padre sale por ambos hermanos para hacer que entren al festín, va con el primer hijo y lo besa
para hacer que entre. Va con el segundo hijo y le ruega para que entre, pero va con ambos. Nunca
buscarás a Dios a menos que él primero te busque a ti.

2. Tenemos que aprender a arrepentirnos de algo más que solo nuestros pecados.

El hijo menor llega a casa y tiene muchos pecados de los que arrepentirse. Y decimos “así se arreglan
las cosas con Dios” Pero recuerden, el hermano mayor nunca desobedeció al padre y estaba
perdido. El punto es este, los cristianos no solo se arrepienten de sus pecados, claro que se
arrepienten de lo que hicieron mal, pero también se arrepienten de las razones por las que hicieron
las cosas bien. Debes aprender a arrepentirte no solo de tus pecados, sino también de tu justicia.
Solo así sabrás que transferiste la confianza en ti mismo en Jesucristo para tu salvación.

3. Debemos ser moldeados y conmovidos por lo que costó llevarnos a casa.

Lo que costó llevarnos a casa

Al principio de Lucas 15, estaban los recaudadores de impuestos del tipo pecadores como el
hermano menor y los fariseos del tipo religioso del hermano mayor alrededor de Jesús y los fariseos
al ver a Jesús le dijeron “¿Por qué fraternizas con los pecadores?” Y e respuesta Jesús les cuenta 3
parábolas.

La primera es sobre una oveja perdida. Una oveja se pierde y alguien va a buscar para traerla a casa.
La segunda es sobre una moneda perdida, alguien arregla la casa, la pone boca arriba y la recupera.
La tercera historia es la parábola del hijo pródigo. Pero nadie va a buscarlo. Nadie va a encontrarlo
para traerlo a casa. Es sorprendente. ¿Por qué? Creo que Jesús hace eso a propósito para obligarnos
a hacernos la pregunta ¿Quién debía haber ido? Y todos en esa cultura habrían sabido la respuesta.
Era el trabajo del hermano mayor.

El hermano mayor heredaba la parte mayor de la herencia ¿por qué?, para mantener la familia y la
propiedad unida. Era su trabajo hacer que la familia fuera una familia. En la historia un buen
hermano mayor debía haber ido al padre y decirle, “Padre, mi hermano menor se fue y ahora su
vida está en ruinas, pero lo iré a buscar. Lo encontraré y lo traeré a casa. Aunque me cueste mucho.
Incluso al costo máximo para mí”. Esa es la clave.
Cuando el padre dividió la propiedad entre ellos el hermano menor obtuvo su parte y se fue. Y eso
significa que todo lo que el padre tiene será heredado por el hermano mayor. En cierto sentido,
todos los mantos, todos los anillos, todos los becerros engordados son del hermano mayor. Cuando
el padre devuelve el hermano menor a la familia solo puede hacerlo a costa del hermano mayor. No
es gratis, alguien tiene que pagar. Claro, para el hermano menor la restauración fue gratuita, fue de
gracia, pero para el hermano mayor fue inmensamente costoso. Le costó mucho.

La humanidad en general necesitamos un verdadero hermano mayor. Dios no puede devolvernos a


la familia, adoptarnos, aceptarnos, vestirnos algo a expensas del hermano mayor verdadero. Y el
hijo menor de la historia, por desgracia tiene un fariseo de hermano mayor. Pero nosotros no. Para
nosotros hay un verdadero hermano mayor.

El verdadero hermano mayor

Hay uno que amó y obedeció al padre completamente uno que vino a la tierra y amo a Dios con
todo su corazón, su alma y su cuerpo y a su prójimo como a sí mismo. Cuando lo tenía todo, tenía
un manto, tenía un anillo, lo tenía todo. Pero al final de su vida qué vemos. No le dan un manto real,
lo desnudan. No le dan un becerro engordado, le dan vinagre. No le dan un anillo del honor, le dan
una corona de espinas. Y ese verdadero hermano mayor viene a nosotros y nos dice, “lo hice todo
por ti. No podían vestirte a menos que me desnudaran. No podían darte el manto y el anillo a menos
que yo los perdiera. Me gane todo eso, son míos. Pero por mi voluntad te los doy a ti”.

¿No lo ves? En otras palabras, la salvación es absolutamente gratis para nosotros, pero es
increíblemente costosa para él. Jesucristo puso a un mal hermano mayor en la historia para que
nosotros quisiéramos al verdadero. No solo necesitamos a un hermano mayor que vaya a la
siguiente ciudad para llevarnos a casa, necesitamos uno que baje del cielo a la tierra. No solo
necesitamos a un hermano mayor que nos regrese a la familia de Dios a su propio costo,
necesitamos uno que esté dispuesto a hacerlo a costo de su vida.

En la cruz Jesús pagó la muerte que en el fondo sabemos que merecíamos. En la cruz pago por las
cosas que hicimos mal y nuestra supuesta justicia para que pudiéramos ir al hogar. Nos llevó a casa
a un costo infinito para él mismo.

¿Ya estás conmovido y convencido por lo que tu verdadero hermano mayor hizo para llevarte al
hogar? Porque si ves eso, hasta el grado en que veas eso cambiará tu entrega a Dios, no vas a estar
en la conformidad moral, no vas a estar en el autodescubrimiento, en verdad serás un cristiano.

El festín que nos aguarda

No solo en los tiempos antiguos, también hoy en día, lo principal que se hace cuando recibes a una
persona que vuelve a casa o en una reunión familiar, es comer. Porque en esos festines es al comer
cuando más te sientes en casa. Ahí es el lugar donde tu cuerpo recibe lo necesario, buena comida y
descanso, también en el festín es donde nuestro corazón recibe lo que necesita, recibe risas y apoyo,
una comunidad.

El más grande festín, los mejores tiempos de compañerismo, el más grande sentido de bienestar
que has tenido, espiritual, emocional y físicamente no son nada comparado a lo que será tu futuro
eterno cuando Jesucristo vuelva. Y ese día el padre se recostará sobre tu cuello y el verdadero
hermano mayor abrirá la puerta y nos dará la bienvenida a un festín.

Según la biblia, gracias a nuestro verdadero hermano mayor, Dios algún día hará que este mundo
sea un hogar de nuevo, se llevará toda la muerte, sufrimiento y lágrimas y nos dará cuerpos nuevos,
que correrán y no se cansarán y hará el más grande festín

Isaías 25:6-8

6
Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares
suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados.
7
Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo
que envuelve a todas las naciones.
8
Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los
rostros
Mateo 8:11

Les digo que muchos vendrán del oriente y del occidente, y participarán en el banquete con
Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.

Ese es tu futuro. ¿Qué clase de personas seríamos si casi pudiéramos probar el más grande festín?
Está en el futuro, pero ¿qué tal si fuera una realidad en nuestras mentes y corazones? Que casi
pudiéramos sentir el beso del padre sobre nuestro cuello, si casi probar la impresionante comida
que satisfará cualquier deseo, ¿qué clase de persona seríamos si fuera tan real para nosotros?

En primera tendríamos una gran confianza, no nos sentiríamos ansiosos sobre nada, podríamos
amar a las personas, aunque nos costara y nos costara mucho y nuca perderíamos la esperanza,
aunque perdiéramos riquezas o una relación o nos criticaran porque tenemos un festín de
bienvenida esperándonos. ¿En qué encontrarías tu seguridad y significado? ¿Qué estás buscando
para que satisfaga las profundas necesidades de tu corazón de amor y valía? ¿Es tu familia? ¿eso es
lo más importante? ¿es tu carrera? ¿es lo más importante? No lo sé. Pero lo que sea. Si no es Dios,
tal vez sea algo bueno, pero no es el hogar. No puedes soportar todo el peso de tu alma y si te piden
que hagas eso, siempre andarás por ahí, siempre viajarás y nunca estarás en tu hogar.

¿Por qué la historia queda así, sin terminar? Jesús quiere que lo escuchemos. Ya sea que seamos del
topo del hermano menor o del hermano mayor, nos está llamando, es un teatro participativo,
estamos en la parábola, así que vuelve al hogar. Si eres el hermano mayor o el hermano menor,
vuelve al hogar. Es el lugar para el que fuiste creado. La persona que fuiste creada. Hay un verdadero
hermano mayor y él te invita a ir a tu hogar.

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