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Narcotráfico, realidad que trasciende la prensa mexicana

(Nota roja en primera plana, 6 de dicembre del 2014, centro de Culiacaá n


AB / Noria Research ©)

Anaá lisis – Enero 2015

Patricia FIGUEROA

http://www.noria--research.com
ANALISIS NORIA -- FEBRERO 2015 – NARCOTRAFICO, REALIDAD QUE TRASCIENDE LA PRENSA MEXICANA
ANALISIS NORIA -- FEBRERO 2015 – NARCOTRAFICO, REALIDAD QUE TRASCIENDE LA PRENSA MEXICANA

“Soy el jefe de jefes señores me respetan a todos niveles,


y mi nombre y mi fotografía nunca van a mirar en papeles,
porque a mí el periodista me quiere y si no mi amistad se la pierde”

Los Tigres del Norte

En Meá xico no puede haber manifestacioá n maá s contundente de la existencia de


una estrecha relacioá n entre policíáas, criminales y periodistas que la seccioá n
denominada “nota roja”, “nota policiaca” o “croánica roja”. La evolucioá n de este apartado,
histoá ricamente claá sico del periodismo mexicano, hacia un tema mayor de intereá s puá blico
y políático nos obliga a cuestionar el papel contemporaá neo de la prensa escrita
en zonas violentas 1 , altamente influenciadas por el crimen organizado. En este
artíáculo proponemos analizar los desafíáos de las transformaciones de la postura
periodíástica frente a un objeto íántimo, el “narcotraá fico” en Sinaloa.

Prensa y “Narco” con denominación de origen sinaloense

En los tiempos del Porfiriato en Meá xico (entre finales del siglo XIX y la
primera deá cada del siglo XX), la aparicioá n de la nota roja estuvo
estrechamente ligada a la criminalizacioá n del consumo y venta de alcohol –
especialmente del consumo de pulque en las clases sociales maá s bajas. Para
principios del siglo XX, la prohibicioá n de las drogas2 y la criminalizacioá n de la
mariguana y del opio siguioá estigmatizando el uso de tales narcoá ticos en las
clases bajas y algunos grupos de extranjeros. Asíá, para principios de los anñ os cuarenta, en
el sur del estado, el tratamiento de los medios de comunicacioá n respecto a las ‘notas
policiacas’ se enfocoá fundamentalmente en la poblacioá n asiaá tica --a quien se le
atribuye la introduccioá n del opio en Sinaloa. Posteriormente, en contraste

1
De acuerdo a las tasas de homicidio, la ciudades de Mazatlán y Culiacán en Sinaloa se situaron entre las
primeras 15 ciudades más violentas del mundo en 2011, superadas –para el caso de México-, sólo por Ciudad
Juárez, Acapulco, Torreón, Chihuahua y Durango. Estadísticas presentadas por el Consejo Ciudadano para la
Seguridad Pública y Justicia Penal, A.C. Disponible en URL:
http://www.seguridadjusticiaypaz.org.mx/biblioteca/finish/5-prensa/145-san-pedro-sula-honduras-la-ciudad-
mas-violenta-del-mundo-juarez-la-segunda/0
2
Recordemos que el gobierno mexicano se alineó, en 1926, con las directivas estadounidenses, que ya desde
1914, a través de la Harrinson Narcotics Tax Act, prohibía el uso de narcóticos para fines distintos a los
medicinales.
con los primeros asiaá ticos despreciados y estigmatizados, surge la figura del campesino
sinaloense originario de las zonas serranas –de huarache y sombrero-- ligado a la siembra y
explotacioá n de la amapola y la mariguana. A partir de cierto grado de
ostentacioá n y con el paso del tiempo, esta figura mostraríáa sus “eá xitos” en el
vestir: botas, huaraches y cinturones piteados, camisas de seda y accesorios de oro. Hoy
en díáa, los medios de comunicacioá n continuá an refirieá ndose a hombres y mujeres de
“aspecto buchoá n”3 como figuras estigmatizadas relacionadas con el traá fico de drogas,
pero que se ha venido transformando en una etiqueta a la que muchos joá venes y mujeres
aspiran.

“El narcotraá fico”, “los narcotraficantes” y “la guerra contra el narco” son elementos
constantes de la nota roja actual y eá stos han pasado de las secciones internas a las
primeras planas de perioá dicos, revistas como Proceso y semanarios como Zeta --de
Tijuana-- y Ríáo Doce –de Culiacaá n. Para entender el nuevo manejo semaá ntico de
la nota roja en la prensa debemos comprender que esta actividad impacta en muchas
esferas de la sociedad, con repercusiones culturales y ‘artíásticas’ que en muchos
casos generan lucro e incluso fama para los que ven en el prefijo narco una rentable veta
de expresioá n que se mueve con ligereza entre el morbo, la ficcioá n y la realidad.

Hoy, el prefijo narco se ha convertido en un elemento linguü íástico de gran


versatilidad, que maá s que ampliar, deforma; que maá s que explicar, estigmatiza a
partir de un nuevo pero confuso significado. EÉ ste puede trabajarse con una facilidad tal que
cualquier transformacioá n es aceptada en el escenario social, artíástico y sobre todo
periodíástico: narcomantas, narcomensajes, narcoempresarios, narcopolíáticos,
narcoacadeá micos, narcotienditas, narcomascotas, narcopolicíáas, narcoperiodistas, narcofosas,
narcoviolencia, narcogobierno, narcoguerra, narcoinsurgencia, narcomuseo y asíá, en continuo, el
glosario del narcotraá fico podríáa seguir indefinidamente, porque todo es factible de
poseer este prefijo magnificador, sensacionalizador y vulgarizador. Asíá, la nota
periodíástica e incluso acadeá mica, la obra literaria o la expresioá n artíástica
adquiere

3
En la actualidad el “aspecto buchón” es un término recurrente en la nota roja y su evolución al paso de los años
es un fenómeno cultural poco estudiado en Sinaloa, ya que de representar la figura del campesino de las zonas
serranas a quien se ligaba al tráfico de drogas por su estilo ranchero y su vestimenta, hoy “el buchón” es una
figura social relacionada con la criminalidad a partir de su forma de hablar y vestir (barba, cachucha, camisa tipo
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polo, tenis y pantalón de mezclilla), características que, sin embargo, se pueden considerar también
representativas del sinaloense en general.

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un valor agregado, que garantiza lectores, audiencia e incluso admiradores, si
va unido
al prefijo de oro en los tiempos que corren: narco.
Comprender cabalmente el fenoá meno del narcotraá fico es como tratar de quitarle
el maquillaje a un rostro cuya imagen superficial ha sido disenñ ada y coloreada por
la muá sica, la literatura y otras expresiones. Si el concepto de denominación de origen se
basa en una procedencia geograá fica y se busca con ella designar el prestigio, por su buena calidad y
reputacioá n, de los productos emanados de un mismo lugar, entonces el caso de
Sinaloa –aunque no se pueda apelar a ‘la buena reputacioá n’--, nos invita a voltear hacia
otras dimensiones del supuesto particularismo sinaloense.

Considerado como “cuna y escuela del narcotraá fico4” en Meá xico, resulta notorio
dentro de Sinaloa que este fenoá meno econoá mico debe ser comprendido a traveá s
de sus expresiones culturales pero tambieá n asumiendo sus implicaciones
histoá ricas y sociales maá s complejas. En un movimiento que pareciera inverso,
vemos que al calificar y visibilizar las realidades sociales locales, invariablemente se
deberaá unir al prefijo que – desde la perspectiva del mercado-- vende, que –desde una
perspectiva cultural-- recrea y que --en el escenario praá ctico-- mata: narco. No en vano en
Sinaloa han surgido productos
–maá s allaá de la propia droga-- que adquieren un valor notable a nivel
internacional soá lo por su origen “100% sinaloense”: muá sica, artíáculos religiosos,
literatura, cine, arte, artesaníáas y todo un estilo de vida ligados al narcotraá fico.

“Narco”: tema que ‘mata’ y que ‘vende’

No podemos asegurar que “la loá gica de mercado” sea el uá nico o principal motivo
del manejo de la nota roja en espacios titulares y de primera plana en los anñ os maá s
recientes del periodismo mexicano y particularmente del periodismo de Sinaloa, regioá n
de origen de uno de los maá s consolidados caá rteles de droga del mundo. Sin embargo, síá
representa un factor importante para dicha evolucioá n en el manejo de la
informacioá n. El

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4
"Los sinaloenses asumimos la vergüenza de ser el estado origen, cuna y escuela del narcotráfico”, fue la frase
que ‘oficializó’ la marca que históricamente ha perseguido a Sinaloa y muy especialmente a Culiacán. En enero
del 2001 el entonces gobernador Juan S. Millán profirió la frase apenas once días antes de que el Presidente
Vicente Fox Quesada anunciara en tierras culiacanenses la Cruzada Nacional contra el Narcotráfico y el Crimen
Organizado. Ver URL: http://www.eluniversal.com.mx/primera/4584.html

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investigador Arturo Santamaríáa, senñ ala el caso del semanario Ríáo Doce --de Culiacaá n--,
cuyos directivos han reconocido que cuando no presentan un tema relacionado
con el narcotraá fico en su primera plana, las ventas caen hasta en un 50%. Por su
parte, el investigador Daniel Hallin5 apunta al caso del semanario Zeta que se ha
especializado en senñ alar las actividades de los caá rteles de la droga relacionadas con
los grupos de poder en Baja California. Su críática estriba fundamentalmente en
el hecho de que a pesar de que el crimen responde a muá ltiples factores, es
difíácil encontrar historias explicativas – como desempleo o condiciones de las
comunidades agríácolas-- maá s allaá de la simple representacioá n de los hechos criminales.

En una revisioá n propia de las portadas y contenidos de la revista Proceso6 de los


anñ os
2000, 2006 y 2012 (períáodo en el cual se gestoá y desarrolloá la llamada “guerra contra el
narco” en Meá xico) pudimos constatar la evolucioá n en el manejo del tema del narcotraá fico
–incluyendo en nuestro anaá lisis lo que podemos llamar temas derivados tales
como violencia, lavado de dinero y corrupcioá n ligada al narcotraá fico. En un lapso de doce
anñ os eá stos pasaron de ser tema de interior a temas de portada. En el primer
anñ o (2000) el
77% de las 52 publicaciones muestran una ausencia –en portada e interiores-- del tema,
mientras que tan soá lo un 3.8% tiene como tema de portada el narcotraá fico. Para el 2006,
el 49% de las 53 publicaciones de la revista muestra una ausencia –en portada e
interiores-- del tema y apenas el 1.9% presenta el narcotraá fico y cualquiera de
sus derivados como tema de portada. En 2012, de las 52 publicaciones de la revista
Proceso, soá lo el 3.9% muestra ausencia total del tema en tanto que el 34.6% de las
publicaciones de ese anñ o presenta el narcotraáfico –y cualquiera de sus derivados-- como tema
de portada. En suma, durante el periodo 2000--2012, el narcotraá fico y los temas
derivados del fenoá meno pasaron de estar presentes en un 23% de los contenidos de
la revista Proceso, a ser uno de los principales protagonistas con un 95% de los
temas de sus publicaciones7.

5
Hallin, Daniel C. (2000). La nota roja: periodismo popular y transición a la democracia en México. América
Latina Hoy, No. 25, pp. 35-43.
6
Proceso es la revista más influyente en México y la más prestigiada como medio crítico, sobre todo en el área
política. Nace a partir de la censura y expulsión de un grupo de periodistas encabezados por Julio Scherer del
periódico Excélsior el 8 de julio de 1976. Ver URL: http://www.proceso.com.mx/?page_id=7
7
En el rubro de las revistas especializadas, la revista Proceso es la más leída del país. En 2002 con un tiraje
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semanal de 98,784 Proceso se mantuvo muy por encima de otras revistas como Milenio Semanal (46,725) y
Newsweek en Español (30,000). Ver URL: http://sic.conaculta.gob.mx/centrodoc_documentos/457.pdf. En
2010 la revista mantuvo su liderazgo con un tiraje de 75 mil 878 ejemplares, mientras que Milenio Semanal

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Durante el períáodo 2000--2012 la revista Proceso se nutrioá de informacioá n
proveniente de las zonas maá s violentas el paíás, entre las que destacoá la
frontera norte de Meá xico. La percepcioá n generalizada era que los periodistas de
eá sta y otras de las zonas maá s conflictivas del paíás poníáan en riesgo su vida al
realizar una labor ‘policiaca’ como investigadores en casos de asesinatos relacionados
con el traá fico de drogas y al llevar a cabo un periodismo de denuncia que
involucraba ademaá s la corrupcioá n oficial.

Por ello, desde agosto de 2005, los diarios maá s importantes de la frontera norte
de Meá xico dieron a conocer su decisioá n de no investigar maá s sobre temas relacionados
con el narcotraá fico, limitaá ndose exclusivamente a publicar la informacioá n oficial
que surgiera de dicho tema. El periodista Jesuá s Blancornelas8 del semanario Zeta de
Tijuana fue uno de los voceros de tal decisioá n mencionando un acuerdo entre
periodistas de Hermosillo, Los Mochis, Nuevo Laredo, Mexicali y Tijuana,
mencionando –pero sin especificar-- un caso de excepcioá n en Sinaloa, el que podemos
presumir se trata del semanario Ríáo Doce de Culiacaá n, el cual desde su
nacimiento en 2003 se ha destacado por su amplia y permanente cobertura de
temas de narcotraá fico9.

Sinaloa afirmoá su particularismo mostrando que dejar de cubrir temas de


narcotraá fico habríáa roto con toda una tradicioá n de cobertura periodíástica de la violencia
que ya desde la deá cada de los cincuenta se caracterizaba por narrar
enfrentamientos a balazos entre particulares, robos a mano armada, suicidios,
accidentes de traá nsito e informacioá n de seguimiento sobre famosos ‘bandoleros’
de la eá poca 10 . Cumpliendo con cierta

registró un tiraje de 35 mil 964 ejemplares. Ver URL: http://blogs.eluniversal.com.mx/wweblogs_detalle.php?


p_fecha=2011-05-12&p_id_blog=28&p_id_tema=13897
8
En 1997 el periodista Jesús Blancornelas, co-fundador de Zeta de Tijuana, sobrevivió a un atentado a balazos
que lo dejó gravemente herido. Años antes, en 1988, Héctor Félix Miranda, su colega y también fundador del
semanario fue asesinado. En ambos casos se señala como móvil las publicaciones y denuncias de este medio
periodístico sobre la situación del narcotráfico en aquella zona fronteriza. Ver URL http://zetatijuana.com/
9
Algunos medios, sobre todo extranjeros, consideran que Río Doce es uno de los pocos periódicos en México

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que ‘investiga seriamente violencia relacionada con el narcotráfico. BUSINESS WEEK (Abril 26, 2012) “Alone,
'Riodoce' Covers the Mexican Drug Cartel Beat”. Disponible en URL:
http://www.businessweek.com/articles/2012-04-26/riodoce-covers-the-drug-cartel-beat
10
Esta afirmación se realiza a partir de la revisión hemerográfica del periódico El Sol de Sinaloa que se distingue
actualmente como el más antiguo aún en circulación en la capital sinaloense. Los periodos seleccionados fueron
el primero y segundo trimestre de 1958 y el primer trimestre de 1959.

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continuidad, de acuerdo a testimonios de expendedores de perioá dicos en Mazatlaá n,
al
díáa siguiente de la detencioá n de Joaquíán “El Chapo” Guzmaá n ocurrida el 22 de febrero del
2014, las ventas de los diarios se incrementaron un 100%, mientras que en los
díáas subsecuentes algunos perioá dicos de circulacioá n estatal triplicaron su tiraje. A
decir del duenñ o de uno de los puestos de perioá dicos maá s conocidos en el puerto
mazatleco, “cuanto maá s violenta una portada, maá s se vende un perioá dico y si se
trata del narco, mejor es la venta”.

La paradoja del riesgo en la cobertura del “narco” en Culiacán

En una encuesta propia a 92 periodistas de una muestra de 106 que laboran en Culiacaá n
en las aá reas policiacas y locales, incluyendo directivos de medios, jefes de informacioá n y
conductores de programas de prensa escrita, radio, televisioá n e internet,
encontramos que el 42.9% de los encuestados consideroá mejor “basarse y publicar
informacioá n oficial cuando se trate de notas sobre crimen organizado”. Esto
implica evitar investigar por cuenta propia y publicar la informacioá n proporcionada
a traveá s de boletines emitidos por los despachos de prensa de organismos del Estado a
nivel local, estatal y federal. En franca contradiccioá n se muestran los mismos
periodistas al preguntarles si “por seguridad, los periodistas policiacos deben sujetarse soá lo a
boletines de prensa”. Un
79.3% se manifestoá en desacuerdo. Ahora bien, el gran desfase que notamos en
las respuestas frente a situaciones muy similares en el manejo de la informacioá n nos lleva
a interesarnos en el impacto de sus formulaciones. Integrada en la primera
pregunta, la mencioá n del “crimen organizado” sugeriríáa una justificacioá n a la carencia de
un auteá ntico periodismo de investigacioá n. En el segundo caso, el cambio de teá rmino
de “informacioá n oficial” por “boletines de prensa”, denotaríáa el impacto del
termino ofensivo de “boletinero” que en el argot periodíástico senñ ala a aquel periodista que
no investiga y se atiene en buena medida a la informacioá n oficial.

La eá tica y la corrupcioá n periodíástica son temas poco tratados en la esfera


puá blica sinaloense. Sin embargo, ‘el sobre’, ‘el chayote’ y ‘la charola’, que
implican sobornos a traveá s de dinero o regalos y trato preferencial, asoman
como elementos de denigracioá n hacia el periodismo y no como un asunto de
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debate puá blico. En este mismo estudio apenas un 20.6% declaroá creer que el
periodista de Culiacaá n trabaja con apego a los

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coá digos de eá tica del periodismo. Incluso existe una fraccioá n importante (un
34.8%) de periodistas que considera que los narcotraficantes tienen colegas a sueldo en
algunos medios de comunicacioá n (el 47.8% se abstuvo de emitir una opinioá n al
respecto). Es importante resaltar que, dada la situacioá n de violencia que se vive en la
regioá n, para algunos entrevistados el narcotraficante no requiere hacer amenazas
directas para incidir en lo que se publica en la prensa ya que son los propios periodistas
–salvo casos excepcionales-- quienes prefieren mantenerse al margen de ciertos temas
por cuestiones de seguridad personal. No obstante, en otros casos este silencio se
genera por la complicidad con los propios narcotraficantes, quienes proporcionan
“ayudas” econoá micas a algunos periodistas.

Vale destacar que durante el períáodo correspondiente a la ‘guerra contra el narco’


emprendida por el gobierno federal en Meáxico se vivioá la que bien puede ser considerada
la eá poca de oro del narcotraá fico sinaloense, donde el gremio periodíástico de Sinaloa,
comparado con los de otros estados de la Repuá blica, sufrioá ‘pocas bajas’ –con
dos casos registrados-- para decirlo en teá rminos de ‘guerra’, a pesar de encontrarse en la
zona de los maá s grandes capos de Meá xico. En contraste, Veracruz, quien mantiene hasta
hoy la primacíáa en relacioá n a periodistas asesinados (10 casos de 2006 a 2012 y un caso
maá s en 2014), es considerado –de acuerdo a CPJ-- como campo de batalla entre Los Zetas
y el caá rtel de Sinaloa, lo que lo convierte en uno de los estados maá s peligrosos
para ejercer el periodismo en Meá xico 11.

En efecto, Culiacaá n es reconocida como la cuna del narcotraá fico en Meá xico. Las distintas
dimensiones del “particularismo sinaloense” que hemos expuesto buscan representar la
complejidad de la afectacioá n de –y la relacioá n de extranñ a proteccioá n auspiciada
por-- la

11
Tomando en cuenta los reportes de RSF y del CPJ fueron 51 periodistas asesinados en el período referido: en
16 estados de México no se registraron asesinatos, mientras que en 15 estados y el DF se registró al menos un
asesinato. 5 estados de la República Mexicana concentran el 62.7% del total con 32 asesinatos (Veracruz, 10;
Guerrero, 8; Michoacán, 5; Chihuahua, 5; y Oaxaca, 4), en tanto que Sinaloa con 2 casos representa el3.9% del
total. Reporteros Sin Fronteras (RSF) registró 32 asesinatos de periodistas en México durante el período 2006-
2012, mientras que el Committee to Protect Journalists (CPJ) registró 48 casos, de los cuales sólo 17 los clasifica
en la lista de “motivo confirmado”, es decir, donde se está “razonablemente seguros que un periodista fue
asesinado en represalia directa por su trabajo”. En el caso de Sinaloa, el CPJ clasifica los dos asesinatos de

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periodistas ocurridos en dicho período como “NO confirmados”, considerando que no es posible asegurar que
éstos hayan tenido como causa su desempeño periodístico. Fuentes: CPJ (disponible en URL https://cpj.org/) y
RSF (disponible en URL http://www.rsf-es.org/)

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hegemoníáa del Caá rtel de Sinaloa sobre el periodismo escrito regional. Asíá mismo, resulta
una tarea difíácil identificar cuaá ndo se da la censura o la autocensura: es decir, cuaá ndo el
silencio del periodista, la carencia de periodismo de investigacioá n o el
periodismo
‘oficialista’ acerca de temas relacionados con el narcotraá fico corresponden a la
intimidacioá n o a la corrupcioá n12. Si habremos de reconocer que –tal como se calificoá y se
comentoá -- Meáxico, vivioá un períáodo de “guerra contra el narcotraá fico” –donde fueron asesinadas 9,390
personas del 2006 al 2012 tan soá lo en Sinaloa13--, estamos ante la adaptacioá n de un
periodismo sinaloense habituado histoá ricamente a los escenarios de violencia,
corrupcioá n políática y traá fico de drogas. Las dinaá micas de “negociacioá n” de la
postura de narrador de escenas de violencia y muerte nos invitan a cuestionar su
relacioá n con un nuevo tipo de “periodismo de guerra”14. Quizaá s con la condicioá n de
distinguirlo del “periodismo de guerra claá sico”, esta categorizacioá n podríáa
encontrar su pertinencia al introducir la relacioá n de intimidad con su respectiva
“amenaza”.

Considerando las dificultades para calificar su caraá cter “oficialista” y el sentido de cierta
“censura/autocensura necesaria”, resulta importante preguntar si y coá mo el periodismo
en Sinaloa ha logrado llevar al míánimo los “danñ os” y las “bajas”. En este sentido, es
importante no restarle su papel central al “narco--enfoque” que no soá lo maximiza “los
beneficios colaterales”, sino tambieá n agrava los “danñ os colaterales”. En contraste
con el

12
El caso del periodista Humberto Millán asesinado en Culiacán en agosto de 2011 –el único caso reconocido
por Reporteros Sin Fronteras- se relacionó con la censura política de la que era objeto y por la que –según sus
propias palabras- se sentía amenazado, refiriéndose a “políticos que son de los que mandan matar”. Otro caso, el
del activista Atilano Román, asesinado en una cabina de radio en Mazatlán en octubre de 2014 mientras
conducía su programa –caso referido también por RSF-, evidencia la falta de espacios para la denuncia de la
corrupción política en Sinaloa, donde los periodistas muestran una tendencia a invisibilizar este tipo de
corrupción abordando con un margen importante de confort y seguridad temas relacionados con la violencia y el
narcotráfico.
13
Estadísticas disponibles en URL http://www.pgjesin.gob.mx/index.php/acciones-y-avances/incidencia-
delictiva/alto-impacto-por-mes1
14 Ya desde 1942, el periodista Byron Price –director de la Oficina de Censura creada en tiempos de guerra por
el gobierno de Estados Unidos- advertía que la palabra ‘censura’ siempre ha sido desagradable y hasta
despreciada porque limita la competencia periodística; sin embargo, defiende la censura como ‘necesaria’ –en
cierta forma y medida- en tiempos de guerra y arguye principalmente que un ‘proceso de censura’ evita que el
‘enemigo’ se informe de las estrategias llevadas a cabo por el grupo al que se pertenece, además de que permite
saber qué está haciendo el ‘enemigo’. Ver Price, Byron (Oct., 1942). Governmental Censorship in War-Time.
The American Political Science Review, Vol. 36, No. 5, pp. 837-849. American Political Science Association.
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Disponible en URL: http://www.jstor.org/stable/1949286. En una referencia más reciente sobre el “periodismo
de guerra” se destaca el deber del periodista de atender su sentido de identidad nacional con un ejercicio ético
todavía mayor al que se sujetaría en tiempos de paz, advirtiendo el riesgo de depender de información oficial
poco fiable, censurada y de carácter propagandístico por parte del gobierno. Ver Allan, Stuart & Zelizer, Barbie
(2004 ). Reporting war. Journalism in wartime. Taylor & Francis Group, New York.

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o los homicidios abríáa un espacio a la denuncia en el Meá xico del siglo XX15, hoy el
t prefijo sensacionalizador “narco” anula o minimiza el efecto de la prensa como
l a “campo discursivo” sobre justicia, impunidad, derechos de las víáctimas y
u obligaciones del Estado, logrando deformar e invisibilizar las mismas realidades
g sociales.
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Patricia FIGUEROA se graduoá de la Maestríáa en Ciencias Econoá micas y
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Sociales en la Universidad Autoá noma de Sinaloa. Actualmente es candidata al
u e tíátulo de Doctor en Ciencias Sociales (UAS, Meá xico). Como periodista se
desempenñ oá como directora de noticias y reportera para la televisioá n sinaloense y en
ar
noticieros radiofoá nicos. Fue columnista semanal en el perioá dico Noroeste del 2010 a
2012. En 2009, fue seleccionada por el Departamento de Estado de Estados
Unidos para participar al programa internacional "Leading Journalist Edward Murrow".
El libro "Vicente Fox Quesada : Encuentro con los medios", publicado por el Fondo
n http://
dewww Cultura
.noria--reEconomica
search.com en el 2006, incluye una transcripcioá n completa de su1
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