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Matrícula:
93561
Grupo:
E086
Nombre de la materia:
Legislación Educativa
Actividad de aprendizaje 3:
Lugar y fecha:
En el siglo XVIII la enseñanza evoluciona notablemente, el maestro asume un papel protagónico dada la
necesidad creciente de escuelas. Se institucionaliza la formación de maestros en varios países europeos y se
fundan las Escuelas Normales. A Enrico Pestalozzi, se le atribuye la fundación de estas primeras escuelas, es
propulsor de la formación del magisterio y de una nueva dinámica educativa. (Abbagnano y Vísalberghi, 1974).
El siglo XIX exige que el maestro sea una persona instruida, culta y capacitada profesionalmente. El profesor
ya no es dueño de la verdad ni del saber absoluto, una característica que le confería una indiscutible autoridad
frente a los padres de las primeras décadas del siglo XX.
La profesión docente en México cuenta con una larga tradición; a lo largo del tiempo se ha ido expandiendo y
actualmente es considerado como una fuerza laboral significativa en el país. A inicios del siglo XX, el Estado
mexicano se concentró en la ampliación de los servicios educativos, de primera cuenta en educación primaria.
En 1934 se establece en el texto constitucional la obligatoriedad y gratuidad de dicho nivel; en 1993 se agrega
la de la educación secundaria; en 2002, la de preescolar y en 2012, la educación media superior. Las distintas
reformas para incorporar estos niveles escolares a la educación obligatoria explican en buena medida tanto el
aumento de la matrícula como el del número de docentes que la atienden.
La Reforma constitucional de 2013 incorpora el concepto de calidad como una característica esencial de la
educación, definida como un derecho humano de todos. La importancia de los docentes en el Sistema Educativo
Nacional (SEN) radica en su capacidad para concretar dicho derecho. Representan el primer punto de contacto
del sistema educativo con los niños y jóvenes, así como con sus familias, y son corresponsables de mejorar los
aprendizajes de sus alumnos. Por ello, los docentes son un factor clave en las reformas recientes al SEN y
están en el centro de atención de las políticas públicas.
A partir del término evolución se realiza la reflexión, circunscribiendo el análisis, al impacto de los cambios
sociales y tecnológicos, en la tarea áulica, tanto de estudiantes, pero básicamente de los profesores. En este
marco, se argumenta sobre los diferentes roles que debería cumplir un profesor y su flexibilidad para la
adaptabilidad a los cambios vertiginosos.
*Características de los docentes
- La relación que establece con sus estudiantes caracterizadas por ser liberadoras y no de poder o disciplina
únicamente, generadas en el proceso de construcción del conocimientos y de herramientas útiles y
trascendentes para la vida, en las cuales reine un ambiente de cooperación y colaboración siempre en el marco
del respeto mutuo, con el objetivo de transmitir a sus educandos el amor por la materia que imparte, por la
investigación, por el trabajo, por la riqueza de las relaciones con los demás, por la vida y sobre todo, por el
descubrimiento y la construcción de sí mismo (Zapata, 2011).
- Para una buena enseñanza se necesita un buen profesor, no solo que enseñe, también debe ser alguien que
sepa escuchar, que comprenda a los alumnos y los apoye en los diferentes problemas que presente en su vida
académica, social o familiar. Además, este docente debe poseer las siguientes cualidades: responsabilidad,
flexibilidad, preocupación, compasión, cooperativismo, creatividad, dedicación, decisión, empatía y ser
cautivador, (Fundación Universia, 2014).
Responsabilidad. Significa que el docente se atiene a las mismas expectativas y estándares que exiges a
sus alumnos. Debe ser justo e igualitario, las actitudes deben ser coherentes con el discurso.
Flexibilidad. Implica que ante una situación especial o problema sea capaz de hacer cambios y
modificaciones en las lecciones o actividades en el momento. Si los alumnos no comprenden un concepto,
contenido, ejemplo o ejercicio se debe encontrar una mejor explicación, método o procedimiento.
Preocupación. El docente debe realizar su mayor esfuerzo para asegurarse que todos los estudiantes sean
exitosos, debes conocer sus personalidades, potencialidades, ritmo y estilo de aprendizaje, diferencias
individuales e intereses.
Compasión. Es fundamental poder reconocer que los estudiantes tienen problemas personales para poder
apoyarlos y ayudarlos a resolverlos y superarlos.
Cooperativismo. La cooperación es clave para trabajar efectivamente con administrativos, otros docentes y
los padres de los alumnos. Además, para poder crear espacios cooperativos de aprendizaje.
Creatividad. Un buen docente debe ser capaz de crear situaciones de aprendizaje que motiven, interesen y
atraigan la atención de sus alumnos.
Empatía. Un buen educador debe ponerse en el lugar de sus estudiantes y ver las cosas desde su
perspectiva, suele ser esencial para ayudar al alumno a triunfar.
Ser cautivador. Debe desarrollar la habilidad de atraer la atención del estudiante y ser capaz de mantenerla
por tiempo prolongado, es necesario que el docente cree un ambiente agradable que permita una atmósfera
de aprendizaje dinámica, ágil, fresca y ausente de estrés, dejarlos motivados a continuar aprendiendo.
Es preciso que los docentes se adapten a los nuevos cambios sociales, políticos, económicos, tecnológicos,
etcétera. Los buenos profesores de hace 10-15 años puede que hoy en día sus métodos se hayan vuelto
arcaicos y no tengan cabida en la educación actual. El mundo avanza y debemos avanzar con él pues si
permanecemos inmóviles, quedaremos rezagados y los métodos poco más que obsoletos. Esto tampoco
quiere decir que en el mundo educativo todo tenga que cambiar con el paso de los años, lo que sí es
necesario es evaluar las prácticas y el impacto que estas tienen en los alumnos para de ese modo crecer
y mejorar. Se cuentan con nuevos recursos, recursos que se deben emplear a través de la implementación
de nuevas metodologías en el aula y también mediante el uso de las nuevas tecnologías lo que permitirá
involucrar más y más a los alumnos en su propio aprendizaje al mismo tiempo que nosotros el docente
continúa aprendiendo día a día de ellos. Si el docente es capaz de fomentar un pensamiento crítico en los
alumnos al mismo tiempo que se fomenta un pensamiento de continuo aprendizaje en la mente de los
docentes, habrán comenzado un viaje que los llevará por el buen camino con profesores que
verdaderamente crean que tienen que mejorar para continuar creciendo, no porque no sean lo
suficientemente competentes, más bien por el simple hecho de que el ser humano siempre puede ir a más
si se lo propone, si piensa que no hay límite que no pueda lograr.
La Ley General de Educación (LGE) vigente se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 13 de julio
de 1993. Tiene 85 artículos, seis transitorios y ocho capítulos.1
• Objeto principal
Regula la educación que imparten el Estado -Federación, entidades federativas y municipios-, sus organismos
descentralizados y los particulares con autorización o con reconocimiento de validez oficial de estudios. Es de
observancia general en toda la República y las disposiciones que contiene son de orden público e interés social.
• Progresividad
• Sujetos comprendidos
• Normas vinculadas
No hace mención
• Derecho a la no discriminación
Sí
Sí
1
México Normativa. Sistema de Información sobre la Primera Infancia en América Latina. Sistema de Información de Tendencias
Educativas en América Latina.
En la Ley General de Educación, es preciso, analizar el Artículo 8, en el cual se manifiestan las particularidades
de como deberá ser la educación y como deberán ejercer su deber los docentes en el país.
Artículo 8o.- El criterio que orientará a la educación que el Estado y sus organismos
descentralizados impartan -así como toda la educación preescolar, la primaria, la
secundaria, media superior, la normal y demás para la formación de maestros de educación
básica que los particulares impartan- se basará en los resultados del progreso científico;
luchará contra la ignorancia y sus causas y efectos, las servidumbres, los fanatismos, los
prejuicios, la formación de estereotipos, la discriminación y la violencia especialmente la
que se ejerce contra las mujeres y niños, debiendo implementar políticas públicas de Estado
orientadas a la transversalidad de criterios en los tres órdenes de gobierno.
I.- Será democrático, considerando a la democracia no solamente como una estructura
jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante
mejoramiento económico, social y cultural del pueblo;
II.- Será nacional, en cuanto -sin hostilidades ni exclusivismos- atenderá a la comprensión
de nuestros problemas, al aprovechamiento de nuestros recursos, a la defensa de nuestra
independencia política, al aseguramiento de nuestra independencia económica y a la
continuidad y acrecentamiento de nuestra cultura;
III.- Contribuirá a la mejor convivencia humana, tanto por los elementos que aporte a fin de
robustecer en el educando, junto con el aprecio para la dignidad de la persona y la
integridad de la familia, la convicción del interés general de la sociedad, cuanto por el
cuidado que ponga en sustentar los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos
los hombres, evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de
individuos, y
IV.- Será de calidad, entendiéndose por ésta la congruencia entre los objetivos, resultados
y procesos del sistema educativo, conforme a las dimensiones de eficacia, eficiencia,
pertinencia y equidad.
Una de las fuerzas motrices más importantes que ha determinado la ampliación de los servicios educativos en
México y, consecuentemente, el incremento del número de maestros existentes ha sido la obligación y la
disposición del Estado para promover tanto el progreso social del país como las capacidades y bienestar de la
población mediante la inversión social para conformar un sistema de educación pública. Al inicio del ciclo escolar
2013-2014, 1 201 517 docentes enseñaban en 228 205 escuelas de educación básica atendiendo a 25 939 193
alumnos, mientras que 273 939 profesores laboraban en 14 375 planteles de educación media superior.
La tarea del maestro es distinta en los diferentes contextos sociales y geográficos de un país tan diverso y con
tantas contradicciones como el nuestro. No es lo mismo trabajar en el centro que hacerlo en la periferia de las
ciudades; no es lo mismo trabajar en contextos sociales relativamente estables que en lugares en donde se
viven las tensiones propias de la violencia; no es lo mismo trabajar con alumnos que cuentan con todos los
recursos que hacerlo en condiciones de enorme pobreza. En todas las carreras a lo largo del tiempo, existen
personas que laboran por vocación o por profesión. Sin embargo, la actualidad política y social en México, ha
hecho que en el ámbito educativo existan un poco de ambas.
*Vocación vs Profesión
Son muchos los que subrayan la importancia de la vocación en cualquier actividad profesional,
tanto por razones de un mayor rendimiento en el trabajo como para evitar fracasos personales en el
desempeño. Algunos creen que la vocación determina las personas más adecuadas para una profesión y que
existe la profesión más conveniente para cada persona. Sin embargo, para acceder a una profesión
se deben poseer unas cualidades o aptitudes previas y en la elección de un trabajo hay que tener en
cuenta la vocación. Sólo se es un verdadero profesional cuando se tiene vocación (Gichure, 1995: 210).
Para algunos la educación es: vocación, ayuda, asistencia; para otro trabajo remunerado, una
profesión más; y para todos hacer bien el trabajo como aspiración global compatibilizando las opciones.
En opinión de Cobo Suero (2001: 128) cabe establecer diferencias entre el docente profesional y el
docente vocacional en el modo de sentirse realizados. El primero se satisface con el deber cumplido,
cuando consigue los fines de la actividad profesional, mientras que el segundo añadirá a lo anterior la
satisfacción de haberse realizado profesionalmente.
“Los cambios que se están produciendo en la sociedad inciden en la demanda de una redefinición del trabajo
del profesor y seguramente de la profesión docente, de su formación y de su desarrollo profesional” (García,
2006). En cualquier caso, se comprueba que la vocación no suple la preparación profesional que
hoy necesitan los docentes, lo que plantearía el falso dilema de qué es más importante: la vocación o la
formación.
Podemos afirmar que la enseñanza como profesión es relativamente reciente, porque una
profesión se acredita por la población que atiende y la educación escolarizada se generalizó
hasta el siglo XIX. La vocación como componente indiscutible hasta no hace muchos años ha dado paso a otro
concepto más actualizado como el de profesional o profesión.
Probablemente a partir de la Reforma Educativa, hubo una mayor apertura para que todo aquél que cumpliera
con los requisitos presentara el examen de oposición, se diversificó el ser docente por profesión más que por
vocación; además en el estado en el que radico, antes de la Reforma Educativa, las plazas docentes eran
heredables, significaba que muchos de los docentes en servicio no entraron al sistema ni por vocación, ni por
profesión de manera inicial, sino como un “tablita de salvación” laboral.
Actualmente, los cambios sociales y políticos en el país han sido tan variados que ha sido necesario que el
docente, independientemente de que haya elegido la docencia por vocación o por profesión, ha tenido que
apegarse en su quehacer diario (incluso hasta de forma inconsciente) a lo escrito en el Art. 8 de la LGE. Entiendo
que la formación docente debe basarse en esos criterios, sin embargo, la realidad escolar es que no todos los
planes y programas trabajan bajo los mismos, pero la realidad en el aula obliga de manera impetuosa a basarse
en los resultados científicos, a luchar contra las causas y efectos de la ignorancia, a erradicar fanatismos y
prejuicios, sin embargo, considero que la tarea para erradicar los estereotipos, la discriminación y la violencia
no hay ley, programa, reglamento, norma, remedio casero o hechizo para desaparecer esos males en la
sociedad.
Alguna falla en la educación impide que el desempeño de los alumnos y de los docentes contribuya al progreso
de la independencia política y económica del país. A pesar del gran esfuerzo aún faltan crear estrategias para
llevar a cabo la fracción del artículo, dónde se refiere tener igualdad de derechos de todos los hombres, evitando
privilegios de razas, de religión, de grupos, sexos o individuos. Sin duda, el punto que queda más en el aire es
sobre la calidad debido a que en todo momento se realizan actividades de enseñanza y de aprendizaje que
contribuyan a una educación de calidad, sin embargo, no siempre se cuenta con todo el material e
infraestructura para conseguirlo. Es un hecho que existen algunos criterios que se respetan y efectúan de la
ley, pero aún la docencia se encuentra en proceso para alcanzar a respetar los puntos en su totalidad.
¿Cómo consideras que deben actuar los docentes para dar cumplimiento a lo
señalado, principalmente en el artículo antes mencionado?
El maestro del siglo XXI es un formador de ciudadanos, capaz de leer los contextos locales y globales que le
rodean y de responder a los retos de su tiempo. Es un facilitador que domina su disciplina y que, a través de
metodologías activas, ofrece las herramientas necesarias para que los estudiantes comprendan el mundo desde
diversos lenguajes, aprendan a vivir con los demás y sean productivos.
La Ley General de Educación a pesar de estar reformada constantemente fue creada hace 26 años, por lo tanto,
hay algunas disposiciones que seguramente aún no eran necesarias en ese momento o viceversa, que ahora
ya es necesario establecerlas. Actualmente la enseñanza ha evolucionado y por ende los docentes y los
alumnos, esto implica cambios en sus responsabilidades, enfocarse en un aprendizaje aceptando cambios
socioeconómicos, culturales y tecnológicos, es preciso que el docente tengo ha su alcance herramientas e
instrumentos que favorezcan el proceso educativo.
Anteriormente se han descrito las características que debe tener el profesor, la competencia contribuirá en la
formación profesional académica y técnica, en la cual el docente sea competente en todo momento en el
ejercicio de su profesión; actitud de apertura, de servicio a la comunidad para la formación de valores que
favorezcan la erradicación de los prejuicios, la igualdad, discriminación y muchos de los males sociales):
dedicación suficiente a la profesión para desarrollar actividades que conlleven al mejoramiento científico, social
y cultural, conocimiento de los deberes y derechos éticos que puede asumir como compromiso moral y
exigir a los demás. El maestro que se necesita es aquel capaz de convertirse en líder, en mediador entre la
comunidad y el conocimiento y que por lo tanto debe ser un ejemplo ante sus alumnos y ante la sociedad de
buen ciudadano: respetuoso de la ley, de amplias convicciones democráticas y dotado con la actitud, los
conocimientos y las herramientas necesarias para superar el esquema centrado en la información y la memoria,
que permitan orientarlo hacia nuevos modelos de desarrollo de competencias.
El Sistema Educativo nos exige una educación inclusiva para alcanzar la calidad en este proceso, se nos pide
que desarrollemos al máximo las potencialidades personales, que nos esforcemos en que trabajemos con los
alumnos de manera individual, el maestro necesita saber comunicarse, oír de manera activa y respetuosa las
diferentes posturas, incluir y valorar las diferencias, así como despertar curiosidad por el conocimiento, de
acuerdo con las etapas de desarrollo de cada estudiante. El maestro identifica sus emociones y las de los
estudiantes y las encauza de manera constructiva. En su práctica cotidiana, el maestro se enfrenta a sus
estudiantes y sus expectativas, tan diferentes como el número de aprendices en el aula, y se compromete con
las particularidades de cada uno. No sólo el saber de cada estudiante es diverso sino sus modos y fuentes de
motivación hacia el aprendizaje. Es importante, entonces, que conozca estas diferencias para procurar el
aprendizaje de todos y cada uno. A partir de esas particularidades, los maestros diseñan sus clases y adaptan
los materiales de acuerdo con las necesidades y los retos pedagógicos a los que se enfrentan.
Todo ello para formar hombres y mujeres con las capacidades y conocimientos necesarios para participar
activamente en su sociedad. Es evidente que el maestro está en la obligación de actualizar sus conocimientos
y desarrollar de forma constante habilidades y actitudes que le permitan responder efectivamente a los retos,
por medio del desarrollo de lo que sus estudiantes deben saber, saber hacer y ser. Así, la formación en
competencias (básicas, ciudadanas y laborales), en sus estudiantes, es a la vez un incentivo para su desarrollo
personal.
Desde las diferentes disciplinas, en las áreas obligatorias y optativas y por medio de los proyectos educativos,
los maestros deben contribuir al conocimiento de la realidad presente y pasada. Al situar a los estudiantes en
esta realidad, aportan a la posibilidad de crear proyectos de vida política e individual, que dan capacidad de
desempeño, esperanza y sentido de futuro a las nuevas generaciones. Por medio del desarrollo de
competencias, contribuyen a la construcción de tejido social, al fomentar lo que los estudiantes son, saben y
saben hacer para participar activamente y de forma constructiva en la sociedad, siempre incitando al bien
común. Los maestros hacen productiva la escuela, ante todo participando en los procesos de mejoramiento de
la calidad de la educación y, específicamente, en el aprendizaje de niñas, niños y jóvenes.
Cada uno de los docentes somos responsables que el alumno aprenda, desafortunadamente no siempre
contamos con apoyo gubernamental para actualizarnos y poder satisfacer las necesidades del alumnado, sin
embargo, estoy segura de que el amor por la docencia hace que por cuenta propia nos preparemos
continuamente para mejorar nuestro quehacer diario apegándonos a la normativa del Artículo 8.
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