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07/11/2018

La más que posible exención en el IRPF de las prestaciones por


maternidad del personal funcionario
Carmen SAVALLS SANFELIX
Interventora-Tesorera, Categoría Superior
Interventora General del Ayuntamiento de Xátiva (Valencia)

LA LEY 4591/2018

I. Introducción
Hace ya poco más de un año irrumpía en la prensa una Sentencia del Tribunal Superior de Justicia
(TSJ) de Madrid en el que se daba la razón a una trabajadora que reclamaba la devolución de ingreso
indebido a la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) por las cantidades ingresadas de
más en su declaración del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) al haberse incluido
como renta (y por tanto, haber tributado) la prestación por maternidad. Debieron poco más que
colapsarse en aquel momento los registros de entrada de las distintas delegaciones de la AEAT por
peticiones similares de miles (puede que millones) de sujetos pasivos que, en igual circunstancia y
sin haber prescrito el derecho de devolución por ingreso indebido, presentaron su correspondiente
solicitud ante la posibilidad de poder optar a una devolución de parte del impuesto del IRPF tributado
en su momento.
Haciendo números globales, la Seguridad Social destina cada año en torno a 1.600 millones en
prestaciones por maternidad, y Hacienda ingresa en concepto de IRPF en torno a 256 millones. El
impacto de devolver el IRPF abonado por esta ayuda desde 2012 y 2016 podría alcanzar los 1.300
millones de euros y beneficiaría a más de un millón de contribuyentes. Pero el permiso de paternidad,
de 15 días, también encaja dentro del ámbito de la exención fiscal que defiende la sentencia. Por ello,
se prevé que los afectados ascenderían a casi dos millones y medio de personas y las devoluciones
en el IRPF superarían los 2.000 millones. Sin duda unas cifras que preocupan a la AEAT quien
sostiene, como buenamente puede, su criterio de no exención a la espera de que el Tribunal Supremo
siente el criterio ante las diferencias entre el TSJ de Madrid y los tribunales económico-
administrativos regionales de La Rioja, Murcia, Castilla-La Mancha y Andalucía, esta última
refrendada por una sentencia de su Tribunal Superior de Justicia que considera no exenta esta
prestación.

II. Análisis del texto legal y de la Sentencia 810/2016 del TSJ Madrid
El texto legal contenido en la Ley 35/2006 del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (LIRPF)
objeto de discusión, afirma literalmente en su artículo 7.h) que están exentas de tributación en el
impuesto:
«Las prestaciones familiares reguladas en el Capítulo IX del Título II del Texto Refundido de la Ley
General de la Seguridad Social, aprobado por el Real Decreto legislativo 1/1994, de 20 de junio, y las
pensiones y haberes pasivos de orfandad a favor de nietos y hermanos, menores de veintiún años o
incapacitados para todo trabajo, percibidas de los regímenes públicos de la Seguridad Social y clases
pasivas.

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Asimismo, las prestaciones reconocidas a los profesionales no integrados en el régimen especial de la


Seguridad Social de los trabajadores por cuenta propia o autónomos por las mutualidades de
previsión social que actúen como alternativas al régimen especial de la Seguridad Social mencionado,
siempre que se trate de prestaciones en situaciones idénticas a las previstas en el párrafo anterior por
la Seguridad Social para los profesionales integrados en dicho régimen especial. (...)
Igualmente estarán exentas las demás prestaciones públicas por nacimiento, parto o
adopción múltiple, adopción, hijos a cargo y orfandad.
También estarán exentas las prestaciones públicas por maternidad percibidas de las
Comunidades Autónomas o entidades locales.»
La Sentencia del TSJ de Madrid referente al caso no puede ser más clara y más lógica en la aplicación
literal de la norma, concretamente centra el nudo gordiano de su argumentario del siguiente modo:
«Es decir, se añadió en ese texto legal un nuevo párrafo, el tercero, que se refiere, en general, al
alcance de la exención de las prestaciones públicas por nacimiento, parto o adopción múltiple,
adopción, hijos a cargo y orfandad, sin distinguir la procedencia de las prestaciones y solo es en el
cuarto párrafo donde se aclara que estarán exentas también las prestaciones públicas por maternidad
percibidas de las Comunidades Autónomas o entidades locales. No hay que olvidar que el Instituto
Nacional de la Seguridad Social es una entidad gestora de la Seguridad Social, en personalidad
jurídica propia, adscrita al Ministerio de Empleo y Seguridad Social, a través de la sesión, que tiene
encomendada la gestión y administración de las prestaciones económicas del sistema de la Seguridad
Social. De ahí que la prestación por maternidad percibida por la actora de ese ente público tiene que
estar forzosamente incluida en el tercer párrafo del art. 7h) LIRPF, ya que ese precepto reconoce tal
beneficio tributario, en carácter general, en su párrafo tercero y lo que hace en el párrafo cuarto es
ampliar el beneficio fiscal a las prestaciones que tengan procedencia de otros entes públicos, ya sean
locales o autonómicos. Por ello, la interpretación que realiza la AEAT de la regulación legal
no es acertada, ya que se queda en el párrafo cuarto para denegar la exención pretendida
de la prestación por maternidad, sin tener en cuenta la redacción del tercer párrafo. Por
esta razón, la consecuencia debe ser la íntegra estimación del recurso y la anulación de la presunta
Resolución del TEAR por no ser conforme a derecho, declarando al propio tiempo el derecho de la
actora a la rectificación de su autoliquidación de IRPF del ejercicio 2009 en el sentido solicitado y el
derecho a percibir la devolución de la cantidad de 3.135,11 €, con sus correspondientes intereses
legales.»
La redacción inicial del art. 7.h) de la Ley 40/1998 del IRPF establecía que: «Las prestaciones
familiares por hijo a cargo reguladas en el capítulo IX del Título II del Texto Refundido de la Ley
General de la Seguridad Social, aprobado por Real Decreto legislativo 1/1994, de 20 de junio.»
Posteriormente, este artículo fue modificado por la Ley 62/2003 de 30 de diciembre, de medidas
fiscales, administrativas y de orden social, con la siguiente redacción (que fue mantenida el Real
decreto legislativo 3/2004, de 5 de marzo, por el que se aprueba el Texto Refundido de la LIRPF:
«h) Las prestaciones familiares por hijo a cargo reguladas en el capítulo IX del título II del Texto
Refundido de la Ley General de la Seguridad Social, aprobado por Real Decreto legislativo 1/1994, de
20 de junio, y las demás prestaciones públicas por nacimiento, parto múltiple, adopción e
hijos a cargo, así como las pensiones y los haberes pasivos de orfandad percibidos de los
regímenes públicos de la Seguridad Social y clases pasivas y demás prestaciones públicas por
situación de orfandad.
También estarán exentas las prestaciones públicas por maternidad percibidas de las
comunidades autónomas o entidades locales.»
La exposición de motivos de esta Ley 62/2003 dice textualmente: «En el Impuesto sobre la Renta de

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las Personas Físicas, en primer lugar, se establece la exención de las prestaciones públicas percibidas
por nacimiento, parto múltiple, adopción, maternidad e hijo a cargo, entre las que se incluyen las
prestaciones económicas por nacimiento de hijo y por parto múltiple previstas en el Real Decreto Ley
1/2000, de 14 de enero (...).»
La redacción actualmente vigente únicamente a sacado del primer al tercer párrafo la redacción
referente a «las demás prestaciones públicas por nacimiento, parto múltiple, adopción e
hijos a cargo (...)»
Claramente se observa a partir de la redacción introducida por la Ley 62/2003 y por su exposición de
motivos, y coincidiendo en criterio con la STSJ Madrid, que la voluntad del legislador (poder
legislativo), a pesar de que la AEAT (poder ejecutivo) se empeñe en mantener su criterio, fue la de
una protección en términos amplios de la maternidad en cualquiera de sus maneras, ya fuera por el
cheque-bebé (prestación por nacimiento) como la de por parto (maternidad natural) o adopción
(maternidad legal). El hecho de dedicar, en la redacción legal actual, un párrafo propio para estas
exenciones que ata con un «también» para las prestaciones por maternidad percibidas de las
comunidades autónomas o entidades locales, es indicativo, aún más, de la voluntad proteccionista
total de la maternidad del legislador. Tampoco tendría mucho sentido y sería discriminatorio que las
prestaciones por maternidad autonómicas y locales (si existen) estuvieran exentas y las estatales no.

III. Aplicación de las fuentes del derecho y del principio «in claris non fit
interpretatio»
La Ley del IRPF, en tanto básica, y su Reglamento de desarrollo prevalecen sobre la doctrina que la
Dirección General de Tributos establece con sus consultas vinculantes y a las Resoluciones del TEAC
La ley siempre prevalece sobre la doctrina en las fuentes del derecho, por tanto, los
pronunciamientos de la Dirección General de Tributos y las Resoluciones del TEAC en modo alguno
pueden contravenir la literalidad de la Ley, sin que quepa una interpretación de la misma conforme a
los criterios del artículo 3 del Código Civil cuando, como en el supuesto que nos ocupa, ésta es clara.
El Tribunal Económico Administrativo Central (TEAC) que, conviene recordarlo, en un órgano
administrativo, no jurisdiccional, dependiente del Ministerio de Hacienda, fijó su posición tras la STSJ
Madrid, ante la avalancha de peticiones de devolución por ingreso indebido por la tributación de la
prestación de maternidad, en resolución por procedimiento iniciado de oficio para unificación de
criterio, y lo hizo en virtud de RG:7334-2016 de fecha 02.03.2017. En su fundamento tercero la
Resolución RG:7334-2016 desgrana el apartado 7.h) de la siguiente forma:
«Como puede verse, en lo que aquí interesa, expresamente se contempla en los referidos apartados
h) y z), la exención de las siguientes categorías de prestaciones:

— Las prestaciones familiares a cargo de la Seguridad Social, que se concretan en las


reguladas en el Capítulo IX del Título II del Texto Refundido de la Ley General de la
Seguridad Social, cuya rúbrica es precisamente, como veremos seguidamente, la de
‘prestaciones familiares’
— Las prestaciones reconocidas a los profesionales no integrados en el Régimen Especial de la
Seguridad Social de los trabajadores por cuenta propia o autónomos, por las mutualidades de
previsión social que actúen como alternativa a la Seguridad Social, en situaciones idénticas a las
previstas en el párrafo anterior. 1 Debemos tener en cuenta que el Texto Refundido de la Ley
General de la Seguridad Social, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio, ha
sido derogado por el Real Decreto Legislativo 8/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el
Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social con fecha de entrada en vigor es el 2 de
enero de 2016.

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— Las demás prestaciones públicas por nacimiento, parto, adopción, hijos a cargo y
orfandad.
— Las prestaciones públicas por maternidad percibidas de las Comunidades Autónomos
o Entidades Locales.
— Las prestaciones y ayudas familiares percibidas de cualquiera de las Administraciones
Públicas»

Interpreta la Resolución TEAC que el legislador pretende establecer la exención en función del
elemento subjetivo de quien es el pagador de las prestaciones y que, por tanto, la Seguridad Social
solo tiene exentas aquellas prestaciones reguladas en el Capítulo IX del Título II del TRLSS y que el
término «las demás», se refiere a otras que paguen otras administraciones públicas que no sea la
Seguridad Social. Una interpretación, después del análisis anterior de todo punto forzada, en mi
opinión.
De la lectura literal del texto no se alcanza a entender el cómo ni el porqué de la interpretación del
TEAC en cuanto a la exclusión que hace del ámbito de aplicación de la norma a la Seguridad Social.
El texto de la norma claramente establece que están exentas, además de las establecidas en otros
puntos, el resto de prestaciones públicas por nacimiento, parto, adopción, hijos a cargo y orfandad,
sea quien sea el pagador. Parece claro que el legislador pretende una protección total de la
maternidad en todas sus variantes: nacimiento, parto adopción, hijos a cargo y orfandad,
independientemente de la administración de la que proceda el pago. Tal es el ámbito de protección
que pretende alcanzar que matiza en el punto siguiente que esa protección total de la maternidad
alcanza también a las Comunidades Autónomas y Entidades Locales. No sólo eso, sino que en el
Reglamento que desarrolla el IRPF no estableció ninguna matización sobre el órgano pagador de las
exenciones del art. 7. h) LIRPF.
Por tanto, si la Ley es clara en su redacción no cabe interpretación alguna del texto legal en virtud del
principio «in claris non fit interpretatio». Para excluir los pagos de la Seguridad Social del ámbito de
aplicación subjetivo de dicho apartado debería de modificarse la ley o matizarse en el Reglamento del
impuesto.

IV. ¿La maternidad o el parto?


Establece la resolución del TEAC antes reseñada que cuando el legislador quiere hacer referencia a la
«maternidad» usa dicho término para diferenciarlo del «nacimiento o parto», así el título VI del título
II de la TRLGSS habla de las prestaciones por «maternidad». Y que por lo tanto, la prestación por
«maternidad» de la Seguridad Social no estaría exenta porque el vocablo es diferente al de «parto» o
«nacimiento».
Esta interpretación se contradice claramente con la exposición de motivos de la Ley 63/2010 que
introdujo la modificación legal y que habla indistintamente de parto y de maternidad. Se contradice
con la propia redacción de la norma (esta con valor obligacional y no como mero expositivo) cuando
utiliza el término «también» para añadir las prestaciones de maternidad de las comunidades
autónomas y de entes locales; y se contradice con la retribución del permiso por parto de las
funcionarias regulado en el Real Decreto Legislativo 5/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba
el Texto Refundido de la Ley del Estatuto Básico del Empleado Público (TREBEP) (art. 49 a) «Permiso
por parto: tendrá una duración de dieciséis semanas ininterrumpidas.(...)», que casualmente
retribuye la Seguridad Social a través de la prestación por maternidad.
Otro ejemplo de que el legislador usa de forma indiferente los términos «parto» y «maternidad» lo
podemos encontrar en el artículo 30 de la Ley 30/1984, de 2 de agosto, de medidas para la reforma
de la Función Pública, aplicable a funcionarios del Estado: «En los casos previstos en este apartado,
el tiempo transcurrido en la situación de permiso por parto o maternidad se computará como de

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servicio efectivo a todos los efectos, garantizándose la plenitud de derechos económicos de la


funcionaria.»
Del mismo modo, en el caso de la Comunitat Valenciana, la Ley 10/2010, de 9 de julio, de la
Generalitat, de Ordenación y Gestión de la Función Pública Valenciana en su artículo 69.3 a) habla del
«Permiso por parto». También en el ámbito de la Comunitat Valenciana, el permiso por parto se
retribuye a través de la prestación por maternidad de la Seguridad Social, no existiendo ninguna
prestación autonómica para retribuir el permiso por parto. Por lo tanto, también en la Comunitat
Valenciana se entiende que no existe distinción entre la maternidad y el parto, no teniendo ningún
sentido la interpretación del TEAC intentando diferenciar dichos vocablos.
Las anteriores leyes de función pública valenciana, también entendían como un mismo vocablo el
«parto» y la «maternidad». Así la Ley 10/1985 de 31 de julio de la Generalitat Valenciana de Función
Pública Valenciana indicaba en su artículo 44.1 que los funcionarios también tenían derecho a la
licencia por «alumbramiento o maternidad». El Decreto Legislativo de 20 de marzo de 1991 d e l
Consell de la Generalitat Valenciana que aprueba el Texto Refundido de la Ley de Función Pública
Valenciana, también en el artículo 44.1.b) señala como licencia de los funcionarios la licencia «por
parto o maternidad». Finalmente, el Decreto Legislativo de 24 de octubre de 1995 que aprueba el
Texto Refundido de la Ley de Función Pública Valenciana, en el artículo 47.1.b) también habla sobre
el derecho del funcionario a la licencia por «parto o maternidad»
A mayor abundamiento, sobre la indiferencia de significado entre el parto y la maternidad que
sostiene el TEAC, el artículo 24 del Decreto 175/2006, de 24 de noviembre, del Consell, por el que se
regulan las condiciones de trabajo del personal al servicio de la administración del Consell establece:
«Permiso por maternidad biológica: 1. En el supuesto de parto, la trabajadora tendrá derecho
a un permiso de 16 semanas ininterrumpidas (...)» Esta redacción indistinta entre maternidad
biológica y parto se repite en la legislación autonómica en otros decretos como el Decreto 7/2008, de
25 de enero, del Consell, por el que se regulan los permisos y licencias del personal docente no
universitario dependiente de la Conselleria de Educación: «Artículo 5. Permiso por maternidad
biológica 1 . E n el supuesto de parto, la docente tendrá derecho a un permiso de dieciséis
semanas ininterrumpidas (...)»
Por tanto, queda más que demostrado que el legislador, tanto estatal como autonómico, entiende que
la maternidad y el parto son términos sinónimos al utilizar los indistintamente, no teniendo cabida la
interpretación del TEAC de que la legislador pretende distinguir el parto de la maternidad y, que por
tanto, el parto tiene derecho de exención en el IRPF y la prestación por maternidad no. Esta
afirmación aún menos se mantiene cuando la Seguridad Social retribuye el permiso por parto del
personal funcionario a través de la prestación por maternidad.

V. Análisis del fundamento jurídico quinto de la resolución del Tribunal


Económico-Administrativo Central
Analizamos el fundamento jurídico quinto de la resolución en procedimiento iniciado de oficio para
unificación de criterio, del Tribunal Económico-Administrativo Central, en su aplicación al régimen
estatutario de los funcionarios públicos.
Establece literalmente el fundamento quinto de la RG:7334-2016 TEAC que:
«Quinto: El distinto trato tributario de las prestaciones por maternidad de la Seguridad Social
respecto a las prestaciones por maternidad satisfechas por los demás Entes Públicos, no es algo
caprichoso sino que obedece a la distinta naturaleza de las prestaciones, lo que justifica ese trato
fiscal diferenciado. Así, la interpretación literal de la norma se ve sustentada por el hecho de que la
interpretación finalista de la misma conduce a idéntica conclusión. En este sentido, hay que tener
presente que la prestación de maternidad satisfecha por la Seguridad Social tiene la

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función de sustituir a la retribución normal (no exenta en el IRPF) que obtendría la


contribuyente por su trabajo habitual y que ha dejado de percibir al disfrutar del
correspondiente permiso. La causa real de concesión de estas prestaciones no es, por tanto, la
maternidad en sí misma considerada como una finalidad a proteger, sino la suspensión de la
relación laboral que origina la situación de maternidad y que se da igual en los casos de
maternidad y adopción que en los demás previstos en la norma para el cobro de otras prestaciones,
como el acogimiento, la incapacidad temporal por accidente o enfermedad o el riesgo para el
embarazo: el fundamento de la prestación es la suspensión del contrato de trabajo y no por
la causa (la maternidad) que origina dicha suspensión. En cambio, las prestaciones públicas
por maternidad a cargo de otros entes distintos de la Seguridad Social, son meras liberalidades a
favor del beneficiario en una situación que nuestro ordenamiento ha considerado que merece una
especial protección. En efecto, el Estatuto de los Trabajadores, aprobado por Real Decreto Legislativo
1/1995, de 24 de marzo, regula en el artículo 45 las causas y efectos de la suspensión del contrato
de trabajo, estableciendo en el apartado 1.d) que: ‘El contrato de trabajo podrá suspenderse
por las siguientes causas: (...) d) Maternidad, paternidad, riesgo durante el embarazo, riesgo
durante la lactancia natural de un menor de nueve meses y adopción o acogimiento, tanto
preadoptivo como permanente o simple, de conformidad con el Código Civil o las leyes civiles de las
Comunidades Autónomas que lo regulen, siempre que su duración no sea inferior a un año, aunque
éstos sean provisionales, de menores de seis años o de menores de edad que sean mayores de seis
años cuando se trate de menores discapacitados o que por sus circunstancias y experiencias
personales o por provenir del extranjero, tengan especiales dificultades de inserción social y familiar
debidamente acreditadas por los servicios sociales competentes’. Por su parte, el artículo 48 del
Estatuto de los Trabajadores, precepto relativo a la suspensión con reserva de puesto de trabajo,
establece en su apartado 4 que: "En el supuesto de parto, la suspensión tendrá una duración
de dieciséis semanas ininterrumpidas ampliables en el supuesto de parto múltiple en dos
semanas más por cada hijo a partir del segundo. El período de suspensión se distribuirá a
opción de la interesada siempre que seis semanas sean inmediatamente posteriores al parto. En caso
de fallecimiento de la madre, con independencia de que ésta realizara o no algún trabajo, el otro
progenitor podrá hacer uso de la totalidad o, en su caso, de la parte que reste del período de
suspensión, computado desde la fecha del parto, y sin que se descuente del mismo la parte que la
madre hubiera podido disfrutar con anterioridad al parto. En el supuesto de fallecimiento del hijo, el
período de suspensión no se verá reducido, salvo que, una vez finalizadas seis semanas de descanso
obligatorio, la madre solicitara reincorporarse a su puesto de trabajo." En definitiva, el legislador
reconoce el derecho de los trabajadores a disfrutar de un permiso o descanso por el nacimiento de un
hijo y dicho permiso será un permiso retribuido pero no a cargo del empleador sino de la Seguridad
Social en los términos que se contemplan en el Capítulo IV bis del Título II del Texto Refundido de la
Ley General de la Seguridad Social, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1994, razón por la que
dicho permiso se articula como una suspensión del contrato laboral.»
Este criterio no es extensible al caso del personal funcionario por las siguientes cuatro razones:
1. No es de aplicación al personal funcionario el régimen laboral del Estatuto de los
Trabajadores, aprobado por Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre (TRLET), si no el
Real Decreto Legislativo 5/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el TREBEP y la legislación
autonómica, en el caso valenciano, la Ley 10/2010, de 9 de julio, de la Generalitat, de Ordenación y
Gestión de la Función Pública Valenciana.
El fundamento QUINTO de la Resolución 02.03.2017 del TEAC basa su motivación en el
entendimiento que durante la prestación existe una verdadera suspensión del contrato y por tanto de
la relación laboral, regulado en el TRLET. En el caso estatutario de los funcionarios no existe contrato
que regule la relación laboral con el empresario y por tanto no existe suspensión ni de contrato ni de

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relación laboral.
El régimen estatutario de los funcionarios se adquiere con un nombramiento que culmina un proceso
selectivo que persiste en el tiempo hasta que se produce alguna de las causas de pérdida de la
condición de funcionario de carrera, entre las cuales, no se encuentra el parto. Estaríamos, en todo
caso, ante un supuesto de permiso por conciliación de la vida personal, familiar y laboral.
2. El régimen de suspensión temporal laboral del Estatuto de los Trabajadores, n o e s
asimilable al permiso por parto del personal funcionario.
La diferencia del personal funcionario respecto del personal laboral radica en que el tiempo
transcurrido durante el disfrute del permiso por parto no se considera una suspensión de la relación
laboral, todo lo contrario, es servicio efectivo a todos los efectos. Así lo determina el TREBEP en el
artículo 49 en párrafos posteriores (concretamente el segundo párrafo después del apartado 49.c)):
«En los casos previstos en los apartados a) (permiso por parto), b), y c) el tiempo
transcurrido durante el disfrute de estos permisos se computará como de servicio efectivo
a todos los efectos, garantizando la plenitud de derechos económicos de la funcionaria
(...)»
En este mismo sentido la Ley 10/2010 de Ordenación y Gestión de la Función Pública Valenciana
establece en su artículo 123.3 que «Las licencias o permisos no variarán la situación de
servicio activo».
3. El parto, y por tanto, el permiso por parto recogido tanto en el TREBEP y e n l a Ley
10/2010 de la Generalitat está reconocido como exención en la LIRPF.
El apartado 7 h) en sus párrafos tercero y cuarto LIRPF establece: «Igualmente estarán exentas las
demás prestaciones públicas por nacimiento, parto o adopción múltiple, adopción, hijos a cargo y
orfandad.
También estarán exentas las prestaciones públicas por maternidad percibidas de las Comunidades
Autónomas o entidades locales.»
Como ya se ha aclarado, el personal funcionario disfruta, según el Texto Refundo del Estatuto Básico
del Empleado Público, de un permiso por parto que encaja perfectamente en la redacción del artículo
7h).
4. La prestación de maternidad satisfecha por la Seguridad Social, no tiene la función de
sustituir la retribución normal (no exenta en el IRPF) que se hubiera obtenido por el
trabajo habitual y que se deja de percibir al disfrutar del correspondiente permiso por
parto.
Esto sucede, generalmente, con el personal funcionario de grupo A1, supuesto en el que muchos
funcionarios tienen una retribución superior al máximo de cotización en la Seguridad Social. Dado
que la prestación por maternidad está relacionada con la cotización con la Seguridad Social, en estos
casos, el personal funcionario que disfruta del permiso por parto obtiene una prestación por
maternidad menor de la que se hubiera obtenido por el trabajo habitual de forma que las
Administraciones, al objeto de cumplir con lo dispuesto en el artículo 49 del TREBEP, se ven
obligadas a «indemnizar» al funcionario que disfruta del permiso por parto por la parte de sus
retribuciones habituales no cubierta por la Seguridad Social en la prestación por maternidad.
Recordemos que el segundo párrafo después del apartado 49.c) TREBEP: «En los casos previstos en
los apartados a)(permiso por parto), b), y c) el tiempo transcurrido durante el disfrute de estos
permisos se computará como de servicio efectivo a todos los efectos, garantizando la plenitud de
derechos económicos de la funcionaria (...)»

VI. Análisis del papel de la Tesorería General de la Seguridad Social como

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intermediario-pagador
En este epígrafe, analizaremos el papel de la Tesorería General de la Seguridad Social como
intermediario-pagador entre la Administración empleadora y el personal funcionario en la retribución
del permiso por parto a través de la prestación por maternidad.
El TREBEP dispone en su artículo 14 que los funcionarios tendrán derecho a «las prestaciones de la
Seguridad Social correspondientes al régimen que les sea de aplicación.» También la legislación
Valenciana, Ley 10/2010, en su artículo 85 sobre el Régimen de la Seguridad Social del personal
funcionario al servicio de la Generalitat, determina:
«1. Al personal funcionario propio o de nuevo ingreso en la administración de la Generalitat le será
de aplicación el Régimen General de la Seguridad Social.
El personal funcionario procedente de otras administraciones seguirá sometido al mismo Régimen de
Seguridad Social o de previsión que les era aplicable en la administración de origen.
2. En los procesos de incapacidad temporal del personal al servicio de la administración de la
Generalitat que con arreglo a lo dispuesto en este artículo se encuentre acogido al régimen general
de la Seguridad Social, se complementarán las prestaciones de la Seguridad Social hasta el 100 por
cien de sus retribuciones desde el inicio de dicha situación hasta la conclusión de la misma.»
En los supuestos de incapacidad temporal, el ordenamiento jurídico reconoce al funcionario el
derecho de carácter subjetivo a percibir la retribución que le corresponda, cuya cuantía dependerá de
los días de baja y de si la Administración a la que sirve complementa, o no, la prestación (como
sucede en el caso valenciano). La retribución por incapacidad temporal se hace efectiva directamente
a través de la Administración Pública empleadora produciéndose, a posterior, entre ésta y la Tesorería
de la Seguridad Social, flujos compensatorios en el marco de la liquidación mensual de las cuotas
sociales correspondientes. En síntesis: el funcionario en situación de incapacidad sigue percibiendo
«el salario» de la Administración para la cual presta servicios, ajeno a las compensaciones de caja
entre Administraciones.
En el supuesto expuesto de incapacidad temporal y de paternidad, el personal funcionario se
encuentra cubierto por el sistema de prevención social y no recibe directamente percepción de la
Seguridad Social pública sino que le paga directamente su Administración. ¿Podemos entender que en
el caso del permiso por parto también retribuye al funcionario su Administración y que la Seguridad
Social actúa como un intermediario? ¿Debería en estos casos recibirse la prestación por maternidad
directamente de la Administración Pública a la que pertenece el funcionario y dentro de los flujos de
caja habituales entre la Seguridad Social y la Administración Pública realizarse las compensaciones
correspondientes?
Según mi criterio, dado que, al contrario de lo que sucede con el personal laboral, el personal
funcionario no suspende de la relación laboral (o estatutaria) con la Administración pública mientras
dure el permiso por parto permaneciendo, por ministerio de la Ley, en situación de servicio activo,
considero que debería retribuírsele directamente por la propia Administración empleadora, como
sucede con las incapacidades temporales o la paternidad, y realizarse las compensaciones de caja
correspondientes entre la ésta (la Administración empleadora) y la Seguridad Social. De esta forma
tampoco habría diferencias retributivas para aquel personal funcionario, principalmente del grupo A1,
cuyas retribuciones superan las cotizaciones máximas y deben de ser indemnizados posteriormente
por la Administración a la que pertenece al ser menores las prestaciones por maternidad que sus
retribuciones, como hemos visto anteriormente, dado que el TREBEP garantiza «la plenitud de
derechos económicos de la funcionaria.»
Si se entiende que la prestación por maternidad, que es la retribución del permiso por parto, tiene su
devengo en la Administración pública a la que pertenece el funcionario/funcionaria y que la

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Seguridad Social es únicamente un intermediario en el pago porque el funcionario/funcionaria se


encuentra en servicio activo y, por analogía, desempeñando un puesto de trabajo en el sector
público, se trataría de una prestación con un completo encaje en el artículo 7.h) de la LIRPF y por
tanto, exenta de tributación. Recordemos que el texto legal dicta expresamente lo siguiente:
«Igualmente estarán exentas las demás prestaciones públicas por nacimiento, parto o adopción
múltiple, adopción, hijos a cargo y orfandad. También estarán exentas las prestaciones públicas por
maternidad percibidas de las Comunidades Autónomas o entidades locales.»

VII. Conclusiones
• No es correcto extender la Resolución RG:7334-2016, del Tribunal Económico-Administrativo
Central, al personal funcionario, dado que dicha resolución se basa en normativa aplicable al
personal laboral. En el caso del personal funcionario no se produce una suspensión temporal del
contrato sino que se trata de servicio activo, a todos los efectos, además de que la prestación por
maternidad no sustituye la retribución habitual del funcionario afectado. La maternidad y el parto son
términos utilizados indistintamente por el legislador.
• La Ley es clara y no necesita interpretación alguna cuando establece que están exentas las
prestaciones públicas por nacimiento, parto, adopción, hijos a cargo y orfandad, por tanto, las
percepciones recibidas en el permiso por parto del personal funcionario están claramente recogidas
como exención del IRPF.
• La Tesorería de la Seguridad Social juega una suerte de papel de intermediario entre la
administración empleadora y el personal funcionario, en el pago de la prestación por maternidad que
retribuye el permiso por parto y, por tanto, entendido de esta forma, la prestación por maternidad se
encuentra, en el caso del personal funcionario, exenta de tributación en el IRPF.
• No existen consultas vinculantes de la Dirección General de Tributos ni Resolución de la TEAC que
establezca una aclaración para el régimen de las retribuciones de los funcionarios públicos en
situación de disfrute del permiso por parto regulado en el Estatuto Básico del Empleado Público. En
consecuencia no existe sustento, ni siquiera doctrinal, para no poderle aplicar el tenor literal del
artículo 7 h) LIRPF, en cuanto a su exención de la tributación.
En consecuencia, y a modo de corolario, realizado el presente análisis cabe entender que las
percepciones percibidas por el personal funcionario, cuando disfruta del permiso por parto, están
exentas de tributar por el IRPF dado que, como se ha podido comprobar, tienen un perfecto encaje en
el art. 7.h) del IRPF. A ello cabe añadir que sobre el régimen fiscal aplicable en estos casos al
personal funcionario no existe manifestación de la AEAT o de los Tribunales económico-
administrativos, ni mucho menos de los tribunales ordinarios de justicia. Habrá, pues, que esperar a
que sea la doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo la que ponga entendimiento a la cuestión.

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