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Puntos de Investigación

Objeto de las Acciones Posesorias


El objeto de las acciones posesorias básicamente es conservar o recuperar la
posesión de bienes raíces, o de derechos reales constituidos en ellos. (Art 972)
Las Acciones Posesorias Conservatorias son aquellas que pretenden conservar
la posesión de la cosa o derecho, cuando ésta aún no ha sido despojada, pero
está siendo de alguna manera perturbada El Código Civil hace referencia a este tipo
de acción en el Artículo 977 en los siguientes términos: “El poseedor tiene derecho
para pedir que no se le turbe o embarace su posesión o se le despoje de ella, que
se le indemnice el perjuicio que ha recibido y que se le dé seguridad contra el que
fundadamente teme”
Las Acciones Posesorias Recuperatorias son aquellas que buscan la
recuperación de la posesión, cuando esta aparte de perturbada, que sería el
acto inicial, ha sido completamente despojada.
El Código en el Título dedicado a la Posesión, divisa que las formas de perturbación
injusta de la posesión son la violencia y la clandestinidad.
No obstante, la doctrina ha diferenciado entre tres tipos.
 El primero, cuando se ha utilizado la violencia.
 El segundo, cuando estando el poseedor ausente, otro se apodera de la
cosa.
 Y el tercero, cuando la autoridad pública es quien perturba la posesión, fuera
de los términos permitidos por la ley Para este caso la acción de recuperación
no solo se dirige contra el usurpador, sino contra cualquier persona que
detente la posesión derivada de este.
Dentro del proceso recuperatoria de la posesión, el demandante tiene la obligación
de probar la que tuvo la posesión tranquila e ininterrumpida de la cosa, por lo menos
por un año antes del despojo.
Acción de Despojo
Esta acción, según lo contenido en el Artículo 984 del Código Civil, puede ser
utilizada por todo el que ha sido despojado de la posesión, de la mera tenencia, y
que, en virtud de poseer a nombre de otro, o por no haber poseído bastante tiempo,
o por cualquier otra causa, no pueda ejercer la acción posesoria. Es un derecho que
se da para que las cosas regresen a su estado inicial, sin que para ello se requiera
más la prueba del despojo de manera violenta
Existen otras acciones con las que cuenta el poseedor ACCIONES
ESPECIALES
Las de Denuncia de Obra Nueva tienen por objeto, según el Artículo 986 del
Código Civil, que el poseedor tenga derecho a pedir que se prohíba toda obra nueva
que se trate de construir sobre el suelo que este tiene en posesión. Se da por
entendido que toda obra nueva como construcción, siembra o plantación que antes
no existiera dentro del predio. Esta acción se caracteriza porque para que pueda
llevarse a cabo su ejercicio, es fundamental que las obras no estén del todo
construidas o terminadas, ya que esta acción tiene por objeto suspensión de los
trabajos en curso, así la construcción de la obra física o material no haya tenido
inicio.
Pero el Código no hace referencia únicamente a las obras que se desarrollen dentro
del terreno ajeno, sino también aquellas de alguna manera puedan perturbar el
ejercicio de un derecho. En el Artículo 987 del Código se estable que “son obras
nuevas denunciables las que, construidas en el predio sirviente, embarazan el goce
de una servidumbre constituida en él.
Son igualmente denunciables las construcciones que se trata de sustentar en
edificio ajeno, que no esté sujeto a tal servidumbre.
Se declara especialmente denunciable toda obra voladiza que atraviesa el plano
vertical de la línea divisoria de los predios, aunque no se apoye sobre el predio
ajeno, ni dé vista, ni vierta aguas lluvia sobre él
Al igual que la acción de Denuncia de Obra Ruinosa, esta tiene un término para su
ejercicio de un año, de lo contrario prescribe para siempre
DERECHO CANÓNICO
En el derecho canónico, inspirado en las reglas del derecho romano, también se
elaboraron acciones destinadas, en un principio, a proteger a los obispos que
habían sido despojados de sus sedes, constituyendo una reacción frente al régimen
feudal que había turbado la prohibición de tomarse la justicia por propia mano.
Posteriormente, estas acciones canónicas pudieron practicarse inclusive en los
juicios civiles y por laicos víctimas de despojos. Posteriormente el Papa Inocencio
III (1198 a 1216) dictó una carta decretal, disponiendo que el interdicto romano de
“Under vi”, que sólo podía dirigirse contra el autor del despojo y no contra el
segundo poseedor de la cosa, pudiera ahora en contra del segundo poseedor.
Otra creación del derecho canónico fue la exceptio spolii, introducida por las
decretales apócrifas, denominadas decretales pseudoisidorianas.111 Con ella, se
protege la posesión reprimiendo la violencia que los herejes y los señores feudales
habían ejercido contra los obispos, despojándolos de su sede y de los bienes de su
iglesia.
En su origen, la exceptio spolii, era una simple excepción dilatoria que permitía al
obispo spoliatus substraerse al procedimiento criminal, mientras no haya sido
repuesto en posesión de todo lo que se le ha quitado. En efecto, el obispo
despojado, que ha sido acusado ante el Sínodo y ha opuesto la exceptio spolii,
debía ser restituido en la posesión para que la causa criminal pudiera seguir su
curso. Así, entonces, la acción para la restitución que se deducía de la exceptio
spolii, no tenía una existencia independiente, suponía necesariamente que se había
iniciado una instancia criminal y que el obispo acusado se escudaba con dicha
exceptio.
Durante la Edad Media se establecieron remedios posesorios como la Condictio ex
canon redintegranda. Estaba referida únicamente a los obispos despojados, no
presentando las características de una medida general que pudiera aplicarse a un
laico que fuera acusado de un delito después de haber sido despojado de sus
bienes113. A mediados del siglo XII el canon redintegranda fue reproducido por
Graciano, que lo incluiría en sus Decretales y, de esta manera, sería objeto del
comentario de doctores y serviría de base a la jurisprudencia de los tribunales,
obteniendo de ella los glosadores una máxima de aplicación general: el principio
spoliatus ante Omnia restituendus, el despojado debía ante todo ser restituido.
Así los canonistas crean la llamada remedium spolli, formado por un actio spoli y
una excetio spolii.
En sus orígenes, este remedium spolii aparece como un privilegio de los obispos,
actuando como incidente previo de un proceso criminal. Así, el obispo injustamente
despojado de su sede utiliza una excepción, de forma que no podía ser juzgado
hasta que no había sido restablecido en ella. No obstante, su idea inicial, y por efecto
de la glosa, rápidamente se generalizó en favor de clérigos y laicos víctimas de un
despojo, admitiéndose que el principio spoliatus ante Omnia restituendus
igualmente pudiera invocarse en los juicios civiles.
En el siglo XII, el Decretum Gratiani, que forma parte del Corpus Juris Canonici,
reprodujo las disposiciones de las Falsas Decretales sobre la excetio spolii,
tratándola como dos instituciones diferentes:
la exceptio spolii, simple medio dilatorio de que hace uso todo poseedor despojado
contra la acción civil o criminal y que consiste en el plazo que se le da para intentar
la acción de restitución de aquello de que ha sido despojado, que en materia civil
sólo podría oponerse contra el despojar mismo;
y la actio spolii, dada a todo poseedor despojado contra su voluntad, que tendía a
la restitución del despojo, y se intentaba contra el despojante y contra todo otro
poseedor. Los glosadores la extendieron incluso contra el poseedor de buena fe y
cualquiera fuera la manera como el demandante había perdido injustamente la
posesión; era dada además al mero tenedor; extendiéndose incluso a los bienes
muebles
Por último, cabe mencionar que bajo la influencia del derecho canónico se introdujo
en la jurisprudencia medieval la possessorium summarissimun, que “era una
instrucción sumarial destinada a que la parte cuyo derecho era más verosímil
conservara la posesión mientras se tramitaba el pleito. Tenía por objeto evitar las
vías de hecho.”116 Bastaba una breve instrucción que le hiciera aparecer como el
poseedor actual.
En una primera etapa, siglo XIII, se admitía que, si dos personas pretendían al
mismo tiempo ser actuales poseedores de una cosa, sin que ninguna de las dos
quisiera tomar la iniciativa de intentar en contra de la otra el interdicto Uti
possidenti, y advirtiéndose inminentes vías de hecho reciprocas, el juez a fin de
evitar la alteración de la paz social, riñas y escándalos, de oficio podía iniciar la
instancia posesoria. Así, partía prohibiendo a las dos partes cualquier acto
posesorio y luego instruía la instancia posesoria, tal como si lo hubieran promovido
los interesados.
En una segunda etapa, siglo XV, se llegó a proclamar el principio que, en todo
proceso posesorio o petitorio, el juez debía ex officio, previa información sumaria,
mantener al poseedor en posesión todo el tiempo que durara el proceso, sin
prejuzgar por ello la decisión que debía dictar. En aquella época, se introdujo el
requisito de la anualidad, que habría sido tomado del derecho germánico, pudiendo
accionar el despojado sólo dentro del plazo de un año y un día; vencido dicho plazo,
sólo se podía contar con las acciones petitorias.
Finalmente, se debe destacar que el derecho canónico extendió la protección
posesoria a todo poseedor despojado violenta o clandestinamente.
El derecho francés contemplaba la acción de recuperación (para proteger al
desposeído violentamente) incluso si no fuese anual la posesión, la acción de
mantenimiento contra los actos perturbatorios de la posesión, que suponía no una
desposesión sino una simple perturbación; exigía del poseedor el requisito de la
anualidad, su finalidad era hacer cesar la perturbación y no era otorgada cuando
había existido desposesión. Y la denuncia de obra nueva, imitación de la nunciato
novio peris del derecho romano cuya finalidad era hacer cesar la molestia que
resultaba para un propietario a causa de las obras nuevas emprendida por su vecino
y se exigía la posesión anual.

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