Pablo Neruda, “Oda a las cosas” Secuencia “los objetos del exilio” → ¿Qué secreto esconden las cosas?
Amo las cosas loca, La fuerza de los objetos: Joan Miró
locamente. En el taller de Joan Miró (1893-1983) había infinidad de objetos cotidianos que habían sido abandonados y que él rescataba. El pintor era capaz de ver más allá del propio Me gustan las tenazas, objeto, insuflarle vida y una nueva personalidad. Así, combinando aleatoriamente sillas, hormas de zapato, un timbre de su estudio, un roscón de reyes, un cabezudo o la las tijeras, trona de su hija realizaba una escultura. adoro (…) las tazas, “Me siento atraído por una fuerza magnética hacia un objeto, sin premeditación alguna, luego me siento atraído por otro objeto que al verse ligado al primero produce las argollas, un choque estético, pasando antes por ese flechazo plástico, físico, que hace que la poesía te conmueva realmente y sin el cual no sería eficaz” (Joan Miró, 1936) las soperas, Miró se enamoró de los objetos. Literalmente. Objetos que pueblan la vida cotidiana: silbatos, figurillas, trozos de tela, una calabaza, juguetes… sin hablar, por supuesto, Los coleccionaba y acumulaba como inspiración. Componían un museo imaginario, a semejanza de los gabinetes de maravillas de surrealistas y dadaístas, con los que del sombrero. compartía su vocación por la sorpresa. Amo todas las cosas, no sólo las supremas, sino las infinita- mente chicas, el dedal, las espuelas, los platos, los floreros. (…) “Retrato de una bailarina”, Joan Miró “L’objet du couchant” (el objeto del Oh río (1928), colección del Centro Pompidou poniente), Joan Miró (1936), irrevocable colección del Centro Pompidou de las cosas, no se dirá La fantasía del objeto: Salvador Dalí que sólo “El objeto surrealista es un objeto absolutamente inútil desde el punto de vista práctico y racional, creado únicamente con el fin de materializar de un modo fetichista, amé con el máximo de realidad tangible, ideas y fantasías de carácter delirante.” (Salvador Dalí) los peces, o las plantas de selva y de pradera, que no sólo amé lo que salta, sube, sobrevive, suspira. No es verdad: muchas cosas me lo dijeron todo. No sólo me tocaron o las tocó mi mano, sino que acompañaron de tal modo mi existencia que conmigo existieron y fueron para mí tan existentes que vivieron conmigo media vida “Zapato surrealista”, Salvador Dalí (1931) “Teléfono langosta”, Salvador Dalí (1936) y morirán conmigo media muerte.