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En 1975, Herbert Douglas, un hombre de negocios que vivía en Shaftsbury,


Bvermont, se dirigió en su automóvil hacia un pueblo cercano en una misión de
piedad. Al llegar a su destino tomó una varilla radiestesia plástica y estuvo en
todas las habitaciones en una casa de dos plantas, siendo particularmente
cuidadoso en el chequeo de las áreas alrededor y debajo de la cama donde
dormía una niña de doce años de edad que presentaba una doble curvatura de
la columna vertebral y que había estado durmiendo en ese mismo lugar desde
que era una niña.

Douglas encontró que la casa tenía un número inusualmente elevado de venas


de agua por debajo de la cama donde dormía esta niña afectada.
Inmediatamente le comunicó a los padres que la cama debía ser movida de
lugar ya que por debajo de ella corrían no menos de 35 intercepciones de estas
venas de agua subterránea.

En los primeros diez días, después de mover la cama le dijo a sus padres que
el dolor crónico en la columna había aumentado. Después el dolor comenzó a
disminuir hasta que al médico de la niña notó, durante una visita para
practicarle un entablillamiento en todo el cuerpo, que la curvatura de la
columna había disminuido considerablemente.

Después de varios meses, Douglas recibió una carta de la madre de la niña


diciéndole que esta no había tenido más dolores y que las curvaturas de la
columna habían disminuido de tal forma que no necesitaba ningún tipo de
inmovilización. La noción de que la irrupción de muertes pudiera ser provocada
por emanaciones telúricas llegó a Douglas como un tema permanente de
investigación de autores ingleses.

Antes de la II Guerra Mundial, en su libro Dowsing W. M. Trinder, escribió:


·´´..... Parece que hay una pequeña duda con relación a si las radiaciones que
provienen de las aguas subterráneas son perjudiciales, si se mantiene contacto
con ellas por tiempo indefinido, tanto a los seres humanos como las plantas “
En Cuba yo he conocido ejemplos de personas que padecen de enfermedades
nerviosas y de reumatismo, como producto de las corrientes nocivas. En todos
estos casos el paciente pasó una parte considerable de las 24 horas del día
sobre una corriente subterránea y esto fue teniendo un lento y mayor efecto
destructivo en su salud.

Echoing Trinder y Marguerite Maury en su propio libro, ° How to Dowse° ,


dicen: “....cualquiera que sean las causas de las emisiones telúricas, mantos
freáticos, ríos subterráneos o fallas secas, el efecto producido sobre la salud de
los animales y los seres humanos es siempre perjudicial “. Si hay varias
corrientes que se cruzan, la emisión con la superficie será particularmente
mala.

El radiestesista francés A. Mermet también plantea que las radiaciones


asociadas a este fenómeno se transmiten de piso en piso, en las casas que
están ubicadas sobre ellas. Podemos estar expuestos a las radiaciones nocivas
en un taller, una fábrica, en una oficina así como en el piso 10 de un edificio. Es
en el dormitorio donde su presencia es más perjudicial, en tal caso el individuo
afectado no está solo sujeto al efecto malo de tales radiaciones, sino es
también despojado del sano y regenerativo sueño. En consecuencia resulta un
deterioro de la salud y la persona afectada sufre de varias dolencias de las
cuales ni el médico puede darse cuenta.

Douglas chequeó las camas de las personas que sufrían diferentes dolencias y
notó que su varilla siempre detectaba venas de agua subterráneas por debajo
de las camas y las dolencias eran más fuertes en los lugares donde se
cruzaban estas corrientes.

En artículos publicados en el Bennington (Vermont), Banner Douglas afirmó


que todos los pacientes que habían cambiado su posición de dormir para un
sitio nuevo, habían experimentado una reducción significativa o desaparición
de artritis en un lapso que fluctuaba entre cinco y tres meses.

A finales de 1976, en un área menor de 50 millas, Douglas encontró corrientes


de agua subterránea que se interceptaban debajo de las camas de mas de 55
pacientes que habían sido tratados por artritis, 25 de ellas habían movido su
cama en la dirección que Douglas les había indicado hacia un área donde no
había flujos de agua subterráneas.

Douglas planteó que según la literatura que el había chequeado, 20 casos de


cáncer de diferentes tipos, en casi todos habían corrientes de aguas
subterráneas bajo las camas de los pacientes, pero menos frecuente en fallas y
en fracturas de las rocas.

Indica Douglas que por un período de 10 años chequeó 60 casos de artritis, 20


casos de cáncer y 9 casos de cataratas. En todos estos casos encontró
mediante la radiestesia la presencia de líneas de aguas subterráneas que se
cortaban en el mismo punto de la afección del paciente. En todos los casos de
cáncer Douglas encontró la presencia de venas de agua subterráneas que se
interceptaban en un número de 30 a 50 en todos los casos.

En 1978, Douglas encontró en un artículo traducido al inglés, que lo mismo que


el había hecho, paralelamente lo había descubierto el Dr. Joseph Kopp de
Ebikon, Suiza, un consultante geólogo que por muchos años practicó la
radiestesia exitosamente en busca de agua en su país incluyendo aguas
minerales de valor comercial para la comunidad de Zurzach y Eglisu, en las
costas del Lago Constance.

Al Dr. Kopp le llamó la atención los decesos y enfermedades de animales que


habitaban dentro de un establo, esto solo ocurría cuando los mismos estaban
dentro del establo.

El Dr. Kopp estuvo realizando investigaciones radiestésicas en 130 corrales en


los cuales las vacas permanecían por largos períodos de tiempo y encontró
una gran incidencia de enfermedades que iban desde un reumatismo severo en
las articulaciones hasta una perdida de peso marcada, incluyendo deterioro
uterino. En ocasiones esto llevaba a la muerte del animal. Cuando se
observaban animales en los corrales vecinos donde no existían estos
fenómenos de corrientes de aguas subterráneas, los animales crecían sanos.

Kopp dedicó varias décadas de su vida a la investigación de cientos de


referencias sobre la influencia terrestre en los seres vivos.

El efecto de los flujos telúricos en los microorganismos, se conoció por un


radiestesista italiano en Piacenza en 1897 cuando trazaba una corriente de
agua debajo de un establecimiento lácteo que producía quesos de alta calidad.
Se vio que los quesos se daban buenos o malos en dependencia de si se
colocaban sobre zonas de corrientes subterráneas o no. Kopp descubrió que
las radiaciones terrestres hacían que las papas se pudrieran más rápido, que el
vino se convirtiera en vinagre y que el jamón cogiera hongos.

En 1932, científicos del Instituto de Biología y Anatomía en Munich,


descubrieron que las bacterias crecían en correspondencia a si se encontraban
o no sobre una zona de corrientes subterráneas. Los ratones inoculados con
bacterias que producían la muerte, se enfermaban más rápido cuando se
encontraban sobre una corriente de agua subterránea que cuando estaban
fuera de ella, dependiendo del tipo de patógenos utilizados.

Las investigaciones realizadas en Suiza en el cantón Aaron demostraron que


los ratones colocados en zonas de perturbación se mostraban inquietos,
devoraban a sus crías y otros hechos no usuales entre ellos.

Hay que destacar que existen animales que se comportan de forma diferente,
por ejemplo, las abejas en estas zonas de radiaciones telúricas producen 3
veces más miel que fuera de ellas.

Ciertas variedades de plantas no viven cuando se encuentran sobre corrientes


de agua. En estudios hechos a 11000 plantas de manzanas, se observó que
todas las que se ubicaron sobre zonas de radiaciones produjeron troncos
cancerosos, aumento anormal en el flujo de la savia, se enfermaban las raíces,
etc.

Un hallazgo trascendental fue cuando en 1920, los científicos alemanes


Wunzer y Melzer, dividieron la ciudad de Stuttgart en distritos que variaban las
incidencias del cáncer solo si se sabía su correlación con su estratigrafía o las
formaciones de rocas subterráneas. Cuando los radiestesistas realizaron el
levantamiento de fallas, notaron que las cinco mayores fallas geológicas
coincidían con los distritos de mayor cantidad de muertes de cáncer. Estos
científicos promulgaron la teoría de que algunos tipos de radiaciones
provenientes de las fallas, podían ser una causa importante de cáncer.

Debido a las investigaciones realizadas por los científicos Winzer y Melzer y el


alemán Gustav Freiberr Von Pohl, en 1929 comenzó el primer proyecto
investigativo sistemático sobre la relación entre las zonas de flujos nocivos del
interior de la tierra y la ocurrencia de cáncer en los seres humanos. Estas
investigaciones demostraron en el poblado de 2000 habitantes en el Bavarian
Forest, que cada persona muerta por cáncer en los 17 años anteriores, había
estado durmiendo sobre las zonas nocivas que habían sido delimitadas.
Después de año y medio, otro chequeo arrojó que otras 10 personas mas
habían muerto en ese mismo lapso.

En 1930 un radiestesista francés dio por primera vez una respuesta científica al
problema de las radiaciones. Se observó mediante la colocación de un
electroscopio, instrumento que registra la conductibilidad eléctrica del aire, la
presencia relativa de iones que se revelan con mayor cuantía sobre las zonas
de corrientes subterráneas y son menores sobre las zonas adyacentes.

La coincidencia sobre las zonas de radiaciones ionizantes y la incidencia del


cáncer, fue descubierta, durante 7 años de investigaciones realizadas por el
ingeniero francés
Pierre Cody, cuando un radiestesista antes de la II Guerra Mundial le comunicó
que los habitantes de muchas casas en el puerto francés de la ciudad Le Havre
había muerto de cáncer en varias generaciones. Cody utilizó el electrómetro de
Elser y Geibel para controlar la concentración de aire ionizado en puntos en los
sótanos de las casas que se encontraban debajo de mas de 7000 camas con
casos de cáncer. La investigación mas relevante se realizó en la casa del señor
Truffer, cuya esposa había muerto de cáncer. Ubicado un electrómetro en el
sótano debajo de la cama donde la mujer contrajo cáncer y otro aparato más
pequeño a 2 metros del lugar se pudo observar que el que estaba directamente
bajo la cama, recogió una concentración de iones 10 veces superior que el otro
que estaba mas alejado.. Posteriormente se determinó que el ancho de las
radiaciones no superó 1.5 metros.

Estos trabajos demostraron que estas radiaciones se desplazaron solo en la


vertical y no en la horizontal. El físico nuclear Angelo Comunetti de
nacionalidad Suiza, llegó también a una importante conclusión: Que venas de
agua o geológicas emiten las radiaciones solo en la vertical y para demostrarlo
realizó el siguiente experimento: En 5 pisos que se encontraban a una altura de
3.5 metros uno sobre el otro, fueron reconocidas dos zonas de anomalías de
mas de o menos 2 metros de ancho. Los pisos y los techos estaban formados
por placas de hormigón prensado hasta el número de 3, y se encontró una
radiación en forma anomalía radiestesica con una desviación de 15 grados de
la vertical. La reacción de la varilla fue fuerte en los 5 pisos indicando que no
había atenuación con la altura. Según Comunetti la experimentación sería
repetida en edificios altos y en minas subterráneas ya que sería beneficiosa
para todo tipo de prospección geológica.

Según Cody, estas emisiones telúricas podían ser debidas a algún tipo de
radiactividad. Para verificar este postulado colocó una placa de plomo debajo
del electrómetro que ubicó en la zona de emisión de radiaciones y notó que el
tiempo requerido para su descarga creció de 7 a 49 minutos. El color gris de la
capa de plomo después de un mes de haber sido colocada en el lugar de las
radiaciones se tornó azul o amarillo canario del mismo ancho que la zona de
radiaciones. Estas investigaciones demostraron que el plomo estaba
bloqueando una zona de radiaciones radioactivas.
Después de la II Guerra Mundial, radiestesistas científicos en Alemania
investigaron aún sobre los efectos de emanaciones telúricas sobre los seres
vivos.

Uno de los científicos que se destacó en estos estudios en esa época fue
Johann Walther, quien denominó por primera vez con el término de Geopatías
a las dolencias provocadas por las emanaciones telúricas.. El les recomendó a
los médicos que tenían parientes con enfermedades degenerativas que
efectuaran un estudio radiestésico de la casa.

En 1955 el Dr. en Ciencias Geofísicas V. Fritsch de Alemania, exhortó a que


los radiestesistas, médicos, geofísicos y físicos hicieron investigaciones
conjuntas en relación con este tema de las geopatías y las emanaciones
telúricas. Manifestó que el problema de las influencias geofísicas en los seres
vivos es de gran importancia para los biólogos y de mayor significado para la
medicina.

Ese mismo año el Dr. Joseph Wust y otros que trabajaban por primera vez con
un contador Geiger probaron la emisión de radiaciones gamma debajo de la
cama de un enfermo con cáncer.

En el magistral libro °The Divining Hand° de donde han sido tomados muchos
de estos relatos y adaptados a nuestro estilo, aparecen algunos criterios de
eminentes científicos que relataremos a continuación:

Dr. Wilbelm Von Gonzenbach


Prof. De Higiene y Fisiatría jefe en la cuidad de Zurich, Suiza.

Justamente porque nosotros tenemos un conocimiento insuficiente de la


naturaleza física de las radiaciones de la tierra, no es la razón para que
ignoremos un fenómeno que es al menos una centuria de viejo, después de
todo, muchos métodos terapéuticos en medicina fueron desarrollados
empíricamente a través de la experiencia práctica y solo explicados en un
laboratorio, teóricamente mucho después.

DSXr. Joseph Kopp


Geólogo0 Consultante, Ebikon, Suiza 1975

En un futuro no distante seria posible dictar regulaciones que pueden ordenar


el examen de los edificios futuros o ya existentes para descubrir si es que ellos
son afectados por influencias telúricas, patógenas.
Ningún hospital o escuela podría ser construido sin chequear la existencia de
corrientes de aguas subterráneas por debajo de los cimientos proyectados. Un
esfuerzo se haría para introducir el concepto de planeamiento geohigienico en
el mundo. Si esto pudiera cumplirse, creo que tendríamos una marcada
declinación en enfermedades degenerativas.

Dr. Poul G. Seeger


Primer jefe de Investigaciones del cáncer Charité Hospital Berlín, Alemania,
1975
Ningún cripticismo es siempre tan perjudicial como el que ignora la existencia
probada de las influencias patógenas telúricas.
Cientos de institutos del cáncer en todo el mundo han gastado billones sin
haber encontrado una prueba convincente de las causas del cáncer. ¿ Por qué
no es posible gastar unos pocos millones de esta gran suma en una total
investigación de las radiaciones telúricas como una causa principal del cáncer
en los seres humanos. ¿Por qué este nuevo continente de conocimientos
descubiertos no ha sido aplicado en la prevención del cáncer?

Ernest Hartmann, el descubridor de la red que lleva su nombre.

Es trágico que ideas nuevas y fructíferas sean retrazadas o ridiculizadas como


lo ha demostrado la historia de la medicina claramente. Ahora en nuestros
tiempos, las autoridades médicas continúan intolerantes a aplicar ideas de que
las zonas geopáticas pueden causar cáncer.

¿ No es fantástico que mientras que los científicos aceptan 300 teorías para la
etiología del cáncer como una base para investigar, al mismo tiempo ellos
ignoren, rechacen o falsamente ataquen este descubrimiento?. Sin embargo ha
habido experiencias directas con este problema que no deben ni pueden
permanecer en silencio aunque su credibilidad pueda sufrir las consecuencias.

Yo estoy preparado para demostrar a las personas más escépticas que las
zonas geopáticas producen cáncer y dejarle a la generación engañosa las
trágicas estadísticas. Yo les presentaré a los pacientes que se han quitado
dolores y las enfermedades después de que ellos se cambiaron de las zonas
de influencias telúricas. La salud de los seres vivos y los seres humanos está
íntimamente ligada a la tierra en la que ellos viven y sus radiaciones. Una vez
que esto se comprenda claramente, una puerta se abrirá a la salud, a la
existencia feliz para todas las personas y las enfermedades con sus amenazas
desaparecerán entonces como pesadillas.

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