Reporte de Lectura No.

Título y tema que trata

El libro se llama “Homo Videns: la Sociedad Teledirigida”, del Dr. Giovanni Sartori.
Esta obra trata de explicar la influencia de la televisión en el día cotidiano de las
personas, desde niños hasta que llegan a la adultez. Además de la relación
existente con el Internet y otros medios de comunicación.

También habla de la superioridad de las imágenes a la hora de informarnos, ya que

preferimos más lo que se ve en la televisión que lo que se lee en los periódicos o lo
que se escucha en la radio. Siendo un ejemplo de lo dependientes que somos
gracias a la tecnología gracias a la influencia de la televisión.

Principales ideas de la lectura

Dentro de las principales ideas del texto encontramos que la televisión se afirma
como un demiurgo, influenciando a los adultos mediante la información ya que la
imagen cuenta con un gran poder que se encuentra a disposición de casi todos.

La opinión pública es un «dato» que se da por descontado. Las opiniones son

convicciones frágiles y variables. Si son convicciones profundas y fuertemente
enraizadas, entonces debemos llamarlas creencias.

Los sondeos son: una expresión del poder de los medios de comunicación sobre el
pueblo; y su influencia bloquea frecuentemente decisiones útiles y necesarias. Los
sondeos de opinión consisten en respuestas que se dan a preguntas.

La televisión informa todavía más que la radio, en el sentido de que llega a una
audiencia aún más amplia. La televisión da menos informaciones que cualquier otro
instrumento de información. La información que cuenta es la que se puede filmar
mejor; y si no hay filmación no hay ni siquiera noticia, y, así pues, la noticia no se
ofrece, pues no es «vídeo-digna».

Al menos en parte la desinformación televisiva es involuntaria y, de algún modo,

inevitable. La cámara de televisión entra fácil y libremente en los países libres; entra
poco y con precaución en los países peligrosos; y no entra nunca en los países sin
libertad. Que cuanto más tiránico y sanguinario es un régimen, más lo ignora la
televisión y, por tanto, lo absuelve.

La televisión supera a la información escrita porque «la imagen no miente» Si

fotografiamos algo, ese algo existe y es como se ve.

Giovanni Sartori define a la primacía de la imagen, como la predominancia de lo

visible sobre lo intangible. Tal primacía es más que un cambio cultural y social del
momento, Se trata de una transformación de la especie humana.

Los pensamientos de las personas no llegaran a ser concretos, ya que sus

pensamientos se remiten a lo real. Esto afecta a la sociedad en cuanto a la
educación, ya que la comprensión lectora no es muy concreta de énfasis. Esto hace
que piensen mediante imágenes.

El ser humano puede usar las tecnologías, pero adecuadamente pero siempre
pensando en los libros y escrituras de las culturas que nos rodean, así enseñar y
comunicar bien podemos llegar a generar personas con la capacidad de
comprender la identidad cultural de nuestra sociedad.

Las video-elecciones analizan la incidencia electoral y en el modo de gobernar. En

algunos casos es prácticamente seguro que la influencia de la televisión es decisiva.
Por regla general, la televisión influye más cuanto menor son las fuezas contrarias
en juego, y especialmente cuanto más débil es el periódico, o cuanto más débil es
la canalización partidista de la opinión pública.

Democracia quiere decir, literalmente, «poder del pueblo», soberanía y mando del
demos. El valor democrático de la televisión se va convirtiendo poco a poco en un
engaño: un demopoder atribuido a un demos desvirtuado. Al final, el poder pasa al
Gran Hermano electrónico.

Según la teoría de la competencia, el consumidor debería castigar la deficiente

producción de noticias, exactamente igual que castiga la deficiente producción de
frigoríficos y de automóviles. Pero no sucede así, así no es. En este sentido, sólo
podemos tomar nota del hecho de que la competencia entre los medios de

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comunicación no produce beneficios concurrentes, sino más bien un deterioro de
los productos.

El contraste que estoy perfilando entre horno sapiens y, llamémoslo así, horno
insipiens no presupone idealización alguna del pasado. El horno insipiens siempre
ha existido y siempre ha sido numeroso. Pero hasta la llegada de los instrumentos
de comunicación de masas los «grandes números» estaban dispersos, y por ello
mismo eran muy irrelevantes. Así pues, aunque los pobres de mente y de espíritu
han existido siempre, la diferencia es que en el pasado no contaban mientras que
hoy se encuentran, y reuniéndose, se multiplican y se potencian.

El contraste que estoy perfilando entre horno sapiens y, llamémoslo así, horno
insipiens no presupone idealización alguna del pasado. El horno insipiens siempre
ha existido y siempre ha sido numeroso. Pero hasta la llegada de los instrumentos
de comunicación de masas los «grandes números» estaban dispersos, y por ello
mismo eran muy irrelevantes. Así pues, aunque los pobres de mente y de espíritu
han existido siempre, la diferencia es que en el pasado no contaban mientras que
hoy se encuentran, y reuniéndose, se multiplican y se potencian.

Reseña del texto

El libro está dividido en 3 apartados. En el primero se habla del ‘vídeo-niño’,

catalogándolo como una nueva especie que habita el planeta y que pierde sus
facultades de homo sapiens, porque la televisión modifica la naturaleza de la
palabra, haciendo que ahora lo que se decodifique sea una imagen y no una serie
de palabras que forman una oración. Siendo criticada la televisión por esto y porque
transmite imágenes con mensajes ‘negativos’ para la niñez y la juventud tanto por
la violencia que transmite, como por ser responsable de los cambios anímicos en
los jóvenes.

La principal preocupación parece ser en saber en qué consiste la nueva clase de

ser humano que se está formando mediante la exposición continua a la televisión y
a los mensajes que transmite.

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En la segunda parte del libro se hace un análisis/reflexión sobre la relación entre la
televisión y la formación de la opinión pública. Dice que mientras lo escrito permite
el intercambio de opiniones entre los lectores formando una opinión de cascada,
mientras que la televisión no permite tal cosa, ya que ahora la imagen es la realidad
apegándose a la aproximación de ‘creer lo que se ve’.

La televisión no produce opinión pública, sino que reproduce la suya. Postulando

que la televisión no ayuda a fortalecer a la democracia, ya que el contenido del
debate político no llega a la población, sino que llega la imagen que se proyecta de
los líderes.

Por último, en la tercera parte habla de la influencia de la televisión en la

democracia, mencionando que ahora en las elecciones, gracias a la videopolítica,
son personalizadas, es decir, que es más importante la imagen de las personas que
se ven y no los programas o ideologías de los partidos.

Haciendo la política más local que nunca, pues los noticiarios tienden a mostrar
acontecimientos seleccionados que generen simpatía (o disgusto) con su audiencia,
ya que nos hace ver acontecimientos en tiempo real de cualquier parte del mundo,
acontecimientos montados por los medios de comunicación, y que sólo por ello
entrarán en la historia. Siendo así que la tecnología en lugar de ayudarnos a
evolucionar, esta teniendo un papel contrario ya que produce a un hombre más
crédulo incluso que el hombre medieval, porque “el hombre contemporáneo es un
ser deshuesado que «vive sin el sostén de una visión coherente del mundo».
(Galimberti, 1994).” (p. 52).

Tanto así que la televisión en vez de fortalecer a la democracia, debilita a la opinión

pública, que es el soporte mismo de la democracia.

Opinión personal del contenido de la lectura

Al igual que con otras lecturas y teorías, el análisis que hace Sartori permite
observar una concepción acerca de la realidad de los Estados Unidos y del
continente europeo, alejada por lo tanto de la realidad de los países de América
Latina. Pues por un lado, es sabido que en los países latinoamericanos la lectura

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no es una habilidad que esté generalizada en la población de dichos países, siendo
esta casi un privilegio que muy pocos han tenido y buscado. Mientras que por el otro
lado, es mucho más fácil que la televisión confunda a los latinoamericanos, pues la
televisión se convierte en una trampa que posee valores heredados y una
normatividad exclusiva de otros países, formando una idea de aspirar a vivir como
se hace en Europa o en Norteamérica.

Por otro lado, se debe recordar que no sólo es cuestión de la televisión o la

tecnología el que las personas se deshumanicen y se conviertan en seres
deshuesados, ya que es innegable el hecho de que la televisión se volvió un medio
de comunicación parte de nuestra vida.

Sin embargo, es responsabilidad nuestra, el desarrollar la capacidad propia y de los

más jóvenes, el buscar buena información y separarla del contenido basura para
enfocarse en cosas que sean útiles para la vida. Debemos ser más observadores
del mundo y sus distintas realidades para generar un agudo sentido de abstracción
para no creer sólo en lo que nos cuentan o en lo que vemos en una secuencia de
imágenes.

Conclusión de la lectura

Es impresionante la gran influencia que tienen las tecnologías en la vida cotidiana,

así como la capacidad con la que cuentan para cambiar y moldear la opinión de
cualquier persona, incluso hasta de una nación.

La televisión es un vivo ejemplo de eso, e incluso se dice que es utilizada para fines
distintos y más maquiavélicos inclusive como cómplice de algunos partidos políticos
por la capacidad de realizar propaganda a favor o en contra de algo, camuflando la
verdad de lo que se está mostrando.

Pero también es evidente que la primacía de las tecnologías como la televisión ha

convertido en holgazanes a las nuevas generaciones, fomentando una falta de
interés en los niños por el estudio y una apatía por la lectura, mostrándose
receptivos a realidades prefabricadas y cerrados a la búsqueda de la ‘verdadera’
realidad de las cosas.