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¡Por el derecho a reparar los aparatos


electrónicos!
Poder reparar aquello que en su día compramos para poder alargar su vida útil y de paso no incurrir en nuevos
gastos y provocar nuevos impactos en el medio ambiente, es un derecho por el que no debemos dejar de luchar.

Albert Vilariño
@albertvilarino | 29 enero 2019

En esta sociedad en la que nos ha tocado vivir, estamos más que acostumbrados a la
cultura del usar y tirar, de la obsolescencia programada y a cambiar cosas que NOTICIAS RELACIONADAS
han dejado de funcionar (e incluso aquellas que aún funcionan perfectamente) por otras
nuevas con quizá algunas mejoras sobre las que ya poseemos, aunque estas sean quizá
Una decena de cadenas de tiendas de
tan simples como un cambio de diseño o alguna función que ni si quiera necesitamos electrodomésticos apuestan por la economía
realmente. circular

La espiral consumista nos lleva muchas veces a ni plantearnos reparar lo que se ha La fábula del Colibrí y el consumo
responsable
estropeado, generalmente electrodomésticos y aparatos electrónicos varios, cegados
por el marketing y la idea de renovar nuestros “trastos antiguos y obsoletos” (nótense las
comillas). Ahogados por la basura electrónica

En el caso de que decidamos que queremos reparar esos aparatos, nos podemos
encontrar con que nos falten los conocimientos, las herramientas o el acceso a
profesionales que saben cómo repararlos, pero en muchas otras ocasiones no lo podemos
hacer sencillamente porque el aparato fue diseñado desde un inicio por su fabricante
para dificultar su apertura y su reparación incluso para manos expertas.

Pasen por caja, señores

¿La razón principal de esta dificultad en la reparación? Pues probablemente el hacernos


comprar un producto nuevo, o en su defecto obligarnos a llevarlo o llamar al servicio
técnico de la marca de turno que nos cobrará bastante más que si lo hiciera la tienda de
reparaciones del barrio o nosotros mismos.

Entonces, acabamos muchas veces comprando un nuevo producto con los consiguientes
impactos negativos en la sostenibilidad del planeta, como por ejemplo el
consumo de materias primas (que pocas veces proceden del reciclaje de productos
anteriores), el aumento de los gases de efecto invernadero generados en su producción, o
contribuyendo al crecimiento de innumerables montañas de desechos que tampoco se
suelen reciclar y que tiene ya efectos a escala global, por citar solo algunos impactos.

Afortunadamente, no todos los consumidores piensan igual y hay grupos que están
exigiendo a los fabricantes que sus productos sean reparables y a los gobiernos que
legislen para obligar a las empresas que no lo hagan voluntariamente.

Hay grupos que están exigiendo a los fabricantes que sus productos sean
reparables y a los gobiernos que legislen para obligar a las empresas que no lo
hagan voluntariamente.

TEMAS

El movimiento Right to repair


aparatos electrónicos

Tanto en Europa como en los Estados Unidos, los consumidores se están moviendo para
Obsolescencia programada Opinión
exigir el derecho a poder reparar sus aparatos estropeados.

RSC RSE

El movimiento Right to repair (“derecho a reparar”) va en aumento y la presión para


cambiar la legislación a favor del consumidor está siendo cada vez más fuerte.

Por ejemplo, en el último mes de 2018 en Europa, los ministros de medio ambiente han
votado una serie de propuestas que obligarán a los fabricantes a hacer que sus productos
sean más duraderos y más fáciles de arreglar.

Los nuevos estándares se aplicarán, inicialmente, a artículos de iluminación,


televisores, pantallas electrónicas y electrodomésticos grandes como lavadoras, neveras
y lavaplatos.

Así mismo, tal y como podemos leer en Goodnet, durante 2019 la Unión Europea votará
un nuevo paquete de diseño ecológico de los reglamentos propuestos que incluye
también la reducción de residuos.

Se espera que estas medidas empujarán a los fabricantes a hacer que sus aparatos y
productos electrónicos sean más seguros y reparables.

Esta propuesta se basa en una resolución de 2017 del Parlamento de la UE, que alentó a
la Comisión Europea, los estados miembros y los fabricantes a tomar medidas para
garantizar que los consumidores puedan disfrutar de productos duraderos y de alta
calidad que puedan repararse y mejorarse.

Estas medidas obligarán a que los fabricantes de los electrodomésticos mencionados


anteriormente y vendidos en la UE proporcionen repuestos y acceso a los manuales
de reparación durante siete años.

Un periodo que, de todas maneras, se me antoja ciertamente escaso cuando estamos LO + LEÍDO
hablando de alargar la vida de los productos.

1 8 tendencias en captación de fondos y


filantropía en 2019

Los fabricantes de los electrodomésticos vendidos en la UE tendrán que


proporcionar repuestos y acceso a los manuales de reparación durante siete años. 2 Las empresas se equivocan en el
abordaje de los ODS

3 Las 10 ‘apps’ para cuidar el medio


ambiente en 2019
En los EEUU el movimiento por el derecho de reparación también ha ido creciendo tal y
como indica iFixit, empresa dedicada a ofrecer manuales y herramientas para que los
consumidores reparen sus aparatos.
4 Las personas con discapacidad, líderes
del futuro por ley

Las leyes sobre el derecho a la reparación se están proponiendo en todo el país, en


una lucha librada en ocasiones entre pequeñas tiendas familiares de reparación contra
algunas de las empresas más poderosas del planeta.
BOLETÍN

En los últimos años, la iniciativa ha obtenido victorias como la legalización del Suscríbete a nuestro boletín de
desbloqueo de teléfonos móviles, que se dictamine que las etiquetas adhesivas de noticias
“anulación de garantía si se elimina” que llevan muchos aparatos sean nulas, o convencer
a la oficina de derechos de autor de EEUU para otorgar una serie de reparaciones exentas Tu dirección de correo electrónico
en la ley federal que regula ese tipo de derechos.
Al pulsar en "Enviar" aceptas el Aviso legal y la
Política de privacidad.
Solo en 2018, la iniciativa Right to repair hizo grandes avances a nivel estatal cuando 19
estados introdujeron la legislación sobre el derecho a la reparación. ENVIAR

¿Qué problemas puede generar el Right to repair?

A priori podríamos pensar que, dejando de lado la posible obtención de nuevas funciones
y características, comprar un nuevo producto cuando el antiguo aún es reparable es
siempre la peor solución.

Pero eso no siempre tiene que ser así, y hay razones para ello.

Por ejemplo, imaginemos una nevera con quince años de uso que se estropea y es
reparable a un precio relativamente barato.

La compra de un nuevo aparato seguramente nos saldría más cara que la reparación,
pero a su vez una nevera actual tiene una eficiencia energética que no tiene la vieja y
que, en un electrodoméstico que está siempre enchufado, nos puede beneficiar
enormemente en un plazo razonable de tiempo tanto en un menor coste económico de
operación (como consumidores) como de recursos energéticos e impactos sobre el medio
ambiente (como habitantes de este planeta).

Los fabricantes creen que algunos de sus aparatos podrían ser inseguros si se
reparan por quien no debe o son utilizados después de estas reparaciones
llamémosles “amateur”.

Otra posible razón en contra del Right to repair es la que esgrimen los fabricantes de
todo tipo de aparatos.

Facilitar tanto las guías y manuales como las herramientas necesarias para reparar sus
productos pondría en principio al alcance de cualquiera dicha reparación, sin tener en
cuenta que para realizar según qué operaciones con total seguridad puede ser necesario
tener una cierta formación y experiencia.

Los fabricantes creen que algunos de sus aparatos podrían ser inseguros si se reparan
por quien no debe o son utilizados después de estas reparaciones llamémosles
“amateur”.

De hecho ya existe la posibilidad de reparar determinados aparatos electrónicos como


teléfonos inteligentes, ordenadores y demás, con kits llamados DIY (por “Do it yourself”,
o “Hazlo tú mismo”), como los que he mencionado anteriormente en este artículo.

Unos kits de reparación disponibles para todos los consumidores, y que en ocasiones
provocan que el aparato en cuestión acabe finalmente en el servicio técnico de turno
debido a una mala utilización por parte del consumidor que puede acabar provocando
averías peores que la inicial.

También, los fabricantes dicen que crear determinados productos con las características
actuales genera unos diseños complicados de reparar, y que coartar ese tipo de diseños
iría en contra de la innovación.

Imaginemos en este último caso el típico ordenador portátil ultra fino, en el que para
llegar a ese mínimo grosor se ha tenido que embutir la mayoría de la electrónica en el
aparato en una sola placa electrónica que en caso de sufrir alguna avería provocaría el
cambio de la pieza entera.

La puesta en peligro de la propiedad intelectual de los fabricantes si estos


proporcionan manuales de reparación, es otra de las razones por las que no quieren
doblegarse ante las demandas de los consumidores y administraciones.

Por lo tanto, como podemos ver, la cuestión no es tan sencilla y merece ser estudiada a
fondo tanto por consumidores como por fabricantes.

Sea como fuere, esperemos que este tipo de iniciativas para facilitar la reparación en
lugar de continuar con el consumo desmedido, vayan poco a poco desarrollándose
con éxito.

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