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La identidad personal: Entendemos por identidad personal a todo aquello que nos hace
únicos a los ojos de los demás, significa vivir en forma autentica ser uno mismo y no lo que
los demás quieren que seamos y así formar en las demás personas una idea clara de quién
eres tú.
Nuestra Identidad también depende de varios factores y la relación que tiene con ellos,
entre los más importantes tenemos:
Desarrollo físico: Implica el conocimiento, cuidado y respeto por el propio cuerpo, la salud
y la higiene, el Desarrollo físico y la aceptación del esquema corporal propio.
Identidad Sexual y Rol Sexual: Es la tarea del desarrollo que lleva a tomar conciencia de la
condición masculina o Femenina de la propia persona.
Erickson afirma que el desarrollo no se detiene hacia los 20 años, sino que dura toda la
vida. En cada etapa, el individuo se enfrenta con una tarea específica, siendo el resultado
un logro o un fracaso también afirma que las tareas se realizan dentro del medio social,
favorecido o dificultado por éste.
La búsqueda de la identidad en el adolescente: La tarea más importante del adolecente
es en la búsqueda o construcción de su identidad para así poder desarrollar sus propios
valores, opiniones e intereses y no sólo limitarse a repetir los de sus padres. Sentirse
orgullosos de sus logros ser respetado y amados pero para eso deben de saber primero
quienes son.
La identidad personal tiene muchos factores como el entorno y la familia y estos influyen
así:
Los padres: su influencia es fuerte en los hijos porque son ellos quienes marcan los límites
y por medio del afecto que proporcionan es formada la identidad del niño o joven y le
hace sentir seguro de sí mismo, pero cuando la situación es todo lo contrario el resultado
será formar una persona cerrada y aislada del resto.
Los amigos: ya que estos son los que mayormente rodean al joven, su influencia es muy
fuerte, es por eso que suele suceder que en los grupos de amistades surgen líderes tanto
positivos como negativos y luego las amistades viene ejerciendo cierta presión hacia el o
la joven para realizar algo en la que se sienten inseguros de hacerlo y luego terminan
aceptando por tal de no ser rechazados grupalmente, lo cual hace que no desarrolle su
propia identidad.
Identidad y autoestima.
¿Quién soy yo?, Qué soy?, y ¿Qué quiero ser?, son preguntas que deberíamos de
realizarnos para descubrir nuestra identidad y luego poder alcanzar un buen nivel de
autoestima.Cuando albergamos opiniones y emociones de si mismo (ya sea consciente o
inconscientemente), son elementos que dependen de la autoestima que hemos
desarrollado. Pero todo incide en la manera en como miramos o aprovechamos las cosas
de la vida cuando nos las ofrece y también dependiendo en la manera en cómo nos
relacionamos con los demás.
Autoestima como resultado de nuestra identidad.
Este auto sistema o auto esquema constaría de varios componentes, según el autor que
los explique: autoconsciencia, autoevaluación, autorregulación y auto eficacia.
"Por ejemplo, "ellos los de color", los e tal religión etc., implica prejuicios y segregación, lo
que revela un conflicto de identidad en quienes han creado el "ellos". Lo que el "nosotros"
no logra asimilar, lo proyecta hacia un "ellos" reprimido y negado en el interior del propio
grupo.
Por suerte el mundo ha ido evolucionando y si bien aun en algunas partes del mundo se
dan estas situaciones de marginación y racismo en general hoy gracias a la Globalización y
la mayor comunicación hay actitudes que se han ido erradicando.
Esta relación se pone ya de manifiesto en los procesos de control mediante los que la
persona decide al menos en parte que sector de la información se va almacenar en su
interior y va, por lo tanto, a constituir su subjetividad y ser un punto de referencias en sus
actividades futuras. La atención a lo que nos gusta o interesa, por ejemplo, hará que
algunas cosas se graven de manera inmediata o fuerte en nuestra memoria mientras que
lo que no nos atrae puede no dejar ningún tipo de huella en nuestro interior.
Es lo que está en contacto con la realidad, viene siendo algo así como la parte consciente
del ello, o una parte más exterior o la que se ha modificado por estar con la realidad.
Cada sociedad tiene unas ideas sobre lo que mujeres y hombres debemos hacer, la forma
en que debemos organizar nuestra vida, a través de todo el proceso en el que vamos
aprendiendo a vivir socialmente. Pero estas tareas varían dependiendo de las culturas y de
los momentos históricos. Lo que si ocurre siempre es que, en todas las sociedades, el
papel asignado a los hombres goza de mayor prestigio social que el de las mujeres:
Rol masculino: Buen líder, Valiente, Rudo e insistente, Sabe cuidar de sí mismo, Tiene las
cosas claras, no duda jamás, Sabe enfrentarse a cualquier situación, Triunfador
Rol femenino: Emotiva y sentimental, Temerosa, No suele alzar la voz, Sabe cuidar de los
demás, Responsable, Sabe cumplir órdenes, Es bonita o tiene que serlo, Domina la esfera
privada.
¿QUÉ ES UN ESTEREOTIPO?
El estereotipo es una idea preconcebida que está muy arraigada, una opinión ya hecha
que se impone en función de un grupo de pertenencia: edad, sexo, etnia…Es como una
caricatura sobre algo o alguien. Descansa en conductas muchas veces superadas,
transmitidas de generación en generación y que, en la mayoría de los casos, no se
corresponden con la realidad ni tienen, por supuesto, base científica.
Los estereotipos de género son negativos para mujeres y hombres, ya que impiden que
ambos desarrollen determinadas capacidades. No obstante, debemos tener en cuenta que
los estereotipos femeninos cuentan con menos prestigio social que los masculinos.
DESARROLLO MORAL
La teoría del desarrollo moral es una teoría planteada por Jean Piaget. Más tarde, su
discípulo Lawrence Kohlberg profundizó en los estudios acerca del desarrollo moral,
completando y ampliando la teoría de Piaget.
Piaget se basó en dos aspectos del razonamiento moral para formular sus teorías: el
respeto por las reglas y la idea de justicia de los niños. Con base en las respuestas que los
niños daban a sus preguntas, Piaget estableció varias etapas de desarrollo moral. Esta
forma de entender el proceso moral se conoce como teoría cognitiva-evolutiva, y de
manera simple: busca entender la moralidad de adentro hacia afuera, como
entendimiento del sujeto que luego se expresa en sus actitudes. Piaget explicó, que para
entender la moralidad del sujeto no solo es necesario ahondar en su discurso —principio
que regía muchas de las investigaciones de lo moral en su época—, sino que era esencial
definir su estructura cognitiva, es decir, la lógica y los patrones de pensamiento que rigen
el entendimiento moral básico del individuo.
Etapa premoral: Esta etapa abarca los cinco primeros años de la vida del niño, cuando aún
no tiene mucha conciencia o consideración por las reglas. De los dos a los seis años los
niños son capaces de representar las cosas y las acciones por medio del lenguaje, esto les
permite recordar sus acciones y relatar sus intenciones para el futuro. Sin embargo, no
pueden aún realizar razonamientos abstractos, por lo que no pueden comprender el
significado de las normas generales. Esto hace que las vean como cosas concretas
imposibles de variar que se han de cumplir en su sentido literal. Estas normas son,
además, exteriores a los niños, impuestas por los adultos, por lo tanto la moral se
caracteriza en esta fase de desarrollo por la heteronomía.
Etapa heterónoma o del realismo moral: Esta etapa se da entre los 5-10 años. Los niños
en esta edad tienden a considerar que las reglas son impuestas por figuras de autoridad
poderosas, como podrían ser sus padres, Dios o la policía. Piensan además que las normas
son sagradas e inalterables, abordan cualquier asunto moral desde una perspectiva
dicotómica de bien o mal, y creen en una justicia inminente, es decir, que piensan que
cualquier mal acto, tarde o temprano será castigado. De los siete a los once años, los
niños adquieren la capacidad de realizar operaciones mentales con los objetos que tienen
delante. No pueden aún hacer generalizaciones abstractas pero se dan cuenta de la
reversibilidad de algunos cambios físicos y de las posibilidades del pensamiento para
detectar relaciones entre las cosas. Las normas dejan de ser vistas como cosas reales que
tienen su origen en una autoridad absoluta y exterior –los adultos– y comienzan a basarse
en el respeto mutuo entre los compañeros de juego, los iguales. De aquí surge la noción
de la convencionalidad de las normas o reglas de los juegos, que son vistas como
productos de acuerdos entre los jugadores. Surgen sentimientos morales como la
honestidad –necesaria para que los juegos funcionen– y la justicia.
Etapa autónoma: A partir de los 10 años los niños ya se percatan de que las reglas son
acuerdos arbitrarios que pueden ser impugnados y modificados con el consentimiento de
las personas a las que rigen. Creen que las reglas pueden ser violadas para atender las
necesidades humanas y tienen en cuenta la intencionalidad del actor más que las
consecuencias del acto. Han aprendido que algunos crímenes pasan desapercibidos y no
son castigados. De los doce años en adelante los niños sufren cambios biológicos y
psicológicos radicales. Se produce la maduración sexual, pero también una maduración
biológica general que potencia el desarrollo intelectual y moral. Los niños, en esta etapa,
se convierten en adolescentes y sus estructuras de conocimiento permiten ya las
generalizaciones y la realización de operaciones mentales abstractas. Los conceptos se
integran en sistemas de proposiciones y se aprende a pasar de lo particular a lo general y
de lo general a lo particular. En esta etapa surgen sentimientos morales personalizados,
como la compasión o el altruismo, que exigen la consideración de la situación concreta del
otro como un caso particular de la aplicación de las normas. Gracias a esto, la rigidez de
aplicación de las normas y conceptos morales, propia del estado anterior, desaparece,
completándose el paso de la presión adulta al control individual de la propia conducta. El
adolescente formula principios morales generales y los afirma de un modo autónomo
frente a las normas exteriores. El respeto a estas últimas se realiza de un modo personal.
LAWRENCE KOHLBERG
El creador de esta teoría del desarrollo moral, se dedicó en gran parte a indagar en el
modo en el que las personas razonan en problemas de tipo moral. Es decir, que en vez de
preocuparse por estudiar lo apropiado o inapropiado de las acciones, tal y como sí
hicieron filósofos como Sócrates, estudió las normas y reglas que podían observarse en el
pensamiento humano en lo relativo a la moral.
1. fase pre-convencional: En la primera fase del desarrollo moral, que según Kohlberg
suele durar hasta los 9 años, la persona juzga los acontecimientos según el modo en el
que estos la afecten a ella.
Por ejemplo, en esta fase se tiende a considerar que las víctimas inocentes de un suceso
son culpables, por haber sufrido un "castigo", mientras que las que perjudican a las demás
sin ser castigadas no obran mal. Se trata de un estilo de razonamiento extremadamente
egocéntrico en la que el bien y el mal tienen que ver con lo que experimenta cada
individuo por separado.
1.2. Segunda etapa: orientación al interés propio: En la segunda etapa se empieza a
pensar más allá del individuo, pero el egocentrismo sigue presente. Si en la fase anterior
no se puede concebir que exista un dilema moral en sí porque solo existe un punto de
vista, en este empieza a reconocerse la existencia de choques de intereses.
Ante este problema, las personas que se encuentran en esta fase optan por el relativismo
y el individualismo, al no identificarse con valores colectivos: cada uno defiende lo suyo y
obra en consecuencia. Se cree que, si se establecen acuerdos, estos deben ser respetados
para no crear un contexto de inseguridad que perjudique a los individuos.
2. Fase convencional: La fase convencional suele ser la que define el pensamiento de los
adolescentes y de muchos adultos. En ella, se tiene en cuenta la existencia tanto de una
serie de intereses individuales como de una serie de convenciones sociales acerca de lo
que es bueno y lo que es malo que ayuda a crear un "paraguas" ético colectivo.
2.1. Tercera etapa: orientación hacia el consenso: En la tercera etapa las acciones buenas
están definidas por cómo repercuten sobre las relaciones que uno tiene con los demás.
Por eso, las personas que se encuentran en la etapa de orientación hacia el consenso
tratan de ser aceptadas por el resto y se esfuerzan por hacer que sus acciones encajen
muy bien en el conjunto de reglas colectivas que definen lo que es bueno. Las acciones
buenas y malas están definidas por los motivos que hay detrás de ellos y el modo en el
que estas decisiones encajan en una serie de valores morales compartidos. La atención no
se fija en lo bien o mal que puedan sonar ciertas propuestas, sino por los objetivos que
hay detrás de ellas.
2.2. Cuarta etapa: orientación a la autoridad: En esta etapa de desarrollo moral, lo bueno
y lo malo emana de una serie de normas que se perciben como algo separado de los
individuos. El bien consiste en cumplir las normas, y el mal es incumplirlas. No cabe la
posibilidad de actuar más allá de estas reglas, y la separación entre lo bueno y lo malo es
tan definida como concretas sean las normas. Si en la etapa anterior el interés está puesto
más bien en aquellas personas que se conocen y que pueden mostrar aprobación o
rechazo por lo que hace uno, aquí el círculo ético es más amplio y engloba a todas
aquellas personas sujetas a la ley.
3. Fase post-convencional: Las personas que se encuentran en esta fase tienen como
referencia principios morales propios que, a pesar de no tener por qué coincidir con las
normas establecidas, se apoyan tanto en valores colectivos como en libertades
individuales, no en exclusivamente en el propio interés.
3.1. Etapa 5: orientación hacia el contrato social: La manera de razonamiento moral
propia de esta etapa surge de una reflexión acerca de si las leyes y las normas son
acertadas o no, es decir, si dan forma a una buena sociedad.
Es decir, que existe una visión muy global de los dilemas morales, al irse más allá de las
reglas existentes y adoptar una posición teórica distanciada. El hecho de plantearse, por
ejemplo, que la esclavitud fue legal pero ilegítima y que a pesar de eso existía como si
fuese algo totalmente normal entraría dentro de esta etapa del desarrollo moral.
3.2. Etapa 6: orientación hacia los principios universales: El razonamiento moral que
caracteriza a esta fase es muy abstracto, y se basa en la creación de principios morales
universales que son diferentes a las leyes en sí mismas. Por ejemplo, se considera que
cuando una ley es injusta, cambiarla debe ser una prioridad. Además, las decisiones no
emanan de suposiciones acerca del contexto, sino de consideraciones categóricas basadas
en los principios morales universales.
BIBLIOGRAFIA:
https://www.psicologia-online.com/diferencia-entre-estereotipos-y-rol-de-genero-
3577.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_del_desarrollo_moral
https://psicologiaymente.com/desarrollo/teoria-desarrollo-moral-lawrence-kohlberg