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¿POR QUÉ SE CUENTA EL NACIMIENTO DE JESÚS DE DOS MANERAS

DIFERENTES?

Toda mi vida había leído los relatos sobre la infancia de Jesús como si me
estuvieran contando simplemente una serie de datos biográficos en torno a su
nacimiento, nunca me había atrevido a cuestionarlos críticamente; suponía que los
evangelistas habían recibido una revelación sobrenatural de Dios y que había
puesto por escrito aquellos relatos de una manera históricamente exacta.
Recuerdo que en mi segundo año del Seminario fue la primera vez que abrí aquel
libro, se llama “El nacimiento del Mesías” (1979), escrito por Raymond Edward
Brown (1928-1998), uno de los biblistas del Nuevo Testamento más respetados de
la última hora. La razón por la que aquel libro llamó mi atención, primeramente, fue
por su extensión; al verlo pensé: “¿cómo es posible que se haya escrito un libro que
sobrepasa las 600 paginas solamente para comentar 4 capítulos de la Biblia?”. Sin
embargo, me bastó con leer la introducción para darme cuenta que aquellas 622
páginas no serían suficientes.
En este blog pretendo poner de relieve algunas pinceladas en torno a la crítica
bíblica sobre los relatos de la infancia, así como, su mensaje en torno a la
celebración cristiana de la Navidad.
¿Qué son los relatos de la infancia de Jesús?
Cuando se habla de los relatos de la infancia de Jesús, se está haciendo referencia
a los primeros dos capítulos de Mateo y a los primeros dos capítulos de Lucas.
Pues, solamente estos dos evangelistas son los que nos dan razón del nacimiento
de Jesús, y particularmente Lucas, introduce un texto sobre lo que nosotros hoy
llamaríamos su “adolescencia”.
Dichos textos, que también son conocidos como «evangelios de la infancia», para
los eruditos bíblicos antes que ser narraciones biográficas precisas sobre el
nacimiento de Jesús; más que nada son unos relatos teológicos que han sido
confeccionados por los evangelistas, inspirados por el Espíritu, para comunicar un
mensaje acerca de Dios y no solamente información histórica. Dicho de otro modo,
son verdaderos en su mensaje; pero puede que no sean exactos en los datos
históricos que proveen.
Desafíos que presentan los textos del nacimiento
En primer lugar, la lectura e interpretación de los textos ya mencionados presentan
desafíos del tipo literario. Por ejemplo, la investigación bíblica ha demostrado que
la redacción de los textos sobre la infancia de Jesús es tardía; pues se pusieron por
escrito por lo menos 80 años después de los acontecimientos, década en la que se
redactaron los evangelios de Mateo y Lucas.
Otro de los desafíos de estos relatos es su tono, pues, si comparamos los
evangelios de Mateo y Lucas con el de Marcos (primero en escribir); notaremos que
en Marcos no se habla sobre la infancia de Jesús y, además, dicho evangelista
pareciera que pretende evidenciar el mesianismo del Cristo hasta el final de su
narrativa; contrariamente, Mateo y Lucas, desde el principio de su evangelio
defienden el mesianismo de Jesús aplicándole diversos títulos cristológicos (p.e.:
Emanuel, Cristo, Hijo de Dios, etc.)
Además, la crítica bíblica moderna propone que los evangelios se comenzaron a
escribir por el final. Es decir, los evangelios de Lucas y Mateo, tal y como los
conocemos hoy, no fueron redactados “en una sentada” desde el principio hasta el
final; sino que son producto de un proceso de redacción un tanto complejo, pero
que se pudiera bosquejar cronológicamente de la siguiente manera: primero, se
escribieron las (1) narraciones de la pasión, muerte y resurrección de Jesús;
después, (2) los dichos de Jesús; más tarde, se agregaron (3) los hechos de Jesús;
posteriormente, (4) las narraciones del pre-ministerio de Jesús; y, por último, (5)
relatos de la infancia de Jesús. Evidentemente, esto es algo que debemos tener
presente cuando busquemos interpretar los textos sobre el nacimiento o la infancia
de Jesús.
En segundo lugar, los textos sobre la infancia de Jesús presentan algunos desafíos
históricos. Esto se puede plantear de la siguiente manera: si el ministerio público de
Jesús comenzó hasta que él tenía 30 años y su mesianismo se confirmó hasta su
resurrección, ¿quién y por qué hubiera estado tan interesado como para registrar
históricamente su nacimiento?
Por otro lado, la historicidad de los relatos de la infancia es desafiada con las
diferencias claras y marcadas entre la narración mateana y la lucana. En el
evangelio de Lucas, María y José son presentados como oriundos de Nazaret
(1:26); pero en Mateo, ellos viven en Belén y hasta tienen casa (2:11). ¿quién tiene
razón? En Lucas no se menciona que el niño haya sido llevado a Egipto, pero en
Mateo sí; este último además no menciona ningún empadronamiento, pero en Lucas
el empadronamiento es la única razón por la que María y José van a Belén y el niño
nace allí.
En suma, los relatos de la infancia de Jesús presentan diversos desafíos que deben
ser tomados en cuanta para acceder al mensaje central de las narraciones; es decir,
su mensaje teológico, pues como ya he mencionado, es evidente que los
evangelistas más que contarnos historia pretenden comunicarnos algo acerca de
Dios (teología).
Relatos de la infancia como género literario
En base a todo lo dicho, los biblistas estudian los relatos de la infancia de Jesús
como géneros literarios únicos y distintos a las demás narrativas de los textos
evangélicos. Únicos, porque debido a las grandes diferencias entre el relato de
Mateo y el de Lucas, revelan que sus intenciones y el mensaje que deseaban
comunicar a sus lectores debió ser muy distinto; y distintos, porque evidentemente,
al no contar con testigos presenciales del nacimiento de Jesús para el tiempo en el
que se redactaron dichos relatos; no sería adecuado darles el mismo valor histórico
que a los relatos de los hechos o los dichos de Jesús, los cuales sí habían sido
atestiguados por los apóstoles.
Por lo tanto, si la base sobre la que se comenzaron a construir los evangelios fueron
los relatos de la pasión, muerte y resurrección de Jesús; entonces, los evangelios
de la infancia, como la última etapa de redacción, deben ser leídos a la luz de
aquellos relatos base; ya que seguramente todo aquellos que se les fue agregando
fue con la intención de reforzar y clarificar aún más la fe de aquellos que veían en
la pasión, muerte y resurrección de Jesús la confirmación del Mesías esperado.
En cuanto al nombre que se le debe dar al género literario, por un lado, algunos lo
llaman Narratio inicial (Londoño) el cual era típico dentro de las biografías antiguas;
donde se busca narrar la historia de un héroe o personaje fundante de una cultura.
Por otro lado, hay quienes prefieren hacer énfasis en el género literario judío
Midráshico (Salas), mismo que consiste en explicar sucesos del presente
inspirándose en relatos del pasado.
En este sentido, hay quienes sostienen que es posible extraer algunos datos
históricos de los relatos de la infancia, pero no debemos perder de vista que el
género literario siempre está al servicio del mensaje; y como estas son narrativas
con fines teológicos, más allá de la información histórica, debemos aspirar a
comprender su mensaje para la fe.
Así pues, más allá del nombre que pudiéramos darle al género literario de los relatos
de la infancia; es evidente que son textos únicos y diferentes al resto de los pasajes
evangélicos, por medio de la cuales los evangelistas pretenden responder a la
pregunta de las primeras comunidades cristianas: ¿desde cuándo Jesús era el
Mesías? ¿Jesús es el Mesías sólo después de la resurrección? A estos
cuestionamientos, Mateo y Lucas responderán que Jesús era el Mesías desde su
nacimiento; y posteriormente, el evangelio de Juan, nos dirá que Jesús era el
Mesías aún desde su preexistencia en Dios mismo.
Mateo: Jesús, Moisés y la novela de José
En el evangelio de Mateo las narraciones en torno al nacimiento de Jesús presentan
algunos paralelos en torno a la vida de Moisés y la novela corta de José el soñador.
Dicho de otro modo, parece ser que el evangelista Mateo pretende elaborar el
nacimiento de Jesús y sustentar su mesianismo haciendo una relectura de la vida
del gran modelo de libertador judío: Moisés.
Así, como el Éxodo 2:23 (en adelante) habla de que “después de la muerte de
Faraón, Dios le habló a Moisés”, en Mateo 2:20 (en adelante) se nos dice que “tras
la muerte de Herodes, Dios le habló a José por medio de un ángel”. También,
Moisés tiene que salir de Egipto por persecución, pero luego regresa porque “han
muerto los que procuraban su muerte”; esta misma situación es replicada por Mateo
en Jesús que huye de Israel por persecución y después regresa ya que “han muerto
los que procuraban la muerte del niño”. Se dice que “Moisés tomó a su mujer y a su
hijo y regresó”, mientras que “José tomó al niño y a su madre y regreso”.
La redacción mateana sobre el nacimiento de Jesús también tomó algunos
elementos de la novela de José el soñador (Gn 37-50), sobre todo cuando se habla
de cómo Dios utiliza los sueños para comunicarse con los magos y con José
(esposo de María). Es posible ver la imagen del niño abandonado que es protegido
por Dios con el fin de salvar a su pueblo, tanto en la vida de José el soñador como
en la del niño Jesús.
Todo esto que Mateo ha redactado lo ha hecho para dejar en claro que mientras
que Moisés fue el primer salvador de Israel, Jesús aún desde niño daba testimonio
de ser el salvador definitivo. Los magos y la estrella simbolizan que la salvación
llegará hasta el mundo pagano (no judíos), pero para ello, primero es necesario que
Jesús sea rechazado por el mundo judío; lo cual sucede, según Mateo, en la visita
de los magos a Jerusalén y el rechazo de Herodes para con Jesús.
Es evidente que la narrativa mateana pretende demostrar el mesianismo de Jesús
a la luz de las antiguas profecías judías y para una comunidad que se identifica con
la figura de Moisés como libertador (judíos), por esto, el mensaje de Mateo es claro:
Jesús es mayor que Moisés, así lo evidencia desde su nacimiento; pues ha nacido
para “salvar a su pueblo de sus pecados” (Mt 1:21) y en él se han cumplido las
antiguas profecías (Is 7:14).
Lucas: Jesús y Juan el Bautista
Por otro lado, el evangelio de Lucas narra el nacimiento de Jesús, pero no toma
como punto de comparación a Moisés; sino a Juan el bautista. Según los estudiosos
bíblicos, para el tiempo en el que Lucas escribía su evangelio, había algunos
seguidores de Juan el Bautista que lo defendían como el Mesías esperado; mientras
que las comunidades cristianas afirmaban que dicho titulo sólo podía
corresponderle a Jesús de Nazaret.
El evangelio de Lucas deja claro que Juan el Bautista fue un gran profeta (Lc 7:28),
el precursor; pero no fue el Mesías. Para dejar muy claro esto Lucas narra historias
paralelas, en las cuales, siempre va quedando claro que Jesús es mayor que Juan
el Bautista. Por ejemplo, se anuncia que Juan nacerá como el precursor (Lc 1:17),
pero cuando se anuncia el nacimiento de Jesús a María se le dice que será el
salvador (Lc 1:31). También, cuando María visitó a su prima Elisabeth esta última
fue llena del Espíritu Santo; es otra de las formas en las que Lucas deja claro que
Jesús es mayor que el Bautista. Así mismo, nos dice Lucas, que mientras que Juan
nació con todas las comodidades y en medio de la alegría del pueblo (Lc 1:57-66);
Jesús nació en con todas las carencias y en medio del anonimato (Lc 2:1-20), así
se cumplen en Jesús las profecías del Antiguo Testamento.
Así pues, el mensaje de Lucas es claro: Jesús es mayor que Juan el Bautista,
porque es el Mesías esperado y esto ha sido evidente desde su nacimiento. La
comunidad cristiana debe caminar confiada, porque, así como la pasión, la muerte
y la resurrección de Jesús confirman su mesianismo; esta confianza el en salvador
puede extenderse hasta su nacimiento.
Conclusiones
En conclusión, los relatos de la infancia que están muy ligados a la celebración de
la navidad porque en ellos se narra la concepción y el nacimiento de Jesús; son
textos que han sido redactados con la finalidad de afirmar el mesianismo de Jesús,
aunque desde diversas perspectivas. En el fondo, buscan reafirmar el mensaje de
la pasión, muerte y resurrección de Jesús; es decir, pretenden recordarnos que en
Jesús se ha mostrado con ser humano, haciendo y diciendo lo mejor que se puede
decir sobre Dios.
Las relecturas de estos textos deben llevarnos a celebrar la navidad lejos del
materialismo, porque el Salvador nació en medio de las carencias; y nos recuerda
con ello que la vida autentica no se encuentra en lo que poseo, sino en la capacidad
que tengo para entregarme en amor hacia el otro.
Una apropiación de la «concepción por obra del Espíritu», narrado en Mateo 1:20 y
Lucas 1:35, puede ser un indicativo de la insuficiencia de los sistemas patriarcalitas;
donde los poderosos pretenden controlar o privatizar el mover de Dios, pero en
Jesús vemos al Hijo de Dios que viene a la tierra sin la intervención de un varón,
llega por la puerta de atrás, por medio de una mujer vulnerable. Por esto, la navidad
es habitar entre los marginados, es dejar que Jesús nazca en aquellos que la
sociedad los ha infravalorado y les ha hecho creer que ellos no pueden ser “muy
favorecidos” por Dios.
Y, por último, la navidad es dejar que los magos, aquellos extranjeros que hasta
tienen costumbres distintas a las nuestras; vengan y adoren al niño Jesús, celebren
sus vidas, porque en su nacimiento Dios se ha hecho cercano: ha nacido el
Emanuel, el niño Jesús que nos recuerda que Dios está con la humanidad, no nos
ha abandonado, no se ha ido ni se ha desentendido de nosotros. ¿Pero por qué
nosotros sí lo hacemos con el extranjero?
La navidad nos alerta para no ser como Herodes: con las palabras decir que
aceptamos el nacimiento del nuevo rey, pero en nuestras acciones buscar
asesinarlo al abandonar los valores del reino que el Mesías predicaba: amor,
justicia, paz, inclusión, perdón, etc.

¡Felices fiestas para todos y todas!

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