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Ninguna mirada por encima de la otra: la fotografía como práctica política

Marlene Vizuet Morales.

En este trabajo se habla sobre la pertinencia de la fotografía para la reflexión en torno a lo


político. Particularmente me interesa señalar que la visibilidad es el eje de toda práctica
política en tanto que permite mostrar realidades históricamente ocultas como es el caso de
las mujeres, a quienes difícilmente se les reconoce como generadoras de cultura o
creadoras artísticas, sino que tradicionalmente el orden de género del patriarcado apunta
a mirar a los hombres por encima de las mujeres.

Por lo anterior, siguiendo uno de los preceptos claves de la epistemología feminista que
consiste en visibilizar a las mujeres en los ámbitos que las ocultan, me centraré, en la
participación de las mujeres en la fotografía.

Entiendo la fotografía como una representación de la realidad generada a través de un


dispositivo tecnológico y medida por el punto de vista de quien la realiza. Es preciso señalar
que la mirada, a diferencia del acto de ver que responde a un hecho biológico, es una
construcción histórico-cultural en la que están presentes una serie de estereotipos,
prejuicios y afectos aprendidos. Es así que, considero que la fotografía brinda la posibilidad
de indagar en nuestra historia personal para re-pensarnos, representarnos y asumirnos
como sujetos pensantes y actuantes.

En este sentido podemos concebir a la fotografía como una práctica política de enunciación
y de posicionamiento frente a la sociedad, que a través de nuestras imágenes se evidencia
nuestra forma de ser y estar en el mundo, además de reconocernos como portadoras de
un género, como parte de un grupo etario, de una clase social y a una pertenencia étnica-
territorial.

Actualmente, los cambios tecnológicos han contribuido a la democratización de la


fotografía, cada vez son más personas las que cuentan con un dispositivo para generar
imágenes. Sin embargo, la mirada masculina sigue imperando en los espacios destinados a
la creación artística, como es el caso de la convocatoria jóvenes creadores del Fondo

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Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) en su edición 2018, de los veinte lugares sólo
siete fueron otorgados a mujeres fotógrafas.

Vale la pena pensar en dónde se sitúa el trabajo de las mujeres fotógrafas, en dónde circula,
cómo y de qué manera difunden su trabajo. Es aquí donde considero que los cambios en los
sistemas de información están determinando nuevos usos y prácticas de actores sociales
generadores y consumidores contenidos; en términos de Alberto Melucci: “La información
es un recurso de naturaleza simbólica, es decir, reflexiva. No es una cosa, sino un bien que
para ser producido e intercambiado requiere una capacidad de simbolización y
decodificación” (194: 130).

De manera que se puede considerar la fotografía, al estar implicada en los nuevos sistemas
de información, como una herramienta que les permite a las mujeres comunicar desde su
subjetividad, de ahí la importancia de centrar la atención en la identidad como exploración
del sí mismo, en aras de que se reconozcan como productoras de sentido aun inmersas en
el poder establecido donde el conflicto se ha instalado en el ámbito cultural, y es desde ahí
donde emerge la apuesta por la acción colectiva.

En el caso de las mujeres fotógrafas encontramos que su acción colectiva puede expresarse
a través de la frase: Ninguna mirada por encima de la otra, consigna que ha acompañado a
algunos grupos de fotógrafas en aras de visibilizar su forma de hacer fotografía pero
también como una forma de marcar la diferencia colocando la fotografía desde la
horizontalidad, desde lo estético como una acción cotidiana, con la intensión de atribuir
otras formas de creación, otras realidades, otras miradas, otras cosmovisiones, otras formas
de interacción.

No obstante, siguiendo a Melucci, las orientaciones de la acción colectiva, suelen ser


generales y específicas, además que en ella están presentes elementos históricos y
culturales que propician el encuentro entre los actores y a su vez constituyen un campo de
oportunidades. Esto lo se puede observar en la reciente convocatoria para realizar el Primer
Encuentro de Fotógrafas en México, si bien la recepción de solicitudes rebaso las
expectativas de las organizadoras, considero que esto fue posible debido al contexto actual

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de violencia que permea en nuestra sociedad y donde el principal blanco son las mujeres;
es así que a través de dicha convocatoria se hacía una invitación para conocernos, para
compartir nuestra experiencia en este ámbito más allá de mostrar nuestras imágenes, los
temas propuestos para abordar sin duda cruzaban las historias personales y colectivas de
muchas, no sólo como fotógrafas sino también como mujeres, de ahí que el dialogo estaba
abierto para hablar de acoso laboral, de feminicidio, de inseguridad, espacios de poder y la
recuperación de espacios desde la práctica fotográfica.

Bajo el lema: Nos convocamos, porque nos estamos buscando, el Encuentro de fotógrafas
en México, organizado por Eunice Adorno, Koral Carbello, Maya Gooded, Zahara Gómez y
Sonia Madrigal, es una muestra de acción colectiva genera por y para mujeres, en la que
emergen intereses compartido pero en la que también se busca la marca de la diferencia
no sólo en la forma de realizar el evento sino en dejar en claro el objetivo de la misma
buscarnos las fotógrafas para hacer presencia, para re-prensar nuestras prácticas, para
posicionarnos, para generar colectividad, para construir espacios de confianza, para
generar redes, para recuperar espacios, para generar acciones, y agrego: para hacer de la
fotografía una práctica política.

La efectividad de la convocatoria se puede apreciar en las más de 900 fotógrafas


interesadas, más de 370 registradas, y tres sedes con réplicas de la transmisión vía straming,
en Oaxaca, San Luis y Xalapa. Sin embargo, considero esto no hubiera sido posible sin el
trabajo previo de colectivas de fotógrafas que han impulsado desde distintas latitudes la
conformación de espacios para la creación, difusión y promoción del trabajo mujeres que
sin tener una profesionalización técnica en fotografía, están generando discursos visuales
para contar historias con sus imágenes y conceptualizar desde su cosmovisión el mundo
que las rodea.

Por lo anterior, es preciso volver la mirada al papel que ha representado la aparición de la


Web 2.0, específicamente en la creación de plataformas digitales que han funcionado como
recursos factibles para la organización y difusión del trabajo de fotógrafas localizadas en
diversas partes del mundo. Teniendo en cuanta que el surgimiento de la web 2.0 no sólo

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trajo consigo la incorporación de nuevos escenarios digitales de comunicación, como son
las redes sociales: Facebook, Youtube, Twitter, Instagram, etc., sino también otras formas
de interacción, de ahí la pertinencia del señalamiento de Guiomar Rovira: “Las plataformas
de redes sociales cambian el modo de operar de la comunicación no solo en el momento
de su producción y distribución sino en el momento de su consumo” (2017: 131).

De tal manera que el surgimiento de colectivas de fotógrafas como


@Fotógrafas_Mexicanas, grupo de Facebook, creado en 2011 por Gloria García, prevalece
como uno de los primeros grupos cuyo interés está dirigido a la divulgación de la fotografía
hecha por mujeres, aludiendo al intercambio y retroalimentación de ideas desde el espacio
virtual pero con una constante invitación al encuentro público mediante la organización de
exposiciones colectivas.

La creación de estas plataformas de difusión y dialogo entre fotógrafas, refiere a lo que


Manuel Castells denomina auto-comunicación de masas, para referirse a la iniciativa de los
sujetos como comunicadores teniendo como base que “lo que llega a internet puede llegar
al mundo entero” es así que indica la existencia de protocolos de comunicación, los cuales
son prácticas y plataformas organizativas que permiten compartir significados entre los
campos culturales de la red global, en este sentido se puede observar como a través de un
hipertexto digital de red se introduce la cultura de coproducción del contenido que se
consume (Castells, 2009:177). Esto se puede observar en la forma en que funciona e
interactúa @fotografaslatam perfil de Instagram, fundado por dos fotógrafas Colombianas,
Fernanda Patiño y Lorena Velasco, con el objetivo que promover el trabajo de fotógrafas
emergentes latinoamericanas a través del uso de los hastags #Fotografas_latam /
#Fotografaslatam.

La interacción que se establece entre las fotógrafas con las administradoras de


@fotografaslatam, permite comprender la manera en que los usuarios utilizan y se apropian
del medio como un canal del que ellas mismas son protagonistas, en primer lugar porque
desde sus cuentas al colocar el hastags #Fotografas_latam comparten de manera autónoma
su trabajo distribuyendo a su vez a otras latitudes e incorporándose en la dinámica que la

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misma colectiva propone, sin embargo al ser partícipe de ella se garantiza el mayor alcance
que puede tener la imagen.

Existe una gran variedad de colectivas que promueven el trabajo de fotógrafas, sin
embargo, de acuerdo a lo que señala Rovira “lo que ocurre en las redes sociodigitales es
que prima a una economía del interés, en manos del usuario: decide a quién seguir, qué
agregar, qué alterar, qué ver y qué redundar o postear” (2017:133).

Es así que algunos de los sitios que sigo de acuerdo a mis intereses son: @Foto_Feminas
(foto-feminas.com), plataforma creada por Verónica Sanchis Bencomo, con la finalidad de
promover a través de medios digitales y visuales a fotógrafas de América Latina y el Caribe.
@nos_Otras colectiva de fotógrafas del norte de la Ciudad de México, cuyo interés está
enfocado en tejer redes con mujeres fotógrafas de las periferias de la ciudad.

La colectiva manifestada en estos espacios de interacción virtual, considero son de gran


utilidad en tanto visibilizan el poder creativo de las mujeres fotógrafas además que en
ciertos casos estás plataformas han funcionado como escenarios para fomentar el poder de
acción de las mujeres a través de la generación de imágenes que confrontan los esquemas
establecidos. Tal es el caso del trabajo Citlalli Fabián, fotógrafa zapoteca de la localidad de
Yalalag, Oaxaca.

En su proyecto Mestiza se observa la manera en que a través de la producción de una serie


de retratos realizados a 16 mujeres de su comunidad, con la técnica de colodión húmedo,
como una crítica a las fotografías de que los antropólogos realizaban con dicha técnica a los
pueblos originarios. En la descripción de la serie, Citlalli menciona: “Más allá del color de mi
piel, mestiza es mi sangre, mi forma de pensar, la forma en que miro y me miran… la
condición que otros señalaron en mí, que hoy tomo por mía”, lo cual en términos de
Ranciére puede entenderse como un desidentificación del lugar asignado, en tanto que:
“Toda subjetivación es una desidentificación, el arrancamiento a la naturalidad de un lugar,
la apertura de un espacio de sujeto donde cualquiera puede contarse porque es el espacio
de una cuenta de los incontados, de una puesta en relación de una parte y una ausencia de
parte” (1996:53). De tal manera que la creación fotográfica de Citlalli, la lleva a indagar en

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desde el plano estético en sus raíces, con su gente, con lo cual abre otras posibilidades para
mirar, mirarse a sí misma y ser mirada.

En conclusión, lo expuesto en este breve texto permite pensar el papel que representa la
fotografía producida por mujeres los campos de accesos desiguales a los que se enfrentan
y la configuración de actores sociales involucrados que buscan narrar, describir y activar a
través de la imagen las paradojas culturales que permean el contexto y desde su condición
de mujeres fotógrafas cuestionar y generar nuevas visualidades.

Bibliografía
Castells, Manuel. (2009). Comunicación y poder, Madrid, Aguilar.

Hunt, S.; Benford, R.; D. (1994), “Marcos de acción colectiva y campos de identidad en la
construcción social de los movimientos”, en Laraña, E. y Gusfiel, J. Los nuevos
movimientos sociales. CIS, Madrid.

Ranciére, Jaques. (1996). El desacuerdo: política y filosogía, Nueva Visión, B. Aires.

Rovira, Guiomar. (2017). Activismo en red y multitudes conectadas. Una genealogía de la


acción y la comunicación. Icaria – UAMX, Barcelona.

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