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Introducción

El vínculo de subordinación y dependencia, es, y en esto no encontramos hoy

en día mayor conflicto doctrinario1, uno de los elementos que conforman y

comprueban la existencia de un contrato de trabajo2, vínculo que a su vez

trasciende esta singularidad funcional para conformarse en un concepto que

permite otorgar un marco de aplicación del Derecho de Trabajo, estableciendo

tanto su objeto, es decir, el tipo de trabajo que es susceptible de incardinarse

en su ámbito de regulación, como sus sujetos, por cuanto se entiende que el

trabajador es tal en tanto aporte sus servicios o funciones bajo un vínculo de

subordinación, que permita a la otra parte o empleador ejercer el derecho de

mandar y de supervigilar las labores realizadas por el primero3.


1
“Tanto la doctrina como la legislación pronto establecieron los que pudieran
calificarse como los cuatro elementos fundamentales inherentes al contrato-relación de
trabajo. Hace falta, en primer lugar, que exista una prestación de servicios personal y
voluntaria. En segundo lugar esa prestación debe hacerse por cuenta ajena, o lo que
es igual, para otro u otros. En tercer lugar, se requiere que las obras o servicios de que
se trate se efectúen en una relación de dependencia y subordinación con respecto al
empleador. Y es preciso, por último, que medie una remuneración o salario.”CÓRDOVA
(1987) p. 306
2
“ Para que exista una relación regida por la normativa laboral es necesario que se
acredite
no sólo la prestación de servicios, sino, además, que se efectuaron en relación de
dependencia, pues sólo ellos están contemplados en la significación legal del contrato
y de
la relación de trabajo.” DE DIEGO (2002), p. 79
Además, y para el caso de la legislación chilena, el artículo 7 del Código del Trabajo,
define el Contrato de Trabajo en los siguientes términos: “es una convención por la
cual el empleador y el trabajador se obligan recíprocamente, este a prestar servicios
personales bajo dependencia y subordinación del primero, y aquel a pagar por estos
servicios una remuneración determinada”.
3
“ (…)para que una persona tenga la calidad de empleado, debe prestar servicios en
provecho ajeno, en virtud de un contrato que así lo estipule; la naturaleza de los
servicios que se presten, debe exigir en quien los ejecuta un marcado predominio del
esfuerzo intelectual sobre el físico, cuestión de hecho que se apreciará en cada caso
en particular; en el cumplimiento de las obligaciones contraídas por quien ejecuta esta
labor o servicio, debe manifestarse una acentuada subordinación de éste con respecto

[Escribir texto]
El vínculo de subordinación y dependencia se nos muestra entonces como un

verdadero paradigma del Derecho del Trabajo, un presupuesto de existencia y

de conformación de la relación laboral y centro de imputación del Derecho del

Trabajo.

Es así que procederemos en este trabajo a realizar una sucinta revisión de sus

orígenes, su desarrollo continuo y análogo al del Derecho Laboral como

institución jurídica y su preeminencia por sobre otros elementos, como por

ejemplo el de ajenidad4, que fueron llamados en su momento a ocupar el sitial

de paradigma y que sin embargo se vieron desplazados debido a la mayor

adecuación de la subordinación y dependencia como respuesta a la

problemática de delimitación del Derecho del Trabajo.

Orígenes del Vínculo de Subordinación y Dependencia

Interrelación con el desarrollo del Derecho del Trabajo como disciplina

jurídica autónoma.

El hombre, como conocemos, ha desempeñado desde los albores de los

tiempos, distintas labores a lo largo de la historia, cuya regulación, o carencia

de esta en algunos casos, ha sido otorgada por los usos geográficos y de la

época en que dichas labores eran desempeñadas. Así, por ejemplo, en la

a quien contrata sus servicios, en virtud de la cual este último tiene derecho a mandar
y aquél el deber de obedecer; y finalmente por este servicios debe pagarse una
remuneración determinada, la que puede adoptar cualquiera de las formas que
establece la ley.” Varios autores (1950), Memoria de Licenciados Derechos del trabajo,
Editorial Jurídica de Chile p, 69
4
“el trabajo “dependiente” es, en segundo lugar, un trabajo prestado voluntariamente,
por cuenta ajena, entendiendo esta última expresión en el sentido primario o elemental
- y más tradicional – de que se preste trabajo no a favor simplemente de “otro”(lo que
sólo implicaría “alteridad”, pero no necesariamente “ajenidad”) sino a favor
precisamente de otro, que es un tercero o “ajeno”, esto es, de quien no está ligado al
que trabaja por vínculos de parentesco.” MARTÍNEZ, ARUFE Y CARRIL (2006) p, 45

[Escribir texto]
antigua Roma, las fuentes romanas, en particular el Digesto de Justiniano,

regulaban al menos tres situaciones de aprovechamiento del trabajo humano,

así, primero, la explotación de los esclavos realizada por su propio dueño, ya

sea por sí, o a través del arrendamiento de sus servicios a un tercero.

En segundo lugar, se regulaba el arrendamiento por hombres libres de su

propio trabajo, ya sea para la realización de obras o servicios. Y por último en

tercer lugar, el aprovechamiento del trabajo de los libertos, -esclavos liberados

tras la manumisión de su dueño- quienes podían comprometerse a trabajar

para éste o para otros a través del arrendamiento de sus servicios, por haberlo

estipulado de tal forma en la manumisión.5

En épocas posteriores, aquellas situaciones de trabajo eran reguladas de

manera general por el derecho común o civil. Así, por ejemplo, en la Francia

del siglo XIX, existían sólo dos figuras contractuales para regular la prestación

de servicios por cuenta ajena; la locatio conductio operarum o arrendamiento

de servicio, y la locatio conductio operis o arrendamiento de obra, ambas

obviamente recogidas del derecho romano.6

La gran crisis de la aplicación del derecho común al ámbito del trabajo, vino de

la mano de uno de los sucesos históricos más relevantes de la época

contemporánea: La Revolución Industrial.

Las pequeñas unidades de producción comenzaron, con la ayuda de los

nuevos recursos tecnológicos, a expandirse, formando grandes entidades de

producción, en necesidad permanente de mano de obra para mantener la

industria en funcionamiento continuo. El arrendamiento de servicios como

contrato laboral comenzó a masificarse. La utilización de dicha herramienta civil

5
Ver al respecto MARTÍNEZ, ARUFE Y CARRIL (2006) pp. 57 y ss.
6
Ver al respecto NEVES (2003) p. 26

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para la regulación de la relación laboral, permitió a los empleadores la

explotación continua de sus trabajadores en condiciones deplorables, en

cuanto a jornada de trabajo, monto de las remuneraciones, seguridad e

higiene, entre otras.7

Se había dado origen, al fenómeno conocido como “Cuestión Social”. Una de

las acepciones más ampliamente aceptadas del término es la entregada por el

historiador norteamericano James O. Morris, quien al respecto, la ha descrito

como la totalidad de «...consecuencias sociales, laborales e ideológicas de la


industrialización y urbanización nacientes: una nueva forma dependiente del

sistema de salarios, la aparición de problemas cada vez más complejos pertinentes

a vivienda obrera, atención médica y salubridad; la constitución de organizaciones

destinadas a defender los intereses de la nueva «clase trabajadora»; huelgas y

demostraciones callejeras, tal vez choques armados entre los trabajadores y la

policía o los militares, y cierta popularidad de las ideas extremistas, con una

consiguiente influencia sobre los dirigentes de los trabajadores». 8 Frente a las

vejaciones sufridas por esta nueva “clase trabajadora”, se hizo patente la

necesidad de abstraer el contrato de trabajo del ámbito del Derecho Civil, con

el fin de otorgar a los trabajadores una adecuada protección y regulación de su

actividad laboral. Comienza así a desarrollarse el Derecho del Trabajo como

institución jurídica autónoma, y pasamos de la idea del contrato de

arrendamiento de servicios, al contrato de trabajo propiamente tal.

Sin embargo, y en relación con el tema que nos atañe, debe configurarse el

objeto de este nuevo Derecho del Trabajo, siendo este el trabajo asalariado y

dependiente, en efecto, como señala DURAND este derecho "agrupa al conjunto

de reglas que, con ocasión del trabajo dependiente, se forman entre los

7
NEVES (2003) p. 28
8
MORRIS (1987) p. 79

[Escribir texto]
empleadores, los trabajadores y el Estado"9. Entonces, es dable señalar que la

dependencia y la consiguiente subordinación del empleado a la figura del

empleador, se ha constituido en uno de los elementos que delimitan al Derecho

Laboral. Sin embargo y como se señala en la introducción, existen otros

criterios o materialidades jurídicas que han sido discutidas a nivel doctrinario y

que deben ser objeto de estudio de este trabajo.

Elementos delimitadores del Derecho del Trabajo

Otras materialidades jurídicas.

1-. La Ajenidad como elemento delimitador del derecho del trabajo.

De entre todos los elementos a ser revisados por este estudio, la ajenidad es

uno de los que presentan una mayor dificultad en cuanto a refutar su condición

de paradigma del derecho laboral a favor del vínculo de subordinación. Esto ya

que es, como veremos, un elemento que permite a un mismo tiempo, señalar la

existencia del tipo de trabajo objeto del contrato de trabajo, y otorgar un marco

de aplicación del derecho del trabajo en cuanto indica el criterio según el cual

las labores realizadas por un trabajador pertenecen al ámbito de regulación de

éste.

Primero debemos señalar que la doctrina científica ha adoptado dos posiciones

con respecto al criterio de ajenidad; primero, señalando que existe ajenidad ahí

donde el trabajador desarrolla sus labores sin asumir el riesgo del trabajo, y

una segunda posición que explica la ajenidad como “el hecho de trabajar sin

9
Citado por WALKER (1956)

[Escribir texto]
apropiarse de los frutos del trabajo”.10 Será esta última acepción aquella a la

que nos referimos cuando hablamos de ajenidad como elemento delimitador

del trabajo, toda vez que se puede incardinar en su ámbito de aplicación todas

aquellas labores realizadas por un trabajador, cuyo producto final no le

perteneciera11, lo que parece incluir a la generalidad de las relaciones laborales

que se dan en la actualidad.

Es de observar que este criterio puede contener a su vez otro de los criterios

delimitadores, toda vez que debe retribuirse al trabajador, quien no percibe el

fruto de su trabajo, encontrándose éste entonces en una situación de

dependencia económica frente al empleador.

Ahora, sería difícil considerar el caso de aquellos trabajadores que, otorgando

sus servicios a un empleador, sean pagados en parte con el fruto de su labor;

pues, siendo pagado de igual forma con una remuneración o salario, y

encontrándose ligado al empleador por un vínculo de subordinación y

dependencia es dable señalar que de todos modos nos encontramos frente a

un contrato de trabajo susceptible de ser regulado por el Derecho laboral.

Además, la existencia de un trabajador que no sea dependiente ni se encuentre

subordinado a empleador alguno, pero que de sin embargo no pueda recibir los

frutos de su labor, presenta una real incoherencia, máxime si recordamos que

el derecho del trabajo es guiado, entre otros, por el principio de la primacía de

la realidad, donde tal situación sería, por lo menos, extraordinaria.12


10
GÓMEZ y PONCE (2008) p.17
11
“Los bienes o servicios producidos por el trabajador no le reportan a éste un
beneficio económico directo, sino que tal beneficio corresponde al empresario, que a
su vez compensa al trabajador con una parte de esa utilidad (el salario).
El trabajador, en cualquier caso, percibirá por su prestación laboral, una compensación
económica garantizada, sin que esta sea afectada por el riesgo de la ejecución de
aquella, al no asumir el trabajador la responsabilidad del resultado del trabajo
prestado” GÓMEZ y PONCE (2008) p.17
12
“En muchas situaciones, sin embargo, las partes acuerdan, en ejercicio de la
autonomía de la voluntad reconocida en nuestro ordenamiento jurídico privado, la

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2-.Integración del trabajador a una empresa como criterio delimitador:

Aquí lo principal sería la condición del trabajador como empleado adscrito a

una empresa determinada, es decir, la “integración del trabajador en un

proceso único y colectivo a favor del empresario”13

Debido a las dificultades que planteaba el modelo civilista, y su necesaria

adecuación, surgieron otras explicaciones doctrinarias que buscaban prescindir

de la noción de contrato de trabajo, apareciendo entonces la Teoría de la

relación, que “asignaba al hecho objetivo de la prestación del trabajo, y no al

acuerdo de voluntades, la génesis del vínculo que iba a establecerse entre

empleador y empleado”14

Esta teoría nacida en Alemania, buscaba darle una naturaleza especial y

distinta a la que era la institución básica del nuevo derecho. Se postulaba la

idea de la empresa como una institución en la que sus integrantes guiaban sus

interacciones por un vínculo de protección y lealtad, contrarrestando la idea de

un vínculo principalmente de subordinación y dependencia. “A estos postulados

se añadió, después la constatación, de que sobre todo en las grandes

empresas, lo que se produce en la práctica es una incorporación del trabajador

celebración de contratos atípicos, cuyo diseño no ha sido determinado por la ley, sino
por las propias partes, que en Chile, por una reminiscencia histórica del vocablo
romano, suele denominarse de modo genérico como contrato de honorarios. Dicho
contrato de honorarios, como cualquier otro civil, entrega la determinación de su
contenido a la libre voluntad de las partes, con el sólo límite que no vulnere el orden
público, la ley o las buenas costumbres. ¿Cómo se soluciona el encubrimiento del
contrato de trabajo por un contrato civil de cobertura? La respuesta pasa en nuestro
ordenamiento por la combinación de las ideas de la consensualidad en el Derecho del
Trabajo, y el denominado principio de primacía de la realidad (…) la sola ocurrencia de
hechos que indiquen la presencia de los elementos propios de un contrato de trabajo,
esto es, la personalidad de los servicios, la subordinación y la remuneración, debe ser
considerado como suficiente para la calificación de dicho vínculo como de naturaleza
laboral(…)” UGARTE (2004)p. 61
13
MACHIAVELLO (1986) p. 131
14
CÓRDOVA (1987) p. 302

[Escribir texto]
a la empresa, una simple aceptación de una solicitud de trabajo, que a veces

se origina, incluso, al margen del trabajador, en una petición sindical o en una

referencia del servicio de empleo. La ejecución posterior del trabajo se rige por

un entramado de normas provenientes de la ley o del convenio, y pocas veces,

de la previa discusión de un contrato. Esa ejecución de contrato, y no el

acuerdo de voluntades, es en todo caso la que es objeto de la regulación y

tutela del derecho del trabajo.”15

En todo caso podemos representar la crítica a esta teoría en cuanto es de

esperar que el ingreso o incorporación implique siquiera un mínimo de

manifestación de la voluntad de las partes, por cuanto alguien no puede

simplemente ingresar a una empresa y prestar servicios sin la anuencia de

quien deberá remunerar éstos.

3-.La dependencia económica, como criterio delimitador del Derecho del

Trabajo:

Sabemos que el contrato de trabajo es a un mismo tiempo, oneroso y

conmutativo; el empleador recibe una prestación y el trabajador una

contraprestación en forma de remuneración o salario. El trabajador realiza

labores para el empleador por la sencilla razón de que necesita dinero;

necesita recursos ya sea para su propia sustentación o la sustentación de su

familia. Nadie, en principio, trabajaría de forma gratuita. Es por esto que se ha

señalado que es la dependencia económica la que constituiría el centro de

15
CÓRDOVA (1987) p. 302

[Escribir texto]
imputación del Derecho del Trabajo, sin remuneración, no existiría trabajo 16, y

sin trabajo esta institución carecería de objeto. Sin embargo no es correcto

señalar que sin la existencia de una dependencia económica no podríamos

encontrarnos con una relación laboral susceptible de ser objeto de regulación

por parte del Derecho del Trabajo, toda vez que debería considerarse trabajo,

el realizado por una persona para un empleador, recibiendo de este

remuneración y encontrándose bajo un vínculo de subordinación y

dependencia, aún cuando la persona no sea en realidad económicamente

dependiente del empleador, así, puede encontrarse en una situación de trabajo

amparada por el derecho laboral aquél quien, teniendo suficiente dinero para

su subsistencia proveniente de una renta, o una herencia, por ej., haya

decidido continuar trabajando.

Además si se ha decidido optar por la idea de una dependencia de tipo

económico, esta podría incardinarse fácilmente en el concepto de vínculo de

subordinación y dependencia, si bien este es en realidad un concepto de índole

preeminentemente jurídica.

Vínculo de Subordinación y Dependencia

El delimitador efectivo del Derecho del Trabajo

Fue propuesto a comienzos del siglo XX como categoría de

delimitación de aquellas relaciones jurídicas que quedaban dentro de la

esfera de aplicación del nuevo derecho y, por lo tanto, excluyente de las

16
“Los pocos casos en que se realice, con cierta continuidad un trabajo sin devengar
remuneración, corresponden, por lo general, al trabajo familiar o al que realizan
miembros de órdenes religiosas u organizaciones filantrópicas. Pero estas situaciones
se hallan por lo general, al margen de la relación laboral” CÓRDOVA (1987) p. 307

[Escribir texto]
normas de derecho común.17

Puede entenderse la subordinación o dependencia a partir de las formas de

relación que se producen entre el empleador y el trabajador, teniendo esta

forma de relación subordinada una patente preeminencia jurídica en cuanto

comprende un poder de mando, un poder de supervisión y un poder

disciplinario.

Así, podemos señalar que el poder de mando o dirección ostentado por el

empleador, pretende, “garantizar que los factores aglutinados en la empresa se

articulen en la forma que aquél estime oportuno y conveniente para asegurarla

satisfacción de sus intereses, básicamente económicos…”18

El poder de supervisión, es aquél que permite al empleador o a su

representante, mantener una supervigilancia permanente o periódica de sus

empleados en el ámbito del ejercicio de las labores a ellos encomendadas o

que le correspondieren en su calidad de tales, mientras que el poder

disciplinario “es aquél que confiere la posibilidad de sancionar las conductas

contrarias al orden laboral”19, esto obviamente con las correspondientes

limitaciones que se encuentren en la Constitución, los tratados y leyes vigentes,

pues no es posible que dicho poder violente por ejemplo, los derechos

fundamentales del empleado.

17
“En ese escenario de impugnación tanto científica como operativa a las categorías
de impugnación tanto científica como operativa a las categorías jurídicas del civilismo
frente a la nueva realidad del trabajo industrial, la reacción y defensa vendrá, como
adelantamos, fundamentalmente de BARASSI: la idea será diferenciar el nuevo
derecho del Derecho Civil, pero no separarlo. Distintos, pero no distantes.
Diferenciado, en cuanto la relación objeto de la regulación normativa va a ser
descuajada del resto de las relaciones de intercambio de trabajo por dinero reguladas
por la normativa civil, ya no en base a la inicial y débil distinción entre obligación de
actividad (contrato de trabajo) y de resultado (contrato civil) esboza por la primera
doctrina civil, dentro de la tradición romana de la locatio conductio, sino por un nuevo
elemento protagónico: la subordinación o dependencia jurídica.” UGARTE (2004) p.35
18
ALAYÓN et al.(2002) P.78
19
GÁRATE (2007) P.80

[Escribir texto]
Es así como bajo la consideración de la prestación de servicios por cuenta

ajena, por la que el empleador dirige, organiza, coordina y controla al

trabajador, se ha entendido que existe una relación de trabajo subordinada o

dependiente cuando diversos elementos tácticos concurren en la forma de

prestar los servicios, los que denotan sujeción del trabajador al empleador,

tales como el cumplimiento de parte del trabajador de un determinado horario,

la obligación de asistencia, el ejercicio de parte del empleador de su poder

directivo a través de las instrucciones y controles de la actividad del trabajador,

la continuidad y exclusividad de los servicios, el pago de una retribución en

forma permanente y uniforme, etc.

Como podemos observar, el vínculo de subordinación y dependencia, logra

contener en su seno conceptual casi la totalidad de los elementos susceptibles

de conformar la relación de trabajo, logrando delimitar de manera más efectiva

y concreta, el ámbito de aplicación del Derecho del Trabajo, puesto que, allí

donde exista un vínculo de subordinación y dependencia entre empleado y

empleador, existirán los elementos mencionados anteriormente, que

contemplan casi todas las aristas del fenómeno del trabajo dependiente; objeto

del Derecho del Trabajo.

Conclusión

Hemos realizado una exploración muy superficial del vínculo de subordinación

y dependencia como verdadero elemento delimitador del Derecho del Trabajo;

así, en su surgimiento como idea fuerza llamada a regir al nuevo derecho, a

partir de la problemática de la Revolución Industrial, en cuanto la contratación

[Escribir texto]
masiva hacia necesaria la adecuación de este nuevo tipo de derecho llamado a

proteger al obrero de los abusos patronales, protección no comprendida en las

antiguas formas civiles de contratación de servicios y mano de obra. Hasta su

contraste con otras materialidades jurídicas cuya vocación también comprendía

este ánimo de adecuación del derecho a la realidad; materialidades que sin

embargo comenzaron a ser criticadas y fueron desplazadas en virtud de la

mayor capacidad de la subordinación y dependencia para integrar los

elementos fácticos menores que configuran el trabajo dependiente en su

totalidad20.

De este modo, la delimitación del trabajo subordinado o dependiente en los

casos en que se controvierte su existencia depende de los elementos fácticos

que concurran, pudiendo expresarse la subordinación o dependencia a través

de ciertas manifestaciones que acompañan al poder de dirección que una de

las partes haya ejercido sobre la otra.

Poder que obviamente se ejerce bajo la existencia de una relación o vinculo

laboral.

Bibliografía

20
“Hay, empero, situaciones especiales, como el trabajo a domicilio, el de los
trasportistas y el de los agentes vendedores, en los que no se labora en el local de la
empresa, no hay vigilancia o control continuo por parte del patrono. En el caso del
trabajo a domicilio, pudiera, excepcionalmente, utilizarse el criterio de la necesidad
económica para identificar la existencia de un contrato de trabajo. Más en todos los
casos precitados, será siempre posible detectar ciertos signos o manifestaciones de la
subordinación: la aceptación de un programa determinado de trabajo o gestiones a
realizar, la obligación de dar cuenta de lo realizado, la obligación de un rendimiento
mínimo de la labor diaria, la exigencia de la justificación del tiempo, el respeto al
territorio asignado, y el ajuste a las especificaciones dadas por el empleador” CÓRDOVA
(1987) p. 309

[Escribir texto]
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%253D2611%2526ISID%253D212,00.html>. Fecha de Consulta:
[sábado 20 de junio de 2010]

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