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También os adjuntamos unas preguntas que, a título individual y totalmente voluntario, pueden
ayudaros a reflexionar sobre el documento leído, analizar los contenidos en relación a su
aplicación en vuestras clases y aportaros algunas ideas a considerar que puedan ser de
utilidad para la puesta en práctica de estrategias de aprendizaje activo.
Así mismo, al final de este dossier encontraréis una bibliografía de libros y páginas de internet,
en la cual podéis encontrar algunas de las ideas que os presentamos en este documento y que
puede resultar de interés si precisáis de más información o si simplemente os gustaría
profundizar más el tema.
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ÍNDICE
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1. ¿Qué es el Aprendizaje Activo? El papel del profesor y del alumno.
Por tanto se requiere, por parte del profesor, una nueva manera de conducir la clase y la
asunción de un nuevo papel: en el aprendizaje activo el profesor no constituye el eje central (en
tanto en cuanto ya no se limita a transmitir los conocimientos y “hacer” que los alumnos
aprendan), puesto que es el alumno quien asume la responsabilidad de trabajar para obtener el
conocimiento. No obstante, el papel del profesor en este proceso adquiere una gran relevancia
que no debemos olvidar, puesto que es el docente quien guía a los alumnos en su proceso de
búsqueda, quien orienta a cada alumno para el desarrollo del conocimiento, quien facilita y
posibilita diferentes actividades con el propósito que los alumnos se impliquen y trabajen para
obtener ciertos aprendizajes, y es, también, quien aclara aquellos conocimientos que suponen
grandes dificultades a los alumnos o que éstos no podrían conseguir de otra forma.
Como ya hemos señalado, en el aprendizaje activo el alumno constituye el eje central, es quien
posibilita que se produzca y, sobre todo, es quien lo elabora, trabaja, construye e incorpora
como conocimiento.
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El conocimiento puede elaborarse a través de diferentes tipos de aprendizajes, veamos cuáles
son:
Son precisamente los dos últimos aprendizajes señalados los que proporcionan Aprendizaje
Activo, puesto que suponen un cambio en las estructuras mentales de los alumnos, lo cual sólo
puede producirse a través de un análisis, comprensión, (re)elaboración, trabajo, asimilación y
tratamiento de la información propuesta de forma activa por parte del estudiante. Y son
precisamente estos dos últimos tipos de aprendizaje los que suponen un necesario
conocimiento, por parte del profesor, de lo que sus alumnos saben, de los conocimientos que
ya poseen cuando empiezan a cursar una determinada asignatura.
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¿Como propiciar el Aprendizaje Activo en los alumnos?
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- Es importante que al inicio del curso, en el transcurso de los primeros días de clase, se
clarifique el tipo de actividades que se desarrollarán en el aula: mantener al alumno
constantemente informado favorece el desarrollo y éxito de estas actividades de
Aprendizaje Activo, puesto que sabe qué se pretende de él y qué ha de hacer, esto evita
el rechazo a la actividad por ser algo muy novedoso que no sabe afrontar. El
Aprendizaje Activo no puede darse si el alumno no está dispuesto a trabajar y
esforzarse, en este sentido la información previa y clarificación de objetivos aumentan la
motivación y las expectativas favorables en relación a la actividad a desarrollar.
Un aspecto crucial para que las actividades propuestas por el profesor consigan el aprendizaje
activo en sus alumnos, es precisamente partir de éstos, es decir, conocerlos. Si debemos
basarnos en sus conocimientos previos (aquellos conocimientos que ya tiene, lo que el alumno
ya sabe, fruto de su anterior experiencia laboral, académica…) para poder promover
actividades que les obliguen a construir, analizar y asimilar los diferentes conocimientos,
deberemos necesariamente saber cuáles son estos conocimientos. Las actividades propuestas
deben suponer nuevos retos para los estudiantes, motivarles y activarles, por ello debemos
conocer mínimamente qué saben, de dónde parten y a dónde queremos que lleguen a lo largo
del curso.
En la gran mayoría de asignaturas, los alumnos ya poseen conocimientos relacionados con los
contenidos que se van a tratar, y estos conocimientos pueden ser acertados y válidos o
erróneos. El profesor debe conocerlos y tratarlos, puesto que pueden interferir en los
conocimientos que posteriormente deberán asumir y que el profesor deberá ayudar a construir.
Una de las estrategias más importantes con la que el profesor puede contar para saber qué
conocimientos poseen sus alumnos es la Evaluación Inicial, desarrollada en la primera o
segunda clase, que puede ser simplemente una prueba objetiva o un examen en el que se
pregunte al alumno sobre aspectos relacionados con la materia y que el estudiante sepa de
antemano que no supondrá ninguna calificación a tener en cuenta en la nota final. Los
resultados de esta prueba pueden ser de gran interés para el profesor.
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Por ejemplo, en el caso que la mayoría de los alumnos posean grandes conocimientos sobre
algún bloque de la asignatura, el docente puede optar por el aprendizaje cooperativo: utilizando
al propio grupo para que aquellos alumnos que no tienen esos conocimientos los puedan llegar
a adquirir.
En el caso que muchos alumnos tengan una idea equivocada sobre los temas a tratar, es
necesario que el profesor clarifique y exponga la información válida, con la intención de evitar
errores en la base de todo el conocimiento que posteriormente el alumno construirá. Para ello
puede exponer en la siguiente sesión una serie de preguntas relacionadas con los errores más
frecuentes encontrados en la evaluación inicial y que por grupos deberán responder, para
después poner en común y hacer las clarificaciones y justificaciones pertinentes por parte del
profesor. En este caso, partimos de una realidad para conocer sus déficit, y optamos por una
estrategia de aprendizaje activo (las respuestas reflexionadas en pequeños grupos, también
podríamos decantarnos por la elaboración de un mapa conceptual en pequeños grupos o
individualmente, una dinámica de grupos como el Philips 6.61…) para que los alumnos
clarifiquen, expongan, analicen y debatan en base a sus propios conocimientos sobre el tema,
para, a partir de estos, que el profesor les ayude a construir aquellos que se consideran válidos
en la materia de la asignatura, resolver preguntas y ampliar las perspectivas, formas de
proceder y de trabajar… de los estudiantes para que afronten los nuevos retos que se les irán
presentando a lo largo del curso.
Otras estrategias que el profesor puede utilizar para saber de qué conocimientos parten sus
alumnos son: las preguntas abiertas, la observación, el análisis de trabajos presentados por los
alumnos, los mapas conceptuales, reunión o coordinación con profesores que anteriormente
han trabajado con ese grupo (en caso que los alumnos no sean de primer curso de
Universidad), tutorías individualizadas…
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Consiste en dividir la reunión en grupos de seis personas que discuten por espacio de seis minutos
sobre una serie de puntos, bajo la dirección de un coordinador.
Se comienza por la exposición del tema que se va a estudiar, realizada por una persona conocedora del
tema, a los seis minutos el director de la dinámica detiene el trabajo y cada grupo, a través de uno de sus
miembros, expone a los demás las conclusiones y decisiones que recomiendan.
El coordinador de la dinámica hace la síntesis y anota en el tablero los puntos finales emitidos por cada
grupo.
Esta es una dinámica ágil que permite acelerar los procesos de decisión de los grupos grandes, lo mismo
que caracterizar la acción en subgrupos manejables. Mediante esta se puede detectar rápidamente los
conocimientos que tiene un grupo sobre un determinado tema.
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4. La importancia de la Taxonomía de Bloom en el Aprendizaje Activo.
No todas las actividades precisan del mismo grado de implicación por parte del alumno, existen
diferentes tipos de actividades que deberán ser utilizadas en relación a los objetivos que el
profesor se haya propuesto y la implicación que estos objetivos demanden del alumno.
Benjamín Bloom estableció una Taxonomía sobre los diferentes tipos de saberes, la cual se
conoce como “Taxonomía de Bloom”. Esta jerarquía puede resultarnos de especial interés,
puesto que nos permite establecer las actividades que serán más apropiadas para alcanzar los
objetivos que nos hemos planteado en nuestra asignatura.
En la Taxonomía se pretende que aquello que los profesores han establecido que sepan sus
alumnos, pueda ser ordenado en una jerarquía de menor a mayor complejidad. Y en función de
esta complejidad serán establecidas las actividades que el profesor presentará al alumnado.
MUESTRA DE MUESTRA DE
NIVEL DEFINICIÓN
VERBOS DESEMPEÑOS
El alumno distingue,
Analice
clasifica, y relaciona
Categorice El alumno comparará y
presupuestos, hipótesis,
ANÁLISIS Compare contrastará los dominios
evidencias o estructuras
Contraste afectivos y cognitivos
de una declaración o
Separe
cuestión.
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El alumno elaborará un
El alumno crea, integra Cree esquema de calificación
y combina ideas en un Planee para escribir objetivos
SÍNTESIS producto, plan o Elabore hipótesis educacionales que
propuestas nuevas para Invente integre los dominios
el. Desenvuelva cognitivo, afectivo y
psicomotor.
El alumno juzgará la
El alumno aprecia, Juzgue
efectividad de escribir
evalúa o critica en base Recomiende
EVALUACIÓN objetivos educacionales
a padrones y criterios Critique
usando la taxonomía de
específicos. Justifique
Bloom
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Tercer Nivel: APLICACIÓN
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Quinto Nivel: SÍNTESIS
¿Está usted de acuerdo con las acciones o procedimientos....? ¿Con los resultados....?
¿Cuál es su opinión de....?
¿Cómo aprobaría (desaprobaría) usted....?
¿Puede usted establecer el valor o importancia de....?
¿Sería mejor si....?
¿Por qué cree usted que (tal persona) escogió....?
¿Qué recomendaría usted....?
¿Qué valor daría usted a....?
¿Qué argumentaría usted para defender tales acciones....?
¿Cómo evaluaría usted...?
¿Cómo podría usted determinar....?
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¿Qué elección habría hecho usted....?
¿Cómo seleccionaría usted....?
¿Cómo daría usted prioridad....?
¿Qué juicio haría usted sobre....?
¿En base a lo que usted sabe, cómo explicaría....?
¿Qué información usaría usted para justificar tal punto de vista....?
¿Cómo justificaría usted....?
¿Qué datos se usaron para llegar a determinada conclusión....?
¿Por qué sería mejor esto que...?
¿Cómo daría prioridad a determinados hechos....?
¿Como compararía ideas....? ¿Personas....?
En la siguiente tabla podemos ver una clasificación de los diferentes tipos de saberes,
distribuido de forma diferente al cuadro anterior, en su base se encuentra aquel tipo de saber
que supone una complejidad menor a la persona (el Conocimiento) hasta llegar al Análisis (el
cual contiene en su realización un mayor grado de dificultad). En la posición más elevada
observamos la Síntesis y la Evaluación, situadas en el mismo lugar, puesto que el nivel de
complejidad es el mismo y pueden ser trabajadas simultáneamente.
Síntesis Evaluación
Análisis
Aplicación
Comprensión
Conocimiento
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podríamos hablar, en los dos últimos niveles, de Aprendizaje Relevante, puesto que la
estructura mental del alumno ha incorporado nuevos elementos que le permiten la
transformación del contexto de forma crítica y que se sitúan fuera de su propia realidad.
No olvidemos que ésta es una jerarquía, por tanto se hace necesario empezar por la base para
poder ir escalando en los diferentes niveles de complejidad. Cada nivel supone o lleva
incorporado el anterior, añadiendo nuevos elementos que aumentan el grado de dificultad.
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1. El aprendizaje activo es aquel aprendizaje que precisa, como prerrequisito fundamental,
la implicación, atención, participación y esfuerzo del alumno.
2. El profesor cambia alguna de sus funciones con la incorporación de este tipo de
aprendizaje, pero su importancia en el proceso educativo sigue siendo de total
relevancia. Algunas de las funciones que deberá desempeñar son: orientar, ayudar,
proponer nuevas actividades, guiar el aprendizaje, planificar las sesiones de forma
diferente, clarificar dudas, exponer información, acompañar al alumno en la adquisición
de nuevos aprendizajes, capacidades y habilidades…
3. El aprendizaje activo supone un aprendizaje significativo: el alumno establece una
relación lógica entre sus conocimientos previos y el nuevo aprendizaje, asimilando e
incorporando el nuevo conocimiento a sus esquemas cognitivos y teniendo la capacidad
de generalizar a otros contextos. El aprendizaje activo, además, puede llegar a suponer
un aprendizaje relevante, que produzca en el alumno la reestructuración de sus
esquemas mentales y la adquisición de nuevos y más complejos conocimientos y
habilidades alejadas de su realidad más cercana, entre otros aspectos.
4. El aprendizaje activo debe incorporarse paulatinamente en el aula. No podemos
cambiar completamente nuestra forma de enseñar si el grupo no está acostumbrado a
esta forma de trabajar, puesto que podríamos crear bloqueos, rechazos, frustración y
obstáculos por parte de los alumnos: todas las personas necesitamos un periodo de
adaptación a los cambios, es por ello que deberemos incorporar el Aprendizaje Activo
escalonadamente, como se acostumbra a decir: “Sin prisa pero sin pausa”.
5. El Aprendizaje Activo requiere una planificación por parte del profesor, y una coherencia
en su desarrollo: los objetivos, actividades y posterior evaluación deberán seguir una
misma línea (no podemos evaluar como “Conocimientos” objetivos que se han trabajado
y alcanzado a través de actividades de “Síntesis”).
6. Es importante alternar y utilizar diferentes actividades a lo largo del curso: clases
expositivas, aprendizaje cooperativo, aprendizaje activo…. Ninguna de ellas constituye
en sí misma la panacea del aprendizaje, son instrumentos que utilizamos según su
utilidad en determinadas ocasiones para ayudar a los alumnos a adquirir los diferentes
conocimientos a través de diversas vías o alternativas.
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PREGUNTAS QUE PUEDEN ORIENTAR LA PUESTA EN PRÁCTICA
DEL APRENDIZAJE ACTIVO Y GUIAR LA REFLEXIÓN ENTORNO A
ESTE TIPO DE APRENDIZAJE
A continuación os presentamos una serie de preguntas que pueden ser contestadas de forma
escrita o simplemente pensadas. Lo que pretendemos mediante esta actividad es hacer
reflexionar sobre el documento leído, poniéndolo en relación con vuestra propia experiencia y la
realidad que diariamente vivís en vuestra aula. La finalidad es que cada uno sea consciente de
su posicionamiento en relación al Aprendizaje Activo de forma razonada y argumentada. A
través de estos documentos hemos pretendido ofreceros otra perspectiva de la educación, con
aportaciones de diferentes autores sobre este tema, de forma argumentada y, esperamos,
entendible. Es por todo ello que, como propuesta de actividad final, presentamos una serie de
preguntas a modo de reflexión que supongan un pequeño esfuerzo por parte del lector para la
asimilación, participación y elaboración de los conocimientos e ideas expuestos a lo largo del
documento.
1. Imagínate una actividad de aprendizaje activo. ¿Cuál debería ser tu papel en el desarrollo de
dicha actividad? ¿Qué información recogerías y cómo para saber que el aprendizaje activo se
ha dado en todos los alumnos?
2. ¿Podrías establecer los pasos que han de seguirse sistemáticamente para una buena
planificación de una actividad de aprendizaje activo?
4. Escoge una asignatura o una materia que impartas actualmente y, a través de los niveles
que se diferencian en la Taxonomía de Bloom, describe una actividad que conlleve cada uno de
los saberes que se describen.
5. ¿Por qué consideras que es importante el Aprendizaje Activo? (o ¿Por qué consideras que
no es importante el Aprendizaje Activo?). ¿Qué limitaciones observas? ¿Cómo podrían
solventarse estas limitaciones?
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6. ¿Cuáles crees que son las ideas principales que se intentan transmitir? ¿Qué opinión te
merecen?
7. ¿En qué aspectos piensas que la información aquí proporcionada puede ayudarte?
BIBLIOGRAFÍA:
INTERNET:
LIBROS Y ARTÍCULOS
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CAMPIGLIO, A.; RIZZI, R. (1997). Cooperar en clase: ideas e instrumentos para trabajar en el
aula. Publicaciones M.C.E.P., Sevilla.
JOHNSON, D. W. [et al.] (1999). El aprendizaje cooperativo en el aula. Paidós, Buenos Aires.
MONEREO, C., Castelló, M., (1997): Las estrategias de aprendizaje: cómo incorporarlas a la
práctica educativa. Edebé, Barcelona
ONTORIA, A.; GÓMEZ, J. P. R.; LUQUE, A. de (2002). Aprender con mapas mentales : una
estrategia para pensar y estudiar. Narcea, Madrid.
PÉREZ GÓMEZ, A. I. (1998): La cultura escolar en la sociedad neoliberal. Morata, Madrid (pp. 253-
297)
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