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uA VIDA E~ uA TIE~~A

CAPÍTULO PRIMERO J A

La tierra y su flora

Muchedumbre de los seres vivos.-Número de las especies ve-


getales. -Proporción entre dicotiledóneas 1 monocotiledó-
neas y criptógamas.-Bosques y páramos.

Por la armonfa de sus formas, por la disposición


rftmica de sus rasgos exteriores, la pureza del aire
que la rodea y la luz que la colorea, la superficie
del planeta es un conjunto de hermosura grandiosa,
pero lo que da mayor gracia y encanto á la tierra
son los millones de organismos que la pueblan.
Ellos son los que dan tan maravillosa variedad de
aspectos, tan gran animación á la majestad severa
que presenta la faz desmoronada de las rocas, como
se la ve todavia á trechos en las regiones desiertas
desprovistas de vegetación. La luz, el calor, la
electricidad y el magnetismo, que dan origen á
tantos fenómenos variables en el mundo orgánico
de la atmósfera, de la tierra y de las aguas, des-
arrollan torbellinos de actividad en ese mundo de
la vida vegetal y de la vida animal, engendrada
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BLÍSBO RBOLÚS
LA TIDA BN LA TIIIRRA 7
por la fuerza creadora d l
teriosa transformación C ~S elementos en mis-
todo, poblar y embellecer la tierra, gracias á la
especies diversas, con i.nca~n ~n~res de miles de
presentantes cada una cu a le nú mero de re- fecundidad de sus especies, á la riqueza de sus
numerables moléculas ' com~u~stos á su vez de in - formas y colores, á las poderosas dimensiones de
viviente á la tierra y Jueé ~IaJan sin cesar del ser sus árboles, algunos de los cuales se levantan á
c~ecen y mueren para ~e·!ra ~.aquél, germinan, más de cien metros de altura en la región de las
Clones de innumerables oJr s!tJO á otras genera - nubes. ¿Cómo próduce, pues, el planeta los innu-
mu.chedumbres á mucheduga.msmos. Así suceden merables cuerpos vivientes de su superficie, desde
s.e ne de las edades. Las embrea en ~a inmensa el légamo verdoso que aparece en las charcas,
tJ.er.r a se renuevan con tod apas exterzores de la hasta el hombre que trabaja libremente? Problema
VJvJdo. Las hiladas de hu~l:quella materia que ha es ese que preocupa á los sabios, y que acaso no
los .numerosos estratos cal· ' las masas gredosas sea insoluble. En las retortas del químico ya se ha
;anos sitios muchos kiló J~os, que presenta n e~ observado el. fenómeno inmenso del paso del gas
ren tanta extensión de l me ros de espesor y e u. inorgánico á la célula organizada.
no so? más que residuos dea osame.nta continenta l, Los botánicos aun no han tenido tiempo para

y en el Océano. También :n
y ammales que habitab poblaciOnes de pl a ntas
antes en las tierras
mente nuevas capas com oy se forman cons ta nte-
eontar el número prodigioso de vegetales que nos
rodean, desde la enorme encina de ancha copa,
cuyo tronco es un bosque de parásitos, hasta el
cuerpos organizados y 1 pletamente de restos de humilde liquen esparcido por el suelo. Además de
nente~ está revestida d: ~uperficie de los conti - no haberse podido calcular la muchedumbre de las
espec¡e de membrana umus, suelo vegetal especies vegetales, tampoco nos entendemos sobré
~esor.ganización de la P;fJ!gera, constituida por 1~ la definición de especie: unos toman por simples
ambJ~n. a Y productora de vida variedades lo que á otros parece ostentar caracte·
Pnncipalmente son las res distintos. Hace un siglo, no conocía Linneo
para formar esa t' plantas las que trab . más que 6.000 especies; despuéa se han acrecenta-
así, con anticipaci¿~rrd~ al.Imentadora y prep:;:~ do gradualmente los catálogos, según se han ido
ghenberaciones venideras Sl?los, la. nutrición de las explorando las regiones desconocidas de la tierra,
a er nacid · ' Sin la cual 0 y ahora se calculan en unas 120.000 especies las
~~J: l~s ani~~~!es~;~r~~~~s d~s:r[ol1ad~ e!~~~1~~ plantas contenidas en los herbarios; el aumento ha
venido á ser de un millar al año . Respecto á las
Caro' e~~ s~res, formas ind~cisas o~ o~igenes de la eapecies numerosísimas que los botánicos no han
.
q ue t Jenen e nombre de t es1gnadas por clasificado todavía, ni siquiera descubierto, hay
tanto d 1 pro oorganismos
progresa e P anta como d . ' parece que establecer su probable cifra por un cálculo de
de vida:~ van precisando su estru~tmma l, pero al proporciones . Así ha podido determinar Candolle
en la vege~:l,e;t~are~t~ ~ ~~ la seri~r:Uf~~~~~~:~~
0
1 Ima corresponde, sobre
de una manera general el número de 4DO á 500.000
especies, 250.000 fanerógamas para el conjunto de
la flora terrestre. De modo que hasta nuestros días
8 ELÍSIIIO RBOLÚS LA VIDA .HIN LA TllllRRA 9

no conocemos más que la cuarta parte de nuestra de saber qué extensión relativa ocupan en la su-
inmensa riqueza de producciones vegetales. Ape- perficie de la tierra los espacios absolutam ente es-
nas pasa afio sin que hagan impo rtan tes hallazgos tériles las praderas y los bosques con mucho arbo-
los viajeros en las diversas partes del mundo; hasta lado . Las regiones completamente desprovistas de
los paises de Europa más con ocidos, que los botá- plantas son muy escasas; los desiertos y ~asta los
nicos vienen recorriendo desde hace un siglo, ofre- médanos movib les tienen su flora espeCi a l y las
cen todos los años nuevas especies á afortunados paredes abruptas de las rocas están reve tidas
buscadores de plantas. muchas veces con una capa de liquen. Durante la
Las dos terceras partes de las especies ya cla- estación de las lluvias, las Rocas Negras de Pango
sificadas se componen de faneróga mas dicotiledó- Andongo, en la tierra de Angola, parecen cubier
neas, es decir, de plantas de flores visibles, que tas de inmensa alfombra de verdor, que no es más
brotan del sue lo con dos hojas primordia les lo me- que una r ed de algas en cantidad infio~ta; al lleg.ar
nos. Son las e pecies más elevadas de la serie vege- el calor, sécase el tapiz, se resquebraJa y permtte
tal. De la otra tercera parte la mitad consiste en ver el color cenici ento ó amarillo de la peña. Puede
monocotiledóneas, es decir, en plantas que también considerarse prácticamente la tierra como reves-
tienen flores visibles, pero nacen con una sola boj& tida de plantas en toda su extensión, pero conven-
primordial, como las palmeras, las gramíneas y dría conocer la parte de la superficie sombr ada
los juncos. Por último, la sexta parte restante com- por árboles . E e cálculo no está hecho todavía,
prende las acotiledóneas ó criptógamas, es decir aunque sea de mucho interés para conocer l:;t va-
las plantas sin flor ó con flor oculta: helechos~ riación de los climas y la historia de la Humamdad ;
s~tas, t;nusg~s, a ls:as y otras fam ilias que germinan si se da al conjunto de los bosques una superficie
sm hoJa primordial y que á consecuencia de su- igual á la cuarta ó quinta parte de la tierra, se
organizaCión rudimentaria ocupan el último lugar hará un cálculo aproximado muy aventura do . Los
entre los seres vivos. La proporci ón en tre las tres botánicos se h an limitado á trazar al Norte de los
grandes clases de especies vegeta les varia en los continentes el limite que los frios polares oponen á
distinto_s paises del mun do. La gran ley general , la vegetación arbórea . Ese limite estA en Escandi-
determmada por Humboldt, y evidenciada por navia entre los grados 70 y 71 de latitud, de los
Candolle, e que la proporción de las dicotiledó - cuales no pasan los arces; en Sibel'ia, los alerces,
neas crece s:radualmente desde los polos hasta el que son los árboles más atrevidos de aquella co ·
Ecuador, mientras las monocotil edóneas y criptó· marca avanz an hasta el grado 68; en la Améri -
gamas aum~ntan al dirigirse á los polos. Asi, el ca del' Norte, crecen los abetos, en las orillas del
calor del chma es favorable á las dicotiledóneas Cooper Mine, hasta las latitudes de 68 y 69° y en
pero la humedad fria les es contraria , y en todo~ el Labrador hasta los 58° . Al Sur de esa frontera
los paises donde ll ueve mucho crece en proporción de las especies arborescentes, no hay ninguna
el número de las monocotiledóneas. comarca absolutamente desprovista de arboles, y
Problema más importante para el hombre es el hasta los extremos meridionales de los continentes.
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que adelantan en dirección al polo antártico tie nen una mita d de Rusia, mientras la otra mitad no
bosques extensos. e r a más que un bosque sin limites, cortado única-
E isten superficies con arbo lado en paises des- mente por lagos y rios . Actualmente el trabajo
habitados no menores de varios centenares de agricola consiste especialmente en mezclar las es-
millares de kiló metros cuadrados. En otro tiempo, pecies vegeta les, en alternar, muchas veces des-
la mayor parte de las regiones habitadas por el a certa da me nte, bosques, campos y pra deras.
hombre civilizado sustentaban bosques muy vas-
tos que luego ha n aclarado mucho el fuego y el
ha~ha. Galia estaba cubierta de árboles desde el
Océano hasta el Mediterráneo, y las campiñas cul·
tivadas eran simples claros, como los abier tos por II
los perues a mericanos en las soledades de Mi chi
gán; los Vosgos, cordillera de montañas fran cesas Influe~ci a de la te~peratu ra, de la humedad, de los rayos
que sustentan a ún mucho arbolado, eran una selva lum m osos y quím1cos sobre la vegetación. -Areas de las
plan tas . ·
negra, como el sistema de montañas que se levan-
tan al otro lado del valle del Rhin . En Germanía, el
gran bosque h erciniano tenia, según testimonio de Ca da pla nta tiene en la tierra su dominio espe·
los autores romanos, una long ttud de sesenta dias cial, determina do, no sólo por la na tura leza del te-
de marcha, y ahora no quedan de él más que rreno , sino ta mbién por las diversas condiciones
fragmentos dispersos por las laderas de las monta- del cli ma, tempera tura, luz, humedad, dirección
ñas. E candinavi a , Transilvania, Polonia ·y R usia y fu erza de los vientos, marcha de las corrientes
presentan todavia vastas extensiones frond osas, oceán icas. Durante el transcurso de las edades, la
calculadas, en algun os distritos, en las nueve déci- extensión de ese dominio no deja de ca mbiar, si-
mas partes de la superficie; las ciudades y los pue · guiendo las modificaciones que se producen en el
blos ocupan pocos espacios sin árboles . Ta mbién se mundo del aire, y los límites de la región habitada
verifica alli un rápido trabajo de roturación. La por las div ersas especies se enredan unos con
historia y el examen de los lugares nos enseñan otros de la manera más compleja. La flora hace
además que por las diversas influencias combina- visi ble el clima; ¿pero cuál es ese clima en la mez-
das de la temperatura y de la h umedad, el con- cla , a par en temente confusa, de los fen ómenos que
traste entre las estepas de hierbas y los grandes lo compo nen? La influ encia preponder a nte es na -
bosques era antes tan completo en Europa como lo turalmente la de la temperatura, pero no debe
es hoy en Luisiana entre los páramos y las arbole- creer se, como lo han hecho hasta poco ha la mayor
das, y en las llanuras del Amazonas entre los lla- p arte de los botánicos, que las fronteras de la zona
nos y las selvas. Infinito mar de hierbas sucedia d e vegetación estén señaladas en los continentes
sin transición á la inmensidad de los árboles; la por las sinuosidades de las lineas isotérmicas.
superficie florida del Tcho1·nosjom se extendí a sobre En efecto, según hacen notar Carlos Martins y
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LA VIDA BIN LA TIJIIRRA 13
Candolle, toda planta necesita, para na cer y des·
arrollarse, cierta cantida d de temperatura que los distintos climas de Edimburgo y Moscov, de
difi re seuún las es p cíes. E n unas, empi eza la vida. Estocolmo y Kcenigsberg, Londres y Ginebra han
ó se reanuda de pués del sueño del invie rno, cuan- de producir los mismos efectos en las plantas que
do señala el termóm etro 2 ó 3° sobre eL pu nto de desde cierto grado termométrico exigen igual can-
congelación; otras necesita n un calor de 10, 12, tidad de calor en un tiempo más ó menos largo.
15 6 20° antes d tom ar carrera para vivir todo el Resulta de ello que las áreas de habitación de las
aiio. Cada espe ie tiene, digámoslo asi, su t ermó- especies tienen contornos muy distintos. Mientras
met ro particular, cu yo cero correspon de a l g rado que junto al polo boreal la aquilegia vulgaris y el
de temperatura do nde se despierta , para sus gér- ~1·inns se acercan mucho al trazado de las lineas
menes, la fuerza de la vegetación. I mposible es isoté rmicas de Europa, las front eras de otras zonas
indicar con linea clima téricas genera les los limi- de plantas atraviesan el Continente en todos sen ti ·
tes de ha bitación de t al ó cu al e pecie, puesto que dos, de modo que es imposible ver en ellas, como
cada una ti ene par a el principio de su periodo vital en las lineas de temperatura. igual, la menor apa-
un pun to de parti da diferente. riencia de paralelismo. Podemos citar como ejem-
P ara conocer el calor que necesitan las pla ntas,. plo las curvas descritas por los limites polares de
hab ría que a Nig uar , no c uál es la resu ltante me- ciertos árboles y arbustos conocidos, como el haya,
dia de al teruati vas de fri o y de ca lor duran te el ~1 fresno, el acebo, eJ jazmín, etc. Algunos de los
año ó las diversas estaciones , sino calcular la ca n- vegetales de Europa indican ta mbién un antago-
tidad de hora dur a nte las cuales la te mperatura nismo abso luto entre las condiciones de clima que
se haya con ervado superior al grado q ue es para necesitan. El Daboecia polifolia, plan ta que teme
cada planta el pun to inici al de su desenvolvimien- los inviernos muy fríos y los ve ranos muy cálidos,
to. Verdad es que al hacer ese cálcule no se ha. no deja las Azores, de clima regular y húmedo, mas
tenido en cuen ta el número relativo de horas diur- ue pa ra a venturarse en las costas a tl á nticas de
nas y nocturnas que han de influir de diferente Por tuga l, E~ p aña, Francia é Ir landa, donde abun-
manera en la vegetació n, pero aun asi ese cá lculo da la lluvia y el invierno es templ ado. El almendro
es el más aproxi mado á la r ealidad, so bre todo res- ena no, en ca mbio, se propaga o adamente desde
pecto á las e peci es anuales que en invierno no las orillas del Danubio hasta los montes Urales, á
existen más que en germen y no tienen qu e d ten- t ravés de las estepas rusas, donde suceden invier-
der troncos y hojas de los ataques del frío, como nos secos y fríos á calores extrem ados.
los árboles y pla ntas perennes. Los clim as de Lon- Según el método de observación de las tempe -
~re~ y Odesa, tan desemejantes en tre si por sus raturas indicado por Reaumur y seguido por Bous -
InVIer no .Y vera nos, son , no obstan te, iguales pa ra singa ult, Gasparin y Candolle, podemos explicar Las
las espeCies vegetales, cuya evolució n em pieza á. sinuosidades que presentan l as áreas vegetales. Ese
los 4 ó 5° sobre cero, y necesitan la misma canti- método, basado en la observación, consiste en cal-
dad de calor para llegar á la madurez . También cular las cantidades de calor necesarias para el
.desarrollo completo d~ cada planta, es decir, sin
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LA VIDA IIIN LA TIIIIRRA

contar cada dia los grados de calor medio superio- y las diversas condiciones del medio, ciertos indi-
res á la temperatura correspondiente al principio viduos se apresuren y otros sean más tardos; ade-
anu~l de la carrera de la planta, y en evaluar la más, en los climas prima-y-erales, como ~l de Ma-
totalidad de eso~ calores diarios. Ciertas plantas dera, las especies no empiezan su evoluCión a_nual
de la zona glaCial que en el espacio de algunos basta después de haber descansado durante ~~arto
días d .1 veran o_ polar tienen tiempo de germinar, periodo para tener tiempo de reformar sus teJidos.
de abnr sus hoJas y de madurar sus frutos, se con- Las viñas de Madera no vegetan hasta fines d:
tentan con una suma de 50°. La cebada, que es el MaFzo, época en que la te~pe~atura llega á 18
cereal que más adelanta hacia el polo entra en el centigrados·1 durante todo el mv1erno, el calor me-
perfo~o de creci~iento cuando la te~peratura es dio que no llega más abajo de 17° 5', bastarla con
supenor á 5 ó 6 , y para madurar necesita una ex~eso para desarrollar la viña y madurar los
sum~ de l.OOOo, s~an cuales fueren los términos frutos. También en las mesetas ~e las comarcas
medws de las estacwnes que atraviesa. egún Sey- tropicales, donde se goza una pnmavera eter~a,
nes, el trigo empieza á vegetar á los 7°, y recibe descansan las plantas durante la temporada m-
uno~ 2.000 _h asta la época de la si ega, ·que varía vernal. Conservan las hojas, pero no las ec~an
segun_los climas. El maíz, planta má meridional, nuevas· desarrollan flores y frutos, pero úmca-
~eces1ta una suma de 2.500° y su punto de par- mente ~quellos cuyas yemas habían germinado en
tida está en los 13. La viña exige 2.900°, desde el verano. .
10 de la escala. _P or último, Candolle supone que La sequia ó la humedad relativa ~e ~as d1ver·
la palmera necesita un calor total de unos 5.1()()& sas comarcas son también causas prmetpales en
antes de madurar los frutos. La mayor parte de la limitación de las especies: un aire demasiado
las plantas de la zona templada pueden soportar lluvioso anega la planta; la falta de vapores aéreos
frfos d~ 10, 15 ó 20°, sin que pierdan la fuerza vital la quema. M~cbos vegetales no penetran en las
pero nmguna puede germinar ni crecer á una tem~ estepas secas de Rusia, donde la temperatura les
peratura inferior al punto de congelaci ón. En las podria ser favorable· otros no pueden a.climatarse
mont_añas, las ~axftragas y soldan el as florecen basta en el Oeste de la Gr~n Bretaña, donde la cantidad
debaJo de _la me ve, pero el agua que rieg sus raf- anual de lluvia es relativamente enorme. Las es·
ees Y el a1re que rodea sus tallos y hojas tienen pecies que se desarrollan en los paises húmedos
una. tem_peratura superior á O. Resulta de las in- tienen una admirable frescura. Al contemplar los
vestJ~amones de Candolle que el crecimiento de las árboles y praderas, se ve que sin cesar los riega
e_spectes vegetales empieza generalmente á 5° cen- el agua del cielo . En las comarcas tropicales, donde
tlgrados en las regiones de la Europa occidental el calor anual siempre basta para que maduren
Pero_n~ hay que considerar el punto de partida deÍ las especies vegetales, prepondera la influencia de
creCimiento de cada planta como limite fijo en la humedad. Los limites de la zona de lluvias son
absoluto , como el grado de temperatura en que se también los limites de la zona de vegetación.
funden los metales; es probable que, según su vigor La luz es, como el calor, uno de los elemento&
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16 liiLÍSBO RBOLÚS
En los climas templados las bruscas variaciones
más importantes en la vida de las especies vege- 'de la luz química son menos numerosas que en las
tales. andolle h a comp rob a do con experimentos eomarcas tropicales, pero son mucho más fuert~a
directo que de dos plantas sembradas el mismo que las variaciones del calor. En efecto, desde Dt-
dia, la expuesta á los rayos solares se contenta eiembre h asta Junio se han comprobado en Alem~­
con menor urna de calor pa ra desarrollarse y ma - nia é Inglaterra diferencias· de 1 á 20 e~ la actt·
dur r A la may or intensidad de la luz deben mu- vidad de los rayos luminicos. Y es que la ~~~uencia
chas especies de las montañas la rapidez de su de esos rayos, no sólo depende de .la posición del
crecimiento y de su brillo, el grandor r elativo de sol en el cielo sino que crece ó disminuye según
.sus flor s. En todas las cumbres del Me diodi~ de los innumerabÍes cambios que se verific.a n en el
E uropa e contentan las plantas a lpes tres, para Qcéano atmosférico . Las n ubes blanq~ ecmas que
desarr liarse y madurar, con una suma de calor velan el cielo dan mayor fuerza quimJCa á la luz,
mucho men or que las especies congéneres de las y la Naturaleza nota e~ el acto. sus efectos, pero
llanura itua das más al Norte. si se espesan las nubes, mterpoméndose COJ:?O ma-
Otro hecho menos estudiado, pero acaso no me- sas negras entre el sol y la tierr.a , en seguida de-
nos importan te que el del calor, contribuye al re- erece la acción de los r a yos lummos?s y suced~ un
parto de igual de la s plan tas, y es el poder quimico brusco reflejo á la marea de fuerza vital que baJaba
de los rayos . Nat ural seria supo ner que ese poder del cielo. .
crece, desde la zon a templada hasta la t ro pical, A las perturbaciones pr oducidas en el chma
pro porcionalmen te á la fu erza del sol; sin embargo, químico de u país por las a lteraciones incesantes
creyendo á varios fotógrafos que no ha bían podi - de nube brumas y v apores invisibles, hay que
do sacar pr uebas tan fácilmente en América del afiadir lo~ cambios producidos por los millones de
Sur co mo en I nglaterra , todavfa se dudaba hace granos de polvo y gérmenes flot~ ntes y po~ todas
poco de que la potencia qu fmica de los rayos las emanaciones de ácido carbómco, gas hidroge-
solares cr ecier a en dirección a l Ecua dor. Ultima- nado y a moniaco que se escapan de la ~ i e r~ a Y en-
mente Yhorpe ha r esuelto esas dudas con observa - turbian la pureza del aire. Es muy dtffCI I! en el
ciones hechas en Pará, junto á un o de los brazos -estado actua l de la cienci a , indicar apro ximad~­
del Amazonas. L as intensi dades q uimicas medias mente, ni aun respecto á las comarcas más conoci-
son de 7 á 34° más fuertes en Pará que en el ob- das de la Europa cen tr a l, el valor. rela tivo. de la
servatorio de Kew, cerca de Lon dres , pero asi como a cción química ejercida por térmmo medto du-
en I nglaterra esa intensidad crece y dismi nuye rante el año por los rayos solares; más diflcil seria
!entamen te cada di a sin violentas transi ciones, en todavia trazar sobre la r edondez del globo lineas
los trópicos cambia bruscamente du rante la esta- isoquímicas análogas á las isotérmica ; es esa una
ció n lluviosa . Cuando caen del ci elo cha parrones conquista científica reserv~da á .futu.ros explorado·
acompafiados por descargas eléctri cas, la intensi- res . De todos modos, las mvestJgacJOnes de Bun-
dad quím ica cesa completamente y actúa con gran sen, Roseve y otros sabios, han demostrado ya que
fuerz a cuando la tormenta h a desa parecido. 2
18 ELÍ.BIIIO RIIIOLÚS L A VJDA EN L A TIJIIRRA 19

la actividad de los rayos sol ares sufre mayore& teniendo en cuenta las costumbres de los vegetales
modificacion es que el calor; las lineas de clima en las comarcas del Sur. En San P etersburgo, á los
quí mico igual han de tener curvas y sinuosidades 60° de latitud Norte, se ha comprobado que el brote
más br u cas que las de temper a tu ra igual. Si no- del a bedu l primera crisis de la vida primaveral,
hay vientos químicos, como los hay húmedos y cá- antecede al del tilo y al florecimi ento del pie de
lidos, éstos modifican precisamente si n cesar, en león diez y ocho días , cuando en Breslau, situado
las olas siempre agita das de la atmósfera, esas. 8° más al Sur, esos intervalos son respectivamente
masas variables de va pores que unas veces mode- de q uince y cincu enta y un días. cCu anto más se
ran y otras cuadruplican la fuerza de los rayos adelan ta hacia el Norte-dice Candolle- , más sus ·
del sol. tituye útilmente la luz al calor. •
Además, la diferenci a extraordinar ia de las flo - Ya se ve que los prob lemas relativos al área
r as en dos paises vecinos, cuya temperatura viene natu ral de las especies vegetales son muy comple-
á ser la misma, a caso se explique, principalmente , jos, y los bot ánicos necesita r án l ~rgos y pacientes
por la enor me influ encia que ejerce el estado del estudi os comparados para determmar , de un modo
cielo. Por ejemplo, los árboles floridos no cr ecen preciso , cuál es el medio norma l de cada planta y
en las Feroe, donde no se ven más que malezas y cuáles son las ca usas múltiples que detienen su
arbustillos, aunq ue la temperatura no sea inferior extensión más all á de cierto limite, diferente para
más que en 1° á la de Carlisle, en Inglaterra, donde ca da especi e. No sólo ha y que tener en cuenta las
la vegetación en Jos mo ntes presenta pro por ciones alternativas y sum as de la temper atura, la luz y
muy hermo as. En efecto, si el ca lor es el mismo , el poder qulmico de los r ay os, si no qu e además es
la luz es muy diferen te. Los r ay os del sol que a tra· nece ario calcular la acció n ejercida por todos los
viesan las bru mas de I nglater ra son absorbidos , en meteoros, apreciar la influencia de la sequía y la
g ran parte, por las intensas nieblas de las Feroe,. humedad de las lluvias prolongadas y de los cha ·
que el antiguo Pyteas creía que era una especie de par rones pasajeros, de las posiciones y alturas
pulmón marin o, en que aire, agua y lodo se mez · di versas y de las desig ualdades del terreno . Ade-
clan tan con fu sam ente. Ta l vez hay a que a tribuir más de todas estas condiciones del medio climaté -
á mayor fuerza química y luminosa, desarrollada rico, hay que saber también cuál es la vitalidad
duran te má tiempo, la singular rapi dez con que propia de la misma pl anta, cuál su fuerz~ de e~ ­
salen los veget ales del No rte de su suen.o invernal pan ión en la tierra, cual su fuerza de resistenCia
cuando apar ece súbitamente la primavera. E n po- co ntra los agentes de destr ucción que la rodean.
cos días se cu bren los árboles de yemas y hojas , También hay que conocer la antigua distribución
cuando pasan meses en las latitudes meridion a les de los conti nentes en la serie geológica de las eda-
entre el desperta r de las diferen tes especies. No sólo des para averiguar qué ob s tác ul~s, coll?-o brazo~ de
las plan tas indlgenas del Norte, sino ta mbién las mar ó cordiller as , pueden haber Impedido la dise -
que se han aclim atado en aquellas regiones, abren minación de cierlos vegetales por espacios más
los capullos mucho antes de lo que podría suponerse extensos. Cada planta tiene su historia, sus tradi -
20 IOLtS.IIIO RIIIOLÚ S 21

ciones, su patria y sus costumbres, y á esa extre- nentes . El Océano tiene sus plantas especiales,
mada diversidad de condiciones de existencia se unas que flotan en libertad sobre las olas, como el
debe .la maravillosa variedad que ostenta la agru- sargazo 6 uva de mar, otras que se agarran á las
pación de las especies en la superficie del planeta. rocas y escollos. Los rios, los lagos y los estanques
tienen ta mbién sus especies vegetales particulares,
como el potamogeton, que balancea muellemente
su larga cabellera á gusto de la corriente; el nenú-
fa r, qu e ex tiende sus anchas hoj as de color de es-
III meralda en el agua transparente; las confervas
innumerables, qu e forman una ca pa de vegetación
Estaciones particulares de las. especies.-Plan tas de agua de continua en el agua de los estan ques y los hacen
mar y de agua dulce. - Espectes de las playas. -Parásitos. - parecerse desde lejos á la superficie de una prade -
Es~ecies terrestres.-~nfiuencia de los te rrenos en la vege- ra. Las plantas que dan fruto al mismo tiempo en
tactón.-P lantas asoctadas.-Mar de sargazo. - Extensión
de las áreas. agua du lce y salada son muy escasas, y general-
mente só lo se las encuentra en Jos estuarios de los
rios do nde llegan las mareas y se verifica la mez -
La m~yor~a de las_plan tas ocup an escasa pa rte cla entre ambas masas líquidas. Las turberas están
del espa~1 o CJrc_unscnto por los límites generales completamente compuestas de plantas asociadas
que el chma traJo para sus habitaciones . Además que se agrupan entre si y encierran agua en sua
necesitan seguir su naturaleza ciertas con d icione~ intersticios como inmensa esponja. La vegetación
ffsic~s _particula~es, sin las cuales germinación y de las playas presenta un contraste muy notable,
creCimiento son Imposibles. Para citar el ejemplo según rodee aguas puras; mares saturados de subs-
más notable, la vegetación acuática se com pone tancias salinas, don de la arena y la arcilla están
~e especies muy diferentes de las que na cen en Ja mezcladas con sal marina , producen abundancia
t1erra .. Excepto en la zona in decisa , cub ierta y de plantas de apariencia bastante triste, que dan á
descubierta alternativamente por el agua, en que las orillas una fisonomía particular. En lo interior
se desarrollan plantas llamadas anfibias las dos de los co nti nentes no se encuentra flora semejante
floras son diferentes en a bsoluto . Si fuera' verdad más que en los contornos de los lagos salinos y en
como opi~an ciertos botánicos,· que especies d~ las tierras donde brotan en la superficie manantia-
algas m~noas dan nacimi ento á plantas terrestres les cargados de sal. Al ver esas plantas han queri-
de l~ tnbu de los ho ngos, ese poder germinativo do los mineros perforar el suelo, para descubrir
no eJercería en este caso su acción más que para bancos de sal gema ocultos en las profundidades
transform_ar ~e una maner a comp leta la estructura del mismo. Otras especies vegetales par ece que tie-
y la apanenCJa del vegetal. nen necesidad, no de la sal del mar, sino de los
E l contraste de las flores es tan grande entre el vapores que despide ésta; ejemplo de ello es el
agua dulce Y la salada como entre mares y conti- brezo llamado e1·ica sylvatica, que crece en las lla-
22 JIILiSlllO RBOLÚ8 LA VIDA JDN LA TIJIIRR.A. 23

nuras bajas alrededor del golfo de Finlandia del ~tros gustan más de los .terrenos c~lizos, á otros
mar Báltico, del mar del Norte, de la Mancha; del les conviene más el aremsco, la arCilla dura ó las
golfo de Gascuña, y se encuentra también en las hendiduras del granito. Algunos botánicos han
costas de Espafia y Portugal, sin que nunca se la ti-atado de clasificar las plantas por la composición
halle á más de 250 kilómetros de la orilla. química de los terrenos que prefieren. Cierto es
La atmó fera posee su vegetación lo mismo que que varias especies, aun sin que tengamos en cuen-
el agua. Ciertas plantas no piden al terreno más ta las que crecen en tierras salinas,, se encuentran
que un punto de apoyo y sacan del aire todo el exclusivamente en un suelo convemente; el casta-
alimento que necesitan. Otras muchas especies ve - no, la digital purpúrea, la retama co~ún, prefieren
getales no crecen nunca en la tierra desnuda y se los terrenos sil1ceos; el carex a1·enaua, otras plan-
fijan en las rafees ocultas, en los tallos ó en las tas de los médanos y en el clima tropical el árbol
ramas de otras plantas que les sirven de suelo ali- de la canela, quieren arena casi pura; las calizas
menticio. Lianas de todas clases orquídeas parí- tienen también sus especies que no prosperan en
floras, euforbiáceas, helechos, m'usgos y líquenes otra parte. Pero parece que esos terrenos alimen·
se agrupan así formando bosques aéreos y mez- tan tales ó cuales especies de plantas, no por las
clándose con el follaje de los árboles los ~d ornan substancias que encierran, sino por sus propieda-
diversamente con guirnaldas, ramilletes, matas de des fisicas, dureza, deneidad ó porosidad. Si la
verdor ó flores. A costa de esos parásitos viven composición de la roca no yaria, pero ~e desag~e ­
otros, y en ciertos bosques tro pi cales, donde cada ga y deja penetrar más fáCilmente el atre extenor
árbol es. un mundo de plantas, el revoltijo de las y la humedad, cambia inmediatament~ la v ege~a ­
veg~tac10nes pres~nta tal confusión de formas, que ción y aparecen en la caliza ó en la arCilla espeCies
la VIsta del botámco más experto es la única capaz que no se pensó encontrar más que en la arena.
de d_esentrañarla. Por último, el interior del terre- Cuando el botánico se aleja de una comarca en la
no tiene. su flora particular, compuesta de criadi- cual (por la semejanza de las condi.ciones físicas
lla~ ~e tier~a y otras criptógamas que no quieren del terreno) las mismas rocas están siempre reves-
reCibir la mfluencia de la atmósrera más que á tidas del mismo tapiz vegetal, nota con asombro
travé.s de los poros del terreno . Las grutas tienen que las especies no son fieles al terreno que se
también, hasta en el fondo de sus fa.berintos las creia necesario para ellas. De 43 plantas que en
plantas q~e huyen de la luz, y en los bosques ~ier­ los Cárpatos observó Wahlenberg en las calizas,
t~s especies vegetales, casi siempre blancas' ó pá- encontró 22 en las rocas cristalinas de Suiza y
lidas, se acurrucan en la sombra al pie de los árbo- Laponia. De 67 especies que en Suiza son exclusi-
les _grandes y apenas yerguen su tallo delicado vamente de origen calizo, crecen 36 en los paises
enCima de la alfombra de musgo y de hojas secas. cercanos en terrenos cuya composición química es
Entre los vegetales muy numerosos que hunden muy distinta, y puede suponerse que más completas
~~s rafees en el suelo y balancean sus hojas al aire exploraciones reducirán el número de plantas abso·
tbre, los hay que prefieren un terreno arenoso· lutamente fieles á una sola naturaleza del suelo.
'
ELÍSIIIO RIIIOLÚS LA VIDA IDN LA TIERRA 25

Además, según ha demostrado Sanssure, el tejido tación en los desiertos de Nuevo Méjico y de Arizo·
de varias plantas se apodera indistintamente de la na que los ratos y tristes candelabros de la gigan ...
substancia más abundante y más soluble que se tesca higu era de Indias. . .
encuentre alrededor de las rafees; las cenizas del E l Océano tiene, como la tierra, sus extensiones
abeto de Noruega no tienen la misma composición monótonas de plantas; lo campos de sargazos
que las del abeto del Jura. (fucus natans) que se en.cuentran en m~cho.s mares,
No só lo saben elegir para propagarse las espe- y especialmente en el mm.enso espacio triangular
cies vegetales la tierra que á cada cual conviene, compreudido entre las Antillas, el Gul(-St1·eam, el
sino que ejercen también en sus asociaciones con grupos de las Azores y el archipiélago de Cabo
otras plantas una especie de discernimiento, ya Verde. Colón atravesó aquellos parajes llenos de
pidiendo exactamente las mismas condiciones ff. hierbas marinas, y fué motivo de terror para sus
sicas en el suelo, ya buscando abrigo, ya obede- comp fieros el aspecto de aquellas largas hileras
ciendo á alguna afinidad secreta. Sin hablar de los de plantas que retrasaban .el andar ~el barco y
parásitos que no viven vida in dependie nte, muchas daban al insondable mar Cierto pareCido con un
especies amigas están siem pre cerca unas de otras 'inmenso pantano. Formando islas é islotes ~otan·
y con la armonía de su agr upación dan suavidad tes que se siguen en interminables procesiOnes,
é intimidad á la Naturaleza. El viajero conoce que esas hierbas convierten en ciertos lugares la su ·
se acerca al bosque en las plantas y a rbustos que perficie del Océano en' una especie de prado de un
no crecPn en campo raso; los alegres colores de verde a marillento ó herrumbroso; las olas levan-
acianos y amapolas se mezclan siempr e, por lo tan esas masas en amplias ondulaciones y las ro ·
menos en la Europa occidental, con las rubias es- dean con ribetes de espuma; juegan centenares de
pig~s de la mies; bierbas llamadas malas por los peces deb ajo de la frondosidad que los resguarda
agncultores se asocian invariablemente con los del sol; millares de animalillos corren, se arras -
cultivos. de nuestros campos; llantén y poten tila tran 6 se incrustan en los tallos enlazados de esos
crecen JUntos al borde de los caminos; las ma fas bosques viajeros, y atraviesan con ellos la exten-
de los Alpes y los Pirineos están rodeadas de orti · sión de los mares.
gas que se levantan por encima del césped corto Cretase en otro tiempo que esos sargazos flotan-
de los pastos. Por último, las estepas herbosas tes habían sido arrancados por la resaca de las
praderas amer.ica~as, sabanas ó parnpa1, no so~ riberas de las Antillas ó la Florida y llevados luego
más que. colomas mmensas de plantas asociadas. por el Gulf St1·eam á centenares de leguas, y se
En cambio, el suelo árido de los desiertos no suele imponía que todos esos residuos arrastrados por el
presentar en inmensas extensiones más que el es- inmenso circuito de las aguas se reunían como en
caso verdor de una sola especie vegetal. La arcilla el centro de un remolino en el esgacio del gran
d~ la meseta de Utah no deja penetrar en sus hen · torbellino circular del Atlántico Septentrional. Esa
dtduras más que las rafees de la artemisa y en teoría no es exacta: los fucus del Océano nacen Y
una gran parte de su superficie no hay má; vege- se desarrollan en la superficie del agua. Nunca se
26 JIILÍSEIO RJIIOLÚS
LA VJD.A. .IDN Ll. TJJIIRR.A. 27
les han podido descubrir raíces ni el menor indicio char ampliamente tales abonos para mejorar los
de bulbos que pudieran haber sido arrancados de cultivos.
la tier ra por el oleaje. Cada tallo acaba por su ex- Resulta de los numerosos estudios comparativos
tremo inferior en una especie de cicatriz, y segu - de Candolle que la forma general del área ocu·
r a mente no es más que una rama desprendida de pada por cada planta es la de una elipse algo
otr a planta; vesículas llenas de aire (que han dado alargada de Este á Oeste en las latitudes templa·
al sargazo su nombre de uvas de mar) le sirven de das y de Norte á Sur en las tropicales; fácil es de
flotadores para sosten erlo en la superfici e del agua, com prender esa disposición ordinaria, porque en
y centenares de membranas poliáceas se levantan las diversas zonas, el diámetro grande de la elipse
vertical men te por enci:na de cada isla de fucus ha de indicar la dirección en que el clima pre -
para absorber la cantidad de aire que necesitan senta mayor igualdad en más· considerable ex ten·
esos organi smos para crecer y propagarse. sión . Es cosa notable que el área media de las
Verdad es que todas las praderas de sargazos especies es tan to más vasta cuanto más sencilla
giran á impulso del vi ento en el remolino formado es su organización y mayor su a ntigüedad. Las
por la co rriente del golfo y por la ecuatorial, pero criptógamas, que son las plantas menos desarro-
en vez de h ber sido llevadas allí por esos ríos ma- lladas, ocupan la superficie más extensa. Las es·
riti mos, se detienen delante de ellos y se acumulan pecies marinas tienen un área media mayor que
á lo largo de sus riberas interiores; escaso número las terrestres; las hierbas habitación más vasta
de plan tas penetra en el mar de las Antillas y en que los árboles y las fanerógamas anuales tienen
el golfo de Méjico por los canales e trechos entre patria de mayores dimensiones que la s faneróga-
las i las. El mar de sargazos propiamente dicho mas perennes y Ienosas . El área de las plantas está
de l At lántico Boreal está comprendid en los gra- en razón inversa de lo complicado de su estruc-
dos 16 y 39 de lati tud Norte y se exti ende de Este tura . Es de notar también que por causas geológi-
á Oeste del grado 50 a l 80 de longitud. En tan in- cas an teriores probablemente al estade actual del
menso espacio, los sargazos constituyen dos mon- globo, el área media de las especies va disminu-
tones separa dos, como si una rama de corriente yendo desde el Polo Artico hasta las puntas austra-
ecuatorial se replegase hacia el Norte para separar les del Continente.
á izquierda y derecha las prad ras de fucus. Puede Ninguna especie fanerógama, ni siquiera la or-
calcularse en más de 4.000 000 de kilómetros la tiga, puebla la tierra entera. Sólo se conocen 18
superficie de ese mar de hierba ; en los otros océa- especies que aparezcan á un tiempo en la mitad
nos,. e~ Pacifico del Norte, el del Sur y el Atlántico de la superficie terrestre, y el número total de las
men ~w nal, los mares de sargazos se extienden plantas conocidas, cada una de las cuales ocupa
también por enormes superficies. i los agriculto- un tercio del globo, se calcula en 117 ; en cambio
res de Europa y América llevan alg una vez á hay vegetales que los botánicos no han descubierto
la práctica la idea de Leps, que propone car- más que en un barranco ó promontorio aislado;
gar buques con esos sargazos, podrán aprove- varias islas dispersas en el Océano, como Santa
28 BLÍSE O RBlOLÚS
LA VIDA EN LA TIBlRRA 29
E lena, Tristt\n de Acuna, J ua n Fernández, Ma- ~ordilleras, los Pirineos, l~s Alpes, los Balkanes,
dera y las Galá pagos, poseen la mayor parte de el CAucaso el Tauro, el Htmalaya, el Karakorum
esas plantas solitarias, que en ninguna otra parte y el Ku enlhn, se prolongan de Oeste á Es~e, y por
se encuentran, pero también hay partes del Conti- lo tanto, los climas y las floras no se modtfican en
nente en que las especies no tienen más dominio .el mismo sentido más que con gradaciones muy
que un distrito de pocas leguas ó h ectáreas, el suaves. Por otra parte, Africa, á pesar de que la
cual podría consid er arse como una isla contin ental .. mayor parte de su masa está situada en la zona
La superficie media general de las área s viene á tórrida es relativamente menos rica que los otros
ser, según Candolle, la 150. a par te de la superfi- contin~ntes en especies de plantas; explicase esta
cie planetaria, ó sea unos 300.000 kilómetros cua- ~ircunstancia por la uniformidad general de la co-
drados. marca por el escaso número de altas cordilleras,
por la' poca humedad del _viento. En ~aiD:bio, el
ex tremo meridional de Afnca, la coloma mglesa
del Ca bo, es de una riqueza vegetal extraordi-
IV naria.
Otro contraste hablan sefialado los botánicos:
Contraste de las floras en las diversas partes del mondo .- el de la pobreza relativa en las floras insulares
Laa floras insulares y las cont inenta les. -- R iq oeza creciente
de la vegetación de los polos al E cuador.-B osques tropi- comparadas con las continentales Pero ese aserto
cales.-Bosques del Amazonas. -es discutible, y la fa lta de observa ciones sufi-
cien tes nada permite afirmar. De todos modos, lo
cierto es que las islas considerables, como Sicilla,
Considerados en con junto, los continentes pre- Gran Bretafia Cuba y Ceilán, t ienen cara cteres
sentan , como las áreas más a ngostas, oposiciones de vegetació n ~nálogos á los de los contin entes ve-
notables entre sus floras . Proporcion almente á la cinos: las islas Feroe y el pitzberg tienen propor·
e~tensión, el Nuevo Mundo es más rico en espe- ~ion a lmen te ta ntas especies como los continentes
Cies vegetales que el antiguo . Explicase el hecho situados á igual dista ncia del Polo. En cambio, el
por la disposición general del doble continente archipiélago de Ca bo Verde, las Ca naria~, Madera
americano y de sus cordiller as, ali neadas casi todas y las Azores, tienen de 300 á 500 especte~ menos
de Norte á ur. Por la posi ción de los Andes de que las que se encuentran en igual extenstón c?n·
las ~o ntafias de l Brasil, de los Allegha nys, de' las tinental· Ma uricio y la Reunión poseen tambtén
RoqUiz::"s, d.e la Sierra Nevada y del Coats Range número 'r elativamente escaso de plantas indlgenas;
de Cahforma, resu lta que en cada latitud los cli- nat ural es opinar, como Candolle, que la pobreza
mas más di versos se suceden en las vertientes de esas islas procede en parte de su aislamiento en
o~uest.as! y por consiguien te, se desarrollan espe- el mar.
Ci es dtstmtas en cada clima . N o ocurre lo mismo E l hecho capital de la distribución de las plan·
en el mundo antig uo , donde la mayor parte de las t as en el contorno del globo es la riqueza creciente
ao l!ILÍBJDO Rl!IOLÚS
L .A. VlD.A. JDN L A T I BIR R.A. 31
de las floras desde los Polos hasta el Ecuador. La. llamada ártica 1 donde aparecen los primeros árbo·
isla de Spitzberg, que es la más explorada de las les y los prim eros cultivo.s. ~n seguida viene .la
tierras de la zona glacial, no tiene mAs qu e 90 es- zona subártica de la Aménca mglesa, de Islandia,
pecies; en superficie igual, Silesia tiene 1.300 Suiza de la Rusia del Norte, caracterizada por las turbe-
2.400, y Sicilia, de extensión menos con id~rable ras, las tundras y los bosques de pinos, abetos,
2.650 . Verdad es que en muchas comarcas de 1~ alerces y abedules. La zona templada fria, cuyo
zona tropical se comprueban excepciones de esa limite meridional se encuentra á los 45° de latitud,
ley del a umento de las especies hacia el Ecuador presenta asimismo regiones de turberas y bosques,
pero esas excepciones pueden explicarse fá.cilmen~ pero es también el territorio por excelencia para
te por el terreno y los climas locales. El Sabara las praderas , y sus selvas se componen de. especies
tiene verda deramente una flora mucho menos rica variadisimas. En la zona templada caliente las
en p:oporción que .el Me~iodia de Europa, pero praderas son más escasas y las especies arbores-
tamb1én hay gran d1ferenma entre am bas regiones centes ganan en esplendor. Las palmeras y los ba-
desde el punto de vista del relieve y de la varie- nanos aparecen en la zona subtropical, pero donde
d!ld. i Egipto no tien e más que un millar de espe- la vegetación de desarrolla en toda su riqueza ma-
Cies, cu ando la Gran Breta.ña, situada más hacia al ravillosa, es en los trópicos y el Ecuador. Al Sur
Norte, present~ 1.400 en igual extensión , es porque de la linea equinoccial se suceden las floras en
el valle del N1 lo no constituye más que angosta orden inverso que en el Polo antártico . Comprén-
~ierra alu vial, limitada á una parte por la arena y dese fácilmente que esas divisiones son en parte
a la otra por rocas desprovistas de humedad. Sin arbitrarias, y en la Naturaleza las transiciones se
q?e los ~n~afi ara la pobreza relativa de la vegeta- ·erifican de zona en zona de manera generalmente
C_Ión eg1pe1a, a firm aban ya los griegos que la mul- iusensible. ¡Cosa notable! una de las zonas más
titud de plantas crece cada vez más hacia el Me- determinadas se encuentra precisamente dividida
diodía , y afiadfa n la extrafia particularidad de que en dos por una vasta cuenca marina. Es la zona
en esas comarcas abrasadas del Sur el suelo se de vegetales que rodea el Mediterráneo desde el
hund e al en orme peso de los árboles que 8ostiene. golfo de León hasta el delta del Nilo. La flor a me-
. Unger h.a propuesto repartir la superficie de la. diterránea es una estrecha faja circular de 8.000
tterra en diferentes zonas de vegetaci ón que se ki lómetros de desarrollo.
suceden simétricamente desde a mbos polos ~~ Ecua- Gracias á todas las diversidades del relieve de
dor. La zona polar boreal, á la cual correspon dería la tierra á las diferencias de temperatura y clima
una zo ~ a. austral de.sconocida todavía, comprende y á los ~ambios de lugar de los continentes, que
el .archipiélago glaCJal de América Groen lan dia también han hecho cambiar de lugar A las floras ,
Sp1tzberg, la Siberia del Norte. No h'ay all í bosqu~ todas las comarcas se distinguen unas de otras por
alguno! Y como dice Linneo, los líquenes, última una vegetación de una hermosura particular. Es ·
e;xpres1ón de. los vegetales, cubren la ú ltim a exten- candinavia tiene sus bosques de coníferas, Inglate-
Sión en la tierra. Al Sur se extiende otra zona ,. rra tiene sus encinas y sus praderas, el Norte de
32 ELÍSJliO RBIOLÚS L.A. VID.&. BN LA TIBIRR.A. as
Alemania tiene sus tilos Rusia sus a bedules F época de la hulla. La sucesión de las edades terrea-
· ¡ ' , ran.
c1a sus o mo~ y sus bayas. No se puede pensar en tres que busca el geólogo en los estratos fosilfferos,
los Vo gos m en la Selva Negra sin r ecordar la calcu lándola en millones de siglos, pueden verla
largas pendientes cubiertas de abetos y cua d 8 res umida los botánicos en la época actual reco·
. 1 A '
plen~a en os !pes se r ecuerdan siem pre los bos-
n o se
l'riendo la superficie del globo. Las flores de los
queclllos de nogales y castaños sus selvas d 1 periodos actuales, escalonadas en los terrenos de
e es y sus ge~manas.
· Tampoco nos ' podemos figurar
e a er-
la Europa occidental como en inmenso osario,
la hermosa tierra de Itali a sin los olivos los . viven más ó menos modificadas en diversos puntos
ses l . . ' Cipre-
y os pmos marítimos. La terrible monotonía del planeta.
de las !!anuras del Sabar a se interrumpe con fres · Los bosques vírgenes, en los cuales todavía no
co~ oasJ de palmeras, y h acia el extremo meridio· ha penetrado el hombre más que para abrir sen de·
na del Contmen te, en el Cabo de Buena E peranza ros, son uno de los espectáculos más grandiosos de
1~~ co~ados y mo ntes de co nto rnos severos ostenta~ la Naturaleza. Los de los paises fríos, compuestos
a om ras de br ezos con flores de mil colores Los generalmente de coníferas de tronco recto, de fo-
~s~ados Uni dos tienen sus árboles de maraviliosaa llaje obscuro, tienen algo solemne y augusto. Las
m a o~ofiales, donde se encuentran á la vez todos poderosas columnas están espaciadas con regulari·
l~s m~bces, desde la púrpura más brillante basta dad como pilares de un edificio inmenso, y en Ion ·
e ver e más sombrío. Grande es el contraste entre t ananza se confunden en avenidas misteriosas. Las
:sos.óbo ques de colores variados y la uniforme ex· ramas, muy extendidas y cargadas de musgo ceni ·
ensJ n d~. las praderas del Oeste ó el d ierto del ciento, sobre todo de lfquenes, no dejan pasar á
~~evo MéJico, sembrados de cactus. En la América través de su ramaje más que una luz difusa, espar-
de C~~' los bosques de araucarias de las montañas c ida de igual modo debajo de la bóveda de tupido
a
d~ r tl e de la meseta brasileña no son menos
.ts JU os e las Pampas y de su vegetación t
verdor; algunas ralees nudosas levantan á trechos
el terreno cubierto de hojas secas y sembrado de
rtca en legu m i~osas . En otro extremo del m u'nd~n modestas plantas, unas acurrucadas al pie de los
!~ flora australiana contrasta con la de toda 1~ troncos, otrail agrupadas en los espacios Ubres.
t Ierr~ por el as pecto de antigüedad de su eucalip· Nada exterior penefra en ese mundo aparte, como
é~¿ca ejus~ssi~:s~rineas, ~ue quizá naci eron en la no sea algún rayo de sol, que aparece como una
. t·1nguen tambié· as especies de Nueva Zelanda se flecha entre dos ramas, y el gemido arrancado por
d Is el viento al ramaje.
de t 0 d 1 _n por su fis onomía general de la
os os contm en tes En · Los grandes bosques tropicales tienen otro ca-
tanta. proporción de ár b~l m nguna pa rte se ve rácter y asombran por la magnificencia, el exceso
dos con las pla t es Y arbustot~, compara· de su vegetación y la variedad de sus especies. No
n as anunales· en ·
presentan las criptógamas ' . tnmgu~a parte es un conjunto majestuoso y regular como el del
formas Faltan 1 semeJan e variedad de bosque de abetos 6 alerces, sino un caos de verdor,
helech~s formana~ pra dera.s, pero en cambio los un hacinamiento de selvas revueltas, donde la mi-
osques mmensos, como en la
s
34 liiLÍSIIIO RlllOLÚS

LA VIDA BN LA TIBRRA
rada trata en va no de distinguir las innurnerabl
fo r mas vegetales. Por encima de las anchas co :: mente cuando la selva cubre las laderas de una
frondosas, se superponen otras copas y se yerg~en colina elevada . Desde la cima hasta la base aquélla
las palmeras, uni das unas con otras por el inext · es un océano de follaje; debajo de aquella masa
cable lazo de las lianas: r a mas rotas suspend ·dn · movida por la brisa apenas puede columbrarse el
de ?uerdas casi in visibles, se balanc~an en
paciO~ _brotan pan dan os como cohetes verdes del
e: e~~ suelo que la sostiene; parece que el bosque entero
tiene su raiz en las aguas, y flota como enorme
enrediJo de ra mas y h ojas de todas clases, dispues- planta piramidal de 200 metros de altura. Todas
ta~ en forma de penachos, a ba nicos, ramilletes 6 las ramas están unidas entre si y el menor estre·
guirnaldas; abren las orquídeas en el aire sus ex - mecimiento se propaga de hoja en hoja á través de
tra:flas fio_res; los árboles muertos de vejez desapa· la verde inmensidad. Donde la colina presenta un
recen baJo redes floridas, y la mayor parte de los declive rápido, grandes m_a sas de follaje y flores
troncos aun erguidos están rodeados, como con una caen de copa en copa, como los saltos de una cata-
corteza nu~va, ?e los tallos de parásitos de ele· rata. Aquello es un Niágara de verdor. Una atmós-
gante follaJe. Mientras en los bosques del Norte se fera húmeda y cargada de las fragancias de las
parecen ~odos los árboles, y sin emb n rgo, se le- plantas se escapa del bosque y se extiende en lon-
va~lta? aislados_ como Jos ciu da da nos iguales en un tananza; en días nublados han conocido los viaje-
pals hbre, las IDnumerables especies del b ros desde el mar, á 130 kilómetros de distancia, la
tropical, distintas unas de otras por sus dim~~;i~~­ proximidad de las costas de Colombia por los aro-
nes, sus formas .Y sus color es, parece que se con · mas extendidos por el espacio.
tunden ~n la ~ ~s~a. masa de vegetación. el árbol De todas esas vegetacionea tropicales, tan ma-
~a perdido su IDdividualidad en la vida' d 1 ravillosa mente ricas, la más varia es la de la cuen-
~unto. Una encina deJa zona temp lada que :xt~~~~ ca del Ama zonas, y bastaría para revelarlo la
e sus ramas de rugosa corteza, hund e las rafees situación geográfica del país, porque en ninguna
=~se~ s_uelo resque?rajado y a lfombra la tierra con parte se encuentran más admirablemente unidas,
. OJas secas, Siempre parece un ser ind en tan vasta extensión, la riqueza aluvial del te-
~~~::~,b;::~ ~~:ná~~ e?tá rofeado de otras en:f::~ rreno, la abundancia de lluvias y la actividad de
los rayos solares. En un espacio de muchos milla-
que virgen de Améri:a e~e:n s hermosos de un boa- res de kilómetros de Norte á Sur y de Este á Oeste,
dos unos a lrededor d t u.r: no son así; retorcí· las llanuras del Amazonas son un bosque sin limi-
dos or las r e o _ros, a tados en todos sentí-
que los apri~:a~ai fe~d¿o bocul tos po_r los parásitos
tes, cortado únicamente por los anchos canales del
rio y de sus tributarios, los pantanos y lagunas de
que moléculas de un ¡ e en la sa~ta, no son más sus orillas y claros de hierbas altas, entre las cua-
com arcas enteras . nmenso orgaD! smo que cubre les se levantan algunos árboles sueltos. Quédase
El bosque tropical ha atónito el botánico ante la inmensa variedad de
perficie del mar ó d d Y que verlo desde la su- plantas que se le presenta. Ya en el mismo rio, ve
es e un río caudaloso, especial-
las procesiones de troncos revueltos y de ramas
36 .IDLÍSIIIO RltOLÜS L~ VIDA .IDN L~ TIIIIRRA
87

cubiertas de hojas arrastradas por la corriente ue nos da los hermosos agavanzos, de los setos
como bosque flotante; en la fangosa orilla, ve los q las admirables rosas de nuestros jardines, que
caflaverales agrupados que avanzan como un pro- ~ro duce la mayor parte de nuestros árboles fruta ·
montorio al pie de la inmensida d verde de los Ar- les. El manzano y el peral, el melocotoner~, el
boles· después, en la misma ribera, cada tributo cerezo, el almendro y otros muchos, apenas ext~t.en
dejado anualmente por las aguas tiene su vegeta- en los trópicos, pero los sustituye otra gran famtha,
ción particular de plantas, tanto más alta, tupida la de las mirtáceas, que produce la guayaba, la
y cargada por lianas cuanto más antiguo es el pitanga y otros muchos frutos sabrosos, cuyos
terreno en que crece. Más a llá de esa primera mu- nombres se ignoran 6 se descon?cen fuera. ~e la~
ralla de árboles muros, que tapa en muchos sitios regi on es tropicales . Cada zona ttene su familia es
el verdadero bosque, empieza al cabo la soledad pecial de árboles frutales. Los humildes cereal~s
virgen de las grandes selvas, donde la flora del del Nqrte, cuyo grano sirve de base pa::a la ali-
Amazonas ostenta á la vez toda su delicadeza y mentación del hombre, tienen ~~mo eqmvalente,
toda su majestad, gracias al nú mero prodigioso de cerca del Ecuador, la gran famt_ha de la~ palme-
plantas que la componen. Los tipos más diferentes ras, muchas de cuyas especies vtven _á onllas del
hierbas que se arrastran y troncos gigantescos, s~ Amazonas y sus afluentes; cada rio ttene su espe-
mezclan ~ confunden. Las lianas ligeras, colgadas cie caracteristica de palmera, que da á sus bosques
del ramaJe, unen en la misma r ed todo el follaje un aspecto especial; en el rio principal se suceden
del bosque. Cuadro maravilloso es ese, que hay que las variedades desde la desembocadura hasta la
co~templar en plena naturaleza salvaje, ya á las confl uencia del Solimres con el Ri~ Negro, Y ID;ás
onllas de a lguna laguna en la cual se admiran las arriba hasta las montaBas del Peru. Las e~pectes
enormes hojas y las flores de la victoria ya desde del ár bol que alimenta con sus frutos á los In~~ge­
la superficie de un arroyo tortuoso verdadero sen- nas y les da al mismo tiempo agua fresca, teJidos
dero liquido, fe toneado de guirn~ldas que se ba- y materiales de construcción, son más ~umeroe.as
l ance~n .por e?ci ma de la canoa de los viajeros. que los cereales de los paises septentnonales. Y
En nwguo pa1s del mundo se combinan la fuerza sin embargo, las regiones del Am_azona~ no se co-
y el encanto , la grandeza del conjunto y la gracia nocen más que en la vecindad mmedt.ata de las
de los porm~nores de manera tan completa; aque- orillas fluviales, y cada nueva exploraCión de los
llo es el _tnun fo de la Naturaleza viva; el bosque botánicos revelará la existencia de nuevos tesoros
es grandwso y alegre á un tiempo y nada tiene de vegetales.
la dulce melancolía que hay en los bosques de las
zonas templadas.
Si no se encuentran todas las plantas de la tie-
rra en las inmensas selvas del Amazonas á lo me-
nos están representados todos los géner~s por si
ó por sus equtvalentes. La familia de las rosáceas,
38 .BLÍ S JIIO RJIIOLÚS
LA VIDA IDN LA TIIIIRRA

El limite entre la flora montanesa y la de las


llanuras inferiores no siempre está muy determi·
nado, y á veces hay que atravesar vastas regiones
V d udosas antes de conocer, por el aspecto de las
playas cercanas, qué zona de vegetación se tiene
á la vista. También es dificil á veces conocer en
Escalonamiento de la vegetación en 1 . , la vertiente de una cordillera las di versas floras
montai!.as.-Penetraoión reciprocad ~s pflndtentes de las escalonadas en las alturas por las plantas interme -
tas .-Limites superiores de las e. as oras superpues-
pafses del mundo.-Irregularid:~pecJes ve,getales en v_arios dias pertenecientes á dos zonas á la vez, y por las
•e las floras. es en e esoalonamtento q ue, á consecuencia de las innumer ables diversi·
dades del medio, están colocadas más arriba ó más
abajo de su región normal. En las laderas del vol-
A consecuencia del descenso gra dual de la t cán de Chiriqui, Moritz W ágner ha encontrado
peratura en las pendientes de las montana ero- praderas y carrascas junto á palmer as euterpe y
escalonan desde la base hasta la . s, se begonias. En el estado colombiano de Santander

PEvo~rgu:ltad~cfl;óh~~~á~~g;~l: l;~r ql~e r~~~ti~~~:~~g=~~:~


el ba nano y la calla de azúcar dan excelent~s pro-
ductos á 2. 757 metros de elevación en la r egión de
ora como por el cr · encinas y abedules: De modo que h ay , no sólo su-
en dirección al circulo p~~~ par~ce que a ndamos perposición, sino también penetración r eciproca de
laderas de una montana á ' seg n sube por las climas y bosques. En la cordillera de Va ldivia es
ma de las llanuras· sólo maY:or a ltura por enci- tal la mezcla de flor as, que los árboles de la lla·
que se tardaría dí~s e t que los Intervalos de clima nura suben casi hasta el limite inferior de las nie-
hacia el Polo n eros en atravesar viajando ves perpetuas, gracias á la extremada abundancia
, se recorren en ·
ascensión porque en la pocos mmutos de de las lluvias y á lo igual del clim a .
160 á 24Ó t s montanas una altura de Los montes en que están más determinados los
latitud. Al ~: r~! ~ene á correspo nder á 1o de límites entre las zonas, son aquellos cuyas pen-
yambe en los Andes meset_a que sustenta el Ca · dientes están cortadas por fragosidades abruptas.
la de la zona tórrida·e~~alton~les, la vegeta ción es Un penón tajado de algunos centenar es de metros
volcán, que corta la linea ad ~~~a nevada de aquel de a ltura suele ser una frontera visible entre dos
tran plantas que recue d e cua dor, se encuen- floras; magnifico ejemplo de ello se ve en la cas-
pero en cualquier altu r an las de Groenlandia, cada de Tequendama (Colombia), en la cual cae
se encuentran orga . ra qu~ se explore, siempre el ag ua desde la zona de los manzanos y el cen-
. msmos VIvos E 1 .
DI~ves, las células del p. · o as mismas teno á la de las palmeras Mauricio. Un cambio
amman lo m· 1 otococus se agrupan y
brusco en las condiciones físicas del lugar puede
, Ismo que en 10 á h
descubre la sonda milla d ~ s ondo del mar limitar ta mbién dos zonas de vegetación. En la
r es e d1a tómeas. Val-Louise, cerca de la base del Gran Pelvoux, se
40 BLÍSBO RII:OLÚS
L& VI9& BN L& TJBRR& 41
obshervda en la ladera meridional de la montan d l
E e an a una linea de demar 'ó a e que se derriten lentamente en las praderas, debajo-
tirada á cordel, en tre la zona ~:clJ n, rbecta como de los canales de donde cayeron, dejan, como sefial
del césped corto de los . os ar. ustos y la de su paso, islotes de especies particulares. Dosr
Echan da está resguardi::t;s, la p arte mferior del leyes actúa n en sentido contrario sobre las laderas
encima del cual pasa libr or un promontorio, por de las montafias: una que tiende á hacer subir
bajado de los ven ti queros ~m~nte l el viento fr1<> hacia las cimas las plan tas inferiores, otra que
cán de Ri.flilme (Chile) ha· nt ads ad?ras del vol- tien de á hacer ba jar las de las altas cima , y á.
. . . no a o Fnck tamb'é
que }a l mea JDdJcadora del li 't d 1 Jn consecuencia de ese conflicto incesante, los limites
perfectamente horizontal. mi e e arbolado es de las zonas cambian sin cesar de posición con las
Los fenómenos qu t lb oscilacio nes del clima.
modo á dar indecisió~ c~nl r uye? cada cual á su Desde los tiempos de Humboldt se han tomado-
superpuestas varían en su os lí?Jites de las floras á veces el Chimbora zo y el Popocatepetl por ti-pos
merables div~rsidades d acCJó.n según las innu- de montafia.s de vegetación superpuesta, pero esas
renci!l. en la pendiente e 1as vertJ.e~ tes. Cada dife- dos monta ñas no pueden citarse más qu e como
leza ó la dureza del sueÍ;a exposiCión, la. natura- represen tantes de regiones templadas en las cuales
corre pondiente en la ' ):oduce una diferencia descansan porque se yerguen encima de me etas,
cual se desarrolla lib amp Jtud de la zona en la. y para encontrar la flora tropical hay que ir á.
valles hay bien remente la especie veg etal: buscarla en terrrenos situados más al Ecuador .
abiertos al tibio a~f:!~argadts de los vientos fríos,
1
mente regados por la 11 e. a lanura, abundante-
Allí existen montes cuya vegetación varía en los·
escalones sucesivos. El de las palmeras y mu Aceas
las tierras inferiores pue~vJa, do~de las plantas de se levanta á unos 6.000 metros; los helecho a rbo ·
millares de metros d !ten subir á centenares ó rescen tes y las orquídeas, de los 600 á lo 1.300;
patria; en cambio hae a t ura sobre el nivel de su las rosáceas á l. 700, y de l. 700 á 3.300 se xtiende
la zona elevada, f~voJec~dros donde las .Plantas de la región de abedules y encinas . En la isla d Java,
que se cuelan por los alfo~se por !os VIentos fríos los volcanes aislados que se yerguen encima de los
fundí dad por debajo del lí .s, ~aJan á gran pro· campos de exuberante vegetación tropical también
que les corresponde. Las mrte. Ideal d~ la región están admirablemente situados para poder e tudiar
de las nieves recorren áespeCies que VIVen cerca en sus laderas las floras y los cultivos, escalonados
errantes los ventis u veces con los bloques desde la base basta la cumbre de los montes.
las llanuras infer~r:~?s y después van á pa:r:ar á. Las montanas aisladas que se bafian en una
desde las cimas con 1 ' otras veces se derraman atmósfera donde los fenómenos meteorológicos se
druscos, y cuando pas~~!esmo:onamientos de pe- verifican con gran regularidad 1 presentan una
dura, nos asombra al Pie de una escarpa· serie normal de flores escálonadas desde la cú pide
crecer y prosperar e:er un~ colonia extranjera haeta el pie. Entre las montafias que deben ser
plantas de otros climas :edJO ~e poblaciones de consideradas como tipos para distribución regular
· asta los aludes de nieves de laS' zonas de vegetación, se puede citar el Pico-
42
ELfSEO R KOL ÚS
L& VID~ EN L& TIBRR ~ 43
de. Teide, monte central del
BaJando de las a lturas del fr~ po de _Canarias. r ocas hasta una altura de 2.430 metros, cercana á
Orotava, al principio no se vo e n en drrección á la cumbre. Encima, la vegetación ya no se com·
que gustan del terreno llen:e~ más ~u e retamas, pone más que de especies alpestres y polares. El
duos. De pronto aparee e cen izas y resi- rododendrón, cuyas primeras matas habían apa·
brezo, que acaba or e una planta nueva el recido á los 1.320 metros, tiene por llmite una ele-
aparecer á la rettma o~par~ o t odo! h a ciendo des- vaci ón de 2.840. El enebro sube arrastrándose y
linea de demarcación bie: /IDo s_ohta rio sefiala la ocultando á medias su ramaje en el suelo hasta la
en la vertiente de la montanetefmma da que separa punta terminal, que llega á los 2 785 metros, y está
tas de color obscuro y la d al a zona de las plan - cu bierta de nieve tres meses al año.
se va bajando los b e p antas verdes. Según Los escalones de la vegetación han sido estu-
más junto ' y d~s ués r ezos son más a ltos y están diados cuidadosamente en las laderas de otras va·
.A los 1.200 metro~ de !~t::zclan con los helechos. rías mo nta ñas de la Europa templada, sobre todo
laureles en medio de las 1 se yerg uen á trechos en el Ventoux, examinado por Carlos Martina,
vez, y el suelo volcánicoma ezas, más t upidas cada pero en los Alpes es donde han hecho los botánicos
abajo de los 1.000 metr se c~bre de cé p ed. Más más célebres de este siglo investigaciones compa-
trigo, el altramuz y al;~n~~~rezan los c ultivos, el radas sobre las floras de las diversas alturas. Los
metros se encuentra la ri eg~mbres . .A los 720 limites de esas floras varían según la forma, la ex-
entra en la r egión de lis ~er higuera y luego se posición y la altura de las monta nas, la naturaleza
árboles frutales· á los 3 VJfias, los cactus y los de las r ocas, la humedad del suelo, la abundan-
zona subtropicaÍ ind· d000 metros se en tra en la cia de las nieves, las condiciones meteorológi·
En Francia ~l Ca~·a óa por los bananos . cas de la atmósfera ambiente. Es imposible, pues,
más soberbia s~ levant~ e~ la montaña que con determinar cifras relativas al conjunto de las
en sus laderas, visibles d=~~Jma de las l!an uras, y masas a lpinas, y los térmi nos.. medios obtenidos por
~ otros botánicos han podid e el ~ar, Ann é Massot los sabios no tienen más que un valor general. Sin
tJ~ud las zonas escalonad o medir con gra n exac - tener en cuenta el límite superjor de los cultivos,
ohvos que cubren . las as ~e la vegetación. Los que varia singularmente en los altos valles á pro·
crecen tam bién en las cfmp¡fias de Teb y Tech porción de la industria de la inteligencia, del esta-
hasta 420 metros de alt~~:.e; av_anzadas del monte do socia l de los ha bitantes, puede decirse que la
á 550 metros desa ' a VJfia sube más pero vegeta ción de la llanura no pasa de un millar de
metros, deja de cre~e~r:f~¡atmbién; á más d~ 800 metros; en cima, las pendientes donde el hombre
pos, donde se cultiva 1 s a no; los últi mos cam- no ha ej er ~ido violenta intervención para cambiar
~~a~an de 1.640 metros ~lt~~~ten o { la pa ta ta, no los pr oductos del suelo, están naturalmente cubier -'
. aya, el abeto y eÍ b en a cual el pino tas de vastos bosques. Sin embargo, los árboles
vrentoy el rigor del ina_edul padecen ya coneÍ grandes disminuyen gradualmente de altura se-
para el abeto, pero el i:~erno . A 1. 950 metros se g ún subimos á una zona donde el aire está más
p ' más osado, escala las en rarecido y frío; la madera es más dura y nudosa
44
ELÍSEO REOLÜ8
LA VIDA BN LA TIERRA (5
Y las especies atrevidas u
la región de las nieves a~a~ se ave nturan cerca d& Norte, por el descenso gradual de la temperatura
e! suelo, como para bus@ar a n por arrastrarse por media y de la poca altura relativa en que empiezan
piedras. Al Norte de Su iza ~u halbergue entre las las nieves perpetuas. Es de notar también que las
altura de 1.300 metros , .a aya no pasa de la diferentes especies no se suceden en el mismo
los 1.800. En el gru o' ~ el pmo albar se detiene á orden en la vertiénte de las moutafias; los limites
esenci!l selvática qu~ s el Mo nte Rosa, la misma su periores de las plantas presentan á ~ate respecto
las nieves persistentes ~u~e~ca tmás á la región de .gr an des irregularidades y se cruzan diversamente,
por la vertiente septentrion:l as. a los 2.000 metros en lugar de permanecer paralelas unas á otras,
ta! el alerce, más atrevido , mien tras en la opues· eomo al principio había que creer. El pobo, por
mite superior á 2 270 t todavía , alcanza el lf. ejemplo, se eleva á menor altura que la haya en
v.en troncos caprichosa::n~os. Más. arriba sólo B& los Alpes Bávaros, y en las laderas del Canigó ocu-
Pinos muglos, del rododend ~ retorczdos de algunos rre lo contrario; en cambio en esta misma monta-
báceos, de los enebros r n , de los sauces her- ña, el castalio sube más que el avellano y en Ba-
se hace humilde y ' y luego toda la vegetación vier a no le a lcanza ni con 70 metros.
d~l soplo glacial de~evi~~~~ a l suel.o para librarse Los limites polares de las diversas especies ve-
VIerno por una capa p t Y se deJa cubrir en in- getales tampoco se suceden exactamente en el
borde de los ventis u ro ectora de nieve. Hasta al mismo orden que los límites superiores de plantas
mas; á los 3.500 mqet eros crecen pl a ntas faneróga congéneres en las laderas de las monta.fias. Esas
ros se ven ge ·
g.as y la preciosa colleja d fi ncJanas, sax:ífra- di ferencias en la distribución de las floras corres-
cwsamente envueltas en e. ores sonrosadas, gra- pon dientes dependen de la muchedumbre de cau-
pleno verano, copos reciénCOJín de musgo verde; en sas que impiden la propagación de los vegetales
a~gunas veces las h u 'I d caídos cubren á medias en área más extensa. Plantas- hay que detienen por
meve tuviese venillas~ es pla ntas, como si la una parte el frío del invierno, por otra las nieblas
rocas más altas están cu b~ s:ngre. Por último, las de la sequia, la humedad ó la proximidad de la
~oho por los líquenes Jer as á trechos como de nieve. Como cada región de la tierra tiene su clima
tienen matices rojos ' y á veces las mismas nieves peculiar, también presenta condiciones especiales
dos por una flora de ~r~~~~es y amar~llos, produci - para el desarrollo de lá. vida. Hasta en las vertien·
~a distribución de 1 gamas :ud1mentarias. t es opuestas de una misma montana, la escala
verifica de análo o as especies vegetales se de la vegetación ostenta notables contrastes. El
~tras cordilleras s~ua~~do l ~ las laderas de las pino de montana (pinnus nucinata) se eleva á
osgos, el Erzgebirge 1 s a orte de loa Alpes loa .cerca de 200 metros más arriba en las pendientes
9ue, como puede vera~ eo: In detos, !os Kjolen; ~ólo meridionales del Mont-Ventoux que en la opuesta;
J~lma, que se levan ta ~ ~as pen dientes del SuJit- en cambio, la carrasca sube hasta los 620 metros
titud, la serie de escalo oruega á los 68o de la · por la parte del Norte y sólo hasta los 550 en la
v a h acien do menos ric ones ? e la vegetación se expuesta al Mediodía. Cada declive tiene también
a segun avanza hacia el sus esencias particulares; al Mediodia los olivos,
46
JIJLÍSKO RlllOLÚS
LA VIDA BM LA TIBRRA 47
al Norte los nogales y los a b
Alp es del Montevin y d 1 etos; raro es que en lo& tificadas y los fósiles, las flores cuentan con silen-
se observe un r itmo alt e ~garganta de Tende no cioso lenguaje la historia de las pasadas edades.
las pendientes diversa me::ta o entre los bosques de Primero Gruelin y luego otros muchos botánicosr
cubren las fragosidades me e.~~uest~s; los alerces han comprobado que la vegetación de las cumbres
prefieren las Cañadas Um b er¡ IODales; los abetos de Suiza , no só lo se parece a la flora de las regiones
montes de la zona tro ic r as del Norte. En los polar es en la fisonomía general de sus plantas, sino
el contraste porq ue fa l es más notable todavía que comprende también especies perfectamente
ques impen~trables y f:aofarte se ~xtienden boa- idén,ticas á los vegetales de Spitzberg, de Groen-
más vegetación que hierb ra vertiente no tiene lan dia , de la América Boreal. En el cono terminal
~?ntraste en las la deras :si gu!Dboldt observó ese del F aulhorn ha recogido Carlos Martina 132 fane-
lfurcación del Orinoco y~ ~~d a, que domina la rógamas, 40 de las cuales se encuentran en Lapo-
probar en la mayor ar' a m Ién se puede coro- nía y ocho en el Spitzberg. También el jardín que
Nevada de Santa M~rtat.e de la s montañas de Sierra se eleva a islado en medio del ventisquero de Tale-
fre se pa rece por su flora más á una tierra del polo
que á una roca de las montañas de la zona templa-
da. En ese mundo chico á parte, rodeado de hielos,
cuyos rin cones todos han estudiado con amor los
VI botánicos , viven 128 especies de plantas, y sólo 87
fanerógamas; de éstas, 50 pertenecen también al
E species separadas C . . Faulborn, 24 á Laponia y cinco al Spitzberg. Las
variaciones 6 0 1¿-:- amb10 de lugar de 1 observacion es hechas en otros puntos elevados de
turalizac ·ó g g•.cas.-PJantas d ¡ G as áreas por las los Alpe3 ha n dado r esu ltados análogos. En las
• n .-Mod!licaciones incas! : dran Bretail.a.-Na.
n es e las .Horas. Montañas Bla ncas del Nuevo Hampshire se encuen·
tran ta mbién las mismas especies del Salvador,
U no de los fenó meno . muchas de las cuales pertenecen asimismo a la
.6.1ora terrestre es la coes .~ás •.n teresa ntes de la flora de los Alpes y los Pirineos. Por último, el
P an tas en d . XIB Len cJa de 1 . Atlas y los montes de Abisi nia, el pico de Camero
;astos espacf~s~e~~~~:se~efraradas una d:s ~~ ~~; 0
8
11es , los volca nes de Java, las cordilleras de r Bra-
e~:lab~ía sido posible si la ~~~~ortle de las semillas sil, los Andes y hasta las fr agosidades peflascosas-
ea o otros medios u ra eza no hubiera de la Tier ra de Fuego ti enen plantas europeas .
=~ta~lo período actual. Jiff~i~q~ell~s de que se sirve Enormes distancias de 1.000 á 10.000 kilómetros
d P~e~ente de la cien . Ci erta mente, en el separan esas áreas de las montanas del Sur y las
e esta di VIsión en las ár cza, darse cuenta exacta llanuras del Norte, y no puede admitirse que las
~e estudiará demasiado e~s vegetales, pero nunca aves ó las corrientes atmosféricas hayan lleva-
Jmportancia, porq ue lo ~~~e le dará la suficiente do los gérmenes de una región á otra, porque la
0
que las rocas estra- naturalización de las especies es de las más diffci·
48
.BILÍ8JilO R.BIOLÚS
LA VIDA BN LA TIBRR.A 49
les en las comarcas frías y la mayor parte de las
plantas de patrias múltiples n o tien en bayas de las . más que en un punto, en la
que son buscadas por las aves ni semilla s de las fl Oa parece en Franma en Inglaterra en las
que levanta el vien to. desem bocadura ~el At~~~r 'p~r último, la especie
Preséntanse las mismas dificulta des cuando se playas de So.u t a~p Ge~rgia y en Massachu ~?ts,
trata de explicar cómo viven en los lagos y ríos gran ju ncea, qu e vtv~ r:undo antiguo más que en FnJus,
-número de especies de agua d ulce, priva das de no aparee~ en e dura del Argens .
toda comunicación en tre si. Son pla ntas cuyas si - junto á la dtlsemboc\ ú ltimas plantas, viviendo
mientes pesadas no pueden ser tr ans portad as por Verdad es que es ~s tierras aluviales de las
el aire y son destruidas á la larga por las aguas siemp re en los a~en a :~rian ha ber sido transpor-
del mar; sin embargo, esas plantas han sa bido pe- ori llas del mar , bten p !lastre y las mercancías de
netrar en casi todas las cuencas lacustres y tluvia- tadas por buques cono~ á la otra y haberse pro~a ­
una orilla d~l Océad s ués de hab er permane~ldo
les cuya temperatura les conviene; a parecen en
las islas lo mismo que en los con ti nen tes; crecen
en la aguas que bañan las rafees opuestas de altas
gado por si mismas, e:
alg ún tiem po en e_l agu
del mar. Go dro n ha Vl~to
minar des pués de la m-
cordilleras, y por notable coinciden ci a , precisa- semillas de gr a mi oeas ge~ado durante el in vierno.
mente esas especies acuáticas, de necesida des limi- mersióo en un e~tanque ~~ h an demostra do con
tadas, son las que se encuentran con caracteres de Darwio y Mart~ ns ta m de nciertas simientee pue
semejanza en las diversas comarcas de la tierra. experimen tos directos ~ ermin a ción después de
Todavía no han podido averiguar los botánicos • den conservar su poder deu~ante veintio cho dias y
cómo han podido establecerse esas p lan tas acuáti - haber flota do en .el mar ' nta siete. Opinan que
eas y las de montaña en regiones frias ó templadas ha ta durante Ciento trel l t!s puede propagarse
de ambos hemisferios, en los extremos opuestos de . una déei ma parte de las/ :~o largo de las ribera~.
los contin entes, puesto que la zona tórrida que se- también espontáneamen e ula?·e hierba amen -
T al vez el e?·iocanlon sepfltang tam' bién en la isla
para las áreas de habitación en una distancia de d 1 e que orece
:varios millares de kilómetros, forma entre ellas can a de agua u e ' 1 distrito irlandés de 0 on-
Infranqueable valladar . Ea la Nueva Zela nda y en escocesa de Sk y.e y ~n eda del Canadá por el G_ulf-
los mares de la Europa Occi dental ha visto Hooker nemara, haya stdo lá~va la maravillosa vitahdad
25 especies de algas idénticas. Desde este punto . Bb·eam. Se sabe cu es rto Brow n ha hecho ger-
de vista, el género spartina pr esen ta los contrastes de ciertas simientes.l Ro~~ speciosum depositadas
más si ngulares. Una especie spartina stricta crece minar semillas de ne um ~umt cincuenta afios. Tal
en un herbano · hacia c1en t oidas en las necrópo l'18
en Europa y en los E stados Unidos á orillas del vez simientes diversas con en var su vida latente
Atlántico, y se encuentra en Cayena en Venecia
en el cabo de Buena Esper anza· otra1 especie lla-, egipci as h abrá n po dido conser
t siglos como opman .
mada alterniftora, que crece taO:bién en las c~stas dura nte treinta ó cu aren a ólo os ' creen también
ciertos botánicos. Algun?s gde dge pronto al desea-
de América, en Cayena y en los Estados Unidos,
que plantas rar a s , germma as
f ·meras proceden re al-
eombrar antiguas capas osi ' 4
o
lllL1SE RIIIOLÚS

mente de simient L.A. VID.A. EN L.A. TIIIIRR.A. 61


serie de r evolucione:s ~~;~~~~:as durante toda una
ea de ello lo ue es. de plantas análogas á las de nuestra zona templa-
ocurren con muyq fuere, semejantes fenó da. Pero el clima fué cambiando y los frfos que
corto nú meno habian de traer el periodo glacial empezaron á
n um ero de es ·
q~e se pu eda explicar de ems ero de plantas para
a manera . r einar en el hemisferio boreal: aquello fué desas-
tipl es t1 pecJes vegetales de ha b·t .que Cierto troeo para las especies demasiado avanzadas hacia
co . orezcan lejos del mar 1 acJOnes mú( . el Norte, á las cuales les llegó á faltar el calor ne ·
dra~~c~~~la~:~ ~:~~~is toprren1Ees~;!o:: 1 ::~~~~~
en 1mag1nar á · or o tanto
cesario. Tuvieron que retirarse ante las nieves y
los hiel os, como ejército perseguido. Las plantas
esas plan tas: ~ :eq~~ndo; alternativa; ~e~;:c~~~ de la zona polar fueron ganando terreno en la
zon a templada; las de ésta retrocedieron hacia los
!~~~en~ us gtrmenes en to~~~r~~!lado espontánea- trópicos, y con las graduales invasiones de sus co-
de mon t~an oy colonias separad/untos donde e lon ias fran quearon el Ecuador para establecerse
~~;:te:t~~a~nc:;tr~u~~~:p~uu;/e~t: 'lic~~~: s~i~! en las mesetas y en las llan uras, abrasadas hoy en
la zona tórrida. Durante la serie de siglos de ion ·
estado , tmás bien las colonias d " de generación gitu d desconocida que transcurrió en la época ó
gradual~~:~e unidas entre si y ~=p~~sas hoy ha n el ciclo de épocas á que se ha dado el nombre de
~: ios ~limas. L~~ ~~~~~~~ofldel reliev~ ~e~~~~~:~ glaciales, cierto número de especies desterradas
trataron en vano de acomodarse en medio de sus
cont~:~::e y en l~s oquedade~~ees 1~1p~stres oculta& nuevas patrias y acabaron por sucumbir, mientras
revoluciOnes del gl b
E Q ef ecto s I ocas pueden que otras plantas, favorecidas por las condiciones
d o o.
riores 1 t ' urante los período . climatéricas, se acostumbraron fácilmente á la tie ·
.
b lar, , a emperatura med· s geológicos ante- rra nueva y disfrutaban de mayor prosperidad que
como lo d la no ha de ·ad
terrestres. E n u e m ue_strau los fósiles Jde~ de ca m . en sus an tiguas habitaciones.
sido 1t . na m1sma com as capas La temperatura, cambiando ein cesar, como
1ue a ernatlvamente cálid arca, los climas han todos los fen óm enos del universo, entró en nueva
org~~i!~~=n vuelto á calent~:· ~emplados y friot~r fase; al periodo de enfriamiento sucedió el de calor
qu e viaja r s~:~vos, plantas y ~uim~~~s 1~ tanto, _los creciente en la superficie del hemisferio boreal, y
~~nes de la ép~~:r t~~~i~:i superficie dela;,!~~~~o acaso en la tierra entera; los ventisqueros que lle ·
naban todos los alfoces de las montañas y avan-
ia d~Jo~sof lo~ continentes ~~~u ando las regio u e¡ zaban llano adentro retrocedieron poco á poco
lida or e disfrutaban de uropa y de Améri - hacia las neveras, abandonando en los campos los
cara'ct~~ ~egetación debía te~~: temper~tura cá - hacinamientos de tierras y residuos que habian
rras di pers~cho más meridional en conJunto un arrastrado durante siglos: al Norte las nieves de
blemente ten~ re rodean el Pol¿.~ ~oy. ~as tie- los continentes y los bancos de hielo se alejaron
r u una flora Unifo r Jco, Jnduda- cada vez más de las zonas templadas para acer-
rme, compuesta. carse á los polos. Gracias al calor, las regiones
62
EUSIIIO R E 0LÚ8

ecuatoriales pudieron L A VIDA JDN L~ TlBIRR~


misterios y dividlrs propagarse por ambos h
· que se alejaba
eJ'é rCJto, e en dos d Is' t mtos
' cuerpos de- cabe dudar que corrientes marítimas y convoyes
taba la temperatura. T~ un~ de otro según aumen~ de hielos flotantes sirvieron para transportar es·
zona. t~mplada invadiero~bJén las especies de la pecies árticas á las laderas de las montanas de
no, dirigiéndose al polo gra~ u al mente el terre. Euro pa. Después, mientras las tierras de Europa
Inontafias, se apoderaron yd su bren do á asaltar las levantadas fuera del mar escandinavo tomaban
!donados por los ventisquer e. los ba rra ncos aban. gradualmente los contornos que en la actualidad, su
os montes y las regionesos, pero par a conquistar relieve se modificaba también de diversos mo-
ce~er las llanuras intermed' polares, tuvieron que dos: surgían a lturas y separaban cuencas confun-
ce entes del ur. Un espaci Ias á otras plantas pro . didas antes ; colin as roídas por las aguas desapa·
ocupado por una flora o cada vez más amplio recian poco á poco, y en sus residuos se abría una
!os dos fragmentos separ:duoesvdu, ale in terpuso entr~ com unicación en tre dos valles primitivamente dis·
n nues tros días d e a fl ora anti tintos; formába nse lagos, otros se secaban; los rios
~~idt~s, las espec/es e:~r~~e!e ~an~os años tr!:~u~ cambiaban de curso. El suelo era recorrido cona·
1 Ienen más patria e . a época glacial tantemente con las semillas qu e hablan depositado
as rocas rodeadas d q_ue las tierras árticas las vegetaciones anteriores. ¿Qué tendrá de extra-
nas y pirenaicas. Sem:j~Jetes en las cu mbres alp[. ño ver ahora florecer las mismas plantas acuáticas
mfntaileses vascos y val ~ es á aquellas tribus de en tantas cuen cas completamente aisladas? La co-
enses ~ue para poner á
sa vo_ sus costumbres
::fugi~~o en los altos vin:: lnactonalidad se h an
. es Sitiadas por las plant , das poblaciones vege-
municación que y a no existe en nuestros dias, ha
podido existir, dir ecta ó indirecta, en edades geo·
lógicas anteriores, y eso basta para explicar la co-
!~o:~!n~e han retirado á la~s ci~~as campi.flas infe · existencia de áreas dispersas de habitación. Sin
ran un clima s nevadas donde embargo, siguiendo este camino, es fácil dejarse
!poca glacial. Toda di~~~b le~ recuerda eÍ de la arrastrar á hipótesis atrevidas, que es necesario
d~ pueda explicarse por la UCión ~e. especies que apoyar con hechos afirmados con certidumbre an-
ant la. superficie terrestre d s bcon dJc~ones actuales tes de adoptarlas. Habiendo comprobado Schmidt
eriOres. , e e explica rse por las que la flo ra actua l de las costas de Siberia y China
Hay más: en las . se parece más á la de las r iberas atlánticas de los
~os climas se han sum~:foportantes al ternativas de Estados Unidos que á la de California y Oreg6n,
li:~:t:~ef~i~os numeres 08 fa~~i:o~fictr las áreas saca la consecuencia de que Asia y América for·
maban en otro tiempo una sola masa continental,
~~~~v~a era ~üfr~~ ~~~u~~~ti~~~t~s. Cua~r~aE;car:~
0

puesto que la parte del medio, después de haberse


Nor te ;a;u~i~rte de las ll~nur:s od:~:o Ina~ ocu -
ido sumergiendo gradualmente en las profundidades
Inar Negro y un estrecho h a cía ema ?ta del del Pacifico, se levantó de nuevo para revestirse de
con el Caspio y l comunicar el una segunda flora, muy distinta de la primera.
e golfo
de Obi, no La flora de las islas Británicas es notable ejem-
plo de los cambios que han ocurrido durante el
64
liiLÍSIIIO R.IIIOLÚS

período moderno en las á L.A. VlD.A. l!ll!l L.A. TIIIRR.A.


cepto una sola planta d~eas ?e las especies. Ex:.
e?·aocanlon septangulare origen americano el E uropa ha vertido en el Nuevo Mundo poblaciones
parte de las Hébridas 't ~ue lse encuentra en ~na vegetales , lo mismo que poblaciones humanas, y
Irlandesa es de origen ~o~tia a vegetación anglo- esas plantas colonizadoras, invasoras como los
las especies se ha r nent~l. L a mayoría d rudos azadoneros, han hecho cambiar de residen-
Fra.ncia, Holanda : X)agad~ directamente desd: cia en muchos sitios á las especies indlgenas; en
:bneran el Canal de la ~~~n': antes que las olas men os de un siglo, el trébol ordinario de Europa
ora, ~e carácter ártico e ~; en el Norte, otra ha conquistado cerca de la mitad del Continente,
Escandmavia por 1 ' debió ser traída de 1 desde la Luisiana á las montanas Roquizas. En
~e residuos· por úitf~om~~tañas de hielo cargada~ Australia, en Van Dreinen, en la Nueva Zelanda,
e las plantas que cr~cen madroiio y una decena la invasión de las plantas conquistadoras se veri-
t uosas del Suroeste de Irla en las regiones mon - fica de modo quizá más rápido; pocos años bastan
~fa~ente á orillas del golfo dn~, se encuentran úni . para transformar la fisonomía de la vegetación en
a era y las Azores e ascuña en Portu al distritos enteros. Los colonos de Europa, única-
para opinar, con Ed~a;'d h~ mucho fundam!n t~ mente ocupados en la agricultura y el comercio,
p~rte de .la Flora de un g~a orbe~, que formaban dejarlan á su nueva patria esa flora extraña, cuyo
~:. o casi por completo L~ contin.ente desapare · aspecto les extraña, pero desde sus campos y jar·
1 Ima y las oscilaciones .d 1 s modificaci ones del dines se escapan las hierbas que con ellos llegaron
os cambios, más im o e suelo, sin contar con de la Gran Bretaña; se arrojan á la conquista de
~~r el trabajo del h~;~::t~s to~avia, ocasionados nuevos dominios, y más rápidas en sus triunfos que
ncentrar las partes de ' an ado por resultado los mismos ingleses, h acen retroceder á las plan-
~~it~l ~spacio reiativamen~~e! ~oraba bien distintas tas a borígenes. La an tigua flora, apenas modifica ·
da. desde remotas épocas geológicas, .se transforma
. meas. Además 88 . s rec 0 de las islas
Jero se ~an naturaiÍzadoespecies de origen ex:tran- en menos de un siglo para acomodarse á los tiem·
~~~bor Intervención voJu~t~~~~t~ ~os siglos moder- pos actuales; podrla decirse que estas plantas, úl-
tima represe ntación de un periodo desaparecido,
geoló r~, que es también una d 1 Involuntaria del
gicas. e as grandes fuerzas aban donan la moda de los días antiguos para
dos Desd~ el descubrimiento d adorn arse 1;\l uso moderno . Los pueblos conquista-
contiDentes, unidos el Nuevo Mundo los dores y los colonos van siempre acompafiados por
por la navegación con~tantemente entr' especies vegetales, invasoras como ellos. Los per·
~~ !:~~se~~ natu~=~z=~[~¿~e:ido mutuam:nt~
8
la
sas y los griegos, los cru zados, los á ra bes, los
mongoles y los rusos han llevado consigo en las
han acli~atad~l::~s de la Amér~~e~~~ ~¿>r~~ies. gran des guerras de invasión las plantas de su
~~s~a¡m~x~endído po~r~f:u~J~ 7~ee~pecEies euro pe:: patria, así como los azadoneros ingleses y ameri·
can os llevan las suyas á las soledades de las tie·
nca ha ganado ba t os atados Uni-
s an te en el camb IO.
· rras no roturadas. Desde este punto de vista, la
historia de las plantas que se han naturalizado sin
66 lllLÍ8.1110 RlllOLÚS
LA. VIDA. IIN L A. TIBBRA. 67
saberlo el hombre se confun de parcial
la m!sma historia de la Human idad. mente con Además, los experimentos y los testimonios d&
. SI hay áreas vegetales que crecen en la historia bastan sobradamente para demostrar
Sión, en cambio otras muchas disminuyen e~ten­ que la Naturaleza pide un cambio continuo, una·
mente ó acaban por desaparecer· cie gra ua(. rotació n incesan te de los productos del suelo. En
no sólo han retrocedido como los :nao~tas p~ntas,. todos los paises un bosque quemado es sustituid(}
Zelanda ó Jos pielesrojas en Améric:s e'? ueva inmediatamente por otras especies; un recluta ·
ha.n quedado completamente destruida~ SIDo que miento de ár boles nuevos brota de la tierra en vez
exis.ten más que en Jos herbarios ó y ya no de las antiguas esencias, y después de cierto nú-
semillas durmientes en el hu d en estado dE:t mero de siglos desaparece á su vez para dejar el
Darwin nos dice que desde h eco e alguna roca. sitio á los ár boles de otros tiempos; en los bosques·
de anta Elena ha p~rd¡'do ace un siglo, la isla del Perche cada uno de esos reclutamientos dura,
fl. ora, compuesta de 746 f nu m~os~ ~pe Cles, · . SI)
por término medio, de 290 á 330 al'ios. Hasta cuan·
de importación inglesa n aner 6gamas, casi tod as do el incen dio ó la destrucción violenta no derriban
52 especies indígenas! s~scoamp.ren de ya más que bruscamente la selva, ésta siempre acaba por
esencias diversas, que 'se ex te~ ~~uos bosques de transformarse durante el periodo de los siglos. Se·
reas, han desaparecido n en 800 hectá· gún Pablo Laurent, bosque hay en Europa que en
pecies han sido arranci~~s completo, y varias es· la Edad Media consistía en hayas y hoy está com·
perros y Jos cerdos· otras e tl devoradas por los
Y los botánicos s~ponen s n muy amenazadas,
puesto de en cinas. Los bosques de encinas, como
el de Gerardmer, donde iba á cazar Cario· Magno,
mas que el recuerdo de 1ue pronto no quedará han sido reemplazados por el abeto y el pino albar;
donde la colonización noe ~as. Ha~ta en Europa, el bosque de Haquenan, convertido en pinar, se
mente los cultivos y la v a ~odificado brusca- compon ía de hayas hace siglo y medio; por último,
crecer muchas plantas eg~t.ac ión, han dejado de muchas localidades que han recibido en pasados
castafla de agua (tra en !versas comarcas. La tiempos los nombres de Pinares, Castafiares, etcé·
que poblaban las a !a~ natan~) Y el nenúfar enano,. tera, no conservan las especies á que debieron su
. ciudades lacustres gno de Uiza en la época de las denominación. Dureau de la Malle dice que tam·
P!ifs; ciertas regio~es d:~r~ncuentran ya en aquel bién en las praderas se establecen alternativas de
CJón frondosa habla 'd 0 an da, donde la vegeta- algunos aflos entre las gramíneas y las legumino-'
por el hombre ó por~~ comp letamen te destruida sas. Las poblaciones vegetales se modifican sin
vía debajo de las ca a~s~s naturales, poseen toda · cesar; la vida que germina en el suelo se transfor·
turberas residuos dep . sm cesar crecien tes de sus- ma perpetuamente, como el terreno mismo.
Sbétland se han saca~mo; 0
y encinas. En las islas
de un abeto (abies p t. e las turbas los tron coe-
c?mpl.eto en las islas B:ita¡a.ta) que hoy falta por
d mavza. meas ~ hasta en Escan-
LA. VIO.&. BIN LA 'l'IIDRR.&. (19

propia que en los organismos superiores se mani-


nesta con energia tan grande. Además, no sabemos
lo que es la vida en esas tinieblas primitivas donde
CAPITULO II ,se elaboran los gérmenes, donde la materia se des-
prende de la roca 6 del limo, para convertirde en
microcoBm.os que actúan sobre el universo por el
La tierra y su fau na .armónico conjunto de sus fuerzas. Por la concien-
cia de su propia vida puede únicamente juzgar el
hombre de la de las otras especies; se coloca con
orgullo en lugar aparte, y sin embargo, establece
I la serie de los seres vivos, refiriéndolo todo á la
propia personalidad de él.
Los orígenes de la v'd . La muchedumbre de los animales no será pro-
bre de los organis~o~· =~spscies animales . --Muc hed
mares. . ontraste entre las t' um- bablemente menor que la de las plantas. Calcúlase
Ierras y los provisionalmente el número de las especies en 200
ó 280.000, pero en realidad no se conoce más que
Los naturalistas no ha . . respecto á los grupos muy elevados, y esos grupos
una manera precisa en la n di~tinguido todavía de son precisamente los menos ricos en animales de
m~s que nacen el limite mue edum bre de org uis- formas diferentes. La clase primera, la de los ma
ammal. Entre las célula;ue separa la planta del miferos, se distingue de todas las demás por el nú-
mando cuerpos vivientes que se aglomer an for- mero menos considerable de representantes. Ape ·
aara constituir individuo~ se sepa:an de la tierra nas se cuentan 1. 400 en toda la superficie del
inual, _hay muchas formas dudcon existencia indivi- planeta, lo mismo en el agua que en tierra firme;
u dec_Isas, difíciles de clasiti osas, muchas especies según los informes de Selys Longchamp, no hay en
no u otro sistema de 1 car definitivamen te en Europa más que 21 reptiles de anadosipedos terres-
~ecen vegetales, porque os seres organizados. Pa- tres, y de ese escaso número la mayor parte corres-
d:sarrollan . Parecen anÍmcomo éstos, crecen y se ponde á los animales pequefl.os. De las 8.000 aves
umvbor~~nd su¡ pr~sa. Colocad~~esdipg~rquel se a?i tan y diferentes conocidas de los naturalistas, más de
e a VIda en el . ' mos o asl en el 5.000 tienen dimensiones que no son superiores á
~~~~bies generaciones qour~g~~ común de la~ innu- la del gorrión. Los insectos, mucho más chicos por
pasad~:~~ot~ aparecen, naturaf~~!temueren en la término medio que los animales de todas las clases
arrolladas das las especies cad ' como ante - superiores, comprenden más de 150.000 especies,
el árbol que se suceden en ser· a vez más des . ó sean tres cuartas parte de toda la fauna estudia-
~espiert Y ha~ta el mamífero Jea paralelas hasta da por los hombres cientlficos. Y sin embargo, por
a, quizá inconscient ' porque en ellos se debajo del mundo de los insectos, de los moluscos,
e, aquella actividad de los gusanos, de los equinodermos, se mueven en
60
IIILtSKO R OLU S
LA VIDA BIN LA TIBIRBA 61
inmenso hormigueo muchedum .
que de esperan y adm iran á br~ de aDJmalillo& numerable también; es tan imposible de imaginar
n:atan de adivinarlos con la u~ tiempo á quienes -como la de las hierbas y de los vegetales de todas
PlO; los órganos de esos s mirada del microsco- clases que cubren la superficie terrestre. Verdad
traen A nuestra vista 1 eres maravillosos se sus- .es que por su independencia relativa, los animales
ni lliquiera la gota de 'a:u~~a~ no puede .distinguir- son mucho menos visibles en la Naturaleza; la ve-
compensan su pequeñez con lo que ~e agitan, pero getación forma sobre la tierra continua alfombra
mas. Puede intentar el hom vanado de sus for· y lo verde de los árboles y del césped se nos apa
Y A las observaciones acu ~r~, gracias al método rece como el color normal de la superficie del globo;
de los infinitamente peq ~u a as, la enumeración en cambio, los animales ocultos debajo del verdor
nas ha principiado y co~ed?;• pero esta labor ape- {) en los agujeros del suelo parece que están á
fuera del mundo de los . 1 cultad se la persigue veces ausentes en absoluto del paisaje. Como los
llas tinieblas que sólo haiD~ectos visibles, en aque: vegetales necesitan suelo alimenticio que los sus·
fel matemático que trat~ ~avesado .el pensamiento tente, no pueden extenderse más que superficial-
do que ya se sabe permite apreciar los átomos. mente, mientras muchos animales, gracias á la
esde el mamífero hasta e ~o n ocer, á lo menos libertad de sus movimientos, pueden acumularse en
progresión según la cual 1 el Inse?to, una ley d~ grupos enormes sobre el suelo, ó arremolinarse
raras á medida que se las especies se hacen más como nubes por el cielo, 6 agitarse á millon es en las
s~res. Al ganar en come ~_van. en la serie de Jos profundidades del mar. La atmósfera y el Océano,
pierden en diversidad d p Icación de estructura lo mismo que la superficie terrestre, son el dominio
y s~ co.nvierten, digámos?o forimas; se perfecciona~ de la vida animal ; á millones tratan de contar en
peCI.es .IDferiores, pero al ~s , en. r esumen de es- los Estados Unidos las palomas mensajeras, cuyas
se limita más su núm mismo tiempo, cada vez. bandadas, atravesando el cielo con una velocidad
empleara más esfuerzo:ro, como si Ja Naturaleza de 80 kiló metros por hora, tardan tres horas en des-
table contraste, precisa~:a producirlos. Por no filar. Las longostas que se precipitan sobre las
en el mundo vegetal. En é te ocu:re lo contrario provincias se cuentan por millares de millones;
fuos y especies crece segú ste, el numero de indivi- cubren la tierra de masas negruzcas, brillan al sol
t as fanerógamas tienen m n su gr ado de desarrollo eomo corazas y roen todas las hierbas basta la
es que las criptógamas Ja u~~os ;más representan: ralz ; todo c álculo se hace imposible y basta la ima-
numerosas que las mo' s .ICotil edóneas son más ginación es impotente cuando se trata de las nubes.
d os grand d " . . nocottledónea
visibJ es !VISiones de las s, y en esta& de mosquitos que obscurecen la atmósfera en los
y 1 e, las familias más l plantas de floración pantanos de la Luisiana y Colombia 6 en los gran-
as. ~empuestas, son las ~:va?as , las gramínea& des lagos de la América del Norte y cuando se
• 1 as multitudes de ? ricas. piensa en los innumerables organismos que pululan
f:iunto de la fauna pl=~~~~~~s que constituyen el por el Océano. No hay ponderación entre las dos
ora, la muchedum br e d ~la n.o ceden á las de- fuerzas que luchan por la posesión de la tierra,
e os Individuos es in- entre la fl ora y la fauna.
62 111L1 filO RBOLÚ'8 LA V IDA IIIN LA. TIERRA 63

Los poetas de otros tiempos ust cido por la plomada de la sonda, es un polvo ani·
Homero, de dar al mar el epíteto ~ . a~éan., según mado, y cada centimetro cúbico encierra millones>
embargo, nada iguala su e e ID rtll, y sin
l\Iás que la tierra, cuya su~~bfier.ante /ecu~didad.
de seres viv ientes. La tierra, excepto en raros
desiertos co mpletamente desprovistos de agua, está-
stA poblado, es el Océan o el dme .e~ o úmco que cu bierta naturalmente de verde alfombra, de ár-
no ólo las masas superiores . omJmo ~e Ia vida; boles y de innu merables parásitos. Las selvas de-
pas profundas, están llenas d' SIDo t~mbJén las ca .
lases · en ciertos parajes 1 e orl?lamsmos de todas po liperos de América del Sur, los politalamios que
d eres se agrupan en ta~ os 0? 1 .Iones Y millones caen como copos de nieve desde la superficie d l
bre ' que parece que las m· prodigiOsas mu cbedum- ag ua basta el fondo del Atlántico, los bancos de
haya también en las vas~smas agua.s viven. Quizá arenques , en los cuales están tan juntos Jos peces
alg ún desierto casi compl ts extensi?nes liquidas como los tallos de hierba eu la pradera, contrastan
na y flora, pero será una e amente pnvado de fau · con los mares de follaje de las llanuras del Ama-
parte de las regiones del excepción, y en Ia mayor zonas, con los páramos ondulados, que se pierden
un mun do por la multi tud~ar cada gota de agua es de vista, y con los campos cultivados, que esmaltan
C~ n siderado en su con ·unto e seres que la habitan. di ferentes plantas.
VItal por excelencia k 1 , el Océano es el medi(}
malillos es donde se h n f as ag uas llenas de ani-
hila.das continentales ac~n o:fado g~adualmente las
gámcos y nuevas generaci d.epósJto. de restos or- II
sar, allí echan los cimient on;s. tra?aJando sin ce -
Los paleontólogos nos d" os e contiDentes futuros La fauna oceáni~a
en el mar las especies Ice? g~e también naciero~
descienden todas las f primitivas, de las cuales
terrestres La gran ormas actuales oceánicas y El contraste entre la tierra y los mares se ma-
I·da. cEl ·agua es elcuenca. . del
. mar es cuna de la nifiesta asimismó en las dimensiones respectivas-
habí~ dicho Tales de fr~~~~~p~o de todas las cosas" ~ de los r epresentantes más colosales de la fauna y
Tiempo ha que Humb Id ace 2.500 anos. la flor a en ambos medios diferentes. El Océano,
Océano, contrastando co~ t ha .hecho notar que el tan rico en organismos infinitamente pequefios,
es el medio principal las tierras emergentes cuenta tambi én entre sus animales monstruos mu ·
l~s, y los continentes ~oara ~os or?anismos an ima~ cho mayores que los de la tierra, mientras la
Cia de la vida vegetal n e dommio por excelen- mayor parte de sus vegetales, basta esos prodigio-
mar deben muchas . En efecto, las aguas del sos fucus de centenares de metros de longitud, no
forescente á los ani::l~~~ s~ color Y brillo !os- son más que tiras, y no presentan raices, ni tron-
desarrollan en prodig" os IDnumerables que se cos, ni ram as, que puedan hacerlos comparables
mensas extensiones· ~fs;s ~glomeraciones y en in- con la en cina, el barbab 6 el castano. Su organi-
' on o del Océano, recono- zación es muy rudimantaria. Excepto un solo gé
64 BrJS.BO RBIOLÚB
LA VIDA .BN LA , Tl.BilR A 66
nero de fanerógamas, las a lgas marinas son todas .cuyo peso equivalía á doscientas toneladas . Sco·
plantas inferiores, sin fruto aparente. Las plantas esbv vió un rorcual más enorme todavía, que no
peláegicas no tienen cálices, corolas estambre!!
ni pistilos; en cambio, muchos animal~s están or-
~edfa men os de treinta y seis metros de cabeza á
co la. Monstruos del tamaUo del hipopótamo ó. del
ganizados como flores. Los primeros naturalistas el fante, co mo delfines, morsas, ~achalotes y tibu-
se engaüaron en eso con facilidad. Los más sabioe
rones, so n de nu merosas espec1~s, y á_ v~c?s se
y el mi mo Reaumur, consideraron los pólipos com~
en cuentran á cen tenares y á millares mdivid~os
verd aderas plantas, y en nuestros días han pensa-
de esas di mensiones agrupa_dos en corto ~spa~10.
d? muchos investigadores que las algas eran tam- Ta mbién hay ani males mannos de orde?- _mfenor,
bién, como las ramas del coral edificios de forma como los cefalópodos, de tamaño prod1g10so. ~n
vegetal construidos por innum~rables animalillos
la bahía de l\Iassachussets se han pescado cia-
asociados. De todos modos, los gránu los quebrado -
neas árticas de dos metros de espesor y cuyos bra -
res ?e las algas se mueven exactamente como ani - ZO!! no tEmía n menos de treinta y cuatro metros de
mahllos y pare~e que, por acto de su propia vo-
longitud Cie rtamen te se puede afirmar que el Océa·
lunt~d, van y VIenen, se lanzan hacia la luz, y no no oculta todavía muchas sorpresas á los natura·
se fiJ~n basta que encuentran el lugar que más les
con 1ene para construir sus células. Prueba es esa lis ta que ex ploren sus abismos. . .
Si el mar ha de .ser considerado como prmc1pal
{}e qu~ 1~ división entre las series vegetal y animal
es artifiCial en gran parte. teatro de la vida animal, no consiste eso en el
ta mano y fuerz a de sus monstruos como por la pro·
Por su amor á lo maravilloso, y acaso también
por el espanto que les había causado el ver los di¡{iosa mu chedu mbre de los seres que en él se
m onstruo~ del ma.r, atribuían nuestros antepasados aglomeran, se amontonan y pululan, f.orm~ndo ?an
á_ esos ammales g1gantescos un tamaño muy supe- cos, hileras y capas inmensas. FáCil es 1magmar
nor á sus verdaderas dimensiones. Numerosas son que ejérci tos mnu merables d~ peces h.an de llenar
las leyendas que hablan de ballenas, encima de las el Océano puesto que en vanas espec1es, una sola
cuales se desembarcaba como si fueran islas y hembra puede poner hasta más de diez millones
l uego se sumergían de pronto, dejando á sus vlsi- de hu evos. En la segunda generación, u?a. sola
tan~es pelear con las ola · Los marinos de todas las pareja de esos peces puede haber dado naCimiento
naCiones cuentan multitud de historias de serpien- á 100 trillones de individuos; en la tercera gene-
tes monstruosas que extendían sus anillos sobre ración todo el mar con sus abismos insondables,
quedaría' llen o de 'una ma-sa compacta de ~arne
muchas olas sucesivas y de pulpos cuyos brazos
se mo vían sin cesar, semejantes á bosques sacudidos viviente. Pero ya antes de nacer esa progeme in-
po~ la t.ormenta. Las observaciones hechas por los numerable es perseguida por enemigos innumera-
~a urahstas no confirman esos relatos pero es ver- bles también. El mar es un inmenso campo de
ad que se han medido ballenas de m'ás de treinta batalla don de los seres, nacidos á millones, sirven
metros de longitud y veinte de circunferencia y inmediatamente de alimento á millares de encar·
.nizados devoradores. Cuando penetran los aren-
5
66 BU 11:0 RBOLÓ'8 LA VID.A. JIIN L.A. TIJIIRB.A. 67

9ues _en el mar del Norte, parece que surge una. pululan en masas t~nt? . más compactas ~uanto
1sla mmf'nsa, pero esa isla es sitiada y comida. más chicos son los mdiVIduos. Desde la ctma de
P?r t?das parte~. Cada destacamento del poderos~ Jos promontorios que dominan los golfos de Nueva
eJ~rcJto de 30 ktlómetros de longitud y de cinco A Granada al Este de Santa Marta se ve á veces el
ee1s de anchu ra, va acompañado por legiones de mar lleno hasta el horizonte de medusas amari-
cetáceos y otros grandE's anima les marinos que ~e­ llas tan apretadas unas contra otras, que varian
agrupan forma ndo fajas alrededo r de las colum el c~ lor del mar. Un pueblo de medusas, por medio
nas y se tragan Jos arenques á centenares·1 aves del cual pasó Piazzi Smith en Julio de 1856 al Nor-
que vuelan .á bandadas encima del lugar de la. te de Canarias, ocupaba un espacio de 60 kiló -
mat~nza, ba]an por todas partes para escoger sus metros de anchura y encerraba sólo en la capa
vict~~as; un_a substancia aceitosa procedente de superficial lo menos 225 millones de individuos.
la bilis de m11l~nes de peces despanzurrados, nada Ballenas y otros ceHc eos devoraban enormes can -
por !a auperficte del mar. Por último , cuando los tidades de aq uellas graciosas medusas de venas
marmos, enterados de que se ap roxima el banco· anaranjadas, y cada uno de estos animalitos absor-
de ar_enques, toman parte en la caza, la matanza bla en cambio millares f}e diatómeas siliceas. La
adqu~er~ proporciones espantosas. Los pescadores cantidad de sus organismos inferiores encerrada
del dtstnto de Goteborg matan hasta 150 millone& en el estómago de cada medusa se elevaba segura-
dP ar~nques en una sola campaña; los de Bergen, men te á 700.000. Acostumbrados los marinos á ver
?OO r;mllone¡:¡; los de Yarmoutb, más todavía. Son las innumerables muchedumbres de medusas, las
mfimtos Jos arenques que destruyen los marinos consideran como mugre del mar, y Bacóo mismo,
del Norte_de Europa durante la pesca. el gran observador, creia que aquella gelatina ma-
~ay Ciertos parajes del Océano donde los pes- ríti ma no era más que e espuma calentada•. Los
cad s son ~As numerosos que en las costas de la peruanos de la costa de !quique, más poéticos, dan
Europa occidental; tal es, por ejemplo , el ban c~ á un o de esos ani males el nombre de e agua viva•.
de Terranova, ?onde, á consecuencia del encuen- A veces está tan lleno el mar de organismos
tro de dos corri entes marítimas diferentes por la vivientes, que parece como animado por ellos, y
temperatura y por 1os res1·d uos' que trae n se en·
transforman su color sus flotantes muchedumbres.
cfectntran reunidas todas las condiciones fa.v~rabl es En las costas de Groen landia atraviesan lo.s mari ·
a esarrollo de una gran diversidad d . nos fajas liquidas de color muy obscuro ó verde
En los . e espeCies.
. 'fi mares vecmos , el esqui mal cuyo nombre aceitunado de 300 ó 400 kilómetros de longitud;
:~g~li~a ctcomedor de pescado crudo», encuentra las constituyen bancos de medusas, encerradas á
en ~ en abundancia Allí van cada aflo centenares en cada centimetro cúbico de agua,
pescadores ~~~leses, franceses y americanos á bus• tragadas á millares á cada bocado de las ballenas.
fua:a:u~ ~rodvisiones de dos á tres millones de mer- En otras partes se ven inmensas cserpientes mari-
eJa as por los cetáceos -
Los animales mar·1008 d' ·. nas» formadas por innumerables salpas que se
Istlntos de los peces,. juntan unas con otras, como las moléculas de un
68 liiLÍ81110 RIIIOLÚ8

solo cuerpo, ó extensiones sin limites unas r · L A VI DA liiN LA TIIIIRKA 69


como sangre, otras blancas como leche atrav OJas
das .Por Jos navega ntes. Hay otras mas~s de =~~~ masa trans parente del agua. La ciencia moderna
ma hllos, cada una de las cuales encierra en una nos explica de otro modo el fenómeno de la fosfo-
gota de agua tantos seres como estrellas la Vía rescencia. eg ún han demos trado las investigacio-
L~ctea. En Ago to de 1814 at ra vesó el capitán nes de Boy le, de Broter, de Ehrenberg, procede
Kw~man. en el Océano Indico un espacio de más esa claridad de inn umerables animalillos, vivos
de dtez ktlómetr os de a nch ura, cuya blancura com- un os , en descomposición otros.
petia con el respl a ndor de los as tros . Diez a nos Los organismos lla mados foraminiferos por los
de pués e~ buqu~ L a S a?·the encon tra ba en los mis· numerosos agu jeros de su envoltura, son probable-
mos paraJes un mmenso mar lácteo, en el cual r e· mente los seres que puebl a n en gran parte las ex ten -
sultaba negra la estela de la quilla siones del Océano; el fo ndo de todos los mares , sin
~1 testimonio más asombroso de. la innum erab le excepción, está cubierto por leves cortezas ca lizas,
mul tttud de. organ ismos que pu lula en el Océano .000 de las cuales caben en un grano de arena,
e~ la maravtllosa fosforescencia de las agu as de· según un cálculo de Orbigny . Entre los diversos
b~d~ en gran parte A los animalillos vivos No 'b ay géneros de esa familia, que comprende unas 2 000
VIaJ ero que no baya obser vado durante .la noche pecies, las g lobigerinas, animalitos de corteza
esas masas de luz amarilla ó verdosa que tiemblan ovoide ó esféri ca, pueden ser co nsidera das como el
en e! mar, esos rastros luminosos que brota n de la genero oceánico por excelencia, porque se las en-
f:es ~ de ~as olas, ~sos torb ellin os de chispas que cu otra en to das las latitudes y á profundidades
van a a sumergtrse el tajamar de los barcos que varían entre 100 y 6.000 metros. Los r esi duos
~:~~s ~~f~su flamigera~ que se des li zan á ambo~ cubren en el fondo del Océano millares de k ilóme-
por detrás di~~i p~ra J~ntarse en largos remolinos tros cuadrados de superficie, y cua ndo la sonda
de fuego E l m n y ra nsformar la estela en río saca muestras del suelo subm a rino, se ve á veces
objeto q~e :gi~e r:erto d: _la Sen ba cia cualquier
chorro de fue o l super CJe del mar pa rece un
que e tá compuesto d e 75 , 80 ó 97 por 100 de es-
queletos de una sola especie de globigerin a; el
de ol¡'i las l g _ y evanta alrededor toda una serie resto del sedi mento está formado por otros r esiduos
ummosas que 8 de organismos pequefios. En otras partes hay orga·.
concén tricos hasta h e propagan en círculos
las embarcaciones mue os metros de distancia; nismos siliceos, las di atómeas, que contribuyen en
imp ulsadas por el ~~e. b~gan ~or aquellas aguas, gran parte á levantar los fondos submarinos . Esos
dejan detrás la buellav~mJ_ento Jg ual de los remos, cuerpos, de perfecta r egulari dad, discos y tri ángu-
Palgra ve dice ue e m menso dragón de fuego . los, paralelógramos, pirámides y otras fig uras geo-
luminosas las ofa en el golfo Pérsico son tan métl"icas, graciosameo te adornados con fino s ara ·
atribuyen aquello! ;o~ !a noche, que los árabes bescos, ¿pertenecen al mundo vegetal? El botá nico
que brilla á través de ~J OB al fuego del infierno, cbl eiden asi lo cree. ¿Son más bien a nimales? El
e as r ocas del fondo y de la zo~l ogo Ebren berg asi lo afirma . ean plantas ó
ammales, son uno de los agentes más importantes
para la formación continua de nuestro globo .
70 BLÍS.KO RII.OLÜS LA. VIDA BN LA. TIBIRRA 7l

e le hace demasiado seco y ardoroso, tiende de


nuevo el vuelo para salvar el Mediterráneo, y ro-
-deando los Alpes, al Este por la Engadina ó al
.()este por las puertas del Jura, regresa al nido,
III respetado por el aldeano.
En el clima de la templada Europa, unas cien
aves, co mo la grulla, la alondra, la paloma, la co-
Influencia del clima y de _las co~diciones flsicas sobre las dorniz y la golondrina viajan alternativamente de
espectes amma les Norte á Sur y de Sur á Norte para evitar las tem-
peraturas extre mas, y más acaso para encontrar
alimento abundante en todas las estaciones del
Los ani males, lo mismo que las plantas de en- afio . Posible es que ciertas especies atraviesen el
~~~r~e l~~as lasl co~d~ciones del clima: el' cal~r y Ecuador en sus emigraciones, y con semejante ir
dad 10. 'fl. uz y a~ tmieblas, la sequía y la hume- y venir disfrutan constantemente de una tempera-
' uyen de di verso d tura estival, ya en un hemisferio, ya en otro. lVIu-
~~ á~~~!e habitación cla~c:n~n~: :~~o:ifa. 1 ~e d~o~
8 ehas especies de mamíferos viajan también, y hace
privilegio 's~~~erosas especies animales tienen un poco, cuando las vastas praderas de América del
pueden huir espo~:á vegetales; así como éstos no Norte eran atra vesadas libremente por grandes
trario y tarda si lo neamen~e an te un clima cou· poblaciones animales, los azadoneros podían asistir
residencia de sug 8 en venfic.arse el cambio de cada afio á inmensas emigraciones de bisontes,
medios de locomo:aza, los am males dotados de campafioles y ratas almizcladas, que desfilaban for-
mente de medi Ión pueden cambiar individual- mando enormes masas. En los paises montuosos,
les conviene. Ce~~~:aenco~trar la ~emperatura que los animales pueden cambiar fácilmente de clima
cados, numerosas trib~:sd ~ espeetes .d~ aves, pes- -sin reco rrer grandes extensiones; les basta con
los afios y así ued . e Insectos em1gran todos tre par por las montafias y bajar luego á la llanu·
patrias donde tabit=~ disfr~tar, gracias á las dos ra . Los monos del IndostAn se refugian durante
condiciones de calor ~u~esivamente, de todas las el verano en los valles altos del Himalaya, hasta
son favorables Ha 'a e uz. Y. de humedad que les 2.000 metros de altura, y regresan á las selvas
pocos días mu~ho/ .~es VIaJer a s que andan en bajas del Teray al entrar el invierno . Los renos
viesan los mares a~~ ~res de kilón;tetros y atra- de Laponia siguen á la nieve, que unas veces sube
A principios de S~ tie tr de un <:ontmente á otro. Y otras baja por las vertientes de los moutes.
de los fríos del No:.'te ~b~, la CJ~üefia, temerosa Para ev itar los extremos de temperatura, ya
esquina blanqueada d et lemama, abandona la l~s fríos del invierno , ya los calores del verano,
á colocarse encima de 1 echo de bálago, para ir .etertas especies animales tienen también el recur-
Túnez; luego en Ma e una cúpula de Egipto ó de . ;So de soterrarse. La mayor parte de los insectos
rzo, cuan do el clima africano pasan su vida de larva debajo de la corteza de los
72
B LÍSBI O RRIOLÚS L A VIDA JIIN L & Tllii&RA 73
árboles, de mo ntones de ho ·as ó gran costa á nue~tros jardines zoológicos; otr.as-
perficia les de la tierra Alg dn de l_as capas sup
cos peces, arios r~ til es as e~peCies de molus~ especies mueren cuando se las arranca de las tie·
se ocultan ta mbién en pe! Jé Y Ciertos mamlferos. rras boreales, c ubiertas de hielo durante la mayor
pantanos ó en terrenos a /~m~ de los lagos y parte del afio. El campañol que Martios vió en el
dos . Protegidos así co ntra ne~c~~~ amente_ socava- Fanlborn y ciertos animalillos como el desoria ni-
Jos animales en un estado d ma e~te:IOr, caen vali , y el po du 1·a hiemalis tienen como área de
sueño dura nte el cual s J e entorpecimiento ó de habitación la nieve ó el terreno que ésta cubre~
Ja vida, la temperatur: ~= suspende par_c ialmente En cambio, ciertos rotiferos habitan exclusivamen-
has ta el g rado de con ela "ósu c uerpo baJa á veces te en las aguas termales; u11 escarabajo, el hydro·
completamente h ela dg ~ 1 n, Y se han visto peces biug o1·bicula>·is, v ive en los manantiales de Ham-
r~nte les impida resuc~~~rs~ q~e esta muerte a pa· mam-Moskutine , cuya temperatura es de 55°. En
Ción y la circu la ción de la ás adela nte; la respira · los mares, á la ba llena franca y á varios animale&
tas, la digestión e sangre se hacen más len- de la familia de los cetáceos los detiene el agua
!nútiles te mpo ra lm:~~ por completo; Jos órganos caliente de las la titudes tropicales como una ba-
Intestinales se en tume e se reducen; Jos parAsitos n·era de fuego, mientras el cachalote y el caman-
les á cuyas ex pensas ce~ tambi én como los anima- tón no nadan m s que en las olas tibias del Océano
s ueño es un fen ómen VIven. Ese largo período de E uatorial Los corales constructores no aparecen
más general en el munod~~e se en cu entra de mod() más que e n los mares cuya temperatura es superior
mente, todas las plant d e los vegeta les . Efectiva- á 22° centígrados; A los 17 y medio todavía podían
piada descansan en ¡_as . e las zonas pol a res y tem- vi vir, pero sin desarrollar sus ramas . El Gulf-
por 1os tron cos y las nv. ter no y n o VI· ven m as que St?·eam, que lleva al mar boreal las aguas calientes
1I-dos , las especies ve retatees·
1 '
ha t
s a en Jos países cá · de las Antillas y las Ba.hamas, lleva consigo mu-
notable en su exis ten~ia~ es presentan periodicidad chedum bre de especies meridionales que no se ex ·
Aun que el privilegio d 1 travían A der echa ni A izquierda por las ondas más
á m~ chos ani males ac e a lo~omoción permite fri as de la corriente polar; las dos masas de agua.·
dom iD io, las especies rec~r. considerabl emente su que correo paralelas, pero en sentido inverso, tie-
á las condiciones c l im:~é ~J an de estar sometidas nen cada cual su fauna distinta, cuya barrera de
á_rea de ha bitación li mitadnchas, .Y todas tienen un separaci ón es una linea ideal entre dos zonas de
r~ gor del frío y hacia el E a a Cia los polos por el tem peraturas diversas, que varia según las esta·
SI vo. ada clima f cua dor por el calor exce· ciones y la marcha de las aguas. Los animales su-
para vivir y propa Iene su f:=tuna particular que periores que el hombre lleva consigo por casi todall
ta condiciones norr!:fse dfáCI !m en te necesita 'cier- las comarcas de la tierra, se modifican considera-
dad: Hay a nimales es e temperatura y hume- blemen te según la influencia del clima: en las mon-
tórnda sin perecer ó qs~~ n_o yue_den dejar la zona. tanas del H imalaya, los caballos y los perros im·
la mayor parte de Jos V I ~ Ir vtda artificial, como portad os de Inglaterra se revisten de una lana-
ammales transportados á. espesa que les crece eutre los pelos; en cambio e)}o
74
lllc.JSIIIO R IDOLÚ8

..el Africa ecuatorial 1 LA VIDA liiN LA. Tllii&&A 76


.quedan calvos, y las g:~lerros. y los carneros se
except? las mayores del afaas Pierden las plumas 11 ando á los insectos que loa persiguen, podrfan
La IDflu encia de 1 · ' llegar á medir el tiempo con la misma facilidad
manera nota ble por 1: ~~: s~ acusa también de una que mediante el ingenioso reloj de Flora, en, que
p~eta de los órganos de l ar~. a.óó la supresión com. cada hor a está sefi.alada por la apertura de una
~ ros animales que ha . ISI n en los pescados coro la .
las cavernas. El color ~~~an lt ~ profundidades d~ Todos los animales, habiten en el mar 6 en loa
en. la mayorta de las ~e aJe cambia tambié continentes, necesitan aire para vivir, pero según
bn!lo de los rayos que e~pe~Ies ~nima l es según e~ las especies, ese aire debe ser más 6 menos puro,
las cavernas ha tomado ousn Ilu mi.oan. La fauna de más 6 menos húmedo. Numerosas aves, acostum-
fe que se confunde con 1 pela.Je. pardo y unifor- bradas á cernerse en el espacio, perecen rApid~­
uera, al resplandor de la ts timeblas, mientras mente en una atmósfera corrompida, y ni aun sus
sas y las aves, flores aJad uz, v uela n las maripo · huevos pueden germinar en ella; los gusanos intes-
que las de la prade~a as. no menos brillante tinales, en cambio, y las innumerables especies
sobre todo los i . Los ammales de los t ó . s ani males que se alimentan de materiás en descom-
resplandecen conn~~ftos, Jos peces y los :e::i~~s, posición y hacen el oficio de barrenderos de la
de los .a nimales cong~~:~emucho más vivos que 1;~ Naturaleza, se arreglan muy bien con una atmós-
y glaciales; como d¡· R s de las zonas templad fer a cargada de gases impuros. Por último, Jos pe ·
fauna d ce adán 1 as ces y otros animales acuáticos, excepto los cetá-
individu ~ ,u na ~omarca. Por' ú~ti: l se pinta en la ceos y las aves nadadoras, respiran directamente
.contrast a acción de la luz se o, ~n el mismo el oxigeno disuelto en el agua. La humedad es tam-
1 e de los colores b '11 mam fi esta por el
~ cara superior de 1 ' n antes en el lomo e bién indispensable para la vida, pero asi como
VIentre 6 por deb . as alas, más pá lid y n ciertas especies se desarrollan en el fondo de pan-
sol El aJo de las pi os en el tanos 6 rios, en atmósfera cargada de vapor 1 hay
es . . género de vida de umas no expuestas al
1u~;e%e:~~f r egulan también lfasm:hor pa:te de las otros, especialmente muchas tribus de lagartos, que
gustan de la roca 6 la arcilla dura de las comar·
moluscos t~ros, aves, reptiles p erna~Ivas de la
Ienen su . ' eces, Insectos cas desiertas privadas de lluvia.
e1a.rameute limitado perJOdo de actividad d ' .Y La composición química del agua es decisiva
solida del sol 6 , ya por la puesta Iana para los organismos que en ella se mueven, y la
astro en 1 por las diver , ya por la
sectos, el ~:edondez celeste. osb~: l ods icíon es del fa una varia mucho en los lagos, los rios y los ma-
turna 6 spertar de cada o o en los in . res, según la cantidad de sal y otras substancias;
regularid:~ep~scu!ar se veri3:~ecie diurn a , noc- asi , el Báltico, cuya sa linidad es á la entrada la
tropicales s · os mosquitos de ~ 0 0 asombrosa del mismo Océano, y que, en sus golfos superiores,
.que conoce~ sb~ceden en el aire : ' ~r tashregiones encierra ag ua casi completamente dulce, presenta
Ien los ind Igenas
' por ambos lados dos faunas muy distintas, que se
y é na
t ora fiJ"a , modifican con transiciones graduales hacia la
' s os, aprisio -
parte c~ntr al. La naturaleza mineralógica del sue·
LA VIDA EN LA Tl.liiRRA 77
76 .liiLÍS l!:O R lllOL
. tó tero parece disfr~zado
das por el viento. Alg~~t~ s~meja uno de los wnu-
lo probablemente tiene en la vida animal una in - de ramilla d~ h a ya ue 1~ tormenta arranca ~ l.
fl ue ncia muy escasa y las modifica ciones que pre-
enta n las fau nas en los di ver sos terrenos deben
arables residu os
~bol.
l Amazonas se llena el aire
En el rio .de as e mariposas blancas que
ser atribuidas principalmente á la diferencia de á ciertas estaciOn es d pos de nieve durante u.na
las plantas que sirven de alimento á los animales.
Alg una conchas terrestres apar ecen casi exclusi-
:~elan comoa~fposas
á millares se mezclan también
tormenta, y con esas .m eneralmente distintas en
va mente en las formaciones calizas, porque no individuos de e~peCie:n g de blanco para pe~de.rse
hallarían en la vegetación de las demás comarcas color y que se disfraz table fenómeno de asimila ·
Jas ubstancias necesarias para la construcción de en la multitud. Ese n~ . . co medio de defensa del
s us envolturas. Las condiciones físicas del suelo eión, que constituY:e ~c~on~ébil , del parásito i~po­
también tienen gran importancia para las especies pAjaro-mosca, del ms licar más que con la hl ?
que se a bren escondrijos ó camin os subterráneos. tente no se puede exp ex uesta por Darwm
El topo no podrí a traza r sus maravillosos laberin- tesis de la sele~ción ~at~~a!~ces~nte batalla de. la
tos en tierra "arenosa, que se .le derr umbaría enci- con tanta lucidez. n el origen de las espemes,
ma, y la hormiga león que atisba á la presa desde vida que empezó con ueden defenderse con
todo¿ los individu~s qu~ :e~¿r ó el veneno, perecen
su foso circular a l pie de escarpas de ar ena move-
diza, per ecería de ha mbre si se aventura r a en un
su el o a rcilloso. Cosa extrafia; el mismo color del la fuerza, la astu~Ia_, e te pueden salvarse aque-
inevitablemente; umcame~or no se distinguen del
medio en el cual pasan la vida las especies, parece llos que por su forma Y co los que por la des -
qu e se h a i mpu~o á muchos animales por una
como armonía secreta. El colibrí, que se precipita medio que los r odea. ~sos ·~~~viduos visibles para
con voluptuosidad en una flor abierta, brill a como aparición gra dual de ose~ etúan la raza, Y.en la
otra flor ; muchos peces que viven en los ríos de los animales de presa . p p variedades mas se-
fondo ar en oso par ecen capas delgadas de a rena; sucesión de las proge~Ies, {:~tas alimenticias son
al lado de alguna mantis obscura del Africa meri · mejantes al suelo ó á as P . ón á la especie; de
dion al que no vive más que en terrenos de color las que salvan de la ~estr~~~I anomalias no dejan
obscuro , otra completamente blanca no a parece generación en generación, d uieren un carácter
de precisarse Y á la larga a q
más qu e en las deslumbrantes r ocas cali zas; el permanente .
pta1·migan de Escocia es bla nco com o la ni eve en
invierno, y en verano se reviste de plumas, cuyo
matiz de color gris de perla casa con los matices
delicados de llquenes y brezos. Las hojas verdes de
nuestros estanques tienen por habitantes la r a na y
otras especies que se confun den co n el verde,
mientras una mariposa semejante á una hoja seca.
revolotea por el aire entre otras hojas secas moví-
78
JCLÍBHIO R KOLÚS
L A. VIDA. EN LA. TliiRR.t. 79

hacia los bosques de pinos de la orilla izquierd,.


del río y vuelve todas las tardes á ocupar Ioc1 ci ·
presales pantan osos de la orilla derecha .
Eotre los in sectos se muestra principalmeute la-
IV intima relación que une el mundo animal con la
vegetación. Muchas plantas tienen su fauna espe-
Alimento de las especies a . cial de insectos, y de ellos, unos ataca n nada más-
-Area8 d.e habitación . -~lmal?s. -Contraste de lae fau que las hojas, otros las diversas partes del vege-
cas.-Nacimiento y d a~.hl08 en la superficie d 1 naa.
esapanc16n de las especte8.
. e &8 ro- tal. La ortiga no ti ene menos de cuarenta especie~
de parásitos, que nacen, viven y mu eren en sus
tallos. El a bedul, el sauce, el álamo, son también
. De todas las circunst . cada. cual patria exclusiva de num erosas tribus de
m fluye en las especies :an~Ias d~ medio, la que más
donde la flora es relat· u alimento . En el mar insectos; la enci na sola alimenta lo menos ciento
d e~arroiia con una a~vuament~ pobre y la fauna a~ ochenta y cuatro especi es, número superior á las
ammales y animalillos s~danCJa tan maz:avillosa de mamiferos q ue h ay en Europa; no conocen más
l?s herbívoros son poco n carnívoros casi todos ~ mundo que el árbol que les da de vivir . Ningún
tierra: firme la ve eta . numerosos. En ca mbio e; insecto de Cayena se ha hecho parásito de la col,
mayor parte de Ifs be~~~~ pr~domina tanto, qu~ la de la zanahori a , de la villa, etc., porque estas
~lantaa, de sus brotes d: VIV~n á expensas de las
e sus frutos, de su t~ll ~us ojas, de sus flores
plantas han sido importadas de comarcas lejanas
y no hay en el pais ninguna especie congénere .
raf~. Los animales más o, e su corteza ó de s~ El área de habitación de cada animal, grande
el rmoceronte Y la gac !grande~, como el elefante ó chico, que vive á costa de un vegetal ó de varios, ·
g~amfneas y hojas Le a, se a hm entan de hierbas " está limitada forzosamente por el área de las mis-
VIve de semillas . m a mayor parte de las ave~ mas plantas, y por lo tanto , los carnívoros han de
gran impulsadad, ~r uchas d~ sus especies emi- estar confinados en la región vegetal do nde ha-
~enf por las alter~ati~~:~~e~Itad de alimentarse, bita la presa de que se alimentan. Fuera de la
zona t ropical, en las comarcas donde el invierno
a mayor parte d 1 . r o y calor. La vida
un prolongado viaje Ya ~s amma les no ea más ue. suspen de periódicamente la vida de los bosques y
ya ~orla necesidad .de bimpulaados por el hamb~e las praderas, los parAsitos de la madera y la hierba.
y VIenen sin cesar de uscar seguro refugio va~ están generalmente también condenados á dormir,
i~sqlues á los prados de rana región á otra, d'e los ya en la tierra, ya en la planta que roen, y los
e valle del B . ' s montanas á 1 animales de presa que no tienen su periodo de
de golondrina aJo. Mississipf existe u a 11 anur~. sueno invernal, tienen que padecer hambre ó cam·
~oan¡ac~:a :~:l el nombre d~~~ ~f:~~
8
te, que cada bi ar de pais basta la vuelta de la primavera. Po
a en inmensas tribu& último, la disposición de una especie vegetal siem·
pre tiene por consecuencia directa la desaparición
o B LÍS~O R II!OLÚS LA VI DA 111M LA Tll!IRRA Sl

{f e la fauna especial que le co rr espondía. Cuan do si los los únicos mamiferos


el hombre tala un bosque, rotura un breñal ó de- .An tillalil, hace cu~tr~os gmu;ciélagos, que pued~~
seca un pantano, su mund o de ani ma les queda con - indigenas (ex~e p o de los estrechos) h~llados a
denado á muerte ó desterrado . volar por enetffi:a. o especies de roedores, de l~.s
u riqueza de la fauna está en conexión Inti - eran cuatro ó eme t davia y sin embargo, a
ma con la de la flora ; donde la vegetación brota cuales vive hoy un_a d~ de l~s montanas~ ~alles,
del suelo con mayor vigor y abundancia, tambié n vegetación ta n va na ' beras de Cuba, Hattl y Ja-
ha. mayores masas de a nimales. P er o no h a y que llauuras, pan ta nos. y rl astar para conservar una
pensar que los an imales más corpulentos habita n maica' habría po~tdoTb bién antes de la llegada
precisamente eu las coma rcas donde nacen los á r- multitud de es pec i e~ . tm la Nueva Zela nda ?0
bole gigantescos. Bajo ese aspecto, hay más bi n de los navegan~es wg es:sdos especies de mureté ·
contraste. Los grand es paquidermos de Afric a pa- tenia más mamtferos ~u uizá por los buques, una
cen err meseta desprovistas de árboles y c ubi ertas lagos, una rata ,_lleva d\i"rln del cual sólo huell as
de escaso cé ped : el enorme o o blanco de las nu tria y un a mmal sal te se esta blece una ver-
regiones boreales vive en la nie ve y en los bancos se encontraron: Natural~;: re ión y su fa un_a pa~­
dP hielo, lejos de to da vegetación foresta l. En cam- dadera armoma entre ca ól ~ o al descubrir fóst-
bio, las espléndidas se! vas del Brasil al berga n ti ular, de modo q ue el ! e r~n des en una isla de
especies re lativamente pequ eñas : la mayor es el les varia~os . _esquel e~oed! afirm ar qu e forma ba
tapir, muy inferior á los gra ndes colosos de Afri ca. escasas dimensiOnes, p sto continen te.
El hecho más no ta ble de la distribu ción de las gran - parte en otro tiem po de un ~aimport ante problema
des especies ani males es que habitan las tierras Además, para resolver _e aniru a les, es necesa ·
más vastas. En el an tiguo mundo viven los colosos de la distri bución de espeCies t á aquellas edades
de la especie animal, y los monos con rabo los ta pi - rio que el na turalista se ,remonte las cuales los con -
res, las vicuñas, los jaguares, los pumas ' de Amé - anteriores d e l a tierra ' durand e otra manera que
rica tienen menos fuerza y estatura que los gori - tinentes estaban colo~~do~ ~ibral tar dan pr_ueba
las, los elefantes , los camellos, los tigres y los ho y. Los mo nos del _Pe _ n ~e costas entre Espafia
leones de Africa y Asia. de la an tigua contmmdad á consecu encia d~l
E l número de especies animales también está y Berberia. E n otras ~arte: , les las especies anti-
en relación con lo extenso de las tierr as . No hay
ejemplo de una isla cuya fauna sea más rica que
cambio de fo rmas contwen t t~ con las actua les;
guas for man caprichoso condrasfaunas nacidas con
la del continente vecino ; en casi todas se puede un sim ple estrecho. separaó ~~Uon es de siglos. Ese
compr obar inmensa inferioridad. La Gran Breta · un intervalo de millares archipiélago de la
1
.fia, fragm_ento separado de Euro pa, tiene menos contraste se observa ~ntr~ l:s australianas . Entre
f?rmas animales que Alemania y Fran cia; Irlanda Sonda y el grupo de as lB haber formado parte
tiene menos que Inglaterra· Sicili a menos que Ita- Bali y Lombrik, que parece:da por las olas Y sepaÍ -
lia. Cuando desembarcaro~ los europeos en las de una sola tierra desgar~4 kilómetros escasos, e
r ada por un estrecho de
6
2 BILÍSIIIO R .KOLÜS LA VID A BIN LA TIBIRRA 83

centraRte de las fa un as e t vivos y del sol es grande también en las dos ver-
Europa América. A un s l:dno CO?Jpleto como entre tientes de los Alpes: en Francia, en las cuencas
modernas, como si los anti u Vlv.en especies muy pedregosas y desoladas del Drac, del Durance, del
renovado grad ualmente gl os tJ~os se hubi eran Verdón; en Italia, en las fértiles orillas del Stura y
v t con a vec10dad d ¡
J umu 1tuo o continente as iático· e vasto del Po . Un istmo estrecho que separa dos mares
mate se con ervan sin camb' ' a l otro, los ani· ~epara también dos mundos de especies diferentes.
~ustralia no se ven gatos ~~¡ ef su fiso~omia. En De cada 120 zoófitos, el Mediterráneo no tiene más
hlenas, ni ciervos ni oveja~ . ;bos, m osos, ni qn e dos comunes con el mar Rojo, y sin embargo,
tes, ni cabal los, ni ardillas ~im u~yet~, ;'Ji ~lefan ­ el débil valladar arenoso de Suez es de formación
de esas especies de cuadrú 'edo cone;os, m mngun a. relativamente moderna en la inmensa serie de las
en las demás partes del p s que se encuentran edades geológicas. Los delgados istmos de la Amé ·
muchos animales de forromundo._ En cambiO hay rica Central que se repliegan entre el Atlántico y
parecen rarísimo La fa as aut¡o-uas y que nos
· a la que en otro· t' una a u s t ra rlana e ase el Pacifico ~on p ara las faunas barreras infran·
meJa
ribera de Europa durali~~pe~ ocupab". los r;nares y
y
queables, las aguas, separadas por un.a distancia
qu e remontar e haHa periodo Jurásico; hay de pocos kiló metros, las habitan espeCies comple
tamente disti ntas. D arw in dice que apenas existe
tr ar animales parecido aÁ~ell~ é poca para encon~
ea la que fuera la os e Nueva Holauda. un solo pescado, un solo cetáceo, un solo molusco,
ponde á las con diciones enor~e parte que corres· que se encuentre á un tiempo en ambos océa nos.
distribución actual del anteno:es del globo en la Hasta la corriente del Amazonas sirve de limite á
cierto que ha en as e pecl es animales es lo multitud de especies; pocos hay que se arriesguen
t 1 nuestros días ¡ ' á atravesar ese mar en movimiento, y cuya área
en re a configuración de lo _armon a notabl e de habitación está rigurosamente limitada por la
res y la multitud de e ~ ~outmentes y los ma-
ellos. Cada espacio ter~:s t VI v~entes q_ue ha bitan en orilla derecha ó por la izquierda.
tado por algún gran 8
re ma rlt1mo bie n lim t- A consecuencia de la innumerable diversidad
cho, istmo cordill ra~go geográfico como estre de las con diciones actuales de clima, terreno y ali-
distinto de Ías com!~:a ~e?eta, cada país bien mento, y á consecuencia también de la mul~itud
J~za del suelo, y sobre tosd ~Jmitrofes. por la natura- infinita de causas que en las edades anterwres
blén su fauna particul por~~ clima, posee tam r pueden haber favorecido ó contrariado el desarro-
común con las de t ar, que tiene únicamente de l_lo de especies que trabaron la bata~la de la :Vida,
o ras region . las áreas de habitación de los ammales tienen
vamente minimo de es un numero relati ·
francesas que se ext' redpresentantes . Las llanuras extensión muy desigual. Hay cetáceos, aves nada-
doras y equinodermos que viven en todos los ma·
Y lo s va 11 es espafioleslentriben al .Nort e d e 1os Pirineos res, mosquitos que se arremolinan sobre _los P.anta-
tan mucho, lo mism o u_tarws del Ebro, contras·
que por su vegetaciónpor fiertas especies animales- nos de todos los continentes; en cambio, mertas
la Naturaleza. La dif~re a~pecto general de toda especies no se encuentran más que en u~a región
encia de los organi sm o~ poco extensa; reptiles hay que son propws de un

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