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INSTITUTO BIBLICO EBEN-EZER

Discipulado
Prof. Marcelo Balcázar
Dennis Montth G.
13/04/16

EL PLAN DEL SEÑOR


PARA EXTENDER LAS BUENAS NUEVAS

I. “Eligió a doce” Lc.6:13

El Señor Jesús

El señor Jesús al comienzo de su ministerio, puso en práctica su plan: Dar a conocer las
Buenas Nuevas a los hombres. Este plan no contemplaba alcanzar a las multitudes
inmediatamente, sino a personas que luego serían los líderes a quienes las multitudes
pudieran seguir. Curiosamente, Jesús llamó a un pequeño grupo para que le siguieran, antes
de hablar en público. El hecho de llamar a personas e instruirlas, no tuvo ningún efecto en
el credo religioso de aquellos tiempos. El resultado de este esfuerzo de llamar personas, fue
que estos hombres que dejaron todo para seguir a Jesús, serían a la postre los líderes que
llevarían las Buenas Nuevas a todo el mundo.

Personas dispuestas a aprender.-

Es importante tener en cuenta que los hombres llamados por Jesús, no eran personas de
renombre, ninguno era un alto funcionario en alguna repartición pública o grupo selecto. La
mayoría de ellos eran simples obreros, con solo la instrucción necesaria para desenvolverse
en su medio. No tuvieron la educación secundaria, y menos la universitaria, ni ninguna
capacitación especial de su tiempo. La mayoría de ellos nacieron y se criaron en la pobreza.
Si comparamos su nivel de educación con los tiempos actuales, podríamos decir que eran
hombres incultos, acostumbrados al trato rudo y a veces despiadados, propios de su medio.

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Lo maravilloso es que Jesús vio que estos hombres sencillos, podían convertirse en líderes
de su Reino porque estaban dispuestos a dejarse enseñar, y aunque eran lentos para
entender las cosas de Dios, y a pesar de las metidas de patas, eran personas honestas.

Eligiendo un pequeño grupo

Cuando se trata de elegir a una persona o grupo por parte del señor Jesús, podemos ver la
sabiduría de su plan, porque El concede la mayor atención y cuidado a aquello que Él tiene
en sus planes.

El mundo será transformado únicamente en la medida en que las personas sean


transformadas. Las personas son transformadas solamente en la medida en que sean hechas
nuevas en las manos del Señor. Era por tanto necesario elegir un pequeño grupo entre la
gente, a fin de poder trabajar con ellos al máximo, y obtener máximos resultados.

II. Vivió con ellos

El Señor Jesús

El Señor Jesús después de llamar a todos sus discípulos, vivió con ellos, compartió con
ellos, les enseñó a caminar en el momento del descanso. Su plan de capacitación era
solamente que estén con Él, conocerlo y estar junto a Él. Poco a poco el Señor fue
consolidando un grupo pequeño pero altamente preparado.

No fue sino hasta que el tiempo se acababa, que los discípulos de Jesús estuvieron listos
para comprender el significado más profundo del hecho de que Jesús estuviera con ellos.
Los discípulos del Señor Jesús, olvidarían la incomparable experiencia de vivir con Él,
comer, caminar y descansar juntos. El Señor nunca se apartó de sus discípulos sean cuales
fueran las circunstancia, siempre estuvo con ellos. La única manera en que un padre puede
cuidar a una familia, es estando con ella. Jesús se preocupó especialmente en sus últimos
días aquí en la tierra, que ha sus discípulos no le faltara la instrucción, respondiendo a todas
sus preguntas e inquietudes.

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El hecho de que Jesús hubiera dedicado un especial cuidado a los doce, no quiere decir que
descuidara a los que se acercaban a Él en busca de ayuda, siempre estuvo dispuesto a
socorrer a los necesitados.

III. Llevar mi yugo

El Señor Jesús

El Señor Jesús esperaba que sus hombres le obedecieran, no era necesario que fueran
inteligentes, pero sí que le sean fieles. Este fue el rasgo distintivo con el cual se los conoció.
Los llamaban discípulos, alumnos del Señor.

A los discípulos no se les pidió que hicieran una declaración de fe, solo que siguieran al
Señor. Esto significaba que debían poner su fe en Cristo y obedecer su palabra. Nadie sigue
a una persona en quien no confía, tampoco seguir a un líder a quien no respeta.

Los que no estuvieron dispuestos a transitar el camino completo siguiendo a Cristo, como
fueron cayendo uno a uno al costado del camino. Ellos mismos dejaron de seguir al Señor
por causas de sus propias ideas egoístas. Judas, el que posteriormente traicionó al Señor,
permaneció con ellos hasta el final, pero al último el dinero lo traicionó. Una persona no
podía seguir a Jesús si no cortaba sus ataduras con el mundo. Cuando el Señor Jesús no
hizo lo que muchos esperaban, aquellos que lo habían seguido por interés de ganancias, lo
abandonaron.

A pesar de las limitaciones y escasa instrucción de sus discípulos, el Señor continuó


instruyéndolos. Era a través de la obediencia a Cristo que aquellos que lo acompañaban
aprendían más sobre la verdad. El Señor Jesús no pidió a sus discípulos que dedicaran sus
vidas a seguir una enseñanza, sino seguir a una persona, Él.

Únicamente en la medida en que obedecieran su enseñanza, podrían conocer la verdad. El


Señor Jesús demostró que la forma de obediencia más elevada, es la que se origina en el
amor. Él enseñó esta lección con mayor énfasis un día ante de su muerte, cuando dijo “Si
me amáis, guardad mis mandamientos”.

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IV. Se dio asimismo por ellos

El Señor quería

El Señor quería que sus discípulos obedecieran. Sabía que al hacerlo encontraría una
experiencia más profunda en su Espíritu. Al recibir el Espíritu, conocerían el amor de Dios
por un mundo perdido. Por eso ellos aceptaron sin discusión la orden de seguirlo y
obedecerlos. Los discípulos entendieron que no se trataba de obedecer un mandamiento.
No, sentían un gozo de obedecer a aquel que los amaba y estaba dispuesto a darse por ellos.
La vida de Jesús, como fue una vida de dar, siempre estaba dando lo que el Padre le había
dado. No retuvo nada, ni siquiera su propia vida. El amor es así, está siempre dando.

La necesidad de entender las Buenas Nuevas

El Señor Jesús nunca desaprovecho alguna oportunidad para enseñar con claridad a sus
seguidores, el propósito de su propia alma. Estaba encendido de amor por el mundo
perdido. Su vida era simplemente la demostración sobre la tierra del propósito eterno de
Dios “Salvar a la humanidad”.

La comprobación del servicio

El Señor Jesús siempre sirvió amorosamente a los demás. Constantemente estaba dándose a
Dios. Esto lo señala como estando apartado para Dios. El Señor Jesús por tanto, no fue
apartado para beneficiarse a sí mismo. Él se apartó y se dio así mismo para beneficiar a sus
discípulos.

La Obra del Espíritu Santo

Sería erróneo pensar que esa clase de experiencia con Cristo, la puede producir la
capacidad humana. El Señor Jesús aclaró muy bien que su vida se daba únicamente a través
del Espíritu Santo “El Espíritu es el que da vida, la carne para nada aprovecha” Jn.6:63. Es
por eso que para comenzar a vivir en Cristo, se necesita nacer de nuevo (Jn.3:3-9).

Debido a que todos los hombres poseen una naturaleza pecaminosa, es necesaria que las
personas sean hechas nuevas por el Espíritu de Dios. Desde el principio hasta el fin, es

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necesaria la obra del Espíritu Santo para que pueda existir cualquier experiencia personal
con Cristo.

V. Les enseñó a cómo vivir

El Señor Jesús quiso asegurarse que sus discípulos aprendieran de su manera de vivir con
Dios y con los hombres. Sabía que no alcanzaba con que las personas tuvieran comunión
espiritual con Él. Sus discípulos necesitaban saber cómo seguir disfrutando de esa
comunión. Únicamente de esta manera, era posible compartirla con otros mientras le
anunciaban las Buenas Nuevas. Es por eso que el Señor Jesús se esforzó grandemente en
hacer comprensible a sus seguidores, los secretos de su poder espiritual. Esto era parte del
plan del Señor.

La práctica de la oración

Tomando como ejemplo la vida del Señor Jesús. Él, a menudo permitió que sus discípulos
lo vieran hablando con el Padre. Esto no era algo casual, los discípulos pudieron apreciar, el
poder que esto le otorgaba a su vida. Ellos no entendían de que se trataba, sin embargo, sí
observaban que esto era parte del secreto de su vida. El Señor Jesús nunca hizo hincapié en
esta lección, continuó orando. Finalmente los discípulos se dieron cuenta de la enorme
importancia de la oración.

El uso de la Biblia

El Señor Jesús también les enseñó claramente a sus discípulos, a través de su propia vida, la
importancia y el uso de la biblia (la Palabra de Dios). A menudo dedicó especial atención a
enseñar a sus seguidores, el significado de algún pasaje de la biblia. Siempre utilizó la
escritura mientras hablaba con ellos. Habló a la gente en forma general acerca de asuntos
del A.T.

En todas estas maneras enseñó a sus discípulos como utilizar las escrituras. Quería que las
conocieran y usaran en sus propias vidas.

Lo primero: Ganar almas

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El Señor Jesús enseñó todo con su propio ejemplo, cada aspecto de su vida personal se
transfirió a sus discípulos. Pero había algo que quizás fuera más importante que cualquier
otra cosa. Permanentemente les estaba enseñando a ganar almas. Al hacer esto, ellos
estarían continuando con su propósito final. Casi todo lo que el Señor Jesús hizo, tenía que
ver con la obra de anunciar las Buenas Nuevas.

Enseñar con naturalidad

El Señor Jesús fue el maestro de maestros “Maestro por excelencia”. Él se aseguró que sus
discípulos aprendiesen y comprendieran las lecciones que les enseñaba. No le interesaba
que ellos centraran su atención en la manera en que les enseñaba, sino en las verdades que
les estaba enseñando. El mismo Señor era su método de enseñanza.

VI. Les dio trabajo para hacer

En su ministerio

En su ministerio el Señor Jesús siempre tuvo en cuenta las cosas que sucederían más
adelante. Sabía que llegaría el momento en que sus discípulos tenían que hacerse cargo de
la obra que el inició. Tendrían que salir al mundo llevando las Buenas Nuevas de salvación.

Le Señor Jesús prestó especial atención, a los momentos en que ellos estaban en
condiciones de aprender las nuevas cosas que tenía para enseñarles. Nunca les dejó que
hicieran algo hasta tanto estuvieran preparados. Pero cuando los discípulos intentaron por
su propia cuenta testificar de le fe, el Señor no intento detenerlos.

El primer viaje

El Señor Jesús no envió a sus discípulos en misión hasta el comienzo de su primer viaje
alrededor de Galilea, fue allí que consideró que había llegado el tiempo para que sus
discípulos hicieran un trabajo para Él. Ya habían visto lo suficiente para comenzar. Ahora
debían poner en práctica lo que vieron hacer a su Señor.

Ordenes de marcha

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Antes de que partiesen, el Señor les dio lagunas instrucciones muy claras con respectos a
sus servicios. En primer lugar, volvió a definir el propósito que Él tenía para sus vidas “los
envió a predicar el Reino de Dios y sanar a los enfermos”, no había nada nuevo en esta
orden, pero sirvió para definir la tarea.

Seguir su camino

El plan del Señor fue más específico, les dijo que buscaran una persona de buena
disposición en cada ciudad que visitaran. Debían alojarse en esa casa y desde allí podían
extender el mensaje de las Buenas Nuevas.

El camino duro

El Señor advirtió a sus discípulos en cuanto a la manera en que podían ser tratados por los
hombres, sabía que algunos no aceptarían el testimonio de ellos.

Buenas Nuevas que dividen

Es necesario señalar una cosa más. El Señor Jesús les dijo que recordaran la naturaleza de
las Buenas Nuevas. Como el pecado no podía haber “Medias Tintas”, debían ser
terminantes, radicales.

Uno con Cristo

El Señor Jesús apuntaba a una gran enseñanza, el ministerio de sus discípulos era su propio
ministerio, de por sí, el de ellos no se diferenciaba en nada del suyo propio.

De dos en dos

Antes que salieran, los agrupo de dos en dos, este plan les permitiría ayudarse mutuamente
en el camino, podrían apoyarse uno en el otro.

El Señor sabía que tendrían dificultades, cuando estás llegaran, ellos podrían animarse entre
sí. Al Señor Jesús siempre le gustó ver las personas juntas.

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VII. Siguió de cerca su proceso de aprendizaje

El Señor Jesús

El Señor Jesús no solo enviaba a sus discípulos a predicar las Buenas Nuevas. Al regreso de
cada viaje, estos los reunían todos. Estos le contaban lo que habían hecho, y Él se alegraba
con ellos. De esta manera compartían las experiencias. Los discípulos contaban con
entusiasmo a Jesús, como hasta los demonios se les sujetaba.

El propósito a la vista de ellos

El Señor tenía un propósito para el tiempo que dedicó a sus discípulos. Hablaba del trabajo
de ellos como parte de su gran plan. Al hacerlo, lograba que de las experiencias de ellos
surgieran importantes lecciones para sus vidas.

Les enseñó a pensar adecuadamente de los demás

Algunas veces el Señor debía hablar muy seriamente con sus discípulos. Quería enseñarles
la manera correcta de trabajar para Él. En una oportunidad tuvo que decirles cual era la
manera de tratar correctamente a otros dentro de la obra de Dios, que no pertenecían a su
grupo.

Implementación del plan

El Señor observó la manera en que sus discípulos se desempeñaban frente a los diferentes
problemas. Siempre estuvo pensando en ellos. A medida que su ministerio en la tierra
llegaba a su fin, les dedicó más y más atención. Les mostraba que siempre habría más para
hacer y más para aprender.

Siempre se alegró del éxito de ellos.

Mantener el objetivo a la vista

Nuestro gran objetivo es extender las “Buenas Nuevas” a todo el mundo. Necesitamos
recordar esto siempre, nada debe desviar nuestro propósito. Muchos que quieren servir al
Señor, a veces son enviados sin capacitación ni dirección. El trabajo en estas condiciones es
un fracaso. “Fallar al planear, es planear fallar”.

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VIII. El Señor esperaba que ellos también hicieran discípulos

El Señor Jesús

El Señor Jesús planeó reunir a su iglesia de entre todos los pueblos de todo el mundo.
Quería que sus discípulos manifestara a los demás de cómo era Él. Él mismo había servido
a su Padre en el mundo. Ahora a través de su Espíritu Él serviría a muchos más en la vida
de sus discípulos. Ellos habían estado con Él y lo habían conocido. El Señor Jesús quería
que su obra continuara creciendo más y más, así las multitudes recibirían el mensaje que los
discípulos habían aprendido del Señor.

Victoria a través del testimonio

Nos podría resultar difícil creer que el Señor Jesús halla depositado tan gran confianza en
un puñado de indoctos, pero le Señor conocía a sus discípulos. Sabía que la confianza de
ellos estaba depositada en Él, sabía que ellos habían aprendido la verdad central con
respecto a Él. Pedro habló por cuatro discípulos “Tu eres el Hijo del Dios viviente”. Era
una verdad indestructible.

El plan debe llevarse a cabo

Todo dependía de sus discípulos. Ellos estaban en la primera línea de sus movimientos.
Ellos eran los encargados de hacer conocer las buenas nuevas a otros. El Señor esperaba
que otros creyeran por la palabra de ellos Jn.17:20. Estos a su vez debían transmitírselas a
otros. Finalmente el mundo conocería quien era Jesús y lo que había venido hacer.

El servicio a Él, una demostración

Aquí estaba la verdadera prueba: ¿Podría sus discípulos continuar su obra después que Él se
haya ido? En tanto que estaba con ellos, les había enseñado personalmente como servirlo
¿Podrían ellos sin su guía personal hacer una tarea tan buena como la habría hecho
teniéndolo como guía? El Señor se había asegurado que ellos alcanzaran ese punto en su
capacitación cristiana con la que podrían trabajar sin necesidad de tenerlo corporalmente.

El Gran Mandamiento

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Cristo dio a su iglesia la orden e ir a “todas las naciones y hacer discípulos de ellas”
Mt.28:19. Los discípulos debían salir al mundo a ganar a otros para que sean los mismos
que ellos eran “discípulos de Cristo”.

Orar por los obreros

Lo importante era contar con líderes. El Señor había demostrado en su propio ministerio
que las multitudes andaban como ovejas sin pastor, listas para ser reunidas. Pero sin
hombres capacitados para guiarlas ¿Cómo sería posible ganarlas? Fue así que el Señor dijo
“A la verdad la mies es mucha y los obreros pocos. Rogad pues al Señor de la mies que
envié obrero a su mies” Mt.9:37; Lc.10:2

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