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Vistos:
Indica que con fecha 8 de agosto pasado, su representada fue notificada de las referidas
multas las que ascienden a 3 U.T.M., 21 U.T.M. y 21 U.T.M., respectivamente,
excediendo en total de la suma de $1.600.000. Agrega que la resolución respectiva
consigna que el fiscalizador de la Inspección Provincial del Trabajo señor Herman
Patricio Mery Véliz, concurrió a las dependencias de su representada ubicadas en calle
Maipú Nº 784, oportunidad en que habría. procedido a constatar las siguientes supuestas
infracciones: (i) “No contener el contrato de trabajo la estipulación referida a duración y
distribución de la jornada de trabajo respecto del trabajador señor Gerardo Gatica , lo
que importaría infracción a lo dispuesto en por los artículos 10 y 477 del Código del
Trabajo; (ii) “Mantener excluido de limitación de jornada ordinaria de 45 horas
semanales al trabajador señor Gerardo Gatica, cuya naturaleza de sus servicios no
cumple con los requisitos legales establecidos en el inciso segundo del artículo 22 del
Código, del Trabajo, al no desempeñar efectivamente labores de gerente de
administrador, sin fiscalización superior inmediata lo que importaría infracción a lo
dispuesto en el artículo 22 inciso 1º del Código del Trabajo; y (iii) “No llevar
correctamente el registro de asistencia y horas trabajadas al no consignar la firma a la
hora de entrada y salida respecto del trabajador Gerardo Gatica desde 01/02/2008 al
30/07/2008 , lo que importaría infracción a lo previsto en los artículos 33 y 477 del
Código del Trabajo con relación al artículo 20 del reglamento 969 de 1993.
Hace presente, en primer lugar, que la resolución que impone las multas no ha sido
acompañada de un acta de constatación de hechos. Asimismo, indica que la referida
resolución se basa en la supuesta infracción a la norma del artículo 22 del Código del
Trabajo, referente a la exclusión de la limitación diaria de la jornada de trabajo en
atención a la naturaleza de las funciones desempeñadas por el trabajador, para lo cual los
recurridos han entrado a calificar las estipulaciones contractuales en relación al
trabajador supuestamente afectado, privándolas de valor en definitiva, para concluir que
no obstante la naturaleza de sus funciones y lo estipulado en su contrato de trabajo, no se
encontraría legalmente excluido del límite máximo de jornada ordinaria semanal. Señala
el recurrente que dicho accionar excede las atribuciones de los recurridos, pues han
invadido el ámbito privativo de conocimiento de los tribunales especializados en la
materia y al tenor de lo previsto en las letras a) y g) del artículo 470 del Código del
Trabajo (referencia que debe entenderse efectuada al artículo 420 del citado Código,
vigente para esta región) y del propio artículo 478 (referencia que debe entenderse
efectuada al artículo 505), constituyéndose en una verdadera comisión especial que
desconoce el cargo de jefatura que desempeña el mencionado trabajador, quien es jefe
de la oficina comercial, sin fiscalización superior inmediata, por lo que atendida la
naturaleza de sus funciones inclusive se encuentra facultado para representar a su
empleador en los términos del artículo 4º del Código del Trabajo, encontrándose
excluido contractual y legalmente de la limitación ordinaria de jornada de trabajo.
Señala que también se ha infringido manifiestamente el principio non bis in idem, pues
resulta improcedente ser sancionado tres veces por una misma supuesta contravención, y
observa que la resolución de multa impugnada tampoco contiene un análisis de hechos
que permitan comprender la fundamentación de la multa cursada, careciendo de los más
elementales antecedentes que permitan conocer los cargos que se le formulan. Agrega
que si bien la autoridad administrativa del trabajo está facultada para sancionar e
imponer multas a los infractores de la legislación laboral, dicha potestad está reservada
respecto de infracciones ostensibles, patentes, claras y manifiestas y debe ejercerse ante
hechos debidamente acreditados, pero no cuando la calificación jurídica que la origina es
un hecho discutido, pues en caso alguno se encuentran investidos para interpretar,
calificar y determinar el alcance de estipulaciones contractuales expresas, privándolas
inclusive de sus efectos para luego, conforme a su particular interpretación, aplicar una
sanción.
A fojas 86 rola informe evacuado por ambos recurridos, el Inspector Provincial del
Trabajo de Copiapó don Cristián Picón Miranda y el fiscalizador don Herman Mery
Véliz, quienes solicitan el rechazo del recurso intentado, con costas.
Refiere el informe que el 30 de julio de 2008, a las 12:00 horas, se visitó uno de los
locales que la empresa recurrente mantiene en Copiapó, en Maipú Nº 784, pudiendo
establecerse en dicha visita, luego de la correspondiente revisión documental y
entrevistas pertinentes, que el señor Gerardo Gatica, jefe de oficina, contractualmente
está regido por el artículo 22 del Código del Trabajo, pero sus servicios no cumplen con
los requisitos del inciso 2º de dicha norma ya que cuenta con dos jefes superiores a él:
por un lado, el jefe administrativo de la misma, señor Carlos Barrionuevo, y por otro, al
administrador regional, señor Jaime Alcaide, quienes imparten instrucciones y
obligaciones al señor Gatica, quien a su vez tiene la obligación de cumplir con un
horario de lunes a viernes de 9:00 a 13:00 horas y de 15:00 a 19:00 horas, más el día
sábado de 10:00 a 13:00 horas. Agrega que habiendo sido notificado el jefe regional de
las irregularidades en que estaban incurriendo, éste manifestó de inmediato que
corregiría las faltas y que enviaría los anexos firmados entre las partes, dando las
instrucciones al trabajador para que registrara su jornada diaria, solicitando un día para
entregar esta información por oficio. Sin embargo, continúa, el 31 de julio de 2008 la
empresa entregó al fiscalizador una carta en la cual ratifica el criterio de la
administración respecto de la aplicación del artículo 22 del Código del Trabajo para
ciertos funcionarios, motivo por el cual se cursa a la empresa multa por tres infracciones
legales: a) no contener el contrato de trabajo las cláusulas básicas legales, multa por 3
U.T.M.; b) excluir de la limitación de la jornada ordinaria sin cumplir requisitos legales,
multa por 21 U.T.M.; y c) no llevar correctamente el registro de asistencia y
determinación de las horas de trabajo, al no consignar la firma del trabajador (hora de
entrada y salida), multa por 21 U.T.M.. Posteriormente fue aportado por la empresa al
fiscalizador un anexo de contrato de trabajo entre el señor Gerardo Gatica y la empresa
empleadora en la cual puede leerse claramente como el trabajador cuenta con una
cláusula muy particular en relación a la determinación de su jornada de trabajo: mientras
en una cláusula se define cuál va a ser la distribución de su jornada diaria y con
señalamiento expreso de la cantidad de horas semanales que debe realizar, en otro
párrafo se indica que este trabajador se encuentra exceptuado de cumplir horario de
trabajo por estar afecto al inciso 2º del artículo 22 del Código del Trabajo. Se hace
presente en el informe que no se hará un análisis del fondo de las materias objeto de las
multas, por cuanto esta acción no constituye reclamo de ellas sino un cuestionamiento de
las facultades del Servicio para sancionar. Al respecto refiere que la acción impugnada
es totalmente legal y carece de rasgos arbitrarios. Señala que dicha actuación se apegó al
mandato legal vigente contenido tanto en el D.F.L. Nº 2 ley Orgánica de la Dirección del
Trabajo, como en el Código del Trabajo y demás normas constitucionales, en ejercicio
de sus facultades específicas de fiscalización laboral. Refiere doctrina judicial y cita las
normas de los artículos 1º y 23 del D.F.L. Nº 2 y 505 del Código del Trabajo, relativas a
las facultades de fiscalización, concluyendo que no puede haber ilegalidad en las
actuaciones denunciadas desde que, por una parte, existe un preciso mandato legal que
las permite, y por la otra, no aparece que se actúe fuera de los marcos razonables cuando
se fiscaliza la existencia de una obligación legal. Señala que tampoco se ha invadido
competencia del Poder Judicial ya que se ha limitado a ejercer atribuciones y potestades
privativas de naturaleza administrativa y que de seguirse el criterio de la recurrente,
estaríamos frente a un Servicio que en la práctica no podría cumplir con el mandato legal
y constitucional de fiscalizar el cumplimiento de la legislación laboral y fijar el sentido
de ésta. De esta forma, un acto administrativo fundado en criterios jurídicos y técnicos y
en ejercicio de facultades legales no puede revestir arbitrariedad. En la especie, la
resolución cuestionada se dictó luego que el fiscalizador, en uso de sus atribuciones, se
constituyó en el lugar de trabajo constatando y sancionando los hechos por él
verificados, ajustándose su actuar a las instrucciones emanadas del Servicio contenidas
en la circular Nº 88. En consecuencia, concluye que no existe amenaza, privación ni
perturbación de ninguna de las garantías constitucionales invocadas por la recurrente.
Respecto a la primera de ellas, la presunta infracción a la garantía contenida en el
artículo 19 Nº 3 incisos 4º y 5º de la Constitución Política de la República, refiere que su
obligación de actuar no puede calificarse como intromisión en funciones propiamente
jurisdiccionales, pues las multas recurridas no corresponden a actividad jurisdiccional,
como ha sido reconocido por la doctrina, pues estos actos administrativos carecen de la
eficacia de cosa juzgada y coercibilidad toda vez que siempre podrán ser revisados,
administrativa y judicialmente. En cuanto a la garantía consagrada en el Nº 21 de la
misma norma, refiere que el derecho a desarrollar cualquiera actividad económica
impone una condición para su ejercicio, cual es, el respeto de las normas legales que la
regulen, en las que se incluyen las de orden laboral que regulan la relación de la empresa
con sus trabajadores. Por último, respecto del derecho de propiedad, contenido en el Nº
24 de la norma constitucional, indica que las resoluciones de multa no han tenido como
efecto vulnerarlo, al fundarse en una actuación completamente legal y, por otro lado, no
es motivo de violación del derecho de propiedad el hecho que la Dirección del Trabajo
haya constatado que corresponde a la recurrente el cumplimiento de una obligación
legal. En sus conclusiones señala que pretendido mediante la presente acción es
impugnar el contenido de la resolución de multa Nº 6279/08/031–1/2/3 de 30 de julio de
2008, cuestión de fondo que debería ser resuelta por los Tribunales Laborales Ordinarios
y no por esta instancia procesal.
2º.– Que atendida la especial naturaleza del recurso de protección, para que pueda
prosperar, es indispensable que quien lo intente acredite la existencia de un derecho
actual que le favorezca, que esté claramente establecido y determinado y que
corresponda a uno de aquellos a que se refiere el artículo 20 de la Constitución Política
de la República.
3º.– Que igualmente, es sabido que para que el recurso de protección sea acogido, es
necesario que los hechos en que se hace consistir la arbitrariedad o ilegalidad, estén
comprobados y que con estos hechos se haya sufrido perturbación, privación o amenaza
en el ejercicio legítimo de las garantías y derechos que la Constitución asegura y, que
son los taxativamente enumerados en el artículo 20 de este cuerpo legal.
4º.– Que por el presente recurso de protección se impugna, por ilegal y arbitraria, la
resolución Nº 6279/08/31–1/2/3, que devino de la fiscalización efectuada a la empresa
Chilexpress S.A. por el funcionario de la Inspección Provincial del Trabajo de Copiapó,
señor Herman Patricio Mery Váliz, quien habría constatado las infracciones consistentes
en: 1.– “No contener el contrato de trabajo la estipulación referida a duración y
distribución de la jornada de trabajo respecto del trabajador señor Gerardo Gatica ; 2.–
“Mantener excluido de la limitación de jornada ordinaria de 45 horas semanales al
trabajador señor Gerardo Gatica, cuya naturaleza de sus servicios no cumple con los
requisitos legales establecidos en el inciso segundo del artículo 22 del Código del
Trabajo, al no desempeñar efectivamente labores de gerente de administrador, sin
fiscalización superior inmediata ; y 3.– “No llevar correctamente el registro de asistencia
y horas trabajadas al no consignar la firma a la hora de entrada y salida respecto del
trabajador Gerardo Gatica desde 01/02/2008 al 30/07/2008 , todo lo cual constituiría
infracción a lo previsto en los artículos 10, 22 inciso 1º, 33 y 477 del Código del
Trabajo, respectivamente, aplicándose por dichos conceptos multas por 3 U.T.M., 21
U.T.M. y 21 U.T.M., lo que, a juicio del recurrente, habría significado privación,
perturbación y amenaza del legítimo ejercicio de sus derechos consagrados en los
numerales 3, 21 y 24 del artículo 19 de la Constitución Política de la República, al
autoerigirse la recurrida en una comisión especial que ha desconocido el cargo de
jefatura que desempeña el trabajador, entrando a calificar las estipulaciones
contractuales privándolas de valor en definitiva, excediéndose en sus atribuciones e
invadiendo el ámbito privativo de los tribunales especializados en la materia; al coartar
la libertad para dirigir, organizar y administrar su empresa de momento que se le obliga
a modificar el régimen de contratación y las modalidades en que los trabajadores han
ejercido su función en la misma; y al aplicar multas administrativas que pretenden
gravar injusta e ilegítimamente su patrimonio.
5º.– Que de los antecedentes allegados consta que con fecha 20 de diciembre de 2007,
en el contexto de un proceso de mediación en el que participaron la empresa recurrente y
el Sindicato Nacional Interempresa de Trabajadores de Chilexpress S.A. afines y
conexas, verificado ante el Centro de Conciliación y Mediación de la Dirección
Regional del Trabajo de la VIII Región, se suscribió por los participantes un acta de
mediación que en su punto Nº 8 señala, respecto de la aplicación del artículo 22 del
Código del Trabajo, que “los trabajadores solicitan que se revise a quienes realmente se
les aplica y el resto sea modificado su contrato de trabajo, toda vez que ellos están
impedidos de cobrar horas extraordinarias, la empresa manifiesta que consultará con la
gerencia general y acuerdan que se les entregará a los trabajadores una respuesta formal
respecto a esto a más tardar la primera semana de enero 2008, donde se indicarán los
plazos y mecanismos de solución , y asimismo se deja constancia de la citación a las
partes para el día 2 de abril de 2008 a las 11:30 horas, para seguimiento. A continuación,
con fecha 2 de abril de 2008, se emitió un informe de seguimiento de acuerdos logrados
en mediación, dejándose constancia en la letra H, que lo referido al artículo 22 y su
aplicación tenía plazo de cumplimiento hasta el 30 de abril de 2008, y asimismo se
consigna en el acta respectiva que “respecto del artículo 22, según la empresa se aplica a
jefes de centros de reparto y de oficinas comerciales y centros de distribución, aun este
tema no está solucionado, pues faltan estudios respecto al resto de los trabajadores tales
como los supervisores de segundo nivel. Los trabajadores acuerdan esperar hasta el 30
de abril para su solución . Por otro lado, del documento que rola fojas 71, aparece que
por carta de 12 de junio del año en curso, el Sindicato Nacional Interempresa de
Trabajadores de Chilexpress S.A. afines y conexas solicitó a la Directora Nacional del
Trabajo una fiscalización nacional, por incumplimiento por parte de la recurrente del
artículo 22 del Código del Trabajo, al haberse excluido indebidamente a diversos
trabajadores de la limitación horaria, aludiendo que en el proceso de mediación se dejó
constancia del compromiso de la empresa de resolver esta irregularidad con jefes de
oficina, jefes de centros de distribución y jefes de centro de reparto, lo que a esa fecha
aún no ocurría. De esta forma, por oficio Nº 1621 de 2 de julio de 2008, rolante a fojas
75, emanado del Subjefe del Departamento Inspección de la Dirección del Trabajo, se
instruye a la Inspección Provincial del Trabajo de Copiapó activar procedimiento de
fiscalización respecto de la empresa recurrente, indicándose como materia a fiscalizar
precisamente, entre otras, la relativa a la aplicación del artículo 22 del Código del
Trabajo conforme a acuerdos establecidos en el acta de mediación. En esa virtud, consta
que con fecha 30 de julio de 2008 se notificó al jefe de oficina, señor Gerardo Gatica
Cabezas, el inicio de la fiscalización, extendiéndose con esa misma fecha acta de
entrevista y revisión documental, acta de hechos constatados relativos a condiciones de
salud y seguridad básicas en los lugares de trabajo e informe de fiscalización, suscritos
por el fiscalizador Herman Patricio Mery Véliz. En la hoja de desarrollo del último de
los documentos mencionados, el fiscalizador actuante indica que “de la revisión y
entrevistas se detectó que el señor Gerardo Gatica, jefe de oficina, está regido según
artículo 22, cuyos servicios no cumplen con los requisitos según el inciso segundo, ya
que cuenta con dos jefes superiores el jefe administrativo y el administrador regional y
agrega que “al indicarle a la empresa sobre esta irregularidad el señor Jaime Alcaide jefe
regional de operaciones, en forma inmediata manifestó que corregirá y que enviará los
anexos de trabajo firmando entre partes con la modificación de la cláusula de jornada de
trabajo y dando instrucción al trabajador de registrar su jornada diaria, solicitando un
tiempo de 1 día para entregar esta documentación por oficio , dejándose igualmente
constancia que el 31 de julio de 2008 la empresa entregó una carta, la que rola a fojas
84, donde indica que ratifica el criterio de la administración respecto de aplicar el
artículo 22 del Código del Trabajo, contradiciendo el compromiso sostenido durante la
fiscalización. Por último, consta la resolución de multa a que se refiere el fundamento 4º
precedente y anexo del contrato de trabajo de fecha 1 de septiembre de 2005, del
trabajador Gerardo Gatica Cabezas en que consta el pacto de modificación de la jornada
de trabajo, consignándose que a modo referencia está obligado a cumplir una jornada
efectiva de trabajo de 42:30 horas semanales, distribuidas de lunes a viernes de 9:00 a
13:00 horas y de 15:00 a 19:00 horas, más el día sábado de 10:00 a 12:30 horas, y que
no obstante lo anterior, atendida la naturaleza de los servicios que el trabajador está
obligado a ejecutar y por no estar sujeto a fiscalización superior inmediata, quedará
excluido de la limitación de jornada ordinaria de trabajo en conformidad a lo previsto en
el artículo 22 del Código del Trabajo, quedando eximido de la obligación de registrar su
asistencia en el libro o reloj control respectivo, y no tendrá derecho a pago por concepto
de horas extraordinarias.
6º.– Que es posible advertir, de los antecedentes acopiados por la Inspección del Trabajo
con ocasión de la fiscalización efectuada a la recurrente, que dicha autoridad
administrativa procedió a aplicar las multas materia de la presente acción constitucional,
por estimar que en la especie no concurrían los requisitos previstos por el inciso 2º del
artículo 22 del Código del Trabajo respecto del trabajador Gerardo Gatica Cabezas, para
ser excluido de la limitación de la jornada ordinaria laboral, atendiendo para ello a la
contradicción manifiesta de las cláusulas que sobre el particular se contienen en su
contrato de trabajo y anexos y la situación en que dicho trabajador desempeña
efectivamente sus funciones –con fiscalización superior–, irregularidad que incluso,
puesta en conocimiento del Jefe Regional de la empresa, señor Jaime Alcaide, se
comprometió a subsanar en forma inmediata, manifestando al fiscalizador que enviará
los anexos de trabajo con la modificación de la cláusula de jornada de trabajo y dando
instrucción al trabajador de registrar su jornada diaria, lo que finalmente no hizo –todo
lo cual, además, no fue rebatido en estrados–, aplicándose la sanción de multa aparejada
a cada una de las infracciones constatadas.
7.– Que en este caso, en relación a los argumentos sostenidos por la recurrente, cabe
señalar que la Constitución Política del Estado, al establecer las garantías o derechos de
las personas, se ocupa de precisar que corresponderá siempre a la ley, determinar la
forma en que se ejercen esos derechos. Así por ejemplo, al referirse al “desarrollo de
cualquier actividad económica o libre emprendimiento, contemplado en el Nº 21 del
artículo 19, señala que él mismo ha de respetar las “normas legales que lo regulan .
Sobre el derecho de propiedad, parte señalando que “sólo la ley puede establecer el
modo de adquirir, de usar, gozar y disponer de ella... , como también, “las limitaciones y
obligaciones que deriven de su función social. A su turno, y respecto de la tercera
garantía invocada, “la igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos , el Nº 3
del artículo 19, hace referencia a la ley a todo lo largo del texto que la contiene,
insistiendo una y otra vez en la función de determinar la forma en que se hace efectiva
esta garantía, en las diversas circunstancias que se mencionan. Así pues, no cabe duda
que compete a la ley configurar las referidas garantías, fijando procedimientos, estatutos,
limitaciones, prohibiciones y cuanto sea necesario para hacer posible el ejercicio
equilibrado y razonable de las garantías que se reconocen a todas las personas,
incluyendo por cierto sanciones, cuando ello resulta necesario a las relaciones jurídicas o
sociales. Con todo y de manera indubitable, este principio queda de manifiesto en el Nº
26, del artículo 19 de la misma Constitución, en cuanto consagra la seguridad, para las
personas, de que “los preceptos legales que por mandato de la norma fundamental –
destacamos aquí, que se extiende la función configuradora de la ley a todos los
derechos– “regulen o complementen las garantías enumerada precedentemente, no
podrán en modo alguno, afectar estos derechos en su esencia. Estableciendo así,
expresamente, que esa función, la de dar forma, complementar y regular, las garantías de
las personas, es una tarea que la propia Constitución asigna íntegramente a la ley.
8.– Que, a su turno, diversos cuerpos legales han dado origen a las reglas a que ha de
ajustarse el ejercicio de los derechos fundamentales, así el libre emprendimiento ha de
someterse, por ejemplo, a normas tributarias y el de propiedad, también por vía
ejemplar, a las normas civiles, sin que en uno u otro caso pueda sospecharse vulneración
del artículo 7º de la Constitución Política del Estado. En el caso de los derechos
laborales, se han establecido diversas leyes para fijar su contenido, particularmente
mediante el Código del Trabajo y, al mismo tiempo, en ese mismo cuerpo legal y en
otros, como el D.F.L. Nº 2, de 1967, el legislador ha normado su cumplimiento y
fiscalización, de acuerdo al mandato constitucional, entregando facultades y calidades
especiales a los Inspectores del Trabajo.
9º.– Que, en tales condiciones, y atendidas las facultades que el D.F.L. 2 de 1967 y
artículos 505 y siguientes del Código del Trabajo vigente para la Región de Atacama, le
otorgan a la referida autoridad para fiscalizar la aplicación de la ley laboral, esto es,
constatar hechos que infringen dichas normas y aplicar las sanciones correspondientes,
debe convenirse que en el ejercicio de la misma, está igualmente facultada para calificar
jurídicamente tales hechos a objeto de discernir precisamente si éstos se adecuan o no a
la referida normativa, por constituir esta actividad parte integrante e inseparable de
aquélla, la que en definitiva sirve de fundamento a la decisión de sanción, a tal extremo
que no puede sostenerse que exista facultad de fiscalizar el cumplimiento de normas
legales sin que, correlativamente, se reconozca al ente fiscalizador la facultad de
apreciar cómo los hechos observados se apegan o se apartan de dicha normativa. En la
especie, dicha infracción, como se expresó, apareció de manifiesto al constatarse por el
fiscalizador actuante la incompatibilidad de las cláusulas contractuales que regían al
trabajador Gerardo Gatica Cabezas, contrastadas con la situación de hecho observada y
la normativa laboral aplicable, determinando la existencia de las infracciones de las que
se dejó constancia en la resolución cuestionada, por cuya causa aplicó la multa
correspondiente a cada una de ellas.
10.– Que, a mayor abundamiento, las referidas atribuciones, en este caso y a juicio de
esta Corte, se han ejercicio con prudencia y tras agotar diversas instancias previas, como
la mediación entre el sindicado y la empresa, las visitas de fiscalización del
cumplimiento de los acuerdos e incluso, los plazos adicionales solicitados por el
representante local de la propia recurrente.
Regístrese y archívese.
Pronunciado por los Ministros Titulares señores Francisco Sandoval Quappe y Dinko
Franulic Cetinic y el Abogado Integrante señor Roberto Chacón Gutiérrez.
Rol Nº 270–2008.
Vistos:
Primero: Que el artículo 2º del Código del Trabajo, junto con reconocer la función social
que cumple el trabajo, otorga al Estado la misión de amparar al trabajador en su derecho
a elegir libremente su empleo y, también, la de velar por el cumplimiento de las normas
que regulan la prestación de los servicios, labor esta última que corresponde cautelar, en
representación del Estado, a la Dirección del Trabajo, y en cuya virtud –especialmente
en lo que al presente recurso interesa– ésta debe fiscalizar la aplicación de la ley laboral;
Segundo: Que, sin embargo, tales facultades deben ejercerse sólo cuando dicho servicio
se encuentre frente a situaciones de infracción a las normas laborales, o sea, cuando con
su actividad de fiscalización se sorprendan ilegalidades claras, precisas y determinadas
que le compete sancionar;
Quinto: Que según aparece de la copia del contrato de trabajo que se encuentra agregado
a este recurso, se acordó la exclusión de la limitación horaria de la jornada de trabajo al
trabajador a que se refiere la resolución impugnada, por realizar sus funciones sin
fiscalización superior inmediata;
Acordada contra el voto de los Ministros señores Pierry y Brito, quienes estuvieron por
confirmar la referida sentencia en virtud de sus propios fundamentos.
Regístrese y devuélvase.
Pronunciado por la Tercera Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros
señores Adalis Oyarzún, Héctor Carreño, Pedro Pierry, señora Sonia Araneda y señor
Haroldo Brito. Santiago, 26 de enero, de 2009.
Autorizada por la Secretaria Subrogante de esta Corte señora Carola Herrera Brummer.
Rol Nº 7.430–2008.
Vistos:
Indica que con fecha 8 de agosto pasado, su representada fue notificada de las referidas
multas las que ascienden a 3 U.T.M., 21 U.T.M. y 21 U.T.M., respectivamente,
excediendo en total de la suma de $1.600.000. Agrega que la resolución respectiva
consigna que el fiscalizador de la Inspección Provincial del Trabajo señor Herman
Patricio Mery Véliz, concurrió a las dependencias de su representada ubicadas en calle
Maipú Nº 784, oportunidad en que habría. procedido a constatar las siguientes supuestas
infracciones: (i) “No contener el contrato de trabajo la estipulación referida a duración y
distribución de la jornada de trabajo respecto del trabajador señor Gerardo Gatica , lo
que importaría infracción a lo dispuesto en por los artículos 10 y 477 del Código del
Trabajo; (ii) “Mantener excluido de limitación de jornada ordinaria de 45 horas
semanales al trabajador señor Gerardo Gatica, cuya naturaleza de sus servicios no
cumple con los requisitos legales establecidos en el inciso segundo del artículo 22 del
Código, del Trabajo, al no desempeñar efectivamente labores de gerente de
administrador, sin fiscalización superior inmediata lo que importaría infracción a lo
dispuesto en el artículo 22 inciso 1º del Código del Trabajo; y (iii) “No llevar
correctamente el registro de asistencia y horas trabajadas al no consignar la firma a la
hora de entrada y salida respecto del trabajador Gerardo Gatica desde 01/02/2008 al
30/07/2008 , lo que importaría infracción a lo previsto en los artículos 33 y 477 del
Código del Trabajo con relación al artículo 20 del reglamento 969 de 1993.
Hace presente, en primer lugar, que la resolución que impone las multas no ha sido
acompañada de un acta de constatación de hechos. Asimismo, indica que la referida
resolución se basa en la supuesta infracción a la norma del artículo 22 del Código del
Trabajo, referente a la exclusión de la limitación diaria de la jornada de trabajo en
atención a la naturaleza de las funciones desempeñadas por el trabajador, para lo cual los
recurridos han entrado a calificar las estipulaciones contractuales en relación al
trabajador supuestamente afectado, privándolas de valor en definitiva, para concluir que
no obstante la naturaleza de sus funciones y lo estipulado en su contrato de trabajo, no se
encontraría legalmente excluido del límite máximo de jornada ordinaria semanal. Señala
el recurrente que dicho accionar excede las atribuciones de los recurridos, pues han
invadido el ámbito privativo de conocimiento de los tribunales especializados en la
materia y al tenor de lo previsto en las letras a) y g) del artículo 470 del Código del
Trabajo (referencia que debe entenderse efectuada al artículo 420 del citado Código,
vigente para esta región) y del propio artículo 478 (referencia que debe entenderse
efectuada al artículo 505), constituyéndose en una verdadera comisión especial que
desconoce el cargo de jefatura que desempeña el mencionado trabajador, quien es jefe
de la oficina comercial, sin fiscalización superior inmediata, por lo que atendida la
naturaleza de sus funciones inclusive se encuentra facultado para representar a su
empleador en los términos del artículo 4º del Código del Trabajo, encontrándose
excluido contractual y legalmente de la limitación ordinaria de jornada de trabajo.
Señala que también se ha infringido manifiestamente el principio non bis in idem, pues
resulta improcedente ser sancionado tres veces por una misma supuesta contravención, y
observa que la resolución de multa impugnada tampoco contiene un análisis de hechos
que permitan comprender la fundamentación de la multa cursada, careciendo de los más
elementales antecedentes que permitan conocer los cargos que se le formulan. Agrega
que si bien la autoridad administrativa del trabajo está facultada para sancionar e
imponer multas a los infractores de la legislación laboral, dicha potestad está reservada
respecto de infracciones ostensibles, patentes, claras y manifiestas y debe ejercerse ante
hechos debidamente acreditados, pero no cuando la calificación jurídica que la origina es
un hecho discutido, pues en caso alguno se encuentran investidos para interpretar,
calificar y determinar el alcance de estipulaciones contractuales expresas, privándolas
inclusive de sus efectos para luego, conforme a su particular interpretación, aplicar una
sanción.
A fojas 86 rola informe evacuado por ambos recurridos, el Inspector Provincial del
Trabajo de Copiapó don Cristián Picón Miranda y el fiscalizador don Herman Mery
Véliz, quienes solicitan el rechazo del recurso intentado, con costas.
Refiere el informe que el 30 de julio de 2008, a las 12:00 horas, se visitó uno de los
locales que la empresa recurrente mantiene en Copiapó, en Maipú Nº 784, pudiendo
establecerse en dicha visita, luego de la correspondiente revisión documental y
entrevistas pertinentes, que el señor Gerardo Gatica, jefe de oficina, contractualmente
está regido por el artículo 22 del Código del Trabajo, pero sus servicios no cumplen con
los requisitos del inciso 2º de dicha norma ya que cuenta con dos jefes superiores a él:
por un lado, el jefe administrativo de la misma, señor Carlos Barrionuevo, y por otro, al
administrador regional, señor Jaime Alcaide, quienes imparten instrucciones y
obligaciones al señor Gatica, quien a su vez tiene la obligación de cumplir con un
horario de lunes a viernes de 9:00 a 13:00 horas y de 15:00 a 19:00 horas, más el día
sábado de 10:00 a 13:00 horas. Agrega que habiendo sido notificado el jefe regional de
las irregularidades en que estaban incurriendo, éste manifestó de inmediato que
corregiría las faltas y que enviaría los anexos firmados entre las partes, dando las
instrucciones al trabajador para que registrara su jornada diaria, solicitando un día para
entregar esta información por oficio. Sin embargo, continúa, el 31 de julio de 2008 la
empresa entregó al fiscalizador una carta en la cual ratifica el criterio de la
administración respecto de la aplicación del artículo 22 del Código del Trabajo para
ciertos funcionarios, motivo por el cual se cursa a la empresa multa por tres infracciones
legales: a) no contener el contrato de trabajo las cláusulas básicas legales, multa por 3
U.T.M.; b) excluir de la limitación de la jornada ordinaria sin cumplir requisitos legales,
multa por 21 U.T.M.; y c) no llevar correctamente el registro de asistencia y
determinación de las horas de trabajo, al no consignar la firma del trabajador (hora de
entrada y salida), multa por 21 U.T.M.. Posteriormente fue aportado por la empresa al
fiscalizador un anexo de contrato de trabajo entre el señor Gerardo Gatica y la empresa
empleadora en la cual puede leerse claramente como el trabajador cuenta con una
cláusula muy particular en relación a la determinación de su jornada de trabajo: mientras
en una cláusula se define cuál va a ser la distribución de su jornada diaria y con
señalamiento expreso de la cantidad de horas semanales que debe realizar, en otro
párrafo se indica que este trabajador se encuentra exceptuado de cumplir horario de
trabajo por estar afecto al inciso 2º del artículo 22 del Código del Trabajo. Se hace
presente en el informe que no se hará un análisis del fondo de las materias objeto de las
multas, por cuanto esta acción no constituye reclamo de ellas sino un cuestionamiento de
las facultades del Servicio para sancionar. Al respecto refiere que la acción impugnada
es totalmente legal y carece de rasgos arbitrarios. Señala que dicha actuación se apegó al
mandato legal vigente contenido tanto en el D.F.L. Nº 2 ley Orgánica de la Dirección del
Trabajo, como en el Código del Trabajo y demás normas constitucionales, en ejercicio
de sus facultades específicas de fiscalización laboral. Refiere doctrina judicial y cita las
normas de los artículos 1º y 23 del D.F.L. Nº 2 y 505 del Código del Trabajo, relativas a
las facultades de fiscalización, concluyendo que no puede haber ilegalidad en las
actuaciones denunciadas desde que, por una parte, existe un preciso mandato legal que
las permite, y por la otra, no aparece que se actúe fuera de los marcos razonables cuando
se fiscaliza la existencia de una obligación legal. Señala que tampoco se ha invadido
competencia del Poder Judicial ya que se ha limitado a ejercer atribuciones y potestades
privativas de naturaleza administrativa y que de seguirse el criterio de la recurrente,
estaríamos frente a un Servicio que en la práctica no podría cumplir con el mandato legal
y constitucional de fiscalizar el cumplimiento de la legislación laboral y fijar el sentido
de ésta. De esta forma, un acto administrativo fundado en criterios jurídicos y técnicos y
en ejercicio de facultades legales no puede revestir arbitrariedad. En la especie, la
resolución cuestionada se dictó luego que el fiscalizador, en uso de sus atribuciones, se
constituyó en el lugar de trabajo constatando y sancionando los hechos por él
verificados, ajustándose su actuar a las instrucciones emanadas del Servicio contenidas
en la circular Nº 88. En consecuencia, concluye que no existe amenaza, privación ni
perturbación de ninguna de las garantías constitucionales invocadas por la recurrente.
Respecto a la primera de ellas, la presunta infracción a la garantía contenida en el
artículo 19 Nº 3 incisos 4º y 5º de la Constitución Política de la República, refiere que su
obligación de actuar no puede calificarse como intromisión en funciones propiamente
jurisdiccionales, pues las multas recurridas no corresponden a actividad jurisdiccional,
como ha sido reconocido por la doctrina, pues estos actos administrativos carecen de la
eficacia de cosa juzgada y coercibilidad toda vez que siempre podrán ser revisados,
administrativa y judicialmente. En cuanto a la garantía consagrada en el Nº 21 de la
misma norma, refiere que el derecho a desarrollar cualquiera actividad económica
impone una condición para su ejercicio, cual es, el respeto de las normas legales que la
regulen, en las que se incluyen las de orden laboral que regulan la relación de la empresa
con sus trabajadores. Por último, respecto del derecho de propiedad, contenido en el Nº
24 de la norma constitucional, indica que las resoluciones de multa no han tenido como
efecto vulnerarlo, al fundarse en una actuación completamente legal y, por otro lado, no
es motivo de violación del derecho de propiedad el hecho que la Dirección del Trabajo
haya constatado que corresponde a la recurrente el cumplimiento de una obligación
legal. En sus conclusiones señala que pretendido mediante la presente acción es
impugnar el contenido de la resolución de multa Nº 6279/08/031–1/2/3 de 30 de julio de
2008, cuestión de fondo que debería ser resuelta por los Tribunales Laborales Ordinarios
y no por esta instancia procesal.
2º.– Que atendida la especial naturaleza del recurso de protección, para que pueda
prosperar, es indispensable que quien lo intente acredite la existencia de un derecho
actual que le favorezca, que esté claramente establecido y determinado y que
corresponda a uno de aquellos a que se refiere el artículo 20 de la Constitución Política
de la República.
3º.– Que igualmente, es sabido que para que el recurso de protección sea acogido, es
necesario que los hechos en que se hace consistir la arbitrariedad o ilegalidad, estén
comprobados y que con estos hechos se haya sufrido perturbación, privación o amenaza
en el ejercicio legítimo de las garantías y derechos que la Constitución asegura y, que
son los taxativamente enumerados en el artículo 20 de este cuerpo legal.
4º.– Que por el presente recurso de protección se impugna, por ilegal y arbitraria, la
resolución Nº 6279/08/31–1/2/3, que devino de la fiscalización efectuada a la empresa
Chilexpress S.A. por el funcionario de la Inspección Provincial del Trabajo de Copiapó,
señor Herman Patricio Mery Váliz, quien habría constatado las infracciones consistentes
en: 1.– “No contener el contrato de trabajo la estipulación referida a duración y
distribución de la jornada de trabajo respecto del trabajador señor Gerardo Gatica ; 2.–
“Mantener excluido de la limitación de jornada ordinaria de 45 horas semanales al
trabajador señor Gerardo Gatica, cuya naturaleza de sus servicios no cumple con los
requisitos legales establecidos en el inciso segundo del artículo 22 del Código del
Trabajo, al no desempeñar efectivamente labores de gerente de administrador, sin
fiscalización superior inmediata ; y 3.– “No llevar correctamente el registro de asistencia
y horas trabajadas al no consignar la firma a la hora de entrada y salida respecto del
trabajador Gerardo Gatica desde 01/02/2008 al 30/07/2008 , todo lo cual constituiría
infracción a lo previsto en los artículos 10, 22 inciso 1º, 33 y 477 del Código del
Trabajo, respectivamente, aplicándose por dichos conceptos multas por 3 U.T.M., 21
U.T.M. y 21 U.T.M., lo que, a juicio del recurrente, habría significado privación,
perturbación y amenaza del legítimo ejercicio de sus derechos consagrados en los
numerales 3, 21 y 24 del artículo 19 de la Constitución Política de la República, al
autoerigirse la recurrida en una comisión especial que ha desconocido el cargo de
jefatura que desempeña el trabajador, entrando a calificar las estipulaciones
contractuales privándolas de valor en definitiva, excediéndose en sus atribuciones e
invadiendo el ámbito privativo de los tribunales especializados en la materia; al coartar
la libertad para dirigir, organizar y administrar su empresa de momento que se le obliga
a modificar el régimen de contratación y las modalidades en que los trabajadores han
ejercido su función en la misma; y al aplicar multas administrativas que pretenden
gravar injusta e ilegítimamente su patrimonio.
5º.– Que de los antecedentes allegados consta que con fecha 20 de diciembre de 2007,
en el contexto de un proceso de mediación en el que participaron la empresa recurrente y
el Sindicato Nacional Interempresa de Trabajadores de Chilexpress S.A. afines y
conexas, verificado ante el Centro de Conciliación y Mediación de la Dirección
Regional del Trabajo de la VIII Región, se suscribió por los participantes un acta de
mediación que en su punto Nº 8 señala, respecto de la aplicación del artículo 22 del
Código del Trabajo, que “los trabajadores solicitan que se revise a quienes realmente se
les aplica y el resto sea modificado su contrato de trabajo, toda vez que ellos están
impedidos de cobrar horas extraordinarias, la empresa manifiesta que consultará con la
gerencia general y acuerdan que se les entregará a los trabajadores una respuesta formal
respecto a esto a más tardar la primera semana de enero 2008, donde se indicarán los
plazos y mecanismos de solución , y asimismo se deja constancia de la citación a las
partes para el día 2 de abril de 2008 a las 11:30 horas, para seguimiento. A continuación,
con fecha 2 de abril de 2008, se emitió un informe de seguimiento de acuerdos logrados
en mediación, dejándose constancia en la letra H, que lo referido al artículo 22 y su
aplicación tenía plazo de cumplimiento hasta el 30 de abril de 2008, y asimismo se
consigna en el acta respectiva que “respecto del artículo 22, según la empresa se aplica a
jefes de centros de reparto y de oficinas comerciales y centros de distribución, aun este
tema no está solucionado, pues faltan estudios respecto al resto de los trabajadores tales
como los supervisores de segundo nivel. Los trabajadores acuerdan esperar hasta el 30
de abril para su solución . Por otro lado, del documento que rola fojas 71, aparece que
por carta de 12 de junio del año en curso, el Sindicato Nacional Interempresa de
Trabajadores de Chilexpress S.A. afines y conexas solicitó a la Directora Nacional del
Trabajo una fiscalización nacional, por incumplimiento por parte de la recurrente del
artículo 22 del Código del Trabajo, al haberse excluido indebidamente a diversos
trabajadores de la limitación horaria, aludiendo que en el proceso de mediación se dejó
constancia del compromiso de la empresa de resolver esta irregularidad con jefes de
oficina, jefes de centros de distribución y jefes de centro de reparto, lo que a esa fecha
aún no ocurría. De esta forma, por oficio Nº 1621 de 2 de julio de 2008, rolante a fojas
75, emanado del Subjefe del Departamento Inspección de la Dirección del Trabajo, se
instruye a la Inspección Provincial del Trabajo de Copiapó activar procedimiento de
fiscalización respecto de la empresa recurrente, indicándose como materia a fiscalizar
precisamente, entre otras, la relativa a la aplicación del artículo 22 del Código del
Trabajo conforme a acuerdos establecidos en el acta de mediación. En esa virtud, consta
que con fecha 30 de julio de 2008 se notificó al jefe de oficina, señor Gerardo Gatica
Cabezas, el inicio de la fiscalización, extendiéndose con esa misma fecha acta de
entrevista y revisión documental, acta de hechos constatados relativos a condiciones de
salud y seguridad básicas en los lugares de trabajo e informe de fiscalización, suscritos
por el fiscalizador Herman Patricio Mery Véliz. En la hoja de desarrollo del último de
los documentos mencionados, el fiscalizador actuante indica que “de la revisión y
entrevistas se detectó que el señor Gerardo Gatica, jefe de oficina, está regido según
artículo 22, cuyos servicios no cumplen con los requisitos según el inciso segundo, ya
que cuenta con dos jefes superiores el jefe administrativo y el administrador regional y
agrega que “al indicarle a la empresa sobre esta irregularidad el señor Jaime Alcaide jefe
regional de operaciones, en forma inmediata manifestó que corregirá y que enviará los
anexos de trabajo firmando entre partes con la modificación de la cláusula de jornada de
trabajo y dando instrucción al trabajador de registrar su jornada diaria, solicitando un
tiempo de 1 día para entregar esta documentación por oficio , dejándose igualmente
constancia que el 31 de julio de 2008 la empresa entregó una carta, la que rola a fojas
84, donde indica que ratifica el criterio de la administración respecto de aplicar el
artículo 22 del Código del Trabajo, contradiciendo el compromiso sostenido durante la
fiscalización. Por último, consta la resolución de multa a que se refiere el fundamento 4º
precedente y anexo del contrato de trabajo de fecha 1 de septiembre de 2005, del
trabajador Gerardo Gatica Cabezas en que consta el pacto de modificación de la jornada
de trabajo, consignándose que a modo referencia está obligado a cumplir una jornada
efectiva de trabajo de 42:30 horas semanales, distribuidas de lunes a viernes de 9:00 a
13:00 horas y de 15:00 a 19:00 horas, más el día sábado de 10:00 a 12:30 horas, y que
no obstante lo anterior, atendida la naturaleza de los servicios que el trabajador está
obligado a ejecutar y por no estar sujeto a fiscalización superior inmediata, quedará
excluido de la limitación de jornada ordinaria de trabajo en conformidad a lo previsto en
el artículo 22 del Código del Trabajo, quedando eximido de la obligación de registrar su
asistencia en el libro o reloj control respectivo, y no tendrá derecho a pago por concepto
de horas extraordinarias.
6º.– Que es posible advertir, de los antecedentes acopiados por la Inspección del Trabajo
con ocasión de la fiscalización efectuada a la recurrente, que dicha autoridad
administrativa procedió a aplicar las multas materia de la presente acción constitucional,
por estimar que en la especie no concurrían los requisitos previstos por el inciso 2º del
artículo 22 del Código del Trabajo respecto del trabajador Gerardo Gatica Cabezas, para
ser excluido de la limitación de la jornada ordinaria laboral, atendiendo para ello a la
contradicción manifiesta de las cláusulas que sobre el particular se contienen en su
contrato de trabajo y anexos y la situación en que dicho trabajador desempeña
efectivamente sus funciones –con fiscalización superior–, irregularidad que incluso,
puesta en conocimiento del Jefe Regional de la empresa, señor Jaime Alcaide, se
comprometió a subsanar en forma inmediata, manifestando al fiscalizador que enviará
los anexos de trabajo con la modificación de la cláusula de jornada de trabajo y dando
instrucción al trabajador de registrar su jornada diaria, lo que finalmente no hizo –todo
lo cual, además, no fue rebatido en estrados–, aplicándose la sanción de multa aparejada
a cada una de las infracciones constatadas.
7.– Que en este caso, en relación a los argumentos sostenidos por la recurrente, cabe
señalar que la Constitución Política del Estado, al establecer las garantías o derechos de
las personas, se ocupa de precisar que corresponderá siempre a la ley, determinar la
forma en que se ejercen esos derechos. Así por ejemplo, al referirse al “desarrollo de
cualquier actividad económica o libre emprendimiento, contemplado en el Nº 21 del
artículo 19, señala que él mismo ha de respetar las “normas legales que lo regulan .
Sobre el derecho de propiedad, parte señalando que “sólo la ley puede establecer el
modo de adquirir, de usar, gozar y disponer de ella... , como también, “las limitaciones y
obligaciones que deriven de su función social. A su turno, y respecto de la tercera
garantía invocada, “la igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos , el Nº 3
del artículo 19, hace referencia a la ley a todo lo largo del texto que la contiene,
insistiendo una y otra vez en la función de determinar la forma en que se hace efectiva
esta garantía, en las diversas circunstancias que se mencionan. Así pues, no cabe duda
que compete a la ley configurar las referidas garantías, fijando procedimientos, estatutos,
limitaciones, prohibiciones y cuanto sea necesario para hacer posible el ejercicio
equilibrado y razonable de las garantías que se reconocen a todas las personas,
incluyendo por cierto sanciones, cuando ello resulta necesario a las relaciones jurídicas o
sociales. Con todo y de manera indubitable, este principio queda de manifiesto en el Nº
26, del artículo 19 de la misma Constitución, en cuanto consagra la seguridad, para las
personas, de que “los preceptos legales que por mandato de la norma fundamental –
destacamos aquí, que se extiende la función configuradora de la ley a todos los
derechos– “regulen o complementen las garantías enumerada precedentemente, no
podrán en modo alguno, afectar estos derechos en su esencia. Estableciendo así,
expresamente, que esa función, la de dar forma, complementar y regular, las garantías de
las personas, es una tarea que la propia Constitución asigna íntegramente a la ley.
8.– Que, a su turno, diversos cuerpos legales han dado origen a las reglas a que ha de
ajustarse el ejercicio de los derechos fundamentales, así el libre emprendimiento ha de
someterse, por ejemplo, a normas tributarias y el de propiedad, también por vía
ejemplar, a las normas civiles, sin que en uno u otro caso pueda sospecharse vulneración
del artículo 7º de la Constitución Política del Estado. En el caso de los derechos
laborales, se han establecido diversas leyes para fijar su contenido, particularmente
mediante el Código del Trabajo y, al mismo tiempo, en ese mismo cuerpo legal y en
otros, como el D.F.L. Nº 2, de 1967, el legislador ha normado su cumplimiento y
fiscalización, de acuerdo al mandato constitucional, entregando facultades y calidades
especiales a los Inspectores del Trabajo.
9º.– Que, en tales condiciones, y atendidas las facultades que el D.F.L. 2 de 1967 y
artículos 505 y siguientes del Código del Trabajo vigente para la Región de Atacama, le
otorgan a la referida autoridad para fiscalizar la aplicación de la ley laboral, esto es,
constatar hechos que infringen dichas normas y aplicar las sanciones correspondientes,
debe convenirse que en el ejercicio de la misma, está igualmente facultada para calificar
jurídicamente tales hechos a objeto de discernir precisamente si éstos se adecuan o no a
la referida normativa, por constituir esta actividad parte integrante e inseparable de
aquélla, la que en definitiva sirve de fundamento a la decisión de sanción, a tal extremo
que no puede sostenerse que exista facultad de fiscalizar el cumplimiento de normas
legales sin que, correlativamente, se reconozca al ente fiscalizador la facultad de
apreciar cómo los hechos observados se apegan o se apartan de dicha normativa. En la
especie, dicha infracción, como se expresó, apareció de manifiesto al constatarse por el
fiscalizador actuante la incompatibilidad de las cláusulas contractuales que regían al
trabajador Gerardo Gatica Cabezas, contrastadas con la situación de hecho observada y
la normativa laboral aplicable, determinando la existencia de las infracciones de las que
se dejó constancia en la resolución cuestionada, por cuya causa aplicó la multa
correspondiente a cada una de ellas.
10.– Que, a mayor abundamiento, las referidas atribuciones, en este caso y a juicio de
esta Corte, se han ejercicio con prudencia y tras agotar diversas instancias previas, como
la mediación entre el sindicado y la empresa, las visitas de fiscalización del
cumplimiento de los acuerdos e incluso, los plazos adicionales solicitados por el
representante local de la propia recurrente.
Regístrese y archívese.
Pronunciado por los Ministros Titulares señores Francisco Sandoval Quappe y Dinko
Franulic Cetinic y el Abogado Integrante señor Roberto Chacón Gutiérrez.
Vistos:
Primero: Que el artículo 2º del Código del Trabajo, junto con reconocer la función social
que cumple el trabajo, otorga al Estado la misión de amparar al trabajador en su derecho
a elegir libremente su empleo y, también, la de velar por el cumplimiento de las normas
que regulan la prestación de los servicios, labor esta última que corresponde cautelar, en
representación del Estado, a la Dirección del Trabajo, y en cuya virtud –especialmente
en lo que al presente recurso interesa– ésta debe fiscalizar la aplicación de la ley laboral;
Segundo: Que, sin embargo, tales facultades deben ejercerse sólo cuando dicho servicio
se encuentre frente a situaciones de infracción a las normas laborales, o sea, cuando con
su actividad de fiscalización se sorprendan ilegalidades claras, precisas y determinadas
que le compete sancionar;
Quinto: Que según aparece de la copia del contrato de trabajo que se encuentra agregado
a este recurso, se acordó la exclusión de la limitación horaria de la jornada de trabajo al
trabajador a que se refiere la resolución impugnada, por realizar sus funciones sin
fiscalización superior inmediata;
Acordada contra el voto de los Ministros señores Pierry y Brito, quienes estuvieron por
confirmar la referida sentencia en virtud de sus propios fundamentos.
Regístrese y devuélvase.
Pronunciado por la Tercera Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros
señores Adalis Oyarzún, Héctor Carreño, Pedro Pierry, señora Sonia Araneda y señor
Haroldo Brito. Santiago, 26 de enero, de 2009.
Autorizada por la Secretaria Subrogante de esta Corte señora Carola Herrera Brummer.
Rol Nº 7.430–2008.
Sin embargo, tales facultades deben ejercerse sólo cuando dicho servicio se encuentre
frente a situaciones de infracción a las normas laborales, o sea, cuando con su actividad
de fiscalización se sorprendan ilegalidades claras, precisas y determinadas;
II.- Si la Inspección se pronuncia sobre la estructura jurídica societaria de dos empresas
privadas y la relación existente entre éstas y sus trabajadores, decidiendo sobre vínculos
laborales, dicha decisión no corresponde porque es una cuestión que se encuentra al
margen de las facultades conferidas a la Inspección del Trabajo, la que debe ser resuelta
por la judicatura especial que conoce de estos asuntos
III.- (Voto disidente) La Inspección del Trabajo como la autoridad administrativa, está
facultada para calificar jurídicamente los hechos, siendo esto parte de su actividad
administrativa. En efecto, es precisamente dicha calificación jurídica la que es
indispensable para el ejercicio de esa actividad, en particular para la sanción
administrativa, por lo que, en consecuencia, no existe garantía constitucional alguna que
pueda protegerse por la presente vía, ya que la Inspección del Trabajo de que se trata no
ha actuado como comisión especial sino en el desempeño de una actividad
administrativa
La Inspección del Trabajo carece de titularidad para imponer denuncias ante los
tribunales, por lo que al prohibirle efectuar la calificación jurídica de los hechos por ser
una actividad reservada a los tribunales de justicia, se está despojando de contenido a las
normas de protección al trabajador, ya que ningún órgano de control, sea jurisdiccional o
administrativo, llevará a cabo dicha calificación, y la eventual conducta transgresora de
la ley quedará sin sanción, salvo que sea el propio trabajador afectado el que reclame, lo
que en muchos casos resulta ilusorio
Vistos:
De fojas 48 a 70, informó al tenor del libelo, la recurrida, doña María Eugenia Burgos
Parra, por sí y en representación de la Inspección Provincial del Trabajo de Punta
Arenas, solicitando su completo rechazo, con costas.
A fojas 73, se ordenó traer los autos en relación, suspendiéndose dicho decreto en la foja
siguiente y ordenándoselo regir a fojas 77.
A fojas 85, se decretó medida para mejor resolver, suspendiéndose, entretanto, el estado
de acuerdo.
A fojas 126, habiéndose cumplido dicha medida, se ordenó regir el referido estado.
En lo relacionado y considerando:
Primero: Que, el recurso de protección ha sido instituido con el objeto de evitar las
posibles consecuencias dañosas derivadas de actos u omisiones ilegales o arbitrarias que
produzcan en el afectado una privación, perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio
de las garantías constitucionales que se protegen con este arbitrio jurisdiccional, a fin de
restablecer el imperio del derecho y otorgar la debida protección al ofendido.
Por otra parte, alega que las atribuciones de la Inspección del Trabajo deben ejercerse en
materias objetivas y fácticas claras, lo que no ha ocurrido en la especie, como a su
juicio , se concluye en la jurisprudencia que invoca, de Iltma. Corte de Apelaciones de
Copiapó, Rol 3782 y de la Excma. Corte Suprema, de fecha 23 de octubre y 24 de
septiembre de 1991.
Insiste, luego, en que los trabajadores antes mencionados son empleados de la Sociedad
Comercial Patagona Limitada y no de Cervecería Austral S.A., añadiendo que es la
primera la que ha realizado con ellos los diversos actos que enumera a fojas 8 y 9; e
invocando, nuevamente, jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema, pronunciada en los
Roles 14198 y 6725.
Expresa, también, que ninguno de los trabajadores incluidos en la resolución 208, rinde
cuenta o es supervisado por el gerente general de la recurrida, sino por los respectivos
Jefes de Departamento; que los edificios principales de ambas empresas son distintos,
cosa que también ocurre con la imagen corporativa de las mismas, siendo cosa muy
distinta que quienes actúan como vendedores vistan en ocasiones ropas que
promocionan la Cerveza Austral; y que el Club Deportivo formado por la recurrente no
es una institución laboral ni previsional y en su origen no participó la recurrente.
Dice, asimismo, que el año 2000 se constituyó la Compañía Torres del Paine S.A., que
pasó activos cerveceros que hasta entonces pertenecían a la señalada Embotelladora
Coca Cola Polar S.A.; que el 15 de marzo de 2002, se creó la Sociedad Comercial.
Patagona Limitada, empresa filial de Cervecería Austral S.A., cuyo objeto es la
compraventa y distribución de bebidas alcohólicas, analcohólicas, y productos afines,
servicio de transportes de carga, de bodegaje y distribución; servicios de mantención de
conservadoras enfriadoras y expendedores de bebidas, publicidad y marketing,
concluyendo que se trata de empresas distintas, por constituir, cada una de ellas,
entidades jurídicas diferentes; y añadiendo que, luego de crearse Cervecería Austral
S.A., y en virtud del artículo 4º inciso 2º del Código del Trabajo, fueron traspasados a la
recurrente diversas personas, cuyo empleador anterior era Coca Cola Polar S.A.,
quienes, posteriormente, se incorporaron a Comercial Patagona Limitada y es por esa
razón, que esas personas no se incluyeron en las negociaciones colectivas del Sindicato
como dependientes de la recurrente, y tampoco se ha solicitado el descuento de sus
cuotas sindicales ni se le han hecho extensivos los efectos de los contratos y convenios
colectivos de los años 2002, 2004 y 2006. Luego, agrega que el registro de afiliados al
Sindicato merece mención aparte en cuanto a su veracidad, por cuanto, como lo
acreditará, el 17 de julio de 2008, se realizó una audiencia de juicio, en la que se confesó
por el Presidente del Sindicato que existían renuncias presentadas por escrito y que no se
habían cursado, vulnerando el artículo 14 del Código del Trabajo; careciendo, por ende,
dicho registro de toda credibilidad. Finalmente, afirma que la recurrente y Comercial
Patagona Limitada no conforman una unidad económica, pues son personas jurídicas
diferentes con rol único tributario también distinto; además que sus giros y clientes son
diferentes, también.
Las normas que considera infringidas son los artículos 7 y 76 de la Constitución Política
de la República; los artículos 1 y 5 siguientes, del D.F.L. Nº 2 de 1967, y 420 y 505 del
Código del Trabajo; en tanto que las garantías constitucionales que estiman infringidas
son las consagradas en el artículo 19 Nºs. 3, inciso cuarto, y 24 de la Constitución; este
último, por cuanto, en virtud de las Resoluciones Nºs. 208 y 208 A, se impone a la
recurrente la obligación de remunerar a trabajadores de otra empresa, afectando su
patrimonio, al verse compelida al cumplimiento de deberes que no ha decidido contratar.
Por consiguiente, solicita, para restablecer el imperio del derecho , que se deje sin
efecto, en todas sus partes, las Resoluciones Nºs. 208 y 208 A, de 11 de julio del
presente año; y se ordene que la Inspección Provincial del Trabajo de Punta Arenas
deberá abstenerse, en lo sucesivo, de calificar los contratos que celebre la recurrente, de
imponer obligaciones de celebrar contratos de trabajo con determinados trabajadores, y
de establecer la existencia de contratos de trabajo entre la recurrente y trabajadores de
terceros.
Tercero: Que, la recurrida, en Informe que rola a fojas 48 y siguientes, realiza un lato
análisis de las resoluciones Nº 208 y 208 A, e invoca, asimismo, los términos del
informe de la Sra. fiscalizadora, doña Sandra Alvarez Barría; planteando, en síntesis,
que la Inspección del Trabajo recurrida, no se constituyó en comisión especial, pues la
fiscalizadora referida, constató hechos, como la existencia de lugares comunes para
trabajadores de ambas empresas, consistentes en: baños, vestidores, oficinas
administrativas; verificando, asimismo, la existencia de una relación directa entre ciertas
unidades administrativas como la dependiente de su Jefe Administrativo en la que se
atienden requerimientos de ambas empresas, como consta en la documentación exhibida
a la funcionaria; participación en el Club Deportivo de trabajadores de una y otra
empresa; afirmando, también, que en las resoluciones impugnadas se concluye que los
dependientes de Comercial Patagona Limitada, sólo prestan servicios formalmente para
ésta, pero el vínculo de subordinación y dependencia existe con la recurrente; lo que, a
luz de lo dispuesto en los artículos 3, 7 y 8 del Código del Trabajo, permite identificar
que la relación laboral de los dependientes de Comercial Patagona Limitada se ejerce, en
la realidad, por la recurrente; insistiendo, luego, en que el elemento de la subordinación
y dependencia, a la luz del principio de primacía de realidad existe con la recurrente, por
sobre los antecedentes documentales.
Agrega, de otra parte, que la recurrida ha sido facultada para resolver la objeción de
legalidad en virtud de disposición expresa del legislador; que a la luz de todos los
antecedentes de hecho que oportunamente se tuvo a la vista, se está frente a un solo
empleador, que se llama Cervecerías Austral S.A.; y que, en consecuencia, todos los
trabajadores que tienen un vínculo de subordinación y dependencia con dicho
empleador, pueden negociar colectivamente.
Cuarto: Que, de los términos de las alegaciones hechas por la recurrente y del informe
de la recurrida, aparece que el análisis y resolución del presente arbitrio pasa,
esencialmente, por dirimir si, a la luz de lo prescrito del artículo 331 del Código del
Trabajo, la recurrida incurrió en un acto u omisión; si el mismo amerita o no ser
calificado como ilegal y/o arbitrario, y en su caso, si tal acción u omisión trasgredió
determinadas garantías constitucionales.
Quinto: Que, sobre ese sustrato, y con relación al primer presupuesto de la acción
cautelar de protección, cabe consignar que del mérito de los documentos que obran en el
cuaderno de documentos Nº 1; teniendo en cuenta, además, las alegaciones de la
recurrente en esta parte, ya referida en el fundamento segundo; antecedentes que rolan
de fs. 19 a 44; y contenido del oficio rolante de fs. 122 a 125 y documentos adjuntos a
él, remitido a esta Corte por la recurrida en cumplimiento de la medida para mejor
resolver decretada a fojas 85 , aparece que, efectivamente la Inspección del Trabajo de
Punta Arenas, con fecha 11 de julio de 2008. dictó las resoluciones 208 y 208 A, que
obran en cuaderno separado de documentos Nº 1, en virtud de las cuales y en base a los
fundamentos que en cada caso se indica, dispuso que los trabajadores allí
individualizados, señores Bertty Andrade Mancilla, Marco Canobra Muñoz, Carlos Nain
Nain, Ramón Maldonado Soto, Miguel Gómez Jara, Claudio Guerra Martínez, Antonio
Cheuquemán Arteaga y Carlos Barría Caro, “…se encuentran facultados para participar
del presente proceso de negociación colectiva con la empresa Cervecería Austral S.A.
Por su parte, la resolución Complementaria, Nº 208 A, determinó otorgar “...a la
empresa Cervecería Austral S.A., un plazo de 5 días corridos y fatales, para incorporar
como integrantes del proceso negociador a los señores Bertty Andrade Mancilla, Marco
Canobra Muñoz, Carlos Nain Nain, Ramón Maldonado Soto, Miguel Gómez Jara,
Claudio Guerra Martínez, Antonio Cheuquemán Arteaga y Carlos Barría Caro, bajo
apercibimiento de haber respondido la empresa oportunamente el proyecto, aplicando la
sanción contemplada en los incisos 1º y 2º del artículo 331 del Código del Trabajo;
siendo un hecho de la causa que la empresa se allanó a ellas “bajo protesta , y sin
perjuicio de lo que se resuelva en definitiva, por los tribunales de justicia, como se lee en
el documento de fs. 110 y siguientes.
Sexto: Que, entrando, ahora, en el análisis del segundo requisito del recurso de la
especie, cabe dejar establecido que, como se lee en el libelo de fs. 1 a 16, en síntesis, la
recurrente sustenta la calificación de arbitrarias e ilegales de las Resoluciones Nºs. 208 y
208 A, en que se trata de una Sociedad Anónima, con 37 trabajadores, incluida su planta
directiva, no siendo admisible incluir en el proceso de negociación colectiva que se
llevaba a cabo con el Sindicato de Trabajadores de la empresa Cervecería Austral S.A., a
los dependientes de una empresa filial, denominada Sociedad Comercial Patagona
Limitada; agregando que la ilegalidad y arbitrariedad se habría producido, por cuanto a
la recurrida le está vedado calificar la naturaleza jurídica de la supuesta relación
existente entre la Cervecería y sus trabajadores; e indicando, también, que lo obrado por
la Inspección del Trabajo de Punta Arenas, refleja la conducta o el acto de extinguir
derechos laborales y calificar la relación jurídica que existe entre la Sociedad Comercial
Patagona Limitada y sus trabajadores; atribuyendo a Cervecería Austral S.A., la
condición de dependientes suyos de los trabajadores señores Bertty Andrade Mancilla,
Marco Canobra Muñoz, Carlos Nain Nain, Ramón Maldonado Soto, Miguel Gómez
Jara, Claudio Guerra Martínez, Antonio Cheuquemán Arteaga y Carlos Barría Caro;
añadiendo, además, que la facultad que el artículo 331 del Código del Trabajo, confiere
a la recurrida para pronunciarse sobre las reclamaciones a las observaciones del
empleador respecto del contrato colectivo propuesto o pactado por el Sindicato, tiene
lugar cuando la reclamación se funde en que las citadas observaciones no se ajustan “...a
las disposiciones del presente Código ; todo ello, sin desconocer la facultad que
corresponde al órgano administrativo, en orden a fiscalizar el cumplimiento de la ley
laboral e interpretar administrativamente dichas resoluciones, pero no comprendiendo
materias que son de competencia de los tribunales de justicia. Funda, además, la misma
alegación de arbitrariedad e ilegalidad en la vulneración del principio de la buena fe y la
denominada Teoría de los Actos Propios, instituciones jurídicas que estima
concurrentes, pues tanto la recurrida como el Sindicato siempre han sostenido que los
trabajadores incluidos en las resoluciones impugnadas son empleados de Sociedad
Comercial Patagona Limitada, que es una sociedad distinta a la recurrente; y que, sin
embargo, ahora, sin que nada haya cambiado, se pretende que prestan servicios para
Cervecería Austral S.A., y por ende, se encuentran facultados para negociar
colectivamente; insistiendo, también, en que atribuciones de la Inspección, deben
ejercerse sobre materias objetivas y fácticas claras, no bastando “una simple visita
inspectiva , para que un funcionario fiscalizador llegue a establecer un hecho de tanta
trascendencia, como es aquél consistente en que la recurrente es la empleadora de dichos
dependientes; alegando, en fin, que desde la perspectiva constitucional se ha infringido
los artículos 7 y 76 de la Carta Política, y en el ámbito legal, los artículos 1 y 5 y
siguiente del D.F.L. 2 de 1967, y los preceptos 420 letra a) y 505 del Código del
Trabajo.
Séptimo: Que, por su parte, de los términos del informe evacuado por la recurrida; del
mérito de los documentos allegados por ésta y que rolan en el cuaderno de documentos
Nº 2; y del resultado de la medida para mejor resolver, decretada por este Tribunal a
fojas 85 y tenida por cumplida a fs. 126, aparece que, efectivamente, y en al ámbito de
las observaciones hechas por la recurrente con arreglo a lo dispuesto en el artículo 331
del Código del Trabajo, la citada Inspección dictó las resoluciones recurridas, al amparo
de lo dispuesto en los artículos 1 y 5 y siguientes del D.F.L. 2 de 1967, Ley Orgánica de
la Dirección del Trabajo, y del artículo 505 del Código del Trabajo, que la autorizan
para, administrativamente, fiscalizar el cumplimiento de la legislación laboral.
Noveno: Que, así las cosas, y sin desconocer como es obvio que desde un punto de vista
legal la recurrente es una persona jurídica distinta de la Sociedad Comercial Patagona
Limitada; lo cierto es que esa sola esta circunstancia, en el ámbito del derecho laboral,
resulta sobrepasada por cuanto en esta rama jurídica existe con fuerte consagración
doctrinaria y jurisprudencial el denominado principio de la primacía de la realidad, que
destacados académicos, como don Sergio Gamonal Contreras, en su obra “Introducción
al Derecho del Trabajo , pág. 174 y siguientes, definen como aquel estado de cosas, con
arreglo al cual, por sobre lo que se exprese en uno o varios documentos, en la especie los
contratos de trabajo de los dependientes sres. Bertty Andrade Mancilla, Marco Canobra
Muñoz, Carlos Nain Nain, Ramón Maldonado Soto, Miguel Gómez Jara, Claudio
Guerra Martínez, Antonio Cheuquemán Arteaga y Carlos Barría Caro , debe prevalecer
lo que ocurre, materialmente, en la realidad; y precisamente en el caso de autos, no
obstante que la fiscalizadora examinó los contratos en virtud de los cuales el empleador
era Sociedad Comercial Patagona Limitada, constató que, en los hechos, los servicios se
prestaban efectivamente bajo dependencia y subordinación de la recurrente; sin perjuicio
de tener en cuenta, además, que ambas empresas tiene el carácter de relacionadas, o lo
que es lo mismo, se encuentran íntimamente ligadas, pues la recurrente elabora el
producto y Sociedad Comercial Patagona Limitada, lo transporta, además de ser en
parte, de propiedad de un mismo socio, como antes se ha dicho y de tener el mismo
Gerente, Sr. Prieto.
Undécimo: Que, en fin, del actuar del órgano fiscalizador aparece que en tal
procedimiento; este actuó con estricto apego a lo que observado en la realidad,
elaborando un razonamiento suficiente para arribar a la conclusión consignada en la
resolución Nº 208; no divisándose que se haya apartado de la recta razón, y por ende, sin
que en su actuar exista atisbo alguno de arbitrariedad; entendida, ésta como aquello
contrario a la lógica o fundado en el puro capricho o en una apreciación subjetiva
desviada de lo observado en la realidad.
Duodécimo: Que, así las cosas, no resulta sostenible que la Inspección del Trabajo se
haya erigido como comisión especial, sino que por el contrario, como ya ha quedado
dicho , actuó racionalmente y dentro de la esfera de sus atribuciones legales.
Decimotercero: Que, por otro lado, no divisan tampoco estos sentenciadores trasgresión
alguna a la garantía constitucional del derecho de propiedad de la recurrente, pues al
contrario de lo que ésta sostiene, en virtud de la decisión de la recurrida, no se crea una
afectación de su patrimonio ni se le compele al cumplimiento de obligaciones que no ha
decidido contratar, sino que en virtud de las facultades legales ya referidas; del principio
de primacía de la realidad, aplicado con arreglo a lo dispuesto en el artículo 8º del
Código del Trabajo, vinculado a los preceptos 7º y 9º del mismo texto , sólo se da
cumplimiento a la legislación laboral, mediante la incorporación de los dependientes de
Sociedad Comercial Patagona Limitada, al proceso de negociación colectiva existente
entre la recurrente y su Sindicato.
Decimocuarto: Que, por último, las demás alegaciones hecha por la recurrente en su
libelo de fs. 1 a 16, como asimismo los documentos probatorios allegados a los autos, no
alteran ni desvirtúan la decisión anunciada, por cuanto, esta Corte, en la forma que antes
se ha relacionado, desde los fundamentos cuarto a decimotercero, se ha hecho cargo del
análisis de todos los antecedentes que obran en el expediente, arribando a la convicción
que se dirá.
Redacción del Sr. Fiscal Judicial don Aner Padilla Buzada, quien no firma por
encontrarse haciendo uso de feriado legal.
Pronunciada por los Ministros Titulares doña María Isabel San Martín Morales, doña
Virginia Bravo Saavedra y Fiscal Judicial señor Aner Padilla Buzada. Autoriza doña Iris
Fernández Soto, Secretaria Titular.
Vistos:
Primero: Que tal como este tribunal ha venido sosteniendo en forma reiterada
conociendo de asuntos como el presente y se ve en la necesidad de consignarlo también
en esta sentencia, con la finalidad de mantener la uniformidad de la jurisprudencia sobre
este particular, el artículo 2º del Código del Trabajo, junto con reconocer la función
social que cumple el trabajo, otorga al Estado la misión de amparar al trabajador en su
derecho a elegir libremente su empleo y, además, la de velar por el cumplimiento de las
normas que regulan la prestación de los servicios, labor esta última que corresponde
cautelar en representación del Estado a la Dirección del Trabajo y en cuya virtud,
especialmente en lo que al presente recurso interesa, ésta debe fiscalizar la aplicación de
la ley laboral;
Segundo: Que, sin embargo, tales facultades deben ejercerse sólo cuando dicho servicio
se encuentre frente a situaciones de infracción a las normas laborales, o sea, cuando con
su actividad de fiscalización se sorprendan ilegalidades claras, precisas y determinadas;
Cuarto: Que como puede advertirse de lo expuesto y de los datos del proceso, la
Inspección recurrida se pronunció sobre la estructura jurídico societaria de dos empresas
privadas y la relación existente entre éstas y sus trabajadores, decidiendo sobre vínculos
laborales. La anterior constituye una cuestión que se encuentra al margen de las
facultades conferidas a la Inspección del Trabajo por el artículo 474 y siguientes del
Código de esta especialidad, la que debe ser resuelta por la judicatura especial que
conoce de estos asuntos;
Primero: Que estiman estos disidentes, como lo han señalado en sentencias anteriores
recaídas en recursos de protección interpuestos contra la Inspección del Trabajo, que la
autoridad administrativa está facultada para calificar jurídicamente los hechos, siendo
esto parte de la actividad administrativa. En efecto, es precisamente dicha calificación
jurídica la que es indispensable para el ejercicio de esa actividad, en particular para la
sanción administrativa, por lo que, en consecuencia, no existe garantía constitucional
alguna que pueda protegerse por la presente vía, ya que la Inspección del Trabajo de que
se trata no ha actuado como comisión especial sino en el desempeño de una actividad
administrativa.
Segundo: Que el control de la legalidad de los actos administrativos por parte del juez,
fundamental para el estado de derecho, consiste en examinar la legalidad de los mismos
en relación con sus distintos elementos, a saber: forma, competencia, fin, objeto y
motivos del acto, siendo el control en relación con los motivos el más característico del
control jurisdiccional pues se refiere al análisis de los hechos que fundamentan el acto
administrativo. En relación a los motivos, el juez controla y verifica la existencia de los
motivos que sirven de fundamento al acto, la calificación jurídica que de los mismos ha
hecho la autoridad, cuando ella sea necesaria para su fundamento; y, eventualmente, la
apreciación de los hechos, siendo esto último muy excepcional, pues por principio
corresponde a la discrecionalidad administrativa. Es precisamente por ello que la
calificación jurídica de los hechos no puede por sí sola constituir una ilegalidad, ya que
forma parte integrante de la actividad administrativa; pero el error en la misma puede y
debe ser controlada por el juez, el que por regla general lo hará en un procedimiento de
lato conocimiento en un juicio interpuesto contra la resolución de la Administración,
como ocurre, en el caso del Código del Trabajo aplicable a este recurso de protección, en
el procedimiento jurisdiccional contemplado en su artículo 474, que debiera ser la vía
adecuada para resolver el tipo de asuntos ventilado en este caso; no correspondiendo
entonces por el solo hecho de que la autoridad administrativa la haya efectuado, que se
acoja un recurso de protección en su contra.
Tercero: Que la calificación jurídica de los hechos ocurre cada vez que en el
procedimiento destinado a la elaboración de un acto administrativo, la autoridad
administrativa aplica a un hecho una norma que le sirve de fundamento y que justifica su
dictación, o un concepto jurídico indeterminado, por lo que privarla de dicha facultad
paralizaría a la Administración e impediría el cumplimiento de su función. Por lo demás,
así lo ha entendido la ley cuando, por ejemplo, el artículo 5 número 3 de la ley 17.322
sobre Cobranza Judicial de Cotizaciones indica que la oposición del ejecutado será
admisible cuando exista “Errada calificación de las funciones desempeñadas por el
trabajador , lo que equivale a decir que ella es admisible cuando la Administración ha
efectuado una errada calificación jurídica de los hechos.
Cuarto: Que lo anterior tiene particular relevancia, por cuanto la Inspección del Trabajo
carece de titularidad para imponer denuncias ante los tribunales, por lo que al prohibirle
efectuar la calificación jurídica de los hechos por ser una actividad reservada a los
tribunales de justicia, se está despojando de contenido a las normas de protección al
trabajador, ya que ningún órgano de control, sea jurisdiccional o administrativo, llevará
a cabo dicha calificación, y la eventual conducta transgresora de la ley quedará sin
sanción, salvo que sea el propio trabajador afectado el que reclame, lo que en muchos
casos resulta ilusorio;
Quinto: Que, por otra parte es útil tener presente que de acuerdo a las facultades que le
otorga el artículo 331 del Código del Trabajo, corresponde a la Inspección del Trabajo
decidir acerca de las reclamaciones que se formulen en relación con el proceso de
negociación colectiva, decisión que podrá ser recurrida ante el tribunal especializado en
materia laboral que corresponda, según lo dispone el artículo 391 del Código ya citado;
Sexto: Que, en este caso la Inspección del Trabajo se limitó a señalar que correspondía
que los trabajadores a que se refiere el recurso fueron incluidos en el proceso de
negociación colectiva, sin aplicar sanción alguna, actuación que, a juicio de estos
disidentes, no importa una función jurisdiccional sino únicamente el ejercicio de las
funciones que le encomienda la ley;
Pronunciado por la Tercera Sala, integrada por los Ministros señores Adalis Oyarzún,
Héctor Carreño, Pedro Pierry, señora Sonia Araneda y señor Haroldo Brito. No firman,
no obstante haber estado en la vista de la causa y acuerdo del fallo los Ministros señores
Oyarzún y Pierry por estar ambos en comisión de servicios. Santiago, 26 de noviembre
de 2008.
Autorizada por la Secretaria Subrogante de esta Corte señora Carola Herrera Brummer.
Disidencias y Prevenciones
I.- El artículo 2º del Código del Trabajo, junto con reconocer la función social que
cumple el trabajo, otorga al Estado la misión de amparar al trabajador en su derecho a
elegir libremente su empleo y, además, la de velar por el cumplimiento de las normas
que regulan la prestación de los servicios, labor esta última que corresponde cautelar en
representación del Estado a la Dirección del Trabajo
Sin embargo, tales facultades deben ejercerse sólo cuando dicho servicio se encuentre
frente a situaciones de infracción a las normas laborales, o sea, cuando con su actividad
de fiscalización se sorprendan ilegalidades claras, precisas y determinadas;
II.- Si la Inspección se pronuncia sobre la estructura jurídica societaria de dos empresas
privadas y la relación existente entre éstas y sus trabajadores, decidiendo sobre vínculos
laborales, dicha decisión no corresponde porque es una cuestión que se encuentra al
margen de las facultades conferidas a la Inspección del Trabajo, la que debe ser resuelta
por la judicatura especial que conoce de estos asuntos
III.- (Voto disidente) La Inspección del Trabajo como la autoridad administrativa, está
facultada para calificar jurídicamente los hechos, siendo esto parte de su actividad
administrativa. En efecto, es precisamente dicha calificación jurídica la que es
indispensable para el ejercicio de esa actividad, en particular para la sanción
administrativa, por lo que, en consecuencia, no existe garantía constitucional alguna que
pueda protegerse por la presente vía, ya que la Inspección del Trabajo de que se trata no
ha actuado como comisión especial sino en el desempeño de una actividad
administrativa
La Inspección del Trabajo carece de titularidad para imponer denuncias ante los
tribunales, por lo que al prohibirle efectuar la calificación jurídica de los hechos por ser
una actividad reservada a los tribunales de justicia, se está despojando de contenido a las
normas de protección al trabajador, ya que ningún órgano de control, sea jurisdiccional o
administrativo, llevará a cabo dicha calificación, y la eventual conducta transgresora de
la ley quedará sin sanción, salvo que sea el propio trabajador afectado el que reclame, lo
que en muchos casos resulta ilusorio
Vistos:
De fojas 48 a 70, informó al tenor del libelo, la recurrida, doña María Eugenia Burgos
Parra, por sí y en representación de la Inspección Provincial del Trabajo de Punta
Arenas, solicitando su completo rechazo, con costas.
A fojas 73, se ordenó traer los autos en relación, suspendiéndose dicho decreto en la foja
siguiente y ordenándoselo regir a fojas 77.
A fojas 85, se decretó medida para mejor resolver, suspendiéndose, entretanto, el estado
de acuerdo.
A fojas 126, habiéndose cumplido dicha medida, se ordenó regir el referido estado.
En lo relacionado y considerando:
Primero: Que, el recurso de protección ha sido instituido con el objeto de evitar las
posibles consecuencias dañosas derivadas de actos u omisiones ilegales o arbitrarias que
produzcan en el afectado una privación, perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio
de las garantías constitucionales que se protegen con este arbitrio jurisdiccional, a fin de
restablecer el imperio del derecho y otorgar la debida protección al ofendido.
Por otra parte, alega que las atribuciones de la Inspección del Trabajo deben ejercerse en
materias objetivas y fácticas claras, lo que no ha ocurrido en la especie, como a su
juicio , se concluye en la jurisprudencia que invoca, de Iltma. Corte de Apelaciones de
Copiapó, Rol 3782 y de la Excma. Corte Suprema, de fecha 23 de octubre y 24 de
septiembre de 1991.
Insiste, luego, en que los trabajadores antes mencionados son empleados de la Sociedad
Comercial Patagona Limitada y no de Cervecería Austral S.A., añadiendo que es la
primera la que ha realizado con ellos los diversos actos que enumera a fojas 8 y 9; e
invocando, nuevamente, jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema, pronunciada en los
Roles 14198 y 6725.
Expresa, también, que ninguno de los trabajadores incluidos en la resolución 208, rinde
cuenta o es supervisado por el gerente general de la recurrida, sino por los respectivos
Jefes de Departamento; que los edificios principales de ambas empresas son distintos,
cosa que también ocurre con la imagen corporativa de las mismas, siendo cosa muy
distinta que quienes actúan como vendedores vistan en ocasiones ropas que
promocionan la Cerveza Austral; y que el Club Deportivo formado por la recurrente no
es una institución laboral ni previsional y en su origen no participó la recurrente.
Dice, asimismo, que el año 2000 se constituyó la Compañía Torres del Paine S.A., que
pasó activos cerveceros que hasta entonces pertenecían a la señalada Embotelladora
Coca Cola Polar S.A.; que el 15 de marzo de 2002, se creó la Sociedad Comercial.
Patagona Limitada, empresa filial de Cervecería Austral S.A., cuyo objeto es la
compraventa y distribución de bebidas alcohólicas, analcohólicas, y productos afines,
servicio de transportes de carga, de bodegaje y distribución; servicios de mantención de
conservadoras enfriadoras y expendedores de bebidas, publicidad y marketing,
concluyendo que se trata de empresas distintas, por constituir, cada una de ellas,
entidades jurídicas diferentes; y añadiendo que, luego de crearse Cervecería Austral
S.A., y en virtud del artículo 4º inciso 2º del Código del Trabajo, fueron traspasados a la
recurrente diversas personas, cuyo empleador anterior era Coca Cola Polar S.A.,
quienes, posteriormente, se incorporaron a Comercial Patagona Limitada y es por esa
razón, que esas personas no se incluyeron en las negociaciones colectivas del Sindicato
como dependientes de la recurrente, y tampoco se ha solicitado el descuento de sus
cuotas sindicales ni se le han hecho extensivos los efectos de los contratos y convenios
colectivos de los años 2002, 2004 y 2006. Luego, agrega que el registro de afiliados al
Sindicato merece mención aparte en cuanto a su veracidad, por cuanto, como lo
acreditará, el 17 de julio de 2008, se realizó una audiencia de juicio, en la que se confesó
por el Presidente del Sindicato que existían renuncias presentadas por escrito y que no se
habían cursado, vulnerando el artículo 14 del Código del Trabajo; careciendo, por ende,
dicho registro de toda credibilidad. Finalmente, afirma que la recurrente y Comercial
Patagona Limitada no conforman una unidad económica, pues son personas jurídicas
diferentes con rol único tributario también distinto; además que sus giros y clientes son
diferentes, también.
Las normas que considera infringidas son los artículos 7 y 76 de la Constitución Política
de la República; los artículos 1 y 5 siguientes, del D.F.L. Nº 2 de 1967, y 420 y 505 del
Código del Trabajo; en tanto que las garantías constitucionales que estiman infringidas
son las consagradas en el artículo 19 Nºs. 3, inciso cuarto, y 24 de la Constitución; este
último, por cuanto, en virtud de las Resoluciones Nºs. 208 y 208 A, se impone a la
recurrente la obligación de remunerar a trabajadores de otra empresa, afectando su
patrimonio, al verse compelida al cumplimiento de deberes que no ha decidido contratar.
Por consiguiente, solicita, para restablecer el imperio del derecho , que se deje sin
efecto, en todas sus partes, las Resoluciones Nºs. 208 y 208 A, de 11 de julio del
presente año; y se ordene que la Inspección Provincial del Trabajo de Punta Arenas
deberá abstenerse, en lo sucesivo, de calificar los contratos que celebre la recurrente, de
imponer obligaciones de celebrar contratos de trabajo con determinados trabajadores, y
de establecer la existencia de contratos de trabajo entre la recurrente y trabajadores de
terceros.
Tercero: Que, la recurrida, en Informe que rola a fojas 48 y siguientes, realiza un lato
análisis de las resoluciones Nº 208 y 208 A, e invoca, asimismo, los términos del
informe de la Sra. fiscalizadora, doña Sandra Alvarez Barría; planteando, en síntesis,
que la Inspección del Trabajo recurrida, no se constituyó en comisión especial, pues la
fiscalizadora referida, constató hechos, como la existencia de lugares comunes para
trabajadores de ambas empresas, consistentes en: baños, vestidores, oficinas
administrativas; verificando, asimismo, la existencia de una relación directa entre ciertas
unidades administrativas como la dependiente de su Jefe Administrativo en la que se
atienden requerimientos de ambas empresas, como consta en la documentación exhibida
a la funcionaria; participación en el Club Deportivo de trabajadores de una y otra
empresa; afirmando, también, que en las resoluciones impugnadas se concluye que los
dependientes de Comercial Patagona Limitada, sólo prestan servicios formalmente para
ésta, pero el vínculo de subordinación y dependencia existe con la recurrente; lo que, a
luz de lo dispuesto en los artículos 3, 7 y 8 del Código del Trabajo, permite identificar
que la relación laboral de los dependientes de Comercial Patagona Limitada se ejerce, en
la realidad, por la recurrente; insistiendo, luego, en que el elemento de la subordinación
y dependencia, a la luz del principio de primacía de realidad existe con la recurrente, por
sobre los antecedentes documentales.
Agrega, de otra parte, que la recurrida ha sido facultada para resolver la objeción de
legalidad en virtud de disposición expresa del legislador; que a la luz de todos los
antecedentes de hecho que oportunamente se tuvo a la vista, se está frente a un solo
empleador, que se llama Cervecerías Austral S.A.; y que, en consecuencia, todos los
trabajadores que tienen un vínculo de subordinación y dependencia con dicho
empleador, pueden negociar colectivamente.
Cuarto: Que, de los términos de las alegaciones hechas por la recurrente y del informe
de la recurrida, aparece que el análisis y resolución del presente arbitrio pasa,
esencialmente, por dirimir si, a la luz de lo prescrito del artículo 331 del Código del
Trabajo, la recurrida incurrió en un acto u omisión; si el mismo amerita o no ser
calificado como ilegal y/o arbitrario, y en su caso, si tal acción u omisión trasgredió
determinadas garantías constitucionales.
Quinto: Que, sobre ese sustrato, y con relación al primer presupuesto de la acción
cautelar de protección, cabe consignar que del mérito de los documentos que obran en el
cuaderno de documentos Nº 1; teniendo en cuenta, además, las alegaciones de la
recurrente en esta parte, ya referida en el fundamento segundo; antecedentes que rolan
de fs. 19 a 44; y contenido del oficio rolante de fs. 122 a 125 y documentos adjuntos a
él, remitido a esta Corte por la recurrida en cumplimiento de la medida para mejor
resolver decretada a fojas 85 , aparece que, efectivamente la Inspección del Trabajo de
Punta Arenas, con fecha 11 de julio de 2008. dictó las resoluciones 208 y 208 A, que
obran en cuaderno separado de documentos Nº 1, en virtud de las cuales y en base a los
fundamentos que en cada caso se indica, dispuso que los trabajadores allí
individualizados, señores Bertty Andrade Mancilla, Marco Canobra Muñoz, Carlos Nain
Nain, Ramón Maldonado Soto, Miguel Gómez Jara, Claudio Guerra Martínez, Antonio
Cheuquemán Arteaga y Carlos Barría Caro, “…se encuentran facultados para participar
del presente proceso de negociación colectiva con la empresa Cervecería Austral S.A.
Por su parte, la resolución Complementaria, Nº 208 A, determinó otorgar “...a la
empresa Cervecería Austral S.A., un plazo de 5 días corridos y fatales, para incorporar
como integrantes del proceso negociador a los señores Bertty Andrade Mancilla, Marco
Canobra Muñoz, Carlos Nain Nain, Ramón Maldonado Soto, Miguel Gómez Jara,
Claudio Guerra Martínez, Antonio Cheuquemán Arteaga y Carlos Barría Caro, bajo
apercibimiento de haber respondido la empresa oportunamente el proyecto, aplicando la
sanción contemplada en los incisos 1º y 2º del artículo 331 del Código del Trabajo;
siendo un hecho de la causa que la empresa se allanó a ellas “bajo protesta , y sin
perjuicio de lo que se resuelva en definitiva, por los tribunales de justicia, como se lee en
el documento de fs. 110 y siguientes.
Sexto: Que, entrando, ahora, en el análisis del segundo requisito del recurso de la
especie, cabe dejar establecido que, como se lee en el libelo de fs. 1 a 16, en síntesis, la
recurrente sustenta la calificación de arbitrarias e ilegales de las Resoluciones Nºs. 208 y
208 A, en que se trata de una Sociedad Anónima, con 37 trabajadores, incluida su planta
directiva, no siendo admisible incluir en el proceso de negociación colectiva que se
llevaba a cabo con el Sindicato de Trabajadores de la empresa Cervecería Austral S.A., a
los dependientes de una empresa filial, denominada Sociedad Comercial Patagona
Limitada; agregando que la ilegalidad y arbitrariedad se habría producido, por cuanto a
la recurrida le está vedado calificar la naturaleza jurídica de la supuesta relación
existente entre la Cervecería y sus trabajadores; e indicando, también, que lo obrado por
la Inspección del Trabajo de Punta Arenas, refleja la conducta o el acto de extinguir
derechos laborales y calificar la relación jurídica que existe entre la Sociedad Comercial
Patagona Limitada y sus trabajadores; atribuyendo a Cervecería Austral S.A., la
condición de dependientes suyos de los trabajadores señores Bertty Andrade Mancilla,
Marco Canobra Muñoz, Carlos Nain Nain, Ramón Maldonado Soto, Miguel Gómez
Jara, Claudio Guerra Martínez, Antonio Cheuquemán Arteaga y Carlos Barría Caro;
añadiendo, además, que la facultad que el artículo 331 del Código del Trabajo, confiere
a la recurrida para pronunciarse sobre las reclamaciones a las observaciones del
empleador respecto del contrato colectivo propuesto o pactado por el Sindicato, tiene
lugar cuando la reclamación se funde en que las citadas observaciones no se ajustan “...a
las disposiciones del presente Código ; todo ello, sin desconocer la facultad que
corresponde al órgano administrativo, en orden a fiscalizar el cumplimiento de la ley
laboral e interpretar administrativamente dichas resoluciones, pero no comprendiendo
materias que son de competencia de los tribunales de justicia. Funda, además, la misma
alegación de arbitrariedad e ilegalidad en la vulneración del principio de la buena fe y la
denominada Teoría de los Actos Propios, instituciones jurídicas que estima
concurrentes, pues tanto la recurrida como el Sindicato siempre han sostenido que los
trabajadores incluidos en las resoluciones impugnadas son empleados de Sociedad
Comercial Patagona Limitada, que es una sociedad distinta a la recurrente; y que, sin
embargo, ahora, sin que nada haya cambiado, se pretende que prestan servicios para
Cervecería Austral S.A., y por ende, se encuentran facultados para negociar
colectivamente; insistiendo, también, en que atribuciones de la Inspección, deben
ejercerse sobre materias objetivas y fácticas claras, no bastando “una simple visita
inspectiva , para que un funcionario fiscalizador llegue a establecer un hecho de tanta
trascendencia, como es aquél consistente en que la recurrente es la empleadora de dichos
dependientes; alegando, en fin, que desde la perspectiva constitucional se ha infringido
los artículos 7 y 76 de la Carta Política, y en el ámbito legal, los artículos 1 y 5 y
siguiente del D.F.L. 2 de 1967, y los preceptos 420 letra a) y 505 del Código del
Trabajo.
Séptimo: Que, por su parte, de los términos del informe evacuado por la recurrida; del
mérito de los documentos allegados por ésta y que rolan en el cuaderno de documentos
Nº 2; y del resultado de la medida para mejor resolver, decretada por este Tribunal a
fojas 85 y tenida por cumplida a fs. 126, aparece que, efectivamente, y en al ámbito de
las observaciones hechas por la recurrente con arreglo a lo dispuesto en el artículo 331
del Código del Trabajo, la citada Inspección dictó las resoluciones recurridas, al amparo
de lo dispuesto en los artículos 1 y 5 y siguientes del D.F.L. 2 de 1967, Ley Orgánica de
la Dirección del Trabajo, y del artículo 505 del Código del Trabajo, que la autorizan
para, administrativamente, fiscalizar el cumplimiento de la legislación laboral.
Noveno: Que, así las cosas, y sin desconocer como es obvio que desde un punto de vista
legal la recurrente es una persona jurídica distinta de la Sociedad Comercial Patagona
Limitada; lo cierto es que esa sola esta circunstancia, en el ámbito del derecho laboral,
resulta sobrepasada por cuanto en esta rama jurídica existe con fuerte consagración
doctrinaria y jurisprudencial el denominado principio de la primacía de la realidad, que
destacados académicos, como don Sergio Gamonal Contreras, en su obra “Introducción
al Derecho del Trabajo , pág. 174 y siguientes, definen como aquel estado de cosas, con
arreglo al cual, por sobre lo que se exprese en uno o varios documentos, en la especie los
contratos de trabajo de los dependientes sres. Bertty Andrade Mancilla, Marco Canobra
Muñoz, Carlos Nain Nain, Ramón Maldonado Soto, Miguel Gómez Jara, Claudio
Guerra Martínez, Antonio Cheuquemán Arteaga y Carlos Barría Caro , debe prevalecer
lo que ocurre, materialmente, en la realidad; y precisamente en el caso de autos, no
obstante que la fiscalizadora examinó los contratos en virtud de los cuales el empleador
era Sociedad Comercial Patagona Limitada, constató que, en los hechos, los servicios se
prestaban efectivamente bajo dependencia y subordinación de la recurrente; sin perjuicio
de tener en cuenta, además, que ambas empresas tiene el carácter de relacionadas, o lo
que es lo mismo, se encuentran íntimamente ligadas, pues la recurrente elabora el
producto y Sociedad Comercial Patagona Limitada, lo transporta, además de ser en
parte, de propiedad de un mismo socio, como antes se ha dicho y de tener el mismo
Gerente, Sr. Prieto.
Undécimo: Que, en fin, del actuar del órgano fiscalizador aparece que en tal
procedimiento; este actuó con estricto apego a lo que observado en la realidad,
elaborando un razonamiento suficiente para arribar a la conclusión consignada en la
resolución Nº 208; no divisándose que se haya apartado de la recta razón, y por ende, sin
que en su actuar exista atisbo alguno de arbitrariedad; entendida, ésta como aquello
contrario a la lógica o fundado en el puro capricho o en una apreciación subjetiva
desviada de lo observado en la realidad.
Duodécimo: Que, así las cosas, no resulta sostenible que la Inspección del Trabajo se
haya erigido como comisión especial, sino que por el contrario, como ya ha quedado
dicho , actuó racionalmente y dentro de la esfera de sus atribuciones legales.
Decimotercero: Que, por otro lado, no divisan tampoco estos sentenciadores trasgresión
alguna a la garantía constitucional del derecho de propiedad de la recurrente, pues al
contrario de lo que ésta sostiene, en virtud de la decisión de la recurrida, no se crea una
afectación de su patrimonio ni se le compele al cumplimiento de obligaciones que no ha
decidido contratar, sino que en virtud de las facultades legales ya referidas; del principio
de primacía de la realidad, aplicado con arreglo a lo dispuesto en el artículo 8º del
Código del Trabajo, vinculado a los preceptos 7º y 9º del mismo texto , sólo se da
cumplimiento a la legislación laboral, mediante la incorporación de los dependientes de
Sociedad Comercial Patagona Limitada, al proceso de negociación colectiva existente
entre la recurrente y su Sindicato.
Decimocuarto: Que, por último, las demás alegaciones hecha por la recurrente en su
libelo de fs. 1 a 16, como asimismo los documentos probatorios allegados a los autos, no
alteran ni desvirtúan la decisión anunciada, por cuanto, esta Corte, en la forma que antes
se ha relacionado, desde los fundamentos cuarto a decimotercero, se ha hecho cargo del
análisis de todos los antecedentes que obran en el expediente, arribando a la convicción
que se dirá.
Redacción del Sr. Fiscal Judicial don Aner Padilla Buzada, quien no firma por
encontrarse haciendo uso de feriado legal.
Vistos:
Primero: Que tal como este tribunal ha venido sosteniendo en forma reiterada
conociendo de asuntos como el presente y se ve en la necesidad de consignarlo también
en esta sentencia, con la finalidad de mantener la uniformidad de la jurisprudencia sobre
este particular, el artículo 2º del Código del Trabajo, junto con reconocer la función
social que cumple el trabajo, otorga al Estado la misión de amparar al trabajador en su
derecho a elegir libremente su empleo y, además, la de velar por el cumplimiento de las
normas que regulan la prestación de los servicios, labor esta última que corresponde
cautelar en representación del Estado a la Dirección del Trabajo y en cuya virtud,
especialmente en lo que al presente recurso interesa, ésta debe fiscalizar la aplicación de
la ley laboral;
Segundo: Que, sin embargo, tales facultades deben ejercerse sólo cuando dicho servicio
se encuentre frente a situaciones de infracción a las normas laborales, o sea, cuando con
su actividad de fiscalización se sorprendan ilegalidades claras, precisas y determinadas;
Cuarto: Que como puede advertirse de lo expuesto y de los datos del proceso, la
Inspección recurrida se pronunció sobre la estructura jurídico societaria de dos empresas
privadas y la relación existente entre éstas y sus trabajadores, decidiendo sobre vínculos
laborales. La anterior constituye una cuestión que se encuentra al margen de las
facultades conferidas a la Inspección del Trabajo por el artículo 474 y siguientes del
Código de esta especialidad, la que debe ser resuelta por la judicatura especial que
conoce de estos asuntos;
Acordada con el voto en contra de los Ministros Sr. Pierry y Sr. Brito, quienes fueron de
parecer de confirmar la sentencia apelada y en consecuencia rechazar el recurso de
protección, por las siguientes consideraciones:
Primero: Que estiman estos disidentes, como lo han señalado en sentencias anteriores
recaídas en recursos de protección interpuestos contra la Inspección del Trabajo, que la
autoridad administrativa está facultada para calificar jurídicamente los hechos, siendo
esto parte de la actividad administrativa. En efecto, es precisamente dicha calificación
jurídica la que es indispensable para el ejercicio de esa actividad, en particular para la
sanción administrativa, por lo que, en consecuencia, no existe garantía constitucional
alguna que pueda protegerse por la presente vía, ya que la Inspección del Trabajo de que
se trata no ha actuado como comisión especial sino en el desempeño de una actividad
administrativa.
Segundo: Que el control de la legalidad de los actos administrativos por parte del juez,
fundamental para el estado de derecho, consiste en examinar la legalidad de los mismos
en relación con sus distintos elementos, a saber: forma, competencia, fin, objeto y
motivos del acto, siendo el control en relación con los motivos el más característico del
control jurisdiccional pues se refiere al análisis de los hechos que fundamentan el acto
administrativo. En relación a los motivos, el juez controla y verifica la existencia de los
motivos que sirven de fundamento al acto, la calificación jurídica que de los mismos ha
hecho la autoridad, cuando ella sea necesaria para su fundamento; y, eventualmente, la
apreciación de los hechos, siendo esto último muy excepcional, pues por principio
corresponde a la discrecionalidad administrativa. Es precisamente por ello que la
calificación jurídica de los hechos no puede por sí sola constituir una ilegalidad, ya que
forma parte integrante de la actividad administrativa; pero el error en la misma puede y
debe ser controlada por el juez, el que por regla general lo hará en un procedimiento de
lato conocimiento en un juicio interpuesto contra la resolución de la Administración,
como ocurre, en el caso del Código del Trabajo aplicable a este recurso de protección, en
el procedimiento jurisdiccional contemplado en su artículo 474, que debiera ser la vía
adecuada para resolver el tipo de asuntos ventilado en este caso; no correspondiendo
entonces por el solo hecho de que la autoridad administrativa la haya efectuado, que se
acoja un recurso de protección en su contra.
Tercero: Que la calificación jurídica de los hechos ocurre cada vez que en el
procedimiento destinado a la elaboración de un acto administrativo, la autoridad
administrativa aplica a un hecho una norma que le sirve de fundamento y que justifica su
dictación, o un concepto jurídico indeterminado, por lo que privarla de dicha facultad
paralizaría a la Administración e impediría el cumplimiento de su función. Por lo demás,
así lo ha entendido la ley cuando, por ejemplo, el artículo 5 número 3 de la ley 17.322
sobre Cobranza Judicial de Cotizaciones indica que la oposición del ejecutado será
admisible cuando exista “Errada calificación de las funciones desempeñadas por el
trabajador , lo que equivale a decir que ella es admisible cuando la Administración ha
efectuado una errada calificación jurídica de los hechos.
Cuarto: Que lo anterior tiene particular relevancia, por cuanto la Inspección del Trabajo
carece de titularidad para imponer denuncias ante los tribunales, por lo que al prohibirle
efectuar la calificación jurídica de los hechos por ser una actividad reservada a los
tribunales de justicia, se está despojando de contenido a las normas de protección al
trabajador, ya que ningún órgano de control, sea jurisdiccional o administrativo, llevará
a cabo dicha calificación, y la eventual conducta transgresora de la ley quedará sin
sanción, salvo que sea el propio trabajador afectado el que reclame, lo que en muchos
casos resulta ilusorio;
Quinto: Que, por otra parte es útil tener presente que de acuerdo a las facultades que le
otorga el artículo 331 del Código del Trabajo, corresponde a la Inspección del Trabajo
decidir acerca de las reclamaciones que se formulen en relación con el proceso de
negociación colectiva, decisión que podrá ser recurrida ante el tribunal especializado en
materia laboral que corresponda, según lo dispone el artículo 391 del Código ya citado;
Sexto: Que, en este caso la Inspección del Trabajo se limitó a señalar que correspondía
que los trabajadores a que se refiere el recurso fueron incluidos en el proceso de
negociación colectiva, sin aplicar sanción alguna, actuación que, a juicio de estos
disidentes, no importa una función jurisdiccional sino únicamente el ejercicio de las
funciones que le encomienda la ley;
Pronunciado por la Tercera Sala, integrada por los Ministros señores Adalis Oyarzún,
Héctor Carreño, Pedro Pierry, señora Sonia Araneda y señor Haroldo Brito. No firman,
no obstante haber estado en la vista de la causa y acuerdo del fallo los Ministros señores
Oyarzún y Pierry por estar ambos en comisión de servicios. Santiago, 26 de noviembre
de 2008.
Autorizada por la Secretaria Subrogante de esta Corte señora Carola Herrera Brummer.