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LACAN LITERARIO

El foco d e este libro es un estudio d e la contribución d e Lacan al do-


minio ele los estudios lite rario s, o di ch o con más e xac[jtucJ, un m a peo
d e lo que podría llam a rse la teoría lit e raria d e Lacan. Mi tesis fund a-
me ntal es que Lacan sosti e n e la centralidad d e Ja le tra y la lite ra tura
e n el psicoan álisis, e n tanto que a taca implaca ble m e nte cualquier co-
sa que se pa rezca a un psicoan álisis a plicado , e n espe cial si es a plica-
do al campo d e la lite ra tura. ¿Cómo pode mos e ncontrarle se ntido a
esta a pa re nte co ntradicción ?
Po r o tra parte , no se h a puesto a ún suficie nte a te n ció n sobre la
cuestió n d e la consiste ncia d e la a proxim ac ión d e Laca n a la lite ratu-
ra. Se h a n escrito excele ntes libros p a ra e xplica r e l lad o "lit.e rario" d e
lo s textos d e Laca n (por ej e mplo, las brilla ntes inc ursion es d e Mal-
colm Bowie e n el gongorismo d e Lacan y sus vín culos con Proust.),
pe ro no d ejan d e estar obsesion ados con la c uestión d e la difi c ultad
d e l estilo d e l propio Lacan , un a dificulta d d e la qu e ya nos he mos
oc upad o . Mi e ntras que estos int e nto s sou va liosos, y a m e nudo ú1jJ es,
111i prin cipal e mpeiío e u este libro trabaj a e n otra direcció n : Laca n
no fue ta n só lo un usua rio d e ej e mplos lite rarios sino ta mbi é n un ac-
tivo lecto r d e textos lite rarios. To d o un siste ma d e críti ca -de un ti-
po especial, qué duela cabe- pued e e 11 contrarse e n sus se min a ri os y
e n dive rsos "esc ritos".
Mu ch os psi co a nalistas qu e ha n tra tado d e lidiar con los m ea ndros
d e l e nre vesado estilo d e Laca n han la me ntado que no hubi ese m ás
estudi os ele casos e n sus textos. De h ec ho, a parte d e una impac ta nte
e xce pció n , la publicació n d e un a e ntre vista notable con un paci e nte
psiquiá trico qu e e ntre otros d e lirios c re ía se r la ree ncarn ac ió n ele
Nie tzsc h e y Antonin Arta ud ,I es poco lo que hay e n la obra d e Lacan
que pu ed a dar tes[jmonio d e su prác tica clínica. Y uno se equivoca ría

1 Véase "A La canian psychosis: lnte rvi e w by Jacqu es Lacan", lldumi11g t11 Fmud: Cli-

11iml l'sY' h.onnnlvsus i11 !he S1/w11l 11//,r11"1111, tradu cid o y editado po r Stuan Schn e ide r-
ma 11 , Ne w Have 11, Yate Unive rsity Press , 1980, pp. 19-'l l. U11a bre ve selecc ió n de los es-
t11dios el e casos psiquiátri cos de Lacan puede e nco ntrarse e n Jacques Lacan, "frr111rwx
111 i11li'11w11ti1111s, Alenc;o n , Are p Éditions, 1977.

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grave1nente al pensar que esos "es t1Hlios de casos lacanianos" han de pesar sob re cues tiones fund a m e nta les de los textos lite rarios -de su
cncontr<u-se c 11 11111cl10s seminarios in é ditos: los seminarios, d espare- "litera ri edad"- , tales co rno la "letra", e l "síntoma" y e l goce. U tilizo la
j os y a 1n c 11tulo llenos de joyas como son, parecen ocuparse m ás de palabra "comp re nsión " lunden'landing l deliberadamente, puesto que
una lectura sistemática de los text os básicos el e Fre ud y d e l desarrollo Lacan no parece privilegiar e n particular los tex tos litera rios, y pue-
el e los co nceptos del propio Lacan , que de c11alq11ier daboració11 teó- de m ove rse sin esfuerzo e n sus seminarios d e Dante a Frege, d e Pla-
ri ca basada e n 11nos pocos casos bien escogidos. Y adc1n;ís, cuino lo tón a C icle. Los lee para compre nde r algo sobre Ja naLUral eza hum a-
scfoda Laca 11 al final d e la c nt revista con su paci e nt e psicútico, los sín- na, lo cu a l puede sonar grandioso o demasiado vasto, pero nunca ol-
tomas de hoy lucen 111 c 11os cl ásicc1111c11t<' "frc11dia11os" que laca nianos: vida que s11 aproxi111ación está fundada en lo que co nsLa nt e m e nte ll a-
"Iloy he111os visto 11na psicosis 'lacaniana'. .. 1n11y clara111entc 111arca- ma un a "experiencia", la expe ri e n cia del psicoanálisis. ¿En qué co n-
da . Co n estos discursos que se i1npone11 , el i1nagi11 ario , el si mbó li co siste? Básicamente, en dos perso nas que int eractúa n a través d e l le n-
y el re;tl. "2 Antes de regre sar sobre es tas 11ocioncs, q11 c rría seiialar guaje úni cam e nte, comprom e tidos como están por un cie rt o pacto
q11c la re lativa escasez de prcse ntacio11es clíni cas, y la nll'iosa cliscn·- (uno paga y h abla, e l o tro esc ucha y a m e nudo pe rman ece e n silen-
ción frente a los casos que él mis1110 estudió, como la fi11nosa A.i1née cio) qu e apu nt a a la resolu ció n de ciertas difi c ultades personales o a
de s11 tesis , parecen contrarrestados por 1111 creci111ic11to casi eq11iva- un a transformación de c iertas sit11acione s inhibitorias. Esta expe rie n-
le11t e ele los a11;ílisis literarios, co1110 si la falta d e histori<1s de casos cia es una expe ri e nc ia del l e n g u ~ j e como discurso viviente, un factor
f'uera co111pensacla por 1n1a abu11da11cia de CX(;gcsis literari as y cidt11- fundamental que Lacan sielllpre vuelve a poner de re li eve . Pero es
ralcs. ¿Se ría posible que la literatura hubiese trnnado - e11 las obras ade lll ás una experie nc ia de "escritura " o d e "lec tura" de a lgún tipo,
publicadas, desde luego- el l11gar del campo 111 ;ís estricto , m ;'ís cien- no sólo porq11e la práCLica d e Laca11 se basa en una nove d osa relcctu-
tífi co , si 110 siempre 1nuy "verificable ", de los estudios dí11icos) ra d e los textos d e Fre11d, no si111pl e m c nle porque los síntomas del
De hecho , todo el esfuerzo ele La ca n apunta a socavar la ingen11i- ana liza nt e esLán organizados como un Lex to esc rito , te111as todos és-
d ad de la prcg-1111 ta an tcrior. No sólo 111ost rar<1 cu:tn to se apoya n tos sobre los c uales regresaré , sino porque la "expe rie ncia" del psi-
Frc ud y otros ('n los cfi.Ttos literarios para c01nu11icar 1111a pen·t'(Kión coan á lisis introduce a u110 y o tro de los dos age ntes en 11n complejo
d e s11 i11tcrprctac ioncs ele casos, c011 todos sus complejos prohk1nas e 11redo de habla y escritura. El principal credo de Lacan es que la li-
narratolúgicos y sus res ultados trabajosanl('lltc a lcanzados , sino t<11n- te ratura proporciona mode los inco mparableme nt e significativos que
bi{· n sigue a Frl'ucl e n la insi1111ac i611 ele que no hay ni11g11m1 oposici<Ín permiten ta nto al psicoa na list a co m o a los pacientes compre nde r
sino u11a co111pk111l'ntaricdael c11trl' el dolllinio literario y e l cnCU('lltro nu evas con(iguraciones e n suc1-10s, síntomas, actos fallidos.
con "casos reales". Colllo Fre11d , quie11 encontró en una Einiosa obr<1 Ésta es la razón por la que la co nfro nt ación de toda 1111a vicia d e La-
ele Sófi>dl's d nonibre ele 11n hé roe condenado cuyo destino podrb ca n co 11 la lit eratu ra se ha a rtic 11lado siempre alrededor d e preguntas
explicar 1111a vasta variedad d e fc1Hí111enos , L1can acude a las obras ele básicas y e nga1iosame nle "in ge nuas" co mo: ¿por qué escribirnos?, ¿por
.Joyce a fin d e dcsn1brir una 11t1cva ma1wra en qu e el d eseo de 11n q11é le e mos?, ¿q 11é es lo que nos "toca" e n ese proceso a pare nte m e nt e
hombre pm:clc pcrn1ancc c r s1ucto al enigma del d eseo d e su madre , simple?, ¿por qué disfrut a m os de leer c ie nos textos y detestamos o tros
y e n 1\11.tígo//(tdeti1w 11na sorprendente i11 ve rsiú11 entre la é ti ca y la es- textos?, ¿c uál es la economía psíquica implicada por estos actos?, ¿dó n-
té tica q11 e final1ncntc le proporc ion a un lema , una visión trágica, y de y cómo son tocados nuestros c ue rpos po r las "le tras" ele la lit c rat11-
for11111bcionc s radical111cntc nuevas sobre e l deseo h11mano. ra? Una de las consec11encias de estas preguntas funda me nt ales es q11e
dlas implica n una crítica radical de todo lo que se ha producido bajo
Mi propósito, p11es , será cxarninar lo q11e Lacan ha aportado a
el nombre d e "psicoa nálisis aplicado" o de "crítica psicoana lítica". Co-
nu es tr;1 co111prcnsiú11 de la literatura, d e la poesía, el teat ro y las no-
nw lo establece e n textos co nsagrados a a utores individuales como Du-
velas ese 11cia lment e, al rcs;1ltar conceptos cruciales que se han hecho
ras o Joyce, Lacan se re húsa a psicoanalizar ya sea al am or o a las obras.
Eso sería demasiado fácil y desencaminado. En e l preámb11lo a un en-
~ lhirlr111, I'· el 1.
sayo dedicado a él, Lacan escribe estas d e nsas d e claraciones concluye n-
1(j J..\l :,\N l.l I Elt\R IO LAC:r\N LITERARIO 17
tes e11 respuesta a lo q ue la c rítica lite raria sue le hacer c:o 11 el psicoa 11 á- te. Es rea l, y, e n es te sentido, la obra no imita nada. Ell a es, como la ficc ión,
lisis: un a estru ctura verdadera. 4

Se debe a qu e e l Inconscient e 11 ccesit a d e la ins is1e nc i;-1 d e esnihir que lus Tendremos que reabrir " La ca rta robada" de Poe y la sistemática
c ríti cos se eq ui1·oca n et1a 11do tra tan 1111 a ob ra esc rita d e la 111is1m1 lo n11a e n ex plotació n d e ese texto por Lacan para sondear las profundidades
qu e es t r;11ado e l l11nrnscie n1 c. En Jodo 1110 111 e1llo, u1 a lquie r o bra escrita 11 0 del co ucepto ele un lengmu e que puede proporcionar la clave de la
puede sin o pre starse a la intnprt, Jac ió 11 e n un sentido psicoamílitico. Pcrn es tntetura ele lo inconsciente y de una estructura que describe los có-
susni hir esto, in c luso co 11 tanta li ge reza, impli ca qu e un o s upo1 1c qu e la ob ra digos más fundamentales de la sociedad. En e sa introducción, Lacan
es un a fals ili cac ión, p ues to que , e n la 1m·d id a e n que estcí esc ri ta , 11 0 i111it a los em m1 e ra ráp idame nte tres a utores a los que utilizó en diversos pun-
cfcnos del In consc ic 11t c. La obra posee e l crp1i va lc1He d e l I11 co nsciente, 1111 tos ele su carrera a fin ele inve ntar o refi nar nociones: Poe co n la fa-
equivalente 11 0 111cnos real que é l, pu es to que falsifica a l Inconsc ie nt e e 11 s11 mosa ca na cuya implicación nunca es d eve lada, Racine c uya Atalía le-
n11va 111ra. Y en cu;ml o a la obra, el esc rito r q ue la pro dun· no es 111 c n os 1111 yó para llegar al conce pto del "punto de a lmohadillado" e n e l Se111i-
l ~1 l sil i cadoi ·, si in1 e 111 a co111pre ncl cr 111ie ntras es producida, como hi zo Valéry nario 3, y los juegos políticos ele Sartre , y concluye que é l tampoco
cu a ndo se dirigió a la 1111cva i11t e li g1 1cn tsia ent re las dos gu('rras.:l puede se r e l amo ele sus "iutenc iones" -no más que todos esos escri-
tores- c ua ndo escribe.
Laca 11 seiia la que el intento de Pau l Val é ry d e a11alizar c l li111cio11;1- Necesitaremos comprender un puíiado de pa labras clave y de es-
1nie11to ele su 11H·ntc c uando estaba escribic11do alg1111os poelll as l~1- qu c 111as qu e tienen que se r presentados en s11 apropiado contexto fi-
111osos es si mil a r a la rcco11str11 cc ió11 u;lebrc11w111c 111ítiu1 d e la gl- 1ic- losófico antes de ocuparnos de las "lecturas" paradigmáticas de tex-
sis d e "E l cuervo" li eclia por Poc e 11 La/ ilosojia d1' la rom/H1siáó11. l ,a pa- tos lit e rarios por Lacan: los relatos d e Dupin, d e Poe; diversas pie zas
radoja d cs lac:ada por Laca 11 (el escritor o esc ri1ora no puede saber lo leatrales incl uyendo Hmnlet, Antígona y la Trilogía d e Coüfintaine, ele
qu e él o t·lla hace c11a11do está escribie ndo, p11es la csnit11ra partici- Claude l; las obras de Gide y d e Genet, las nove las d e Marg11e rite Du-
pa d e la in sla11c ia del i11crn1sci~'. 11t e, sie ndo arnbos prod11ccio11cs o cs- ras , las nove las y diatribas polí1icas d e Sade, y la totali dad ele las obras
cri111 ras) implica que 11110 110 pu e d e co111p1·emler e l 1cx 10 de 1111a rna- ele Joyce. Si e l espec lro de las lec turas literarias ele Lacan no es in-
nc ra reduccio11is1a, co1110 la 111era exp resió n d e 1111a 11curosis por 1ne nso, su culwra , e mpero, era extre madame nte ampli a y se ex tc11-
e jc111plo. Lo que t'· I hace con los ((·x1os es similar, p11cs , a lo q11c hace día a la antropo logía, la filosofía , e l conocimi e nto cieutffico. Lacan
c:rn1 los pacit'.Jtlcs: I ra ta "el sín1on 1a como nn pali111psl'slo" ( ihirll'm) e a borda te xtos ese nciales d e l ca non occidental, desde Pla1ón y Aristó-
i111 e 111a c0111 prcnd er el "ag11jcro" creado por el sig11 ifi c:a11tc e11 el q11c te les has1 a Joyce y Duras, haciendo incursiones consiste ntes en domi-
las significaciones se vier1c11 y se desva necen. No ohst;111tc, e n ;rn1bos nios tales co mo e l misticismo femen ino, la poesía trovadoresca y la ja-
casos, "la int crpre 1ació 11 no tiene que ser vcnladcr;1 ni fa lsa . Tiene pon esa, sin o lvidar por supu esto a Dante, Cicle, Genet y la poesía s11-
q11e serj 11s1a". Y Lac1 11 continúa s11 a 1aq 11 e a la i111i1aci<Í11: rrea list.a.
Al iutentar d escribir lo que podría llamarse una poética lacania na,
La obra lil e ra ria rracasa o triunfa , pe ro s11 rracaso 11 0 se d e be a la i111i 1ació n este li bro 110 reabrirá los dive rsos de bates sobre la teoría d e la re 1óri-
de los e fectos d e la cs trn nura. La o lll ·a só lo ex islc e 11 esa c 11rva1.11ra que es ca de Laca11, su uso idiosin crási co de la "metáfora" y la "metoni111ia"
la d e la <·s1n1 <"1 11ra e n sí. 1\sí, se nos deja co n a lgo que 110 es un a m e ra am1- como equ ivale nte ele dos procesos in consc ie ntes fre11clianos funda-
logía. La c11 rva t11ra 111c11cionad<1 aq11í no es m ás 1111<1 111 et;i l"ora d e la t's lni c- m e 111ales, "conde usación y desplazamiento"; es to se ha hecho y ha
tura de c11<11110 la es lructu ra es un a 111 ct;ífora d e la rea li dad del l11 co 11sc ic11 - co nduc ido a la versión simplificada de 1111 Lacan puramente "estruc-
turalista" cuyas tesis se limitan a aiíad ir una no ta al pie posfre11diana
a la poética formalista de Roman Jakobson. Por otra parte, e l debate
:~ J;tcq11cs Lc 1c 1n, "C 't· s1 ;) la kcturc de Freud .. ", prefocio a Roben Cco rgin , 1.r10111 ,

La11sa11;i , L'.'\gc cl 'llo111111 e-Cis1n:, 1 ~177 , p . 15. I //JidtWI, p. 16.


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que 110 querría evitar gira en torno de la función de la liLera1ura, o lónnan un sistema totalizador y, en parte, escapan a este abordaje.
más precisa11ie111e s11 estalllto en la teoría lacaniana, y esta c11estión Las tesis ele Lacan no sólo "explotan" los ejemplos literarios como
ha enfrentado a Lacan con Derrida y los cle rridia11os. Trataré de rnos- otras tantas confirmaciones de las nociones freudianas, sino que,
trar de qué modo , si tanto Lacan como Derrid a se oponen a la 110- puesto que se presentan como fundam e ntalmente "literarias", le dan
ción misrna el e "psicoanálisis aplicado", están ftuielamcntalmente en a la literatura un papel mucho más ambiguo que desempeñar en
desacu e rdo sobre la función de la literatura. Alg1111as c11cs1io11es que ellas y por ellas: no puede ser sólo un "o~jeto" capturado, atravesado
ambos dispulan son rnuy arnp li as: ¿Se pued e reducir la literatura a o exhibido por un discurso que busca una simple justificación a tra-
verdades? ¿P11ede11 usarse estas verdades como ejemplos ele una teo- vés ele la ejemplificación; la literatura habita la teoría desde el co-
ría ge neral? ¿Es la lit eratura en tanto que tal s11sccptiblc de 1111a mo- mienzo, y la hace temblar, vacilar con respecto a su propio estatuto,
d elización teórica? Lejos de proclamar una defensa tradicional de ht arruina el milagro de una teoría limpia y pura claramente opuesta a
"au tonorn ía" ele la 1i1 e ral ura, una 1i teratura q 11e tendría q ne ser de- un puñado de "i:;jemplos" bien escogidos. En El título de la letra (una
fendida a partir d e 11na infiltración de una teoría psicoanalítica im- lectura de Lacan.), Lacoue-Labarthe y Nancy concluyen un análisis de
per ialista, Derrida se resiste uo obstante a la idea ele que a u1w le es- la elaborac ión de Lacan sobre la metáfora e n estos términos:
tá pcnni1iclo utilizar los textos literarios como "c:je 111plos". 1le aquí lo
que dice, sobre una lcc111ra de Poc en el Seminario de Lacan (se trn- No es sin duda por casualidad si, junto con la signilicación habitual d e lapa-
ta de una lce1ura que prese nta ré con cierto dc1e11in1ie11to c 11 el c:apí- labra "metáfora", Laca11 incorpora ta mbi é n e l género literario donde al pa-
t11lo 4): rec e r la encontrarnos con más frec uencia, es dec ir, la poesía, y más precisa-
me 11te la poesía circunscrita por dos re fe renc ias: Hugo y e l surrealismo. 1 ... ]

Desde el co111ie11zo, reco11occ1nos el ci<isico paisaje del psicoamílisis ap li c; 1clo. Esto es, la poes ía q11e podernos designar, e n sus propios términ os, corno la
J\plicado aq1 1í a L1 li1 t· ratura. El lcxto de Po<é, cuyo cs1a11110 110 es 11un c-1 cxa- del Mundo -ele la Voz Divina o de la voz- y del "poder" o la "magia" d e las
llli11ado -L.1ca11 lo lla111a si111ple111e11tc "ficción"- es i11vocado co!llo "ejem- palabr<tS. Una poética integral de este orden y una pdctica poética integral
plo". l111 ''<-:je 1nplo" d es tinado a "ilustrar" , según 1111 procedi111ie 11to clid<ícti- de es te estil o subyace de h echo al texto de Lacan, aquí como e n otras partes,
co, 1111a ley y umt vcrd<td c¡ue confünnan e l objeto mismo de un seminario. en sus re ferencias lit.e ra rias, sus pecul iares e fectos estilísticos y, fi11alm e 11te,
La esc1 i1ura li1 c raria , aquí, es llevada a una posi ción ilustrativa: siendo q11e sus articulaciones teóricas.ü
aquí "ih1slr<11"' signi li ca leer la ley general e n el e jemp lo, tornar claro el sig-
nificado de 1111a ley o ele una verdad, traerlas a la luz de una manera irnpac- Incluso si ll ega n a un a valoración más crítica e n e l final, ser1alan-
lante o e jelllplar. El te xto es1á en la esfera de la verdad, y ele 1ma 1·erdad qu e do e quivocaciones de Lacau sobre el papel de H e idegge r en su dis-
es ensc 1-1ada l ... ·1.5 curso y la referencia c rucial a una verdad que está oculta pero 110
obstante conocida o impli cada por e l psicoanalista, reco nocen que
Entonces Dcrrid;1 opone la inclecidi!Jilidad y la "infinidad" de la li- si bien Lacan e s illC:apaz de fundar su propio discurso rigurosam e n-
leratura a cualquier "idcalizaciún" que apun1c a modelizarla en 110m- te, movié ndose estratégicame nte e ntre una pragmática de la terapia
bre de una verdad preestablecida que 110 liará más que confirmar sus y préstamos d e muchas otras teorías ele la filosofía, la lingüística, la
pre supuestos. No obstante, COlllO concluyen los dos especialistas de- re tórica, la antropología, y así sucesivamente, al me nos puede ser
rridiauos que han e xa minado las 1corías del lenguaje y ele la letra ele descrito corno un teó rico esencialmente "literario" (o un bricoleur
Lacan con alguna exhaustividad, se debe a que e sas Leorías 110 con- casero ele la teoría, para e mplear e l útil término ele Lévi-Strauss).

,-, J1n¡11n Derrida, ·¡¡,r /'os/mnl. traducción de Alau lhss, C: hicago, The Un ive rsity 1' Phi lippe Lacou e-Labanhe y .J ean-L.11c Nancy, '/Jw htl» o/ lfw Lrlli:i; traducción d e
of Ch icago Pres" 1~l87, pp. 42:>-42G í /.11 m1fr /10st11/r. /J11 S11r111te ti. l·/1·11rl PI 1111-1/1•/r/, Pal'Ís, Franc;ois Raffoul y David Penigrew, Alhany, State University of Ne w York Press, 1.992,
FL11111nario11, (<)80; / .11 ir11/rl11 ¡}()s/11/. /!1• Sún11frs 11 flp11rf y 111rís 11/lú, trad11cción de ·fo111<Ís p. 74· r1-!a e xistido una edición e n espaíiol: ¡.;¡título rlt lo ll'lra (uu11 ln:tum rlt Larn.11), Bar-
Segovia. México. Siglo XXI, 19861. ce lona, Ediciones Buenos Aires, 1981].
20 L\CAN l.JTER,\RIO L \ CAN LITERARIO 21

Lacoue-Labarthe y Nancy no son ciegos a los ingeniosos efec tos 1coría lacaniana: que no hay "ningún metalenguaje", esto e s, que la
deducidos por Lacan cuando avanza parcialm e nte escondido, proli- ve rdad no puede nunca se r dicha e n un discurso filosófico o científi-
rie 11do su "antipedagogía" como 1111a fonua 1nás sutil y m ás pode rosa co hecho de definicione s pre liminares, conceptos básicos, axiomas
de dominación: fundamentale s. Corno st~j e tos hablantes que h abitan e l le nguaje, to-
dos estamos sumergidos, incluso antes de nuestro nacimiento, en un
Por esla r<tzó 11 la [)l'1sq u eda d e Laca n el e lo qu e é l ll a 1H<t 1- .. 1 efétlosformalivos, mundo d e efectos lingüísticos que son al mismo tiempo de grave im-
una b1'1squ eda q11 e coordina , en e slo d ebe rn os insis1ir, 1111 cie rt o re curso <ti portancia e n e l h echo de que d ete rminan nuestros d estinos, d e sde
!t a bla , un cinl o 11so d e la e fi cacia p ro pio del habla y, co1no sea, d e stt pocln nuestros nombres y apellidos hasta nuestros 1.nás sec re tos síntomas
pe1:1·1wsá10. Est o es, d e lt cc lt o, lo que a nima y gobi c rmt la <-:stra1 c gia e nt e ra de corporale s y, a la vez, inexplicable s e n su totalidad, pue s correspon-
Lacan, y e xpli ca , hasl<I cie llo p unto, e l re voltijo, los g iros y disrnpcio11es que den al In co nscie nte , o, e n té rminos lacanianos, a l discurso d e l Otro,
a lte ra n e l ltilo d e tnostrativo d e Sll di sc urso. r... El h echo de que Laca11 bus-
J En consecuencia, uno n o debería, por ej e mplo, sumar las "ideas bá-
q11 e rescatar ;ti psicoa11;'.ilisis de c ie rla ortopedia 110 protege, po r e l con l1 «1rio, a sicas" de Freud e n una serie d e d is tinciones topológicas, corno e l es-
su proyec to co mo totali cLtd d e ser onopé di co. Se 1ra ta , si se qui e re, ele u11a or- quema ternario h abitual que divide a l sttj eto e ntre e l yo, e l supe ryó y
to ped ia a11/io1lofii:dirn, o el e u11 a co 11tra pcdagogía , qu e 11 0 ca rece d e ví11ctilos, el e llo, un a visión reduccion ista y simplificadora a la que se lo ha re-
in c ltiso e n s u in1 e 1Ki ó 11 críti ca, co 11 e l propós it o q11i z;\ más l'u11da1n e 11t a l d <-: d u cido con frecu e nc ia e n los p a íses anglosaj ones. El único modo d e
la filosofía como tnt a lid :td , a l nie1ws a partir d e Sócra tcs.7 evila r esa reducción ideológica a Hna doxa fáci l e s reabrir los textos
ele Freud y leerlo s c uidadosa m e m e , lite ra lme nte .. .
EsL1 claro <¡lle Lacan no ncg:iría 11 ada d e esto, y como veremos en ¿Implica esto, por tocio lo a ntedicho, un a necesidad d e d e fe nd e r
el ca pítt1lo 9, prodallla 1111a lín ea el e dcscc11de 11cia desde Sócrates a la lite ra tura de las infiltracion e s d e l psicoanál isis laca niano? Podría
has ta Frl'ud y m ás ali ;\ ... Por otra par!<', proba blcn1 l: nt e 110 seguiría a se r útil co nside rar un abord~j e comp le tame nte dife re nte , e l d e Slavoj
los dos críticos ct l<HHlo lo a linean con e l proyecto de la Ilustra ción. Zifrk, qui e n no sólo ace pta la idea d e qu e la lite ratura puede propor-
cio na r "eje mplos" qu e ilustre n las teorías d e Lacan y las suyas prop ias,
Así, la funn:ició11 de Laca11 no se ría , presu111ible m e nt c , otra cosa q11c la pai- si no que ad emás mul tipli ca e l uso de los ej e mplos. Para é l, uno po-
deia mis111;1 , o s11 re n acer e n la Bildu11gd e la Ilustrac ión (a la que Laca11 se al"i- dría d ec ir que todo pu ed e conve rtirse e n un eje mplo, una ilustra-
lia cxplícita111c11tc) y del Id ea lismo a le im\n.8 ción. A priori no h a bría ninguna dife re ncia de e stalllto e ntre los te x-
tos lit.erarios, las pe lícul as, los program as de televisión, las histori e tas,
Jncluso si , como lo se iialan e n su referencia, la not a introdLtcloria los a rtículos de pe riódicos, un a histo ria que acabarnos de e scuc h ar,
a la e d ic ió n rranccsa de 1;,'r:rils com ien za co n Ltlla alusión a las Lw11ir)- los sueilos, los chistes, lo qu e uno quiera, Puesto que todo pe rtenece
res (las Luces, la llt1strnción) , y opon e la d e libe rada ohiscaciún que se a la produ cc ió n c ulwra l, a todo se le pu e d e dar se ntido e n los té r-
h a pcrpeu1aclo en non1bre del ego al "cre púscLtlo" d e Hil a nueva sabi- minos provistos por los diagramas d e Lacan. Por ej e mplo, e n Mi-
duría obtenida d e Frcud 9 Pue s corno ve re mos e n nuestra le ctura de ramlo al sesgo y e n ¡Goza tu síntoma ! pasarn os di estrame nte d e las pe-
"Kan t con Sad e" , Lacan 110 vacila e n cues tionar la totalidad de las lículas de 1-lilc hcock y la filoso fía presocrática , a las tragedias d e
co 11cepcioncs lmmanísticas y a ntilrnmanísticas de la Ilustración. Sh a ke spea re y los lilosofemas de H egel, los re latos d e c ie n cia fic-
El deba te teórico tendría qH e hace r foco en las principales con- ció n y las p e lículas de horror, e l film noir y las parábol as de Kafka,
sccL1c11 c ias re tó ri cas o estrat é gicas de una de las te sis central es de b los chistes a nti soviéticos y las conside racione s sobre e l naciona lis-
m o, la po r nografía actual, y así sucesivam e nte . Laca u proporciona
7 lliidn11 , p. 90.
un conjunto d e anál isis o lecturas hmdarnentale s, y é stos son "ve rifi-
s lhidr 111. cados" o "aplicados" a través del uso d e la cultura popular,
1 ¿Pue de describirse esto como un re torno a l "psicoa n álisis aplica-
' .Jacques l.aca11 , /'l'u/1, Pa rís, Scuil, 1966, te xto de co11tratap;1 (e 11 ad e L1111e ciudo
e n el texto co rno¡,·, seg11iclo del 11(1111<"10 de p<igi11a ) . do "? Sí, en e l se ntido e n que e l mismo Freud rea lme nte nunca vaci-
22 L\C.\N l.ITEIZ. \RIO

ló e n utilizar los chistes, las citas de Shakespeare o Goethe, o las rere- 2. LOS DONES DE LA LITERATURA
rencias culturales más diversas para avalar sus posiciones teóricas.
No, en e l sentido de que 11110 no podría e ncontrar aquí un progrania
sistemático q1w siguiera la expansión gradual de una "rnetapsicolo-
gía" o t> l despliegue completo de una prúdeia clásica. Los "estudios
cult.uralcs" en esta 1nodalidad posbcaniana tenderían a cubrir la bre-
cha e 1itre la co ncien cia d e Derrida de qu e "no hay fuera del texto" Si uno puede presentar a Lacan ya sea como uu teórico "filosófico" o
(fHlS de /1111s-lex le) o, e1i otras palabras, de que es imposible decidir de "literario" del psicoanálisis, mi postulado es que no utilizó las refe-
una vez por todas dúndc "tcnnirn1" un texto y e1npie1.a s11 "otro" (ya rencias literarias y filosóficas como "ejemplos" o "ilustraciones" que
se lo defina conw "vida ", "realidad ", "el n11niclo"), y la inl.llici ó n de Zi- promoviesen una sinuosidad estilística o reverberaciones cultural es,
zek sobre la ejelllplaridad generalizada)' la relevancia polilllórlica ele si no con el propósito de emplearlos como h errami e ntas para resol-
las lónna ci rnws cult11ralcs. Zizck funda no 11no sino 1n11clios 111odclos ver difíciles problemas. Por ejemplo, tex tos como Ham.let y Antígona,
con los conceptos de Lacan, 1nt·nos organizados e n 11n sisten1a q11e o la trilogía Co í'ifontain e de Cla ude l, como lo h emos de ver, pueden
en una red di1i<í1nica de csq11enias , una 111cscola nza de enign1as y pa- "e nseñarle" algo sobre la "dialéctica del deseo", m ás a ún de cuanto
ra1lt~jas , qnc n111cst ra 1111a progresión a través de diversos estratos de se lo permiten las parábolas dirigidas al público del Se minario. Así,
referencia y niveles de 111odc liza ciún. después de un notable comen tario sobre Antígona e n el Seminario 7,
l~:s ta es la raz!Ín por la q11c el es tilo de Laca11 -hecho de polifoni- iba a concluir que el psicoanálisis terminaría prese ntan do la tragedia
cos ecos verbales y nive les he terogé·ncos de co11cept11alizació11- 110 como un mode lo de conocimiellto y de é tica. Si más ade la nte he d e
debería ser simplifi cado ni abolido , juega un papel esencial c11 111i mos trar h asta qué punto la lec tura d e Autigona que hace Lacan es tá
discnrso que intent a miniar la opacidad del l11consciente mi e ntras e n de uda co n la Fenmn.enologia del esp-í:ritu d e Hege l mi e ntras que e x-
nos dl'ja llot<H sobre 11n denso océa110 de p alabras a las que convo- plora otros términos que caen fuera del co nllicto e ntre lo polítü:o y
ca co1no un rnédi11111. Sobre todo, l'St.a colllplejidad heterogén ea de- lo é tico que ambos delinean, es tá claro que su nocióll de la "segunda
bería sn 11tilizable dl' tal 1n ;1ncra q11c rcsulk gozada. Eso implica que muerte" y el papel de la belleza en la tragedia no habrían podido ser
la d!'nsidad estilística no d e bería erigir una barrera c nt.re el te xto y alcanzados sin una cuidadosa consideración textual de A n.tígona y d e
los le ctores sino siniplclllcnte forzar a esos lectores a ser 11Jás curio- algunos textos clave de Sacie. Si la "lecc ión " fin al que extrae ele J\ntí-
sos. De la mis111a n1anera e n que Lacan apunta a formar una 1J11eva gona es que uno no debería "cede r e n el propio deseo'', uno podría
clase de psi coa mil ist.as, tan 1bié n in t.en ta c rear un nuevo lector y 1111a verse tentado a inscribir todas las e nseñanzas de Lacan e n la modali-
nu eva {·tin1 d(' la lectnra. dad trágica d e l deseo . Por lo d e más, como veremos tambi é n , la lectu-
ra ele 1-Jam.l.et de Lacan se las arregla para realizar un a crítica sistemá-
tica de la inte rpretac ióll canóni ca ele Freud. Al postula r un Hamlet
atrapado e n e l deseo d e su madre hasta que é l atraviesa la mue rt e y
el falo -graci as a Ofelia y su triste destino-, Lacan presenta una lec-
tura totalm e nte original ele la obra, que permanece muy atenta a la
interacc ión de sus significantes clave, mie ntras que opera apartándo-
se de la interpretación habitual de Ja obra corno tan sólo una esceni-
ficación más d e l compl"'. jo de Eelipo.
Un buen E'. jemplo de estas intrincadas reescenificaciones de temas
teóricos serían los dos conceptos del Deseo y del falo, dos términos
con los que las teorías de Lacan ha n estado es trechame nte asociadas.
En mis diversas lecturas trataré de mostrar que su concepción de l de-

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