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1. Entender las ideas que están en mi pensamiento. Pues, para saber si hay
cosas materiales fuera de mí debo considerar sus ideas. Porque estas se
representan de una manera clara o confusa en mi pensamiento. Y en la
medida de su claridad puedo juzgar con verdad si hay o no cosas fuera de
mí.
2. Identificar cuáles son las cosas claras y verdaderas. Dado que, Descartes
pone de manifiesto que hay cosas cuya naturaleza es “clara” como la
naturaleza de él “(…) también percibo innumerables particularidades de
las figuras, del número, del movimiento, etcétera , cuya verdad es tan
clara y conforme a mi naturaleza que, al descubrirlas por primera vez,
no me parece aprender nada nuevo, sino más bien recordar lo que ya
sabía antes” (DESCARTES, pág. 58)
“Así, por ejemplo, cuando imagino un triángulo, aunque quizá tal figura
no exista fuera de mi pensamiento en ninguna parte, ni haya existido
nunca, sin embargo, hay una determinada naturaleza de esa figura, es
decir, su esencia o forma, que es inmutable y eterna, que no ha sido
fingida por mí, y que no depende de mi mente” (DESCARTES, pág. 58)
Por otra parte las ideas “claras” y “distintas” son aquellas de las cuales
no se puede tener duda alguna. Es por lo anterior que a mi parecer lo que
descartes propone al decir que hay ideas “claras” y “distintas” es que hay
una suerte de conocimiento que está disponible para la mente. Es decir
que hay “cosas”, “esencias” que se conocen por medio de la mente más
no dependen de ella. Lo que nos llevaría inmediatamente a una
interpretación realista del asunto. Pues, a pesar de que Descartes no
propone una realidad tangible en la que dichas “cosas” estén sino que, en
la interpretación que yo doy, la “esencia” de dichas cosas se encuentra en
una región esencial. Es posible que se pueda dar un salto de la región
esencial al plano ontológico. Pues como esta explicado en la meditación
es lo que diferencia a el ente “Dios” de un triángulo, el poder pasar de la
región puramente esencial al plano ontológico. Lo que da cuenta de que
hay una realidad que no depende de nosotros pues hay “cosas” que
pueden pasar de lo que arriesgadamente denomino realidad esencial a la
realidad mundana. Y a fin de cuentas sea una realidad esencial o una
realidad ontológica hay cosas que no dependen de mi mente y están en
una realidad que por consiguiente tampoco depende de ella.