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ORIGEN
CACTERISTICAS
El tamaño y forma de los virus son muy variables. Hay dos grupos
estructurales básicos: isométricos, con forma de varilla o alargados, y virus
complejos, con cabeza y cola (como algunos bacteriófagos). Los virus más
pequeños son icosaédricos (polígonos de 20 lados) que miden entre 18 y 20
nanómetros de ancho (1 nanómetro = 1 millonésima parte de 1 milímetro). Los de
mayor tamaño son los alargados; algunos miden varios micrómetros de longitud,
pero no suelen medir más de 100 nanómetros de ancho. Así, los virus más largos
tienen una anchura que está por debajo de los límites de resolución del
microscopio óptico, utilizado para estudiar bacterias y otros microorganismos.
Plantas
Hay muchos tipos de virus de las plantas, pero a menudo sólo causan una
pérdida de producción, y no es económicamente viable intentar controlarlos. Los
virus de las plantas a menudo son transmitidos de una planta a otra por
organismos conocidos como vectores. Normalmente son insectos, pero también
se ha demostrado que algunos hongos, nemátodos y organismos unicelulares son
vectores. Cuando se considera económico el control de infecciones por fitovirus
(en los frutos perennes, por ejemplo), los esfuerzos se concentran en matar a los
vectores y eliminar huéspedes alternativos como malas hierbas. Los fitovirus son
inofensivos para los humanos y demás animales, pues sólo se pueden reproducir
en células vegetales vivas.
Bacterias
Los bacteriófagos son un grupo extremadamente común y diverso de virus.
Por ejemplo, los bacteriófagos son la forma más común de entidad biológica en los
medios acuáticos; en los océanos hay hasta diez veces más de estos virus que de
bacterias, alcanzando niveles de 250 millones de bacteriófagos por milímetro de
agua marina. Estos virus infectan bacterias específicas uniéndose a moléculas
receptoras de superficie y entrando en la célula. En un periodo corto de tiempo (en
algunos casos en unos minutos), las polimerasas bacterianas empiezan a traducir
ARN vírico en proteína. Estas proteínas se convierten en nuevos viriones dentro
de la célula, proteínas colaboradoras que ayudan a parecerse nuevos viriones, o
proteínas implicadas en la lisis celular. Los enzimas víricos colaboran en la
destrucción de la membrana celular y, en el caso del fago T4, un poco más de
veinte minutos después de la inyección ya se pueden liberar más de 300 fagos.
ANTECEDENTES IMPORTANTES
A principios del siglo XX, el bacteriólogo inglés Frederick Twort descubrió los
virus que infectaban bacterias, que actualmente se denominan bacteriófagos, y el
microbiólogo franco Félix de Herelle describió virus que, cuando se los añadía a
bacterias cultivadas en agar, producían zonas de bacterias muertas. Diluyó con
precisión una suspensión de estos virus y descubrió que las diluciones más altas,
en lugar de matar todas las bacterias, formaban zonas discretas de organismos
muertos. Contando estas zonas, y multiplicándoseles por el factor de dilución, De
Herelle pudo calcular el número de virus en dicha zona.
A finales del siglo XIX, los virus se definían en términos de su infectividad,
filtrabilidad, y su necesidad de huéspedes vivientes. Los virus sólo habían sido
cultivados en plantas y animales. En 1906, Ross Granville Harrison inventó un
método para cultivar tejidos en linfa, y, en 1913, E. Steinhardt y colaboradores
utilizaron este método para cultivar virus Vaccinia en fragmentos de córnea de
cobaya. En 1928, H. B. Maitland y M. C. Maitland cultivaron el mismo virus en
suspensiones de riñones picados de gallina. Su método no fue adoptado
ampliamente hasta 1950, cuando se empezó a cultivar poliovirus a gran escala
para la producción de vacunas.