You are on page 1of 57

1

El Hijo de Dios bajará en una nube no tardando


mucho y mandará a sus ángeles que sieguen la mies
seca de la tierra que no da fruto; que sus escogidos
estén preparados;

Nace en la provincia de Albacete el 13 - 3 - 31. Casada.


Siete hijos. Reside en San Lorenzo de El Escorial.
Apenas sabe leer y escribir. Gravemente enferma de
corazón, sanó en una peregrinación a Lourdes. Su
marido, de poca salud, cultiva un huerto y es portero
suplente en la casa donde Amparo trabaja de
asistenta.
Criada en suma pobreza, sacrificio y duro trabajo,
desde niña, sin saber rezar, ha invocado filialmente a
la Stma. Virgen. Siempre ha sentido tierno amor
compasivo hacia el prójimo necesitado. Afirma ella
que, aunque suponía ha de haber un Ser Supremo,
vivía despreocupada de sus deberes religiosos que no
practicaba. Pero, a mediados de noviembre de 1.980,
oye una voz que le dice: "reza por la paz del mundo y
por la conversión de los pecadores. Amaos los unos a
los otros. Vas a recibir pruebas de dolor".
Efectivamente, comienza a sangrar por la frente y las
manos sintiendo agudos dolores y clama: "Pero ¿qué
es esto?". Se le muestra el Señor clavado en la cruz y le
2
dice: "Hija mía, esto es la Pasión de Cristo. La tienes que
pasar entera". Dice Amparo: "Yo no lo resisto". Le
arguye Él: "Si tú en unos segundos no lo resistes,
¿cuánto pasaría Yo, horas enteras en una cruz,
muriendo por los mismos que me estaban
crucificando? Puedes salvar muchas almas con tus
dolores". Le pregunta Jesús si acepta, y ella responde:
"Con vuestra ayuda, Señor, lo soportaré".
Desde este momento Amparo es otra: al mismo tiempo
que intensifica ejemplarmente su vida espiritual, se
multiplican en ella tan raros como extraordinarios
fenómenos: sangraciones por la frente, ojos, boca, un
hombro, espalda, costado, manos, rodillas, pies; unas
veces con llagas visibles, otras con sangre sin llagas y
otras sin llagas y sin sangre, pero con el
correspondiente agudo dolor, según la escena de la
pasión que contempla. Se le ha visto en relieve un
corazón en el centro del pecho, sangrante atravesado
por una espada en figura.
- Apariciones del Señor, de la Virgen y de ángeles.
- Intenso aroma como de rosas percibido de lejos y
como a oleadas.
- Idioma desconocido.
- Bilocación.
- Repetidos mensajes.
- Profecías.
- Multiplicación de alimentos.
- Signos en el cielo.
3
- Numerosas conversiones.
- Levitación.
- Comunión mística.
- Inexplicable grabación de cintas magnetofónicas.
- Curación de ajenas dolencias tomándolas en sí
misma, etc.
Varios de estos fenómenos son muy recientes.
Parece que el Señor permite al "Poder de las tinieblas"
actuar contra ella, ya por el mismo diablo, ya por
quienes la insultan, se burlan de ella y de estas cosas,
y la calumnian con palabras por ella oídas o por
escritos. Pero también parece que el Señor le tiene
anunciado todo esto y le da paciencia para soportarlo.

CONTENIDO DE LOS MENSAJES RECIBIDOS


POR AMPARO:
Desde su conversión, Amparo considera su ideal
preferente ayudar a Jesús a salvar almas. Es lo que
entiende que le pide el Señor con tan variados
carismas. Así lo expresa sus mensajes recibidos en
éxtasis frecuentemente muy dolorosos. Veamos el
principal contenido de tales mensajes.
El Señor y la Virgen instan a los hombres a convertirse;
de no hacerlo, vendrá un gran castigo.
- Se quejan de los pecados de blasfemia, impureza,
incredulidad, hipocresía, ingratitud, difusión de
doctrinas falsas, incumplimiento de votos religiosos,
desamor al prójimo.
4
- En algunos sacerdotes: vida impura, abandono de la
oración y del vestido distintivo.
- Recepción sacrílega de la sagrada Eucaristía; no se
cree en la presencia real; olvido del Sagrario.
- No hay agradecimiento ni compasión para el
Corazón de Jesús al que se rechaza.
- Ofensas a la Stma. Virgen.
- Se inculcan la Confesión sacramental y la dirección
espiritual.
- Se pondera el poder impetratorio del santo Rosario
cuya devota recitación diaria se recomienda.
- La Virgen promete asistir en la muerte a quienes lo
rezan diariamente y comulgan los primeros sábados.
- Aconseja algo de meditación sobre cada misterio.
- Se piden sacrificios para que se salve el mayor
número posible de almas.
- El dolor es camino ordinario para el cielo.
- Comunión los primeros viernes y sábados y también
diaria.
- Se inculcan repetidamente la humildad y la
obediencia.
Se insiste en la necesidad y el poder de la oración.
- Orar por los que no oran y hacer penitencia por los
que no la hacen.
- Pedir mucho por España, especialmente por el País
Vasco y por todo el mundo.
- Acudir al Padre Eterno. La Virgen nos protegerá
5
siempre.
- Pedir por la conversión de Rusia y por el Papa que
va a sufrir mucho.
- Oración especial por los sacerdotes.
- Rezar por los pecadores y los incrédulos.
- Ha tenido visiones del cielo y del infierno.
- Vida eterna feliz sobre los astros.
- La Virgen Dolorosa está siempre pidiendo
misericordia por nosotros. Dice la Virgen que se ha
manifestado en varios lugares de España, pero que
no creen en Ella. Con sus lágrimas está deteniendo el
castigo que provocan nuestros pecados.
- No hacemos caso de sus avisos.
- El Señor y la Virgen dan sus mensajes valiéndose de
los más incultos y humildes para que se vea que no
son falsos, que son de Dios.
- A mediados de junio de 1.981 la Virgen Dolorosa,
sobre la copa de un fresno, junto a la fuente, en Prado
Nuevo, le ha dicho:
"Soy la Virgen Dolorosa. Quiero que se construya en
este lugar una capilla en honor de mi nombre. Que se
venga a meditar la pasión de mi Hijo que está
completamente olvidada. Si se hace lo que Yo digo,
habrá curaciones: este agua curará... Haced
penitencia, haced oración."
"El castigo está muy próximo. Será el juicio de las
naciones, el día del Creador. Si no hacemos caso de la
Virgen, no habrá trabajo, habrá muchas miserias,
6
sobre todo en España. Los que están en gracia de Dios,
que no teman no les afectará en nada el castigo que
enviará el Señor".
- "Di a todos que procuren hacer apostolado en
cualquier parte del mundo; que necesitan muchas
almas el mensaje de su Madre celestial".
- "Haced, hijos míos, haced muchos sacrificios por los
pecadores. Muchos están en el infierno porque no
han tenido quien rece por ellos".
- "Haced caso. Mandad mis mensajes por todo el
mundo".
- "Sé humilde. Sin humildad no se ganan almas".
- "Muchos creen que esto tuyo es obra de Satanás. No
lo creas, hija mía, Satanás destruye, no construye".
- "Para darles las moradas celestiales a las almas su
Padre misericordioso está esperando que se
conviertan".
- "Me están crucificando diariamente por su falta de
amor a los demás. Por su impiedad, Dios va a castigar
sin piedad".
- "Llamo a los que han sido humillados, calumniados
por mi causa. Hijos míos, estoy en vosotros ¿a quién
podéis tener miedo?".
-"Tenéis que ser fuertes. Date cuenta, hija mía, de que
Yo estoy con todos los que tienen buena voluntad. Y,
estando Yo, nada temáis".
- "Reparemos ¡pobres almas, qué pena me dan!".
- "Estoy día y noche en el Sagrario por todos. Me
7
encuentro allí presente como el mejor de los padres,
como el amigo más fiel, con un amor inmenso ¡Pobres
pecadores! No merecen estos sacrificios tuyos, míos y
los de tantas almas escogidas para su salvación. Tú,
hija mía, no te alejes de Mí. Te espero día y noche,
Dame consuelo. Abandónate en Mí y diles a todos que
los espero, que quiero salvarlos a todos con mi
Corazón. Que visiten a su Prisionero".
- "Sé humilde. No te abandones. Haz penitencia por
los pobres pecadores. Adiós, hija mía, te doy mi santa
Bendición."

8
MENSAJES 1997
MENSAJE DEL DÍA 4 DE ENERO DE 1997,
PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
EL SEÑOR:
Hija mía, ora mucho por el mal que hay en el mundo.
¡Cuánta hipocresía, cuánta mentira hay entre los
hombres, entre los hombres, especialmente en
aquellos que se llaman míos! Sí, hija mía. Yo bendigo a
los incultos e ignorantes y rechazo a los maliciosos y a
los maquinadores. ¡Cuántas almas, hija mía, que están
dentro de mi Iglesia, se sirven de mi Iglesia, pero no
sirven a mi Iglesia!
A algunos sacerdotes, ministros de Cristo, diles, hija
mía, que sepan recoger los frutos y que recojan el
rebaño que hay esparcido por todos los lugares. Que
se dediquen a su ministerio. Que no sean asalariados,
que hay mucho trabajo en la Iglesia. Que se dediquen,
como hijos de Dios entregados a su ministerio, a reunir
todo ese rebaño. Pero, cómo podéis hablar, hijos míos,
vosotros, si no sabéis recoger los frutos buenos y dar
testimonio de los frutos que recogéis. No que cogéis los
frutos, os servís de ellos y los escondéis; sin dar
testimonio del fruto que recibís. Cogéis los frutos, pero
no queréis reconocer el árbol de los frutos. ¿Cómo,
hijos míos, un árbol malo puede dar buen fruto? Un
árbol bueno da buen fruto, pero nunca un árbol malo
9
puede dar buen fruto, hijos míos. ¡Cómo cogéis los
frutos del árbol y no queréis reconocer de dónde viene
el árbol!
Reza, hija mía; y ora para que se den cuenta. Como no
cumplan con su ministerio serán rechazados por la
Divina Majestad de Dios. Que sepan valorar lo que es el
sacerdote y a lo que se ha entregado; pero ¡ay de
vosotros, que no servís nada más que para criticar,
para difamar y calumniar a las almas de buena
voluntad! Vuestras obras no sirven y vuestros frutos
son estériles, porque no sois humildes, hijos míos;
vuestro orgullo no os deja reconocer que la Divina
Majestad de un Dios tiene poder para hacer y
deshacer lo que quiera. Pero muchos de vosotros
habéis hurtado el puesto a Dios; y por eso hay que
dejar a cada uno el puesto que le corresponde. Vuestro
puesto está en la Iglesia, hijos míos, pero si os llamáis
ministros de Cristo, cristificaos con Él. Por eso está el
mundo en estas condiciones, hijos míos, porque
muchos de vosotros sois los primeros que no enseñáis
a los hombres la verdad del Evangelio, hijos míos.
Vuestra soberbia y vuestro orgullo no os deja
reconocer que Dios puede manifestarse donde quiera,
cuando quiera y a quien quiera, hijos míos.
Y mirad en el hombre a Dios, no mirad al hombre por
el hombre, sino a Dios en el hombre. Mira, hija mía,
cuántos de los que se han reído de mi doctrina y han
predicado una doctrina falsa, mira el lugar donde
están, hija mía. Su soberbia los ha conducido a querer
10
ser más que Dios y no dejar al Creador dirigir a sus
creaturas. Yo doy mis tesoros de gracias a quien
quiero, hijos míos. ¿Quién sois vosotros para limitar a
todo un Dios? Dios no tiene límites.
Orad, hijos míos, orad para que los sacerdotes
ministros de Cristo, (muchos de ellos estos sacerdotes
jóvenes), que sepan guiar el rebaño y amar a la Iglesia,
obedeciendo al Santo Padre, representante de Cristo
en la Tierra. Pero si no obedecen ni al representante de
Cristo en la Tierra, ¿cómo vais a obedecer a Dios?
Trabajad en la Iglesia, que muchas almas se retiran de
ella porque vosotros, hijos míos, no pensáis nada más
que en vosotros mismos; estáis quitando a Dios y a su
Santa Madre, el lugar que les corresponde. Orad
mucho y haced sacrificios y penitencias, para que los
hombres vuelvan su mirada a Dios. Y vosotros, hijos
míos, orad, sacrificaos y renunciad a la materia y vivid
más con el espíritu; y entregaos a Dios en cuerpo y
alma, hijos míos. Dios abrirá los brazos y os recibirá en
la Patria Celestial.
Orad mucho por mis sacerdotes, por mis almas
consagradas. Los conventos están relajados, la
mayoría de ellos; se ha infiltrado Satanás dentro y no
piensan nada más que en diversiones y en vacaciones,
hija mía. Y te lo he dicho muchas veces, por eso no hay
vocaciones, por eso se destruyen las vocaciones, hija
mía, porque se introducen en el mundo y Satanás los
atrapa en los gustos, en las comodidades y en los
placeres del mundo, hija mía.
11
Acudid a este lugar, que recibiréis muchas gracias,
hijos míos. Entronizad el Corazón de María y el
Corazón de Jesús en vuestros hogares, para que reine
la paz en ellos.
Orad, confesad vuestras culpas, hijos míos; que los
hombres cometen muchos sacrilegios acercándose al
sacramento de la Eucaristia en pecado mortal, sin
lavar sus manchas, sin confesar sus culpas. Amaos
unos a otros.
LA VIRGEN: Levantad todos los objetos, todos serán
bendecidos con bendiciones especiales para el "dia de
las tinieblas". Con un solo objeto dará luz durante los
tres días con las tres noches, para aquéllos que
conserven la gracia, hijos míos.
Yo os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 1 DE FEBRERO DE 1997,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
EL SEÑOR:
Hija mía, el mundo está corrompido hasta sus
cimientos, y los hombres, hija mía, no hacen caso a mis
llamadas; no quieren tener conciencia de la corrupción
que hay en el mundo, y qué pocos quieren aliviar mi
Corazón. Sí, hija mía, muchos seglares, religiosos,
sacerdotes, falla la oración en ellos y hay un
relajamiento en sus almas que les hace no cumplir con
12
su ministerio y sus obligaciones. ¿No os da pena, os
repito, que todo un Dios esté avisando constantemente
a sus creaturas? y sus creaturas se hacen los sordos.
¡Hasta cuándo, hijos míos, la Divina Majestad de Dios
tiene que sostener su brazo para no castigar a la
Humanidad! Muchos de vosotros, hijos míos, no
queréis reconocer, os repito, mis mensajes, ni mis
llamadas; pero sí que cogéis los frutos que salen sin
querer reconocer el árbol de donde vienen. Vuestra
soberbia, hijos míos, os deja ciegos. ¡Ay, Iglesia mía,
cuánto te amo, pero qué poco te aman muchos de los
ministros!
Sí, hija mía, piensa que tu camino no es fácil, que tu
camino es lleno de espinas y de dolor; pero Yo te
prometo, como Hijo de Dios Vivo, que ayudaré a esta
Obra en sus necesidades, y me valdré de las creaturas
para esos fines. ¡Ay, hijos míos, qué ingratos sois, con
ese corazón de bronce, y tantas gracias como habéis
recibido en este lugar!
Hija mía, todas esas lenguas difamadoras,
calumniadoras, son lenguas infernales que, cuántas
veces te he dicho, hija mía, que tenías que arrancar la
cizaña y retirarla del trigo, y tu corazón, una y otra y
otra vez te ha traicionado! Te digo, hija mía; que las
perlas no se pueden dar de comer a los puercos. Y esas
almas que han formado parte de la "comunidad" y
"grupo" que se han salido, tenías que haber retirado
antes la cizaña, porque no son dignos de recibir
gracias.
13
¡Oh, lenguas malvadas, Yo me encargaré de juzgaros
por vuestro comportamiento! ¡Cómo vais metiendo
cizaña de un lugar a otro, sin reconocer que el
demonio os está dirigiendo, hijos míos! No entraréis en
el Reino del Cielo, por difamadores y calumniadores.
Hija mía, son mentes perturbadas que el demonio les
muestra la mentira, para destruir mi Obra; pero tú no
tengas miedo a nada, sé valiente; no hay nada que
ocultar en esta Obra, hija mía, todo es limpio y
cristalino. Y el que quiera hacer lo mismo que se niegue
a sí mismo, que deje sus cosas y me siga; pero sois
como los paganos: ni vais a entrar en el Cielo, ni dejáis
que entren los demás. ¡Pobres almas, si pensarais el
lugar que os espera! ¡Cómo sois tan crueles, hijos míos,
y tenéis el corazón tan endurecido! Orad mucho, hijos
míos. Donde hay oración, no entra Satanás. Donde hay
comodidad, placer, gustos hay relajamiento y hay
tibieza, y Satanás conduce a esas almas de acá para
allá.
Amaos los unos a los otros, éste es el mandamiento
que está unido al primer mandamiento de la Ley de
Dios, "amarás a Dios con todo tu corazón, con todas
tus fuerzas, con tus cinco sentidos y al prójimo como a
ti mismo". ¡Ay, de quien no cumpla con este
mandamiento! Hijos míos, seguid pidiendo y orando
para que los pobres pecadores se conviertan y para
que pueda triunfar el Corazón Inmaculado de María y
mi Divino Corazón. Y ¡ay, de aquéllos, que escuchan o
dicen doctrinas falsas! Retiraos de aquellas almas que
14
quieren ir en contra de la fe católica, apostólica, de la
Iglesia de Cristo, ¿cómo creéis en algo que la Iglesia no
manda creer? Aquí llega uno por uno para purificarse,
no para nombrarse ni santos, ni apóstoles, ni reyes; eso
es falso, esa doctrina. Enmendad vuestras vidas, hijos
míos, si no, no podréis ver la mirada de vuestros seres
queridos. No habléis lo contrario de lo que la Iglesia
dice. Si la Iglesia dice que no existe la reencarnación,
¿cómo vosotros os reencarnáis en el nombre que un
péndulo o un adivino brujo os diga? Hijos míos, retiraos
de esa doctrina. Todos los que acudís a este lugar no
tengáis el Nombre de Dios en vano. Dios es vuestro
Creador y Él es el que nombra, el día del juicio, quién es
Santo, y en cada lugar que le corresponde estar. Pero,
hijos míos, si me amáis, consolad mi Corazón y no
digáis palabras que pueden herirlo. Amad al Vicario de
Cristo, amad a la Iglesia. Yo dije: "tú eres Pedro y sobre
esta piedra edificaré mi Iglesia". ¿Por qué buscáis,
como los ángeles caídos, descubrir más misterios e
indagar donde no podéis llegar? ¡Pobres almas, me da
tanta pena que pierdan el tiempo! Su soberbia no les
deja reconocer que Dios es el que pone las leyes, y el
Evangelio ahí quedó escrito.
LA VIRGEN: Acudid a este lugar, que todos seréis
bendecidos con bendiciones muy especiales, hijos
míos. Educad a vuestros hijos, en su religión y amad a
vuestros enemigos, hijos míos.
Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos
con bendiciones especiales, para el "día de las
15
tinieblas".
Todos los objetos han sido bendecidos, con
bendiciones especiales para el "día de las tinieblas".
Yo os bendigo, como el Padre os bendice, por medio del
Hijo y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 1 DE MARZO DE 1997,


PRIMER SÁBADO DE MES
EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
EL SEÑOR:
Hija mía, nuestros Corazones están muy afligidos
porque el mundo camina hacia la destrucción. Cada
día, el mundo está en peor situación, hija mía. Ora, hija
mía, y haz sacrificio, y enseña a los hombres que el
mundo está necesitado de amor, de caridad. Con tu
caridad, hija mía, tráeme muchas almas a mi rebaño.
Enseña a amar a los hombres, a tu Santa Madre la
Iglesia de Cristo. Diles, hija mía que la Iglesia es la luz
que alumbra a las almas; en ella está el manjar que las
alimenta, que se acerquen a comer de ese pan vivo
para que sus almas estén fortalecidas. Diles que ahí
está el banquete eterno, el canal donde pueden beber
los sedientos, que es el camino y la verdad.
Hija mía, el mundo está trastornado, no hay respeto
hacia el Creador; quieren adaptar al Creador a la ley
de la creatura, hija mía, y no quieren aceptar la Ley de
Dios. ¡Qué pena! Sufro mucho por mi Iglesia, hija mía,
más que sufrí por mi pasión. ¡Ay, muchos de mis
16
sacerdotes, que me niegan mi verdad y olvidan mis
enseñanzas, hija mía, y no predican el Evangelio tal
como está escrito! El Evangelio lo están convirtiendo,
sólo en metáforas, hija mía. Sufro mucho por la Iglesia.
Mi Corazón sufre, hija mía. Amadla mucho. Mis
sacerdotes, aquellos que os desviáis del Evangelio
¿cómo queréis caminar bien, si estáis ciegos, hijos
míos? Nuestros Corazones están muy afligidos, hija
mía, pues los hombres han perdido todo el respeto
hacia Dios. Hay mucha necesidad de oración y de
acción, hija mía. Los hombres quieren convertirse en
dioses y no saben que puede venir la destrucción del
mundo, pues Dios es el Creador Increado. ¿Cómo
quieren igualar a Dios con la creatura?
Pido a aquellos sacerdotes, que se retiran del camino
del Evangelio y que convierten el Evangelio en
metáforas, que prediquen la verdad que hay en él; y a
aquéllos, que verdaderamente caminan hacia el
camino de la verdad: sed fuertes; hijos míos, fuertes y
valientes; no os dejéis destruir, hijos míos, ni engañar.
Mi Iglesia tiene muchos enemigos. ¡Ay, sacerdotes,
muchos de vosotros! (Vuestra desobediencia al Santo
Padre, a vuestros obispos) ¿Hasta dónde queréis llegar,
hijos míos? Estáis quitando la devoción al hombre y
queréis dejar al hombre por el hombre; no queréis
caminar el hombre hacia Dios. ¡Ay, qué pena, hijos
míos... vuestra soberbia no os deja reflexionar y estáis
convirtiendo las almas en destructores de la
Humanidad! Dedicaos a vuestro ministerio, hijos míos,

17
que hay muchas almas en mi rebaño que necesitan
que les habléis de Dios. Dios está desapareciendo en
los corazones de los hombres. ¡Cómo queréis que el
mundo, hijos míos, camine hacia la paz, hacia el amor,
si los hombres quieren convertirse en hacer un mundo
nuevo, en ser creadores de la Humanidad! Sólo uno es
vuestro Señor al que tenéis que amar, respetar y
adorar. Pero, ¡ay, sacerdotes, muchos de vosotros, que
aconsejáis al hombre que no hinque su rodilla ante la
Divina Majestad de Dios! ¡Que toda rodilla se hinque
ante Dios su Creador, del Cielo, de la Tierra y de los
Infiernos!
¿Cómo vosotros, muchos, estáis haciendo
desaparecer, hijos míos, el respeto a Dios? Ya te lo dije,
hija mía, que se aboliría el poder eclesiástico y el civil, y
cada individuo se gobernaría por sí mismo.
Vosotros, almas queridas de mi Corazón, aquéllos que
seguís el Evangelio, sin quitar ni poner nada de lo que
hay escrito, reuníos todos, hijos míos, y sed valientes y
defended mi Iglesia y mi Evangelio tal como está
escrito. No os dejéis trastornar por el enemigo, hijos
míos. El enemigo, cada día, está quitando más de mi
Evangelio. Igualan Dios al hombre. ¡Pero cómo, hijos
míos, la Divina Majestad de Dios, el Increado, el que
siempre ha existido, el que nunca jamás dejará de
existir, queréis igualaros a Él! Porque el hombre quiso
igualarse a Dios, fue arrojado del paraíso, por su
desobediencia. Porque el ángel más poderoso quería
ser más y más, quería ser más que Dios, mirad dónde
18
está: en la profundidad del Infierno. Si hasta los
ángeles fueron arrojados del Cielo a los Infiernos, hijos
míos, ¿cómo no tenéis respeto y temor a Dios? Y no
queráis que Dios se adapte a las leyes del hombre,
adaptaros vosotros a las Leyes de Dios. No seáis
destructores de la verdad. ¡Ay, de aquellos que su
sabiduría la emplean para destruir a la Humanidad!
Sacerdotes de mi Iglesia, dejad de ser funcionarios y
dedicaos a ser buenos pastores, para que la
Humanidad cambie. Conquistad a las almas y
acercadlas a vuestro rebaño, a la Iglesia, que el
Fundador de la Iglesia os lo pide, hijos míos. Cristo
vuestro Redentor os pide que seáis mansos y humildes
y reflexionéis si dais buen ejemplo, hijos míos, a la
Humanidad, muchos de vosotros. Que aquellos santos
pastores que hay, aquellos santos sacerdotes; que no
se dejen engañar, ni arrastrar, como... ¡Ay, hija mía,
mira cómo se arrastraron los ángeles unos a otros! El
ángel más poderoso arrastró a los otros y millares de
ellos se dejaron arrastrar porque querían ser como
Dios, y como Dios, nadie puede llegar a ser, hijos míos.
Os pido amor, hijos míos, a nuestros Corazones. Sí, yo
creé al hombre y lo creé para glorificar y para amar a
Dios su Creador, a la Divina Majestad de Dios. Yo
vuestro Dios, hijos míos, fui el Creador del mundo, y Yo
mandé a mi Hijo para salvar a la Humanidad. Y Yo me
compadezco del hombre desde hace siglos, y el
hombre tan cruel, no tiene compasión de su Dios.
¿Hasta dónde vais a llegar, hijos míos, con vuestras
19
ideas destructoras? Respetad a la Iglesia. Amad al
Santo Padre. Obedeced. Veréis cómo vuestro camino
es suave y ligero. Pero ¿sabéis por qué no podéis con
la carga, hijos míos? Porque os falta humildad y no
queréis aceptar ni reconocer las verdades que están
escritas. Cumplid con los mandamientos, hijos míos.
Acercaos a los sacramentos. Renovad vuestra vida.
Perseverad.
LA VIRGEN: ¡Ay, hija mía, qué dolor siente mi Corazón,
mi Corazón de Madre, hija mía! Dicen que mi Corazón
no sufre. Mira cómo está mi Corazón, hija mía:
atravesado y lleno de espinas.
Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantos
pecados, como se cometen contra mi Inmaculado
Corazón. El mundo, hija mía, está desmoralizado. Mi
Corazón Puro e Inmaculado sufre por la Humanidad.
No le dan importancia al pecado, hijos míos, por eso los
pecados los convierten en virtudes y las virtudes en
pecados, hija mía.
Orad mucho, orad mucho, hijos míos, y amaos unos a
otros. Es la falta de amor, la falta de respeto hacia Dios,
la que hace caminar al mundo a este trastorno. Por eso
hago una llamada a mis sacerdotes, a todos aquellos
que sean limpios de corazón: hijos míos, no
retrocedáis, caminad con paso firme y seguro por las
huellas que caminó Cristo. No seáis cobardes, hijos
míos.
EL SEÑOR:
Yo quiero que el hombre conozca mi Evangelio tal
20
como está escrito, sin deformación, hijos míos, porque
los hombres están confundidos, porque muchos de
vosotros los habéis confundido, hijos míos. Por eso el
hombre no cambia, porque cree que está salvado,
haga lo que haga; y por eso comete pecados, porque
les habéis enseñado que los pecados no son pecados,
ni tienen importancia los pecados. ¿Hasta dónde
queréis llegar, hijos míos?
Y vosotros laicos, seglares casados, caminad y
renovad vuestro espíritu, y haced todos una gran
masa, con el Evangelio en la mano y defendiendo y
amando a la Iglesia, al Santo Padre, y a los obispos,
para que ellos puedan trabajar sin temor y con
fortaleza. Orad, orad, hijos míos. Extended la
Comunidad, para que las almas se multipliquen y viváis
como los cristianos. ¡Ah, hijos míos, aquél que deje a su
padre, a su madre, a su hermano, a su hermana, por
mi amor, le daré un premio en la Eternidad! Quiero,
hijos míos comunidades donde el maligno puede
menos atacar. Donde hay varios juntos en mi Nombre,
allí estoy Yo presente, Yo soy vuestra Fortaleza, Yo soy
la Verdad, el Camino y la Vida. No busquéis la vida en
el ser humano, que es corrupto. Buscad la vida en el
Incorrupto.
LA VIRGEN: Acudid a este lugar. Amaos unos a otros,
hijos míos, como Cristo os ama, y sed valientes, sin
fanatismo, hijos míos, pero sí con humildad y con la
verdad; y amad mucho a la Iglesia de Cristo. Nunca
está el mundo como está en esta situación, hijos míos.
21
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos
con bendiciones especiales, para la conversión de las
almas.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo, y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 5 DE ABRIL DE 1997


EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
EL SEÑOR:
Hija mía, el mundo está cada vez peor, los hombres se
han recrudecido, hija mía. Mira cómo está el mundo: el
hombre no quiere aceptar la Ley de Dios. Dios es
despreciado, hija mía. Los hijos no respetan estar bajo
el mandato de Dios, ni bajo el mandato de sus padres,
ni la obediencia, hija mía. Ya te dije que el mundo está
tan corrupto desde sus cimientos, que los pecados ya
han colmado todo el Globo Terrestre, hija mía. Los
hombres, sin Dios, son fieras salvajes, hija mía; no
intentan na más que destruir; se destruyen ellos
mismos y destruyen a la Humanidad. El hombre sólo
piensa en sus intereses. El hombre, hija mía, Dios ha
desaparecido de su pensamiento, pero él lo ha hecho
desaparecer; todos sus pensamientos están en el
desenfreno del mundo; cada uno mira para sí mismo.
Los pecados, la inmoralidad, el desamor, los crímenes,
todo, hija mía, es lo que rodea al Globo Terrestre. Y aquí
está todo un Dios paciente, a pesar de los hombres ser
tan crueles, esperando aplicar la misericordia sobre
todos los que quieran llegar a Mí.
22
El hombre ha perdido la fe. El mundo sin amor perece,
hija mía. Yo quiero amor, buenas obras. No quiero
palabras y los hombres sólo se quedan en la palabra.
¿Hasta cuándo, hijos míos, todo un Dios tiene que estar
esperando al hombre, que se convierta y pida perdón?
El mundo camina hacia la destrucción, hija mía; por
eso pido y hago un llamamiento a aquéllos que llevéis
una vida correcta, aquéllos que améis a Dios y
cumpláis sus leyes. Hago un llamamiento a todos, hijos
míos, a obispos, sacerdotes, familias, jóvenes, viudos, a
todos los que amáis a Dios, hijos míos: Ofreced
sacrificios, penitencias, oración, para nivelar la
balanza, que está desnivelada, con vuestras buenas
obras, vuestros sacrificios, y vuestras penitencias; pero
sobre todo, hijos míos, el hombre que no ama no tiene
vida. El amor es vida. Yo vine por amor a dar vida a los
hombres, por eso hoy, hijos míos, os repito, que todos
los que améis mi Divino Corazón y el Inmaculado
Corazón de mi Madre no tengáis miedo a nada ni a
nadie, pues Yo os protegeré pase lo que pase, hijos
míos.
LA VIRGEN: Y Yo, hijos míos, os cubriré con mi manto a
todos, porque al final mi Corazón Inmaculado
triunfará.
EL SEÑOR:
¡Qué pena de mundo! ¡Si todo se volviera a su lugar, el
mundo cambiaría! Si las familias, están destruidas, se
reunieran en el santo temor de Dios; los sacerdotes,
que se han retirado del camino del Evangelio, fueran
23
obedientes a sus obispos, al Santo Padre ... si las
parejas se respetasen y no hubiese esta inmoralidad,
todo el mundo estaría en calma y en paz; y Dios
reinaría en cada uno de estos corazones. Por eso hago
este llamamiento a todos aquéllos que renunciáis a
vosotros mismos, a los placeres del mundo, a las
comodidades, y aquéllos que hacéis buenas obras,
hijos míos, la caridad es lo que falta en el mundo. El
hombre ha olvidado que tiene corazón. ¡Ay, hijos míos,
cambiad vuestras vidas y volved...
AMPARO: ¡Ah, lo que puede suceder, Dios mío!
EL SEÑOR:
... volved vuestra mirada y cumplid, hijos míos, los
mandamientos de la Ley de Dios. Confesad vuestras
culpas. Acercaos al Sacramento de la Comunión y de
la Penitencia; y vosotros, pastores, aquéllos que os
habéis retirado del camino recto y seguro, volved a
vuestro camino, que Yo os espero, hijos míos, y os
colmaré de gracias, y llenaré vuestros corazones de
amor, y pondré imán en ellos, para que podáis
conquistar a las almas. Para que el mundo cambie,
hijos míos, tenéis que cambiar todos. Os repito, el
mundo sin amor camina hacia una destrucción.
Acudid a este lugar, hijos míos, que todos los que
acudáis a él tendréis gracias muy especiales y nada de
lo que pueda suceder os afectará; pero os pido, hijos
míos, tened cuidado, porque hay mucho falso profeta.
Mira, hija mía, por todas partes, los falsos profetas
están invadiendo el mundo; no vayáis detrás de ellos,
24
hijos míos. ¿Sabéis cómo se conoce el profeta que no
es falso?: por su obediencia a la Santa Madre Iglesia;
por sus mensajes universales para el mundo; por no
creerse superiores a los demás; por su humildad; pero
muchos de vosotros vais detrás de ellos, porque os
gusta que os digan que estáis salvados, que sois
escogidos, que tenéis un puesto que cumplir en la
Tierra, porque Dios os ha escogido a cada uno; y
¡cuántos de vosotros, hijos míos, vuestra vanidad os
pierde! Dios viene a corregir a los hombres, no viene a
alabarlos ni a glorificarlos. Ahí es donde tenéis que
daros cuenta si es un profeta enviado del Cielo.
Retiraos de los que os halagan, y aceptad, hijos míos,
la corrección. Muchos profetas falsos no obedecen a la
Iglesia, y cuántos han destruido a muchos sacerdotes
y teólogos buenos, diciéndoles que son escogidos y
que tienen una misión, y van detrás de ellos,
haciéndolos ídolos. Cuántas, hija mía, almas son
arrastrados por todos ellos; quieren sacar a las almas
del lugar donde Dios manda gracias y se manifiesta,
para ellos tener su propia secta. Sí, hija mía, muchos de
ellos no dan un ... men...
AMPARO: ¡Uy, qué horror... todos los que van detrás!
EL SEÑOR:
Son engañados, porque les gusta, hija mía, porque no
dan un mensaje universal al mundo, sino un mensaje
para cada uno. No les dicen: compartid con los demás,
amad a vuestro prójimo, hijos míos. Nos seáis
soberbios; sed humildes. Al hombre no le gusta na más
25
que la alabanza; no le gusta la corrección y el consejo,
por eso muchos, míralos, hija mía, van detrás de ellos,
porque no se les nota; muchos de ellos, Satanás los
dirige, hija mía. Cuántos dicen que hablan con el
Espíritu Santo por teléfono, que hablan con Dios Padre,
pero, hijos míos, pero ¿hasta dónde queréis llegar? ¿No
tenéis miedo a la Divina Majestad de Dios, hijos míos?
Cometen sacrilegios con la Eucaristía, diciendo que
tienen comuniones místicas, ¡ay, cuándo os presentéis
ante Dios, hijos míos, vuestro juicio será terrible! Dios
viene a enseñar al hombre y a recordar al hombre el
Evangelio, la unidad, el amor, la entrega, la pobreza, la
oración, el sacrificio; pero muchos de vosotros sólo
movéis los labios en esas reuniones, hijos míos, sin
distinguir la falsedad y la hipocresía. ¡Qué pena siente
mi Corazón! Todo es una manera de sacar a las almas
donde Dios se manifiesta para confundirlas,
envanecerlas y destruirlas. Todos son centros que
quieren llamar la atención. Tened cuidado, hijos míos,
que hay muchas almas que se dedican a destruir.
No quiero que te aflijas, hija mía. Ya sé que el mundo te
ha tratado mal, hija mía, desde muy niña; pero desde
muy niña fuiste escogida para sufrir, padecer por el
bien de la Humanidad; y para corregirte tus miserias
apliqué mi misericordia, hija mía; pero no quiero que
nada te aflija. Yo dije, hija mía, que no te angustiaras y
Yo pondré en tu camino almas que ayuden a sacar
esta Obra adelante; piensa que es una Obra de Dios y
Dios te pondrá en el camino a las almas, para

26
ayudarte. Muchos se benefician de estas
manifestaciones, para lucrarse de ellas, no para los
pobres, hija mía, y muchos se lucran vendiendo cosas
religiosas, para emplearlo en orgías y pecados de
inmoralidad. ¡ Qué pena me dan esas almas, hija mía!
Pedid por ellos y amaos unos a otros como Yo os he
amado, y sed humildes, hijos míos, muy humildes; sin
humildad no se consigue el Cielo.
LA VIRGEN: Besa el suelo, hija mía, en reparación de
tantas ofensas como se cometen a mi Inmaculado
Corazón.
EL SEÑOR:
Hija mía, tu corazón está triste, tú me has pedido que
corte de ti por donde quiera. Yo estoy cortando, hija
mía, y corto, pero todo, hija mía, tiene un valor para la
conversión de las almas. No te entristezcas, hija mía, tu
corazón sufre mucho.
AMPARO: (Entre sollozos) ... ¡Señor... ayúdame, Señor ...
ayúdame, ... ayúdame, Señor... , ah, ayúdame! ... Señor,
no me abandones, Señor, que yo sin Ti no puedo vivir ...
ayúdame. Señor, ... te pido, Señor, que me ayudes y me
pongas a personas ... para ayudar a sacar esta Obra
adelante ... Por mi sola no puedo nada, Señor, pero Tú
lo puedes todo. Señor, también, si no puedo ver a mi
hijo ... Tú lo quieres por el bien de la Humanidad ... Haz
Tu voluntad, Señor, ... ayúdame, Señor, a ser humilde,
a ser paciente ... Señor ...
EL SEÑOR:

27
Te he dicho, hija mía, que te pondré almas buenas en
el camino; y en sí, muchas veces te las he puesto.
AMPARO: Es una Obra tan grande la que quieres,
Señor...
EL SEÑOR:
Ya se verá la luz, hija mía.
AMPARO: Ayúdame, no tengo fuerzas, Señor.... no
tengo fuerzas ...
EL SEÑOR:
Soy la fortaleza, hija mía; de mí sacarás la fuerza para
caminar y para que todo crezca como Yo te he pedido,
hija mía.
AMPARO: Perdóname, Señor, por mi soberbia;
perdóname, Señor.
LA VIRGEN: Vuelve a besar el suelo, hija mía, en
reparación de los pecados de la Humanidad.
Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos
con bendiciones especiales para "el día de las
tinieblas", hija mía.
Os bendigo, hijos míos, como, el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 3 DE MAYO DE 1997,


PRIMER SÁBADO DE MES
LA VIRGEN: Hija mía, hoy vengo con mi manto de oro,
de todas las oraciones y avemarías que recibo en este
lugar; aunque hay muchos curiosos, hija mía, pero
28
muchas almas se han convertido y han cambiado la
vida de pecado por la vida de la gracia; por eso hoy
protegeré a todos con mi manto, sus cantares llegarán
a la corte celestial. El mes de María, en la mayoría del
mundo se ha olvidado este mes tan hermoso y tan
bello, donde los hombres y mujeres y niños levantaban
su corazón y lo juntaban junto al mío, con plegarias y
canciones. Los niños elevaban su corazoncito y se
juntaba junto a los ángeles, esas poesías que salían de
lo más profundo de su corazón inocente. En muchos
lugares, hija mía, se ha perdido esa devoción, la
devoción a María.
Yo soy María, vuestra Madre Pura e Inmaculada, que
Dios hizo un paraíso dentro de Mí e hizo maravillas en
ese paraíso. Él tuvo sus complacencias y se recreaba
en mi Corazón. Permitió que fuese el Verbo encarnado
en mis entrañas; se encarnó dentro de Mí y me divinizó.
Por eso, hija mía, pido que los hombres se acerquen a
Mí, aquéllos que estáis afligidos y apenados, aquéllos
que estáis lejos de mi Hijo, Yo soy el camino más corto
para llegar a Él. Yo os amo, hijos míos, y quiero
conduciros a mi Hijo. Por eso os digo, que el que ama a
María, ama a Jesús. Por eso Dios quiere que sea la
Puerta del Cielo, el Refugio de los Pecadores, el
Consuelo de los Afligidos, y tantos y tantos títulos como
he adquirido, ser Pura e Inmaculada en el parto,
después del parto, y antes del parto. ¿Cómo los
hombres quieren apartarme como la mujer que tiene
al hijo por medio de varón y quitarme todas las gracias

29
y los títulos que Dios ha querido para Mí? Dios quiso
que los adquiriera y por eso soy la llena de gracia.
AMPARO: ¡Qué belleza, Madre mía! ...
LA VIRGEN: La Bella entre todas las mujeres.
AMPARO: (Entre suspiros.) ¡Ay, qué belleza, ay!
LA VIRGEN: No me arrinconéis, hijos míos, que no
contentáis a Dios, si me quitáis del lugar que me
corresponde como Madre de Dios.
EL SEÑOR:
Sí, hijos míos, es el mes de María. María, la Madre del
Redentor, de toda la Humanidad. El que no ama a
María, no ama a Jesús. ¿Cuántas veces os he repetido
que somos dos Corazones en uno? El Corazón de mi
Madre está unido al mío y nadie lo puede separar, pero
los hombres han perdido toda la atención y devoción a
esta Madre Pura e Inmaculada. Si es la Puerta del
Cielo, hijos míos, tendréis que entrar por ella. Es el Arca
de la Alianza, el Paraíso donde Yo me recreé en Ella. No
la apartéis, hijos míos, que Yo le he dado muchas
gracias para derramarlas sobre la Humanidad. Ella es
la que intercede por vosotros. Es la Madre de todos los
pecadores. Quiere que se arrepientan todos y vengan
a Mí; constantemente, hijos míos, está intercediendo
por todos vosotros. Amadla mucho. Si no amáis a mi
Madre no me podéis tener contento a Mí. En el mundo
ha desaparecido el amor, la unidad entre los cristianos.
Sed misericordiosos como Yo fui misericordioso. No
juzguéis y no seréis juzgados. Con la medida que

30
midáis, con esa medida seréis medidos.
Tú, hija mía, ama a los que te calumnian, ora por los
que te difaman. Piensa que el hombre malo no puede
hablar cosas buenas. El hombre malo habla de lo que
lleva en su corazón. El hombre malo es parecido al
árbol malo. Un árbol malo no puede dar buen fruto; el
fruto estará podrido; pero un árbol sano y bueno, su
fruto será sano y bueno, hija mía. Piensa que de un
espino no se pueden sacar manzanas, hija mía; ni de
un enebro, peras. Son árboles punzantes y amargos.
Por eso te digo que no te angusties, hija mía, por todas
esas lenguas malvadas y perversas, que quieren tapar
su perversidad y su maldad ante los hombres,
repartiendo libros y aparentando hacer buenas obras.
Un alma perversa, hija mía, y soberbia, que sólo se
dedica a ir de lugar en lugar, a sacar toda la maldad
que lleva dentro y hacer la vida imposible a todo el que
vive a su alrededor. ¿Cómo crees, hija mía, que esas
almas pueden estar en gracia? Sigue pidiendo por
ellas, para que su maldad y su perversidad
desaparezcan de sus mentes desequilibradas y
trastornadas. Piensa que donde está Dios, no podrá el
enemigo.
Orad mucho, hijos míos, porque hay muchas almas
trastornadas, que no aparentan su trastorno y dañan
a la Humanidad, y arrastran a las almas, hijos míos.
LA VIRGEN: Orad, orad y haced penitencia, hijos míos,
por los que no oran, ni hacen penitencia. Amaos unos
a otros como Cristo os ama. Acudid a este lugar, que
31
recibiréis gracias especiales en vuestros corazones,
hijos míos. Este mes de María será un mes que Yo
derrame todo mi Corazón en rayos de luz hacia los
hombres.
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos,
con bendiciones especiales, para el día de las tinieblas.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo, y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 7 DE JUNIO DE 1997,


PRIMER SÁBADO DE MES
LA VIRGEN: Hija mía, hoy mi vestidura es de gracia,
para todos los que acudan a este lugar, serán
protegidos con mi manto. El mundo, hija mía, sigue mal
en peor. Muchos de los católicos dicen vivir para Dios,
pero están muy materializados, hija mía, y les atrae
más el mundo que el sacrificio y la penitencia. El
mundo ha llegado a este límite, porque el hombre ha
abandonado a Dios. Los pecados de impureza han
invadido el mundo, hija mía, y los hombres no le dan
importancia a este pecado. Muchas almas se
condenan por los pecados de impureza. El mundo está
corrupto por una inmoralidad que cubre los cuatro
continentes. Los hogares se han destruido, porque no
hay diálogo entre los hombres, y porque la mujer quita
la dignidad al marido, y da malos ejemplos a sus hijos.
¿No veis, hijos míos, que si no ponéis un freno en sus
vidas estáis destruyendo sus almas? Si en la
Humanidad no hay moral, ¿cómo no vigiláis a vuestros
32
hijos, hijos míos, y los dejáis al libre albedrío de
Satanás? ¡Qué pena de Humanidad! La juventud se
corrompe por las pasiones y por no saber dominar los
sentidos de la carne. ¡Madres, educad a vuestros hijos,
y padres, sed severos con ellos, que la severidad no
quita el amor que sintáis por ellos, hijos míos! Cuando
caen en lujuria, ya se quedan ciegos; los ha cegado la
pasión, y ya el mundo los arrastra, y caen en todos los
pecados del mundo; pero hoy, el ser humano no le da
importancia al pecado.
Mira mi Inmaculado Corazón, hija mía. Acudid a este
lugar, que mi Inmaculado Corazón os protegerá de
ese pecado de impureza; que habéis perdido el pudor,
hijas mías; venid a Mí, que Yo os enseñaré esa virtud
tan hermosa de la pureza y de la virginidad. Mi
Corazón Inmaculado reinará al final de los tiempos.
EL SEÑOR:
Sí, hija mía, quiero que los hombres veneren a mi
Madre. En el mundo, creatura como Ella no la hubo, ni
la habrá jamás. Aprended de Ella, hijos míos, Ella será
una buena Madre, que os protegerá bajo su manto, y
no caeréis en las garras del enemigo. Quiero que en
vuestros hogares esté el trono de mi Madre junto a mi
trono. Que haya dos tronos en vuestras casas: Jesús y
María.
LA VIRGEN: Hija mía, ¿ves cómo todo tiene un precio?,
al final hemos triunfado. Yo dije que no me movería de
ese lugar y que quién eran los hombres para decir
dónde tenía Yo que manifestarme. A Mí me gustó ese
33
lugar y vine a este pueblo, porque este pueblo me
necesita; aunque muchos de ellos han intentado
echarme de él. Hace muchos años me manifesté en
ese lugar, y los hombres, en vez de formar paz, hicieron
guerra; unos decían que de aquí y otros que de allí, y
al final ninguno me puso en el lugar donde me
manifesté bajo la advocación de la Virgen Pura
Dolorosa. Para que veáis cómo mi Corazón triunfa. Sed
constantes, hijos míos, pues todos los que sois
constantes, en recibir las gracias y en acudir a este
lugar, os prometo que no os abandonaré jamás.
(Suspiros.) Por eso sigo repitiendo: quiero que se haga
una capilla en honor a mi Nombre, a la Virgen Pura
Dolorosa, Madre del Redentor y Corredentora de la
Humanidad; y que, en estos tiempos donde los
hombres abandonan a Dios, me tengan (suspiro) al
lado del trono de mi Hijo, y adoren a mi Hijo día y
noche; esto lo he pedido muchas veces, hijos míos, y
derramaré muchas gracias sobre todos vosotros. ¿Veis
cómo sirven vuestras oraciones, hijos míos, veis
vuestra constancia? El que es constante, Dios le
concede las gracias que pide. Orad, hijos míos, mucho,
y haced mucha penitencia, aunque los hombres digan
que no hace falta la penitencia. El mundo se ha
corrompido por falta de oración y de penitencia. Amad
a la iglesia. Amad al Vicario de Cristo.
LUZ AMPARO: ¡Uy!...
SACERDOTE FALLECIDO: Yo estoy en un lugar donde
todavía no he sido revestido con la vestidura de la vida.
34
Estoy vestido con la vestidura de la muerte; pero, hijos
míos, quiero avisaros: yo fui el contaminador, yo fui el
que me uní a todos vosotros, corruptos, incrédulos; nos
juntábamos para maquinar y para hacer el mal a estas
pobres almas, a estos cristianos; y muchos de vosotros
habéis bebido, porque la justicia de Dios nos ha hecho
beber, la misma amargura que hicimos beber a ellos.
Os pido que os quitéis la mascarilla y no vayáis
diciendo que sois una asociación de paz, porque ni
amáis a la Iglesia, ni creéis en Dios. No seáis fariseos.
Id contritos y arrepentidos, y confesad vuestras
culpas, y escupid el veneno que lleváis dentro, hijos
míos, ese odio, ese rencor de vuestros antepasados.
Venid contritos, y levantad vuestros ojos a la Divina
Majestad de Dios. Yo hice mal por bien, pero lo reconocí
tarde. Por eso quiero leer esta carta que llevo en mi
corazón a la que los míos no me dejaron leer ante el
pueblo, ni ante mis superiores. Yo quise dar testimonio,
y sólo tendré paz ahora que os he leído esta carta.
Hijos míos, yo me junté junto a ellos para maquinar la
mentira, y abolir muchas veces la Ley de Dios. Si no
amáis a la Iglesia, hijos míos, ¿cómo habláis tanto de la
Iglesia? Si yo con... (¡Uy!)
...algunos de vosotros, hijos míos, he cogido los diezmos
y primicias de la Iglesia. ¿Cómo hablas de la Iglesia,
hijo mío, si sólo has robado a Dios? ¿Cómo hablas de
secta, si la secta sois vosotros, hijos míos, que no
queréis acercaros a la Iglesia y estáis separados de
ella; si no la amáis. ¿No veis la grandeza de Dios? La

35
Santa Madre de Dios, la Virgen María, ha conseguido lo
que quería. ¿No lo veis, hijos míos, que ha ido quitando
todos los obstáculos que estorbaban en su camino,
para realizar lo que Ella quería? y tened cuidado, que
podéis ser vosotros los próximos, hijos míos. No
difaméis, ni calumniéis. Id a confesar vuestras culpas.
Hijos míos, a alguno de vosotros os dije que qué
equivocados estábamos, y seguís en la guerra y en la
discordia.
Vengo a dar las gracias a estos ángeles que me han
protegido y cuidado, a lo que he sentido paz en los
últimos días de mi vida junto a ellas, orando y
consolando mi alma de esa tristeza tan terrible que
había dentro de ella. He gemido hasta llegar a leer esta
carta que tenía dentro de mí. Aquí hay un paraíso hijos
míos, hecho con las manos de Dios, no con las manos
del hombre, al que todavía no he llegado. Rezad por mí,
hijos míos, y orad, y haced sacrificios, para que pronto
llegue a vestirme con la vestidura de la vida; y tú, hija
mía, perdóname tanto daño como hice a tu corazón.
Hice mucho daño, hija mía, mucho daño, y abrí una
herida en tu corazón de la que nunca podrás cerrar.
Yo fui el promotor. No creí que podían llegar tan lejos ...
(Luz Amparo solloza, balbucea algo, llora.)
... Sí, hija mía, sí. Fui el promotor ... (sigue llorando) ...
Confesad vuestro pecado, almas corruptas. Yo fui el
escarnio de tu corazón con todos ellos. ¿Cómo todavía,
hijos míos, tenéis valor? Pedid perdón por vuestro
pecado horrendo.
36
EL SEÑOR:
Besa el suelo, hija mía, por esos pobres pecadores.
Perdónalos por todas las injurias, por todos los
pecados que han cometido. El que a hierro mata ...
(Aunque vine a rectificar las leyes), hija mía, Dios hará
que paguen su castigo.
SACERDOTE FALLECIDO: Ahora sí que siente paz mi
alma. Gracias, hermanos míos, por todo el bien que
habéis hecho a mi alma.
EL SEÑOR:
Sí, hija mía, sella tus labios. Esa herida no se cierra
jamás y perdónalos. Te digo lo que le dije Yo a mi Padre:
"Perdónalos que no saben lo que se hacen".
LA VIRGEN: Levantad todos los objetos, todos serán
bendecidos con bendiciones especiales. Todos han
sido bendecidos, para el "día de las tinieblas". Hija mía,
esto conlleva el amor a Dios. Sé muy humilde, hija mía,
ama a la Iglesia, a los obispos y a su Vicario.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo, y con el Espíritu Santo.
NOTA.
Sacerdote fallecido. - Opuesto a los hechos de la
aparición de la Santísima Virgen en El Escorial, y
arrepentido en los últimos días de su vida, confiesa su
error y pide perdón.

37
MENSAJE DEL DÍA 5 DE JULIO DE 1997,
PRIMER SÁBADO DE MES
LA VIRGEN: Hijos míos, aquí está vuestra Madre, la
Virgen Pura Dolorosa. Mi Corazón sigue sufriendo por
los pecados de la Humanidad. Los hombres no
cambian. Cada día, el ser humano está más
deshumanizado, y los hombres no quieren
comprender ni entender los misterios de Dios, ni
cumplir sus leyes. Por eso hago un llamamiento:
sacerdotes de Cristo, despojaos del espíritu que os
obstaculice en vuestro camino y no os siente bien, y
regocijaos del Espíritu de Dios, y aprended de Él su
sabiduría, y llenaos de Él, y explicad a las almas que
esta vida no es el final de todo.
Muchas almas están confundidas, porque hay
sacerdotes que confunden la doctrina, y creen que,
con la muerte, aquí se acaba todo; por eso muchos,
hijos míos, cuando llega este momento de este
desenlace fatal, miran a su alrededor y no encuentran
nada más que tinieblas y obscuridad; para ellos es un
horror, un gemir y un sufrimiento, y llegan ante Dios, y
Dios los manda a otro lugar, porque no han querido
saber nada de Él, y por eso no pueden estar con Él,
tienen que estar donde Él no esté, porque lo han
rechazado, y no han querido saber las verdades ni los
caminos de Dios. Eso es terrible, hijos míos, cuando
llega ese momento para estas almas; por eso os pido,
hijos míos: arrepentíos, confesad vuestras culpas,
amad a la Iglesia, hijos míos, que en Ella hay un
38
banquete que, si coméis de él, conseguiréis la vida
eterna; id a Ella y amadla, y veréis la grandeza que hay
en Ella y la hermosura.
EL SEÑOR:
Hijos míos, sacerdotes, que camináis por el sendero de
Cristo, no os acobardéis, y enseñad a las criaturas las
verdades que hay en el Evangelio. Y os pido a todos,
hijos míos: sed mansos y humildes. Con humildad
conseguiréis no revelaros contra Dios. El hombre
quiere ser más que Dios, y cuántas veces he dicho que
nadie como Dios. El hombre se queda en lo humano y
olvida lo divino, pero, cuando llega ante Dios, nada
puede hacer, porque Dios tiene que aplicar su justicia;
los hombres sólo piensan en su misericordia, y ¿dónde
dejan la justicia de Dios? Dios os ama a todos, hijos
míos, pero a todo el que quiere doblar la rodilla ante Él
y pedir perdón de sus culpas.
Por eso os digo, hijos míos: venid a mí, todos los que
estáis agobiados y todos los que tenéis angustia, que
Yo aliviaré vuestra carga y curaré vuestras angustias,
hijos míos. No penséis que Dios no os ama, hijos míos.
Dios os ama, pero ¿lo amáis vosotros a Él? Por eso, hijos
míos, en vuestra libertad os salváis u os condenáis.
Porque Yo os quiero, hijos míos, pero no os obligo. Por
eso os pido, hijos míos, que busquéis a Dios, que todo el
que busca halla. Y Yo espero, como el padre pródigo,
que llegue el hijo pródigo. Y, cuando llegan los hijos
pródigos a Mí, los perdono y los visto con las mejores
vestiduras y hago una fiesta en el Cielo; porque esas
39
almas estaban perdidas y las he recuperado. Por eso
os pido oración y penitencia, hijos míos. Sin oración y
sin penitencia, el hombre se deja arrastrar por las
asechanzas del enemigo.
Sed muy humildes, hijos míos, y acudid a este lugar,
que os daré la gracia de la conversión, y amad mucho
a la Iglesia de Cristo, hijos míos, a su Vicario, y respetad
a los obispos. Por eso sigo repitiendo que el que no deja
a su padre, a su madre, a su hermano, a su hermana
por Mí, no es digno de llamarse hijo mío. Muchos han
dejado el mundo, pero tienen tanto apego a las cosas
carnales, que aman antes a cualquier ser humano que
al Creador. Venid, hijos míos, que os espero con los
brazos abiertos, para bendeciros y para perdonaros.
Confesad vuestras culpas e id al sacramento de la
Eucaristía. Veréis cómo encontráis paz en vuestro
espíritu. Sed humildes, hijos míos.
LA VIRGEN: Levantad todos los objetos, todos serán
bendecidos con bendiciones especiales, para la
conversión de los pobres pecadores.
Yo os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice,
por medio del Hijo, y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 2 DE AGOSTO DE 1997,


PRIMER SÁBADO DE MES
LA VIRGEN: Aquí estoy, hija mía, cómo Reina y Señora
de todos los hombres. Yo soy la Fuente de todo lo
creado, fuera de la unidad de la Santísima Trinidad.

40
Soy la Chispa que Dios quiere que alumbre los
corazones. Soy la Reina del Cielo. Soy el Puente para
que los hombres se acerquen a la Iglesia. Y es lo que
vengo a decir a los hombres, y lo que les he estado
diciendo tantos y tantos años: que mi Inmaculado
Corazón será el que reine sobre la Humanidad; que no
olviden que soy la Madre de Dios, Corredentora con
Cristo, Madre de todos los hombres. Los hombres
quieren arrinconarme, no saben que es la hora de
María. ¿Por qué los hombres son tan obstinados y se
empeñan en hacerme desaparecer? ¿Cómo una
madre no va a avisar a sus hijos la situación del mundo,
y el peligro que los acecha?
EL SEÑOR:
¡Ah, hijos míos! , salid de la tiniebla, aquellos que estáis
atrapados por ella, y venid a la luz, que la luz se ha
hecho para alumbrar la tiniebla, no la tiniebla para
alumbrar a la luz. Sólo un alma en tiniebla no puede
discernir los frutos. Quedaos con los frutos buenos,
hijos míos, y no seáis discordia, y sembréis calumnia
por muchos lugares. El que no está contra Mí, está
conmigo. ¿Por qué no aprovecháis todos los buenos
frutos?
Hija mía, tú no sufras ni por la calumnia ni por el
desprecio. Esto es de Dios y lo que es de Dios, nadie lo
podrá derribar. Es el sello más seguro, la persecución
y la calumnia, de que esta Obra es de Dios, hija mía.
Sólo los ciegos que viven en la oscuridad, no quieren
abrir sus ojos para ver la luz, pero, hija mía, tú sé fiel al
41
"sí" que diste, y cuanto más persecución y más
calumnia, más cierto es el sello de Dios.
Amaos unos a otros. Orad, hijos míos, haced penitencia
y sacrificio por los pobres pecadores. Amad mucho a
la Iglesia. Amad al Santo Padre. Todo el que ama a la
Iglesia como Cristo la amó es perseguido, y muchos
condenados a muerte, hijos míos. No desfallezcáis,
hijos míos, que vuestra fe sea firme y vuestra caridad
profunda, y que nadie os, hija ... (Luz Amparo muestra
una gran sorpresa: ¡Ay!) ...
... Sí, hija mía, sí, así se dedican los hijos de la tiniebla a
destruir las obras de Dios: de un lugar a otro
sembrando discordia y cizaña.
Pero los hombres tienen que ser fuertes, y el que tiene
a Dios nada tiene que temer. Yo odio la mentira, el
engaño y la calumnia. Yo soy vuestro refugio, y los que
hoy os persiguen, un día estarán con vosotros. Orad,
hijos míos, y haced penitencia y sacrificio, pues los
hombres se han olvidado que la penitencia y el
sacrificio es lo que puede reparar los pecados de la
Humanidad.
Y vosotros, sacerdotes, aquéllos que sois fieles testigos
del Evangelio, sed firmes y valientes; convertid a las
almas y orad mucho, para que los religiosos, religiosas,
formen jardines frescos y lozanos en los conventos, y
no se acobarden. Las que sean fuertes que se afiancen
en Cristo y por Cristo, y no desfallezcan. Desde
vuestros escondites, hijas mías, podéis salvar muchas
almas, con vuestra oración y vuestro sacrificio. No os
42
aletarguéis, hijas mías, orad y sacrificaos por los
pobres pecadores. El Espíritu se conserva fuerte con la
oración, hijos míos. Sin la oración vuestra ... acción (Luz
Amparo ve muchas almas orando: ¡Ah! ¡Cuántas!).
... Mueven los labios sí, hija mía, pero no sale la oración
de su corazón. Es una oración pobre, pero, aún así, la
recojo, la recojo y la aplico por los pobres pecadores.
Pero mira la oración salida del corazón, hija mía, el
fruto que tiene. ¡Cuántas almas han llegado a ver la
Divina Majestad de Dios por la oración bien hecha y
profunda! El mundo está necesitado de oración y de
penitencia.
Todo lo he dicho, y a todos he avisado. ¡Qué más
palabras puedo decir, hijos míos! No os hagáis los
sordos, y escuchad mi mensaje.
LA VIRGEN: Acudid a este lugar, hijos míos, que
recibiréis muchas gracias para vuestras pobres almas.
¡Pobres pecadores!, venid a mi Corazón y refugiaos en
Él, que Yo os conduciré al corazón de Cristo y Cristo al
Corazón del Padre, y todos juntos haréis morada en
Ellos.
Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantas ofensas
como se cometen contra mi Corazón y desprecios, hija
mía.
Amaos unos a otros, hijos míos. La unidad de hijos de
Dios ... ¡es tan bella esa unidad, hijos míos! ...
Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos
para los pobres pecadores.

43
Todos han sido bendecidos.
Yo os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 6 DE SEPTIEMBRE DE 1997,


PRIMER SÁBADO DE MES
EL SEÑOR:
Hijos míos, aquí estoy otra vez, avisando a mis hijos, y
dando un mensaje a todos los hombres. Los hombres
cierran sus oídos a mis palabras, ¡pobre Humanidad!
Sí, hija mía, los hombres dicen que no me encuentran,
pero ¿cómo podéis decir, hijos míos, que no me
encontráis, si estoy en el tabernáculo todos los días,
pidiéndoos: venid a Mí, que Yo os consolaré. Hacedme
una visita, hijos míos, que todos los días estoy solo y
triste, viendo cómo camina la Humanidad hacia la
destrucción. ¡Qué pena de hombres, y qué pena de
sociedad! No me buscan, hijos míos, ¿cómo me van a
encontrar? Si yo estoy aquí, para que todo el que
venga contrito y arrepentido darle un abrazo de
amigo. Venid a Mí, hijos míos, que tenéis vuestras
conciencias dormidas. Despertad, despertad, hijos
míos. ¡Cuántas almas se pierden porque no quieren
escuchar la Palabra de Dios!
Cada vez, la Humanidad se mete más en las pocilgas
cenagosas de la inmoralidad. ¿No os da pena de
vuestro Jesús, hijos míos? ¡Qué tristeza sienten
nuestros Corazones, cuando damos gracias a
44
raudales y los hombres las pisotean, como pisotean mi
Sangre, cuando el hombre va diciendo que el infierno
no existe. Yo les hablo de mi Misericordia, pero también
les hablo de mi Justicia. ¿Quién se salvará?, les digo
hace muchísimos años, hija mía, los que guarden mis
Mandamientos. Yo no soy un padre castigador. Los
hijos son los que ofenden a mi Divina Majestad. ¡Hijos
míos, si Yo os estoy dando fuentes de gracias, para que
vayáis a beber y para que no os perdáis y estéis
eternamente conmigo!
Ya os he dicho todo, hijos míos, y sigo repitiendo y
repitiendo a los hombres el mismo mensaje: amor
entre unos y otros, compasión a mi Divino Corazón y
al de mi Pura e Inmaculada Madre, que está rodeado
de tantas espinas, de tantas espinas, de aquellas almas
escogidas que confunden a los hombres. ¡Ay, de todos
aquellos fariseos que confunden la Palabra de Dios!
¡Cómo vais a ver la luz, hijos míos, si muchos de
vosotros estáis en tinieblas, llenos de lujuria y de
pecado! La luz alumbra a la tiniebla, lo he dicho
muchísimas veces, hijos míos; pero la tiniebla a la luz
no alumbrará nunca. Ya he dicho todo, hijos míos, ¿qué
más puedo decir? Arrepentíos, hijos míos, confesad
vuestras culpas y haced sacrificio y penitencia.
Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantos y
tantos pecados como se cometen en el mundo, y por
tantas ofensas a nuestros corazones.
Sacrificio pido y penitencia. Amaos unos a otros y que
vuestras conciencias no se duerman. Estad despiertos,
45
hijos míos.
Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos
con bendiciones especiales, para la conversión de los
pobres pecadores.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 4 DE OCTUBRE DE 1997,


PRIMER SÁBADO DE MES
LA VIRGEN: Aquí estoy, hijos míos, llena de amor y
misericordia. Mi corazón rebosa de amor por los
hombres, pero los hombres, cada día están más fríos,
y más distanciados de las cosas de Dios, hija mía.
EL SEÑOR:
Amad mucho, hijos míos, amad a los que os persiguen,
pedid por ellos; a los que os calumnian, a los que os
difaman, seguid rezando por ellos. No tiene mérito orar
por los que os aman. El mérito está en pedir, orar y
hacer sacrificios por los que os desprecian. El amor es
vida, hija mía, el amor es redención, Los hombres, hija
mía, están tan obstinados que no ven ni oyen; hacen
mofa de mi palabra, de mis gracias, ¿no lo ves, hija mía,
que el hombre está ciego y sordo? ¡Hasta dónde quiere,
el hombre, que todo un Dios esté dando avisos, hasta
cuándo! Dicen los hombres que no hace falta
manifestarse, que el mundo está en muy buenas
condiciones ... ¡Corazones fríos, ingratos, fariseos,
hasta dónde habéis llegado! Quitáis de mi Evangelio lo
46
que os conviene, hijos míos, y añadís, también, lo que
os place. El Evangelio es uno, hijos míos. El Evangelio
no es metáforas, es una realidad. Cuando toca morir,
hay que aceptar la muerte y cuando toca resucitar,
hay que aceptar la resurrección. Pero no lo dejéis todo
en gloria y en resurrección, sin pasar antes por la
purificación y por la muerte.
Antes, nuestros Corazones tenían donde refugiarse,
porque las almas estaban llenas de fuego, su corazón
estaba lleno de amor; y ahora las almas están frías,
aletargadas. Despertad de ese letargo, hijos míos,
amad nuestros Corazones. No hagáis mofa de mis
palabras, ni de mis leyes, ni las confundáis. Os lo he
repetido muchas veces, cuando me habéis preguntado
"¿quién se salvará?", el que cumpla mis Mandamientos.
Cumplid los Mandamientos, hijos míos, y os salvaréis.
Todo un Dios, amante de las creaturas y ¿todavía
estáis ciegos y sordos? ¡más señal, hijos míos, que os
dejé! Las señales en mi Cuerpo están patentes, hijos
míos, del amor que tuve a los hombres, y los hombres
sólo piensan en sí mismos, en funcionar en el mundo.
¡Hay mucho trabajo, hijos míos! Todos, laicos, religiosos
y sacerdotes: hay mucho trabajo y pocos operarios.
Las almas están cada día más tibias, y no aceptan las
leyes de Dios; las pisotean y se ríen. ¡Cómo todo un
Dios no va a estar presente de sus creaturas, si el
mundo, cada día camina hacia la destrucción! Mis
palabras van a ser cortas, hijos míos, os lo vengo
avisando, porque todo está dicho, todo, desde el
47
principio hasta el fin. Os he venido a recordar el
Evangelio, tal como está escrito; no me añadáis ni
quitéis nada de él. ¡Ay, del que añada y quite!
Amad a la Iglesia, hijos míos, amad al Vicario de Cristo,
mártir de ella. El Vicario de Cristo es un mártir de la
Iglesia, no hace falta que muera para saber que es
mártir; obedecedle, hijos míos. Todos tenemos que
obedecer.
AMPARO: Sí, Señor, todos tenemos que obedecer. Yo
quiero obedecer a la Iglesia, y amarla; por eso te pido
señor, que me ayudes a saber cómo tengo que
comportarme con ella.
EL SEÑOR:
Obedece, hija mía, como hasta ahora has obedecido.
La obediencia es la señal de la Iglesia, de que la amas
y la proteges; por eso, repito, que todos tienen que
obedecerla, que el que no obedezca a la Iglesia y la
proteja y la ame, no es digno de llamarse hijo mío. El
que vive para sí mismo y está en el mundo, no se puede
llamar que está al servicio de mi Iglesia, ni que ama a
mi Iglesia. Amadla todos juntos, porque el que no está
conmigo está contra Mí y el que está conmigo no está
contra Mí. Vosotros, hijos míos: es un momento de
recoger frutos, pues cada día los hombres están más
distanciados y sus oraciones son más superficiales ¡Ah,
hijos míos, cuántos apegos del mundo y de las cosas
que hay en él! Despojaos de todas las cosas del mundo,
y no tengáis apego a las cosas materiales. Laicos,
sacerdotes y religiosas: sed flores frescas, quiero
48
lozanía en vosotros; no quiero que os marchitéis,
aquéllos que todavía permanecéis frescos. Seguid
adelante, hijos míos, para que nuestros Corazones
encuentren un refugio en vosotros.
Y, ¡ay padres, que no educáis a vuestros hijos en el
santo temor de Dios! ¡Que vuestra doctrina es el
mundo, y los inculcáis para el mundo! Madres, que os
salvaréis por vuestros hijos, pero también os podéis
condenar por ellos y con ellos, por inculcarles y no
corregirlos: enseñadles que tienen que amar a Dios,
que es el primer deber del cristiano, si no se quedarán
en lo temporal. Y muchas madres adoctrinan a sus
hijos para conducirlos por el mundo... ¡Ay, de vosotras,
que los tapáis y los conducís por el camino de la
perdición, porque queréis que vuestros hijos tengan
libertad! Esa libertad, en cuanto salen de vuestras
casas, la convierten en libertinaje. Enseñadles la
primera carrera, hijos míos, que es el Evangelio. Os
preocupáis, cada uno, de que vuestros hijos tengan la
mejor carrera, de que vayan para acá y para allá, pero
no les inculcáis que lo primero de todo y por encima de
todo están sus almas, y cuando les mandáis que
cumplan con los mandamientos, y que oren, sienten
rechazo y fastidio. ¿Quién es culpable de todo esto,
hijos míos?: Las madres, muchas veces las madres, que
no queréis que vuestros hijos sean de Dios y para Dios
¡Qué pena de hijos, para qué los enseñáis, hijos míos!
Toda esa juventud, mira hija mía, se queda en lo que
pasa. Todo lo de aquí pasa. La Eternidad no pasa, es

49
eterna.
Todo se queda aquí, hijos míos. Las herencias, las cosas
materiales no podéis bajarlas al sepulcro, hijos míos.
Los padres se afanan para que los hijos tengan
carreras y vivan las cosas del mundo; y ellos están
fatigados y agotados para dejarles herencias y
riquezas; y sólo les sirve luego para contiendas y para
guerras, y a muchos para condenación; porque no les
hacen comprender y entender que tienen que
trabajar, cada uno, para formar su hogar; ya se lo dan
todo preparado. ¿Qué hacéis con los hijos, padres?
Enseñadles a caminar por el sendero de Cristo y luego,
lo demás, no os preocupéis tanto por ello; porque las
madres abolís las leyes de Dios para vuestros hijos y
les dais libertad, con tapujos y mentiras, para su
condenación. Enseñadles a vivir cristianamente, como
buenos hijos de Dios, y preocupaos primero por el
alma y después por su cuerpo.
Muchos de vosotros no hacéis nada más que
amontonar, amontonar, y no sabéis, luego, ni quién lo
va a disfrutar, ni para quién lo dejáis; sí, puede ser para
la condenación de vuestros propios seres queridos.
Amad a Dios y al prójimo como a vosotros mismos,
pero no digáis nunca que amáis a Dios si no amáis a los
que están cerca de vosotros, que los veis con vuestros
propios ojos. No podéis amar a Dios, que no lo veis, si
no amáis a los que estáis viendo diariamente.
LA VIRGEN: Hijos míos, ¡qué pena de mundo, porque
los hombres se han olvidado de lo más importante, de
50
lo eterno, y viven sólo de lo que pasa, y se quedan en el
tiempo! Mis palabras serán pocas, las próximas, hijos
míos; seguid acudiendo a este lugar, porque recibiréis
gracias muy especiales en las bendiciones, aunque mis
palabras sean cortas; porque todo lo que he dicho se
cumplirá, y prometo a todo el que rece este mes el
santo rosario, con devoción, le prometo paz en su
hogar, armonía; y, meditando bien las palabras de los
misterios, salir al encuentro en la hora de su muerte.
Vendré toda vestida de luz, para acogeros, hijos míos;
os lo promete la Madre de Dios y Madre vuestra.
Levantad todos los objetos, todos serán bendecidos
para el día de las tinieblas.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo, y con el Espíritu Santo.

MENSAJE DEL DÍA 1 DE NOVIEMBRE DE 1997,


PRIMER SÁBADO DE MES
LA VIRGEN: Hoy vengo, hija mía, con el manto de oro,
con todos los santos y con los bienaventurados; muy
en especial por todos aquellos que se han convertido
en este lugar. Hoy estarán presentes con todos
vosotros. Mira las gracias, hija mía, y mira para qué
sirve la gracia. Por eso hago un llamamiento a mis
sacerdotes, aquellos sacerdotes entregados, frescos y
lozanos, a religiosos y religiosas: sed firmes, hijos míos,
y sed fieles a vuestra vocación. Y pido a esos
sacerdotes que unan sus corazones a los corazones de
los fieles en Dios; y que sean manantiales santos, para
51
ayudar a los pobres pecadores. Quiero que sufran con
los que sufren y participen de la alegría de los que son
felices. Sacerdotes queridos por nuestros Corazones:
sed luchadores de la Iglesia de Dios.
Sabed que la Iglesia es el tesoro más grande que
Jesucristo puso para las almas, y que hay manantiales
divinos en ella, y almas que están sedientas para beber
de esas fuentes. Vivid vuestro ministerio, hijos míos,
conquistad a las almas. Hay mucha necesidad de que
el sacerdote conquiste a las almas. Sed obedientes al
Santo Padre, hijos míos, obedeced a los obispos.
Vuestra obediencia será la que guarde vuestra
vocación, porque la fidelidad, ante Dios, hijos míos, es
lo más importante.
Mis palabras se van acortando, porque, hijos míos, todo
lo he ido recordando; el Evangelio, palabra por
palabra, para que a los hombres no se les olvide. Tú,
hija mía, piensa que estás para sufrir, y que los
enemigos más dolorosos son los que más cerca están
de ti. No sufras porque esas almas se hayan ido, hija
mía. Al final ha triunfado el demonio en ellas, porque se
han dejado conducir por él. Tú les diste confianza, hija
mía, y ellas, a cambio, te han clavado el aguijón; pero
el demonio está moviendo el infierno entero contra
esta Obra; pero Dios está por encima de todas las
cosas, hija mía. Esa traición que han hecho en esta
Obra, hija mía; Dios es el autor de dar y quitar las
gracias. La infidelidad de un alma es muy grave. ¡Cómo
con engaños y mentiras, el demonio las ha
52
deslumbrado! No hay nada, hija mía, oculto aquí. Que
nada te asuste, son venganzas que el demonio mete en
las almas, pero todo está cristalino y transparente.
Te calumniarán, te ultrajarán, te levantarán falsos
testimonios; ¿no te lo he dicho? Y, sabes, hija mía, que
te lo he repetido últimamente muchas veces. Claro, hija
mía, el demonio los deja ciegos, y las hace ver donde
no hay; y él no se fue solo, arrastró a un montón de
almas. Ha sido mejor, hija mía, que se vaya ese alma
que intentaba arrastrar a las demás. ¡Si Dios saca de
los males bienes, hija mía! Lo mejor que ha podido
pasar. Tú diste confianza, amor y cariño, y te
devuelven desprecios, calumnias y mentiras. Pero Yo
te he enseñado a no luchar contra el enemigo, sino a
dar bálsamo, caridad y amor. La lucha no es buena,
hija mía, sólo para vencer el pecado. Tú refúgiate en
nuestros Corazones y nuestros Corazones te
protegerán, hija mía.
LUZ AMPARO: ¡Ay, Señor, si yo no tengo nada que
darte! Nada, Señor...
EL SEÑOR:
Tienes algo muy grande, hija mía, el sacrificio para los
pobres pecadores; eso es algo grande. ¡Cuántos
pecadores se han convertido, hija mía! Mira cómo
gozan de la presencia de Dios; hoy, muchos de ellos,
estarán presentes en este lugar. ¿Ves, hija mía, cómo
se ven los frutos? Esto es lo que te tiene que alegrar;
pero no te inquietes, hija mía. Y el que se va de esta
Obra es porque no la ha amado ni la ama, y lo mejor
53
de todo es que salga de ella. Un alma infiel en ningún
lugar permanecerá en paz.
Mis mensajes se van acortando, hija mía, pero mi
bendición estará presente en todos vosotros. Que
nada te angustie. Tú les has dado amor, dulzura y
comprensión, y ellas, a cambio te clavan el aguijón y
seguirán, hija mía, intentando clavarlo. Pero Dios está
por encima de las cosas, y ¡ay, de aquél que critique y
levante falsos testimonios contra esta Obra! ¡Ciegos,
más que ciegos, que al final os habéis dejado arrastrar
por la astucia de Satanás! ¡Ay, hija mía, cuánto les he
dado a estas almas, que las he sacado de la tiniebla
para llevarlas a la luz, y cómo el demonio las ha cogido!
Una arrastra a la otra, como hizo él mismo arrastrando
a millones de ángeles. ¿Sabes por qué hija mía? Por
falta de oración y de sacrificio. Reza y sacrifícate por
ellas.
LA VIRGEN: Levantad todos los objetos; todos serán
bendecidos con bendiciones especiales, para la
salvación de vuestras almas.
Hoy será un día muy importante, porque los santos se
comunicarán con vosotros por medio de la oración,
hijos míos.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

54
MENSAJE DEL DÍA 6 DE DICIEMBRE DE 1997,
PRIMER SÁBADO DE MES
EL SEÑOR:
Hija mía, te dije que mis palabras iban a ir cortándose,
porque todo lo tenía dicho; sólo pido que aprovechen
los frutos de este lugar, que haya pastores donde las
almas puedan acercarse al tribunal de la Penitencia;
que no desaprovechéis los frutos, hijos míos. Las almas
llegan sedientas y hay que darles de beber de la gracia
de la Penitencia y de la Eucaristía. Enséñales a amar a
la Iglesia, hija mía. Muchos vienen enfermos de cuerpo,
pero más vienen enfermos de alma. Quiero médicos de
alma más que de cuerpo. Aprovechad los frutos, hijos
míos.
Hijos míos, os dije que seréis perseguidos y así es. Hay
un sembrador de cizaña que va de boca en boca
sembrando la cizaña, la calumnia y la mentira. Yo, el
Hijo de Dios vivo, me veré obligado a aplicar mi justicia
implacable sobre la injusticia, sobre el odio y la
mentira. Tú pide por esas almas, hija mía,
especialmente por ésta que te voy a enseñar; te la
enseño para que pidas por él. Es el que siembra cizaña,
discordia y mentira, pero ¡amo tanto su alma! ... porque
también derramé mi sangre por ella. Haz sacrificio y
penitencia, para que vea la luz, hija mía. Está
obsesionado en la tiniebla y no quiere ver la luz; es
obsesión la que tiene, hijos míos, y nada será bueno de
lo que hagáis.

55
LUZ AMPARO: Yo te pido, Señor, que descargues tu
justicia sobre mí, y no sobre él, es un alma a imagen y
semejanza tuya. Yo repararé sus pecados, sus
incomprensiones y su falta de caridad y de amor. Ya
sé quién es.
EL SEÑOR:
Te la he enseñado para que pidas por ella, hija mía. Ora
y haz sacrificios para que vea la verdad.
LUZ AMPARO: Carga sobre mí tu justicia, Señor, que yo
la acepto; para eso me escogiste.
EL SEÑOR:
Y otras almas, que las gracias las rechazan, hija mía.
LUZ AMPARO: ¿Quiénes son todas esas que hay en esa
parte, Señor?
EL SEÑOR:
Son matrimonios, hija mía, que no han cumplido con
sus deberes; han sido malos cristianos.
LUZ AMPARO: ¿Y son castigados tan fuertemente?
EL SEÑOR:
Sí, hija mía, son castigados porque no tienen dolor de
contrición, porque ellos no le dan importancia al
pecado del matrimonio, y en el matrimonio, la mayoría
de ellos viven de la concupiscencia de la Carne,
cometen aberraciones, hija mía. Ya te lo he dicho
muchas veces, pero ahí, hija mía, el demonio no toca
ese tema y por ahí no se dan cuenta que, si el hombre
está hecho a imagen y semejanza de Dios, los actos
56
tienen que ser morales, limpios; no vivir bajo esa
concupiscencia que les trastorna los sentidos. En la
pareja, hija mía, tiene que existir la unidad, el diálogo,
el amor. Ya te lo he dicho muchas veces; por eso, sin
darse cuenta, mira cuántos hay en ese lugar; el
demonio los tapa bajo la apariencia de que el uno es
del otro, pero no para respetarse y amarse sino para
cometer barbaridades, hija mía. Pide mucho por ellos,
porque la mayoría de los matrimonios no se dan
cuenta de estos pecados feos e impuros.
Acudid a este lugar, hijos míos, que os bendeciré cada
vez que llegue a presentarme ante vosotros. Mi
bendición seguirá, hijos míos, aunque mis palabras se
acaben.
Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos
con bendiciones especiales para los pobres pecadores.
Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

********************

Mensajes tomados de
http://pradonuevo.tripod.com/

57

You might also like