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©

Editorial Rumbot Nnerot


PR0LETARIZ4CI0N DEL CAMPESINO DE GUATEMALA

Estudio de la estructura úgrariH y de las tendencias


del desarrollo de la economía capitalista
en el sector campesino.

HUMBERTO FLORES ALVARADO

1971

Colección Luís Lujan Mufk>2


Marroquín
Unlversidaci Francisco
www.ufnfi.edu - Guatemala
Título original de la obra en francés,
PROLETARISATION DES PAYSANS DU GUATEMALA
—Traducción hecha por el autor—

D. R., 1971, Humberto Flores Alvarado.

Reservados todos los derechos.


Este libro no puede ser reproducido en todo o en parte,
en forma alguna, sin permiso.
— Editoriai. Rumbos Nuevos—
Chkie aj tajanel
(*)

p Siwán Tinimít.

EL CAFE - LITERARIO
PüBLICACIONns SELECTAS
GALERÍA Í)E ARTE-LlBRERIA
6ju (Caík 3-34, duaíemala U ®eL ZZ7ZZ

(*) A los campesinos de Guatemala.


CONTENIDO
Introducción Pág. 13

PRIMERA PARTE
UNA ESTRUCTURA NEO-COLONIAL .. 23

CAPITULO 1. La burguesía colonizadora. 27


1. Burguesía nacional... ¿Por qué? 27
a) Su actitud de explotación 28
2. Breve visión histórica de su gestación
como grupo dominante 30
a) La burguesía «criolla» 30
b) El cambio de tmetrópoli» 32
c) Una re-forma «liberal» 34
d) La re-forma burguesa de 1944 36
e) Las contradicciones de clase del mo-
vimiento burgués de 1944 37
f) Política neo-colonial contemporánea
de la burguesía regional 40
3. Una «clase media» que no existe 44
a) La concepción falaz 44
b) La burguesía «pequeña» 46
La política social de servidumbre de la
burguesía 47
a) Su identificación estructural 47
b) La
ideología dominante 51
c) El colonialismo cultural 53
d) Los «valores culturales» y los «intere-
ses de clase» 56
CAPITULO 2. Las clases dominadas. 63
1. Los proletarios 63
a) Generalidades 63
2. La clase social campesina 66
a) Consideraciones generales de la e-
volución histórica del campesinado 67
3. Vuelta a nuestros días 71

SEGUNDA PARTE
EL PROCESO DE PROLETARIZACION DEL CAM PESINADO .. 73
CAPITULO 3. La clase social de los campesinos Minifun-
distas ,, 77

1. Su ubicación social ,, 77
2. Características físicas de las parcelas de
tierra ,, 78
3. Utensilios de uso agrícola ,, 80

_7_
i
4. Cultivos más frecuentes pág. 81
a) La alternabilidad de los cultivos 82
b) Producción y rendimientos 83
c) Destino de la producción 85
5. El arrendamiento de tierras y las rela-
ciones de producción 86
a) Formas de pago del arrendamiento... 87
b) El pago en trabajo 88
c) El pago en productos 89
d) El pago en dinero 91
e) El precio de la tierra y el precio del
arrendamiento 93
6. El usufructo agrario 96
a) Las tierras municipales 96
b) Las parcialidades 101
7. El Minifundista de los "parcelamientos"
agrarios 102
a) La extensión de las parcelas 103
b) Su identificación dentro del proceso
de diferenciación social 105

CAPITULO 4. Participación del Minifundista en el mer-


cado 107

1. La producción agrícola 107


a) Venta de excedentes agrícolas 108
b) Los excedentes agrícolas del minifun-
dio 109
c) Referencias teóricas 116
d) Referencias sobre los precios de pro-
ducción 119
e) El precio del maíz , 122
f) El precio del trigo 125
2. La producción artesanal 128
a) La especialización del trabajo, orien-
tada hacia la artesanía 129
1: La artesanía como labor supletoria 130
2: La artesanía: factor de diferencia-
ción social 133
b) Las labores artesanales y la .descom-
posición de la economía agrícola 134
3. Venta eventual de de trabajo y
la fuerza
el proceso de proletarización 136

CAPITULO 5. Los campesinos Jornaleros 141

1. Su nominación 141
2. Su residencia 142
a) La parcela-vivienda 143
'
b) La habitación-vivienda 143
c ) La habitación con familiares 144

-8-
El campesino Jornalero y la tierra P^g- 144
a) La posesión agraria dentro del proce-
so de diferenciación social 144
b) La propiedad agraria 145
c ) Otras formas de posesión agraria 147

CAPITULO 6. El proceso de proletarización, 149


1. Ocupación y desocupación 149
2. El salario agrícola y la jornada de tra-
bajo 151
a) El salario mínimo 151
b) La jornada de trabajo 153
3. El campesiuo Jornalero dentro de las re-
laciones sociales de producción 155
a) Condiciones del contrato de trabajo:
el patrón y el habilitador 156
b) El campesino Jornalero, la tierra y el
trabajo asalariado 159
c) Consideraciones demográficas 161
d) Los campesinos Jornaleros-colonos... 163
e) Los campesinos Jornaleros-flonques.. 168
4. El trabajo asalariado temporal mi-
gratorio 169
a) El traslado a las fincas 169
b) pl trabajo en las fincas 170
c) Los salarios devengados 171
d) El trabajo femenino e infantil 173
c) El regreso a la comunidad de origen:
saldo de salarios 175
f) Los jornaleros que no regresan 175
5. Modalidades de la proletarización del
campesino 177
6. El trabajo asalariado y el proceso de
diferenciación social 181

TERCERA PARTE
ESTRUCTURA AGRARIA DE GUATEMALA 185
CAPITULO 7. El binomio minifundio-latifundio. 189
1. Elementos de la estructura agraria 189
2. La explotación agrícola minifundista 189
a) El aumento del empleo déla fuerza de
trabajo vertida en la explotación de
las parcelas minifundistas 189
b) La minifundización de las parcelas de
tierra 192
3. El minifundio libelado 198
a) Disminución minifundista y acumula-
ción latifundista 199

-9-
4. La explotación agrícola latifundista pág. 207
números
a) El latifundio en ,, 207
b) Sus fundamentos como empresa agrí-
cola ,
c) El latifundio frente al minifundio:
dos términos bipolares
d) El latifundio como empresa
e ) La fuerza de trabajo empleada
f) La monopolización de recursos

5. El minifundio: sostén del latifundio

6. Relaciones de producción
a) En un latifundio de dos altiplanos.
b) En un latifundio del nor-occidente.

CAPITULO 8. CONCLUSIONES: Descomposición de la


economía campesina....

1. La producción mercantil
2. Una estructura agraria anacrónica
3. Tendencias manifiestas en la estructura
agraria de Guatemala
4. Conclusiones generales

Anexo 1: Tenencia de la tierra


Latifundio y minifundio en los municipios donde
se ubican los 39 más extensos latifundios de Gua-
temala, 1964
Complemento al anexo 1
Anexo 2: A propósito de los latifundios de más de 1,000
manzanas de superficie '.

Principales latifundios de más de 1,000 manzanas


Anexo 3: Ecología de Guatemala
1. El ambiente ecológico
2. Ecosistema del Litoral del Pacífico (o de la
Costa Sur)
3. Ecosistema del declive del Pacífico
4. Ecosistema del Altiplano Volcánico-Occidental
5. Ecosistema del Altiplano-central
6. Ecosistema del Altiplano Volcánico-oriental
7. Ecosistema del Valle del Motagua, o de La
Fragua
8. Ecosistema de Los Cuchumatanes
9. Ecosistema de las Llanuras del Caribe

INFORMACIÓN GENERAL METODOLÓGICA


1. Porqué definir conceptos

10—
2. Clase social y modos de producción pág. 289
3. La formación social 291
4. Lo "económico" en el modo de producción 293
5. Clase, fracción, categoría y capa social 294.

6. Numero de clases en una formación social 295


7. El proceso de proletarización: fundamentos
teóricos 299
8. Los niveles del proceso de proletarización 300
a) el nivel económico 300
b) el nivel ideológico 301
c) el nivel político 302
9. Etapas básicas del proceso de evolución de la
economía capitalista como indicativas de la
proletarización 303
a) mecanismo de la economía natural 304
b) transición de la economía natural a la eco-
nomía mercantil 305
c) desarrollo de la economía mercantil 308
d) transición de la economía mercantil a la
economía capitalista.... 310
e) desarrollo del capitalismo en la agricul-
tura... 314
f ) proletarización del campesino 316

Bibliografía 319

—11—
El presente trabajo fue sostenido por el autor como
TESIS DE DOCTORADO EN SOCIOLOGÍA
en el Institut des Hautes Etudes de TAmérique Latine,
Faculté de Lettres et Sciences Humaines,
Univeraité de París (Sorbonne)

el 14 de diciembre de 1970.
INTRODUCCIÓN

La situación económica y social en laque vive el campesino gua-


temalteco, pocas veces ha sido estudiada específicamente, y aunque en
la mayoría de las obras que hacen referencia a la estructura social gua-
temalteca, se hace alusión a él, también es cierto que, en casi todos es-
tos trabajos, el enfoque dado al problema es el clásico que se ha im-
puesto dentro de la literatura sociológica guatemalteca contemporá-
nea y, en general, dentro de la sociología que atiende la estructura so-
cial de los países llamados subdesarrollados. Es decir, un enfoque tfol-
klórico», tanto desde el punto de vista de considerar al área rural, es
decir, al campesino, como el sector tfolki de la sociedad, como desde
aquél otro que se asocia inmediatamente con el turismo.
El campesino guatemalteco ha sido considerado, según esta
singular tendencia de la sociología contemporánea desarrollada prin-
cipalmente por los ftécnicos-teóricosi estadounidenses, como un indi-
viduo que vive tapartado» de la sociedad, o, para emplear el término
acuñado por dicha tendencia, como «componente» del sector «margina-
lizado» de la sociedad.
Se le ha estudiado, analizado y clasificado múltiples veces; de
diferentes maneras; desde diversos puntos de vista; se le ha identificado
con distintos nombres y también se le ha analizado con distintas con-
sideraciones metodológicas; pero todo ello no ha sido sino distintos
modos de plantear y exponer la conceptualización que teóricamente se
ha forjado de él.
Por otra parte, no solamente se ha dicho que el sector rural de
nuestra sociedad vive tmarginalizado» de lo que se entiende por tinte-
reses nacionales», sino que las causas de esa «discriminación», llamada
marginalización, han sido encubiertas con lenguaje antropológico, de-
finiéndolas con términos culturales que han diluido la realidad objetiva
del campesino dentro de una concepción espuria identificada con aqué-
lla corriente socio-antropológica llamada «indigenismo».
En nuestros países latinoamericanos (para no hacer referencias
a los otros del, no se sabe por qué, llamado «tercer mundo»), al campe-
sino se le denomina, por antonomasia, «indio», «indígena», «autócto-
no», aborigen», etc. y los estudios, antropológicos y sociológicos, reali-
zados hasta la fecha, han sido, en su gran mayoría, redactados con la
finalidad de describir «las sociedades indígenas», las «costumbres indi-
genas», las «tradiciones autóctonas», las «sociedades folk», identificán-
dolas como un sector aparte de la sociedad, viviendo «al margen» del
desarrollo económico-social capitalista que caracteriza, básicamente, a
nuestra época.
Es en este sentido que los trabajos dedicados al estudio del sec-
tor campesino (peyorativamente llamado indígena, o arcaico, o tradi-
cional, etc.), han sido realizados dentro de dos líneas paralelas de con-

—13-
ceptos, dentro de dos conceptos que se cpncuerdan mutuamente. Uno
de ellos al considerarlo como el sector omarginalizado» dentro del pro-
ceso del desarrollo económico social de la sociedad y, el otro, como una
sociedad que, «aislada» dentro de los límites de lo que se ha dado en
llamar «la comunidad indígenai, o «las comunidades rurales», vive con
«patrones culturales*, con «valores culturales» diferentes a los del otro
sector de la sociedad contemporánea que, igualmente por antonoma-
sia, es el sector progresista, industrializado, avanzado, «ladino», por
excelencia.
Los argumentos esgrimidos para demostrar tales posiciones de
y concepto, son varios y la terminología con la que se ha eti-
análisis
quetado al fenómeno es, igualmente, variada. Comprende tanto aque-
llosconceptos extraídos de la terminología de las ciencias políticas o
la economía, hasta aquéllos cuya patente fue hecha en el dominio de
las ciencias naturales. Es así como los conceptos de «raza autóctona»,
«sociedades arcaicas», sector con economía feudal o semifeudal, grupos
autosuficientes y con una economía natural, etc., incluidos, desde luego,
aquéllos otros manejados más frecuentemente, como «indigenismo»,
«ladinización», «integración social», «desarrollo de la comunidad», etc.,
predominan en la descripción y el análisis de este sector de nuestra so-
ciedad que, tímidamente y con temor, soslayadamente y peyorativa-
mente, a veces denominan campesino.
La literatura es amplia y vasta. De una amplitud y una vaste-
dad concorde con el esfuerzo aunado de los múltiples «técnicos» de las
ciencias sociales que, constantemente y por diversos canales de infiltra-
ción, llegan a nuestro medio a «estudiar» (?),las características de esas
sociedades prehispánicas, esos «fósiles sociales» (!), o los vestigios con-
tempoiáneos de ellas, o, para emplear la expresión acuñada por G.
Murdock, las características de esos «nuestros contemporáneos primi-
tivos»
Unode los resultados de esta labor intensa ha sido que al cam-
pesino se denomine, por antonomasia, indígena; que a las relaciones
le
sociales imperantes dentro del modo de producción en el que se definen
las diferentes clases de la sociedad, se las llame relaciones culturales;
que a la política conducente a mantener esas relaciones de dominación,
se las denomine indigenismo; que a los esfuerzos tendentes a su anula-
ción como clase social, se los denomine política de integración social;
que a los intereses particulares de clase de este sector de la sociedad se
los identifique como avaloresi» y que, de estos valores, se diga que son
propios de la cultura prehispánica, o valores de la cultura autóctona,
y otros conceptos más que no es difícil encontrar en las obras que se
dedican al estudio de esta clase social que, por otra parte, se la designa
como ^sector mayoritario de la poblaciónn y no como la clase mayori-
taria y dominada de nuestra sociedad.
En este trabajo sobre la PROLETARIZACION DEL CAMPE-
SINO DE GUATEMALA, trato de dar una explicación a este malaba-
rismo de conceptos que, con todo esfuerzo, intenta dar del ambiente so-
cial guatemalteco, la versión de una sociedad «dual», estratificada, en
la que se yuxtaponen, sin relacionarse entre sí y viviendo aisladamen-
te, dos grupos diferentes a los que se les identifica como ladinos e indí-
genas, y no como clases sociales en pugna y con intereses particulares
de clase.

—14—
La existencia de un Intenso mercado interno de productos agrí-
colas, básicos para la subsistencia de todos ¡os sectores de nuestra so-
ciedad, y de los que el campesino es elproductor directo; la existencia
de un comercio de bienes de consumo y bienes de producción, individua-
les o colectivos, habido entre la burguesía, dueña de los principales me-
dios de producción y a la que se le llama tpoblación ladinai, y el prole-
tariado y campesinado desposeídos y arruinados, a los que se les deno-
mina tpoblación indígenai, o «población rural».... ¿No son, acaso, sig-
nos suficientes como para afirmar la existencia de relaciones sociales y
económicas, internas y crecientes, entre las diferentes clases sociales de
la sociedad,...?
Las transacciones comerciales que el campesino hace de sus exce-
dentes agrícolas, sea directamente o, como es frecuente, a través de in-
termediarios... ¿No son, acaso, hechos concretos como para no permi-
tir decir qne el sector irurali, el igrupo indígena», vive aislado de la
sociedad fladina»....?
Por otra parte, la creciente demanda de fuerza de trabajo agrí-
cola asalariada, necesaria para la explotación capitalista de lasempre-
sas agrícolas poseídas por los miembros de la burguesía, y la isatisfac-
ciónf que de esta demanda se logra por medio de la contratación asa-
lariada de los campesinos Jornaleros, Minifundistas, u Obreros-agríco-
las; la progresiva acumulación selectiva de la tierra en manos, o bajo
el control, de un grupo minoritario, acumulación de la tierra hecha a
expensas de la expropiación (enajenación), que de ella se hace a los
campesinos; el -a su vez- progresivo empobrecimiento del campesino,
habido como resultado de la pérdida de sus bienes de producción (tie-
rra, taller artesanal, etc.), así como la secuela de este empobrecimien-
to: su ruina en tanto que productor directo y su proletarización en
tanto que asalariado, «puro»... ¿No son, acaso, hechos sienificativos
como para deducir de ellos que «el progreso y desarrollo» di* la agri-
cultura (capitalista), no están desvinculados de la fuente que propor-
ciona, tanto la tierra (por expropiación de ella), como la fuerza de tra-
bajo (por contratación asalariada de la mano de obra campesina), tan
necesaria para su desarrollo y progreso....?
Estos hechos, que no pueden darse sin la participación directa
del productor campesino que, dominado y explotado por la presión de
las relaciones sociales imperantes es testigo y paciente de su ruina pro-
gresiva.... ¿No son, acaso, signos evidentes de la existencia de un pro-
ceso de desarrollo económico en el que el campesino, lejos de ser el obs-
táculo que lo retrasa, es el elemento que los permite y facilita en tanto
que fuerza de trabajo asalariada que participa directamente en el pro-
ceso de la producción....?
Frente al poder y la dominación de clase de la oligarquía terra-
teniente o industrial (o ambas a la vez)... ¿Las «relaciones culturales»
(diz que producto de la existencia de «patrones», «normas», o «valores»
distintos de vida cuyos orígenes se refieren a la época prehispánica por
un lado, y a «la cultura occidental», por el otro), son suficientes como
explicación de la (estructura social guatemalteca....? y, en última ins-
tancia.... ¿Estas relaciones (de dominación y poder), son relaciones
«culturales», o son «relaciones económicas» de intereses de clase....?
Los «valores de la cultura nacional»... ¿Son realmente «valores»
propios de una cultura, o «intereses» económicos particulares de una

-15-
clase social que, por si^ posición de dominación y poder, los impone, en
tanto que clase dominante, como «intereses dominantes» en la socie-
dad ?
La«integración social» ¿No significa, acaso, en su esencial
característica, la anulación de estos intereses económico-sociales parti-
culares de la clase dominada (intereses que se ofrecen bajo la aparien-
cia de valores culturales), y su suplantación por los intereses económij
co-sociales particulares de la clase dominante (intereses que se ofrecen
bajo la apariencia de intereses nacionales) ?

o-o-o

Estas y otras preguntas se plantean en el desarrollo de los te-


mas del presente trabajo.
En oportunidades anteriores, sin embargo, he analizado la sig-
nificación de algunos de estos conceptos y, en este sentido, el presente
trabajo no es sino la continuación de algunos de los análisis hechos an-
tes, esbozados muy rápidamente o expuestos muy sintéticamente.
En este sentido, enel ensayo crítico sobre La estructura social
guatemalteca (publicado en junio de 1968), desarrollé principalmente
lo concerniente a las concepciones antropológicas que describen nues-
tro medio social, corrientes a las que llamé del adamscistno. En la se-
gunda parte de ese trabajo (capítulo 8, páginas 115 a 156), esbocé un
análisis de la estructura clasista de la que, ahora, desarrollo la parte
correspondiente a la clase campesina, de manera que bien puede consi-
derarse el presente trabajo como la continuación (desarrollada), de
aquél ensayo.
Aquí trato de dar una explicación cualitativamente diferente
del fenómeno social estudiado. Sin embargo, el campesinado, como
parte integrante de la sociedad guatemalteca, en tanto que una clase
social de ella, no es analizado aplicando una metodología original.
Los aspectos fundamentales de su estructura de clase son enfo-
cados de acuerdo con los principios del materialismo histórico y es en
este sentido que el análisis no es original, pero sí, nueva la exposición
de los fenómenos que constituyen el hecho de su existencia como una
clase social.
Considero que el verdadero significado de las relaciones sociales
vigentes en nuestra estructura social, pueden y deben ser explicadas
utilizando esta metodología. Con ella, como instrumento de conoci-
miento, se parte de hechos concretos y objetivos y, analizándolos den-
tro de una perspectiva histórica, se ofrece una explicación válida de los
fenómenos sociales. A diferencia de aquellas otras metodologías de a-
nálisis que hacen énfasis en los aspectos culturales ofreciendo una expli-
cación parcial de la realidad y delimitando su enfoque al aspecto mera-
mente descriptivo de elementos supraestructut'ales, ésta otra los anali-
za penetrando en el intrincado ensamble de los fenómenos sociales, eco-
nómicos, políticos, religiosos, etc., que, juntos, constituyen el panora-
ma global de la estructura social de una formación social histórica-
mente determinada.
No pretendo, por otra parte, haber agotado exhaustivamente
el análisis de los fenómenos aquí estudiados, ni, mucho menos aún, ha-

-16-
herios enfocado todos, pues las limitaciones de tipo bibliográfico, ac-
tualizado, me lo impidieron. En este sentido, es necesario tener presen-
te que, en nuestro medio, la información estadística et muy escasa, in-
completa, a veces anacrónica y, frecuentemente, tergiversada y, por
ello, en más de una ocasión el investigador ha de partir de investiga-
ciones propias, o de las de otros investigadores, sea para complemen-
tar o para corregir las informaciones oficiales, o bien para estudiar un
fenómeno que esas fuentes no enfocan.
Básicamente, la información obtenida durante los últimos diez
años de trabajo de investigación personal realizada en el área rural
guatemalteca, me ha proporcionado los datos utilizados aquí. La ex-
periencia que tuve al haber observado, directamente, gran parte de los
fenómenos descritos y analizados en este trabajo, ha ido acumulándose
y he ido dándola a conocer en diversas oportunidades, tanto a través
de los cursos impartidos como profesor en la Universidad de San Car-
los de Guatemala, como en los ensayos anteriormente publicados y,
siendo tan múltiple y compleja la realidad social de nuestro medio, es
de suponer que, analizando únicamente la situación económico social
del campesinado guatemalteco, no se de una explicación a todos los fe-
nómenos fundamentales que conforman el conjunto de nuestra estruc-
tura social.
En este trabajo sobre la PROLETARIZACION DEL CAMPE-
SINO DE GUATEMALA, concepción básica es la consideración de la
la
estructura social guatemalteca como una formación social, histórica-
mente determinada, en la que predomina el modo de producción capi-
talista que, por las condiciones propias de su desarrollo histórico, ofre-
ce al análisis de su constitución, la presencia de diferentes estadios de
su proceso evolutivo.
Eneste sentido, en un amplio sector de la sociedad, principal-
mente en elde la clase campesina, se identifican las características de
xxn sistema de producción mercantil ^n pleno y rápido desarrollo, de
manera que dentro de las relaciones de producción que lo caracterizan
(relaciones mercantiles), pueden identificarse los fenómenos del desa-
rrollo del mercado interno, la supresión del pequeña productor en tan-
to que miembro participante en la competencia mercantil allí verifica-
da; la descomposición de la economía de los pequeños productores, la
pérdida progresiva de su propiedad agraria, y otros, así como la pre
sencia, a un nivel cualitativo distinto, de relaciones de producción pre-
capitalistas, otrora típicas del feudalismo, tales como ciertas formas
de arrendamiento de tierras pagado con la prestación de servicios que.
aunque sin significado preponderante dentro del marco de las relacio-
nes de producción que caracterizan a esta clase social, contribuyen a
mantenerla en posición de explotación económica y dominación social
de clase.
En el polo opuesto de esta estructura clasista, se ubica la clase
burguesa, caracterizada, fundamentalmente, por la manifestación del
proceso de desarrollo del modo de producción capitalista. En él la
apropiación de la plusvalía creada por la fuerza de trabajo asalariada,
las formas capitalistas de contratación, los procesos de la producción,
la acumulación selectiva de la tierra, y otros, son sus más relevantes
signos.

17-
Enseno de está clase social, las relaciones de producción
el
muestran de tres fracciones sociales que, pese a poder ser
la existencia
diferenciadas según sus intereses peculiares, se manifiestan estrecha-
mente ligadas unas con otras.
En tal sentido, y con base a la predominancia de una determi-
nada característica del modo de producción existente, la estructu-
ra social guatemalteca se presenta, esquemáticamente, así:

Clase Fracción Categoría Capa

^ . ÍMinifundistas y
Campesina ,
(jornaleros

Obreros /Agrícolas e
„ , ^ . , ,
) Industriales.
Proletariado: / Profesionales Independientes
:Empleados
Agraria '.
/Mercantil y
\Capitalista

Burguesía |scrYÍdumbre:.{|^;:;;;
:
poli
'^^¡¡If^^^''^
Serv. económica.
Financiero-industrial

El plan de desarrollo de los temas expuestos se ciñe, pues, a es-


ta estructura clasista, teniendo como tema central al campesinado,
por ser en el, donde se manifiestan los elementos primarios del desa-
rrollo del modo.de producción predominante en la formación social ca-
pitalista.
El contenido del presente trabajo se divide en tres partes y
comprende 8 capítulos, 3 anexos y una información complementaria.
La primera parte ofrece un panorama de las características de
una estructura neocolonial.
Un bosquejo de esta estructura de clase lo ofrecí anteriormente
en el ensayo crítico al que he hecho referencia y mucha de la informa-
ción —resumida— proporcionada entonces, se amplía y analiza con más
detalle ahora, en los capítulos 1 y 2. Sin embargo, dado el tema cen-
tral que se desarrolla en esta oportunidad, no se hace un análisis más
preciso de las partes siguientes:
a) la burguesía financiero-industrial (bosquejada en el incisof)
de la sección 2), del capítulo 1), en razón de que, si tal se hubiera he-
cho, las consideraciones específicas de su estructura de clase habrían
alejado, en mucho, la problemática fundamental sobre la cual se desea
llamar la atención, es decir, sobre las características del campesinado
y el proceso de desarrollo del modo de producción capitalista que, en
el, se ofrecen en sus más genuinos inicios de formación y desarrollo.

—18-
b) la misma intención me obligó a no desarrollar, ampliamen-
te, lascaracterísticas de clase de las categorías económica y política de
la burguesía de servidumbre. El análisis de las características de la
primera habría conducido al estudio de la burocracia, al análisis de las
actividades comerciales y manufactureras, al estudio de las relaciones
de dependencia y servidumbre de estos sectores de la sociedad que, de
manera indirecta, mantienen relaciones con el campesinado guatemal-
teco.

Por otra parte, el análisis de las características de la burguesía


de servidumbre política, obligaba, en un aspecto, al enfoque de la cons-
titución y funcionamiento de los partidos políticos (en tanto que su-
perestructuras representativas de los intereses de la clase dominante),
enfoque que, dada la inestabilidad de dichas instituciones de derecho
público, obliga a su vez, a un estudio de tipo histórico más profundo
para poder ofrecer una versión fiel y objetiva de lo que dicha categoría
social representa dentro del panorama de la estructura social guate-
malteca.
finalmente, y por las mismas razones, no se hace un estudio
c)
y análisis de las relaciones de producción características de la capa
social de los Empleados ni las de la fracción social de los Profesiona-
les-independientes, estrechamente ligados, aquéllos, a la burguesía y,
éstos, dentro de un marco complejo de relaciones menos dependientes.

En todo caso, estos temas interesantes de la composición de la


estructura de la sociedad guatemalteca, quedan como temas de futu-
ras investigaciones.

La segunda parte, puede decirse que es el punto central de este


trabajo. Cuatro capítulos la forman.
Las condiciones de vida del Minifundista, las formas de con-
tratación de los /oroa/eros, así como las circunstancias en que ambos
desarrollan diversas actividades artesanales, permiten señalar las di-
ferentes etapas por las que pasa el campesino en relación a su proleta-
rización difinitiva.

La casi totalidad de la información utilizada para la redacción


de estos capítulos, proviene de las investigaciones re/ilizadas por mí
durante los últimos diez años, sobre todo aquélla referente al capítulo
6 que en oportunidad anterior, publiqué con el título de Migraciones
internas en Guatemala (1961). Sin embargo, el análisis hecho ahora
no es el mismo que el efectuado entonces, ya que en aquélla oportuni-
dad, gran parte de la información publicada se refirió a las condiciones
no-económicas del trabajo realizado por los Jornaleros en las explota-
ciones agrícolas del país, no obstante ofrecer alguna información sobre
los salarios, las formas de contratación, etc. En aquella oportunidad,
he de confesarlo, no enfocaba el problema de la estructura social de
Guatemala con el mismo criterio con el que lo hago ahora y, por esta
razón, en esa oportunidad el fenómeno migratorio- fue ofrecido más
bien como una información, una descripción escueta, no analizada, de
los datos obtenidos en la investigación efectuada, información que,
ahora, he revisado y analizado desde un punto de vista distinto.

-19-
Además, lo<? datos ahora utilizados, se complementan con aqué-
líos otros que, sobre el mismo tema, recabé durante los años siguien-
tes, en ocasión de distintas investigaciones efectuadas principalmente
en la región ñor— occidental del país (ecosistema del Altiplano central y
el Volcánico-occidental, así como en varias fincas situadas en la cuen-
ca del río Motagua), de manera que, aun cuando gran parte da la in-
formación relativa al problema migratorio se basa en los datos obte-
nidos durante la investigación efectuada en 1961, la corroboración de
los misipos, así como la ampliación de alguna información que ante-
riormente quedó incompleta, efectuada durante los años siguientes,
hasta 1966, permiten dar, ahora, una información actualizada del fe-
nómeno estudiado.
Cuando utilizo los datos obtenidos en investigaciones persona
les,hago referencia bibliográfica de «Archivo de datos culturales: in-
vestigaciones», en el entendido de que la mayor parte de ellos conti-
núa inéditos.
El análisis de algunos aspectos del precio de los productos a-
grícolas, toma sus fuentes de la información obtenida durante la in-
vestigación patrocinada por la institución autónoma Gremial Nacio-
nal de Trigueros (con sede en la ciudad de Quezaltenango, en el occi-
dente del país), efectuada durante el año agrícola 1966. El análisis
efectuado aquí, ahora, hecho en base a los datos que en esa ocasión
sirvieron para la publicación de El cultivo del trisco en Guatemala
(1966), es mío, no se ofrecieron en aquella oportunidad y la institu-
ción patrocinadora, así como los colegas profesionales con quienes,
en esa época, formamos un equipo de investigación, no son responsa-
bles de cualquier divergencia de criterio que pudiera surgir como con-
secuencia de la interpretación y análisis hechos ahora.
La tercera parte comprende 2 capítulos. La información a-
parecida en el capítulo 7 y los anexos Nos. 1 y 2, adjuntos, que tratan
particularmente de la estructura agraria de las grandes propiedades
agrícolas (latifundios) ,ha sido obtenida, fundamentalmente, de la in-
formación proporcionada oficialmente por el organismo estatal Direc-
ción General de Esta'dística (DGE, en la bibliografía), a la cual agre-
gué la información personal, obtenida por mí, de la consulta hecha en
los archivos de empresas particulares que, por razones obvias, no se
citan. En todo caso, la responsabilidad de la interpretación hecha de
los datos obtenidos, es únicamente mía. Lo mismo puede decirse del
contenido de la sección final Información general, la cual fue incluida
en este trabajo con el objeto de proporcionar una orientación estadís-
tica, básica y mínima, de los problenas aquí desarrollados. Por otra
parte, el anexo 3 se ofrece como guía de las características ecológicas
del territorio guatemalteco. La clasificación y determinación de los di-
versos ecosistemas descritos es, igualmente, resultado de mis investiga-
ciones personales.
No resta sino agradecer la colaboración recibida de todas a-
quéllas personas que tuvieron la gentileza de hacerme las observacio-
nes pertinentes sobre los temas tratados aquí, especialmente, a la se-
ñora Francoise Grand Herbert, y muyen particular, al profesor Michel
Gutelman quien, en su calidad de asesor de este trabajo, ayudó, fun^

-20-
damentalraente en el aspecto de las consideraciones teóricas, a llevar a
feliz término la presente labor que, por otra parte, no es sino el resul-
tado de la colaboración que me ofreció el gobierno de la República
Francesa, para efectuar estudios de especialización en sociología du-
rante los años universitarios 1968-1970, en la Universidad de París
(Sorbonnt:' ), en la que presenté este trabajo a título de Doctorado en
Sociología.

Con la PROLETARIZACION DEL CAMPESINO EN GUA-


TEMALA, espero colaborar, en la parte que me corresponde, en la
comprensión de nuestros problemas, j, en esta forma, retribuir a los
campesinos que me informaron sobre sus problemas y me enseñaron
con su ejemplo, lo que corresponde

üA LOS CAMPESINOS DE GUATEMALA*

Dr. HUMBERTO FLORES ALVARADO


Antropólogo • Socióloiro

París, diciembre de 1970. (*)

(*) Versión española: Oücíaltétíatígo, Guatemala, mano de 1971.

-21-
PRIMERA PARTE

Una estructura

neo-colonial
Considerando necesario ofrecer un panorama general de las
características fundamentales de la clase burguesa, en tanto que clase
dominante dentro de la formación social capitalista vigente en Guate-
mala, es que se incluye esta primera parte: una estructura neo-colonial.
No se pretende analizar en detalle las características especificas del
modo de producción y las relaciones de producción vigentes en esta
clase social, dado que tal análisis es ajeno al eje central de este trabajo.
Su inclusión, sin embargo, obedece al hecho de poder ofrecer una visión
general de la estructura de clase de la sociedad guatemalteca vinculada
con las características de las clases dominadas (proletariado y cam-
pesinos). Tal estudio sucinto obliga necesariamente, a generalizacio-
nes que no obstante, permitirán formarse los lincamientos de domina-
ción de clase de este sector de nuestra sociedad.

Su exposición se ha dividido en 2 capítulos y 6 secciones.

En el primer capítulo se hará referencia a la burguesía y, de ésta,


principalmente a la fracción llamada de "la clase media". El breve
análisis histórico de su formación como grupo dominante, se hará en
función de señalar que la estructura neo-colonial de nuestros días es
un producto histórico, necesario, del proceso de desarrollo del capita-
lismo, iniciado en la época de la colonización europea y desarrollado en
nuestros días bajo la forma de dominación y explotación económica.
En este sentido, el estudio de la formación de la burguesía "criolla" y
la hoy llamada "burguesía nacional" (que aquí se denominará burgue-
sía ''regionaV^), se hará con la intención de mostrar el desarrollo de es-
ta clase social como dominante dentro de la estructura social guate-
malteca.
En tal sentido veremos las modalidades de manifestación de lo que
sellamará "e/ colonialismo culturaí* y la significación de los intereses
económicos de clase que se ha dado en llamar "valores culturales".
En el capítulo 2, sehará referencia a las clases dominadas. De es-
no se analizará por razones del tema central de
tas, la clase proletaria
este trabajo. Por ello, se hará especial referencia a los miembros de la
clase campesina ofreciéndose una versión general de sus relaciones de
producción dentro de una perspectiva histórica, dejándose para la se-
gunda y tercera partes el análisis detallado de las características de la
clase campesina.

-25-
Capítulo 1
LA burguesía colonizadora.
i. Burguesía nacional ¿Porqué?
Dfntro de un marco ñc dominación típicamente colonial ejercida
por un grupo minoritario neo-colonialista, sobre otro mayoritario
neo-colonizado, la burguesía, en tanto que clase social, se perfila en
Guatemala como un grupo complejo, poderoso, con un alto grado de
organización y con importantes contradiccionei internas de tipo es-
tructural.
Uno de los más importantes rasgos que la caracterizan, en tanto
que clase social, es su vinculación con la burguesía financiera interna-
cional imperialista, circunstancia que debería tenerse en cuenta cuando,
con frecuencia, se la denomina burguesía "nacional". Dadas sus ca-
racterísticas particulares de sojuzgación a los intereses del capital fi-
nanciero internacional, su falta de ideología propia, su poca dedicación
y participación activa en la solución de los problemas propios de sus
intereses de clase fincados en Guatemala, y otros, no puede llamársela
propiamente una "burguesía nacional".
Muy estrechamente relacionada con la burguesía internacional im-
perialista, la burguesía de la sociedad guatemalteca está más compro-
metida con los intereses de los monopolios imperialistas estadouniden-
ses, alemán, japonés, anglosajón y francés, así como más interesada en
la solución de sus propios problemas particulares de clase y personales,
que a los intereses que incumben al conjunto de las clases sociales que
conforman la formación social de Guatemala, en tanto que su país deo-
rigen. Y en tal sentido, no puede hablarse de burguesía nacional.
Sus vinculaciones internacionales (que a muchos investigadores
han parecido tan amplias y de tal alcance como para hablar de ella di-
ciendo que es una burguesía "cosmopolita", (1) hacen que, en las cri-
sis de la política internacional controlada por las potencias mundiales,
la burguesía de la sociedad guatemalteca funcione como un apéndice de
los grandes trust financieros, como una agente de ellos, o como una
rama secundaria de la gran burguesía internacional y, en este sentido,
si ha de dársele el calificativo de "nacional", este adjetivo corresponde
más bien al de la nación imperialista de la cual depende más estrecha-
mente: Estados Unidos de América, por ejemplo.
Por ello, a esta burguesía, gran parte de ella "residente" en Guate-
mala, es más objetivo llamarla burguesía regional por cuanto, que des-
de el punto de consideración de sus intereses económicos, de clase do-
minante, los miembros que la constituyen, no representan sino una de
las regiones económicas, culturales, políticas o militares del gran mo-
saico que comprende el campo de acción de la burguesía internacional.
Por otra parte, no puede y, en sentido estricto, no debe llamársela
burguesía nacional pues, dada la ubicación de sus intereses, en los que

(i) Véase, por ejemplo R. N. Adams: La transformación social en Ouatemala y la


política norteamericana. En Cambios sociales en América Latina: Sus derivacio-
nes para la política de los Estados Unidos de América. México, 1965. página 318 j
siguientes.

-27-
las acciones financieras, su participación particular en tanto que ge-
rentes de empresa, sus actividades comerciales de envergadura, su»
vinculaciones financieras con empresas ubicadas en otros países, coa
frecuencia significativos pero no determinantes, hacen de ella un grupo
social esforzado más en la solución de los aspectos fundamentales de
sus relaciones internacionales, como clase, que en la de los vinculado»
directamente con la sociedad guatemalteca. Es por esto que cuando
se analice su estructura en tanto que clase social, no debe perderse de
vista su vinculación con los inte eses internacionales de la burguesía,
lo cual, lejos de descaracterizarla dentro del marco de la estructura so-
cial guatemalteca, la tipifica muy claramente como un sector de la so-
ciedad guatemalteca dependiente de la burguesía imperialista interna-
cional.
eso, los miembros de esta burguesía regional, sobre todo aqué-
Por
llos de las fracciones sociales agraria y financiera-industrial, raramen-
mente se perfilan como ciudadanos guatemaltecos (ciudadanos, en el
sentido de partícipes activos de la sociedad local), y, muchas veces, el
estudio detallado de cualesquiera de sus actividades revela cuan desvin-
culados están de la realidad social de Guatemala. Sin embargo, aun-
que deste el punto de vista de consideración de la estructura del capi-
tal financiero internacional deba considerársela como parte del engra-
naje que constituye la burguesía internacional, en el horizonte de la es-
tructura de la sociedad guatemalteca debe estimársela como burguesía
regional.
Por sus vinculaciones internacionales, esta burguesía regional jue-
ga, localmente, el papel de representantes de los intereses internaciona-
les, como mediadora de las normas dictadas por las grandes potencias
imperialistas y, frecuentemente y a su entera »atisfaccíón y orgullo, co-
mo simple ejecutadora regional de esos intereses y, por tal actitud, de-
be considerársele como la rama de la burguesía internacional a la que
se le han asignado funciones prácticas, asumiendo el papel de defenso-
ra del neo-colonialismo económico, al que las potencias mundiales im^-
perialistas someten al país.

A. Su actitud de explotación
Delegados coloniales de los monopolios fínacíeros con intereses eo
Guatemala, los miembros de esta burguesía se encuentran, pues, seña-
lados a tal situación muchas veces no tanto por tales funciones genu-
flexas impuestas por los intereses extranjeros, sino por el entreguismo
colectivo de sus hombres políticos investidos con funciones de poder eia
el gobierno.
En el plano nacional, esta burguesía regional, que blasona sea de
un abolengo de alcurnia, sea de gran poder económico, o bien de "re-
presentante genuino de los intereses del pueblo guatemalteco^\ desde-
ña las características e intereses de la clase proletaria (a los que llama
''valores de la cultura autóctona"), pero recurre a ellos cuando sus in-
tereses se benefician con su explotación (turismo que confunde folklore
con desnutrición y miseria).
Explota al proletario imponiéndole condiciones onerosas de vida
pero lo halaga con ofrecimientos del alza de salarios y baja de precios
cuando, en ocasiones de celebración de eventos electorales, lo necesita

-28-
para cubrirlas apariencias de una ''democracia funcionar'. Contrólala
casi totalidad de la tierra cultivable del territorio del país, y la entre-
ga en condiciones de arrendamiento que mantienen al campesino en si-
tuaciones de explotación pero, cuando la situación de las contradiccio-
nes de clase lle^^a a extremos de crisis violentas, trata de pacificarlo
ofreciéndole programas de repartición de tierras cuyo único resultado
ha sido el traslado de los problemas agrarios de unas zonas a otras
< Programa de transformación agraria).
Otorga salarios que apenas cubren las mínimas necesidades de la
población campesina, y que no reponen el gasto de la fuerza de trabajo
socialmente necesario para reproducirla, pero necesita de esta fuerza
de trabajo para la explotación de sus grandesempresas agrícolas capita-
listas, productoras de las materias primas exportables y generadoras
de las divisas que tanto necesita para efectuar sus transacciones co-
merciales con el exterior (trabajo jornalero).
Desprecia al campesino porque la mayoría de éstos practica formas
de conducta distintas a las importadas de Europa, pero formula pro-
gramas de ayuda y fomento destinadas a este sector preterido de la
población (política paternalista indigenista).
Denuncia la baja productividad de los trabajadores agrícolas, por
faltos de especialización técnica laboral, pero, pese a poseer los medios
y los recursos económicos necesarios, no se interesa en invertir en el
país con el fin de crear fuentes de trabajo, ni a cumplir con las disponi-
bilidades laborales formuladas por ella misma (Convenio de garantía
sobre inversiones, Código de trabajr)).
Caracteriza y acusa a la población campesina de analfabeta y fal-
ta de deseos de superación cultural (?), pero recurre a ella en los even-
tos electorales, la insufla con los preceptos de su ideología y le niega
las posibilidades de una superación tecnológica (programas de alfabe-
tización, ayuda técnica, etc.).
Arguye que el desarrollo económico de Guatemala (en realidad
^•su'' desarrollo económico capitalista), se ve obstaculizado y frenado
por falta de participación efectiva de la mayoría de la población en el
mercado local de consumo de artículos producidos regionalmente, así
como por su bajo nivel de especializnción y baja productividad, pero se
opone a cuantas medidas sociales tiendan a elevar el nivel del poder
adquisitivo del sector campesino-obrero (política comercial).
Burguesía desarraigada, descentralizada y desvinculada del fondo
social del cual surgen los problemas y las contradicciones de la socie-
dad guatemalteca contemporánea; burguesía trasplantada que plani-
fica su emigración para cuando las contradicciones ••insolubles" de la
lucha de clases encuentren su solución. Burguesía poderosa; burguesía
que se organiza para el comercio, la industria, la explotación y la re-
presión, negandíi el derecho de organización al proletariado, persi-
guiéndolo, encarcelándolo, exilándolo, matándolo.
Burguesía en pleno desarrollo económico, cuya política agraria se
funda en la monopolización de la tierra y en la generación, fomento y
mantenimiento del minifundio, estrangula al pequeño comercio, ahoga
la industria manufacturera con altas tasas impositivas y una vasta
red de intermediarios. Burguesía que no entiende el idioma (cakchi-
quel o quiche), que habla el pueblo al que explota, que desdeña el idio-
ma que constitucionalmente oficializa, pero que dice "ves" en la len-

-29-
gua de aquéllos que, más poderosos, le ímponeti (y eíía acepta gusto-
sa), sus formas espurias de conducta, sus patrones de vida, sus relacio-
nes de competición sin escrúpulos y sus modalidades de consumo al
al crédito: esdecir, sus intereses económicos de clase.
Burguesía asentada y edificada sobre un cono volcánico de base
ancha, joven y desnutrida, pero, contradictoriamente, con fuerzas sufi-
cientes como para obligarla a mantener en pie de lucha a un aparata
represivo que absorbe la casi tercera parte de su presupuesto estatal y
que apenas contiene las fuerzas eruptivas en vías de expansión social
de la clase que domina y explota. Burguesía de consumo en los cami-
nos de su consumación como clase y ubicada en una de las encrucijadas
del desarrollo histórico-social del país. Burguesía desarrollada a ex-
pensas de un proletariado que lleva cinco siglos luchando por su liber-
tad....
Burguesía en su prístina esencia. Burguesía que se mueve dentro
de una economía monetaria fluida. Burguesía sinónima de comercio,
cambio, poder, empresa, explotación, dominación: coloniaje. Burgue-
sía extranjerizante; sin escrúpulos; presta a la venta y entrega al m^jor
postor de las riquezas nacionales, naturales y humanas. Burguesía co^
Ionizadora pero^ a la vez, burguesía colonizada.
2, Breve visión histórica de su gestación como grupo dominante.
Para ubicar más objetivamente el significado del papel que esta
clase socialdesempeña dentro de la estructura social guatemalteca, es^
necesario no olvidar esta última característica: colonizada por el im-
perialismo metropolitano (estadounidense), y, a su vez, colonizadora
de la población local. Todo aquel aparato de sojuzgación y domina-
ción extranjera que pesa sobre su estrutura de clase, ella lo proyecta, a
su vez, sobre los miembros de la población proletaria local dentro de
un sistema de dominación de clase,

a) La burguesía acriolla*
Dentro de una perspectiva histórica, la burguesía regional de la so-
ciedad guatemalteca, cuyos orígenes se remontan a los de la burguesía
criolla de la época colonial (española), se vio, desde sus inicios, incor-
porada al sistema capitalista mundial, primero dentro del marco de
producción predominantemente raercantilista instalado en el país des-
de los inicios del siglo 16 y, posteriprmente, dentro del marco de las re-
laciones de producción del capitalismo imperialista del siglo 20.
Desdeestepuntodevista, esta característica colonial de la burguesía
contemporánea, es «básicamente el producto de la estructura colonial
que la metrópoli ibérica, más tarde la inglesa y norteamericana im-
puso e inculcó durante su triunfante campaña por convertir al pue-
blo en productor v abastecedor de materia prima y capital para el
proceso productivo mundial que condujo al desarrollo económico me-
tropolitano. Por ende, y así es no solo en el nivel nacional, sino tam-
bién en el local llegó a tener, y todavía tiene, la estructura de cla-
ses de una economía exportadora colonial o neocolonial". (*)

(') Gunder Frank, A. Latinoamérica: suhdesarrollo capitalista o revolución socia-


lista. Pensamiento Crítico, W 13, Cuba, 1968, página 9.

-30—
Dicho de una manera muy esquemática, y cuya relación más deta-
llada queda como tema
interesante para otra ocasión, y/o para otros
investigadores de nuestra problemática nacional, durante la fase de la
dominación colonial (española), la agricultura, y en escala diferente la
explotación minera y el comercio, siendo las principales actividades
que se desarrollaron y ocuparon la casi totalidad de las disponibilida-
des laborales y los recursos financieros de la época, dieron origen a la
formación de varios grupos sociales.
Uno de ellos, formado por comerciantes criollos dedicados al comer-
cio y a exportación con la metrópoli castellana, así como de propie-
la
tarios terratenientes favorecidos por concesiones reales, y que mantu-
vieron un nivel de altos ingresos, y el otro de ellos, formado por gru-
pos menores de funcionarios de la Corona (española) y la iglesia (cris-
tiana), constituyeron, por la envergadura de sus actividades económi-
cas y la explotación social a la que sometieron a la población abori-
gen, el eje del mercado colonial interno y la fuente principal de una cre-
ciente acumulación de capital. En ellos ha de buscarse las raíces de lo
que fue la oligarquía de abolengo, origen de uno de los sectores de la
burguesía contemporánea guatemalteca que, aun hoy, después de si-
glos de cada vez más profunda desvinculación con la metrópoli (espa-
ñola), blasona de estirpe de colonizadores castellanos y de "Capitanes
del Reyno".
Otro sector de la población, con raíces menos -'linajudas" pero no
por menos engreído, sintiendo^ada vez más las necesidades de ob-
ello
tener en el exterior artículos manufacturados de consumo y de encon-
trar ubicación rentable a la riqueza que crecía en sus manos, entró en
pugna con los anteriormente señalados, que, no queriendo que se les es-
capara el control de la vida económica de la colonia, se oponían a toda
medida que tendiera a la transformación del sistema como un todo,
siendo ellos el principal obstáculo que este grupo de propietarios, fun-
cionarios y políticos influyentes (origen de otro de los sectores de la
burguesía regional de Guatemala contemporánea), encontró en el ca-
mino de la diversificación de !a estructura interna de la producción y,
por consiguiente, para la consecuente elevación de los niveles técnicos
y culturales de la población, el desarrollo de los grupos sociales en rela-
ción con la evolución de los mercados internos y, también, la búsqueda
de nuevos renglones de exportación libres de la autoridad metropoli-
tana.
La pugna habida entre estos sectores de la clase social (colonial),
dominante, manifestó, tanto en el plano de las relaciones económi-
se
cas en su lucha por la representación del poder político colonial, como
en el del control de las transacciones comerciales con el exterior y en el
de las necesidades de la expansión mercantil de la época; pero ambos,
pese a las diferencias de la expresión de su dominación social, buscaron
los medios de acomodarse, en el plano de la competencia internacional
del mercado de materias primas producidas en la América colonizada,
sea bajo la protección de la metrópoli española, y dentro de la oportu-
nidad de libre comercio que representaban las potencias europeas ene-
migas de España, sobre todo: el imperio británico.
En términos más precisos, esta pugna significaba: producir y ex-
portar para Cádiz, o producir y exportar para Liverpool. Y, por esta

—air-
razón, los intereses económicos y políticos de esta burguesía "criolla",
nunca estuvieron dirigidos hacia las necesidades propias del desarrollo
económico interno de la Capitanía General del Reyno de Goathemala,
sino oricfntados hacia la demanda de los intereses económicos de la
burguesía de las metrópolis europeas. De esta manera, las relaciones
de producción y la estructura de la sociedad de esta capitanía general
durante la época colonial (española), se desarrollaron como respuesta
tanto de las necesidades colonialistas de las metrópolis europeas, como
a las de las exigencias propias de la expansión mercantil de entonces.
En el plano nacional, este fenómeno se manifestó con las mismas
características, pero en diferente escala: la producción local se orienta-
ba hacia las necesidades y exigencias de las ciudades señoriales (San-
tiago de los Caballeros de Guatemala, hoy llamada Antigua; Guate-
mala de la Asunción, hoy la capital de la república; Quezaltenango,
San Agustín Acasaguastlán, Amatitlán, y otras), y no hacia las necesi-
dades ingentes de las poblaciones locales, y, en este sentido, es válida
aquella observación hecha por Sta\'enhagen,(') cuando anota que el
régimen español en América, funcionó de hecho en dos niveles, ya que
las restricciones y prohibiciones económicas que España imponía a
sus colonias, se reflejaban de manera más aguda y severa en las relacio-
nes de la sociedad colonial con las comunidades colonizadas; de mane-
ra que los sistemas de control político que España ejerció sobre las co-
lonias, la sociedad colonial las impuso en las sociedades autóctonas;
ellas fueron para éstas, lo que España fue para la colonia: una metró-
poli colonial.

b) El cambio de (ítnetrópolii

En el transcurso de los siglos 18 y 19, España perdió gran parte


de su poder dentro del mercado mundial cediéndolo a Inglaterra. En
tal sentido, la burguesía "criolla" orientó sus actividades hacia el es-
tablecimiento de relaciones más estrechas con Inglaterra, pero no fue
sino hasta después del "cambio de metrópoli" (en 1821), cuando la
burguesía tuvo la posibilidad de incrementar su comercio con ella.
Este cambio de metrópoli se efectuó, como en otra oportunidad
quedó anotado, (*) a través de la pantomima de "independencia" pues-
ta en escena por los representantes del rey de España en la Capitanía
General del Reyno de Goathemala (Gabino Gaínza, y los otros), que
continuaron, después de 1821, como representantes de los pueblos de
las Provincias Unidas de Centro América. El "Acta de Independencia",
firmada por el testaferro del rey, y otros hechos más, no significan otra
cosa que la estructura del régimen colonial cambió de nombre mante-
niéndose a un nivel de desarrollo distinto, las mismas o semejantes re-
laciones de producción, las mismas relaciones sociales, etc., que aqué-
llas imperantes bajo la dominación de la Corona (española).

( ) Stavenhagen, R Clases, colonialismo y aeulturaeión: ensayo sobre un sistema


de relaciones interétnieas en Mesoam^ériea, América Latina, Vol. 6, N* 4. Bra-
sil, 1963, página 91.

( ) Flores Alvarado, H. Ensayo crítico: La estructura social guatemalteca. Editorial


Rumbos Nuevos. Guatemala, 1968, página 11 y siguientes.

-32-
Las bases ríe esta estructura económica de la sociedad colonial con-
tinuaron siendo las mismas bases de la estructura de la sociedad pos-
colonial; la estructura política, la dominación religiosa del catolicismo
en todos los campos de la cultura; las relaciones económicas de •*casi
servidumbre" habidas entre los terratenientes y los trabajadores agrí-
colas, incluso la maquinaria burocrática y aquellos elementos de una
sociedad hoy mal llamados de "infraestructura" (caminos, construc-
ciones, servicios, etc.), no sufrieron cambios substanciales con el paso
del régimen colonial (español), al régimen de la independencia republi-
cana.

La burguesía en el poder, en expansión económica, en aumento


cuantitativo y con nuevas perspectivas habidas como resultado lógico
del desenvolvimiento económico del país, hubo de enfrentarse a situa-
ciones problemáticas posteriores, pero aún entonces, incluso en el cam-
po de la bandera de la reforma agraria y religiosa, las inovaciones (?)
se concretaron a re-formar las relaciones de clase existentes o a actuali-
zarlas, pero no a implantar otras nuevas, y, sobre todo, a ayudar a
cumplir aquella profesía, y deseos, de Lord Canning, cargada de ame-
nazas, quien, en 1S22, anunciaba: "Hispanoamérica es libre, y si no
manejamos mal nuestros asuntos, ella es inglesa !"

Las más importantes vinculaciones comerciales del país, dentro de


las perspectivas del mercado mundial, pasaron entonces a orientarse
en función de los intereses de la economía rectora del sistema capitalis-
ta que era, evidentemente, la inglesa. Comenzó, pues, un proceso que
buscó expresarse en reglamentos que asegurasen aranceles preferencia-
les a Inglaterra y, esta potencia, que actuó como fiadora de la indepen-
dencia de las colonias ibéricas, dio un primer impulso de modernización
al comportamiento de los agricultores y los comerciantes, encontran-
do su expresión más viable en la presión ejercida para que se adoptara
la mano de obra libre.

Sin embargo, su significación más importante está en la reorgani-


zación del sistema de comercialización establecido con la América Lati-
na a partir de la introducción de agentes comerciales británicos, así
como en la formación, dentro de las clases productoras locales, de un
sector estrechamente ligado con aquéllos, que sirvió de embrión para
la formación de un sistema financiador vinculado con las casas matri-
ces de Londres.

Por otra parte, el problema fundamental de asegurar la continui-


dad de las exportaciones se tradujo, políticamente, en la reorganiza-
ción del poder, tanto interna como externamente, a fin de erigir una
estructura que hiciera viable trasladar de los países ibéricos a Inglate-
rra, el polo principal de la economía nacional.

*'A mitad del siglo 19, Europa (ya) no necesitaba (de la) grana pa-
ra teñir sus tejidos, sino nuevos alimentos para satisfacer un nivel de
vida superior, además buscaba un mercado para vender su maquina-
ria y sus productos transformados; como consecuencia de ello, Guate-
mala empezó a cultivar café y después banano, así como a importar fe-
rrocarriles, maquinaria portuaria y de energía eléctrica. De esa mane-

-33-^
ra se podía resumir ese nuevo pacto en la integración al mercado capi-
talista", (^)
Sin embargo, pese a tales esfuerzos, en Guatemala esto no fue lo-
grado sino hasta finales del siglo (a partir de 1870), cuando el país se
volcó al mercado internacional como consecuencia del triunfo liberal
que desde hacía más de un siglo buscaba la diversificación de cultivos,
la rehabilitación de algunas minas abandonadas o la apertura de o-
tras nuevas, tan necesarias a ellos para responder a la creciente
exigencia externa de materias primas y a las necesidades de un merca-
do interno en vías de moderada expansión

c) Una reforma diberah


Históricamente pues, esta burguesía, necesitada de mercados más
amplios, empieza a perfilarse regionalmente como clase social domi-
nante en la séptima década del siglo pasado, a partir del triunfo libe-
ral de 1871.
Antes de este período, se mantuvo y participó en la vida nacional
como apéndice secundario de la burguesía internacional y su participa-
ción en el mercado mundial de granos se ciñó a la producción de un nu-
mero reducido de artículos de restringido ámbito operacional aunque
de gran valor comercial (añil, por ejemplo). Pero fue a partir de en-
tonces (1870), al aplicar su política de distribución de tierras entre-
gándolas a empresarios comprometidos, o prestos a comprometerse
con los intereses monopolistas internacionales, así como a fomentar el
cultivo de productos agrícolas de auge comercial (café, sobre todo), al
comenzar su participación en el ámbito del comercio internacional de
gran escala, fue a partir de entonces cuando se afianzó como clase so-
cial heredera y seguidora, sin admitirlo, de la aristocracia de abolengo
mestizo hasta entonces dueña del poder político, del control económico
y la rectoría cultural del país, encontrado su expresión política en el
partido liberal tradicional estrechamente vinculado al esquema comer-
cial exportador.
La llamada "reforma liberal de 1871" tiene, pues, sus orígenes en
épocas anteriores. Ya en la época del 820, la controversia se definió
temporalmente con la expulsión de los liberales del poder (Gabinete
reaccionario de Gabino Gaínza Paz, y los otros, surgido después de "la
independencia"), y si, cincuenta años después, triunfó el movimiento li-
beral, algunas de las causas deben buscarse en la forma como el siste-
ma agrario-exportador se rearticuló mediante particulares pactos
suscritos con aquellos que controlaban los puertos de exportación, las
líneas de comercialización, el financiamiento económico y la produc-
ción es decir, los sectores vitales de la economía poscolonial-española.
La consolidación de esos sistemas de alianza hizo viable el esquema
de "desarrollo hacia afuera" del que hablan los keynesianos, y sirvió de
condición, estímulo y a veces también de obstáculo para el período
posterior de formación de un mercado interno y externo para las mer-
caderías de producción local. No obstante, el triunfo liberal no se ha-
bría consolidado sin la creación de mecanismos que asegurasen el suminis-

( ) Guzmán Bflckler. Guatemala: una interpretación histórico- social.


Herbert, J.-L. y C.
Siglo XXI. México, 1970, página 72. Paréntesis míos (HFA).

-34—
tro satisfactorio de mano de obra y la consolidación de un sistema ju-
rídico de la propiedad y, ambos procesos (que la "reforma liberal" a-
firmó), exigiendo de manera inmediata el control del Estado por
los nuevos grupos latifundistas para garantizar el derecho de pro-
piedad y para ensanchar la tierra susceptible de dominio y explota-
ción, proporcionaron el marco socioeconómico dentro del cual la re-
forma liberal triunfó, se desarrolló y, posteriormente, se estancó.
Este período de libre comercio V "reforma liberal" preparó, pues,
la irrupción posterior del imperialismo con sus nuevas formas de ma-
nejo de capital. La concentración de la tierra en pocas manos, (®) la
utilización de la tierra para plantaciones de productos de exportación,
la apertura de un intenso y amplio mercado de mano de obra agrícola
empleada en ellas, las inversiones de capital extrHnjero, y otros, fueron
algunos de los elementos que determinaron la política local tendente a
la satisfacción de la demanda metropolitana de materias primas y a
la instalación de una red de medios de comunicación pluvial y terrestre
que permitieran el desenvolvimiento de la economía regional para be-
neficio de la nueva metrópoli (inglesa, para estas fechas). Y de esta
manera, con la introducción e instauración definitiva de las nuevas for-
mas del inperialismo a través del control de la agricultura, posesión
de las más importantes instituciones económicas y poh'ticas, la estruc-
tura productiva de Guatemala se transformó para incorporarse difini-
tivamente al sistema imperialista mundial.
Este es el período del crecimiento y afianzamiento de los grandes
latifundios del Litoral del Pacífico y las Verapaces, de la apertura de
las líneas de ferrocarril y, posteriormente, de la instalación de puertos
y muelles propiedad de compañías extranjeras; es la época en la que
una sola compañía llega a ser la dueña de casi la mitad de la economía
del país, no solamente en tanto que productora de materias primas,
sino en cuanto entidad que controló y monopolizó el intercambio de
gran parte de los productos agrícolas. Por último, es la época de
nuestro endeudamiento por siglos a causa de la impr>sibilidad nacional
de sufragar los gastos que requería la instalación de servicios adecua-
dos y que el financiamiento extrajero permitió lograrlo.
El equilibrio político habido entre los grupos de nuevos latifundis-
tas y los comerciantes, modificó posteriormente este panorama gene-
ral como consecuencia de la estructura más repartida de la propiedad
agraria destinada al cultivo del café, ya producto básico del sistema
exportador, y permitió la consolidación de la hegemonía económica
del grupo comercial exportador, organizado más tarde en una asocia-
ción que recibió el significativo nombre ANACAFE (Asociación Nacio-
nal del Café), y Guatemala se convirtió en un país con una economía
monoproductora y monoexportadora agrícola y se vio sumida en el
largo letargo de más de setenta años de gobiernos dictatoriales. (*?)

( ) que, dicho sea de paso, "fueron las (tierras) que durante largos años había concen-
trado en sus manos el clero jesuíta (heredero dá los latifundios realengos de la colo-
nia), el que al ser expropiado y expulsado del país . dejó a merced de la voracidad
de los liberales reformistas grandes extensiones de tierra que fueron monopolizadas
por aquéllos que ahora pasan en la sociedad contemporánea como agricultores cafe-
taleros..." (Flores Alvarado, H., 1968, página 12)-

(°) Los más prolongados de ellos, fueron los gobiernos de Manuel Estrada Cabrera
(1898-1920) y de Jorge Ubico (1930-1944).

—35-
d) La re-forma burguesa de 1944-
Poco más de medio siglo después (hasta casi terminada la segunda
guerra mundial, en 1944), las contradicciones surgidas en el seno de la
burguesía, como consecuencia de su propio aunque lento desarrollo y
desenvolvimiento, hicieron que las fracciones que la integraban entra-
ran en pugna, y que el poder, hasta entonces controlado por los más
retrógrados de sus elementos, adquiriera una dimensión distinta en
tanto que fcictor de lucha y provocara el desplazamiento del sector a-
pegado a la tradicional explotación agrícola hacia el sector aquel que
buscaba nuevos mercados internacionales, una expansión industrial
más acelerada y los medios sociales para lograrla rápidamente, así co-
mo un sistema de relaciones sociales más acordes a esta política de ex-
pansión tan necesaria para el desenvolvimiento y desarrollo... de la
metrópoli ahora en turno: Estados Unidos de América.
Es pues, luego de finalizado el conflicto mundial y a consecuencia,
entre otras, del debilitamiento de los lazos económicos habidos entre
la metrópoli y las colonias que, con la participación de algunos grupos
urbanos y el apoyo popular producto del descontento acumulado du-
rante las dictaduras anteriores, se inició el movimiento renovador lla-
mado "revolución de octubre*'. Fue así como el país se encontró den-
tro de un camino de desarrollo económico que pretendió transformar
la economía y la estructura social del país sin alterar el fundamento
de sus viejos andamiajes sociales.
El impulso recibido por empréstitos destinados a las industrias
manufactureras, productoras de bienes de consumo antes importados,
situó a la burguesía frente al dilema que conllevaba, entre otras, estas
dos limitaciones:
a) por una parte, la "nueva industria"debía de partirdel hecho de
una situación social real según la cual los ingresos medios de la pobla-
ción no permitían a ésta el consumo de su producción, y
b) por otra parte, partir del otro hecho dado en la Svjciedad rela-
cionado con la demanda solvente existente.
Estos hechos, lógicamente se resolvieron inclinando la «nueva in-
dustria» a producir gran parte de artículos de consumo destinados a
los mercados de altos ingresos. (°) Fue pues, en estas condiciones, que
la burguesía de servidumbre, entonces de turno en el poder, concibió
las reformas sociales tendentes a lograr algunos cambios en las estruc-
turas sociales con el fin de aumentar la capacidad adquisitiva de la po-
blación campesino obrera del país, reformas sin las que el incremento
de su nueva política de desarrollo económico no podía seguir adelante.
En otras palabras: estas reformas buscaron el beneficio del sector ex-
tranjero asociado al capital nacional.
Sin embargo, mientras se manifestaban los resultados de la aplica-
ción de la nueva política, el cambio de la "política de industrializa-
ción" (es decir, el fomento de la industria de producción de bienes de
consumo), debió esperar (y todavía continúa esperando), momentos

( ) Por ejemplo: fabricación de neumáticos (Llantas GINSA); tejidos de seda, rayón


etc. (INCATfiXr. fábricas de vidrio, cosméticos (REVLON), medias nylon, televisores
(EMELEC), etc.

-36—
más propicios (traducidos en posibilidades de mayor consumo), y no
produjo bienes prinifirios (es decir: bienes de producción), a consecuen-
cia de lo cual se vio en la necesidad de iiiiportarlos (y todavía continúa
importándolos), del exterior.
Este hecho cerró el círculo, de manera que en vez de importar equis
productos como antes se hacía, ahora le importaban otros a fin de
mantener y cí)ntinu ir el proceso de sustitución de las importaciones.
En otros términos, se sustituye) un tipo de importaciones por otro,
manteniendo, afirmando y fortaleciendo los lazos de unión y dependen-
cia con la "madre patria" metropolitana en turno: Estados Unidos de
América, a través de la aplicación de programas de inversiones de ca-
pitales extranjeros. "Tal actividad inversionista, que por otra parte
ha recibido de los gobiernos la más amplia y total entrega de los re-
cursos y potencialidades económicas del país por medio de la emisión
del Convenio de garantía sobre inversiones, originó el más importante
impulso para la consolidación de la gran masa proletaria del país en
fábricas, empresas de construcción, fincas rústicas, etc., estableciendo
nuevas relaciones económicas basadas en U explotación de la mano de
obra asalariada y acelerándose la transformación de los modos de pro-
ducción típicamente mercantilistas de la época colonial (española), en
aquéllos otros de tipo esencialmente capitalista" de la época neocolo-
nial contemporánea. (^)

e) Las contradicciones de cíase


del movimiento burgués de 1944.

Desde otro ángulo de análisis, el poder, hasta entonces ejercido di-


recta e indirectamente por la burguesía agraria por medio de sus ca-
porales castrenses de palacio o profesionales civiles incondicionales, se
desplazó entonces a las manos de aquél de sus tres sectores, el de más
reciente consolidación, la burguesía de servidumbre (llamado por otros
autores pequeña burguesía), que aprovechando la coyuntura surgida
de la situación crítica en la cual se encontró el país (al igual que los
otros países sometidos al control de las potencias imperialistas recién
salidas victoriosas de su lucha contra el nazi-facismo), encontró en ella
(en la coyuntura histórica dada en 1944), la forma de mnnifestar su
poder y su hegemonía como fuerza social surgida del seno de la burgue-
sía.
Esta burguesía de servidumbre, triunfante después de una revolu-
ción (?) de tipo y perfiles burgueses (el movimiento popular del 20 de
octubre de 1944), y que mantuvo su tambaleante hegemonía durante
una década (hasta junio de 1954), entró en contradicciones de clase
insolubies con las otras fracciones de la burguesía, debido a su política
de otorgamiento de facilidades de organización sindical dadas al prole-
tariado, a sus intentos, elaborados en gabinete y a espaldas de la rea-
lidad nacional, por lograr una distribución de tierras incultas que per-
mitieran al campesino una mayor y más provechos^i participación di-
recta en el mercado nacional de la producción y el intercambio (decreto
número 900 de "Reform i agrarin"). y a su tendencia a encontrar una
formula que permitiera su afianzamiento y hegemonía político-econó-
mica con el apoyo de las masas campesinas y obreras.

( ) Flores Alvarado, H , 1968, página 144 y siguientes.

-37—
Las contradicciones más importantes frente a las que se encontró
esta fracción de la burguesía, pueden resumirse así:
1) El mantenimiento de antiguas estructuras de relación agraria, ya
caducas, que hacía difícil la tecnificación de la explotación agríco-
la, manteniendo estas relaciones de producción en beneficio de los
terratenientes de la burguesía agraria. C^)
2) El aumento de los rendimientos obtenidos de algunas tierras labo-
radas, habido como consecuencia de la tímida introducción de al-
gunas innovaciones técnicas que, finalmente, condujo al rom-
pimiento de los lazos de dependencia económica de algunos sectores
campesinos tradicionalmente sumidos a la sujeción de los finqueros
cafetaleros (Ley de Arrendamiento forzoso: 1952).
3) La falta de una política definida de orientación y capacitación téc-
nica necesaria para el efectivo empleo productivo de una mano de
obra especializada.
4) Liberación progresiva de un sector de la fracción campesina que en-
contró, en la aplicación de las leyes de arrendamiento forzoso de
tierras ociosas, el vehículo que le permitió desprenderse de las dispo-
siciones de participar, obligada y coercitivamente, en las cosechas
de productos de plantación (forma, ésta, de un resabio de los mo-
dos de producción caducos de las relaciones de producción impe-
rantes durante el período colonial, español).
5) Expropiación de latifundios, no explotados agrícolamente, dados,
después, en parcelas insuficientes a los campesinos sin tierra, lo
cual representaba la posibilidad de liberación de éstos, y su poste-
rior participación directa en el mercado nacional y que, en térmi-
nos de los intereses de la burguesía, se traducían en el debilitamien-
to y el rompimiento de los lazos de hegemonía mantenidos du-
rante siglos.
6) La necesidad de inversión racionalizada de capital, con el objetivo
de diversificar la producción (agrícola e industrial), y aumentar la
productividad y los rendimientos a fin de difundir los productos
en mercados cada vez más amplios, condición esta, aparejada
con la necesidad de elevar el nivel de vida de amplios sectores de la
población para crearles la necesidad de compra y la capacidad de
pago necesarios para el consumo de sus productos.
7) Disyuntiva planteada entre la concepción de la libre empresa y e^
libre comercio que ofrece perspectivas de enriquecimiento rápido, y
el control de la producción, mercados y precios en tanto que facto-
res importantes en el alza del costo de la vida.
8) Distribución de la riqueza en condiciones más proporcionadas a las
necesidades de la población, cuya realización se traducía en la ele-

( ) no obstante que la Ley de Reforma Agraria, Decreto 900. especificaba en el «Artículo


2^. quedan abolidas todas las formas de servidumbre y esclavitud, y por consiguiente,
prohibidas las prestaciones personales gratuitas de los campesinos, mozos, colonos y tra-
bajadores agrícolas, el pago en trabajo del arrendamiento de la tierra y los repartimien-
tos indígenas, cualquiera sea la forma en que subsistan> . . «El pago en especie del
arrendamiento solo se permitirá en las tierras no cultivadas y que no sean afectadas por
la Reforma Agraria, no pudiendo exceder la renta del 5% de la cosecha» . . «Cuando
la renta se pague en dinero en las tierras a que se refiere el párrafo anterior, la misma
no podrá ser tampoco mayor del 5% del valor de la cosecha».

-38—
vación del nivel de vida de amplios sectores de la población y su
oportunidad de aoceso a nuevos y más amplios campos de la cul-
tura. Y
9) Mantenimiento de las formas de estructura existentes que soste-
nían relaciones de producción contradictorias con los medios so-
ciales de producción, más a^judizadas en el campo que en las ciuda-
des y que, en última instancia, permitían la centralización y el con-
trol del poder.

El resultado final de estas circunstancias contradictorias íntima-


mente ligadas fue, que el "píoceso de industrialización" (!), clave del
surgimiento de una importante y po8terií)rmente poderosa e influyente
fracción de la burguesía en tanto que fuerza social (la burguesía finan-
ciero-industriai), indujo, por una parte, a la aplicación de programas,
tímidos programas de reformas sociales (seguridad social que solamen-
te beneficiaba al sector urbano; salarios mínimos solo en el sector agrí-
cola; arrendamiento forzoso de tierras ociosas, aplicado principalmen-
te sobre las tierras estatales sin tocar los grandes latifundios; reforma
agraria apenas aplicada, y otras), que aparecieron, ante la opinión de
la tradicional burguesía-agraria, como un peligro de subversión, intro-
misión y dominación comunistas, y a la burguesía financiero-industrial
(que tanto los necesitaba), como el peligroso juego de las manipulacio-
nes de un aprendiz de brujo que, bajo sus conjuros, crea un ser que des-
pués no puede controlar.
Por otra parte, este "proceso de industrialización" indujo también
a la consideración de una política más amplia de inversiones extranje-
ras, que la burguesía de servidumbre no estaba en condiciones de apo-
yar, y, ante la incertidumbre de un futuro que de todos modos no
les pertenece, las otras fracciones de la burguesía promovieron y apro-
baron (financiado por la metrópoli), un movimiento que cortó a raíz
toda retención de reformas sociales, por tímidas que éstas fueran.
Situada pues, en esta encrucijada histórica, producto de su incapa-
cidad para resolver estas contradicciones, poco después, en 1954, la
burguesía de servidumbrehubo de dejar el campo de la acción del poder
político y e¡ control económico a sus antiguos poseedores, esta vez aso-
ciados estrechamente, en nombre de una amenaza comunista, con los
intereses de la burguesía financiero-industrial: fue, en junio de 1954, la
época de la caída estrepitosa de la burguesía de servidumbre que se
mantuvo en el poder diez años.
Sin embargo, su efímera permanencia en el poder, se significó como
el período del surgimiento del nacionalismo económico, del desarrollo
nacional, del crecimiento de los sectores obreros urbanos, de la acelera-
ción del proceso de proletarización del campesino, del reformismo de-
mocrático. Por ello, de cualquier modo, es necesario tener presente que
este movimiento de nacionalismo burgués, algunas veces aliado a la
clase proletaria en contra de los intereses del sector más vulnerable de
la burguesía. agraria y la financiero-industrial, fue la causa de su caída
y el producto de circunstancias históricas particulares e internaciona-
les, derrotadas finalmente cuando la potencia metropolitana (la "ma-
dre patria del Norte"), se hubo repuesto definitivamente de las crisis
políticas, internas y externas, por las que atravesó desde finales de la

-39-
I
tercera década del siglo (depresión económica de 1929), hasta princi-
pios de la segunda mitad del siglo 20 (guerra de Corea).

A partir de entonces, la burguesía regional de la sociedad guate-


malteca entra en una fase de su historia, que se continua hasta nues-
tros días (1970), donde las inversiones extranjeras y su lucha de cla-
ses, son algunas de sus características más importantes y sobresalien-
tes.

í) Política neo-colonial contemporánea


de la burguesía regional.

A
partir de 1954, fecha de la intervención armada de los monopo-
liosnorteamericanos (principalmente la U.F.C.O.: United Fruit Com-
pany), que se sintieron directamente afectados por las medidas adop-
tadas por el nacionalismo burgués del movimiento iniciado en 1944, la
fracción financiero-industrial de la burguesía regional de la sociedad
guatemalteca, aliada, pero no subordinada, a la fracción de los terra-
tenientes latifundistas (burguesía agraria), surge como fuerza socia)
importante dentro de sociedad guatemalteca, como consecuencia
la
necesaria del proceso de desarrollo del modo de producción capitalista
y consolida su poder, económico-político, como resultado de la influen-
cia de los intereses de la política inversionista del gobierno de los Esta-
dos Unidos de América que, en el Convenio de garantía sobre inversio-
nes, encontró la posibilidad, más expedita, de vertir grandes capitales
dentro de la economía nacional.
Dicho convenio fue suscrito por los gobiernos de Guatemala y el de
los Estados Unidos de América, el 23 de marzo de 1955 con el objeto
de dar seguridades a los inversionistas estadounidenses en Guatemala,
conforme a lo establecido en la sección 413(b) (4) de la Ley de seguri-
dad mutua.... de los Estados Unidos de América (!).
Su aplicación impugnada por los miembros de
fue posteriormente
los sectores de la burguesía de servidumbre económica e ideológica,
por considerarse que el simple cambio de notas de cancillería no tiene
fuerza legal, ya que no fue sometido a la aprobación del Congreso de la
República (de Guatemala), ni ratificado por el Ejecutivo, pero, según
decreto número 1078, del 4 de marzo de 1960, fue validado y actual-
mente se encuentra "constitucionalmente" en vigencia.
Como consecuencia de ello, desde entonces hasta el 31 de diciembre
de 1967, las inversiones de capital estadounidense en Guatemala, as-
cendieron a 131.2 millones de dólares, de los cuales 31.1 (23.6%), se
canalizaron hacia la construcción, servicios, distribución de aguas, mi-
nas y canteras; 25 9 millones (19.7%), hacia empresas de transportes
y comunicaciones; 22.6 millones (17.1%), hacia las industrias de trans-
formación; 19.3 millones (14.7%). hacia las compañías petroleras que
perforan el territorio nacional mediante contratos suscritos con 19 em-
presas extranjeras (^), 2.3 millones (2.1%), hacia fábricas de artículos
minerales no metálicos, etc.

( ) véase:Guatemala: recursos eeonómieos no renovables. Ministerio de Economía


Guatemala. 1969 (M. £. en la bibliografía).
,

-40-
Por su parte, y a guisa de comparación, el capital "nacional" in-
vertido, durante el mismo período, fue de 34.3 millones de quetzales, es
decir, 26 3%, en comparación con las inversiones extranjera»! (•*)
Asi pues, desde el punto de vista de las relaciones económicas del neo-
colonialismo, esta fracción social de la burguesía, es aquélla que con
más propiedad puede reclamar, para sí, las características antes enun-
ciadas en relación a su posición frente al capital financiero internacio-
nal.
Se gestó, en número y poderío ya apreciable, durante el período de
desarrollo económico anterior, pero no fue sino hasta cuando el poder
político estuvo asegurado (después de 1954), que, (aldecir deCardozo,
refiriéndose a las "élites empresariales" de la América Latina) su "espí-
ritu de empresa fue puesto aprueba.... (yaque), la formación de un
sistema propio de control nacional sobre los sistemas bancarios, e in-
cluso el éxito o fracaso en la constitución de los bancos centrales o ban-
cos comerciales del estado.... son los indicadores de la fuerza de estos
grupos.. ..",(!«)
La fracción financiero-industrial déla burguesía regional de la socie-
dad guatemalteca es, pues, como consecuencia directa del desarrollo
del capitalismo inversionista internacional, un sector de reciente for.
mación, polarizado dentro de la estructura de la sociedad, en función
directa de sus intereses financieros de clase, como corolario necesario
de estos intereses y, actualmente, juntamente con la fracción agraria
(capitalista) de la burguesía, la más homogénea y poderosa fracción
de la clase burguesa.
Su consolidación económica ha sido debida, en gran parte, a los a-
portes monetarios del capital finaciero monopolista internacional, que
recibe a través de instituciones tales como el Banco Centroamericano
de Integración Económica (BCIE), el Banco Internacional de Recons-
trucción y fomento (BIRF), el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) y, sobre todo, a través del plan denominado de Alianza para el
Progreso que, en última instancia, no son sino instituciones financieras
que drenan, hacia los Estados Unidos de América, los recursos nacio-
nales.
Por sus relaciones de dependecia con los intereses de la burguesía in-
ternacional, la fracción financiero-industrial (de la burguesía regional
de la sociedad guatemalteca), es, como se apuntó en páginas anterio-
res, la ejecutora regional de los planes de inversión y desarrollo econó-
mico de los consorcios extranjeros que se sirven de ella para la expan-
sión y consolidación del mercado de sus productos, siendo la verdade-
ra realidad de su situación "la de ser el mecanismo de expresión regio-
nal del neo-colonialismo internacional con el que está estrechamente
vinculada y comprometida, o bien un apéndice y una de las múltiples
partes del engranaje de la burguesía internacional que, en las socieda-
des burguesas contemporáneas, cumplen la labor de intervención direc-

(')jConsúltese, para ampliación de este problema de las inversiones, la información habida


en las publicaciones del Centro Interamericano para el desarrollo de inversiones,
principalmente mayo, 1968. U S A así como A. Bauer Páiz: Cómo opera el capital
,

yanqui en Centroamériea. México, 1956, página 357 y siguientes.

( ) Cardozo. F H : Las élites empresariales en América Latina. Pensamiento Crí-


tico, N' 16 Cuba, 1968. página 119.

—41—
i
ta en los asuntosinternos de los países llamados subdesarrollados". (^')

A propósito de las diversas formas de intervención, "es oportuno


advertir que el imperialismo ha perfeccionado sus técnicas de penetra-
ción e influencia. Las autoridades norteamericanas, concientes del
desprestigio en que han caído en casi todas partes del mundo y muy
particularmente en América Latina (política imperialista otrora lla-
mada Destino Maniñesto, después del Gran Garrote, luego del Buen
Vecino^ a continuación del Buen Socio y por último de la Alianza para
el Progreso), recurren ahora a otros estados o naciones altamente in-
dustrializadas, que forman parte del club de los países ricos, como Ja-
pón, Suiza, etc. y muy especialmente Alemania. Se valen de estos paí-
ses para establecer sistemas educativos, crediticios, financieros, cultu-
rales, comerciales y de otro orden, en los países subdesarollados. Fun-
damentalmente penetran con este concurso en aquellos conglomerados,
como el universitario, donde la toma de conciencia de las graves impli-
caciones determinadas por la intromisión yanqui los han obligado a
valerse de otros emisarios que no están mal vistos, todavía, ni contra
quienes no existen resentimientos, antipatías u odios. Por ese motivo
es que algunas ayudas no vienen directamente de las agencias del Go-
bierno de los Estadas Unidos de América, sino de fundaciones europeas
o bien de asociaciones o personas jurídicas aparentemente privadas,
como la Fundación para el Desarrollo Internacional (FDI), y aun de
gobiernos de otros países.... Tales intereses del imperialismo también
utilizan como sus instrumentos las instituciones bancarias internacio-
nales, diseñadas desde su fundación para realizar estas misiones y pue-
de afirmarse que tienen, generalmente, como finalidad manifiesta o la-
tente el reforzamiento de la relación asimétrica existente entre los Es-
tados Unidos de América como país desarrollado y los países latinoa-
mericanos como subdesarrollados.... (*^)

Los intereses (económicos), de este sector financiero-industrial de


la burguesía regional, de la sociedad guatemalteca, se han distribuido
en todas las ramas de la producción nacional, de manera que sus miem-
bros controlan (eficazmente y por encargo), la vida económica del país,
y aunque el calificativo de financiera e industrial pudiera sugerir su
exclusión de la producción agrícola, ésta (la agricultura), no escapa de
su red de intereses en tanto que empresas capitalistas de producción de
mercancías destinadas a la exportación.

En este sentido pues, esta fracción de la burguesía ha logrado con-


trolar, a través de sus inversiones de capital y sus vinculaciones con el
imperialismo, la industria de transformación, embalaje y acabado de
artículos mecanizados, eléctricos o transistorizados de patente extran-
jera que se han instalado en el país; participando igualmente, en la in-
dustria de extracción, asociada (subordinada), a las empresas interna-

( ) Flores Alvarado, H., 1968, página 120

(12\
; Bauer Páiz. A.: La intervención extranjera en la Universidad. Guatemala, 1968,
páginas 27 y 58. Subrayados míos (HFA).

-42-
cionales monopolistas, (^^) así como en las instituciones financieras de
tipo banca rio, comercial o inmobiliario, y en la agricultura destinada
al cultivo de productos de exportación, tales como el algodón, la caña
de azíicar, las fibras textiles, el kenaf y, en gran escala, el ganado de
engorde. En 1967, por ejemplo, el valor de las exportaciones de carne
hacia los Estados Unidos de América (99% hacia la metrópoli y 1%
hacia el "territorio libre asociado" de P^uerto Rico), alcanzó la suma
de Q 7,884,000, por la exportación de 18 millones de libras de carne.
Por otra parte, el valor de las exportaciones, hacia los Estados Uni-
dos de América, solamente, fue de Q 56 millones en 1967. (")
Sus vinculaciones con miembros de la burguesía agraria, de tipo fa-
miliar resultado de alianzas matrimoniales, o de relaciones de tipo eco-
nómico habidas como consecuencia de sus mutuos intereses de clase,
han hecho de estas dos fracciones de la burguesía regional de la socie-
dad guatemalteca, un grupo homogéneo que, con miras en el control del
Estado, fomenta y mantiene, financiándolas, instituciones de tipo polí-
tico, o '"íien participando directamente en la instigación de golpes de
estado, constitución de gobiernos, etc. Sin embargo, tal como se apun-
tó anteriormente, la misma dialéctica de su desenvolvimiento y desa-
rrollo como clase social diferenciada, hace que estas dos fracciones de
la burguesía entren en pugna (política, económica e, incluso, militar),
ya que los miembros de la burguesía agraria (capitalista y mercantil),
no siempre están de acuerdo con las innovaciones que promueve la
fracción financiero-industrial, que se ve impelida a propiciarles por su
conocimiento de las necesidades del mismo proceso dedesarrollo econó-
mico que fomenta, por lo que se dice: "sector progresista" de la so-
ciedad.
El financiamiento de nueva^ fuentes de producción, auspiciadas no
tanto por establecer nuevas fuentes de trabajo, sino por la posesión de
nuevos manantiales más abundantes de riquezas, y que bandado lu-
gar al aparecimiento de nuevas fuerzas económicas, obligan a la bur-
guesía financiero-industrial a fomentar, con mucho temor, reformas
de tipo social y económico, reformas que, como su designación lo sugie-
re: son solo re-formas, que de ningún modo pueden significar cambios
cualitativos dentro de la estructura de las relaciones de clase de la so-
ciedad pero que, a los ojos de la burguesía agraria surgen con aparien-
cias de terribles modificaciones precursoras de graves cambios sociales.
o-o-o
La burguesía
regional de la sociedad guatemalteca es, pues, pro-
ducto de esta compleja relación colonial conservada hasta nuestros
días bajo diferentes matices, y si en más de una oportunidad se ha he-

( ) La instalación de dichas empresas industriales de extracción, ha significado la exporta-


ción de diversos metales estratégicos, tales como concentrados de plomo (2 555 tonela-
das corta?, de dos mil libras); concentrados de linc (710 toneladas), y otros que, por va-
lor de Q. 466.400 (entre 1966 y 1968). exportó la EXMIBAL (Exploraciones y Explota-
ciones Minerales de Izabal, S A., subsidiaria de la Hanna Compaoy. Además, y a título
ds información general, la ESSO Standar üil Company. explota la plataforma continen-
tal, lo mismo que la Texas Oil Company. la Guatemala Superior Oil Company. Texas
Petroleum Company, Mobil hxploration Guatemala Incorporated, y otras i6 empresas
más con las que la burguesía financiero- industrial esta asociada véase: M.E , 1969.

( ) Información proporcionada por el Banco de Guatemala, publicada en Prensa Libre:


30 de enero y 18 de mayo de 1968.

-43—
I
cho referencia a distintas fracciones de la clase burguesa, su identifica-
ción como fracciones de una misma clase social se hace en función de
especiales característicns de cada una de ellas; pero en realidad, dada
la interrelación estrecha habida de los mismos intereses, las mismas
actitudes, las mismas posiciones, actúan y funcionan como una sola
clase social, algunas veces convulsionada por luchas internas de tipo
clasista.

3. Una **clase mcdia''^ que no existe.

Se designa como burguesía de servidumbre al grupo social que o-


tros autores denominan pequeña burguesía o, con más frecuencia aun,
y más equivocadamente, como *'clase media". Aquí no se utiliza el
ultimo término por las razones que se darán a continuación, siendo en
todo Cí^so el concepto de pequeña burguesía el que podría tomarse co-
mo sinónimo si es que se pierde de vista la condición prístina de este
grupo social: la prestación de servicios en las diferentes ramas de la
producción.
a) La concepción falaz.
El término de "clase media" es rechazado en este trabajo, porque
su utilización sugiere y sostiene la idea de que, dentro de la estructura
socialguatemalteca contemporánea, existe un grupo mayoritario que
constantemente está nutriéndose de elementos provenientes de los gru-
pos sociales que lo limitan: por un lado la burguesía y por el otro el
proletariado, y que en virtud de su crecimiento, últimamente manifes-
tado acelerado y verificado a costa de ellos, está destinado a abarcar,
en futuros no lejano^, a la totalidad de la población del país.
En esencia, el contenido filosófico de tal tesis no está vinculado con
la estructura de la sociedad ni tiene finalidad sociológica, sino que, bá-
sicamente, persigue una finalidad de tipo esencialmente político ya que
alienta la demagogia de los gobiernos que, con esta elaboración con-
ceptual proporcionada por la sociología (que por ello no pasa de ser
mero instrumento ideológico de la clase dominante), pueden autode-
nominarse representantes de la mayoría de la población pues, siendo
'•gobiernos de la clase media", pueden blasonar de representación de
las mayorías, de democráticos y de populares.
En segundo lugar, como la tesis de la ''clase media" sostiene que el
crecimiento de este sector de la sociedad se efectúa a expensas de los
grupos minoritarios colindantes, es de suponerse que tal aumento sig-
nifica, a su vez, decrecimiento de los otros que, necesariamente j a su
tiempo, desaparecerán. La sutileza de tal falacia política (perfecta-
mente generalizable a todas las sociedades de la América Latina), tra-
ta de ocultar el fenómeno frecuentemente observado de que, en la socie-
dad, la clase proletaria (realmente dominada), crece más rápidamente
que la supuesta "clase media" (que algunos llaman "masa media"), y
que, efectivamente crece más rápidamente como consecuencia del em-
pobrecimiento constante de los grupos campesinos, obreros, emplea-
dos, es decir, del proletariado, debido a la cada vez más frecuente cares-
tía de medios de subsistencia, al alza de los precios de los artículos de
más ingente necesidad, a la baja de los salarios, y a otros fenómenos
que la hacen aumentar numéricamente y no ha decrecer para nutrir a
la "clase media", como gratuitamente supone esta tesis.

-44—
La burguesía, uno de los grupos sociales colindantes de esta clase
"conceptual", efectivamente sí decrece. Este hecho no se oculta y en
ello no hay falacia, o más bien, trata de diluírselo arguyendo la su-
puesta disminución del otro grupo colindante, y allí si hay falacia.

Si la hay en tanto que se da por supuesto que la "clase media" ere-


ceno solamente en número tino también en poder que, desde luego, »c
loarrebata (ya que no le es cedido gentilmente), a las clase? ''altas"
que lo detentan, lo cual supone la existencia de un gobierno cada vez
menos oligárquico y cada vez más popular. Lo que se oculta con el
uso de esta "entelequia falaz", es el hecho de que, el supuesto control
del poder ejercido por la "clase media", solo es, en realidad, una "pres-
tación de servicios" de administración, de gerencia, de policías de ran-
Ngo militar, grangerías o sinecuras que, al serles otorgados, les da a los
miembros de esta supuesta ''clase media", la ilusión del poder, pero
que de hecho, solo los pone en la antesala de el, en los corredores y,
más frecuentemente, solo en los patios y en los cuarteles, ya que la
"clase alta" sigue detentándolo, e indirectamente ejerciéndolo, a veces
por intermedio de estos sus incondicionales servidores políticos.

La evidencia es que las "clases altas" decrecen numéricamente, mo-


nopolizan en cada vez menos manos la vida económica de la nación,
tratan de sojuzgar más estrictamente y a la vez dominar más drás-
ticamente a la población empobrecida de los proletarios (la "clase ba-
ja"), y si, a veces, permiten a los miembros de la supuesta "clase me-
dia" ostentar el poder (como presidentes de la república, gobernadores
departamentales, ministros de gabinete civiles o militares, jefes de ins-
tituciones de represión y coerción, etc.), esto no es más que otra de sus
varias formas de ejercerlo, indirectamente, utilizando a la "clase me-
dia" como sirvientes de palacio, como miembros de su servidumbre po-
lítico- económica.

La "clase media" es un concepto, y por tal entelequia, muy genera-


lizado entre los teóricos de la sociología contemporánea. Todos ellos
coinciden en llamar así al grupo de individuos que generalmente están
unidos por cierta común posición económica medida en función de sus
ingresos (más o menos altos en relación a la generalidad de los del res-
to de la población); grupos con determinados hábitos de consumo me-
didos por el uso de aparatos eléctricos o transistorizados, por el ves-
tuario, la educación muchas veces superficial y deficiente, el ejercicio de
especiales oficios o profesiones (intelectuales), y la ocupación burocrá-
tica en dependencias estatales o privadas, quedando incluidos, pues,
los empleados de comercio y la industria, los profesionales y la "aristo-
cracia" de los obreros más o menos calificados, etc.

Dada estructura social deGuatemala y su distribución demográ-


la
personas ubicadas dentro de la supuesta "clase
fico-territorial, estas
media", serían entonces, aquéllas residentes en los centros urbaniza-
dos, o semi-urbanizados, es decir, individuos que, como pocas veces
aciertan a considerar los partidarios de esta tesis, están desligados
más o menos de la directa producción material de bienes sociales, indi-
viduos que muestran "la tendencia a desempeñar cualquier trabajo
que no sea manual, salvo en el caso de los artesanos del grado infe-

-45-
rior", (*) ciudadanos con actividades de tipo casi intelectual e, incluso,
elclero segundón y la oficialidad alta y baja del ejército que no hacen
ni lo uno ni lo otro.
Por otra parte, la •'clase inedia" es un grupo social que, elaborado
en los gabinetes de trabajo, se determina en función de los ingresos que
tiene, y siendo así, entonces la "clase media" no es más que una distri-
bución matemática de frecuencias estadísticas comprendidas entre de-
terminados intervalos de clase. Será, en todo caso, una agrupación
de individuos con determinadas características; será el índice de un
campo posible de inversión y mercadeo, útil para los empresarios e in-
dustriales interesados en la introducción de determinados artículos de
consumo muchas veces suntuarios; será el sector de la población (y un
buen sector de ella), remora del progreso y lamprea de los presupues-
tos nacionales, pero nunca una "clase", sea media o nó. Y esto es así
porque una clase social, como se anotó anteriormente, no se define por
estos u otros índices, sino por las relaciones sociales de producción que
se establecen en una formación social históricamente determinada, se-
gún la distribución de los medios de producción.
El término de "clase media" es, pues, solamente un eufemismo em-
pleado en sustitución del concepto de clase dominante, ya que, cuan-
do se hace referencia al papel jugado por los empresarios financieros»
los industriales, y otros, en el desarrollo económico de nuestros países
(equívocamente llamados subdesarrollados), se hace referencia a una
clase dominante que está en el poder, en la cúspide de la pirámide ec(j-
nómica, social y política, y que toma, en su conjunto, las decisiones
que conciernen a la política económica (**). En este caso, la clase so-
cial de la que se habla no es de ninguna manera "media". Lo que pasa
es que los autores no quieren llamarla por su nombre propio (de pila),
por razones de índole ideológica, siendo el nombre que más señala, ubi-
ca y describe las características fundamentales de este grupo de indivi-
duos a los que se hace miembros de la supuesta "clase media", el de bur-
guesía de servidumbre.
Por esto se rechaza aquí el uso de este término.

b) La burguesía *pequeña^
En relación al otro concepto antes enunciado, el de '^pequeña bur-
guesía^^ no se acepta por otras razones.
Una de de pequeña burguesía no se ajusta a
ellas es que el término
la realidad guatemalteca. En otros países, so-
de la estructura social
bre todo en aquéllos altamente industrializados y más aún en los paí-
ses imperialistas, la existencia de una poderosa oligarquía burguesa
que controla cada vez más en forma monopolizadora la vida económica
del país, supone, así mismo, la presencia de otro grupo, burgués igual-
mente, poderoso también aunque no en el grado y con la influencia que

( ) véase Monteforte Toledo, M.: Guatemala: monografía soeiológiea. Instituto de


Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. México,
1959. página 260-

( ) Véase: Stavenhagen, R.: Sept théses Brronnées sur l'Amérique latine. Partisans,
N** 26-27. France, 1966.

-46-
elanterior, pequeño en relación al poderío de la burguesía monopoliza-
dora, pero cor. el suficiente y, además, con influenciít política capaz de
hacer de el un grupo social importante. En este sentido, este **pef4ue-
ño" sector de la burguesía, sin alcances internacionales ni monopoli-
zantes, mantiene posiciones de verdadera oligarquía económico políti-
co-social.
En Guatemala, así como en muchos otros países del llamado tercer
mundo posición intermedia que supone la existencia de esta bur-
(?), la
guesía "pequeña", no se da, ni puede darse. En nuestra sociedad, exis-
te un gran sector, demográñcamente más numeroso cada vez (el prole-
tariado) y oíro eco/7í5/w/ca727e/2íe más poderoso y demográficamente
cada vez más reducido (la burguesía), y no puede darse un sector inter-
medio, como no sea únicamente dentro de la distribución de una elabo-
ración estadística, con lo que se correría el riesgo de caer en el uso del
término anteriormente analizado. En nuestra sociedad, los medios de
producción se acumulan cada vez en menor número de personas o gru-
pos familiares, y una población mayoritaria deviene cada vez más y
más a situaciones de expropiación real y jurídica de ellos, quedando re-
ducidos a la única posibilidad de sobrevivir ofreciendo su fuerza de tra-
bajo como mano de obra asalariada utilizada en la producción directa
de bienes sociales, o bien, en una variedad de ésta, dedicándose a la rea-
lización de actividades de tipo administrativo, ajenas a las labores ma-
nuales que supone la pruducción directa.
En tal sentido, la existencia de una pequeña burguesía no es más
que la utilización de un concepto que, si bien es válido en relación a la
estructura de otras sociedades, no lo es en relación a la de los llamados
países subdesarrollados.
Es evidente, por otra parte, que la existencia de estos dos polos
diamettalmente opuestos (la burguesía decreciente y cada vez más po-
derosa y el proletariado creciente y cada vez más empobrecido y arrui-
nado), permite ubicar, entre ambos, una escala, gradual, de la acumu-
lación de la riqueza ya que es evidente que unos tienen más y otros tie-
nen menos, pero en sentido estrictamente sociológico y a la luz del aná-
lisis dialéctico de la sociedad guatemalteca, tales "graduaciones" se
presentan sin solución de continuidad. La acumulación de los medios
de producción en manos de la burguesía y el empobrecimiento del pro-
letario, así como aquéllos otros factores propios del desarrollo contem-
poráneo del capitalismo, impiden, o más categóricamente: inhiben, el
surgimiento de sectores de "pequeños propietarios" de medios de pro-
ducción que ejerzan un control efectivo, realmente decisivo dentro del
proceso del desarrolle social, y que, en determinado momento, puedan
ser considerados como una fuerza social determinante.
En este sentido, la pequeña burguesía no cabe como concepto y por
esto se rechaza aquí el uso de ese término, aunque, si ha de darse la si-
tuación de una escogencia, este será menos incorrecto que el de **clase
media".

4. La política social de servidumbre de la burguesía.

a) Su identificación estructural.

La composición de la burguesía de servidumbre es muy heterogé-

-47-
neay, por consecuencia, su caracterización en tanto que grupo social
podrá escapar a generalizaciones teóricas, pero bien podrá ubicársela
si se tiene presente

A— la actitud de sus miembros frente a la clase proletaria y la cla-


se campesina;
B- sus vinculaciones con las otras fracciones de la clase burguesa, y
C- su característica posición en relación a los medios de produc-
ción.

tres características fundamentales para encontrar entre la heterogenei-


dad que constituye, elementos que permiten Identificarla tanto como
la
fracción de una clase social (la burguesa), así como en tanto que fuerza
social en relación al papel que juega en el cuadro de la estructura social
guatemalteca.
Anteriormente se apuntó que los diversos sectores que conforman
a la burguesía de servidumbre, podrían ser considerados como catego-
rías sociales desde e) punto de vista de su relación con la estructura
económica, es decir, en relación a los medios de producción, pero que,
desde el punto de vista de los efectos secundarios que se observan den-
tro de la burguesía en tanto que clase social, podrían ser considerados
como capas sociales.
Así pues, la identificación de estos grupos, en tanto que fracción so-
cial, ofrece dificultades en cuanto a la captación del papel que juegan
dentro de los fenómenos de la estructuración social, pero aún así, pue-
de encontrarse el denominador que identifique comúnmente a sus miem-
bros si se tiene en cuenta, sobre todo, su posición en relación a los me-
dios de producción y a las relaciones de producción establecidas con los
diferentes sectores de la sociedad guatemalteca.
Sin embargo, dadas sus características peculiares, es más correcto
definirla en su conjunto, en tanto que fracción social, fracción que com-
prende dos categorías sociales (la burguesía de servidumbre política y
la burguesía de servidumbre ideológica), identificadas en relación a fac-
tores no-económicos, y una capa social (la burguesía de servidumbre
económica), tomando como consideración principal la predominancia
de las relaciones económicas que mantienen con los diferentes grupos de
la sociedad.
Considerando pues, el carácter fundamental de las principales acti-
vidades de esta fracción de la burguesía, su estructura de clase puede
señalarse en tres sectores principales:
UNO, el ideológico, por sus funciones como instrumentos de ense-
ñanza y divulgación y su control sobre los principales centros de ense-
ñanza primaria, secundaría y universitaria, e instituciones dedicadas a
la enseñanza de especializaciones técnicas;
DOS, e/ sector po/zt/co, por sus relaciones con y funciones dentro
de las instituciones y organizaciones políticas, su carácter de ejecutora
del poder (pero sin el), y su papel de representante de los intereses de
las otras fracciones de la burguesía, y
OTRO MAS, el económico, por sus vinculaciones, directas o indirec-
tas, con los centros principales de la economía nacional, por su rela-
ción de propiedad, o posesión, de los medios de producción, sus intere-
ses relacionados con el comercio, la industria, la manufactura, la agri-
cultura, la banca, la enseñanza, la divulgación, y otras.

-48-
En tal sentido, puede señalarse la existencia de dos categorías so-
ciales:

1: La burguesía de servidumbre ideológica, por la actitud ideoló-


gica de sus miembros frente a la clase proletaria y las demás
capas sociales;
2: La burguesía de servidumbre política^ por sus vinculaciones y
actividades dentro de la política,
así como la formación de una capa social:
3: La burguesía de servidumbre económica, por sus característi-
cas en relación a los medios de producción.
Sin embargo, en su conjunto, y al nivel de las relaciones de produc-
ción, la burguesía de servidumbre es una fracción de la clase social bur-
guesa. Dadas las múltiples vinculaciones de sus intereses, sus posicio-
nes de dependencia económica y política, así como por \^s posiciones
de clase que mantiene, se justifica la existencia de las categorías y la
capa social dentro de ella.
En la realidad, en la praxis social, estas dos categorías y la capa
social actüan al unísono, movidas por el mismo impulso, compelidas
por las mismas condiciones de dependencia, como resultado de las mis-
mas relaciones establecidas. Las diferencias establecidas podrán pare-
cer matices sutiles, y lo serán si nos detenemos en consideraciones per-
sonales, pero en su conjunto, al nivel de su estructura como grupo so-
cial, su conformación parece unitaria.
Históricamente, y en tanto que fuerza social, es uno de los grupos
de más
reciente formación y, al igual que la financiero-industrial, esta
fracción de la burguesía adquiere conciencia de su poder colectivo y de
8u posición dentro de las relaciones de la sociedad, poco antes de la fi-
nalización de la segunda guerra mundial.
Con una concepción filosófica idealista, esgrimida como arma
ideológica y una formación habida como resultado del cambio de la
política exterior de los Etados Unidos de América, aglutinó en torno
suyo a gran parte de aquellos elementos que, dadas las condiciones del
momento, no tenían posibilidad alguna de acceso al poder político y
económico a pesar de, segán ellos, contar con la preparación idónea pa-
ra ocupar puestos de mando, y en esta circunstacia, la de considerarse
con capacidades para ocupar puestos de mando (políticos y econó-
micos), estriba una de sus más significativas características que per-
miten clasificarla homogéneamente como fracción de la burguesía: la
prestación de servicios, es decir, su posición de servidumbre ante los in-
tereses de las otras fracciones burguesas y frente a la burguesía inter-
nacional imperialista.
Burguesía de servicios. Sin fuertes inversiones de capital en los
principales medios de producción, pero con los suficientes como para
mantener posiciones de dominancia de clase en relación a los trabaja-
dores de la clase proletaria, sus miembros concretizan sus aspiraciones
de ascenso social en la inversión de sus mv)destos (rara vez cuantiosos)
capitales en la adquisición de bienes muebles e inmuebles y en acciones
financieras.
que poseen la explotan empleando mano de obra agrícola
La tierra
asalariada (Jornaleros y Obreros-agrícolas), y administrándola pcr-

-49-
sonalmente, siendo, algunos de los orígenes de estos capitales, el inte-
rés acumulado de préstamos financieros usurarios (tasas a veces de
20% mensual!), sinecuras administrativas o prestación de servicios
profesionales (al Estado o a empresas particulares, principalmente ex-
tranjeras), golpes de fortuna o fruto de paciente labor ahorrativa rea-
lizada con el fin de poseer, después de largos años de privaciones volun-
tarias, el mínimo capital que les asegure algunas comodidades en su
vejez.
Burguesía cuya labor de intermediaria entre el productor y el con-
sumidor, entre el productor y el exportador mayorista, le permite a-
dueñarse de parte de la plusvalía creada por los trabajadores directos;
burguesía con control sobre la manufactura, y el pequeño comercio de
las principales ciudades del país y dueña del de la capital; burguesía
por cuyas actividades en el campo de la educación y la enseñanza re-
presenta el instrumento empleado para la divulgación de la ideología
dominante del neo— colonialismo; fracción de la clase burguesa que
presta sus servicios en la administración, dirección, gerencia, asesoría o
mediación profesional dada a los miembros de las otras fracciones de
la burguesía de las que aspira a formar parte (sin ser admitida pese a
poseer, a veces, fuertes capitales) y con las que mantiene estrechas re-
laciones de dependencia económica.
Burguesía con "mando y poder político" tenido como otra más de
las concesiones otorgadas por las fracciones burguesas agraria y finan-
ciero-industrial, a las que, en este sentido, sirve como su instrumento
de opresión por medio de la constitución de grupos policiales o por me-
dio de sus cuadros profesionales al servicio de la administración es-
tatal.
En tal sentido, esta fracción burguesa es el sector que, al asumir
posiciones de dominancia sobre los miembros de la clase proletaria, no
hace sino reflejar, proyectar la dominación de la que ella, a su vez, es
objeto, así como la inseguridad en que se siente y se sabe en relación a
los miembros de la burguesía a la que presta sus servicios incondicio-
nales.
Grupo social sin gran solidez en su conciencia de clase. Sus vagos
principios de conciencia social los llevan a aspirar a formar parte de la
burguesía financiero— industrial o de la burguesía agraria, de las que se
sabe menospreciado, pero por otro lado, en muchos de sus miembros
BC manifiesta la total ausencia de principios de conciencia, rechazando
tanto los de la burguesía a la que sirven como los de los proletarios a
los que desprecian, constituyendo un sector compuesto **en su mayoría
por ciudadanos socialmente amargados, sicológicamente frustrados,
proclives al aventurerismo político y social, faltos de escrúpulos y aten-
tos al surgimiento de cualquier coyuntura crítica que les permita mejo-
rar su posición exclusivamente personal La burguesía agraria y la
financiero-industrial, que no se entienden directa ni personalmente de
los pormenores meramente mecánicos de los procesos administrativos
de loimación y mantenimiento de partidos políticos (lo que, por otra
parte, les permite a ellos decir y afirmar que están alejados de la polí-
tica partidista), pero sí en la formación y control de instituciones cor-
porativas, asociaciones gremiales, etc., delegan estas funciones ama-
nuences en los miembros de la burguesía de servidumbre que, con tales
"encargos", con tales "atribuciones", cumple a cabalidad su cometido

-50-
y se hace acreedora de su caliñcación". (")

h) La ideología dominante
Desde el punto de vista miembros que la constituyen, es-
del tipo de
ta categoría social (ideológica), de la burguesía de servidumbre, com-
prende a los profesionales de la enseñanza (universitaria, secunda-
ria y primaria), a los miembros del clero, a los gerentes délas empre-
as industriales, educativas, financieras, particulares o estatales, a los
propietarios de medios de divulgación y propaganda, es decir, a aqué-
llos individuos que, dentro del proceso de la formación y el desarrollo
cultural, desempeñan actividades tendentes a la divulgación y consoli-
dación de los principios ideológicos de la clase dominante. Es entre es-
tos elementos (muchos de ellos con preparación académica sólida y es-
pecializada), que la burguesía regional de la sociedad guatemalteca y
la burguesía internacional a través de ella, encuentran la vía de difu
sión de su ideología, la enseñanza y práctica de sus valores morales y la
íundamentación "científica" de sus actitudes y posiciones de dominio
y explotación.
La defensa de los principios de la ideología burguesa, en tanto que
ideología dominante, es la actividad principal desempeñada por ellos y
es en este sentido como se les ubica empeñados en enseñar las concep-
ciones del mundo de su clase. Su labor, traducida en la praxis social
como relaciones de dominación y sometimiento intelectual con respec-
to a las demás categorías y clases de la sociedad, puede medirse por el
grado de penetración que. en la conciencia colectiva, han tenido y tie-
nen aun, las teorías importadas que, a diferente nivel y en distintas é-
pocas, han explicado las manifestaciones tanto de tipo estructural de
la sociedad guatemalteca en cuanto a los intereses de clase, tanto de
tipo económico en cuanto a la divulgación de las teorías del liberalis-
mo (otrora) y del imperialismo (ahora), así como de aquellas teorías
sociológicas que buscan la explicación de los conflictos sociales y de la
estructura social a través de formulaciones idealistas, ajenas a la rea-
lidad local e importadas de los Estados Unidos de América o de Euro-
pa, y basadas en los principios de la ideología dominante de la clase
burguesa.
Si antes se ha dicho que el imperialismo colonialista ha encontrado
diversas formas de penetración a fin de obtener una dominación más
efectiva, C^) la burguesía de servidumbre ideológica es el instrumento
regional del cual se sirven para lograrlo.
Es así como puede observarse que, entre los principios ideológicos
déla clase dominante, privan las concepciones sobre una "sociedad
no-nacional" cuyos elementos que la integran "carecen de conceptos
sobre la unidad nacional del país"; de una "economía bipolar" según
la cual en el territorio guatemalteco coexisten dos modos de produc-
ción, uno de ellos "arcaico", "primitivo", "feudal", que se mueve den-
tro de los marcos de una economía natural (?) y que por tal impide el
desarrollo y el desenvolvimiento del otro, "moderno", "industrializa-

( ) Flores Alvarado, H. 1968. página 129 y siguientes.

( ) Véase la cita de la nota número 12.


do", "progresista" y con un régiajerí monetario que permite un inter-
cambio fluido^' de una Sociedad en la que iin sector está compuesto por
individuos "haraganes", "sucios", "analfabetos" y "atrazados" debi-
do a sus características culturales y étnicas (!), y el otro por indivi-
duos instruidos, tenaces, emprendedores, de estirpe europea y blancos
por añadidura !

El enunciado de estas teorías sobre la estructura social del país, no


hacen sino reflejar, en un plano ideológico, los criterios y opiniones que
se tienen sobre los intereses de la burguesía y, más que eso, son la re-
petición de lo que los ideólogos del neo-colonialismo imperialista di-
cen a cerca de nuestra sociedad. (")
Cuando se dice que la característica fundamental de esta categoría
social de la burguesía, es la servidumbre ideológica, ^^ implica con e-
llo la actitud asumida por sus miembros en relación a que todo aque-
llo que viene del extranjero es bueno y mejor, sea esto un producto in-
dustrial lo mismo que uno intelectual, o los elementos humanos.
Lh U»bor de dominación intelectual que el neo— colonialismo ha rea-
lizado entre los "intelectuales" de la burguesía llega a tales grados de
efectividad como aquéllos que se registran en relación a la dominación
lograda en el campo de las ciencias, sobre todo en el de las ciencias so-
ciales.

El grupo de "intelectuales" que controla, por encargo, las funcio-


nes estatales de la enseñanza elaborando los planes de estudio a nivel
primario y orientando su política docente con asesorías de "expertos
extranjeros", asume igualmente la administración y orientación de los
centros secundarios y universitarios autónomos (la Universidad de
San Carlos, por ejemplo), creando en ellos sus cuadros profesionales
que, algunas veces, mantienen posiciones de oposición con los otros
centros universitarios creados por la iniciativa privada déla burguesía
agraria y la financiero-industrial, sirviéndose para ello de los elemen-
tos más reaccionarios de la burguesía de servidumbre ideológica y de
las ayudas económicas proporcionadas por el capital financiero inter-
nacional que encuentra; así, la canalización más expedita para su intro-
misión y dominación colonialista.
La existencia de tres universidades privadas, la Rafael Landívar
(católica, confesional y escolástica), financiada por "particu ares per-
tenecientes a la oligarquía nacional personas jurídicas y sociales a-
nónimas tales como la Empresa Eléctrica de Guatemala, General Tire
Foundation Incorporated, la Amicelco, la Duralux, S.A., Alimentos
Kern*s, la Agencia Marítima S. A., la Grace &
Cia. Central America,
la Texaco Guatemala Tire, la Misión de la AID, la misión de la USIS
(United States Information Service), y otras entidades", (^^) la Univer-

( ) Un análisis de estas teorías que explican la estructura social guatemalteca, lo hice en


un trabajo anterior, señalando en el sus planteamientos equívocos, sus falsos fundamen-
tos,sus intereses clasistas, su intención racista y su falta de objetividad. El adams-
ñismo, como llamo al conjunto de estas teorías sociológicas que dan de nuestro medio
social una falsa visión, no es más que una de las formas de intromisión dominadora
que elneo-colonialimo norteamericano ha encontrado para "colonizar intelectualmen-
te" a Guatemala. Véase, Flores Alvarado, H., 1968.

( ) Bauer Páiz, A.. 1968, página 44

-52-
sidad del Valle de Guatemala (pTo-imperialÍ8ta y .herjísonianyi) •'dirigi-
da nada menos que por prominentes dirigentes de una empresa inter-
nacionalmente poderosísima como es la Pan American World Air
Ways, (la) Aseguradora Suizo-Norteamericana, la Comercial Asegura-
dora Sociedad Anónima (CASA).... Almyr L. Bump quien duranteaños
fue el gerente de la Compañía Agrícola de Guatemala, o sea la división
del Pacífico de la United Fruit Company monopolios (como) la
Electric Bond &
Share," (^^), así como la Universidad Mariano Gálvez
(de orientación hegeliana), no son más que el resultado "de las necesi-
dades de la burguesía de crear sus propios centros exclusivos de forma-
ción de profesionales a su entero servicio e incondicional apoyo y de-
fensa. "(i»)
La Universidad de San Carlos, única institución de educación supe-
rior que se sostiene con fondos públicos (2.5% del presupuesto de la
nación, según lo establece la Constitución de la República), no escapa
tampoco a las características de organismo docente de la burguesía de
servidumbre ideológica, pese a que ella ha sido, y continúa siéndolo,
uno de los centros en los que se forjan algunos elementos profesionales
que en ocasiones asumen posiciones reformistas, pero aún así, se ve so-
metida a presiones disimuladas en préstamos provenientes, por ejem-
plo, de la Fundación Ford, las universidades norteamericanas de Kan-
sas. Florida y Chicago, la Agencia del Desarrollo Internacional (AID),
el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y otras. (*^)

c) El colonialismo cultural
La burguesía de servidumbre ideológica es el sector de la sociedad
que más marcadamente manifiesta los efectos de esta imposición de la
ideología dominante cuyo resultado es la existencia de un "colonialis-
mo cultural".
Esta fase de la dominación extranjera en los países neo-coloniza-
dos, ha sido, y es aún, la dominación de la que es más difícil independi-
zarse. La ocupación, y posteriormente la dominacióny la colonización
militar de los pueblos sometidos a las formas contemporáneas del neo-
coloniaje del imperialismo, no es más que, en última instancia, un he-
cho material consumado, una vivencia candente, una experiencia ac-
tual que los pueblos colonizados padecen y, en última instancia tam-
bién, cuando las condiciones de la dominación se tornan irreconcilia-
bles y las contradicciones en las que entra el imperialismo colonizador
frente a los movimientos de independencia de los pueblos sometidos
llega a su momento de crisis, la dominación militar se sacude a través
de formas violentas de lucha que exigen, las más de las veces, un precio
muy alto.
Guatemala no es excepción dentro de este cuadro general, y las ge-
neraciones de hoy en día están entregadas a esta tarea de independen-
cia económica y social que tiende a cambiar la estructura de la socie-
dad (colonial), contemporánea.

(^^) Bauer Páiz, A., 1968, página 45. Paréntesis míos (HFA).
(^*^) Flores Alvarado, H., 1968, página 125.

(^^') Véase Bauer Páiz. A , 1968.

—53-
?

La ocupación militar y la colanizaciián militar no son, pues, sino los


aspectos más visibles y más directamente "vividos^' por los pueblos
contemporáneos que económicamente dependen de ese engranaje que la
burguesía imperialista internacional, a través de dos siglos de domina-
ción discutida, ha forjado sobre el esfuerzo del trabajo de los proleta-
rios del mundo y la riqueza de las naciones hoy llamadas subdesarro-
Uadas o del "tercer mundo" (')
Sin embargo, el imperialismo no solo domina de esta forma mate-
rial. Sus ideólogos (sociólogos, economistas, filósofos y demás intelec-
tuales), buscan (aunque a veces no se esfuerzan en buscar), la forma de
justificar esa dominación, elaborando sistemas filosóficos, teorías so-
ciológicas, marcos económicos, etc., que expliquen y den validez a sus
actuaciones no solamente ante sus propios ojos, sino también ante los
ojos de todo el mundo y, más aún, ante los ojos de los mismos coloni-
zados.
La historia nos da numerosos ejemplos de esto que aquí se apunta:
la dictadura militar de los griegos con el sistema filosófico de Aristóte-
les; el sistema de servidumbre feudal con la filosofía de Agustín de ni-
pona y Tomás de Aquino, a más de aquéllos otros llamados **los pa-
dres de la iglesia" y los filósofos medievales. La burguesía, por su
parte, elaboró sus propios sistemas antes y después de su triunfo deci-
sivo sobre la nobleza y el clero feudales, formulando los sistemas filo-
sóficos del positivismo, el kantismo, el hegelianismo
En la actualidad, la burguesía imperialista busca la sistematiza,
ción científica de sus actuaciones mundanas, elaborando, entre otras
formas de pensamiento, un sistema peculiar de ciencias sociales del co-
lonialismo. Y de la misma manera como antiguamente, en nuestros
días la dominación imperialista busca no solamente la sujeción mate-
rial de los pueblos, sino también la permanencia de posiciones de domi-
nación intelectual que, por este medio, mantengan a las poblaciones
sujetas al moderno neo-colonialismo.
Sin embarsfo, la dominación colonial intelectual no se sacude tan
fácilmente. Esa enseñanza de las formas de concepción del mundo im-
partida en los países colonizados, con la aquiecencia y beneplácito de
laburguesía dominada, no se suprime con movimientos armados, con
actuaciones violentas o asumiendo posiciones de lucha material.
La intromisión intelectual de la dominación material, es realizada
tan efectivamente, que socava finalmente las mismas bases de la con-
ciencia social humana. Y la labor encaminada a liberarse de esa in-
tromisión es más ardua y más difícil cuando se emprende la tarea de
"descolonizar intelectualmente" a los pueblos colonizados material-
mente. La dominación intelectual colonialista ha sido con frecuencia
tan eficaz y tan determinante, que algunos de aquellos intelectuales y
dirigentes de los movimientos pro-independencia de los pueblos coloni-
zados, no se percatan que muchas veces continúan arguyendo y razo-
nando según gran número de patrones típicos de la ideología del colo-
nizador, a pesar de mantener, en la práctica, actitudes de beligerancia,
a veces revolucionaria.

(^) ¿Por qué €tercer> mundo...

-54-
El resultado de esta labor de indoctrinación es tal, que, con frecuen-
cia, la sutilezade la dominación colonizadora lle^a a lograr que los
colonizados se vean a sí mismos, como ellos, los colonizadores, quisie-
ron que los colonizados se vieran. Y a fuerza de repetir conceptos es-
tandarizados y patentados, que en el plano intelectual buscan la justi-
ficación de los hechos materiales que representa lo ocupación militar
del territorio y la sujeción de la vida económico-social del país, los co-
lonizadores logran no solamente dominarmaterialmente a los pueblos,
sino también logran que los intelectuales de los pueblos colonizados se
vean así mismos en la imagen deformada que el colonialismo metropo-
litano forjó de ellos. La burguesía de servidumbre ideológica cumple
con esta labor, y sus intelectuales resultan pues, doblemente coloniza-
dos: en el plano material por la dependencia económica, y en el plano
intelectual por su conformismo de criterio.
Fenómeno muy común.
Táctica necesaria e imprescindible dentro de la estrategia de domi-
nación de las potencias colonizadoras.
La sociología, fuerza de decirlo y confesarlo, así como la mayor
parte de las ciencias sociales, nacieron, en este aspecto, de esta necesi-
dad de colonizar culturalmente la mentalidad de los hombres ya colo-
nizados materialmente. Y fue así como en los primeros estudios so-
ciológicos y las primeras monografías antropológicas buscaron la fór-
mula de justificación intelectual de la dominación que los países euro-
peos ya ejercían en el mundo de sus actividades comerciales, políticas y
militares. En la época contemporánea las ciencias sociales juegan el
papel que en la época del predominio de las relaciones feudales, le tocó
jugar a la filosofía y a la religión respecto al modo de producción pre-
dominante durante la llamada edad media. Los primeros estudios so-
ciológicos buscaron, pues, la forma de explicarse a los pueblos no tanto
por lo que ellos mismos eran en sí, sino por lo que los hombres de cien-
cia colonialistas querían que fueran. Y el fruto de estos primeros en-
sayos, sobre todo de ésos de tipo descriptivo, monográfico, que elabo-
ran esquemas rígidos, patrones deformados y teorías confusas, es de-
cir, el fruto de esa constante labor realizada dentro del campo de las
ciencias sociales al servicio de los intereses económicos, políticos y
militares del imperialismo, es la formulación de esquemas, teorías y
sistemas que tratan de explicar y justificar la dominación colonial a la
que de hecho está sometido casi el tercio de la población mundial. (^)
Las nuevas corrientes contemporáneas manifestadas dentro de las
ciencias sociales, sobre todo aquéllas que son la respuesta dada a las
formulaciones de los intereses del imperialismo, tienden a romper esa
función de servidumbre que les impuso la burguesía. La labor es ar-
dua porque muchas veces exige destruir implacablemente gran parte o
la totalidad de sus mismas bases, no tanto porque ellas, las ciencias
sociales, como instrumento de conocimiento de las sociedades, no sean
útiles, sino porque las ciencias sociales se han utilizado como instru-
mentos de conocimiento para la dominación y el coloniaje, en la misma
forma como, en plano diferente, se utilizan las armas de diversa

(^) ¿Por eso €tcrcer> mundo?

—55-
índole. Las
ciencias sociales deben, pues, ser sometidas a examen, en
tanto que instrumentó de la dominación que ellas representan.
el

Aunque las formas de dominación sean diferentes en cada lugar del


mundo, en cada latitud, esas diferentes formas de dominación cultural,
esas diversas maniíestaciones del colonialismo cultural, tienen un deno-
minador común.
Desde el punto de vista del colonizador, cada pueblo requiere una
forma especial de ser dominado culturalmente, una forma especial de
ser sometido intelectualmente, una forma específica de ser controlado
directamente; pero en todas esas particularidades de dominación cul-
tural existe una manera general de intentarlo y, las más de las veces,
de lograrlo. Por ello, las ciencias sociales, en tanto que instrumento
de colonización, no son más que uno de los modos de manifestación de
esa dominación y, después de muchos años de labor paciente, han lo-
grado introducirse tan profundamente dentro de las mentes de los inte-
lectuales colonizados que, muchas veces, al sostener sus puntos de vis-
ta, susargumentos, sus razonamientos, sus conceptos, en fin, todo
aquello que constituye ia esencia de las ciencias sociales del colonialista
dominador, los mismos colonizados dominados no saben que, pese a sus
actitudes de oposición ante la dominación colonial y la explotación eco-
nómica, continúan siendo los mismos colonizados intelectuales del im-
perialismo.

d) Los ty alores culturalesn


y los (iintereses de ciasen.

Si la fase militar del colonialismo consiste en destruir toda posibili-


dad de resistencia por parte del pueblo colonizado, la "colonización
intelectual" consiste en destruir, entre los colonizados, todo vestigio
de resistencia a la implantación de los intereses de clase de los coloni-
zadores. El pueblo, es decir: la clase proletaria, que emerge del letar-
go de la colonia o de la dominación imperialista a la realidad de la vi-
da independiente, se encuentra de pronto, cuando consolida su poder
de de la presión ejercida por los intereses de clase bur-
clase, liberado
gueses, como todo aquello que otrora constituyó el centro mismo de
si
la organización de la sociedad burguesa, no fuera más que un residuo
de cenizas dejadas sobre el montículo sobre el cual fueron calcinados
sus intereses de clase.
La labor del colonizador constituyó precisamente en eso: en des-
truir todo aquello que representara a los intereses de clase y que pu-
diera servir como núcleo centralizador esgrimido como arma contra la
dominación y la explotación. Y muchas veces la tarea ha sido realiza-
da con tanto celo que cuando se conquista el nivel independiente des-
pués de haberse sacudido la opresión, se encuentra frente a la realidad
de tener que rehacer o hacer conciencia de la existencia del valor de
aquellos intereses destruidos.
Generalmente se enfoca el problema únicamente como la lucha "del
pueblo" frente a un dominador extranjero. En realidad, los factores
que determinan el fenómeno del neo-colonialismo son los intereses eco-
nómicos de una clase, dominante, sobre los intereses económicos de
otra clase, dominada. Es decir, se trata de los intereses de la burgue-
sía y los intereses del proletariado y el campesinado.

-56-
Aquellos "valores nacionalcsi", aquello^ intentos por "forjar una
conciencia nacional", no son más que el ropaje con el que se encubre la
dominación de clase existente. En sentido estricto son los intereses
burgueses (colonialistas), los que se imponen sobre los intereses de la
clase proletaria (colonizada). Bl "interés nacional" no existe más que,
quizás, como concepto sociológico, como otra entelequia más elabo-
rada por la clase dominante para no darle el nombre exacto de rela-
ciones de clase, de intereses de clase, a ese esfuerzo por crear **un interés
nacional".
Por otra parte, la labor intelectual ejercida por el colonizador no
se refiere únicamente a la "destrucción". En aquellas sociedades como
la nuestra (Guatemala), en las que los conquistadores europeos, o pa-
ra ser más exactos: en las que la burguesía conquistadora europea en-
contró los gérmenes de la descomposición de modos de producción pre-
capitalistas, la labor que consistió en mantener y fomentar (no en des-
truir), aquellas instituciones de dominación de clase que empezaban a
perfilarse dominantes, y a emplearlas como instrumentos de domina-
ción. Tales, por ejemplo, las organizaciones de Ancianos, cuya versión
durante la colonia (española), fue la institución de "los principales"
(institución que aún ahora existe pero con menos influencia, o con nin-
guna), o la de las cofradías. En estos casos, y podrían citarse más,
no solamente no se destruyó, sino más bien se fomentó su desarrollo,
orientándolo, desde luego, hacia el servicio de los intereses de clase del
colonizador (la burguesía), quien encontró, en estas instituciones, el
instrumento '*ad hoc'^ para lograr la colonización (dominación y ex-
plotación) el pueblo conquistado.
Así pues, los llamados "valores nacionales", en realidad no son
más que los "valores" (en sentido estricto: los intereses), de la clase
dominante (la burguesía), que busca su implantación en toda la socie-
dad, hasta el punto de que todas las clases de ella los acepten como su-
yos propios. Fenómeno muy lógico: la ideología dominante en una
sociedad, es la ideología de la clase dominante que trata de implantar-
la sobre todos los sectores de la sociedad, de manera que "sus intereses
de clase" (que ella hace aparecer como "intereses nacionales"), sean
válidos para toda la sociedad. Lo "genuinamente nacional", lo "ge-
nuinamcnte guatemalteco" es, pues, lo "genuino" de los intereses de
clase de la burguesía que pretende hacerlos valer para toda la sociedad.
Los intereses del proletariado son otros. Son distintos. Son dife-
rentes. Es más, son opuestos a los de la burguesía, y por ello no es de
extrañarse su poco "interés" en los llamados "intereses nacionales"
(de la burguesía).
¿Qué significa para el proletariado, por ejemplo, el día de la inde-
pendencia: 15 de septiembre? Nada. Nada, pues la colonia, para él, no
es un hecho de la historia, un hecho pasado, sino una realidad del pre-
sente.

¿Qué significa para el proletariado la "bandera nacional", los "sím-


bolos patrios": quetzal, escudo de armas, flor nacional, etc.? Nada. El
proletariado-campesino, en tanto que miembros de la clase dominada,
responde muy claramente a ello, "son fiestas y cosas del gobierno" (es
decir: fiestas y "cosas" de la burguesía, que es la que está en el gobier-
no).
¿Qu<e significa para la piase dpminad^, colonizada (el proletariado),
la **cultüra nacional", los "valores de la cultura nacional" o, más aún:
los "valores de la cultura autóctona"? Nada; esto no es más que con-
ceptos vacíos, o menos aun, ni siquiera conceptos dentro del ámbito de
sus intereses o en la esfera de sus valores morales.
En realidad, no existe una "cultura nacional" sino el conjunto de
intereses económicos de una clase social que, dominante, los impone en
una sociedad; no existe "cultura autóctona", al menos en el sentido y
con el concepto e intención con los que se le utiliza, sino los intereses
de una clase conquistada-dominada, en este caso: los miembros de la
población autóctona.
Para el proletario-campesino (y en Guatemala la población es en
sus tres cuartas partes campesina), {^) es decir, para el "pueblo", lo
que tiene significado es "la costumbre" practicada por el pueblo,
concepto este de la praxis social de los intereses de clase del sector co-
lonizado que es. la clase dominada de la sociedad y que no es sino la
síntesis de lo que para el pueblo representan sus propios intereses de
clase.

Así, pues, esos "valores nacionales", esa "búsqueda y consolida-


ción de la identidad nacional", no son sino las formas eufemísticas em-
pleadas por la burguesía para encubrir sus "intereses de clase", es de-
cir, la "búsqueda y la consolidación de sus intereses económicos de cla-
se dominante".
Y sien alguna ocasión se recurre a (la apología de) los "héroes"
de la resistencia a la invasión de los conquistadores y colonizadores
europeos (como Tecún Umán, jefe de los ejércitos quichés enfrentados a
las huestes españolas comandadas por Pedro de Alvarado, El Con-
quistador, y cuya actuación durante los acontecimientos ocurridos en
la época —1524— ha sido exagerada y muchas veces pura invención de
los "investigadores" e "historiadores" burgueses-colonizados), o a la
exaltación de la fecha de "emancipación nacional" (15 de septiembre
de 1821) y sus supuestos "proceres", o a la celebración del triunfo de
la "reforma liberal" (de 1871) e, incluso, a la de otros acontecimientos
más recientes como el 25 de junio, "día del maestro", (^) el 30 de junio,
"día del ejército nacional" (léase: ejército de la burguesía), y otras,
el objetivo perseguido no es más que el de hacer "valer" y hacer "acep-
tar" por la clase proletaria, hechos que, en la historia del proceso de
ascensión de la burguesía al poder, señalan etapas de consolidación de
sus intereses de clase, sobre la población aborigen en el caso de Tecún
ümán; de dependencia de una nueva metrópoli en el de la "independen-
cia" de 1821; del mercantilismo liberal, la de 1871; sobre los movi-
mientos populares en el caso del 25 de junio, o sobre las sublevaciones
del pueblo en al caso señalado del aparato de represión estatal que es
el ejército.

El colonialismo intelectual ha forjado estas y otras fechas nacio-


nales "gloriosas" para el consumo de Ja burguesía colonizadora y con-

(**) En este sentido... ¿Porqué no los dos "tercios" del mundo y no el "tercer" mundo.. ?

(*») Aniversario de una protesta general en la que participaron los miembros del magisterio
de la capital (25 de junio de 1944), pocos días antes de la caída del gobierno de Jorge
Ubico, quien gobernaba desde febrero de 1930-

-58-
o

tinúa elaborándolas (20 de octubre, 2 de julio, etc.) (^) El pueblo, el


proletario, es decir, el colonizado por la burguesía colonizada, la
clase dominada, no participa en ellas. Para ella todas las •'revolucio-
nes" o golpes de Bstado (j de suerte), que representan estas fechas, no
han sido más que acontecimientos que han llegado, hasta el presente,
a despojar o a suplantar, la dominación de una clase determinada por
la dominación de otra, pues todas las clases dominantes no han sido,
hasta ahora, sino pequeñas minorías en relación a las masas mayori-
tarias del pueblo dominado. De allí que su "indiferencia" y "falta de
interés" en los "valores" que se trata de representar en estas fechas
explique, desde el punto de vista de consideración de la estructura de
clases, un hecho que indica la presentación de "intereses" de clase (pro-
letaria), diferentes a los intereses de clase de la burguesía que, desde
una posición de dominación social, se esfuerza en hacerlos valer y apa-
recer como "intereses nacionales", como "valores nacionales"

o- o-
Así pues, aquel proceso de anulación de intereses de clase de la cla-
se dominada, llevada a cabo tan minuciosamente por la ciencias socia-
les del colonizador con la intención de suplantarlos por sus propios
intereses de clase dominante, se lleva a cabo más fácilmente entre los
miembros de la burguesía de servidumbre ideológica que entre los de-
más miembros de la sociedad. No quiere decir esto que la acción de in-
doctrinación colonialista no se dirija con el mismo interés hacia los de-
más sectores de la sociedad, sino que estos sectores, generalmente son
sometidos a la dominación por medio de una táctica diferente, con
frecuencia la extenuación física en tanto que fuentes proveedoras de la
fuerza de trabajo, en tanto que población dedicada a la producción di-
recta. Y esto es lógico, corriente, puesto que, dentro de una sociedad
colonizada, dentro de una sociedad dominada por el neo-colonialismo
imperialista contemporáneo, los esfuerzos de colonización se concen-
tran con mayor énfasis en aquellos sectores de la sociedad que puedan
serles más útiles desde el punto de vista de su dominación.

La masa del pueblo, sobre la la sociedad y de la que


que descansa
se nutre el poderío del dominador, no interesa más que como mano de
obra y posible mercado de consumo de sus productos elaborados, y
aunque la tarea de los miembros de la burguesía de servidumbre ideo-
lógica sea la de estudiar la "sociedad folk" y la divulgación de los pre-
ceptos ideológicos del colonialismo cultural, su labor no se encamina
directamente a darlas a conocer entre los miembros de estos sectores,
sino más bien con el objetivo de que las burguesías locales consideren
solamente como mano de obra al pueblo proletario sobre el que ellas
se yergen.

El resultado de esto es que los intelectuales de esta burguesía llegan


a ser colonizados a tal punto que, para ellos, la sociedad no existe más

(°) 20 de octubre, aniversario del movimiento burgués que contó con el apoyo popular pa-
ra destituir a la Junta de Gobieroo que. a la caída del gobierno de Jorge Ubico, estuvo
en el poder hasta octubre de 1944 El 2 de julio es el aniversario de la entrada, en
la capital de la república, de las huestes del ejército mercenario de Carlos Castillo Ar-
mas quién, con la ayuda ñnanciera y política de los Estados Unidos de América, "de-
rrocó" al gobierno de Jacobo Arbenz, en 1954.

—59-
t

que tal como el colonizador se las hizo ver: sus intereses no son masque
"los intereses" del colonizador y sus formas de vida y su concepción
del mundo no son otras que aquéllas que son impartidas por el coloni-
zador, y esto, generalmente el colonizador lo logra fácilmente como
resultado de un vasto programa que abarca no solo el control de la
enseñanza en todos los niveles, sino a la vez con la preparación de cua-
dros escogidos que van a "especializarse" a la metrópoli.
Por ello, cuando se habla de destruir, se hace referencia a la des
trucción de ese andamiaje levantado ficticiamente por sobre encima de
los intereses de clase de la clase dominada, y cuando se habla de re-
construir, o de construir, se hace referencia a la labor de volver a empe-
zar deste el punto de partida en el que quedó la sociedad cuando se vio
sometida a la colonización extranjera y al punto en el que quedaron
los intereses de los dominados cuando se vieron sometidos a la coloni-
zación de la burguesía regional.
En Guatemala, el imperialismo neo-colonialista lo ha logrado a
través de la labor realizada por sus enviados especiales ("técnicos").
Logró colonizar la mente de la llamada "intelectualidad nacional", es
decir, la mentalidad de los miembros de la burguesía de servidumbre
(sea ésta económica, política o ideológica, pero más ésta que aquéllas),
que, dueños de los medios de enseñanza y difusión, imparten en el país
los principios de la ciencia empleada por el dominador colonialista pa-
ra explicar sus actuaciones de dominación y explotación. El pueblo,
que también ha sido sometido por vías indirectas a esta intensa labor
de coloniaje cultural, ha recibido esta enseñanza, pero, canalizando su
oposición a esta situación de sometido, se ha refugiado y fortificado en
la práctica de posiciones de resistencia muchas veces pasiva, pero tam-
bién, otras veces violenta, y por ello siente menos esta influencia inte-
lectual. Además, su condición de analfabeto, su bajo nivel de vida, su
escaso poder adquisitivo, y otros factores, han contribuido a que a-
quella labor de colonización cultural no se haya enfocado específica-
mente a el, padeciendo más bien el peso del colonialismo material que
los efectos del colonialismo intelectual.
En el caso de los intelectuales de la burguesía de servidumbre ideo-
lógica la labor de coloniaje es más rápida, más fácil y más fecunda
puesto que sus miembros, faltos de una solidez conceptual, están pron-
tos a aceptarlos, y cuando anteriormente se habló de burguesía sin
principios, colonizada, sometida, la burguesía de servidumbre ideoló-
gica se ajusta a esta caracterización.
Como encargados de la impartición de una ideología de clase que
es la ideología dominante, esta categoría social desempeña labores de
indoctrinación religiosa a través del clero cristiano, (^^) labores de en-

(21 ^ •

) "Desde hace cuatro siglos y medio -instrumento colonial- trata de


la iglesia católica
desarraigar la población autóctona, no de su religión sino de su pasado... ninguna
acción social o de caridad puede compararse con esta destrucción. Sin embargo con
el disfraz del anticomunismo, la embestida es mucho más fuerte desde hace 15 años y e!
conflicto puede llegar a veces a la violencia El significado de las cofradías constituye
.

un ejemplo extraordinario de estas instituciones que dentro de una estructura colonial


cumplen una doble función, tienen un papel sumamente variable y ambivalente según las
épocas. Sea la dominación del colonizado, sea de recuperación y resistencia, o
los dos a la vez... Pero, más que todo, la aceleración de la destrucción. y el desarrollo
.

de la estructura social... provocan el surgimiento del protestantismo, como extraña me-

—60—
o

scñanza cívica por medio de la élite de los **intelectuale9" (profesiona-


les con preparación secundaria y universitaria); de inculcación de prin-
cipios políticos por la actividad de los dirigentes sindicales y la "inte-
ligenzzia'* política de los partidos; de orientación de la política econó-
mica nacional, por intermedio de sus técnicos asesores (a su vez aseso-
rados por técnicos extranjeros) y, a nivel de la enseñanza elemental, a
través de los maestros de educación primaria.
La labor realizada por este formidable grupo numeroso, tiende a
forjaruna imagen falsa del país, induce a orientar la política de inver-
sión hacia sectores de la producción no necesarios a las mayorías po-
pulares, pero sí útiles a los inte*'eses extranjeros; tiende a crear un sen-
timiento de separatismo social, forjado sobre las diferencias étnicas e-
videntes existentes entre los miembros de la población de nuestra so-
ciedad, a 6n de ocultar con ello la realidad de una estructura clasista;
busca la profesión de credos religiosos sin conocer el origen social de la
religión y, a través de estas funciones tan celosamente cumplidas,
este sector de la sociedad, esta categoría social, se hace merecedora del
calificativo de burguesía de servidumbre.

c-c—

íárhorfosis y reinterpretación... \ópérán¿ose) un desperUr colectivo dci ¿olonizad'Ó


impresionante; desde luego no apreciamos su valor teológico o su ortodcxia. que nos
parece muy lejana.. .(pero) constituye uno de esos fenómenos sociales totales y efer-
vescentes de lo económico, social y sicológico, donde pasado, presente y futuro reelabo-
ran todo su si¿nifleado en una nueva dimensión histórica "Herbert, J.-L., una comu-
nidad frente al capitalismo de una estructura colonial Guatemala, 1969, paginas 23 v
*4. Subrayados del autor y paréntesis míos (HFA).
Capítulo 2
LAS CLASES DOMINADAS

1. Los proletarios,
a) Generalidades,
La clase proletaria tiene como denominadores comunes para la
amplia gama de individuos que la componen, la oferta que sus miem-
bros hacen de su fuerza de trabajo en el mercado y el salario devenga-
do por ella, cómo única, o principal, fuente de sus ingresos.
Las diversas maneras cómo, una vez comprada por los capitalis-
tas, esa fuerza de trabajo es utilizada en el proceso de la producción,
así como los distintos sectores de ésta, hacia donde se canaliza el tra-
bajo, aunque significan una maniera distinta de la manifestación de las
relaciones sociales de producción establecidas, no son determinantes
para su identificación.
Que el sector proletario trabaje en las fábricas situadas en los cen-
tros urbanos, o en los talleres de producción artesanal textil, no los di-
ferencia más que en formas de grado, pues en más de una oportunidad
aquéllos que trabajan en una fábrica durante un período de tiempo,
trabajan el resto en un taller artesano. Que trabajen en las oficinas
burocráticas como empleados administrativos o en los centros agríco-
las de explotación intensiva, lo uno y lo otro no importa tanto como
su relación de dependencia obrero/patronal establecida, o bien la con-
ciencia, a veces vaga, otras veces clara y firme, de saberse miembros de
una determinada clase social, o de saberse privados de las posibilida-
des a las que tendrían opción si mantuvieran otro tipo de relaciones
sociales dentro del proceso déla producción. Las oportunidades de
trabajo y educación a las que debieran tener acceso, de no estar suje-
tos a situaciones de dominación y explotación, y que se presentan dis-
frazadas de "libre contratación", ayudan a caracterizarlos más que o-
tros factores pues, aunque la mayoría de ellos es analfabeta, saben, o
intuyen que cuando existen diferencias sociales de clase, la igualdad
ante la ley es una abstracción que en la realidad se traduce en una de-
sigualdad de hecho.
El Obrero-industrial de las fábricas textiles; el Obrero- agrícola de las
empresas agrícolas capitalistas, trashumante de las plantaciones a las
haciendas, o bien los Profesionales— independientes que trabajan en las
diferentes ramas de la actividad productiva; todos ellos, como miem-
bros de una clase proletaria que existe, de hecho, dentro de horizontes
de explotación, son producto de las relaciones de producción existentes
en el campo o en la ciudad, en la finca o en la fábrica.
La burguesía, a través de relaciones de producción e intereses eco-
nómicos de clase, leyes y disposiciones, poder y dominio, etc., impone
las condiciones de trabajo, el monto de los salarios h devengar, los ho-
rarios a cumplir en el trabajo, las condiciones de aceptación y despido,
etc., de manera que, no empece su grado de preparación técnica o su
nivel económico, el trabajo que desempeña el proletario, lo realiza no
tanto como el libre ejercicio de una decisión en la que existan márgenes
de opción, sino como la única alternativa existente.

—63-
Si se tomaran en consideración
los discímiles*elementos que la com-
ponen y expresión "material" de las relaciones sociales establecidas,
la
la clase proletaria se nos mostraría muy heterogénea. Sin embargo, tal
heterogeneidad se borrará del panorama teniendo presente que esta
clase es ti amplio sector de los que cuentan con la fuerza de trabajo co-
mo principal fuente de recursos.
Si quiere verse *'heterogeneidad" en su composición como grupo
social, las diferencias que surgen no son aquéllas que se manifiestan co-
mo características étnicas, ni como hábitos culturales; íii tampoco a-
quéllas señaladas en relación a la carfi eterización de su indumentaria,
como lo han señalado varios autores, (^) o por el tipo de vivienda que
ocupen, alquilada o en propiedad.
Tal "heterogeneidad" podrá medirse, en última instancia, por el
grado de desarrollo alcanzado al nivel de las fuerzas productivas, es
decir,por el nivel de conocimientos técnicos aplicados en la producción.
La praxis social vinculada a la producción directa, o bien la prepara-
ción alcanzada a niveles tecnológicos superiores, de los que, los instru-
mentos y utensilios empleados (para su uso personal o para su traba-
jo asalariado), son su expresión material; las diferencias de salarios
devengados o las desigualdades de sus ingresos, así como las modali-
dades del nivel de vida, los niveles de preparación educativa, y otras
características, no son más que los signos externos de tal heterogenei-
dad.
Sin embargo, a niveles supraestructurales, los miembros de la clase
proletaria manifiestan una uniformidad común más íntima, y por ello
menos visible, que los ata a todos con el mismo lazo de dominación,
bajo la misma escala de niveles, dentro del mismo horizonte de relacio-
nes sociales de producción existentes dentro del medio social dentro del
que se mueven, y cuyo rasador uniforme los mantiene explotados bajo
las mismas relaciones de dependencia económica, la misma sujeción po-
lítica, la misma discriminación de clase.

Las fuentes de trabajo, sean éstas tanto las modernas empresas fa-
brilesubicadas en la capital de la república, o las empresas agrícolas
(capitalistas algodoneras del Litoral del Pacífico, o mercantilistas cafe-
taleras del Declive del Pacífico), como los rudimentarios talleres ubica-
dos principalmente en las cabeceras municipales (Totonicapán, Cantel,
San Carlos Sija, Camotán, San Juan Chamelco, etc.), dedicados a la
producción artesanal; lo mismo las oficinas burocráticas del Estado o
privadas, o las trastiendas y mostradores de los establecimientos co-
merciales, como las canteras (aldea Xeabaj, municipio de Santa Apo-
lonia, departamento de Chimaltenango, o Sija, departamento de Que-
zaltenango, por ejemplo), explotadas con medios de producción obso-
letos, o las plantas de extracción metalífera (Metalúrgica de Chiqui-
mula, o los establecimientos de la EXMIBAL, ubicados en el departa-
mento de Izabal, por ejemplo), con un alto nivel de desarrollo de las

(22\
7 Véase, por ejemplo, Monteforte, Toledo, M., Guatemala: monografía sociológica.
Instituto de Investigaciones Sociales Universidad Nacional Autónoma de México Méxi-
co, 1959; Adams, R., 1965; Noval, J Resum,en etnográfico de Guatemala. Publica-
ciones del Centro de Producción de Materiales de la Universidad de San Carlos.
Guatemala, 1968 La crítica a estas clasificaciones de la sociedad guatemalteca, la he
hecho anteriormente en otro trabajo: Véase Flores Alvarado, H., 1968, página 93
y siguientes-
-64—
fuerzas productivas allí empleadas; o bien los telares (Salcajá), las "la-
drillerías" (El Tejar, departamento de Chimaltenango), los talleres
de cerámica artesanal (Totonicapán, Chinautla, San Martín Jilotepe-
que). etcétera, no son más que una ''ficción de libertad de contrata-
ción^^ o de "escogencia", o de decisión personal para emplearse dentro
de una variedad de oportunidades, que encubren la realidad de un sis-
tema de relaciones en las que el patrón capitalista impone las condicio-
nes de trabajo sin permitir alternativas.
Sea que trabajaren, como se verá más adelante, en las explotacio-
nes agrícolas del encomendero o en las explotaciones mineras propie-
dad de la Corona (española), o que en la actualidad trabajen en las
empresas capitalistas de explotación cafetalera o algodonera, el obrero
agrícola (otrora campesino), ha sido el mismo trabajador explotado;
que haya sido, antes, en los talleres artesanales o que sea, hoy en día,
en las fábricas modernas, el Obrero-industrial es el mismo explotado;
que hayan sido los servicios de amanuence prestados a Icsfuncionarios
de la Corona (española), o sean los de empleado administrativo en las
oficinas modernas, en esencia, la situación de las relaciones sociales
continúa siendo la misma; y, aunque no en balde han transcurrido cin-
co siglos desde las primeras formas de colonización impuestas, hasta
las del neo-colonialismo de nuestros días, la explotación capitalista,
llegada a América como resultado de la marejada de expansión del
mercantilismo europeo y vigente aun a través de las formas del impe-
rialismo norteamericano, mantiene a la población proletaria dentro de
un régimen de dominación de clase 3^ explotación económica, de empo-
brecimiento progresivo y de ruina definitiva, de proletarización acele-
rada.
Considerada desde el punto del análisis de su constitución como
clase social, el proletariado se presenta como un complejo social dentro
del cual pueden distinguirse dos fracciones:

1: la de los Obreros y
2: la de los Profesionales-independientes.
Por otra parte, según el elemento predominante en el modo de pro-
ducción imperante en cada una de estas fracciones, pueden señalarse, a
su vez, la existencia de dos capas sociales^ así:

ÍObreros-agrícolas y
obreros
^^^^^"^^
\Obreros-indu8triales

así como otra capa social: la de los Empleados, caracterizada por los
efectos secundarios que se observan como resultado de los modos de
producción predominantes dentro de la clase proletaria.

Es decir, grupos sociales que desempeñan actividades dentro de las


diversas ramas de la producción: los obreros, desempeñando activida-
des asalariadas tanto en los centros industriales como en las empresas
de explotación agrícola y los empleados, que laboran vendiendo su
fuerza de trabajo en las dependencias administrativas, burocráticas es-
tatales o de la enseñanza.

Dentro de este panorama, de por sí complejo, se observa una carac-


común a todos: devengar un salario y depender de la burguc-
terística

-65-
sía poseedora de los principales medios de producción y, en una posi-
ción de extraño equilibrio, la categoría social de los Profesionales-in-
dependientes, grupo social de difícil ubicación por lo complejo de su
constitución, pues sus miembros no devengan regularmente un salario
y no están despojados, totalmente, de medios de producción, pero,
aunque dependen de la burguesía en tanto que parte de una clase domi-
nada, actuando independientemente en relación a ambas clases socia-
les.

2) La clase social campesina.

Desde otra consideración, la clase campesina, es el grupo social pa-


ra quien las relaciones jurídico políticas de la colonia (española), no
son solamente el relato de pasadas dependencias a regímenes metropo-
litanos, sino la versión modificada de las mismas relaciones de explota-
ción practicadas a través de diferentes manifestaciones jurídicas de dis-
tintos estadios de las mismas relaciones de producción capitalistas.
La discriminación cultural, manifestada en la imposibilidad de al-
canzar plenamente el campo de la cultura y la enseñanza mínima, así
como su sometimiento político expresado, entre otras formas, en lo
ineficaz de su exigua, esporádica y condicionada participación cívica y,
eJ sojuzgamiento económico traducido en las formas de la estructura
agraria imperante, no son más que algunos de los aspectos de esa do-
minación neo-colonial contemporánea.
El régimen colonial, que se hizo aparecer como anulado con la sola
firma de un acta de supuesta independencia de la metrópoli (castella-
na), en 1821, cambió la expresión jurídica de las relaciones de produc-
ción, pero manteniéndolas y desarrollándolas a un otro nivel dentro
de su proceso evolutivo, para continuar, hasta nuestros días, con la
misma situación de dominación, la misma supremacía de clase de la
misma clase dominante, sobre el mismo sector de la población, pero en
otro nivel cualitativo del desarrollo de las fuerzas productivas del ca-
pitalismo, manifestadas en un régimen neo-colonial que mantiene, den-
tro de una relativa independencia política, las mismas relaciones de
dependencia económica.
Es por esto que la clase campesina no es, solamente, la versión mo-
derna de los colonizados de los siglos pasados, ya que entre aquéllos
del siglo 18, época del apogeo colonialista (español), y los campesinos
de hoy día, época del apogeo y descomposición del neo-colonialismo
capitalista (norteamericano), hay diferencias cualitativas muy signifi-
cativas.
En una época en la que el desarrollo de las técnicas de divulgación
(prensa, radio, televisión, telecomunicaciones espaciales, etc.), han al-
canzado niveles elevados de eficacidad, ella, la clase campesina se ve
privada de los medios periódicos de publicidad e información, u obliga-
da a adquirir, algunos de ellos, a precios prohibitivos a su nivel de vi-
da n
(

) Al lado de un salario Tnínimo diario de Q.o 8o, un ingreso anual promedio de Q-go.oo
y un índice de analfabetismo rural del 8i.6% (Véase más adelante), el campesino
"^oaecíc ad<7M¿r¿r" í?) cualquiera de los 78 periódicos publicados en el psís (5 de
2%
ellos diarios), al precio mínimo de Q.o 05 el ejemplar, es decir, gastando el 6 de su
ingreso diario máximo. . !

—66-
Sin oportunidades de educación acordes a sus necesidades e intere-
ses de clase, debe conformarse (*^) con una enseñanza espuria com-
puesta de conceptos ajenos a su medio social, y comprarla a precios
que exigen una parte considerable de su presupuesto familiar, o renun-
ciar a una educación que, para más del 82% de ella, está por encima de
los dos o tres primeros años de enseñanza elemental
Sin facilidades para participar más efectivamente y en planos de
igualdad, en un mercado interno más fluido que permita tanto la dis-
tribución expedita de los productos de sus explotaciones agrícolas, co-
mo los medios necesarios para efectuar transacciones comercialesdirec-
tamente con el consumidor, se ve obligada a tratar, a comerciar, a tra-
vés de una amplia red de intermediarios que se aprovechan de sus posi-
ciones de dominio de clase, usureros y prestamistas que la atan a deu-
das de por vida y *'de por muerte"
Sin oportunidades de nutrirse '*menos mal", por no pretender, me-
jor, debe limitar su dieta a un número reducido de productos alimen-
ticios básicos moviéndose dentro de un círculo de empobrecimiento
continuo y ruina acelerada que, a su vez, produce el enriquecimiento de
los intermediarios y el de los ''patrones"
Sin posibilidades de controlar un mecanismo de poder que permita
detener la baja de sus salarios que, curiosamente, corre inversamente
pareja al alfa del costo de la vida, la clase campesina se ve urgida a
buscar planteamientos que solucionen esta situación de dominación
que la explota, recurriendo a formas de lucha que van desde la no-par-
ticipación hasta la violencia organizada.
El denominador coman de ser los neo-colonizados del siglo 20, hace
que, aquella "heterogeneidad" visible y que separa, se identiñque en
una "homogeneidad" de relaciones sociales de dominación que une y
refuerza, y si bien las relaciones económicas propias del feudalismo no
los tipifica porque éste, definitivamente ya quedó atrás, las relaciones
sociales del modo de producción capitalista los domina y explota, pri-
vándolos de las ventajas que representan para la vida moderna, la tec-
nología, el progreso científico.

a) Consideraciones generales de la
evolución histórica del campesinado.
Los orígenes de clase de los campesinos han de buscarse en los ini-
cios del siglo 16,cuando el régimen de la colonización españolaimplan-
tó, en la economía de las poblaciones conquistadas, las condiciones de
un estadio cualitativamente superior a las relaciones económicas de
producción mercantil que tipificaron a la economía del período pre-co-
lonial, ya que, lo mismo en Guatemala como en la casi totalidad de las
regiones de la América Latina conquistada y colonizada por los euro-
peos, **la sociedad inmediatamente anterior a la conquista había llega-
do a un nivel de producción ya complejo tanto en materia agrícola, co-
mo mineral, artesanal y manufacturero". En tal sentido, podía ob-
servarse que "la tecnología estaba desarrollada en forma muy desi-
gual", pero, "la relativa complejidad de producción tanto agrícola co-

( *^
) ¿ Realmente se conforma . . . . ?

-67-
.

mo manufacturera permitió el desarrollo de los intercambios en todo


el mesoamericano, (pues) los mecanismos monetarios esta-
territorio
ban ya elaborados el comercio, oficio hereditario, permitía llegar a
un alto nivel de jerarquía social y dar paso a la formación de una no-
bleza reciente, que competía con la tradicional (es decir), que los
distintos niveles de esa sociedad se encontraban en fases de desarrollo
desiguales dentro de una dialéctica única que evolucionaba hacia la
afirmación de una sociedad bajo la autoridad de un estado domi-
nantemente militar "(^)
Desde los inicios de la colonización (española), aparecieron, de in-
mediato, los centros de explotación agrícola que, dentro de la concep-
ción de la burguesía de la época, representaban la forma más tangible
de la riqueza y el poder social; y es así como se asiste a la lormación de
los latifundios que fueron la medida del prestigio: a mayor extensión
agraria, mayor mérito, más poder, más importancia socioeconómi-
ca.C?) A la par de estas unidades agrícolas surgieron, a su alrededor
así como en las cercanías de los escasos establecimientos de explota-
ción mineral (por ejemplo los de San Agustín Acasaguastián), grupos
relativamente numerosos de población aborigen que fueron sometidos
a regímenes de explotación a los que, contrariamente a lo que se afir-
ma con frecuencia, mucho les faltó para ser una réplica de servidumbre
feudal dentro de las relaciones del modo de producción mercantil im-
puesto por la colonia.
Desde este punto de vista, no vasta únicamente la existencia de
grandes extensiones territoriales para deducir, de allí, el calificativo de
"feudal" que identifique a un régimen económico; es preciso que, funda-
mentalmente, haya servidumbre y durante el régimen colonial (espa-
ñol) no la hubo.

En el régimen de la servidumbre, la mano de obra, empleada en la


explotación económica de los medios de producción del propietario, en-
trega a éste parte del producto de su esfuerzo, y ambos (señor feudal y
siervo), destinan parte de ese producto al consumo dentro del feudo,
para la familia, y otra parte para el comercio. Sin embargo, cuando,
a finales del feudalismo, parte de la producción así obtenida se destina-
ba al mercado, fue porque el régimen de producción estaba ya en des-
composición, y empezaban a imponerse las normas del régimen mone-
tario mercantil y, a finales del siglo 16, en la época de la colonización
europea del continente americano, este régimen mercantil estaba, ya,
plenamente desarrollado.
El sistema de la encomienda, con el que comúnmente se equipara
esta servidumbre feudal, fue, esencialmente, diferente. En términos mo-
dernos, podría decirse que fue el pago de tributos (gastos) de ocupa-
ción (militar) colonial, pero el régimen del trabajo sobre el que descan-
saba la estructura de la encomienda fue, en esencia, una explotación
económica típicamente mercantilista. Pueba de ello son las disposicio-

( ) Herhert, J.-L. y C. Guzmdn Bóekler, 1970, página 9 y siguientes

( ) No fue sino en las postrimerías del siglo i6, guando el latifundio adquiere un carácter
más mercantil y, posteriormente aún, más capitalista: a mayor extensión poseída, mayor
cantidad de productos agrícolas destinados a la exportación

-68-
nes reales que impusieron el pago tributicio en pesos ensayados, es de-
cir,en dinero, que los colonizados solamente podían adquirir mediante
la venta de su fuerz i de trab^jo a cambio de un salario, lo cual, en tér-
minos de desarrollo económico, no fue más que una manera de presio-
nar a la población colonizada para incorporarla al modo de produc-
ción mercantil.

Esta disposición, dando lugar a una vasta organización delempleo


de de trabajo en las poblaciones colonizadas, funcionó bajo la
la fuerza
forma de *'/wittí" en el Perú y del ''cuatequil'^ en México. En Guate-
mala se la conoció bajo el primer nombre, pero, sea una u otra, el cua-
tequil y la mita permiticrron el aparecimiento e instalación del salario
dentro de la economía colonial, aún cuando haya sido en forma obli-
gatoria y a veces, excepcionalmente, voluntaria a cambio de buenos
jornales y condiciones semejantes a las que imperan en la sociedad in-
dustrial moderna, casos, por ejemplo, como los que cita Zavala en Mé-
xico. (^*)

Por otra parte, estas disposiciones dieron origen al aparecimiento


del **anticipo^\ procedimiento que se empleó frecuentemente desde los
inicios de la colonia (española), y que no fue sino otra modalidad prac-
ticada para sujetar a la población haciéndola incurrir en multas por
supuestas violaciones a los reglamentos laborales, de manera que el
asalariado se encontrara, siempre, en deuda con su empleador sin po-
der abandonar libremente el trabajo.

Todo ello ayuda a confirmar la tesis de que el régimen colonial (es-


pañol), de trabajo, se semeja mucho más al capitalismo que alfeudalis-
mo.(«^)

Sin embargo, pese a las dispociones reales, se continuó con la ex-


plotación de las poblaciones campesinas conquistadas; se forzó la mo-
bilización de la población hacia los centros de producción económica;
se alternaron las ocupaciones laborales, sea en las minas, sea en las
plantaciones y, desde luego, se disfrazó la explotación con el pago de
salarios, en dinero, en alimentos o con vivienda. Pero esto no es servi-
dumbre, ni, tampoco, lejanamente, similar a la contratación del asala-
riado contemporáneo, y su presencia no justifica ni la afirmación de la
existencia de una servidumbre feudal durante la época de la domina-
ción colonial (española), ni, tampoco, la afirmación de la existencia de
esas formas de relaciones de producción, vigentes durante el período
colonial (español), en la época contemporánea. Esas manifestaciones
de las relaciones de producción a las que se hace referencia podrá lla-
márselas esclavitud colonial, o explotación económica, o dominación
de clase, pero no servidumbre feudal.

( ) Zavala. S.: Ensayos sobre la eolonizaeión española en América. Emecé. Argen-


tina, 1944, págÍDa<i63.

( ) Para ampliación del tema aquí esbozado, consúltese Ots Capdequf. J t&l España en
América. El régimen de la tierra en la época colonial Fondo de Cultura Eco-
nómica México, 1959; Zavala, S 1944, y Zavala, S.: Contribución a la historia de
,

las instituciones coloniales en Guatemala Estudios Universitarios, Vol 5. Publi-


caciones de la Universidad de San Carlos. Guatemala, 1967.

-69-
Las explotaciones económicas coloniales, es verdad, no tuvieron es-
te régimen de sojuzgamiento sino únicamente durante los primeros
años de la dominación colonial (española), ya que, a finales del siglo
16, las disposiciones de la Corona (española), reglamentaron, prohi-
biéndola, aquella explotación que amenazaba con el exterminio de la
población aborigen, considerada, principalmente, como mano de obra,
•'el rey español limita las mercedes, pero el beneficiario viola los límites
desde el instante mismo de la toma de posesión El latifundio del
blanco va robando las propiedades de las comunidades precolonia-
les. Es inútil que el rey, con frecuencia, ordene devolver las tierras que
así fueron invadidas. En el curso de tres siglos, el proceso no se detie-
ne '^(2«)

Así pues, esa enorme cantidad de mano de obra que para la econo-
mía metropolitana (española), significó la población americana coloni-
zada, así como la explotación (muchas veces mortal, para esta pobla-
ción), que se hizo sin contemplaciones de su mantenimiento como re-
curso laboral, sin olvidar, tampoco, los magníficos precios pagados en
Europa por los productos americanos, permitieron una cuantiosa acu-
mulación de capitales en la América Latina colonizada, que atrajo, ha-
cia las colonias, una masa relativamente grande de circulante.

¿Su resultado ?

El resultado fue la concentración de ese capital en las manos de un


grupo reducido de beneficiarios que, desde entonces, no ha dejado de
'•reducirse" en número y "aumentar" en poder. Producto típico (pa-
tognomónico, dirían los médicos), del proceso del desarrollo capitalis-
ta que acumula en pocos lo que despoja a muchos.

Así pues, algunas de las características de la explotación agrícola


empleada durante el período colonial (español); el traslado a América
de algunas instituciones económicas y sociales ya caducas en el viejo
mundo en la época de la conquista, así como de otras florecientes y en
pleno desarrollo en la época de la expansión mercantil instaladas en el
continente nuevo durante la colonización; el florecimiento de aristocra-
cias oligárquicas criollas, la creación de empresas agrícolas mercanti-
les productoras para el mercado mundial metropolitano, y otras, que
con frecuencia inducen, por una parte, a evocar aspectos del feudalis-
mo, y por la otra, a no estimar la importancia que tuvo el régimen
mercantil durante la época colonial (española), en realidad no son sino
una versión modificada, una versión cualitativamente diferente de esos
modos de producción. Son capitalismo colonial, no feudalismo, ya que
dichas instituciones, lejos de revivir en América el ciclo feudal, irrum-
pieron en la economía precolombina, de América, y en el mercantilis-
mo, europeo, con sorprendente celeridad y, más que eso, contribuyeron
a dar a ese ciclo económico un vigor y una pujanza hasta entonces no
vista, haciendo posible la iniciación del período del deslumbrante flore-
cimiento del capitalismo industrial que finaliza instaurándose, siglos
más tarde, bajo una forma superior: el imperialismo.

V ) Bagú, S La economía de la sociedad colonial


: Pensamiento Crítico, N*' 27,
Cuba, 1969, página 36.

—70-
3) Vuelta a nuestros días.
Volviendo a nuestros días, el campesino de hace cuatrocientos
años efectivamente, como parte necesaria de ese proceso histórico
es,
dialéctico del desarrollo de la sociedad, el ancestro (cultural y econó-
mico), del campesino contemporáneo, del que se diferencia, fundamen-
talmente, por el tipo de las relaciones sociales, imperantes en cada eta-
pa del desarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo, dentro de
las cuales le tocó actuar. Y si bien es cierto que en la actualidad un
vasto sector de la población campesina practica modalidades de explo-
tación mercantilista, esto no los hace, en el siglo 20, los colonizados
del siglo 16, a pesar de vivir dentro de un régimen (neo) "colonial" que
ha cambiado de ''metrópoli", bajo una dominación que ha variado en
las formas de explotación y bajo un régimen de sojuzgación que ha di-
ferenciado, a veces con su gran sutileza, sus mecanismos prácticos de
sometimiento.
Población sometida pero no sojuzgada.

Larga es la lista de las manifestaciones de protesta y de los levan-


tamientos que, durante los últimos quinientos años, buscaron sacudir-
se esta dominación, (^) dando así un mentís a la idea, muy difundida,
de poblaciones sin historia, tranquilas, viviendo resignadas a la forma
de explotación a la que se han visto sometidas:

"Conquistado no signiGca sojuzgado; en los informes oficiales de la


colonia y aún en los de la independencia, es frecuente encontrar este ti-
po de información: 'este pueblo ha sido siempre levantisco y hasta
hace pocos años se ha logrado convertirlo a la tranquilidad y la paz'
(escrito en 1941 por el Intendente de Santa María Chiquimula, Toto-
nicapán); la historia de la resistencia indígena no se ha hecho sino más
bien se ha escondido; sin embargo, las azares de la lectura proporcio-
nan estas referencias: 1708: sublevación en Chiapas; 1743: motín de
Ixtahuacán; 1760: Santa Lucía Utatlán; 1764: Tecpán; 1770: Cobán
y Rabinal; 1803: Cobán; 1813: San Martín Cuchumatanes, Santiago
Momostenango, Ixtahuacán; 1818: Santa María Chiquimula; 1820:
Totonicapán 1838: Jumay; 1839: Ixtahuacán; 1898: 5>an Juan Ix-
coy; 1905: Totonicapán; 1944: Patzicía; 1968: Comalapa "; para
nombrar solamente aquéllas que tuvieron mayor publicidad y son, por
ello, más conocidas. (*)

La larga trayectoria de 5 siglos por la libertad ha vacilado en al-


gunos sectores de la clase proletaria en cuanto al medio elegido para
1h lucha, pero siempre ha mantenido el espíritu combativo frente a la
dominnción impuesta.

o— o-o

( *) Herbert, J -L., 1969, página 10 y siguientes, señala más de 15 levantamientos entre


1601 y 1936. en una sola comunidad del occidente de la república: Santa María Chiqui-
mula.

("^) Herbert, J.-L., y C. Ouzmdn Boekler, 1970, pd^inm, 158,

-71-
o

Sea pues, que los miembros de las clases dominadas hayan vendido
8u fuerza de trabajo en las haciendas de los colonizadores (españoles),
en las tierras realengas o en las explotaciones propiedad del clero, o
que en la actualidad se "enganchen** como campesinos Jornaleros en
las modernas empresas agrícolas capitalistas o en los establecimientos
industriales (de la burguesía regional de la sociedad guatemalteca, o
de los extranjeros), lo mismo que su situación de sometidos fuera "le-
galizada" por disposiciones reales sobre el mitanaje o la habilitación,
y en nuestros días por disposiciones oficiales (leyes, decretos, códigos,
etc.), los cinco siglos transcurridos desde la invasión de los europeos,
respaldados por la superioridad tecnológica, hasta nuestra época de
invasión de capitales extranjeros protegidos por convenios sobre la
garantía de las inversiones, han significado, esencialmente, un malaba-
rismo de cambio de dueños, de traslado de metrópolis, de formas de
explotación de la misma clase dominante. Han significado el traspa-
so legal de las tierras explotadas, de un patrón a otro, el desplaza-
miento de los centros de trabajo, de la zona de aquí a la zona de allá,
^a práctica de unas técnicas de sometimiento en vez de otras, es decir:
no han signiñcado más que el mantenimiento de las mismas relaciones
de explotación^ dentro de una estructura de dominación neocolonia-
lista. (*)

o-o—

(*) El proceso señalado en esta primera parte es, evidentemente, resu-


mido. El autor lo desarrolla ampliamente en su próxima obra
titulada

LA BURGUESÍA DE SERVIDUMBRE
abarcando, en un enfoque global, el proceso de gestación, desarro-
lloy afianzamiento económico de la clase burguesa, desde la época
colonial (española), hasta nuestros días (Nota de la edición espa-
ñola).

-72-
SEGUNDA PARTE

El proceso
de proletarización
del campesinado

i
Dentro de este panorama de dominación económica neo-colonial
de sociedad guatemalteca, el campesinado es una de las clases
la
dominadas. Dado el tema central del tabajo, no serán analizadas
las relaciones de producción existentes dentro de la clase pioletaria.
En el mismo sentido, las características de la producción agrícola ca-
pitalista (y las relacií)ne8 de producción allí vigentes), no serán estu-
diadas en detalle, haciéndose hinca pié en las modalidades de la produc-
ción mercantil. Es por eso que en esta segunda parte se enfocarán es-
pecíficamente las características de la producción campesina.
Titulada Proceso de proletarización del campesinado, esta parte
comprende 2 capítulos.
En el capítulo 3 se tratará de la capa social de los campesinos Mi-
nifundistas (de la clase campesina) y en el capítulo 4 se analizarán las
características de los campesinos Jornaleros. Los miembros de estas
dos capas sociales constituyen la clase social de los campesinos, esta-
bleciéndose la diferencia entre ambos según el papel que juegan dentro
del proceso de la producción, a partir de los hechos que, de una mane-
ra general, pueden ser catalogados dentro de los efectos secundarioM
que se observan en las clases sociales manifestados como resultado de
la combinación de los distintos modos de la producción localizados en
una formación social históricamente determinada.
En el capítulo 3, se hará la descripción y un análisis de las condi-
ciones en que se desenvuelve el campesino Minifundista, analizándose
las características de las parcelas de tierra tenidas en posesión, el nivel
de las tuerzas productivas; las condiciones del arrendamiento de tierras
(comprendiendo^las formas de pago y sus secuelas), así como la -situa-
ción de la participación del campesinoen el mercado de productos agrí-
colas y artesanales y la venta eventual de su fuerza de trabajo.
En el capítulo 4, se procederá a la nominación y ubicación social de
los miembros de esta capa social a la que se llama de los campesinos
Jornaleros. Las condiciones de su residencia, las características de la
ocupación, los salarios devengados, las condiciones de su explotación
como mano de obra asalariada, las relaciones sociales establecidas en
las explotaciones agrícolas a donde van a trabajar, así como las mo-
dalidades de su proletarización, constituirán los temas principales a
desarrollar.
Aunque de manera general los datos vertidos en este capítulo tie-
nen, a veces, un carácter meramente descriptivo, se analizarán las con-
diciones en que estos hechos se dan dentro de las relaciones de produc-
ción vigentes.

-75-
Capítulo 3
LA CLASE SOCIAL DE LOS CAMPESINOS MINIFUNDISTAS

1. Su ubicación social

La idea que, por asociación, surge de inmediato al leer Minifun-


distas, es minifundio y, de ésta, la de pequeña propiedad, de manera
que se piensa, entonces, en campesinos explotadores de pequeñas par-
celas de tierra, y aunque en un sentido general ese es el significado que
aquí se da a la palabra minifundista, ésta, a la vez, comprende el
concepto de formas especiales de explotación, el de producción insufi-
ciente para la subsistencia, el de bajos rendimientos de la tierra, el de
modos de vida, y sus secuelas.
En este lentido, pues, dentro del marco de las relaciones sociales
de producción existentes en el agro guatemalteco, Minifundistas será
el término que designe:

a) a los campesinos propietarios de pequeñas parcelas de tierra,


que las explotan ellos mismos dentro del cuadro particular de
los modos de producción mercantil;

b) a los campesinos que sin ser propietarios de las parcelas de tie-


rra que explotan, las poseen por haberlas arrendado, traba-
jándolas ellos mismos dentro de los similares cuadros de mo-
dos de producción mercantil que los anteriores; y

c) a los campesinos que, siendo o nó poseedores de parcelas pe-


queñas de tierra, explotan, en tanto que miembros de una co-
munidad (municipíi], por %cr residentes dentro de la jurisdic-
ción), o formando parte de un grupo de familias, parcelas de tie-
rra que les son otorgadas temporalmente para que las traba-
jen ellos mismos, lo cual hacen según los modoi de producción
comunes a los dos grupos anteriores.
Como observa, una característica primordial que ha de tomar-
se
se en cuenta para la identificación de los campesinos es, no tanto la de
poseer pequeñas extensiones de tierra, sino la de trabajarlas de acuer-
do al sistema de producción mercantil, así como la de actuar dentro de
las relaciones sociales de producción derivadas de ello.

La extensión de terreno, al que en términos generales se le puede de-


cir:pequeña parcela de tierra, no significa necesariamente que esta sea
pequeña, ya que las dimensiones de los minifundios que explotan estos
campesinos, varían según sea la región del país en donde se les ubique.
Por ejemplo: muy reducidos (3 a 5 cuerdas), en Totonicapán, en las
regiones aluviales de Salcajá, Almolonga, Tactic, Soloma, Santiago
Atitlán, etc.; un poco menos pequeños (hasta 10 cuerdas), en Mora-
\

zán, Santa Lucía Utatlán, San Andrés Semetabaj, Palín, Nebaj, etc.;
más grandes (de 1 a 2 manzanas), en San Lucas Tolimán, Camotán,
Monjas, San Benito, o más grandes aun: 10 manzanas, en San Cristó-
bal Totonicapán, Cobán, Esquipulas, Chinautla, San Pedro Ayampuc,

-77—
y otros. (29)
importante de señalar para poder caracterizarlos, es el
Así, pues, lo
modo de producción como las explotan, las relaciones sociales dentro
de las que realizan sus actividades agrícolas e, íncidentalmente, el gra~
dode desarrollo tecnológico agrícola. Se señala: incidentalmente, dado
que en Guatemala el uso de especiales medios de producción está muy
relacionado (muchas veces: determinado), con las características to-
pográficas de terreno (como en los minifundios ubicados dentro del e-
cosistema del Altiplano Volcánico— Occidental), y a los niveles del poder
adquisitivo de los explotadores.

Características físicas de las parcelas de tierra.

Estos campesinos Minifundistas, generalmente tienen su residencia


en las regiones ecológicas de los altiplanos Volcánico-Occidental, Los
Cuchumatanes, Antiplanicie Central, Altiplano Volcánico-Oriental,
Valle del Motagua y las regiones llamadas de "parcelamientos agra-
rios" situadas en su mayor parte dentro del ecosistema del Litoral del
Pacífico y la parte sur del de las Llanuras del Caribe, es decir, en casi
todo el territorio nacional si se exceptúa al ecosistema del Declive del
Pacífico donde raramente puede señalárseles, como no sea en las par-
tes más marginales de el.

Desde otro punto de consideración, las parcelas de tierra de las que


son poseedores los Minifundistas se ubican en las regiones escarpadas
del país, en las laderas montañosas, en aquellos lugares donde la tex-
tura de los suelos es mala, en las zonas donde las vías de comunica-
ción, para vehículos motorizados, no existen (como en la región de las
Llanuras del Caribe conocida como Zona Reyna), o son escasas (como
en la región del ecosistema de Los Cuchumatanes), o no son transita-
bles la mayor parte del tiempo (como en la región de los altiplanos);
condiciones de vialidad éstas que convierten en muy difícil la comuni-
cación regional.
En otras palabras: las parcelas de tierra explotadas por los Mini-
fundistas, se ubican en las regiones marginales de los ecosistemas an-
tes señalados. Esta característica situación marginal de las tierras,
producto histórico del proceso de evolución, desarrollo y expansión
del mercantilismo de la época colonial (española), y de la capitalista
de nuestros días, habla muy claramente de una estructura económica

( j En relación a la unidad de superficie llamada "cuerda", las dimensiones varían de una


a otra región del país. Su denominación hace referencia a una antigua costumbre de
la época colonial (española), según la cual, a los trabajadores agrícolas se les asignaba
la realización de una tarea de trabajo, sobre una determinada superficie de terreno,
medida con un cordel (cuerda), que podía tener una longitud de i6, 20, 25, 30, 32, ó 40
varas (vara: 860 centímetros). En este sentido, en la actualidad la "cuerda" hace re-
referencia a equis cantidad de varas, por lado, utilizándose, por ejemplo, la cuerda de
40 varas por lado (lo que hace una superficie de 1.600 varas cuadradas), en la parte sur
del país; la cuerda de 25 varas por lado (625 varas cuadradas), en algunas regiones del
altiplano, etc. En este trabajo, la cuerda, a la que se hace referencia, salvo in-
dieaeión contraria, es la de 25 varas por lado (equivalente a 0.0044 hectáreas),
aun cuando en la región ala que se aluda la cuerda utilizada tenga otras medidas. Se
hace así para simplificar las referencias, efectuándose, previamente, la conversión co-
rrespondiente. Además, la cuerda oficialmente reconocida y a la que se alude en las
informaciones censales del país, es ésta de 623 varas— 2.

-78-
basada en la apropiación selectiva del suelo.

Por otra parte, las parcelas poseídas por los Minifundistas, se ca-
racterizan por la manifiesta erosión de los suelo», habida como conse-
cuencia de !a acción de los vientos fuertes y otros fenómeno» climáticos,
como es frecuente observar en Los Cuchumatanes, o como resultado
de la desforestación de los bosques que desde hace muchos años han si-
do las únicas fuentes de material combustible de uso doméstico, o ex-
plotados por la riqueza de sus maderas. En todo caso, muchas de las
parcelas presentan grietas profundas o se ubican en "equilibrio" sobre
los accidentes topográficos que, siendo muchas veces tan pronuncia-
dos, dificultan las labores agrícolas.

Parcelas arenosas, arcillosas o pedregosas, sobre todo cuando es-


tán enclavadas en las estribaciones de la» montañas del ecosistema del
Altiplano Volcánico-üccidental o en las del Altiplano Volcánico-Ürien-
tal, por ejemplo. Cuando las parcelas se ubican en las cumbres del eco-
sistema de Los Cuchumatanes, o en las regiones del ecosistema de las
tierras altas, en ésas regiones en las que abunda aquella gramínea tos-
ca y gruesa llamada regionalmente pajón, su rendimiento se reduce
senciblemente a causa de que dicha planta, de raíces profundas, ocupa
hasta el 30% de la superficie.

Sin embargo, algunos Minifundistas son poseedores de parcelas de


tierra de mejos calidad, mejor ubicadas, más cercanas a los centros ur-
banos y comerciales del país, más fértiles o situadas en las vegas de los
ríos o en valles interiores relativamente poco aislados (o parcialmente
comunicados), tal como sucede, por ejemplo, con las poseídas por a-
quellos Minifundistas residentes en Nebaj o San Juan Cotzal (en el de-
partamento de Quiche), en el valle de Xecaracoj (Quezaltenango); en
algunas regiones del departamento de San Marcos; en San José Poa-
quil o en Patzun (departamento de Chimaltenango), en San Andrés
Semetabaj (Solóla); en Asunción Mita (Jutiapa); en San Miguel Chi-
caj (Baja Verapaz), y otros.

En todo caso, la presencia de estos Minifundistas poseedores de


parcelas de tierra relativamente más fértil, no debe inducir al error de
suponerlos numerosos y en condiciones mucho mejores a las antes se-
ñaladas, pues aun en posesión de parcelas de tierra con estas caracterís-
ticas, o con mejores y más posibilidades de incrementar el rendimiento
de sus tierras, sea por la aplicación de tecnología agrícola más avan-
zada o por gozar de facilidades geográficas para realizar un mercadeo
más fluido de sus excedentes agrícolas, continúan, ellos, explotándolas
dentro de las características espaciales de la producción mercantil
predominante en esta clase social. Caso, por ejemplo, de algunos cam-
pesinos Minifundistas cultivadores de trigo que, en instituciones cor-
porativas como la Gremial Nacional de Trigueros, de Quezaltenango,
o a través de organismos estatales como el Servicio de Fomento de la
Economía Indígena (SFEI), encuentran la vía más expedita para la co-
mercialización de sus productos agrícolas, la utilización de fertilizan-
tes químicos, la mejoración de sus plantaciones, la parcial mecanización
de las labores culturales que requieren los cultivos de su plantación,
etc.

-79-
5. Utensilios de uso agrícola

Generalmente lo3 instrumentos empleados para trabajarlas par-


celas de tierra son la pala y el azadón, debiéndose recurrir con frecuen-
cia al uso de la p/ca cuando los suelos son demasiado duros, o bien al
empleo de la coa o macana en aquellos terrenos en donde, dada su pro-
nunciada inclinación de a veces 45%, o su constitución excesivamente
arcillosa, hacen completamente imposible el uso de cualquier otro ins-
trumento de labranza.
Este hecho ha inducido a más de algún observador de las caracte-
rísticas del medio rural guatemalteco, a afirmar que el campesino no
conoce las técnicas modernas de cultivo de la tierra teniendo a la coa
como él único instrumento agrícola. Sin embargo, el uso de la macana,
aun siendo frecuente entre los campesinos Miniíundistas, no los carac-
teriza particularmente ya que tal instrumento es empleado por otros
campesinos siempre que las condiciones de los suelos antes señaladas,
no haciendo posible el empleo de ningún otro, obliguen a su utilización
como recurso para la siembra de granos. (^^)

Por otra pate, cuando


el campesino recurre a esta práctica, lo hace
como último recurso tecnológico, si nó el único posible, de manera
el
que si ha de tomarse en cuenta este instrumento para catalogar algún
fenómeno de la vida rural del país, habrá de hacerse, en todo caso, pa-
ra señalar características de los suelos.
En cuato a los demás aperos y utensilios de labranza, un recuento
general de las existencias arroja un promedio de 19 por unidad agrí-
cola, de los cuales el azadón, la coba, el pico, la hoz, la pala y el ma-
chete, junto con las limas para afilar éste cuando se desgasta, son los
de más frecuente uso, y ''sabiendo que el campesino trabaja directa-
mente la tierra ayudado por los miembros de su familia que pueden
hacerlo (un promedio de tres personas por familia), resulta, entonces,
que cada miembro trabajador de cada unidad de producción agrícola...
sería poseedor de 6 herramientas: un azadón, un machete, una pala,
una hoz, y dos limas. (*^)
Además, los utensilios no son de manera alguna nuevos, es decir,
no están en condiciones de rendir al nivel máximo de su eficacidad y,
en este sentido, es de indicarse que la renovación periódica de las he-
rramientas la puede realizar únicamente el 44% de los productores y no
en la totalidad de sus aperos, sino solo en el 14% de ellos. Y si se tiene
en cuenta que el valor promedio de cada herramienta es de Q. 1.25, re-
sulta entonces que, en las unidades económicas minifundistas de explo-
tación agrícola, el capital agrícola (en herramientas de trabajo), signi-
fica aproximadamente Q.24.oo, como promedio general, anotándose
que en las regiones típicamente minifundistas, apenas sobrepasa los
Q.15.00.
La investigación realizada en siete departamentos del occidente de
la república, señaló que el 98.1% de las personas tenía un capital agrí-

( ) Flores Alvarado. H., 1968, página 54 y siguientes.

( ) Flores Alvarado, H. y otros,Investigación sobre el cultivo del trigo en Guate-


mala. Gremial Nacional de Trigueros y Dirección General de Estadística. Guate-
mala. 1966, página 60.

-80-
cola (en herramientas y utensilios, sin incluir plantaciones permanen-
tes como árboles frutales), equivalente al 12.6% del capital, en tanto
que la maquinaria móvil, generalmente utilizada en explotaciones de
más de 100 cuerdas (4.4 hectáreas), representaba el 26 7% del capital
poseído por el 1.2% de los productores de la región. (*')

4. Cultivos más frecuentes.


Generalmente estas mini-parcelas se explotan agrícolamcnte culti-
vándolas con maíz, intercalando, entre surco y surco, plantaciones de
frijol, haba y papa y, con frecuencia, también algunas variedades de
cucurbitáceas, lo cual, si por una parte hace equilibrada la explotación
de la tierra de acuerdo a sus nutrientes orgánicos y minerales, por la
otra también la extenúa haciendo exiguo su rendimiento. Por otra
parte, cuando las condiciones del clima y la textura del suelo lo permi-
ten, así como cuando al campesino Minifundista se le presentan posi-
bilidades de un mercado para sus productos, entonces cultiva trigo
alternándolo periódicamente con la sietíibra de maíz.
La utilización de fertilizantes químicos no es rara, pero sí insuficien-
te, no tanto por desconocimiento de los beneficios que significa su uti-
lización, sino por la incapacidad económica de los campesinos para
comprarlos, siendo común el empleo de abonos orgánico» de elabora-
ción doméstica. Sin embargo, cuando se les emplea, su uso está **rc-
lacionado, en un aspecto, con el tipo de cultivo efectuado anterior-
mente^\ En este sentido, de una manera general puede dicirsc que el
**86.9% de los campesinos'emplea fertilizantes, el 9% no fertiliza, el
3.4%, recurre al uso de abonos orgánicos y el 0.3% usa tanto fertili-
zantes químicos como abonos orgánicos", teniendo presente que tal
distribución es así, cuando se refiere al cultivo del trigo. En el con-
cepto popular "el maíz es un grano fuerte, y débil es el trigo; en tal
sentido, si el año anterior se sembró maíz "la tierra se cansó mucho y
necesita abonos fuertes o extranjeros" y se le ayuda además con el en-
terramiento de la caña del maíz. Esta opinión sobre los fertilizantes
y de los productos agrícolas (maíz y trigo), no se practica, sin embar-
go, estrictamente, y su cumplimiento está más regido por las posibili-
dades económicas del campesino que por sus creencias o concepciones
relacionadas con el agro. En esta forma, puede comprobarse que en
los lugares en donde el uso de fertilizantes químicos es menor (Huehue-
tenango: 60%) y la causa de los bajos rendimientos obtenidos es atri-
buida a la falta de ellos (la mayoría: 30%. relacionó su baja a la
falta de fertilización), la razón se encuentra en la escasez de dinero dis-
ponible (38% no puede sembrar más o en mejores condiciones por fal-
ta de recursos " (*^)

Todo ello hace que progresivamente baje el índice de fertilidad


de los suelos; que progresivamente se reduzca el rendimiento
obtenido por unidad de superficie cultivada (cuerda), y que también,
progresiva y necesariamente, no les quede más recurso que seguir cul-

(82\
/ Flores Alvarado, H. y otros. 1966, Cuadro No. 66. página 169.

( ) Flores Alvarado, H. y otros, 1966, páginas 41 y 42.

. -81-
tivando la parcela de tierra en las mismas condiciones, con los mismos
productos y con la misma tecnología.
En algunas regiones del país, el campesino cultiva dos veces al año
la parcela de tierra, llamando a la segunda siembra, maíz de segunda,
pero en estos casos el rendimiento obtenido con esta segunda siembra
de la tierra, apenas repone el valor del grano utilizado como semilla y
en última instancia, esta segunda explotación no hace sino acelerar el
proceso de pauperización de los suelos.
La tierra cultivada en estas condiciones, no solo recibe apenas el
tratamiento tecnológico mínimo adecuado, previo— durante-y-después
de las siembras, es decir, preparación de los suelos, limpia de las plan-
taciones, y reposo de los suelos, recibiendo escasamente la adición exi-
gua de los alimentos nutritivos que representan los abonos orgánicos,
sino que, además, se la recarga cultivándola simultáneamente con dos
o tres variedades de la misma especie de leguminosas (frijol, habas),
de gramíneas (trigo, maíz), o de cucurbitáceas (calabazas, ayotes).

a) La alternabilidad de los cultivos.


Así, pues, el campesino Minifundista
es, básicamente, cultivador de
maíz ("sembrar milpa", dice la expresión popular), y año con año
la
cultiva con tal producto, estrechamente ligado en más de un aspecto a
sus tradiciones, ('*E1 hombre fue hecho de maíz", dicen las crónicas
prehispánicas), extensiones, aun cuando sean mínimas, de su parcela de
tierra. Sin embargo, como resultado del conocimiento práctico que
tiene de las actividades agrícolas que desempeña personalmente, la
"milpa" la alterna -a veces en períodos anuales, otras cada dos años-
con la siembra de otros productos agrícolas.
Esta alternabilidad de la siembra del maízcon el cultivo de otros pro-
ductosagrícolas.quedentrodeun marco selectivo muy estrecho, él elige,
sean éstos la papa, el trigo, el frijol u otros, está muy vinculada con la
riqueza específica de los suelos, con la textura de éstos y con otros fac-
tores ecológicos. En estos casos, la superficie sembrada un año con
equis producto, la cultiva el año siguiente con otro, y así, aternativa-
mente año con año.
En estudios efectuados anteriormente, anoté que, como de la tierra
"cultivada, solo el 54.8% es sembrada de trigo, esto nos indica que
los campesinos hasta aquí llamados triticultores, no lo son con exclu-
sividad, sino que al mismo tiempo se dedican a la siembra de otros
productos", obsevando que, por otra parte "es sabida la práctica tra-
dicional habida entre los campesinos guatemaltecos en relación a la
alternabilidad de los cultivos básicos maíz-trigo, maíz-papá, trigo-fri-
jol. En tal sentido, las extensiones de tierra que un año se dedican al
cultivo de trigo, el año siguiente las trabajan sembrando maíz; de ma-
nera que si este año los trigales cubren el 32.5% de la tierra poseída v
el 26.8% de ella otros productos, el próximo año, lo más probable es
que la relación se invierta o se conserve con algunas variaciones no
mayores a la habida como diferencia entre estos dos porcentajes: 5.7%
y 8%, que son los que corresponden a la tierra dejada en descanso". (^*)

( ) Flores Alvarado, H. y otros, 1966, páginas 47 y 53.

-82- .
Aunque no hay un precepto repjulador a este respecto, las extensio-
nes de tierra se dividen en tercios o en mitades, pero en todo caso, una
de las partes cultivadas será de maíz, producto necesario para su ali-
mentación básica durante un período reducido del año, y la otra par-
te de la extensión de la parcela de tierra, de un producto comercializable
que vierte en el merendó local. La alternancia de estos productos cul-
tivados no se ciñe a ninguna regla determinada, o a algún conocimien-
to preciso sobre técnicas de cultivo, sino sobre todo, a un ciclo agríco-
la iniciado hace tiempo y practicado ininterrumpidamente hasta nues-
tros días, o bien, y muy raramente, a las fluctuaciones que los precios
de los productos agrícolas tienen en el mercado.
En este sentido, pueden señalarce estos hechos:

1) que aunque raramente se da el caso de que el Minifundista sea


monoproductor, nunca seda el otro aquél segün el cual el campe-
sino vive exclusivamente de aquello que él personalmente pro-
duce, es decir, que viva según las típicas características de una
economía natural como con frecuencia se oye afirmar al hacer
referencia a ellos:

2) que sea cual sea la extensión de tierra que cultive y la cosecha


que obtenga, siempre destina parte de ella para la venta, lo
cual lo vincula directa y estrechamente a los mecanismos de
una economía típicamente mercantil, aun cuando fuere en los
estadios primeros de su proceso de desarrollo.
que la economía agrícola del campesino Minifundista es, bási-
3)
camente, una economía de producción policultivista, en la que
el maíz tiene lugar preferencial, seguido del cultivo del frijol,
el trigo y la papa.

En todo caso hay que indicar que la alternancia de los cultivos


(hecho que no necesariamente significa la alternancia de las especies
domesticadas de productos agrícolas), no representa la posibilidad de
recuperación de las riquezas nutritivas del suelo explotado, sino más
bien la "expoliación*' de los recursos del suelo, traducida en un empo-
brecimiento de la tierra que, a su vez, se traduce en una baja progresi-
va de los rendimientos de la parcela, lo cual, para el campesino, signi-
fica, o bien la búsqueda de nuevas fuentes de ingreso en dinero, o bien
la práctica más frecuente de aquellos modos de explotación ya conoci-
dos y ensayados.
En todo caso, finalmente, el Minifundista no puede recurrir a la
posibilidad de cambiar de tierra (por una mejor, ya que de hecho ex-
plota las peores parcelas de tierra), pues *'la tierra se compra y se
vende al ritmo que marca el endeudamiento y el comercio la tierra
ha sido expropiada, reducida, comercializada, privatizada, pero más
jque todo, porque no hay tierra. (*^)

b) Producción y rendimientos.
La mayor parte de los campesinos Minifundistas que así cultiva la
tierra, recoge ínfimas cosechas que, excepcionalmente, sobrepasan el

( ) Herbert, J. L , 1969, página 9

-83-
i
rendimiento promedio de 1.5 quintales de maíz por cuerda (150 libras
por superficie de 0.04 hectáreas).
Refiriéndose a "una zona de minifundio, y eso es lo importante'*, el
chiquimulteco -dice Flertaert- obtiene ''rendimientos sumamente ba-
jos: menos de 1 quintal de maíz por cuerda". (^*) Por su parte, el Ins-
tituto de Investigaciones Económicas y Sociales de Occidente (IIESO),
anota, refiriéndose a la producción en uno de los más importantes
parcelamientos agrarios, que las tierras cultivadas con maíz de prime-
ra producen un rendimiento promedio de 3.28 quintales por cuerda
(de 40 varas, equivalentes a 1.27 quintales obtenidos en igual exten-
sión a la de la cita anterior), señalando un "rendimiento despropor-
cionado entre la primera y la segunda cosecha (debido) a factores
meteorológicos preparación de la tierra mejor tratamiento "
(*^) Por otra parte, Schmid, (^^) en estudio hecho entre la población
campesina del occidente del país, indica un promedio de 0.75 quinta-
les por cuerda.

Así pues, teniendo en cuenta un rendimiento promedio de 1.5 quin-


tales C^) de maíz por cuerda, asícomo el consumo promedio de 5 libras
de maíz por día y por familia de 5 miembros, sería, entonces, necesaria
la cantidad anual mínima de 15 quintales de maíz, producto cosecha-
do de la siembra de aproximadamente 12 cuerdas de terreno, para lle-
nar las mínimas exigencias y necesidades de uno solo de los productos
básicos de la alimentación del campesino guatemalteco.
En la realidad éste hecho no se resuelve así.

Lo
corriente es que el campesino obtenga menores cantidades cose-
chadas, y en extensiones más pequeñas, hechos que lo O/b //¿-ana coníprar
en el mercado la diferencia de los alimentos básicos que necesita. En
esos casos, el dinero que precisa para efectuar estas compras, general-
mente lo obtiene vendiendo en el mercado local productos derivados de
las aves de corral que posee en su parcela de tierra (huevos de gallina,
por ejemplo), productos de caza, productos agrícolas secundarios co-
mo cucurbitáceas u, ocasionalmente efectuado en las explotaciones a-
grícolas ubicadas dentro de la jurisdicción de su comunidad, algunos
trabajos agrícolas por los que recibe sea cantidades determinadas de
productos alimenticios crudos (maíz y frijol), o salarios que pocas ve-
ces sobrepasan la cantidad de Q.0.25 por día de trabajo o por tarea
efectuada.
El hecho es que el Minifundista,acusiado por la necesidad de ad-
quirir alimentos, recurre a estas u otras actividades secuntarias, espo-
rádicas y fortuitas para obtener el dinero que ha menester para las
compras que efectúa en el mercado.

( ) Herbert, J. L., 1969, página 16.

( ) Instituto de investigaciones Económicas y Sociales de Occidente (IIESO): Pareelamien-


to la Máquina, Publicaciones de la Universidad de San Carlos. Guatemala, 1968, pá-
gina 53.

( ) Schmid, L.: The role of migratory labor in the eeonomie development of Oua'
témala. University cf Wisconsin, U S.A., 1967. páginas 146 y 149.

C) La medida de volumen a la que se ha hecho referencia, corresponde al quintal espa-


ñol de 100 libras (i libra igual a 460 gramos).

-84-
c) Destino de la producción.
De una manera grneral puede indicarse que el campesino Minifun-
dista destina el 47% de su producción agrícola para el consumo fami-
liar, que el 5% lo reserva pnra utilizirlo después como semilla para
las siembras del próximo año y que una pequeña cantidad (aproxima-
damente 3%), la utiliza de diversas maneras, principalmente como fo-
rraje para los animales de su propiedad (gallinas), quedándole un sal-
do de 45% de su producción que destina al mercado. Esta fue la dis-
tribución de productos agrícolas cosechados observada en 135 fami-
lias campesinas de: Palestina de los Altos, departamento de Quetalte-
nango (7); aldea Santa Teres i, municipio de San Pedro Sacatepéquez,
departamento de San Marcos (8); aldea La Estancia, municipio de
Santa Cruz del Quiche, dep-irtamento de Quiche (12); aldea Chimazat,
municioio de Santa Cruz Balanyá. departamento de Chimaltenango
(16); Uspantán. departamento de Quiche (9); San Andrés Xecul, de-
partamento de Quezaltenango (17); campesinos arrendatarios de te-
rrenos de la finca Santa Blena, municipio de San Felipe Retalhuleu, de-
partamento de Retalhuleu (22), y otras 46 familias de otros luga-
res. C^)
En el caso de la producción de maíz, la parte destinada para el
mercado la separa de su primera cosecha, en el entendido de que con la
cosecha obtenida de la segunda siembra, pocos meses más tarde, po-
drá llenar el déficit alimenticio que esta venta pudiera significar en su
balanza económica familiar. Si así no lo logra, entonces tentráquecom-
prar en el mercado los mismos artículos que antes virtió en él.
Referida al trigo, su producción agrícola tiene otra distribución:
95 10% parala venta, 3.01% reservado para semilla de la próxima
siembra, 0.14% utilizado como forraje y 1.75% destinado al consumo
familiar en forma de tortillas. (^^) En este caso, el ingreso monetario
obtenido en concepto de venta de trigo, sirve para la compra de los o-
tros productos básicos (maíz, frijol, sal, etc.) y, teniendo presente el
hábito de los campesinos, practicado en relación a la rotación anual
de los cultivos, este proceso se efectúa bienalmente.
En caso de los demás productos agrícolas (frijol, habas, cucur-
el
bitáceas, papas etc.), la proporción de la distribución indicada ante-
riormente, en relación al maíz, se efectúa en índices parecidos, con la
diferencia de que en relación a ellos no hay segunda oportunidad de
siembra y, en estas circunstancias, lo mismo que en los casos en que
el agotamiento de la tierra o sus condiciones ecológicas no permitan
una segunda siembra de maíz, las deficiencias de productos básicos se
llenan con "esperas" de la próxima cosecha o con algunas cantidades
de alimentos que se compran con el dinero obtenido de la comercializa-
ción de sus productos.
La razón de esteextraño procedimiento de participación en el merca-
do (vender una determinada cantidad para después volver a comprar-
la), está vinculada con los bajos rendimientos agrícolas, con la necesi-
dad de compra de artí.eulos no producidos personalmente y con la par-

) Flores AI varado, H archivos de datos culturales. Investigaciones (inéditas).


Datos obtenidos de 1964 a 1967.

( ') Flores Alvarado, H., y otros, 1966, Cuadro N** 65, página 168.

-85-
ticipación en un intercambio mercantil cuando se hace en condiciones
de inferioridad tecnológica.
Estas son características importantes que deben tomarse en cuen-
ta para la ubicación del Minifundista dentro del panorama de la com-
pleja estructura socio-económica del país.

5. El arrendamiento de tierras y las relaciones de producción.


El campesino Minifundista puede recurrir, evidentemente, a otro
medio perentorio para salir de esta encrucijada que lo aprisiona, pero,
en última instancia, su situación no mejorará en grado significativo o
permanente, de manera que al cabo de algún tiempo irremediablemen-
te tiene que recurrir a su contratación como trabajador asalariado.
Esto es así porque las condiciones de explotación en las que se en-
cuentra, dentro del sistema de relaciones de producción vigentes, son el
producto histórico del proceso de evolución y desarrollo del sistema de
relaciones capitalistas que, entre las condicioces necesarias para su ex-
pansión, requiere de la utilización de la tierra en íorma más técnica pa-
ra obtener mayores rendimientos (comercializables), condiciones que
el Minifundista, dentro de las formas de competencia que encuentra en
el mercado de los productos agrícolas que vierte en el, no puede satis-
facer dado su bajo nivel de vida, su más bajo aun poder adquisitivo, su
especialización tecnológica y su débil capacidad de ''resistencia" frente
a las oscilaciones económicas que se verifican en el mercado; circuns-
tancias éstas que lo obligan a abandonar poco a poco la producción
agrícola y a participar en el mercado vendiendo su fuerza de trabajo.

El medio al que se hace referencia es


el arrendamiento de tierras
que permita obtener más cantidad de productos cosechados y dis-
le
tribuirlos como antes se ha apuntado.

Sin embargo, el primer obstáculo que tendrá que solventar será el


de encontrar tierras disponibles para el arrendamiento: no hay tierras.
Ubicado geográficamente, como lo está en la mayoría de los casos,
dentro de áreas ecológicas en las que la concentración de las mejores
tierras laborables se acrecienta en las manos de pocos propietarios, la
solución se le presenta de 3 maneras:
1*.: o bien arrendar a precios relativamente bajos las parcelas de
tierra ubicadas en las zonas menos favorables para su explo-
tación agrícola, en cuyo caso el rendimiento por unidad de cul-
tivo no le representará un margen de ganancia significativo
dentro de su economía familiar;
2*.: ac/gu/r/rposesidn, por arrendamiento, de tierras más conve-
nientemente situadas y más aptas para \a explotación agríco-
la pagando por ello precios más elevados, o suscribiendo con-
tratos de arrendamiento en condiciones onerosas que, a la lar-
ga, lo conducirán a los resultados a los que llega en la primera
posibilidad apuntada, y renunciar a la oportunidad de cultivar
mayores extensiones de tierra, o finalmente
3^.: contratarse como trabajador asalariado en las explotaciones
agrícolas ubicadas en su localidad, o lejos de ella.

-86-
Veamos, primeramente, las dos primeras de éstas tres posibili-
dades. (9)

En más de una oportunidad se ha identificado a los campesinos


Minifundistas que recurren al arrendamiento de tierras, como una ca-
pa social distinta llamada de "¡os arrendatarios^* e, incluso, como una
clase social diferente de las demás que forman la sociedad guatemal-
teca. (")
Aquí
se considera que la explotación agrícola hecha sobre tierral
arrendadas, es una forma de explotación comün a varios grupos so-
ciales (a los Minifundistas o a los Jornaleros y aun a algunosübreros—
agrícolas, dentro de las clases sociales proletaria y campesina o a algu-
nos miembros de la burguesía agraria-mercantil y la burguesía de
servidumbre, dentro de la otra clase social), y en tal sentido, esta cir-
cunstancia no es válida en tanto que característica diferenciativa de
éstos campesinos.
La mayor parte de la tierra dada en arrendamiento es propiedad
de los miembros de la burguesía (independientemente de que sean de
las fracciones financiero-industrial, agraria o de servidumbre), y es
dada a aquéllos individuos que aceptan las cláusulas de arrendamien-
to determinadas por las relaciones de producción vigentes y aplicadas
por ellos.
En este sentido pues, el hecho contractual de poseer en arrenda-
miento una determinada extensión de tierra, no hace al individuo que
la posee miembro de un determinado grupo sacial, pues frecuentemen-
te se dan casos de propietarios terratenientes pertenecientes a la bur-
guesía agraria o a la burguesía financiero-industrial (sobre todo és-
tos), que explotan tierras arrendadas, y no por eso pertenecer a un
grupo social determinado por esta característica. Lo que hace que
un individuo pertenezca a otra clase o capa social distinta de aquélla
que entrega en arrendamiento, es tanto el hecho material de la pose-
sión de la tierra, como las condiciones en las que la entrega, es decir,
las relaciones sociales impuestas como condición previa a dicha pose-
sión.
Por estas razones pues, los Minifundistas no pueden ser nomina-
dos ''arrendatarios", en función a sus relaciones de clase.

a) Formas de pago del arrendamiento.

Veamos las más importantes características del arrendamiento de


tierras.

Se apuntó antes que, en la primera de las posibilidades que se le


ofrecen, el Minifundista podrá arrendar por precios relativamente ba-
jos las parcelas de tierra ubicadas en las zonas menos favorables para
•u explotación agrícola. En tales circunstancias, el precio del arren
damiento podrá cancelarlo:

(°) La tercera, el trabajo asalariado, se verá más adelante.

( ) Véase, sobre todo. Monteforte Toledo, M , 1959 y Torres Rivas. E.: Las clases soeia-
les «n Ouat«mala. Guatemala, 1962.

-87-
1: sea en dinero, en cuyo caso el precio promedio es de cincuenta
centavos de quetzal (Q.0.50) por año y por cuerda, o, en for-
mas más pronunciadas de explotación: Q.0.50 por cuerda y
por temporada, es decir, por explotarla una sola vez con un so-
lo producto (maíz en la mayoría de las veces), o

2: prestando servicios de guardianía, sea en los terrenos o las ins-


talaciones, o del ganado y plantaciones, o de todos estos tra-
bajos en conjunto, o bien realizando para el dueño del terreno,
todos los trabajos requeridos en el cultivo de los productos de
una extensión de tierra igual a la poseída en arrendamiento,
sistema al que se le conoce como "arrendamiento de cuerda por
cuerda". (*?)

En las tierras poseídas en estas condiciones de pago, el Minifundis-


ta siembra aprovechando las posibilidades máximas de rendimiento
de la tierra que, de todas maneras, no se los proporcionará más allá
de la cantidad de 1 quintal de maíz por cuerda. Con tales exiguos
rendimientos no es de extrañar que el propietario del tereno no exija el
pago del precio del arrendamiento en productos, pues de antemano se
sabe que, dadas las condiciones de textura de los suelos, las cosechas
no podrán ser suficientes como para cubrir las cantidades mínimas exi-
gidas en concepto de precio del arrendamiento.

b) El pago en trabajo.
El pago del precio del arrendamiento en trabajo, representa para
el campesino el precio promedio equivalente a 221.9% más de si hubiera
tenido que cancelarlo en moneda de curso legal C^"^) y es la forma de
arrendamiento a la que recurre el 12.8% de los campesinos del país que
cultivan la tierra en estas condiciones. (*^) Aunque esta forma de pago
significa un grado de explotación mayor que la del pago en productos o
en dinero, el campesino la acepta porque (en su opinión): '*tengo tiem-
po para trabajar", es decir: dispone de su fuerza de trabajo, y sobre
todo, porque el terrateniente la impone como condición de trato, ya
que para éstos -y dadas las condiciones de frecuente insolvencia de pa-
go por los campesinos- es más seguro obtener el precio del arrenda-
miento a través de los sevicios prestados, pues la fuerza de trabajo
del campesino siempre está '^disponible".
Su incidencia no hace más que señalar, muy marcadamente, una de
las formas de las relaciones de producción establecidas en el campo en-
tre el campesino y la burguesía terrateniente (financiero-industrial, a-
graria o de servidumbre).
Este pago en trabajo del precio del arrendamiento de tierras,
se ha interpretado como una de las formas de ^'explotación feu-
c/a/" existen tes en el agro guatemalteco, en el sentido de que es un resa-

(') La forma de pago del precio del arrendamiento en productos, comprende otro tipo de
relaciones de producción. Se verá más adelante.

{°'^) La estimación se hizodándole el valor que le corresponde al trabajo efectuado por el


campesino en y cuidado de las tierras que debe tener bajo su responsa-
el cultivo
bilidad laboral a cambio de las tierras que recibe para su uso exclusivo.

(*^) Flores Alvarado, H-, 1960-1967.

-88-
bio de la servidumbre fetid ni, ya que se interpreta esta manera de pa-
go del precio, elegida por el térra ttrniíMi te para hacerse servir por el
campesino en la explotación de sus tierras propias. c<ímo igual a los
servicios prestados por la gleba al s*-ñor feudal. Esta forran de pago
del precio del arrendamiento en trabajo, por otra parte, se hnce apa-
recer como una versión moderna de los trabajos que, durante el perío-
do colonial (español), debía prestar el campesino en las plantaciones
del ''encomendero".
En realidad, el pago en trabajo no es más que una transacción bá-
sicamente capitalista, impuesta por la burguesía (a través de su modo
de producción peculiar), a fin de obtener, a b jjo precio, la mano de o-
bra necesaria en sus explotaciones agrícolas; forma común, sobre todo,
en aquéllas regiones en donde la mano de obra agrícola es escasa y en
donde la textura de los suelos no permite obtener un rendimiento
suficiente como para producir dividendos favorables, descontados los
insumos (mano de obra incluida), que requiere la explotación déla
tierra.

Desde otro punto de consideración, esta forma de pago del precio


del arrendamiento, es una de las tantas argucias a las que recurre el
propietario de la tierra, a fin de encontrar en el mercado laboral una
cantidad mayor de mano de obra de bajo nivel de especialización que
de todos modos necesita para trabajar sus propias tierras, de manera
que si el pago del precio del arrendamiento en trabajos de alguna ma-
nera recuerda las formas de serviciofeudal, laesenciadelas relacioneses-
tablecidas es fundamentalmente diferente, ya que ella, en tanto qre for-
ma de explotación, no es sino la manera más segura que encuentra el
terrateniente para poder recibir el precio del arrendamiento de las tie-
rras que da.
c) El pago en productos.
La otra posibilidad antes apuntada (arrendar tierras de mejor ca-
lidad), coloca al campesino Minifundista frente a situaciones de arren-
damiento diferentes.
Comúnmente, las mejores tierras se entregan estipulándose el pago
del precio en dinero o en productos y, aunque no es una condición se-
guida estrictamente, es de observarse que, situación aparte de la tex-
tura de los suelos, se estipula el pago del precio del arrendamiento en
productos, cuando el campesino destina la tierra recibida al cultivo de
algún producto agrícola fácilmente comercializable, o cuando se sabe
de previo que la calidad del maíz por sembrarse es buena. En tal situa-
ción, el arrendamien.to de tierras se hace a cambio de la entrega de la
mitad de la cosecha, o de un tercio de ella, y es conocida en el medio
rural como ''arrendamiento al partir'\ o ''arrendamiento al tercio'' o
**al terciar'\ respectivamente.
Puede darse otra modalidad consistente en establecer una cantidad
fija de producto por unidad de cultivo (cuerda), arrendada Há típica
aparcería), pero esta forma se observa más frecuentemente en aque-
Has regiones en donde las condiciones climáticas (caso de sequías im-
previstas, lluvias torrenciales ocasionales, heladas fortuitas, etc.), son
muy variables o más pronunciadas. En todo caso, estas modalidades
de arrendamiento no son más que la condición que impone el propieta-
rio de la tierra a fin de garantizarse la entrega de una determinada

-89-
cantidad de productos agrícolas que posteriormente él podrá vertir en
el mercado.

Dada mejor calidad de la tierra es de esperarse cosechas mayo-


la
res (rendimiento promedio: 2.5 quintales de trigo, o 2 quintales de
maíz, por cuerda; casos óptimos: un quintal más de cada producto),
pero, aún en el caso de buenas cosechas, el campesino obtiene escasos
beneficios, dado que en estas condiciones de explotación, apenas recu-
pera el valor de lo invertido.
Por ejemplo, dado el caso de un campesino Minifundista que arrien-
de tierras debiendo entregar un tercio o ¡a mitad del producto cosecha-
do, los cálculos realizados proporcionan esta información en relación
al cultivo de trigo:

CUADRO No. 1

Relación entre la producción agrícola


y el pago del precio del arrendamiento
en productos.
Productor arrendatario
Productor Cantidad entregada
propietario Tercio Mitad

1. Promedio cosechado (quintal) 27.79 27.79 27.79


2. Saldo: menos pago arrend. (qq.) - 18 52 13.89
3. Precio prom., venta por quintal Q. 5.99 Q. 5.99 Q. 5.99
4. Valor producción: Q.5.48 por qq. Q.152.28 Q.152.28 Q.152.28
a) pago por arrendamiento - Q. 50.76 Q. 76.14
b) saldo para el productor Q.152.28 Q.101.52 Q. 76.14
5. Valor de las ventas Q.166.46 Q.llO 93 Q. 83 20
6. Saldo: promedio gananc. venta Q. 14.18 Q. 9.41 Q. 7.06
7. % de ingresos netos del productor
en relación a la producción vendida 8.5% 2.8% 4.2%
8. Recibido por arrendamiento - Q. 55.53 Q. 83.20

Fuente: Flores Alvarado, H. y otros, 1966, página 196. Las dos co-
lumnas de la derecha, así como los numerales 1, 7 y 8, y el in-
ciso a), fueron elaborados posteriormente con los datos de la
misma investigación.

En tales situaciones el campesino propietario de la tierra obtiene


un beneficio equivalente al 8.5% del valor del producto vendido (en
realidad: su ingreso monetario de origen agrícola), sin incluir los gas-
tos que significan los fletes pagados por transporte (promedio de
Q.0.01 por kilómetro de recorrido), los impuestos fiscales por venta de
productos (derecho de plaza, por ejemplo), y otros que necesariamen-
te lo harían más reducido aún. Por su parte, el campesino arrendata-
rio que pacta **al terciar'*, obtiene el 5.7%, en tanto que aquél que de-
be entregar la mitad del total del producto cosechado, obtiene el 4.2%
de beneficio sobre el valor de las ventas efectuadas.

-90-
El panorama
ofrecido se torna más reducido para el campesino si
hacemos referencia al mníz como producto que debe ser dividido, ya
que los rendimientos obtenidos son menores, los precios más bajos, etc.
De todos modos, efectuando cálculos sobre lo que significa esta forma
de pago del precio del arrendamiento de tierras en relación a aquélla
otra que estipula su pago en dinero, resulta que el campesino paga por
la tierra recibida en arriendo, una cantidad 82.9% rnás de si hubiera
tenido que pagaren dinero, en el caso de dividir por mitades la cose-
cha obtenida. Si el contrato determina una cantidad fija de producto
(a razón promedia de 1 quintal de producto por cuerda), la proporción
resultante es de 64.6% más (de si el pago hubiera tenido que efectuar-
lo en dinero), y ambas formas de pago en especie a un promedio gene-
ral de 75.6% más. (*»)

d) El pago en dinero.

La tercera forma de pago del precio de arrendamiento de tierras


es aquélla que estipula una cantidad de dinero por determinada exten-
sión de tierra alquilada. Esta es la forma a la cual recurre poco más
del 89% de los campesinos Minifundistas.

Aunque esta es la forma más común de pago, su frecuencia baja en


las regiones en donde la mano de obra es necesaria para la realización
de las labores culturales de las plantaciones de gran extensión, caso,
por ejemplo, el observado en las zonas donde coexisten parcelamientos
agrarios y latifundios.

CUADRO No. 2
FORMAS DE PAGO DEL ARRENDAMIENTO
Pago en Superficie % de los % del precio Monto de lo
arrendada: campesinos pagado pagado:
%, n
1. DINERO 58.3 50.7 100.0 24.9
2. Productos 10.7 10.8 53.8 6.9
3. Trabajo 31.0 6.9 364.2 68.2

Total 100.0 100.0 — 100.0

(«) Base ioo% del pago en dinero


Elaborado según la información habida en IIESO. 1968, páginas 45 a 48.

Según esta información puede observarse:


1*^: que el 50.7 % de los campesinos paga en dinero el precio del arren-
damiento del 58.3% de la superficie total dada en estas condicio-
nes, representando esta forma de pago el 24.9% del monto total
correspondiente a lo pagado en concepto de arriendo.

{**) Flores Alvarado, H., y otros, 1966. Cuadro N« 7, página 32.

-91-
2^: que el 68.2% de este monto habido en concepto de lo pagado, co-
rresponde al pago hecho por el arriendo del 31% de la superficie,
cuando el pago se especifica en trabajo.
3°: que el pago en productos representa, aquí, en estas zonas, el
53.8%, en tanto que el pago en trabajo significa el 364.2% más de
si el pago hubiere tenido que hacerse en dinero.
^^: que los campesinos recurren más al pago del precio del arrenda-
miento en dinero (50.7%), que a las otras formas: 10.8% (produc-
tos) y 6.9% (trabajo).
5^: que la superficie arrendada, y cuyo pago se espeifica en dinero, re-
presenta más de la mitad (58 3%), en tanto que aquélla por la que
se paga entregando productos es la de menor frecuencia (10.7%).

En el resto del país, sobre todo en las regiones característicamente


minifundistas, el panorama se ofrece (en la misma consideración del
cuadro anterior), como sigue:

CUADRO No. 3

FORMAS DE PAGO DEL ARRENDAMIENTO


{en zonas típicamente minifundistas)

Pago en Superficie % de los % del precio Monto de lo


arrendada: % campesinos pagado (^) pagado

1. DINERO 89.5 89.6 100.0 74.3


2. Productos 1.1 0.9 75.6 0.7
3. Trabajo 9.4 9.5 221.9 25.0

Total 100.0 100.0 — 100.0


(**) Base 100% del pago en dinero.
Elaborado según la información habida en Flores Alvarado, H. y otros, 1966,
Cuadro 5, página 29.

Obsérvese (comparando los datos con los del cuadro 2):


1^: que el 89.6% de los campesinos paga en dinero el precio del arrenda-
miento del 89.5% de la superficie total dada en estas condiciones,
representando esta forma de pago el 74.3% del monto total corres-
pondiente a lo pagado en concepto de arriendo.
2°: que el 25% de este monto habido en concepto de lo pagado, co-
rresponde al pago hecho por el arriendo del 9.4% de la superficie,
cuando el pago se especifica en trabajo.

3°: que los campesinos recurren más al pago del arrendamiento en di-
nero (89.6 %), que a las otras formas: 9.5% (trabajo) y 0.9%
(productos).
4': que pago en productos representa, en las zonas típicamente mi-
el
el 75.6%, en tanto que el pago en trabajo significa el
nifundistas,
221.9% más de si el pago hubiere tenido que hacerse en dinero.

-92-
5*^: que la superficie arrendada, y cuyo pago se especifica en dinero,
representi casi las nueve décim is partes (89.5%), en tanto que
aquélla p )r la que se paga entregando productos es la de menor fre-
cuencia (1.1%)

De esta información podemos deducir varios hechos. Por ejemplo:

Que la frecuencia con que se recurre al pago del precio del arrendamien-
to de tierras en dinero, significa que el campesino debe disponer de
dinero para poder efectuarlo así;

Que este dinero lo obtiene, sea de la venta de sus excedentes agrícolas


(productos básicos o secundarios), o de la venta de productos de
fabricación artesanal doméstica (cerámica, mueblería, tejeduría,
cordelería etc.), o bien de sus ingresos en dinero que recibe en tan-
to que trabajador asalariado, ocasional.

Que de cualquier manera, el hecho de disponer de dinero para pagar


este arrendamiento, supone su participación en el mercado, pues es
allí en donde puede adquirirlo a cambio de la venta de sus exce-
dentes agrícolas; es decir, su participación en la economía mer-
cantil; finalmente

Que el aumento de la frecuencia de la forma de pago del precio del a-


rrendamiento de tierras, en trabajo, observado en las zonas a las
que se hace referencia en el cundro 2, sobre el pago en dinero, se de-
be a modalidades de las relaciones de producción capitalistas que
en dichas zonas se encuentra más desarrollada. Este hecho, lejos
de significar la presencia de formas de producción "feudales", cons-
tata la participación activa del campesino en el proceso de la pro-
ducción capitalista en tanto que mano de obra agrícola.

e) El precio de la tierra y el precio del arrendamiento.

Aunque puede señalarse la cantidad de Q.0.82 como precio prome-


dio anual por cuerda de terreno arrendado, los precios varían con-
siderablemente según las regiones del país.

Por ejemplo, en Solóla, el precio promedio del arrendamiento de u-


na cuerda es de Q.0.50; en Totonicapán, en cambio, donde el minifun-
dio es más numeroso y gran parte de la superficiedel departa* mentó es-
tá cubierta de bosques, el precio sube a un promedio de Q.0.95 la cuer-
da y en algunas regiones hasta a Q.3.00. En Quezaltenango, uno de los
departamentos en donde el arrendamiento es de los más altos, su pre-
cio llega a promedios de Q. 1.25 por cuerda.

Por otra parte, en las zonas más alejadas de los centros económi-
cos vitales del país, o bien en aquéllas en donde la tierra, por su textu-
ra, no es recomendable para gran número de cultivos, el precio baja a
Q.0.55 (Huehuctenango), o menos aún: Q.0.48 en las regiones más a-
partadas del ecosistema del Altiplano Volcánico-Occidental, departa-
mento de San Marcos.

-93-
Eq las zonas del oriente de Guatemala se observa el mismo fenóme-
no: en Chiquimula Q. 0.75; Jutiapa (parte sur): Q 1.00. En las Vera-
paces: Q. 0.85; Q. 1.30 en casi toda la cuenca del río Motagua, sobre
todo en el departamento de Izabal, etc. (^)
Sin embargo el precio del arrendamiento no se estipula arbitraria-
mente desde el punto de vista del capricho de cada propietario.
Estas oscilaciones observadas en el precio del arriendo, están en re-
lación directa con el valor de la producción agrícola obtenida, con la
tasa de ganancia, con el precio de mercado de los productos, etc., pero
en todo caso, las formas de pago no son más que la versión en capital
de las relaciones sociales de "explotación" a las que el campesino se ve
sometido cuando recurre al arrendamiento de tierras.
Si bien es cierto que para el campesino agricultor, el pago del precio
del arrendamiento en dinero resulta menos oneroso, por cuanto que
paga menor cantidad por igual extensión de terreno, en esencia, estas
tres formas de pago arrendaticio de tierras no significan sino manifes-
taciones diferentes de las relaciones sociales de producción vigentes en
el agro nacional, dado que, presionado por una parte por la necesidad
de subsistencia y por la otra por la situación de dominado y explota-
do por la burguesía terrateniente, (^^) el campesino se ve conducido
irremediablemente a aceptarlas como la posibilidad menos gravosa de
subsistir dentro de los estrechos límites de su economía familiar.
El precio del arrendamiento varía, como se apuntó, según las re-
giones del país pero, además de las razones antes dadas, existen otros
factores determinantes. Por ejemplo, allí donde el campesino Minifun-
dista sin tierra es mayoritario en relación a los otros campesinos, y
donde existen tierras cultivables para arrendar, el precio del arrenda-
miento se da en función de la demanda de esta habida en el mercado; Es
lo que se observa, por ejemplo, en algunas zonas del occidente del país,
sobre todo en las de los departamentos de Totonicapán, Quezaltenan-
go o San Marcos.
En las regiones aisladas o alejadas de los principales mercados de
productos agrícolas del país, como las situadas en el norte de los de-
partamentos de Quiche y Huehuetenango, la parte oriental del de Chi-
quimula o la región oeste del ecosistema de Los Cuchumatanes, el pre-
cio del arrendamiento baja ostensiblemente, registrándose allí los más
bajos. En tales circunstancias de aislamiento o lejanía lo más común
es que elpago del precio del arrendamiento se efectúe en dinero o en
trabajo, pero no en productos, cuando estos son dados en cantidades
considerables, dadas las dificultades con las que se enfrentaría el propie-
tario arrendador para poder sacar los productos así obtenidos y trans-
portarlos al mercado regional más próximo. Por el contrario, el precio

(°) Téngase en cuenta que estas cifras no son más que promedios dados a título indicativo
ya que en cualquier región del país pueden registrarse variaciones marcadas.

(^?) En sentido estricto, los terratenientes no son burgueses sino cuando, además de propie-
tarios o poseedores de tierras, son dueños de bienes de capital Como se vio anterior-
mente, la burguesía y los terratenientes son, con frecuencia, la mism^ persona, toda vez
que éstos son, a la vez, accionistas de las principales empresas industriales o institucio-
nes bancarias del país En tal sentido, éstos individuos a los que aquí se hace referencii
sí constituyen una burguesía terrateniente.

-94-
dela cuerda arrendada sube cuando las condiciones ofrecidas en el
mercado se registran o prevén óptimas y en este caso la tierra que el
año anterior se ofreció en arrendamiento a un precio, lo más probable
es que el siguiente se cobre más cara.

En todocaso, ha de tenerse en cuenta la relación directa existente


entre precio de la tierra y el precio de la cuerda arrendada, y si se ob-
el
servan alteraciones significativas en el precio de ésta ultima, éstas son
debidas fundamentalmente al valor que en el mercado tienen los pro-
ductos agrícolas, a las disponibilidades de tierra y a la demanda de
ésta.

Esta relación existente entre el precio promedio de la cuerda de tie-


rra y el precio promedio de la cuerda dada en arrendamiento, puede
observarse en los siguientes datos correspondientes a seis departamen-
tos del occidente de la república, dos del centro y tres del oriente:

CUADRO No. 4

PRECIO DÉLA TIERRA Y PRECIO DEL ARRENDAMIENTO


(relación porcentual)

Departamento Precio X
de la Precio X de la Relación
^ de tierra: ^ arrendada: porcentual
(%)

1. Huehuetenango 10.35 0.55 5.3

2. San Marcos 7.96 0.48 60


3. Quezaltenango 28.30 1.24 4.3

4. Quiche 29.53 0.87 3.0


5. Totonicapán 27.14 0.75 2.7

6. Solóla 31.83 0.57 1.7

7. Chimaltenango 20.60 92 4.4


8. Guatemala 33.50 1.20 3.5
9. Chiquimula 9.40 0.50 5.3

10. Izabal 15.65 1.00 6.3

11. Jutiapa 22.60 0.90 3.9

Total (promedio) 21.33 0.81 3.7

Fuentes: de los 7 primeros: Flores Alvarado, H y otros. 1966, cuadro 6, págisa


31. De los 4 últimos: Flores Alvarado, H , 1960-1960,

En regiones comí) las localizadas en el departamento de Huehuete-


nango, la tierra tiene el precio señalado arriba, cuando se refiere a par-

-95-
celas de ubicación marginal, o bien a terrenos no aptos en su totalidad
para el cultivo; pero aumenta considerablemente cuando se refiere a tie-
rras planas, de mejor estructura y buena ubicación, en cuyos casos pue-
de alcanzar precios de hasta Q.20.00 la cuerda. Tanto es así, que en al-
gunas regiones del Altiplano Volcánico-Occidental o en las del ecosiste-
ma de la Altiplanicie central, el precio promedio sube a Q. 22.25, y más
aún, cuando se refiere a tierras ubicadas dentro de las zonas de alta
producción agrícola como Solóla o Quezaltenango, en donde el precio
llega a los Q.30.00 por unidad de extensión.

6. El usufructo agrario
La clase social de los campesinos Minifundistas comprende, tam-
bién, a aquellos agricultores que explotan parcelas de tierra sobre las
que se tiene posesión en una forma particular de usufructo.
No es común encontrar la práctica de esta peculiar forma de pose-
sión agraria, pero su incidencia es mayor, sobre todo en algunas regio-
nes del occidente de la república: departamentos de Totonicapán, Soló-
la, Quiche y Huehuetenango,es decir, en algunas de lascomunidades (9)
situadas en la Altiplanicie Central, el Altiplano Volcánico-Occidental y
en el ecosistema de Los Cuchumatanes. Un caso típico se ofrece en la
comunidad de Santa Catarina Ixtahuacán, departamento de Solóla y
otro en la jurisdicción del territorio de la cabecera departamental de
Totonicapán.
Los campesinos aquí señalados obtienen el permiso para cultivar
una determinada extensión de tierra perteneciente a la municipalidad
o a un grupo de familias, y cuyo producto se destina -y debe destinar-
se sopeña de poder ser rescindido el contrato de concesión- para el
consumo personal del productor y de su familia.

En sentido estricto deben diferenciarse estos dos tipos especiales:


a) elde los Minifundistas que explotan tierras pertenecientes a la
municipalidad y ^

b) el de los Minifundistas que explotan tierras pertenecientes a un


grupo de familias ?i\ que él, necesariamente, debe pertenecer
por lazos sanguíneos o de parentesco matrimonial.

Veamos.
a) Las tierras municipales.

El primero de los tipos señalados es el más común. Muchas veces


se ha identificado a los Minifundistas que tienen usufructo sobre tie-
rras municipales como agricultores "de tierras comunales", o como
"comuneros'' (en el sentido de grupo social diferente), dado que las tie-
rras que trabajan pertenecen a la comunidad donde residen habitual-
mente. Sin embargo, ni esta característica de explotación es válida

( ) En el curso del desarrollo de este trabajo, se entenderá por " comunidad", al sistema
social y técnico que asegure la estabilidad y la reproducción del grupo social a un ni-
vel de desarrollo dado de las técnicas de producción; es decir, a un nivel dado del de-
sarrollo de las fuerzas productivas del modo de producción fundamental, históricamen-
te determinado.

-96-
pnta identificarlos como grupo social distinto, ni su número es signifi-
cativo dentro del conjunto demográfico nacional.
El hecho de ser nativo de la loe ilidad es requisito indispensable,
pero cuando hay lazos de unión familiares, esta condición se le equipa-
ra. Lft frecuencia de esta forma de posesión de tierras es muy baja ya
que en el país son pocas las municipalidarles que aún conservan en pro-
piedad comunal extensiones de tierra cultivable. En una investigación
efectuada poco antes de 1950, (^*) se reportó la propiedad municipal
en una sola de las 80 comunidades encuestadas ubicadas en el occiden-
te del país. Por otra parte, oficialmente se reportó en 1964, (**) la
existencia de 20,593 fincas comunales (4 97o del total de las fincas del
país), cubriendo una superficie de 59,671 hectáreas (1.7% de la superfi-
cié total de las fincas). Importante de señalar es que, en estas fincas
ubicadas en tierras municipales, el 20% corresponde a explotaciones
minifundistas de una extensión promedia de 9 cuerdas (0 39 hectá-
reas), así como retener que, en relación a estos datos, las cifras se refie-
ren a la superficie total de las tierras, llamadas comunales, y no sola-
mente a la superficie cultivada, que es a la que aquí preferentemente se
hace relación.
Así pues, en estos casos es la municipalidad, el Concejo Municipal,
para ser más exactos, la que puede conceder el permiso de explotación
por un período determinado de tiempo (2 ó 3 arios), concesión que, en
la práctica, se convierte en una posesión de tipo vitalicio, con derechos
consuetudinarios, para transmitirla por herencia a su descendientes.
El caso más comúnmente observado es aquél en el que una persona,
generalmente casada y con hijos, dispone de ella libremente en el senti-
do de cultivarla con el producto que desee, hacer las instalaciones que
necesite (y pueda) y disponer de ella en su testamento. En algunas
oportunidades, las parcelas de tierra se conceden por tiempos definidos
(una "temporada", es decir: una cosecha), pero como anualmente se
renovan las autorizaciones, ya es un hecho admitido que, entre los ve-
cinos de las municipalidades que practican este tipo de concesión de
tierras, los campesinos dispondrán de dichas parcelas de tierra el tiem-
po que las necesiten. De manera que, aquella posesión que hace mu-
chos años comenzó por ser considerada como una concesión dada pa-
ra la explotación agrícola por un período determinado, tn la actuali-
dad ha llegado a ser estimada, de hecho, aunque no de derecho, como
una ''propiedad" particular de la que el campesino puede disponer co-
mo heredad para sus hijos.
Tanto en el municipio de Santa Catarina Ixtahuacán como en el de
Nahualá, en el mismo departamento de Solóla, el usufructo de las tie-
rras "comunales" se extiende sobre unos 218 kilómetros cuadrados.
La propiedad municipal sobre las tierras se remonta al año 1790 (se-
gún reza el título de la Casa Ixquio Nehaib, Señora del territorio de

(44)Tax, S The Bthnolo^y of


: Middle América. Glencoe, Free Press. U S. A., 1952,
página 74.

(45) DGE (Dirección General de Estadística): // Censo Agropecuario: 1964- Caraeterts-


tieas generales, concentración y tenencia de la tierra. Guatemala, 1968. Tomo I,
Cuadro 10, página 102.

-97-
Otzoyá, del siglo 16), y desde aquella edad remota hasta la fecha, la
explotación de las parcelas de tierra se ha concedido en usufructo a los
moradores, cuyos ''derechos" los han ido transmitiendo a los hijos y
son reconocidos actualmente por la municipalidad y los vecinos llenan-
do el requisito único de registrarlo así en los libros de actas de la mu-
nicipalidad local.

En tal sentido, ninguno de los campesinos de estas localidades, es


propietario strícto sensu de las parcelas de tierra que explotan y aqué-
llos que se consideran dueños de ellas por haber pngado alguna canti-
dad de dinero, en realidad han pagado por el derecho de usufructuar-
las, derecho que es adquirido por la renuncia a el por su anterior po-
seedor y adquirido porel supuesto comprador. Losderechos adquiridos
son validados consuetudinariamente a tal punto, que la "propiedad"
sobre estas tierras habidas por "herencia", o por "compra" a aqué-
llos, es reconocida así por las autoridades y por los vecinos y tienen el
carácter constitucional de la inviolabilidad de la propiedad privada.
Al igual de lo que sucede en Totonicapán con las "parcialidades", C^)
grandes extensiones de tierra ubicadas en la jurisdicción de los muni-
cipios de Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán, permanecen ociosas
pudiéndose explotar sobre todo forestalmcnte.

Lo que frecuentemente se observa es que las tierras otorgadas por


un tiempo determinado, al final de el vuelvan a estar a disposición de
la municipalidad que, a la demanda de otros campesinos, nuevamente
las otorgará para la explotación agrícola.

El caso particular señalado no debe tomarse como una generali-


dad para el país, pero sí ha de considerarse como una de las formas es-
peciales de posesión agraria que se mantiene y reconoce públicamente
tanto por los vecinos como por las autoridades.

tierras municipales se entregan, en la mayor parte de las ve-


Las
ces, a los campesinos que demuestran no tener mayores recursos de
subsistencia (caso típico de los Miniíundistas), aunque se registran ca-
sos de concesiones hechas a individuos que, teniendo tierras en propie-
dad o no teniéndolas pero viviendo con un alto nivel de vida, las ex-
ploten para obtener excedentes agrícolas destinados al mercado. Este
hecho también es poco frecuente, pero se da sobre todo cuando las tierras
municipales son muy fértiles, y, entonces, es resultado de la influencia
o posiciones de poder que éstos individuos tienen en la comunidad, sea
por controlar ramas importantes de la economía, sea por el papel deci-
sivo que juegan en el equilibrio de las fuerzas políticas locales o por po-
siciones de dominio que mantienen sobre los campesinos y que muchas
veces salen a luz disfrazadas de relaciones de parentezco.

A título de ejemplo pueden citarse cuatro de estos casos de tierras


municipales concedidas a individuos con suficientes recursos:

(^) véase más adelante.

-98-
CUADRO No, 5

TIERRAS MUNICIPALES CONCEDIDAS


PARA EXPLOTACIÓN agrícola
(un individuo por municipio)

Extensión concedida:
Departamento Municipio Manzanas Hectáreas

1. Escuintla La Gomera 131 92.22


2. Retalhuleu San Felipe 228 160.51
3. Quiche Uspantán 669 470.98
4. Zacapa Gualán 1.474 1,037.70

Total: 4 ind ividuos poseen 2.502 1,561.41

Fuente: DGE, 1968. cuadros N^' 5-1 y 5-2, página 261 y siguientes.

Como puede deducirse, estas extensiones de tierra concedidas a un


solo individuo, únicamente pueden explotarse agrícolamente si se cuen-
ta con los recursos económicos necesarios, propios o crediticios. Se ci-
tan solo los casos de mayor envergadura, pero los ejemplos podrían
multiplicarse a extensiones que sobrepasan en mucho a aquéllas que
son, en promedio, explotadas por los campesinos Minifundistas.

Así pues, contrariamente a lo que pusda afirmarse en el sentido de


que las tierras municipales "son tierras de los municipios dadas exclu-
sivamente a los vecinos pohres^\ la realidad muestra que estas tierras,
cuando existen en condiciones óptimas para la explotación agrícola,
están más a la disposición de la burguesía (generalmente el sector de
la fracción de servidumbre. económica), que a la de los campesinos, u
obreros-agrícolas.

Desde el punto de vista de las relaciones de producción estas conce-


siones "preferenciales" no son más que la expresión de las relaciones
de clase que en la localidad mantienen los miembros de la burguesía
frente a las clases dominadas (campesinos y obreros-agrícolas), y nó,
como muchas veces se hace señalar, producto de las posiciones de do-
minio habidas por individuos situados en las escalas más altasde una je-
rarquía de edades, o en tanto qu? miembros prominentes de institucio-
nes religiosas (como las cofradías), o civiles (como la de los "principa-
les") que, dicho sea de paso, no desempeñan en el área rural guatemal-
teca el papel que algunos investigadores (colonizados intelectuales), les
otorgan.

Este tema lo he tratado ampliamente en otra ocasión, dejando di-

-99-
cho entonces que *'el cuerpo de los principales es.... no una forma de
g(jbierno local, sino un instrumento del cual se valieron y se sirvieron
frecuente y efectivamente las autoridades coloniales y posindependentis-
tas para mantener dominadas a las poblaciones... sobre todo para la
obtención de la mano de obra tan necesaria para los trabajos de sus
plantaciones agrícolas o sus explotaciones mineras". En relación a las
cofradías, y en esa ocasión, se insistió en que fueron "los españoles
quienes la introdujeron y utilizaron como instrumento para poder or-
ganizar mejor la introducción cristiana y así lograr más efectiva domi-
ción ideológica. .."disponiendo de ellas como "un instrumento poderoso
de control social y económico que hacía posible la explotación de losin-
dios en la forma de servicios personales o legales. En la actualidad el
control y dominio de clase se canaliza por otras vías más expedi-
tas. (4«)

Los Minifundistaspues, así como los miembros de otros grupos so-


ciales de la sociedad guatemalteca, tienen acceso a esta posibilidad de
obtención de medios para procurarse recursos de subsistencia a través
de la explotación de las tierras municipales, pero, dada su posición de
miembros de una clase dominada, las tierras que les son otorgadas ge-
neralmente son aquéllas que ofrecen las menores aptitudes para la a-
^r/co/twra, o las menos accesibles por la red vial local. No es de ex-
trañarse, entonces, que los productos agrícolas obtenidos por su tra
bajo invertido no sean suficientes para su mantenimiento en los niveles
mínimos de subsistencia.
Por otra parte, es importante señalar que, aunque el campesino no
tiene quedar directamente cantidad alguna (en dinero o en producto),
por la posesión de la tierra concedida, el campesino así favorecido se o-
frece a prestar determinados servicios a la comunidad, tales como los
de limpieza ocasional de las calles del poblado, servicios de correo, etc.
En realidad pues, la tierra dada en estas condiciones, es una concesión
gratuita y el campesino podrá explotarla con el producto agrícola de
su elección, a menos que la municipalidad se comprometa a comprarle
la cosecha obenida, tn cuyo caso el campesino cultivará aquel produc-
to que la institución recomiende.

En otra consideración, muchas veces las tierras municipales no se


otorgan para la explotación agrícola y se mantienen ociosas, pero es
raro que cuando la penuria del campesino sea muy notoria, las autori-
dades correspondientes no se muestren condescendientes a permitirle el
cultivo de extensiones de tierra que, pocas veces, exceden de las 10
cuerdas (O. 44 hectáreas).
En principio todos los originarios de la localidad, así como los residen-
habitualmente, tienen derecho a la explotación. Sin embargo,
tes en ella
y sobre todo cuando los terrenos municipales comprenden algunos bos-
ques, puede darseel caso de otorgar permisos para el corte de árboles (me-
diante el pago deuna cantidad promediodeQ.5.00 por árbol cortado), a
personas que pueden dedicarse a la explotación forestal o, excentos de
pago, para consumo y beneficio personal cuando el solicitante demues-
tra la necesidad de recibir ayuda, por ejemplo, las viudas y los huérfa-

(46) Flores Alvarado. H,, 1968, página 68 y siguientes.

-100—
nos menores de edad. En lo io caso, Ih explotación forestal es muy res-
tringida en las localidades donde la tala inmoderada de árboles ha oca-
sionado, entre otros, disturbios meteoroI6gicí)S considerables que re-
percuten en perjuicio de la economía agrícola regional.
Finalmente, y en otro aspecto, es necesario señalar que el término
"comuneros" ha sido empleado para designar como clase social a los
campesinos que explotan tierras en la forma como se ha indicado. Ob-
jetivamente hablando, los casí)S señalados no permiten más que
indicar la existencia, muy rara, de este tipo de posesión agraria, pero
no facultan para hacer de sus poseedores un grupo social con distincio-
nes de clase. Es cierto (|ue existen formas colectivas de tenencia
de la tierra cuyo carácter jurídico no siempre es muy claro de definir,
pero en todo caso corresponden a tierras que pertenecen a las munici-
palidades o son bienes estatales sóbrelos quealgunascomunidadesejer-
cen algunos derechos de uso, o bien tierras comunales, en el sentido es-
tricto de la palabra, cuyos orígenes se remontan a la época colonial (es-
pañola), pero su número y frecuencia no es suficiente como para hablar
de ellas y de las relaciones de producción que los campesinos establecen
en su relación, y a través de ellas, como características de clase sufi-
cientes, ya que tal forma de posesión y explotación déla tierra, al igual
que como vimos en relación al arrendamiento de tierras, en realidad no
es sino una de las formas que adquieren las relaciones de producción
capitalistas vigentes.
b ) La s pa rcia I id a des
El otro tipo especial de usufructo de tierras, es el que se refiere a
aquéllas extensiones que pertenecen a grupos de familias emparenta-
das por lazos de sangre o uniones matrimoniales. Aparentemente, solo
en el departamento de Totonicapán se puede localizar esta forma espe-
cial de propiedad y explotación agrícola pero, según parece, podría
encontrarse también en algunas regiones del oriente (Chiquimula) y en
el norte de las Verapaces. De todas maneras, su incidencia es poco sig-
nificativa pero ha de señalarse su existencia como una de las más pe-
culiares formas de posesión agraria.

Se le conoce con el nombre de ''Parcialidadef^^^ y en la jurisdicción


departamento de Totonicaiián están reconocidas jurí-
territorial del
dicamente por derechos que datan desde 154<2, según Cédula del Título
Keal de Carlos V, nueve: Batz, Ajpacajá, Sapón, Ve/ásquez, Tax,
Caxaj, García, Tzul y Vásquez. A ellas pertenecen aquellos individuos
cuyo apellido los liga tácitamente, así como aquéllos que por matri-
monio contraigan tal derecho, aun(|ue éstos últimos no tienen las mis-
mas perrogativas que «(^uéllos. Por esta razón, algunos individuos
pertenecen a dos Parcialidades (la suya propia y la de su esposa a la
cual entró a formar parte por derechos matrimoniales). Sin embargo,
su descendencia tendrá derechos sobre la suya más que sobre la de su
esposa pues la transmisión de estos sigue el régimen patrilineal. Las
mujeres no gozan de ningún derecho siendo solteras, pero los adquie-
ren en el caso de viudez, o incapacidad física del marido, en cuya situa-
ción podrá recurrir a su Parciíilidad o a la de su esposo.

Las tierras que controlan estas familias, de las que las Parciali
dades toman su nombre, suman aproximadamente 1,739 hectáreas.

—101-
I
La mayor extensión corresponde a la Parcialidad de los Velásquez
(315 hectáreas), cuatro tienen 226 hectáreas cada una, dos 180 en-
trambas, y el resto para la de los Caxaj. (*^) El número de miembros
varía (estimativamente 1,000 familiares). La Parcialidad de los Batz,
por ejemplo, comprende a 102 miembros, llamados desde el punto de
vista jurídico "socios", de quienes los más pobres tienen derecho a cor-
tar anualmente un solo árbol y a disfrutar del producto de su venta,
entregándole a la Parcialidad (que coordina sus actividades por medio
de una directiva electa las más de las veces bienalmente), la cantidad
de Q.5.00 (el árbol puede dejar un producto bruto de Q. 120.00).
En 1966, la directiva de la Parcialidad de los Tax concedió 26 au-
torizaciones para cultivar extensiones promedias de 5 cuerdas (0.22
hectáreas) de tierra, por familia, pero excepto esta reducida extensión,
el resto de la tierra se mantiene ociosa. De las nueve Parcialidades exis-
tentes en el departamento de Totonicapán, ésta y la de los Batz, son
las únicas que destinan parte de sus tierras para el cultivo, aunque to-
das explotan sus bosques de coniferas abietíneas (casi 80% del total
de la superficie), de cuya madera se fabrican muebles, siendo la carpin-
tería, después de la agricultura, la segunda actividad de los miembros
pertenecientes a dichas Parcialidades. No obstante la evidente falta de
tierras para cultivar existente en el área del departamento, el minifun-
dio de las parcelas y otros factores incidentes sobre el régimen de te-
nencia de la tierra, las autoridades directivas de las respectivas Par-
cialidades no conceden permisos para la explotación agrícola sino en
rarísimos casos, y éstos solamente cuando la condición del campesino
solicitante es evidentemente paupérrima
Lo apuntado explica, en parte, la aparente contradicción que po-
dría señalarse sobre el hecho de la "escasez" de tierras para cultivar
que se registra como uno de los problemas agrarios en los departa-
mentos citados, y las grandes extensiones de tierras cultivables que
permanecen ociosas: no son latifundios particulares, pero tampoco su
totalidad es tierra municipal, sino que sobre ellas tienen derecho de
explotación innúmeras personas cuya inopia podría ser solucionada
mediante la autorización que les permitiera trabajar parte de las tie-
rras.

Una reestructuración agraria que pretenda transformar las rela-


ciones sociales de producción locales del agro, debe previamente estu-
diar estas características y especiales formas de tenencia que la tradi-
ción y equívocos conceptos sobre la propiedad agraria, mantienen
improductiva a la casi quinta parte del territorio departamental.

7. El Minifundista de los *'parceIamientos'^ agrarios.


El panorama de la composición de la clase social de los Minifundis-
tas se complementa al hacer referencia a los campesinos que desde ha-
ce quince o veinte años han ido a establecerse a las regiones llamadas
de los parcelamientos agrarios^ situados en su gran mayoría dentro
del territorio de los ecosistemas del Litoral del Pacífico y del Valle del
Motagua.

( ) Flores Alvarado, H., 1960*1967.

-102-
Estos campesinos, conocidos también como "parcelarios", son
originarios, en gran parte, de los pueblos situados en la Altiplanicie
Central, en los altiplanos volcánicos (Oriental y Occidental), así como
en el de Los Cuchumatanes, y se trasladaron aquí, a los parcelamien-
tos agrarios, por haber recibido parcelas de tierra que el gobierno les
entregó a precios reducidos y en condiciones de crédito, luego de haber
"expropiado" parte de las grandes explotaciones agrícolas latifundis-
tas, otrora propiedad de ciudadanos extranjeros, o las propiedades
rústicas estatales llamadas "fincas nacionales". Sin embargo, es nece-
sario indicar que no todos los productores agrícolas dueños de parcelas
de tierras ubicadas en los parcelamientos agrarios, son campesinos
Minifundistas, en el sentido que aquí se le ha dado a este concepto.
Ubicados dentro de las regiones agrícolas más prósperas del país,
en suelos muy fértiles, ondulados, bien drenados, ofreciendo algunas
veces condiciones óptimas para la explotación agrícola, los parcela-
mientos agrarios también comprenden regiones en donde estas condi-
ciones se tornan opuestas, es decir, con pocas perspectivas para el
cultivo. Es por esta razón que no todas las parcelas de tierra de estas
**zonas de desarrollo agrario''^ (como las denominan las autoridades
gubernamentales), ofrecen a sus propietarios-explotadores los mismoi
rendimientos, ni se encuentran dentro de las mismas condiciones de
ubicación. Las componendas familiares y los compromisos políticos
han influido mucho en el otorgamiento de los títulos, de manera que
en los parcelamientos agrarios puede observarse, a escala menor, el
mismo panorama de las relaciones sociales vigentes en Guatemala.
a) La extensión de las parcelas
Segün la extensión de las parcelas, los parcelamientos agrarios se
dividen en tres categorías, y los datos oficiales permiten proporcionar
la siguiente información: (*^)

CUADRO No. 6
TENENCIA DE LA TIERRA EN LOS PARCELAMIENTOS
AGRARIOS
Promedio
por
Categoría del Beneficiados Superficie beneficiado
parcelamiento
Personas % Hectáreas % Ha. Mz. (9)
1. Zonas de Desarrollo
agrario 4.946 25.1 113,288 64.7 22.9 32.5
2. Microparcelamientos 4,419 22.4 12,942 7.5 2.9 4.0
3. Comunidades
agrarias 10,339 52.5 48.838 27.8 4.7 6.5
Totales 19,704 lOü.O 175.069 100.0 8.8 12.5

(9) manzana superficie de terreno lo.ooo vsras cuadradas; comprende i6 cuerdas de 625
varas cuadradas, y equivale a 0.704 hectáreas.

(*®) INTA (Instituto Nacional de Transformación Agraria) Documentos de la Sección de


Estadística. S-E-20, S-E-2I, y S-E-22. Guatemala, 1968. Datos elaborados por mí
(HFA).

-103-^
De acuerdo con estos datos, poco, más de la mitad (52 5%), de
los campesinos propietarios de las parcelas de tierra, aquéllos de las
"comunidades agrarias", apenas posee el 27 8% de la tierra, en tanto
que la cuarta parte de los otros "parcelarios" (25.1%), controla más
de los dos tercios de la superficie de la tierra: 6Í 7%. Por otra parte, la
extensión de tierra poseída varía entre cuatro manzanas promedio,
para los campesinos propietarios de las parcelas de tierra de los **rai-
croparcelamientos" y 32.5 manzanas, promedio, para aquéllos de las
"zonas de desarrollo agrario". En ambos casos, la superficie cultiva-
ble (no siempre sembrada), representa el !^8 9% de la superficie de la
parcela (12.2% dejada en descanso), en el caso de los propietarios de
parcelas de tierra de las "zonas de desarrollo agrario", y el 45.6%
(3.1%, en descanso), en el caso de los campesinos de los "microparcela-
mientos". (*9)
La misma fuente indica que en los microparcelamientos, creados en
once departamentos, la propiedad agraria se reparte en parcelas de
tierra de 7 cuerdas de extensión (Huehuetenango), o 2 cuerdas (Saca-
tepéquer); un poco más grandes: 14 cuerdas (Chimaltenango), o 16
cuerdas, es decir, 1 manzana, en el departamento de Suchitepéquez.
Por supuesto, la clasificación oficial no es más que una distribución es-
tadística, cuya denominación no tiene relación con el tamaño de las
parcelas, pues en los parcelamientos llamados "comunidades agra-
rias", también se encuentran parcelas de tierra de reducida extensión,
por ejemplo, 3 cuerdas en Escuintla, o 3.5 cuerdas en las ubicadas en
el departamento de Suchitepéquez, etc. (^)
Por otra parte, la distribución de la tierra dada a los "parcela-
rios" no es proporcional al numero de las parcelas en las que esta se
divide, sobre todo en las llamadas "zonas de desarrollo agrario", co-
mo puede constatarse, por ejemplo, en el parcelamiento La Máquina
donde 89.1% de las parcelas, de una superficie de 28 manzanas cada
el
una, abarca el 65.8% de la superficie de la tierra, en tanto que el 10.9%
de las parcelas de tierra de 84 a 128 manzanas de extensión, abarca
el 34.2% de la superficie de la tierra. Véase:

CUADRO No. 7
SUPERFICIE Y NUMERO DE PARCELAS EN LAS ZONAS DE
DESARROLLO AGRARIO
(La Máquina)
Parcelas ,
Superñcie
No. % Manzanas %
1,150 89.1 32,220 65.8
140 10.9 16,680 34.2
1,290 100.0 48.900 100.0
Elaborado en base a la información de IIESO, 1968, páginas 13 y 21.

El mismo fenómeno se observa en la distribución de la tierra en los


"microparcelamientos" y en las "comunidades agrarias", así:
(*^) Véase IIESO. 1968. Cuadro N° 7, página 38

(^) INTA, 1968, S-E-21 y S-E-22. Relaciones porcentuales mías (HFA).

—104—
CUADRO No. 8
SUPERFICIE Y NUMERO DE PARCELAS EN LOS
PARCELAMIENTOS AGRARIOS
Parcelas Superfície
No. % Manzanas %
1: MicroparcelamitDtos
4.126 93.3 11.732 63.8
293 6.7 6.654 36.2
4.419 100.0 18,383 100.0
2: Comunidades agrarias
8,808 85.2 29.665 78.4
1,531 14.8 39,707 21.6
10,339 100.0 69,372 100.0

Elaborado en base a la información del INTA, 1968, S-E-21 y S-E-22.

Es decir, que el 93.3% del número de las parcelas ubicadas en los


**microparcelamiento9", cubre una extensión correspondiente al 63.8%
de la superficie de la tierra, en tanto que el 36.2% de ésta se reparte en-
tre el 6.7% del número de parcelas. En los parcelamientos llamados
**comunidades agrarias", por su parte, la distribución se presenta así:
21.6% de la superficie de la tierra para el 14.8% del número de parce-
las, y el 78.4% de la tierra para el 85.2% de las parcelas.

b) Su identificación dentro del


proceso de diferenciación social.
Por ello, los campesinos explotadores de las parcelas de tierra ubica-
das dentro de los parcelamientos agrarios que deben ser considerados
como Minifundistas (pues los otros han de ser considerados como per-
tenecientes a las fracciones agraria y de servidumbre de la burguesía),
son aquéllos propietarios de las parcelas ubicadas eo los llamados
"microparcelamientos" y ''comunidades agrarias", así como algunos,
muy pocos, propietarios de las peores parcelas situadas dentro de las
"zonas de desarrollo agrario".
Pese a que, dentro de los objetivos programados oficialmente para
el fomento del desarrollo de la agricultura, estas parcelas se otorgaron
con miras al desenvolvimiento y la diversificación de la producción
agrícola del país (dentro del plan llamadode "transformación agraria"),
los campesinos parcelarios continúan practicando el mismo tipo de a-
gricultura de subsistencia que antaño realizaban en las comunidades
de los altiplanos de donde son originarios, Ifts mismas técnicas de cul-
tivo y los mismos modos de producción, dado que las autoridades gu-
bernamentales no les proporcionan la asistencia crediticia, la asistencia
técnica, ni las facilidades necesarias para que, superando las prácticas
tradicionales de cultivo de la tierra realizadas según los tipos de

—105-
producción mercantil, se vinculen más estrechamente a los modos de
producción capitalista.
Es por eso que, no empece su enclave dentro de una zona donde la
explotación agraria ofrece las posibilidades de lograrlo, el campesino
Minifundista de los parcelamientos agrarios continúa sujeto a las re-
laciones sociales características del tipo de producción mercantil do-
minante en este sector del agro nacional.
Sin embargo, desde el punto de vista sociológico, los miembros de
esta clase social establecidos en esas regiones, pueden ser catalogados,
dentro del proceso de diferenciación social, en un grado diferente al de
los Minifundistas de las otras regiones del país, si se tiene en cuenta
que se encuentran menos aislados, producen mayores excedentes agrí-
colas, abarcan un mercado más extenso y capitalizan en mayor pro-
porción que los otros Minifundistas.
En este sentido puedeconstatarse, que el campesino de estos parcela-
mientos destina al mercado el78% de su producción anual de maíz,
consumiendo el 17.4%, que el 94% de sus ingresos tiene sus orígenes en
la producción agrícola, de los que el 73.4% es de fuente monetaria, o
que su capital agrícola invertido en utensilios, instalaciones y ganado,
es decir: aperos de labranza, construcciones y ganado avícola, repre-
senta el 68.4%, etc. (^^) Así pues, aunque estas características no hacen
a estos campesinos más diferentes de los demás, si permiten objetivizar
más su situación social en relación al proceso de diferenciación social
antes señalado.

(*') IIESO. 1968, páginas 65, 77 y 97.

-106-
Capítulo 4
PARTICIPACIÓN DEL MINIFÜNDISTA EN EL MERCADO
I. La producción agrícola.

No obstante el panorama dado sobre las condiciones de produc-


ción y los medios de vida del Minifundista, esta clase social de los cam-
pesinos, que aparentemente podría presentarse a primera vista tan
heterogénea en su estructura económico-social, ofrece desde el punto
de análisis del proceso de proletarización del campesino guatemalteco,
características que permiten ubicarla en las etapas iniciales de este
proceso.

Los campesinos desarrollan sus actividades de producción dentro


de los márgenes de una economía mercantil, y a través de los vínculos
que establecen en el mercado de productos agrícolas y manufactureros
de fabricación doméstica, se colocan en relación, con más o menos fre-
cuencia pero en grado cada vez más intenso, con los otros sectores de
la sociedad donde el modo de producción capitalista está más desarro-
llado.

Estos vínculos pueden establecerse de tres maneras:


a) a través de la venta de excedentes agrícolas, vendidos como un
medio para adquirir las divisas que precisa para la compra de
los bienes de uso y bienes de producción que él necesita y que
no produce, o que no está en condiciones de producir;
b) a través de la venta de productos manufactureros, elaborados
con la participación de los miembros de su familia, y
c) a través de su contra íacíon temporal y fortuita como asala-
riado en las fincas ciicunvecinas.
Estas posibilidades son el medio al que recurre el campesino Mini-
fundista de una manera esporádica y eventual, pero aun así, estas son
las primeras manifestaciones de su incorporación a los modos de pro-
ducción de la economía capitalista, en tanto que asalariado, partiendo
desde las formas de su economía mercantil en la cual se encuentra, en
tanto que productor agrícola.
La utilización agrícola de la superficie del terreno, cultivándolo
con cuatro o cinco productos a la vez: complejo agrícola maíz-frijol-
papas-habas-cucurbitáceas, no se hace por desconocimiento de lo ine-
ficaz de tal procedimiento, sino por conocimiento práctico de que ha-
ciéndolo de otra manera, su subsistencia se vería más amenazada de
inanición de lo que actualmente ya está. La monopolización de la
tierra, por una parte, y por la otra la división atomizada de las par-
celas de tierra, aceleran este proceso de proletarización, y, ante la
perspectiva de perder la tierra y proletarizarse, es decir, de convertirse
en Jornalero y después en Obrero-agrícola, el Minifundista recurre a
exigir del suelo lo más que éste pueda darle, aunque sea por última
vez. Por ello, cuando encuentra la salida de esta encrucijada, culti-
vando productos comercializables y vierte en el mercado excedentes
agrícolas, hace depender su existencia del mercado, "baja al pueblo",
si es que quiere expresárselo en términos populares, y comenzando por

—107-
vender allí mercancías agrícolas, termina vendiendo su fuerza de
trabajo.
Este resultado, es producto debido al nivel en que se encuentra en
relación al desarrollo de las fuerzas productivas alcanzado dentro del
proceso de la producción. El Minifundists que cultiva la tit-rra con
técnicas obsoletas, apenas obtiene de ella la reposición de los insumos
invertidos (entre el 5.7% y el 8.5%, según se vio en páginas anteriores
en el cuadro 1), siendo la textura de los suelos de las parcelas la que
determina los rendimientos obtenidos. Por otra parte, en el mercado,
son los precios de su producción, en tanto que Minifundistas poseedo-
res de las peores parcelas de tierra, los que determinan, dentro del
mecanismo de su fijación, el precio de los productos agrícolas. En tal
sentido, el nivel de productividad de su fuerza de trabajo, los rendi-
mientos obtenidos de la explotación agrícola de su parcela de tierra,
los precios de los productos vertidos en el mercado, en una palabra:
las relaciones de producción vigentes, lo inducen a retirarse del merca-
do dado el poco beneficio que obtiene con la venta de sus productos
y, acusiado por las necesidades ingentes de provisiones alimenticias
vitales, recurre a su participación en el mercado de la producción ar-
tesanal, o a la contratación de su fuerza de trabajo para obtener el
dinero del que ha menester para su subsistencia. Su participación en
el mercado empieza, pues, con la venta de su mercancía agrícola, fina-
lizando, a un nivel cualitativo, diferente, con la venta de la mercancía
fuerza de trabajo en tanto que campesino asalariado.

a) Venta de excedentes agrícolas.

Ya hemos visto que, por una parte, su participación en el mercado


se efectúa a través de la venta de algunos de los productos agrícolas
de los que el campesino Minifundista es el productor directo, y, en la
mayoría de los casos, es el maíz el que se vierte de acuerdo a ese círcu-
lo de venta/compra que se ha indicado. Por otra parte, el hecho de
que el campesino se desprenda de una parte de este grano al que con-
sidera de vital importancia para su subsistencia (y que de hecho así
lo es), haciéndolo con la seguridad de encontrarlo allí mismo cuando
—terminadas sus reservas— deba adquirirlo pagando precios más altos,
identifica al campesino Minifundista como un productor que recurre
al mercado como medio para obtener allí los artículos de uso (bienes
de consumo), no producidos por él.
Si se tiene recuerdo de lo que en el ambiente económico-social de las
áreas rurales de Guatemala representa el maíz: origen de la humani-
dad, mitológicamente; identificación con el suelo y consigo mismo, si-
cológicamente; vínculo de relaciones humanas, sociológicamente, o tra-
dición histórica, etc., se comprenderá entonces que el campesino que
vende en el mercado parte de su cosecha lo hace así, muy apesar suyo.
Pero, sobre toda consideración de este género, la realidad de tal he-
cho es que las comunidades rurales, tantas veces identificadas como
autosuficientes y con una economía natural, no son autosuficientes, no
producen para satisfacer sus necesidades propias.
Tal como se indicó anteriormente, el campesino Minifundista vierte
en el mercado el 45% de su producción agrícola (de maíz). Sin embargo
pocas veces es él quien la vende directamente al consumidor. Los días
de mercado, celebrados generalmente dos veces por semana en las pla-

—108-
zas de cabecera municipal de su jurisdicci(5n, o en las de los munici-
la
le ofrecen la oportunidad de vender *'al menudeo" (al por
pios vecinos,
menor), cantidades variables de sus productos agrícolas (maíz, frijol,
calabazas, chile, aves de corral y sus derivados, etc.), pero es general-
mente a través de un intermediario (comerciante loC:il), como los vier-
te en el mercado en cantidades mayores.
En este sentido, en el mercado celebrado en la ciudad de Quezalte-
nango en ocasión del ''primer viernes de cuaresma^', (") solo el 17.3%
de los campesinos que vendieron allí productos agrícolas, eran produc-
tores directos, en tanto que los demás (82.7%), vendían productos a-
grícolas comprados al intermediario. Por otra parte, en ese mismo
mercado, el 29.6% de los campesinos-productores vendieron al con-
sumidor, directamente, y el 70.4% a los intermediarios llegados allí
para comprar la producción agrícola de los campesinos de la región.
En el mercado celebrado en la cabecera municipal de San Francisco
El Alto, departamento de Totonicapán, el 36 4% de los campesinos
vendieron directamente al consumidor y el 63.6% a los intermediarios;
en San Miguel Chicaj, departamento de Baja Verapaz, fue el 32.7%
de los campesinos quienes lo hicieron directamente; en Jocotán, de-
partamento de Chiquimula: el 40.6%; en San Juan Chamelco, depar-
tamento de Alta Verapaz: 22.6%; en Palín, departamento de Escuin-
tla: 20.1%; en Nentón, departamentode Huehuetenango: 36.6%etc. (^)
De manera pues, que puede decirse qre aproximadamente el tercio de
los campesinos Minifundistas (27 4%. promedio), vende en el mercado
directamente al consumidor, y que el resto (72.6%, promedio), lo hace
a través de los intermediarios.
Por otra parte, el campesino Minifundista que acude a los merca-
dos celebrados en las cabeceras municipales regionales, debe pagar,
en concepto de ''derechos de plaza^\ o "derechos de piso^\ un impuesto
que varía entre Q. 0. 10 y y.0. 15 por quintal de producto agrícola in-
troducido al mercado para la venta. El transporte de las mercancías
a dichos centros comerciales regionales, se hace "i\ la espalda": pro-
medio de 8.7% de los campesinos, aunque en las regiones con vías de
comunicación en mal estado (o inexister^tes para vehículos motoriza-
dos), suba a 16.4% (San Marcos), o 18.7% (Totonicapán), 10.8%
(Huehuetenango), etc. (^), pero, de no hacerse así, han de pagar un
promedio de Q.0.01 por kilómetro recorrido y por quintal transporta-
do para poder llevarlo al mercado regional más próximo.
Veamos, a continuación, como se presenta el problema de la par-
ticipación del campesino Minifundista en el mercado, en relación al
aumento de su producción agrícola y las consecuencias derivadas de
ello.

b) Los excedentes agrícolas del minifundio.


Desde el punto de vista de la producción agrícola obtenida en las
explotaciones agrícolas poseídas por el Minifundista, pueden hacerse

( ) Flores Alvarado, H., 1960-1967. Investigación efectuada en 1966.

( ) Flores Alvarado, H., 1960-1967.

( ) Flores Alvarado, H , y otros, 1966, Cuadro 73, página 181.

—109-
otras observaciones.
Pese a no contar a la fecha, con la información exacta referente a
la producción agrícola procedente de las explotaciones rainifundistas,
esto puede deducirse aproximadamente, teniendo en cuenta que el
Minifundista es un productor que cultiva la tierra intercalando las
plantaciones de maíz con el frijol, la papa, las cucurbitáceas, y otros
A falta de información sobre la ''superficie sembrad h'^ en 1950,
en las explotaciones del tamaño aquí considerado, se toma como re-
ferencia la ''superficie totai^^ poseída en ambos períodos. Si se tiene
en consideración que la extensión de las parcelas Minifundistas no es
cultivada totalmente, sino que se deja aproximadamente el 8% de su
superficie en descanso, (^) lógicamente los rendimientos señalados a
continuación sufrirán variaciones. Sin embargo, como se trata de
llamar la atención sobre otros aspectos, y no precisamente sobre los
rendimientos absolutos derivados de la tierra, las cifras apuntadas
pueden servir para tal fín.
En maíz intercalado, obtenido del
este sentido, la producción de
cultivo de las parcelas de los Minifundistas, registró estas cantidades:

CUADRO No. 9
PRODUCCIÓN Y RENDIMIENTOS AGRÍCOLAS
EN LA S EXPL O TA C ION ES M INI FUNDÍS TA S
DE HASTA 2 MANZANAS DE ^SUPERFICIE
(1950-1964)

1950 1964 Diferencias

1. Superficie (manzanas) 40.822 46,683 + 6,041 : +14.7%


2. Producción (quintales) 360.580 459,628 +99,048 : +27.4,.

Rendimientos promedios
(quintales)
a) por manzana 8.83 9.80 + 0.97 ;: +10.9%
b) por cuerda 0.55 061 + 006 :; +10.9,,

Fuente: DGE. Censos de Población, 1950, Guatemala, 1952, y DGE, 1968.

Es decir que en el período 1950-64 a pesar de obtenerse una pro-


ducción maj^or (+10.9%) por cuerda de tierra cultivada, en realidad
el nivel de vida del campesino ha bajado; en otras palabras, se ha
empobrecido, dado el alza del costo de la vida que, solamente en rela-
ción a los alimentos, subió, desde 1946 a 1966 (veinte años), en
149%.(9)
Lo señalado aquí en una visión general referente a los campesinos
Minifundistas del país, puede observarse más claramente marcado
analizando los datos correspondientes a las jurisdicciones aldeanas.

( ) Flores Alvarado, H. y otros, 1966, cuadro i6, página 50.

( ) Véase, en este trabajo, el numeral 20 de Información general.

-110-
En este sentirlo, obsérvese como se presenta el caso en la aldea Chui-
cacay, municipio de Santa Apolonia, departamento de Chimalte-
nango: C*)

CUADRO No. 10

FRODUCCION agrícola EN LA ALDEA CHUICACAY


1955 1961 1965 Diferencia

1. Superficie (cuerdas) 8.126 8,170 8.210 + 1.09Í


2. Numero de productores 345 352 374 + 8.4,,
3. X por productores:
tierra f^ 23.5 23.2 21.9 -7.3,.
4. Producción: quintales (^) 11.550 11.600 12.400 + 7.3 „
5. Rendimiento X por ^ quintal 1.42 1.42 1.51 + 7.3 „
6. Promedio por familia: quintal 35.55 33.00 33.16 — 7.3.,
(^) complejo agrícola maíz/otros-productos

Veamos lo sucedido en otras tres aldeas: (")

CUADRO No. 11
PRODUCCIÓN AGRÍCOLA EN TRES ALDEAS
XESUC CHITATUL SANTA IRfiNE
N' 1958 1965Diferenc. 1955 1965 Diferenc. 1955 1965 Diferenc.

1 7,290 7,450 +
2.1% 4,560 5,300 +16.2% 6,500 6,950 + 6.9%
2 426
493+15.7,, 235 300+27.6,, 361 420+16.3,.
3 17.1 15.1-13.2,, 19.4 17.6—10.2,, 18.0 16.5— 9.0,,
4 10,950 12.000+ 9.5 „ 5,700 6,900 +21.0 „ 8,750 9,700 +10.8 ..

5 1.50 1.61+7.3,, 1.25 1.30+4.0,, 1.35 1.40+3.7,,


6 25.70 24.36 - 5.1 ,. 24.25 23.00 - 5.1 „ 24.23 23.09 — 4.7 ,.

Nomenclatura de N*^: 1: superficie en cuerdas; 2: número de producto-


res; 3: promedio de tierra por productor, en cuer-

( ) Los dates vertidos en el cuadro siguiente, fueron obtenidos de la consulta de los


libros de ingresos de la municipalidad de Santa Apolonia Pese a que los datos no
tienen el sentido de una estricta información estadística (ya que las cantidades de
la producción agrícola de maíz son anotadas en los libros municipales según la
estimación hecha por el campesino), la tendencia general observada, se manifiesta.
Datos obtenidos por el autor (HFAi, dur<<nte investigación realizada en 1965. La
información estadística sobre este aspecto a-^uí estudiado, no puede hacerse consultan-
do las fuentes oficiales pues en ellas los datos se ofrecen en relación a la producción
agrícola total del municipio.

(*') Misma fuente del cuadro No 10.

—111 —
das; 4: producción del complejo agrícola señala-
do, en quintales; 5: rendimientos promedios por
cuerda y 6: promedio de producción por familia.

Ubicación: Aldea Xesuc, municipio de San Cristóbal Totonicapán;


Aldea Chitatul, municipio d? Santa Cruz del Quiche y aldea
Santa Irene, municipio Palestina de los Altos, departamen-
tos de Totonicapán, Quiche y Quezaltenango, respectiva-
mente.

CUADRO N9 12
RESUMEN DE LOS CU ADROS 10 y 11

No. 1955-58 1965 Diferencia %


1 26,476 27,910 + 1,434 + 5.4
2 1,367 1,587 + 220 + 16.0
3 19.3 17.5 — 9.3
4 36.950 41,000 + 4,050 -f 10.2
5 1.39 1.46 + 0.07 ,+ 5.0
6 27.11 25.83 - 1.28 — 4.7

La información de los cuadros anteriores permite precisar lo si-


guiente:

Que el aumento de la superficie sembrada (hecha a expensas de la


tala de los bo«ques de la región), corresponde a un promedio de -f 5.4%,
para las cuatro aldeas citadas; observándose que en las regiones de al-
ta densidad demográfica, como la de Quiche (aldea Chitatul), tal au-
mentó significa +16.2% más de unidades de superficie (cuerdas), pues-
tas en explotación, y que los índices menores: +2.1% (aldea Xesuc, de-
partamento de Totonicapán), corresponden a las zonas en donde exis-
ten propiedades agrarias tipo latifundio.

Por otra parte, puede constatarse que el número de productores


agrícolas Minifundistas, de estas cuatro aldeas, aumentó en cifras ab-
solutas: 220 productores más, equivalentes a +16% sobre el número
existente diez años atrás (obsérvense las variaciones particulares para
cada caso: + 8.4% + 15.7%; +
27.6% y +
16.3%, respectivamente).
Puede observarse, así mismo, que el promedio de la superficie (en cuer-
das), de la tierra en posesión de los campesinos Minifundistas de estas
aldeas, pasó de 19.3 cuerdas por productor en la época 1955-58, a 17.5
cuerdas, diez años después; lo cual significa una disminución de super-
ficie de tierra cultivada, por productor, equivalente al - 9.3% de la po-
seída anteriormente; registrándose en las zonas de alta densidad demo-
gráfica (Xesuc), el índice más elevado: - 13.2%

En cuanto a la producción agrícola total, ésta aumentó en


+10.2% sobre la cosecha (en quintales), obtenida en épocas anteriores,
como consecuencia, entre otras, del aumento (+5.4%) de las nuevas
extensiones de tierra puestas en explotación.

-112-
A propósito de los rendimientos obtenidos, puede observarse (en la
información proporcionada en los cuadros anteriores), que esto^ subie-
ron de 1 39 quintales por cuerda, a 1 .46 quintales, es decir: 6 libras
más por cuerda, equivalentes al -|- 5% de los rendimientos anteriores.
Sin embargo, el promedio de producción ag^rícola, por familia Mini-
fundista, varía de 27 11 quintales (en 195558), a 25.83 quintales (en
1965), lo cual representa una disminución de 1.28 quintales promedio
por familia, es decir: —
4'.7% de las cantidades disponibles con anterio-
ridad.

En relación al aumento de la superficie sembrada (+ 5.4%), es infe-


rior al aumento del número de productores agrícolas (-j-16%), lo cual
indica que la tierra se subdividió entre mayor número de personas,
y
que la producción agrícola obtenida por unidad de superficie explota-
da se ha reducido. Esto último puede comprobarse observando que la
superficie cultivada poseída por productor, disminuyó en un equivalen-
te al —9.3% de la superficie poseída anteriormente.
Sin embargo, (siguiendo el análisis de los cuadros anteriores), pue-
de observarse que el aumento registrado en la producción no sedebe ex-
clusivamente al aumento de la superficie cultivada, ya que la propor-
ción porcentual no es concordante: +5.4% más de superficie y +10.2%
de la producción. En este sentido, si el aumento de la producción se
debiera al aumento de la superficie cultivada, las relaciones porcentua-
les serían más equivalentes; no siendo así, la razón ha de señalarse en
función de la mejoría de los medios de producción utilizados (fertilizan-
tes, por ejemplo). Sin embargo, tales "mejorías" apenas representan
el aumento de 7 libras por cuerda, insuficientes para corresponder al
aumento del número de productores ( 16%). +
Por otra parte, aunque la producción agrícola aumentó en un
+10.2%, tales cantidades, repartidas entre un mayor número de pro-
+
ductores ( 16%), significan que el "stock" promedio a disponibilidad
de una familia, es menor. De donde: el empobrecimiento de las familias
campesinas que, ahora, cuentan con menor producción agrícola para
su subsistencia, pese al aumento registrado en los rendimientos obte-
nidos por cuerda (7 libras más por cuerda, equivalentes a 1.22 quinta-
les por familia).

En otro aspecto, el aumentodelasuperficieen explotación (+5.4%),


puesta a disposición de mayor número de productores (+16%) no sig-
nifica, necesariamente, que las nuevas tierras se hayan distribuido pro-
porcionalmente entre el mayor número de productores (hecho que, es-
tadísticamemte, podría ser inferido así). Estas "relaciones estadísti-
cas" no informan ni del proceso de acumulación de la tierra en manos
de propietarios agrarios existentes anteriormente, ni del número de
campesinos que, habiéndola tenido, han perdido su tierra en el trans-
curso de los años señalados, ni, tampoco, de la disminución de la su-
perficie de tierra en posesión de algunos campesinos Minifundistas.

Sin embargo, estos fenómenos se verifican, lo cual señala por una


parte el empobrecimiento y la ruina de los productores en aras del en-
riquecimiento de los que acumulan la tierra así "liberada".

—113-
Específicamente en relación a los excedentes agrícolas del minifun-
dio, la información proporcionada en los cuadros 10, 11 y 12, permite,
por otra parte, señalar el aumento de la producción agrícola regional
vertida en el mercado. En este Sentido, teniendo presente que el cam-
pesino utiliza para su consumo familiar el 47% de su producción, reser-
vando 5% para semilla y 3% para otros fines, y virtiendo en el merca-
do el 45% de su producción agrícola, puede calcularse, entonces, que
los excedentes agrícolas, manifestaron estas variaciones:

CUADRO No. 13

AUMENTO GLOBAL DE EXCEDENTES AGRÍCOLAS


VERTIDOS AL MERCADO

1955/58 1965
1: producción agrícola: quintales 36,950 41,000
2: no-comercializada: 55% 20,320 22,500
3: comercializada: 45% 16.b30 8.500
4: diferencia (quintales) — -h 1,870
5. equivalente a 4-11.2%

Elaborado en base a la información de los cuadros lo, ii y 12.

Es decir: se observa mayor participación global regional en el mer-


cado: +
11.2%, equivalente a 1,870 quintales más de productos agrí-
colas comercializados.

Sin embargo, analizando estas cantidades, a nivel de la producción


familiar,observamos el fenómeno contrario, es decir: disminución de la
participación familiar en el mercado de productos agrícolas. Véase:

CUADRO No. 14
(

MERCADO DE PRODUCTOS AGRÍCOLAS


(participación familiar)

Producción agrícola
1955/58 1965
1: producción agrícola: quin tales 27.11 25.83
2: no-comercializada: 55% 14.91 14.91 (^)
3: comercializada: 45% 12.20 10.92
4: diferencia quintales — 1.28
5: equivalente a — - 10.4%
Elaborado en base a la información de los cnadros 10, 11 y 12.

(o) Supuesto que continúa consumiendo las mismas cantidades que anteriormente.

-114-
.Es decir, Ye.rtir menos excedentes agrícolas (—10.4%), continuan-
do mismo nivel de consumición familiar anterior. Ante esta situa-
al
ción, cabe preguntarse ¿De dónde proviene, entonces, el aumento d»-
'•excedentes agrícolas comercializados" que se observa en el cuadro 13?

¡De la disminución del consumo familiar, desde luego!, dado que, an-
te lapresión que significan las necesidades ingentes (alimentación de
los miembros de la familia, vestuario, transporte, pago urgente de deu-
das, y otras), el campesino *'reduce" su consumo utilizando parte de él
virtiéndolo en el mercado. Sin embargo, recuérdese que el hecho de
vender parte de la cosecha obtenida a fin de poder solventar estas ne-
cesidades ingentes, significa, a su vez, la posterior compra de las mis-
mas cantidades, o más, a precios más elevados, lo cual se traduce final-
mente, por una parte en un aumento de su participación en el mercado
y por otra en su empobrecimiento, al comprar más caro el mismo pro-
ducto que anteriormente él vendió más barato.
Sin embargo, las cantidades arriba anotadas como correspondien-
tes al consumo familiar, no son suficientes como para llenar las exigen-
cias mínimas de consumición familiar de productos agrícolas básicos,
de manera que, considerando el problema desde esta perspectiva, su
participación en en el mercado se reduce más: —
18%. Consecuencias:
a) si mantiene su consumición familiar, reduce su participación en
el mercado, reduciendo, a su vez, sus ingresos monetarios.
b) si mantiene su participación en el mercado, reduce su consumi-
ciión familiar.

c) sireduce su consumición familiar, debe comprar los alimentos


que necesita con el dinero que obtiene de la venta de sus exceden-
tes agrícolas, y
d) comprando más caro de lo que vende se empobrece.

Así pues, faltos de posibilidades crediticias que le permitan mejorar


la tecnología empleada, en la explotación agrícola o en otras formas
de producción a*^las que se hayan dedicado, los campesinos Minifundis-
tas van empobreciéndose paulatinamente.

Ante esta situación, cuando las condiciones de subsistencia cotidia-


na ven agravadas hasta el punto de amenazar incluso su existencia
se
física, el último medio al cual recurren es el de desprenderse del pedazo
de tierra que, sin haberles significado nunca una fuente suficiente de re-
cursos, fue, para ellos, el lazo de unión material y espiritual a su comu-
nidad de origen.
Sin él, devienen "campesinos desposeídos", "campesinos liberados*'
que, durante algCín tiempo, deambularán por los campos de la región
para, finalmente, emigrar a las ciudades en busca de mejores posibilida-
des de vida. "Este pedazo de tierra —observa Herbert— preservado
junto al hogar, a pesar de todo, muchas veces tiene más valor simbóli-
co que económico; es el último hilo que lo mantiene vinculado a su gru-
po, que le permite tener un hogar propio en el mismo lugar que sus an-
tepasados, aun cuando tenga que estar fuera 300 días, sa var su tradi-
ción y no romper con su historia. Aspectos de un extraordinario va-

-115-
lor en una estructura nacipnal dpndie imperan una e,conpmía,un podeír,
una justicia, una religión y valores radicalmente ajenos. Al perder es-
ta simbólica parcela, es d^cir» al romper definitivamente con lo suyo se
pierde en el (semi) proletariado agrícola de las fincas de exporta-
ción y después en las barriadas". (^^)

Además de rendimientos nimios obtenidos de estas mini-explo-


los
taciones agrícolas, el campesino se ve obligado a desprenderse de ellas
como una manera de alivinr, en parte, la carga de deudas y compromi-
sos a los que lo condujeron las circunstancias enunciadas; pero, sea una
u otra la razón, la salida temporal que encuentra a estas presiones so-
bre su mínima existencia, a esta encrucijada vital, es la venta de su
parcela, si es que antes no la pierde por la vía judicial (casos frecuen-
tes), cuando sus acreedores han recurrido a los tribunales como medio
de recuperar aquéllo que la incapacidad de pago del campesino no pu-
do solventar.
I

Desde el punto de vista teórico, este hecho de la disminución del nú-


mero de las explotaciones agrícolas poseídas por los campesinos, tiene
su explicación en los argumentos antes esgrimidos en relación al em-
pobrecimiento del campesino. Y, en este sentido, el productor agrícola
que abandona las labores figrícolas, vende su parcela, sea para adqui-
rir los medios de producción de su nueva ocupación artesanal, o para
subsistir mientras es contratado como Jornalero asalariado.

De todos modos, el hecho fundamental c importante, es que el


campesino así desposeído, así liberado, pierde sus medios de produc-
ción y se queda con su fuerza de trabajo como la ünica posibilidad de
subsistencia: "mientras más se arruine el campesino, más obligado es-
tará de vender gu fuerza de trabajo y más grande será la parte de me-
dios de subsistencia (aún cuando estos sean reducidos), que él debe
procurarse "(^^)

Se ha visto, pues, que pese a las largas jornadas de trabajo que


realizan los campesinos, así como su participación directa en la produc-
ción de excedentes agrícolas vertidos en el mercado, la economía del
campesino muestra hechos concretos que evidencian su empobrecimien-
to y su consiguiente proletarización.
Su participación en el mercado de los productos básicos se hace pro-
porcionalmente,cada vez en escala menor; su subsistencia se ve amena-
zada de extinción y la pérdida de sus principales medios de producción
(tierra, instrumentos de trabajo, taller artesanal, etc.), lo sitúan den-
tro de un cuadro de empobrecimiento dada vez más agudo

c) Referencias teóricas

Este empobrecimiento del campesino productor, habida como con-


secuencia de su participación desigual en la competencia mercantil.

(^) Herbert, J.-L., 1969, página 15. Subrayados del autor.

( ) Lenin, V.: Le développement du eapitalisme en Russie Processus de formation


du marché intérieur pour la grande industrie. Editions Sociales. U.R.S S., 1969, pá-
gina 32.

-116-
puede exponerse de una manera general y esquemática, con lo que se
dice a continuación.

Supongamos tres productores: 1, 2 y 3, que:


a) cada uno con un capital igual (supongamos, igualmente, de
Q.lOO.oo), invertido en salarios, empleados para la produc-
ción de *'x" mercancía (capital que técnicamente se denomina
capital variable), y
b) un capital desigual, invertido en las fuentes y medios de pro-
ducción que en tr^an en c\ proceso de fabricación de eias mer-
cancías (capital que técnicamente se denomina capital cons-
tante),
participan en el mercado, los 3 productores, en la proporción de
Q. 100.00, Q.300.00 Y Q.500.00, resoectivamente para los producto-
res 1.2 y 3.

En estas condiciones, el capital total, de cada productor, será


igual a la suma de los capitales de a) más los de b), es decir, Q.200.00,
y.400.00 y Q 600.00. respectivamente.
Supongamos, por otra parte, que los 3 productores obtienen, cada
uno, una plus valía equivalente al 100% del capital invertido en a),
es decir, el 100% del capital variable, {^) de manera que relacionando
esta plus valía (véase la columna 5 del cuadro 15, dado a continua,
ción), con el capital total (columna 4), el productor 1 obtendrá V2
(de g.200.00); el productor 2, ^
(de y 400.00) y el productor 3, V»
(de Q. 600. 00), de plus valía, en relación al capital total invertido.

Véase lo expuesto, hasta aquí, en el cuadro siguiente:

CUADRO No. 15
CAPITAL, VALOR DE PRODUCCIÓN
Y PRECIO DE PRODUCCIÓN
Capital Reía- Valor Tasa Ga- Precio
Pro- Varia- Cons- Plus ción: de pro- media nan- de pro-
duc- ble tante Total Valía Plus ducción de ga- cia ducción
tor Q. Q. Q. % valía Q. nancia Q. Q.

1 100 100 200 100 V2 300 25% 50 250


2 100 300 400 100 14 500 25% 100 500
3 100 600 700 100 V6 700 25% 150 750
— 300 900 1.300 300 — 1.500, — 300 1.500

( ) En sentido estricto la €ganancia»se transñere en lo que se llama la plusvalía, es decir,


elexcedente de valor que el trabajador produce por encima del precio de la mercan-
cía Así, pues, el precio de un producto es la suma del valor de los medios de pro-
ducción empleados (materias primas, maquinaria, etc.), más el valor de la fuerza de
trabajo, es decir, lo que se paga al comprarla: el salario, más la plus valía. De esta
manera es como se constituye la cganancia» ConsúUese, para ampliar, Marx, K,,
Le Capital. Livre troisieme: le proees d'ensemble de la produetion eapitaliste.
Tome III, Vol 8, tditions Sociales. France, 1967, y Kautsky, K La Question agra-
,

vie Btude sur les tendanees de l'a¿rieulture moderne. France, 1970.

—117-
Obsérvese que, en estap condicÍDnes, el valor de producción (co-
lumna 7), es igual a la suma de las cantidades de la columna 4, más
las de la columna 5, lo cual da Q. 300.00. Q. 500.00 y Q.700.00, para
los productores 1, 2 y 3, respectivamente.

Si la plus valía obtenida por cada productor (100%, en relación


a lo invertido, tal como se supuso al principio), fuera e) índice para
fijar el precio de producción, es lógico suponer que el productor 1 ga-
naría más, pues obtendría una proporción equivalente al 50% (V2),
de lo invertido, en tanto que el productor 3, perdería, pues su ganan-
cia a penas significa el 16.6% de lo invertido (^e)

En estas circunstancias, pues, loque determina el precio de pro-


ducción es un precio promedio, en este caso el del productor 2, es decir:
25% (Vé,). En la columna 9 aparecen, pues, las ganancias obtenidas,
calculadas al 25% del capital total invertido en la producción (rela-
ción de las columnas 4 y 8). Finalmente, en la columna 10 se anotan
los precios de producción correspondientes a cada productor, obser-
vándose que, siendo los 3 productores iguales en cuanto al capital
(variable) invertido (columna 2), aquél de los productores que tiene
mejores instalaciones, mejor equipo, mejor maquinaria (el productor
3 en el caso aquí apuntado), es decir, aquél que tiene mayor capital
constante (columna 3), es quién obtiene mayor 'ganancia" (columna
9); de manera que el precio de producción del productor 1, será de
Q. 250.00 (columna 10), es decir: su capital total (columna 4), más
el 25%
de tasa de ganancia (columna 9); el productor 2, obtendrá
Q. 500.00 y el productor 3, Q.750.00. (^^)

Lo expuesto en este esquema es válido, en líneas generales, para


cualquier tipo de producción (la agrícola comprendida) y para cual-
quier tipo de empresa. Sin embargo, para la producción agrícola no
basta, no es suficiente.

En la producción industrial, las ventajas que pudiera tener el


productor propietario de mejores medios de producción (el número 3
del ejemplo esquemático anterior), podría adquirirlas, igualmente,
el que no las tiene (productor 1, dado el caso del ejemplo puesto) y,
con ello, desaparecería la diferencia, como consecuencia de la oferta y
la demanda, la baja de precios, y otros aspectos típicos de la concu-
rrencia.

Kautsky ofrece el ejemplo siguiente:


Una empresa con maquinaria ordinaria y
otra con maquinaria
moderna. Las dos trabajan con igual cantidad de capital: Q.320,
000,00. La empresa con maquinaria obsoleta produce 40 mil unidades
de x" producto y, supuesta una tasa de ganancia del 25%, gana
'

Q. 80,000. 00, elevándose el valor de su producción a Q.400, 000. 00, y


el precio de cada unidad a Q. 10.00. La otra empresa, por su parte
(aquélla que posee maquinaria moderna), produce, a consecuencia pre-
cisamente de su mejor equipo, 45 mil unidades (5 mil más), del mismo
producto "x", con igual cantidad de capital.

( ) Véase, para completar y ampliar, Kautsky, K., 1970, página 98 y siguientes.

-118-
Sin embarco, para el propietario de es^a empresa, el precio de pro-
ducción no es (te Q.IO.'OO (a la misma tasa de ganancia del 25%),
'

sino de Q. 8. 88. No obstante, él vende cada unidad de producto al


precio de 9u competidor, es decir: QIO.ÜO, obteniendo vj 450.000 00
por la venta total de sus productos. En otras palabras, además de
ios Q. 80,000. 00 que gana al igual que el otro empresario, éste '•mo-
dernizado" obtiene Q.50,000.00 más.
Esta es la "ganancia extraordinaria" que aparece como conse-
cuencia de la posesión de mejores medios de producción, ganancia que,
sin embargo, desaparecerá si el propietario de la empresa con maqui-
naria obsoleta, moderniza sus instalaciones. Dicho de otro modo, la
ventaja obtenida puede ser pasajera. (^;
Dada esta fundamentación teórica y teniendo presente la informa-
ción anteriormente proporcionada, cabe preguntarse: ¿Cómo es posi-
ble, entonces, que a pesar del esfuerzo realizado, el campesino se empo-
brezca ? ¿Cómo es que cada vez se acerca más y más al punto de su
ruina total ? Veamos como se verifica esto, a través de

d) Referencias sobre los precios de porducción.

No debe olvidarse que, en principio, el factor esencial para que el


pequeilo productor agrícola (el campesino), se transforme en asalaria-
do, es la pérdida de sus medios de produccióri; es decir, que par. que
Sv^ proletarise es necesario que se empobrezca, que se arruine en tanto
que productor agrícola directo. Hn estas condiciones, las consecuen-
cias inmediatas surgidas de la pérdida de sus medios de producción, se
traducen, de inmediato, en una disminución de su poder de compra y,
finalmente, en su "liberación" como trabajador asalariado.

Esta ruina, en tanto que productor agrícola, está directamente re-


lacionada con la producción agrícola, la tierra en tanto que medio de
producción y, desde luego, con los mecanismos del mercado.
En la agricultura los medios de producción son de una especie dis-
tinta y peculiar: la tierra por ejemplo, no crece en el tamaño de su ex-
tensión, no cambia las condiciones naturales de su constitución, no
varía en su ubicación; su textura es siempre la misma. En condiciones
naturales los rendimientos obtenidos son diferentes según sea la ca-
lidad de los suelos y aunque puedan elevarse aquéllos con la aplicación
de fertilizantes, es decir, mejorando la tecnología empleada, la aplica-
ción de estas técnicas no está al alcance de todos los productores agri
cultores y, aunque así lo fuera, la tierra mantiene, de todas maneras,
las diferencias de fertilidad relacionadas con la textura, drenaje, ubi-
cación, etc

Por otra parte, y esto es lo más importante de retener en relación


a lostemas aquí tratados, "la explotación en la que los gastos de pro-
ducción son inferiores a la "media socialmente necesaria', obtiene una
ganancia extraordinaria; aquélla que, por el contrario, produce a
un precio más elevado, obtiene una ganancia inferior a la ganancia

(^") véase Kautsky, K., 1970. página 102 y siguientes.

-119-
íoqIwso, pvie,de ^o ciertos q^sps, q^ener un déficit. En la agri-
Uljedj^a e,
cultura. no son los gastos de producción necesarios sobre üh
,

terreno medio los que determinan el precio de costo. Cuando aliado


del mejor terreno, se cultiva uno menos bueno de una superficie mayor,
no es necesario atribuir esta diferencia a circunstancias extraordi-
narias o a cualidades personales (sino) a que el mejor terreno no
es suficiente» por el solo, para producir los víveres necesarios para la
conservación de la población. Pero el capitalista exige de la em-
presa a la cual se dedica, además de los precios de costo, la ganancia
usual. El terreno menos bueno no será, pues, explotado por el capi-
talista sino cuando la insuficiencia de la oferta haga subir los precios
de los víveres a tal punto que, aun el cultivo del terreno menos bueno,
lo satisfaga plenamente. Esto quiere decir que, en la agricultura, no
son los gastos de producción necesario para el terreno medio, sino
los gastos necesarios del peor terreno los que determinan el precio de
producción''. (^)

Así pues, por una parte, en la agricultura son los gastos necesa-
rios que requiere la producción agrícola de las parcelas de los campe-
sinos Minifundistas, los que determinan el precio de los productos
agrícolas, aunque, aparentemente, ellos no tengan nada que ver con
la política de fijación de precios. Por otra parte, son aquéllos cam-
pesinos poseedores de las peores parcelas de terreno (es dtcir, los pe
queños agricultores que participan en el mercado y, sobre todo, los
Minifundistas que así lo hacen), quienes, al vertir allí los excedentes
agrícolas obtenidos de su explotación, determinan el precio de los pro-
ductos agrícolas. Esto aquí apuntado, es mayormente válido en re-
lación a los artículos básicos (maíz, frijol, papa, habas, etc.), ya que
son los productores pequeños (no los latifundistas), quienes producen
la casi totalidad de estos artículos, y ellos (no los latifundistas),
quienes poseen las peores parcelas de tierra.
Considérese, lo apuntado, con lo que se oírece a continuación:
a) Una hectárea de terreno sembrada de maíz y utilizando las
técnicas más modernas de explotación agrícola (tal como suce-
de, por ejemplo, en los latifundios del país), requiere los siguien-
tes gastos: (^)

1. Renta de la tierra Q. 30.00


2. Preparación del terreno Q. 24.00
3. Siembra Q. 3.00
4. Labores culturales Q. 9.00
5. Cosecha Q. 36.60
6. Materiales Q. 51.20
7. Total de gastos directos Q- 153.80 Q. 153.80
(sigue

(^) Kautsky, K., 1970, página 104 y 105. Primer subrayado y paréntesis míos (HFA),
segundo subrayado, del autor.

( j Según información obtenida de Juárez, C. H. y M. A. Campos: Recopilación de


datos Estadísticos relacionados con el sector agrícola. Secretaria General del
Consejo Nacional de Planiñcación Económica. Guatemala, 1969, página 569.

-120—
8. Imprevistos (10^ de 7) Q. 15.38
9. Administración (5% de 7) Q- 7.69
10. Cuota I.G.S.S. (2% de los
salarios pagados) Q- 1.23
11. Total de gastos indirectos Q- 36.60 Q. 36.60
12. Total de gastos — Q. 190.40

13. Venta de 110 quintales a


razón de Q. 00 cada uno
4-. ^_ Q. 440.00
14. Menos costos (12) Q. 190.40
15. Beneficio obtenido — Q. 249.60

16. Costo promedio de 1 quintal


de maíz — _2i 1.73

b) Por otra parte, el campesino Minifundista del parcelamiento


La Máquina, cuya parcela se ubica en el sector B de dicho
parcelamiento, y que puede ser considerado como uno de los
campesinos poseedores de las peores parcelas de tierra cultiva-
da del país, requiere efectuar los gastos mínimos siguientes,
por una cuerda de terreno cultivada de maíz: (^)

1. Renta de la tierra Q. 1.10


2 Labores culturales Q. 8.54
3. Insumos Q. 0.11
4. Total de gastos directos Q. 9.75 Q. 9.75
5. Imprevistos (10% de 4) Q. 0.97
6. Administración (5% de 4) Q. 0.48
7. Total gastos indirectos Q. 1.45 Q. 1.45
8. Total de gastos — Q. 11.20

9. Venta de 3.10 quintales a


razón de Q.4.00 cada uno y. 12.40
10. Menos costos (8) — Q. 11.20
11. Beneficio obtenido — Q. 1.20

12. Costo promedio de 1 quintal


de maíz — Q. 3.61

Comparando ambas informaciones puede deducirse:

1: Producción agrícola (mecanizada), en latifundios:

(^) Numerales i, 2, i. 4 y 9, IIESO, 1968, cuadros 11 y 16, paginas 49 y 62.

-121-
.

— Precio de venta de 1 quintal ,

de maíz Q- 4.00
— Precio de producción de 1 quintal
de maíz Q. I.73

— Beneficio obtenido Q. 2.27

—- Tasa de ganancia 131.2%

2: Producción agrícola {manual), en minifundios:


— Precio de venta de 1 quintal
de maíz Q. 4.00
— Precio de producción de 1 quintal
de maíz Q. 3.61

— Beneficio obtenido O. O 39

— Tasa de ganancia 10.8%

NOTA: el precio de Q. 4. 00 por quintal de maíz, utilizado en la infor-


mación anterior, es el precio máximo '*a/ consumidor^\ obser-
vado en el año agrícola señalado. Sin embargo, en el parce-
lamiento La Máquina, ese mismo año, el maíz se vendió al
precio de Q.2.75 el quintal, (^^) de mapera que el campesino
Minifundista vendió por debajo de sus precios de costo. En
este sentido,el empobrecimiento y ruina del campesino se
agudiza más aun
Veamos, desde otro ángulo de consideración, como se verifica lo
aquí expuesto, con referencia al agro guatemalteco y en relación a dos
productos básicos para la población nacional: el maíz y el trigo.

e) el precio del maíz

En parcelamiento agrario La Máquina, puede indicarse la exis-


el
tencia de por lo menos dos tipos diferentes de explotaciones agrícolas:
las de los campesinos emigrantes de los altiplanos Central y Volcánico-
Uccidental, que cultivan la tierra con tecnología arcaica y que se en-
cueniran ubicadas principalmente en 'el llamado "sector C", del parce-
líimiento, donde la tierra es de mala calidad, y aquéllas otras de los
campesinos del "sector A", cuyas parcelas de tierra están ubicadas en
las cercanías del área administrativa y comercial del parcelamiento,
y cuyas tierras son, indudablemente, mejores que las de las parcelas
ubicadas dentro del área del sector C.
Rn los ejemplos que se toman, los campesinos de ambos sectores
cultivan maíz en superficies diferentes de tierra, pero, para ejemplificar
lo expuesto anteriormente, se ha tomado una extensión igual para

(^) IIESO, 1968, página 61

-122—
ambos, es decir, una manzana de superficie. Dada la fertilidad diferen-
te de los suelos, los rendimientos soq distintos, y dado los distintos ni-
niveles tecnolÓQ:icos de las fuerzas productivas practicadas en las par-
celas de los campesinos de cada uno de los dos sectores, los gastos de
producción son diferentes. í^or otra parte, el precio por quintal seña-
lado en el cuadro que si^ue: Q.3.42, es decir, el correspondiente a los
campesinos poseedores de ¡as peores parcelas (sector C), difiere del se-
ñalado en la fuente utilizada. Se explica esta diferencia por el hecho de
que el precio anotado en la fuente corresponde al existente en el merca-
do nacional de pranos a la fecha de la investigación.
Según lo dicho anteriormente, los resultados que se observan son
estos:

CUADRO No. 16

PRECIO DE PRODUCCIÓN DE MAÍZ


EN 2 SECTORES DEL PARCELAMIENTO LA MAQUINA («^)

(año agrícola 1966)

Produc- Valor de la Precio de la


ción Capital Tasa producción producción
Sec- por man- inverti- de Total por qq. Total Por
tor zana: Q. do:Q. ganancia Q. Q. quintal

A 25.12 63.00 11% 69.93 2.78 85.91 3.42


C 19.43 60.00 11% 66.60 3.43 66.45 342
Total 44.55 123.00 - 136.53 — 152.36 —
Obsérvese que los rendimientos obtenidos por manzana de tierra
cultivada, indican una diferencia de 5.19 quintales; así como que el ca-
pital invertido en la producción apenas difiere en cantidades sensibles.
Obsérvese, además, que el valor de la producción total, igualmente, a-
penas muestra diferencias, y que sin embargo, el precio de producción
por quintal s/ es diferente: diferencia de Q.0.64 por quintal.
Así pues, los campesinos del sector C, explotadores de las peores
parcelas de tierra, no obtienen beneficio alguno, lo cual se corrobora con
lo indicado en la fuente consultada, en la que se anota que "encontra-
mos la gravísima situación de que en algunos sectores como el C y el
B, se vendió por debajo de los costos de producción" (en realidad, pre-
cios de producción), añadiéndose que si "agregáramos el valor que re-
presenta la renta de la tierra, las pérdidas aumentarían. (*^) Podemos

( ) Fuente utilizada: IIESO, 1968. cuadro 12. página 54. para estimación de producción
por manzana; cuadro i6. página 62. para capital invertido en la producción, en el en-
tendido de que cada manzana equivale a 6.25 cuerdas (cuerda: 1.600 varas cuadradas,
en esta zona), La estimación de la tasa de ganancia se hizo basándose en la informa-
ción dada sobre el precio de las parcelas: Q.600 00 cada una, de 28 manzanas de ex-
tensión.

( ) IIESO, 1968, páginas 61 y 64. Paréntesis y subrayados míos iHFA).

—123-
señalar, también, que los productores del sector A obtienen un benefi-
cio equivalente a22 8%, sobre el valor de su producción o, desde otro
ángulo de consideración, 36 6% más del capital invertido. Por otra
parte, el campesino Minifundista del sector C, no obtiene beneficio (va-
lor de producción: Q 66.6U/precio de
la producción y. 66. 45), obtenien-
do solamente el 10.7% más
del capital invertido. En otras palabras,
la transferencia de la plusvalía, se acumula entre los productores del
sector A.

La misma fuente indica, por otra parte, que los ingresos per capita
de los campesinos del sector B, son de Q. 122. 94 y los del sector C, de
Q.49.59, y que estos ingresos tienen un origen no-agrícola, equivalente
al 3% para los productores del sector A y 8% para los campesinos del
sector C. Los ingresos de origen agrícola, finalmente, representaron
el 97% y el 92%, para los productores de A y C, respectivamente. (^^)

La alusión que, en la cita precedente, se hace a los campesinos del


sector B, viene a confirmar, una vez más, lo que se anotó anteriormen-
te en relación a que los gastos de producción del peor de los terrenos
son los que determinan los precios de los productos agrícolas.
En este sector del parcelamiento (el B), las tierras son peores que
las del sector C: menos fértiles, más alejadas de los centros administra-
tivos y comerciales, menos comunicadas, etc. Veamos como se resuel-
ve el caso planteado con la consideración de la producción agrícola de
los campesinos de este sector en el mismo parcelamiento agrario:

CUADRO No. 17

PRECIO DE PRODUCCIÓN DE MAÍZ


EN 3 SECTORES DEL PARCELAMIENTO LA MAQUINA
(año agrícola 1966)

Produc- Valor de la Precio de la


ción Capital Tasa producción producción
Sec- por man- inverti- de total Por qq. Total Por qq.
tor zana: Q. do: Q. ganancia Q. Q. Q.
A 25.12 63.00 11% 69.93 2.78 85.65 3.41
C 19.43 60.00 11., 66.60 3.42 66.25 3.41
B 19.19 59.00 11 „ 65.49 341 65.43 3.41
Total 63.74 182.00 - 202.02 — 227.33 -
Fuente: la misma del cuadro i6.

Si los campesinos del sector C no obtenían renta alguna, por culti-


var los peores terrenos, en relación a la calidad de los terrenos del sec-
tor A (según lo anotado en el cuadro 16), ahora, según lo anotado en
este cuadro 17, puede comprobarse que, poniendo en explotación te-
rrenos "más malos que los peores del sector C" (es decir, los de los
campesinos del sector B), aquéllos sí obtienen, ahora, beneficio, en tan-

( ) IIESO, 1968, cuadro 21, páginas 78 y 93.

—124-
to que éstos, los del sector B, no lo obtienen por ser, de los tres, los
explotadores de los peores terrenos
Por otra parte puede constatarse que el productor del sector A, ob-
tiene un beneficio equivalente al 22.4% sobre el valor de la producción,
en tanto que los campesinos de los sectores C y B no lo obtienen:
-0.6% y -0.004% !

En cuanto al capital total invertido, el productor del sector A ob-


tiene un equivalente de 35.9% sobre el monto del capital total inverti-
do, en tanto que el Minifundista del sector C, solo obtiene el 10.4%, y
el del sector B, 10%.
¿Ayudan estas informaciones a aclarar el por qué de la "deserción
campesina" de La Máquina, en la producción y mercadeo del maíz ?

/) El precio del trigo.


En relación a la producción de trigo, otro de los productos básicos
de la economía mercantil campesina, la situación se presenta como si-
gue.
Se ha seleccionado a 3 productores: uno de ellos (aquél que en el
cuadro que sigue, número 18, aparece como productor de la región de
Chimaltenango), explota su empresa con técnicas modernas: mecaniza
las labores culturales, fertiliza sus plantaciones, comercia toda su pro-
ducción. Otro (el de San Marcos), es un campesino Minifundista del
Altiplano Volcánico-Occidental: parcela de ladera; labores culturales
manuales; abonos orgánicos; siembra parte de su parcela con maíz.
El tercero (Quezaltenango), es un productor medio, un campesino que
dedica toda la superficie de su parcela a la producción tritícola desti-
nándola al mercado. Dada la textura de los suelos de las parcelas de
tierra de cada región y la tecnología empleada por los diferentes pro-
ductores, los rendimientos por unidad de superficie cultivada, son dis-
tintos: más bajos en San Marcos, mayores en Chimaltenango. Véase:

CUADRO No. 18

PRECIO DE LA PRODUCCIÓN DEL TRIGO


EN 3 COMUNIDADES DEL OCCIDENTE DE GUATEMALA
(año agrícola 1966)
Produc- Valor de la Precio de ¡a
Pro- ción Capital Tasa producción producción
duc- por man- inverti- de Total Por qq. Total Porqq.
tor zana: Q. do: Q. ganancia ü. Q.
1 23.20 88.ia 4.4% 92.04 3.96 120.40 5.19
2 20.32 100.58 4.4,, 105.00 5.16 105.46 5.19
3 15.04 74.90 4.4 „ 78.19 5.19 78.06 5.19

Total 58.56 263.64 — 275.23 — 203.92 -


Nomenclatura de productor: i: Chimaltenango; 2: Quezaltenango; y 3 San Marcos.
Fuente: Flores Alvarado, H y otros, 1966. Rendimientos: cuadro N® 45 página 121. Esti-
mación de capital invertido basada en la información habida en el cuadro N° •)2,
página 141.

—125-
De acuerdo con el tipo de análisis hecho en relación a la informa-
ción de los cuadros anteriores, puede observarse que el productor que
mecaniza su producción (1: Chimaltenango), **recupera'* el 36.5% del
monto del capital total invertido, obteniendo una ganancia equivalen-
te a 31%. El campesino Minifundista que cultiva su parcela alternan-
do el trigo con el maíz (3: San Marcos), '"recupera" el 4.8% del capital
total invertido, obteniendo una ganancia equivalente al 0.4%. Final-
mente, el campesino de Ouezaltenango (N^ 3 del cuadro 18), "recupe-
ra" el 4.2% del capital invertido y no obtiene ganancia.

Acotaciones:
Los campesinos de las regiones aquí seiíalados, opinaron (^^)

Chimalte- Quezalte- San


nango nango Marcos
% % %
A) que los rendimientos se debieron a:
1: factores climáticos 12.3 48.4 35.1
2: ausencia de asistencia técnica 1.8 — 7.2
3: plagas — 0.7 3.6
4: calidad de semilla 4.6 2.7 10.8
conformes
5: 58.9 33.1 22.4
B) que la siembra de trigo se dificulta
por:
1: falta de asistencia técnica 2.6 3.9 12.9
2: falta de recursos 24.3 22.9 42.7
3: imposibilidad de mecanizar 2.6 1.3 2.8
4: falta de créditos 1.7 2.3 4.6
5: factores climáticos 2.6 2.7 4.6

En
estas condiciones, en las que los campesinos de San Marcos,
que pueden tomarse como muestra tipo de los Minifundistas del país,
sufren las inclemencias meteorológicas, sin mayor asistencia técnica ni
crediticia, cultivando con semillas no procesadas y limitando sus culti-
vos por falta de recursos económicos, por no poder mecanizar sus
plantaciones, etc., no es de extrañarse que su "renta" agrícola sea "ne-
gativa"

o-o-o

Así pues, los datos proporcionados permiten explicarse, entonces,


que el campesino, participando en el mercado, y no encontrando en él,
condiciones favorables de precio para sus productos (ya que estos pre-
cios están por debajo del valor de su producción) renuncie a producir
en estas condiciones desventajosas para él. En la medida en que se a-
centúa este proceso de "retracción" sobre su parcela, deja de ser un

(' ) Flores Alvarado, H. y otros, 1966, De a) cuadro N« ii, página 45 y de b) cuadro N°


23, página 56.

—126—
campesino «gricultor (productor de mercancías dentro de la economía
mercantil) para convertirse en un productor de artículos de consumo
personal. Dejará de ser un campesino puro, para convertirse en un campe-
sino que, dadas sus necesidades de dinero para adquirir losartículosque
é\ no produce, recurre a su contratación como asalariado, vendiendo la
mercancía que aún le queda: su fuerza de trabajo. Participa, pues, en
los mecanismos de una economía capitalista en tanto que campesino
proletarizado (empobrecido: arruinado).
El mecanismo de la participación mercantil que se ha señalado, se
complica más si se toman en consideración factores como la ubicación
de las parcelas de los campesinos en relación a los centros de mercadeo
(en este sentido, los gastos de producción incluyen, además, los fletes
pagados por el transporte).
Las circunstancias relacionadas con la inclinación de los suelos de
las parcelas, la erosión de la tierra o su textura; el tamaño de las par-
celas y su fragmentación en unidades dispersas; la tenencia de aperos y
utensilios de labranza no solo en número insuficiente y un buen estado,
sino acordes a las técnicas modernas de explotación agrícola, sin olvi-
dar, tampoco, los aspectos relacionados con la existencia de comer-
ciantes intermediarios, el costo de la vida, la variedad de sistemas de
medición y volumen de los productos, hacen más complejo el mecanis-
mo aquí esquematizado, pero la esencia prístina de el, así como el re-
sultado al que se llega, son los mismos.

que cada uno de estos factores tiene


El análisis de las incidencias
en proceso de la producción, la estimación de los gastes de produc-
el
ción y la fijación de los precios, no solo desborda los límites de la pre-
sente exposición, sino que la complicarían, sin cambiar su esencia, y sí
corriendo el riesgo de no poder asir con facilidad el hecho que para el
campesino significa su participación en el mercado interno, en las con-
diciones en las que fija el modo de producción capitalista imperante.

Todo ello significa, en otras palabras, que la apropiación de los


medios de producción de los campesinos y su expulsión del mercado de
la competencia de productos agrícolas, más evidentes en los momentos
de crisis económicas, representan, a su vez, la puesta a disposición del
capitalismo industrial, de una considerable cantidad de fuerza de tra-
bajo y de medios de producción y su contribución a la creación y man-
tenimiento de un mercado interior, siendo "de esta manera como los
medios de subsistencia de una gran parte de la población rural se en-
cuentran disponibles al mismo tiempo que ella y que deben figurar en
el futuro como elemento material del capital variable", es decir, el ca-
pital empleado en la compra de la fuerza de trabajo campesina. (")

Resumiendo, en términos de generalización, puede decirse que, en


cuanto a la situación que se le ofrece al campesino Minifundista en re-
lación al mercadeo de sus excedentes agrícolas, lo? aspectos más sobre-
salientes, son: »

1: la participación de numerosos intermediarios que, lógicamente,

(' ) Marx, K, El Capital, citado por Lenin.V, 1969, página 33.

-127-
especulan con los precios;
2: las constantes y marcadas ^uctuac/ones /za6/Jas en /os precios
pagados al productor directo por las instituciones (oficiales y
privadas) o personas particulares (intermediarios), que se be-
nefician con las ganancias sin participar directamente en la
producción;
3: falta de asistencia íéc mea relacionada con la información opor-
tuna que debiera recibir el campesino sobre la producción y co-
mercialización de los granos;
4: el mal estado, e insuficiencia o ausencia, de las vías de comuni-
cación, así como lo reducido del numero de tnedios utilizados
para el transporte;
5: la falta de uniformidad en relación a las medidas de peso utili-
zadas en el mercadeo de los productos: la fanega (equivalente a
150 libras), el quintal, la arroba (igual a 0.25 quintales);
6: insuñciencia e inadecuación áe las formas o facilidades físicas
de almacenamiento, que en no pocas ocasiones causa pérdidas
del producto en perjuicio del productor directo;
7: deficiencias en los métodos de clasificación, manipuleo, procesa-
miento y empaque de los productos agrícolas;
8: altas tasas impositivas fijadas en concepto de "derecho de pla-
za", o "derecho de piso";
9: precios elevados para el transporte de las mercaderías; y
10: ausencia de legislación adecuada sobre mercadeo, y la vigilan-
cia para el cumplimiento de lo establecido.

Estos aspectos que se perfilan en relación a la comercialización de


los productos agrícolas, se muestran agudizados no solo en lo concer-
niente a la comercialización agrícola en general, sino en más, en lo re-
ferente a los productos básicos como el maíz, el trigo, el frijol, las pa-
pas, y otros, en los que se cimenta la economía agrícola del campesino
Minifundista de Guatemala.
En estas condiciones de comercialización, el cultivo de un producto
comercializable, o con posibilidades de ser vertido en el mercado, no
siempre significa un saldo favorable en la balanza económica de los in-
gresos del campesino Minifundista, ya que las condiciones de la concu-
rrencia mercantil, lo reducen considerablemente a niveles frecuentes de
la sola recuperación de lo invertido en concepto de insumos (semilla
principalmente), proceso —éste- que conduce inevitablemente a un pro-
gresivo empobrecimiento del campesino Minifundista, y a colocarlo
en una situación dentro de la cual no tiene más alternativa que reti-
rar del mercado sus excedentes agrícolas y participar cada vez más
con más frecuencia en el mercado de la contratación de mano de obra
agrícola asalariada, lo que le permitirá mantenerse en posiciones de
equilibrio dentro de un cuadro de subsistencia más o menos asegurada.

2. La producción artesanal.

Su participación ocasional en el mercado, se acrecienta cuando

-128-
vierte pequeñas cantidades de algunos productos de fabricación domés-
tica, tales como artículos de cerámica (ollas, comales, jarros, tinajas),
cintas tfjidas con palma, empleadas posteriormente en la fabricación
de soml)rer()s; telas y tejidos, o bien (como una actividad artesanal
más especializada), artículos de talabartería, elaboración de calzado
rústico (caites, zapacaites), o muebles caseros, etc.

Aunque volumen de estas transacciones comerciales ha de tener-


el
se en cuenta cuando quiera estimarse el grado de su participación en el
panorama que ofrece la economía regional (campesina), su más impor-
tante rol se juega en el mercado de las relaciones sociales de produc-
ción, las cuales, si por un lado, lo obligaron a desatenderse progresi-
vamente de la actividad agrícola, por el otro lo relacionan directamen-
te con nuevas perspectivas de especialización tecnológica.

Ha de tenerse en cuenta que la participación del campesino Mini-


fundista en estas transacciones comerciales se hace cuando las condi-
ciones de su existencia lo obligan a buscar nuevas fuentes de aprovi^io-
namiento y que, mientras su parcela de tierra le proporcione U satis-
facción de sus mínimas necesidades (que no es el caso general observa-
do en Guatemala), su vinculación al mercado, a una economía moneta-
ria fluííia, no se producirá ni en esas condiciones ni con los resultadosde
iniciar, o acelerar, según sea el caso, el proceso de su incorporación de-
finitiva al modo de producción capitalista.

Por otra parte, a medida en que los rendimientos de la tierra se


manifiesten insuficientes para el sostenimiento familiar, o para parti-
cipar en el mercado, el campesino debe recurrir a la realización de acti-
vidades accesorias que le proporcionen el dinero que necesita para el
sostenimiento de la economía familiar.

Aquéllas actividades que anteriormente se realizaban para el con-


sumo familiar, se consideran, ahora, como una posible fuente de ingre
sos. Comienza, pues, a intentar suplir el déficit económico habido en
la economía familiar, con la fabricación de artículos artesanales desti-
nados al mercado. En otras palabras, su relación con el mercado ha
llegado a tal grado de dependencia, que suple su participación en la
concurrencia a través de un artículo, por su participación a través de
otro. La cestería, la fabricación de telas, la alfarería, la explotación
forestal (leña, sobre todo), o la carpintería rústica, adquieren una nue-
va dimensión y se convierten en actividades (extras), gentradoras de
ingresos. Veamos como se presenta este fenómeno.

a) La especialización del trabajo^


orientada hacia ¡a artesanía.

Según la región rural del país que se considere, y según aquéllas zo-
nas en donde las materias primas utilizadas estén más al alcance de
los campesinos, se desarrollan estas actividades "extras" y, pareja-
mente a la división del trabajo familiar en la que unos miembros se de-
dican a las actividades puramente agrícolas, y otros a las nuevas acti-
vidades artesanales, se observa, además, una "regionalización" de las
artesanías rurales.

-129-
Así, por ejemplo, los campesinos residentes en ía región oriental del
país (departamentos de Chiquimula o Jutiapa), se dedican a la fabri-
cación de artículos hechos de paítna: sombreros, cestos, etc.; aquéllos
del Altiplano-Central (Totonicapán), a la fabricación de telas, cerámi-
ca o mueblería rústica; los de Solóla (dentro de la región del mismo
ecosistema), a ¡a taita de ¡a grava volcánica, ff^ibricando "piedras de
moler", así como a la cerámica decorativa', en Quiche es la elaboración
de **cintas" de palma utilizadas, después, para la fabricación de som-
breros; en la zona de las Verapaces, la cerámica; los campesinos de la
parte norte del departamento de Quiche (municipios de Sacapulas, Ne-
bajf Joyabaj, y otros), a la extracción de sal; los de Chimaltenango,
sobre todo los de la aldea Xeabaj, municipio de Santa '^polonia, a la
explotación de canteras de cal; los de Quezaltenango (San Carlos Sija,
por ejemplo), a la confección de pantalones y caminas; en Huehucte-
nango (sobre todo en la jurisdicción de Chancol), a la producción de
derivados de leche de vaca y cabra: quesos; candelas de cebo y cera
en San Francisco El Alto (departamento de Totonicapán), teja y al-
gunos materiales deleznables empleados en la construcción {adobes),
en Parramos y El Tejar (Chimaltenango), panela y derivados de caña
de azúcar, entre los campesinos de las comunidades de la costa sur;
muebles de mimbre, entre los de San Juan Ostuncalco (Quezaltenan-
go); codelería y jarcia entre los de Santiago Atitlán o San Lucas Toli-
mán, departamento de Solóla, etc. etc.
La dedicación del campesino enfocada hacia la realización de estas
actividades secundarias, tiene gran significación desde el punto de vis-
ta de los efectos que se observan en cuanto a su posición social dentro
del proceso de diferenciación social. Y es así como, desde este punto
de consideración, al campesino dedicado a las actividades artesanales,
puede estudiárseles desde dos aspectos diferentes.

Por un lado, cuando se recurre (paulatinamente al principio y con


más asiduidad después), a la explotación artesanal como fuente e^tra
de ingresos, abandonando poco a poco su explotación agrícola, o bien
recurriendo, para ello, a la fuerza de trabajo de los miembros de su
familia. Por el otro, dedicándose completamente ala producción arte-
sanal. Veámoslos.

i: La artesanía como labor supletoria

En este sentido puede constatarse que, en la medida en que el cam-


pesino se dedique más y más a la producción artesanal, descuidará su
explotación agrícola y se arruinará en tanto que productor agrícola
directo. En tanto que productor, abandonará personalmente la agri-
cultura y (dedicándose exclusivamente a la producción artesanal),
alquilará mano de obra asalariada, sea para la totalidad de las labo-
res agrícolas, o bien solamente para aquéllas más pesadas. Sin embar-
go, conservará su parcela como último recurso, lo cual es muy signifi-
cativo considerado desde varios ángulos de vista, sobre todo desde el
económico, ya que su actitud sugiere, calladamente, que no confía ple-
namente en el éxito permanente de sus actividades artesanales.
Sin embargo, su participación en el mercado, hecha a través de la

—130-
venta de los artículos de fabricación doméstica artesanal, no es defini-
tiva. En la producción artesanal no puede, tampoco, competir con la
producción industrial, dado el bajo nivel tecnológico con que cuenta.
De manera que, pese a que estos artículos artesanales puedan encon-
trar al inicio un mercado más amplio que el de ios artículos agrícolas,
su actividad artesanal no será más qre una solución pasajera dada a
sus menesteres.

También aquí, en este campo de la actividad económica, se tropie-


za, con la competencia y volverá a pasar por las mismas etapas del
él,
proceso de "desalojo" del niercado por las que antes pasó en relación
a los productos agrícolas. Necesitará, para sus labores extras, cada
vez más de la colaboración de los miembros de su familia que antes
dedicaron su fuerza de trabajo a las faenas agrícolas; dejará de ser un
productor (artesanal), directo, dada su incapacidad económica para
adquirir las materias primas que necesita a precios favorables para
su producción, y se convertirá en un trabajador asalariado (a domici-
lio, o en talleres, no importa; la diferencia no señalaría más que mati-
ces de un mismo fenómeno).

Será un campesino que encontrará más ventajoso para su econo-


mía familiar minifundista, vender parte de su parcela, pues él solo ya
no puede cultivarla toda, o ya no produce lo suficiente, conservando
la mínima extensión para poder tener en ella su residencia, y algunos
metros cuadrados para dedicarlos al cultivo y, desprovisto totalmente
de sus medios de producción, se enganchará como jornalero (asalaria-
do), en las explotaciones agrícolas o artesanales locales, o irá a regio-
nes más Ifjanas.

Efectivamente, dado su nivel de desarrollo tecnológico, su compe-


tencia en el mercado se enfrentará con los mismos problemas que an-
teriormente tuvo en relación a los excedentes agrícolas, de suerte que,
irremisiblemente,^ con posterioridad, se enfrentará a esta alternativa:
o regresa a su antigua ocupación agrícola o se proletariza.
De esta manera, en las últimas etapas recorridas en el proceso de
su diferenciación social a través de la proletarización, hace frente a sus
necesidades de dinero vendiendo sus excedentes de fuerza de trabajo,
sus exedentes de tiempo, no sus excedentes de producción. Es decir,
en otras palabras, se empobrece en tanto que productor agrícola, o
artesanal, y se proletariza en tanto que campesino **liberado'* que ven-
de su fuerza de trabajo por un jornal, por un salario.
En este sentido, el campesino recorre un camino que podría esque-
matizarse así:

Campesino < Campesino


1: 2:
Minifundista > Minifundista-artesano

Campesino
> 3: c-
Jornalero

-131-
Sin embargo, su regreso a la producción agrícola no se verifica en
las mismas condiciones que anteriormente,
pues, en este sentido, vol-
verá en condiciones de "más atrasado", ya que el retroceso económico
siempre se acompaña de la ruina física (tanto de la tierra como de los
hombres), y el resultado observado en la economía campesina, es la
ruina del campesino en tanto que productor artesanal.
En resumen, su participación en la producción artesanal, (hecha a
expensas de sus actividades agrícolas,) no es más que ocasional, tem-
poral y destructiva de su economía familiar.
Véase, lo expuesto, en los resultados obtenidos de la consulta de
170 campesinos Jornaleros y 126 campesinos Minifundistas dedicados
a la producción artesanal, inquiridos sobre la simultaneidad de las
actividades agrícolas y artesanales domésticas: C^)

CUADRO No. 19
simultaneidad ^b actividades
agrícolas y artesanales domesticas
Campesinos Jornaleros
a: campesinos que antes de ser Jornaleros
se dedicaron a actividades artesanales: 113 66%
b: campesinos que antes de ser Jornaleros
se dedicaron a otras actividades (comer-
cio ambulante, por ejemplo) : 41 24%
c: campesinos Jornaleros no dedicados pre-
viamente a actividades artesanales :
_16^ 10%
Total , : 170 100%
Campesinos Minifundistas
d: campesinos dedicados simultáneamente
a actividades agrícolas y artesanales...: 54 43%
e. campesinos que se enganchan como Jor-
naleros : 72 57%
Total : 126 100%
f: campesinos que anteriormente se dedica-
ron a actividades artesanales o se en-
gancharon como Jornaleros (^) : 131 67%

(9) sobre un total de 195 encuestados.

Según esta información, el 66% de los campesinos se dedicó a ac-


tividades artesanales antes de convertirse en Jornaleros, en tanto que
solamente el 24% de ellos se dedicó a otras actividades no-agrícolas.

( ) Consulta hecha a los campesinos de las comunidades señaladas en la nota N" 39, de
este trabajo. Véase

-132-
Por otra parte, un reducido numero de campesinos-Jornaleros no '^pa-
saron" por esta etapa "de dedicación a actividades artesanales" (10%)
fin otra consideración, el 43% de los campesinos recurre tanto a
las actividades agrícolas como a las artesanales como medio de sub-
sistencia, en tanto que el 57% de estos campesinos-Minifundistas,
abandonan las actividades artesanales y se enganchan ci.mo Jorna-
leros.

En otras palabras, el abandono de las actividades agrícolas por


las actividades artesanales, es el paso previo (no general pero sí efec-
tuado por el 43% de los campesinos), dado hacia la contratación asa-
lariada (Jornaleros) abandonando las actividades artesanales.

2. La artesanía: factor d^ diferenciación social:

Por otra parte, en su búsqueda de ingresos monetarios, el campe-


sino dedicándose a la producción artesanal puede no solamente man-
tenerse en esta actividad sino, incluso, dedicándose por completo a
ella, alcanzar otros niveles dentro de su proceso de diferenciación so-
cial, sin proletarizarse.

En el campesino conserva su tierra y puede llegar a au-


este caso,
mentar extensión de su propiedad por compras hechas de las tierras
la
de los campesinos arruinados. No es raro observar que estos campe-
sinos dedicados "tiempo completo" a la producción artesanal, atien-
dan parcelas de tierra cada vez más extensas (propias o arrendadas)
y que las exploten con mano de obra agrícola asalariada pagada con
los beneficios obtenidos de su oficio artesanal.

La formación y consolidación de este grupo social (al que algunos


autores han llamado "Artesanos", considerándolos como pertenecien-
tes a una clase social distinta), es importante desde el punto de vista
de la formación de las relaciones de intereses de clase. Son ellos los
"gérmenes" de la burguesía (rural), íntimamente ligada a la exiota-
ción (mercantil) de la tierra y a! comercio regional, cuya tendencia
hacia la monopolización de los principales medios de producción les
proporciona una acumulación de poder (económico y soci?»!). cada vez
mayor. Sus vinculaciones con la agricultura los identificnn en los
primeros estadios de la formación de la burguesía agraria- mercantil,
y su control del comercio y la manufactura locales y regionales, con
los intereses de la burguesía de servidumbre económica.

Este grupo,el solo, es un conjunto social complejo, producto de


las mástípicas relaciones sociales del modo de producción capitalista;
sector en transición y dentro del cual se observan los "avances" hacia
la constitución de un sector, rural, de la burguesía.

En ellos, en tanto que productores, puede observarse una aplica-


ción sistemática de la división del trabajo, una transformación de la
técnica utilizada por el pequeño productor, una actuación en tanto
que "revendedores" que encargan a obreros asalariados, los aludidos
anteriormente, efectuar cierto número de operaciones de detalle en sus
propios talleres, o a domicilio, así como el establecimiento de grandes
talleres cuya organización interna descansa sobre la división del

-133-
trabajo; es decir, las características típicas y propias qne denancian la
presencia del proceso de formación de ia manufactura capitalista de u-
na naturaleza diferente. (^*)

b) Las labores artesanales y la descomposición


de la economía agrícola.
Es evidente que no solamente los campesinos Minifundistas se de-
dican a estas actividades "extraordinarias'\ ya que, como se señaló
anteriormente, en las regiones indicadas y en general en toda el área
rural de Guatemala, es sobre los campesinos sobre quienes se descarga
la mayor parte de la producción artesanal.

Sin embargo, el hecho al que aquí se desea llamar la atención, es


que, a medida en que los rendimientos agrícolas obtenidos de la tierra
se tornan insuficientes para el sostenimiento de la familia campesina
Minifundista; en la medida en que se reduce, relativamente, la produc-
ción de mercancías agrícolas y en la medida en que el campesino parti-
cipa en menor escala en el mercado, o en los momentos de crisis econó-
mica deja de hacerlo definitivamente, sus necesidades de dinero aumen-
tan y para obtenerlo debe, antes de proletarizarse, recurrir primero a
la colaboración de todos los brazos de la familia y, segundo, alternar
la producción agrícola con otras actividades no-agrícolas^ a fin de ob-
tener las cantidades de dinero que necesita para comprar en el mercado
los artículos de su consumición individual de los que él no es produc-
tor, o bien para adquirirlos artículos de consumición productiva de
los que, igualmente, tampoco es productor y que necesita para la rea-
lización de estas actividades **extras*'.

De cualquier modo, el hecho es que a medida en que se desarrolla la


economía mercantil, a medida en que se incorpora a la economía capi-
talista, las necesidades monetarias del campesino aumentan; necesita
más dinero, y para obtenerlo, debe dar máscantidad de trabajo a cam
bio de el, dedicándole más tiempo a las actividades artesanales que,
en un principio, son laa que se lo proporcionan.

A consecuencia de ello, descuida las actividades agrícolas de su pro-


pia explotación, de manera que aún por muy pequeña que sea esta,
su parcela llega a convertirse en **demasiado grande" para poder ex-
plotarla él solo. La situación la resuelve, o bien a través de la utiliza-
ción de la fuerza de trabajo de los miembros de su familia, su esposa y
sus hijos, necesarios e imprescindibles ahora y en estas circunstancias
para las actividades agrícolas, o por el desprendimiento de su parcela
(por venta o por expropiación), no quedándole finalmente más recur-
so,para obtener dinero, que su contratación asalariada.
Sin embargo, por irracionable que en estas circunstancias y condi-
ciones sea la explotación de su parcela, el campesino continua siéndole
fiel, ya que es allí, en "su parcela", el solo lugar donde él es el dueño
y
en donde no depende del patrón, y continúa explotándola con la ayu-

( ) Véase más detalles de este proceso de evolución en Marx, K., Le Capital. Livre troi-
sieme: X«proc«55M5 d'ensamble de la production capitaliste. Tomo III, Vol 8, Edi-
tions Sociales, France, 1967, páginas 318 a 320.

—134-
da que repreientan los brazos femeninos e infantiles.
Véase en el cuadro siguiente, lo señalado en relación a la propor-
ción de esta participación.

CUADRO No. 20

PARTICIPACIÓN DE LOS MIEMBROS


DE UNA FAMILIA CAMPESINA -MINIFUNDISTA
EN LAS LABORES AGRÍCOLAS Y ARTESANALES
(relación porcentual de labores)

Participación de;
ACTIVIDAD Jefe Esposa Otros(^) M.O.A.

LABORES agrícolas
1. Preparación de la tierra
a) con azadón o pica 10% — 10% 80%
b) arado "de sangre" 15,. 85..
Abono del terreno 10,. 20,. 70.. —
Siembra
a) del maíz io„ 20.. 60.. 10..
b) de la papa 10,. 20,. 60,. 10,.
c) del trigo 10., 50.. 40..
d) otros productos {'^^) 25.. 70,. 5.,
Limpia de las plantaciones
a) de maíz — 30.. 70..
b) de trigo 30.. 70.. I
Doblado de la caña de maíz — 50 „ 50 „ —
Cosecha
a) del maíz 10„ 40., 40..
b) del trigo 10.. 20.. 20 „ 50..
c) del frijol 50.. 50 „
d) de la papa 30,. 55., 15„
e) otros productos (*?'') 60.. 40.,
7. Otras actividades:
a) desgrane de maíz 60., 40..
b) aporreo del trigo — 40.. 60,. —
c) aporreo del frijol 60.. 40..
LABORES ARTESANALES
1. Compra de materiales 80,. 15.. 5.. -
2. Preparación de materiales
a) alfarería 80.. 10„ 10..
b) hilos 60,. 5,. 5„ 30.,
c) cestería 75 „ 5,. 10.. 10,.
d) cordelería y jarcia 80,. 10„ 10.. —
e) otros ('="?99)
60.. 10., 15.. 15„
(Signe )

-135-
(continuación )

3. Fabricación de productos
a) alfarería 80% 5% 15% %
b) tejidos 80,. 5,. 15., —
c) cestería 70.. 10.. 10., 10.
d) cordelería y jarcia 75.. 15„ 10.
e) otros (^999) 70., 10.. 10„ 10.
4. Confección de ropa
a) de mujer (fajas, etc.) __ 80.. 20„
b) de hombre (en general) 70.. 10,. 20.
c) camisas 80.. io„ 10,. —
d) pantalones 70,. 10„ 20.
e) otros (9999) 75,. io„ io„ 5.
5. Derivados de leche 70.. 20., 10.. —
6. Otras actividades(9'?99) 60.. 20„ 20„ —
C^) niños de 7 a 14 años
{°^) como habas, cucurbitáceas
frijol y
(000) como habas, cucurbitáceas, güisquiles, chile, etc.
(ooop) recuérdese las actividades señaladas en la sección 2 de este capítulo.
M.O.A. - mano de obra asalariada.

Fuente utilizada, la señalada en la nota 39.

3) Venta eventual de ¡a fuerza de trabajo


y el proceso de proletarización.
La contratación eventual (\^\ campesino Minifundista como traba-
jador asalariado se encuentra en parecidas circunstancias, pero su par-
ticipación en tanto que asalariado, lo coloca frente a situaciones de
clase más netamente definidas. A diferencia del compesino Jornalero
que tiene en esta forma de contratación su principal fuente de ingresos,
el Minifundista no se encuentra en las mismas condiciones de relacio-
nes clasistas que aquél que. dejando su lugar de origen, va a otras re-
giones contratado como trabajador asalariado.
En estas circunstancias, el campesino Minifundista se encuentra
frente a una situación de clase: aquél que emigra temporalmente de su
comunidad para trabajaren las grandes fincas, llena más esta condi-
ción que aquél que permanece en su lugar de origen y que trabaja co-
mo jornalero con los terratenientes de su propia comunidad. El Mini-
fundista, por así decirlo, siempre cstá volcado, o mirando hacia su par-
cela, y se "engancha" solamente cuando sus necesidades ingentes lo
impelen a ello o cuando, sus plantaciones aseguradas, se lo permiten
hacer; pero en la mayor parte de las veces y dentro de los límites geo-
gráficos de su comunidad (pocas veces fuera de ella), ''mantiene siem-
pre su calidad de agricultor y busca el trabajo asalariado solamen-
te cuando su '^milpa^' (parcela de tierra cultivada de maíz), ha sido a-
segurada".
En todo caso, su fuerza de trabajo no es pagada a más de Q.0.30
diarios (a veces, en algunas regiones de Huehuetenango por ejemplo,
hasta a Q. 0. 10!), incluyéndose el "6ast//77ento", es decir, una magra

-136-
ración de alimentos cocidos consistente en frijoles, tortillas de maíz y
chile. Si se indica un promedio de 30 días al año, como el período du-
rante el cual obtiene contratos esporádicos, podrá estimarse entonces,
que el monto de los ingresos monetarios que pudiera percibir por la
realización de tales actividades asalariadas, no representa mayor can-
tidad. La importancia del hecho no estriba entonces, en la cantidad
de los ingresos así obtenidos, sino en las relaciones sociales que implica
el hecho de realizarlo.
No obstante, el proceso de proletarización se inicia en estas situa-
ciones ocasionales en las que el Mmifundista se ve volcado sin él que-
rerlo. Este proceso se verá acelerado en la medida en que el mercado
de productos llegados del exterior vaya suplantando al de los produc-
tos locales, tal el caso, por ejemplo, del mercado de Santa María Chi-
quimula, departamento de Totonicapán, donde los comerciantes forá-
neos vierten cada vez cuatro camionadas de maíz, lo cual hace al lugar
un pueblo importador de productos básicos. (^*)
Por otra parte, en la medida en que el valor del producto de su
trabajo se vea menos demandado que su fuerza de trabajo o en las
condiciones en que los precios de los productos agrícolas en el mercado
sean inferiores a los de los productos que él desee invertir allí en tanto
que productor directo; su proletarización se acentuará, y dicho proce-
so se mostrará más evidente en la medida en que disminuya el rendi-
miento de su parcela; en tanto que él continúe siendo un campesino
productor de artículos de consumo y no un productor de artículos co-
mercializables; o bien: en la medida en que continué siendo un agricul-
tor productor de artículos de valor de uso y no un campesino produc-
tor de artículos diversos de valor de cambio.

A nivel individual, el proceso podrá medirse con estos síntomas d^


cambio económico-social, pero a nivel colectivo, comunal, a nivel de lo-
calidad o de región, el proceso no podrá identificarse únicamente por
ellos, por insuficientes, sino a través de las formas como se manifies-
tan los movimientos de organización social.

En este sentido, aquéllas organizaciones a las que antes se hizo


mención (las cofradías o la de los Principales), cobran, en la actuali-
dad, una dimensión diferente y de alcances previsibles solo desde el
punto de vista del descontento que priva en el medio rural. Los miem-
bros activos de las filiales de los partidos políticos (cuando las hay y,
generalmente, estas "oficinas" filiales solo se instalan durante los pe-
ríodos previos a los eventos electorales), no alcanzan a comprender el
significado de la situación que prevalece en el campo.

La demagogia se enfoca únicamente al problema de la escasez de


tierra, y aún entonces, la esencia del problema no se capta, y aunque
los miembros de las otras instituciones tampoco lo hagan (posiblemen-
te por tener más objetividad sobre el verdadero planteamiento que ha
de darse al problema), la labor subterránea que se realiza es más eficaz
y mas positiva, desde el punto de vista de lograr canalizar hacia reali-
dades concretas la inconformidad existente.

(' ) Herbert, J.-L., 1969, página 16.

-137-
**
estructura mental que refleja una estructura económica
basada sobré la expropiación del suelo y la riqueza Allí se origina
un sin número de conflictos con los secretarios de alcaldía, los maes-
tros, las enfermeras, los sacerdotes, la resistencia a los censos, a los
técnicos del ministerio, a la justicia departamental, y explica así mis-
mo la abstención política. En una estructura de poder de la riqueza,
basada sobre el monopolio (de los medios de producción), de unos y la
explotación de otros, la discriminación inscrita en el sistema y también
las ideologías, hacen que esta conducta no solamente sea lógica, sino
también adecuada (y) por esta razón la abstención electoral no de-
muestra ^'ignorancia" o falta de civismo como lo rezan los partidos
políticos aún progresistas, de la misma manera que la tendencia a aco-
ger los gobiernos fuertes y personales no significa una tendencia inna-
ta hacia la reacción y el conservatismo, sino apego hacia la unidad
que, además de origen lejano, es principio de sobrevivencia **
(^^)

o-o-o

La
participación del campesino Minifundista en el mercado signifi-
ca, pues, elrompimiento paulatino con su comunidad, manifiesto pa-
ralelo, con una relación progresiva de dependencia con el exterior, pro-
ceso iniciado desde la colonización (española), desarrollado a fines del
siglo pasado y acelerado en nuestros días.

La
participación del campesino en el proceso de la producción agrí-
cola, deGuatemala, en tanto que fuerza de trabajo asalariada, se ha
visto aumentada considerablemente en los últimos treinta años, como
lo prueba el número cada vez mayor de Jornaleros empleados en las
empresas agrícolas. Algunos autores explican este hecho como la con-
secuencia del aparecimiento de nuevas fuentes de trabajo, al ser dedi-
cadas a la explotación agrícola superficies que otrora se mantenían
ociosas, otros (sobre todo las fuentes oficiales) dan como explicación
al fenómeno, el aumento demográfico observado en los últimos años.

En el aumento de la participación del campesino en el vo-


realidad,
lumen de producción nacional, hecha a través de su contratación a-
la
salariada, no es producto de "explosiones demográficas", ni resultado
de la apertura de nuevas fuentes de trabajo. Su creciente número es el
resultado necesario del proceso de desarrollo de la economía capitalis-
ta que priva al campesino de sus medios de producción, y lo compele a
situaciones de acelerado empobrecimiento que finaliza en su total rui-
na como productor agrícola directo y produce, como resultado final,
su proletarización como trabajador agrícola asalariado.

El productor agrícola autosuficiente, la comunidad rural autosu-


ficiente,no son más que referencias históricas lejanas: el maíz primero,
luego el trigo, después el café y posteriormente el algodón y otros pro-
ductos, se han dilatado y han roto los límites comunales regiona-
les nacionales

( ) Herbert, J -L , 1969, páginas 26 y 28. Paréntesis míos (HFA).

-138-
Por una parte, su progresiva dependencia del mercado, le exige ca-
da vez más productos y se traduce en menos reservas familiares y, por
la otra, aunque su ingreso monetario aumenta progresivamente, sn
pauperización se acelera a ritmo más rápido que aquél. Su tecnología
agrícola, desarrollándose a un ritmo desigual al desarrollo del mo-
do de producción imperante, no aumenta los rendimientos obtenidos
de explotación agrícola de su parcela de tierra, y la concurrencia en
la
el mercado se torna insostenible. Bspiral viciosa que lo aleja del cen-
tro de su comunidad relacionándolo cada vez más con los grupos so-
ciales que, en posiciones de explotación de clase, lodominan a través de
relaciones de producción traducidas en ausencia de tierras para traba-
jar, concesión de aquéllas que ofrecen las menores posibilidades para el
cultivo, formas de arrendamientf) onerosas para su economía, sea por la
apropiación directa de sus productos o por su explotación como traba-
jador asalariado, pero en todo caso por la apropiación de la plusvalía
creada por él, precios arbitrarios por sus productos agrícolas volcados
en el mercado, e, incluso, discriminación social revestida ora de se-
paración de clases, ora de abierta actitud discriminativa racial.

o-o-o

—139-
Capítulo 5
LOS CAMPESINOS JORNALEROS

I. Su nominación

La capa social de la clase campesina que aquí se identifica como


Jorna/eros, comprende a aquellos campesino! que, como medio para
obtener su principal fuente de recursos monetarios, desempeñan, pe-
riódica y temporil Imente, actividades asalariadas en las explotaciones
agrícolas del país.

Aunque desde punto de vista de su relación con la explotación


el
agrícola de la podrían str considerados dentro de la otra capa
tierra
social que se denominó Minifundistas, la diferencia fundamental que
hade señalarse entre ellos está ubicada, principalmente, en relación
al grado alcanzado dentro del proceso de diferenciación social y a su
nivel de proletarización. En este sentido su identificación, diferenciada
de la otra capa social de la clase campesina, debe hacerse en función
de características vinculadas con las relaciones sociales y con el mo-
do de producción dentro del que actúan.
El término ^'jornalero" es empleado en Guatemala para designar
principalmente a aquellos trabajadores agrícolas que desempefían tem-
poralmente actividades relacionadas con la cosecha de los productos
agrícolas cultivados en las fincas cafetaleras, algodoneras, y otras.
También se designa con este nombre a los trabajadores que desem-
peñan actividades "por jornal", es decir, *'por una jornada" (un día
de trabajo), y, en general a todas aquellas personas que, sin tener un
contrato de trabajo que estipule devengar un salario periódico fijo,
devengan un ••jornal" por la realización de un trabajo cualquiera, sea
éste desarrollado en una actividad agrícola o nó.

En todo caso, jornal se le llama al trabajo efectuado durante un


día, es decir, al trabajo de una jornada, pero también designa al sa-
lario devengado por tal actividad; sin embargo, esencialmente, el
••jornalero" es un campesino asalariado que trabaja por temporadas.

En este trabajo, pese a que con frecuencia se le da al término ''jor-


nalero" giros peyorativos, no se pretende nominar de otro modo a
estos trabajadores para no caer en el prurito ''neologista" de aquéllos
especialistas amantes de acuñar palabras nuevas. Jornalero es un
término conocido en el ámbito rural del país y el más usado para de-
signar a este tipo de trabajadores, aunque los términos de **mozo^\
*'p€Ón*\ ** trabajadora^ o ** cuadrillero^^ le sean sinónimos. Así se de-
signan ellos (los trabajadores) y así los designan los empresarios agrí-
colas que los contratan. Por otra parte, aunque entre los trabajado-
res el término no indica más que el tipo de actividades desarrolladas,
o más bien, las circunstancias dentro de las cuales realizan estas acti-
vidades, sin ninguna connotación ajena, en el ambiente de los miembros
de la clase burguesa y sobre todo en el de los empresarios agrícolas,
tal denominación, por el contrario, a la vez que señala una condición

-141-
contractual con el trabajador, comprende también un significado se-
paratista (de clase), discriminatorio (económico) y de superioridad
(racial), dado el hecho de que la mayoría de los Jornaleros son traba-
jadores que, somáticamente, denuncian una directa y marcada ascen-
dencia maya-quiché.
Así pues, el término Jornaleros empleado para nominar a los
miembros que conforman esta capa social,no solamente tiene la fina-
lidad de la identificación objetiva e inmediata del tipo de actividades
a las cuales se hace referencia sino, a la vez, persigue la de la ubicación
especial de un tipo de trabajadores dentro de la estructura social gua-
temalteca. En otras palabras, designa e identifica a los trabajadores
campesinos cuya característica piístina es la de devengar un salario a
cambio de la venta, periódica y temporal, de su fuerza de trabajo al
desempeñar actividades agrícolas.

2. Su Tesidencia
A los Jornaleros se lea ubica residiendo en toda la república; tanto
en las zonas rurales (caseríos, villoríos, aldeas y pequeños poblados
formados al rededor de las empresas agrícolas importantes), como en
las zonas urbanizadas de las cabeceras municipales y departamentales.
También puede localizárselos en la capital de la república, es decir,
localizar trabajadores que así mismos se llamen ''jornaleros" y que
por la venta de su fuerza de trabajo devenguen un jornal; pero la refe-
rencia hecha aquí, hace designación específica a los trabajadores cam-
pesinos, residentes habituales de las zonas rurales y de los poblados
parcialmente urbanizados del país.

Sin embargo, debe aclararse, tal separación no se hace en función


déla residencia (urbana o rural) del trabajador, sino en función del
tipo de relaciones de producción que se establecen entre el trabajador
asalariado y el patrón poseedor de los medios de producción; al rol
que desempeñan dentro del proceso de la producción agrícola, así como
al cuadro del modo de producción dominante dentro del cual se en-
cuentran engarzados.

Aunque desde elpunto de vista de la explotación agrícola, la ma-


yor parte de ellos comprenda a campesinos productores directos que
trabajan las pequeñas parcelas de tierra, según las formas de produc-
ción características a los Minifundistas, siendo propietarios, arrenda-
tarios o usufructuarios de la tierra en cualquiera de las formas ante-
riormente señaladas, se observa que, frecuentemente la pequeña parcela
de tierra poseída es utilizada, principalmente, como el lugar en donde
está construida su vivienda.

Este terreno, de ninguna manera representa, sea por su tamaño o


por el uso que se le de dentro de su economía familiar, la tierra labora-
ble y explotada agrícolamente con la cual puedan contar como la fuen-
te de sus recursos, como el medio de vida más importante del cual pue-
dan disponer suficientemente para su subsistencia, ya que la principal
fuente de aquéllos y la base primordial de ésta, es el salario que de-
vengan como trabajadores Jornaleros agrícolas. La parcela de tierra
poseída representa, al igual que entre los campesinos Minifundistas,

-142—
sobre todo el lazo de unión a su comunidad, no un bien económico de
producción, o un valor inmueble que pueda llej^ar a ser considerado
como mercancía, sino un bien de uso, un bien de consumo, un vínculo
vernáculo: su lugar de residencia.
En este sentido, el Jornalf ro que no es propietario de algún pedazo
de tierra, resuelve este problema residencial acudiendo a una de estas
tres formas:

a) o bien arrienda alguna extensión de tierra que le servirá para


los fines antes indicados;
b) o alquila, generalmente en el área rural, una vivienda o única-
mente una habitación para él, y su familia en el caso de ser
casado, o
c) vive con algún familiar o amigo, a quién retribuye el servicio
de alojamiento proporcionado, sea con ayuda en las labores
culturales u otras, o bien entregándole parte del salario que
devenga, lo cual, en otros términos, no es sino una manera me-
nos gravosa de pagar alquiler.

Veamos con más detalle estas características.

a) La parcela-vivienda.

En el primero de los casos, la tierra arrendada casi nunca es mayor


a 5 cuerdas (0.22 hectáreas), y generalmente la alquila a algún pro-
pietario lugareño con quien acuerda el pago del precio del arriendo
sea en especie (entregándole parte de la ínfima cosecha agrícola que
recoge), o en dinero (generalmente Q. 1.00 anual por cuerda), o en
trabajo (estando a la disposición del dueño para cuando él necesite
mano de obra), en cuyo caso es común que reciba un tercio del monto
del salario corriente, o prestándole los servicios de guardián de las tie-
rras, del ganado, u otros.

b) La habitación— vivienda.
En la segunda de las posibilidades antes señaladas (Jornalero que
alquila una habitación), su situación se caracteriza primordialmente
por la inestabilidad domiciliaria y porque, generalmente, alquila cerca
del lugar donde trabaja durante ese período de contratación asala-
riada.

Su inestabilidad domicialiaria se explica por razones vinculadas


con las posibilidades de contratación que se le ofrezcan durante perío-
dos cortos de tiempo en uno u otro lugar, de manera que, lógicamen-
te, buscará vivienda lo más cerca posible del lugar donde trabaja.

La disponibilidad de vivienda alquilada es rara en las áreas semi—


urbanas del país y, cuando la hay a disposición del Jornalero, casi
siempre está ubicada en los lugares donde, improvisadamente y con
materiales deleznables, han sido construidas habitaciones reducidas,
sin servicios de higiene y drenaje y hacinadas con numerosas habita-
ciones similares que son ocupadas por individuos de otras capas
sociales.

El Jornalero que habita en estos lugares, generalmente llamados

—143-
**mesones'\ se encuentra, desde el punto de vista del proceso de su di-
ferenciación social habido como resultado de su gradual proletariza-
ción, casi en el grado de un auténtico Obrero-agrícola, u Obrero-indus-
trial, y si no lo es, es principalmente porque, dado su bajo nivel de es-
pecialización (comparado con el de éstos), el mercado capitalista de la
fuerza de trabajo no está en capacidad de absorberlo totalmente como
mano de obra asalariada y, no ha encontrado la posibilidad de ser
contratado por períodos prolongados, en las empresas agrícolas o in-
dustriales. Por otra parte, todavía se encuentra fuertemente atado
por estrechos vínculos a la familia que aún reside en el campo, tiene
muchas deudas contraídas anteriormente por diversas razones y, so-
bre todo, no tiene suficientes conocimientos y preparación para activi-
dades distintas de las faenas estrictamente agrícolas.
El Jornalero que vive en estas condiciones, es aquél cuyo tiempo de
trabajo asalariado generalmente ocupa la mayor parte del año y pue-
de disponer de ur? ingreso relativamente constante, sea trabajando en
actividades agrícolas o bien en labores de tipo artesanal o manufactu-
rero que no requieren mayor especialización.

Por otra parte,este tipo de campesinos Jornaleros se ubica con


más frecuencia en los lugares del país donde la pequeña industria arte-
sanal (Totonicapán, Quezaltenango, Solóla, San iVIarcos, Chiquimula,
Jutiapa, Izabal o Escuintla, por ejemplo), diversos tipos de activida-
des de la construcción (caminos, obras públicas), o zonas de explota-
ciones minerales (Huehuetenango o Izabal, por ejemplo), los emplean
para actividades secundarias que no requieren mayor especialización,
o zonas agrícolas de producción diversificada, tales como las ubicadas
en Guatemala, Quezaltenango, Coatepeque, la zona nor-oriente, Cobán
o Huehuetenango, para no citar más que algunas, que requieren y con-
tratan mano de obra asalariada casi todo el tiempo del año.

c) La habitación con familiares.

El caso del Jornalero que vive en compañía de algún familiar o a-


migo, casi no se distingue del anterior en cuanto a su localización geo-
gráfica. Sin embargo, la forma de pago del alojamiento que se le pro-
porciona incluye su participación en las actividades agrícolas o arte-
sanales, realizadas por el familiar o amigo, o bien entregándoles su-
mas de dinero que, en ningún caso, representan grandes cantidades da-
das como pago del alquiler.

3. El campesino Jornalero y la tierra.

a) La posesión agraria dentro del proceso


de diferenciación social.

Se ha apuntado anteriormente, que algunos Jornaleros son propie-


pequeñas parcelas de tierra
tarios, arrendatarios o usufructuarios de
que explotan cultivándolas con productos agrícolas básicos.
Ahora bien, desde el punto de vista de la posesión de la tierra, es-
tos campesinos Jornaleros propietarios o arrendatarios de parcelas de
tierra, pueden ser agricultores minifundistas^ y generalmente lo son,

—144—
y por eso con frecuencia se les confunde con ellos.
Sin embargo, la característica fundamental que los diferencia ei
que los Minifundistas se dedican principalmente a cultivar la tierra y
que, aunque en algunas ocasiones trabajan en su hogar en actividades
de tipo artesanal o manufacturero, raramente se "enganchan" como
"jornaleros agrícolas" o, por lo menos, no cuentan con ello como su
fuente principal de ingresos para su subsistencia. Los Jornaleros, al
contrario, sobre todo son "jornaleros" y secundariamente se dedican
a cultivar para sí parcelas de tierra cuyo producto es destinado para
su consumo familiar.

Es decir, el proceso de relación es inverso: lo que caracteriza a unos


no fundamental en los otros y aunque en la mayoría de los casos
es
ambos practican actividades agrícolas o nó agrícolas, lo importante
de señalar es el papel desempeñado dentro del proceso de la producción,
su ubicación dentro del proceso de diferenciación social y las relaciones
de producción que establecen dentro del ámbito dentro del cual se mue-
ven.

Minifundistas, dentro de las características de clase que se vienen


señalando, es el nombre que se dio a los campesinos que, desde el punto
de vista de la tecnología, es decir, de los medios de producción, practi-
can un tipo determinado de explotación y que se mueven dentro del
marco determinado del modo de producción de la economía de típica
producción mercantil. Las diferentes formas de posesión de parcelas
de tierra de reducida extensión son, para ellos, una característica que
sumada al tipo de explotación practicado y al modo de producción
predominante, es fundamental.
Para los Jornaleros, considerados como capa social de la clase de
los campesinos, estos hechos no lo son en la misma dimensión. Los
Jornaleros, en tanto que explotadores de pequeñas parcelas de tierra,
son minifundistas, pero el ámbito de sus actividades desarrolladas den-
tro del proceso de la producción no es el del tipo mercantil, específico
de los Minifundistas considerados también, ellos, como miembros de
una capa social, sino el de un marco de relaciones de producción típica-
mente capitalistas.

La distinción debe quedar bien establecida y clara. Por ello, cuan-


do que los Jornaleros "son minifundistas" se hace referencia a
se dice
la extensión de la tierra que cultivan, en tanto que los Minifundistas,
como capa social, son cíimpesinos en quienes, a pesar de que en algu-
nas ocasiones tengan extensiones de tierra mayores a las que pudieran
poseer los Jornaleros, su sistema de explotación agrícola-económica es-
tá ubicado especialmente según las características de una economía
mercantil.

b) La propiedad agraria
Los Jornaleros que son propietarios de alguna parcela de tierra, lo
son generalmente por haberla heredado. Durante una investigación
efectuada en la región nor-occidental de Guatemala, (^^) se observó que

( ) Flores Alvarado. H, y otros, 1966, página 25 y siguientes.

-145-
el 29.68% de
la tierra explotada por los campesinos, fue habida por he-
renciay que de estos propietarios, el 43.5% tenía parcelas de tierra
menores de 5 cuerdas (0.22 hectáreas). El resto: 70.32%, la había com-
prado y poseía parcelas de tierras mayores a veces, de hasta 35 cuer-
das (1.5 hectáreas).

Sin embargo, y como en ésa ocasión quedó aclarado, los índices


porcentuales no reflejan exactamente la forma específica que reviste en
el área rural de Guatemala, el cambio de propietario de las parcelas de
tierra. Esto es así, por la forma, harto difundida, practicada entre los
campesinos, en el sentido de hacer aparecer como compra el traspaso
(realmente hereditario), de una parcela del padre, al hijo; o bien, en o-
tra modalidad consistente en declarar legalmente la operación compra-
venta, cuando en realidad el precio de la parcela de tierra así **vendi-
da" no es pagado en dinero efectivo, o su equivalente en otro valor, si-
no simbólicamente, o adquiriendo el compromiso oral de velar por la
salud y el bienestar del padre.

Esta práctica obedece a varias razones. Una de ellas es que las


heredades paternas generalmente son muy reducidas y los miembros
de la familia muy numerosos, y cuando la repartición de la tierra del
padre se hace entre la totalidad de los miembros de la familia, e¡ mini-
fundio "se minifvndiza^* más aún, quedando la tierra dividida en par-
celas de extensión muy pequeña, o bien, muy distantes de aquéllas que
sirven de residencia permanente o de actividades culturales al hereda-
do. Lo más frecuente, en estos casos, es que, una vez hecha oralmente
la repartición de la tierra, uno de los herederos "compre" las porciones
del otro o la totalidad cuíindo la extensión es muy reducida, haciendo
aparecer el traspaso hereditario como una compra. Desde el punto de
vista legal, esta torma de transacciones tiene una motivación podero-
sa, pues obedece a la razón de pagar menos impuestos cuando el tras-
paso se hace por compra que cuando se efectúa por herencia.

Así pues, el Jornalero propietario de alguna extensión de tierra, lle-


ga a serlo, en la mayoría de las veces, a través del patrimonio hereda-
do, y raras veces por la compra efectiva del terreno.

Cualquiera que sea la forma por medio de la cual llegó a ser pro-
pietario,el campesino Jornalero utiliza este pedazo de tierra principal-
mente para construir allí su vivienda y tener un lugar fijo para su resi-
dencia. Como generalmente la extensión adquirida es de un promedio
de 3 cuerdas (0.13 hectáreas), el terreno no utilizado para este fin, se
destina para corrales de animales o para el cultivo de productos agrí-
colas como maíz, frijol, trigo, papas, habas, o verduras si las condicio-
nes y posibilidades de irrigación lo permiten.

Las técnicas agrícolas empleadas en las labores culturales, son


prácticamente las mismas empleadas por los Minifundistas, pero gene-
ralmente, estas actividades agrícolas no constituyen la fuente princi-
pal de provisión de productos para la alimentación total familiar, sien-
do sobre todo, una forma de "pasar el tiempo" o de "esperar para ba-
jar a la costa", según la expresión popular, es decir, mientras no haya
posibilidades de contratación asalariada.

—146-
Por otra parte, las parcelas de tierra propiedad de los Jornaleros,
se ubican en los sectores marginales de los poblados urbanos o semi-
tirbanos del país, o bien en aquéllas zonas de la región cujms tierras
tíán no han sido acaparadas por los grandes propietarios terratenien-
tes, es decir, se ubican en las zonas en donde los terrenos son montaño-
sos, sobre las laderas con inclinaciones pronunciadas, o en las zonas a-
lejadas de las vías de comunicación, características que tipifican a las
peores parcelas de tierra, y que, como se vio, son también las caracte-
rísticas típicas de las explotaciones agrícolas poseídas por los campe-
sinos Minifuadistas.

c) Otras formas de posesión agraria.

Es evidente que no todos los Jornaleros son propietarios de parce


las de tierra,aun por muy pequeñas que éstas sean. En este sentido,
en investigación efectuada por el autor, (^') los Jornaleros encuestados
respondieron:

ser propietarios 96.1%


ser arrendatarios 8.3%
ser usufructuarios 0.1%
Total 100.0%

Los campesinos arrendatarios de parcelas de tierra, poseían un pro-


medio de 3.5 cuerdas; pagaban el precio del arrendamiento en dinero a
razón de Q.1.00 oromedio anual la cuerda de terreno (el 18.6% pagó
el precio en trabajo y no se registraron casos de pago en productos);
el 86% de ellos había arrendado la misma parcela de tierra desde hacía
7 años o más y el 3% desde hacía 6 años (el resto no precisó).
Todos cultivaban el complejo agrícola antes señalado: maíz/otros-pro-
ductos finalmente, su equipo de utensilios (medios de producción), se
y,
reducía a 2 machetes, 1 pala, 1 pica y 1 azadón.

Los campesinos Jornaleros usufructuarios, lo fueron principalmen-


te de tierras municipales y las recibieron en las formas antes indicadas.
i

(") Flores Ahairado, H., 1961, página 31.

--147-
Capítulo 6
EL PROCESO DE PROLETARIZACION
1. Ocupación y desocupación.
Independientemente de la relación de residencia y posesión agra-
ria, pero desde luego estrechamente ligada con ellas, otra de las carac-
terísticas que pueden identificar a los campesinos Jornaleros es su
grado de ocupación y desocupación.
Generalmente estos campesinos no devengan un salarario (jornal),
todos los días del año. Las épocas de mayor ocupación asalariada
son aquéllas durante las cuales se preparan los terrenos dedicados a
las siembras, en algunas ocasiones durante la época de las siembras
mismas, así como durante las épocas de limpia de las plantaciones
(en el caso del maíz, el trigo, el café, el algodón, etc.) y durante las de
la cosecha de estos productos. En los intervalos habidos entre cada
una de estas actividades realizadas en las plantaciones de las empresas
agrícolas que los contratan, el Jornalero es un campesino desocupado
y es entonces cuando su fuerza de trabajo se vuelca sobre su pequeña
parcela de tierra cultivada principalmente de maíz.

Los resultados de una investigación de campo, ('^) arrojaron un


promedio de 170 días durante los cuales los Jornaleros realizaron
actividades, culturales o nó, pero asalariadas, y 40 días dedicados a
trabajos efectuados en sus parcelas; es decir, 46% del tiempo anual
dedicado a trabajos asalariados, y 11% dedicado a actividades efec-
tuadas en sus parcelas particulares.
En otras consideraciones, durante el 43% del tiempo anual, es de-
cir: 155 días al año, el campesino Jornalero es un desocupado
Sin embargo, esta desocupación no debe tomarse en el sentido literal
de la palabra. Son desocupados en relación a las actividades agrícolas,
puesto que, por otra parte, durante el tiempo que no son contratados
para realizar estas labores, su fuerza de trabajo, en tanto que mano
de obra asalariada, no es ocupada en el mercado laboral o porque no
se dedican a actividades, igualmente agrícolas pero no asalariadas,
realizadas en las parcelas de tierra que poseen. Sin embargo, el cam-
pesino Jornalero se dedica entonces a actividades secundarias, a tra-
bajos extras realizados domésticamente, tales como, principalmente,
la alfarería, la cordelería, la cestería, y otras.
Tales actividades, empero, en ningún caso representan la total
ocupación de su tiempo a causa de su reducida capacidad para invertir
el capital suficiente en la compra de materias primas, ni tampoco sig-
nifican una fuente importante de ingresos.

En otras ocasiones, durante los días del año durante los que no es
contratado, el Jornalero se dedica al comercio de productos agrícolas

(78\
) Flores Al varado, H., igfii, página 96 y siguientes.
9

—149—
(sobre todo granos), o productos textiles (telas de confección domesti-
ca e industrial), vendiéndolos en los mercados de la región.
Esas actividades comerciales, a las que se dedica el 27.8% de los
Jornaleros, C^^) les proporciona algunos márgenes de ganancia: Q.0.62
promedio diario durante un período (igualmente promedio) de 40 días
al año. (^) Es evidente que el ejercicio de tales actividades, indepen-
dientemente del hecho de que lo vinculan directamente con los mecanis-
mos de una economía de cambio, no significan para el campesino Jor-
nalero un fuerte ingreso monetario, pero, desde el punto de vista del
proceso de diferenciación social, son muy significativas pues, como re-
sultado de ellas, el campesino Jornalero rompe más la relación que lo
une a la tierra y a su comunidad, ya que ha de desplazarse dentro de
áreas más amplias y ausentarse de su residencia por períodos de tiem-
po largos, haciendo así, más complejo el campo de sus actividades eco-
nómicas y el de sus relaciones sociales de producción.
Por otra parte, las actividades extraordinarias (artesanales), que
los Jornaleros realizan durante los períodos de no-contratación asala-
riada, o no-agrícolas domésticas, tampoco le representan fuertes in-
gresos monetarios.
Casi la totalidad de los campesinos Jornaleros: el 81.6%, según
los resultados obtenidos de la investigación citada, realiza estas acti-
vidades con la ayuda que significan para él y su economía de produc-
ción, la fuerza de trabajo de su esposa e hijos. Vendiendo estos pro-
ductos directamente al consumidor, en ocasión de la celebración de los
días de mercado efectuados en las plazas de las cabeceras municipales
regionales, sus "ganancias" apenas llegan a la cantidad de Q.9.00
(anuales) en el caso de la fabricación de textiles (gtiipiles, fajas, coto-
nes, tocoyales, delantales, etc. o de Q. 13.00 (igualmente anuales), en el
caso de la producción alfarera. (^^)
En todo
caso, sea una u otra la actividad extraordinaria a la que
se dedica durante los períodos de "desocupación agrícola", la aban-
dona cuando se le presenta la oportunidad de desempeñar algún tra-
bajo asalariado y es por esto, considerado desde este ángulo, que el
Jornalero es un trabajador que encuentra en el mercado de la fuerza
de trabajo su prístina condición de campesino proletarizado.
Dada la situación de explotación en la cual se encuentra como con-
secuencia de las relaciones de producción imperantes, sin suficiente
tierra en posesión para trabajarla en provecho propio y sin mayores
incentivos sociales o económicos para arrendarla; sin capital para
explotarla en el caso de que la obtuviere; sin recursos para adquirir
materias primas con las cuales elaborar artículos artesanales que pue-
dan ser vendidos posteriormente en el mercado; sin especialización tec-
nológica suficiente como para desempeñar otras actividades económicas
fuera de las labores agrícolas, o con algunos conocimientosde albañile-

(79\
; Flores Alvarado, H., 1961, página 113.

(8Ú\
) Flores Alvarado, H., 1 961, página, 114.

( ) Flores Alvarado, H., 1961, páginas 176 y 179.


<t

—150-
ría que ocasionalmente les permiten ser contratados como peones de la
construcción en empresas dedicadas a la realización de obras, dichas
de infraestructura (caminos, por ejemplo), o algunos conocimientos
referidos a la tejeduría, la cestería o la cordelería, los campesinos Jor-
naleros encuentran en la contratación de su fuerza de trabajo la forma
de obtener su principal fuente de recursos, la principal vía de inversión
de su tiempo y casi la única posibilidad de subsistir.

No quedándole otra oportunidad de trabajo dentro de la alterna-


tiva de "engancharse" como jornalero o sufrirlas consecuencias deri-
vadas de su desocupación, los Jornaleros encuentran en esta relación
que se les ofrece en el mercado, la forma práctica de su sobrevivencia.

2. El salario agrícola ^ \a jornada de trabajo.

Las condiciones mediante las cuales son contratados dependen, en


sentido estricto, de las características locales de realización del modo
de producción capitalista, manifestadas en la praxis social, en el em-
presario, llamado "patrón". El es quién, en la práctica,* fija el monto
de los salarios a pagar por jornal, las condiciones en que debe traba-
jarse, el horario por cubrir y, en más de una ocasión, el número de ho-
ras por trabajar.

a) El salario mínimo.
En actualidad, las disposiciones oficiales fijan un salario mínimo
la
de por jornada de ocho horas de trabajo realizando activida-
Q. 0. 80
des agrícolas.

En sentido estricto, la fijación del monto de este salario mínimo


(que la realidad social convierte en salario máximo), no es el resulta-
do obtenido de luchas laborales de tipo político que hayan sido e-m-
prendidas por agrupaciones gremiales o sindicales campesinas, pese a
que en la época en que se estableció por primera vez el salario mínimo
(1950), se le hizo aparecer como una victoria del campesinado.

En realidad, esta disposición no fue sino la legalización, dictada


desde las posiciones de dominación de clase de la burguesía, de un he-
cho que consuetudinariamente había sido practicado por los empresa-
rios del país (y extranjeros principalmente), desde tiempos que enton-
ces se remontaban a diez años atrás (es decir, aproximadamente desde
1940). A través y por medio del salario mínimo, se buscó "la forma
de elevar la productividad de la fuerza de trabajo asalariada", así co-
mo, en consecuencia, obtener mayores rendimientos de las tierras me-
diante el empleo de mano de obra agrícola especializada atraída alas
explotaciones agrícolas con el incentivo de salarios más elevados.

Durante el período conocido como "revolución de octubre" (1944-


1954), el campesino guatemalteco vio fijado en esa cantidad su salario
mínimo, emolumtjntos que la oposición de la reacción terrateniente
convirtió en salario máximo, y aun el Código de Trabajo, en vigencia
a partir de 1952, no fue sino la expresión jurídica, mejorada en estre-
chos límites, de una realidad en la que la mayoría de los campesinos
se encontraba desde hacía ya buen tiempo.

-151-
En 1954, el Código de Trabajo fue abolido por el gobierno contra"
revolucionario de Carlos Castillo Armas, y cuando aquí se haga refe-
rencia a este código, no será sino con la intención de señalar el efecto
social que significó, para algunos sectores campesinos, el contar con
un instrumento legal al cual poder recurrir como defensa contra la ex-
plotación (económica), puesta en práctica por los empresarios agríco-
las. En la actualidad (1970), dicho instrumento ya no funciona, aun-
que en realidad antes apenas funcionó efectivamente, pero dentro de la
perspectiva del estudio de las relaciones de clase, ha de tomarse en
cuenta y hacer su referencia como un hecho que jurídicamente concreti-
zó las relaciones de producción habidas en el agro guatemalteco.

Las estipulaciones que fijaron este salario mínimo permitieron, así


mismo, la posibilidad de incluir como parte de el, una cantidad deter-
minada de alimentos crudos, llamada •'rac/dn" (en algunos lugares
substituida por una comida ya preparada, llamada bastimento), que,
en ambos casos, no solo significa una magra ración alimenticia insufi-
ciente como para reponer el gasto de energía habido durante la reali-
zación de las actividades culturales, sino principalmente una forma
disfrazada de reducir el monto del salario percibido.

El Código de Trabajo estableció las cantidades de **hasta un treinta


por ciento del importe de este (el salario) como máximo, pagado en a-
limentos y demás artículos análogos destinados a su consumición per-
sonal inmediato o al de sus familiares que viven y dependen de él (el
trabajador), siempre que el patrono haga el suministro al precio de
costo o menos". (Código de Trabajo, Artículo 90, párrafo último).

Tales cantidades fueron fijadas así: dos libras de maíz, una libra de
dos ornas de sal y una onza de cal, {^) necesaria, ésta última,
frijol,
para la elaboración de tortillas de maíz.

La reducción del monto del salario percibido, puede señalarse co-


mo sigue.

Hecha la estimación del valor de los productos incluidos en la "ra-


ción", a los precios del mercado de la época, puede comprobarse que
esta disposición establecida en el Código de Trabajo, en realidad ten-
dió a bajar el monto del salario percibido, así:

Producto Valor

2 libras de maíz, a Q.0.03 libra Q.0.06


1 libra de frijol Q.0.05
2 onzas de sal y una onza de cal Q.0.02
Total del valor de la ración Q.0.13

De manera que la cantidad de dinero en efectivo a percibir í/e6/d ser


igual a Q.0.67 (Q.0.13 Q.0.67 +
Q.O.SO). =
(«) Una onza: igual a 28.35 gramos. La libra tiene 16 onzas.

-152-
En salario mínimo, y de hecho "único", que devengó el
realidad, el
campesino (pagado 70% en moneda de curso legal 7 30% en productos
alimenticios), fue de Q 0.70, es decir, descontando el valor de los ali-
mentos de la ración: y.0.57. En otras palabras: 12 5% menos de lo es-
tablecido por las autoridades. Pero, durante el período al que se hace
referencia, especialmente durante el que estuvo en vigencia el Código
de Trabajo (1952-1954), pocos fueron los empresarios, incluido el Es-
tado, poseedores de las empresas agrícolas que cumplieron con este re-
quisito.
La generalidad fue que dichos salarios se pagaran a razón de
Q. 0.70 el jornal, /2íe/3os e/ Fa/orí/e /a ración, estimada en Q.O 20, lo
cual en la realidad, se convirtió en un salario efectivo de Q.O. 50 prome-
dio diario, es decir, Q.O. 17 menos del salario oficial de Q.0.80, equiva-
ente al 2 1.27o menos del monto total.
En la actualidad tal situación no ha variado, como no sea en el
sentido de reducir más el monto, dado que el precio de los productos
alimenticios ha aumentado. El Jornalero devenga un salario de Q.O. 80
por una jornada nominal de ocho horas que en la realidad se prolonga
Q. diez o doce horas. La "ración" se incluye y se descuenta, pero ha-
ciendo cálculos sencillos, si antes la hora de trabajo ("ración inclui-
da"), se fijaba al precio de Q.O. 10, ahora ha bajado a Q.O. 02 menos,
es decir, Q.0.08 la hora.

Por otra parte,si el valor de la "ración" ha subido en virtud de


que el vida ha aumentado y de que el precio de los produc-
costo de la
tos alimenticios que la componen también ha subido, de hecho el mon-
to del salario real está por debajo de las cantidades apuntadas. Pero
lo esencial de una anotación de tal índole, está en que en realidad el
monto del salario ha bajado no tanto por el aumento del costo de los
productos incluidos en la ''raci6n^\ sino como resultado de la posición
de coerción económica y dominación de clase que los empresarios man-
tienen en relación al trabajador campesino Jornalero.
El campesino acepta estas condiciones de pago de salarios compe-
lido por las circunstancias. Sin embargo, en la mayoría de las veces es
conciente de que la fuerza de trabajo que vende (ellos dicen: "mi traba-
jo"), tiene un precio superior al que se le fija de acuerdo con la escala de
salarios establecida por las autoridades gubernamentales.

b) La jornada de trabajo.

Las condiciones en las que debe trabajarse son, igualmente, esta-


blecidas por el patrón. Pese a que algunas disposiciones legales seña-
lan al respecto indicaciones que podrían servir de guía comparativa, y
aunque muchas de las vejaciones de las que es objeto el Jornalero por
parte del patrón son de orden moral (en relación al trato que recibe de
ellos), las implicaciones materiales son tan graves como aquéllas.

Frecuentemente, la jornada de trabajo comprende un período de


nueve horas consecutivas con un lapso para descanso (almorzando),
que varía entre treinta y cuarenta minutos, de manera que empezando
las labores a las seis de la mañana, generalmente se concluye a las
quince horas. En algunas regiones del país, por ejemplo las del Declive
del Pacífico, las del Litoral del Pacífico y ciertas regiones ubicadas en

—153-
la AltiplanicieCentral o en el Valle del Motagua, los horarios sufren
modificaciones en función al clima imperante. Por ejemplo, las labores
empiezan a las cinco horas de la mañana y concluj'^en a las catorce ho-
ras. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la jornada de trabajo
comprende un período de once horas consecutivas (con treinta minutos
disponibles para almorzar), sobre todo cuando se arguye que ha de
trabajarse a prisa, "para ganarle tiempo al tiempo", dada la urgencia
de hacer las cosechas.
No obstante, lo importante de señalar no es el horario en sí, sino el
hecho de que en sentido estricto en ninguna región del país se cumple
exactamente con lo estipulado oficialmente en relación a la duración
de la jornada de trabajo.
Las leyes laborales establecen que *'la jornada de trabajo no puede
sermayor de ocho horas diarias ni exceder un total de cuarentiocho
horas a la semana" (Código de Trabajo, Artículo 116), pero también
indican que "el trabajo efectivo que se ejecute fuera de los límites que
determinan los artículos anteriores para la jornada ordinaria, o que
exceda de la jornada inferior a aquéllas que contractualmente se pacte,
constituye jornada extraordinaria y debe remunerarse por lo menos a-
sí: a) si se trata de empresas comerciales o industriales con un cincuen-
ta por ciento más de los salarios mínimos o de los salarios superiores
a éstos que hayan estipulado las partes; b) si se trata de empresas a-
grícolas que empleen más de quinientos trabajadores, en la misma for-
ma que el inciso anterior y c) si se trata de otra clase de empresas com-
prendidas en en el inciso a) y b), con un aumento de veinticinco por
ciento sobre los mencionados salarios". (Código de Trabajo, Capítulo
IIÍ, Artículo 121).

Recuérdese que en la actualidad el Código de Trabajo ya no está


en vigencia. La situación del trabajador, en relación a lo indicado en
este trabajo, continúa con las mismas características, agravadas te-
niendo en cuenta que ya no dispone ahora ni siquiera con este instru-
mento que, como se anotó antes, no fue más que la expresión jurídica
de una realidad social en la que la mayoría de los campesinos se encon-
traba desde hacía un buen tiempo, y continúa así en nuestros días.
Cuando se ha hablado en presente refiriéndose a este código, se ha he-
cho así para señalar que pese a las disposiciones legales ahora vigen-
tes y que tomaron alguna base en el Código de Trabajo, el campesino
continúa sometido a las mismas relaciones de dominación y explota-
ción capitalista.
En lo que se refiere a los campesinos Jornaleros, los dos artículos
citados les concierne en lo siguiente. Las empresas agrícolas que em-
plean más de quinientos trabajadores son muy pocas (una docena, lo
más) y aquéllas que, durante los períodos de cosecha de sus productos
emplean grandes contingentes de mano de obra agrícola asalariada
migratoria (temporal), nunca exceden de quinientos el número de sus
trabajadores. Es decir, están fuera de la obligación legal de pagar el
50% más sobre el monto de los salarios mínimos. Así pues, la mayoría
de las explotaciones agrícolas que emplea mano de obra agrícola asa-
lariada, queda comprendida en lo que estipula el inciso c) del artículo
citado. Sin embargo, la situación de los campesinos Jornaleros no se
encuadra dentro de los límites de este mandato.
En trabajando 10 horas diarias (es decir, dos horas de jor-
efecto,
nadas extraordinarias), los trabajadores Jornaleros devengan un sa-
lario igual para todas las 10 horas trabajadas; de manera que si de-
vengara Q.0.80 por jornada de ocho horas de trabajo, debería ganar
Q l.OO por las diez, pero como gana un salario efectivo de Q. 0. 63
(Q. 0. 50 en moneda de curso legal y Q O 13 en concepto de "ración"),
resulta entonces, que el valor de la hora de trabajo es de Q.0.06 (/) y
el monto de su salario 37% menos de lo que debiera ganar!!!

Esta situación es general para todo» los campesinos "jornaleros"


del país, agravándose en aquellos casos en los que el salario percibido
es hasta de Q.0.10 diarios, más "ración"

Que el campesino Jornalero trabaje en las explotaciones agrícolas


ubicadas en los altiplanos o en el Declive del F'acífico, o en las del Valle
del Motagua o en las Llanuras del Caribe, significa, en última instan-
cia, diferencias de grado muy marcadas. Que trabaje en una explota-
ción agrícola de envergadura (como cualquiera de las ubicadas en la
parte sur o nor-oriente del país), o en alguna propiedad de algunas
decenas de hectáreas (como las que se pueden ubicaren cualquier parte
del país), implica diferencias de escala

Pero su situación es la misma.


Y si con frecuencia se observan diversas modalidades, sea en el
pago del salario o en el horario de trabajo, su condición prístina de
asalariado (explotado), es la misma y la principal. Las circunstan-
cias por las cuales el campesino se ve obligado a trabajar cada vez
menos su propia parcela para ir a trabajar como asalariado en las
fincas que lo contratan como mano de obra agrícola asalariada, es lo
principal y, más que esto, los cambios que se observan no solamente
en su actitud frente a la situación hacia la cual se vé compelido, sino
a la vez en su condición de campesino que poco a poco va proletari-
zándose

3. El campesino Jornalero dentro de las


relaciones sociales de producción.

De acuerdo con estas características generales dadas hasta ahora,


la capa social de los Jornaleros es pues, todo aquél conjunto de cam-
pesinos que, dentro del proceso de la producción, representan por una
parte, la casi totalidad de la mano de obra agrícola necesaria para
efectuar las labores culturales que requieren las plantaciones de los te-
rratenientes latifundistas. Por otra parte, los Jornaleros representan,
así mismo, la mano de obra no especializada empleada en las diferen-
tes actividades de la rama de la construcción y la manufactura y, fi-
nalmente, comprende también a los trabajadores no especializados
que, en algunas de las empresas de extracción ubicadas en las regiones
rurales del país, encuentran ocupación ocasional como peones de acá-
rreo, servicio de limpieza, y otras, es decir, desempeñando aquellas ac-
tividades secundarias que no requieren ninguna especialización tecno-
lógica.

Dadas las características que presenta en Guatemala la produc

—155-
don agrícola, durante un período de tiempo que varía entre tres y cin-
co meses, comprendido entre los meses de noviembre a marzo, el cam-
pesino Jornalero afluye en grandes contingentes a determinadas zonas
de explotación agrícola del país.
Durante este período del año, aproximadamente los dos tercios de
la población que comprende esta capa social, juntamente con algunos
campesinos Minifundistas y no pocos Obreros agrícolas, emigra ha-
cia las áreas de explotación que requieren la mano de obra agrícola
asalariada necesaria para poder levantar las cosechas de productos
destinados, en su mayoría, a la exportación, tales como el café, el al-
godón y algunos productos de consumo interno como la caña de azo-
car o el maíz. Durante el *'ticmpo de cosecha'*, el área rural de Gua-
temala vive en gran escala el fenómeno demográfico de las migracio-
nes periódicas, y es entonces cuando el campesino-Jornalero abandona
las regiones de donde es originario, las zonas en donde incidentalmen-
te trabajó y donde subsistió, para ir a trabajar, vendiendo su fuerza
de trabajo, en las expFotaciones agrícolas que lo demandan, porque lo
necesitan imprescindiblemente en tanto que mano de obra.
Varias y estrechamente ligadas pueden ser las razones por las
cualesel capesino Jornalero emigra periódicamente, y muchas de ellas
también son válidas para otros emigrantes.
Veamos, en esta sección, aquéllas que atañen especialmente a los
campesinos de la capa social de los Jornaleros.

a) Condiciones del contrato de trabajo:


el patrón y el habilitador.

Una de esas razones, es aquélla que, en términos de la expresión


popular campesina, podría denominarse como deuda.
Técnicamente la razón debe buscarse como el resultado de las rela-
ciones sociales de producción establecidas entre los individuos que
comprenden esta capa social de los Jornaleros y aquéllos otros ubica-
dos dentro de las fracciones sociales de la Burguesía Agraria y Finan-
ciero Industrial, así como los miembros de la Burguesía de Servidum-
bre económica que son propietarios terratenientes.
El dueño, o el administrador de la finca, llamados indistintamente
•'patrón", es quien señala las condiciones en las que ha de realizarse el
trabajo. El es quien fija las relaciones que han de mantenerse durante
la vigencia de lo que eufemísticamente se llama un *'contrato de traba-
jo". Sin embargo, no es personalmente con el campesino Jornalero
con quién contrata, sino con un intermediario al que se le conoce como
**el babi¡itador*\ El campesino Jornalero únicamente es la fuerza de
trabajo demandada y contratada para levantar la cosecha y, dadas
imperantes en la formación social guate-
las relaciones de producción
malteca, el campesino Jornalero se encuentra frente a condiciones de
trabajo que el patrón propone, el habilitador acepta, el Estado res-
palda j él cumple.
El patrón, al estimar elvolumen posible de su cosecha, calcula el
número de horas de trabajo (jornales), que necesitará para levantarla,

—156-
y es con base en estos cálculos que propone las condiciones al hu-
bilitadcr:

-"Si está dispuesto a aceptar nuestras proposiciones, puede venir-


se con su gente, lo más pronto posible, lo esperamos.", dice, sa-
biendo que sus "propoiiciones" no serán rechazadas. (^'^)
Durante la investigación efectuada en relación al problema de las
Migraciones Internas en Guatemala, se tuvo a la vista (y se conserva
en archivos), el siguiente documento:
(Nombre de la finca, nombre del habilitador, fecha y lugar)
"Muy señor mío:
refiriéndome a nuestra plática de este día
sobre Contrato de la gente para Corte de Algodón, le con-
firmo las siguientes condiciones:
1^ La finca pnga
el corte a Q.l .00 el quintal de corte.
2*^ Suministra alimentación a los trabajadores en la for-
la
ma siguiente: -^//^rasí/e maíz, 4 onzas de frijol, Cal y Sal
3*^ La finca paga al trabajador Q.l. 50 de pasnje s/ el traba-
jador hace 30 jornales y si trabaja una quincena adicio-
nal entonces la finca le reconoce Q.l. 50 adisional pasaje
de regreso.
La finca cancela los gastos del pasaje y anticipos a los tra-
bajadores por medio de tratista. Una vez que estos hayan
trabajado en la finca un período de seis días.
Es compromiso del trabajador de corte hacer las repelas^
ocupando ^ d/as de la semana.
La finca paga a la molendera 4 centavos por mozo man-
tenido y al ñongue 70 centavos diarios.

La finca paga Caporal de Cuadrilla Q.l. 00 diario.

La Finca suministra todos los enseres de cocina y sacos de


corte. Queda el tratista responsabilizado de pagar e\ valor
de los sacos que se pierdan.
(f) firma del patrón de la finca.

"Nota: la comisión del Tratista es del 10% al algodón cor-


tado." («8)

En relación a la alusión hecha a que ha de pagarse el valor de los


sacos que se pierdan, el "tratista" (nombre con el que también se co-
noce a los habilitadores), siempre deducirá a los campesinos Jornale-
ros el valor de algunas decenas de ellos, se pierdan o nó, con lo cual
aumentará "su comisión". En relación a ésta, el Artículo 141 del Có-
digo de Trabajo, estableció en el cuarto párrafo: "Los reclutadores de

) Flores Alvarado, H., 1961. página 78.

( ) Flores Alvarado, H., 196 1. página 79 Transcripción textual (sic), salvo en los subra-
yados que. todcs, son míos (HFA).

-157-
trabajadores campesinos deben recibir de su patrono un salario fijo y
queda prohibido a éste darles gratificaciones o emolumentos adiciona-
les por los servicios que le presten en el ejercicio de su poder."

Obsérvese, además, en el documento arriba reproducido, la cláusu-


la que
se refiere a la obligación que tiene el trabajador de hacer las re-
pelas "ocupado 2 días de la semana", lo cual reduce el monto de su
salario, así como las cantidades de alimentos propuestas y el hecho de
cancelar los salarios al habilitador para que éste los dé a los Jornale-
ros según una determinada escala de salarios devengados por activi-
dad. (9)
Haciendo deducciones válidas en relación a los términos del len-
guaje empleado (teniendo en cuenta que éste no es más que la expre-
sión oral de las actitudes, sentimientos, conceptos, etc. que el hombre
tiene del mundo físico y social que no circunda), puede decirse que, en
el plano de las relaciones de producción establecidas entre el habilita-
dor y el patrón (éste como prepietario de los medios de producción v
aquél como intermediario en el proceso de las relaciones sociales), el
Jornalero no es más que "la gente" del primero (no la fuerza de traba-
jo de ella), de la cual el segundo se sirve por intermedio de él. Locu-
ción muy expresiva del tipo de relaciones establecidas según las cuales
la fuerza de trabajo del Jornalero es la mercancía de la que el habilita-
dor dispone para ofrecerla al patrón terrateniente.
El habilitador, pues, es un intermediario y, más que eso, él se con-
sidera como "el propietario" de toda la fuerza de trabajo disponible
para la contratación asalariada, dentro de un área geográfica perfec-
tamente delimitada con respecto al área de los otros habilitadores.
El campesino Jornalero no puede contratarse, con otro habilitador
más que con el de la región donde reside y, en este sentido, él (el Jorna-
lero), es "de su propiedad": "mi gente", dirá el habilitador refiriéndo-
se a los Jornaleros; "su gente", dirá a su vez el patrón.

Aceptando las condiciones propuestas, el habilitador contrata a


"su gente" y la hace comparecer ante las autoridades locales (munici-
pales o departamentales, civiles o militares), para que, con la huella di-
gital por firma, puesta sobre un documento que les lee pero no les mues-
tra, se comprometa a cumplir un número determinado de jornales.
En otras palabras: recurre a las autoridades para que ellas respalden
la validez del contrato establecido.

Con frecuencia el habilitador hace al campesino Jornalero antici-


pos sobre el salario que devengará, para que pueda dejar algún dinero
a sus familiares cuando éstos no lo acompañan, o para solventar par-
te de algunas de sus deudas contraídas. Por otra parte, con el dinero
que recibirá del patrón, el habilitador le pagará el salario que deven-
gue por el trabajo realizado, descontando previamente el valor del pa-
saje desde la comunidad hasta la finca; descontará, igualmente el va-
lor del material extraviado, el 1% sobre el monto total del salario,
diz que como cuota para el Instituto Guatemalteco de Seguridad So-
cial (IGSS), así como alguna cantidad en concepto de abono a cuentas

(°) En relación a los "flonques", véase, más adelante, inciso e) de este capítulo.

—158—
contraídas anteriormente con él. Por la realización de todas estas ac-
tividades, el habilitador recibe en concepto de "comisión" (por inter-
mediario), el 10% sobre el monto total de los jornales realizados por
"su gente".
Como una vez hechos todos estos descuentos (todos fraudulentos
a excepción de los abonos a cuenta de "deudas"), el campesino Jorna-
lero se encuentra con que a cambio de 60 o 90 días (jornales) de traba-
jo, no recibe sino una cantidad muy reducida en comparación con la
que él había calculado devengar, entonces acepta, del habilitador, un
anticipo hecho sobre el monto de los salarios que devengará durante
la próxima temporada afincóla. Haciendo esto, el habilitador se ga-
rantiza una comisión segura en la contratación del próximo año, "su
gente" para la próxima cosecha, la mano de obra necesaria que le exi-
ja el patrón y, sobre todo, un campesino Jornalero que, en relación a
él, queda "en deuda".
Es por esto que, cuando al Jornalero se le pregunta porqué va a tra-
bajar a esos lugares, contesta:
—"Porque estoy en deuda con el patrón "

En otras palabras: porque ya está "enganchado" no solamente pa-


ra realizar labores culturales durantepróxima cosecha agrícola si-
la
no, fundamentalmente, porque ya está "enganchado" al modo de pro-
ducción capitalista.

b) El campesino Jornalero, ¡a tierra


y el trabajo asalariado.
-'•Porque aquí no hay trabajo; por éso voy allá", dice el Jornalero.
Y es verdad.

Las regiones en donde


reside habitualmente el campesino Jornale-
ro, sobretodo en aquéllas situadas en la Altiplanicie Central, el Alti-
plano Volcánico-Occidental o en las de Los Cuchumatanes, son las más
apartadas de los centros económico-sociales del país.
En el Jornalero encuentra esporádicamente
sus lugares de origen,
al patrón quecontrata para actividades variadas durante algunos
le
días del año (aproximadamente 50 días al año: 13% del tiempo anual,
o 29% del tiempo que trabaja como asalariado). (^)
Sin embargo, las mayores posibilidades de contratación las encuen-
tra en otros lugares y únicamente durante un período determinado del
año. Si va a las grandes explotaciones agrícolas es, sobre todo, por-
que únicamente allí es donde se le presenta la oportunidad de devengar
un salario más elevado, aun cuando no sea sino por cortos períodos
de tiempo.
Cuando (durante la investigación efectuada por el autor en 1961
y, posteriormente en 1966 en ocasión de la corroboración y actualiza-
ción de algunas informaciones obtenidas seis años atrás), se preguntaba

V ; Flores Alvarado, H., 1961, página 96.

—159-
a los campesinos Jornaleros si seguirían yendo a trabajar a esas em-
presas agrícolas si pudieran cancelar las deudas contraídas con el ha-
bilitador, la respuesta fue "No*', preguntando, ellos, inmediatamente:
-•' Y entonces, ¿de qué viviríamos?^' y al sugerírseles:
-"De la tierra", ellos volvían a preguntar:
—"¿Pero para qué cultivar la tierra si se gana más con el jornal?
Yo no trabajaría la tierra -aclaraban- si pudiera vivir todo el a-
'*
ño sólo del jornal
Estas respuestas son muy significativas cuándo se las analiza tan-
to desde el punto de vista de las relaciones sociales de producción que
el campesino Jornalero establece en las explotaciones agrícolas a don-
de va a trabajar, como desde el punto de vista de su proceso de diferen-
ciación social ya que son índices, muy reveladores, del grado de dife-
renciación de clase al que han llegado habido como resultado de 'a
proletarización efectuada a través del proceso de su incorporación defi-
nitiva al marco del modo de producción capitalista.

Generalmente se asegura que el Jornalero va a trabajar a las em-


presas de producción agrícola o ganadera, situadas lejos de sus comu-
nidades de origen, como consecuencia de la insuficiencia de tierras exis-
tentes para trabajarlas, es decir, como resultado del minifúndismo
existente en esas regiones, así como por la progresiva concentración de
la tierra en explotaciones latifundistas, agregándose, algunas veces, la
pobreza de textura de los suelos.
En realidad, éstos y otros factores no son más que el resultado del
proceso de desarrollo de la economía capitalista, át\ que la demanda
de mano de obra no es sino su corolario lógico. El minifundio, en este
sentido, existe porque ellos (los campesinos Jornaleros), van a traba-
jar a las empresas agrícolas, y éstas (las empresas), a su vez existen
porque los Jornaleros vierten allí su fuerza de trabajo como mano de
obra agrícola asalariada. Por su parte, los campesinosjornaleros van
a trabajar a esas empresas porque es allí, y solamente allí, en tanto
que empresas de explotación capitalistas (valga la redundancia!), don-
de pueden vender su fuerza de trabajo.
En otras palabras, el minifundio no existe porque no haya tierra,
sino porque existen los campesinosjornaleros, proveedores de la fuer-
za de trabajo sin la cual las empresas agrícolas que los contratan no
existirían.

Las respuestas dadas por los campesinos Jornaleros son un índice


de que lo que se dice es cierto:
—"Yo no trabajaría la tierra si pudiera vivir todo el año solo del
"
jornal

La "falta de tierra'', en sí, y su expresión física: el minifundio, no


es lacausa de este fenómeno, sino más bien su resultado, el efecto de el.
El campesino carece de tierra como resultado de las relaciones sociales
propias del proceso de desarrollo del modo de producción capitalista.
Como consecuencia de ello, no van a trabajar como Jornaleros asala-
riados porque no haya tierras, sino porque la concentración de la pro-

-160^
piedad agraria y la expansión de la economía capitaliita, al necesitar
de ellos para su desenvolvimiento, los obliga coercitivamente (desde el
punto de vista económico), a recurrir a esta solución.
La tierra, o más bien: la posesión de ella, es uno de los medios em-
pleados para lograr este desarrollo y esta expansión, y la fuerza de
trabnjo proporcionada por el campesino Jornalero, es una condición
necesaria en este proceso. Lm minifundización de las parcelas de tierra
es uno de los resultados; el nivel de la tecnología empleada lo condicio-
na; los rendimientos agrícolas extraídos por la aplicación de una tec-
nología (obsoleta), a costa de la extenuación de la tierra, la competen-
cia y el cambio desigual habido en el mercado; el bajo poder de *'absor-
ción" de la fuerza de trabajo familiar de las explotaciones agrícolas
minifundizadas (que, en este sentido, resultan "demasiado grandes"
para una familia), todo ello, pone al campesino en la antesala de las
relaciones de producción capitalistas.

La ausencia de otra solución dada a estas contradicciones, como


no sea la dada por el empresario capitalista (patrón), para salir de e-
lla, en beneficio de él en tanto que dueño, o poseedor de los medios de
producción, introducen al campesino al ritmo vertiginoso que repre-
sentan estas relaciones para las que él no está capacitado económica-
mente, ni emotivamente dispuesto, y que se le presentan como la única
solución dada al problema ingente de su sobrevivencia.

Si la tenencia de la tierra, es decir, si el hecho material de la pose-


sión de una parcela de tierra fuera la solución, y hemos visto que no es
así, el campesino Jornalero recurriría al arrendamiento aún en las con-
diciones gravosas que se han señalado (o peores aún a medida en que
el desarrollo del capitalismo se acentúa). Sin embargo, ello significa-
ría, para empresario agrícola capitalista, la pérdida
los intereses del
de él como mano de
obra, como fuente de fuerza de trabajo y, desde es-
te punto de consideración, la monopolización agraria no es más que
uno de los medios a los que se recurre para adquirir y cimentar más,
las posiciones de fuerza y coerción que representa el patrón dentro de
las relaciones sociales de producción del sistema capitalista.

Por otra parte, se ha señalado que la tierra está agotada (la tie-
rra poseída por los campesinos), que los rendimientos obtenidos ape-
nas cubren los niveles mínimos necesarios para la subsistencia, y el
campesino Jornalero, que vive la realidad agraria con el estómago ca-
si constantemente vacío, lo sabe,
y por eso la respuesta aquélla que a
su vez es la interrogante ante la situación que lo rodea:
-"Y para que cultivar la tierra si se gana más con el jornal ?"

c) Consideraciones demográficas.

Desde el punto de consideración demográfico, puede indicarse que


loscampesinos Jornaleros, en tanto que fuerza de trabajo, constituyen
un grupo que se acerca estimativamente a las 300 mil personas, es de-
cir, aproximadamente el 7% de la población rural del país.
Acerca de esto, las cifras proporcionadas por diversos autores o
instituciones, podrían ofrecer márgenes variados y amplios. Por ejem-

-161-
pío, Villamar Contreras (en comunicación personal), estima el número
en 400 mil personas; el Consejo Nacional del Algodón, indica 300 mil
Jornaleros, en tanto que el IGSS señala un poco menos de 200 mil. C^)
Las discrepancias se deben, en parte, a cantidades dobladas, ya que los
campesinos Jornaleros trabajan tanto en las fincas cafetaleras, como
en las algodoneras, desplazándose de unas a otras, tal como en este
trabajo se indicó en páginas anteriores. Por otra parte, las estimacio-
nes efectuadas por los autores o instituciones citados, hacen referencia
principalmente a la mano de obra migratoria, en tanto que las cifras
dadas por nosotros arriba, aluden a los campesinos Jornaleros en tan-
to que miembros de una capa social.
Aunque desde el punto del análisis de la estructura de la sociedad,
el aspecto cuantitativo-demográfico no ofrece la misma importancia
que tienen las relaciones de producción, el número de Jornaleros es sig-
nificativo tomándolo en cuenta como índice de la fuerza de trabajo po-
tencial de la mano de obra asalariada campesina. La estimación antes
señalada, está hecha en base a lo que los campesinos Jornaleros repre-
sentan en tanto que mano de obra, es decir, en cuanto que puedan de-
sempeñar actividades laborales, sin hacer referencia a la edad de los
miembros y sin considerar que ellos puedan ser o nó jefes de familia. Si
tomáramos esta consideración, la cifra podría ser estimada en 400 mil
personas más, incluidas allí niños y ancianos, pero en este sentido la
información tendría más valor demográfico que social.
Casi la totalidad de estos Jornaleros emigra anualmente desde sus
lugares de residencia habitual hacia las explotaciones agrícolas. A-
proximádamente unos 275 mil Jornaleros se "enganchan" año con a-
ño, durante la época comprendida entre los meses de noviembre a mar-
zo. De este contingente migratorio, el 59% está constituido por hom-
bres adultos, el 21% por mujeres que son contratadas individualmente
o acompañan a sus esposos para ayudarlos en las faenas agrícolas a
las que él se comprometió, y el 20% lo constituye una población de ni-
ños comprendidos entre los 7 y los 14 años de edad que van allí acom-
pañando a sus padres para ayudarlos o enganchados particularmente.
En relación a la población rural total del país, esta población de
campesinos Jornaleros equivale aproximadamente al 8%, pero su sig-
nificado cobra más relieve si se la compara con la población de las co-
munidades locales ya que, en este aspecto, en algunas poblaciones, co-
mo en la de la aldea Chitatul, municipio de Quiche, en las de Joyabaj,
Chajul, Cotzal o Uspantán en el mismo departamento de Quiche, en
las de Palestina de los Altos (Quezaltenango), o en las de San Juan Ix-
coy o Todos Santos Cuchumatán, del departamento de Huehuetenan-
go, el movimiento migratorio representa el desplazamiento de casi el
100% de la población masculina económicamente activa.
En más de un poblado de los ubicados en la Altiplanicie Central y
en algunos del Altiplano Volcánico-Occidental, así como en algunos u-
bicados en la región de Los Cuchumatanes, este movimiento migrato-
rio signiñca el traslado de casi la totalidad de la población (hombres,
mujeres, niños y perros!), pero en términos de promedios puede indicar-

(°) Véanse, en Anexo 2, notas número 127 y 128.

-162—
se que, en las comunidades rurales del occidente del país en donde las
migraciones temporales internas se presentan en sus mayores propor-
ciones, el 75% de ¡a población local, económicamente activa, es el índi-
ce correspondiente a la mano de obra agrícola migratoria.

Anualmente se registra un aumento de este fenómeno migratorio


y aunque no se cuenta con información completa sobre este aspecto, es
de suponerlo dada la constante y creciente demanda de mano de obra
agrícola asalariada de las empresas, y el proceso, igualmente crecien-
te, de pauperización del campesino guatemalteco.

Se ha podido comprobar que, en varias poblaciones del occidente


del país, seha manifestado un aumento promedio equivalente al 6.36%
de la población campesina migratoria Jornalera, habido durante el
período de cuatro años comprendido entre 1961 y 1965 (**) y es de su-
ponerse que igual fenómeno se registró en otros lugares con, desde
luego, variaciones locales o regionales. Así pues, en términos de gene-
ralización, puede decirse que este aumento de la población migratoria,
una de ¡as ntíi nifestaciones del proceso de proletarízación del campe-
sino guatemalteco^ observado al nivel de la población de campesinos
Jornaleros emigrantes, cobra importancia no tanto desde el punto de
vista del aumento de la población que se vé involucrada en el, sino
desde aquél de la formación y estructuración de la clase proletaria.

d) Los campesinos Jornaleros colonos.

Por otra parte, es de señalarse que una vez terminadas las labores
culturales a las que el campesino Jornalero se comprometió a realizar,
algunos de ellos permanecen definitivamente, sea en la misma finca
donde se les contrató, sea en los alrededores ofreciéndose, sin interven-
ción de habilitadores, como asalariados libremente contratados en las
empresas agrícolas ubicadas principalmente en la región del sur de
Guatemala o en la cuenca del Motagua.
este hecho de abandonar definitivamen-
Las razones que explican
te sus lugares de origen, a los que ocasionalmente vuelven para esta-
blecerse o bien para visitar a los familiares que allí continúan, que-
den ser compendiadas en dos: el otorgamiento de tierras en colonato y
la referida al grado de especialización alcanzado por el campesino.
Veámoslas.
La primera de ellas está relacionada con el ofrecimiento, hecho por
el patrón de la finca, de "prestarle" al campesino Jornalero una parce-
la de tierra de aproximadamente una hectárea de superficie para que
la cultive él con el producto que desee salvo aquél que el patrón
cultivará ese año. Es decir, imponiendo, dentro de un régimen peculiar
de arrendamiento de tierras, las condiciones del uso de la tierra y el
régimen de inversiones.
Esta concesión se hace a cambio del compromiso, asumido por
parte del campesino Jornalero, de estar dispuesto para trabajar todo
el tiempo que sea necesario en las labores agrícolas propias de la ex-

( ) Flores Alvarado., H., 1960- 1967.

-163
plotacíón donde él se establece y devengando salarios inferiores a ía
media regional. Estas condiciones, el campesino Jornalero las acepta
como salida de la encrucijada de deudas en las que se encuentra, aun-
que ello significa prácticamente el abandono de la región de donde es
originario y una dependencia más directa con el patrón de la finca.

En muchas oportunidades, el "préstamo" de la parcela de tierra,


que en sentido estricto es una forma particular de arrendamiento con
la obligación de trabajos asalariados, va acompañado de la puesta a
su disposición de una casa (?), situada en la "ranchería" de la finca,
es decir, cerca del llamado "casco" de la finca, lugar de la explotación
agrícola en donde están ubicados los edificios de la administración, la
casa de habitación del propietario o administrador de la finca y las
galeras destinadas para vivienda de los trabajadores.
Aunque no es muy común, suele exigírsele, al campesino Jornalero,
pagar mensualmente una determinada cantidad de dinero en concepto
de alquiler por la vivienda entregada, condición que, no pudiendo ge-
neralmente pagarla en dinero, se le exige cancelarla con jornales ex-
tras, u otras actividades, tales como el préstamo de sus hijas para ser-
vicios domésticos en casa del patrón o, en su defecto, ellos mismos.

Es decir que, en otros términos, la concesión de esta vivienda es


otra forma de coerción económica impuesta, a sabiendas de la insol-
vencia económica del campesino así "favorecido", con el fin de obtener
una colaboración extra en las actividades laborales de la plantación,
o en las faenas domésticas. Este procedimiento ha sido evocado, en
más de una oportunidad, como otro "resabio de la servidumbre feu-
dal", pero en esencia, al igual que como se vio en relación a las formas
de anticipo practicadas durante la época colonial (española), es un re-
curso utilizado para sujetar a la población campesina, haciéndola ad-
quirir deudas o compromisos que los aten más al patrón a fin de dis-
poner éste de una mano de obra agrícola segura.

Estos campesinos Jornaleros, establecidos en las fincas que en la


mayoría de las veces fueron sus antiguos lugares de migración, llegan
a ser conocidos como "n302os", o **colonos^\ o bien como **mozos-co-
lonos*^ y por el tipo de relaciones de producción capitalista más direc-
tas y estables que establecen con el patrón de la finca y los otros tra-
bajadores agrícolas, así como por el rol particular que juegan en el
proceso de la producción, se encuentran, dentro de las diferentes
etapas de diferenciación social que vienen señalándose, en una posición
cualitativamente muy diferente de la de aquéllos otros campesinos Jor-
naleros que llegan a las fincas, trabajan allí y regresan a sus comuni-
dades. Es decir, se encuentran en posiciones "más avanzadas" dentro
del proceso de proletarización.

Las parcelas de tierra las ofrece el patrón a aquéllos campesinos


que, a través de los años que llevan de trabajar en su explotación, han
ido endeudándose cada vez más, sea directamente con él o con el habi-
litador. Si las deudas son con éste último, se "lo compra", cancelándo-
le a él, al habilitador, la deuda habida. Los campesinos, cuyas deudas
se trasladan en esta forma, son Jornaleros que se encuentran en la en-
crucijada de no poder trabajar en las próximas temporadas de cose-

-164-
cha, masque por una parte del monto de las deudas contraídas, sin
devengnr a cnmbio de su estadía y trabajo en la explotación, un solo
centavo en efectivo y, en cambio/encontrarse más y más endeudados,
dado el hecho de que el monto de los salarios que devengan trabajan-
do, no alcanza a cubrir las deudas anteriores ni las nuevas que va
contrayendo.
Debe tenerse en cuenta que el otorgamiento de créditos en especie
o en dinero dados a los campesinos Jornaleros, a cambio de los sala-
rios a devengar, se hace en función de las posibilidades que ellos ofre-
cen en tanto que eficaz y segura mano de obra agrícola. No por su
solvencia económica sino por lo que representan como fuerza de traba-
jo, de manera que el patrón que concede estos créditos monetarios o
en especie, sea directamente o por intermedio del habilitador, se asegu-
ra la participación de una mano de obra con un grado de efectividad o
de especialización más elevado que ti de la mayoría de los campesinos
Jornaleros. Es decir, el créjito concedido es selectivo y no arbitrario,
de manera que con el otorgamiento de una pequeña parcela de tierra
en terrenos de la fincM y algunos créditos, el patrón no hace más que
una cuidadosa y beneficiosa -para él- selección de mano de obra agrí-
cola asalariada.

Por otra parte, el Jornalero que llega a ser colono, frecuentemente


recibe una parcial condonación de sus deudas anteriores, cuando éstas
llegan a Q. 600.00 o Q. 700. 00, deudas enormes y de por vida, si se
tiene presente el monto promedio que devenga en salarios, o bien se le
ofrece la posibilidad de pagarlas en la forma que pueda hacerlo, obli-
gándose a cambio y en ambos casos, a trabajar permanentemente en
la finca, según las cláusulas de los contratos verbales establecidos de
particular a particular y, en más de una ocasión (pero dependiendo
ello de la zona del país y del producto), a entregar parte de la cosecha
obtenida en la parcela de tierra que le fue dada y que muchas veces se
disfraza por medio de la simulación de una compra del producto a
menos del costo desde luego, y a precios fijados por el patrón. Es de-
cir: el sistema inequitativo, no auténticamente contractual de distri-
bución de costos y del producto agrícola, por medio del cual, efectiva
y realmente, el patrón logra una ''ampliación de la producción^'' habi-
da en su explotación agrícohi.
En esencia, pues, el otorgamiento de estas parcelas de tierra no es
más que un arrendamiento; la cantidad de productos (entregados o
•'comprados"), su pago en especie; el trabajo realizado, su pago en ser-
vicios, y el procedimiento empleado, típicamente capitalista, no sólo
el medio de asegurarse la participación de una mano de obra "barata"
en tiempos de recolección, sino, además, la forma de "recuperar" el di-
nero o el valor de los productos dados anteriormente en anticipo: ¡an-
te la insolvencia de pago del campesino, su fuerza de trabajo es "el ca-
pital" que lo garantiza !

Aunque algunos autores han visto en esta forma especial de arren-


damiento contratación-mano-de-obra, el pago de un "tributo en es-
pecie" y una razón suficiente como para afirmar la existencia de "ser-
vidumbre feudal" (o "semifeudal"), en el agro guatemalteco, o, en
términos más generalizados: la existencia de resabios de un ''modo de

-165-
producción feudaV^ que dificulta e impide el desarrollo de la agricultu-
ra capitalista, la realidad es otra.
Dentro del proceso de proletarización, o si se quiere, dentro del pro-
ceso de desarrollo de la economía capitalista, el campesino Jornalero-
colono es algo más que un Jornalero que ya no emigra o, en otros tér-
minos, algo más que un campesino Jornalero sedentario, arrancado de
su comunidad de origen por presiones económicas.

A diferencia del tipo de relaciones establecidas por aquéllos campe-


sinos Jornaleros que no ^on colonos, el nuevo tipo de relaciones de pro-
ducción que establece el colono, es típicamente capitalista.
La escacez de mano de obra agrícola, tan necesaria para la realiza-
ción de las labores culturales de las plantaciones dé las empresas agrí-
colas (de los terratenientes), no es más que un índice de la falta de in-
corporación, total, del campesino guatemalteco al proceso del modo
de producción capitalista. La vigencia de modalidades especiales (den-
tro de la producción mercantil, de la economía de los campesinos Mi-
nifundistas y, en grado diferente cualitativamente, dentro de la de los
campesinos Jornaleros), aun mantiene "ocupada^' gí'f^n cantidad de
brazos que hasta no '•liberarse", es decir, hasta no arruinarse total e
irreversiblemente, no podrán incorporarse al proceso de producción de
la economía capitalista.

En tal sentido, la mano de obra no afluye en las cantidades nece-


sarias que requieren las empresas agrícolas capitalistas, no tanto por
los bajos salarios pagados (que, en comparación con los pagados en la
jurisdicción de sus comunidades de origen, son elevados), sino por la
presencia, aun vigente y significativa, de las formas de producción
mercantil campesina, que aún intentan una competencia equilibrada
en el ámbito del mercado. Y una de los recursos de los que se vale la
burguesía terrateniente, para lograr atraer esta mano de obra necesa-
ria para su consolidación y expansión es, desde sus posiciones de domi-
nio y explotación económico-social de clase, la imposición de estas for-
mas áe arrendamiento de las peores tierras a cambio de una segura,
definitiva, sedentaria, efectiva y selectiva mano de obra asrrícola cam-
pesina asalariada.
Por otra parte, en este peculiar medio de apropiación de la fuerza
de trabajo campesina no hay feudalismo ni siquiera en el hecho de pa-
gar arriendo en productos agrícolas:
Primero, porque la contratación se hace libremente (hasta donde
es libre un proletario dentro de la formación social capitalista);

Se^uodo, porqueel campesino Jornalero-colono no obtiene la tierra


como resultado de una relación jurídica de servidumbre habida entre
propietario-terrateniente y campesino arrendatario-colono, sino a tra-
vés de un contrato laboral {aunque sea oral), habido entre un traba-
jador agrícola contratado libremente y un empresario capitalista due-
ño de una explotación agrícola;
Tercero, porque la tierra entregada en **colonato'^ tiene el signifi-
cado esencial de pago de parte de un salario agrícola, disfrazado de
formas de arrendamiento, o de otorgamiento gratuito y gracioso; y

-166-
Cuarto, porque el campesino Jornalero-colono que recibe estas tie-
rras, es stleccíonado por su nivel de especialización o de productividad
alcanzado dentro del proceso del desarrollo de las fuerzas productivas.
La otra razón que explica el hecho de abandonar definitivamente
sus lugares de origen, tiene referencia al grado de especialización o a la
capacidad productiva a la que se ha hecho alusión y se basa en la esco-
gencia "selectiva" de mano de obra agrícola. Es decir, es la emigración
de la mano de obra más capacitada.
En el campesino Jornalero que es halagado con el ofre-
estos casos,
cimiento de entrega de una parcela de tierra ubicada en la explota-
la
ción agrícola a la que fue a trabajar periódica y temporalmente, es a-
quél que se ha destacado entre el grupo de la ''cuadrilla".
'
En la m/Myoría de las veces no hay relación directa alguna entre es-
tos campesinos Jornaleros y deudas anteriores (que generalmente no
tienen), sino, en todo caso, una relación de deuda que se Cí)ntrae en o-
casión del establecimiento de este nuevo tipo de relaciones sociales ha-
bidas entre el empresario y el trabajador. Es decir, cuando el campesi-
no recibe alguna cantidad de dinero para sufragar gastos personales
inmediatos o bien para la adquisición de los instrumentos de trabajo
agrícola que debe emplear en la parcela de tierra que le fue dada en po-
sesión.

Este Jornalero establecido como colono, generalmente desempeña


actividades específicas dentro de la explotación, tales como las de '*ca-
poral de cuadrilla^* (persona que controla el trabajo de cada cuadrille-
ro durante la época de la cosecha); vaquero, si la explotación contiene
hatos de ganado; **pesista'^ (el que recibe y pesa las cajas o sacos de
café o algodón recolectado), "caporal de patio^^ (cuidador de los luga-
res en donde se ponen a secar los granos de café), **despuJpadores^^
(controlan la limpieza del café), ''empacadores^^ (supervisan el embala-
je del algodón, u otro producto), ''nocturnos^' (efectúan rondas de vi-
gilancia durante las noches), vigías, celadores, veladores, etc. y, desde
luego, las labores agrícolas.

En todo caso, estos campesinos Jornaleros-colonos reciben un sala-


rio tíjo inferior a la media regional y únicamente durante determina-
das épocas del año, y si no son totalmente Obreros-agrícolas, es por-
que aún mantienen ese lazo de dependencia directa con el finquero a
través de la parcela de tierra recibida, trabajándola, en las formas es-
peciales de arrendamiento vistas, a cambio de los servicios que prestan
y el salario que temporalmente devengan.

Estos salarios, inferiores a los pagados como promedio en la re-


gión, generalmente los perciben durante 3 ó 4 meses, a razón de Q 0.30
por día, sin ración y desempeñando actividades especializadas. El res-
to del año han de estar a la disponibilidad de los intereses del propie-
tario finquero, quien recurre a ellos para la realización de diversos
menesteres como limpiabotas, ir por el correo a la cabecera municipal
cercana, realizar comisiones especiales ("mandados"), cortar frutos
(cocos, naranjas, pinas, mangos, etc.) para los "visitantes" amigos o
parientes que llegan a la finca, y otras que, aunque exijan la realiza-
ción de poco esfuerzo, representan el recuerdo constante de la "dispo-

-167-
oibilidad" a la que están sujetbs.

Enel marco de las relaciones de producción dentro de las que ope-


ra proceso de proletarización campesina, estos Jornaleros-colonos
el
van relajando paulatinamente el lazo que los ata a la tierra, a esta tie-
rra que no es suya y, con esta relajación, desde luego, los vínculos con
los sistemas de producción que conlleva, y terminan emigrando a los
centros urbanos en busca de mejores posibilidades de vida que, final-
mecte, se concretizan en formar parte del contingente de una población
urbana desocupada o subocupada en labores secundarias dentro de la
industria o la manufactura, en tanto que obreros.

e) Los campesinos Jornaleros-ñonques.


Como se apuntó en páginas anteriores, algunos campesinos Jorna-
leros,de aquéllos que no regresan a sus comunidades de origen, se que-
dan por períodos indefinidos (uno, dos, tres, o más años), en la finca
que inicialmente los contrató, en los alrededores de la región, o ambu-
lando por aquellas zonas del país que son el asiento de grandes explo-
taciones agrícolas, o/rec/enofo sw /uerza de trabajo allí donde pueda
ser contratada a cambio, únicamente, del salario devengado. Aunque
muchos de ellos se establecen por largos períodos en algún lugar (po-
blado o establecimientos agrícolas), la mayor parte se fija una ruta de
trabajo que va por todos los lugares del país y pasa por todas las em-
presas agrícolas que puedan contratarlos. Son conocidos como ''ñon-
ques^^ o '*ganadores^^\ es decir, son campesinos Jornaleros ambulantes
que ocasionalmente regresan a su comunidad de origen y que a diferen-
cia de los demás miembros de la capa social que aquí se analiza, entran
en contacto con un nuevo tipo de relaciones de producción establecidas
a través de una contratación libre y temporal, haciendo de ellos los
elementos más proclives a convertirse en verdaderos proletarios agrí-
colas, esta vez "enganchados" al más genuino modo de producción ca-
pitalista.

Cuando el mercado no los absorbe por períodos de tiempo prolon-


gados, flonque opta por regresar a su comunidad de origen. Su pe-
el
queña parcela de tierra se convierte entonces en lugar de refugio de es-
pera, y saldrá de ella cuando las perspectivas de contratación se tor-
nan favorables.
Su contratación la efectúa directamente, personalmente, sin la me-
nor intervención del intermediario, y su compromiso laboral se limita
a realizar una tarea agrícola determinada. No vive en la finca, sino en
los "mesones" situados en los poblados cercanos. No recibe "ración":
solo gana el salario promedio regional.

Rara vez explota su parcela de


tierra cultivándola para él mismo,
y prefiere vivir que gana (en salarios), y por eso es un
solamente de lo
ganador. Sin embargo, no es un Obrero-agrícola pues aún no está to-
talmente desvinculado de su antiguo medio social ni de los engranajes
de la economía mercantil y, por su parte, la economía capitalista no lo
absorbe completamente.
En ocasiones, cuando el patrón arguye que "no hay dinero para
jornales", trabaja solo por el "bastimento" o la vivienda proporciona-

—168—
da y, a veces, a cambio de trabajar en la finca recibiendo (al estilo y
condiciones del campesino Jornalero-colono), una parcela de tierra que
explota sin mucha dedicación y presto a dejarla cuando se le presente
la oportunidad de ganar un jornal.

4. El trabajo asalariado temporal migratorio.


Periódicamente entonces, y durante un período de tres a cinco me-
ses, elcampesino jornalero deja de trabajar para 8Í o para los otros,
las tierras situadns en los altiplanos del territorio guatemalteco y, al
tenor de la expresión popular, "b^ja a la costa", es decir, a las fincas
ubicddas en las planicies del Litoral del Pacífico o del Valle del Mota-
gua, así como a las fincas cafetaleras situadas en la región de las Vera-
paces o aquéllas del pacífico llamada también "bocacosta".

a) El traslado a las fincas.

Una encuesta postal, (^) señaló la cantidad de 261 fincas de más


de 5 caballerías de extensión (225.3 hectáreas) de superficie, como las
principales empresas agrícolas que absorben la fuerza de trabajo de es-
ta mano de obra agrícola migratoria. La tierra, de la mayoría de es-
tas fincas, es explotada en parte de su superficie, con productos como
el c«fé y el algodón, pero en un buen numero de ellas también se efec-
túa el cultivo de otros productos como la caña de azocar o el maíz, o
la pina, aunque en general, tanto unas como otras cultivan en diferen-
tes proporciones los productos señalados, dando preferencia a los dos
primeros citados.
El trabajo «grícola que requieren las labores culturales de las plan-
taciones, en cuanto al nivel tecnológico de las fuerzas productivas se
refiere, es, en líneas generales, el mismo. El campesino Jornalero igual
puede hacer trabajos de recolección de granos de café, poda o limpieza
de las plantas, como aquéllos relacionados con la cosecha (tapizca) del
algodón, del maíz, o corte de la caña, de azúcar, y, en este sentido, la
contratación de mano de obra efectuada por los habiiitadores, no hace
agrupaciones o rechazos selectivos, pues la empresa agrícola los absor-
be en las diferentes labores requeridas.
Dadas las relaciones de deuda antes apuntadas, el campesino Jor-
nalero se ve obligado a engancharse siempre con el mismo habilit«»dor,
para ir a trabajar a la misma finca, y cuando ya han sido resueltos los
aspectos del número de jornales para cumplir, el número de cuadrille-
ros (Jornaleros) por contratar, condiciones (imposiciones) de trabajo,
etc., el campesino Jornalero deja su lugar de residencia y parte hacia
las empresas agrícolas situadas en la mayoría de las veces, a un pro-
medio de 100 kilómetros de distancia de su comunidad de origen.
El Código de Trabajo estableció (Artículo 33), que, en tales cir-
cunstancias, es el patrón cont^atador quien debe sufragar los gastos
del traslado de los trabajadores desde su lugar de origen hasta el

(86 \
; Efectuada por el autor (HFA) en 1961, y dirigida a las autoridades civiles y a los te-
rratenientes de 319 municipios del país, excluidos el de la capital de la república y 5
del departamento de Peten, en donde no se verifica este fenómeno migratorio.

-169-
establecimiento de trabajo, y viceversa. La realidad ea que el campe-
sino Jornalero los sufraga él mismo, sea con dinero prestado a los ami-
gos, a los parientes o a los agiotistas (incluido el habilitador), o bien
con dinero ahorrado por él mismo. Muy pocos son los casos en los
que el patrón fleta, por cuenta propia, el medio de transporte necesa-
rio para el traslado de esta mano de obra que él tanto necesita y de la
que tanto depende, siendo común que sea el habilitador quién contrata
un medio de transporte de carga, pague por adelantado el valor del
viaje, y posteriormente descuente éste de los salarios devengados por
los Jornaleros. {^)

En las explotaciones agrícolas, el patrón asigna un lugar de habi-


tación a las decenas o centenas de campesinos Jornaleros que llegan.
Aun cuando en este sentido la legislación laboral establece que ha de
proporcionarse el mínimo de comodidades de vivienda y salubridad,
el Jornalero se ve puesto ante la disyuntiva de escoger entre dormir
al aire libre, bajo el follaje de los árboles, o pernoctar en la galera que
se pone a su disposición: piso de tierra, techo de hojas de plátano o,
raramente, láminas de zinc y paredes de media altura. En todo caso,
los Jornaleros se agrupan, ellos mismos, según la región de su proce-
dencia, o según las "cuadrillas", es decir, según el conjunto de Jornale-
ros contratados para un número determinado de jornales en alguna
labor determinada.

b) El trabajo en las ñncas.

Según el contrato firmado, el campesino Jornalero se compromete


a realizar un número determinado de jornales en una labor cultural de-
terminada. En tal sentido, si recoge café, será una cantidad de ^'ca-
jas^* las que debe llenar; si es algodón, serán ''tAreas*^ o quintales o, si
otros productos, la "tapizca'- de ellos en superficies de tierra bien deli-
mitadas.
En todo caso, estas formas de medir el trabajo por realizar en una
jornada de trabajo, en otros tiempos fueron fijadas de acuerdo a la
productividad promedio de la fuerza de trabajo del trabajador rnedio,
de manera que al principio, la jornada de trabajo fue igual al tiempo
que un campesino necesitaba para cumplir esa labor durante un perío-

ca) En 1964, durante la época de traslado de estos Jornaleros hacia las fincas de la costa
sur, tuvo gran difusión la forma como estos trabajadores son "transportados" desde sus
comunidades a las fincas a donde van a trabajar. Un camión de carga, cubierta su ca-
rrocería con una lona, trasladaba más de 100 personas, de pié. entre hombres, mujeres
y niños (¡ y perros!). Por descuido (!) del conductor, el tubo de escape del vehículo
quedó dentro del espacio cubierto por la lona, virtiéndose, así, al interior los gases tóxi-
cos de la combustión. 20 kilómetros después de haber salido de Santa Cruz del Qui-
che, los pasajeros comenzaron a dar señalen de malestar y. pidiendo al conductor que
detuviera el vehículo, se dieron cuenta de que uno de los pasajeros había muerto por
envenenamiento. El conductor, arguyendo no tener tiempo para atenderlo ni para in-
formar a las autoridades, dejó el cadáver abandonado al lado del camino y prosiguió su
ruta. Poco después, otra llamada de parada: ¡otra persona había muerto!. El conductor
actuó en la misma ¿orma, dejando el segundo cadáver a la orilla de la carretera. ¡Seis
personas murieron en esa forma y 6 cadáveres fueron recogidos de la vera del camino!.
El conductor (guarda-espaldas de uno de los más poderosos latifundistas del país), ni
siquiera fue llamado a los tribunales para la inculpación de homicidio (¿invo-
luntario?).

-170-
do de 8 horas diarias.

En la actualidad ésas medidas han sufrido un curioso proceso con-


tinuo de elasticidad a tal punto que, en la generalidad de los casos,
cuando el campesino Jornalero es contratado para cumplir tales ta-
reas, necesita un tiempo que oscila entre nueve v diez horas. Con esta
**elasticidad", que curiosamente va aparejada a la modernización de
las técnicas de trabajo empleadas (que, lógicamente, debía significar
un ahorro del tiempo socialmente necesario para efectuarlas), el pa-
trón obtiene una cantidad de fuerza de trabajo invertida por igual can-
tidad de dinero, es decir, por igual salario, proporción que en la reali-
dad significa menor salario por igual trabajo o, en términos más téc-
nicos: la apropiación de mayor cantidad de producto por igual inver-
sión de capital variable (en salarios), es decir, mayor plus valía en el
mercado.
Cuandoel campesino Jornalero es contratado por *' tí» reas'\ es de-
cir,por el pago de un determinado salario a cambio de una determina-
da cantidad de trabajo realizado, el salario se fija tomando como me-
dida el mismo patrón, de manera que si, por ejemplo, se estipula la ta-
rea a Q.0.70, menos el valor de los alimentos dados como ración, la
tarea significa la recolección de una caja de café debidamente acomo-
dada para que contenga 105 o 110 libras, o costales (sacos) de algo-
dón con similar capacidad, o extensiones de terreno arbitrariamente
señaladas. Como el campesino debe trabajar entre 9 y 10 horas para
cumplir con tales **tareas", y como éstas contienen mayor volumen del
oficialmente estipulado, el resultado obtenido es el mismo: más traba-
jo por el mismo salario.
En más de una explotación agrícola, las condiciones físicas del te-
rreno, dado lo quebrado del suelo o la lejanía de las plantaciones en re-
lación a los centros de entrega del producto recolectado (centros lla-
mados pilas recolectoras), no favorecen el cumplimiento de estas la-
bores en un tiempo menor al arriba señalado, de manera que lo co-
rriente es que el campesino Jornalero erap/ée entre doce y trece horas
diarias de trabajo para efectuarlas, incluyendo el tiempo destinado pa-
ra la alimentación y el "raslado del trabajador desde los lugares de vi-
vienda hasta las plantaciones, sin contar el factor humano del rendi-
miento físico de los trabajadores que, en la mayoría de los casos, pade-
ce desnutrición permanente.

c) Los salarios devengados.


Respecto a la forma de pago de
los salarios, el código al que se ha-
ce referencia señaló, en artículo 90, último párrafo, que **los trabaja-
el
dores campesinos que laboren en las explotaciones agrícolas o ganade-
ras pueden recibir el pago de su salario en un treinta por ciento deljm-
porte de éste como máximo en alimentos" y ya se vieron las condicio
nes en que esto se realiza. Sin embargo, es necesario agregar algo más.

De acuerdo con las disposiciones emitidas por las autoridades gu-


bernamentales:
"todo trabajador que labore a plazo fijo o por tiempo inde-
terminado, tiene derecho a disfrutar de un día de descanso

—171-
después de cada seis días de trabajo consecutivo. Tam-
bién tendrán derecho a disfrutar de un día de descanso re-
munerado los trabajadores que presten sus servicios por
hora y que por la naturaleza de sus ocupaciones, laboren
un mínimo de cuarenta y ocho horas en el término de seis
días, aunque no sean consecutivas". (Código de Trabajo,
Capítulo Cuarto, Título Tercero, Artículo 126),
agregándose, en el Artículo 129, que
"es entendido que cuando el salario se estipule por quince-
na o por mes incluye en forma implícita el pago de los días
de descanso semanal o de los días de asueto que no tra-
jen."

El campesino Jornalero se ve burlado en este aspecto, cuando el


patrón (con el fin de no pagarle el séptimo día)^ arguye que aquél no
trabajó seis días consecutivos. y para poder sentirse más ampara-
do y protegido por la ley emitida por él mismo, el patrón permite que
los Jornaleros trabajen a un ritmo de cinco días de trabajo y vno de
descanso, con lo cual evade lo especificado en los artículos antes seña-
lados en relación al pago del "séptimo día".
En lo relativo a los salarios devengados, el Jornalero no va mejor.
Por término medio, el salario que devenga por jornada de 10 horas
promedio de trabajo, es de Q.0.70 menos la ración que generalmente
C9 valuada en Q. 0. 20. Este salario obliga al campesino Jornalero a
efectuar una determinada tarea; por ejemplo, como se vio: una caja de
café (una caja: normal y legalmente debe corresponder a 1 quintal de
100 libras); recoger 1.5 quintales de algodón; cortar una tarea de ca-
ña de azúcar (tarea: corte de caña semlDrada en una superficie de 500
varas cuadradas, aproximadamente 0.04 hectárea^), o bien, hacer de-
terminadas labores agrícolas en superficies de terreno delimitadas pre-
viamente.
Durante el tiempo que permanece en las empresas agrícolas que lo
contratan, el campesino Jornalero, al ritmo y condiciones apuntadas,
trabaja un promedio de 70 días, que significan la cantidad promedio
de Q.42.00 (en dinero efectivo), devengados en concepto de salarios.
Si tenemos presente que la mayoría de los Jornaleros permanece en las
explotaciones agrícolas un promedio de 3 meses, estos 70 días de traba-
jo significan una permanencia obligatoria de 90 días.
Es lógico suponer que durante el tiempo que no trabajan no deven-
gan salario alguno; pero también es costumbre que el campesino Jor-
nalero trabaje aun durante los días de asueto, los domingos, los sába-
dos por la tarde y los "séptimos días", a cambio de igual salario, lo
cual es permitido (!) por el patrón "para que se ganen unos centavos
extras " (?). Esto significa que, en el caso de los cálculos y estima-
ciones más optimistas, el campesino Jornalero "puede llegar a ganar"
la cantidad de Q.54.00 por un tiempo de trabajo de 90 días consecuti-
vos y trabajando un promedio de doce horas diarias, es decir: de estre-
lla a estrella, dado que el horario de trabajo se estipula desde las pri-
meras horas del día hasta casi el anochecer para así aprovechar todo
el tiempo de luz solar "y ganarle tiempo al tiempo".

-172-
d) El trabajo femenino e infantil.

En de los casos, el campesino Jornalero casadocuen-


la generalidarl
ta con colaboración que pueden proporcionarle su esposa y sus hijos
la
mayores de ocho años (o menores a esa edad) y, en tal sentido, hacién-
dose accímpañar por ellos, se compromete a cumplir tareas que cubran
entrelOOy 150 jornalesen períodüsde90a 120 días, locual podrá signi-
ficarle un salario total de y.70.00 a Q.90.00 devengados en las condi-
ciones arriba señaladas. Sin embargo, en tales ocasiones es él, en cnan-
to jefe de familia, quien suscribe el contrato respectivo, a menos que se
permita la contratación particular y por separado de sus familiares.
A este respecto, la ley laboral estableció (Código de Trabajo, Artí-
culo 147), que en casos de contratación de mano de obra femenina e
infantil, se dé a las mujeres y a los niños, trabajos adecuados "espe-
cialmente a su edad, condiciones o estado físico y desarrollo intelectual
y moral", prohibiéndose (Artículo 148):
"a) El trabajo de mujeres y menores de diez y seis años en
labores insalubres o peligrosas, según la determinación que
*de unas y otras debe hacer el reglamento o, en su defecto,
la Inspección General de Trabajo. Dicho reglamento lo debe
dictar el Organismo Ejecutivo, mediante acuerdo emitido
por conducto del Ministerio de Trabajo y Previsión Social
oyendo de previo a patronos y trabajadores y tomando en
cuenta las disposiciones del artículo 201 y que las labores
agrícolas o ganaderas solo en casos de excepción pueden
calificarse de insalubres o peligrosas; c) el trabajo noc-
turno y las jornadas extraordinarias de los menores de
edad y e) el trabajo de menores de 14 años." (Los inci-
sos b) y d), fueron omitidos por no hacer referencia al tra-
bajo agrícola. El subrayado es mío (HFA).
En relacionaestas disposiciones, en un trabajo anterior del au-
tor, (^') se anotó que
los patronos contravienen el presente artículo es-
pecialmente y con mayor insistencia en loque se refiere al inciso c),
porque ¡os menores de edad ejecutan labores extraordinarias de una
a dos horas diarias más de lo especificado en el artículo 149, que indi-
ca que la jornada diurna debe ser disminuida en 1 hora diaria, y en
seis horas a la semana para los menores de 14 años de edad, lo cual
arroja un número de seis a doce horas por semana conceptuadas como
jornadas extraordinarias.
Por otra parte, se contraviene el inciso b), de este mismo artículo
149 que, en lo referente a la disminución de la jornada diurna, estable-
ceque ésta debe disminuirse en dos horas diarias y en doce a la sema-
na para los jóvenes que tengan esa edad o menos, (siempre que el tra-
bajo de ellos se autorice conforme el artículo 150), lo cual, a su vez,
arroja un número de seis a dieciocho horas extraordinarias semanales!

El mismo Código de Trabajo otorgó al patrón la posibilidad de no


cumplir con lo especificado anteriormente, ya que el artículo 150 se es-

\') Flores Alvarado, H, 1961, página 102 y siguientes.

-173-
tableció que la Inspección General de Trabajo puede extender,

"en casos de excepción calificada, autorizaciones escritas


para permitir el trabajo ordinario diurno a los menores de
catorce años o, en su caso, para reducir, total o parcial-
mente, las rebajas de la jornada diurna que impone el artí-
culo anterior. Con este objeto, los interesados en que se ex-
tiendan las respectivas autorizaciones deben probar: a) que
el menor de edad va a trabajar en vía de aprendizaje o que
tiene necesidad de cooperar en la economía familiar, por ex-
trema pobreza de sus padres o de los que tienen a su carga
el cuidado de él/'

El patrón argumenta que "los contratos de trabajo^' se acuerdan


libremente entre su representante (el habilitador) y los campesinos
Jornaleros, los cuales firman "de acuerdo'^ (con su huella digital), las
respectivas autorizaciones a que se hace mención en el artículo ante-
rior, autorización que les permite a ellos (los patrones), utilizar la ma-
no de obra agrícola femenina e infantil en las tareas requeridas por la
empresa, arguyen, además, que los menores van a "aprender el oficio""
y que los admiten solamente
"
(?) '' para, que esa pobre gente se gane
unos centavos más
De todos modos, las mujeres y los niños no devengarán los mismos
salarios,ya que alas mujeres seles esí/pu/a (arguyendo razones de
más baja productividad, dada su condición femenina), la cantidad de
Q.0.60 diarios (menos la "ración", que reduce el salario efectivo a
Q.0.40), y a los niños (arguyendo razones de aprendizaje del oficio, que
realmente ya dominan), la cantidad de Q.0.50 (menos el valor de la
"ración"), quienes reciben realmente la cantidad de Q.0.30 por cada
una de las jornadas de trabajo de la misma duración y realizadas en
las mismas condiciones en que las realizan los adultos.

De esta manera, el campesino Jornalero cumple con el contrato de


jornales comprometidos: ayudado por la fuerza de trabajo proporcio-
nada por su familia.
Cpn frecuencia, la esposa es contratada específicamente para la
preparación de los alimentos de los campesinos Jornaleros, aunque en
la mayoría de las veces este contrato le es concedido independiente-
mente de su relación familiar. La mujer contratada para estas activi-
dades culinarias, es conocida con el nombre de '*molendera^\ recibe
un salario de Q.0.04 diarios por cada trabajador a quien prepara sus
alimentos y la ración correspondiente a los salarios devengados por
aquéllos, de manera que una "molendera, comprometiéndose a prepa-
rar los alimentos de quince o veinte personas, recibe el salario prome-
dio de Q.0.60 u Q. 0. 80 diarios. Cómpralos combustibles utilizados
(leña) al patrón y los demás elementos empleados en la preparación de
los alimentos (grasa de cerdo, por ejemplo), en los establecimientos co-
merciales ("tiendas"), que el patrón tiene en el "casco de la finca" y
que son administrados por los campesinos Jornaleros-colonos como
parte de aquéllos servicios especiales que, como se vio anteriormente,
están obligados a prestar a cambio de la conseción de las parcelas de
tierra que reciben.

-174-
!

La ''molendera", ella, personalmente no recibe "ración", por lo


que sus alimentos los obtiene de los mismos que ella prepara para los
campesinos Jornaleros, (^) y en los casos en los que se compromete a
preparar los alimentos para un mayor número de personas, se hace a-
compañar de sus hijas para que la ayuden o, a su vez, ella paga Q.0.10
diarios (comida incluida), a otras mujeres para que la ayuden en tal
labor, hecho que es el más común observado.

e) El regreso a la comunidad de origen:


saldo de salarios.

Una vez terminada la labor a la cual se comprometió y con una


cantidad aproximada en un tercio de lo que ganó en salario durante
su estancia en las explotaciones agrícolas en donde fue contratado (he-
chos los descuentos y los abonos o deudas anteriores), es decir, un pro-
medio de Q. 25. 00 en los casos óptimos y de Q. 15.00 en la generalidad
de ellos, el campesino Jornalero regresa a su comunidad de origen. Y
mientras espera la próxima temporada de cosechas agrícolas, para la
que indudablemente será contratado dadas las deudas de diversa índo-
le que contrajo "allá abajo, en la costa", sea con el patrón de la empre-
sa o con el habilitador regional, el campesino Jornalero trabaja tem-
poralmente en las fincas lugareñas en labores agrícolas o en otros me-
nesteres que le proporcionarán ingresos eventuales, así como en el cui-
dado de su parcela de tierra.
Si así no es, formará parte de esa población campesina que ambu-
lando en busca de trabajo, espera y espera, recurriendo a veces al habi-
litador para hacerle préstamos, quien, otorgándoselos, contará por es-
te medio expedito, con la cantidad mínima de mano de obra agrícola
asalariada necesaria ("su gente"), para responder a las exigencias del
terrateniente que la precisa para levantar las cosechas del próximo a-
ño agrícola.
El círculo se cierra y el campesino Jornalero se encuentra (económi-
camente), en el mismo punto de partida de la temporada anterior, o
un poco más adelante, pero más atado a los empresarios latifundistas
o a sus representantes, dadas las condiciones del sistema de relaciones
de producción imperantes. Sin embargo, desde el punto de vista de su
diferenciación social, en tanto que campesino asalariado, habrá reco-
rrido una etapa más hacia su total proletarización.

/) Los Jornaleros que no regresan.


La población de campesinos Jornaleros que deja definitivamente
sus lugares de origen para establecerse fuera de ellos como Jornaleros-
colonos o para ambular como Jornaleros-flonques, representa aproxi-
madamente una cantidad anual de 200 personas, fuga que explica, en
parte, el alto crecimiento demográfico observado durante los últimos
años en algunas regiones del país, sobre todo en aquéllas asiento de
importantes empresas agrícolas. Por ejemplo, en el departamento de
Escuintla se registró, en 1964, un aumento del 118% sobre la poblá-

is') Un proverbio popular dice: cdonde come i, comen 2>.. . con mayor razón, entonces,
los comensales son 15 . .

-175-
ción habida en 1950; en Izabal: 107.3%; en Rctalhuleu: 85.9%; en Gua-
temala: 84^.5%, etc. (88)
Se ha podido comprobar (^) que, durante el período de seis año»,
habido entre las dos muestras tomadas en algunas poblaciones del oc-
cidente de Guatemala, el 0.7% de los Jornaleros que anualmente fue a
trabajar a las explotaciones locales o de otros lugares, ya no regresó y
se quedó trabajando allí en las condiciones apuntadas anteriormente.
Aún cuando no hay información completa y detallada a este res-
pecto, puede estimarse que tal fenómeno aumenta año con año. Sin
embargo, ha de tenerse en cuenta que el número anotado arriba, inclu-
ye no solamente a los campesinos Jornaleros que se establecen como
colonos o que trabajan como flonques u Obreros-agrícolas, sino tam-
bién, un número no despreciable de ellos que se dirige a las ciudades más
importantes del país en las que se establece dedicándose a las labores
secundarias y en última instancia, constituyendo parte de la población
desocupada o subocupada, llamada a veces población flotante de las
ciudades.

Sin embargo, se hace esta referencia tomando como base lo obser-


vado en 16 regiones del país. En tal sentido, por ejemplo, durante ese
período de seis años, 19 campesinos Jornaleros, oriundos de San Car-
los Sija, departamento de Quezaltenango, se establecieron en diversas
fíncas situadas en el Litoral del Pacífico en tanto que Jornaleros-colo-
nos; 8 se dedican al comercio ambulante cuando no encuentran traba-
jo comb flonques, o combinando estas actividades; 6, con sus familias,
se trasladaron a Quezaltenango en donde trabajan en varias indus-
trias locales de tejidos y sombreros, y otros 13 se fueron a otras ciuda-
des como la capital, Mazatenango y Coatepeque. Es decir, un total de
46 en seis años. La población total masculina de la localidad, en 1966,
fue de 6,756 personas y la femenina de 6,740 (13,496 en total). El nú-
mero de campesinos Jornaleros que emigraron temporalmente en 1966,
fue de 1,216hombres y 896 mujeres y niños, es decir, 2,112 personas
(15.6% de la poVjlación total de la comunidad), cubrieron un total a-
proximado de 110 mil jornales durante un período promedio de 93
días, de los cuales solamente trabajaron 72. El habilitador, habría ob-
tenido una "comisión de Q. 7, 700. 00 !

En otra loca'idad del Altiplano Volcánico-Occidental, San Pablo,


departamento de San Marcos, con una población total, en 1966, de
16,246 personas (8,729 hombres y 7,517 mujeres), en este mismo pe-
ríodo de seis años, un promedio de 2,190 personas (12.4% de la pobla-
ción total), fueron contratados anualmente como Jornaleros: 1,146
hombres y 724 mujeres y niños. Un promedio de 22 Jornaleros por a-
ño (131 durante el período aludido), ya no regresaron a San Pablo, de
los que 72 casados se fueron con toda su familia. Del total de los que
emigraron, 55 permanecieron en la finca El Porvenir como Jornaleros-
colonos (42%); 16 se establecieron en diversas fincas de la costa sur
(12%); 29 recibieron tierras en distintos parcelamientos agrarios

( ) Véase DGE, 1968. Relaciones porcentuales mías (HFA).

(^) Flores Alvarado, H., 1960-1967.

-176-
(22%) y 14 (11%), se establecieron en la ciudad de Quezaltenango o en
la de San Marcos en donde trabajan como obreros en tallereí de texti-
les o zapatos. Del 13% restante, es decir, de 17, no se pudo averiguar
a donde fueron.
En otras tres comunidades de diferentes lugares del país, el pano-
rama es el siguiente:

. CUADRO No. 21

MIGRACIÓN DEFINITIVA DE CAMPESINOS JORNALEROS


1960-1966
Co- Població migratoria Durante un período de 6 años
mu- (Promedio ¿inual) No regre- ocupación principal
ni- Hom- Mu- To- saron Coló- Obre- 0- Igno-
dad: bres jeres tal (hombres) nos ros tras rado
A 229 42 271 13 7 1 1 4
B 692 23 715 65 41' 2 10 12
C 80 36 116 4 — 1 1 2
— 1,001 101 1,102 82 48 4 12 18

Fuente: H. Flores Alvarado Archivo de datos culturales. Investigaciones ^inéditas).

5. Modalidades de la proletarizacióa
del campesino.

Como puede deducirse de la información proporcionada, el tipo de


relaciones sociales que el campesino Jornalero establece con el patrón
terrateniente o con el administrador de la empresa o el habilitador,
son típicamente capitalistas. Es decir, relaciones de producción en las
que una parte es el elemento productor y la otra el elemento no-traba-
jador, y en las que, a través de una relación de apropiación, el campesi-
no Jornalero se ve sometido a una explotación económica, como parte
del engranaje del sistema de las relaciones sociales del modo de produc-
ción capitalista.

Algunos análisis sobre las características de este tipo de relaciones,


hacen aparecer al campesino Jornalero como parte de un sistema de re-
laciones en las que predominan las características de la explotación
feudal. En tales análisis no se toma en cuenta que, dado el aparato ju-
rídico que legaliza estas relaciones, el campesino Jornalero es un traba-
jador que ofrece en el mercado su fuerza de trabajo, la cual es adquirí-
da por el no-trabajador (poseedor de las empresas agrícolas), a través
del pago de un salario. En este tipo de análisis, se ve una relación feu-
dal en el hecho del endeudamiento del campesino Jornalero, en las con-
diciones en que desempeña su trabajo y no se toma en cuenta su carác-
ter fundamental de asalariado.

Por otra parte, el campesino Jornalero es considerado como una


versión contemporánea del agricultor de la época colonial (española),
pero, si bien es cierto que en algunos aspectos tales situaciones recuer-
dan, por asociación, aquéllas condiciones, en sentido estricto, las rela-

-177-
dones de producción dentro de las que actuó el campesino durante la
época colonial española, son fundamentalmente diferentes, social e his-
tóricamente distintas a las de hoy día.
El campesino Minifundista que llega a convertirse en Jornalero, ha
recorrido un largo camino de evolución histórico-social que va desde
los niveles de una economía mercantil que tuvo sus orígenes en el perío-
do colonial español, y que en el Minifundista encuentra su manifesta-
ción actual parcialmente modificada, hasta las formas de la eco^iomía
capitalista contemporánea que los engarza en sus engranajes como
parte necesaria de su desarrollo. El campesino Jornalero, por su parte,
surge dentro del proceso de diferenciación social, a finales del siglo pa-
sado, en ocasión de la introducción del cultivo del café en escala tal,
que hizo posible una mayor participación de Guatemala en el mercado
internacional mediante la explotación de grandes extensiones de tierra
que necesitaron de la mano de obra campesina para su explotación.
Sin embargo, las raíces del proceso son más complejas y todavía
más anteriores y no se está en lo íalso cuando se afirma que los oríge-
nes de esta capa social pueden encontrarse en aquellos campesinos que,
durante la dominación colonial española, vivían sujetos a las condicio-
nes del ambiente dentro del que se desarrolló la economía (colonial)
mercantil, sin que esto signifique que los campesinos Jornaleros de hoy
sean la versión moderna del campesino de la encomienda, o de los colo-
nizados que, durante el régimen de la mita, iban a trabajar a las em-
presas económicas explotadas durante la colonia española.
El Jornalero empieza su diferenciación de los miembros de las otras
capas sociales, cuando, Minifundista, deja parcial o totalmente el cul-
tivo de su parcela de terreno como actividad fundamental y ofrece en
el mercado su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Este hecho es
el fundamental. Pero para poder explicar el panorama de las condicio-
nes del ambiente del cual surge, es necesfirio adentrarse a considerar su
situación dentro de la economía mercantilista de la colonia (española),
su progreso dentro de las relaciones de producción capitalistas habidas
posteriormente como consecuencia de la participación de la burguesía
regional de Guatemala, en el mercado internacional de productos agrí-
colas y, finalmente su participación en el proceso de la producción ca-
pitalista contemporánea.
Desde este punto de vista, el Jornalero es un campesino que, siendo
Minifundista, fue presionado por las circunstancias de la competencia
de un mercado estrecho, por su bajo nivel de especialización agrícola,
por su bajo nivel de productividad, a buscar ingresos en dinero cuando
en el mercado no encontró precios equivalentes a los gastos de su pro-
ducción. En estas condiciones, obligado a buscar una fuente de ingre-
sos que aseguren su mantenimiento y el de su familia, y encontrándolo
(al principio incidentalmente y después con más regularidad), en el
mercado de la mano de obra agrícola asalariada, abandona paulati-
namente las actividades agrícolas desarrolladas eh su parcela de tierra
para beneficio propio, para dedicarse cada vez más y más en mayor
grado, a emplearse como asalariado.
Esquemáticamente puede decirse entonces, que el Jornalero es el
campesino Minifundista que abandona la producción directa, sea a

—178-^
causa de baja del precio de los productos agrícolas que él produce
Ja
y que en el local pueden ser comprados a precios más bajos,
mercado
o bien, a causa de los bajos rendimientos obtenidos del cultivo de la
tierra en las condiciones de explotación mercantil dentro de las que él
trabfjja.

Por otra parte, el Jornalero es aquél campesino que encuentra en


elmercado al comprador que le paga un salario por su fuerza de tra-
bajo. Con el dinero que representa este salario, el campesino podrá
adquirir los artículos que ha dejado de producir directamente, a causa
de las relaciones de producción dentro de las que él se encuentra en
condiciones de explotación económica y dominación de clase.
Por otra parte, a causa de estas mismas relaciones de producción
capitalista^ su desplazamiento del mercado se traduce en su participa-
ción creciente en tanto que fuerza de trabajo.

En tales condiciones, el campesino Minifundista abandona el culti-


vo de su parcela como su actividad principal para buscar su coloca-
ción en las empresas aerícolas locales o lejanas que puedan, adquirien-
do su fuerza de trabajo, contratarlo como mano de obra agrícola asa-
lariada.

Desde el punto de vista teórico, el paso desde el estadio del sistema


de relaciones de producción mercantil, dentro del cual se mueve en tan-
to que campesino Minifundista, al estadio capitalista, dentro del cual
se desenvuelve en tanto que campesino Jornalero, puede considerarse
esquemáticamente, como una etapa dentro del proceso de proletariza-
ción. El marco de la formación social determinada que es Guatemala,
ofrece la característica de la presencia de un estadio de producción
mercantil (caso general de la producción entre los campesinos Minifun-
distas) y otro estadio típicamente capitalista, y, en las relaciones so-
ciales surgidas de la práctica de este ultimo, el campesino Jornalero se
ve comprendido como trabajador que vende su fuerza de trabajo.

El paso que significa dejar de ser Minifundista, para adquirir la ca-


tegoría de campesino Jornalero, u Obrero— agrícola si el proceso de
proletarización se ve acelerado, es un paso irreversible dentro del me-
canismo del desarrollo de la diferenciación social. El campesino que ha
dejado de trabajar la tierra para sí mismo y se engancha como Jorna-
lero para trabajar como asalariado en las explotaciones agrícolas ca-
pitalistas, pasa irreversiblemente a formar parte del sistema de lela-
ciones obrero/patronales propias del modo de producción capitalista.

Según se apuntó anteriormente, el campesino Minifundista se ubi-


ca dentro de las relaciones de producción mercantil, en tanto que el
Jornalero lo está dentro de las capitalistas. Esto es así, entre otras ra-
zones, porque la característica fundamental de éste último, es la de ser
asalariado, es decir, una persona que vive principalmente, a veces úni-
camente, del producto de la venta de su fuerza de trabajo; en tanto
que la característica fundamental del otro (Minifundista), es la de vi-
vir del producto de su explotación agrícola. En otras palabras, el cam-
pesino Jornalero establece las relaciones sociales a través del salario,
en tanto que el Minifundista las establece a través del mercado de pro-
ductos agrícolas.

-179-
Las modalidades de pago de su salario (es decir: parte en dinero y
parte en productos, o bien con la entrega de parcelas de tierra), no de-
ben ser consideradas como "un resabio de tipo feudal", según el cual el
campesino Jornalero se mueve dentro de un sistema económico— social
donde el dinero y los productos alimenticios son una retribución dada
por el patrón a cambio de la labor realizada, y no un salario.

La supuesta "servidumbre feudal", considerada así según las mo-


dalidades dentro de las cuales realiza su trabajo, no son ni lejanamen-
te, aquéllas típicas de la servidumbre de la gleba feudal, sino más bien
argucias manejadas por los empresarios agrarios capitalistas con el
único fin de obtener una tasa de explotación mayor. Por otra parte,
la función de "enganchadores" desempeñada por los habilitadores, no
debe ser interpretada como otra forma de explotación feudal, o como
una versión modificada del "encomendero" (quien, por otra parte,
nunca actuó como pieza de engranaje en el sistema de relaciones feuda-
les), sino como un intermediario más al servicio de la burguesía (Agra-
ria, de Servidumbre o Financiero-industrial) que recurre a él única-
mente en tanto que "instrumento" de sus relaciones sociales de pro-
ducción habidas con el trabajador Jornalero. El habilitador no es sino
otro más de los no-productores que, en el mercado de la fuerza de tra-
bajo de los campesinos Jornaleros, busca quedarse con una parte del
excedente producido.

Así pues, el campesino no es Jornalero por el hecho de haber perdi-


do su parcela de tierra, o porque en las áreas de donde es originario no
haya suficiente tierra para trabajarla en provecho propio, o porque el
precio del arrendamiento de tierras sea elevado, o por razones de ésta
índole esgrimidas por algunos investigadores de nuestro medio
rural. No.
Todo esto, no es sino los efectos del proceso del desarrollo econó-
mico dentro del cual poco a poco van desplazándose los viejos anda-
miajes de la economía mercantil para ir sustituyéndolos por las nue-
vas relaciones sociales propias del modo de producción capitalista,
gestadas como consecuencia directa de ese mismo desarrollo econó-
mico.

Por otra parte, el hecho de que en la mayoría de los casos el cam-


pesino Jornalero desempeñe sus actividades laborales o devengue su
salario trabajando en empresas agrícolas capitalistas latifundistas, no
significa que, no obstante la persistencia a niveles cualitativamente di-
ferentes de algunos rasgos característicos de las relaciones jurídicas
feudales aun vigentes en el agro guatemalteco, las relaciones dentro de
las cuales realiza su trabajo sean de tipo feudal, o que la "economía"
sea feudal. No. Primero, porque no existe una "economía feudal", sino
más bien, existió un tipo determinado de modos de producción que
fueron encuadrados dentro de un sistema de relaciones jurídicas a las
que se les ha llamado feudales, y segundo, porque la existencia de lati-
fundios no significa necesariamente que la explotación aerícola sea
efectuada según la tecnología o las relaciones de producción propias
del feudalismo.

Este hecho es generalmente interpretado así porque se hacen sinó-

-180—
nimos feudalismoy latifundio, cuando en realidad la palabra latifundio
y el concepto latifundio, no hacen más alusión que a la extensión de la
tierra en posesión, sin referencia a modíjs de explotación. Además, en
muchos latifundios existentes en Guatemala, por ejemplo los algodone-
ros, los cañeros, los cafetaleros o, yéndose más allá de las fronteras
nacionales: en los latifundios existentes en los países imperialistas, la
explotación de las tierras se hace utilizando las más modernas técni-
cas de explotación agrícola y dentro de marcos de la más típica forma
de explotación de una empresa capitalista, como es el caso de las gran-
des propiedades agrarias existentes en Guatemala, de no importa que
lugar donde se ubiquen.
El campesino Jornalero que trabaja en las explotaciones agrícolas
latifundistas, no por ello se hace un siervo ni parte de un sistema de re-
laciones feudales. Por el contrario, es precisamente por trabajar en
ellas, que adquiere su carácter fundamental de asalariado, es decir, de
trabajador; en otras palabras, miembro de una formación social en la
que predomina el modo de producción capitalista.
Sin embargo, el campesino Jornalero aun no es el típico producto
Obrero-agrícola del modo de producción capitaliísta. No se encuentra,
el Jornalero, sino en un grado alcanzado d'^'ntro del proceso del desa-
rrollo de las relaciones sociales de dicho modo de producción, y su gra-
do de proletarización se mide, por una parte, por el tipo de relaciones
que establece, pero también por otra parte, por la vinculación aun es-
trecha, la dependencia aun significativa y las relaciones aun vigentes,
que mantiene en el ámbito de su comunidad de origen, con la economía
mercantil predominante en las regiones apartadas del país, y porque
la amplitud del mercado nacional de la fuerza de trabajo aun no está
suficientemente desarrollada como para absorberlo completamente,
dado el nivel en que se encuentran las fuerzas productivas de la forma-
ción social guatemalteca contemporánea.

6. El trabajo asalariado y el proceso


de diferenciación social.

Así pues, el medio económico dentro del cual se encuentra el cam-


pesino Jornalero guatemalteco contemporáneo es el de una economía
mercantil; él depende del mercado tanto para su consumación indivi-
dual como para la explotación agrícola de su parcela, y al haber hecho
el panorama general anterior de las relaciones económicas y sociales
existentes, hemos encontrado en el, todas contradicciones propias de
una economía mercantil en desarrollo hacia una de tipo capitalista.
En estas condiciones puede asegurarse que aquéllos aspectos como
la pérdida de la tierra, la pérdida del taller, el enganchamiento como
asalariado, la atomización y dispersión del minifundio, y su contrario:
la acumulación en el latifundio, y otros, lejos de ser los aspectos que
obstaculizan el desarrollo económico del país, son, más bien, los ele-
mentos esenciales que impulsan el desarrollo de la economía hacia nue-
vas etapas del modo de producción capitalista.
En estas circunstancias la explotación campesina se ve, pues, ame-
nazada por un lado por la minifundización de las parcelas de tierra y,

—181- '
por el otro, por la acumulación latifundista. A consecuencia de ello,
dentro de la estructura agraria se produce una evolución en la que en
un polo se produce la proletarización del campesino y en el otro la acu-
mulación capitalista y esto, que no es un dogma marxista sino una
concepción típicamente burguesa, contribuye a marcar más la división
de clases de la sociedad guatemalteca contemporánea.

En este fuego de fuerzas sociales, el campesino desempeña uno de


los papeles más importantes. Tanto el Minifundista, en tanto que pro-
ductor directo y propietario de medios de producción, como el Jornale-
ro, en tanto que campesino que habiendo perdido esos medios se con-
trata como asalariado, desempeñan funciones claves dentro del proce-
so de desarrollo capitalista, y estas circunstancias (pérdida de medios
de producción y contratación asalariada), lejos de significar obstácu-
los para el desarrollo, representan los elementos gestadores del proceso
de diferenciación social.

El campesino que se engancha, emigra de su localidad, y allí a don-


de va a trabajar, es lógico que busque una ocupación relacionada más
o menos directamente con las actividades agrícolas con las que está fa-
miliarizado. En este sentido, el campesino emigrante, podría, en últi-
ma instacia, ser considerado como un elemento que obstaculiza el pro-
ceso de desarrollo, pues su nivel tecnológico se encuentra en un estadio
cualitativamente distinto del nivel tecnológico en el que se encuentran
las empresas agrícolas a donde él va a trabajar. Como él viene de una
región en donde el modo de producción, desde el punto de vista eco-
nómico, se encuentra en un estadio donde predominan las relaciones
mercantiles, y va a otras regiones donde predominan las relaciones ca-
pitalistas, su participación en el proceso de la producción se resuelve,
momentáneamente, como un obstáculo dentro del marco de los modos
de producción allí existentes, pero pronto logra su acomodación social
resolviéndola de diversas maneras.

Estos campesinos son considerados por los otros campesinos ya


establecidos en los lugares de migración (Obreros-agrícolas, o Jornale-
ros— colonos), como elementos negativos, por cuanto que, con menos
necesidades, aceptan más prontamente las condiciones ofrecidas pues,
ignorantes de los derechos que los asisten, o que podrían asistirlos, se
manifiestan sumisos. Ellos son los elementos que en situaciones con-
flictivas o de escogencia, rompen la unidad del frente de oposición de
clase o bien mantiene actitudes de indiferencia lo cual, en términos de
lucha de clase, es lo mismo.

Sin embargo, al poco tiempo de estar allí, su posición y situación


cambia. Sus relaciones en otros medios sociales diferentes al que aban-
donaron, los hace adquirir nuevas necesidades y toda su condición so-
cial cambia; se transforma por el simple, aparentemente, hecho de ha-
ber participado, aun en los casos de emigración temporal, fortuita o
aislada, en un ambiente donde las relaciones sociales son diferentes.

El trabajo asalariado, en este sentido, actúa como el elemento in-


novador de la estructura social y, al mismo tiempo que consolida la
pequeña propiedad agraria porque el asalariado invierte parte de su
salario en ella (siendo así que la gran explotación sostiene a la peque-

'
-182—
ña), revoluciona, además, las condiciones de existencia del produc-
tor campesino emigrante, dándole perspectivas de necesidades y rela-
ciones que antes, allá en su comunidad de origen, no tenía.

Aunque la migración campo-ciudad es el fenómeno más significa-


tivo, no htty que olvidar que el fenómeno inverso: ciudad-campo tam-
bién se efectúa. El campesino siempre tiene la vista dirigida hacia su
comunidad, aun cuando pase largos períodos de tiempo fuera de ella.
Con frecuencia, su regreso al pueblo es esporádico, a veces periódico,
pero también se produce definitivamente cuando por circunstancias de
herencia de alguna parcela de tierra recibida por la muerte de algún
pariente, o por desistir de las condiciones de lucha por la vida que ofre-
cen los lugares de migración, decide dejarlos para volver a su comuni-
dad. En este caso el impacto es diferente y de una magnitud mayor.
La proletarización, cualquiera que haya sido el grado de desarrollo
alcanzado, se manifiesta entoces como la fuerza innovadora más
pujante.

En este sentido, si al llegar a los nuevos lugares, proveniente de


sus comunidades, se le consideró atrasado y nocivo en algunos aspec-
tos, al regresar a su comunidad se convierte en un ser totalmente dife-
rente de lo que era cuando salió de ella, diferente del que dejó el lugar
de migración, pjira ser aquí, de regreso a su pueblo, un elemento pode-
roso de subversión del orden social. Las necesidades adquiridas se tor-
nan adquisiciones necesarias para la subsistencia y, no encentrándo-
las en su pueblo natal, él es el elemento que permitirá y fomentará la
introducción de los medios que permiten satisfacerlas. Es en este sen-
tido que ayuda a transformar el medio antiguo del que salió y que,
ahora, ya no le satisface. Allá era sumiso, aquí, al regreso, es un ele-
mento rebelde, perturbador, exitador del descontento que reina en el
campo y ayuda a aclarar la razón del porqué de ese descontento que
los otros campesinos ignoran.

"Aquél que se imagina que las simples cifras estadísticas agotan el


contenido infinitamente variado de la vida social, pueden encontrar su
tranquilidad leyendo en las cifras estadísticas sobre las explotaciones
que, por grande que sea la evolución de las ciudades, todo queda en el
campo como en el pasado y que nada se modifica en ningún sentido.
Pero si mira por debajo de estas cifras, sin ser hipnotizado por las rela-
ciones que existen entre la pequefía y la gran explotación, se tiene otro
juicio; se ve seguramente que las grandes explotaciones no varían en
número, que las pequeñas no son absorbidas por las grandes, pero
también se observa que las dos, gracias al desarrollo industrial, sufren
una completa revolución y, una revolución que establece un contrato
cada vez más estrecho entre la pequeña propiedad agraria y el proleta-
riado desposeído, y acerca siempre mucho más a los intereses de los
unos y los otros." (^)

(90\
; Kautsky, K., 1970, página 293.

-183-
TERCERA PARTE

Estructura agraria
de Guatemala
Vistas las modalidades de las relaciones de producción vigeniea
entre los miembros de la clase campesina y los miembros de las de-
más clases sociales, así como las características de la producción del
sector campesino, en esta tercera parte veremos como se ensamblan
dentro de la estructura agraria de Guatemala.

En el capítulo 7, se analizarán las características de las explotacio-


nes agrícolas minifundistas frente a las explotaciones latifundistas. Se
analizarán también, las circunstancias en que, dadas las exigencias del
mercado y las necesidades de la producción familiar, el campesino debe
hacer recurso a la fuerza de trabajo familiar, sea para ayudarse en la
explotación agrícola de su parcela, sea colaborando en la realización
de las actividades artesanales a las que el campesino se dedica cuando
su parcela de tierra se convierte en ''demasiado grande" para explo-
tarla él solo.

Se estudiarán también, las características del doble fenómeno ob-


servado en relación a la disminución y al aumento del número de ex-
plotaciones minifundistas, así como las características de la acumula-
ción de la tierra liberada por estos minifundistas, en manos de los pro-
pietarios latifundistas.

En la sección 4 de este capítulo nos referiremos a la estructura del


latifundio, analizándose las relaciones de producción vigentes, a través
de la monopolización de recursos y la fuerza de trabajo allí empleada,
ilustrando las modalidades de estas relaciones de producción con ca-
sos que las ejemplifiquen.

El capítulo 8 (descomposición de la economía campesina), hará un


resumen conclusivo de las formas de participación del campesino en los
mecanismos del mercado capitalista; de la especialización del trabajo
orientada hacia la producción artesanal y del papel que desempeñan es-
tas actividades en tanto que elementos de descomposición dentro de la
estructura de la economía agrícola del campesino.

-187-
Capítulo 7
EL BINOxMIO MINIFUNDIO - LATIFUNDIO
1. Elementos de la estructura agraria.

Dentro del sector agrario de la estructura social guatemalteca, los


principales grupos que entran en su composición son, por una parte,
los campesinos propietarios de medios de producción (los Minifundis-
tas)\ por la otra, los campesinos asalariados que venden su fuerza de
trabajo, ocasional y temporalmente (como \os Jornaleros), o de mane-
ra permanente (como los Obreros- agrícolas) y, finalmente, como tercer
grupo de esta estructura, los miembros de la /burguesía, propietarios de
los principales medios de producción.

Estos grupos encuadran, como los elementos fundamentales, den-


tro de una estructura agraria en la que la gran propiedad (iatifuD'
dios) y la pequeña propiedad (minifundios), son la principal y más ca-
racterística expresión del modo de producción capitalista, predominan-
te en Guatemala.

Ya hemos visto, anteriormente, las características principales co-


rrespondientes a estos elementos constituyentes de la estructura agra-
ria; veamos, ahora, la forma como se proyectan dentro de la estructu-
ra binomial minifundio-latifundio.

2. La explotación agrícola minifundista.


El elemento principal de esta estructura bipolar minifundio-latifun.
dio, es el minifundio.

Su existencia como explotación agrícola pequeña, constituye una


parte esencial dentro del proceso de evolución del modo de producción
capitalista y, en el, puede señalarse la presencia de dos fenómenos im-
portantes, a saber:
a) el aumento del empleo de la fuerza de trabajo vertida en la ex-
plotación de las parcelas minifundistas poseídas por el campesino, y
b) la minifundización de estas tierras poseídas.
Veámoslos, cada uno por separado.

a) El aumento del empleo de la fuerza de trabajo


vertida en la explotación de las
parcelas minifundistas.
A los campesinos que no están en condiciones, ni cuentan con la ca-
pacidad económica, para perfeccionar los intrumentos y utensilios de
trabajo que emplean en el proceso de la producción, la competencia en
el mercado les exige la realización de más trabajo, es decir, la prolon-
gación del tiempo dedicado al trabajo, o bien la participación de ma-
yor número de productores. Por el contrario, en aquellas explotacio-
nes minifundistas en las que esta demanda de tiempo suplementario
dedicado al trabajo puede ser satisfecha por el productor a través del

-189-
empleo de tecnología agrícola más moderna (es decir: elevando el nivel
de las fuerzas productivas), el proceso de la producción no se sobrecar-
ga necesariamente sobre los productores campesinos que, en este senti-
do, no tienen de inmediato, la necesidad urgente de reclamar la partici-
pación de los brazos de los miembros de su familia.
Si el Minifundista logra la modernización de los instrumentos y u-
tensilios de trabajo, el campesino no solo se bastará a él mismo, sino
que, en algunas oportunidades, podrá recurrir al empleo de mano de o-
bra asalariada. Si no puede mejorar su tecnología (hecho que en Gua-
temala es el corriente), él, y su familia, sobrecargan sus jornadasde tra-
bajo.

Este proceso está íntimamente ligado y se presenta con diferentes


modalidades según sea el grado de participación del campesino Mini-
fundista en el mercado, a través de los excedentes agrícolas que vierte
en el. Uno engendra al otro, y viceversa. Mientras la explotación a-
grícola minifundista produce para el consumo familiar, el trabajo del
-jefe de la familia es suficiente para cubrir el número de jornales míni-
mos ordinarios. Se basta él, aunque los miembros de su familia lo a-
yuden esporádicamente en labores secundarias, como el aporreo, el des-
grane de las mazorcas de maíz, la limpia de las plantaciones, y otras.
Fero cuando la producción se destina al mercado, por mínima que sea
la cantidad de ésta vertida en él, la demanda de productos exige más y
más trabajo, sobre todo, trabajo realizado a tiempo y, dado lo arcai-
co de los instrumentos de trabajo, es decir, de sus medios de produc-
ción, el campesino debe sobrecargar el tiempo dedicado a la explota-
ción agrícola de su parcela de tierra.

En este sentido, el campesino Minifundista que compite en el mer-


cado a través de los excedentes de su producción agrícola que vierte en
el, y dado el grado de desarrollo tecnológico de los medios de produc-
ción que emplea en la producción destinada a esta "competición mer-
cantil", necesita efectuar un aumento del número de días de trabajo in-
vertidos en la explotación de su parcela de tierra.

Este aumento requerido se traduce en la práctica (dado el límite de


resistencia física del campesino), en un aumento del número de trabaja-
dores dedicados a la explotación agrícola del minifundio, o en un au-
mento de su jornada de trabajo. Si prolonga su jornada de trabajo,
laborará "de estrella a estrella", como en capítulos anteriores se ha
visto que lo hace, pero si recurre al aumento del número de trabajado-
res, es lógico que no lo hará con trabajadores asalariados (dado su ba-
jo poder económico), sino con la ayuda de los miembros de su familia.
En las explotaciones minifundistas, es la familia entera la que par'
ticipa en las labores culturales de la producción agrícola. Las mujeres
y los niños tienen actividades señaladas y, muchas veces, se observa
bien precisa, una división específica del trabajo, dentro del cual la ma-
yor parte de las faenas agrícolas y sobre todo las más pesadas, la rea-
liza el jefe de la familia.

Por ejemplo, esto es lo que se observa en la generalidad de los ca-


sos, enuna explotación agrícola minifundista de los altiplanos del
país:

-190-
CUADRO No. 22

PARTICIPACIÓN ÜE LOS MIEMBROS


DE UNA FAMILIA CAMPESINA MINIFUNDISTA
EN LAS LABORES CULTURALES DE LA EXPLOTACIÓN
(relación porcentual)

Participación de
Labor efectuada Jefe Esposa Otros O
1- Preparación de la tierra
m) con azadón o pica 100% -% -%
b) con arado tirado por
animales 95.. — 5,.
2. Abono del terreno 100.. — —
3. Siembra
a) de maíz 70.. 20 „ 10 „
b) de papa 80.. 15 „
c) de trigo 100,. — —5.,
d) de otros productos (*="?) 70 „ 20,. 10,.
4. Limpia de las plantaciones
a) de maíz 80 „ 15 „ 5.,
b) de trigo 95,. 5,.
5. Doblado de la caña de maíz 90,. 5., 5„
6. Cosecha
a) de maíz (t'» pizca) 50., 25 „ 25.,
b) de trigo (siega o corte) 70.. 20., 10„
c) de frijol 50., 25.. 25 „
d) de papa 90 „ 10 „
e ) de otros productos {^^) 30 „ 60 „ 10.,
7. Otras actividades
a) desgrane de maíz 20,. 70., 10 „
b) aporreo de trigo 70.. 25 „ 5..
c) aporreo de frijol 15 „ 65., 20 „

(*) Niños de 7 a 14 años.


C'*) Como habas, frijol, cucurbitáceas, güisquiles, chile, etc.
Fuente: véase nota N^ 39.

Es decir que aquellas labores que exigen mayor esfuerzo físico son
desarrolladas por el jefe de la familia, participando la esposa y los hi-
jos en aquéllas que no requieren ni mucho esfuerzo ni mucha especiali-
zación.

Sin embargo, en las condiciones de una mayor concurrencia mer-


cantil, el campesino Minifundista demanda de los miembros de su fami-
lia más participación en las labores cultúrale!. A causa de ello, los ni-

—191—
ños dejan de asistir a la escuela para ayudar en los trabajos que re-
quiere la producción agrícola familiar a fin de poder llenar las mínimas
exig£ncias requeridas para la subsistencia. Y de esta manera, a medi-
da en que se intensifica la concurrencia entre la explotación agrícola
racional y científicamente explotada (caso predominante entre las ex-
plotaciones agrícolas mayores, capitalistas), y la pequeña explotación
minifundista (en la que la producción se mantiene a un nivel de produc-
ción mercantil), los campesinos se ven forzados a recurrir, cada vez
con más asiduidad, al trabajo de los niños, restringiéndoles así, la po-
sibilidad de asistir a los centros de enseñanza primaria, en los que, por
otra parte, la permanencia de seis años (de los 7 a los 13 años de e-
dad), resulta demasiado larga para las necesidades ingentes de la eco-
nomía familiar campesina.
He aquí una
de las causas del analfabetismo observado en las á-
reas rurales del país. El censo de 1964 (*^) registró los siguientes
índices de analfabetismo:

Relación porcentual
de lapoblación analfabeta
Rural Urbana Total del país
1. Hombres 72.1 30.0 52.8
2. Mujeres 83.8 41.7 68.2
Promedio general 77.8 36.2 63.3

La misma fuente indica que la asistencia escolar, de niños de 7 a 13


años de edad, en toda la república fue de 40.4%; que el 67.8% de la po-
blación total no aprobó ningún grado de enseñanza; que el 28.6%, a-
probó 1 ó 2 grados de primaria, etc. En el área rural el 81.6% de la
población campesina no aprobó ningún grado de la enseñanza prima-
ria, de manera que es más correcto tomar este último dato como el
correspondiente al analfabetismo existente entre los campesinos de las
regiones rurales del país. En otro sentido, las cifras anotadas arriba,
deben considerarse con alguna reserva, sobre todo las que hacen refe-
rencia al área rural (alfabetos: 27.9% de hombres y 16.2%, mujeres;
promedio: 22.5%), ya que muchas personas son catalogadas como al-
fabetas por el solo hecho de saber escribir su nombre ('*poder" firmar),
sin que, ellas, conozcan el significado o el valor de las letras que em-
plean para hacerlo; defecto de "clasificación'', debido a la insuficiencia
del criterio empleado por las autoridades censales.

b) La minifundización de las parcelas de tierra


Dentro
del proceso de la evolución del modo de producción capita-
lista, esteotro fenómeno que caracteriza a la estructura agraria en el
minifundio se presenta bajo dos aspectos. Por una parte, en unas zo-
nas del país se ofrece como el aumento del número de los minifundios y,
por la otra, en otras zonas, como la disminución de su número.
Aunque ambos aspectos están estrechamente ligados, siendo dos

(^^) DGE, 1968.

—192—
resultados del mismo fenómeno, en realidad constituyen dos aspectos
cualitativamente diferentes.
Veamos, en esta sección, el que se refiere al aumento del numero de
unidades de explotación minifundistas.
La consideración de este aspecto del proceso de fragmentación y
minifundización observada en la propiedad agraria de los campesinos
de Guatemala nos lleva, necesariamente, al análisis estadístico.
En este sentido, durante el curso de los años 1950 a 1964 (período
intercensal), se ofrecen las características siguientes:

En aquellas regiones de Guatemala, en las que predomina la explo-


tación minifundista (fenómeno no muy difícil de ubicar dado que el a-
gro guatemalteco, en general, es un gran mosaico de pequeñas parce-
las, en el que se observan grandes espacios latifundistas), se con-^tató,
durante el período intercensal, un aumento del número de propiedades
minifundizadas, así: {^)

CUADRO No. 23

A UMENTO DEL NUMERO DE MINIFUNDIOS


DE HASTA 10 MANZANAS DE SUPERFICIE
(1950-1964)
Relación porcentual del N*^ de parcelas
Región deh asta 10 manzanas
departamental 1950 1964 diferencia

1. San Marcos 85.7 90.7 + 5.0


2. Jalapa 85.3 88.6 + 3.3
3. Progreso 80.4 83.4 + 3.0
4. Chimaltenango 89.1 90.4 + 1.3
5. Solóla 95.7 96.5 + 0.8
Promedio general 87.2 89.8 + 2.6
Las razones fundamentales que podrían argumentarse para expli-
car este aumento registrado en el número de las propiedades pequeñas,
son:
1*^: las que hacen referencia al aumento demográfico de la pobla-
ción campesina que, ante las necesidades crecientes de los nue-
vos núcleos familiares formados, subdivide sus propiedades, ¿id
infinitum si fuera posible, para entregárselas a sus hijos. Y
2^: la vinculada con la enajenación parcial de los patrimonios ini-
ciales, vendiendo a campesinos escasos de recursos, pequeñas

( ) Las fuentes utilizadas en este inciso b), de la sección 2. son, salvo indicación contra-
ria, loscensos efectuados en 1950 y 1964 publicados por la Dirección General de Es-
tadística (DGE), en 1952 y 1968. Para estas fuentes, minifundio es la parcela con u-
na extensión de hasta 10 manzanas, cultivables o nó. Salvo indicación contraria, esta
es la medida a la que se hace referencia. Relaciones porcentuales, mías (HFA).

-193-
parcelas de la propiedad, hecho al cual se recurre para "solu-
cionar" los problemas anteriormente citados.
Aunque en estas regiones, a la par del aumento del número de mini-
fundios, también se observó un aumento en e/ número de las propieda-
des agrarias de mayores extensiones, la acumulación de la tierra es
paralela al proceso de pauperización del campesino y a su proletariza-
ción, debido a las razones de tipo económico relacionadas con los siste-
mas de explotación imperantes en la región, así como a las relaciones
de producción derivadas de ellas.

Desde cualquier punto de vista que se considere, este fenómeno a-


grario presenta el hecho de que la superñcie de las explotaciones mini-
fundistas se redujo (como se verá ilustrado en el cuadro siguiente nú-
mero 24), al dividirse la superficie entre mayor número de miembros
de una familia, significando, así, la versión material del empobreci-
miento del campesino Minifundista.
Por otra parte, el fenómeno de la minifundización de las parcelas
de tierra, muchas veces acompañado de la parcelización del minifun-
diOf puede constatarse en el panorama que ofrece el país en su conjun-
to.

Así, durante el período intercensal de 14 años (1950-1964), se ob-


servó:

a) Un aumento en el número de las propidades minifundistas, ya


que de 74,259 unidades de explotación de menos de 1 manzana
(0.7 hectáreas), llamadas oficialmente '*microfincas^\ y que re-
presentaron en 1950, el 21.3% del total de las fincas del país,
su número subió a 85,083 (20 4%), en 1964. Se registró, pues,
un aumento de 10,824 explotaciones minifundistas más, repre-
sentadas relativamente por un equivalente del 14.5% más. La
clasificación utilizada oficialmente, hace referencia a **la meto-
dología usada en Guatemala (que hace una) agrupación de las
unidades agropecuarias en 5 tamaños básicos, conforme al nú-
mero de familias que cada tamañp o grupo de fincas puede sos-
tener, a saber: microfincas (de menos de 1 manzana); suhfami-
liares (de 1manzana a menos de 10); familiares (de 10 manza-
nas a menos de 64, es decir, a menos de 1 caballería); multifa-
miliares medianas (de 1 caballería a menos de 20) y multifami-
liares grandes (de más de 20 caballerías)". (^^)
Aunque no en completo desacuerdo con esta distribu-
se está
ción, sobre todo en relación a las clases de microfincas y las
subfamiliares, aquí no se la utiliza debido a que en ella no se a-
plican, efectivamente, los principios metodológicos enunciados,
de manera que la clasificación no pasa de ser una simple distri-
bución de factores (una más), útil para fines estadísticos. La
distribución aquí empleada, tampoco pretente tener más vali-
dez que la de distribución estadística (otra más), de clases, y es
utilizada para dar una idea aproximada de lo que en la reali-
dad del agro guatemalteco es la distribución desproporcionada

(98 \
; DGE, 1968, página 39. Paréntesis y subrayados, míos (HFA)

—194—
o

de la propiedad agraria. Los límites de las clases, no son más


que indicativos promedios, y no debe olvidarse que la exten-
sión de la tierra en posesión, que en unas regiones puede satis-
facer las necesidades mínimas de una familia, en otras regiones
resulta insuficiente, siendo lo importante a tener en considera-
ción, la tecnología empleada en la explotación, el nivel de las
fuerzas productivas y los modos de producción. La primera y
segunda clase (Véanse cuadros del anexo 1), comprenden el pro-
medio de tierra en posesión, común entre los campesinos Mini-
fundistas y Jornaleros. Las dos siguientes (de 10 manzanas a
10 caballerías), son más frecuentes entre los miembros de la
burguesía de servidumbre, en tanto que las dos últimas lo son
entre los de la burguesía agraria (capitalista y mercantil) y la
financiero-iudustrial. Sin embargo, se repite, no es la extensión
'
de la tierra en posesión la que se toma como índice determina-
tivo, sino el modo de producción empleado en su explotación.

b) Sin embargo, y esto es más importante, la superficie cubierta


por este mayor número de parcelas minifundistas, de menos de
una manzana, varió en estas proporciones: de 40,822 manza-
nas que totalizaron estas microfincas en 1950, la superficie au-
mento a 46,683 manzanas en 1964. Es decir, se registró un au-
mento de 14.3%, significativo de la reducción de la superficie
por parcela, aún en proporción apenas perceptible, pero más
significativo aún, desde el punto de vista del progresivo empo-
brecimiento del campesino (: a menos superficie cultivable, me-
nos rendimientos obtenidos), y de su desaparición como pro-
ductor agrícola directo.
c) Si se tiene presente que, en el mismo período intercensal, la su-
perficie total cultivada en el país, registró un aumento del
8.4%, y teniendo en cuenta que en Jas regiones minifundistas
ya ha sido explotada la superñcie laborable hasta lo máximo
posible, se puede deducir, entonces, que el aumento de la super-
ficie destinada a la producción agrícola, se concentró en las ex-
plotaciones no-minifundistas.
o- o-
Hasta aquí, las referencias al problema del minifundio, han sido he-
chas tomando como base la clasificación oficial de "fincas minifundis-
tas", es decir, posesión de parcelas de tierra cuya superficie es menor a
las 10 manzanas. Sin embargo, diez manzanas de superficie de tierra
equivalen a 160 cuerdas, y la realidad que se ofrece en relación a la
posesión de la tierra por el campesino, no corresponde exactamente a
estas dimensiones, ya que, según se apuntó anteriormente, los campe-
sinos pocas veces son poseedores de superficies de tierra mayores a las
20 cuerdas, es decir, poco más de una manzana. La situación apunta-
da anteriormente no cambiaría, para mejorar, si se hiciera referencia a
campesinos poseedores de parcelas de tierra de esta superficie. El fenóme-
no, más bien, empeoraría y si se proporciona esta información no es más
que por la razón de que la consulta de las fuentes oficiales así permite
hacerlo.

Refiriéndonos a las parcelas de tierra de hasta 2 manzanas de lu-

-195-
perficie (equivalentes a 32 cuerdas), el período intercensal de 14 años
indica que, aunque en números relativos la superficie de la tierra cu-
bierta por estas explotaciones agrícolas se mantiene casi en la misma
proporción porcentual (3 3% en 1950 y 3.8% en 1964), en números
absolutos si hubo variaciones significativas, ya que,
1*^: las cantidades absolutas indican que el total de las explotacio-
nes agrícolas sí varió, habiendo pasado de 165,850 unidades
(equivalentes al 47.5% del total de las explotaciones habidas
en 1950), a 183,741 unidades en 1964 (equivalentes al 44% del
total de las fincas del país); es decir, una disminución relativa
intercensal o^e/ 73 limero de ¡as parcelas minifundistas, equiva-
lente al 3.5% en relación al número total de las explotaciones
agrícolas del país, y un aumento absoluto del número de las
explotaciones minifundistas, equivalente al 10.7% en relación
al número de minifundios existentes 14 años atrás. (9)

2*^: Por otra parte, la comparación de las cifras arriba indicadas


denuncia, en relación a la superficie cubierta por las explotacio-
nes agrícolas, una reducción de la superñcie del terreno en pose-
sión, y un número mayor de explotaciones minifundistas en
menor extensión territorial, ya que la extensión de la superficie
de tierra se redujo de poco más de 195 mil manzanas, a 183
mil, es decir, 12,891 manzanas menos, equivalentes al 7.04%
de la superficie habida 14 años antes.
Véase, en el siguiente cuadro, lo dicho. Así: ^
CUADRO No. 24

NUMERO DE FINCAS MINIFUNDISTAS


Y SUPERFICIE CUBIERTA
(1950-1964)
Fincas de hasta 2 manzanas
Año N9 % Superficie %
1950 165,850 47.5 195,899 3.3
1964 183,741 44.0 183,008 3.8
Diferencia + 17,891 - 3.5 - 12,891 + 0.5 (?)
+ 10.7% - 7.04%
(2 manzanas equivalen a 32 cuerdas. Porcentajes, en relación a los totales del país).

(*^) La alusión hecha en relación a estas cifras por parte de las autoridades interesa-
das o por los autores comprometidos que enfocan este problema, trata de demostrar
que «la política agraria del gobierno», tiende a hacer desaparecer el minifundio en
tanto que «explotación agrícola antieconómica», señalándose que el número de éstos ha
disminuido (en 3.5%;, en relación al número de las explotaciones mayores La relación
porcentual estadística es correcta, desde luego, pero con ella se trata de ocultar que,
en realidad, su número absoluto ha aumentado. La falacia de este tipo de «referencias
estadísticas» está en que, fundamentándose en ellas, se trata de demostrar «el éxito de
la política de desarrollo y reforma agraria» llevada a cabo por las autoridades guber-
namentales, sin entrar en detalles explicativos del por qué de su disminución que, real-
mente, no existe en estas regiones, así como las razones que podrían conducir a la com-
prensión de la realidad de la estructura agraria del país.

-196-
Bstas cifras indican, además:
S^: que el número de minifundios de hasta 2 manzanas de superfi-
cie,aumentó en poco menos de 18 mil unidades (10.7%, más),
en relación al número existente 14 años atrás.
4^: tal aumento de unidades minifundistas se hizo, por una
Q(\xe
parte, por división de las antiguas unidades de explotación, ya
que habiendo aumentado el número de unidades, no aumentó
la superficie (en manzanas), cubierta por ellas.

5*^: Pero, en otra consideración, como el número de manzanas de


la superficie del terreno disminuyó, en forma absoluta, en com-
paración con la superficie habida 14 años atrás, habiendo au-
mentado el número de las unidades agrícolas en explotación,
estas cifras también significan:

a) o bien la ruina de los campesinos que perdieron su tierra


(tierra que, lógicamente se acumuló en las manos de los pro-
pietarios de los otros sectores de la sociedad); o bien,
b) e/empo6rec/nj/enío de aquéllos que, no habiéndola perdido
(¡todavía!), hubieron de subdividir sus unidades de explota-
ción agrícola, pues si antes (1950), cada propietario poseyó
un promedio de 18.8 cuerdas, ahora (1964), cada uno de e-
llosposee un promedio de 15.8 cuerdas, es decir, 3 cuerdas
menos, equivalentes al 28.9% menos de la superficie de tie-
rra poseída antes, lo cual, desde el punto de vista de los ren-
dimientos agrícolas que ellos utilizan para su snbsistencia,
representaría la disminución, estimativa, del 20% de sus re-
cursos alimenticios básicos. C^)
En otra consideración, puede afirmarse que el 2.3% del aumento
del número de minifundios registrado en el período intercensal, es de-
cir, 4,126 parcelas de tierra, fue creado por las autoridades guberna-
mentales a través de la aplicación de sus programas llamados de "de-
sarrollo agrario", ( de los latifundios, como lo veremos más adelan-
te), con la fundación de los '*microparcelamientos".
Esta creación de parcelas minifundistas correspondió, a su vez, a
una participación equivalente al 6.4% de la superficie cubierta por las
fincas de 2 manzanas, a las que se refiere el cuadro, es decir, una super-
ficie de 11,732 manzanas que, restadas de las 183,008 manzanas co-
rrespondientes a la superficie de los minifundios a los que se hace refe-
rencia, habidos en 1964, reducen esta extensión a 171,276 manzanas.

Esta resta ha de hacerse así, pues las tierras repartidas en concep-


to de *' parcelamientos
para el desarrollo agrario^\ han sido únicamen-
te tierras del Estado, de manera que aquél índice apuntado en el cua-
dro 24 correspondiente a una disminución de la superficie cubierta por
los minifundios, equivalente al 7.04%, en realidad debe ser considerado
como del 13.45%. En otras palabras: a un aumento del número de

(o) Es evidente que el empobrecimiento, o la ruina del campesino no se debe únieamente


al factor aquí señalado, sino que comprende también la competencia mercantil, el alza
del costo de la vida, las relaciones de producción imperantes, y otros.

-197-
miaifandios equivalente al 10 7%, corresponde una disminución del
número de manzanas equivalente al 13.45%, lo cual, en términos de
posesión de número de cuerdas de terreno por familia, o en productos,
significa la corroboración de lo apuntado antes, ya que si
en 1950. 165,850 parcelas, cubrieron 195,899 manzanas es decir,
18.8 cuerdas por familia,
en 1964: 172,009 parcelas, cubrieron 171,276 manzanas, es decir,
15.8 cuerdas por familia.

Así pues, a una escala menor a la analizada en las páginas prece-


dentes, estas cifras indican la misma tendencia hacia el aumento del
número de las explotaciones minifundistas, atestando que este aumen-
to se efectuó por división de las anteriores explotaciones, dado que la
superficie en manzanas lejos de aumentar proporcionalmente al núme-
ro de las explotaciones agrícolas, disminuyó considerablemente.
En relación al campesino poseedor (explotador), de estas unidades
de cultivo, las cifras indican, por otra parte, que la extensión de la su-
perñcie de su unidad de explotación disminuyó en relación a la poseí-
da anteriormente, lo que, a su vez, sugiere que la economía del campe-
sino se vio afectada por la disminución de la superficie cosechada, es
decir, de sus medios de subsistencia.

Resultado: su empobrecimiento en tanto que productor agrícola


Minifundista.

Sin embargo la alusión hecha en relación al fenómeno de la dismi-


nución del número de las explotaciones minifundistas, constituye otra
característica, cualitativamente diferente, de la estructura agraria
guatemalteca. Veámosla.

3. El minifundio*' liberado''

en una consideración, el aumento del número de minifundios


Si,
puede referirse al proceso de ''parcelización^' de la explotación agrícola
minifundista y al empobrecimiento del campesino en tanto que pro-
ductor directo (dada la reducción de la superficie de tierra disponible
para cultivar), en otra consideración la disminución del número de mi-
nifundios nos coloca ante otra perspectiva y nos conduce hacia otro
resultado.

Tal como se dijo, ambos aspectos constituyen parte de un mismo


proceso, pero el que trataremos a continuación, nos sitúa frente al he-
cho de la existencia del minifundio como proveedor de la tierra que se
acumula en los latifundios poseídos por la burguesía terrateniente. En
un sentido, el aumento del número de explotaciones minifundistas se
efectúa a expensas del minifundio mismo; es decir, minifundizando el
minifundio. Pero la disminución de su número, en cambio, resulta co-
mo consecuencia de la ruina del campesino que, liberado así de su tie-
rra, se proletariza.

La estructura agraria en Guatemala, ofrece el panorama de éste


fenómeno así. Veámoslo.

—198—
.

a) Disminución minifundista y
acumulación latifundista,
A información estadística, puede observarse lo ocurrido
nivel de la
durante años comprendidos en el período intcrcensal (1950-
los 14
1964), en estos términos: {^)

CUADRO No. 25
DISMINUCIÓN DEL NUMERO
DE MINIFUNDIOS DE HASTA 10 MANZANAS
(1950-1964)
Relación porcentual del Número de
Región parcelas de hasta 10 manzanas
departamental 1950 1964 Diferencia

1. Totonicapán 98.6 96.2 —2.4


2. Quiche 85.7 80.8 -4.9
3. Alta Verapaz 88.9 ^
88.0 —0.9
4. Chiquimula 88.5 86.4 —2.1
Promedio general 90.4 87.8 —2.6

De esta información estadística, referida a cuatro regiones del país,


pero cuyas características pueden ser igualmente ubicadas en otras,
puede constatarse:
1^ En 1950, la propiedad minifundista significó la existencia de
un promedio general de 90.4% de explotaciones agrícolas de
menos de 10 manzanas sobre el número total de propiedades
agrarias de la región.

2^ En algunas de estas regiones, como por ejemplo la de Totoni-


capán, la relación porcentual, se elevó, en 1950, al 98.6% para
propiedades de estas dimensiones, correspondiendo el 1.4% pa-
ra explotaciones de mayor extensión.
3*^ Catorce años después, en 1964, se observó que la proporción
de propiedades agrarias de menos de 10 manzanas significó el
87.8% (promedio general), en relación al número total de ex*
plotaciones agrícolas de la región, correspondiendo el 12.2% a
propiedades de mayores dimensiones.
Dicha distribución significa, entonces, una disminución prome-
dio de —2.6% del número de propiedades de menos de 10 man-
zanas en relación al habido 14 años antes.
Así mismo puede constatarse que en algunas regiones, como la
de Quiche, en donde en 1950 se registró una proporción de
85.7%, y en 1964 la correspondiente a 80 8%, la disminución
se presenta como equivalente al 4.9% menos, en relación a 14
años antes.
La razón a argtiirse para explicar este hecho general observado,

(*) Fuentes utilizadas, las mismas de la sección 2, salvo indicación contraria. Véase nota
número ga

-199-
debe referirse esencialmente al fenómeno de la concentración de fa tie-
rra registrada en la propiedad agraria de mayor extensión, ya que la
'•liberación*' de estas tierras poseídas por campesinos Minifundistas^
necesariamente debe concentrarse en las manos de los otros terrate-
nientes.

En este sentido, la distribución de la tierra, en las mismas regiones


a las que se alude en el cuadro 25 se presenta así:

CUADRO No. 26

AUMENTO DEL NUMERO


DE EXPLOTACIONES AGRÍCOLAS DE MAS DE 10 MANZANAS
(1950-1964)

Relación porcentual del Nfimero de parcelas:


Región de 10 a 64 m anzanas de 64 a más manzanas 1

departamental 1950 1964 Diferencia 1950 1964 Diferencia

1. Totonicapán 1.3 1.8 +0.5 0.1 20 +1.9


2. Quiche 12 9 17.8 +4.9 1.4 1.4
3. Alta Vera paz 9.7 10.3 +0.6 1.4 1.7 +0.3
4. Chiquimula 9.8 11.5 + 1.7 1.7 2.1 +0.4
Promedio general 8.4 10.3 +1.9 1.1 1.8 +0.7

En este sentido, observando lo anotado, puede comprobarse en-


tonces que:
1^ En 1950, el número de las explotaciones agrarias de 10 a 64
manzanas representaron en promedio general el 8.4% del nú-
mero total de fincas existentes en la región; habiendo regiones,
como IfíS de Quiche, donde la relación porcentual acusó la exis-
tencia correspondiente al 12.9%
2^ En 1964, el número de las explotaciones agrarias de estas di-
mensiones, significó, en promedio general, el 10.3% sobre el nú-
mero total de fincas existentes en la región, habiendo lugares
donde dicha proporción aumentó al equivalente de 17.8% (Qui-
che, por ejemplo).

3° La comparación de las relaciones porcentuales de ambos perí-


odos acusa un aumento (promedio general), del 1.9%, más j
que dichas relaciones se muestran más acusadas en otras regio-
nes como Quiche: +4.9%, o Chiquimula: +1.7%
4^ Por otra parte, las explotaciones agrícolas con superficie de
más de 64 manzanas (es decir, de más de 1 caballaría), repre-
sentaron en 1950, el 1.1% (promedio general), en relación al to-
tal de fincas de la región, en tanto que en 1964, estas fincas re-
presentaban el 1.8%, es decir, 0.7% más de la proporción ob-
servada 14 años atrás. Sin embargo, en la región departamen-
tal deTotonicapán, dicho aumento representa el 1.9% más, ya

-200-
que rn 1950 el número de fincas de m^s de 64 manzanas repre-
sentaba el 0.1%, en tanto que en 1964, significó el 2%.
El análisis de lo expuesto en el cuadro 26, permite señalar que el
Bumento observado en las fincas de más de 1 caballería se realizó a
expensas de las propiedades minifundistas (que figuran en el cuadro
25), ya que en Quiche, por ejemplo, la disminución del número de mi-
nifundios, —4.9% (cuadro 25), corresponde al aumento de -|-4.9%
(cuadro 26), registrado en las parcelas mayores. En Totonicapán, por
ejemplo la disminución de —2.4% observada en el número de los mini-
fundios corresponde a un aumento de -f-0.5% habido en el número de
las explotaciones de 10 a 64 manzanas y un aumento de -{-1.9% en el
número de las explotaciones de más de 1 caballería (64 manzanas).
Puede constatarse entonces que, en términos de promedio general, la
tierra "liberada" a consecuencia de la disminución del número de mi-
nifundios observada en el cuadro 25 (—2.6%), corresponde al aumento
(acumulación), del -(-1.9%, registrado en el número de lass fincas de 10
a 64 manzanas y de -[-0.7% observado en las de mayor extensión
(0.7 H- 1.9 = 2.6).
El fenómeno de la disminución del número de minifundios en aras
delaumento, proporcional, de la propiedad mayor, se nota más evi-
dente en aquellas regiones de Guatemala en donde las propiedades la-
tifundistas son la característica predominante, {^) como se observa a
continuación:

CUADRO No. 27

ACUMULACIÓN LATIFUNDISTA DE LA
DISMINUCIÓN MINIFUNDISTA,
(1950-1964)

Relación porcentual del Número de parcelas


Región de hasta 10 manzanas de 10 a 64 manzanas
departamental 1950 1964 Diferencia 1950 19b4 Diferencia
1. Escuintla 91.5 79.1 -12.4 4.2 16.4 +12.2
2. Retalhuleu 94.1 86.1 - 8.0 3.7 10.8 + 7.1
3. Izabal 93.7 84.4 - 9.3 5.0 13.5 4- 85
4. Suchitepéquez 93.4 88.9 - 45 3.2 7.7 + 4.5
5. Quiche 85.7 80.8 - 4.9 12.9 17.8 -f 4.9

Promedio general 91.7 83.8 — 7.9 5.8 13.2 -f 7.4

Así pues, hay correspondencia entre la disminución promedio del


número de parcelas de hasta 10 manzanas ( — 7.9%), y el aumento de
las propiedades de mayor extensión (+7.4%). Sise nota que en las
tres primeras regiones departamentales aquí incluidas, no correspon-

(«) Para localizar los principales latifundios existentes en el país, véanse anexos i y 2, de
este trabajo.

-201-
den exactamente los índices porcentuales, se debe a que la acumulación
se verificó,' en parcelas de otras dimensiones mayores.

Cuando algunos "investigadores comprometidos'' señalan en la


estructura agraria guatemalteca, el fenómeno de la disminución del
número de las propiedades pequeñas, hacen observar que, sobre todo
para las regiones de Escuintla, Suchitepéquez y Retalhuleu, el hecho s?
*^compensá*^ con las ventajas que ha significado la creación de *'zonas
de desarrollo agrario" (Nueva Concepción, en Escuintla; La Máquina,
en Retalhuleu, etc.), ya que, en su opinión, tales zonas de desarrollo
agrario han significado finalmente, la presencia de, un mayor numero
de campesinos poseedores de parcelas mayores de 10 manzanas.
Tales criterios no toman en consideración el hecho de que, en la casi
totalidad de las explotaciones agrícolas ubicadas en los parcelamien-
tos agrarios, los campesinos Minifundistas que reciben estas parcelas
de tierra continúan practicando, como anteriormente se señaló, los
mismos sistemas de explotación agrícola que aplicaban en sus comuni-
dades de origen. Tampoco, así parece, estiman la pituación de que, el
hecho de poseer aquí mayores extensiones de tierra de la que poseían
en las regiones de donde son originarios, no los hace "progresar" (co-
mo ellos apuntan), ya que no es la extención superficial de la tierra po-
seída la que los caracteriza, sino el sistema de explotación empleado,
hecho, éste, que se olvida, a pesar de que con frecuencia se afirma que
"nos parece inaceptable este criterio, ya que (lo) define tomando en
cuenta solamente la extensión de las parcelas (y que) en nuestra opi-
nión, es necesario tener en cuenta también el uso intensivo o extensivo
que se haga de los factores de producción, así como de las relaciones de
producción prevalentes en las fincas." (**)
Por otra parte, con una explicación de esta índole, se oculta el he-
cho, fundamental, del aumento del número de las propiedades latifun-
distas realizado a expensas de la extinción d/e la propiedad del campe-
sino Minifundista, de manera que la relación observada en el cuadro
precedente, en realidad significa, no sólo un aumento de las propie-
dades mayores en función de la desaparición de la propiedad minifun-
diaria, es decir, en provecho del latifundista que adquiere, acaparando
cada vez más, la propiedad de la tierra, sino también el empobrecimien-
to del campesino que la pierde, sea por expropiación judicial o por
venta de su parcela.
Así pues, la forma "jurídica" que indica las razones por las cuales
elcampesino ha perdido su parcela (traducidas en la práctica en su ruina
económica), no deja de ser, en tanto que superestructura, sino la ex-
presión de las relaciones sociales vigentes en la formación social guate-
malteca y, a su vez, pierden significado ante el hecho del empobreci-
miento y ruina del campesino (traducidos en su proletarización), ya
que el trabajador campesino (asalariado), desprovisto así de sus me-
dios de producción, es el resultado evidente de este proceso de acumu-
lación de la tierra.

( ) Guerra Borges, A.: Geografía económica de Guatemala. Tomo i. Instituto de In-


Económicas y Sociales de la Universidad de San Carlos. Editorial Uni-
vestigaciones
versitaria N« 58. Guatemala, 1969, página 292. Paréntesis míos (HFA).

—202—
Abarcando áreas más amplias del país, puede observarse que el de-
crecimiento del número de explotaciones minifundistas, o lo que es lo
mismo: la pérdida de los medios de producción del campesino Minifun-
dista, es mucho más evidente en las regiones en donde la concentración
de la tierra es más pronunciada.
Tal fenómeno se observa más acentuado, en la medida en que se re-
lacionan propiedades agrícolas mayores con minifundios de más redu-
•cida extensión. En este sentido, si se hace referencia a las explotaciones
de 1 a 2 manzanas, el panorama no solo abarca más zonas, sino que
«fecta a un mayor número de campesinos, sobre todo a los de aqucllai
zonas en las que la concentración demográfica es mayor.

Véase:

CUADRO No. 28

DISMINUCIÓN DEL NUMERO DE


MINIFUNDIOS DE 1 A 2 MANZANAS
(1950-1964)
Relación porcentual del número de par-
Región celas de 1 a 2 manzanas.
departamental 1950 1984 Diferencia.

1. Solóla 31.7 18.0 —13.7


2. Chiquimula 36 2 27.3 - 8.9
3. Santa Rosa 36.6 30.3 — 6.3
4. Totonicapán 27.3 21.9 - 5.4
5. Suchitepéquez 22.0 12.7 - 93
6. Progreso 21.2 20.0 — 1.2
7. Huehuetenango 28.0 21.8 - 6.2
8. Retalhuleu 28.8 23.4 - 5.4
9. Quezaltenango 26.1 23.1 - 3.0
10. Quiche 25 18.5 — 6.5
11. Alta Verapaz 30.8 25.1 - 5.7
12. Jutiapa -24.8 23.9 - 0.9
13. Baja Verapaz 22.5 20.5 - 2
14. Sacatepéquez 29.3 29.1 — 0.2
Promedio general 27.8 22.5 - 5.3

Aunque en algunas regiones de las señaladas en este cuadro se re-


gistra una disminución muy grande del númerode minifundios: -13.7%
en el departamento de Solóla, por ejemplo, en este caso la acumulación
se verificó en parcelas de 1 a 2 caballerías. En Suchitepéquez (disminu-
ción del —9.3%), la "acumulación" se verificó en las parcelas de los
parcelamientos ubicados en el departamento. En los demás casos, la
disminución del número de parcelas de 1 a 2 manzanas se hizo en "be-
neficio" de la acumulación de los latifundios.

Si observamos la disminución al nivel de las parcelas de tierra de


hasta 1 manzana, equivalente a 16 cuerdas, es decir, la extensión de

—203-
tierra en posesión comían entre los campesinos Mínifundístas, el pano-
rama se presenta así en las siguientes zonas:

CUADRO No. 29

DISMINUCIÓN DEL NUMERO DE


MINIFUNDIOS DE HASTA 1 MANZANA
(1950-1964)
Relación porcentual del número de par-
Región celasde hasta 1 manzana:
Departamental 1950 1964 Diíerencia

1. Escuintla 54.2 22 9 -313


2. Peten 19.4 2.7 -16.7
3. Izabal 19.4 48 -14.6
4. Totonicapán 54.3 48.7 - 5.6
5. Suchitepéquez 57.0 51.5 - 5.5
6. Progreso 10.0 6.9 - 3.1
7. Guatemala 20.5 17.5 - 3.0
8. Retaihuleu 46.2 44 - 2.2
9. Quiche 14.6 12 8 - 1.8
10. Alta Vera paz 10 9.0 — 1.0
11. San Marcos 26.5 24.4 — 2 1
12. Jutiapa 7.1 63 - 0.8
13. Baja Vera paz 8.5 8.4 - 0.1

Promedio general 26.7 20.0 - 6.7

Esta información señala la marcada tendencia hacia la disminu-


ción (desaparición), del número de minifundios más pequeños: de hasta
una manzana (16 cuerdas), sobre todo en las zonas departamentales
de Escuintla, Peten o Izabal, donde los programas de desarrollo agra-
rio han creado parcelamientos divididos en terrenos de un promedio de
10 manzanas. Obsérvese que, a una escala menor, el porcentaje de dis-
minución del número de minifundios se mantiene (5 3% y 6.7% según la
información de los cuadros 28 y 29).
Además de lo expuesto anteriormente, estos últimos .datos per-
miten señalar otro fenómeno interesante.
Obsérvese primero que, por ejemplo en el caso de los campe^íinos
del departamento de Quiche (número 9 y 10 de los cuadros anteriores
28 y 29), la disminución del número de explotaciones minifundistas es
más acentuada entre las explotaciones mayores (de 1 a 2 manzanas),
que en aquéllas de menor extensión (de menosdel manzana). Lo mismo
puede comprobarse observándose los datos correspondientes a otras
regiones, como Alta Verapaz, Suchitepéquez o Baja Verapaz.

¿Qué explicación darle a este hecho?

La razón ha de buscarse en lo referente a la participación del cam-


pesino en el mercado. En este sentido, en la medida en que el campesi-
no explota mayores superficies de tierra, pudiendo disponer así de más

-204-
cantidades de productos agrícolas, ocasionalmente al principio y por
razones de necesidad familiar posteriormente cada vez con más regula-
ridad, el campesino vertirá en el mercado más excedentes agrícolas.
Sin embargo, dados su nivel tecnológico y las condiciones en que pro-
duce, la competencia que encuentra en el mercado, lo conducirá hacia
una 'bancarrota económica familiar". Las consecuencias de ello se me-
dirán, primero, cuando se vea obligado a vender parte de sus tierras y
a convertirse en campesino Minifundista con menores extensiones de
tierras laborables y, finalmente, cuando, arruinado, pierda su parcela
y se convierta en el campesino Jornalero asalariado.
El cultivo de explotaciones agrícolas más extensas, explotándolas
con una tecnología que no está al mismo nivel que la empleada por los
otros concurrentes en el mercado, hace participar al campesino en con-
diciones diferentes en el proceso del cambio mercantil, y el resultado
observado, más notoriamente en los momentos de crisis económicas, es
una cada vez menor participación, hasta su total retiro como produc-
tor directo-competidor, la reducción de la superficie de tierra que tra-
baja, su empobrecimiento y, finalmente, su ruina total que lo convierte
en asalariado agrícola dependiente de la contratación ocasional.
Esto aquí apuntado se observa con más evidencia aún en las zotxas
agrícolas del país en las que el cultivo de la tierra se hace mediante la a-
plicación de sistemas de explotación capitalistas y en donde la acumu-
lación latifundista es más acelerada, lo cual no hace sino demostrar,
una vez más, que el minifundio no se presenta como una simple co-
existencia, casual, al lado de los latifundios, sino que es resultado de
una relación de subordinación de tipo causal; es decir, no existe por el
solo hecho de su reducida extensión, sino en función de los sistemas de
producción imperantes.
Véase, lo dicho, en los siguientes casos relativos a la reducción del
número de las explotaciones agrícolas de menos de 10 manzanas: (^)

CUADRO No. 30

DISMINUCIÓN DEL NUMERO DE


MINIFUNDIOS DE 1 A 10 MANZANAS
(1950-1964)
Relación porcentual del Número de parcelas
Región del a 10 manzanas :

departamental 1950 1964 Diferencia


1. Escuintla 91.5 79.1 -12.4
2. Izabal 93.7 84.4 - 9 3
3. Retalhuleu 94.1 86.1 - 8.0
4. Quiche 85.7 80 9 - 4.8
5. Suchitepéquez 93.4 88.9 - 3.4
Promedio general 91.7 83.9 - 7.8

C) Los departamentos aquí señalados, así como los que figuran en el cuadro 29. son algu-
nos de aquéllos en los que existen los más extensos latifundios del país. Véase anexo i,

de este trabajo.

-205-
Finalmente, en cuanto a ío que en páginas anteriores se ha venido
diciendo en relación a la acumulación de la tierra liberada por la dis-
minución del número de minifundios, véase a continuación, cómo se
presenta el hecho en cuatro de las zonas en las que existen los más ex-
tensos latifundios del país: '

CUADRO No. 31

DISMINUCIÓN MINIFUNDISTA
YACUM ULA CION LA TI FUNDÍS TA
(Relación porcentual del N° de parcelas)
(1950-1964)
Región departamental
Quiche: Retalhuleu: Escuintla: Izaba I:
% % •
% %
MINIFUNDIO
de menos de 1 manzana:
1950: 14.6 46.2 54.2 • 19.4
1664: 12.8 44.0 22.9 4.8
Diferencia: - 1.8 - 2.2 -31.3 -14.6
de 1 a 2 manzanas:
1950: 25.0 28.8 20.2 21.6
1964: 18.5 23.4 22.0 6.3
Diferencia: - 6.5 - 5.4 + 1.8 -15.3
de 2 a 10 manzanas:
1950: 46.1 19.1 17.1 52.7
1964: 49.5 18.7 34.3 73.3
Diferencia: -j- 3.4 - 0.4 -fl7.2 +20.6
LATIFUNDIO
de 10 a 64 manzanas:
1950: 12.9 3.7 4.2 5.0
1964: 17.8 10.8 16.4 13.5
Diferencia: -h 4.9 + 7.1 -fl2.2 4- 8.5

de 64 a más manzanas:
1950: 1.4 2.2 4.3 1.3
1964: 1.4 3.1 4.4 2.1
Diferencia: - + 0.9 4- 0.1 4- 0.8

Totales: 100.0 100.0 100.0 100.0

Disminución del
minifundio: - 8.3 - 8.0 -31.3 -29.9
Acumulación del
latifundio: + 8.3 4- 8.0 4-31.3 4-29.9

Fuente: Cuadros 26, 27, 28 y 29 de este trabajo.

—206—
De acuerdo con esta última información, puedeconstatarse, entonces,
que la disminución del número de parcelas minifundistascorrespondeal
aumento observado en las explotaciones agrícolas mayores: -j-8.3%
para Quiche, +8.0% para Retalhuleu, -|-31.3% para Escuintla y
-f-29.9% para Izabal.
Sin embargo, aunque la tendencia general orienta la liberación
de hacia las grandes explotaciones, en algunas regiones, la tie-
la tierra
rra así "liberada^' se acumula en parcelas de 2 a 10 manzanas, regis-
trándose este hecho sobre todo en el departamento de Escuintla
(+17.2%, más, en las parcelas de 2 a 10 manzanas y +20.6% en Iza-
bal). La razón de ello está en la existencia de los llamados "micropar-
celamientos" agrarios; sobre todo en el departamento de Escuintla.
En otra consideración, la desaparición del número de minifundios
necesariamente significa la ruina de los campesinos que los poseían. En
tal sentido, éstos (los campesinos), en lo sucesivo podrán obtener los
recursos necesarios para su subsistencia sea trabajando como Jornale-
ros-colonos establecidos en las fincas de las regiones (u otras), o bien
contratándose como asalariados agrícolas. En ambos casos, la libera-
ción de esta tierra representa, a su vez, la liberación de una cantidad
proporcional de fuerza de trabajo que, sin aquéllos medios de produc-
ción, busca su contratación como mano de obra agrícola asalariada.

Finalmente, la información proporcionada permite indicar dos he-


chos principales:

1 ) Participación en gran escala en el mercado de la fuerza de tra-


bajo del campesino liberado de su parcela de tierra (arruinado
en tanto que productor agrícola directo).
2) Explotación de la tierra acumulada en los latifundios, a través
de esta mano de obra, ahora disponible. En tal sentido se ex-
plica entonces el por qué de la ''existencia", la presencia de las
pequeiías parcelas de tierra de 2 a 10 manzanas (véase cuadro
31: Escuintla, +17.2%e Izabal, +20.6%), insuficientes para el
sostenimiento familiar, pero necesarias como fuente segura de
"aprovisionamiento" de la mano de obra agrícola utilizada en
los latifundios que acumulan la tierra liberada por los campesi-
nos arruinados.

4. La explotación agrícola latifundista

Veamos, ahora, como se presenta el panorama de la distribución


de en relación a las grandes explotaciones agrícolas llamadas
la tierra
latifundios, propiedad o en posesión de la burguesía.

á) El latifundio en números
En las regiones de Guatemala en donde el latifundio es "endémi-
co", (*') principalmente en aquéllas ubicadas dentro del ecosistema del
Declive del Pacífico, el Valle del Motagua, el Litoral del Pacífico y par-
te sur del de las Llanuras del Caribe, la proporción de la distribución

(^) Es decir; se propaga, corrompiendo y destruyendo la propiedad agraria campesina.

—207-
de la tierra señala este desequilibrio: el 64% de la tierra para el 0.8%
de los grandes propietarios, y el 2% de la tierra para el 39.4% de los
campesinos poseedores de parcelas de tierra de 32 cuerdas de extensión
(1.4 hectáreas, o 2 manzanas); es decir, para campesinos Jornaleros y
Minifundistas,(^^)

Es necesario indicar que, contrariamente a lo que oficialmente se


afirma en el sentido de que "en cuanto a la distribución porcentual de
la superficie,según el tamaño de las explotaciones, es notorio que las
fincas multifamiliares grandes, han perdido importancia relativa", pue-
de constatarse que, como resultado del sistema de explotación agra-
ria imperante en el país, lejos de disminuir, el número y la superñcie de
los latifundios en tanto que unidades de explotación, ha aumentado
por acumulación de la tierra y que el número de sus poseedores ha dis-
minuido.
Aunque en todo el país podría contarse la existencia de aproxima-
damente 200 empresas agrícolas tipo latifundio, (*?) las más extensas
de ellas y las más típicas en cuanto a los sistemas de explotación, es
decir, aquéllas más de 4,500 hectáreas de superficie, equivalentes a
con
100 suman solamente 39 (0.009% del total de las fincas
caballerías,
del país!), comprendiendo el 9.8% del total de la superficie de la tierra
que abarcan todas las fincas registradas como existentes en la repúbli-
ca, en 1964.
Sin embargo, si se analiza esta distribución de la superficie de la
tierra al nivel de la jurisdicción municipal dentro de la que se ubican
los latifundios, se observará, entonces, que la superficie comprendida
por éstos equivale a un promedio del 30.4% de la tierra jurisdiccio-
nal (en unos casos hasta el 76%!), lo que, en relación al binomio mini-
fundio-latifundio es más significativo.

Las informaciones oficiales tienden a "demostrar" que el número


de los grandes latifundios decrece (hecho que en términos estadísticos
absolutos es así), pero con ello se trata de sugerir que la tierra así libe-
rada (?), se distribuye entre la población campesina, es decir: entre
nuevos y mayor número de propietarios (!). En realidad, las cifras que
se esgrimen solamente muestran que el número de los grandes latifun-
dios decreció en relación a una fecha determinada, pero no en relación
a su distribución y, en cambio, no demuestran por qué se produjo este
hecho. Por ejemplo, en las fuentes oficiales podemos leer que "la situa-
ción general para la república prácticamente es la misma entre 1950 y
1964". En cuanto a la distribución porcentual de la superficie "según
el tamaño de las explotaciones", es notorio que las fincas multifamilia-
res. han perdido importancia pasando del 40.7% en 1950, al 26.1% en
1964; contracción que en términos absolutos se cifró en más de 890
miles de manzanas. (^^). Por otra parte, "en el período intercensal
1950-1964, se registró un aumento absoluto de 68,657 fincas en la repú-
blica. Con excepción de las fincas multifamiliares grandes que bajaron
de 516 a 389, los restantes grupos de explotaciones acusaron aumen-

( ) Véase anexo i, de este trabajo.


{!") Véase cuadros de los anexos i y 2 de este trabajo.
(^) DGE, 1968, página 41.

-208-
tos (•*'). Finalmente, {^^) tampoco puede leerse ti resultado del
maravilloso juego estadístico de "nueva distribución" de la tierra que
permite indicar, allí, que entre 1950-1964, las fincas de más de 100 ca-
ballerías a menos de 200. 6a/aro/2 c/e 52 a 30 (!), y que aquéllas de
más de 200 caballerías a su vez dhmiuuyeron de 22 a 9! Aunque esta-
dísticamente la información es correcta, no se proporciona ninguna ex-
plicación al fenómeno, y es en base a ésto que los autores guatemalte-
cos afirman que ¡as 22 familias propietarias de los latifundios del país,
se han reducido a 9, como resultado de la puesta en práctica de los
programas de distribución de la tierra que han logrado **una transfor-
*'
mación agraria en el país
Electivamente, sí se ha logrado "la transformación agraria del
país " puesto que se ha desarrollado el modo de producción capita-
lista. Pero, de aquellos 54 latifundios con más de 100 caballerías
de extensión existentes en 1950, tJ/3/caínente restan 39 en 1964, y a-
barcan solamente 484,822 manzanas de las 994,545 manzanas que
antes comprendían, es decir, que disminuye en el 48.7% de la superficie
comprendida por los latifundios. Esto es un hecho innegable: hay me-
nor número de latifundios. Pero esto no signiñca que ¡a superficie de
la tierra poseída por los latifundistas haya disminuido

Por qué?
Veamos, con los pocos datos oficiales posibles de obtener, como se
efectuó esta "reducción" durante el período intercensal al que en más
de una oportunidad nos hemos referido.
1*^ En el año 1956, se crearon 2 grandes parcelamientos de tierra
llamadas "zonas de desarrollo agrario": el de Nueva Concep-
ción, ubicado en el departamento de Escuintla, con 46,941
manzanas de extensión, (^) y el de La Máquina, ubicado entre
los departamentos de Retalhuleu y Suchitepéquez, con 48,900
manzanas de superficie. (^^)
El primero de estos parcelamientos (el de Nueva Concepción), fue
creado dentro de los terrenos de una antigua "finca nacional", del Es-
tado, y el segundo (el de La Máquina), en las tierras que, en 1950 (fe-
cha del levantamiento del censo), pertenecieron al Estado y a un solo
propietario, y que, al ser expropiadas en 1956, las de éste por el Esta-
do, se subdividieron en parcel&b de 28 manzanas dadas a particulares.
Para ser más explícitos, anotemos que en mayo de 1932, el gobierno
de Guatemala vendió a la firma Guatemalan Plantation Aktiembolag,
por la cantidad de Q. 140,000 cuarentinueve mil hectáreas que otrora
formaron la finca nacional llamada Trapiche Grande. En noviembre de
1951, esta persona jurídica vendió al señor León Lind Petterson, una
fracción de 717 hectáreas por la suma de Q 75,000, a quien el gobierno
"expropió" en 1956, constituyendo con estas 717 hectáreas y 47 he€-

(^') DGE. 1968, página 42.


(98\
; DGE, ig68, cuadro 7, página 43.
V ) INTA (Instituto Nacional de Transformación Agraria): Información sobrt el pro-
grama de fortaleeim>iento de la reforma agraria y desarrollo rural en el
pareelamiento de J^ieva Concepción. Guatemala, i</^T, página 7.
{***) IIESO, 1968. página 13.

-209-
tareas más pertenecientes al Estado, el parcelamiento hoy llamado
"zona de desarrollo agrario La Máquina". (^^^)
Es decir que, con la creación de ambos parcelamientos (que juntos
comprenden una superficie ¡total de 95,841 manzanas), cambiaron
de las manos de 2 propietarios (el Estado y 1 particular, que las fuen-
tes oficiales convierten en 4: 1 particular y 3 "estado"), dos latifun-
dios y fracción de un tercero que así aparecieron registrados en el censo
efectuado en 1950, para ser anotados, en 1964, como propiedad de
poco más de 6 mil personas. (^^^)
2*^ En el período intercensal señalado, el gobierno de Guatemala
creó 19,704, nuevas "fincas" (llamadas también, oficialmente
microparcelamientos), distribuidos en una superficie total de
248,680 manzanas de tierra propiedad del Estado y de parti-
culares.

El hermetismo de las fuentes oficiales no nos permitió establecer


más detalles en relación al número de fincas nacionales o de propieta-
rios particulares afectados por "expropiación". Sin embargo, como
durante el período intercensal señalado, ninguna propiedad particular
fue '^ expropiada*^ definitivamente, los propietarios particulares regis-
trados así en el censo de 1950, lógicamente lo fueron de nuevo, con la
misma categoría de posesión, en el censo efectuado en 1964, aunque,
posiblemente, no con las mismas extensiones de tierra en propiedad.
En este sentido Paredes Moreira informa que con la aplicación de
la ley del 17 de junio de 1952, las primeras expropiaciones tuvieron
lugar en enero de 1953, de manera que al 31 de diciembre de ese año,
"se expropiaron 475 miles de manzanas". Según este autor, fueron
distribuidas 866,344 manzanas, pero el decreto de la Junta de Gobier-
no, fecha 20 de agosto de 1954, no solo dejó sin efecto las disposiciones
anteriores, sino que restituyó al patrimonio del Estado las tierras de
fincas nacionales que habían sido distribuidas a los campesinos confor-
me el decreto 900 (de reforma agraria). La distribución de tierras per-
tenecientes al Estado, hecha a partir de 1956, continúa aun en pose-
sión de los campesinos. (^^)

En cuanto a las propiedades estatales, estas sí desaparecieron (!)


en beneficio (?) de los campesinos que recibieron tierras en las llama-
das zonas de desarrollo agrario.
3° Algunos casos pueden señalarse de latifundios particulares
creados con posterioridad al censo efectuado en 1950, sea por
la compra (apropiación), de la superficie total o por aumento
(acumulación), sobre la superficie de una finca poseída ante-
^riormente.

( ) Véase IIESO, 1969, página 13 y siguientes

(^^) Estimación de la población hecha en base a la información de IIESO, 1968, página


22, e INTA, 1967, página 7.

( ) Paredes Moreira, J. L.: Reforma agraria: una experiencia en Guatemala. Gua-


temala, 1963, página, 64 y siguientes.

-210-
Por ejemplo, el número 20 del cuadro del anexo 1, situado en el
municipio de Lanquín, departamento de Alta Verapaz; el número 30,
del mismo anexo, ubicado en el municipio de San Pablo, departamento
de San Marcos, antes ñnca propiedad alemana, posteriormente finca
nHcional y en la actualidad posesión de una familia; o bien, el número
1 del mismo cuadro, que se ha registrado como ''cooperativa sociedad
anónima" (?) en la que 2 personas (familiares en primer grado de con-
sanguinidad) controlan el 72% de las ''acciones", etc.

De esta manera pues, la "reducción" de la extensión de la superficie


de los latifundios, observada durante el período intercensal, debe gran
parte de su número a estas tierras estatales repartidas a los campesi-
nos, de la misma manera que la disminución del número de latifundios,
se ha hecho a expensas de las propiedades del Estado, y no a las de los
particulares.

Por otra parte, aun prescindiendo de estos ejemplos aclaratorios,


el número de los latifundios existentes en el país y en posesión de perso-
nas excluyendo aquéllos propiedad de personas jurídi-
físicas (es decir:
cas o del Estado), ba aumentado de 22, habidos en 1950, a 28 en 1964,
según puede establecerse por el análisis de la información oficial pro-
porcionada. (^**)
Estas 28 familias (0.011% del total de los propietarios agrarios
del país), poseen poco menos de 300 mil manzanas: 5.7% del total
de la superficie de las fincas del país; o bien: el 58.1% de la superficie de
los 39 grandes latifundios con más de 100 caballerías de extensión exis-
tentes en Guatemala.

Finalmente, abarcada por los latifundiosha aumentado,


la superficie
no solo por la suma de adquiridas por compra, cesión, he-
las tierras
rencia o en pago de deudas, sino también ha aumentadopor la adisión
de la superfície de tierras arrendadas. En este sentido, la información
oficial no permite determinar la superficie total así agregada al control
de los latifundistas, pero el fenómeno se presenta dado el caso de innú-
meros campesinos, o terratenientes de otros grupos sociales, quienes
no pudiendü explotar sus propiedades directamente, las dan en arrien-
do a los propietarios latifundistas.

b) Sm fundamentos como empresa agrícola.


Dentro de la formación social capitalista y su modo peculiar de
producción, y desde el punto de vista de consideración sociológico, la
estructura latifundista constituye, básicamente, una economía de em-
presa y un sistema multiforme de dominación social.
Su estructura económica, lo mismo que la dominación social ejercí-
da por su intermedio, se manifiesta con diferentes estadios de desarro-
llo según sea el nivel tecnológico empleado en su explotación, así: co-
mo empresas agrícolas mercantiles, en un estadio deevolución avanza-
do en los latifundios ubicados, por ejemplo, en el departamento de

(!•>*) Véase. DGE. 1968, página 117 y siguientes.

-211-
Huehuetenango o Quiche (finca San Francisco, por ejemplo, ubicada
en el municipio de Chajul, departamento de Quiche), o como empresas
agrícolas capitalistas, plenamente desarrolladas en las posesiones lati-
fundistas situadas, sobre todo y por ejemplo, en la parte sur del terri-
torio guatemalteco (finca Helvetia, municipio de El Palmar, departa-
mento de Quezaltenango), en la altiplanicie central del país (finca Ra-
banales, municipio de Fraijanes, departamento de Guatemala), o en el
nororiente: (finca Germania, municipio de Gualán, departamento de
Zacapa.) (9)

Así pues, en tanto que estructura económica, el latifundio se pre-


senta en Guatemala, como un sistema de explotación agrícola en el
que se manifiestan diferentes estadios de desarrollo. Esta estructura
agraria latifundista, descansa principalmente:

1*^ en e/ arrendamiento de tierras y en la enajenación de la tierra


liberada por los campesinos productores arruinados, expropia-
ción que marca el pasaje de ¡a simple producción mercantil a la
producción capitalista, lo cual representa que los medios de
producción así "liberados'* se transforman en capital, en las ma-
nos del nuevo poseedor, sirviendo a la producción de mercan-
cías. (^^)

2^ en la transformación de la explotación agrícola en una empresa


(mercantil o capitalista), es decir, en una rama económica des-
tinada a la producción de^ mercancías que, consiguientemente,
acelera el intercambio de productos agrícolas desarrollando el
mercado interno.
3^ en la fuerza de trabajo proporcionada por el campesino, arrui-
nado en tanto que productor directo, de la cual depende su sis-
tema de explotación agrícola.
4*^ en la relación de dependencia que existe entre sus sistemas de ex-
plotación agrícola y la economía de la región en donde se ubi-
can aquellos latifundios que rigen su explotación según el tipo
de una economía mercantil, o bien de una economía para la ex-
portación sobre la que se fundamenta el modo de producción
capitalista predominante en la formación social guatemalteca;
J
5° en el conjunto de relaciones sociales de producción capitalistas
que lo respaldan, traducidos en la formación social guatemal-
teca como prestigio derivado de la posesión monopolista de la
tierra.

Sobre estas características, esenciales y contradictorias, se funda-

(**; Es precisamente el grado de desarrollo alcanzado por los modos de producción, el


que permite señalar una distinción entre los diferentes elementos que conforman la
burguesía agraria, sectores sociales a los que aquí se denominan burguesía agraria-
eapitalista 'y burguesía a gr aria-mercantil. Estas dos capas sociales la compo-
nen los propietarios de los principales latifundios existentes en Guatemala.

( ) El fenómeno anunciado puede ampliarse consultando Lenin, V., 1969, páginas ,6o y
siguientes.

-212-
menta no solamente la estructura agraria latifundista, sino, por anto-
nomasia la de la estructura económica del país,

c) El latifundio frente al minifundio:


dos términos bipolares.
La concentración latifundista de las mejores tierras (y por eso mo-
nopolización selectiva), y la atomización minifundista efectuada ea
¡os terrenos menos favorables, son los términos bipolares de esta es-
tructura agraria. Resultado: /íaj carril vez más campesinos con poca
tierra y cada vez más cfimpesinos sin tierra, al mismo tiempo que
hay cada vez menos propietarios con mucha más tierra.
Esta polarización, que caracteriza al proceso de desarrollo de la
economía agraria capitalista (y, por ende, al habido en Guatemala),
no es el resultado de una simple coexistencia casual, colateral, de mini-
fundios dependientts y cercados por latifundios absorventes y en ex-
pansión, sino el resultado de una relación de subordinación de tipo
causal.

La propiedad minifundista en constante reducción, es uno de los


productos necesarios resultantes de la vigencia del modo de produc-
ción capitalista, y la propiedad latifundista en constante expansión
y concorde con la disminución minifundista, es el otro. De manera que
ia tierra que se ''libera" de las manos campesinas ie ••acumula" en las
de los terratenientes.
Tal como vimos en páginas anteriores, la tierra así enajenada se
acumula en las manos deaquellos terratenientes poseedores de mayo-
res parcelas de tierra, quienes, a nivel regional, actúan como verdade-
ros agentes de dominación ' clase, acumulando la tierra y explotán-
dola con la fuerza de tral asalariado de aquellos campesinos a
quienes despojaron de su parcela o bien entregándoselas en arrendamien-
to, en condiciones contractuales oticrosas para el campesino, otrora
propietario Minifundista y ahora proletario agrícola. De manera que
el hecho de que una parte de los productores sea liberado de los medios
de producción, subentiende necesariamente que estos medios han pasa-
do a otras manos.
Son dos fenómenos paralelos: uno implica al otro, pero en sentido
estricto, éste (el latifundio), depende de aquél (el minifundio).

El nivel tecnológico aplicado en las explotaciones minifundistas


poseídas por los campesinos, no puede competir, permanentemente,
con el nivel aplicado por la burguesía terrateniente en los latifundios.
Tecnológicamente, ambos niveles de las fuerzas productivas son cuali-
tativamente distintos, no superior o inferior uno en relación al otro,
sino distintos. Este, en un estadio de su desarrollo (capitalista), es
más eficiente que aquél que se encuentra en otro estadio (mercantil),
de ese mismo proceso de desarrollo. Por esto, dentro del proceso del
desarrollo del modo de producción capitalista, que en la agricultura
asume sus características más típicas en los latifundios la produc-
ción mercantil de los campesinos es desplazada por la capitalista, por
necesidades históricas inherentes al mismo proceso de desarrollo de las
fuerzas productivas capitalistas.

-213-
El latifundio (capitalista), tanto como el minifundio (mercantil),
son pues, dos elementos necesarios dentro de este proceso y dentro de
esta estructura. En las condiciones de coexistencia de estas dos for-
mas de producción el latifundio no puede existir, ni subsistir, sin ia
presencia y la contribución decisiva del minifundio. La fuerza de tra-
bajo campesina, liberada como consecuencia de la pérdida de la parce-
la de tierra minifundista, es necesaria e imprescindible para la explota-
ción del latifundio que acumula no solo la tierra, sino también la fuer-
de trabajo liberada por aquéllos, y la presencia de explotaciones mi-
nifundistas representa, en relación al latifundio, su condición necesaria
en tanto que fuente de esa mano de obra.

El punto focal de esta estructura agraria es el monopolio selectivo


latifundista. El es el eje en torno del cual giran, acumulándose, los fac-
tores económicos que determinan las características de la explotación
agraria en Guatemala, tanto aquéllos a los que generalmente se les de-
nomina como "arcaicos", o "primitivos", (^^) como los factores "nue-
vos", que van aplicándose en la medida en que se "modernizan" las
empresas capitalistas.

Muy de acuerdo con sus intereses económicos de clase, la burguesía


fomenta y apoya el desarrollo de las fuerzas y las relaciones sociales
que determinan la acumulación de la tierra, pero frena el desarrollo de
aquéllas cuando se trata de aplicarlas a la explotación de esas propie-
dades. Estos intereses económicos de clase afloran, al nivel de la su-
perestructura ideológica, como un complejo de actitudes y creencias re-
lacionadas con las formas de explotación de la tierra a la que, por otra
parte, consideran como elemento otorgador de rango y, sobre todo, co-
mo la principal fuente de riqueza y uno de los más efectivos instrumen-
tos de poder y explotación económica y de dominación social de clase.

El carácter paternalista dado a estas relaciones establecidas entre


elfinquero latifundista y el campesino Minifundista y Jornalero depen-
dientes de él, es igualmente un elemento importante en el marco de la
constitución de esta estructura bipolar, carácter que no excluye la ex-
plotación económica (de clase), sino más bien la encubre, acrecentán-
dola.

La
expresión de estas relaciones de producción capitalista, ha sido
tan y de una índole tan posesiva que, principalmente dentro de
eficaz
los sectores de propietarios latifundistas mercantilistas, en la praxis
social ha dominado fundamentalmente sobre las nociones de explota-
ción capitalista, de mercado de productos y de economía de costos, fac-
tores implícitos en todo proceso de modernización de empresas. Elle
ha dado lugar al mantenimiento de formas especiales de relaciones de
producción mercantiles, establecidas entre el patrón y el trabajador
agrícola, tales como las íormas de colonato, las modalidades de arren-
damiento, peculiaridades de pago de salarios, etc., generalmente no
concordes con los fines perseguidos en la explotación del latifundio en
tanto que empresa agrícola capitalista.
La manifestación de estas relaciones capitalistas, tipifica a los cm-

( ) Por ejemplo, Guerra Borgues, A., 1969, página 298 y siguientes.

—214—
presarlos agrícolas latifundistas pertenecientes a la burguesía agraria-
mercantil, "conservadora, aferrada a las tradiciones rancias de "dere-
cha ultramontana", poco permeable a las corrientes modernas de tec-
niticación y atada aun, a sabiendas y con mucho orgullo, a las anti-
guas relaciones de producción mercantiles predominantes durante la
época colonial (española). Relaciones que muchos autores han llama-
do feudales y que a otros les permite hablar, al referirse a estos bur-
gueses terratenientes, como propietarios agrarios semifeudades." (^"')

d) El latifundio corno empresa

Estas características permiten explicarse una de las contradiccio-


nes existentes dentro de la estructura agraria, a saber: los bajos coefi-
cientes de ocupación de los latifundios. Estos coeficientes de ocupación
expresan, por una parte, la práctica de una política agraria que busca
la explotación del latifundio traducida en una mayor productividad y
una mayor obtención de rendimientos. Por otra parte, también son
un índice de la contradicción que existe entre la rigidez de las formas
de la estructura del monopolio latifundista y la creciente presión so-
cial que necesita de la explotación de la mejor tierra cultivable.

Desde el punto de vista de la economía de empresa, los coeficien-


tes a los que se aludió, se expresan en el hecho de aue los grandes lati-
fundios, que en número solo significan el 0.05% del total de las ñncas
del país y acumulan el 1¿0.2% de la tierra, tienen un bajo índice de ca-
pacidad ocupacional.
En este aspecto, en 1964, la población rural ocupada, fue de 31%
en relación a la población rural total. Sin embargo, si se toma en cuen
ta únicamente la mano de obra agrícola (estacionada y temporal), ab-
sorbida por las empresas latifundistas, ellos ocuparon solamente el
9.3% de esa fuerza de trabajo. Por otra parte, acumulando gran par-
te de la superficie cultivable del país, su participación en el valor de la
producción agrícola fue de solo el 20.9%. i}^)
Esta situación ha caracterizado a la estructura agraria del país
desde hace ya muchos años. Así, Dessaint indica que en 1913, un total
de 170 fincas (3.4% del total de fincas dedicadas a la explotación del
café), y explotadas como verdaderas empresas agrícolas capitalistas,
produjeron 358,000 quintales de café (40.5% de la producción total de
café de esa lejana fecha), en tanto que 1,657 fincas, equivalentes al
96.6% del total de las fincas cafetaleras, utilizando formas de explota-
ción mercantil, solo participaron con el 59.5% de la producción. {}^)

( ) Véase una ampliación de lo dicho en Flores Alvarado. H , 1968, página 122 y siguientes.

( ) índice de participación ocupacional hecho en base a la información de Resumen ge-


neral de las empresas de Guatemala. Ministerio de Trabajo y Previsión Social.
Departamento de estadísticas del Trabajo Guatemala. 1964.

( ) Dessaint. A Y.: Papel que juegan la hacienda y la plantación en el cambio


socio-cultural: Guatemala y Brasil Guatemala Indígena, Vol II, N« 2. Guate-
mala, 1962. página ig Si las instituciones oficiales permitieran el acceso a las fuen-
tes originales, posiblemente este panorama porcentual, referido a nuestros días, varia-
ría poco, pese a que los datos proporcionados aquí se reñeren a 60 años atrás!

-215-
Comparando estos índices con los referentes al minifundio, éste,
por el contrario, soporta una elevada carga de mano de obra agrícola:
68%, participa con el 30% del valor de la producción, abarca el 15%
de la tierra y proporciona un rendimiento promedio por hectárea que
es, pese a lo que se afirma constantemente, ocho veces más elevado que
el correspondiente al de los latifundios.

Por otra parte, no obstante tener a su disposición todas las condi-


ciones favorables de una estructura agraria de dominación (de clase),
monopolio selectivo de la tierra, superestructura estatal que lo fomen-
ta y sostiene, estructura económica de una política crediticia que lo fi-
nancia, poder político que lo protege y la fuerza de trabajo asalariado
que constituye su base, el latifundio es,' entonces, el elemento menos
productivo de esta estructura agraria bipolar, así como aquél de los
dos polos que absorbe menos cantidad de fuerza de trabajo.

Véase, por ejemplo, cómo, analizando los rendimientos obtenidos


en el cultivo de 9 productos agrícolas, se observa que el minifundio es,
en relación al latifundio, la explotación agrícola con un valor bruto de
producción más elevado, como puede observarse en el cuadro siguiente:

CUADRO No. 32

VALOR BRUTO DE LA PRODUCCIÓN


EN EL MINIFUNDIO Y EN EL LATIFUNDIO
% del valor Promedio Valor bruto
de la por finca: por hectá-
Tamaño producción Q. rea: Q.

MINIFUNDIO
a) Microfincas 3.2 45.00 116.00
b) Sub-familiares 27.1 120.00 56.00
LATIFUNDIO
a) Familiares 13.2 414.00 27.00
b) Multifamiliares mediana*» 35.6 5,232.00 32 00
c) Multifamiliares grandes 20.9 41,966.00 14.00

Fuente: DGE, 1952. A propósito del «tamaño, véase nota 93. de este trabajo

Puede verse entonces que, desde este punto de vista, en las explo-
taciones agrícolas latifundistas las inversiones del capital y su manejo
son insuficientes, a pesar de disponer de todas las facilidades y recur-
sos económicos y sociales, de poder y de dominación.

Por otra parte, los latifundios comercializan dentro del sistema na-
cional delmercado capitalista, así como en el mercado internacional de
granos (principalmente café), y materias primas agrícolas(principalmen-
te algodón), en tanto que las pequeñas economías minifundistas cam-
pesinas permanecen dentro de las formas típicas del "mercado local"
de la economía mercantil.

-216-
e) La fuerza de trabajo empleada.
En
otra consideración, las relaciones sociales de producción que tipifi-
can a estructura latifundista, secaracterizan, básicamente, por lacxis-
la
tencia de un amplio panorama de ocupación agraria. El empleo de
mano de obra agrícola abarca desde el asalariado (Obrero-agrícola), y
el que trabaja en las plantaciones latifundistas de caña de azücar, las
explotaciones ganaderas, las empresas bananeras, etc., ubicadas princi-
palmenteen la partesurdela república (ecosistema del Declivedel Pacífico
y Litoral del Pacífico), hasta los asalariados temporales (campesinos Mi-
nifundistasyjornaleros), que trabajan tanto en los latifundios como en
las otras propiedadesmercantilistas, de menor tamaño, del resto del país.

Las relaciones sociales vigentes manifestada* en forma de colona-


to, lasmodalidades de pago de salarios, las condiciones del arrenda-
miento de parcelas de tierra dadas a cambio del pago de salarios más
bajos, así como las formas de coacción económica ejercidas sobre los
campesinos a fin de contar con su fuerza de trabajo a disponibilidad
del empresario latifundista, no son más que las manifestaciones más
relevantes de las bases económico-sociales que mantienen la **funciona-
lidad" de esta estructura latifundista.
Dentro de este marco general de relaciones sociales vigentes, se ex-
plica entonces esta estructura latifundista así como su lenta incorpo-
ración a los procesos fundamentales de modernización dentro del desa-
rrollo capitalista.

Estos hechos, dentro de la formación social capitalista guatemal-


teca, se manifiestan anacrónicos en relación al desarrollo del modo de
producción capitalista y son ellos los que constituyen los factores esen-
ciales que dificultan el afianzamiento de las nuevas relaciones sociales
de producción de la economía capitalista; tales como la economía de
exportación de productos agrícolas, más acelerada en los últimos a-
ños;el desarrollo de la industria manufacturera y la industria de trans-
formación; el crecimiento demográfico, la urbanización acelerada, así
como la expansión orgánica del Estado, que actúa como institución
supraestructural reguladora de las relaciones de producción vigen-
tes. C^')

Estructura latifundista contradictoria pero que caracteriza, esen-


cialmente, las relaciones de producción vigentes en Guatemala. Su pre-
sencia tiene un significado más profundo del que corrientemente se le a-
tribuye, ya que, si por una parte, expresa un desajuste creciente entre
a industrialización urbana y la agricultura latifundista, por la otra,

( ) A propósito de la urbanización acelerada: la capital de Guatemala tuvo, en 1964, una


población de 572 miles de habitantes 13.5% del total de la población del país. En
1938, tenía 77.4 miles de habitantes; en 1950 249.3 miles, cregistrando en dicho perío-
do un incremento geométrico anual del 11.9% De 1950 a 1964, el ritmo del creci-
miento fue un tanto más bajo, 4 9%. El marcado crecimiento de la población de la
ciudad de Guatemala, se debe no solamente a su incremento vegetativo sino tam-
bién a la tendencia hacia una mayor concentración de la población en el pri-
mer centro urbano del país por efecto de las corrientes migratorias internas prove-
nientes de los departamentos, éxodo que no siempre está respaldado por una garantía
y muchas veces ni siquiera por una oportunidad de encontrar ocupación^. (Orellana,
R.A.: Población de la ciudad de Guatemala, Resultados de tabulación por mues-
treo. Censos 1964. Guatemala, 1966. página 5. Subrayados míos. HFA).

-217-
también proyecta el creciente distanciamiento existente entre la bur-
guesía terrateniente latifundista y el campesino asalariado minifundis-
ta, es decir, la contradicción existente entre el modo de producción y
las relaciones sociales no concordes con ese modo de producción. Pe-
ro mientras las fuerzas sociales que tienden a cambiar esta estructura
carecen de agrupación política y poder económico, las fuerzas que tie-
nen ese poder económico y militar y una sólida organización política
son, precisamente, las que se oponen al cambio de esta estructura.

Un ejemplo somero del grado de organización alcanzado por estos


sectores latifundistas a los que se hace referencia, es el que se desprende
de esta información: la burguesía se ha organizado en 14 asociaciones
gremiales regionales de caficultores controladas por la ANACAFE
(A-
sociación Nacional del Café); 8 organizaciones que controlan las más
importantes ramas de la producción agrícola (ganado, caña de azú-
car, aceites esenciales, algodón, avicultura, etc.), unificadas en un or-
ganismo regulador central: la ÁGA (Asociación General de Agriculto-
res); 10 asociaciones de comerciantes, representantes de casas extranje-
ras, de abarroteros, de propietarios de empresas de transporte, propie-
tarios de hoteles, etc.; 26 asociaciones de propietarios de medios de di-
vulgación, publicidad y propaganda: periódicos, radiodifusoras, televi-
sión, etc.; 13 instituciones de crédito; 12 instituciones de segu-
ros, etc. etc.

Por su parte, la clase proletaria cuenta con un total de 22 organi-


zaciones sindicales que apenas comprenden, todas juntas, un poco más
de 18 mil afiliados, sobre una masa laboral estimada por las institu-
ciones oficiales (IGSS), en 260,364 trabajadores agrícolas, 42,393 o-
breros de empresas manufactureras; 9,485 obreros de la constrrcción;
1,359 trabajadores de la electricidad, agua, gas, luz y servicios; 10,799
obreros del transporte y comunicaciones; 19,466 obreros empleados en
empresas comerciales y 8,025 en empresas de servicios diversos
(351.901, en total), ("i)
Aquellos elementos de la burguesía organizada, y con poder, son
los que constituyen la fuerza "electoral'* de los partidos políticos tra-
dicionales, atribuyéndose por derecho propio la ''representación del
pueblo" (sobre todo la de los campesinos). Estas funciones de "repre-
sentatividad", aunque no aseguran la plena hegemonía de los grupos
latifundistas, sí facilitan la participación tradicional en el elenco de
clases dominantes, la influencia ideológica sobre algunos sectores de la
burguesía y la consolidación de su poder a nivel local. En todo caso,
lo fundamental del sistema del poder tenido por este grupo, es que sir-
ve para asegurar y mantener la hegemonía económica, social y políti-
ca de la estructura latifundista en el panorama económico del país.

/) La, monopolización de recursos.

En aquellas regiones del país, como las incluidas dentro del territo-
rio del ecosistema del Litoral del Pacífico o en las del Valle del Mota-
gua, por ejemplo, en donde se aplican las normas de la concentración

( ) Véase Flores Alvarado, H., 1968, páginas 130 y siguientes

-218-
de empresas y los patrones del modo de producción capitalista de
la operación en gran escala (explotaciones algodoneras, cañeras o ga-
naderas), en esas regiones, el monopolio sobre la tierra (latifundio)^
no solamente consiste en la concentración de la propiedad agraria, si-
no, sobre todo y fundamentalmente, en su carácter funcional de em-
presa y en la apropiación selectiva de las mejores tierras. En tal senti-
do, allí, el monopolio agrario comprende no solo la mejor tierra con
posibilidades de explotación agrícola (apropiac/(5n selectiva), sino la
casi totalidad de los recursos complementarios imprescindibles para
lograr una efectiva explotación (funcionalidad de empresa), tíi\cs co-
mo los bosques para la obtención de njateriales de construcción y com-
bustión, los campos de pastoreo, el agua necesaria no solo para la irri-
gación de los campos, sino también para la electrificación de las insta-
laciones, o bien parh el abrevaje, etc.

Estos latifundios, comprenden y abarcan las mejores tierras, tanto


por la textura de los suelos, como por su ubicación geográfica, hecho
que, desde el punto de vista cualitativo, tiende a acrecentar significati-
vamente el fenómeno del monopolio agrario. El carácter de esta mo-
nopolización selectiva involucra, además, el control sobre los mecanis-
mos de capitalización agrícola, así como las formas establecidas de or-
ganización comercial de las estructuras de financiamiento agrícola
(que, a su vez, se tipifica por la aplicación de las normas rígidas de la
"liquidez de cartera", las sólidas garantías fiduciarias y el sistema de
clientela banca ria), hechos que permiten y facilitan, a los empresarios
latifundistas, ejercer un virtual y efectivo monopolio sobre los centros
institucionales de crédito agrícola.

Del hecho de que exista una oligarquía burguesa con el control so-
bre los recursos institucionales de financiamiento agrícola se deriva,
pues, el otro hecho de que, habiendo mucha gente con poca tierra, o de-
finitivamente sin tierra, un sector de la sociedad no tenga probabilida-
des de acceso a los recursos de capital que se movilizan por medio de
los mecanismos institucionales de financiamiento agrícola, o que ape-
nas obtenga una ínfima parte, residual, de estos créditos.
Este control y monopolización de los recursos institucionales desti-
nados al desarrollo y fomento de la producción agrícola, comprende,
además, al crédito (aún el "Agrícola Supervisado" que otorgan los or-
ganismos de penetración imperialistf| contando con la colaboración de
los gobiernos nacionales), (*?) la asistencia técnica (aún aquélla otor-
gada muy exiguamente a través de programas de "Fomento de la eco-
nomía", llamada indígena), la política de extensión y ¡fomento, etc., a-
sí como la determinación de las características y el control de los mer-
cados y el mantenimiento de la estructura social que fija los patrones
de distribución del ingreso rural.
De esta manera, la "subvención" dada al latifundio, por parte de
los personeros de la burguesía propietaria de estas instituciones de

(o) Referencia al Servicio Cooperativo Interamericano de Crédito Agrícola Supervisado


(SCICAS), organismo creado en 1955 por acuerdo habido entre los gobiernos latino-
americanos y el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, según se
estableció y administró a través del Punto Cuarto de la Misión de Operaciones, de éste
país

-219-
crédito que movilizan los depósitos monetarios, hechos allí por ías em-
presas más productivas, así como el ahorro realizado por las clases so-
ciales más pobres (que en esencia son las fuentes del crédito institucio-
nal), expresan, no solo la acumulación del crédito agrícola en manos
de los grandes terratenientes latifundistas, sino también el fenómeno
de la inaccesibilidad al crédito y la obturación de las vías de capacita-
ción para c! campesino, impidiéndole el acceso a niveles de vida más
elevados.
Dentro de este panorama de la estructura agraria guatemalteca,
un sector *'es sostenido'^ por el otro ¿Cuál?
Generalmente se afirma que eslatifundio el que sostiene y man-
el
tiene al minifundio. Sin las características que hemos
embargo, dadas
señalado podemos afirmar precisamente lo contrario.
Vcámoslo.

5. El Minifundio, sostén del latifundio.


Primeramente veamos como se presenta la estructura agraria al
nivel de la jurisdicción municipal donde se localizan los más importan-
tes y extensos latifundios existentes en Guatemala.

CUADRO No. 33

LATIFUNDIO Y MI ^'IFUNDIO
EN LAS ZONAS AGRÍCOLAS MAS RICAS DEL PAÍS
(relación porcentual de poseedores y tierra)
(1964)

'
LATIFUNDIO MINIFUIWIO
Promedio
^
cuerdas
, Región %de Tierra %de Tierra por
municipal Poseedores % Poseedores % poseedor
1. La Gomera 6.4 81.8 25.3 03 19.3
2. Panzós 1.0 80.3 49.3 2.0 18.7
3. Morales 0.4 79.5 27.5 1.0 17.7
4. San Pablo 0.5 77.3 92.0 4.9 120
5. La Democracia 2.0 76.8 47.0 1.1 17.8
6. Senahú 0.6 74.5 50.0 3.6 18.9
7. Santa Lucía Cotzu 1-

malguapa 0.9 704 72.0 2.9 13.5


8. Pueblo Nuevo Viñas 1.0 69.7 52.0 1.7 15.4
9. Cobán 0.1 67.2 33.9 1.5 14.0
10. Retalhuleu 1.3 64.9 71.9 2.1 15.9
11. Nentón 0.7 64.3 27.2 1.7 19.7
12. Guanagazapa 1.6 63.2 50.2 1.1 18.1
13. Lanquín 0.4 61.1 25.4 1.7 19.4
14. Taxisco 1.7 58.3 47.9 1.4 15.9
(sigue )

-220-
15. San Pedro Carcha 0.3 58.1 32.4 3.1 21.7
16. Tiquisate 0.8 56.0 28.3 1.2 12.7
17. Chiquimulilla 1.0 52.5 41.0 2.0 17.6
18. Cahabón 0.7 51.0 32.5 3.5 22.7
19. Uspantán 0.7 48.2 27.2 2.1 19.2
20. Los Amates 0.5 47.0 37.8 3.1 17.3
21. San Cristóbal Ver. 0.5 46.5 18.4 1.4 17.3
22. Bscuintia 2.3 36.5 64.7 1.0 12.6
23. Bariilas 0.5 32.0 30.9 2.4 21.2
Promedio general 1.1 61.6 42.8 2.4 17.4

Latifundio: de lo a más caballerías de extensión.


Minifundio: de hasta 2 manzanas de extensión.

Fuente: DGE. 1968. Cuadros N< I. I-I, 1-2. 2-1, 3-1 y


' 5- 2. página n7 y siguientes. Elabo-
ración y porcentajes míos (HFA).

De acuerdo con esta información, puede señalarse que los latifun-


dios situados en las regiones más tértiles del país: vegas de los ríos (N'^
2 ó 3 del cuadro anterior), muy irrigados (N*^ 1, 2, 12, 14, 22, y o-
tros), o comunicados por amplia red vial a los más importantes cen-
tros económicos y sociales del país (sobre todo los N*^ 5, 8, 10, 12, 14,
17, 20 ó 22), comprenden la casi totalidad del territorio municipal
donde se ubican. Por ejemplo, 81.8% en La Gomera; 80.3% en Pan-
zós. Pueblo Nuevo Viñas, 69.7%, etc.

Por otra parte, en aquéllos municipios donde la relación parccn-


tual de tenencia de la tierra parece menos desequilibrada, por ejemplo
Bariilas (0.5% de los propietarios tienen el 32% de la tierra), etc., la
razón se basa en la extensión del territorio municipal, ya que, por
ejemplo, uno solo de los propietarios tiene el 17.3% de la tierra (véase
anexo 1).

Por ello, el promedio general de 1.1% de propietarios en posesión


del 61.6% de la tierra municipal, no refleja exactamente la realidad al
^
nivel local, o regional.

En lo que concierne a los minifundios, puede observarse lo mismo


referido anteriormente, pues auque el promedio general indica la tenen-
cia del 2.4% de la tierra par$ el 42.8% de los poseedores, algunas re-
giones registran distribuciones más pronunciadas. Por ejemplo: Santa
Lucía Cotzumalguapa: 2.9% de la tierra para el 72% de los campesi-
nos; San Pablo: 4.9% de la tierra para el 92% de los poseedores, o Re-
talhuleu: 71.9% de campesinos posee el 2.1% de la tierra, etc.

Según esta distribución de la tenencia de la tierra, el campesino


es poseedor de parcelas de tierra en la proporción que sigue: 17.5
cuerdas, (*^) por productor campesino, en promedio general para el
42.8% de los Minifundistas de la región municipal a la que nos refe-
rimos.
En este sentido, en ninguno de los casos señalados, el campesino
llegó a tener un promedio de 32 cuerdas, es decir, 2 manzanas, como se

(*) Una manzana de terreno, comprende i6 cuerdas de 625 varas cuadradas.

—221-
indicó anteriormente. Esta referencia señala lo equívoco de las agru-
paciones estadísticas oficiales.

El máximo promedio, de tierra poseída (considerado a nivel muni-


cipal), se registra entre los campesinos Minifundistas de Cahabón,
departamento de Alta Verapaz; 22.7 cuerdas (N*^ 18 del cuadro prece-
dente), y el mínimo promedio en San Pablo, departamento de San
Marcos, con 12 cuerdas, es decir, 3/4 de manzana.
De manera que las relaciones porcentuales, solo permiten formarse
una idea general de la distribución de la tierra, pero no informan real-
mente sobre la situación.
Ahora bien, en los municipios señalados, puede observarse el fenó-
meno del sostenimiento del latifundio por el minifundio de acuerdo con
la siguiente información (^^^)

a) San Pa5/o (departamento de San Marcos), sobre un total de


1,342 campesinos poseedores de parcelas de tierra de hasta 2
manzanas de superficie, 946 (equivalentes al 70.4%), trabaja-
ron, en 1964, como Jornaleros en la finca lugareña El Porve-
nir. En esa fecha, un total de 1,236 personas trabajaron como
Jornaleros asalariados en dicha finca, de manera que, entonces,
el 76.5% de la mano de obra agrícola empleada en esa empresa
agrícola latifundista, fue proveída localmente.

b) Lo mismo puede indicarse en el municipio de Retalhuleu, depar-


tamento del mismo nombre (número 10 del cuadro 27), donde,
de 2,113 campesinos poseedores de parcelas de tierra de hasta
2 manzanas, 1,320 (62.4%), trabajaron en 1964 como Jorna-
leros en la finca (16,320 manzanas de superficie), que en el
anexo 1 aparece en el número 32. Dicha finca, productora de
algodón, café y frutos, recibió, en la íecha indicada, 2,647 Jor-
naleros; es decir que los minifundios locales "colaboraron" con
el 49,8% de la mano de obra empleada en la tínca.

c) Los Amates^ departamento de Izabal: en la finca ubicada en


su jurisdicción, 1,860 campesinos (de 2,353 poseedores de par-
celas de tierra de hasta 2 manzanas), es decir, el 79%, fue a
trabajar allí, habiendo signiñcado, en 1964, el 87.3% de la ma-
no de obra agrícola asalariada empleada.
d) Z7sp»ntá72, departamento de El Quiche: campesinos poseedores de
las parcelas en mención: 2,256. Trabajaron en la finca lugare-
ña 1,021 (45.2%). Participación en relación a la mano de obra
agrícola empleada en 1964: 91.9%.
e) Santa Lucía Cotzumalguapa, departamento de Eicuintla: ma-
no de obra agrícola del municipio empleada en la finca (N^ 11
del anexo 1): 1,620 campesinos (53%). Participación en el nú-
mero total de Jornaleros asalariados: 94.7%.
Así pues, la información aquí proporcionada, permite concluir lo

) Flores Alvarado, H., 1960-1967. Investigación efectaada en 1966.

-222-
siguiente: en las regiones municipales en las que un solo latifundio
comprende la mayor parte áf\ territorio jurisdiccional, el minifundio
existe como unidad de cultivo de no más de 17.5 cuerdas de extensión.
En dichas regiones municipales, el campesino poseedor de estas minús-
culas fincas, representa un promedio del 42.8% de los poseedores¡de tie-
rra de la localidad, habiendo, sin embargo, zonas en donde tal repre-
sentación se eleva a más del 70% e, incluso, hasta el 92% de la pobla-
ción campesina poseedora de medios de producción.

Por otra parte, dichos campesinos, con tan pequeñas parcelas, bus-
can trabajo como asalariados en las fincas latifundistas locales, con-
tratándose en ellas un promedio del 62%;esta contratación representa,
a su vez el 80% de la mano de obra agrícola empleada en las explota-
ciones latifundistas, lo cual permite afirmar que el minifundio de las
zonas latifundistas es el proveedor y sostén principal de las explota-
ciones aerícolas latifundistas, y que, el latifundio, pese a que cuenta
con la fuerza de trabajo de los compesinos establecidos dentro de su
tarritorio (Jornaleros-colonos), o con la proporcionada por los Jorna-
leros-flonques y los Obreros-agrícolas, depende esencialmente de la par-
ticipación de los campesinos lugareños Minifundistas que representan
¡a mano de obra agrícola necesaria para la realización de las diversas
labores culturales requeridas en sus plantaciones.

6.' Relaciones de producción


Dentro de esta estructura agraria, las modalidades que asumen las
relaciones sociales del modo de producción capitalista vigente en la
formación social, de Guatemala, son diversas y muchas veces muy di-
ferentes en uno u otro lugar del país. Sin embargo, pese a las diferen-
tes formas manifiestas, la esencia de estas relaciones, es la práctica de
distintas formas de dominación económica (de clase), para hacer par-
ticipar a la población campesina local en la explotación de las tierras
de los latifundios y, desde luego, a través de ello, la apropiación de la
plus valía creada por esa fuerza de trabajo asalariada.

Veamos, con algunos ejemplos prácticos, como funcionan algunas


empresas capitalistas latifundistas, pero, aclaremos antes, algunos as-
pectos de interés.
El latifundio ubicado dentro de las zonas predominantemente mi-
nifundistas, raramente sobrepasa la extensión de 10 caballerías (450
hectáreas). (*?) Sin embargo, pueden localizarse algunos latifundios de
másde 4,500 hectáreas de extensión en regiones minifundistas de'*muy
tierra adentro", como los existentes en los departamentos de Quiche
(municipios de Uspantán, Nebaj, Cotzal o Chajul), Huehuetenango
(municipios de Barillas o Nentón), en el departamento de Alta Verapaz
(municipios de Lanquín, San Pedro Carcha, Cahabón o Senahú). para
DO citar sino los más sobresalientes, pero, en estos casos, las extensio-
nes cultivadas representan, aproximadamente, solo el 15 o 20% de sa
extensión territorial total, lo cual, por otra parte, no significa que al-
gunas de las riquezas forestales, minerales, u otras, no sean explota-
das.

(°) Diez caballerías representan, aproximadamente. 10.200 cuerdas.

-223-
Sin embargo, lo más frecuente es que las empresas agrícolas a las
que se hace referencia como latifundios enclavados en las zonas de pre-
dominancia minifundista, exploten extensiones de tierra de aproxima-
damente 200 hectáreas: dos mil cuerdas. Veamos un ejemplo.

a) Ed un latifundio de dos altiplanos


Un ejemplo
de lo que la presencia de estos extensos dominios signi-
fica para
población regional, se ofrece en el occidente del país, con el
la
latifundio propiedad de un vecino del municipio de San Cristóbal To-
tonicapán, departamento de Totonicapán, cuyas tierras se extienden,
64 manzanas en este municipio y 190 más en la jurisdicción del muni-
cipio vecino y colindante de Salcajá, departamento de Quezaltenango;
es decir, sobre una extensión total de 254 manzanas, aproximadamen-
te 4 caballerías, ("^)

La fpropiedad se ubica en la parte más fértil de la región: tierra


plana situada en la parte baja del valle irrigado por las aguas del río
Sámala que, en su recorrido por esta zona, se resuelve sinuoso. Tierra
de textura suave, suelta, arenosa, generosa.
Hace 25 años (1945), el actual propietario **heredó" de su padre,
según la singular forma de herencia señalada antes, parte de sus pro-
piedades (9 manzanas), comprando posteriormente, a los demás here-
deros el resto (21 manzanas); de manera que 4 años después de haber
recibido la "herencia", era propietario de los terreno» que actualmente
ocupan el centro cívico del lugar conocido como La Cruz, oficializado
aldea San Ramón.
Desatendiéndose progresivamente de la producción agrícola direc-
ta,dando parte de sus terrenos en arrendamiento y empleando traba-
jadores asalariados para el cultivo del resto de sus tierras y en las que
él,a su vez, arrendaba, se dedicó, tiempo completo, a la explotación de
una línea de autobuses haciendo el transporte de pasajeros entre las
ciudades de San Cristóbal Totonicapán y Quezaltenango, distantes
aproximadamente 12 kilómetros. Próspera empresa, desde 1956, su
propietario monopolizó no solo el transporte de pasajeros sino, ade-
más, el de mercancías, al mismo tiempo que, diversificando sus activi-
dades comerciales, abarcaba progresivamente otros campos de la pro-
ducción económica regional: taller de tejidos, cerámica artesanal y, so-
bre todo, fabricación y alquiler de máscaras ceremoniales empleadas
por los campesinos de la mayor parte del país y México, durante la ce-
lebración de los bailes tradicionales autóctonos.
Desde este punto de vista, el propietario latifundista al que hace
referencia es, por otra parte, un ejemplo muy ilustrativo de la forma
como se verifica el proceso de acumulación de los medios de producción
en una región rural del país. El taller de tejidos lo tenía él, antes de la
muerte de su padre, como una actividad extraordinaria de aquéllas a
lasque en páginas anteriores se hizo referencia. La inversión, en esta
actividad artesanal, de parte de los beneficios obtenidos de la explota-

( ) La información proporcionada proviene de investigaciones hechas por el autor. Véase


Flores Alvarado, H 1960- 1967. Investigación hecha en 1966 (inédita).
,

-224-
ción de su empresa de transportes, le permitió agrandar el taller y em-
plear mayor número de mano de obra asalariada, aumentando, así sus
beneficios provenientes de su taller textil. El taller de cerámica artesa-
r\i\\ tuvo parecido proceso de desarrollo, lo mismo que el de la fabrica-

ción y alquiler de máscaras ccemoniales.

Un matrimonio ventajoso, el desempeño de un cargo público im-


portante durante cuatro años, el beneficio obtenido de los capitales
invertidos en sus empresas, el arrendamiento de tierras con pago en
trabajos, el pago de bajos salarios, la fijacióm personal de precios de
compra de los productos agrícolas regionales, o la venta de productos
agrícolas a los campesinos de la región a precios fijadoi igualmente
por él, fueron las principales fuentes de su rápido enriquecimiento, a las
que deben sumarse sus funciones de principal habilitador de la región
y un golpe de suerte en la lotería.
Hoy día, su principal actividad es la administración de su empresa
de transporte, que ha abarcado un área más amplia, así como la ex-
plotación de la tierra que, a la fecha de la toma de los datos aquí ver-
tidos, la había acumulado sobre la extensión mencionada de, aproxi-
madamente, cuatro caballerías.
^ Con un empresa sobre todo muy característico de los
criterio de
miembros de burguesía agraria-mercantil que, provenientes de las
la
familias campesinas acomodadas, acumulan los medios de producción
liberados por los campesinos arruinados, y rigiéndose por las normas
de la libre competencia (inescrupulosa), capitalizó los beneficios obte-
nidos en la compra de bienes inmuebles, principalmente las tierras de
los campesinos arruinados de la zona del valle del río Sámala.

Desde los inicios de la explotación de sus tierras, el latifundista al


que nos referimos, sembró líneas de árboles que dividieron su tierra en
parcelas de 50 cuerdas cada una, de manera que en la actualidad su
propiedad semeja un tablero de poco más de 80 parcelas, que el viaje-
ro que se detenga a la orilla del camino que bordea la región, podrá
observar como una llanura cuadriculada, y que, frecuentemente, con-
duce al error de considerarla como el ejemplo típico del minifundio ca-
racterístico de los altiplanos del occidente de Guatemala.

La tierra la arrienda en estas condiciones: hace entrega de 50 cuer-


das de terreno de las que 40 (el 80%), el campesino que recibe el arren-
damiento deberá trabajar completamente (insumos incluidos), sin
ninguna remuneración en salarios y con la responsabilidad de reponer
en dinero o en productos, cualquier cantidad de producto cosechado
que se pierda. Las otras 10 cuerdas del terreno de la parcela que reci-
be en arrendamiento (20%), las trabajará el campesino arrendante
para su provecho personal, sin derecho a comercializar el producto co-
sechado, como no sea directamente con el latifundista de referencia.

En resumen: recibir 10 cuerdas de terreno y "no pagar nada" (?),


sino comprometerse a realizar todas las labores culturales que requie-
ren los cultivos de las otras 40 cuerdas restantes!

El dueño de la tierra proporciona la semilla para las siembras (las


suyas y las del campesino); permite utilizar la broza y los deshechos

—225-
orgánicos para elaborar abonos domésticamente, da el fertilizante quí-
mico necesario para el cultivo de las 50 cuerdas; proporciona al cam-
pesino una vivienda (paredes de adobe, techo de paja, piso de ladrillo,
dos habitaciones y granero), bajo la responsabilidad de su manteni-
miento y reparación en caso de deterioro. Además, permite utilizar en
la parte de la parcela que le corresponde al campesino arrendante, los
instrumentos de trabajo que se emplean en el resto de la superficie de
la parcela que debe cultivar para el dueño y, en casos ád necesidad, fa-
cilita créditos en dinero o en especie, imponiendo como garantía la hi-
poteca de la cosecha, o* proporciona trabajo en cualesquiera de sus
empresas pagándoles salarios inferiores a los de Ya media regional.
En otras palabras: dueño de todos los medios de producción, el
propietario acuerda, con el campesino, un pacto contractual que, bajo
el ofrecimiento de incentivos (semilla, habitación, utilería, ingresos en
dinero por salarios devengados, etc.), oculta un sistema de explotación
económica y una relación de dominación clasista dentro de un marco
de producción mercantilista y la forma de apropiación de la plus valía
creada por la fuerza de trabajo del campesino quien, en esencia, no es
sino un trabajador que recibe el monto de su salario en especie (la tie-
rra), aií como la fuerza de trabajo que necesita el latifundista.

Por otra parte, es el dueño de la tierra quién señala el tipo de pro-


ducto que ha de sembrarse en la parcela. En aquellas parcelas de tie-
rra en las que el campesino cultiva 40 cuerdas de trigo para el patrón,
él debe sembrar maíz en las 10 cuerdas que le corresponden (de maíz
solo, no intercalado con otros productos), y viceversa: trigo si el pa-
trón siembra maíz.
El propietario de la tierra alterna sus cultivos según las perspecti-
vas del mercado y de acuerdo a sus intereses económicos fincados en su
empresa agrícola. No permite el cultivo extenuante de la tierra
(maíz, frijol, habas, papas, cucurbitáceas, en la misma superficie), por-
que se agotan los recursos orgánicos. Tecnifica la producción emplean-
do fertilizantes químicos, mecanizando la mayoría de las labores cultu-
rales y alternando los productos cultivados porque, con ello, eleva los
rendimientos de los suelos, extrae mayor plus valía de la fuerza de tra-
bajo del campesino arrendante y obtiene mayores excedentes agrícolas
que vierte en el mercado. Finalmente, no permite la comercialización
para no crearse competidores engorrosos.
Como se vé: un contrato de imposiciones y prohibiciones.
El campesino que recibe la tierra en arrendamiento (en sentido
estricto solo recibe 10, de las 50 cuerdas que se señalan en el contrato),
generalmente es el más pobre de los campesinos arruinados. Llega a
San Ramón con su familia (fuerza de trabajo), su machete (medios de
producción!), sus gallinas (medios de consumición), y su perro (com-
pañero fiel). Y dentro del panorama de horizontes de hambruna en el
cual se encuentra, las "facilidades" (!) y "ventajas" (?), que ofrece el
patrón, representan la única alternativa que le permite escapar, mo-
mentáneamente, de su situación de desocupación y la posibilidad de
muerte por inanición.

En las condiciones tecnológicas con las que se cultiva la tierra, los

-226-
renlñimientos obtenidos alcanzan un promedio de 3 quintales de maíz
por cuerda o 1 fanega de trigo (1,5 quintales), por igual extensión. A
•los precios del mercado, la venta de la cosecha de trigo significa para
el campesino arrendante, un ingreso bruto de aproximadamente
Q.90.00 (estimado a Q.6.25 el quintal de trigo que el terrateniente
compra a Q.6.00 ó a y. 5. 80). La cosecha de maíz no la vende, pues la
destina para el consumo familiar.

Para el el producto cosechado descontado el valor de


latifundista,
lo invertido en proceso de la producción, le representa un ingreso ne-
el
to de Q. 120.00 promedio por parcela sembrada de trigo y aproxima-
damente la misma cantidad por parcela sembrada de maíz, lo cual to-
taliza un promedio de ingresos netos, anuales aproximados a los
Q. 9,000.00 provenientes de la explotación de la totalidad de sus parce-
las.

Para el campesino, la situación se traduce en el trabajo de 50 cuer-


das, 10 de ellas trab ijadas en provecho personal, pagando por ellas
631% más de si hubiera tenido que pagar el precio del arrendamiento
de la tierra en moneda de curso legal, en el entendido de que en la re-
gión, el precio promedio del arrendamiento es de Q.1.00 por cuerda.

Para el propietatio de la tierra, significa un arrendamiento, favo-


rable a él. en la proporción de 4:1, es decir, entregar en arriendo 1 cuer-
da a cambio del trabajo realizado sobre 4 !

o-o-o

Un ejemplo similar se ofrece en la jurisdicción del municipio de San


Martín Sacatepéqucz, departamento de Quezaltenango, con el latifun-
dio ubicado allí (véase el número 36, del anexo 2 de este trabajo), con
la diferencia de que, en esta región, los rendimientos agrícolas obteni-
dos por cuerda sembrada, son más bajos, que anualmente se siembra
maíz una sola vez, dejando descansar la tierra durante el resto del año
y que la proporción, entre la tierra entregada y la tierra trabajada,
es de 3:1. K
'•-
t'
Aunque podrían exponerse ims íjemplos en relación a otras regio-
nes del país, las variaciones observadas, en cuanto a los rendimientos
obtenidos, las formas contractuales del arrendamiento, y otros facto-
res, no cambian la esencia del fenómeno. En todos los casos el propie-
tario terrateniente fija las condiciones de las relaciones agrarias esta-
blecidas, sin perder de vista el objetivo principal de ellas: obtener el
máximo de plus valía, explotando hasta el último recurso, la fuerza de
trabajo del campesino que recurre a él.

b) En un latifundio del ñor -occidente,

1: Ubicación. Ecosistema de Los Cuchumatanes. Latifundio de


una extensión aproximada de 10 caballerías (4,866 hectáreas),
cuyos propietarios actuales lo heredaron de su padre. (^")

( ) La información proporcionada proviene de investigaciones hechas por el autor . Vea


se Flores Alvarado, H , 1960-1967. Investigación hecha en 1965 (inédita).

—227-
Los pormenores de la forma como fue acumulándose la tierra en ma-
nos de esta familia, no hacen más que reflejar las modalidades del pro-
ceso de acumulación observado como característicn general para casi
todos los latifundios propiedad de la burguesía agraria. Originalmen-
te un antiguo dominio dado en encomienda, se ensanchó a fines del si-
glo pasado con la suma de las tierras que otrora pertenecieron a los
curas jusuítas (expulsados del país a raíz del triunfa del movimiento li-
beral de 1871), y que en esa fecha fueron "denunciadas como tierras
sin dueño" (?), por los ascendientes de los actuales propietarios. (^)
El gobierno de justo Rufino Birrios, les concedió, pues, 46 caballerías.
Durante el gobierno del general Jorge Ubico (1931-1944), sus propie-
tarios gozaron de la confianza y del beneficio del dictador, habiendo
comprado, entonces, por sumas irrisorias, casi la mitad de la exten-
sión de la propiedad. No pudo obtenerse más información detallada
sobre los orígenes de esta propiedad, pues las autoridades oficiales y
los propietarios del latifundio se negaron a proporcionarla. Sin em-
bargo, en la región es de conocimiento común la forma como se consti-
tuyó y fue aumentando en extensión de tierras la *'Finca San Francis-
co": pequeños propietarios que no pudiendo pagar los préstamos he-
chos por el latifundista y habiendo señalado su propiedad como ga-
rantía, tuvieron que entregarla en pago de parte de las deudas de-
nuncia de tierras que en la época colonial (española), fueron "resguar-
dados" y cuyos títulos (muchos de ellos otorgados por cédulas reales),
no fueron registrados en las oficinas de la propiedad inmueble com-
pra a precios irrisorios de una finca de 7 caballerías propiedad de un
militar quien complotando en mala hora contra Jorge Ubico, vendió
su finca al dictador, quien a su vez la vendió a los actuales propieta-
rios etc., etc.

Producción agrícola: 17 caballerías sembradas de café cuya co-


2:
secha se destina a los mercados de la República Federal de Ale-
mania; 3 caballerías sembradas de banano; 50 manzanas de pi-
na; 15 manzanas de ajo; 1 caballería de trigo; 80 manzanas de frijol;
40 manzanas de papa; 100 manzanas de maíz. Total: 1,629 manza-
nas cultivadas de los más importantes productos. También se culti-
van pequeñas superficies con otros productos, tales como legumbres,
cucurbitáceas, frutales, etc. La finca cuenta con un hato de 750 cabe-
zas de ganado vacuno (cebú, shorton y criollo). En 1964, la munici-
palidad jurisdiccional correspondiente obtuvo el 39.5% de los ingresos
de su presupuesto anual del cobro de impuestos por producción agríco-
la proveniente de este latifundio.

3:Comunicaciones. Carretera que llega hasta el casco de la fin-


ca y comunica con las ciudades de Huehuetenango y Quiche.
La cabecera municipal se comunica con los demás pueblos de la
región por medio de esta carretera. P2l dueño de la "Finca San Fran-
cisco" cobra la cantidad de Q.0.02 por quintal de mercancía que, saca-
da de la zona es transportada utilizando el puente que cruza el río re-

{^) Procedimiento mediante el cual una persona puede llegar a ser propietaria de un te-
rreno si se demuestra que ese terreno no tiene propietario reconocido legalmente, en
cuyo caso el gobierno se lo cede en propiedad. Este ha sido el mecanismo de apro-
piación de gran parte de las propiedades agrarias latifuadistas, dado que los campesi-
nos casi no poseen títulos de propiedad.

-228-
gional. A los peatones se les cobra la cantidad de Q.0.01 por quintal
de producto. Este hecho, pocas veces observado en Guatemala, ha ser-
vido a más de alj^án estudioso de la estructura agraria del país, para
señalar la existencin de "formas de feudalismo", asociando esta forma
de apropiación al "derecho de pontazgo" vigente en Europa, durante
la época feudal. En realidad, su presencia no es más que una manera
de coerción económica ejercida con el fin de lograr que los excedentes a-
grícolas de los campesinos de la región, sean vendidos al propietario la-
tifundista local y no en los mercados regionales. Por otra parte, los
campesinos que no pueden pagar estas cantidades, acuerdan con el
propietario latifundista, trabajar algunos jornales en la plantación a
cambio de poder sacar sus productos al mercado utilizando el puente
llamado "É/ OT/x" (en el idioma local: **el ladino"). Luego: modo de
obtener mano de obra agrícola gratuita, o a bajo salario.
El casco de la finca constituye el caserío llamado San Francis-
4:
co, situado a la orilla del río del mismo nombre. Dicho caserío
está compuesto por la casa del propietario (850 metros cua-
drados cubiertos), con todas las comodidades del confort moderno; la
casa del administrador, las instalaciones de la empresa (bodegas, pa-
tios de secado, galpones de despulpe, etc.) y la "ranchería" que com-
prende 76 casas de madera, piso de ladrillo, techo de palma o teja, dos
habitaciones y cocina. Cada casa de la ranchería tiene una porción de
terreno (huerto), en la que los locatarios pueden sembrar productos de
hortaliza destinados a su consumo personal. Servicios puestos a la
disposición de los habitantes de la ranchería: 20 letrinas (desde 1964),
ordenadas en dos filas: 10 duchas; una pila con 18 lavaderos destina-
dos para lavar ropa; dos pilas (pozos), de agua potable. Así mismo
funciona una planta eléctrica de combustión que proporciona alum-
brado, habiendo 32 focos instalados uno cada 200 metros. Un cuerpo
de vigilancia compuesto de 12 personas (fusil calibre .222 y revólveres
.45), se turna las 24 horas del día. Los miembros de este cuerpo de
"policía de finca" son pagados por el dueño de la empresa a razón de
Q.15.00 mensuales, casa, comida y terreno.
5: Población de campesinos Jornaleros-colonos: 96 familias y no
familiares que totalizan una población de 675 personas,
así: (''')

Hombres: mayores de 18 años : 3 86


de 14 a 18 años 91
de hasta 14 años 65
S/total 342
Mujeres: mayores de 18 años 175
de 14 a 18 años 85
de hasta 14 años 53
S/total 313
Total 675
(iigue )

( ) Según los datos del censo de población levantado por el autor en ocasión de la inves*
ligación efectuada, en 1965.

-229-
(continuación......)

Población de 7 a 14? años: ambo8 sexos 59


Población económicamente activa (de 14 a 60 a-
ños), participando en las labores agríco-
las de la finca 537
6: Características del colonato. Cada campesino Jornalero-cola-
no recibe una parcela de tierra de 10 cuerd-is de superficie si es
casado y tiene hijos, y solamente 5 cuerdas sí es soltero. Es de-
cir: lasuperficie de terreno necesaria para obtener la cantidad mínima
de alimentos básicos para el sostenimiento familiar. Únicamente 17
campesinos Jornaleros-colonos tenían tierras cuya extensión oscilaba
entre las 15 y las 32 cuerdas.

La tierra es entregada en estas condiciones:


a) contrato de arrendamiento por 20 años (!), rescihdible por a-
cuerdo mutuo entre ambas partes. Con esta cláusula, el pro-
pietario (que pocas veces da su consentimiento para la anula-
ción del contrato), se asegura la participación de una cantidad
de mano de obra agrícola permanente en la finca durante un
período de tiempo que comprende, además, la época de mayor
productividad del campesino: de los 20 a los 50 años.
b) siembra de productos: libre y a entera responsabilidad del pro-
ductor quien, generalmente, siembra maíz de acuerdo al com-
plejo agrícola antes señalado.

c) compromiso de trabajar durante las épocas de cosecha por un


salario de Q. 0. 30 por jornal, más la ración de alimentos. El
período de cosecha comprende aproximadamente seis meses: de
septiembre a febrero, aunque casi todo el año hay cosechas de
otros productos. .

d) los trabajos asalariados efectuados fuera de temporada se pa-


gan a razón de Q.0.40 por día, sin ración alimenticia.

c) permiso para cortar leña del bosque de la finca: una tarea de


leña por mes. Cualquier excedente sobre esta cantidad ha de
pagarse al propietario.
f) permiso para cazar, declarando a las autoridades administra-
tivas de la finca, el tipo de caza obtenido, debiendo pagar can-
tidades que oscilan entre los Q.0.05 (un conejo, por ejemplo),
hasta los Q.0.50 (un cerdo montes) o Q.1.00 (un venado), o
Q. 1.50 (tigre o puma). En todo caso la cantidad por pagar
depende del tipo y del peso del animal cazado. Este **impues-
to" (?) es fijado a criterio del patrón o del administrador y
puede ser pagado con la entrega de parte de la presa. En la re-
gión abunda la caza de venado, conejo, liebre, cerdo de monte,
puma, tigre, mico, pavos salvajes, etc. La pesca es permitida
en iguales condiciones. r

g) mantenimiento y conservación de la vivienda entregada y re-


paración por cuenta del campesino Jornalero-colono si se oca-

—230-
sionan deterioros. Si el campesino desea luz eléctrica en la ca-
sa (servicio de las 18 a las 22 horas), ha de pagar la cantidad
mensual de Q. 0. 25 por foco. No se cobra alquiler de vivienda.
h) ningún campesino Jornalero-colono puede rescindir el contrato
si antes no ha pagado completamente las deudas contraídas.
En la época de la obtención de los datos aquí proporcionados
(1965), todos los campesinos tenían deudas que oscilaban en-
tre los Q.30.00 y los Q.450.00.

i) si el campesino se dedica a la crianza de ganado mayor (vacas,


cerdos, etc.,) podrá disponer a voluntad de sus derivados. Pe-
ro debe pagar "el impuesto" (en opinión de los campesinos),
cuando beneficie alguno para la venta. Si posee ganado vacu-
no y desea utilizar los potreros o pastizales de la finca, debe
pagar Q.0.50 mensuales por cabeza de ganado.
j) crédito en la tienda que el propietario ha establecido en el cas-
co de la finca.

7: El trabajo asalariado temporal. La finca emplea un promedio


anual de 920 campesinos Jornaleros (comprendidos los Jorna-
leros-colonos), para las labores de cosecha de café, banano, ajo,
pifia y maíz. Salvo pocas excepciones, los campesinos Jornaleros son
oriundos de las regiones municipales vecinas de Chajul, Cunen, Cotzal,
Uspantán, Santa Cruz del Quiche, etc. Es decir, el 58 3% de la mano
de obra agrícola asalariada es proporcionada por el Jornalero-colono,
y el resto (41.7%), por los campesinos de la región.
Los Jornaleros **de estación" duermen en las galeras comunes pues-
tas a su disposición. Los campesinos de las localidades cercanas no
duermen en la finca, haciendo a diario recorridos que varían entre 5 y
10 kilómetros, desde su domicilio hasta la plantación.
Características de la contratación:

a) no se establece contrato, sino se establece "trabajo por día."

b) no se permite el trabajo a menores de 14 años, pero el campesi-


no podrá hacerse ayudar por quien desee. *^

c) el salario se paga a razón de Q.0.30 diarios, más ración ali-


menticia, siempre que se recolecte una determinada cantidad de
producto. Así pues, en realidad el trabajo es realizado "a des-
tajo" (por tarea): tanto cosechado tanto pagado a
partir de una cantidad mínima. Si no se llena este requisito no
se paga el salario.

d) elhorario de trabajo se fija de las 6 a las 15 horas, con un pe-


ríodo de descanso de 30 minutos (a las 11.30 horas), para al-
morzar.

8: Otras características. El dueño de la finca es considerado, en-


tre los propietarios agrarios de la burguesía, como un empre-
sario "progresista" que ha efectuado una "reforma agraria" (?)
particular dentro de sus dominios, por haber hecho lo siguiente:

-231-
a) entregar, en 1962, 5 manzanas de terreno a los campesinos que
tenían 20 o más años de trabajar en la finca y rescindiendo el
contrato de colonato (!). En casos de excepción ha entregado
parcelas de tierra a campesinos que no tenían este tiempo de
trabajo en la finca. En todo caso, el **nuevo propietario*' cam-
pesino beneficiado por ésta **reforma agraria'' (!), puede dispo-
ner de la parcela y hacer de ella lo que le convenga salvo
venderla, como no sea al patrón. En caso de muerte del nuevo
propietario, los herederos podrán disponer de la parcela
después de 5 años de trabajar en la finca.

b) por otra parte, el propietario finquero, entrega parcelas de tie-


rra a los campesinos que se comprometen a desbrozar tierras
cultivables en las regiones que el patrón señale. En estas cir.
cunstancias entrega, en "propiedad", 5 manzanas después de 5
años, si el campesino desbroza previamente 10 manzanas para
el patrón, además de las 5 que le corresponden.

c) en ambos casos el campesino "da su palabra" de permanecer


en la finca "para ayudar" en las cosechas del patrón
Otras "reformas" efectuadas por el finquero:

d) los niños de edad escolar pueden asistir a la escuela de la finca


en la que un maestro imparte cursos a 30 alumnos (todos en el
primer grado de la enseñanza elemental). El maestro gana un
salario de Q.30.00 mensuales, casa y comida, salario que le es
pagado: Q.20.00 por el propietario de la finca y el resto
(Q. 10.00), por contribución de los padres de íamilia, lo cual re-
sulta una contribución promedio de Q.0.50 por alumno. Los
profesores de esta escuela, rara vez permanecen en el puesto
más de 4 meses, a causa del incumplimiento en el pago de sus
salarios. Los niños de edad escolar pueden asistir a la escuela
de la cabecera municipal cercana (distante 9 kilómetros), don-
de solamente pagan la cantidad de Q. 1.00 anual, en concepto
de la llamada "operación escuela"

-232—
Capítulo 8
CONCLUSIONES: DESCOMPOSICIÓN DÉLA ECONOMÍA
CAMPESINA
1. La producción mercantil.

En más de una oportunidad Be ha dicho, que el horizonte de las re-


laciones de producción dentro del cual actúa el campesino guatemalte-
co es, el de una economía mercantil en desarrollo hacia una economía
de tipo netamente capitalista.

En este sentido podemos comprobar que bajo este régimen la pro-


ducción se constituye alrededor de unidades económicas heterogéneas,
es decir, en ramas distintas y especializadas de la producción, en otras
palabras, que al mismo tiempo que se verifica una variedad en la pro-
ducción, se manifiesta la tendencia hacia una reducción de aquellas ra-
mas dedicadas a la producción de un mismo artículo.
Este fenómeno Fe realiza como consecuencia de la división del tra-
bajo que se observa en el proceso de la producción, ya que, por otra
parte, la base de la economía mercantil se encuentra en la división pro-
gresiva de las actividades laborales. Esta división social del trabajo
pravoca, pues, el aumento del número de las actividades distintas e
independientes, tiende a convertir la producción de cada producto y
de cada uno de los elementos que constituyen este producto, en una ra-
ma aparte de la producción y finalmente, conduce a la transformación
de la economía mercantil en una economía capitalista. ^
Este proceso de la división del trabajo significa, por otra parte,
que los individuos que se dedican a la fabricación de artículos de una
rama de la producción, deben intercambiarlos por aquellos otros ar-
tículos que no producen y desde este punto de vista, la división social
del trabajo es el factor esencial del proceso de formación del mercado
interior de la economía mercantil.

Sin embargo, la división social del trabajo no es el único factor que


constituye el motor del proceso de esta transformación. Es preciso,
también, que esta división del trabajo produsca mercancías, es decir,
productos destinados a ser intercambiados en el mercado, de manera
que el campesino, de productor de artículos empleados, antes, en su
consumo familiar, se convierte, ahora, en productor de mercancías des-
tinadas al mercado. De esta manera, la producción agrícola se convier-
te en una industria, es decir, en una rama de la economía que produce
mercancías.

Estos resultados pueden medirse observado el hecho de que a medi-


da en que el campesino se especializa en la producción de un número
reducido de artículos, esta especialización en el trabajo lo hace depen-
der cada vez más del mercado^ ya que es allí donde encuentra los pro-
ductos que no fabrica (principalmente instrumentos de trabajo, es de-
cir: bienes de producción, pero también artículos alimenticios), a la

-233-
vez que vende, allí, aquellos artículos de los que él no es productor.

Por otra parte, con el aparecimiento de la producción para el mer-


cado, surge, así mismo, su acompañante constante: la competencia, es
decir, la concurrencia de varios productores del mismo artículo, o de
otros artículos distintos, que van allí, al mercado, con el mismo inte-
rés que él: intercambiar favorablemente los artículos producidos.

En estas condiciones, al campesino agricultor el problema se le pre-


senta planteado, éea en cultivar la tierra con aquellos productos que
tengan más demanda en el mercado, o bien, con aquéllos que, dadas
las características de su parcela (textura del suelo, ubicación geos^ráfi-
ca, vías de comunicación, etc.), puedan significarle mayor ganancia.
Asi pues, su especialización lo hace depender del mercado tanto para
su consumición individual como para la explotación de su parcela que,
ahora, produce para el mercado. Y dentro de este panorama de rela-
ciones de cambio (en las que mientras más venda más depende de él),
pueden observarse todas las contradicciones propias de la economía
mercantil (y las de la capitalista también), tales como la concurren-
cia desigual, la acumulación de la tierra, la lucha por la independencia
económica, la concentración de la producción en manos de una minoría
y la proletarización de la mayoría y su explotación por aquéllos que,
disponiendo de capital comercial, emplean mano de obra agrícola asa-
lariada en sus empresas de explotación agrícola.

Estos fenómenos económicos presentan la forma contradictoria


que es la característica específica del régimen capitalista, es decir, tra-
ducen una lucha y una oposición de intereses de clase. (^^^)
También señalan que la producción mercantil campesina, o en
otros términos: el campesino, es la base y no el obstáculo para el desa-
rrollo de la economía capitalista, ya que es precisamente en el área ru-
ral, aun en los lugares más apartados, donde se gestan los elementos
básicos de la economía capitalista, el cambio, por ejemplo, y ella, la
economía campesina, el asiento de la agricultura en general (ia mano de
obra agrícola asalariada, por ejemplo), pesando sobre ellos la acción
transformadora del capitalismo (la competencia, dado el caso), desa-
rrollando las fuerzas productivas y provocando cambios en las relacio-
nes de producción.

Sin embargo, el proceso de desarrollo de la economía mercantil no


se efectúa al mismo ritmo en la agricultura como en la industria. En
la agricultura, el capitalismo se desarrolla según formas específicas y
en la industria según otras, y aunque ambos procesos de desarrollo
sean distintos, la tendencia observada es la misma y marchando estre-
chamente unidos, sus esfuerzos conducen al mismo fin.

El capitalismo se desarrolla primero en las ciudades, en los centros


urbanos en los que se observa un aumento de la producción industrial,
y este proceso de desarrollo industrial (urbano), provoca cambios en
la estructura del campo (rural) y por consiguiente, en el proceso de la
producción agrícola. La creciente concentración demográfica que se

( ) véase, para ampliar lo esquematizado aquí, Lenin, V., 1969, página 179 y siguientes.

-234-
efectúa en las ciudades demanda, cadáver más, mayor cantidad de
productos alimenticios y, a su vez, produce cada vez más, mayor can-
tidad de productos industriales (sobretodo bienes de producción), y
es el campo quien debe proporcionar los alimentos que se consumen en
la ciudad. La producción agrícola, pues, se vende en las ciudades obte-
niendo a cambio de ellas los artículos que allí se producen, creándose,
así, una estrecha relación de dependencia entre una y otra.

Eite intercambio es desigual. Bs un intercambio desproporciona!


para los dos sectores ciudad / campo. La producción industrial de las
ciudades tiene tales ventajas y tanta superioridad técnica sobre lo pro-
ducción agrícola, que hace que esta, la agricultura, dependa de aquélla, la
industria, 3' mientras más se profundiza esta dependencia^ más se des-
truye, más se descompone Ja economía campesina^ pues ésta depende-
rá más del mercado para adquirir los elementos industriales que no
produce 3' que puede, y debe, adquirir en las ciudades, a cambio de sus
productos agrícolas.

Esta dependencia en forma cada vez más estrecha de la agricultura


en relación al mercado, crece en la medida en que se desarrolla el co-
mercio y la circulación (de mercancías y dinero), las condiciones en que
se efectúan las transacciones mercantiles e, incluso, en la medida en que
se desarrollan los medios de comunicación. Estos cambios, por otra
parte, no solo aumentan la dependencia de la agricultura al mercado,
sino que, fundamentalmente, repercuten en la economía campesina en
el sentido de que una rama de la producción que antes era lucrativa
puede convertirse, ahora, en desfavorable.

En este sentido, la mejoración o aumento de los medios de comuni*


cación, permiten una mayor afluenciay circulación de productos agríco-
las, tanto hacia la ciudad como hacia la región, provenientes de otras re-
giones, productos que pueden venderse a precios más bajos, de manera
que esta progresiva dependencia del mercado y lá incapacidad del cam-
pesino para impedir la baja de los precios de los artículos producidos
por él, hacen que en los momentos de crisis, si antes consideraba como
un hecho favorable y magnífico la obtención de una buena y abundante
cosecha (que desde luego podía utilizar pora el sostenimiento de su fa-
milia o venderla como excedente agrícola), este hecho se traduzca, aho-
ra, en una calamidad.

Esto es así porque una buena cosecha produce mayor cantidad de


artículos que pueden volcarse en el mercado. Pero resulta que la ma-
yor cantidad de un mismo artículo, cuando la demanda de éste no au-
menta a igual ritmo de la oferta que se ha hecho de él, es decir, cuando
no se compran sea por escacez o falta de dinero, sea por no haber nece-
sidad de hacerlo, hace bajar los precios. Consecuencia: se arruina el
productor que no puede, y/o no quiere vender por debajode sus propios
precios de costo; de manera que, poco a poco, y a medida en que el
proceso se acentúa y se manifiesta crítico en los momentos de las osci-
laciones del mercado, el campesino va retirándose de la producción
agrícola directa y se convierte en un campesino arruinado, empobreci-
do, a quien no le queda más recurso que vender su fuerza de trabajo.
Asalariarse. Proletarizarse.

-235-
Mientras más intensa sea la concurrencia en el mercado, más pre-
caria se torna la situación del productorequipado menos suficientemen-
te desde el punto de vista tecnológico. Mientras más caiga el produc-
tor en la dependencia del mercado, más dinero necevSitará, y más será
la cantidad de artículos que compre y que venda allí. (^^^)

Además, en la medida en que sus productos se convierten en mer-


cancías, la tierra misma (sv tierra), se convierte en mercancía, y, como
tal, a su vez entrará en el mercado. Se la deseará, no importando (en
última instancia), su textura, su ubicación, sus dimensiones y, cuando
llegue a ser insolvente, se le expropiará de ella, se le enajenará de ella, y
como al campesino le es imposible cambiar el mecanismo del modo de
producción existente en las relaciones sociales establecidas, ni, tampo-
co, aumentar la superficie de la tierra de la cual es poseedor, ante esta
situación, sin alternativas, pierde la tierra, se queda sin ella, sin pro-
ducción, sin ocupación y con únicamente su fuerza de trabajo como re
curso para ganarse la vida. Es decir: se proletariza.
Claro está que, antes de llegar a este último y necesario grado den-
tro del proceso de su empobrecimiento y ruina, ha pasado por los
diferentes grados intermedios que anteriormente se han señalado, ha
caído dentro de la esfera de la influencia y extorsión del intermediario;
se ha convertido en **la gente" del habilitador que contrata a los cam-
pesinos que trabajan en las fincas; se hn endeudado con los comercian-
tes del pueblo quienes primero le comprarán su cosecha a un precio
(que ellos estipularán), y luego se l.i venderán de nuevo a otro precio
más elevado (que, igualmente ellos fijarán); habrá dividido, repartién-
dola, su parcela, después vendido parte de ella y luego toda ella, etc.
etc., así como otros factores de esa amplia serie de grados intermedios
que sería largo volver a enumerar.

La observación de éstos, y otros más, hechos dentro de la realidad


social (rural), podrán inducir a señalar que el fenómeno es más comple-
jo y requiere más explicaciones y, efectivamente es así. Sin embargo
exponerlos y analizarlos (o solamente señalarlos), no cambiaría la
esencia del fenómeno indicado y, por otra parte, lo que aquí quiere ha-
cerse resaltar, es el resultado de descomposición que se observa en el
campo de la producción agrícola campesina, debido a la participación
de los campesinos en el proceso de cambio de la economía mercantil.
Por otra parte, a medida en que aumenta su participación en el
mercado, el campesino necesita más dinero, no sólo para comprar los
artículos de consumición individual que ha dejado de producir como
resultado de su especialización y que le son indispensables (tales como
los artículos alimenticios), sino también aquéllos otros de consumí-'
ción productiva, que no lo son de manera inmediata (los instrumentos
de trabajo, dado el caso). En estas condiciones de dependencia cada vez
más estrecha, al campesino le es cada vez más dificultoso continuar en
la explotación de la tierra, y si bien, en última instancia, puede llegara
prescindir de ella, no podrá mantenerse sin dinero, pues es solamente

( ) El lector interesado en profundizar a los detalles de este proceso aquí esbozado, pue-
de consultar Kautsky, K 1970, página 11 y siguientes.
,

—236-
con el, con el dinero, como puede adquirir los artículos que no produce,
¿Dónde y cómo conseguir este dinero ? En el mercado, desde
luego. Pero no vendiendo sus excedentes agrícolas (que ya no produce
por haber perdido sus medios de producción), sino vendiendo su fuerza
de trabajo.
Así pues, la competencia que se desarrolla en el mercado lo sitúa,
entre otras, frente a la alternativa de, o producir más artículos agríco-
las (granos sobre todo), o abandonar esta actividad y dedicarse, en
escala cada vez mayor, a la fabricación artesanal. O bien, la tercera y
ultima posibilidad: no hacer ni lo uno ni lo otro y asalariarse. Si se de-
dica a la primera de estas posibilidades, abandona poco a poco la se-
gunda para convertirse en un agricultor puro. Si escoge la segunda,
abandona progresivamente el cultivo de su parcela para dedicarse a la
producción artesanal. Es decir: no puede dedicarse a ambas a la vez
sin detrimento de una en beneficio de la otra.

En ambos casos la competencia mercantil lo convierte, por una par-


te,en agricultor puro, es decir, productor agrícola que encuentra en el
mercado compradores para sus productos y por la otra, en campesino-
artesano, en gran parte desligado de la producción agrícola, que fabri-
ca artículos manufactureros, utilizando medios de producción general-
mente arcaicos en relación a los que en la industria se emplean para
producir en gran escala los mismos artículos. De todos modos la pro-
ducción mercantil lo convierte en un campesino que, perdiendo terreno
progresivamente en la competencia, finalmente se retira de ella, en tan-
to que productor, para vender en el mercado la única mercancía de la
cual queda poseedor: su fuerza de trabajo. Es decir, proletarizándose.

2. Una estuctura agraria anacrónica...?


Las formas del sistema de producción mercantil, habidas sobre to-
do en los latifundios poseídos por los miembros de la burguesía agra-
ria-mercantil y entre los campesinos, así como la presencia de formas
especiales de apropiación de la fuerza de trabajo utilizada en los lati-
fundios explotados según el sistema de p'-oducción capitalista, ha dado
origen a la formulación a los conceptos de "sectores agrícolas anacró-
nicos" y "sectores agrícolas modernizados".
La existencia de aquellos dos sistemas de producción, ha servido, a
lageneralidad de los observadores comprometidos de la estructura del
agro guatemalteco, para afirmar que "el latifundio es anacrónico, pues
parte de una gran extensión de superficie está constituida por tierras
ociosas'^ así como que "existen grandes contrastes entre el sector mo-
derno que utiliza una tecnología avanzada, como la que se encuentra
en ciertas explotaciones algodoneras y el sector tradicional, cuyos sis-
temas de cultivo no han sufrido grandes alteraciones a través del tiem-
P0."(118)
En realidad, el latifundio, en sí mismo y por sí mismo, no es ana-
crónico y menos aun por el hecho de que una parte de su superficie no
esté explotada!

i}^^) DGE, 1968, página 21. Subrayado mío (HFA).

-237-
Ya
ha indicado anteriormente, cómo es que en muchos países eo
se
los que capitalismo se ha desarrollado hasta su grado máximo, e
el
incluso en los países socialistas con gran producción agrícola, las ex-
plotaciones extensas se convierten en las unidades de producción con
más altos niveles de rendimiento y mayor productividad, cuando se
aplican en ellos sistemas de explotación agrícola concordes con lo» ni-
veles de las fuerzas productiva» existentes. Y en este sentido, el lati-
fundio, en sí, no es anacrónico. Todo lo contrario: es una necesidad
histórica dentro del marco del desarrollo de las fuerzas productivas y
de los modos de producción capitalista, ya que, en la medida en que se
desarrolla rA capitalismo, en la agricultura se acentúa la diferencia
cualitativa habida entre las técnicas empleadas en la gran explotación
y la pequeña, y más notorio se torna "lo anacrónico" de la tecnología
empleada en éstas y **lo moderno" de las empleadas en aquéllas. ("^)
Dentro de
estructura agraria existente en Guatemala, se obser-
la
va de sistemas de producción que en sí, ellos, son anacró-
la aplicación
nicos en relación al nivel alcanzado, e n Guatemala, por el modo de
producción capitalista, ya que la esencia de estas relaciones correspon-
de a un sistema de producción mercantil que produce para el mercado;
pero esta característica no es común a las relaciones sociales imperan-
tes en todo el territorio nacional.

La aplicación de las peculiares fcrmas de contratación de la fuerza


de trabajo, recurriendo al pago de parte del salario devengado por los
campesinos sea con la entrega de parcelas de tierra (en arriendo, desde
luego), o con raciones alimenticias, o bien exigiendo la prestación de
servicios de diversa índole, hace, de algunas explotaciones agrícolas,
unidades de producción en las que privan las relaciones de producción
mercantil, y es, en este sentido, como puede constatarse un cierto
''anacronismo".
Por otra parte, lo anacrónico de la aplicación de peculiares medios
de producción, puede medirse por los alcances sociales de dominación
que se expresan como tendencia al monopolio sobre la tierra, y que se
manifiestan en las modalidades puestas en práctica para lograr la con-
centración latifundista y la fragmentación minifundista característica
de la estructura agraria en la que se fundamenta la producción capita-
lista. Puede señalarse, también, un ''anacronismo" existente en la des-
proporción habida entre la extensión de la tierra y la magnitud de la
empresa, demostrando, así, la diferencia radical que existe entre la
simple concentración de la propiedad sobre la tierra como elemento de
prestigio, y la concentración latifundista característica de las econo-
mías de producción en gran escala, en las que la tierra aparece como
un elemento de producción y en las que el uso de ella se regula por el
principio normativo de los costos. Pero la persistencia, en sí no es
anacrónica.

fin este sentido, dentro de la estructura agraria de Guatemala,


puede señalarse la presencia de determinadas tendencias que muestran

( ) La argumentación sobre la razón de esta necesidad histórica de ]a existencia del la-


tifundio y su diferencia con el minifundio en cuanto explotación agrícola, véase en
Kautsky, K., 1970, página 138 y siguientes.

—238-
el desarrollo del capitalismo en la agricultura.

Dichas tendencias pueden resumirse como sigue:

3. Tendencias manifiestas en ¡a estructura


agraria de Guatemala.
a) en unas regiones del país se manifiesta la tendencia hacia la re*
ducción del número de las explotaciones minifundistas. Se ob-
serva sobre todo en las regiones agrícolamente más ricas del
territorio guatemalteco, es decir, en aquéllas con más posibili-
dades de explotación agrícola, traduciéndose, en la práctica, en
la acumulación progresiva de la tierra así liberada en explota-
ciones agrícolas mayores (latifundios).

Dicha tendencia hacia la disminución, observable durante el pe-


ríodo intercensal de 14años(1950-1964-), semanifiesta muy pro-
nunciada, por ejemplo en Solóla (—13.7%), en Escuintla (—12.
4%), acentuándose más en la medida en que se hace referencia
a parcelas de tierra de menor extensión (minifundios "minifun-
dizados"). por ejemplo en Escuintla (-31.3%). Peten (—16.
7%), Izabal (—14.6%), y otras regiones. Sin embargo, a cual-
quier escala de extensión de la parcela de tierra que se observe,
el fenómeno ofrece una tendencia hacia la reducción del mini-
fundio equivalente al —6.5% (período intercensal).
b) en otras regiones del país en cambio, el fenómeno se manifiesta
en sentido inverso, es decir, como tendencia hacia el aumento
del número de las explotaciones minifundistas y se registra, so-
bre todo, en aquellas regiones de Guatemala en donde se locali-
zan los mayores índices de crecimiento de la población (vegeta-
tivo, principalmente), o en donde la tierra tiene características
de textura diterente, o bien en aquéllas en las que predomina la
explotación latifundista. En este caso, e/ aumento de/ número
de las explotaciones mini fundistas, representa el mantenimien-
to de la misma superñcie total de tierra poseída que, distribui-
da entre mayor número de productores campesinos, significa
una minifundización o parceJización del minifundio.
En unas regiones, la tendencia hacia el aumento del número de
parcelas minifundistas ofrece un equivalente promedio del
-|-2.6% (período intercensal), aunque en las zonas cuyas tierras
presentan las peores condiciones de textura los índices suben a
-f 3.3% (Jalapa), -\-5% (San Marcos), o bien, más pronuncia-
dos en las regiones latifundistas como Escuintla, -f-17.2% o
Izabal, -f 20.6%.

Puede decirse entonces que, en Guatemala, a cualquier nivel de la


estructura agraria que se observe y analice la distribución de los
medios de producción de la economía campesina, se realiza:

c) un proceso general, progresivo, manifestado sobre todo en los


lugares de ubicación de las mejores tierras, cuya tendencia
esencial es la desaparición del minifundio como unidad de ex-
plotación agrícola de sostenimiento económico familiar y cu-

—239-
yas consecuencias se traducen en el empobrecimiento y la ruina
del campesino en tanto que productor agrícola y su desapari-
ción del mercado en tanto que productor (por pérdida de sus
medios de producción), así como su proletarización en tanto
que mano de obra agrícola asalariada.
d) así mismo, se observa como característica del desenvolvimien-
to de la economía merca n til campesina, /a tenGÍer?cia,c^e/2í rodé /a
estructura agraria minifundista, hacia un aumento de lns unida-
des de explotación minifundistas en las zonas en las que la tie-
rra no ofrece las características óptimas para realizar una ex-
explotación agrícola intensiva, es decir, minifundio implanta-
do en las peores tierras, aumento minifundista que, así mismo,
no es más que la expresión del empobrecimiento y la ruina de
la población campesina. Finalmente, estos procesos se mani-
fiestan

e) aparejados, en las zonas en donde se observa en sus consecuen-


cias más agudas, como una tendencia hacia la concentración
de la tierra en manos de los propietarios que cuentan con me-
nos tecnología agrícola para explotarla, es decir, con un nivel
tecnológico más alto, más avanzado, y medios de producción
acumulados selectivamente en pocas manos. Y
f) como la tendencia hacia el surgimiento de la minifundización de
las parcelas de los campesinos en las zonas de predominancia
latifundista.

4. Conclusiones generales.
1°: La sociedad guatemalteca es una formación social en la que
coexisten dos estadios de un mismo modo de producción:

a) t\modo de producción capitalista^ que caracteriza a la


producción y las relaciones sociales vigentes en los secto-
res urbanos (sobre todo la capital de la república) y las^
explotaciones latifundistas (sobre todo las dedicadas a la
producción de artículos de exportación), y
b) el estadio mercantil que caracteriza a la producción
y las relaciones sociales vigentes en los sectores ru-
rales (sobre todo los sectores campesinos dedicados a la
producción de artículos de consumición básica).
11°: La formación social capitalista de Guatemala, es una es-
tructura de clases en las que pueden identificarse las si-
guientes clases sociales, así:
a) La burguesía, cuya característica principal es la de ser un
apéndice de la burguesía internacional monopolista impe-
rialista. Se ofrece al análisis como un grupo pequeño de-
mográficamente, poderoso económicamente y con el mo-
nopolio sobre los principales medios de producción, sobre
todo los medios de producción agrícola. En ella predomi-
nan, fundamentalmente, el modo de producción y las rela-

—240—
Clones de producción capitalistaB. Su característica pri-
mordial de dependiente de la burjíuesía monopolista inter-
nacional imperialista, permite denominarla como burgue-
sía regionaí de la sociedad ^guatemalteca, y no burguesía
nacional, dadas sus características de dependencia econó-
mica de los intereses monopolistas internacionales. Dicha
dependencia, permite a su vez, caracterizarla como Bur-
guesía de Servidumbre, dado el carácter secundario y de
dependencia de sus actividades en relación a los intereses
de la burguesía internacional.
b) elproletariado^ de reciente formación, ofrece la caracte-
rística de estar en crecimiento demográfico. Sus raíces de
clase se encuentran en la población que abandona las acti-
vidades agrícolas, del área rural y emigra a los centros
urbanos.
c) elcampesinado^ comprendiendo a la mayoría de la pobla-
ción y en el que predomina, fundamentalmente, el modo
de producción y las relaciones de producción capitalistas,
en su estudio mercantil. En la clase social campesina, pue-
de señalarse la existencia de dos capas sociales:
1*^ hdi capa social de los campesinos Minifundistas que
comprende a los campesinos propietarios de medios de
producción (la tierra, el taller artesanal, etc.), mo-
viéndose dentro del marco de una economía mercantil
en descomposición.
2^ La capa social de los campesinos Jornaleros, cuya
característica principal es la de trabajar gran parte
del año en actividades asalariadas, sean éstas agríco-
las o artesanales (principalmente aquéllas que éstas).
Actúan, temporalmente, dentro del marco de las rela-
ciones de producción capitalistas, en tanto que asala-
riados.

IIP: La capa social de los campesinos Minifundistas, ofrece las ca-


racterísticas siguientes:

a) ser poseedores de las peores parcelas de tierra cultivada


del país.

b) explotación agrícola mediante el empleo de medios de


producción arcaicos j eíiíctURáa. alternando dos produc-
tos agrícolas básicos: el complejo maíz/otros-productos y
trigo/otros-productos.
c) producción destinada principalmente para la consumi-
ción familiar.
d) arrenfiar t/erras efectuando el pago del precio del arren-
damiento bajo tres formas:
1^ Las condiciones del pago del precio del arrendamien-
to de tierras en trabajo, se observa practicado sobre
todo en las zonas donde las grandes explotaciones a-

—241—
grícolas necesitan de la fuerza de trabajo campesina
para el cumplimiento de las actividades agrícolas.
2° Las condiciones del pago del precio del arrendamiento
en productos, se ofrecen como características de las re-
laciones de producción imperantes en las zoncís donde
el comerciante de productos agrícolas permite al te-
rrateniente apropiarse de mayor cantidad de plus va-
lía.

'¿^ El pa^o en dinero se presenta, con más frecuencia, lo


cual señala la existencia predominante de relaciones
capitalistas, o/) //guando a/ caí27pes//30 a una participa-
ción más directa en una economía monetaria.

Puede constatarse, entonces, que en la segunda forma de pago del


arrendamiento, pago en productos o en natura, el productor inmedia-
to obtiene todo el producto de la tierra que él explota entregando al
propietario todo el excedente en productos. Esta forma de renta
da mayor autonomía al productor quien tiene la posibilidad de adqui-
rir por su trabajo cierto excedente además de la cantidad de productos
que satisfagan sus necesidades fundamentales. En el mismo sentido,
esta forma de renta, en natura, significará diferencias más marcadas
en la situación económica de los diferentes productores directos. Se ve,
entonces, que desde que se amplía el campo de acción de ciertos campe-
sinos dependientes aparecen, los primeros gérmenes de su descomposi-
ción. Pero estos gérmenes no pueden desarrollarse sino con la forma
siguiente, la renta en dinero, que no es sino una simple modificación de
la renta natural. El productor inmediato da al propietario no los pro-
ductos, sino el precio de estos productos. La renta en dinero supone el
desarrollo ya importante del comercio, la industria urbana, la produc-
ción mercantil en general, partiendo de la circulación monetaria. "Mu-
cho antes de que la renta en natura se transforme en renta en dinero, o
paralelamente a esta distribución, se constituye necesariamente una
clase de no-poseedores, los Jornaleros, que se alquilan por dinero. En el
período de formación de esta nueva clase, cuando ella no existe todavía
sino en su estado esporádico, los campesinos acomodados restringidos
al pago de una renta, han tomado la costumbre de explotar por cuen-
ta propia a los asalariados aumentando poco a poco sus oportuni-
dades de amasar una cierta fortuna y de llegar a ser ellos mismos futu-
ros capitalistas. Entre los antiguos exploradores, poseedores de la tie-
rra, se crea así un semillero de agricultores capitalistas; su desarrollo
está ligado al desarrollo de la producción capitalista fuera de cam-

IV^: Relaciones de producción predominantes en la formación so-


cial capitalista de Guatemala, que imponen la práctica de
modalidades particulares de arrendamiento de tierras, de en-
tre las cuales el arrendamiento-colonato es una de las más
características en tanto que medio de proveerse de mano de
obra agrícola asalariada. Dicha forma peculiar se ofrece

( ) Lenin, V., 1969, páginas 184 y siguientes.

-242-
sobre todo, como
característica de las empresas capitalistas
latifundistas, de manera queel campesino representa ¡a fuer-
za de trabajo de ¡a cual dependen estas empresas.

V: El campesino Minifundista participa en una economía mer-


cantil a través de la venta de sus excedentes agrícolas en los
mercados regionales. Esta participación en la economía mer-
cantil se traduce en dos tendencias:

a) reducción de su consumición natural, por la vía moneta-


ria, participando con mayores cantidades de excedentes
agrícolas vertidos en el mercado. Dicha reducción de su
consumición natural, se traduce, finalmente, en su ruina
en tanto que productor directo, ya que posteriormente
debe comprar los productos agrícolas (alimenticios) bá-
sicos para sus sostenimiento familiar, a precios más eleva-
dos de Jos que le pagaron a él por la venta de sus produc-
tos.

b) aumento de su consumición natural, participando cada


vez en menor escala en el mercado. En este caso, el aumen-
to de su consumición natural significa reducción de sus
ingresos monetarios, lo cual, en última instancia, lo con-
duce a su contratación como asalariado.
VP: En uno u otro caso las necesidades de productos alimenticios
básicos, significan para elcampesino, un aumento de sus ne-
cesidades monetarias, lo cual lo coloca frente a la disyuntiva
de:

a) o dedicarse a la realización de actividades artesanales y


vender en el mercado los productos de su artesanía fami-
liar.

b) o participar en el mercado capitalista vendiendo su fuerza


de trabajo.
VII°: Estas dos características de la producción campesina, seña-
lan la existencia de dos tendencias dentro de la economía
campesina:
a) el aumento de la actividad artesanal que, dadas las con-
diciones de la competencia mercantil, significa finalmente,
la ruina del campesino en tanto que productor agrícola
directo y, posteriormente, su ruina como productor arte-
sano.
b) el aumento de su participación en la venta de su fuerza
de trabajo, es decir, la aceleración del proceso de su prole-
tarización.

VIII*^: Los campesinos Jornaleros ofrecen, por su parte, estas ca-


racterísticas.

a) inestabilidad residencial por su desplazamiento hacia las


explotaciones agrícolas donde es empleado. Dicha inesta-
bilidad puede estimarse, por otra parte, como resultado

-243-
de la reducida capacidad de absorción de la fuerza de tra-
bajo por las empresas capitalistas.

b) desempeño principal de actividades asalariadas, depen-


diendo del salario como la principal fuente para el soste-
nimiento de su economía familiar.

c) ocupación temporal en las explotaciones agrícolas capita-


listas debida a la reducida capacidad de absorción antes
señalada y como el resultado del nivel de desarrollo tecno-
lógico habido en las empresas capitalistas.

d) desempeño, igualmente temporal, de actividades artesa-


nales, realizadas como paliativo a sus necesidades mone-
tarias. La temporalidad de realización de estas activida-
des es resultado de las condiciones de la concurrencia de-
sigual en la que el campesino se encuentra dado su nivel
tecnológico.

e) poseer parcelas de tierra dedicadas, primordialmente, co-


mo lugar de residencia, no como explotación agrícola im-
portante.
IX*^: El trabajo asalariado desempeñado por los campesinos Jor-
naleros permite indicar las características siguientes:

a) salarios pagados parte en dinero y parte en productos,


cuyo resultado se traduce en una reducción del monto del
salario efectivo. Dicha norma, es practicada por el pro-
pietario terrateniente como medio de extensión de la su-
perficie cultivada.

b) salarios pagados parte en dinero y parte con la entrega de


parcelas de tierra. Estas parcelas de tierra representan la
forma de asegurar la participación del campesino en las
actividades agrícolas de las explotaciones agrícolas donde
se establecen, en tanto que mano de obra asalariada segu-
ra y remunerada con bajos salarios.

X°: El trabajo asalariado realizado temporalmente en las explo-


taciones agrícolas es el elemento más activo en el proceso de
la descomposición de la economía campesina, ya que

a) hace al campesino descuidar su explotación minifundista


para dedicarse a actividades agrícolas remuneradas.
b) hace al campesino depender del salario que devenga como
principal fuente de ingresos, depender del mercado para la
adquisición de sus bienes de consumo y bienes de produc-
ción y vincularlo a la economía monetaria del modo de
producción capitalista, rompiendo su dependencia a la
parcela de tierra, es decir, de su economía mercantil.

c) rompiendo sus vinculaciones mercantiles y estableciendo


otras nuevas capitalistas, lo convierte en asalariado.
d) Finalmente, deja de ser productor directo, proletarizán-

-244-
dose.

XF: Los campesinos Minifundistas y los Jornaleros, son los ele-


mentos necesarios, dentro del proceso de la producción. Den-
tro de la estructura agraria de Guatemala, ellos son dos de
los elementos necesarios para el mantenimiento de dicha es-
tructura:

a) porque el campesino proporciona la fuerza de trabajo ne-


cesaria para la explotación de las empresas agrícola tipo
latifundio.

b) porque la economía capitalista de dichas empresas des-


cansa principalmente en la fuerza de trabajo que ellos re-
presentan.
XII^: Dentro de esta relación:
a) el latifundio es sostenido por el minifundio en cuanto
que este es la fuente de la fuerza de trabajo allí empleada.
b) el minifundio se mantiene del latifundio porque es aquí
donde, realizando labores asalariadas, el campesino en-
cuentra la principal fuente de sus ingresos monetarios.
XIII'?: En este sentido, la estructura agraria de Guatemala se perfi-
lacomo el campo de actividades donde se polarizan:
a) en el latifundio, la tierra liberada por los campesinos a-
rruinados y proletarizados.
b) en el minifundio, la fuerza de trabajo potencial, en tanto
que campesino desposeído y arruinado que trabaja en las
explotaciones latifundistas.

XIV*?: En la práctica, y la relación de la tierra, dicha polarización


muestra estas tendencias:
a) hacia la disminución del número de explotaciones agríco-
las minifundistas, cuyo resultado es la ruina del campesi-
no así liberado de sus medios de producción. Dicha dis-
minución representa, también, la puesta a la disposición
de las empresas latifundistas, de una considerable canti-
dad de fuerza de trabajo, liberada al mismo tiempo que la
tierra.

b) hacia el aumento del número de explotaciones agrícolas


minifundistas, resultado del empobrecimiento y/o ruina
del campesino que, apegado a la tierra, resiste a su ruina
vendiendo parte de su parcela de tierra y conservando la
mínima superficie que destina, primero a la explotación
agrícola y finalmente como lugar de residencia, cuando se
acelera el proceso de su proletarización. Este aumento del
número de explotaciones agrícolas minifundistas es debido
tanto al aumento demográfico de
las poblaciones campe-
sinas, como sistema de apropiación de los medios de
al
producción resultado de la expansión de la economía ca-

-245-
pitalista (producción para el mercado en gran escala, uti-
lización de mano de obra asalariada, política de fijación
de precios, etc.).
c) como resultado de esta disminución del numero de explo-
taciones agrícolas minifundistas, se observa paralelo el
fenómeno de la acumulación de la tierra en manos de po-
cos propietarios, y en explotaciones tipo latifundio.

XY*^: El proceso de polarización en la estructura agraria, se ma-


nifiesta como causa
a) del aumento del número de minifundios (campesinos Mi-
nifundistas), en las zonas donde existen grandes explota-
ciones latifundistas. En este sentido, el minifundio repre-
senta la fuente proveedora permanente de la fuerza de tra-
bajo, asalariada o nó, necesaria en dichas explotaciones.

b) del aumento del número de minifundios (campesinos Jor-


naleros), en las zonas donde la textura de los suelos carac-
teriza a las peores parcelas de tierra. En este sentido, el
minifundio representa la fuente proveedora temporal de
la fuerza de trabajo en las explotaciones latifundistas.

c) de la disminución del número de explotaciones minifundis-


tas en \as zonas de áesarfoUo agrícola capitalista, fenó-
meno paralelo a la acumulación de la tierra en las explo-
taciones latifundistas y a la migración deñnitiva de lo»
campesinos, que llegan allí a establecerse como campesi-
nos Jornaleros-colonos.
d) de lü disminución del número de explotaciones minifun-
distas en las zonas alejadas de los centros económicos del
país, fenómeno manifiesto paralelo a la acumulación de
la tierra en las explotaciones latifundistas y a la migra-
ción temporal de campesinos hacia las zonas propicias al
trabajo agrícola asalariado.
XVP: La existencia del minifundio, se torna necesaria en tanto que
posesión de tierra en manos de campesinos proveedores de la
fuerza de trabajo empleada en las explotaciones latifundistas.
En este sentido, el número de minifundios muestra la tenden-
cia a aumentar y su crecimiento será paralelo »l desarrollo
de la economía capitalista. Inyersamente, su disminución,
será índice del desarrollo de dicha economía por cuanto que
representará mayor cantidad de fuerza de trabajo a disposi-
ción.

XYII°: La existencia de! latifundio se manifiesta necesaria dadas las


condiciones del modo de producción capitalista vigente en la
formación social guatemalteca. La propiedad latifundista
tiende a aumentar en superficie de tierra acumulada y a au-
mentar el número de las personas poseedoras.
XVIIP: La polarización en la estructura agraria de Guatemala no es
pues, el resultado de una simple coexistencia casual de lati-

-246—
fundios y minifundios, sino el resultado de una relación de
subordinación de tipo causal.
XIX*^: Aunqne aun quedan en elpaísexplotacioneslatifundistascuyo
régimen de explotación es de tipo mercantil, estas explotacio-
nes adquieren progresivamente el carácter de empresas agrí-
colas capitalistas, cuyos propietarios constituyen la fracción
agraria de la clase burguesa. Los miembros de esta frac-
ción social (y dentro de ésta tendencia señalada) constituyen
un grupo con vinculaciones de tipo financiero, comercial c in-
dustrial, lo que los convierte en una burguesía agraria.

XX*^: Las contradiciones de clase existentes como producto de esta


estructura agraria bipolar que tipifica a Guatemala, mues-
tran primordialmente:
a) el carácter disolutivo del trabajo asalariado, dentro de la
economía agrícola mercantil característica de los miem-
bros de la clase campesina.
b) la liberación de la tierra poseída por los campesinos como
resultado de las condiciones de las relaciones de produc-
ción imperantes en el agro guatemalteco.

c) la acumulación de la tierra así liberada, resultado no so-


lamente de las relaciones de producción imperantes, sino
también como una necesidad para el desarrollo capitalista
en la agricultura.

d) en tales condiciones, el empobrecimiento y la ruina del


campesino se tornan necesarios para tal desarrollo por-
que la pérdida de los medios de producción libera la fuerza
de trabajo empleada para la explotación y desarrollo de
las empresas agrícolas capitalistas, tipo latifundio.

e) la disminución del número de productores agrícolas direc-


tos, concentrándose la producción en manos de pocos pro-
pietarios terratenientes.

f) aumento del intercambio monetario, como consecuencia


de participación más activa de los elementos de la po-
la
blación compesina que venden su fuerza de trabajo.

g) disminución del poder de compra de la población, como


resultado de su empobrecimiento y ruina, tanto como pro-
ductores directos, como consumidores.
h) la existencia de un modo de producción capitalista, en ex-
pansión y desarrollo y un estadio de producción mercantil
desarrollándose hacia etapas cualitativamente diferentes,
de tipo capitalista.
i) sise examinan las relaciones económicas y sociales existen-
tes entre el campesinado se encuentran todas las contradic-
ciones propias de toda economía mercantil y también ca-
pitalista, tales como la concurrencia, la lucha por la inde-
pendencia económica, la acumulación de la tierra, la con-

-247-
centración de la producción en las manos de una minoría,
la proletarización de la mayoría y su explotación por la
minoría que dispone del capital comercial y que emplea
Obreros— agrícolas. Los fenómenos económicos existentes
en el seno del campesinado presentan la forma contradicto-
ria que es la característica específica del régimen capitalis-
ta, es decir, traducen una lucha y una oposición de intere-
ses, señalando ventajas para unos e inconvenientes para
otros. Es lo mismo en cuanto se refiere al arrendamiento
de tierras, las compras de tierra o para los oficios auxiliares
diametralmente opuestos, como para el progreso ténico
de la economía. {^^^)

o-o~o

( ) Téase para ampliación del contenido de esta última conclusión, Lenin, V., 1969. pá-
gina 179.

—248—
ANEXO 1

Tenencia de la tierra
COMPLEMENTO AL ANEXO 1 (*?)

1. Municipio de ESCUINTLA (Escuintla)

Propietarios Superficie
Tamaño Número % Número %
a 2 829 64.7 654 1.0
2 a 10 328 25.6 1,265 1.5
a 64 42 3.2 1,145 1.3
1 a 10 55 4.2 10,297 12.3
a 100 23 1.8 39.751 47.4
100 a más 3 0.5 30,586 36.5
Totales 1,280 100.0 83,698 100.0

2. Municipio de LA DEMOCRACIA (Escuintla)

a 2 469 47.0 513 1.1


2 a 10 461 46.2 2,338 5.1
10 a 64 20 2.0 444 1.2
1 a 10 28 ,
2.8 7.228 15.8
10 a 100 16 1.6 19.350 42.2
100 a más 2 0.4 15.915 34.6
Totales 996 100.0 45,788 100.0

3. Municipio de TIQUISATE (Escuintla)

a 2 1.630 28.3 1,295 1.2


2 a 10 2,402 41.8 8.657 5.9
10 a 64 1.601 27.8 36,121 24.8
1 a 10 78. 1.3 17,766 12.1
10 a 100 30 0.7 42.313 29.0
00 a más 2 0.1 39,344 27.0
Totales 5,743 100.0 145.496 100.0

4. Municipio de GUANAGAZAPA (Escuintla)

O a 2 443 50.2 502 1.1


2 a 10 287 32.5 879 1.6
10 a 64 69 7.8 1,709 3.1
1 a 10 70 7.9 16.968 31.0
10 a 100 10 1.1 13,241 24.2
100 a más 3 0.5 21,314 39.0
Totales 882 100.0 54.613 100.0

(•) Las 3 primeras clases de ctamaño» se refieren a raanianas; las 3 últimas a caballerías-
I caballería comprende 64 manzanas. Fuente, la misma anterior. Elaboración
y por-
centajes, míos (HFA).

-255-
5. Municipio de LA GOMERA (Escuintla)

Propietarios Superñcie
Tamaño Número % Número %
a 2 175 25.3 212 0.3
2 a 10 318 46.0 1,147 1.1
10 a 64 94 13.7 2,635 2.5
1 a 10 60 8.6 14,751 14.3
10 a 100 42 6.0 63.334 61.5
100 a más 2 0.4 20,906 20.3
Totales 691 100.0 102.985 100.0

6. Municipio de SANTA LUCIA CQTZüMALGUAPA (Escuintla)

a 2 2,457 72.0 2,084 2.9


2 a 10 597 17.5 2,174 3.1
10 a 64 280 8.2 5,637 7.7
1 a 10 49 1.4 11,606 15.9
10 a 100 24 0.8 44.970 61.7
100 a más 1 0.1 6,400 8.7
Totales 3.408 100.0 72,871 100.0

7. Municipio de COBAN (Alta Verapaz)

a 2 1,363 33 9 1,569 1.5


2 a 10 1,848 46.0 7,415 6.1
10 a 64 687 17.1 12,851 10.7
1 a 10 83 2.0 17,470 145
10 a 100 31 09 45,314 37-7
100 a más 3 0.1 35,431 29.5
Totales 4,015 100.0 120,050 100.0

8. Municipio de SAN CRISTÓBAL VERAPAZ (Alta Verapaz)

a 2 482 18.4 523 1.4


2 a 10 1,511 57.7 7,021 15 6
10 a 64 578 22.0 10,047 22.3
1 a 10 38 1.4 6.422 14.2
10 a 100 6 ^
0.4 11,684 25.9
100 a más 1 0.1 9,269 20.6
Totales 2^16 100.0 44,966 100.0

9. Municipio de PANZOS (Alta Verapaz)

a 2 1,110 49.3 1,300 20


2 a 10 1,064 47.1 3,795 6.0
10 a 64 39 1.7 725 1.8
1 a 10 21 0.9 6,473 10.2
10 a 100 10 0.7 16.094 25.5
100 a más 3 0.3 34,473 54.8
Totales 2,247 100.0 62,860 100.0

-256-
10. Municipio de SAN PEDRO CARCHA (Alta Verapaz)

Propietainos Supe rficie


Tamaño Número % Número %
a 2 2,744 32.4 5.085 3.1
2 a 10 6,614 57.2 28.321 17.8
10 a 64 1,115 9.6 19.957 12.5
1 a 10 64 0.5 13,597 8.5
10 a 100 12 0.2 25,950 16.3
100 a más 4 0.1 65.356 41.8
Totales 11.553 100.0 158.266 100.0

11. Municipio de CAHABON (Alta Verapaz)

a 2 1.090 32.5 1,555 3.5


2 a 10 1,956 58 4 6.546 14.2
10 a 64 156 46 3,467 7.5
1 a 10 128 3.8 10,982 23 8
10 a 100 13 0.6 16,2^9 35.3
100 a más 1 0.1 7.232 15.7
Totales 3,344 100.0 46,051 100.0

12. Municipio de LANQUIN (Wtsi Verapaz)


a 2 349 25.4 423 1.7
2 a 10 662 48.5 3,077 11.2
10 a 64 341 24.9 4.662 17.0
1 a 10 14 1.0 2.488 9.0
10 a 100 2 0.2 4,756 17.3
100 a más 1 0.2 11,981 43.8
Totales 1,369 100.0 27.387 100.0

13. Municipio de SENAHÜ (Alta Verapaz)


a 2 1.645 50.0 1,951 3.6
2 a 10 1,525 46.4 5,911 100
10 a 64 80 2.4 1,172 2.4
1 a 10 21 0.6 4,687 8.6
10 a 100 14 0.5 29.349 54.1
100 a más 1 0.1 11,088 20.4
Totales 3,286 100.0 54,158 100.0

14. Municipio de CHIQUIMULILLA (Santa Rosa)


a 2 1,020 41.0 1,125 2.0
2 a 10 1,095 44.1 3,741 5.7
10 a 64 230 9.2 6,100 93
1 a 10 118 4.7 19.967 30.5
10 a 100 17 0.9 18,070 27.6
100 a más 2 0.1 16,320 24.9
Totales 2,482 100.0 65,323 100.0

257-
15. Municipio de TAXISCO (Santa Rosa)
Propietarios Superficie
Tamaño Número % Numero %
a 2 586 47.9 590 1.4
2 a 10 356 29 1,330 2.3
10 a 64 160 13.0 4,246 7.6
1 a 10 103 ,, 8.4 16.931 30.4
10 a 100 18 1.4 24,738 44.5
100 a más 1 0.3 7,680 13.8
Totales 1.224 100.0 55,515 100.0

16. Municipio de PUEBLO NUEVO VIÑAS (Santa Rosa)


a 2 638 5270 615 TY
2 a 10 371 30.2 1,418 3.4
10 a 64 147 12.0 3,758 9.2
1 a 19 60 4.8 10,631 260
10 a 100 8 0.8 13,188 32.3
100 a más 1 0.2 11,207 27.4
Totales 1,225 100.0 40,817 100.0

17. Municipio de LOS AMATES (Izabal)

a 2 1,024 37.8 1,111 3.1


2 a 10 1,329 49.0 4,849 123
10 a 64 306 11.2 6,281 15.9
1 a 10 42 1.5 8.566 21 7
10 a 100 6 0.4 11,137 28.3
loo a más 1 0.1 7,360 18.7
Totales 2,70 8 100.0 39,304 100.0

18. Municipio de MORALES (Izabal)

a 2 626 27^5 "689 TO"


2 a 10 1.204 53.0 4,586 4.6
10 a 64 394 17.3 8,608 8.7
1 a 10 42 1.8 6,210 6 2
80 a 100 2 0.3 3,710 3.7
100 a más 1 0.1 74.764 75.8
Totales 2,269 . 100.0 98,567 100.0

19. Municipio de NENTQN (Huehuetenango)


a 2 511 27.2 632 1.7
2 a 10 1,098 58.6 5,156 12.0
10 a 64 233 12.4 4,078 9.5
1 a 10 22 1.1 5.394 12.5
10 a 100 6 0.5 11,494 26.7
100 a más 2 0.2 16,158 37.6
Totales 1,872 100.0 42,912 100.0

—258-
20. Municipio de BARILLAS (Huehuetenango)
Propietarios Superficie
Tamaño Número % Número %
a 2 823 30.9 1,081 2.4
2 a 10 1.339 50.3 5,375 11.4
10 a 64 366 13.7 8,850 18.8
1 a 10 124 4.6 16,666 35.4
10 a 100 8 0.4 6,932 14.7
100 a más 1 0.1 8,145 17.3
Totales 2.661 100.0 47,049 100.0

21. Municipio de SAN PABLO (S an Marcos)


a 2 1,280 92.0 964 4.9
2 a 10 62 4.4 233 1.1
10 a 64 23 1.6 558 2.6
1 a 10 21 1.5 2,952 14.1
10 a 100 4 0.4 6.895 33.1
100 a más 1 01 9,224 442
Totales 1,391 100.0 20,826 100.0

22. Municipio de USPANTAN (Q^üiché)


a 2 1.158 27.2 1.463 21
2 a 10 2.098 49.3 9,099 10.7
10 a 64 868 20.4 17,322 20.4
1 a 10 104 2.4 15,806 18.6
10 a 100 22 0.6 32.516 38.4
100 a más 1 0.1 8,349 98
Totales 4,251 100.0 84,555 100.0

23. Municipio de RETALHULEU ( Retalhuleu)


a 2 1,788 71.9 1,779 2.1
2 a 10 325 13.0 1,155 1.9
10 a 64 256 10.2 6.596 8.1
1 a 10 89 8.6 18.694 23:0
10 a 100 27 1.2 36.388 44.8
100 a más 1 0.1 16,320 20.1
Totales 2,486 100.0 80,932 100.0

R E S U M EN G E N E R A L
Propietarios Superficie
Taimaño Número % Número %
a 2 25,240 39.4 27,715 2.0
manzanas 2 a 10 28,850 45 115.488 7.2
10 a 64 8,085 12.6 166.969 10.4
1 a 10 1,434 2.2 262,552 16.4
caballerías 10 a 100 S51i 0.7 537,443 336
100 a más 39 0.1 484.822 30.4
TOTA LE S 63,999 100.0 1,594,989 100.0

—259-
ANEXO 2

A propósito de los latifundios


de más de 1.000 manzanas
de superficie
La siguiente lista de 173 latifundios de 15 a menos de 100 caballe-
rías de extensión superficial (en la que no están incluidos los39 latifun-
dios que aparecen en el cuadro del Anexo 1), pe. mite llegar a formarse
un panorama más preciso de lo que, en Guatemala, representa la con-
centración de la tierra en manos de la burguesía.

Hs necesario aclarar que, a falta de información oficial más detalla-


da sobre el número de personas poseedoras de estas extensiones de tie-
rra, se ha tomado como uno solo, al propietario de cada uno de ellos,
hecho que, en la mayoría de los casos, es así.
Sin embarco, la realidad agraria indica que una misma persona
puede ser la misma propietaria de más de uno de los 173 latifundios
aquí enumerados; casos, por ejemplo;
^ a) del propietario del latifundio (principalmente café y frutales),
situado en el municipio de Chajul, departamento deQuiché (Nu-
mero 67 de la lista dada a continuación), quién, a su vez, es
propietario de otro latifundio ubicado en el municipio de Cu-
nen, del mismo departamento (número 69 de la lista), así como
de los otros latifundios, más extensos aun, situados en el mu-
nicipio de Uspantán (número 31 del cuadro del Anexo 1, y 70
de la lista), lo cual hace que este propietario aparezca en los
cómputos censales oficiales como cuatro diferentes personas,
cuando en realidad es una sola quien posee poco menos de 17
mil manzanas (aproximadamente 264 caballerías, equivalentes
a 24,041 hectáreas).
b) en la misma forma podría señalarse el caso de la finca (algo-
dón y caña de azúcar), número 32 del cuadro del Anexo 1 y
números 48 y 50 de esta lista, ubicada en el municipio de Río
Bravo (Suchitepéquez) y en el de San Andrés Villa Seca (Retal-
huleu).

c) el ubicado en el municipio de Lanquín, departamento de Alta


Vera paz (café), número 20 del cuadro del Anexo 1 y 81 de la
lista.

d) el caso de los latifundios registrados a nombre de una persona


jurídica. En la lista aquí ofrecida, una sola de estas personas
**jurídicas" (banano, algodón, caña de azúcar y ganado), apa-
rece como siete propietarios distintos, uno o más de dos en ca-
da municipio, cuando en realidad, ella sola, posee poco más de
2,290 caballerías (103,168 hectáreas): números 5. 6. 26 y 27
delcuadro del Anexo 1, y números 20, 22 y 23 de la lista dada
a continuación.
e) en el mismo sentido puede considerarse a los latifundios pro-
piedad del Estado, llamados "fincas nacionales", otrora pro-
piedad extranjera.
De manera, pues, que la suma de los 39 latifundios que aparecen en
elcuadro del Anexo 1, más los 173 de esta lista, que totaliza212 gran-
des empresas agrícolas (0.05% del número total de las fincas existen-
tes en el país), con poco más de 15,574 caballerías de extensión
(1,415,904 hectáreas), equivalentes al 20.2% del total de la superficie

-263-
de todas las fincas del país, no significa, necesariamente, que sean 212
propietarios latifundistas diferentes.
No obstante, esta cifra ayuda a precisar el panorama de la distri-
bución de la tierra y también da un indicio del poder económico (agra-
rio, en un país en donde el 66% de la población es rural, según el último
censo oficial de 1964, y en el que el 28.7% del producto geográfico bru-
to proviene de la agricultura), que este grupo de propietarios lalifun-
distas burgueses, tiene en relación a la explotación agrícola y a la
acumulación de los principales medios de producción del país, así co-
mo un panorama "latifundista" de las relaciones de producción vigen-
tes.

Obsérvese cómo la tenencia de la tierra, relacionada al conjunto


de los 103 municipios siguientes, y analizada de acuerdo a una simple
relación porcentual: 0.09% de las personas posee el 18.7% de la tierra,
en tanto que el 99.91% de los productores posee el 81.3% de la tierra
de las fincas, puede no dar una versión equilibrada y ecuánime de la
realidad imperante, ya que esta relación matemática diluye el hecho de
una mayor desproporción en la distribución, observada al nivel de las
jurisdicciones municipales.

En este sentido, obsérvese la proporción de la diatribución de la


tierra existente en los municipios correspondientes a los números 13,
14, 19, 29, 45, 47, 51, 60, 62, 68, 74, 75, 80, 88, 89, 98, 99 y 103 de
la lista, en los que un propietario (aproximadamente equivalente al
0.01% del total de los productores de la jurisdicción municipal), posee,
en el mejor de los casos, un tercio de la superficie total de la tierra, en
tanto que los otros dos tercios se distribuyen entre el 99.99% de la
población.

En este sentido, puede constatarse:

1: QUE en municipio de El Estor, departamento de Izabal, si-


el
tuado en noreste del país, en donde se localizan algunas de
el
las mejores tierras (aluviales, y por ello magníficas para la ex-
plotación agrícola), la distribución llega a alcanzarel 88.4% de
la tierra (banano y arroz), para una sola persona y el resto
(11.6%), para 621 propietarios, 187 de los cuales tienen parce-
las de tierra de menos de 5 manzanas de extensión (el 0.8% de
la tierra de la jurisdicción municipal), dedicadas al cultivo del
complejo maíz-intercalado. (^^^)
2: OTRO caso se observa en el municipio de Siquinalá, departa-
mento de Escuintla (número 19 de la lista), donde casi el 58%
de la tierra (banano, caña de azúcar, algodón y ganado), es
paseída por una persona (jurídica en este caso), habiendo 522
(de 571 propietarios), es decir, el 91.4% de ellos, que poseen el
4.3% de la tierra, distribuida en parcelas de menos de 5 manza-
nas dedicadas al cultivo del complejo agrícola señalada. (^^)

( ) Véase número 69 déla lista dada a continuación, y consúltese DGE, 1968, página i8g.

( "*) DGE, 1968, página 139.

264-
3: POR OTRA PARTE, en los municipios del departamento de
Peten (extremo norte del país, ecosistema de las Llanuras del
Caribe), la existencia de latifundios (ganaderos y chicle), abar-
ca máí> del 80% de la superficie de la tierra: municipio de Santa
Ana, número 88 de la lista, donde 42 campesinos, de 4-7 que 9C
totalizan en la jurisdicción municipal, poseen menos del 6.5%
de la tierra (producción básica: maíz). La misma distribución
se constata en el municipio de San Benito, en el mismo depar-
tamento (número 89 de la lista), donde el 84% de la tierra per-
tenece a un propietario (ganado y chicle), y el 16% de ella, a
102 campesinos, de los cuales 97 apenas alcanzan a poseer par-
celas de tierra no mayores de 8 manzanas de extensión, que to-
talizan el 13.5% de las tierras de las fincas de la jurisdicción
municipal. ("*)

Esta desproporciona! distribución se acentúa más en relación a los


dos últimos casos presentados, si se tiene presente que allí, precisamen-
te en esta región, es donde los últimos gobiernos, desde 1950 a la fe-
cha, han puesto en práctica los programas tendentes a lograr una
•'transformación agraria" del país cuyo resultado ha sido la crea-
ción de los latifundios mencionados. "Esta política de colonización re-
produce muy lógicamente las relaciones de producción de la sociedad
globlal: la propiedad inicialmente familiar se fracciona muy rápida-
mente, atrae una sobrepoblación, se reconstituyen las relaciones de a-
salariado y de concentración de tierra en manos de quienes están cerca
del poder (militares, políticos, profesionales), renaciendo de ésa mane-
ra, en una nueva zona el lati minifundismo. Proceso que se encuentra
ya en marcha en el Peten y en los parcelamientos de la costa del Pacífi-
co, cuyo único papel es el de abastecer, con productos de subsistencia,
las necesidades mínimas de los trabajadores de los nuevos cultivos de
exportación: algodón, ganado, hule " (^^*)

la rama principal de la producción agrícola a la


Por otra parte,
que se dedica la tierra de los latifundios de esta lista, es el cultivo del
café, por ejemplo: números 1 a 14, 37 al 39. 56 al 64, 70 al 87, y o-
tros; o el algodón: números 40 al 55; caña de azúcar: números 19 al
30; el hule o hevea: número 50; el banano: del 19 al 28, 40 al 48, o del
90 al 93; al cultivo de la pina: del 29 al 35, así como a la explotación
ganadera, principalmente, por ejemplo, en los números 19 al 35, 40 al
55, 88, 89, y del 94 al 103. habiendo más de algunos de ellos (caso de
aquéllos cuyas tierras son bañadas por las aguas de los ríos de la
cuenca del Motagua, números 94 al 99), que dedican grandes extensio-
nes de tierra a la producción de verduras y al cultivo del arroz.

Sin embargo, a excepción de los últimos productos que requieren


condiciones especiales de irrigación, en todas estas extensas propieda-
des se cultivan dos o tres de los productos agrícolas señalados, dedi-
cándose también a la crianza del ganado de engorde.
En la mayoría de ellas se mecanizan las labores requeridas para el
cultivo de las plantaciones, sobre todo en aquéllos dedicados a la pro-

r**) DGE, 1968. páginas 186 y 187.

( ) Herbert, J -L., 1970, página 80.

-265-
ducción algodonera y a la caña de azúcar; se emplean fertilizantes quí-
micos y, desde 1962, la mayoría de los latifundios aquí señalados,
principalmente aquéllos dedicados al cultivo del caíé y del algodón, ab-
sorbe el 87% del crédito agrícola concedido por las instituciones del
sistema bancario nacional (^^^), en el que, por otra parte y por aña-
didura, los propietarios de estos latifundios, son sus principales accio-
nistas.

No obstante la mecanización de las labores culturales, estas empre-


sas agrícolas emplean mano de obra asalariada, estacionaria o migra-
toria, y es en ellas en donde pueden ubicarse a los campesinos Jornale-
ros anteriormente caracterizados como colonos (Jornaleros estable-
cidos).

Villamar Contrcras(°) estima que los trabajadores rurales emplea-


dos en las grandes explotaciones agrícolas del país, fueron, en 1968,
200 mil permanentes y 400 mil temporales, de los cuales 425,544
(169,592 hombres, 120,964 mujeres y 134,988 menores de edad), tra-
bajaron en las fincas de café. El Consejo Nacional del Algodón indica(^^)
que en las fincas dedicadas a esa producción, trabajaron, en esa
fecha, aproximadamente 300 mil personas. Finalmente, el Instituto
Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) (^2^), informa que esa fecha
hubo 183,796 trabajadores agrícolas ocupados así:

a) en las fincas con cultivos de café 136,789


b) en las fincas con cultivos de caíé y pina 103
c) en las fincas con cultivos de café y té de limón 205
d) en las fincas de café y ganado 5,696
e ) en fincas de café y caña de azücar 41,003
Total de trabajadores 183,796

Finalmente, el 96% de estos latifundios es controlado por sus pro-


pietarios a través de los servicios prestados por un administrador,
siendo estos agricultores "espectadores" el eslabón de unión "con el
otro sector de la burguesía regional de Guatemala (si no los mismos),
cuyas actividades son principalmente financieras e industriales y por
quienes es explicable la paridad de intereses, la homogeneidad y las
vinculaciones sociales de tipo familiar, intereses parecidos y activida-
des similares, al par que aspiraciones de poder y realizaciones de go-
bierno", (i^^)

( ^) CIDA (Comisión Interamericana de Desarrollo Agrícola): Tenencia de la tierra y


desarrollo soeio-eeonómico del sector agrícola. Unión panamericana, U.S. A.,
1965, página 153

(°) Comunicación personal.


(127\
; Información publicada en Prensa Libre, 11 de junio de 1966.

(^^^) IGSS. 1962

( ) Flores Al varado, H , 1968, página 120.

-266-
PRINCIPALES LATIFUNDIOS DE MAS DE 1,000 MANZANAS^^)
(1,420 hectáreas)

No se incluyen los que aparecen en el Anexo 1


(superficie dada en manzanas).

Municipio LATIFUNDIO Otras p ersonas


Extensión %de c'^0
de su-
del muni- Exten- super- Nú- perficie
N9 Nombre cipio N'^ sión ficie mero poseída:
Departamento: GUATEMALA
1. San Juan Sac. 19,377 2 4,753(») 24.5 2,446 75.5
2. San Pedro Ayan .

puc 9.048 1 1,273 14.0 1.178 860


3. Villa Canales 37.409 2 3,621(') 9.6 2,716 90.4
4. Chuarrancho 10.315 1 1.181 11 4 1.007 88.6
5. San José Pinula 20.667 2 3,183(2) 15.3 709 48.7
6. Falencia 19.554 1 1,207 5.5 1,503 94.5
Departamento: PROGRESO
7. Morazán 19.541 1 1,742 8.3 486 91.7
8. San Agustín Acsi-
saguastlán 16,827 1 3,113 18.5 1,244 81.5
9. El Jícaro 6,793 1 1,600 23.5 396 76.5
10. Sansare 13,633 1 1,482 10.8 1,080 89 2
11. Sanarate 19.527 1 1,553 7.9 1.604 82.1
Departamento: SACATEPEQUEZ
12. Antigua . 5,415 1 1,191 21.9 720 78.1
13. San Miguel t^e-
ñas 5,479 1 3,016 55.0 568 45.0
14. Alotenango 6,833 2 3,042(*=^) 44.5 2,950 55.5
Departamento: CHIMALTENANGO
15. San Martín Jilo-
tepeque 34,213 2 6,507(») 19.0 3.290 81.0
16. Tecpán 23,484 1 1,479 6.2 2,859 93.8
17. Patzún 15.829 1 1,382 8.7 2,229 91.3
18. Acatenango 14,134 2 2,902(^) 20.5 957 79.5
Departamento: ESCUINTLA
19. Siquinalá 12.557 2 7,170(^) 57.9 571 42.1
20. Guanagazapa 54.613 2 5.318(^) 9.8 839 90.2
21. Eacuintla 83.698 1 9,952 12.1 1,208 87.9
22. Masagua 66,641 2 6.812(«) 12.0 1.110 88.0
23. La Gomera 102,985 3 15,512(^') 15.0 633 85.0
(sil?ue )

(*'*) Fuente utilizada: DGlE, 1968, Cuadros Ní° 1-2, páginas 125 a 200. Elaboración y
porcentajes, míos (HFA).

-267-
(continuación )

Municipiio LATIFUNDIO Otras f)ersona&


Extensioin %de % de su-
del muni- Exten- super- Nú- perficie
N9 Nombre cipio N9 sión ficie mero poseída:
24. San Vicente Pa-
caya 11,418 1 2,071 18 1 873 81.9
25. San José 24,043 3 4,987(^) 20.7 549 793
26. Tiquisate 14-5.496 2 6,746C?) 4.5 5,656 95.5
27. La Democracia 45,788 3 8,385('?9) 18.3 941 81.7
28. Iztapa 11,809 2 2,891 24.4 197 75.6
Departamento: SANTA ROSA
29. Barberena 31,054 6 17,334(^) 55.8 2,562 44.2
30. Santa María Ix-
tatán 13.874 1 1.484 10 6 1,727 89.4
31. Guazacapán 11,772 1 1,407 11.9 671 88.1
32. Sta. Cruz Naranjo 7,287 1 1,304 17.8 672 82.2
33. Casillas 18.711 1 1,213 6.4 1,173 93 6
34. Chiquimulilla 65,323 2 2.644(9) 4.0 2,433 94 O
35. Pueblo Nuevo Vi-
ñas 40.817 2 3,711(9) 9.0 17,410 91.0
Departamento: QUEZ ALTENANGO
36. San Martín Sac. 7.134 1 1.447 20.2 1,062 79.8
37. Genova 18.861 1 2,910 15.4 1,872 84.6
38. Flores Costa Cu-
ca 7,180 1 1,343 18.6 812 81.4
39. Coatepeque 48,742 3 8,096(^^) 16.6 3,143 83.4
Departamento: SUCHITEPEQUEZ
40. San José El ídolo 13.367 1 1,368 10.2 718 89.8
41. Mazatenango 18.089 1 2,168 11.6 1,411 88.4
42. Chic acao 28.246 1 3.857 13.6 920 86.4
43. Cuyotenango 30,146 1 2,347 7.8 2.032 92.2
44, San Francisco Za-
potitlán 6,867 1 1,658 27.0 416 73.0
45. San Pablo Joco- 6,045 1 5,295 87.5 651 12.5
pilas
46. Santa Bárbara 27,350 1 3,228 11.8 1,008 88.2
47. Pochuta
48. Río Bravo 33,741 5 10,758(") 32.1 1,373 67.9
Departamento: RETALHÜLEU
49. Sta. Cruz Muluá 20,498 1 2,634 12.8 1,132 87.2
50. San Andrés Villa 10,352 1 2.752 26.5 544 73.5
Seca 35,712 3 7,370(12) 20.6 2,571 79.4
51. Champerico 38,776 4 10,759(1^) 27.2 439 72.8
52. Nuevo San Carlos 13,924 1 2,063 14.8 1,689 85.2
53, El Asintal 7,178 1 1,386 19.3 1,057 80.7
54. Retalhuleu 80,932 3 6,940(") 8.5 2,409 91.5
55. Santa Eulalia 10,352 1 1,024 9.8 543 90.2
(sig ue )

•268-
^Ut^lJ LlliUdVlt^lJ )

Munici]pió LATIFUNDIO Otras p ersonaa


Extensión %de Ve de su-
del muni- Exten- super- Nú- perficie
N*^ Nombre cipio N' sión ficie mero poseída:
Departamento: SAN MARCOS
56. El Rodeo 7,885 1 1.619 205 717 79 5
57. El Quetzal 9,466 1 1.337 14.1 545 85.9
58. El Tumbador 22.289 2 2.905(*?) 13.0 876 870
59. Pajapita 14.637 1 1,775 12.1 994 87.9
60. Esquipulas Pal(3
Gordo 4.921 1 2.912 59.1 465 40.9

Departamento: HUEHUETBNANGO
61. Chiantla 25.443 1 2,921 11.4 2.928 88.6
62. Jacaltcnango 10.103 1 2.845 28 1 1,571 71.9
63. Soloma 6,306 1 1.001 15.8 1,854 84.2
64. La Democracia 19,731 2 2.673(1^) 13.5 1.092 16.5
65. Cuilco 21,575 1 1.030 4.7 2.379 95 3
66. La Libertad 21.114 2 2,384(»«) 11.2 1,939 88.8

Departamento: QUICHE
67. Chajul 21.947 1 1,423 6.4 1.570 93.6
68. Chiche 10.902 1 3,041 27.8 1.229 722
69. Cunen 12.088 1 1,397 11.5 835 88 5
70. Uspantán 84,555 1 5.763 6.8 4,232 93.2
71. San Pedro Joco
pilas 16.958 1 1,818 10.7 1,472 89.3
72. Cotzal 21,307 2 5,604(1^) 26.3 1,750 73.7

Departamento: BAJA VERAPAZ


73. El Chol 14.156 1 1,028 7.2 914 92.8
74. Salamá 46,352 5 14.466(1») 31.2 2.210 68.8
75. San Jerónimo 18,114 2 6.836(1^) 37.7 1.907 62.3
76. Purulhá 43,862 1 4,662 10.6 2,377 89.4

Departamento: ALTA VERAPAZ


11, Tamahú 9,480 1 1,521 16.0 687 84.0
78. Panzós 62.860 3 5,640(20) 8.9 2,227 91.1
79. San Pedro Car-
cha 158,266 5 19.968(") 12.6 11,514 87.4
80. Santa Cruz Ve-
rapaz 11.714 2 3,793(9) 32.3 916 67.7
81. Lanquín 27,387 1 3,848 14.0 1,362 86.0
82. San Juan Cha-
melco 19.558 1 1.285 6.5 2.308 93.5
83. Cahabón 46.051 3 7,866(«) 17.0 3.333 83.0
84. Cobán 120.050 2 14,573(9) 12.1 3.974 87.9
(sigue )

-269—
:

(continuación )

Municipio LATIFUNDIO Otras persona»


Extensión %de % de su-
del muni- Exten- super- Nía- perficie
N9 Nombre cipio N9 sión ficie mero poseída:

85. San Cristóbal


Verapaz 44,966 9,375(2») 20.8 2.604 79.2
86. Senahú 54,158 3.836(^) 7.0 3,260 93.0
87. Chahal 21,316 1,820 8.5 620 91.5
Departamento: PETEN
88. Santa Ana 2,381 1,920 80.6 47 19.4
89. San Benito 2,581 2.176 843 102 15.7
Departamento: IZA BAL
90. Puerto Barrios 13,189 2 3,182(^^) 24.1 593 15.9
91. El Estor 22,626 5 20,016(2^)88.4 621 11.6
92. Morales 98,567 1 2,986 3.0 2,245 97.0
93. Los Ama tes 39,304 2 7,692(2^) 19.5 2,683 80.5
Departamento: ZACAPA
94. Zacapa 19,429 1 1,344 6 9 1,620 93.1
95. Estanzuela 7,725 1 1,340 17.3 183 82.7
96. Gualán 74,910 2 10,182(2^) 13 5 2,153 86.5
97. Teculután 7,504 1 1,280 17.0 96 83.0
98. La Unión 11,724 1 3,648 31.1 890 68 9
99. Usumatlán 14,030 3 5.394(2») 38.4 143 61.6
Departamento: JALAPA
100. Monjas 13,449 1,482 11.0 859 89.0
Departamento JÜTIAPA
101. Asunción Mita 46,489 2 5,888(2^) 12.6 2,602 87.4
102. Movuta 31,073 1 1,886 6.0 1,500 94
103. Pasaco 79,320 2 7,822(*') 40.4 380 59.6
TOTALES
GENERALES: 2,924,604 173 547,675 18.7 188,555 81.3

V) 2 fincas cuyas extensiones no pudo determinarse por separado.


( • ) 3 fincas cuyas extensiones no pudo determinarse por separado.

( ) 2 fincas: una de 3,290 manzanas de extensión.


\ ) 2 fincas: una de 1,811 manzanas de extensión.

\ ) 2 fincas: una de 4,669 manzanas de extensión


( ) 2 fincas: una de 1,606 manzanas de extensión.
( ) 2 fincas: una de 1,550 manzanas de extensión,
\ ) 2 fincas: una de 3,840 manzanas de extensión.
( ) 3 fincas: una de 1,171 manzanas y dos cuyas extensiones no ie pudo deterfílífiaf sepa'
radamente.

-270-
( ) 2 ñocas una de 1,483 manzanas de extensión.
( ) 6 ñocas una de 5.36 s manzanas y 5 cuyas extensiones no se pudo determinar separa-
damente
( ) 3 ñocas: de 3.205, 3 281 y 1.610 manzanas de extensión cada una.
( ) 5 ñncas 2 totalizan 3,600 manzanas de extensión y 3 totalizan 7,158 manzanas. No se
pudo determinar por separado la superñcie de cada una.
( ) 3 ñocas: uoa de 3.918 manzanas, las otras dos de 1,366 y 2,086 manzanas.

( ) 4 ñncas: una de 4.945 maozanas y 3 cuyas extensiones no pudo determinarse por sepa-
rado.
/ 14 \
( ; 3 ñncas: una de 4.000 manzanas de extensión y 2 cuyas extensiones no pudo determi-
narse por separado.

( ) 2 ñncas: una de 1,465 manzanas de extensión.

( ) 2 ñocas: una de 1.334 maozanas- de extensión.


( ) 2 ñncas: una de 3,814 manzanas de extensión.
( ) 5 ñncas:una de 3.200 manzanas; otra de 4,992; y otra de 2,459 Y ^^ cuyas extensiones
no pudo determinarse por separado. *

( ) 2 ñncas: una de 4.309 manzanas.


( ) 3 ñncas: una de 3,387 manzanas de extensión y dos cuyas extensiones no pudo deter-
minarse por separado.

( ) 5 ñncas; una de 1.924 manzanas de extensión, otra de 4,288 y tres cuyas extensiones
no pudo determinarse separadamente.
) 3 ñncas: una de 3,642 manzanas de extensión y dos cuya extensión no pudo determi-
narse por separado.
( ) 3 ñocas: una de 1.088 manzanas de extensión y dos cuyas extensiones no pudo deter-
minarse por separado
( ) 2 ñncas: una de 1.920 manzanas de extensión.
(^^) 5 ñncas: tres con 6.654 manzanas de extensión pertenecientes a la misma persona jurí-
dica y dos que totalizan 3,362 manzanas. No pudo determinarse la extensión de cada
una de ellas, separadamente.
( ) 2 ñncas: una de 6.242 manzanas de superñcie.
{ ) 2 ñncas: una de 5,801 manzanas de superñcie.
( ) 3 ñncas: una de 1,428 manzanas y dos cuyas extensiones no pudo determinarse por se-
parado.

( ) 3 ñncas: una de 4.096 manzanas de superñcie.

-271-
ANEXO 3

Ecología de Guatemala
1. El ambiente ecológico.

Tomando en
consideración las características geográficas (orográ-
ficas, hidrográficas, etc.), geológicas (tipo, textura, drenaje, etc., de
los suelos), y meteorológicas (precipitación pluvial, temperatura, etc.),
del territorio nacional, se describen a continuación las regiones ecoló-
gicas en las que determinadas características »on comunes.

En oportunidadesanteriores ha sido planteado y estudiado el pro-


blema de regionalización del país, ofreciéndose diversas clasificacio-
la
nes que identifican las características físicas de (luatemala como regio-
nes naturales, (^^^) llamadas por otros autores provincias tísiográfi-
cas, (^^) habiendo sido utilizadas como orientadoras por distintas ins-
tituciones. (^^^) En estos estudios se ha dividido al territorio nacional
en ocho regiones naturales, (''*) o cuatro provincias fisiográficas, (^^')
tomando en consideración las características comunes predominantes
en determinadas áreas del país.

Aquí se ofrece una clasificación ecológica basada en la considera-


ción de la textura de los suelos, (^^^) en vegetación, (^^') en el clima y
drenaje, tan diverso en las diferentes regiones del país, así como en
otros elementos, (^^^) tales como los demográficos, los económicos, los
culturales y otros, elaborándose una distribución de las características
físicas del territorio nacional en función ecológica a la que se le llama
ECOSISTEMAS, nombre no acuñado ahora sino utilizado desde ya
hace mucho tiempo en las ciencias naturales para designar "al comple-
jo formado por una comunidad biótica y por agentes físico-químicos
(que) reaccionan y se modifican mutuamente, constituyendo una tra-

( ) Stuart,L. C, Guatemala como un ambiente para el hombre. Documento de


trabajo N*'3. presentado al Seminario de Integración Social Guatemalteca, celebrado
en Guatemala del 18 al 23 de junio de 1956. El Seminario <Je Integración Social Gua-
temalteca (SISG^ publicó el mismo trabajo en el Vol. i, N°, 3 Integración Social en
Guatemala, páginas 17 a 30, Guatemala, 1956.

( ) Walper, J. L. Physiographie Provinees of Guatemala. American Associatíon


Petroleum Geologist BuUetin, Vol. 44, N«, 8 US. A., 1960.

( ) Secretaría General del Consejo Nacional de Planificación Económica (SGCNPE).


La Situación del desarrollo económico y social en Guatemala. Guatemala,
1965.

( ) Stuart, L. C, 1956, página 7

C^^) Walper. J. L., 1960.

(186 \
) Simons, Ch.. J. M. Tárano y J. H. Pinto. Clasificación y reconocimiento de los
suelos de la república de Guatemala, Instituto Agropecuario Nacional y Servicio
Cooperativo Interamericano de Agricultura. Guatemala, 1959

( ) Holdridge. L., B. Masón y B. Lamb. Los bosques de Guatemala. Instituto de Fo-


mento de la Producción. Original publicado en inglés en Science, Vol. 105, N* 2727,
U. S. A., 1947.

( ) Andrade, H. y M. W. Lau. Clasificación de los suelos conforme los usos aeríco-


las. Sin fecha. Citado en SGCNPE. 1965. página i6-

—275-
ma bio-física." (i^^)

No se menosprecia el valor de las clasificaciones anteriores; más


bien, se las considera útiles en más de un aspecto y válidas en otros
más. Sin embargo, la mayoría de ellas ofrece la información referida a
un solo hecho, a un fenómeno, o bien está basada en una sola caracte-
rística, y si no se hace un análisis crítico de ellas es porque tal estudio
rebasaría los límites y objetivos del presente trabajo.
El concepto de ecosistema, empleado aquí, en este trabajo, preten-
de ser más amplio y mucho más útil para los fines que aquí se persi-
guen. Tal como se dice en la difinición, el ecosistema es un complejo
formado por una comunidad biótica, entendiéndose por tal, al conjun-
to de seres vivos que en determinada región geográfica, viven y actúan,
caracterizando a ese ambiente. El conjunto de seres vivos se refiere
tanto a los animales salvajes o domésticos, dañinos o económicos, co-
mo al hombre que, como ser viviente, es aquél que más influencia ejer-
ce sobre el ambiente físico que lo rodea, modificándolo la mayor parte
de las veces.
La comprende también a los agentes físico-químicos, es
definición
decir, aquellos elementos de la naturaleza que se nos presentan como
fenómenos atmosféricos (lluvia, humedad, calor, etc.), climáticos, y
otros, así como a aquéllos otros que se encuentran en el suelo o en el
subsuelo de una región (minerales, textura de la tierra, relieves geográ-
ficos, por ejemplo). En este sentido pues, un ecosistema comprende, en
su caracterización, al conjunto de todos esos elementos, así como a la
acción ejercitada por ellos en una forma conjunta y recíproca.
Aunque el término ecosistema ha sido acuñado y utilizado sobre
todo en las ciencias naturales, aquí se traslada con su mismo significa-
do al campo de las ciencias cconómicas-sociales, dándole el significa-
do aquél que otros autores dan al emplear el término región natural,
con de que el ecosistema comprende a todos los fenómenos
la diferencia
antes enunciados (físicos, económicos, demográficos), y no únicamente
las características de suelos y subsuelos, o atmosféricos, de cada re-
gión.

En tal sentido, en Guatemala pueden caracterizarse ocho ecosiste-


mas, descritos a continuación.

2 Ecosistema del LITORAL DEL PACIFICO


{o de la Costa Sur).

Comprende una faja de tierra de un promedio de 25 kilómetros de


ancho, señalándose algunos lugares, como los situados en su extremo
oriente (departamento de Jutiapa), en donde alcanza 8 ó 10 kilóme-
tros de ancho, así como algunos otros (Retalhuleu), en donde a veces
llega a tener 50 kilómetros de ancho, desde la costa del mar hasta los
lugares típicos más altos.

'IS9\
; Interamericano de Ciencias Biológicas (IIBS), y Comité para el Estudio del
Instituto
curriculum de Biología (BSCS). Curso de Biología (animal, vegetal y humana).
Universidad del Valle, Cali. 2 tomos. Colombia, 1964. Tomo i, página 56. Interpola-
ción mía (HFA).

-276--
Comprende el 7% de la superficie total del territorio de Guatemala
(7,635 kilómetros cuadrados), incluyendo 236 kilómetros cuadrados
(0.22% de la superficie nacional total), de arenas de playa de mar (ri-
cas en titanio), y 332 kilómetros cuadrados de terrenos llamados mis-
celáneos.

La región comprendida dentrodel ecosistema del Litoral del Pací-


fico, es una llanura amplia, con
declive poco pronunciado (22%), que
se manifiesta en 1 kilómetro por cada 10; bien drenada y con numero-
sos ríps que, bajando de las tierras altas, aquí tienen un discurrimiento
suave y un cause ancho. Gran parte de la vegetación original ha sido
talada para ser explotado, el suelo, con la siembra de pastos (principal-
mente de la variedad pangóla), con cosechas de estación, aunque al-
gunas áreas son cultivadas con siembras permanentes (hule, por ejem-
plo). La vegetación tropical seca, constituida por bambú, corozo, za-
pote, guanacaste, primavera, aguacate, caoba, guayacán y cedro, for-
ma bosques altos y densos, habiendo también sabanas cubiertas de
maleza y lugares arenosos con matorrales y cactos, como en la estre-
cha faja que este ecosistema ocupa en el departamento de Jutiapa, al
oriente del país. .

Por otra parte, aproximadamente 50 kilómetros cuadrados de te-


rreno, situados en el extremo oeste (frontera con México), son panta-
nos, algunos en proceso de desecación y drenaje y otros ya dedicados a
la explotación agrícola arrocera.

Los suelos arcillosos, migajosos y limosos que caracterizan a este


ecosistema, son unos de los más fértiles del país. Tienen una penetra-
ción de 30 a 50 centímetros, un drenaje de uno a cuatro días y son ex-
plotados agrícolamente con el cultivo del maíz, sobre todo los ubica-
dos en las zonas de los parcelamientos agrarios (La Máquina, en el
municipio de Cuyotenango, Río Bravo, en el departamento de Suchi-
tepéquez, por ejemplo), que los diferentes gobiernos de Guatemala, des-
de 1950, han formado para el desarrollo agrícola de la región. Sin em-
bargo, la técnica de cultivos intensivos predomina en la siembra de ba-
nano, caña de azúcar, arroz, maíz, ajonjolí, plátano, pina, algodón,
hule, kenaf, té de limón, productos utilizados para forraje, cacao, acei-
tes esenciales y también café. La producción ganadera, por su parte,
es una explotación económica importante, siendo comunes las razas
bovinas Shorton, Aberdeen-angus, cebú, Hereford y el cruce de éstas
con la llamada criolla.

La precipitación pluvial anual de 3,000 a 4,000 milímetros cúbi-


cos, hace del ecosistema del Litoral del Pacífico, o de la Costa Sur. una
región con una humedad relativa del 80%(^*^) y abundante agua.

Desde el punto de vista demográfico, este ecosistema está poco po-


blado. Ello se debe a que el territorio, en su mayoría, está ocupado
por explotaciones agrícolas en las que viven Únicamente los producto-
res directos y, a veces, algunos campesinos Jornaleros-colonos, aunque
en determinadas épocas del año, algunas regiones de él se ven habita-

( ) Datos del Observatorio Nacional: Instituto Agropecuario Nacional, tomados de


SGCNPE, 1965.

-277-
das por la población emigrante de los Jornaleros que anualmente llega
a las grandes explotaciones agrícolas allí establecidas, a efectuar labo-
res agrícolas, asalariadas, de corte o cosecha de los productos. Alguna
población flotante de Obreros-agrícolas, por otra parte, se desplaza de
uno a otro extremo del territorio del ecosistema y si, sobre todo últi-
mamente, en el período comprendido entre los dos censos de población
(el de 1950 y el de 1964), se observó un crecimiento demográfico rela-
tivamente alto, sobre todo en la región de los departamentos de Es-
cuintla y Suchitepéquez (118% y 48.8%, respectivamente), {^^^) la ra-
zón debe buscarse en el hecho de la población campesina que fue a radi-
carse allí, sobre todo en las zonas de los parcelamientos agrarios, es
decir, que su alta tasa de cre:imiento es del tipo demográfico y no del
vegetativo.
La mayoría de los campesinos que cultiva directamente su parcela
de tierra, hace segün los modos de producción de una economía mer-
lo
cantil, no así aquellos trab?ijadores agrícolas asalariados (Jornaleros
y Obreros-agrícolas), que seemplean comomanodeobraen lasempresas
agrícolas, los cuales desempeñan actividades y mantienen relaciones de
producción dentro de marcos más marcadamente capitalistas. Lo mis-
mo podría decirse de la población que vive en los pocos centros urba-
nos, o semi-urbanos industriales ubicados en su jurisdicción, tales co-
mo los puertos (San José, Ocós y Champerico), o los establecimientos
industriales de procesamiento de productos químicos e hidrocarburos
(las instalaciones de la Compañía Texaco, por ejemplo, ubicadas en el
departamento de Escuintla), o algunos centros urbanos de importan-
cia, como Mazatenango, Retalhuleu, Escuintla, y otros, en los que la
población participa activamente dentro de una economía de cambio.

Aunque esta región ha sido escogida por las autoridades oficiales


para poner en marcha algunos de sus proyectos de desarrollo agrícola
mediante la creación de las "zonas de desarrollo agrario" a las que an-
tes se hizo referencia (parcelamientos), los latifundios aún existen
en gran número en esta región, la cual, desde el punto de vista de la
propiedad, distribución y acumulación de la tierra, puede ser conside-
rada como el asiento de los típicos latifundios existentes en el país, ex-
plotados en su gran mayoría, como empresas agrícolas capitalistas y
cuya producción destinan a los mercados internacionales.

5. Ecosistema del DECLIVE DEL PA CIFICQ-


Ocupa el 6.52% de la superficie total del territorio nacional, equi-
valente a una extensión de 7,100 kilómetros cuadrados, desde los lími-
tes superiores del ecosistema del Litoral del Pacífico, a 150 metros so-
bre el nivel del mar, hasta elevaciones máximas de 1,800 metros, su/
biendo, incluso, hasta los 2,000 metros en el departamento de Santa
Rosa, en el oriente del país.

Comprendido dentro de la zona que el pueblo guatemalteco llama


••/abocacosta^\ abarca aproximadamente las dos terceras partes del
territorio de los departamentos de San Marcos, Quezaltenango, Retal-

C^^) DGE. 1968.

-278-
huleu y Santa Rosa; la mitad de los departamentos de Suchitepéquez
y Pvscuintla y entre el diez y el quince por ciento del territorio situado
al sur de los departamentos de Solóla, Chimaltenango y Sacatepé-
quez.

Sus suelos mip^ajosos, arenosos y limosos son suavemente inclina-


dos (hasta 22%), están formados por un sistema de abanicos aluviales
coalescentes, encontrándose depresiones (barrancos y cárcavas), que
en el occidente (departamento de San Marcos), toman características
formas de V. Generalmente su» suelos son bien drenados (de 1 a 4
días, o más), están cultivados sobre todo en las partes altas, tienen
una penetración promedio de 30 centímetros y reciben una precipita-
ción pluvial de 1,000 a 3,500 milimetros cübicos anuales, aunque en
zonas como las de Escuintla se llegue a niveles de 5,000 mmc, prome-
dio anual.

Tiene mucha agua corriente, alguna (como la que se obticnte en el


departamento de San Marcos), *'por lo general contaminada, pero se
usa en muchos casos sin purificación alguna", (**^) siendo, dentro del
territorio abarcado por este ecosistema, donde el hombre ha estable-
cido sistemas hidráulicos para aprovechar las aguas de los ríos que co-
rren por canales profundos y que. numerosos, ofrecen pasos rápidos y
altos, aprovechados para generar energía eléctrica, como los de los
ríos Sámala, María Linda (o Michatoya) y Los Esclavos.

Sus bosques tropicales húmedos y altos, incluyen en la actualidad


variedades de encino, abetp^ roble, ciprés, pino y pinabete, pero la ve-
getación Original la constituyeron bosques de árboles deciduos, ar-
bustos y enredaderas y, aunque todavía numerosos, casi toda su área
ha sido talada para dedicar la superficie a la explotación agrícola o
ganadera, cultivándose banano, hule, cacao, gramíneas de aceites
esenciales, maíz, trigo y, sobre todo, caña de azúcar y café, productos
que son importantes dentro del marco de las exportaciones nacionales.

La explotación de esta faja de tierra que tiene un ancho promedio


de 35 kilómetros, es de tipo intensivo en los latifundios existentes;
comprende un extenso sistema vial de caminos pavimentados, y veci-
nales de tierra, transitables en todo tiempo y es, económicamente,
una de las regiones agrícola— ganaderas del país más importantes, so-
bre todo en la explotación de productos destinados «1 mercado exte-
rior.

Es una de las regiones más pobladas deí país, así como una de las
más explotadas económicamente. La mayoría de las explotaciones
^

agrícolas son del tipo de grandes extensiones, latifundios, que aún


mantienen considerable número de hectáreas de tierra laborable sin
ser trabajadas. Casi la totalidad de estas empresas de producción a-
grícola capitalista, emplea mano de obra agrícola asalariada y es aquí
donde los miembros de la capa social de los Jornaleros llegan a traba-
jar en las épocas de cosecha, y también, así mismo, la zona de residen-
cia de la mayoría de los Jornaleros-colonos.
í

( ) Siramons, Tárano y Pinto, 1958, página 216.

-279-
4. Ecosistema del ALTIPLANO VOLCANICO-OCCIDENTAL
Es el ecosistema de extensión territorial más reducida, ya que
ocupa solamente 3,386 kilómetros cuadrados, iguales al 3.09% del
área total del país. Sus suelos superficiales profundos, forman planicies
onduladas y anchas de cenizas volcánicas a partir de los 1,800 metros
sobre el nivel del mar, habiendo algunas de estas formaciones hasta
alturas de 3,000 metros, como las planicies situadas en el departamen-
to de Totonicapán.
Originalmente cubiertos de rica y abundante capa de materia or-
gánica de hasta 20%, su textura actual ha bajado a causa de los pro
cesos biológicos y la erosión, así como por la técnica de explotación
agrícola empleada por los campesinos que cultivan sus suelos apro-
vechando aún las laderas inclinadas de las montañas volcánicas que,
originándose en la parte oeste del departamento de Chimaltenango, se
dirigen hacia la frontera mexicana sirviendo de límite natural entre el
ecosistema del Declive del Pacífico (bocacosta) y el del Altiplano-cen-
tral.

Este macizó montañoso^ volcánico abarca el 40% del territorio


central del departamento de San Marcos, el centro de QuezaltenangOi
la parte sur de Totonicapán y del de Quiche, la parte norte de Solóla, y
una pequeña fracción del departamento de Chimaltenango ubicada en
la jurisdicción territorial del municipio de Tecpán. El lago de Atitlán
queda incluido dentro del ecosistema del Altiplano-central así como
los picos volcánicos San Pedro y Atitlán que, situados al sur de este
lago, los abarca el ecosistema del Declive del Pacífico, pero excepto és-
tos, todos los picos volcánicos del occidente del país se incluyen dentro
del ecosistema del Altiplano Volcánico-occidental.
Toda el área está bien drenada (más de cuatro días) y aunque llue-
ve poco y el agua es escasa, gran parte de la humedad efectiva del am-
biente se encuentra en forma de condensaciones de niebla que, espesa,
es característica de la zona. Por otra parte, algunas regiones (como
las situadas en la parte occidental del ecosistema), tienen numerosos
ríos que corriendo por barrancos angostos y tortuosos, desaguan sus
aguas en los ríos de la vertiente del Golfo de México, principalmente
en el Usumacinta y el Negro.
La vegetación, típica del bosque montañoso bajo muy húmedo,
incluye especies de pino, ciprés, pinabete, pino blanco, abeto, roble, en-
redaderas, arbustos, coniferas de maderas duras, árboles deciduos y,
muy abundantemente, una gramínea tosca y gruesa localmente llama-
da *'pajón" que dificulta la explotación agrícola.
La gran densidad demográñca que se registra dentro de su área, y
principalmente factores ligados al modo de producción imperante, han
obligado a los campesinos a desmontar las tierras donde se asientan
estas formaciones vegetales para dedicar sus superficies, así desfores-
tadas, a la explotación agrícola aún en los lugares en donde la incli-
nación del terreno señala 25% o 45%. Los cultivos más comunes son
el maíz y el trigo (intercalándose especies de cucurbitáceas, solanáceas,
otras gramíneas y leguminosas), lo cual indica el grado de explota-
ción extenuante a la que son sometidos los terrenos, en general los
peores del territorio nacional.

-280-
Desde el punto de vista de la estructura social guatemalteca, este
ecosistema está poblado principalmente por los miembros de la capa
social llamada anteriormente, de los campesinos Miniíundistas, siendo
(este ecosistema), el asiento típico del minifundio de ¡adera: monta-
ñoso, escarpado, inclinado, atomizado, y explotado mediente obsole-
tas técnicas agrícolas dentro de la técnica de producción mercantil.

Con humedad relativa casi constante del 80%; precipitación plu-


vial de 1,000 a 3,000 milímetros cúbicos anuales; temperatura am-
biente oscilando entre los 15 y los 20*^0, y registrando variaciones de
dos a cinco grados centígrados en las épocas de extremos Índices climá-
ticos, el ámbito ecológico que se ofrece es agreste.

Finalmente, las planicies cubiertas de pastos naturales como las


localizadas en las cumbres María Tecún y María Aire, en Totonicapán,
así como la llamada Cumbre de Alaska situada entre este departamen-
to y el de Quezaltenango, se dedican al pastoreo ovino que, dentro de
la economía regional, es factor importante como fuente de producción
de la lana, ya que no de carne.
Aislados de los mercados regionales por la escacés de vías de co-
municación, o bien, conectadas a ellos por caminos viables solamente
escasos me-^es del año, así como por los factores de explotación y pro-
ducción antes apuntados, los productos cosechados por los campesi-
nos Minifundistas residentes dentro del territorio de este ecosistema
del Altiplano Volcánico-Occidental, escasamente se reparten en el mer-
cado nacional aSí como porque estos campesinos apenas producen
para su consumo familiar, o regional.
5. Ecosistema del ALTIPLANO-CENTRAL.
El segundo en extensión territorial, ya que abarca el 17.14-% del
área total del país, pero el primero en cuanto a la concentración de-
mográfica, industrial, comercial y relación porcentual de explota-
ción de la tierra cultivable, el ecosistema del Altiplano-central se
presenta como una llanura ondulada compuesta de cenizas vol-
cánicas pomáceas débilmente cimentadas, en la que se levantan colinas,
se extienden valles y se abren barrancos en forma de V que a veces
llegan a tener profundidades de 200 o más metros.

Los suelos típicos de este ecosistema se extienden en el centro geo-


gráfico de la república, por arriba de los 2,000 metros, aunque en la
parte oriental bajan a 900 metros (Jutiapa), o menos (150 metros),
en Santa Rosa.
Comprende la parte noroeste del departamento de San Marcos con
límites poco definidos en relación al ecosistema del Altiplano Volcáni-
co-occidental; el sector norte de Quezaltenango, la parte sur del terri-
torio de Huehuetenango, comprendiendo el 25% de su territorio; la
mitad norte de Totonic tpán; el 40% (al sur), de Quiche, una tercera
parte (al noreste), de Solóla, la casi totalidad de los departamentos de
Chimaltenango, Guatemala y Baja Verapaz, la mitad de los departa-
mentos de Sacatepéquez y Progreso, el 30% del territorio del departa-
mento de Santa Rosa y el 84% del de Jutiapa, habiendo también dos
•'bolsones", uno situado en el departamento de Izabal, a los 1,500 me-
tros de altura, en la Sierra de las Minas, y el otro, más al este, en el

-281—
Merendón, macizo montañoso que sirve de límite fronterizo con la re-
pública de Honduras.

En tan amplia faja de más de 18,700 kilómetros cuadrados, cimen-


tada sobre rocas volcánicas de origen terciario, la precipitación pluvial
manifiesta índices mínimos de 50 milímetros cúbicos anuales en regio-
nes como las de Santa Rosa, Jutiapa, Progreso, e índices máximos de
hasta 1,500 ó 1,800 milímetros cubico anuales en el resto del ecosiste-
ma. Sin embargo, el agua es escasa en casi toda el área que abarca,
pese a los numerosos ríos y riachuelos que desaguan su volumen, los
de la parte noroccidenta), en los ríos del sistema hidrológico del Golfo
de México a través del Selegua y el Negro, más al este a través del cau-
daloso Motagua, al sureste por el De Paz, Los Esclavos y el sistema
del río Lempa que, naciendo en Guatemala, atraviesa casi todo el te-
rritorio de la república de El Salvador antes de desembocar en el océa-
no Pacífico. Finalmente, la región suroccidental del ecosistema se de-
sagua directamente en el Pacífico por medio de ríos de estación,
cortos.

La parte más húmeda se ubica en el sector que comprende el depar-


tamento de Quiche, y la más seca (con marcados ribetes de *'muy ári-
da"), en Progreso, donde la altura máxima sobre el nivel del mar es de
1,500 metros.

Los suelos forman pendientes escarpadas y están muy erosionados


en la sección del extremo oeste, pero en el resto del ecosistema, los va-
lles y bolsones que comprende son ondulados, poco escarpados, con
profundidades de hasta 10 metros y en general, los más fértiles del
país, sobre todo si se tiene en cuenta que son suelos formados sobre
materiales volcánicos relativamente recientes.

Sus suelos estuvieron originalmente cubiertos por espesos bosques,


pero en la actualidad casi todos ellos han sido talados para dedicar
sus superficies al cultivo de diversas especies, de las que el maíz, el café,
el haba, las cucurbitáceas, los frijoles, las solanáceas, el trigo y la yer-
ba bermuda que proporciona excelentes pastos para el ganado, son las
más frecuentes.

No obstante la tala inmoderada de bosques que ha habido desde


tiempos remotos y que sigue practicándose en la actualidad, aún se
ubican algunos bosques tropicales altos y montañosos bajos húmedos
en los que el ciprés, el pino, el roble, el hule, el liquidámbar, la caoba,
el cedro, así como las malezas, las enredaderas y los arbustos, forman
densas concentraciones vegetales. Las regiones en las que original-
mente hubo pastizales, todavía se conservan para el pastoreo de gana-
do vacuno y caprino. En el bolsón situado dentro del área de los eco-
sistemas Altiplano Volcánico-occidental y el del Declive del Pacífico,
se ubica una de las principales zonas de producción hortícola del país,
sembrándose lechuga, rábanos, coles, apio, remolacha, y otros.
La temperatura puede señalar los cero grados centígrados duran-
te la estación fríay veinte grados durante la época de sequía, habien-
do lugares, tales como los ubicados en el departamento de Huehuete-
nango, donde el granizo y la escarcha no son fenómenos raros o espo-

-282-
radíeos, sobre todo en los últimos años.

Al igual que el ecosistema del Altiplano Volcánico-occidental, éste


.

aquí descrito es asiento de pequeñas parcelas de tierra (minifundios),


según las técnicas de producción mercantil, pero también se localizan
grandes empresas agrícolas {latifundios), en los que gran parte de su
extensión permanece improductiva o es dada para la explotación bajo
sistemas de posesión arrendaticia, siendo común el pago en especie o
en servicios por las tierras recibidas en arriendo.

6. Ecosistema d€l ALTIPLANO VOLCANICO-ORIBNTAL,


Juntamente con los anteriores altiplanos ubicados en la república,
éste está situado en la parte céntrica del territorio, ocupando el 4-. 4-4%
del área total del país (4,833 kilómetros cuadrados), dentro de' los de-
partamentos de Jalapa (la casi totalidad), Chiquimula (partes sur y
este) y Zacapa (región situada al sur).

Fisiográficamente, este ecosistema es parte de la altiplanicie situa-


da en el centro, pero algunas características especiales hacen de esta
región un horizonte ecológico distinto.

En esta zona, con dieciocho a ventiséis grados centígrados de tem-


peratura promedia, los fenómenos meteorológicos como granizo y
vientos fuertes, tan comunes en el resto del territorio del país, son casi
desconocidos. Llueve poco: entre 900 y 1,000 milímetros cúbicos anua-
les, pero a veces hay heladas, sobre todo en las cercanías del Cerro So-
ledad, en Mataquescuintla, departamento de Jalapa.

El agua es escasa pero abundan los arroyos superficiales y peque-


ños, de volumen considerable en épocas de lluvia. Son riachuelos que,
por pendientes de inclinación del doce por ciento promedio, desaguan
por el río Motagua (al norte), hacia la vertiente del mar Caribe y por
el cause del río Lempa (en el sur), hacia el océano Pacífico.

Elevándose desde los 1,300 metros hasta los 3.500 metros sobre el
nivel dei mar, forma mesetas sobre suelos de caliza, esquistos arcillo-
sos y depósitos de ceniza volcánica y toba, así como pendientes escar-
padas de formación antigua con brotaciones de granito y gneis, más
visibles en la parte norte del departamento de Jalapa. No obstante es-
te horizonte, los valles y bolsones, con numerosas afloraciones roco-
sas, son ondulados, cubiertos frecuentemente de bosques subtropicales
secos y densos, en los que el pino, el roble, el ciprés y (en las regiones
más protegidas) el liquidámbar, son parte de la vegetación más típica.
Las siembras principales son
el trigo, el maíz, el café, los pastos, el
maicillo, gran parte de ellas producidas para consumo local y
frijol, el
cultivadas con técnicas obsoletas en tierras en las que el drenaje es es-
caso y donde el rendimiento es bajo. El ganado es, quizás, su más im-
portante fuente económica como vivero de ganado vacuno de las ha-
ciendas situadas dentro del área del ecosistema del Litoral del Pacífi-
co. Así mismo, la crianza de ganado ovejuno tiene importancia local,
por la lana.

-283-
7. Ecoshtema del VALLE DEL MOTAGUA, o DE LA FRAGUA. '

Ocupa los suelos situados desde las vegas del río Motagua (a 370
metros sobre el nivel del mar), hasta elevaciones de 650 metros de al-
tura, formados sedimentariante sobre esquistos arcillosos, caliza y
serpentina. En el sector sur del ecosistema, en las regiones ubicadas en
los departamentos de Jalapa y Chiquimula, los terrenos están situa-
dos en las cercanías y riberas de los ríos afluentes del .Motagua y deí
Lempa.

En su reducida extensión (solo el 3.87% de la superficie total del te-


rritorio nacional, equivalente a 4,218 kilómetros cuadrados), los aflo-
ramientos rocosos son numerosos; sus suelos son poco profundos y re-
sueltos en pendientes inclinadas de cinco a veinte por ciento; la pene-
tración es escasa: cuarenta centímetros, existiendo, en los aledaños del
río Motagua, sabanas cubiertas de maleza y vegetación xerofítica de
especies de acacia y cactos.

De las regiones del país, es una de las más erosionadas y secas en


la que pueden encontrarse escasos bosques tropicales secos de pinos ra-
quíticos y, a veces (pero sobre todo en las partes altas), algunos ro-
bles. Abundan los malos pastos mezclados con malezas; la precipita-
ción pluvial anual apenas sobrepasa los 800 milímetros cúbicos y el
clima se mantiene dentro de una humedad relativa del 75-70%, con
temperaturas de veinticinco a treinta grados centígrados, promedio.

En la actualidad se cultiva maíz, frijol, banano, árboles frutales,


pastos, productos de horticultura (tomate principalmente), pero, a
causa de la severa erosión, los suelos deben ser tratados con las técni-
cas modernas de la fertilización, terrazas, curvas de nivel, etc. En casi
toda su extensión, la zona es recorrida por la carretera llamada *'del
Atlántico" que une la capital con el puerto Barrios, así como por
una línea de ¡ferrocarril.

8. Ecosistema de LOS CUCHUMATANES.


' Comprende el 13.65% de la superficie total del territorio de Guate-
mala, sobre una extensión de 14,873 kilómetros cuadrados, es decir,
que por su extensión, es el tercero de los ecosistemas aquí descritos, pe-
ro también el menos productivo, si exceptuamos el correspondiente al
de las Llanuras del Caribe, descrito a continuación.

El macizo de los Cuchumatanes, con sus ramales secundarios de


Chama y Santa Cruz, incluye dentro de el a los departamentos de
Huehuetenango, Quiche, Alta Verapaz e Izabal. Abarcando desde las
cimas no volcánicas más altasde Guatemala, comoson losCuchumata-
nes, situadas a más de 3,800 metros de altura y donde las heladas son
frecuentes, baja por pendientes inclinadas del 30% y a veces del 45%,
hasta los 600 ó 400 metros sobre el nivel del mar, en los linderos del
ecosistema de las Llanuras del Caribe. En algunas regiones se presen-
ta el suelo llamado carso, o **karst" y "a causa de su textura geoló-
gica, los surcos de agua superficiales son escasos; abundan, por el con-

-284-
trario, los ríos subterráneo8."("')

Característica general para todo el ecosistema es que el suelo, poco


profundo (quince centímetros de penetración), está asentado sobre
rocas calizas, serpentinas, arcilla esquistosa, y otras rocas que írecuen-
temente afloran a la superficie. Por otra parte, su» suelos se resuel-
ven formando ora planicies muy extensas con oteros escarpados, ora
profundos barrancos llamados localmentc "siguanes".

El sistema de drenaje no es completo, pero hay grietas subtei ra-


neas y corrientes de agua que vierten su volumen en los ríos (Cuilco,
Stlegua, Usumacinta, San Blas e Ixcán), que desaguan en el Golfo de
México, o en el mar de las Antillas, o Caribe (afluentes de los ríos Po-
lochic y Sarstón). La mayoría de estos ríos son "hidráulicos" y las
aguas de muchos de ellos son utilizadas como fuerza generadora de
electricidad, ya sea para fines particulares como en las fincas cafetale-
ras ubicadas en su jurisdicción territorial, u oficiales como servicio
público.

La lluvia falta y bien distribuida), es igualmente abundante, re-


gistrándose precipitaciones pluviales de hasta 5,000 milímetros cúbi-
cos, en Alta Verapar, o 1,500, promedios anuales, en Huehuetenango.
Sin embargo, se presentan periódicamente épocas de sequía que redun-
dan en maleficio de los pastos naturales que son utilizados para el pas-
toreo de ganado caprino y ovejas de raza indefinida que produce una
lana ordinaria e inferior, pero de gran importancia económica para la
artesanía textil del sector occidental de Guatemala.
Los bosques, tropicales y densos, abundan en especies de pino, ci-
prés, maderas preciosas duras, cedro y caoba, pero también hay regio-
nes, como la de los Cuchumatanes. en las que los bosques son ralos,
con vegetación raquítica de encinos, matorrales, x<;rofíiicas de cactos
y también heléchos, malezas y pajón.
Aunque son frecuentes los vientos fuertes provenientes del Caribe y
del Golfo de México, las siembras de maíz, trigo, frijol, papa, y otras,
no se ven afectadas mayormente. En los latifundios aquí asentados,
se cultiva café destinado principalmente a la exportación pero, excepto
este último producto, aunque no en su totalidad, todos los cultivos
son tratados con técnicas obsoletas dando rendimientos bajos, siendo
común, en más de alguna zona de esta región ecológica, la práctica de
modos de producción mercantiles.

Las vías de comunicación son en general malas: una carretera


(Ruta 7-W), cruza toda la región del ecosistema, desde la frontera
mexicana hasta el puerto pluvial de Panzós, situado en el lago Izabal,
desprendiéndose dos ramales, la Ruta 9— N, en el occidente, que parte
de Huehuetenango y llega a Barrillas, y la otra, Ruta N-5, desde Co-
bán a Balancó, pasando por Sebol, en el norte del departamento de
Alta Verapaz; pero, fuera de ella», todas las demás vías de comunica-
ción (si es que puede llamarse así a las trochas de huella) son malas e
intransitables la mayor parte del año.

( ) Simmons-Tárar.o Pinto, 1958, página 627.

-285-
Así mismo, una vía férrea de trocha angosta (como todas las de la
república), de 45 kilómetros de longitud, llamada Ferrocarril de la
yerapaz, recorre el sector oriental del ecosistema desde Panzós a Pan-
jacché, puerto igualmente pluvial situado sobre el río Polochic,

9. Ecosistema de las LLANURAS DEL CARIBE.


Geológicamente de formación terciaria y mesozoica, las llanuras
que se extienden en einortedel país, ocupandoel tercio nortedeldeparta-
mento de Quiche, la mitad norte del de Alta Verapaz (que en conjunto
forman la llamada <^or?ai?ej/?a), poco más de la mitad del departamento
de Izabal y la totalidad del de Peten, forman el ecosistema de las Lla-
nuras del Caribe, ocupando el 44 29% de la superficie del territorio na-
cional cubriendo 48,247 kilómetros cuadrados, de los cuales 35,824
pertenecen al departamento de Peten.
Desde las laderas del sistema montañoso calizo de los Cuchumata-
nes, a 500 metros, promedio, sobre el nivel del mar, se extiende hacia
el norte del territorio de Guatemala una llanura de 1 a 15% de inclina-
ción, irrigada por varios ríos de gran caudal, anchos, de curso suave,
de los cuales el Usamacinta, al oeste, y el Sarstún y el Polochic» en la
parte este, son los principales, habiendo, sin embargo, numerosos
afluentes tributarios como el Negro, el de La Pasión, el Santa Isabel, y
otros, que desaguan, por el Usumacinta, en elGoifo de México, además
del Hondo, el Azul y el Mopán que, dirigiéndose hacia el este, arrojan
sus aguas en la vertiente del Caribe.

Pese al gran caudal de agua de los ríos y la lluvia intensa que cae a
un promedio anual de 4,000 a 5,000 milímetros cúbicos, ''el drenaje del
territorio.... es defectuoso en grandes extensiones en donde el relieve de
un karst posiblemente rellenado y luego denudado, presenta grandes pla-
nicies no seccionadas que drenan lentamente por resumideros, que al obs-
truirse, forman lagunetas y pantanos". (^^^) No obstante esta genera-
lidad, algunas regiones, como las ubicadas en Quiche y Alta Yerapaz,
están bien drenadas pero, pese a ello, la mayoría de los ríos no tiene
caudal potable, ya que al recorrer alguna extensión, se esconden, para
luego aparecer, contaminados, varios kilómetros de distancia más a-
delante.

Aunque la mayoría de los suelos están desarrollados sobre arenizca,


en Izabal, y en general en la parte sur del ecosistema, la característica
del suelo es ser arcilloso esquistoso, calizo, sedimentario o aluvial, lo
cual da a esta región posibilidades de ser explotada para fines agríco-
las pues, a más de ello, las planicies son onduladas y su área está sec-
cionada, permitiendo, en algunas regiones, un buen discurrimiento de
las aguas.

Gran parte de su superficie está cubierta de bosques altos (80%),


bajos, (13%) y sabanas (el resto: 7%), abundando las especies de árbo-
les de maderas finas como la caoba^ el cedro, el santa maría, el chicoza-
pote, el ramón, el cedrillo, el yaxnic, el malario o chichique, así como el
hule, el cacao, cafetos silvestres y otras 49 variedades de maderas precio-

(144\
) Simraons-Tárano-Pinto, 1958, página 563,

-286-
sas hasta ahora no clasificadas. ("'^)

La rejíión que corresponde a Izabal, j parte de la de Alta Verapaz


y Quiche, se cultiva intensamente con banano, plátano, frutas, café, a-
guacate, cacao, arroz, y otros, así como ganado vacuno de calidad.
En esta extensa llanura, aislada del resto del país, sin vías de comu-
nicación terrestre transitables, y donde se levantan esporádicos montea
de 350 metros de elevación sobre el nivel del mar (en las riberas del
Usumacinta: montes Lacandón y Piedras Negras y, al este, Poptún),la
población humana es numéricamente muy reducida, aunque en épocas
anteriores, hasta mediados del siglo 10 de nuestra era, fue asiento
de grandes concentraciones de población y cobijo de una de las más
importantes civilizaciones prehispánicas de América: la civilización de
los mayas. ("®)

RESUMEN
1. Ecosistema del Litoral del Pacífico 7.635 -2 : 7.00%
2. Ecosistema del Declive del Pacífico 7,100 K--2 6 52%
3. Ecosistema del Altiplano Volcánico-
Occidental 3.386 K--2 : 3.09%
4. Ecosistema del Altiplano-Central 18,667 K--2 : 17.14%
5. Ecosistema del Altiplano Volcánico-
Oriental 4,833 K--2 4.44%
6. Ecosistema del Valle del Motagua 4.218 K--2 : 3.87%
7. Ecosistema de Los Cuchumatanes 14,873 K--2 : 13.65%
8. Ecosistema de las Llanuras del Caribe 48.247 K--2 : 44.29%
Superficie total del territorio de la
república de Guatemala 108,959 K--2 : 100.00%

{^^) SGCNPE, 1965. página 60.


(^^) Morley, S. G La civilización maya. Fondo de Cultura Económica. México, 1961.

-287-
Información general metodológica

1. Por qué definir los conceptos.

Es de importancia capital deñnir, aún cuando sea esquemáticamen-


te pero con claridad, los conceptos utilizados durante la exposición de
los diferentes temas desarrollados en este trabajo, a fin de conocer su
significado.

Se obvian, desde luego, aquéllos que por ser de uso demasiado co-
rriente, o porque su significado no permite interpretaciones equívocas,
no necesitan ser aclarados. Pero no es lo mismo en relación a otros que,
sobre todo cuando son manejados sin tener una claridad precisa de su
significado, no solo inducen a error, sino que, muchas veces, son utili-
zados con bastante ligereza o con fines ajenos al estudio estrictamente
científico de los fenómenos de una sociedad.

Con esta exposición no se pretende **hacer luz" explicando el senti-


do con el que se utilizaron los términos. No es la intención "definir" fe-
nómenos que ya antes han sido ampliamente, claramente estudiados y
definidos. El objetivo perseguido es el de indicar que cualquiera otra
interpretación que se de a los términos aquí empleados, o cualquier in-
terpretación que se hiciere dándole a los conceptos empleados significa-
ciones diferentes a las aquí enunciadas, no solo desvirturán el significa-
do y el contenido de las tesis expuestas y sustentadas, sino, a la vez,
inducirían a error.

For otra parte, se incluye esta sección porque se considera que en


trabajos como el presente, es necesario definir claramente el significa-
do de los términos a emplear, sobre todo teniendo en cuenta que, da-
das las pretenciones de divulgación de su contenido en medios que no
están suficientemente enterados de su significado, es previsible que el
verdadero significado de algunos de estos conceptos sea parcialmente
desconocido, aún cuando se los utilice con frecuencia, sea en la des-
cripción o análisis de fenómenos sociales o bien en discusiones que se
refieren a estos temas. Veamos algunos de estos conceptos.

2. Clase social y modos de producción.

Rigurosamente hablando, la clase social es un concepto que se refie-


re a los efectos que ejerce el conjunto de las estructuras de una forma-
ción social dada, es decir, a los efectos de un modo de producción par-
ticular en una formación social determinada.

En este sentido, las clases sociales son el resultado de la vigencia


de los modos de producción imperantes en una formación social dada.
El concepto de clase social designa una realidad concreta que puede ser
situada claramente dentro de las estructuras de una formación social.
En sentido estricto el concepto designa *' el efecto'' de esas estructuras,
el resultado de /a acc/(5z2 de/ con/uDío de esas estructuras que, objetiva-
mente, determinan el tipo de relaciones que seestablecenen una equis so-
ciedad, y que hace que estas relaciones establecidas sean re/aciones de cla-
se. Estoquieredecirqueunaclase social nopuedeserconsiderada como u-
naestructura**regional",e8decircomouna estructura particular o par-

—280-
cial delconjunto de la sociedad,© de la estructura global de la sociedad,
sino que debe stT considerada como parte de un conjunto, como el produc-
to y la expresión de la vida social representando una formación social
determinada.
Para más claridad del concepto es necesario, pues, que antes de se-
guir adelante, se defina que se entiende por estructura social, forma-
ción social y por modo de producción, conceptos fundamentales que
entran en la definición de lo que comprende por clase social.
Dentro de la terminología necesariamente empleada para definir lo
^que es una clase social, el concepto de modo de producción es funda-
mental. Puede sintetizarse su significado diciendo que un modo de
producción es una combinación especíñca de diversas estructuras y
de distintas prácticas que, de una manera global, aparecen como un
conjunto de fenómenos perfectamente vinculados y ensamblados. Un
modo de producción comprende, pues, como suma de fenómenos socia-
les, distintas maneras o formas de manifestarse o, en otras palabras,
distintos momentos o niveles, es decir, diferentes aspectos.

Generalmente, sobre todo cuando se maneja equivocadamente, el


término modo de producción se refiere a uno solo de esos momentos o
niveles, a una sola de esas instancias; es decir, se hace referencia al mo-
mento, nivel, instancia, económica, o al momento ideológico, u otro,
cuando en realidad un modo de producción comprende no solo a éstos,
sino a otros momentos más.

No obstante esta amplitud, puede decirse de manera suscinta, y


dentro de los fines propuestos en este trabajo, que un modo de produc-
ción comprende básicamente:
a: el nivel económico;
b: el nivel político;
c: el nivel ideológico, y
d: el nivel teórico.

Aclarando lo que en sí significan estos cuatro elementos enuncia-


dos, puede decirse que el primero de estos niveles, el económico, re refie-
re a todos a quellos aspectos relacionados con el proceso de la producción;
queel segundo, e/n/Ve/po/íí/co, hace referencia a las distintas formas que,
dentro de una formación social determinada, se dan en tanto que formas
de organización; que el nivel ideológico se refiere a los aspectos que
comprende la concepción que se tenga del mundo circundante y, final-
mente, que el nivel teórico se refiere a lo general que existe en una se-
rie de fenómenos particulares a primera vista distintos entre sí.

Así pues, un modo de producción es el conjunto de estos momentos.


Sin embargo, un modo de producción dado se caracteriza y se diferen-
cia de otros modos de producción por la dominancia de uno de cuales-
quiera de los elementos, o niveles, o instancias antes señalados. Esta
dominancia no debe interpretarse en el sentido de la supremacía abso-
luta de uno de ellos sobre algunos o todos los demás. No debe enten-
derse esta supremacía como significando la presencia de un rol domi-
nante de un determinado nivel sobre los demás; es decir, no debe Ínter-
pretarse en el sentido de que la dominancia de, por ejemplo la instan-
cia "económico", signifique que, en torno a ella, giren supeditadas las

-290-
demás, es decir, subordinadas y condicionadas.
La dominancia de un determinado nivel significa que en última ins-
tancia, y solamente en lí/í/'/na /nstanc/a, un determinado nivel o mo-
mento puede caracterizar a un modo de producción dado, ya que un
modo de producción se define, como se apuntó, como el conjunto o la
suma de todos los elementos, de todos los niveles. En otras palabras,
esto significa que cuando en un modo de producción las influencias y
los efectos del conjunto de los elementos que lo forman, presentan un
ensamblaje tal que torna difícil el análisis del papel que juega cada uno
de ellos, este análisis será objetivo y a la vez más expedito, si toma-
mos en cuenta, pero solamente en último caso, el papel que en eic mo-
do de producción juega la instancia de lo económico.
La interpretación de una simple analogía o de una correlación in-
duciría a error. La determinación en última instancia representa un
tipo especial de relaciones dentro del que, y en el interior del cual, la es-
tructura de determinación de las características del todo, del conjunto,
es decir: del modo de producción tomado en su conjunto, forma la cons-
titución misma, la naturaleza propia de la estructura social. Dentro
de esta estructura, se asigna un lugar especial así como una distribu-
ción determinada de funciones, al elemento que, en última instancia, se
manifieste como dominante.(^*')

Así pues, en un modo de producción en el que en última instancia,


loeconómico sea el momento o nivel determinante, no significa que lo
económico detente allí un rol de dominación excluyente de la impor-
tancia del rol de los demás niveles. Si en toda estructura social va im-
plicada la dominancia de un determinado modo de producción, y si se
recuerda que en todo modo de producción existe la dominancia de uno
de los niveles que lo conforman, la dominancia de lo económico en una
determinada estructura social, no es de hecho sino la medida donde el
modo de producción atribuye, a tal instancia, un rol dominante.
Un ejemplo clásico dado para aclarar lo dicho es el siguiente: den-
tro del sistema feudal, la instancia que detentó el rol dominante en ese
modo de producción, fue la ideología, manifestada bajo la forma reli-
e^iosa; pero esta instancia estuvo rigurosamente determinada por la
función desempeñada por lo económico dentro de ese modo de produc-
ción.

Así pues, aquéllo que distinffue a un modo de producción de otro,


es esta particular forma de articulación que manifiestan los diferentes
niveles, y cuando se trata de definir a un determinado modo de produc-
ción, /o esencial es buscar de qué manera particular se refleja en el inte-
rior de ese modo de producción aquel nivel que, en última instancia, es
el determinante,

3. La formación social.

Por otra parte, es conveniente indicar que un modo de producción,


al igual que el concepto de clase social, es solamente un concepto abs-

i^*^) Véase: Poulantzas. N Pouvoir politiqu* et elasses sociales de l'état eapitaliste,


France, 1968, página 10.

-291—
tfacto y no una realidad concreta. Un modo de producción es un ob-
jeto formal que no existe y que no puede concebirse fuera de un deter-
minado marco de la realidad social; es decir, un modo de producción
no puede concebirse como algo dado en sí mismo, sino que debe conce-
birse en relación a una realidad social concreta, a un marco social, y
este marco social dentro del cual se da un modo de producción deter-
minado, es lo que se llama una formación social.
Así pues, lo que se concibe corrientemente como modo de produc-
ción capitalista, como modo de producción feudal, etc. no existe en la
realidad concreta. No existe, por ejemplo, un fenómeno material al que
pueda identificársele como modo de producción capitalista. Lo que en
realidad existe es una formación social^ dada en un momento determi-
nado de su historia, a la que un modo de producción determinado le
da su característica propia; y esto quiere decir que en una formación
social, dada en un momento determinado de su historia (que técnica-
mente se denomina como formación social históricamente determina-
da), puedan presentarse, a la vez, varios modos de producción de los
que uno de ellos predomina dándole a esa formación social, su sello ca-
racterístico, su sello peculiar.

¿Qué es entonces una formación social? ?

Una formación social es el conjunto de todos aquellos fenómenos


sociales que,formando una sola unidad, se manifiestan en un momen-
to dado de la historia. En este sentido, la noción de formación social
comprende a todos los aspectos de la vida de una sociedad en un mo-
mento dado de su historia. Una formación social constituye, ella mis-
ma, una unidad compleja en la que un modo de producción determina-
do predomina sobre los demás, estando —la formación social— históri-
camente determinada por un determinado modo de producción. Así,
por ejemplo, la formación social capitalista está determinada por el
modo de producción capitalista, o la formación social feudal por el mo-
do de producción feudal; de manera que una formación social, históri-
camente determinada, es específica de la articulación particular de sus
diversos niveles o instancias: económica, ideológica, política o teórica.
Por ejemplo, dentro de una formación social dominada por el mo-
do de producción capitalista, el rol dominante es detentado por el ni-
vel económico; pero este nivel económico no es sino el efecto de la do-
minancia, dentro de esa formación social, de ese modo de producción,
caracterizado por el rol dominante desempeñado por el factor econó-
mico.
Así pues, por un lado, en una formación social pueden existir en
si
la realidad variosmodos de producción en un momento históricamente
determinado, por el otro, únicamente existe una formación social his-
tóricamente determinada.
Esto es así porque una formación social es un fenómeno en cons-
tante desarrollo en el que se dan formas caducas de formaciones socia-
les anteriores en las que predominaron determinados modos de pro-
ducción y a las que ella sustituyó, y es, a su vez, el ambiente donde se
gestan otras formaciones sociales más evolucionadas surgidas de su
propio seno. En la torma social capitalista, por ejemplo, puede

-292-
;

observarse la persistencia de modos de producción precapitalistas e,


inclusoaunque muy deformados, vestigios del modo de producción pre-
dominante en la formación social feudal.
4, Lo '*econówico^^ en el modo de producción.
Se ha dicho que un modo de
producción es determinado, en última
instancia, por lo económico, j para comprender mejor lo que esto sip^-
nifica es conveniente aclarar un poco más qué se entiende por lo que se
conoce como "lo económico".
Se ha dicho también que lo económico es una de las instancias (o
momentos, o niveles), de un modo de producción, pero es necesario a-
gregar que, como cualesquiera de las otras instancias señaladas, lo
económico está constituido por '*elementos^' que, de hecho, no existen
separadamente sino únicamente en tanto que conjunto de un fenómeno.
Para que esos elementos de la instancia, o nivel, exista como tales, es
necesario que se presenten combinados, en conjunto. Separadamente
no pueden existir, y es precisamente su manera especial de combinarse
lo que distingue a las diferentes épocas por las que pasa una determina-
da estructura social.
Los elementos que constituyen la instancia económico son siempre
invariables, y puede decirse que, en general, son tres:

1: el elemento *' trabajador'"; es decir, el productor directo y que es


quién proporciona ¡a fuerza de trabajo;
2: elelemento ''medios de producción^', es decir, el objeto que se
trabaja y los medios empleados para trabajarlo, y
3: el elemento *'no-trabajador^\ es decir, quién se apropia del pro'
dudo del trabajo.

Estos tres elementos, que combinados constituyen lo económico


dentro de un modo de producción dada y que no se dan separada dí
aisladamente, se relacionan entre sí de dos maneras diferentes:
a) a través de una relación de apropiación real, que a veces se desig-
na como "posesión" y que se aplica a la relación existente entre
el trabajador y los medios de producción, es decir, a través del
proceso del trabajo, o mejor aún: a través del sistema de las
fuerzas productivas, y

b) a través de una relación de propiedad en la que intervienen el


productor y el no— trabajador (en tanto que propietario, sea de
los medios de producción o de la fuerza de trabajo, o de los dos)
es decir, se trata de un vínculo establecido a través de las re-
laciones de producción.

En esencia estos dos tipos de relación son distintos: la relación de


apropiación real puede significar, en las sociedades divididas en clases,
dos tipos diferentes de relación: o bien una unión del trabajador y los
medios de producción (por ejemplo en los casos de la producción preca-
pitalista), o bien una separación de ambos (por ejemplo en la produc-
ción capitalista). El otro tipo de relación (/a relación de propiedad),
se refiere estrictamente a la propiedad económica, significa siempre

—293—
una separación en el trabajador y los medios de producción y no debe
confundirse con la propiedad jurídica.
Así pues, estas dos relaciones constituyen la característica esencial
de lo económico dentro de un modo de producción que, en el caso del
modo de producción capitalista, significa la combinación del sistema
de las fuerzas productivas y del sistema de las relaciones de producción,
y la determinación en última instancia de lo económico depende, preci-
samente, de la forma como se revista esta combinación. (^*^)
5. Clase, fracción, categoría y capa social.

Aclarados estos conceptos, volvamos a la definición de clase social.


Buen número de sociólogos que aplican estos conceptos al estudio
de la sociedad, localizan la clase social al sólo nivel de las relaciones de
producción, concebidas éstas de una manera meramente economista, es
decir, dando preeminencia a la instancia económico. En realidad, la
teoría sociológica concibe las clases sociales no solamente referidas a la
estructura económica (es decir alas relaciones de producción), sino
también tanto al conjunto de las estructurasdeun modo de producción
y de una formación social, como a las relaciones que se establecen en-
tre los diferentes niveles.

El concepto de clase social se relaciona directamente con el conoci-


miento de las relaciones que guardan los hombres en el proceso de la
vida social y, dentro de este sistema de relaciones sociales, son deter-
minantes aquéllas que expresan la ubicación délos hombres en la infra-
estructura social, es decir, las relaciones que estos establecen en la pro-
ducción, circulación y consumo de bienes materiales, ubicación de los
hombres que, dentro de la estructura social, está dada por sus relacio-
nes con respecto a la posesión de los medios de producción, sean éstos
de su propiedad o nó.
Según esto, /as c/ases sociales son el efecto de un conjunto de es-
tructuras j de las relaciones establecidas entre ellas, principalmente
en los niveles económico, político e ideológico. Por ello esq uc una clase
social puede identificarse en cualesquiera de estos tres niveles, pero no
debe olvidarse que, en sentido estricto, la clase social, en tanto que tal,
se refiere al conjunto de los niveles de los que ella (la clase social), no es
más que su efecto, su resultado.
Sin embargo, las clases sociales no se presentan únicamente comoel
efecto de un nivel estructural determinado (la estructura económica, o
la estructura política, por ejemplo)^ sobre otro nivel estructural (la es-
tructura política, o la estructura ideológica, pongamos el caso), sino
como el resultado, como el efecto global de estas estructuras dentro del
campo general de las relaciones sociales de una formación social histó-
ricamente determinada. Cuando estos conceptos se confunden se llega
a consideraciones equivocadas en la teoría de las clases sociales, ya que
se tiene una idea clara y precisa del papel que estos factores (las ins-
tancias), juegan dentro del conjunto de las relaciones sociales y del
modo de producción específico de una determinada formación social,
ya que la acción de las relaciones sociales se limita únicamente al cam-

( ) Véase Poulantzas, N., 1968, página 21 y siguientes.

-294—
po de las relaciones de producción. Es cierto que, en realidad, las reía-
ciones sociales de producción se presentan más claramente al nivel de
lo económico como un efecto de la combinación específica de las rela-
ciones de producción, pero precÍ9«mente por ello, estrictamente ha-
blando, las relaciones sociales de producción, en tanto que estructura,
no son clases sociales.

Las clases sociales, referidas o limitadas u lo económico, compren-


den tres tipos distintos de relaciones:

a: las relaciones de produccióo en sentido estricto, es decir, rela-


ciones habidas entre productor y poseedor de los medios de
producción.
b: relaciones de repartición del producto social, es decir, relacio-
nes habidas entre el productor y el no-productor y, finalmen-
te

c: relaciones de transferencia del producto social, es decir, relacio-


nes habidas entre productor y producto.

Estos tres tipos de relaciones se manifiestan claramente en la com-


binación de aquellas dos relaciones económicas antes señaladas (las
relaciones de apropiación real y las de propiedad), y se refieren parti-
cularmente a la organización del proceso del trabajo y a la división del
trabajo.

De esta manera pues, las relaciones de producción tienen como efec-


to (sobre las relaciones sociales y específicamente en lo que concierne a
lo económico), una distribución de los agentes de producción en clases
sociales que, a este nivel, son relaciones de producción. Rigurosamen-
te hablando, las simples relaciones de producción en tanto que estruc-
tura no son clases sociales, y por ello es que al principio de esta sección
se aclaró que Ja clase social es un concepto que indica los efectos del
conjunto de estructuras de una formación social dada.

6. Número de clases en una formación social.

¿Cuántas clases sociales pueden darse en una formación social


determinada?
recuerda que en una formación social dada puede darse la pre-
Si se
sencia de varios modos de producción de los que uno de ellos es el do-
minante, puede decirse entonces, de una manera muy amplia, que las
clases sociales, dentro de una formación social dada, pueden ser va-
rias. Bn el caso de la formación social capitalista, que es el caso de la
formación social predominante en Guatemala y que por tal nos intere-
sa más, las clases sociales son tres: la burguesía, el campesinado y el
proletariado, es decir, la de los capitalistas, la de los pequeños propie-
tarios de tierra y la de los asalariados. Sin embargo, para determinar
el número de clases sociales dentro de una formación social equis, debe
tenerse en cuenta que los criterios utilizados para su delimitación de-
ben ceñirse, primero, al modo de producción específico y a los elementos
de éste que juegan un papel importante dentro de la formación social
y, segundo, a las formas concretas como se presenta la combinación de

—295-
esos elementos dentro de ese modo de producción.

Si para delimitar de clases sociales en una determina-


la existencia
da formación social se toman
en cuenta únicamente las relaciones de
producción preponderantes, se caerá en el error de limitar la clase so-
cial al solo nivel de lo económico; así pues, también debe tomarse eo
cuenta el modo de producción que juegue el rol importante dentro de
esa formación social y, mediante este proceso de análisis, se podrá ob-
servar que en el interior de una formación social dada, al Jado de la
causa primaria que imprima el sello característico de esa formación
social, existe otra serie de efectos secundarios que no son otra cosa
que el resultado de la existencia de los otros modos de producción que,
sin ser predominantes, todavía persisten dentro de esa formación
social.

Por esta razón es que no siempre se presentan las clases sociales


como elementos homogéneos, bien definidas o, más bien, perfectamente
delimitadas unas de otras. La existencia de esos otros modos de pro-
ducción no dominantes da lugar a la manifestación de una serie de fe-
nómenos de fusión de clases, de disolución de clases, de fraccionamien-
to de clases, es decir, da lugar a la existencia o aparición, de catego-
rías específicas. Pero esto no se pondrá en relieve únicamente a tra-
vés del examen de los modos de producción existentes dentro de una
formación social dada, sino a través del examen del conjunto de los
elementos que constituyen una formación social determinada, históri-
camente.

En una clase social presenta en su seno categorías dis-


la realidad,
tintas, y por eso que en una formación social determinada puede
es
darse, como efectos propios de los modos de producción existentes, la
presencia de fracciones de otras clases, o bien categorías específicas,
las que serán la expresión de los efectos propios de las estructuras, j
no necesariamente solo délas estructuras económicas. De manera pues,
que el fraccionamiento de una clase puede presentarse en el modo puro
de producción y dentro del nivel económico de esta clase, como efecto
de la instancia política. Por ejemplo, dentro de la clase burguesa de la
sobriedad guatemalteca, puede presentarse la existencia de fracciones
que bien podrán llamarse fracción ñnanciero-industrial, fracción agra-
ria o fracción de servidumbre.

Sin embargo, la existencia de fracciones sociales dentro de una cla-


se social no significa que éilas sean, ellas mismas y por sí mismas, una
clase social diferente. Una clase social no puede ser considerada estric-
tamente como tal, es decir, como clase social distinta dentro de una
formación social (o si se quiere en otros términos: no puede ser consi-
derada como fuerza social), sino solamente cuando su referencia en las
relaciones de producción (es decir: su existencia económica) se refíeja de
manera especíñca sobre Jos otros niveles sociales.

Su referencia en las relaciones sociales de los otros niveles del modo


de producción (nivel político, nivel ideológico, etc.) es más difícil de de-
terminar y es por ello que el problema se presenta en cómo definir un
criterio que permita conducir a descifrar la existencia de una clase so-
cial (en tanto que fuerza social), dentro de una formación social deter-

-296-
ininadM, siendo claro que éste criterio no puede ni debe ser exclusiva-
mente económico.
La teoría sociológica llama a este criterio: efectos pertinentes, y
«e entiende por tal al hecho de la reñexión recíproca ríe los otros ele-
mentón, es decir, la interacción que se efectúa entre ellos. Esta rttie-
xión reciproca constituye en Sí misma un elemento nuevo, que trans-
forma los límites de esos elementos sin^ por otra parte, poder, ser in-
cluido dentro del cuadro típico de los otros elementos, ios que, sin él,
presentarían un cuadro diferente.

Este elemento pertinente, al actuar, transforma a los otros, y tos


transforma de manera irreversible (por ejemplo, la aparición del mer-
cado dentro de la formación social mercantilista). La caracterización
de estos efectos pertinentes siempre depende de la coyuntura concreta
de una situación histórica determinada, y generalmente se refleja en
las modificaciones importantes que se observan en las estructuras polí-
ticas e ideológicas, o bien en las modificaciones habidas en el campo de
la lucha de clases. Lo importante de retener en esta exposición meto-
dológica, es que la existencia de una clase social dentro de una forma-
ción social siempre supone la presencia de estos elementos pertinentes,
los cuales permiten localizar dentro de una formación social, el umbral
preciso a partir del cual una clase social funciona o existe como clase
social distinta.

Estas observaciones y precisiones de concepto tienen su importan-


cia sobre todo cuando se hace su referencia a hechos políticos. En efec-
to, el carácter de un grupo social en tanto que clase social distinta, o
en tanto que fracción autónoma de una clase, tiene consecuencias im-
portantes en lo que concierne al papel que desempeña esta clase con-
siderada como fuerza social en una determinada estructura. Por otro
lado, también es importante precisar su concepto y función por el papel
que desempeña dentro de una acción declarada de las fuerzas sociales,
papel que no necesariamente debe identificarse con la práctica política
de las clnses sociales. En otras palabras, la presencia de una clase al
nivel de la lucha política (señalada a partir de la determinación de los
efectos pertinentes), tiene consecuencias sobre el modo de su represen-
tación en la escena política, sobre las formas de su acción política de-
clarada, sobre la manera de constituir alianzas, etc.

Desde otro punto de consideración, una clase social, en tanto que


estructura heterogénea en la que se maniñestan en diferente grado los
efectos de ¡os modos de producción predominantes en una determina-
da formación social, presenta ciertas características que permiten se-
ñalar en ella sectores diferenciados según el elemento específico del mo-
do de producción que se tome como referencia y que, dadas las relacio-
nes sociales imperantes, permiten diferenciarla y caracterizarla con
precisión. Es por ello que en una clase social puede establecerse la exis-
tencia de categorías sociales, fracciones sociales y capas sociales.

En este trabajo se comprendió poi tal, lo siguiente;

a) categoría social, al conjunto social en el que el carácter distin-


tivo estriba principalmente en el tipo de sus relaciones específí-

—297-
casy suhdeter minadas a estructuras distintas a las estructuras
meramente económicas y que, en determinados casos puede ser
una verdadera clase social, tís el caso, por ejemplo, de )a buro-
cracia estatal, llamada aquí burguesía de servidumbre política,
o el de los llamados "grupos intelectuales", llamados aquí bur-
guesía de servidumbre ideológica.

b) fracción social, de una clase, al conjunto social que (según el


criterio de los efectos pertinentes), se constituye en el seno de
una fuerza social al nivel de las relaciones de producción. Por
ejemplo, las fracciones financiero-industrial, o agraria, de la
burguesía, las fracciones de los obreros, o la de los profesiona-
les-independientes, de la clase proletaria.

A diferencia de las categorías sociales, la fracción social puede


ser establecida lo mismo en relación a la estructura económica
que a las demás estructuras. En el caso específico de la referen-
cia al nivel político, su determinación es más difícil, por lo com-
plejo, y, entonces lo que la distingue de la categoría social, es
su relación subdeterminada a las estructuras política e ideoló-
gica de las que ella es su efecto específico. Es el caso, por ejem-
plo, de la fracción de la burguesía que en la sociedad guatemal-
teca se denominó burguesía de servidumbre.

c) capa social, al concepto reservado para indicar los efectos se-


cundarios que se observan en las clases sociales, en las catego-
rías sociales y en las fracciones sociales, y que se manifiestan
como resultado de la co/226/Dac/(5D de los distintos modos de
producción que se localizan en una formación social histórica-
mente determinada. Es el caso de la existencia de la "aristo-
cracia obrera" de los organismos sindicales (en las clases socia-
les), o de los grupos constituidos por los altos dirigentes, ge-
rentes o profesionales (en las categorías sociales).

Una capa social se distinguirá de una fracción social sobre todo en


relación al nivel político. Es así como una fracción (y más si se trata
de una fracción autónoma), puec^e llegara constituir una fuerza so-
cial, en tanto que una capa social no puede llegar a serlo.

Esto no quiere decir, de manera alguna, que una fracción social no


pueda ubicarse a partir de los factores políticos, o que una capa social
no pueda, a su vez, ser ubicada a partir de los factores económicos, ya
que históricamente se han dado casos de fracciones sociales caracteri-
zadas a partir de lo político, así como capas sociales caracterizadas a
partir de lo económico. No debe interpretarse, tampoco, como que la
distinción hecha entre capa social y fracción social obedece a una nece-
sidad de tipo académico de querer subdividir una clase social, ya que la
importancia de diferenciarlas así, será más notoria y válida si se tiene
presente que una capa social es, como producto de los efectos secunda-
rios de las combinaciones de los modos de producción, una especie de
''franja-límite'\ o ''franja-intermedia'' de las clases, y es en este sen-
tido donde las capas sociales presentan su más importante caracterís-
tica, ya que como tales, pueden influenciar (sin ser fuerzas sociales de-
terminadas), en la práctica política de las clases sociales. Es el caso de

—298—
lasllamadas aristocracias obreras que, en su carácter de franjas-lími-
te,pueden influenciar funcionando políticamente como dependientes o
empleadas de la burguesía.

o-o-o

Las clases sociales tienen pues, una estructura compleja y por eso
es que se presentan con un profundo sentido y contenido sociológico e
histórico. Cuando al principio se dijo que las clases sociales se refieren
••a los efectos que ejerce el conjunto de las estructuras de una forma-
ción social dada", se sugiere con ello que las diferentes maneras como
se estructura la sociedad, se reflejan y encuentran en las clases sociales
la expresión de su realidad, y es en este sentido como una clase social
es el resultado de las formas como se presentan las estructuras de una
determinada formación social.
Por otra parte, como ya se ha dicho que una formación social es la
suma de todos los aspectos que constituyen una sociedad, resulta, en-
tonces, que las clases sociales, en tanto que expresión de una for-
mación social, son a la vez la expresión de los as[>ect08 fundamentales
que constituyen a esa sociedad.
Finalmente, debe tenerse en cuenta que una sociedad es un fenóme-
no dinámico, no es un fenómeno estático. Una sociedad es como un or-
ganismo en constante desenvolvimiento cuyo estudio requiere un análi-
sis objetivo de las relaciones de producción que ae dan como resultado
de las relaciones que los hombres establecen entre sí y con relación a
las cosas que producen. Por ello es que las clases sociales son, a su vez
un fenómeno móvil, en constante desenvolvimiento, un fenómeno que es
necesario^ captar en nn determinarlo momento de su historia. De este
modo, cuando se dice que las clases sociales están históricamente deter-
minadas, se comprende con ello que a cada formación social determi-
nadas corresponde una determinada estructura de clase.
7. El proceso de proletarización: fundamentos teóricos.
Se comprende por preceso de proletarización al conjunto de fenóme-
nos sociales, dados dentro de la formación .social capitalista, que signi-
fica el paso dado de uno a otro nivel a través del desarrollo de la es-
tructura socio— económico de esta formación social, sea por una comu-
nidad o bien por un individuo productor de bienes sociales.
Este proceso se da como el resultado de los cambios registrados
dentro del desarrollo del modo de producción capitalista y su sistema
de relaciones sociales de producción; es decir, que es un fenómeno que
se da únicamente dentro del proceso del desarrollo del modo de pro-
ducción capitalista y como reflejo del desarrollo histórico de las estruc-
turas de esta determidada forms^ción social a un momento dado de su
evolución.

Este fenómeno social se da como resultado de los cambios observa-


dos, constituye parte de ellos y es un *'proceso" por cuanto que los
cambios se dan como modificaciones 'escalonadas, sucesivas, habidas
dentro de su modo de producción. Se observa únicamente dentro del
proceso del desarrollo del modo de producción capitalista pues la co-
—299—
munidad o productor de bienes sociales, compelido por la irrupción del
mercado capitalista dentro de los límites de su esfera de acción produc-
tiva, abandona las formas de explotación caducas y obsoletas y, a
consecuencia de ello, participa (a veces paulatinamente, a veces violen-
tamente), en el proceso del modo de producción capitalista en tanto
que mano de obra asalariada, en tanto que productor directo de bie-
nes sociales y en tanto que miembro de la clase proletaria.
Considerado como reflejo del desarrollo histórico de las estructu-
ras propias del modo de producción capitalista, es irreversibles, ya que
la comunidad o individuo en proceso de proletarización, al abandonar
su antigua situación, se ve conducido, por las fuerzasde la concurrencia
capitalista, a situaciones cada vez más agudas en relación a los medios
de producción (la tierra) que, en última instancia, lo colocan en posi-
ciones de progresiva pauperización, por su expulsión física del merca-
do en el que participa y que, finalmente, lo conducen a su ruina en tanto
que productor frente al monopolio de los bienes de producción acapa-
rados por la burguesía en tanto que clase social dominante.
El proceso de proletarización se da como resultado del desarrollo
de las relaciones sociales del modo de producción capitalista. En tal
virtud el campesino en vías de proletarización no encuentra, a un mo-
mento dado de este proceso, más posibilidad de subsistir dentro de es-
te modo de producción, sino como mano de obra asalariada, estando
así, sujeto a los frecuentes períodos de desocupación, resultado de las
fluctuaciones del mercado capitalista, explotado por las relaciones de
dominación de la burguesía y sin más alternativa que perecer (econó-
micamente y físicamente), o aceptar dichas relaciones.
Finalmente es un proceso porque el campesino en vías de proletari-
zación pasa por diversas etapas históricas, de las que unas son el
resultado de las otras y porque, en tanto que proceso irreversible, fi-
nalmente lo conducen a integrarse completamente al sistema de rela-
ciones de producción y modos de producción de la formación social ca-
pitalista.

8, Los niveles del proceso de proletarización.

En este sentido, el proceso de proletarización es un fenómeno com-


plejo que puede identificarse a tres niveles distintos.
a: al nivel económico;
b: al nivel ideológico, y
c: al nivel político.

Veámoslos.
a) El nivel económico.

La identificación de los fenómenos que constituyen el proceso de


proletarización, hecha al nivel económico, comprende el análisis del
grado de participación que los individuos, o las comunidades, tengan
en relación a las formas particulares que reviste el modo de producción
capitalista, a un momento dado de su formación histórico-social.

La cantidad de excedentes de producción vertidos en el mercado;


las modalidades de la participación del campesino productor en el pro-

-300—
ceso de la formación del mercado, así como las formas específicas de su
ensamble con estas modalidades de participación; el nivel alcanzado en
el proceso del desarrollo de las fuerzas productivas, tales como la tec-
nología empleada en la explotación de la tierra; la progresiva perdida
de los medios de producción del campesino (principalmente la tierra y
el taller artesanal), así como el rol desempeñado por el trabajo asala-
riado en tanto que fuente de recursos económicos para su manteni-
miento familiar, no son sino los más importantes elementos de juicio
que permiten la identificación del grado de proletarizacióo alcanzado.

b) El nivel ideológico,

A este nivel, el fenómeno podrá identificarse por los cambios habi-


dos dentro del proceso de aprehensión de la realidad de las relaciones
sociales inmediatas imperantes en el medio ambiente, aprehensión que,
en un momento de su complejo desarrollo, puede identificarse con la
toma de la conciencia de clase.

En otras palabras, podrá medirse el grado de evolución a que ha


llegado el proceso de proletarización en una comunidad o en un indivi-
duo, por el conocimiento y por la conciencia que se tenga de la posi-
ción que se ocupa dentro del marco de las relaciones sociales de pro-
ducción de clase establecidas dentro de la sociedad dentro de la cual se
mueve. Como generalmente esta posición se manifiesta claramente
dentro de un marco de relaciones objetivas, materiales, el concepto que
se tenga en relación a la distribución de las fuerzas sociales (relaciones
de dominancia-dominado, de explotado-explotador, y otras), indicará
un grado determinado dentro del desarrollo de este proceso, siendo en-
tendido que no debe limitarse la observación y el análisis a determinar
únicamente el grado de aprehensión (conocimiento), del concepto que
se tenga de su posición dentro de la sociedad, sino también a medir el
nivel de la toma de conciencia y posición que esta actitud significa.

En relación a la formación de la conciencia social de clase, estos


dos momentos: conocimiento de la situación de dominancia y toma
de conciencia de las condiciones de esta dominación^ indican dos eta-
pas distintas del proceso, etapas netamente marcadas si se toma en
cuenta la posición del proletarizado frente a la burguesía.

El primer momento (conocimiento), generalmente se da como con-


secuencia del contacto directo, de la relación inmediata, es decir, del
trato cotidiano, de la praxis social de las formas directas del trabajo y
de las formas especiales en las que se ve involucrado el trabajador.
El segundo momento (conciencia), se da, en cambio, en la etapa final
del proceso, cuando el trabajador asume posiciones de lucha política o
económica, de combate, de oposición -en tanto que clase- a la burguesía.
Desde el punto de vista del materialismo histórico, estosdos momentos
podrían identificarse con aquéllos que se refieren a las etapas del desa-
rrollo de una clase en sí (el primero) y una clase para sí (el segundo),
teniendo en cuenta que estos dos niveles teóricos de dicho análisis
constituyen dos etapas históricas dentro del proceso de formación de
una clase: masa indiferenciada de individuos, en sus inicios, se organi-
zaría en seguida en una clase en sí, para finalizar constituyéndose en
una clase para sí, conceptos que aquí, en relación al proceso de prole-

^ -301-
tarización, pueden aplicarse en tanto que instrumentos teóricos para
explicarlo. (^^^)

c) El nivel político
Finalmente, el proceso de proletarización puede identificarse, al ni-
por el grado de organización observado entre los elemen-
vel político,
tos de una comunidad en tanto que ellos se consideren miembros, o
tormando parte sin tener conciencia de pertenencia, de una clase social
distinta en relación a los individuos de otra c ase social, son quienes
establecen relaciones sociales la mayoría de las veces traducidas en po-
siciones de dominancia.

Para poder discernir la relación existente entre el proceso de prole-


tarización y el grado de organización al que se refiere el nivel político,
es necesario señalar la diferencia existente entre lo que se comprende
por "/o po/íí/co*^ y lo que se entiende por "/a po//t/ca". En este senti-
do, la estructura jurídico-política del Estado constituye lo que se deno-
mina como **lo político", es decir, todos los mecanismos de organiza-
ción estatal tendentes a su mantenimiento como entidad de domina-
ción social. *'La política", en cambio, se refiere a las prácticas políti-
cas de clase, es decir, a la lucha política de clase.

El problema de la diferenciación de estos dos fenómenos se ubica


estrechamente ligado al problema de la historia. De esta manera, el
problema se refiere a dos momentos, según los cuales toda lucha de
clases es una lucha política y que toda lucha de clases constituye el
motor de la historia. Poulantzas (^^) anota que puede decirse, a título
de primera indicación y de aproximación, que la actividad política es
precisamente el primer momento o primer grado en el que la estructu-
ra social todavía está dentro de la fase traducida como una simple a-
firmación indistinta, voluntaria y elemental. Es decir, indistinta por
cuanto que el objeto de la lucha política no se identifica claramente,
confundiéndose (al objetivo primordial de la lucha política), con inte-
reses meramente personales, a veces comunales o locales; elemental por
cuanto que su formación es aún muy simple, y voluntaria porque ge-
neralmente no se establece la diferencia entre los sistemas colectivos de
clase y los sistemas particulares, individuales.

Ahora bien, dicho como se apuntó, que la diferenciación de lo polí-


tico y la política se ubica ligada al problema de la historia, ¿Cómo po-
dría establecerse una identidad entre la política y la historia, es decir,
entre las estructuras jurídico-políticas del Estado y las prácticas de
clase que, estrechamente ligadas, constituyen el motor de la his-
toria?

La respuesta está dada precisamente en la práctica política, en la


praxis políticO'SociaV\ en las manifestaciones de la vida cotidiana.
**

En este sentido, el concepto de la práctica política reviste, aquí, el sen-


tido de un trabajo de transformación hecho sobre nn objeto material

( ) En relación a los conceptos de clase en sí y clase para sí, véase la exposición analítica
hecha por Poulantzas, N., 1968, página 59 y siguientes.
( ) Obra citada, página 37 y siguientes.

-302-
determinado, cuyo resultado es producción de cualquier cosa nueva;
la
lo cual significa la acción ejercidasobre el dominio de la estructura del
Estado. Sin embargo, la limitación de esta acción de lo político al
simple hecho de la "práctica" sobre objetos, arriesga la interpretación
de identificar como político todo aquéllo que transforme una unidad
dada, siendo necesario señalar, entonces, que las acciones transforma-
doras se referirán siempre al interior de una formación social dada, al
nivel, al lugar y a la función específica que se observa dentro de las
estructuras sociales de las que son su objeto, y solamente así podrá ob-
servarse lo político ligado al proceso de la historia.

í^. Etapas básicas del proceso de evolución de la economía capitalista


como indicativas de la proletarización.

Delos tres niveles antes señalados, el análisis de las característica»


del proceso de proletarización al nivel económico, son las más revela-
doras, puesto que la esencia de este proceso se identifica tstrechamente
ligada a los mecanismos de la producción agrícola y porque el funda-
mento de su surgimiento y desarrollo estriba en el fenómeno del apare-
cimiento de tres hechos significativos (la fuerza de trabajo como mer-
cancía; la especialización social del trabajo y la división social del tra-
bajo). Por otra parte, y además, porque el análisis de dichas earacte-
rísticas, hecho a este nivel, es fundamental en el estudio del proceso,
dado que en el modo de producción capitalista la instancia económico
es aquélla que predomina sobre las demás.

La ubicación del proceso de proletarización impone pues, la aplica-


ción de formulaciones metodológicas específicas y su aprovechamiento
requiere, igualmente, el hecho de una exposición descriptiva de una si-
tuación económica dada; es decir, la descripción de las características
del modo de producción en práctica de un momento históricamente
dado, en una situación histórica dada y dentro de un sistema de rela-
ciones de producción determinado.

El proceso metodológico permitirá hacer surgir las caiacterísticas


fundamentales de esos hechos, enlazados lógicamente a fin de poder
explicarse la realidad del medio rural y el proceso de proletarización
verificado entre los campesinos.

En general se trata de un problema formulado a proposito de la


producción, de la circulación y de la repartición de la riqueza entre los
diferentes agentes de la economía y entre 1í*s diferentes clases sociales,
así como del aparecimiento de las relaciones de producción existentes
entre los elementos descritos. Pero el problema se torna másdifícil por
cuanto que hay que tener en cuenta que los problemas estrictamente
económicos generalmente se'dan asociados a problemas sociales, téc-
nicos y de otra índole. Por otra parte, la exposición no debe hacerse
limitándose a la simple descripción de hechos dados en la sociedad, si-
no que estos hechos deben aparecer como resultado de relaciones que
expliquen el fenómeno a un nivel de abstracción tal que pueda englo-
bar todos los casos especiñcos dados al examen, al análisis y a la
comparación.
Sin embargo, no habrá que relacionar cualquier dato, sin importar

-303—
cual, sino solamente aquéllos que parezcan esenciales para alcanzar el
objetivo propuesto. El método utilizado para el análisis indicado pue-
de encontrarse en varias obras (^^^) y se basa, en modelos matemáticos
(de los que aquí se hace una exposición esquemática), que señalan los
mecanismos generales que motivan los cambios, las transformaciones
económicas y sociales habidas en una sociedad rural y que permiten
explicar, dentro de una perspectiva de evolución histórica, el progreso
técnico observado en la agncultura, la división clasista del sector so-
cial campesino, la capitalización y la concentración de los medios de
producción en la agricultura, así como los mecanismos del mercado.

En este sentido, y por necesidades estrictamente didácticas, pue-


den sintetizarse las siguientes seis etapas:

a: mecanismo de la economía natural;


b: transición de la economía natural a la economía mercantil;
c: desarrollo de la economía mercantil;
d: transición de la economía mercantil a la economía capitalista;
e: desarrollo del capitalismo en la agricultura, y
f: proletarización del campesino.

Veámoslas a continuación.

a) Mecanismo de la economía natural.

Sus características fundamentales pueden precisarse esquemática-


mente así: la forma de economía de explotación más antigua, una eco-
nomía campesina en la que cada productor, o comunidad, trabaja, o
produce y consume para él mismo, para las necesidades de él mismo y
para las de su familia. Es una economía de consumición natural en la
que no hay mercado en el que puedan intercambiarse productos; es de-
cir: no se compra ni se vende y, estando todos los productores a igual
nivel económico, ninguno produce excedentes parala comercialización,
no existiendo, por consiguiente, distinciones sociales fundadas en el po-
der económico particular. Es el tipo de economía que caracteriza a la
sociedad cerrada, autosuficientc.

El modelo matemático que corresponde a esta situación general


descrita, es el siguiente:

, ) Los fundamentos teóricos del proceso descrito a continuación pueden encontrarse en


diversas obras, o en capítulos de ellas, Por ejemplo: K. Marx. 1967: V. Lenin, Jfou-
velles transformations éeonomiques dans la vie pajsanne . Oeuvres. Edi-
tions Sociales. T. I.U R.S.S. 1958 y Apropos de la question ditedes marches,
allí mismo; así como en K. Kautsky, 1970. Aquí, en este trabajo sobre la Proletariza-
ción del campesino de Guatemala, se hace un resumen de lo expuesto por el pro-
fesor Michel Gutelman en su curso Teoría de problemas agrarios, dictado en el
Institut des Hautes Etudes de l'Amerique Latine (Faculté des Lettres et Sciences Hu-
maines. Université de París), durante los últimos años académicos universitarios, sobre
todo durante los de 1968-1970, durante los que el autor (HFA), tomó los apuntes aquí
resumidos.

—304—
a) ESQUEMA DE LA ECONOMÍA NATURAL
Productor o Comunidad

Ramas de A
% 123466789
10 10 10 10 10 10 10 10 10 10
10 11 Total
10 110
la producción B 10 10, 10 10 10 10 10 10 10 10 10 110
agrícola C 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 110
Total 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 330
Consum. natural 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 330
Ventas
Mercado
Compras

Lectura: sean A, B y C, ramas representativas de la producción


agrícola; por ejemplo: el cultivo de granos, la explota-
ción forestal y la producción artesanal. Cantidad pro-
ducida: 10; valor de cada unidad producida: 10.

En una situación social hipotética, como la aquí esquematizada,


y que ha sido dada históricamente en los inicios del proceso de evolu-
ción de las sociedades, los productores consumen lo que producen; pro-
ducen lo que consumen, no mantienen relaciones con el exterior, viven
aislados: es decir, la comunidad es autosuficiente*.

b) Transición de la economía natural


a la economía mercantil.

Se maniñesta en las comunidades, o en los individuos que han lo-


grado una especialización en el trabajo, especialización que les permite
dedicarse con más eñcacidad a la producción de un número menos va-
riado de bienes sociales. Desde el punto de consideración de sus necesi-
dades, este productor especializado podrá producir la misma cantidad
de bienes que precisa, con la realización de menor esfuerzo, o bien, pro-
ducir un excedente de producción efectuando el mismo esfuerzo antes
realizado. Esta división del trabajo constituye la esencia misma del
progreso técnico, ya que permite al productor consagrarse a una pro-
ducción más restringida que le facilita conocer y a6nar mejor las téc-
nicas empleadas, así como la posibilidad de descubrir nuevos medios
de explotación o mayor rendimiento, y mayor productividad en el tra-
bajo. De esta manera, en una sociedad donde la división del trabajo
se de en grado más desarrollado, su nivel técnico será mA^ elevado.

En las comunidades donde se manihesta esta segunda etapa, cada


productor produce una parte délo que necesita y compra el resto a
aquéllos que, con el mismo proceso de especialización laboral, produ-
cen excedentes quecambian en el mercado, con lo cual se rompe el ais-
lamiento de la economía natural. La productividad social se acrecien-

( ) Eo el caso especial referido a la estructura social contemporánea guatemalteca, do se


da hoy día (ni se ha dado en los últimos mil años de su historia), una comunidad que
corresponda ai proceso señalado en este primer esquema.

-305-
ta. Las etapas evolutivas del esquema anterior se explican, en función
de la división social del trabajo y de la especialización en el trabajo, es
decir, en función del progreso técnico habido dentro de la producción
agrícola, lo cual permitirá, a su vez, explicar fenómenos aparentemen-
te alejados los unos de los otros, tales como la aparición del mercado,
la división de la sociedad en clases sociales diferenciadas, la acumula-
ción capitalista, el éxodo rural y, evidentemente, el proceso de proleta-
rización del campesino.

El hecho de observarse en la práctica la manifestación de esta se-


gunda etapa del proceso al nivel particular (individual), nos ignifica ne-
cesariamente que se manifieste al mismo tiempo al nivel de la comuni-
dad; pero en el caso contrario, siempe entraña la manifestación tanto
al nivel comunitario como al nivel individual, general.

El modelo matemático que corresponde a esta situación esquemá-


tica que se describe, es el siguiente:

b) TRANSICIÓN DE LA ECONOMÍA NATURAL A LA MERCANTIL

Productor o Comunidad
% 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 Total
Ramas
de A 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 110
la producción B 11 11 11 11 11 11 11 11 11 11 110
agrícola C 20 9 9 9 9 9 9 9 9 9 9 110
Total - 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 330
Consum. natural - 20 29 29 29 29 29 29 29 29 29 29 310
Ventas - 10 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 20
Mercado
Compras- 10 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 20

Lectura:

1: el productor 1 se especializa en C produciendo el doble


que antes, virtiendo en el mercado la mitad y reservan-
do la mitad para su consumo personal. Como su pro-
ducción en C se dobla, su consume queda igual. No
produce en B, que encuentra en el mercado y lo com-
pra con el producto de la venta de sus excedentes de C.

2: los demás productores, viendo surgir en el mercado


un excedente de C, producen de éste un décimo menos
de lo que producían antes y compran lo que les falta
con el dinero obtenido de las ventas de sus excedentes,
un décimo más de B, en cuya producción se especiali-
zan, aunque en menor grado que 1. El excedente de B
producido por éstos, lo compra el productor, o la co-
munidad 1.

3: en el mercado aparecen 10 unidades de B, que 1 com-

306"
pra para sus necesidades personales ya que dejó de pro-
ducirlo.Aparecen, además 10 unidades de C que pro-
duce como excedente 1, y que los demás compran.

4: la consumición natural disminuye en 10/30 para el


productor 1 v en 1/30 para los demás productores.
Constátese que la suma de esta consumición natural
más la del volumen del mercado, es igual a la produc-
ción total.

5: el productor 1 se beneficia con una ganancia de pro-


ductividad, dado que por una producción igual en va-
lor, realizará menor esfuerzo. Los demás productores
también se benefician con este hecho, pero en un grado
á: especialización más bajo.

6: el productor 1, produciendo 10 unidades más de C y


10 unidades menos de B, sigue adquiriendo y consu-
miendo la misma cantidad de bienes, pero con menor
esfuerzo. Seda por supuesto que el valor de cada unidad
es igual a 1 y que, en el caso de una producción especia-
lizada, el valor de la producción representa 50% menos.
Los demás productores participan en especialización
la
en la misma proporción porcentual del bien especializa-
do, pero no en la misma proporción de la producción.

7: el productor 1, obtiene la ganancia proveniente del ex-


cente de producción de los otros 10 productores, mien-
tras que cada uno de éstos solo obtiene 1/10 del exce-
dente de producción del productor 1.

Deducciones inmediatas hechas a partir


de lo señalado en el Esquema b.
El volumen del mercado está ligado al grado de especialización so-
cial del trabajo. La especialización del trabajo condujo aun cambio
en las modalidades de consumición de cada uno de los productores. El
volumen del valor de lo consumido sigue siendo el mismo, pero la for-
ma de consumición ha cambiado en cada uno de los productores: aho-
ra la consumición natural es satisfecha a través del mercado bajo la
forma monetaria. La división social de trabajo, produjo en la unidad
social, una escisión que se manifestará progresivamenteen una división
social en clases. El ahorro de la fuerza de trabajo sociairaente necesa-
rio para la producción de estos bienes, se acumula en el productor 1 en
un grado mayor que en los demás. La capacidad de consumición no es
proporcional altrabajo realizado por cada productor, en virtud de la
diferenciación habida en el numero de horas de trabajo invertidas, sino
proporcionalmente al grado de división social del trabajo de cada pro-
ductor: aquél que vierta más en el mercado, es decir, el que logre mayor
especialización, obtendrá mayor provecho. La división social del tra-
bajo hace aparecer en cada uno de los productores un excedente en la
consumición y un deñcit en su consumición natural. La especialización
de un productor, permite la especialización de los demás, beneficiándo-
se ambos (pero desproporcionadamente), con la ganancia de la produc-

-307-"
tividad social que produce la división social del trabajo. El volumen del
valor del mercado corresponde al grado de especialización del trabajo.
Se observa una disminución en la consumición naturaly unaumentode
la consumición porla vía monetaria. La especialización del trabajo efec-
túa una transferencia de las ganancias sociales del trabajo, proporcio-
nalmente al grado de especialización de cada productor y no proporcio-
nalmente a lashoras de trabajo invertidas en la producción de cada una
de ella. Esta transferencia es la base económica de Ja división de la so-
ciedad campesina en capas sociales diferenciadas. La economía mercan-
til nace como efecto de la especialización del trabajo.

o-o-o

Los lincamientos generales de esta segunda etapa, se observan en


Guatemala, al nivel regional, en la mayoría de las comunidades rurales
alejadas de los más importantes centros de mayor actividad económi-
ca,sobre todo en las del occidentee del país y en las de la región de las
Verapaces, así como, a nivel nacional, entre la totalidad de los miem-
bros de la clase social de los campesinos Minifundistas.
En estos casos, la parte de la consumición natural tiende a dismi-
nuir la ganancia de la consumición por la vía monetaria a través de la
producción alfarera, textil, carpintería rústica, y otras. Los miembros
de estas comunidades, que actúan dentro de un modo de producción en
proceso de desarrollo, practican el comercio; cambian productos agrí-
colas por otros, o por bienes de origen industrial, y su participación,
en tanto que clase social campesina, es evidente a cualquier nivel que se
observe la producción de cualquiera de estas comunidades rurales.
Contrariamente a lo que se afirma con frecuencia, estas comunidades
no solo no desarrollan sus actividades dentro de una economía, natural
es decir, no son autosutícientes, sino, más bien, ¡a mayor parte de ellas
actúa dentro de los marcos de una economía capitalista. Herbert, por
ejemplo, en un análisis hecho sobre la estructura social de la comuni-
dad rural occidental de Santa María Chiquimula, afirma no haber
•*conocido ni una sola familia autosuficiente, sea porque carecen de tie-
rra o porque tienen que vender su fuerza de trabajo o dedicarse a otras
actividades, sea porque su grado de acumulación no les permite entrar
en una serie de relaciones comerciales que no corresponden a la autosu-
ficiencia (en todo caso), asistimos a la división técnica del trabajo
que se fracciona en dos o tres fases (que) constituyen un ejemplo típico
del desarrollo del capitalismo mercantil frecuente en toda la región
que permite estabilizar una agricultura en total descomposición
En conclusión, impera el mercado y al intercambio mercantiiista tanto
en los medios de subsistencia como en los de producción y de fuerza de
trabajo por lo que en el caso de Santa María Chiquimula, no tiene
sentido hablar de economía de subsistencia, natural o de autoconsu-
mo". (1^2)

c) Desarrollo de la economía mercantil.


Corresponde a una etapa de la organización social en donde la cs-

( ) Herbert, J. L., 1969, página 14 y siguientes. Paréntesis y subrayados, míos (HFA).

-308-
pecialización del trabajo es tal, que cada uno de los productores espe-
cializados puede aportar un excedente de producción al mercado y sa-
tisfacer SU9 necesidades con bienes que él no produce. Los bienes agrí-
colas dejan de ser simples proiuctos para convertirse esencialmente en
mercancías. Üejan de ser únicamente valores de uso, como lo eran du-
rante la vigencia de las características de la primera etapa, para con-
vertirse, ahora, en valores de cambio. Las bases de la economía natu-
ral se destruyen progresivamente como consecuencia del aumento de la
división y de la especialización del trabajo operados en el dominio de
la economía mercantil. La especialización abarca ramas completas de
la producción.

El modelo matemático que corresponde a esta situción, es el si-


guiente.

c) DESARROLLO DE LA ECONOMÍA MERCANTIL

Productor o comunidad

12 3 4 5 6 7 8 9 10 11 Total

Ramas de A 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 110
la producción B 10 20 — 20 — 20 - 20 — 20 — 110
agrícola C 10 - 20 - 20 - 20 - 20 - 20 110
Total — 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 330
Consum. natural — 30 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 230
Ventas 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 100
í Mercado
ll
Compras — 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 100

Lectura

1: el productor 1 continúa dentro de la economía natu-


ral. En sentido no
existe en la realidad con-
estricto
temporánea, ni aislado ni en esta combinación. Se de-
ja, en este cuadro y en los siguientes, como testigo, pa-
ra hacer resaltar el proceso y las diferencias que sur-
jan. No se le incluye cuando se haga referencia a "los
otrcs productores".

2: impares
los productores pares se especializan en B, los
en producción de C. Todos continúan produciendo
la
A, pero trabajan únicamente en dos ramas de la pro-
ducción. La especialización los hace producir el doble
de lo que antes producían y en las condiciones indica-
das anteriormente.

—309-
3. la aumet?tación del grado de especialización, produjo
una extensión del mercado, que provocó, así mismo, u-
na disminución en el volumen de la consumición natu-
ral de cada productor.

Deducciones inmediatas hechas a partir


de lo señalado en el equema c.

La etapa tercera, más que la continuación es la afirmación del


proceso iniciado en la segunda etapa. El afianzamiento de la econo-
mía mercantil significa, necesariamente, la destrucción de la economía
natural. ,

La estructura social guatemalteca ofrece ejemplos de los lincamien-


tos generales de esta tercera etapa, entre los campesinos de la capa social
de los Minifundistas y la de los Jornaleros: productores que dedican
parte de sus actividades a la producción de diversos artículos de fabri-
cación doméstica sin desatenderse, por ello, de la producción agrícola
que conservan como lazo de unión revestido de características cultu-
rales tradicionales, y de subsistencia económica.

d) Transición de laeconomía mercantil


a la economía capitalista.

Comprende el paso de la economía mercantil a la formación social


capitalista, nacimiento del capitalismo en el sector rural, así como
el
sus implicaciones económicas. Hasta ahora, el mercado fue equilibra-
do: algunos productores vendían allí tipos particulares de productos
en los que se habían especializado, y compraban artículos que habían
dejado de producir pero que otros volcaban en el mercado como exce-
dentes resultantes de su especialización; si el mercado no se estabiliza-
ba, es decir, si algunos de los productores se especializaban más que el
conjunto de los otros, habría entonces una regresión de la especializa-
ción y el equilibrio a un nivel inferior.

Apartir de esta etapa, el mercado no puede equilibrarse en esta


forma. En la práctica, este equilibrio tiene modalidades concretas:
cuando el grado de división social del trabajo es relativamente eleva-
do, cuando ía producción para el mercado es igualmente importante,
entonces surgen las llamadas oscilaciones del mercado. El productor
no sabe si el grado de división del trabajo logrado por él, corresponde
al logrado por los otros productores, de manera que puedan comprar
sus excedentes y él, a su vez, comprar los de ellos. En estas condicio-
nes el equilibrio no es inmediato, sino que se llega a él a través de una
serie de oscilaciones que, de hecho, expresan el desconocimiento del pro-
ductor en relación al volumen global del mercado. Es decir, se trata
del fenómeno de la concurrencia, ác\ reconocimiento social de la validez
del trabajo realizado, ya que, en última instancia, es el mercado el que
sanciona el carácter socialmente útil o no, del trabajo de los producto-
rea. En función del mecanismo de la concurrencia, algunos producto-
res no podrán realizar en el mercado el fruto de su trabajo, serán, pues,

—310—
eliminados del mercado y tendrán que reducir su consumición personal.

No serán eliminados aquellos productores que, en el curso de una


oscilación dada (las crisis), se especializaron en la producción de un
artículo que, en el momento de la crisis, encuentra la demanda que lo
equilibra. Serán eliminados los que en el momento de la crisis no pue-
dan bajar sus precios, continuando en la competencia los que sí pueden
realizarlo. Es claro que no todos podrán hacerlo en la misma escala:
aquéllos que en el proceso de especia lización se beneficien más con las
ganancias de la productividad, podrán hacerlo más ampliamente, y a-
quéllos que se beneficien en menor grado lo harán, pero solamente has-
ta cierto límite. Los que no se benefician no pueden hacerlo.

El resultado de estas crisis es muy significativo: sakn de ellas re-


forzados los más poderosos y son eliminados los más débiles. Concu-
rrencia desigual.

Este mecanismo, esbozado muy esquemáticamente, da como resul-


tado un nuevo producto: el productor proletarizado, o en vías de pro-
letarización ; es decir un mecanismo fundamental dentro del proceso de
la proletarización del campesino. El productor eliminado y el produc-
tor que continúa en el mercado, son dos puntos de referencia que han
de tomarse en cuenta al hacer la distinción de clases de una estructura
social. El productor eliminado podría volver a la producción natural
si se encontrara al nivel de la segunda fase, pero no cuando se ha ele-
vado al nivel de esta cuarta etapa. El proceso es irreversible por cuan-
to que las estructuras técnicas y las modalidades prácticas de Ift pro-
ducción natural son diferentes a las de U producción mercantil. Exige,
por ejemplo, una relación particular entre la agricultura y la ganade-
ría, el respeto colectivo de ciertas reglas convencionales concernientet
a la rotación de cultivos, tierras en descanso, división de parcelas, for-
mas particulares de apropiación de territorios, y otras. La producción
mercantil, en cambio, exige otros tipos específicos de capitalización,
otras formas de relaciones de propiedad, otros tipos de equilibrio, etc.

El proceso es más irreversible en la medida en quc sea más alto el


grado de desarrollo alcanzado, o en relación a la extensión habida en
el mercado, y, en estas condiciones, es difícil, al principio y después
completamente imposible, modificar las nuevas relaciones sociales para
que los productores regresen al estacjio de la economía natural. Por
estas razones, el productor eliminado se proletariza, por la oblif^ación
de las circunstancias, por necesidad de supervivencia, ofreciendo una
mercancía con la que antes no contaba más que como un bien de uso:
su fuerza de trabajo, para la que sí existe ya un mercado y que es com-
prada por los productores que resistieron las fluctuaciones, las oscila-
ciones de las que salen reforzados, sea porque estaban máf especializa-
dos o porque las crisis no alcanzaron las ramas de la producción en las
que se habían especializado.

El modelo que corresponde a esta situación, es el siguiente:

-311-

d) TRANSICIÓN DE LA ECONOMÍA MERCANTIL


A LA ECONOMÍA CAPITALISTA

Productor o comunidad
2 3 4 5 6 8 9 10 11 Total

•S
o A 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 110
u <J
«
B - 10 100 lio

i-3
es

«na
o
a <

C 110 < 10 lio


Total — 110 10 10 10 10 30 110 10 10 10 10 330


Consumo
natural — 36 10 10 10 10 30 36 10 10 10 10 182

Mercado
Ventas - 74 16^ 16^ 16*? 16^ — 74 16^ 16*? 16"? 16^ 148
Compras — 10 16 16 16 16 — 10 16 16 16 16 148
(+64^) (+64^)
^ = Fuerza de trabajo.

La fuerza de trabajo, en tanto que mercancía, está destinada a la


consumición de aquél que la compra, consumición que consiste en ha-
cer trabajar al que vende su fuerza de trabajo en beneñcio del consu-
midor, es decir, áe\ qncla compra quien, áe esta manera, "adquiere'*
^

el derecho de hacerlo trabajar para él. El valor de esta peculiar mer-


cancía, no depende la relación oferta-demanda, sino del tiempo de tra-
bajo socialmente necesario para producirla y reproducirla. El valor
de esta mercancía es el salario, que es, entonces, el valor de la fuerza de
trabajo vendida. Su más importante característica, como mercancía,
es que ella misma produce un valor suplementario al valor que ella
misma representa, así como de consumirse produciéndolo. A este su-
plemento creado se le conoce como plus valía, es decir, la parte del va-
lor suplementario no pagada en el salario y que es creada por el gasto
de la energía del trabajador que la vende. La aparición de la fuerza de
trabajo como mercancía, en el mercado, diferencia fundamentalmente
a la sociedad capitalista de la mercantil.

-312—
Lectura:
1: el productor G continúa dentro de la economía natu-
ral. En sentido no
existe en la realidad con-
estricto
temporánea, ni aislado ni es esta combinación. Se deja,
en este esquema y en los siguientes, como testigo, para
hacer resaltar el proceso y las diferencias que surjan.
No se le incluye cuando se hace referencia a **lo8 otros
productores".
2: la producción de artículos de dos ramas de la agricul-
tura, se concentra en 2 productores: el 1 y el 7, uno
produce B y el otro C. Todos continúan produciendo
A, para sí mismos.

3: los demás productores trabajan para 1 y para 7 co-


mo asalariados: se han proletarizado. Su fuerza de tra-
bajo es la nueva mercancía aparecida en el mercado.
4-: la plusvalía será estimada (supuestamente), igual a
un quinto del valor de la fuerza de trabajo, y el salario
igual a cuatro quintos del valor de la fuerza de traba-
jo, fis una suposición hecha para los fines explicativos
del esquema, ya que en la praxis social la proporción
varía ampliamente.

5: la producción total de aquéllos que monopolizan las


ramas de B y C, comprende tanto la producción de e-
llos mismos, como la suplementaria creada por los tra-
bajadores asalariados. Su consumición natural com-
prende, pues, lo producido por ellos mismos y la plus-
valía del valor del trabajo asalariado comprado.

6: los productores 1 y 7 venden sus excedentes en el mer-


cado, en donde los compran los demás productores, y,
a su vez, compran en el mercado la fuerza de trabajo
necesaria para poder aumentar el nivel de su produc-
ción.

7: todos los productores producen y consumen A. Todos


excepto 1 y 7, venden su fuerza de trabajo y compran
en el mercado los artículos (mercancías) que no proda-
cen.

Deducciones iametiatas hechas a partir


de lo señalado en el esquema d.
Cuando los trabajadores se convierten en asalariados, continúan
produciendo el mismo valor, pero se efectúa una repartición diferente.
El crecimiento de la especialización y la aparición de la concurrencia,
hacen crecer el mercado y la monetarización de la economía. El volu-
men total de la consumición natural decrece, manifestándose en dos
tendencias con proporción inversa a la especialización: aumenta entre
los productores capitalistas (1 y 7), que se enriquecen, y decrece entre
los proletarios (los demás productores), que se pauperizan. El monto
de este empobrecimiento es igual al monto de la plusvalía obtenida

-313-
del trabajo asalariado y apropiado por los demás especializados. La
disminución de la consumición global de los productores proletariza-
dos, y su empobrecimiento en términos absolutos, va acompañada de
un crecimiento de su consumición monetaria. Este aumento de los in-
gresos monetarios de los campesinos no significa un alza en su nivel de
vida, sino al revés: crecimiento de su consumición monetaria y disminu-
ción de su nivel de vida.
Frecuentemente, en otra consideración, una parte de la plus valía
no será utilizada para aumentar la consumición del que la obtiene.
Parte de la plus valía así obtenida se destinará a la consumición pro-
ductiva (adquisición de bienes que permitan aumentar la producción
y disminuir su costo), lo cual significa el reforzamiento del capitalis-
mo dentro de los mecanismos de la concurrencia.
El esquema de esta etapa, permite precisar que el capital tiene sus
orígenes en la transferencia de la plus valía, de una clase social a otra.
La propiedad de los medios de producción en manos del capitalista
(productores 1 y 7 del esquema), no es más que la expresión de la re-
lación social obrero-patrón. La fuente del capital es el trabajo. Es fa-
bricado, producido por el gasto de la energía de la fuerza de trabajo.
El esquema permite aclarar, además, que el origen del desarrollo^ la
fuente del progreso técnico, no es la inversión, y la fuente de esta el a-
borro, en general, sino específicamente el ahorro del sector no-capita-
lista, es decir, la abstención de consumición de otra clase. En otras
palabras: dentro del modo de producción capitalista, el desarrollo téc-
nico no es socialmente neutro.

Dentro de la estructura social guatemalteca, las diversas manifes-


taciones de esta cuarta etapa, corresponden a las formas de relaciones
sociales prevalescientcs, sobre todo, entre los campesinos de la capa
social de los Jornaleros, campesinos que tienen como fuente principal
de sus ingresos, la venta, bajo formas distintas, de su fuerza de traba-
jo. Estos Jornaleros venden su fuerza de trabajo principalmente en las
explotaciones agrícolas (capitalistas), productoras de artículos desti-
nados a la exportación, así como en aquellas otras empresas (mercan-
tiles), cuya producción agrícola se destina, en su mayoría, al mercado
nacional; propiedades, en su mayor parte, poseídas por los miembros
de la burguesía agraria mercantil.

e) Desarrollo del capitalismo en la agricultura.

Su mecanismo de desarrollo acentúa la especialización y la diferen-


ciación de los productores como resultado del progreso técnico. La
concentración de la producción continua, debido a que los productores
en vías de proletarización no tienen los medios de acumular ni las posi-
bilidades para acumular.

Entre estos productores que acumulan, la especialización avanza


porque tiene los medios para acumular. Los asalariados tienen cada
vez menos tiempo para dedicarse a trabajos realizados en sus propias
explotaciones agrícolas. Buscan elevar su nivel de vida obteniendo un
ingreso monetario cada vez más elevado a través del salario deven-
gado.

-314—

El mercado se amplía como resultado del más alto grado de divi-


sión del trabajo alcanzado. La producción global (natural), dismina-
ye, presentando las mismas características anteriormente señaladas
pero acentuanda las diferencias. Así mismo, el empobrecimiento se
acentúa en términos obsolutos, pero aumentan los ingresos moneta-
rios, entre los productores menos especializados.

El modelo matemático que corresponde a ésta situación de deía-


rrollo del capitalismo en la agricultura, es el siguiente:

e) DESARROLLO DEL CAPITALISMO EN


LA AGRICULTURA
Productor o comunidad
2 3 5 6 8 9 10 11 Total

^o A áo 5 5 5 5 10 30 5 5 5 5 110

< 1

CQ

B 10 100 lie

ce o
^ 'O
O"
u
a
C 100 10 lio
•a
c

Total - - 330 5 5 5 5 30 130 5 5 5 5 330


Consum.
Natural - - 40 5 5 5 5 30 40 5 5 5 5 150

Mercado
Ventas — 90 20*? 20^ 20*? 20*? — 90 20^ 20' 20*? 20' 180
Compras ~ 10 20 20 20 20 - 10 20 20 20 20 180
(+180*?) (+80')
* = Fuerza de trabajo

Lectura:
1: el productor 6 continúa dentro de la economía natu-
ral.En sentido estricto no existe en la realidad contem-
poránea, ni aislado ni en esta combinación. Se deja,
en este esquema, y en el siguiente, como testigo, para
hacer resaltar el proceso y las diferencias que surjan.

-315-
No se le incluye cuando se hace referencia a "los otros
productores'*.

2: abandono, casi total, de la producción de A por los


productores, a excepción de 1 y de 7.

3: los productores 1 y 7 aumentan su producción de A.


Su producción natural está formada de producto natu-
ral y de plus valía, como lo estaba en la situación esque-
matizada en el esquema anterior d), pero en maj'or
grado. Lo mismo puede observarse en relación a las
compras y las ventas.

4: los demás productores disminuyen su producción na-


tural. Venden más fuerza de trabajo.

Situación observada entre los campesinos Jornaleros. Los diversos


grados de diferenciación social que se registran entre los miembros de
esta capa social de la clase campesina, pueden señalarse en relación al
tiempo dedicado a actividades asalariadas y al tiempo dedicado a ac-
tividades agrícolas realizadas en su parcela poseída. Un caso de cam-
pesinos que corresponda típicamente a esta quinta etapa, son los cam-
pesinos conocidos como "flonques".

e) ProJetarizaciÓD del campesino.

La especialización del trabajo abarca todas las ramas de la pro-


ducción como consecuencia, entre otras, de la concurrencia. El proceso
resumido anteriormente se desarrolla haciendo surgir nuevos fenóme-
nos.

Expansión del mercado. Aumento de la capacidad de consumición


del productor que detente mayores medios de producción. Empobre-
cimiento de los trabajadores asalariados que, llegan aSí, a ser ver-
daderos proletarios dado que ya no producen más en el campo de la
agricultura. Han perdido los medios de producción y son trabajadores
"libres". El mecanismo del desarrollo capitalista liberó la tierra en
tanto que factor de producción y constituirá la forma peculiar de acu-
mulación de los productores capitalistas. La tierra es, pues, otra mer-
cancía que se encuentra en el mercado. Los campesinos ya no la tra-
bajan para ellos mismos. E! proceso de acumulación^ a través de la
apropiación de la plus valía, no quita a los trabajadores los medios de
producción^ sino que les impide la acumulación. La plus valía es, pues,
otro medio de producción en manos del capitalista.

Generalmente se argumenta que hay una expropiación física de los


medios de producción pero, en sentido estricto, lo que existe es una ex-
propiación del gasto de trabajo, explicación que únicamente en rela-
ción a la tierra no es válida, por cuanto que ésta es un bien limitado
físicamente. Sin embargo, dentro del proceso de acumulación, también
es necesaria la acumulación de este bien, y es por esto que, a partir de
cierta fase de la acumulación, se observa no tanto la transferencia de
la fuerza de trabajo (invisible al observador), sino la transferencia fí-
sica de la tierra (que síes visible al observador). Esta transferencia

-316—
acelera proceso de proletarización porque libera la fuerza de trabajo.
el
La acumulación latifundista es, pues, por otra parte, un paso necesa-
rio dentro del proceso de evolución histórica puesto que, permitiendo
la proletarización, permite, a la vez, una mayor acumulación social,
pero a partir de un momento histórico, el sistema latifundista no tiene
mayor razón de ser. Es decir, su validez únicamente 8c manifiesta a
través de un largo proceso histórico.

La etapa siguiente dentro del proceso de proletarización, cuando


ya se ha desarrollado plenamente en el medio
se refiere a la
rural,
transformación del proletario agrícola en obrero urbano, es decir, en
proletario que vende su fuerza de trabajo en el mercado de la produc-
ción industrial; asistiéndose primero al nacimiento de un proletariado
migrante, a la concentración demográfica en las ciudades y a la libera-
ción de la mano de obra.

o-o-o

El proceso aquí esbozado, evidentemente no puede, por sí solo, ex-


plicar todos los matices y fenómenos de las características del aector
agrario de la sociedad, pero permite comprender las grandes líneas
esenciales según las cuales se desarrollan las formaciones sociales típi-
cas. Para complementar el panorama habrá que recurrir a hechos de
otra índole tales como el crecimiento de la población, el aumento de
la productividad, las características especiales regionales del mercado,
los tipos particulares de producción y la explotación agrícola, las con-
diciones del desarrollo agrícola al nivel de la tecnología empleada, y
otros.

o-o-o

•317-
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-323-
Este libro se terminó de imprimir el día
10dejuniodel971.
en los talleres tipográficos
Carlos D. Suasnávar
Quezaltenango, Guatemala, C.A.
Se imprimieron 2,000 ejemplares.

CASA EDITORA "C.D.S." - QUEZALTENANGO


I
El autor de esta obra, básica para el conocimicnta
de las características de la estructura clasista y agraria de Guatemala,
es profesor de sociología, técnicas de investigación, antropología
y Centro Universitario de Occidente (Quezaltenango),
otras, en el
de la Universidad de San Carlos de Guatemala,
donde es catedrático desde 1961 y, actualmente,
director de la División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades.
Fue, así mismo, catedrático de historia de la cultura y
antropología en las facultades de Ciencias Económicas
y Ciencias Médicas (de Guatemala),
e investigador del Instituto de Investigaciones
Económicas y Sociales de la Universidad de San Carlos deGuatemala.

La información obtenida de las investigaciones realizadas por él,


en área rural del país, le sirvió para elaborar este trabajo
el

y presentarlo como tesis de Doctorado en Sociología


en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad
de París (Sorbonne), de manera que es el resultado
de experiencias personales tenidas a través del contacto directo
con los problemas aquí planteados.
Investigador inquieto de la realidad nacional, en otras
oportunidades ha dado a conocer el fruto de sus investigaciones,
por ejemplo, en Distribución geográfica y relaciones históricas
de los idiomas de Guatemala (1963), Antropología: ensayo
de historia cultural {1964:), La estructura social guatemalteca (1968),
Uadamscisme: ideologie de Pimperialisme yanqui (Francia, 1969),
y otras que figuran en la bibliografía.
En Proletarización del campesino de Guatemala,
el Dr. Flores Alvarado da el panorama de las condiciones
Humberto
de vida del campesino y de las formas de reclutamiento
de aquéllos que se dedican a actividades asalariadas,
lo que le permite señalar las diferentes etapas por las que pasa
el campesino antes de su proletarización definitiva;
del análisis de la producción (agrícola y artesanal), llega a
conclusiones sobre las relaciones de producción; analizando las
características de la tecnología utilizada en la explotación de la tierra,
en la producción y en las formas de pago del arrendamiento,
demuestra la predominancia de las relaciones capitalistas que obligan
al campesino a una participación directa en la economía nacional.
Analiza, así mismo, los aspectos fundamentales de la estructura
agraria, seíialando diversas tendencias como resultado
del desarrollo del capitalismo en la agricultura
y mostrando las razones por las que la participación del campesino
en el mercado capitalista acelera el proceso de proletarización,
concluyendo en que el trabajo asalariado
es el elemento más activo dentro de este proceso de descomposición,
pues conduce al campesino no solo a descuidar
su explotación agrícola minifundista para dedicarse a actividades
asalariadas, sino a depender del salario
como única o principal fuente de recursos.

CASA EDITORA "CD.S/* - QUEZALTENANGO

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