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1971
p Siwán Tinimít.
EL CAFE - LITERARIO
PüBLICACIONns SELECTAS
GALERÍA Í)E ARTE-LlBRERIA
6ju (Caík 3-34, duaíemala U ®eL ZZ7ZZ
PRIMERA PARTE
UNA ESTRUCTURA NEO-COLONIAL .. 23
SEGUNDA PARTE
EL PROCESO DE PROLETARIZACION DEL CAM PESINADO .. 73
CAPITULO 3. La clase social de los campesinos Minifun-
distas ,, 77
1. Su ubicación social ,, 77
2. Características físicas de las parcelas de
tierra ,, 78
3. Utensilios de uso agrícola ,, 80
_7_
i
4. Cultivos más frecuentes pág. 81
a) La alternabilidad de los cultivos 82
b) Producción y rendimientos 83
c) Destino de la producción 85
5. El arrendamiento de tierras y las rela-
ciones de producción 86
a) Formas de pago del arrendamiento... 87
b) El pago en trabajo 88
c) El pago en productos 89
d) El pago en dinero 91
e) El precio de la tierra y el precio del
arrendamiento 93
6. El usufructo agrario 96
a) Las tierras municipales 96
b) Las parcialidades 101
7. El Minifundista de los "parcelamientos"
agrarios 102
a) La extensión de las parcelas 103
b) Su identificación dentro del proceso
de diferenciación social 105
1. Su nominación 141
2. Su residencia 142
a) La parcela-vivienda 143
'
b) La habitación-vivienda 143
c ) La habitación con familiares 144
-8-
El campesino Jornalero y la tierra P^g- 144
a) La posesión agraria dentro del proce-
so de diferenciación social 144
b) La propiedad agraria 145
c ) Otras formas de posesión agraria 147
TERCERA PARTE
ESTRUCTURA AGRARIA DE GUATEMALA 185
CAPITULO 7. El binomio minifundio-latifundio. 189
1. Elementos de la estructura agraria 189
2. La explotación agrícola minifundista 189
a) El aumento del empleo déla fuerza de
trabajo vertida en la explotación de
las parcelas minifundistas 189
b) La minifundización de las parcelas de
tierra 192
3. El minifundio libelado 198
a) Disminución minifundista y acumula-
ción latifundista 199
-9-
4. La explotación agrícola latifundista pág. 207
números
a) El latifundio en ,, 207
b) Sus fundamentos como empresa agrí-
cola ,
c) El latifundio frente al minifundio:
dos términos bipolares
d) El latifundio como empresa
e ) La fuerza de trabajo empleada
f) La monopolización de recursos
6. Relaciones de producción
a) En un latifundio de dos altiplanos.
b) En un latifundio del nor-occidente.
1. La producción mercantil
2. Una estructura agraria anacrónica
3. Tendencias manifiestas en la estructura
agraria de Guatemala
4. Conclusiones generales
10—
2. Clase social y modos de producción pág. 289
3. La formación social 291
4. Lo "económico" en el modo de producción 293
5. Clase, fracción, categoría y capa social 294.
Bibliografía 319
—11—
El presente trabajo fue sostenido por el autor como
TESIS DE DOCTORADO EN SOCIOLOGÍA
en el Institut des Hautes Etudes de TAmérique Latine,
Faculté de Lettres et Sciences Humaines,
Univeraité de París (Sorbonne)
el 14 de diciembre de 1970.
INTRODUCCIÓN
—13-
ceptos, dentro de dos conceptos que se cpncuerdan mutuamente. Uno
de ellos al considerarlo como el sector omarginalizado» dentro del pro-
ceso del desarrollo económico social de la sociedad y, el otro, como una
sociedad que, «aislada» dentro de los límites de lo que se ha dado en
llamar «la comunidad indígenai, o «las comunidades rurales», vive con
«patrones culturales*, con «valores culturales» diferentes a los del otro
sector de la sociedad contemporánea que, igualmente por antonoma-
sia, es el sector progresista, industrializado, avanzado, «ladino», por
excelencia.
Los argumentos esgrimidos para demostrar tales posiciones de
y concepto, son varios y la terminología con la que se ha eti-
análisis
quetado al fenómeno es, igualmente, variada. Comprende tanto aque-
llosconceptos extraídos de la terminología de las ciencias políticas o
la economía, hasta aquéllos cuya patente fue hecha en el dominio de
las ciencias naturales. Es así como los conceptos de «raza autóctona»,
«sociedades arcaicas», sector con economía feudal o semifeudal, grupos
autosuficientes y con una economía natural, etc., incluidos, desde luego,
aquéllos otros manejados más frecuentemente, como «indigenismo»,
«ladinización», «integración social», «desarrollo de la comunidad», etc.,
predominan en la descripción y el análisis de este sector de nuestra so-
ciedad que, tímidamente y con temor, soslayadamente y peyorativa-
mente, a veces denominan campesino.
La literatura es amplia y vasta. De una amplitud y una vaste-
dad concorde con el esfuerzo aunado de los múltiples «técnicos» de las
ciencias sociales que, constantemente y por diversos canales de infiltra-
ción, llegan a nuestro medio a «estudiar» (?),las características de esas
sociedades prehispánicas, esos «fósiles sociales» (!), o los vestigios con-
tempoiáneos de ellas, o, para emplear la expresión acuñada por G.
Murdock, las características de esos «nuestros contemporáneos primi-
tivos»
Unode los resultados de esta labor intensa ha sido que al cam-
pesino se denomine, por antonomasia, indígena; que a las relaciones
le
sociales imperantes dentro del modo de producción en el que se definen
las diferentes clases de la sociedad, se las llame relaciones culturales;
que a la política conducente a mantener esas relaciones de dominación,
se las denomine indigenismo; que a los esfuerzos tendentes a su anula-
ción como clase social, se los denomine política de integración social;
que a los intereses particulares de clase de este sector de la sociedad se
los identifique como avaloresi» y que, de estos valores, se diga que son
propios de la cultura prehispánica, o valores de la cultura autóctona,
y otros conceptos más que no es difícil encontrar en las obras que se
dedican al estudio de esta clase social que, por otra parte, se la designa
como ^sector mayoritario de la poblaciónn y no como la clase mayori-
taria y dominada de nuestra sociedad.
En este trabajo sobre la PROLETARIZACION DEL CAMPE-
SINO DE GUATEMALA, trato de dar una explicación a este malaba-
rismo de conceptos que, con todo esfuerzo, intenta dar del ambiente so-
cial guatemalteco, la versión de una sociedad «dual», estratificada, en
la que se yuxtaponen, sin relacionarse entre sí y viviendo aisladamen-
te, dos grupos diferentes a los que se les identifica como ladinos e indí-
genas, y no como clases sociales en pugna y con intereses particulares
de clase.
—14—
La existencia de un Intenso mercado interno de productos agrí-
colas, básicos para la subsistencia de todos ¡os sectores de nuestra so-
ciedad, y de los que el campesino es elproductor directo; la existencia
de un comercio de bienes de consumo y bienes de producción, individua-
les o colectivos, habido entre la burguesía, dueña de los principales me-
dios de producción y a la que se le llama tpoblación ladinai, y el prole-
tariado y campesinado desposeídos y arruinados, a los que se les deno-
mina tpoblación indígenai, o «población rural».... ¿No son, acaso, sig-
nos suficientes como para afirmar la existencia de relaciones sociales y
económicas, internas y crecientes, entre las diferentes clases sociales de
la sociedad,...?
Las transacciones comerciales que el campesino hace de sus exce-
dentes agrícolas, sea directamente o, como es frecuente, a través de in-
termediarios... ¿No son, acaso, hechos concretos como para no permi-
tir decir qne el sector irurali, el igrupo indígena», vive aislado de la
sociedad fladina»....?
Por otra parte, la creciente demanda de fuerza de trabajo agrí-
cola asalariada, necesaria para la explotación capitalista de lasempre-
sas agrícolas poseídas por los miembros de la burguesía, y la isatisfac-
ciónf que de esta demanda se logra por medio de la contratación asa-
lariada de los campesinos Jornaleros, Minifundistas, u Obreros-agríco-
las; la progresiva acumulación selectiva de la tierra en manos, o bajo
el control, de un grupo minoritario, acumulación de la tierra hecha a
expensas de la expropiación (enajenación), que de ella se hace a los
campesinos; el -a su vez- progresivo empobrecimiento del campesino,
habido como resultado de la pérdida de sus bienes de producción (tie-
rra, taller artesanal, etc.), así como la secuela de este empobrecimien-
to: su ruina en tanto que productor directo y su proletarización en
tanto que asalariado, «puro»... ¿No son, acaso, hechos sienificativos
como para deducir de ellos que «el progreso y desarrollo» di* la agri-
cultura (capitalista), no están desvinculados de la fuente que propor-
ciona, tanto la tierra (por expropiación de ella), como la fuerza de tra-
bajo (por contratación asalariada de la mano de obra campesina), tan
necesaria para su desarrollo y progreso....?
Estos hechos, que no pueden darse sin la participación directa
del productor campesino que, dominado y explotado por la presión de
las relaciones sociales imperantes es testigo y paciente de su ruina pro-
gresiva.... ¿No son, acaso, signos evidentes de la existencia de un pro-
ceso de desarrollo económico en el que el campesino, lejos de ser el obs-
táculo que lo retrasa, es el elemento que los permite y facilita en tanto
que fuerza de trabajo asalariada que participa directamente en el pro-
ceso de la producción....?
Frente al poder y la dominación de clase de la oligarquía terra-
teniente o industrial (o ambas a la vez)... ¿Las «relaciones culturales»
(diz que producto de la existencia de «patrones», «normas», o «valores»
distintos de vida cuyos orígenes se refieren a la época prehispánica por
un lado, y a «la cultura occidental», por el otro), son suficientes como
explicación de la (estructura social guatemalteca....? y, en última ins-
tancia.... ¿Estas relaciones (de dominación y poder), son relaciones
«culturales», o son «relaciones económicas» de intereses de clase....?
Los «valores de la cultura nacional»... ¿Son realmente «valores»
propios de una cultura, o «intereses» económicos particulares de una
-15-
clase social que, por si^ posición de dominación y poder, los impone, en
tanto que clase dominante, como «intereses dominantes» en la socie-
dad ?
La«integración social» ¿No significa, acaso, en su esencial
característica, la anulación de estos intereses económico-sociales parti-
culares de la clase dominada (intereses que se ofrecen bajo la aparien-
cia de valores culturales), y su suplantación por los intereses económij
co-sociales particulares de la clase dominante (intereses que se ofrecen
bajo la apariencia de intereses nacionales) ?
o-o-o
-16-
herios enfocado todos, pues las limitaciones de tipo bibliográfico, ac-
tualizado, me lo impidieron. En este sentido, es necesario tener presen-
te que, en nuestro medio, la información estadística et muy escasa, in-
completa, a veces anacrónica y, frecuentemente, tergiversada y, por
ello, en más de una ocasión el investigador ha de partir de investiga-
ciones propias, o de las de otros investigadores, sea para complemen-
tar o para corregir las informaciones oficiales, o bien para estudiar un
fenómeno que esas fuentes no enfocan.
Básicamente, la información obtenida durante los últimos diez
años de trabajo de investigación personal realizada en el área rural
guatemalteca, me ha proporcionado los datos utilizados aquí. La ex-
periencia que tuve al haber observado, directamente, gran parte de los
fenómenos descritos y analizados en este trabajo, ha ido acumulándose
y he ido dándola a conocer en diversas oportunidades, tanto a través
de los cursos impartidos como profesor en la Universidad de San Car-
los de Guatemala, como en los ensayos anteriormente publicados y,
siendo tan múltiple y compleja la realidad social de nuestro medio, es
de suponer que, analizando únicamente la situación económico social
del campesinado guatemalteco, no se de una explicación a todos los fe-
nómenos fundamentales que conforman el conjunto de nuestra estruc-
tura social.
En este trabajo sobre la PROLETARIZACION DEL CAMPE-
SINO DE GUATEMALA, concepción básica es la consideración de la
la
estructura social guatemalteca como una formación social, histórica-
mente determinada, en la que predomina el modo de producción capi-
talista que, por las condiciones propias de su desarrollo histórico, ofre-
ce al análisis de su constitución, la presencia de diferentes estadios de
su proceso evolutivo.
Eneste sentido, en un amplio sector de la sociedad, principal-
mente en elde la clase campesina, se identifican las características de
xxn sistema de producción mercantil ^n pleno y rápido desarrollo, de
manera que dentro de las relaciones de producción que lo caracterizan
(relaciones mercantiles), pueden identificarse los fenómenos del desa-
rrollo del mercado interno, la supresión del pequeña productor en tan-
to que miembro participante en la competencia mercantil allí verifica-
da; la descomposición de la economía de los pequeños productores, la
pérdida progresiva de su propiedad agraria, y otros, así como la pre
sencia, a un nivel cualitativo distinto, de relaciones de producción pre-
capitalistas, otrora típicas del feudalismo, tales como ciertas formas
de arrendamiento de tierras pagado con la prestación de servicios que.
aunque sin significado preponderante dentro del marco de las relacio-
nes de producción que caracterizan a esta clase social, contribuyen a
mantenerla en posición de explotación económica y dominación social
de clase.
En el polo opuesto de esta estructura clasista, se ubica la clase
burguesa, caracterizada, fundamentalmente, por la manifestación del
proceso de desarrollo del modo de producción capitalista. En él la
apropiación de la plusvalía creada por la fuerza de trabajo asalariada,
las formas capitalistas de contratación, los procesos de la producción,
la acumulación selectiva de la tierra, y otros, son sus más relevantes
signos.
17-
Enseno de está clase social, las relaciones de producción
el
muestran de tres fracciones sociales que, pese a poder ser
la existencia
diferenciadas según sus intereses peculiares, se manifiestan estrecha-
mente ligadas unas con otras.
En tal sentido, y con base a la predominancia de una determi-
nada característica del modo de producción existente, la estructu-
ra social guatemalteca se presenta, esquemáticamente, así:
^ . ÍMinifundistas y
Campesina ,
(jornaleros
Obreros /Agrícolas e
„ , ^ . , ,
) Industriales.
Proletariado: / Profesionales Independientes
:Empleados
Agraria '.
/Mercantil y
\Capitalista
Burguesía |scrYÍdumbre:.{|^;:;;;
:
poli
'^^¡¡If^^^''^
Serv. económica.
Financiero-industrial
—18-
b) la misma intención me obligó a no desarrollar, ampliamen-
te, lascaracterísticas de clase de las categorías económica y política de
la burguesía de servidumbre. El análisis de las características de la
primera habría conducido al estudio de la burocracia, al análisis de las
actividades comerciales y manufactureras, al estudio de las relaciones
de dependencia y servidumbre de estos sectores de la sociedad que, de
manera indirecta, mantienen relaciones con el campesinado guatemal-
teco.
-19-
Además, lo<? datos ahora utilizados, se complementan con aqué-
líos otros que, sobre el mismo tema, recabé durante los años siguien-
tes, en ocasión de distintas investigaciones efectuadas principalmente
en la región ñor— occidental del país (ecosistema del Altiplano central y
el Volcánico-occidental, así como en varias fincas situadas en la cuen-
ca del río Motagua), de manera que, aun cuando gran parte da la in-
formación relativa al problema migratorio se basa en los datos obte-
nidos durante la investigación efectuada en 1961, la corroboración de
los misipos, así como la ampliación de alguna información que ante-
riormente quedó incompleta, efectuada durante los años siguientes,
hasta 1966, permiten dar, ahora, una información actualizada del fe-
nómeno estudiado.
Cuando utilizo los datos obtenidos en investigaciones persona
les,hago referencia bibliográfica de «Archivo de datos culturales: in-
vestigaciones», en el entendido de que la mayor parte de ellos conti-
núa inéditos.
El análisis de algunos aspectos del precio de los productos a-
grícolas, toma sus fuentes de la información obtenida durante la in-
vestigación patrocinada por la institución autónoma Gremial Nacio-
nal de Trigueros (con sede en la ciudad de Quezaltenango, en el occi-
dente del país), efectuada durante el año agrícola 1966. El análisis
efectuado aquí, ahora, hecho en base a los datos que en esa ocasión
sirvieron para la publicación de El cultivo del trisco en Guatemala
(1966), es mío, no se ofrecieron en aquella oportunidad y la institu-
ción patrocinadora, así como los colegas profesionales con quienes,
en esa época, formamos un equipo de investigación, no son responsa-
bles de cualquier divergencia de criterio que pudiera surgir como con-
secuencia de la interpretación y análisis hechos ahora.
La tercera parte comprende 2 capítulos. La información a-
parecida en el capítulo 7 y los anexos Nos. 1 y 2, adjuntos, que tratan
particularmente de la estructura agraria de las grandes propiedades
agrícolas (latifundios) ,ha sido obtenida, fundamentalmente, de la in-
formación proporcionada oficialmente por el organismo estatal Direc-
ción General de Esta'dística (DGE, en la bibliografía), a la cual agre-
gué la información personal, obtenida por mí, de la consulta hecha en
los archivos de empresas particulares que, por razones obvias, no se
citan. En todo caso, la responsabilidad de la interpretación hecha de
los datos obtenidos, es únicamente mía. Lo mismo puede decirse del
contenido de la sección final Información general, la cual fue incluida
en este trabajo con el objeto de proporcionar una orientación estadís-
tica, básica y mínima, de los problenas aquí desarrollados. Por otra
parte, el anexo 3 se ofrece como guía de las características ecológicas
del territorio guatemalteco. La clasificación y determinación de los di-
versos ecosistemas descritos es, igualmente, resultado de mis investiga-
ciones personales.
No resta sino agradecer la colaboración recibida de todas a-
quéllas personas que tuvieron la gentileza de hacerme las observacio-
nes pertinentes sobre los temas tratados aquí, especialmente, a la se-
ñora Francoise Grand Herbert, y muyen particular, al profesor Michel
Gutelman quien, en su calidad de asesor de este trabajo, ayudó, fun^
-20-
damentalraente en el aspecto de las consideraciones teóricas, a llevar a
feliz término la presente labor que, por otra parte, no es sino el resul-
tado de la colaboración que me ofreció el gobierno de la República
Francesa, para efectuar estudios de especialización en sociología du-
rante los años universitarios 1968-1970, en la Universidad de París
(Sorbonnt:' ), en la que presenté este trabajo a título de Doctorado en
Sociología.
-21-
PRIMERA PARTE
Una estructura
neo-colonial
Considerando necesario ofrecer un panorama general de las
características fundamentales de la clase burguesa, en tanto que clase
dominante dentro de la formación social capitalista vigente en Guate-
mala, es que se incluye esta primera parte: una estructura neo-colonial.
No se pretende analizar en detalle las características especificas del
modo de producción y las relaciones de producción vigentes en esta
clase social, dado que tal análisis es ajeno al eje central de este trabajo.
Su inclusión, sin embargo, obedece al hecho de poder ofrecer una visión
general de la estructura de clase de la sociedad guatemalteca vinculada
con las características de las clases dominadas (proletariado y cam-
pesinos). Tal estudio sucinto obliga necesariamente, a generalizacio-
nes que no obstante, permitirán formarse los lincamientos de domina-
ción de clase de este sector de nuestra sociedad.
-25-
Capítulo 1
LA burguesía colonizadora.
i. Burguesía nacional ¿Porqué?
Dfntro de un marco ñc dominación típicamente colonial ejercida
por un grupo minoritario neo-colonialista, sobre otro mayoritario
neo-colonizado, la burguesía, en tanto que clase social, se perfila en
Guatemala como un grupo complejo, poderoso, con un alto grado de
organización y con importantes contradiccionei internas de tipo es-
tructural.
Uno de los más importantes rasgos que la caracterizan, en tanto
que clase social, es su vinculación con la burguesía financiera interna-
cional imperialista, circunstancia que debería tenerse en cuenta cuando,
con frecuencia, se la denomina burguesía "nacional". Dadas sus ca-
racterísticas particulares de sojuzgación a los intereses del capital fi-
nanciero internacional, su falta de ideología propia, su poca dedicación
y participación activa en la solución de los problemas propios de sus
intereses de clase fincados en Guatemala, y otros, no puede llamársela
propiamente una "burguesía nacional".
Muy estrechamente relacionada con la burguesía internacional im-
perialista, la burguesía de la sociedad guatemalteca está más compro-
metida con los intereses de los monopolios imperialistas estadouniden-
ses, alemán, japonés, anglosajón y francés, así como más interesada en
la solución de sus propios problemas particulares de clase y personales,
que a los intereses que incumben al conjunto de las clases sociales que
conforman la formación social de Guatemala, en tanto que su país deo-
rigen. Y en tal sentido, no puede hablarse de burguesía nacional.
Sus vinculaciones internacionales (que a muchos investigadores
han parecido tan amplias y de tal alcance como para hablar de ella di-
ciendo que es una burguesía "cosmopolita", (1) hacen que, en las cri-
sis de la política internacional controlada por las potencias mundiales,
la burguesía de la sociedad guatemalteca funcione como un apéndice de
los grandes trust financieros, como una agente de ellos, o como una
rama secundaria de la gran burguesía internacional y, en este sentido,
si ha de dársele el calificativo de "nacional", este adjetivo corresponde
más bien al de la nación imperialista de la cual depende más estrecha-
mente: Estados Unidos de América, por ejemplo.
Por ello, a esta burguesía, gran parte de ella "residente" en Guate-
mala, es más objetivo llamarla burguesía regional por cuanto, que des-
de el punto de consideración de sus intereses económicos, de clase do-
minante, los miembros que la constituyen, no representan sino una de
las regiones económicas, culturales, políticas o militares del gran mo-
saico que comprende el campo de acción de la burguesía internacional.
Por otra parte, no puede y, en sentido estricto, no debe llamársela
burguesía nacional pues, dada la ubicación de sus intereses, en los que
-27-
las acciones financieras, su participación particular en tanto que ge-
rentes de empresa, sus actividades comerciales de envergadura, su»
vinculaciones financieras con empresas ubicadas en otros países, coa
frecuencia significativos pero no determinantes, hacen de ella un grupo
social esforzado más en la solución de los aspectos fundamentales de
sus relaciones internacionales, como clase, que en la de los vinculado»
directamente con la sociedad guatemalteca. Es por esto que cuando
se analice su estructura en tanto que clase social, no debe perderse de
vista su vinculación con los inte eses internacionales de la burguesía,
lo cual, lejos de descaracterizarla dentro del marco de la estructura so-
cial guatemalteca, la tipifica muy claramente como un sector de la so-
ciedad guatemalteca dependiente de la burguesía imperialista interna-
cional.
eso, los miembros de esta burguesía regional, sobre todo aqué-
Por
llos de las fracciones sociales agraria y financiera-industrial, raramen-
mente se perfilan como ciudadanos guatemaltecos (ciudadanos, en el
sentido de partícipes activos de la sociedad local), y, muchas veces, el
estudio detallado de cualesquiera de sus actividades revela cuan desvin-
culados están de la realidad social de Guatemala. Sin embargo, aun-
que deste el punto de vista de consideración de la estructura del capi-
tal financiero internacional deba considerársela como parte del engra-
naje que constituye la burguesía internacional, en el horizonte de la es-
tructura de la sociedad guatemalteca debe estimársela como burguesía
regional.
Por sus vinculaciones internacionales, esta burguesía regional jue-
ga, localmente, el papel de representantes de los intereses internaciona-
les, como mediadora de las normas dictadas por las grandes potencias
imperialistas y, frecuentemente y a su entera »atisfaccíón y orgullo, co-
mo simple ejecutadora regional de esos intereses y, por tal actitud, de-
be considerársele como la rama de la burguesía internacional a la que
se le han asignado funciones prácticas, asumiendo el papel de defenso-
ra del neo-colonialismo económico, al que las potencias mundiales im^-
perialistas someten al país.
A. Su actitud de explotación
Delegados coloniales de los monopolios fínacíeros con intereses eo
Guatemala, los miembros de esta burguesía se encuentran, pues, seña-
lados a tal situación muchas veces no tanto por tales funciones genu-
flexas impuestas por los intereses extranjeros, sino por el entreguismo
colectivo de sus hombres políticos investidos con funciones de poder eia
el gobierno.
En el plano nacional, esta burguesía regional, que blasona sea de
un abolengo de alcurnia, sea de gran poder económico, o bien de "re-
presentante genuino de los intereses del pueblo guatemalteco^\ desde-
ña las características e intereses de la clase proletaria (a los que llama
''valores de la cultura autóctona"), pero recurre a ellos cuando sus in-
tereses se benefician con su explotación (turismo que confunde folklore
con desnutrición y miseria).
Explota al proletario imponiéndole condiciones onerosas de vida
pero lo halaga con ofrecimientos del alza de salarios y baja de precios
cuando, en ocasiones de celebración de eventos electorales, lo necesita
-28-
para cubrirlas apariencias de una ''democracia funcionar'. Contrólala
casi totalidad de la tierra cultivable del territorio del país, y la entre-
ga en condiciones de arrendamiento que mantienen al campesino en si-
tuaciones de explotación pero, cuando la situación de las contradiccio-
nes de clase lle^^a a extremos de crisis violentas, trata de pacificarlo
ofreciéndole programas de repartición de tierras cuyo único resultado
ha sido el traslado de los problemas agrarios de unas zonas a otras
< Programa de transformación agraria).
Otorga salarios que apenas cubren las mínimas necesidades de la
población campesina, y que no reponen el gasto de la fuerza de trabajo
socialmente necesario para reproducirla, pero necesita de esta fuerza
de trabajo para la explotación de sus grandesempresas agrícolas capita-
listas, productoras de las materias primas exportables y generadoras
de las divisas que tanto necesita para efectuar sus transacciones co-
merciales con el exterior (trabajo jornalero).
Desprecia al campesino porque la mayoría de éstos practica formas
de conducta distintas a las importadas de Europa, pero formula pro-
gramas de ayuda y fomento destinadas a este sector preterido de la
población (política paternalista indigenista).
Denuncia la baja productividad de los trabajadores agrícolas, por
faltos de especialización técnica laboral, pero, pese a poseer los medios
y los recursos económicos necesarios, no se interesa en invertir en el
país con el fin de crear fuentes de trabajo, ni a cumplir con las disponi-
bilidades laborales formuladas por ella misma (Convenio de garantía
sobre inversiones, Código de trabajr)).
Caracteriza y acusa a la población campesina de analfabeta y fal-
ta de deseos de superación cultural (?), pero recurre a ella en los even-
tos electorales, la insufla con los preceptos de su ideología y le niega
las posibilidades de una superación tecnológica (programas de alfabe-
tización, ayuda técnica, etc.).
Arguye que el desarrollo económico de Guatemala (en realidad
^•su'' desarrollo económico capitalista), se ve obstaculizado y frenado
por falta de participación efectiva de la mayoría de la población en el
mercado local de consumo de artículos producidos regionalmente, así
como por su bajo nivel de especializnción y baja productividad, pero se
opone a cuantas medidas sociales tiendan a elevar el nivel del poder
adquisitivo del sector campesino-obrero (política comercial).
Burguesía desarraigada, descentralizada y desvinculada del fondo
social del cual surgen los problemas y las contradicciones de la socie-
dad guatemalteca contemporánea; burguesía trasplantada que plani-
fica su emigración para cuando las contradicciones ••insolubles" de la
lucha de clases encuentren su solución. Burguesía poderosa; burguesía
que se organiza para el comercio, la industria, la explotación y la re-
presión, negandíi el derecho de organización al proletariado, persi-
guiéndolo, encarcelándolo, exilándolo, matándolo.
Burguesía en pleno desarrollo económico, cuya política agraria se
funda en la monopolización de la tierra y en la generación, fomento y
mantenimiento del minifundio, estrangula al pequeño comercio, ahoga
la industria manufacturera con altas tasas impositivas y una vasta
red de intermediarios. Burguesía que no entiende el idioma (cakchi-
quel o quiche), que habla el pueblo al que explota, que desdeña el idio-
ma que constitucionalmente oficializa, pero que dice "ves" en la len-
-29-
gua de aquéllos que, más poderosos, le ímponeti (y eíía acepta gusto-
sa), sus formas espurias de conducta, sus patrones de vida, sus relacio-
nes de competición sin escrúpulos y sus modalidades de consumo al
al crédito: esdecir, sus intereses económicos de clase.
Burguesía asentada y edificada sobre un cono volcánico de base
ancha, joven y desnutrida, pero, contradictoriamente, con fuerzas sufi-
cientes como para obligarla a mantener en pie de lucha a un aparata
represivo que absorbe la casi tercera parte de su presupuesto estatal y
que apenas contiene las fuerzas eruptivas en vías de expansión social
de la clase que domina y explota. Burguesía de consumo en los cami-
nos de su consumación como clase y ubicada en una de las encrucijadas
del desarrollo histórico-social del país. Burguesía desarrollada a ex-
pensas de un proletariado que lleva cinco siglos luchando por su liber-
tad....
Burguesía en su prístina esencia. Burguesía que se mueve dentro
de una economía monetaria fluida. Burguesía sinónima de comercio,
cambio, poder, empresa, explotación, dominación: coloniaje. Burgue-
sía extranjerizante; sin escrúpulos; presta a la venta y entrega al m^jor
postor de las riquezas nacionales, naturales y humanas. Burguesía co^
Ionizadora pero^ a la vez, burguesía colonizada.
2, Breve visión histórica de su gestación como grupo dominante.
Para ubicar más objetivamente el significado del papel que esta
clase socialdesempeña dentro de la estructura social guatemalteca, es^
necesario no olvidar esta última característica: colonizada por el im-
perialismo metropolitano (estadounidense), y, a su vez, colonizadora
de la población local. Todo aquel aparato de sojuzgación y domina-
ción extranjera que pesa sobre su estrutura de clase, ella lo proyecta, a
su vez, sobre los miembros de la población proletaria local dentro de
un sistema de dominación de clase,
a) La burguesía acriolla*
Dentro de una perspectiva histórica, la burguesía regional de la so-
ciedad guatemalteca, cuyos orígenes se remontan a los de la burguesía
criolla de la época colonial (española), se vio, desde sus inicios, incor-
porada al sistema capitalista mundial, primero dentro del marco de
producción predominantemente raercantilista instalado en el país des-
de los inicios del siglo 16 y, posteriprmente, dentro del marco de las re-
laciones de producción del capitalismo imperialista del siglo 20.
Desdeestepuntodevista, esta característica colonial de la burguesía
contemporánea, es «básicamente el producto de la estructura colonial
que la metrópoli ibérica, más tarde la inglesa y norteamericana im-
puso e inculcó durante su triunfante campaña por convertir al pue-
blo en productor v abastecedor de materia prima y capital para el
proceso productivo mundial que condujo al desarrollo económico me-
tropolitano. Por ende, y así es no solo en el nivel nacional, sino tam-
bién en el local llegó a tener, y todavía tiene, la estructura de cla-
ses de una economía exportadora colonial o neocolonial". (*)
-30—
Dicho de una manera muy esquemática, y cuya relación más deta-
llada queda como tema
interesante para otra ocasión, y/o para otros
investigadores de nuestra problemática nacional, durante la fase de la
dominación colonial (española), la agricultura, y en escala diferente la
explotación minera y el comercio, siendo las principales actividades
que se desarrollaron y ocuparon la casi totalidad de las disponibilida-
des laborales y los recursos financieros de la época, dieron origen a la
formación de varios grupos sociales.
Uno de ellos, formado por comerciantes criollos dedicados al comer-
cio y a exportación con la metrópoli castellana, así como de propie-
la
tarios terratenientes favorecidos por concesiones reales, y que mantu-
vieron un nivel de altos ingresos, y el otro de ellos, formado por gru-
pos menores de funcionarios de la Corona (española) y la iglesia (cris-
tiana), constituyeron, por la envergadura de sus actividades económi-
cas y la explotación social a la que sometieron a la población abori-
gen, el eje del mercado colonial interno y la fuente principal de una cre-
ciente acumulación de capital. En ellos ha de buscarse las raíces de lo
que fue la oligarquía de abolengo, origen de uno de los sectores de la
burguesía contemporánea guatemalteca que, aun hoy, después de si-
glos de cada vez más profunda desvinculación con la metrópoli (espa-
ñola), blasona de estirpe de colonizadores castellanos y de "Capitanes
del Reyno".
Otro sector de la población, con raíces menos -'linajudas" pero no
por menos engreído, sintiendo^ada vez más las necesidades de ob-
ello
tener en el exterior artículos manufacturados de consumo y de encon-
trar ubicación rentable a la riqueza que crecía en sus manos, entró en
pugna con los anteriormente señalados, que, no queriendo que se les es-
capara el control de la vida económica de la colonia, se oponían a toda
medida que tendiera a la transformación del sistema como un todo,
siendo ellos el principal obstáculo que este grupo de propietarios, fun-
cionarios y políticos influyentes (origen de otro de los sectores de la
burguesía regional de Guatemala contemporánea), encontró en el ca-
mino de la diversificación de !a estructura interna de la producción y,
por consiguiente, para la consecuente elevación de los niveles técnicos
y culturales de la población, el desarrollo de los grupos sociales en rela-
ción con la evolución de los mercados internos y, también, la búsqueda
de nuevos renglones de exportación libres de la autoridad metropoli-
tana.
La pugna habida entre estos sectores de la clase social (colonial),
dominante, manifestó, tanto en el plano de las relaciones económi-
se
cas en su lucha por la representación del poder político colonial, como
en el del control de las transacciones comerciales con el exterior y en el
de las necesidades de la expansión mercantil de la época; pero ambos,
pese a las diferencias de la expresión de su dominación social, buscaron
los medios de acomodarse, en el plano de la competencia internacional
del mercado de materias primas producidas en la América colonizada,
sea bajo la protección de la metrópoli española, y dentro de la oportu-
nidad de libre comercio que representaban las potencias europeas ene-
migas de España, sobre todo: el imperio británico.
En términos más precisos, esta pugna significaba: producir y ex-
portar para Cádiz, o producir y exportar para Liverpool. Y, por esta
—air-
razón, los intereses económicos y políticos de esta burguesía "criolla",
nunca estuvieron dirigidos hacia las necesidades propias del desarrollo
económico interno de la Capitanía General del Reyno de Goathemala,
sino oricfntados hacia la demanda de los intereses económicos de la
burguesía de las metrópolis europeas. De esta manera, las relaciones
de producción y la estructura de la sociedad de esta capitanía general
durante la época colonial (española), se desarrollaron como respuesta
tanto de las necesidades colonialistas de las metrópolis europeas, como
a las de las exigencias propias de la expansión mercantil de entonces.
En el plano nacional, este fenómeno se manifestó con las mismas
características, pero en diferente escala: la producción local se orienta-
ba hacia las necesidades y exigencias de las ciudades señoriales (San-
tiago de los Caballeros de Guatemala, hoy llamada Antigua; Guate-
mala de la Asunción, hoy la capital de la república; Quezaltenango,
San Agustín Acasaguastlán, Amatitlán, y otras), y no hacia las necesi-
dades ingentes de las poblaciones locales, y, en este sentido, es válida
aquella observación hecha por Sta\'enhagen,(') cuando anota que el
régimen español en América, funcionó de hecho en dos niveles, ya que
las restricciones y prohibiciones económicas que España imponía a
sus colonias, se reflejaban de manera más aguda y severa en las relacio-
nes de la sociedad colonial con las comunidades colonizadas; de mane-
ra que los sistemas de control político que España ejerció sobre las co-
lonias, la sociedad colonial las impuso en las sociedades autóctonas;
ellas fueron para éstas, lo que España fue para la colonia: una metró-
poli colonial.
b) El cambio de (ítnetrópolii
-32-
Las bases ríe esta estructura económica de la sociedad colonial con-
tinuaron siendo las mismas bases de la estructura de la sociedad pos-
colonial; la estructura política, la dominación religiosa del catolicismo
en todos los campos de la cultura; las relaciones económicas de •*casi
servidumbre" habidas entre los terratenientes y los trabajadores agrí-
colas, incluso la maquinaria burocrática y aquellos elementos de una
sociedad hoy mal llamados de "infraestructura" (caminos, construc-
ciones, servicios, etc.), no sufrieron cambios substanciales con el paso
del régimen colonial (español), al régimen de la independencia republi-
cana.
*'A mitad del siglo 19, Europa (ya) no necesitaba (de la) grana pa-
ra teñir sus tejidos, sino nuevos alimentos para satisfacer un nivel de
vida superior, además buscaba un mercado para vender su maquina-
ria y sus productos transformados; como consecuencia de ello, Guate-
mala empezó a cultivar café y después banano, así como a importar fe-
rrocarriles, maquinaria portuaria y de energía eléctrica. De esa mane-
-33-^
ra se podía resumir ese nuevo pacto en la integración al mercado capi-
talista", (^)
Sin embargo, pese a tales esfuerzos, en Guatemala esto no fue lo-
grado sino hasta finales del siglo (a partir de 1870), cuando el país se
volcó al mercado internacional como consecuencia del triunfo liberal
que desde hacía más de un siglo buscaba la diversificación de cultivos,
la rehabilitación de algunas minas abandonadas o la apertura de o-
tras nuevas, tan necesarias a ellos para responder a la creciente
exigencia externa de materias primas y a las necesidades de un merca-
do interno en vías de moderada expansión
-34—
tro satisfactorio de mano de obra y la consolidación de un sistema ju-
rídico de la propiedad y, ambos procesos (que la "reforma liberal" a-
firmó), exigiendo de manera inmediata el control del Estado por
los nuevos grupos latifundistas para garantizar el derecho de pro-
piedad y para ensanchar la tierra susceptible de dominio y explota-
ción, proporcionaron el marco socioeconómico dentro del cual la re-
forma liberal triunfó, se desarrolló y, posteriormente, se estancó.
Este período de libre comercio V "reforma liberal" preparó, pues,
la irrupción posterior del imperialismo con sus nuevas formas de ma-
nejo de capital. La concentración de la tierra en pocas manos, (®) la
utilización de la tierra para plantaciones de productos de exportación,
la apertura de un intenso y amplio mercado de mano de obra agrícola
empleada en ellas, las inversiones de capital extrHnjero, y otros, fueron
algunos de los elementos que determinaron la política local tendente a
la satisfacción de la demanda metropolitana de materias primas y a
la instalación de una red de medios de comunicación pluvial y terrestre
que permitieran el desenvolvimiento de la economía regional para be-
neficio de la nueva metrópoli (inglesa, para estas fechas). Y de esta
manera, con la introducción e instauración definitiva de las nuevas for-
mas del inperialismo a través del control de la agricultura, posesión
de las más importantes instituciones económicas y poh'ticas, la estruc-
tura productiva de Guatemala se transformó para incorporarse difini-
tivamente al sistema imperialista mundial.
Este es el período del crecimiento y afianzamiento de los grandes
latifundios del Litoral del Pacífico y las Verapaces, de la apertura de
las líneas de ferrocarril y, posteriormente, de la instalación de puertos
y muelles propiedad de compañías extranjeras; es la época en la que
una sola compañía llega a ser la dueña de casi la mitad de la economía
del país, no solamente en tanto que productora de materias primas,
sino en cuanto entidad que controló y monopolizó el intercambio de
gran parte de los productos agrícolas. Por último, es la época de
nuestro endeudamiento por siglos a causa de la impr>sibilidad nacional
de sufragar los gastos que requería la instalación de servicios adecua-
dos y que el financiamiento extrajero permitió lograrlo.
El equilibrio político habido entre los grupos de nuevos latifundis-
tas y los comerciantes, modificó posteriormente este panorama gene-
ral como consecuencia de la estructura más repartida de la propiedad
agraria destinada al cultivo del café, ya producto básico del sistema
exportador, y permitió la consolidación de la hegemonía económica
del grupo comercial exportador, organizado más tarde en una asocia-
ción que recibió el significativo nombre ANACAFE (Asociación Nacio-
nal del Café), y Guatemala se convirtió en un país con una economía
monoproductora y monoexportadora agrícola y se vio sumida en el
largo letargo de más de setenta años de gobiernos dictatoriales. (*?)
( ) que, dicho sea de paso, "fueron las (tierras) que durante largos años había concen-
trado en sus manos el clero jesuíta (heredero dá los latifundios realengos de la colo-
nia), el que al ser expropiado y expulsado del país . dejó a merced de la voracidad
de los liberales reformistas grandes extensiones de tierra que fueron monopolizadas
por aquéllos que ahora pasan en la sociedad contemporánea como agricultores cafe-
taleros..." (Flores Alvarado, H., 1968, página 12)-
(°) Los más prolongados de ellos, fueron los gobiernos de Manuel Estrada Cabrera
(1898-1920) y de Jorge Ubico (1930-1944).
—35-
d) La re-forma burguesa de 1944-
Poco más de medio siglo después (hasta casi terminada la segunda
guerra mundial, en 1944), las contradicciones surgidas en el seno de la
burguesía, como consecuencia de su propio aunque lento desarrollo y
desenvolvimiento, hicieron que las fracciones que la integraban entra-
ran en pugna, y que el poder, hasta entonces controlado por los más
retrógrados de sus elementos, adquiriera una dimensión distinta en
tanto que fcictor de lucha y provocara el desplazamiento del sector a-
pegado a la tradicional explotación agrícola hacia el sector aquel que
buscaba nuevos mercados internacionales, una expansión industrial
más acelerada y los medios sociales para lograrla rápidamente, así co-
mo un sistema de relaciones sociales más acordes a esta política de ex-
pansión tan necesaria para el desenvolvimiento y desarrollo... de la
metrópoli ahora en turno: Estados Unidos de América.
Es pues, luego de finalizado el conflicto mundial y a consecuencia,
entre otras, del debilitamiento de los lazos económicos habidos entre
la metrópoli y las colonias que, con la participación de algunos grupos
urbanos y el apoyo popular producto del descontento acumulado du-
rante las dictaduras anteriores, se inició el movimiento renovador lla-
mado "revolución de octubre*'. Fue así como el país se encontró den-
tro de un camino de desarrollo económico que pretendió transformar
la economía y la estructura social del país sin alterar el fundamento
de sus viejos andamiajes sociales.
El impulso recibido por empréstitos destinados a las industrias
manufactureras, productoras de bienes de consumo antes importados,
situó a la burguesía frente al dilema que conllevaba, entre otras, estas
dos limitaciones:
a) por una parte, la "nueva industria"debía de partirdel hecho de
una situación social real según la cual los ingresos medios de la pobla-
ción no permitían a ésta el consumo de su producción, y
b) por otra parte, partir del otro hecho dado en la Svjciedad rela-
cionado con la demanda solvente existente.
Estos hechos, lógicamente se resolvieron inclinando la «nueva in-
dustria» a producir gran parte de artículos de consumo destinados a
los mercados de altos ingresos. (°) Fue pues, en estas condiciones, que
la burguesía de servidumbre, entonces de turno en el poder, concibió
las reformas sociales tendentes a lograr algunos cambios en las estruc-
turas sociales con el fin de aumentar la capacidad adquisitiva de la po-
blación campesino obrera del país, reformas sin las que el incremento
de su nueva política de desarrollo económico no podía seguir adelante.
En otras palabras: estas reformas buscaron el beneficio del sector ex-
tranjero asociado al capital nacional.
Sin embargo, mientras se manifestaban los resultados de la aplica-
ción de la nueva política, el cambio de la "política de industrializa-
ción" (es decir, el fomento de la industria de producción de bienes de
consumo), debió esperar (y todavía continúa esperando), momentos
-36—
más propicios (traducidos en posibilidades de mayor consumo), y no
produjo bienes prinifirios (es decir: bienes de producción), a consecuen-
cia de lo cual se vio en la necesidad de iiiiportarlos (y todavía continúa
importándolos), del exterior.
Este hecho cerró el círculo, de manera que en vez de importar equis
productos como antes se hacía, ahora le importaban otros a fin de
mantener y cí)ntinu ir el proceso de sustitución de las importaciones.
En otros términos, se sustituye) un tipo de importaciones por otro,
manteniendo, afirmando y fortaleciendo los lazos de unión y dependen-
cia con la "madre patria" metropolitana en turno: Estados Unidos de
América, a través de la aplicación de programas de inversiones de ca-
pitales extranjeros. "Tal actividad inversionista, que por otra parte
ha recibido de los gobiernos la más amplia y total entrega de los re-
cursos y potencialidades económicas del país por medio de la emisión
del Convenio de garantía sobre inversiones, originó el más importante
impulso para la consolidación de la gran masa proletaria del país en
fábricas, empresas de construcción, fincas rústicas, etc., estableciendo
nuevas relaciones económicas basadas en U explotación de la mano de
obra asalariada y acelerándose la transformación de los modos de pro-
ducción típicamente mercantilistas de la época colonial (española), en
aquéllos otros de tipo esencialmente capitalista" de la época neocolo-
nial contemporánea. (^)
-37—
Las contradicciones más importantes frente a las que se encontró
esta fracción de la burguesía, pueden resumirse así:
1) El mantenimiento de antiguas estructuras de relación agraria, ya
caducas, que hacía difícil la tecnificación de la explotación agríco-
la, manteniendo estas relaciones de producción en beneficio de los
terratenientes de la burguesía agraria. C^)
2) El aumento de los rendimientos obtenidos de algunas tierras labo-
radas, habido como consecuencia de la tímida introducción de al-
gunas innovaciones técnicas que, finalmente, condujo al rom-
pimiento de los lazos de dependencia económica de algunos sectores
campesinos tradicionalmente sumidos a la sujeción de los finqueros
cafetaleros (Ley de Arrendamiento forzoso: 1952).
3) La falta de una política definida de orientación y capacitación téc-
nica necesaria para el efectivo empleo productivo de una mano de
obra especializada.
4) Liberación progresiva de un sector de la fracción campesina que en-
contró, en la aplicación de las leyes de arrendamiento forzoso de
tierras ociosas, el vehículo que le permitió desprenderse de las dispo-
siciones de participar, obligada y coercitivamente, en las cosechas
de productos de plantación (forma, ésta, de un resabio de los mo-
dos de producción caducos de las relaciones de producción impe-
rantes durante el período colonial, español).
5) Expropiación de latifundios, no explotados agrícolamente, dados,
después, en parcelas insuficientes a los campesinos sin tierra, lo
cual representaba la posibilidad de liberación de éstos, y su poste-
rior participación directa en el mercado nacional y que, en térmi-
nos de los intereses de la burguesía, se traducían en el debilitamien-
to y el rompimiento de los lazos de hegemonía mantenidos du-
rante siglos.
6) La necesidad de inversión racionalizada de capital, con el objetivo
de diversificar la producción (agrícola e industrial), y aumentar la
productividad y los rendimientos a fin de difundir los productos
en mercados cada vez más amplios, condición esta, aparejada
con la necesidad de elevar el nivel de vida de amplios sectores de la
población para crearles la necesidad de compra y la capacidad de
pago necesarios para el consumo de sus productos.
7) Disyuntiva planteada entre la concepción de la libre empresa y e^
libre comercio que ofrece perspectivas de enriquecimiento rápido, y
el control de la producción, mercados y precios en tanto que facto-
res importantes en el alza del costo de la vida.
8) Distribución de la riqueza en condiciones más proporcionadas a las
necesidades de la población, cuya realización se traducía en la ele-
-38—
vación del nivel de vida de amplios sectores de la población y su
oportunidad de aoceso a nuevos y más amplios campos de la cul-
tura. Y
9) Mantenimiento de las formas de estructura existentes que soste-
nían relaciones de producción contradictorias con los medios so-
ciales de producción, más a^judizadas en el campo que en las ciuda-
des y que, en última instancia, permitían la centralización y el con-
trol del poder.
-39-
I
tercera década del siglo (depresión económica de 1929), hasta princi-
pios de la segunda mitad del siglo 20 (guerra de Corea).
A
partir de 1954, fecha de la intervención armada de los monopo-
liosnorteamericanos (principalmente la U.F.C.O.: United Fruit Com-
pany), que se sintieron directamente afectados por las medidas adop-
tadas por el nacionalismo burgués del movimiento iniciado en 1944, la
fracción financiero-industrial de la burguesía regional de la sociedad
guatemalteca, aliada, pero no subordinada, a la fracción de los terra-
tenientes latifundistas (burguesía agraria), surge como fuerza socia)
importante dentro de sociedad guatemalteca, como consecuencia
la
necesaria del proceso de desarrollo del modo de producción capitalista
y consolida su poder, económico-político, como resultado de la influen-
cia de los intereses de la política inversionista del gobierno de los Esta-
dos Unidos de América que, en el Convenio de garantía sobre inversio-
nes, encontró la posibilidad, más expedita, de vertir grandes capitales
dentro de la economía nacional.
Dicho convenio fue suscrito por los gobiernos de Guatemala y el de
los Estados Unidos de América, el 23 de marzo de 1955 con el objeto
de dar seguridades a los inversionistas estadounidenses en Guatemala,
conforme a lo establecido en la sección 413(b) (4) de la Ley de seguri-
dad mutua.... de los Estados Unidos de América (!).
Su aplicación impugnada por los miembros de
fue posteriormente
los sectores de la burguesía de servidumbre económica e ideológica,
por considerarse que el simple cambio de notas de cancillería no tiene
fuerza legal, ya que no fue sometido a la aprobación del Congreso de la
República (de Guatemala), ni ratificado por el Ejecutivo, pero, según
decreto número 1078, del 4 de marzo de 1960, fue validado y actual-
mente se encuentra "constitucionalmente" en vigencia.
Como consecuencia de ello, desde entonces hasta el 31 de diciembre
de 1967, las inversiones de capital estadounidense en Guatemala, as-
cendieron a 131.2 millones de dólares, de los cuales 31.1 (23.6%), se
canalizaron hacia la construcción, servicios, distribución de aguas, mi-
nas y canteras; 25 9 millones (19.7%), hacia empresas de transportes
y comunicaciones; 22.6 millones (17.1%), hacia las industrias de trans-
formación; 19.3 millones (14.7%). hacia las compañías petroleras que
perforan el territorio nacional mediante contratos suscritos con 19 em-
presas extranjeras (^), 2.3 millones (2.1%), hacia fábricas de artículos
minerales no metálicos, etc.
-40-
Por su parte, y a guisa de comparación, el capital "nacional" in-
vertido, durante el mismo período, fue de 34.3 millones de quetzales, es
decir, 26 3%, en comparación con las inversiones extranjera»! (•*)
Asi pues, desde el punto de vista de las relaciones económicas del neo-
colonialismo, esta fracción social de la burguesía, es aquélla que con
más propiedad puede reclamar, para sí, las características antes enun-
ciadas en relación a su posición frente al capital financiero internacio-
nal.
Se gestó, en número y poderío ya apreciable, durante el período de
desarrollo económico anterior, pero no fue sino hasta cuando el poder
político estuvo asegurado (después de 1954), que, (aldecir deCardozo,
refiriéndose a las "élites empresariales" de la América Latina) su "espí-
ritu de empresa fue puesto aprueba.... (yaque), la formación de un
sistema propio de control nacional sobre los sistemas bancarios, e in-
cluso el éxito o fracaso en la constitución de los bancos centrales o ban-
cos comerciales del estado.... son los indicadores de la fuerza de estos
grupos.. ..",(!«)
La fracción financiero-industrial déla burguesía regional de la socie-
dad guatemalteca es, pues, como consecuencia directa del desarrollo
del capitalismo inversionista internacional, un sector de reciente for.
mación, polarizado dentro de la estructura de la sociedad, en función
directa de sus intereses financieros de clase, como corolario necesario
de estos intereses y, actualmente, juntamente con la fracción agraria
(capitalista) de la burguesía, la más homogénea y poderosa fracción
de la clase burguesa.
Su consolidación económica ha sido debida, en gran parte, a los a-
portes monetarios del capital finaciero monopolista internacional, que
recibe a través de instituciones tales como el Banco Centroamericano
de Integración Económica (BCIE), el Banco Internacional de Recons-
trucción y fomento (BIRF), el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) y, sobre todo, a través del plan denominado de Alianza para el
Progreso que, en última instancia, no son sino instituciones financieras
que drenan, hacia los Estados Unidos de América, los recursos nacio-
nales.
Por sus relaciones de dependecia con los intereses de la burguesía in-
ternacional, la fracción financiero-industrial (de la burguesía regional
de la sociedad guatemalteca), es, como se apuntó en páginas anterio-
res, la ejecutora regional de los planes de inversión y desarrollo econó-
mico de los consorcios extranjeros que se sirven de ella para la expan-
sión y consolidación del mercado de sus productos, siendo la verdade-
ra realidad de su situación "la de ser el mecanismo de expresión regio-
nal del neo-colonialismo internacional con el que está estrechamente
vinculada y comprometida, o bien un apéndice y una de las múltiples
partes del engranaje de la burguesía internacional que, en las socieda-
des burguesas contemporáneas, cumplen la labor de intervención direc-
—41—
i
ta en los asuntosinternos de los países llamados subdesarrollados". (^')
(12\
; Bauer Páiz. A.: La intervención extranjera en la Universidad. Guatemala, 1968,
páginas 27 y 58. Subrayados míos (HFA).
-42-
cionales monopolistas, (^^) así como en las instituciones financieras de
tipo banca rio, comercial o inmobiliario, y en la agricultura destinada
al cultivo de productos de exportación, tales como el algodón, la caña
de azíicar, las fibras textiles, el kenaf y, en gran escala, el ganado de
engorde. En 1967, por ejemplo, el valor de las exportaciones de carne
hacia los Estados Unidos de América (99% hacia la metrópoli y 1%
hacia el "territorio libre asociado" de P^uerto Rico), alcanzó la suma
de Q 7,884,000, por la exportación de 18 millones de libras de carne.
Por otra parte, el valor de las exportaciones, hacia los Estados Uni-
dos de América, solamente, fue de Q 56 millones en 1967. (")
Sus vinculaciones con miembros de la burguesía agraria, de tipo fa-
miliar resultado de alianzas matrimoniales, o de relaciones de tipo eco-
nómico habidas como consecuencia de sus mutuos intereses de clase,
han hecho de estas dos fracciones de la burguesía regional de la socie-
dad guatemalteca, un grupo homogéneo que, con miras en el control del
Estado, fomenta y mantiene, financiándolas, instituciones de tipo polí-
tico, o '"íien participando directamente en la instigación de golpes de
estado, constitución de gobiernos, etc. Sin embargo, tal como se apun-
tó anteriormente, la misma dialéctica de su desenvolvimiento y desa-
rrollo como clase social diferenciada, hace que estas dos fracciones de
la burguesía entren en pugna (política, económica e, incluso, militar),
ya que los miembros de la burguesía agraria (capitalista y mercantil),
no siempre están de acuerdo con las innovaciones que promueve la
fracción financiero-industrial, que se ve impelida a propiciarles por su
conocimiento de las necesidades del mismo proceso dedesarrollo econó-
mico que fomenta, por lo que se dice: "sector progresista" de la so-
ciedad.
El financiamiento de nueva^ fuentes de producción, auspiciadas no
tanto por establecer nuevas fuentes de trabajo, sino por la posesión de
nuevos manantiales más abundantes de riquezas, y que bandado lu-
gar al aparecimiento de nuevas fuerzas económicas, obligan a la bur-
guesía financiero-industrial a fomentar, con mucho temor, reformas
de tipo social y económico, reformas que, como su designación lo sugie-
re: son solo re-formas, que de ningún modo pueden significar cambios
cualitativos dentro de la estructura de las relaciones de clase de la so-
ciedad pero que, a los ojos de la burguesía agraria surgen con aparien-
cias de terribles modificaciones precursoras de graves cambios sociales.
o-o-o
La burguesía
regional de la sociedad guatemalteca es, pues, pro-
ducto de esta compleja relación colonial conservada hasta nuestros
días bajo diferentes matices, y si en más de una oportunidad se ha he-
-43—
I
cho referencia a distintas fracciones de la clase burguesa, su identifica-
ción como fracciones de una misma clase social se hace en función de
especiales característicns de cada una de ellas; pero en realidad, dada
la interrelación estrecha habida de los mismos intereses, las mismas
actitudes, las mismas posiciones, actúan y funcionan como una sola
clase social, algunas veces convulsionada por luchas internas de tipo
clasista.
-44—
La burguesía, uno de los grupos sociales colindantes de esta clase
"conceptual", efectivamente sí decrece. Este hecho no se oculta y en
ello no hay falacia, o más bien, trata de diluírselo arguyendo la su-
puesta disminución del otro grupo colindante, y allí si hay falacia.
-45-
rior", (*) ciudadanos con actividades de tipo casi intelectual e, incluso,
elclero segundón y la oficialidad alta y baja del ejército que no hacen
ni lo uno ni lo otro.
Por otra parte, la •'clase inedia" es un grupo social que, elaborado
en los gabinetes de trabajo, se determina en función de los ingresos que
tiene, y siendo así, entonces la "clase media" no es más que una distri-
bución matemática de frecuencias estadísticas comprendidas entre de-
terminados intervalos de clase. Será, en todo caso, una agrupación
de individuos con determinadas características; será el índice de un
campo posible de inversión y mercadeo, útil para los empresarios e in-
dustriales interesados en la introducción de determinados artículos de
consumo muchas veces suntuarios; será el sector de la población (y un
buen sector de ella), remora del progreso y lamprea de los presupues-
tos nacionales, pero nunca una "clase", sea media o nó. Y esto es así
porque una clase social, como se anotó anteriormente, no se define por
estos u otros índices, sino por las relaciones sociales de producción que
se establecen en una formación social históricamente determinada, se-
gún la distribución de los medios de producción.
El término de "clase media" es, pues, solamente un eufemismo em-
pleado en sustitución del concepto de clase dominante, ya que, cuan-
do se hace referencia al papel jugado por los empresarios financieros»
los industriales, y otros, en el desarrollo económico de nuestros países
(equívocamente llamados subdesarrollados), se hace referencia a una
clase dominante que está en el poder, en la cúspide de la pirámide ec(j-
nómica, social y política, y que toma, en su conjunto, las decisiones
que conciernen a la política económica (**). En este caso, la clase so-
cial de la que se habla no es de ninguna manera "media". Lo que pasa
es que los autores no quieren llamarla por su nombre propio (de pila),
por razones de índole ideológica, siendo el nombre que más señala, ubi-
ca y describe las características fundamentales de este grupo de indivi-
duos a los que se hace miembros de la supuesta "clase media", el de bur-
guesía de servidumbre.
Por esto se rechaza aquí el uso de este término.
b) La burguesía *pequeña^
En relación al otro concepto antes enunciado, el de '^pequeña bur-
guesía^^ no se acepta por otras razones.
Una de de pequeña burguesía no se ajusta a
ellas es que el término
la realidad guatemalteca. En otros países, so-
de la estructura social
bre todo en aquéllos altamente industrializados y más aún en los paí-
ses imperialistas, la existencia de una poderosa oligarquía burguesa
que controla cada vez más en forma monopolizadora la vida económica
del país, supone, así mismo, la presencia de otro grupo, burgués igual-
mente, poderoso también aunque no en el grado y con la influencia que
( ) Véase: Stavenhagen, R.: Sept théses Brronnées sur l'Amérique latine. Partisans,
N** 26-27. France, 1966.
-46-
elanterior, pequeño en relación al poderío de la burguesía monopoliza-
dora, pero cor. el suficiente y, además, con influenciít política capaz de
hacer de el un grupo social importante. En este sentido, este **pef4ue-
ño" sector de la burguesía, sin alcances internacionales ni monopoli-
zantes, mantiene posiciones de verdadera oligarquía económico políti-
co-social.
En Guatemala, así como en muchos otros países del llamado tercer
mundo posición intermedia que supone la existencia de esta bur-
(?), la
guesía "pequeña", no se da, ni puede darse. En nuestra sociedad, exis-
te un gran sector, demográñcamente más numeroso cada vez (el prole-
tariado) y oíro eco/7í5/w/ca727e/2íe más poderoso y demográficamente
cada vez más reducido (la burguesía), y no puede darse un sector inter-
medio, como no sea únicamente dentro de la distribución de una elabo-
ración estadística, con lo que se correría el riesgo de caer en el uso del
término anteriormente analizado. En nuestra sociedad, los medios de
producción se acumulan cada vez en menor número de personas o gru-
pos familiares, y una población mayoritaria deviene cada vez más y
más a situaciones de expropiación real y jurídica de ellos, quedando re-
ducidos a la única posibilidad de sobrevivir ofreciendo su fuerza de tra-
bajo como mano de obra asalariada utilizada en la producción directa
de bienes sociales, o bien, en una variedad de ésta, dedicándose a la rea-
lización de actividades de tipo administrativo, ajenas a las labores ma-
nuales que supone la pruducción directa.
En tal sentido, la existencia de una pequeña burguesía no es más
que la utilización de un concepto que, si bien es válido en relación a la
estructura de otras sociedades, no lo es en relación a la de los llamados
países subdesarrollados.
Es evidente, por otra parte, que la existencia de estos dos polos
diamettalmente opuestos (la burguesía decreciente y cada vez más po-
derosa y el proletariado creciente y cada vez más empobrecido y arrui-
nado), permite ubicar, entre ambos, una escala, gradual, de la acumu-
lación de la riqueza ya que es evidente que unos tienen más y otros tie-
nen menos, pero en sentido estrictamente sociológico y a la luz del aná-
lisis dialéctico de la sociedad guatemalteca, tales "graduaciones" se
presentan sin solución de continuidad. La acumulación de los medios
de producción en manos de la burguesía y el empobrecimiento del pro-
letario, así como aquéllos otros factores propios del desarrollo contem-
poráneo del capitalismo, impiden, o más categóricamente: inhiben, el
surgimiento de sectores de "pequeños propietarios" de medios de pro-
ducción que ejerzan un control efectivo, realmente decisivo dentro del
proceso del desarrolle social, y que, en determinado momento, puedan
ser considerados como una fuerza social determinante.
En este sentido, la pequeña burguesía no cabe como concepto y por
esto se rechaza aquí el uso de ese término, aunque, si ha de darse la si-
tuación de una escogencia, este será menos incorrecto que el de **clase
media".
a) Su identificación estructural.
-47-
neay, por consecuencia, su caracterización en tanto que grupo social
podrá escapar a generalizaciones teóricas, pero bien podrá ubicársela
si se tiene presente
-48-
En tal sentido, puede señalarse la existencia de dos categorías so-
ciales:
-49-
sonalmente, siendo, algunos de los orígenes de estos capitales, el inte-
rés acumulado de préstamos financieros usurarios (tasas a veces de
20% mensual!), sinecuras administrativas o prestación de servicios
profesionales (al Estado o a empresas particulares, principalmente ex-
tranjeras), golpes de fortuna o fruto de paciente labor ahorrativa rea-
lizada con el fin de poseer, después de largos años de privaciones volun-
tarias, el mínimo capital que les asegure algunas comodidades en su
vejez.
Burguesía cuya labor de intermediaria entre el productor y el con-
sumidor, entre el productor y el exportador mayorista, le permite a-
dueñarse de parte de la plusvalía creada por los trabajadores directos;
burguesía con control sobre la manufactura, y el pequeño comercio de
las principales ciudades del país y dueña del de la capital; burguesía
por cuyas actividades en el campo de la educación y la enseñanza re-
presenta el instrumento empleado para la divulgación de la ideología
dominante del neo— colonialismo; fracción de la clase burguesa que
presta sus servicios en la administración, dirección, gerencia, asesoría o
mediación profesional dada a los miembros de las otras fracciones de
la burguesía de las que aspira a formar parte (sin ser admitida pese a
poseer, a veces, fuertes capitales) y con las que mantiene estrechas re-
laciones de dependencia económica.
Burguesía con "mando y poder político" tenido como otra más de
las concesiones otorgadas por las fracciones burguesas agraria y finan-
ciero-industrial, a las que, en este sentido, sirve como su instrumento
de opresión por medio de la constitución de grupos policiales o por me-
dio de sus cuadros profesionales al servicio de la administración es-
tatal.
En tal sentido, esta fracción burguesa es el sector que, al asumir
posiciones de dominancia sobre los miembros de la clase proletaria, no
hace sino reflejar, proyectar la dominación de la que ella, a su vez, es
objeto, así como la inseguridad en que se siente y se sabe en relación a
los miembros de la burguesía a la que presta sus servicios incondicio-
nales.
Grupo social sin gran solidez en su conciencia de clase. Sus vagos
principios de conciencia social los llevan a aspirar a formar parte de la
burguesía financiero— industrial o de la burguesía agraria, de las que se
sabe menospreciado, pero por otro lado, en muchos de sus miembros
BC manifiesta la total ausencia de principios de conciencia, rechazando
tanto los de la burguesía a la que sirven como los de los proletarios a
los que desprecian, constituyendo un sector compuesto **en su mayoría
por ciudadanos socialmente amargados, sicológicamente frustrados,
proclives al aventurerismo político y social, faltos de escrúpulos y aten-
tos al surgimiento de cualquier coyuntura crítica que les permita mejo-
rar su posición exclusivamente personal La burguesía agraria y la
financiero-industrial, que no se entienden directa ni personalmente de
los pormenores meramente mecánicos de los procesos administrativos
de loimación y mantenimiento de partidos políticos (lo que, por otra
parte, les permite a ellos decir y afirmar que están alejados de la polí-
tica partidista), pero sí en la formación y control de instituciones cor-
porativas, asociaciones gremiales, etc., delegan estas funciones ama-
nuences en los miembros de la burguesía de servidumbre que, con tales
"encargos", con tales "atribuciones", cumple a cabalidad su cometido
-50-
y se hace acreedora de su caliñcación". (")
h) La ideología dominante
Desde el punto de vista miembros que la constituyen, es-
del tipo de
ta categoría social (ideológica), de la burguesía de servidumbre, com-
prende a los profesionales de la enseñanza (universitaria, secunda-
ria y primaria), a los miembros del clero, a los gerentes délas empre-
as industriales, educativas, financieras, particulares o estatales, a los
propietarios de medios de divulgación y propaganda, es decir, a aqué-
llos individuos que, dentro del proceso de la formación y el desarrollo
cultural, desempeñan actividades tendentes a la divulgación y consoli-
dación de los principios ideológicos de la clase dominante. Es entre es-
tos elementos (muchos de ellos con preparación académica sólida y es-
pecializada), que la burguesía regional de la sociedad guatemalteca y
la burguesía internacional a través de ella, encuentran la vía de difu
sión de su ideología, la enseñanza y práctica de sus valores morales y la
íundamentación "científica" de sus actitudes y posiciones de dominio
y explotación.
La defensa de los principios de la ideología burguesa, en tanto que
ideología dominante, es la actividad principal desempeñada por ellos y
es en este sentido como se les ubica empeñados en enseñar las concep-
ciones del mundo de su clase. Su labor, traducida en la praxis social
como relaciones de dominación y sometimiento intelectual con respec-
to a las demás categorías y clases de la sociedad, puede medirse por el
grado de penetración que. en la conciencia colectiva, han tenido y tie-
nen aun, las teorías importadas que, a diferente nivel y en distintas é-
pocas, han explicado las manifestaciones tanto de tipo estructural de
la sociedad guatemalteca en cuanto a los intereses de clase, tanto de
tipo económico en cuanto a la divulgación de las teorías del liberalis-
mo (otrora) y del imperialismo (ahora), así como de aquellas teorías
sociológicas que buscan la explicación de los conflictos sociales y de la
estructura social a través de formulaciones idealistas, ajenas a la rea-
lidad local e importadas de los Estados Unidos de América o de Euro-
pa, y basadas en los principios de la ideología dominante de la clase
burguesa.
Si antes se ha dicho que el imperialismo colonialista ha encontrado
diversas formas de penetración a fin de obtener una dominación más
efectiva, C^) la burguesía de servidumbre ideológica es el instrumento
regional del cual se sirven para lograrlo.
Es así como puede observarse que, entre los principios ideológicos
déla clase dominante, privan las concepciones sobre una "sociedad
no-nacional" cuyos elementos que la integran "carecen de conceptos
sobre la unidad nacional del país"; de una "economía bipolar" según
la cual en el territorio guatemalteco coexisten dos modos de produc-
ción, uno de ellos "arcaico", "primitivo", "feudal", que se mueve den-
tro de los marcos de una economía natural (?) y que por tal impide el
desarrollo y el desenvolvimiento del otro, "moderno", "industrializa-
-52-
sidad del Valle de Guatemala (pTo-imperialÍ8ta y .herjísonianyi) •'dirigi-
da nada menos que por prominentes dirigentes de una empresa inter-
nacionalmente poderosísima como es la Pan American World Air
Ways, (la) Aseguradora Suizo-Norteamericana, la Comercial Asegura-
dora Sociedad Anónima (CASA).... Almyr L. Bump quien duranteaños
fue el gerente de la Compañía Agrícola de Guatemala, o sea la división
del Pacífico de la United Fruit Company monopolios (como) la
Electric Bond &
Share," (^^), así como la Universidad Mariano Gálvez
(de orientación hegeliana), no son más que el resultado "de las necesi-
dades de la burguesía de crear sus propios centros exclusivos de forma-
ción de profesionales a su entero servicio e incondicional apoyo y de-
fensa. "(i»)
La Universidad de San Carlos, única institución de educación supe-
rior que se sostiene con fondos públicos (2.5% del presupuesto de la
nación, según lo establece la Constitución de la República), no escapa
tampoco a las características de organismo docente de la burguesía de
servidumbre ideológica, pese a que ella ha sido, y continúa siéndolo,
uno de los centros en los que se forjan algunos elementos profesionales
que en ocasiones asumen posiciones reformistas, pero aún así, se ve so-
metida a presiones disimuladas en préstamos provenientes, por ejem-
plo, de la Fundación Ford, las universidades norteamericanas de Kan-
sas. Florida y Chicago, la Agencia del Desarrollo Internacional (AID),
el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y otras. (*^)
c) El colonialismo cultural
La burguesía de servidumbre ideológica es el sector de la sociedad
que más marcadamente manifiesta los efectos de esta imposición de la
ideología dominante cuyo resultado es la existencia de un "colonialis-
mo cultural".
Esta fase de la dominación extranjera en los países neo-coloniza-
dos, ha sido, y es aún, la dominación de la que es más difícil independi-
zarse. La ocupación, y posteriormente la dominacióny la colonización
militar de los pueblos sometidos a las formas contemporáneas del neo-
coloniaje del imperialismo, no es más que, en última instancia, un he-
cho material consumado, una vivencia candente, una experiencia ac-
tual que los pueblos colonizados padecen y, en última instancia tam-
bién, cuando las condiciones de la dominación se tornan irreconcilia-
bles y las contradicciones en las que entra el imperialismo colonizador
frente a los movimientos de independencia de los pueblos sometidos
llega a su momento de crisis, la dominación militar se sacude a través
de formas violentas de lucha que exigen, las más de las veces, un precio
muy alto.
Guatemala no es excepción dentro de este cuadro general, y las ge-
neraciones de hoy en día están entregadas a esta tarea de independen-
cia económica y social que tiende a cambiar la estructura de la socie-
dad (colonial), contemporánea.
(^^) Bauer Páiz, A., 1968, página 45. Paréntesis míos (HFA).
(^*^) Flores Alvarado, H., 1968, página 125.
—53-
?
-54-
El resultado de esta labor de indoctrinación es tal, que, con frecuen-
cia, la sutilezade la dominación colonizadora lle^a a lograr que los
colonizados se vean a sí mismos, como ellos, los colonizadores, quisie-
ron que los colonizados se vieran. Y a fuerza de repetir conceptos es-
tandarizados y patentados, que en el plano intelectual buscan la justi-
ficación de los hechos materiales que representa lo ocupación militar
del territorio y la sujeción de la vida económico-social del país, los co-
lonizadores logran no solamente dominarmaterialmente a los pueblos,
sino también logran que los intelectuales de los pueblos colonizados se
vean así mismos en la imagen deformada que el colonialismo metropo-
litano forjó de ellos. La burguesía de servidumbre ideológica cumple
con esta labor, y sus intelectuales resultan pues, doblemente coloniza-
dos: en el plano material por la dependencia económica, y en el plano
intelectual por su conformismo de criterio.
Fenómeno muy común.
Táctica necesaria e imprescindible dentro de la estrategia de domi-
nación de las potencias colonizadoras.
La sociología, fuerza de decirlo y confesarlo, así como la mayor
parte de las ciencias sociales, nacieron, en este aspecto, de esta necesi-
dad de colonizar culturalmente la mentalidad de los hombres ya colo-
nizados materialmente. Y fue así como en los primeros estudios so-
ciológicos y las primeras monografías antropológicas buscaron la fór-
mula de justificación intelectual de la dominación que los países euro-
peos ya ejercían en el mundo de sus actividades comerciales, políticas y
militares. En la época contemporánea las ciencias sociales juegan el
papel que en la época del predominio de las relaciones feudales, le tocó
jugar a la filosofía y a la religión respecto al modo de producción pre-
dominante durante la llamada edad media. Los primeros estudios so-
ciológicos buscaron, pues, la forma de explicarse a los pueblos no tanto
por lo que ellos mismos eran en sí, sino por lo que los hombres de cien-
cia colonialistas querían que fueran. Y el fruto de estos primeros en-
sayos, sobre todo de ésos de tipo descriptivo, monográfico, que elabo-
ran esquemas rígidos, patrones deformados y teorías confusas, es de-
cir, el fruto de esa constante labor realizada dentro del campo de las
ciencias sociales al servicio de los intereses económicos, políticos y
militares del imperialismo, es la formulación de esquemas, teorías y
sistemas que tratan de explicar y justificar la dominación colonial a la
que de hecho está sometido casi el tercio de la población mundial. (^)
Las nuevas corrientes contemporáneas manifestadas dentro de las
ciencias sociales, sobre todo aquéllas que son la respuesta dada a las
formulaciones de los intereses del imperialismo, tienden a romper esa
función de servidumbre que les impuso la burguesía. La labor es ar-
dua porque muchas veces exige destruir implacablemente gran parte o
la totalidad de sus mismas bases, no tanto porque ellas, las ciencias
sociales, como instrumento de conocimiento de las sociedades, no sean
útiles, sino porque las ciencias sociales se han utilizado como instru-
mentos de conocimiento para la dominación y el coloniaje, en la misma
forma como, en plano diferente, se utilizan las armas de diversa
—55-
índole. Las
ciencias sociales deben, pues, ser sometidas a examen, en
tanto que instrumentó de la dominación que ellas representan.
el
-56-
Aquellos "valores nacionalcsi", aquello^ intentos por "forjar una
conciencia nacional", no son más que el ropaje con el que se encubre la
dominación de clase existente. En sentido estricto son los intereses
burgueses (colonialistas), los que se imponen sobre los intereses de la
clase proletaria (colonizada). Bl "interés nacional" no existe más que,
quizás, como concepto sociológico, como otra entelequia más elabo-
rada por la clase dominante para no darle el nombre exacto de rela-
ciones de clase, de intereses de clase, a ese esfuerzo por crear **un interés
nacional".
Por otra parte, la labor intelectual ejercida por el colonizador no
se refiere únicamente a la "destrucción". En aquellas sociedades como
la nuestra (Guatemala), en las que los conquistadores europeos, o pa-
ra ser más exactos: en las que la burguesía conquistadora europea en-
contró los gérmenes de la descomposición de modos de producción pre-
capitalistas, la labor que consistió en mantener y fomentar (no en des-
truir), aquellas instituciones de dominación de clase que empezaban a
perfilarse dominantes, y a emplearlas como instrumentos de domina-
ción. Tales, por ejemplo, las organizaciones de Ancianos, cuya versión
durante la colonia (española), fue la institución de "los principales"
(institución que aún ahora existe pero con menos influencia, o con nin-
guna), o la de las cofradías. En estos casos, y podrían citarse más,
no solamente no se destruyó, sino más bien se fomentó su desarrollo,
orientándolo, desde luego, hacia el servicio de los intereses de clase del
colonizador (la burguesía), quien encontró, en estas instituciones, el
instrumento '*ad hoc'^ para lograr la colonización (dominación y ex-
plotación) el pueblo conquistado.
Así pues, los llamados "valores nacionales", en realidad no son
más que los "valores" (en sentido estricto: los intereses), de la clase
dominante (la burguesía), que busca su implantación en toda la socie-
dad, hasta el punto de que todas las clases de ella los acepten como su-
yos propios. Fenómeno muy lógico: la ideología dominante en una
sociedad, es la ideología de la clase dominante que trata de implantar-
la sobre todos los sectores de la sociedad, de manera que "sus intereses
de clase" (que ella hace aparecer como "intereses nacionales"), sean
válidos para toda la sociedad. Lo "genuinamente nacional", lo "ge-
nuinamcnte guatemalteco" es, pues, lo "genuino" de los intereses de
clase de la burguesía que pretende hacerlos valer para toda la sociedad.
Los intereses del proletariado son otros. Son distintos. Son dife-
rentes. Es más, son opuestos a los de la burguesía, y por ello no es de
extrañarse su poco "interés" en los llamados "intereses nacionales"
(de la burguesía).
¿Qué significa para el proletariado, por ejemplo, el día de la inde-
pendencia: 15 de septiembre? Nada. Nada, pues la colonia, para él, no
es un hecho de la historia, un hecho pasado, sino una realidad del pre-
sente.
(**) En este sentido... ¿Porqué no los dos "tercios" del mundo y no el "tercer" mundo.. ?
(*») Aniversario de una protesta general en la que participaron los miembros del magisterio
de la capital (25 de junio de 1944), pocos días antes de la caída del gobierno de Jorge
Ubico, quien gobernaba desde febrero de 1930-
-58-
o
o- o-
Así pues, aquel proceso de anulación de intereses de clase de la cla-
se dominada, llevada a cabo tan minuciosamente por la ciencias socia-
les del colonizador con la intención de suplantarlos por sus propios
intereses de clase dominante, se lleva a cabo más fácilmente entre los
miembros de la burguesía de servidumbre ideológica que entre los de-
más miembros de la sociedad. No quiere decir esto que la acción de in-
doctrinación colonialista no se dirija con el mismo interés hacia los de-
más sectores de la sociedad, sino que estos sectores, generalmente son
sometidos a la dominación por medio de una táctica diferente, con
frecuencia la extenuación física en tanto que fuentes proveedoras de la
fuerza de trabajo, en tanto que población dedicada a la producción di-
recta. Y esto es lógico, corriente, puesto que, dentro de una sociedad
colonizada, dentro de una sociedad dominada por el neo-colonialismo
imperialista contemporáneo, los esfuerzos de colonización se concen-
tran con mayor énfasis en aquellos sectores de la sociedad que puedan
serles más útiles desde el punto de vista de su dominación.
(°) 20 de octubre, aniversario del movimiento burgués que contó con el apoyo popular pa-
ra destituir a la Junta de Gobieroo que. a la caída del gobierno de Jorge Ubico, estuvo
en el poder hasta octubre de 1944 El 2 de julio es el aniversario de la entrada, en
la capital de la república, de las huestes del ejército mercenario de Carlos Castillo Ar-
mas quién, con la ayuda ñnanciera y política de los Estados Unidos de América, "de-
rrocó" al gobierno de Jacobo Arbenz, en 1954.
—59-
t
que tal como el colonizador se las hizo ver: sus intereses no son masque
"los intereses" del colonizador y sus formas de vida y su concepción
del mundo no son otras que aquéllas que son impartidas por el coloni-
zador, y esto, generalmente el colonizador lo logra fácilmente como
resultado de un vasto programa que abarca no solo el control de la
enseñanza en todos los niveles, sino a la vez con la preparación de cua-
dros escogidos que van a "especializarse" a la metrópoli.
Por ello, cuando se habla de destruir, se hace referencia a la des
trucción de ese andamiaje levantado ficticiamente por sobre encima de
los intereses de clase de la clase dominada, y cuando se habla de re-
construir, o de construir, se hace referencia a la labor de volver a empe-
zar deste el punto de partida en el que quedó la sociedad cuando se vio
sometida a la colonización extranjera y al punto en el que quedaron
los intereses de los dominados cuando se vieron sometidos a la coloni-
zación de la burguesía regional.
En Guatemala, el imperialismo neo-colonialista lo ha logrado a
través de la labor realizada por sus enviados especiales ("técnicos").
Logró colonizar la mente de la llamada "intelectualidad nacional", es
decir, la mentalidad de los miembros de la burguesía de servidumbre
(sea ésta económica, política o ideológica, pero más ésta que aquéllas),
que, dueños de los medios de enseñanza y difusión, imparten en el país
los principios de la ciencia empleada por el dominador colonialista pa-
ra explicar sus actuaciones de dominación y explotación. El pueblo,
que también ha sido sometido por vías indirectas a esta intensa labor
de coloniaje cultural, ha recibido esta enseñanza, pero, canalizando su
oposición a esta situación de sometido, se ha refugiado y fortificado en
la práctica de posiciones de resistencia muchas veces pasiva, pero tam-
bién, otras veces violenta, y por ello siente menos esta influencia inte-
lectual. Además, su condición de analfabeto, su bajo nivel de vida, su
escaso poder adquisitivo, y otros factores, han contribuido a que a-
quella labor de colonización cultural no se haya enfocado específica-
mente a el, padeciendo más bien el peso del colonialismo material que
los efectos del colonialismo intelectual.
En el caso de los intelectuales de la burguesía de servidumbre ideo-
lógica la labor de coloniaje es más rápida, más fácil y más fecunda
puesto que sus miembros, faltos de una solidez conceptual, están pron-
tos a aceptarlos, y cuando anteriormente se habló de burguesía sin
principios, colonizada, sometida, la burguesía de servidumbre ideoló-
gica se ajusta a esta caracterización.
Como encargados de la impartición de una ideología de clase que
es la ideología dominante, esta categoría social desempeña labores de
indoctrinación religiosa a través del clero cristiano, (^^) labores de en-
(21 ^ •
—60—
o
c-c—
1. Los proletarios,
a) Generalidades,
La clase proletaria tiene como denominadores comunes para la
amplia gama de individuos que la componen, la oferta que sus miem-
bros hacen de su fuerza de trabajo en el mercado y el salario devenga-
do por ella, cómo única, o principal, fuente de sus ingresos.
Las diversas maneras cómo, una vez comprada por los capitalis-
tas, esa fuerza de trabajo es utilizada en el proceso de la producción,
así como los distintos sectores de ésta, hacia donde se canaliza el tra-
bajo, aunque significan una maniera distinta de la manifestación de las
relaciones sociales de producción establecidas, no son determinantes
para su identificación.
Que el sector proletario trabaje en las fábricas situadas en los cen-
tros urbanos, o en los talleres de producción artesanal textil, no los di-
ferencia más que en formas de grado, pues en más de una oportunidad
aquéllos que trabajan en una fábrica durante un período de tiempo,
trabajan el resto en un taller artesano. Que trabajen en las oficinas
burocráticas como empleados administrativos o en los centros agríco-
las de explotación intensiva, lo uno y lo otro no importa tanto como
su relación de dependencia obrero/patronal establecida, o bien la con-
ciencia, a veces vaga, otras veces clara y firme, de saberse miembros de
una determinada clase social, o de saberse privados de las posibilida-
des a las que tendrían opción si mantuvieran otro tipo de relaciones
sociales dentro del proceso déla producción. Las oportunidades de
trabajo y educación a las que debieran tener acceso, de no estar suje-
tos a situaciones de dominación y explotación, y que se presentan dis-
frazadas de "libre contratación", ayudan a caracterizarlos más que o-
tros factores pues, aunque la mayoría de ellos es analfabeta, saben, o
intuyen que cuando existen diferencias sociales de clase, la igualdad
ante la ley es una abstracción que en la realidad se traduce en una de-
sigualdad de hecho.
El Obrero-industrial de las fábricas textiles; el Obrero- agrícola de las
empresas agrícolas capitalistas, trashumante de las plantaciones a las
haciendas, o bien los Profesionales— independientes que trabajan en las
diferentes ramas de la actividad productiva; todos ellos, como miem-
bros de una clase proletaria que existe, de hecho, dentro de horizontes
de explotación, son producto de las relaciones de producción existentes
en el campo o en la ciudad, en la finca o en la fábrica.
La burguesía, a través de relaciones de producción e intereses eco-
nómicos de clase, leyes y disposiciones, poder y dominio, etc., impone
las condiciones de trabajo, el monto de los salarios h devengar, los ho-
rarios a cumplir en el trabajo, las condiciones de aceptación y despido,
etc., de manera que, no empece su grado de preparación técnica o su
nivel económico, el trabajo que desempeña el proletario, lo realiza no
tanto como el libre ejercicio de una decisión en la que existan márgenes
de opción, sino como la única alternativa existente.
—63-
Si se tomaran en consideración
los discímiles*elementos que la com-
ponen y expresión "material" de las relaciones sociales establecidas,
la
la clase proletaria se nos mostraría muy heterogénea. Sin embargo, tal
heterogeneidad se borrará del panorama teniendo presente que esta
clase es ti amplio sector de los que cuentan con la fuerza de trabajo co-
mo principal fuente de recursos.
Si quiere verse *'heterogeneidad" en su composición como grupo
social, las diferencias que surgen no son aquéllas que se manifiestan co-
mo características étnicas, ni como hábitos culturales; íii tampoco a-
quéllas señaladas en relación a la carfi eterización de su indumentaria,
como lo han señalado varios autores, (^) o por el tipo de vivienda que
ocupen, alquilada o en propiedad.
Tal "heterogeneidad" podrá medirse, en última instancia, por el
grado de desarrollo alcanzado al nivel de las fuerzas productivas, es
decir,por el nivel de conocimientos técnicos aplicados en la producción.
La praxis social vinculada a la producción directa, o bien la prepara-
ción alcanzada a niveles tecnológicos superiores, de los que, los instru-
mentos y utensilios empleados (para su uso personal o para su traba-
jo asalariado), son su expresión material; las diferencias de salarios
devengados o las desigualdades de sus ingresos, así como las modali-
dades del nivel de vida, los niveles de preparación educativa, y otras
características, no son más que los signos externos de tal heterogenei-
dad.
Sin embargo, a niveles supraestructurales, los miembros de la clase
proletaria manifiestan una uniformidad común más íntima, y por ello
menos visible, que los ata a todos con el mismo lazo de dominación,
bajo la misma escala de niveles, dentro del mismo horizonte de relacio-
nes sociales de producción existentes dentro del medio social dentro del
que se mueven, y cuyo rasador uniforme los mantiene explotados bajo
las mismas relaciones de dependencia económica, la misma sujeción po-
lítica, la misma discriminación de clase.
Las fuentes de trabajo, sean éstas tanto las modernas empresas fa-
brilesubicadas en la capital de la república, o las empresas agrícolas
(capitalistas algodoneras del Litoral del Pacífico, o mercantilistas cafe-
taleras del Declive del Pacífico), como los rudimentarios talleres ubica-
dos principalmente en las cabeceras municipales (Totonicapán, Cantel,
San Carlos Sija, Camotán, San Juan Chamelco, etc.), dedicados a la
producción artesanal; lo mismo las oficinas burocráticas del Estado o
privadas, o las trastiendas y mostradores de los establecimientos co-
merciales, como las canteras (aldea Xeabaj, municipio de Santa Apo-
lonia, departamento de Chimaltenango, o Sija, departamento de Que-
zaltenango, por ejemplo), explotadas con medios de producción obso-
letos, o las plantas de extracción metalífera (Metalúrgica de Chiqui-
mula, o los establecimientos de la EXMIBAL, ubicados en el departa-
mento de Izabal, por ejemplo), con un alto nivel de desarrollo de las
(22\
7 Véase, por ejemplo, Monteforte, Toledo, M., Guatemala: monografía sociológica.
Instituto de Investigaciones Sociales Universidad Nacional Autónoma de México Méxi-
co, 1959; Adams, R., 1965; Noval, J Resum,en etnográfico de Guatemala. Publica-
ciones del Centro de Producción de Materiales de la Universidad de San Carlos.
Guatemala, 1968 La crítica a estas clasificaciones de la sociedad guatemalteca, la he
hecho anteriormente en otro trabajo: Véase Flores Alvarado, H., 1968, página 93
y siguientes-
-64—
fuerzas productivas allí empleadas; o bien los telares (Salcajá), las "la-
drillerías" (El Tejar, departamento de Chimaltenango), los talleres
de cerámica artesanal (Totonicapán, Chinautla, San Martín Jilotepe-
que). etcétera, no son más que una ''ficción de libertad de contrata-
ción^^ o de "escogencia", o de decisión personal para emplearse dentro
de una variedad de oportunidades, que encubren la realidad de un sis-
tema de relaciones en las que el patrón capitalista impone las condicio-
nes de trabajo sin permitir alternativas.
Sea que trabajaren, como se verá más adelante, en las explotacio-
nes agrícolas del encomendero o en las explotaciones mineras propie-
dad de la Corona (española), o que en la actualidad trabajen en las
empresas capitalistas de explotación cafetalera o algodonera, el obrero
agrícola (otrora campesino), ha sido el mismo trabajador explotado;
que haya sido, antes, en los talleres artesanales o que sea, hoy en día,
en las fábricas modernas, el Obrero-industrial es el mismo explotado;
que hayan sido los servicios de amanuence prestados a Icsfuncionarios
de la Corona (española), o sean los de empleado administrativo en las
oficinas modernas, en esencia, la situación de las relaciones sociales
continúa siendo la misma; y, aunque no en balde han transcurrido cin-
co siglos desde las primeras formas de colonización impuestas, hasta
las del neo-colonialismo de nuestros días, la explotación capitalista,
llegada a América como resultado de la marejada de expansión del
mercantilismo europeo y vigente aun a través de las formas del impe-
rialismo norteamericano, mantiene a la población proletaria dentro de
un régimen de dominación de clase 3^ explotación económica, de empo-
brecimiento progresivo y de ruina definitiva, de proletarización acele-
rada.
Considerada desde el punto del análisis de su constitución como
clase social, el proletariado se presenta como un complejo social dentro
del cual pueden distinguirse dos fracciones:
1: la de los Obreros y
2: la de los Profesionales-independientes.
Por otra parte, según el elemento predominante en el modo de pro-
ducción imperante en cada una de estas fracciones, pueden señalarse, a
su vez, la existencia de dos capas sociales^ así:
ÍObreros-agrícolas y
obreros
^^^^^"^^
\Obreros-indu8triales
así como otra capa social: la de los Empleados, caracterizada por los
efectos secundarios que se observan como resultado de los modos de
producción predominantes dentro de la clase proletaria.
-65-
sía poseedora de los principales medios de producción y, en una posi-
ción de extraño equilibrio, la categoría social de los Profesionales-in-
dependientes, grupo social de difícil ubicación por lo complejo de su
constitución, pues sus miembros no devengan regularmente un salario
y no están despojados, totalmente, de medios de producción, pero,
aunque dependen de la burguesía en tanto que parte de una clase domi-
nada, actuando independientemente en relación a ambas clases socia-
les.
—66-
Sin oportunidades de educación acordes a sus necesidades e intere-
ses de clase, debe conformarse (*^) con una enseñanza espuria com-
puesta de conceptos ajenos a su medio social, y comprarla a precios
que exigen una parte considerable de su presupuesto familiar, o renun-
ciar a una educación que, para más del 82% de ella, está por encima de
los dos o tres primeros años de enseñanza elemental
Sin facilidades para participar más efectivamente y en planos de
igualdad, en un mercado interno más fluido que permita tanto la dis-
tribución expedita de los productos de sus explotaciones agrícolas, co-
mo los medios necesarios para efectuar transacciones comercialesdirec-
tamente con el consumidor, se ve obligada a tratar, a comerciar, a tra-
vés de una amplia red de intermediarios que se aprovechan de sus posi-
ciones de dominio de clase, usureros y prestamistas que la atan a deu-
das de por vida y *'de por muerte"
Sin oportunidades de nutrirse '*menos mal", por no pretender, me-
jor, debe limitar su dieta a un número reducido de productos alimen-
ticios básicos moviéndose dentro de un círculo de empobrecimiento
continuo y ruina acelerada que, a su vez, produce el enriquecimiento de
los intermediarios y el de los ''patrones"
Sin posibilidades de controlar un mecanismo de poder que permita
detener la baja de sus salarios que, curiosamente, corre inversamente
pareja al alfa del costo de la vida, la clase campesina se ve urgida a
buscar planteamientos que solucionen esta situación de dominación
que la explota, recurriendo a formas de lucha que van desde la no-par-
ticipación hasta la violencia organizada.
El denominador coman de ser los neo-colonizados del siglo 20, hace
que, aquella "heterogeneidad" visible y que separa, se identiñque en
una "homogeneidad" de relaciones sociales de dominación que une y
refuerza, y si bien las relaciones económicas propias del feudalismo no
los tipifica porque éste, definitivamente ya quedó atrás, las relaciones
sociales del modo de producción capitalista los domina y explota, pri-
vándolos de las ventajas que representan para la vida moderna, la tec-
nología, el progreso científico.
a) Consideraciones generales de la
evolución histórica del campesinado.
Los orígenes de clase de los campesinos han de buscarse en los ini-
cios del siglo 16,cuando el régimen de la colonización españolaimplan-
tó, en la economía de las poblaciones conquistadas, las condiciones de
un estadio cualitativamente superior a las relaciones económicas de
producción mercantil que tipificaron a la economía del período pre-co-
lonial, ya que, lo mismo en Guatemala como en la casi totalidad de las
regiones de la América Latina conquistada y colonizada por los euro-
peos, **la sociedad inmediatamente anterior a la conquista había llega-
do a un nivel de producción ya complejo tanto en materia agrícola, co-
mo mineral, artesanal y manufacturero". En tal sentido, podía ob-
servarse que "la tecnología estaba desarrollada en forma muy desi-
gual", pero, "la relativa complejidad de producción tanto agrícola co-
( *^
) ¿ Realmente se conforma . . . . ?
-67-
.
( ) No fue sino en las postrimerías del siglo i6, guando el latifundio adquiere un carácter
más mercantil y, posteriormente aún, más capitalista: a mayor extensión poseída, mayor
cantidad de productos agrícolas destinados a la exportación
-68-
nes reales que impusieron el pago tributicio en pesos ensayados, es de-
cir,en dinero, que los colonizados solamente podían adquirir mediante
la venta de su fuerz i de trab^jo a cambio de un salario, lo cual, en tér-
minos de desarrollo económico, no fue más que una manera de presio-
nar a la población colonizada para incorporarla al modo de produc-
ción mercantil.
( ) Para ampliación del tema aquí esbozado, consúltese Ots Capdequf. J t&l España en
América. El régimen de la tierra en la época colonial Fondo de Cultura Eco-
nómica México, 1959; Zavala, S 1944, y Zavala, S.: Contribución a la historia de
,
-69-
Las explotaciones económicas coloniales, es verdad, no tuvieron es-
te régimen de sojuzgamiento sino únicamente durante los primeros
años de la dominación colonial (española), ya que, a finales del siglo
16, las disposiciones de la Corona (española), reglamentaron, prohi-
biéndola, aquella explotación que amenazaba con el exterminio de la
población aborigen, considerada, principalmente, como mano de obra,
•'el rey español limita las mercedes, pero el beneficiario viola los límites
desde el instante mismo de la toma de posesión El latifundio del
blanco va robando las propiedades de las comunidades precolonia-
les. Es inútil que el rey, con frecuencia, ordene devolver las tierras que
así fueron invadidas. En el curso de tres siglos, el proceso no se detie-
ne '^(2«)
Así pues, esa enorme cantidad de mano de obra que para la econo-
mía metropolitana (española), significó la población americana coloni-
zada, así como la explotación (muchas veces mortal, para esta pobla-
ción), que se hizo sin contemplaciones de su mantenimiento como re-
curso laboral, sin olvidar, tampoco, los magníficos precios pagados en
Europa por los productos americanos, permitieron una cuantiosa acu-
mulación de capitales en la América Latina colonizada, que atrajo, ha-
cia las colonias, una masa relativamente grande de circulante.
¿Su resultado ?
—70-
3) Vuelta a nuestros días.
Volviendo a nuestros días, el campesino de hace cuatrocientos
años efectivamente, como parte necesaria de ese proceso histórico
es,
dialéctico del desarrollo de la sociedad, el ancestro (cultural y econó-
mico), del campesino contemporáneo, del que se diferencia, fundamen-
talmente, por el tipo de las relaciones sociales, imperantes en cada eta-
pa del desarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo, dentro de
las cuales le tocó actuar. Y si bien es cierto que en la actualidad un
vasto sector de la población campesina practica modalidades de explo-
tación mercantilista, esto no los hace, en el siglo 20, los colonizados
del siglo 16, a pesar de vivir dentro de un régimen (neo) "colonial" que
ha cambiado de ''metrópoli", bajo una dominación que ha variado en
las formas de explotación y bajo un régimen de sojuzgación que ha di-
ferenciado, a veces con su gran sutileza, sus mecanismos prácticos de
sometimiento.
Población sometida pero no sojuzgada.
o— o-o
-71-
o
Sea pues, que los miembros de las clases dominadas hayan vendido
8u fuerza de trabajo en las haciendas de los colonizadores (españoles),
en las tierras realengas o en las explotaciones propiedad del clero, o
que en la actualidad se "enganchen** como campesinos Jornaleros en
las modernas empresas agrícolas capitalistas o en los establecimientos
industriales (de la burguesía regional de la sociedad guatemalteca, o
de los extranjeros), lo mismo que su situación de sometidos fuera "le-
galizada" por disposiciones reales sobre el mitanaje o la habilitación,
y en nuestros días por disposiciones oficiales (leyes, decretos, códigos,
etc.), los cinco siglos transcurridos desde la invasión de los europeos,
respaldados por la superioridad tecnológica, hasta nuestra época de
invasión de capitales extranjeros protegidos por convenios sobre la
garantía de las inversiones, han significado, esencialmente, un malaba-
rismo de cambio de dueños, de traslado de metrópolis, de formas de
explotación de la misma clase dominante. Han significado el traspa-
so legal de las tierras explotadas, de un patrón a otro, el desplaza-
miento de los centros de trabajo, de la zona de aquí a la zona de allá,
^a práctica de unas técnicas de sometimiento en vez de otras, es decir:
no han signiñcado más que el mantenimiento de las mismas relaciones
de explotación^ dentro de una estructura de dominación neocolonia-
lista. (*)
o-o—
LA BURGUESÍA DE SERVIDUMBRE
abarcando, en un enfoque global, el proceso de gestación, desarro-
lloy afianzamiento económico de la clase burguesa, desde la época
colonial (española), hasta nuestros días (Nota de la edición espa-
ñola).
-72-
SEGUNDA PARTE
El proceso
de proletarización
del campesinado
i
Dentro de este panorama de dominación económica neo-colonial
de sociedad guatemalteca, el campesinado es una de las clases
la
dominadas. Dado el tema central del tabajo, no serán analizadas
las relaciones de producción existentes dentro de la clase pioletaria.
En el mismo sentido, las características de la producción agrícola ca-
pitalista (y las relacií)ne8 de producción allí vigentes), no serán estu-
diadas en detalle, haciéndose hinca pié en las modalidades de la produc-
ción mercantil. Es por eso que en esta segunda parte se enfocarán es-
pecíficamente las características de la producción campesina.
Titulada Proceso de proletarización del campesinado, esta parte
comprende 2 capítulos.
En el capítulo 3 se tratará de la capa social de los campesinos Mi-
nifundistas (de la clase campesina) y en el capítulo 4 se analizarán las
características de los campesinos Jornaleros. Los miembros de estas
dos capas sociales constituyen la clase social de los campesinos, esta-
bleciéndose la diferencia entre ambos según el papel que juegan dentro
del proceso de la producción, a partir de los hechos que, de una mane-
ra general, pueden ser catalogados dentro de los efectos secundarioM
que se observan en las clases sociales manifestados como resultado de
la combinación de los distintos modos de la producción localizados en
una formación social históricamente determinada.
En el capítulo 3, se hará la descripción y un análisis de las condi-
ciones en que se desenvuelve el campesino Minifundista, analizándose
las características de las parcelas de tierra tenidas en posesión, el nivel
de las tuerzas productivas; las condiciones del arrendamiento de tierras
(comprendiendo^las formas de pago y sus secuelas), así como la -situa-
ción de la participación del campesinoen el mercado de productos agrí-
colas y artesanales y la venta eventual de su fuerza de trabajo.
En el capítulo 4, se procederá a la nominación y ubicación social de
los miembros de esta capa social a la que se llama de los campesinos
Jornaleros. Las condiciones de su residencia, las características de la
ocupación, los salarios devengados, las condiciones de su explotación
como mano de obra asalariada, las relaciones sociales establecidas en
las explotaciones agrícolas a donde van a trabajar, así como las mo-
dalidades de su proletarización, constituirán los temas principales a
desarrollar.
Aunque de manera general los datos vertidos en este capítulo tie-
nen, a veces, un carácter meramente descriptivo, se analizarán las con-
diciones en que estos hechos se dan dentro de las relaciones de produc-
ción vigentes.
-75-
Capítulo 3
LA CLASE SOCIAL DE LOS CAMPESINOS MINIFUNDISTAS
1. Su ubicación social
zán, Santa Lucía Utatlán, San Andrés Semetabaj, Palín, Nebaj, etc.;
más grandes (de 1 a 2 manzanas), en San Lucas Tolimán, Camotán,
Monjas, San Benito, o más grandes aun: 10 manzanas, en San Cristó-
bal Totonicapán, Cobán, Esquipulas, Chinautla, San Pedro Ayampuc,
-77—
y otros. (29)
importante de señalar para poder caracterizarlos, es el
Así, pues, lo
modo de producción como las explotan, las relaciones sociales dentro
de las que realizan sus actividades agrícolas e, íncidentalmente, el gra~
dode desarrollo tecnológico agrícola. Se señala: incidentalmente, dado
que en Guatemala el uso de especiales medios de producción está muy
relacionado (muchas veces: determinado), con las características to-
pográficas de terreno (como en los minifundios ubicados dentro del e-
cosistema del Altiplano Volcánico— Occidental), y a los niveles del poder
adquisitivo de los explotadores.
-78-
basada en la apropiación selectiva del suelo.
Por otra parte, las parcelas poseídas por los Minifundistas, se ca-
racterizan por la manifiesta erosión de los suelo», habida como conse-
cuencia de !a acción de los vientos fuertes y otros fenómeno» climáticos,
como es frecuente observar en Los Cuchumatanes, o como resultado
de la desforestación de los bosques que desde hace muchos años han si-
do las únicas fuentes de material combustible de uso doméstico, o ex-
plotados por la riqueza de sus maderas. En todo caso, muchas de las
parcelas presentan grietas profundas o se ubican en "equilibrio" sobre
los accidentes topográficos que, siendo muchas veces tan pronuncia-
dos, dificultan las labores agrícolas.
-79-
5. Utensilios de uso agrícola
-80-
cola (en herramientas y utensilios, sin incluir plantaciones permanen-
tes como árboles frutales), equivalente al 12.6% del capital, en tanto
que la maquinaria móvil, generalmente utilizada en explotaciones de
más de 100 cuerdas (4.4 hectáreas), representaba el 26 7% del capital
poseído por el 1.2% de los productores de la región. (*')
(82\
/ Flores Alvarado, H. y otros. 1966, Cuadro No. 66. página 169.
. -81-
tivando la parcela de tierra en las mismas condiciones, con los mismos
productos y con la misma tecnología.
En algunas regiones del país, el campesino cultiva dos veces al año
la parcela de tierra, llamando a la segunda siembra, maíz de segunda,
pero en estos casos el rendimiento obtenido con esta segunda siembra
de la tierra, apenas repone el valor del grano utilizado como semilla y
en última instancia, esta segunda explotación no hace sino acelerar el
proceso de pauperización de los suelos.
La tierra cultivada en estas condiciones, no solo recibe apenas el
tratamiento tecnológico mínimo adecuado, previo— durante-y-después
de las siembras, es decir, preparación de los suelos, limpia de las plan-
taciones, y reposo de los suelos, recibiendo escasamente la adición exi-
gua de los alimentos nutritivos que representan los abonos orgánicos,
sino que, además, se la recarga cultivándola simultáneamente con dos
o tres variedades de la misma especie de leguminosas (frijol, habas),
de gramíneas (trigo, maíz), o de cucurbitáceas (calabazas, ayotes).
-82- .
Aunque no hay un precepto repjulador a este respecto, las extensio-
nes de tierra se dividen en tercios o en mitades, pero en todo caso, una
de las partes cultivadas será de maíz, producto necesario para su ali-
mentación básica durante un período reducido del año, y la otra par-
te de la extensión de la parcela de tierra, de un producto comercializable
que vierte en el merendó local. La alternancia de estos productos cul-
tivados no se ciñe a ninguna regla determinada, o a algún conocimien-
to preciso sobre técnicas de cultivo, sino sobre todo, a un ciclo agríco-
la iniciado hace tiempo y practicado ininterrumpidamente hasta nues-
tros días, o bien, y muy raramente, a las fluctuaciones que los precios
de los productos agrícolas tienen en el mercado.
En este sentido, pueden señalarce estos hechos:
b) Producción y rendimientos.
La mayor parte de los campesinos Minifundistas que así cultiva la
tierra, recoge ínfimas cosechas que, excepcionalmente, sobrepasan el
-83-
i
rendimiento promedio de 1.5 quintales de maíz por cuerda (150 libras
por superficie de 0.04 hectáreas).
Refiriéndose a "una zona de minifundio, y eso es lo importante'*, el
chiquimulteco -dice Flertaert- obtiene ''rendimientos sumamente ba-
jos: menos de 1 quintal de maíz por cuerda". (^*) Por su parte, el Ins-
tituto de Investigaciones Económicas y Sociales de Occidente (IIESO),
anota, refiriéndose a la producción en uno de los más importantes
parcelamientos agrarios, que las tierras cultivadas con maíz de prime-
ra producen un rendimiento promedio de 3.28 quintales por cuerda
(de 40 varas, equivalentes a 1.27 quintales obtenidos en igual exten-
sión a la de la cita anterior), señalando un "rendimiento despropor-
cionado entre la primera y la segunda cosecha (debido) a factores
meteorológicos preparación de la tierra mejor tratamiento "
(*^) Por otra parte, Schmid, (^^) en estudio hecho entre la población
campesina del occidente del país, indica un promedio de 0.75 quinta-
les por cuerda.
Lo
corriente es que el campesino obtenga menores cantidades cose-
chadas, y en extensiones más pequeñas, hechos que lo O/b //¿-ana coníprar
en el mercado la diferencia de los alimentos básicos que necesita. En
esos casos, el dinero que precisa para efectuar estas compras, general-
mente lo obtiene vendiendo en el mercado local productos derivados de
las aves de corral que posee en su parcela de tierra (huevos de gallina,
por ejemplo), productos de caza, productos agrícolas secundarios co-
mo cucurbitáceas u, ocasionalmente efectuado en las explotaciones a-
grícolas ubicadas dentro de la jurisdicción de su comunidad, algunos
trabajos agrícolas por los que recibe sea cantidades determinadas de
productos alimenticios crudos (maíz y frijol), o salarios que pocas ve-
ces sobrepasan la cantidad de Q.0.25 por día de trabajo o por tarea
efectuada.
El hecho es que el Minifundista,acusiado por la necesidad de ad-
quirir alimentos, recurre a estas u otras actividades secuntarias, espo-
rádicas y fortuitas para obtener el dinero que ha menester para las
compras que efectúa en el mercado.
( ) Schmid, L.: The role of migratory labor in the eeonomie development of Oua'
témala. University cf Wisconsin, U S.A., 1967. páginas 146 y 149.
-84-
c) Destino de la producción.
De una manera grneral puede indicarse que el campesino Minifun-
dista destina el 47% de su producción agrícola para el consumo fami-
liar, que el 5% lo reserva pnra utilizirlo después como semilla para
las siembras del próximo año y que una pequeña cantidad (aproxima-
damente 3%), la utiliza de diversas maneras, principalmente como fo-
rraje para los animales de su propiedad (gallinas), quedándole un sal-
do de 45% de su producción que destina al mercado. Esta fue la dis-
tribución de productos agrícolas cosechados observada en 135 fami-
lias campesinas de: Palestina de los Altos, departamento de Quetalte-
nango (7); aldea Santa Teres i, municipio de San Pedro Sacatepéquez,
departamento de San Marcos (8); aldea La Estancia, municipio de
Santa Cruz del Quiche, dep-irtamento de Quiche (12); aldea Chimazat,
municioio de Santa Cruz Balanyá. departamento de Chimaltenango
(16); Uspantán. departamento de Quiche (9); San Andrés Xecul, de-
partamento de Quezaltenango (17); campesinos arrendatarios de te-
rrenos de la finca Santa Blena, municipio de San Felipe Retalhuleu, de-
partamento de Retalhuleu (22), y otras 46 familias de otros luga-
res. C^)
En el caso de la producción de maíz, la parte destinada para el
mercado la separa de su primera cosecha, en el entendido de que con la
cosecha obtenida de la segunda siembra, pocos meses más tarde, po-
drá llenar el déficit alimenticio que esta venta pudiera significar en su
balanza económica familiar. Si así no lo logra, entonces tentráquecom-
prar en el mercado los mismos artículos que antes virtió en él.
Referida al trigo, su producción agrícola tiene otra distribución:
95 10% parala venta, 3.01% reservado para semilla de la próxima
siembra, 0.14% utilizado como forraje y 1.75% destinado al consumo
familiar en forma de tortillas. (^^) En este caso, el ingreso monetario
obtenido en concepto de venta de trigo, sirve para la compra de los o-
tros productos básicos (maíz, frijol, sal, etc.) y, teniendo presente el
hábito de los campesinos, practicado en relación a la rotación anual
de los cultivos, este proceso se efectúa bienalmente.
En caso de los demás productos agrícolas (frijol, habas, cucur-
el
bitáceas, papas etc.), la proporción de la distribución indicada ante-
riormente, en relación al maíz, se efectúa en índices parecidos, con la
diferencia de que en relación a ellos no hay segunda oportunidad de
siembra y, en estas circunstancias, lo mismo que en los casos en que
el agotamiento de la tierra o sus condiciones ecológicas no permitan
una segunda siembra de maíz, las deficiencias de productos básicos se
llenan con "esperas" de la próxima cosecha o con algunas cantidades
de alimentos que se compran con el dinero obtenido de la comercializa-
ción de sus productos.
La razón de esteextraño procedimiento de participación en el merca-
do (vender una determinada cantidad para después volver a comprar-
la), está vinculada con los bajos rendimientos agrícolas, con la necesi-
dad de compra de artí.eulos no producidos personalmente y con la par-
( ') Flores Alvarado, H., y otros, 1966, Cuadro N** 65, página 168.
-85-
ticipación en un intercambio mercantil cuando se hace en condiciones
de inferioridad tecnológica.
Estas son características importantes que deben tomarse en cuen-
ta para la ubicación del Minifundista dentro del panorama de la com-
pleja estructura socio-económica del país.
-86-
Veamos, primeramente, las dos primeras de éstas tres posibili-
dades. (9)
( ) Véase, sobre todo. Monteforte Toledo, M , 1959 y Torres Rivas. E.: Las clases soeia-
les «n Ouat«mala. Guatemala, 1962.
-87-
1: sea en dinero, en cuyo caso el precio promedio es de cincuenta
centavos de quetzal (Q.0.50) por año y por cuerda, o, en for-
mas más pronunciadas de explotación: Q.0.50 por cuerda y
por temporada, es decir, por explotarla una sola vez con un so-
lo producto (maíz en la mayoría de las veces), o
b) El pago en trabajo.
El pago del precio del arrendamiento en trabajo, representa para
el campesino el precio promedio equivalente a 221.9% más de si hubiera
tenido que cancelarlo en moneda de curso legal C^"^) y es la forma de
arrendamiento a la que recurre el 12.8% de los campesinos del país que
cultivan la tierra en estas condiciones. (*^) Aunque esta forma de pago
significa un grado de explotación mayor que la del pago en productos o
en dinero, el campesino la acepta porque (en su opinión): '*tengo tiem-
po para trabajar", es decir: dispone de su fuerza de trabajo, y sobre
todo, porque el terrateniente la impone como condición de trato, ya
que para éstos -y dadas las condiciones de frecuente insolvencia de pa-
go por los campesinos- es más seguro obtener el precio del arrenda-
miento a través de los sevicios prestados, pues la fuerza de trabajo
del campesino siempre está '^disponible".
Su incidencia no hace más que señalar, muy marcadamente, una de
las formas de las relaciones de producción establecidas en el campo en-
tre el campesino y la burguesía terrateniente (financiero-industrial, a-
graria o de servidumbre).
Este pago en trabajo del precio del arrendamiento de tierras,
se ha interpretado como una de las formas de ^'explotación feu-
c/a/" existen tes en el agro guatemalteco, en el sentido de que es un resa-
(') La forma de pago del precio del arrendamiento en productos, comprende otro tipo de
relaciones de producción. Se verá más adelante.
-88-
bio de la servidumbre fetid ni, ya que se interpreta esta manera de pa-
go del precio, elegida por el térra ttrniíMi te para hacerse servir por el
campesino en la explotación de sus tierras propias. c<ímo igual a los
servicios prestados por la gleba al s*-ñor feudal. Esta forran de pago
del precio del arrendamiento en trabajo, por otra parte, se hnce apa-
recer como una versión moderna de los trabajos que, durante el perío-
do colonial (español), debía prestar el campesino en las plantaciones
del ''encomendero".
En realidad, el pago en trabajo no es más que una transacción bá-
sicamente capitalista, impuesta por la burguesía (a través de su modo
de producción peculiar), a fin de obtener, a b jjo precio, la mano de o-
bra necesaria en sus explotaciones agrícolas; forma común, sobre todo,
en aquéllas regiones en donde la mano de obra agrícola es escasa y en
donde la textura de los suelos no permite obtener un rendimiento
suficiente como para producir dividendos favorables, descontados los
insumos (mano de obra incluida), que requiere la explotación déla
tierra.
-89-
cantidad de productos agrícolas que posteriormente él podrá vertir en
el mercado.
CUADRO No. 1
Fuente: Flores Alvarado, H. y otros, 1966, página 196. Las dos co-
lumnas de la derecha, así como los numerales 1, 7 y 8, y el in-
ciso a), fueron elaborados posteriormente con los datos de la
misma investigación.
-90-
El panorama
ofrecido se torna más reducido para el campesino si
hacemos referencia al mníz como producto que debe ser dividido, ya
que los rendimientos obtenidos son menores, los precios más bajos, etc.
De todos modos, efectuando cálculos sobre lo que significa esta forma
de pago del precio del arrendamiento de tierras en relación a aquélla
otra que estipula su pago en dinero, resulta que el campesino paga por
la tierra recibida en arriendo, una cantidad 82.9% rnás de si hubiera
tenido que pagaren dinero, en el caso de dividir por mitades la cose-
cha obtenida. Si el contrato determina una cantidad fija de producto
(a razón promedia de 1 quintal de producto por cuerda), la proporción
resultante es de 64.6% más (de si el pago hubiera tenido que efectuar-
lo en dinero), y ambas formas de pago en especie a un promedio gene-
ral de 75.6% más. (*»)
d) El pago en dinero.
CUADRO No. 2
FORMAS DE PAGO DEL ARRENDAMIENTO
Pago en Superficie % de los % del precio Monto de lo
arrendada: campesinos pagado pagado:
%, n
1. DINERO 58.3 50.7 100.0 24.9
2. Productos 10.7 10.8 53.8 6.9
3. Trabajo 31.0 6.9 364.2 68.2
-91-
2^: que el 68.2% de este monto habido en concepto de lo pagado, co-
rresponde al pago hecho por el arriendo del 31% de la superficie,
cuando el pago se especifica en trabajo.
3°: que el pago en productos representa, aquí, en estas zonas, el
53.8%, en tanto que el pago en trabajo significa el 364.2% más de
si el pago hubiere tenido que hacerse en dinero.
^^: que los campesinos recurren más al pago del precio del arrenda-
miento en dinero (50.7%), que a las otras formas: 10.8% (produc-
tos) y 6.9% (trabajo).
5^: que la superficie arrendada, y cuyo pago se espeifica en dinero, re-
presenta más de la mitad (58 3%), en tanto que aquélla por la que
se paga entregando productos es la de menor frecuencia (10.7%).
CUADRO No. 3
3°: que los campesinos recurren más al pago del arrendamiento en di-
nero (89.6 %), que a las otras formas: 9.5% (trabajo) y 0.9%
(productos).
4': que pago en productos representa, en las zonas típicamente mi-
el
el 75.6%, en tanto que el pago en trabajo significa el
nifundistas,
221.9% más de si el pago hubiere tenido que hacerse en dinero.
-92-
5*^: que la superficie arrendada, y cuyo pago se especifica en dinero,
representi casi las nueve décim is partes (89.5%), en tanto que
aquélla p )r la que se paga entregando productos es la de menor fre-
cuencia (1.1%)
Que la frecuencia con que se recurre al pago del precio del arrendamien-
to de tierras en dinero, significa que el campesino debe disponer de
dinero para poder efectuarlo así;
Por otra parte, en las zonas más alejadas de los centros económi-
cos vitales del país, o bien en aquéllas en donde la tierra, por su textu-
ra, no es recomendable para gran número de cultivos, el precio baja a
Q.0.55 (Huehuctenango), o menos aún: Q.0.48 en las regiones más a-
partadas del ecosistema del Altiplano Volcánico-Occidental, departa-
mento de San Marcos.
-93-
Eq las zonas del oriente de Guatemala se observa el mismo fenóme-
no: en Chiquimula Q. 0.75; Jutiapa (parte sur): Q 1.00. En las Vera-
paces: Q. 0.85; Q. 1.30 en casi toda la cuenca del río Motagua, sobre
todo en el departamento de Izabal, etc. (^)
Sin embargo el precio del arrendamiento no se estipula arbitraria-
mente desde el punto de vista del capricho de cada propietario.
Estas oscilaciones observadas en el precio del arriendo, están en re-
lación directa con el valor de la producción agrícola obtenida, con la
tasa de ganancia, con el precio de mercado de los productos, etc., pero
en todo caso, las formas de pago no son más que la versión en capital
de las relaciones sociales de "explotación" a las que el campesino se ve
sometido cuando recurre al arrendamiento de tierras.
Si bien es cierto que para el campesino agricultor, el pago del precio
del arrendamiento en dinero resulta menos oneroso, por cuanto que
paga menor cantidad por igual extensión de terreno, en esencia, estas
tres formas de pago arrendaticio de tierras no significan sino manifes-
taciones diferentes de las relaciones sociales de producción vigentes en
el agro nacional, dado que, presionado por una parte por la necesidad
de subsistencia y por la otra por la situación de dominado y explota-
do por la burguesía terrateniente, (^^) el campesino se ve conducido
irremediablemente a aceptarlas como la posibilidad menos gravosa de
subsistir dentro de los estrechos límites de su economía familiar.
El precio del arrendamiento varía, como se apuntó, según las re-
giones del país pero, además de las razones antes dadas, existen otros
factores determinantes. Por ejemplo, allí donde el campesino Minifun-
dista sin tierra es mayoritario en relación a los otros campesinos, y
donde existen tierras cultivables para arrendar, el precio del arrenda-
miento se da en función de la demanda de esta habida en el mercado; Es
lo que se observa, por ejemplo, en algunas zonas del occidente del país,
sobre todo en las de los departamentos de Totonicapán, Quezaltenan-
go o San Marcos.
En las regiones aisladas o alejadas de los principales mercados de
productos agrícolas del país, como las situadas en el norte de los de-
partamentos de Quiche y Huehuetenango, la parte oriental del de Chi-
quimula o la región oeste del ecosistema de Los Cuchumatanes, el pre-
cio del arrendamiento baja ostensiblemente, registrándose allí los más
bajos. En tales circunstancias de aislamiento o lejanía lo más común
es que elpago del precio del arrendamiento se efectúe en dinero o en
trabajo, pero no en productos, cuando estos son dados en cantidades
considerables, dadas las dificultades con las que se enfrentaría el propie-
tario arrendador para poder sacar los productos así obtenidos y trans-
portarlos al mercado regional más próximo. Por el contrario, el precio
(°) Téngase en cuenta que estas cifras no son más que promedios dados a título indicativo
ya que en cualquier región del país pueden registrarse variaciones marcadas.
(^?) En sentido estricto, los terratenientes no son burgueses sino cuando, además de propie-
tarios o poseedores de tierras, son dueños de bienes de capital Como se vio anterior-
mente, la burguesía y los terratenientes son, con frecuencia, la mism^ persona, toda vez
que éstos son, a la vez, accionistas de las principales empresas industriales o institucio-
nes bancarias del país En tal sentido, éstos individuos a los que aquí se hace referencii
sí constituyen una burguesía terrateniente.
-94-
dela cuerda arrendada sube cuando las condiciones ofrecidas en el
mercado se registran o prevén óptimas y en este caso la tierra que el
año anterior se ofreció en arrendamiento a un precio, lo más probable
es que el siguiente se cobre más cara.
CUADRO No. 4
Departamento Precio X
de la Precio X de la Relación
^ de tierra: ^ arrendada: porcentual
(%)
-95-
celas de ubicación marginal, o bien a terrenos no aptos en su totalidad
para el cultivo; pero aumenta considerablemente cuando se refiere a tie-
rras planas, de mejor estructura y buena ubicación, en cuyos casos pue-
de alcanzar precios de hasta Q.20.00 la cuerda. Tanto es así, que en al-
gunas regiones del Altiplano Volcánico-Occidental o en las del ecosiste-
ma de la Altiplanicie central, el precio promedio sube a Q. 22.25, y más
aún, cuando se refiere a tierras ubicadas dentro de las zonas de alta
producción agrícola como Solóla o Quezaltenango, en donde el precio
llega a los Q.30.00 por unidad de extensión.
6. El usufructo agrario
La clase social de los campesinos Minifundistas comprende, tam-
bién, a aquellos agricultores que explotan parcelas de tierra sobre las
que se tiene posesión en una forma particular de usufructo.
No es común encontrar la práctica de esta peculiar forma de pose-
sión agraria, pero su incidencia es mayor, sobre todo en algunas regio-
nes del occidente de la república: departamentos de Totonicapán, Soló-
la, Quiche y Huehuetenango,es decir, en algunas de lascomunidades (9)
situadas en la Altiplanicie Central, el Altiplano Volcánico-Occidental y
en el ecosistema de Los Cuchumatanes. Un caso típico se ofrece en la
comunidad de Santa Catarina Ixtahuacán, departamento de Solóla y
otro en la jurisdicción del territorio de la cabecera departamental de
Totonicapán.
Los campesinos aquí señalados obtienen el permiso para cultivar
una determinada extensión de tierra perteneciente a la municipalidad
o a un grupo de familias, y cuyo producto se destina -y debe destinar-
se sopeña de poder ser rescindido el contrato de concesión- para el
consumo personal del productor y de su familia.
Veamos.
a) Las tierras municipales.
( ) En el curso del desarrollo de este trabajo, se entenderá por " comunidad", al sistema
social y técnico que asegure la estabilidad y la reproducción del grupo social a un ni-
vel de desarrollo dado de las técnicas de producción; es decir, a un nivel dado del de-
sarrollo de las fuerzas productivas del modo de producción fundamental, históricamen-
te determinado.
-96-
pnta identificarlos como grupo social distinto, ni su número es signifi-
cativo dentro del conjunto demográfico nacional.
El hecho de ser nativo de la loe ilidad es requisito indispensable,
pero cuando hay lazos de unión familiares, esta condición se le equipa-
ra. Lft frecuencia de esta forma de posesión de tierras es muy baja ya
que en el país son pocas las municipalidarles que aún conservan en pro-
piedad comunal extensiones de tierra cultivable. En una investigación
efectuada poco antes de 1950, (^*) se reportó la propiedad municipal
en una sola de las 80 comunidades encuestadas ubicadas en el occiden-
te del país. Por otra parte, oficialmente se reportó en 1964, (**) la
existencia de 20,593 fincas comunales (4 97o del total de las fincas del
país), cubriendo una superficie de 59,671 hectáreas (1.7% de la superfi-
cié total de las fincas). Importante de señalar es que, en estas fincas
ubicadas en tierras municipales, el 20% corresponde a explotaciones
minifundistas de una extensión promedia de 9 cuerdas (0 39 hectá-
reas), así como retener que, en relación a estos datos, las cifras se refie-
ren a la superficie total de las tierras, llamadas comunales, y no sola-
mente a la superficie cultivada, que es a la que aquí preferentemente se
hace relación.
Así pues, en estos casos es la municipalidad, el Concejo Municipal,
para ser más exactos, la que puede conceder el permiso de explotación
por un período determinado de tiempo (2 ó 3 arios), concesión que, en
la práctica, se convierte en una posesión de tipo vitalicio, con derechos
consuetudinarios, para transmitirla por herencia a su descendientes.
El caso más comúnmente observado es aquél en el que una persona,
generalmente casada y con hijos, dispone de ella libremente en el senti-
do de cultivarla con el producto que desee, hacer las instalaciones que
necesite (y pueda) y disponer de ella en su testamento. En algunas
oportunidades, las parcelas de tierra se conceden por tiempos definidos
(una "temporada", es decir: una cosecha), pero como anualmente se
renovan las autorizaciones, ya es un hecho admitido que, entre los ve-
cinos de las municipalidades que practican este tipo de concesión de
tierras, los campesinos dispondrán de dichas parcelas de tierra el tiem-
po que las necesiten. De manera que, aquella posesión que hace mu-
chos años comenzó por ser considerada como una concesión dada pa-
ra la explotación agrícola por un período determinado, tn la actuali-
dad ha llegado a ser estimada, de hecho, aunque no de derecho, como
una ''propiedad" particular de la que el campesino puede disponer co-
mo heredad para sus hijos.
Tanto en el municipio de Santa Catarina Ixtahuacán como en el de
Nahualá, en el mismo departamento de Solóla, el usufructo de las tie-
rras "comunales" se extiende sobre unos 218 kilómetros cuadrados.
La propiedad municipal sobre las tierras se remonta al año 1790 (se-
gún reza el título de la Casa Ixquio Nehaib, Señora del territorio de
-97-
Otzoyá, del siglo 16), y desde aquella edad remota hasta la fecha, la
explotación de las parcelas de tierra se ha concedido en usufructo a los
moradores, cuyos ''derechos" los han ido transmitiendo a los hijos y
son reconocidos actualmente por la municipalidad y los vecinos llenan-
do el requisito único de registrarlo así en los libros de actas de la mu-
nicipalidad local.
-98-
CUADRO No, 5
Extensión concedida:
Departamento Municipio Manzanas Hectáreas
Fuente: DGE, 1968. cuadros N^' 5-1 y 5-2, página 261 y siguientes.
-99-
cho entonces que *'el cuerpo de los principales es.... no una forma de
g(jbierno local, sino un instrumento del cual se valieron y se sirvieron
frecuente y efectivamente las autoridades coloniales y posindependentis-
tas para mantener dominadas a las poblaciones... sobre todo para la
obtención de la mano de obra tan necesaria para los trabajos de sus
plantaciones agrícolas o sus explotaciones mineras". En relación a las
cofradías, y en esa ocasión, se insistió en que fueron "los españoles
quienes la introdujeron y utilizaron como instrumento para poder or-
ganizar mejor la introducción cristiana y así lograr más efectiva domi-
ción ideológica. .."disponiendo de ellas como "un instrumento poderoso
de control social y económico que hacía posible la explotación de losin-
dios en la forma de servicios personales o legales. En la actualidad el
control y dominio de clase se canaliza por otras vías más expedi-
tas. (4«)
-100—
nos menores de edad. En lo io caso, Ih explotación forestal es muy res-
tringida en las localidades donde la tala inmoderada de árboles ha oca-
sionado, entre otros, disturbios meteoroI6gicí)S considerables que re-
percuten en perjuicio de la economía agrícola regional.
Finalmente, y en otro aspecto, es necesario señalar que el término
"comuneros" ha sido empleado para designar como clase social a los
campesinos que explotan tierras en la forma como se ha indicado. Ob-
jetivamente hablando, los casí)S señalados no permiten más que
indicar la existencia, muy rara, de este tipo de posesión agraria, pero
no facultan para hacer de sus poseedores un grupo social con distincio-
nes de clase. Es cierto (|ue existen formas colectivas de tenencia
de la tierra cuyo carácter jurídico no siempre es muy claro de definir,
pero en todo caso corresponden a tierras que pertenecen a las munici-
palidades o son bienes estatales sóbrelos quealgunascomunidadesejer-
cen algunos derechos de uso, o bien tierras comunales, en el sentido es-
tricto de la palabra, cuyos orígenes se remontan a la época colonial (es-
pañola), pero su número y frecuencia no es suficiente como para hablar
de ellas y de las relaciones de producción que los campesinos establecen
en su relación, y a través de ellas, como características de clase sufi-
cientes, ya que tal forma de posesión y explotación déla tierra, al igual
que como vimos en relación al arrendamiento de tierras, en realidad no
es sino una de las formas que adquieren las relaciones de producción
capitalistas vigentes.
b ) La s pa rcia I id a des
El otro tipo especial de usufructo de tierras, es el que se refiere a
aquéllas extensiones que pertenecen a grupos de familias emparenta-
das por lazos de sangre o uniones matrimoniales. Aparentemente, solo
en el departamento de Totonicapán se puede localizar esta forma espe-
cial de propiedad y explotación agrícola pero, según parece, podría
encontrarse también en algunas regiones del oriente (Chiquimula) y en
el norte de las Verapaces. De todas maneras, su incidencia es poco sig-
nificativa pero ha de señalarse su existencia como una de las más pe-
culiares formas de posesión agraria.
Las tierras que controlan estas familias, de las que las Parciali
dades toman su nombre, suman aproximadamente 1,739 hectáreas.
—101-
I
La mayor extensión corresponde a la Parcialidad de los Velásquez
(315 hectáreas), cuatro tienen 226 hectáreas cada una, dos 180 en-
trambas, y el resto para la de los Caxaj. (*^) El número de miembros
varía (estimativamente 1,000 familiares). La Parcialidad de los Batz,
por ejemplo, comprende a 102 miembros, llamados desde el punto de
vista jurídico "socios", de quienes los más pobres tienen derecho a cor-
tar anualmente un solo árbol y a disfrutar del producto de su venta,
entregándole a la Parcialidad (que coordina sus actividades por medio
de una directiva electa las más de las veces bienalmente), la cantidad
de Q.5.00 (el árbol puede dejar un producto bruto de Q. 120.00).
En 1966, la directiva de la Parcialidad de los Tax concedió 26 au-
torizaciones para cultivar extensiones promedias de 5 cuerdas (0.22
hectáreas) de tierra, por familia, pero excepto esta reducida extensión,
el resto de la tierra se mantiene ociosa. De las nueve Parcialidades exis-
tentes en el departamento de Totonicapán, ésta y la de los Batz, son
las únicas que destinan parte de sus tierras para el cultivo, aunque to-
das explotan sus bosques de coniferas abietíneas (casi 80% del total
de la superficie), de cuya madera se fabrican muebles, siendo la carpin-
tería, después de la agricultura, la segunda actividad de los miembros
pertenecientes a dichas Parcialidades. No obstante la evidente falta de
tierras para cultivar existente en el área del departamento, el minifun-
dio de las parcelas y otros factores incidentes sobre el régimen de te-
nencia de la tierra, las autoridades directivas de las respectivas Par-
cialidades no conceden permisos para la explotación agrícola sino en
rarísimos casos, y éstos solamente cuando la condición del campesino
solicitante es evidentemente paupérrima
Lo apuntado explica, en parte, la aparente contradicción que po-
dría señalarse sobre el hecho de la "escasez" de tierras para cultivar
que se registra como uno de los problemas agrarios en los departa-
mentos citados, y las grandes extensiones de tierras cultivables que
permanecen ociosas: no son latifundios particulares, pero tampoco su
totalidad es tierra municipal, sino que sobre ellas tienen derecho de
explotación innúmeras personas cuya inopia podría ser solucionada
mediante la autorización que les permitiera trabajar parte de las tie-
rras.
-102-
Estos campesinos, conocidos también como "parcelarios", son
originarios, en gran parte, de los pueblos situados en la Altiplanicie
Central, en los altiplanos volcánicos (Oriental y Occidental), así como
en el de Los Cuchumatanes, y se trasladaron aquí, a los parcelamien-
tos agrarios, por haber recibido parcelas de tierra que el gobierno les
entregó a precios reducidos y en condiciones de crédito, luego de haber
"expropiado" parte de las grandes explotaciones agrícolas latifundis-
tas, otrora propiedad de ciudadanos extranjeros, o las propiedades
rústicas estatales llamadas "fincas nacionales". Sin embargo, es nece-
sario indicar que no todos los productores agrícolas dueños de parcelas
de tierras ubicadas en los parcelamientos agrarios, son campesinos
Minifundistas, en el sentido que aquí se le ha dado a este concepto.
Ubicados dentro de las regiones agrícolas más prósperas del país,
en suelos muy fértiles, ondulados, bien drenados, ofreciendo algunas
veces condiciones óptimas para la explotación agrícola, los parcela-
mientos agrarios también comprenden regiones en donde estas condi-
ciones se tornan opuestas, es decir, con pocas perspectivas para el
cultivo. Es por esta razón que no todas las parcelas de tierra de estas
**zonas de desarrollo agrario''^ (como las denominan las autoridades
gubernamentales), ofrecen a sus propietarios-explotadores los mismoi
rendimientos, ni se encuentran dentro de las mismas condiciones de
ubicación. Las componendas familiares y los compromisos políticos
han influido mucho en el otorgamiento de los títulos, de manera que
en los parcelamientos agrarios puede observarse, a escala menor, el
mismo panorama de las relaciones sociales vigentes en Guatemala.
a) La extensión de las parcelas
Segün la extensión de las parcelas, los parcelamientos agrarios se
dividen en tres categorías, y los datos oficiales permiten proporcionar
la siguiente información: (*^)
CUADRO No. 6
TENENCIA DE LA TIERRA EN LOS PARCELAMIENTOS
AGRARIOS
Promedio
por
Categoría del Beneficiados Superficie beneficiado
parcelamiento
Personas % Hectáreas % Ha. Mz. (9)
1. Zonas de Desarrollo
agrario 4.946 25.1 113,288 64.7 22.9 32.5
2. Microparcelamientos 4,419 22.4 12,942 7.5 2.9 4.0
3. Comunidades
agrarias 10,339 52.5 48.838 27.8 4.7 6.5
Totales 19,704 lOü.O 175.069 100.0 8.8 12.5
(9) manzana superficie de terreno lo.ooo vsras cuadradas; comprende i6 cuerdas de 625
varas cuadradas, y equivale a 0.704 hectáreas.
-103-^
De acuerdo con estos datos, poco, más de la mitad (52 5%), de
los campesinos propietarios de las parcelas de tierra, aquéllos de las
"comunidades agrarias", apenas posee el 27 8% de la tierra, en tanto
que la cuarta parte de los otros "parcelarios" (25.1%), controla más
de los dos tercios de la superficie de la tierra: 6Í 7%. Por otra parte, la
extensión de tierra poseída varía entre cuatro manzanas promedio,
para los campesinos propietarios de las parcelas de tierra de los **rai-
croparcelamientos" y 32.5 manzanas, promedio, para aquéllos de las
"zonas de desarrollo agrario". En ambos casos, la superficie cultiva-
ble (no siempre sembrada), representa el !^8 9% de la superficie de la
parcela (12.2% dejada en descanso), en el caso de los propietarios de
parcelas de tierra de las "zonas de desarrollo agrario", y el 45.6%
(3.1%, en descanso), en el caso de los campesinos de los "microparcela-
mientos". (*9)
La misma fuente indica que en los microparcelamientos, creados en
once departamentos, la propiedad agraria se reparte en parcelas de
tierra de 7 cuerdas de extensión (Huehuetenango), o 2 cuerdas (Saca-
tepéquer); un poco más grandes: 14 cuerdas (Chimaltenango), o 16
cuerdas, es decir, 1 manzana, en el departamento de Suchitepéquez.
Por supuesto, la clasificación oficial no es más que una distribución es-
tadística, cuya denominación no tiene relación con el tamaño de las
parcelas, pues en los parcelamientos llamados "comunidades agra-
rias", también se encuentran parcelas de tierra de reducida extensión,
por ejemplo, 3 cuerdas en Escuintla, o 3.5 cuerdas en las ubicadas en
el departamento de Suchitepéquez, etc. (^)
Por otra parte, la distribución de la tierra dada a los "parcela-
rios" no es proporcional al numero de las parcelas en las que esta se
divide, sobre todo en las llamadas "zonas de desarrollo agrario", co-
mo puede constatarse, por ejemplo, en el parcelamiento La Máquina
donde 89.1% de las parcelas, de una superficie de 28 manzanas cada
el
una, abarca el 65.8% de la superficie de la tierra, en tanto que el 10.9%
de las parcelas de tierra de 84 a 128 manzanas de extensión, abarca
el 34.2% de la superficie de la tierra. Véase:
CUADRO No. 7
SUPERFICIE Y NUMERO DE PARCELAS EN LAS ZONAS DE
DESARROLLO AGRARIO
(La Máquina)
Parcelas ,
Superñcie
No. % Manzanas %
1,150 89.1 32,220 65.8
140 10.9 16,680 34.2
1,290 100.0 48.900 100.0
Elaborado en base a la información de IIESO, 1968, páginas 13 y 21.
—104—
CUADRO No. 8
SUPERFICIE Y NUMERO DE PARCELAS EN LOS
PARCELAMIENTOS AGRARIOS
Parcelas Superfície
No. % Manzanas %
1: MicroparcelamitDtos
4.126 93.3 11.732 63.8
293 6.7 6.654 36.2
4.419 100.0 18,383 100.0
2: Comunidades agrarias
8,808 85.2 29.665 78.4
1,531 14.8 39,707 21.6
10,339 100.0 69,372 100.0
—105-
producción mercantil, se vinculen más estrechamente a los modos de
producción capitalista.
Es por eso que, no empece su enclave dentro de una zona donde la
explotación agraria ofrece las posibilidades de lograrlo, el campesino
Minifundista de los parcelamientos agrarios continúa sujeto a las re-
laciones sociales características del tipo de producción mercantil do-
minante en este sector del agro nacional.
Sin embargo, desde el punto de vista sociológico, los miembros de
esta clase social establecidos en esas regiones, pueden ser catalogados,
dentro del proceso de diferenciación social, en un grado diferente al de
los Minifundistas de las otras regiones del país, si se tiene en cuenta
que se encuentran menos aislados, producen mayores excedentes agrí-
colas, abarcan un mercado más extenso y capitalizan en mayor pro-
porción que los otros Minifundistas.
En este sentido puedeconstatarse, que el campesino de estos parcela-
mientos destina al mercado el78% de su producción anual de maíz,
consumiendo el 17.4%, que el 94% de sus ingresos tiene sus orígenes en
la producción agrícola, de los que el 73.4% es de fuente monetaria, o
que su capital agrícola invertido en utensilios, instalaciones y ganado,
es decir: aperos de labranza, construcciones y ganado avícola, repre-
senta el 68.4%, etc. (^^) Así pues, aunque estas características no hacen
a estos campesinos más diferentes de los demás, si permiten objetivizar
más su situación social en relación al proceso de diferenciación social
antes señalado.
-106-
Capítulo 4
PARTICIPACIÓN DEL MINIFÜNDISTA EN EL MERCADO
I. La producción agrícola.
—107-
vender allí mercancías agrícolas, termina vendiendo su fuerza de
trabajo.
Este resultado, es producto debido al nivel en que se encuentra en
relación al desarrollo de las fuerzas productivas alcanzado dentro del
proceso de la producción. El Minifundists que cultiva la tit-rra con
técnicas obsoletas, apenas obtiene de ella la reposición de los insumos
invertidos (entre el 5.7% y el 8.5%, según se vio en páginas anteriores
en el cuadro 1), siendo la textura de los suelos de las parcelas la que
determina los rendimientos obtenidos. Por otra parte, en el mercado,
son los precios de su producción, en tanto que Minifundistas poseedo-
res de las peores parcelas de tierra, los que determinan, dentro del
mecanismo de su fijación, el precio de los productos agrícolas. En tal
sentido, el nivel de productividad de su fuerza de trabajo, los rendi-
mientos obtenidos de la explotación agrícola de su parcela de tierra,
los precios de los productos vertidos en el mercado, en una palabra:
las relaciones de producción vigentes, lo inducen a retirarse del merca-
do dado el poco beneficio que obtiene con la venta de sus productos
y, acusiado por las necesidades ingentes de provisiones alimenticias
vitales, recurre a su participación en el mercado de la producción ar-
tesanal, o a la contratación de su fuerza de trabajo para obtener el
dinero del que ha menester para su subsistencia. Su participación en
el mercado empieza, pues, con la venta de su mercancía agrícola, fina-
lizando, a un nivel cualitativo, diferente, con la venta de la mercancía
fuerza de trabajo en tanto que campesino asalariado.
—108-
zas de cabecera municipal de su jurisdicci(5n, o en las de los munici-
la
le ofrecen la oportunidad de vender *'al menudeo" (al por
pios vecinos,
menor), cantidades variables de sus productos agrícolas (maíz, frijol,
calabazas, chile, aves de corral y sus derivados, etc.), pero es general-
mente a través de un intermediario (comerciante loC:il), como los vier-
te en el mercado en cantidades mayores.
En este sentido, en el mercado celebrado en la ciudad de Quezalte-
nango en ocasión del ''primer viernes de cuaresma^', (") solo el 17.3%
de los campesinos que vendieron allí productos agrícolas, eran produc-
tores directos, en tanto que los demás (82.7%), vendían productos a-
grícolas comprados al intermediario. Por otra parte, en ese mismo
mercado, el 29.6% de los campesinos-productores vendieron al con-
sumidor, directamente, y el 70.4% a los intermediarios llegados allí
para comprar la producción agrícola de los campesinos de la región.
En el mercado celebrado en la cabecera municipal de San Francisco
El Alto, departamento de Totonicapán, el 36 4% de los campesinos
vendieron directamente al consumidor y el 63.6% a los intermediarios;
en San Miguel Chicaj, departamento de Baja Verapaz, fue el 32.7%
de los campesinos quienes lo hicieron directamente; en Jocotán, de-
partamento de Chiquimula: el 40.6%; en San Juan Chamelco, depar-
tamento de Alta Verapaz: 22.6%; en Palín, departamento de Escuin-
tla: 20.1%; en Nentón, departamentode Huehuetenango: 36.6%etc. (^)
De manera pues, que puede decirse qre aproximadamente el tercio de
los campesinos Minifundistas (27 4%. promedio), vende en el mercado
directamente al consumidor, y que el resto (72.6%, promedio), lo hace
a través de los intermediarios.
Por otra parte, el campesino Minifundista que acude a los merca-
dos celebrados en las cabeceras municipales regionales, debe pagar,
en concepto de ''derechos de plaza^\ o "derechos de piso^\ un impuesto
que varía entre Q. 0. 10 y y.0. 15 por quintal de producto agrícola in-
troducido al mercado para la venta. El transporte de las mercancías
a dichos centros comerciales regionales, se hace "i\ la espalda": pro-
medio de 8.7% de los campesinos, aunque en las regiones con vías de
comunicación en mal estado (o inexister^tes para vehículos motoriza-
dos), suba a 16.4% (San Marcos), o 18.7% (Totonicapán), 10.8%
(Huehuetenango), etc. (^), pero, de no hacerse así, han de pagar un
promedio de Q.0.01 por kilómetro recorrido y por quintal transporta-
do para poder llevarlo al mercado regional más próximo.
Veamos, a continuación, como se presenta el problema de la par-
ticipación del campesino Minifundista en el mercado, en relación al
aumento de su producción agrícola y las consecuencias derivadas de
ello.
—109-
otras observaciones.
Pese a no contar a la fecha, con la información exacta referente a
la producción agrícola procedente de las explotaciones rainifundistas,
esto puede deducirse aproximadamente, teniendo en cuenta que el
Minifundista es un productor que cultiva la tierra intercalando las
plantaciones de maíz con el frijol, la papa, las cucurbitáceas, y otros
A falta de información sobre la ''superficie sembrad h'^ en 1950,
en las explotaciones del tamaño aquí considerado, se toma como re-
ferencia la ''superficie totai^^ poseída en ambos períodos. Si se tiene
en consideración que la extensión de las parcelas Minifundistas no es
cultivada totalmente, sino que se deja aproximadamente el 8% de su
superficie en descanso, (^) lógicamente los rendimientos señalados a
continuación sufrirán variaciones. Sin embargo, como se trata de
llamar la atención sobre otros aspectos, y no precisamente sobre los
rendimientos absolutos derivados de la tierra, las cifras apuntadas
pueden servir para tal fín.
En maíz intercalado, obtenido del
este sentido, la producción de
cultivo de las parcelas de los Minifundistas, registró estas cantidades:
CUADRO No. 9
PRODUCCIÓN Y RENDIMIENTOS AGRÍCOLAS
EN LA S EXPL O TA C ION ES M INI FUNDÍS TA S
DE HASTA 2 MANZANAS DE ^SUPERFICIE
(1950-1964)
Rendimientos promedios
(quintales)
a) por manzana 8.83 9.80 + 0.97 ;: +10.9%
b) por cuerda 0.55 061 + 006 :; +10.9,,
-110-
En este sentirlo, obsérvese como se presenta el caso en la aldea Chui-
cacay, municipio de Santa Apolonia, departamento de Chimalte-
nango: C*)
CUADRO No. 10
CUADRO No. 11
PRODUCCIÓN AGRÍCOLA EN TRES ALDEAS
XESUC CHITATUL SANTA IRfiNE
N' 1958 1965Diferenc. 1955 1965 Diferenc. 1955 1965 Diferenc.
1 7,290 7,450 +
2.1% 4,560 5,300 +16.2% 6,500 6,950 + 6.9%
2 426
493+15.7,, 235 300+27.6,, 361 420+16.3,.
3 17.1 15.1-13.2,, 19.4 17.6—10.2,, 18.0 16.5— 9.0,,
4 10,950 12.000+ 9.5 „ 5,700 6,900 +21.0 „ 8,750 9,700 +10.8 ..
—111 —
das; 4: producción del complejo agrícola señala-
do, en quintales; 5: rendimientos promedios por
cuerda y 6: promedio de producción por familia.
CUADRO N9 12
RESUMEN DE LOS CU ADROS 10 y 11
-112-
A propósito de los rendimientos obtenidos, puede observarse (en la
información proporcionada en los cuadros anteriores), que esto^ subie-
ron de 1 39 quintales por cuerda, a 1 .46 quintales, es decir: 6 libras
más por cuerda, equivalentes al -|- 5% de los rendimientos anteriores.
Sin embargo, el promedio de producción ag^rícola, por familia Mini-
fundista, varía de 27 11 quintales (en 195558), a 25.83 quintales (en
1965), lo cual representa una disminución de 1.28 quintales promedio
por familia, es decir: —
4'.7% de las cantidades disponibles con anterio-
ridad.
—113-
Específicamente en relación a los excedentes agrícolas del minifun-
dio, la información proporcionada en los cuadros 10, 11 y 12, permite,
por otra parte, señalar el aumento de la producción agrícola regional
vertida en el mercado. En este Sentido, teniendo presente que el cam-
pesino utiliza para su consumo familiar el 47% de su producción, reser-
vando 5% para semilla y 3% para otros fines, y virtiendo en el merca-
do el 45% de su producción agrícola, puede calcularse, entonces, que
los excedentes agrícolas, manifestaron estas variaciones:
CUADRO No. 13
1955/58 1965
1: producción agrícola: quintales 36,950 41,000
2: no-comercializada: 55% 20,320 22,500
3: comercializada: 45% 16.b30 8.500
4: diferencia (quintales) — -h 1,870
5. equivalente a 4-11.2%
CUADRO No. 14
(
Producción agrícola
1955/58 1965
1: producción agrícola: quin tales 27.11 25.83
2: no-comercializada: 55% 14.91 14.91 (^)
3: comercializada: 45% 12.20 10.92
4: diferencia quintales — 1.28
5: equivalente a — - 10.4%
Elaborado en base a la información de los cnadros 10, 11 y 12.
(o) Supuesto que continúa consumiendo las mismas cantidades que anteriormente.
-114-
.Es decir, Ye.rtir menos excedentes agrícolas (—10.4%), continuan-
do mismo nivel de consumición familiar anterior. Ante esta situa-
al
ción, cabe preguntarse ¿De dónde proviene, entonces, el aumento d»-
'•excedentes agrícolas comercializados" que se observa en el cuadro 13?
¡De la disminución del consumo familiar, desde luego!, dado que, an-
te lapresión que significan las necesidades ingentes (alimentación de
los miembros de la familia, vestuario, transporte, pago urgente de deu-
das, y otras), el campesino *'reduce" su consumo utilizando parte de él
virtiéndolo en el mercado. Sin embargo, recuérdese que el hecho de
vender parte de la cosecha obtenida a fin de poder solventar estas ne-
cesidades ingentes, significa, a su vez, la posterior compra de las mis-
mas cantidades, o más, a precios más elevados, lo cual se traduce final-
mente, por una parte en un aumento de su participación en el mercado
y por otra en su empobrecimiento, al comprar más caro el mismo pro-
ducto que anteriormente él vendió más barato.
Sin embargo, las cantidades arriba anotadas como correspondien-
tes al consumo familiar, no son suficientes como para llenar las exigen-
cias mínimas de consumición familiar de productos agrícolas básicos,
de manera que, considerando el problema desde esta perspectiva, su
participación en en el mercado se reduce más: —
18%. Consecuencias:
a) si mantiene su consumición familiar, reduce su participación en
el mercado, reduciendo, a su vez, sus ingresos monetarios.
b) si mantiene su participación en el mercado, reduce su consumi-
ciión familiar.
-115-
lor en una estructura nacipnal dpndie imperan una e,conpmía,un podeír,
una justicia, una religión y valores radicalmente ajenos. Al perder es-
ta simbólica parcela, es d^cir» al romper definitivamente con lo suyo se
pierde en el (semi) proletariado agrícola de las fincas de exporta-
ción y después en las barriadas". (^^)
c) Referencias teóricas
-116-
puede exponerse de una manera general y esquemática, con lo que se
dice a continuación.
CUADRO No. 15
CAPITAL, VALOR DE PRODUCCIÓN
Y PRECIO DE PRODUCCIÓN
Capital Reía- Valor Tasa Ga- Precio
Pro- Varia- Cons- Plus ción: de pro- media nan- de pro-
duc- ble tante Total Valía Plus ducción de ga- cia ducción
tor Q. Q. Q. % valía Q. nancia Q. Q.
—117-
Obsérvese que, en estap condicÍDnes, el valor de producción (co-
lumna 7), es igual a la suma de las cantidades de la columna 4, más
las de la columna 5, lo cual da Q. 300.00. Q. 500.00 y Q.700.00, para
los productores 1, 2 y 3, respectivamente.
-118-
Sin embarco, para el propietario de es^a empresa, el precio de pro-
ducción no es (te Q.IO.'OO (a la misma tasa de ganancia del 25%),
'
-119-
íoqIwso, pvie,de ^o ciertos q^sps, q^ener un déficit. En la agri-
Uljedj^a e,
cultura. no son los gastos de producción necesarios sobre üh
,
Así pues, por una parte, en la agricultura son los gastos necesa-
rios que requiere la producción agrícola de las parcelas de los campe-
sinos Minifundistas, los que determinan el precio de los productos
agrícolas, aunque, aparentemente, ellos no tengan nada que ver con
la política de fijación de precios. Por otra parte, son aquéllos cam-
pesinos poseedores de las peores parcelas de terreno (es dtcir, los pe
queños agricultores que participan en el mercado y, sobre todo, los
Minifundistas que así lo hacen), quienes, al vertir allí los excedentes
agrícolas obtenidos de su explotación, determinan el precio de los pro-
ductos agrícolas. Esto aquí apuntado, es mayormente válido en re-
lación a los artículos básicos (maíz, frijol, papa, habas, etc.), ya que
son los productores pequeños (no los latifundistas), quienes producen
la casi totalidad de estos artículos, y ellos (no los latifundistas),
quienes poseen las peores parcelas de tierra.
Considérese, lo apuntado, con lo que se oírece a continuación:
a) Una hectárea de terreno sembrada de maíz y utilizando las
técnicas más modernas de explotación agrícola (tal como suce-
de, por ejemplo, en los latifundios del país), requiere los siguien-
tes gastos: (^)
(^) Kautsky, K., 1970, página 104 y 105. Primer subrayado y paréntesis míos (HFA),
segundo subrayado, del autor.
-120—
8. Imprevistos (10^ de 7) Q. 15.38
9. Administración (5% de 7) Q- 7.69
10. Cuota I.G.S.S. (2% de los
salarios pagados) Q- 1.23
11. Total de gastos indirectos Q- 36.60 Q. 36.60
12. Total de gastos — Q. 190.40
-121-
.
de maíz Q- 4.00
— Precio de producción de 1 quintal
de maíz Q. I.73
— Beneficio obtenido O. O 39
-122—
ambos, es decir, una manzana de superficie. Dada la fertilidad diferen-
te de los suelos, los rendimientos soq distintos, y dado los distintos ni-
niveles tecnolÓQ:icos de las fuerzas productivas practicadas en las par-
celas de los campesinos de cada uno de los dos sectores, los gastos de
producción son diferentes. í^or otra parte, el precio por quintal seña-
lado en el cuadro que si^ue: Q.3.42, es decir, el correspondiente a los
campesinos poseedores de ¡as peores parcelas (sector C), difiere del se-
ñalado en la fuente utilizada. Se explica esta diferencia por el hecho de
que el precio anotado en la fuente corresponde al existente en el merca-
do nacional de pranos a la fecha de la investigación.
Según lo dicho anteriormente, los resultados que se observan son
estos:
CUADRO No. 16
( ) Fuente utilizada: IIESO, 1968. cuadro 12. página 54. para estimación de producción
por manzana; cuadro i6. página 62. para capital invertido en la producción, en el en-
tendido de que cada manzana equivale a 6.25 cuerdas (cuerda: 1.600 varas cuadradas,
en esta zona), La estimación de la tasa de ganancia se hizo basándose en la informa-
ción dada sobre el precio de las parcelas: Q.600 00 cada una, de 28 manzanas de ex-
tensión.
—123-
señalar, también, que los productores del sector A obtienen un benefi-
cio equivalente a22 8%, sobre el valor de su producción o, desde otro
ángulo de consideración, 36 6% más del capital invertido. Por otra
parte, el campesino Minifundista del sector C, no obtiene beneficio (va-
lor de producción: Q 66.6U/precio de
la producción y. 66. 45), obtenien-
do solamente el 10.7% más
del capital invertido. En otras palabras,
la transferencia de la plusvalía, se acumula entre los productores del
sector A.
La misma fuente indica, por otra parte, que los ingresos per capita
de los campesinos del sector B, son de Q. 122. 94 y los del sector C, de
Q.49.59, y que estos ingresos tienen un origen no-agrícola, equivalente
al 3% para los productores del sector A y 8% para los campesinos del
sector C. Los ingresos de origen agrícola, finalmente, representaron
el 97% y el 92%, para los productores de A y C, respectivamente. (^^)
CUADRO No. 17
—124-
to que éstos, los del sector B, no lo obtienen por ser, de los tres, los
explotadores de los peores terrenos
Por otra parte puede constatarse que el productor del sector A, ob-
tiene un beneficio equivalente al 22.4% sobre el valor de la producción,
en tanto que los campesinos de los sectores C y B no lo obtienen:
-0.6% y -0.004% !
CUADRO No. 18
—125-
De acuerdo con el tipo de análisis hecho en relación a la informa-
ción de los cuadros anteriores, puede observarse que el productor que
mecaniza su producción (1: Chimaltenango), **recupera'* el 36.5% del
monto del capital total invertido, obteniendo una ganancia equivalen-
te a 31%. El campesino Minifundista que cultiva su parcela alternan-
do el trigo con el maíz (3: San Marcos), '"recupera" el 4.8% del capital
total invertido, obteniendo una ganancia equivalente al 0.4%. Final-
mente, el campesino de Ouezaltenango (N^ 3 del cuadro 18), "recupe-
ra" el 4.2% del capital invertido y no obtiene ganancia.
Acotaciones:
Los campesinos de las regiones aquí seiíalados, opinaron (^^)
En
estas condiciones, en las que los campesinos de San Marcos,
que pueden tomarse como muestra tipo de los Minifundistas del país,
sufren las inclemencias meteorológicas, sin mayor asistencia técnica ni
crediticia, cultivando con semillas no procesadas y limitando sus culti-
vos por falta de recursos económicos, por no poder mecanizar sus
plantaciones, etc., no es de extrañarse que su "renta" agrícola sea "ne-
gativa"
o-o-o
—126—
campesino «gricultor (productor de mercancías dentro de la economía
mercantil) para convertirse en un productor de artículos de consumo
personal. Dejará de ser un campesino puro, para convertirse en un campe-
sino que, dadas sus necesidades de dinero para adquirir losartículosque
é\ no produce, recurre a su contratación como asalariado, vendiendo la
mercancía que aún le queda: su fuerza de trabajo. Participa, pues, en
los mecanismos de una economía capitalista en tanto que campesino
proletarizado (empobrecido: arruinado).
El mecanismo de la participación mercantil que se ha señalado, se
complica más si se toman en consideración factores como la ubicación
de las parcelas de los campesinos en relación a los centros de mercadeo
(en este sentido, los gastos de producción incluyen, además, los fletes
pagados por el transporte).
Las circunstancias relacionadas con la inclinación de los suelos de
las parcelas, la erosión de la tierra o su textura; el tamaño de las par-
celas y su fragmentación en unidades dispersas; la tenencia de aperos y
utensilios de labranza no solo en número insuficiente y un buen estado,
sino acordes a las técnicas modernas de explotación agrícola, sin olvi-
dar, tampoco, los aspectos relacionados con la existencia de comer-
ciantes intermediarios, el costo de la vida, la variedad de sistemas de
medición y volumen de los productos, hacen más complejo el mecanis-
mo aquí esquematizado, pero la esencia prístina de el, así como el re-
sultado al que se llega, son los mismos.
-127-
especulan con los precios;
2: las constantes y marcadas ^uctuac/ones /za6/Jas en /os precios
pagados al productor directo por las instituciones (oficiales y
privadas) o personas particulares (intermediarios), que se be-
nefician con las ganancias sin participar directamente en la
producción;
3: falta de asistencia íéc mea relacionada con la información opor-
tuna que debiera recibir el campesino sobre la producción y co-
mercialización de los granos;
4: el mal estado, e insuficiencia o ausencia, de las vías de comuni-
cación, así como lo reducido del numero de tnedios utilizados
para el transporte;
5: la falta de uniformidad en relación a las medidas de peso utili-
zadas en el mercadeo de los productos: la fanega (equivalente a
150 libras), el quintal, la arroba (igual a 0.25 quintales);
6: insuñciencia e inadecuación áe las formas o facilidades físicas
de almacenamiento, que en no pocas ocasiones causa pérdidas
del producto en perjuicio del productor directo;
7: deficiencias en los métodos de clasificación, manipuleo, procesa-
miento y empaque de los productos agrícolas;
8: altas tasas impositivas fijadas en concepto de "derecho de pla-
za", o "derecho de piso";
9: precios elevados para el transporte de las mercaderías; y
10: ausencia de legislación adecuada sobre mercadeo, y la vigilan-
cia para el cumplimiento de lo establecido.
2. La producción artesanal.
-128-
vierte pequeñas cantidades de algunos productos de fabricación domés-
tica, tales como artículos de cerámica (ollas, comales, jarros, tinajas),
cintas tfjidas con palma, empleadas posteriormente en la fabricación
de soml)rer()s; telas y tejidos, o bien (como una actividad artesanal
más especializada), artículos de talabartería, elaboración de calzado
rústico (caites, zapacaites), o muebles caseros, etc.
Según la región rural del país que se considere, y según aquéllas zo-
nas en donde las materias primas utilizadas estén más al alcance de
los campesinos, se desarrollan estas actividades "extras" y, pareja-
mente a la división del trabajo familiar en la que unos miembros se de-
dican a las actividades puramente agrícolas, y otros a las nuevas acti-
vidades artesanales, se observa, además, una "regionalización" de las
artesanías rurales.
-129-
Así, por ejemplo, los campesinos residentes en ía región oriental del
país (departamentos de Chiquimula o Jutiapa), se dedican a la fabri-
cación de artículos hechos de paítna: sombreros, cestos, etc.; aquéllos
del Altiplano-Central (Totonicapán), a la fabricación de telas, cerámi-
ca o mueblería rústica; los de Solóla (dentro de la región del mismo
ecosistema), a ¡a taita de ¡a grava volcánica, ff^ibricando "piedras de
moler", así como a la cerámica decorativa', en Quiche es la elaboración
de **cintas" de palma utilizadas, después, para la fabricación de som-
breros; en la zona de las Verapaces, la cerámica; los campesinos de la
parte norte del departamento de Quiche (municipios de Sacapulas, Ne-
bajf Joyabaj, y otros), a la extracción de sal; los de Chimaltenango,
sobre todo los de la aldea Xeabaj, municipio de Santa '^polonia, a la
explotación de canteras de cal; los de Quezaltenango (San Carlos Sija,
por ejemplo), a la confección de pantalones y caminas; en Huehucte-
nango (sobre todo en la jurisdicción de Chancol), a la producción de
derivados de leche de vaca y cabra: quesos; candelas de cebo y cera
en San Francisco El Alto (departamento de Totonicapán), teja y al-
gunos materiales deleznables empleados en la construcción {adobes),
en Parramos y El Tejar (Chimaltenango), panela y derivados de caña
de azúcar, entre los campesinos de las comunidades de la costa sur;
muebles de mimbre, entre los de San Juan Ostuncalco (Quezaltenan-
go); codelería y jarcia entre los de Santiago Atitlán o San Lucas Toli-
mán, departamento de Solóla, etc. etc.
La dedicación del campesino enfocada hacia la realización de estas
actividades secundarias, tiene gran significación desde el punto de vis-
ta de los efectos que se observan en cuanto a su posición social dentro
del proceso de diferenciación social. Y es así como, desde este punto
de consideración, al campesino dedicado a las actividades artesanales,
puede estudiárseles desde dos aspectos diferentes.
—130-
venta de los artículos de fabricación doméstica artesanal, no es defini-
tiva. En la producción artesanal no puede, tampoco, competir con la
producción industrial, dado el bajo nivel tecnológico con que cuenta.
De manera que, pese a que estos artículos artesanales puedan encon-
trar al inicio un mercado más amplio que el de ios artículos agrícolas,
su actividad artesanal no será más qre una solución pasajera dada a
sus menesteres.
Campesino
> 3: c-
Jornalero
-131-
Sin embargo, su regreso a la producción agrícola no se verifica en
las mismas condiciones que anteriormente,
pues, en este sentido, vol-
verá en condiciones de "más atrasado", ya que el retroceso económico
siempre se acompaña de la ruina física (tanto de la tierra como de los
hombres), y el resultado observado en la economía campesina, es la
ruina del campesino en tanto que productor artesanal.
En resumen, su participación en la producción artesanal, (hecha a
expensas de sus actividades agrícolas,) no es más que ocasional, tem-
poral y destructiva de su economía familiar.
Véase, lo expuesto, en los resultados obtenidos de la consulta de
170 campesinos Jornaleros y 126 campesinos Minifundistas dedicados
a la producción artesanal, inquiridos sobre la simultaneidad de las
actividades agrícolas y artesanales domésticas: C^)
CUADRO No. 19
simultaneidad ^b actividades
agrícolas y artesanales domesticas
Campesinos Jornaleros
a: campesinos que antes de ser Jornaleros
se dedicaron a actividades artesanales: 113 66%
b: campesinos que antes de ser Jornaleros
se dedicaron a otras actividades (comer-
cio ambulante, por ejemplo) : 41 24%
c: campesinos Jornaleros no dedicados pre-
viamente a actividades artesanales :
_16^ 10%
Total , : 170 100%
Campesinos Minifundistas
d: campesinos dedicados simultáneamente
a actividades agrícolas y artesanales...: 54 43%
e. campesinos que se enganchan como Jor-
naleros : 72 57%
Total : 126 100%
f: campesinos que anteriormente se dedica-
ron a actividades artesanales o se en-
gancharon como Jornaleros (^) : 131 67%
( ) Consulta hecha a los campesinos de las comunidades señaladas en la nota N" 39, de
este trabajo. Véase
-132-
Por otra parte, un reducido numero de campesinos-Jornaleros no '^pa-
saron" por esta etapa "de dedicación a actividades artesanales" (10%)
fin otra consideración, el 43% de los campesinos recurre tanto a
las actividades agrícolas como a las artesanales como medio de sub-
sistencia, en tanto que el 57% de estos campesinos-Minifundistas,
abandonan las actividades artesanales y se enganchan ci.mo Jorna-
leros.
-133-
trabajo; es decir, las características típicas y propias qne denancian la
presencia del proceso de formación de ia manufactura capitalista de u-
na naturaleza diferente. (^*)
( ) Véase más detalles de este proceso de evolución en Marx, K., Le Capital. Livre troi-
sieme: X«proc«55M5 d'ensamble de la production capitaliste. Tomo III, Vol 8, Edi-
tions Sociales, France, 1967, páginas 318 a 320.
—134-
da que repreientan los brazos femeninos e infantiles.
Véase en el cuadro siguiente, lo señalado en relación a la propor-
ción de esta participación.
CUADRO No. 20
Participación de;
ACTIVIDAD Jefe Esposa Otros(^) M.O.A.
LABORES agrícolas
1. Preparación de la tierra
a) con azadón o pica 10% — 10% 80%
b) arado "de sangre" 15,. 85..
Abono del terreno 10,. 20,. 70.. —
Siembra
a) del maíz io„ 20.. 60.. 10..
b) de la papa 10,. 20,. 60,. 10,.
c) del trigo 10., 50.. 40..
d) otros productos {'^^) 25.. 70,. 5.,
Limpia de las plantaciones
a) de maíz — 30.. 70..
b) de trigo 30.. 70.. I
Doblado de la caña de maíz — 50 „ 50 „ —
Cosecha
a) del maíz 10„ 40., 40..
b) del trigo 10.. 20.. 20 „ 50..
c) del frijol 50.. 50 „
d) de la papa 30,. 55., 15„
e) otros productos (*?'') 60.. 40.,
7. Otras actividades:
a) desgrane de maíz 60., 40..
b) aporreo del trigo — 40.. 60,. —
c) aporreo del frijol 60.. 40..
LABORES ARTESANALES
1. Compra de materiales 80,. 15.. 5.. -
2. Preparación de materiales
a) alfarería 80.. 10„ 10..
b) hilos 60,. 5,. 5„ 30.,
c) cestería 75 „ 5,. 10.. 10,.
d) cordelería y jarcia 80,. 10„ 10.. —
e) otros ('="?99)
60.. 10., 15.. 15„
(Signe )
-135-
(continuación )
3. Fabricación de productos
a) alfarería 80% 5% 15% %
b) tejidos 80,. 5,. 15., —
c) cestería 70.. 10.. 10., 10.
d) cordelería y jarcia 75.. 15„ 10.
e) otros (^999) 70., 10.. 10„ 10.
4. Confección de ropa
a) de mujer (fajas, etc.) __ 80.. 20„
b) de hombre (en general) 70.. 10,. 20.
c) camisas 80.. io„ 10,. —
d) pantalones 70,. 10„ 20.
e) otros (9999) 75,. io„ io„ 5.
5. Derivados de leche 70.. 20., 10.. —
6. Otras actividades(9'?99) 60.. 20„ 20„ —
C^) niños de 7 a 14 años
{°^) como habas, cucurbitáceas
frijol y
(000) como habas, cucurbitáceas, güisquiles, chile, etc.
(ooop) recuérdese las actividades señaladas en la sección 2 de este capítulo.
M.O.A. - mano de obra asalariada.
-136-
ración de alimentos cocidos consistente en frijoles, tortillas de maíz y
chile. Si se indica un promedio de 30 días al año, como el período du-
rante el cual obtiene contratos esporádicos, podrá estimarse entonces,
que el monto de los ingresos monetarios que pudiera percibir por la
realización de tales actividades asalariadas, no representa mayor can-
tidad. La importancia del hecho no estriba entonces, en la cantidad
de los ingresos así obtenidos, sino en las relaciones sociales que implica
el hecho de realizarlo.
No obstante, el proceso de proletarización se inicia en estas situa-
ciones ocasionales en las que el Mmifundista se ve volcado sin él que-
rerlo. Este proceso se verá acelerado en la medida en que el mercado
de productos llegados del exterior vaya suplantando al de los produc-
tos locales, tal el caso, por ejemplo, del mercado de Santa María Chi-
quimula, departamento de Totonicapán, donde los comerciantes forá-
neos vierten cada vez cuatro camionadas de maíz, lo cual hace al lugar
un pueblo importador de productos básicos. (^*)
Por otra parte, en la medida en que el valor del producto de su
trabajo se vea menos demandado que su fuerza de trabajo o en las
condiciones en que los precios de los productos agrícolas en el mercado
sean inferiores a los de los productos que él desee invertir allí en tanto
que productor directo; su proletarización se acentuará, y dicho proce-
so se mostrará más evidente en la medida en que disminuya el rendi-
miento de su parcela; en tanto que él continúe siendo un campesino
productor de artículos de consumo y no un productor de artículos co-
mercializables; o bien: en la medida en que continué siendo un agricul-
tor productor de artículos de valor de uso y no un campesino produc-
tor de artículos diversos de valor de cambio.
-137-
**
estructura mental que refleja una estructura económica
basada sobré la expropiación del suelo y la riqueza Allí se origina
un sin número de conflictos con los secretarios de alcaldía, los maes-
tros, las enfermeras, los sacerdotes, la resistencia a los censos, a los
técnicos del ministerio, a la justicia departamental, y explica así mis-
mo la abstención política. En una estructura de poder de la riqueza,
basada sobre el monopolio (de los medios de producción), de unos y la
explotación de otros, la discriminación inscrita en el sistema y también
las ideologías, hacen que esta conducta no solamente sea lógica, sino
también adecuada (y) por esta razón la abstención electoral no de-
muestra ^'ignorancia" o falta de civismo como lo rezan los partidos
políticos aún progresistas, de la misma manera que la tendencia a aco-
ger los gobiernos fuertes y personales no significa una tendencia inna-
ta hacia la reacción y el conservatismo, sino apego hacia la unidad
que, además de origen lejano, es principio de sobrevivencia **
(^^)
o-o-o
La
participación del campesino Minifundista en el mercado signifi-
ca, pues, elrompimiento paulatino con su comunidad, manifiesto pa-
ralelo, con una relación progresiva de dependencia con el exterior, pro-
ceso iniciado desde la colonización (española), desarrollado a fines del
siglo pasado y acelerado en nuestros días.
La
participación del campesino en el proceso de la producción agrí-
cola, deGuatemala, en tanto que fuerza de trabajo asalariada, se ha
visto aumentada considerablemente en los últimos treinta años, como
lo prueba el número cada vez mayor de Jornaleros empleados en las
empresas agrícolas. Algunos autores explican este hecho como la con-
secuencia del aparecimiento de nuevas fuentes de trabajo, al ser dedi-
cadas a la explotación agrícola superficies que otrora se mantenían
ociosas, otros (sobre todo las fuentes oficiales) dan como explicación
al fenómeno, el aumento demográfico observado en los últimos años.
-138-
Por una parte, su progresiva dependencia del mercado, le exige ca-
da vez más productos y se traduce en menos reservas familiares y, por
la otra, aunque su ingreso monetario aumenta progresivamente, sn
pauperización se acelera a ritmo más rápido que aquél. Su tecnología
agrícola, desarrollándose a un ritmo desigual al desarrollo del mo-
do de producción imperante, no aumenta los rendimientos obtenidos
de explotación agrícola de su parcela de tierra, y la concurrencia en
la
el mercado se torna insostenible. Bspiral viciosa que lo aleja del cen-
tro de su comunidad relacionándolo cada vez más con los grupos so-
ciales que, en posiciones de explotación de clase, lodominan a través de
relaciones de producción traducidas en ausencia de tierras para traba-
jar, concesión de aquéllas que ofrecen las menores posibilidades para el
cultivo, formas de arrendamientf) onerosas para su economía, sea por la
apropiación directa de sus productos o por su explotación como traba-
jador asalariado, pero en todo caso por la apropiación de la plusvalía
creada por él, precios arbitrarios por sus productos agrícolas volcados
en el mercado, e, incluso, discriminación social revestida ora de se-
paración de clases, ora de abierta actitud discriminativa racial.
o-o-o
—139-
Capítulo 5
LOS CAMPESINOS JORNALEROS
I. Su nominación
-141-
contractual con el trabajador, comprende también un significado se-
paratista (de clase), discriminatorio (económico) y de superioridad
(racial), dado el hecho de que la mayoría de los Jornaleros son traba-
jadores que, somáticamente, denuncian una directa y marcada ascen-
dencia maya-quiché.
Así pues, el término Jornaleros empleado para nominar a los
miembros que conforman esta capa social,no solamente tiene la fina-
lidad de la identificación objetiva e inmediata del tipo de actividades
a las cuales se hace referencia sino, a la vez, persigue la de la ubicación
especial de un tipo de trabajadores dentro de la estructura social gua-
temalteca. En otras palabras, designa e identifica a los trabajadores
campesinos cuya característica piístina es la de devengar un salario a
cambio de la venta, periódica y temporal, de su fuerza de trabajo al
desempeñar actividades agrícolas.
2. Su Tesidencia
A los Jornaleros se lea ubica residiendo en toda la república; tanto
en las zonas rurales (caseríos, villoríos, aldeas y pequeños poblados
formados al rededor de las empresas agrícolas importantes), como en
las zonas urbanizadas de las cabeceras municipales y departamentales.
También puede localizárselos en la capital de la república, es decir,
localizar trabajadores que así mismos se llamen ''jornaleros" y que
por la venta de su fuerza de trabajo devenguen un jornal; pero la refe-
rencia hecha aquí, hace designación específica a los trabajadores cam-
pesinos, residentes habituales de las zonas rurales y de los poblados
parcialmente urbanizados del país.
-142—
sobre todo el lazo de unión a su comunidad, no un bien económico de
producción, o un valor inmueble que pueda llej^ar a ser considerado
como mercancía, sino un bien de uso, un bien de consumo, un vínculo
vernáculo: su lugar de residencia.
En este sentido, el Jornalf ro que no es propietario de algún pedazo
de tierra, resuelve este problema residencial acudiendo a una de estas
tres formas:
a) La parcela-vivienda.
b) La habitación— vivienda.
En la segunda de las posibilidades antes señaladas (Jornalero que
alquila una habitación), su situación se caracteriza primordialmente
por la inestabilidad domiciliaria y porque, generalmente, alquila cerca
del lugar donde trabaja durante ese período de contratación asala-
riada.
—143-
**mesones'\ se encuentra, desde el punto de vista del proceso de su di-
ferenciación social habido como resultado de su gradual proletariza-
ción, casi en el grado de un auténtico Obrero-agrícola, u Obrero-indus-
trial, y si no lo es, es principalmente porque, dado su bajo nivel de es-
pecialización (comparado con el de éstos), el mercado capitalista de la
fuerza de trabajo no está en capacidad de absorberlo totalmente como
mano de obra asalariada y, no ha encontrado la posibilidad de ser
contratado por períodos prolongados, en las empresas agrícolas o in-
dustriales. Por otra parte, todavía se encuentra fuertemente atado
por estrechos vínculos a la familia que aún reside en el campo, tiene
muchas deudas contraídas anteriormente por diversas razones y, so-
bre todo, no tiene suficientes conocimientos y preparación para activi-
dades distintas de las faenas estrictamente agrícolas.
El Jornalero que vive en estas condiciones, es aquél cuyo tiempo de
trabajo asalariado generalmente ocupa la mayor parte del año y pue-
de disponer de ur? ingreso relativamente constante, sea trabajando en
actividades agrícolas o bien en labores de tipo artesanal o manufactu-
rero que no requieren mayor especialización.
—144—
y por eso con frecuencia se les confunde con ellos.
Sin embargo, la característica fundamental que los diferencia ei
que los Minifundistas se dedican principalmente a cultivar la tierra y
que, aunque en algunas ocasiones trabajan en su hogar en actividades
de tipo artesanal o manufacturero, raramente se "enganchan" como
"jornaleros agrícolas" o, por lo menos, no cuentan con ello como su
fuente principal de ingresos para su subsistencia. Los Jornaleros, al
contrario, sobre todo son "jornaleros" y secundariamente se dedican
a cultivar para sí parcelas de tierra cuyo producto es destinado para
su consumo familiar.
b) La propiedad agraria
Los Jornaleros que son propietarios de alguna parcela de tierra, lo
son generalmente por haberla heredado. Durante una investigación
efectuada en la región nor-occidental de Guatemala, (^^) se observó que
-145-
el 29.68% de
la tierra explotada por los campesinos, fue habida por he-
renciay que de estos propietarios, el 43.5% tenía parcelas de tierra
menores de 5 cuerdas (0.22 hectáreas). El resto: 70.32%, la había com-
prado y poseía parcelas de tierras mayores a veces, de hasta 35 cuer-
das (1.5 hectáreas).
Cualquiera que sea la forma por medio de la cual llegó a ser pro-
pietario,el campesino Jornalero utiliza este pedazo de tierra principal-
mente para construir allí su vivienda y tener un lugar fijo para su resi-
dencia. Como generalmente la extensión adquirida es de un promedio
de 3 cuerdas (0.13 hectáreas), el terreno no utilizado para este fin, se
destina para corrales de animales o para el cultivo de productos agrí-
colas como maíz, frijol, trigo, papas, habas, o verduras si las condicio-
nes y posibilidades de irrigación lo permiten.
—146-
Por otra parte, las parcelas de tierra propiedad de los Jornaleros,
se ubican en los sectores marginales de los poblados urbanos o semi-
tirbanos del país, o bien en aquéllas zonas de la región cujms tierras
tíán no han sido acaparadas por los grandes propietarios terratenien-
tes, es decir, se ubican en las zonas en donde los terrenos son montaño-
sos, sobre las laderas con inclinaciones pronunciadas, o en las zonas a-
lejadas de las vías de comunicación, características que tipifican a las
peores parcelas de tierra, y que, como se vio, son también las caracte-
rísticas típicas de las explotaciones agrícolas poseídas por los campe-
sinos Minifuadistas.
--147-
Capítulo 6
EL PROCESO DE PROLETARIZACION
1. Ocupación y desocupación.
Independientemente de la relación de residencia y posesión agra-
ria, pero desde luego estrechamente ligada con ellas, otra de las carac-
terísticas que pueden identificar a los campesinos Jornaleros es su
grado de ocupación y desocupación.
Generalmente estos campesinos no devengan un salarario (jornal),
todos los días del año. Las épocas de mayor ocupación asalariada
son aquéllas durante las cuales se preparan los terrenos dedicados a
las siembras, en algunas ocasiones durante la época de las siembras
mismas, así como durante las épocas de limpia de las plantaciones
(en el caso del maíz, el trigo, el café, el algodón, etc.) y durante las de
la cosecha de estos productos. En los intervalos habidos entre cada
una de estas actividades realizadas en las plantaciones de las empresas
agrícolas que los contratan, el Jornalero es un campesino desocupado
y es entonces cuando su fuerza de trabajo se vuelca sobre su pequeña
parcela de tierra cultivada principalmente de maíz.
En otras ocasiones, durante los días del año durante los que no es
contratado, el Jornalero se dedica al comercio de productos agrícolas
(78\
) Flores Al varado, H., igfii, página 96 y siguientes.
9
—149—
(sobre todo granos), o productos textiles (telas de confección domesti-
ca e industrial), vendiéndolos en los mercados de la región.
Esas actividades comerciales, a las que se dedica el 27.8% de los
Jornaleros, C^^) les proporciona algunos márgenes de ganancia: Q.0.62
promedio diario durante un período (igualmente promedio) de 40 días
al año. (^) Es evidente que el ejercicio de tales actividades, indepen-
dientemente del hecho de que lo vinculan directamente con los mecanis-
mos de una economía de cambio, no significan para el campesino Jor-
nalero un fuerte ingreso monetario, pero, desde el punto de vista del
proceso de diferenciación social, son muy significativas pues, como re-
sultado de ellas, el campesino Jornalero rompe más la relación que lo
une a la tierra y a su comunidad, ya que ha de desplazarse dentro de
áreas más amplias y ausentarse de su residencia por períodos de tiem-
po largos, haciendo así, más complejo el campo de sus actividades eco-
nómicas y el de sus relaciones sociales de producción.
Por otra parte, las actividades extraordinarias (artesanales), que
los Jornaleros realizan durante los períodos de no-contratación asala-
riada, o no-agrícolas domésticas, tampoco le representan fuertes in-
gresos monetarios.
Casi la totalidad de los campesinos Jornaleros: el 81.6%, según
los resultados obtenidos de la investigación citada, realiza estas acti-
vidades con la ayuda que significan para él y su economía de produc-
ción, la fuerza de trabajo de su esposa e hijos. Vendiendo estos pro-
ductos directamente al consumidor, en ocasión de la celebración de los
días de mercado efectuados en las plazas de las cabeceras municipales
regionales, sus "ganancias" apenas llegan a la cantidad de Q.9.00
(anuales) en el caso de la fabricación de textiles (gtiipiles, fajas, coto-
nes, tocoyales, delantales, etc. o de Q. 13.00 (igualmente anuales), en el
caso de la producción alfarera. (^^)
En todo
caso, sea una u otra la actividad extraordinaria a la que
se dedica durante los períodos de "desocupación agrícola", la aban-
dona cuando se le presenta la oportunidad de desempeñar algún tra-
bajo asalariado y es por esto, considerado desde este ángulo, que el
Jornalero es un trabajador que encuentra en el mercado de la fuerza
de trabajo su prístina condición de campesino proletarizado.
Dada la situación de explotación en la cual se encuentra como con-
secuencia de las relaciones de producción imperantes, sin suficiente
tierra en posesión para trabajarla en provecho propio y sin mayores
incentivos sociales o económicos para arrendarla; sin capital para
explotarla en el caso de que la obtuviere; sin recursos para adquirir
materias primas con las cuales elaborar artículos artesanales que pue-
dan ser vendidos posteriormente en el mercado; sin especialización tec-
nológica suficiente como para desempeñar otras actividades económicas
fuera de las labores agrícolas, o con algunos conocimientosde albañile-
(79\
; Flores Alvarado, H., 1961, página 113.
(8Ú\
) Flores Alvarado, H., 1 961, página, 114.
—150-
ría que ocasionalmente les permiten ser contratados como peones de la
construcción en empresas dedicadas a la realización de obras, dichas
de infraestructura (caminos, por ejemplo), o algunos conocimientos
referidos a la tejeduría, la cestería o la cordelería, los campesinos Jor-
naleros encuentran en la contratación de su fuerza de trabajo la forma
de obtener su principal fuente de recursos, la principal vía de inversión
de su tiempo y casi la única posibilidad de subsistir.
a) El salario mínimo.
En actualidad, las disposiciones oficiales fijan un salario mínimo
la
de por jornada de ocho horas de trabajo realizando activida-
Q. 0. 80
des agrícolas.
-151-
En 1954, el Código de Trabajo fue abolido por el gobierno contra"
revolucionario de Carlos Castillo Armas, y cuando aquí se haga refe-
rencia a este código, no será sino con la intención de señalar el efecto
social que significó, para algunos sectores campesinos, el contar con
un instrumento legal al cual poder recurrir como defensa contra la ex-
plotación (económica), puesta en práctica por los empresarios agríco-
las. En la actualidad (1970), dicho instrumento ya no funciona, aun-
que en realidad antes apenas funcionó efectivamente, pero dentro de la
perspectiva del estudio de las relaciones de clase, ha de tomarse en
cuenta y hacer su referencia como un hecho que jurídicamente concreti-
zó las relaciones de producción habidas en el agro guatemalteco.
Tales cantidades fueron fijadas así: dos libras de maíz, una libra de
dos ornas de sal y una onza de cal, {^) necesaria, ésta última,
frijol,
para la elaboración de tortillas de maíz.
Producto Valor
-152-
En salario mínimo, y de hecho "único", que devengó el
realidad, el
campesino (pagado 70% en moneda de curso legal 7 30% en productos
alimenticios), fue de Q 0.70, es decir, descontando el valor de los ali-
mentos de la ración: y.0.57. En otras palabras: 12 5% menos de lo es-
tablecido por las autoridades. Pero, durante el período al que se hace
referencia, especialmente durante el que estuvo en vigencia el Código
de Trabajo (1952-1954), pocos fueron los empresarios, incluido el Es-
tado, poseedores de las empresas agrícolas que cumplieron con este re-
quisito.
La generalidad fue que dichos salarios se pagaran a razón de
Q. 0.70 el jornal, /2íe/3os e/ Fa/orí/e /a ración, estimada en Q.O 20, lo
cual en la realidad, se convirtió en un salario efectivo de Q.O. 50 prome-
dio diario, es decir, Q.O. 17 menos del salario oficial de Q.0.80, equiva-
ente al 2 1.27o menos del monto total.
En la actualidad tal situación no ha variado, como no sea en el
sentido de reducir más el monto, dado que el precio de los productos
alimenticios ha aumentado. El Jornalero devenga un salario de Q.O. 80
por una jornada nominal de ocho horas que en la realidad se prolonga
Q. diez o doce horas. La "ración" se incluye y se descuenta, pero ha-
ciendo cálculos sencillos, si antes la hora de trabajo ("ración inclui-
da"), se fijaba al precio de Q.O. 10, ahora ha bajado a Q.O. 02 menos,
es decir, Q.0.08 la hora.
b) La jornada de trabajo.
—153-
la AltiplanicieCentral o en el Valle del Motagua, los horarios sufren
modificaciones en función al clima imperante. Por ejemplo, las labores
empiezan a las cinco horas de la mañana y concluj'^en a las catorce ho-
ras. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la jornada de trabajo
comprende un período de once horas consecutivas (con treinta minutos
disponibles para almorzar), sobre todo cuando se arguye que ha de
trabajarse a prisa, "para ganarle tiempo al tiempo", dada la urgencia
de hacer las cosechas.
No obstante, lo importante de señalar no es el horario en sí, sino el
hecho de que en sentido estricto en ninguna región del país se cumple
exactamente con lo estipulado oficialmente en relación a la duración
de la jornada de trabajo.
Las leyes laborales establecen que *'la jornada de trabajo no puede
sermayor de ocho horas diarias ni exceder un total de cuarentiocho
horas a la semana" (Código de Trabajo, Artículo 116), pero también
indican que "el trabajo efectivo que se ejecute fuera de los límites que
determinan los artículos anteriores para la jornada ordinaria, o que
exceda de la jornada inferior a aquéllas que contractualmente se pacte,
constituye jornada extraordinaria y debe remunerarse por lo menos a-
sí: a) si se trata de empresas comerciales o industriales con un cincuen-
ta por ciento más de los salarios mínimos o de los salarios superiores
a éstos que hayan estipulado las partes; b) si se trata de empresas a-
grícolas que empleen más de quinientos trabajadores, en la misma for-
ma que el inciso anterior y c) si se trata de otra clase de empresas com-
prendidas en en el inciso a) y b), con un aumento de veinticinco por
ciento sobre los mencionados salarios". (Código de Trabajo, Capítulo
IIÍ, Artículo 121).
—155-
don agrícola, durante un período de tiempo que varía entre tres y cin-
co meses, comprendido entre los meses de noviembre a marzo, el cam-
pesino Jornalero afluye en grandes contingentes a determinadas zonas
de explotación agrícola del país.
Durante este período del año, aproximadamente los dos tercios de
la población que comprende esta capa social, juntamente con algunos
campesinos Minifundistas y no pocos Obreros agrícolas, emigra ha-
cia las áreas de explotación que requieren la mano de obra agrícola
asalariada necesaria para poder levantar las cosechas de productos
destinados, en su mayoría, a la exportación, tales como el café, el al-
godón y algunos productos de consumo interno como la caña de azo-
car o el maíz. Durante el *'ticmpo de cosecha'*, el área rural de Gua-
temala vive en gran escala el fenómeno demográfico de las migracio-
nes periódicas, y es entonces cuando el campesino-Jornalero abandona
las regiones de donde es originario, las zonas en donde incidentalmen-
te trabajó y donde subsistió, para ir a trabajar, vendiendo su fuerza
de trabajo, en las expFotaciones agrícolas que lo demandan, porque lo
necesitan imprescindiblemente en tanto que mano de obra.
Varias y estrechamente ligadas pueden ser las razones por las
cualesel capesino Jornalero emigra periódicamente, y muchas de ellas
también son válidas para otros emigrantes.
Veamos, en esta sección, aquéllas que atañen especialmente a los
campesinos de la capa social de los Jornaleros.
—156-
y es con base en estos cálculos que propone las condiciones al hu-
bilitadcr:
( ) Flores Alvarado, H., 196 1. página 79 Transcripción textual (sic), salvo en los subra-
yados que. todcs, son míos (HFA).
-157-
trabajadores campesinos deben recibir de su patrono un salario fijo y
queda prohibido a éste darles gratificaciones o emolumentos adiciona-
les por los servicios que le presten en el ejercicio de su poder."
(°) En relación a los "flonques", véase, más adelante, inciso e) de este capítulo.
—158—
contraídas anteriormente con él. Por la realización de todas estas ac-
tividades, el habilitador recibe en concepto de "comisión" (por inter-
mediario), el 10% sobre el monto total de los jornales realizados por
"su gente".
Como una vez hechos todos estos descuentos (todos fraudulentos
a excepción de los abonos a cuenta de "deudas"), el campesino Jorna-
lero se encuentra con que a cambio de 60 o 90 días (jornales) de traba-
jo, no recibe sino una cantidad muy reducida en comparación con la
que él había calculado devengar, entonces acepta, del habilitador, un
anticipo hecho sobre el monto de los salarios que devengará durante
la próxima temporada afincóla. Haciendo esto, el habilitador se ga-
rantiza una comisión segura en la contratación del próximo año, "su
gente" para la próxima cosecha, la mano de obra necesaria que le exi-
ja el patrón y, sobre todo, un campesino Jornalero que, en relación a
él, queda "en deuda".
Es por esto que, cuando al Jornalero se le pregunta porqué va a tra-
bajar a esos lugares, contesta:
—"Porque estoy en deuda con el patrón "
—159-
a los campesinos Jornaleros si seguirían yendo a trabajar a esas em-
presas agrícolas si pudieran cancelar las deudas contraídas con el ha-
bilitador, la respuesta fue "No*', preguntando, ellos, inmediatamente:
-•' Y entonces, ¿de qué viviríamos?^' y al sugerírseles:
-"De la tierra", ellos volvían a preguntar:
—"¿Pero para qué cultivar la tierra si se gana más con el jornal?
Yo no trabajaría la tierra -aclaraban- si pudiera vivir todo el a-
'*
ño sólo del jornal
Estas respuestas son muy significativas cuándo se las analiza tan-
to desde el punto de vista de las relaciones sociales de producción que
el campesino Jornalero establece en las explotaciones agrícolas a don-
de va a trabajar, como desde el punto de vista de su proceso de diferen-
ciación social ya que son índices, muy reveladores, del grado de dife-
renciación de clase al que han llegado habido como resultado de 'a
proletarización efectuada a través del proceso de su incorporación defi-
nitiva al marco del modo de producción capitalista.
-160^
piedad agraria y la expansión de la economía capitaliita, al necesitar
de ellos para su desenvolvimiento, los obliga coercitivamente (desde el
punto de vista económico), a recurrir a esta solución.
La tierra, o más bien: la posesión de ella, es uno de los medios em-
pleados para lograr este desarrollo y esta expansión, y la fuerza de
trabnjo proporcionada por el campesino Jornalero, es una condición
necesaria en este proceso. Lm minifundización de las parcelas de tierra
es uno de los resultados; el nivel de la tecnología empleada lo condicio-
na; los rendimientos agrícolas extraídos por la aplicación de una tec-
nología (obsoleta), a costa de la extenuación de la tierra, la competen-
cia y el cambio desigual habido en el mercado; el bajo poder de *'absor-
ción" de la fuerza de trabajo familiar de las explotaciones agrícolas
minifundizadas (que, en este sentido, resultan "demasiado grandes"
para una familia), todo ello, pone al campesino en la antesala de las
relaciones de producción capitalistas.
Por otra parte, se ha señalado que la tierra está agotada (la tie-
rra poseída por los campesinos), que los rendimientos obtenidos ape-
nas cubren los niveles mínimos necesarios para la subsistencia, y el
campesino Jornalero, que vive la realidad agraria con el estómago ca-
si constantemente vacío, lo sabe,
y por eso la respuesta aquélla que a
su vez es la interrogante ante la situación que lo rodea:
-"Y para que cultivar la tierra si se gana más con el jornal ?"
c) Consideraciones demográficas.
-161-
pío, Villamar Contreras (en comunicación personal), estima el número
en 400 mil personas; el Consejo Nacional del Algodón, indica 300 mil
Jornaleros, en tanto que el IGSS señala un poco menos de 200 mil. C^)
Las discrepancias se deben, en parte, a cantidades dobladas, ya que los
campesinos Jornaleros trabajan tanto en las fincas cafetaleras, como
en las algodoneras, desplazándose de unas a otras, tal como en este
trabajo se indicó en páginas anteriores. Por otra parte, las estimacio-
nes efectuadas por los autores o instituciones citados, hacen referencia
principalmente a la mano de obra migratoria, en tanto que las cifras
dadas por nosotros arriba, aluden a los campesinos Jornaleros en tan-
to que miembros de una capa social.
Aunque desde el punto del análisis de la estructura de la sociedad,
el aspecto cuantitativo-demográfico no ofrece la misma importancia
que tienen las relaciones de producción, el número de Jornaleros es sig-
nificativo tomándolo en cuenta como índice de la fuerza de trabajo po-
tencial de la mano de obra asalariada campesina. La estimación antes
señalada, está hecha en base a lo que los campesinos Jornaleros repre-
sentan en tanto que mano de obra, es decir, en cuanto que puedan de-
sempeñar actividades laborales, sin hacer referencia a la edad de los
miembros y sin considerar que ellos puedan ser o nó jefes de familia. Si
tomáramos esta consideración, la cifra podría ser estimada en 400 mil
personas más, incluidas allí niños y ancianos, pero en este sentido la
información tendría más valor demográfico que social.
Casi la totalidad de estos Jornaleros emigra anualmente desde sus
lugares de residencia habitual hacia las explotaciones agrícolas. A-
proximádamente unos 275 mil Jornaleros se "enganchan" año con a-
ño, durante la época comprendida entre los meses de noviembre a mar-
zo. De este contingente migratorio, el 59% está constituido por hom-
bres adultos, el 21% por mujeres que son contratadas individualmente
o acompañan a sus esposos para ayudarlos en las faenas agrícolas a
las que él se comprometió, y el 20% lo constituye una población de ni-
ños comprendidos entre los 7 y los 14 años de edad que van allí acom-
pañando a sus padres para ayudarlos o enganchados particularmente.
En relación a la población rural total del país, esta población de
campesinos Jornaleros equivale aproximadamente al 8%, pero su sig-
nificado cobra más relieve si se la compara con la población de las co-
munidades locales ya que, en este aspecto, en algunas poblaciones, co-
mo en la de la aldea Chitatul, municipio de Quiche, en las de Joyabaj,
Chajul, Cotzal o Uspantán en el mismo departamento de Quiche, en
las de Palestina de los Altos (Quezaltenango), o en las de San Juan Ix-
coy o Todos Santos Cuchumatán, del departamento de Huehuetenan-
go, el movimiento migratorio representa el desplazamiento de casi el
100% de la población masculina económicamente activa.
En más de un poblado de los ubicados en la Altiplanicie Central y
en algunos del Altiplano Volcánico-Occidental, así como en algunos u-
bicados en la región de Los Cuchumatanes, este movimiento migrato-
rio signiñca el traslado de casi la totalidad de la población (hombres,
mujeres, niños y perros!), pero en términos de promedios puede indicar-
-162—
se que, en las comunidades rurales del occidente del país en donde las
migraciones temporales internas se presentan en sus mayores propor-
ciones, el 75% de ¡a población local, económicamente activa, es el índi-
ce correspondiente a la mano de obra agrícola migratoria.
Por otra parte, es de señalarse que una vez terminadas las labores
culturales a las que el campesino Jornalero se comprometió a realizar,
algunos de ellos permanecen definitivamente, sea en la misma finca
donde se les contrató, sea en los alrededores ofreciéndose, sin interven-
ción de habilitadores, como asalariados libremente contratados en las
empresas agrícolas ubicadas principalmente en la región del sur de
Guatemala o en la cuenca del Motagua.
este hecho de abandonar definitivamen-
Las razones que explican
te sus lugares de origen, a los que ocasionalmente vuelven para esta-
blecerse o bien para visitar a los familiares que allí continúan, que-
den ser compendiadas en dos: el otorgamiento de tierras en colonato y
la referida al grado de especialización alcanzado por el campesino.
Veámoslas.
La primera de ellas está relacionada con el ofrecimiento, hecho por
el patrón de la finca, de "prestarle" al campesino Jornalero una parce-
la de tierra de aproximadamente una hectárea de superficie para que
la cultive él con el producto que desee salvo aquél que el patrón
cultivará ese año. Es decir, imponiendo, dentro de un régimen peculiar
de arrendamiento de tierras, las condiciones del uso de la tierra y el
régimen de inversiones.
Esta concesión se hace a cambio del compromiso, asumido por
parte del campesino Jornalero, de estar dispuesto para trabajar todo
el tiempo que sea necesario en las labores agrícolas propias de la ex-
-163
plotacíón donde él se establece y devengando salarios inferiores a ía
media regional. Estas condiciones, el campesino Jornalero las acepta
como salida de la encrucijada de deudas en las que se encuentra, aun-
que ello significa prácticamente el abandono de la región de donde es
originario y una dependencia más directa con el patrón de la finca.
-164-
cha, masque por una parte del monto de las deudas contraídas, sin
devengnr a cnmbio de su estadía y trabajo en la explotación, un solo
centavo en efectivo y, en cambio/encontrarse más y más endeudados,
dado el hecho de que el monto de los salarios que devengan trabajan-
do, no alcanza a cubrir las deudas anteriores ni las nuevas que va
contrayendo.
Debe tenerse en cuenta que el otorgamiento de créditos en especie
o en dinero dados a los campesinos Jornaleros, a cambio de los sala-
rios a devengar, se hace en función de las posibilidades que ellos ofre-
cen en tanto que eficaz y segura mano de obra agrícola. No por su
solvencia económica sino por lo que representan como fuerza de traba-
jo, de manera que el patrón que concede estos créditos monetarios o
en especie, sea directamente o por intermedio del habilitador, se asegu-
ra la participación de una mano de obra con un grado de efectividad o
de especialización más elevado que ti de la mayoría de los campesinos
Jornaleros. Es decir, el créjito concedido es selectivo y no arbitrario,
de manera que con el otorgamiento de una pequeña parcela de tierra
en terrenos de la fincM y algunos créditos, el patrón no hace más que
una cuidadosa y beneficiosa -para él- selección de mano de obra agrí-
cola asalariada.
-165-
producción feudaV^ que dificulta e impide el desarrollo de la agricultu-
ra capitalista, la realidad es otra.
Dentro del proceso de proletarización, o si se quiere, dentro del pro-
ceso de desarrollo de la economía capitalista, el campesino Jornalero-
colono es algo más que un Jornalero que ya no emigra o, en otros tér-
minos, algo más que un campesino Jornalero sedentario, arrancado de
su comunidad de origen por presiones económicas.
-166-
Cuarto, porque el campesino Jornalero-colono que recibe estas tie-
rras, es stleccíonado por su nivel de especialización o de productividad
alcanzado dentro del proceso del desarrollo de las fuerzas productivas.
La otra razón que explica el hecho de abandonar definitivamente
sus lugares de origen, tiene referencia al grado de especialización o a la
capacidad productiva a la que se ha hecho alusión y se basa en la esco-
gencia "selectiva" de mano de obra agrícola. Es decir, es la emigración
de la mano de obra más capacitada.
En el campesino Jornalero que es halagado con el ofre-
estos casos,
cimiento de entrega de una parcela de tierra ubicada en la explota-
la
ción agrícola a la que fue a trabajar periódica y temporalmente, es a-
quél que se ha destacado entre el grupo de la ''cuadrilla".
'
En la m/Myoría de las veces no hay relación directa alguna entre es-
tos campesinos Jornaleros y deudas anteriores (que generalmente no
tienen), sino, en todo caso, una relación de deuda que se Cí)ntrae en o-
casión del establecimiento de este nuevo tipo de relaciones sociales ha-
bidas entre el empresario y el trabajador. Es decir, cuando el campesi-
no recibe alguna cantidad de dinero para sufragar gastos personales
inmediatos o bien para la adquisición de los instrumentos de trabajo
agrícola que debe emplear en la parcela de tierra que le fue dada en po-
sesión.
-167-
oibilidad" a la que están sujetbs.
—168—
da y, a veces, a cambio de trabajar en la finca recibiendo (al estilo y
condiciones del campesino Jornalero-colono), una parcela de tierra que
explota sin mucha dedicación y presto a dejarla cuando se le presente
la oportunidad de ganar un jornal.
(86 \
; Efectuada por el autor (HFA) en 1961, y dirigida a las autoridades civiles y a los te-
rratenientes de 319 municipios del país, excluidos el de la capital de la república y 5
del departamento de Peten, en donde no se verifica este fenómeno migratorio.
-169-
establecimiento de trabajo, y viceversa. La realidad ea que el campe-
sino Jornalero los sufraga él mismo, sea con dinero prestado a los ami-
gos, a los parientes o a los agiotistas (incluido el habilitador), o bien
con dinero ahorrado por él mismo. Muy pocos son los casos en los
que el patrón fleta, por cuenta propia, el medio de transporte necesa-
rio para el traslado de esta mano de obra que él tanto necesita y de la
que tanto depende, siendo común que sea el habilitador quién contrata
un medio de transporte de carga, pague por adelantado el valor del
viaje, y posteriormente descuente éste de los salarios devengados por
los Jornaleros. {^)
ca) En 1964, durante la época de traslado de estos Jornaleros hacia las fincas de la costa
sur, tuvo gran difusión la forma como estos trabajadores son "transportados" desde sus
comunidades a las fincas a donde van a trabajar. Un camión de carga, cubierta su ca-
rrocería con una lona, trasladaba más de 100 personas, de pié. entre hombres, mujeres
y niños (¡ y perros!). Por descuido (!) del conductor, el tubo de escape del vehículo
quedó dentro del espacio cubierto por la lona, virtiéndose, así, al interior los gases tóxi-
cos de la combustión. 20 kilómetros después de haber salido de Santa Cruz del Qui-
che, los pasajeros comenzaron a dar señalen de malestar y. pidiendo al conductor que
detuviera el vehículo, se dieron cuenta de que uno de los pasajeros había muerto por
envenenamiento. El conductor, arguyendo no tener tiempo para atenderlo ni para in-
formar a las autoridades, dejó el cadáver abandonado al lado del camino y prosiguió su
ruta. Poco después, otra llamada de parada: ¡otra persona había muerto!. El conductor
actuó en la misma ¿orma, dejando el segundo cadáver a la orilla de la carretera. ¡Seis
personas murieron en esa forma y 6 cadáveres fueron recogidos de la vera del camino!.
El conductor (guarda-espaldas de uno de los más poderosos latifundistas del país), ni
siquiera fue llamado a los tribunales para la inculpación de homicidio (¿invo-
luntario?).
-170-
do de 8 horas diarias.
—171-
después de cada seis días de trabajo consecutivo. Tam-
bién tendrán derecho a disfrutar de un día de descanso re-
munerado los trabajadores que presten sus servicios por
hora y que por la naturaleza de sus ocupaciones, laboren
un mínimo de cuarenta y ocho horas en el término de seis
días, aunque no sean consecutivas". (Código de Trabajo,
Capítulo Cuarto, Título Tercero, Artículo 126),
agregándose, en el Artículo 129, que
"es entendido que cuando el salario se estipule por quince-
na o por mes incluye en forma implícita el pago de los días
de descanso semanal o de los días de asueto que no tra-
jen."
-172-
d) El trabajo femenino e infantil.
-173-
tableció que la Inspección General de Trabajo puede extender,
-174-
!
is') Un proverbio popular dice: cdonde come i, comen 2>.. . con mayor razón, entonces,
los comensales son 15 . .
-175-
ción habida en 1950; en Izabal: 107.3%; en Rctalhuleu: 85.9%; en Gua-
temala: 84^.5%, etc. (88)
Se ha podido comprobar (^) que, durante el período de seis año»,
habido entre las dos muestras tomadas en algunas poblaciones del oc-
cidente de Guatemala, el 0.7% de los Jornaleros que anualmente fue a
trabajar a las explotaciones locales o de otros lugares, ya no regresó y
se quedó trabajando allí en las condiciones apuntadas anteriormente.
Aún cuando no hay información completa y detallada a este res-
pecto, puede estimarse que tal fenómeno aumenta año con año. Sin
embargo, ha de tenerse en cuenta que el número anotado arriba, inclu-
ye no solamente a los campesinos Jornaleros que se establecen como
colonos o que trabajan como flonques u Obreros-agrícolas, sino tam-
bién, un número no despreciable de ellos que se dirige a las ciudades más
importantes del país en las que se establece dedicándose a las labores
secundarias y en última instancia, constituyendo parte de la población
desocupada o subocupada, llamada a veces población flotante de las
ciudades.
-176-
(22%) y 14 (11%), se establecieron en la ciudad de Quezaltenango o en
la de San Marcos en donde trabajan como obreros en tallereí de texti-
les o zapatos. Del 13% restante, es decir, de 17, no se pudo averiguar
a donde fueron.
En otras tres comunidades de diferentes lugares del país, el pano-
rama es el siguiente:
. CUADRO No. 21
5. Modalidades de la proletarizacióa
del campesino.
-177-
dones de producción dentro de las que actuó el campesino durante la
época colonial española, son fundamentalmente diferentes, social e his-
tóricamente distintas a las de hoy día.
El campesino Minifundista que llega a convertirse en Jornalero, ha
recorrido un largo camino de evolución histórico-social que va desde
los niveles de una economía mercantil que tuvo sus orígenes en el perío-
do colonial español, y que en el Minifundista encuentra su manifesta-
ción actual parcialmente modificada, hasta las formas de la eco^iomía
capitalista contemporánea que los engarza en sus engranajes como
parte necesaria de su desarrollo. El campesino Jornalero, por su parte,
surge dentro del proceso de diferenciación social, a finales del siglo pa-
sado, en ocasión de la introducción del cultivo del café en escala tal,
que hizo posible una mayor participación de Guatemala en el mercado
internacional mediante la explotación de grandes extensiones de tierra
que necesitaron de la mano de obra campesina para su explotación.
Sin embargo, las raíces del proceso son más complejas y todavía
más anteriores y no se está en lo íalso cuando se afirma que los oríge-
nes de esta capa social pueden encontrarse en aquellos campesinos que,
durante la dominación colonial española, vivían sujetos a las condicio-
nes del ambiente dentro del que se desarrolló la economía (colonial)
mercantil, sin que esto signifique que los campesinos Jornaleros de hoy
sean la versión moderna del campesino de la encomienda, o de los colo-
nizados que, durante el régimen de la mita, iban a trabajar a las em-
presas económicas explotadas durante la colonia española.
El Jornalero empieza su diferenciación de los miembros de las otras
capas sociales, cuando, Minifundista, deja parcial o totalmente el cul-
tivo de su parcela de terreno como actividad fundamental y ofrece en
el mercado su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Este hecho es
el fundamental. Pero para poder explicar el panorama de las condicio-
nes del ambiente del cual surge, es necesfirio adentrarse a considerar su
situación dentro de la economía mercantilista de la colonia (española),
su progreso dentro de las relaciones de producción capitalistas habidas
posteriormente como consecuencia de la participación de la burguesía
regional de Guatemala, en el mercado internacional de productos agrí-
colas y, finalmente su participación en el proceso de la producción ca-
pitalista contemporánea.
Desde este punto de vista, el Jornalero es un campesino que, siendo
Minifundista, fue presionado por las circunstancias de la competencia
de un mercado estrecho, por su bajo nivel de especialización agrícola,
por su bajo nivel de productividad, a buscar ingresos en dinero cuando
en el mercado no encontró precios equivalentes a los gastos de su pro-
ducción. En estas condiciones, obligado a buscar una fuente de ingre-
sos que aseguren su mantenimiento y el de su familia, y encontrándolo
(al principio incidentalmente y después con más regularidad), en el
mercado de la mano de obra agrícola asalariada, abandona paulati-
namente las actividades agrícolas desarrolladas eh su parcela de tierra
para beneficio propio, para dedicarse cada vez más y más en mayor
grado, a emplearse como asalariado.
Esquemáticamente puede decirse entonces, que el Jornalero es el
campesino Minifundista que abandona la producción directa, sea a
—178-^
causa de baja del precio de los productos agrícolas que él produce
Ja
y que en el local pueden ser comprados a precios más bajos,
mercado
o bien, a causa de los bajos rendimientos obtenidos del cultivo de la
tierra en las condiciones de explotación mercantil dentro de las que él
trabfjja.
-179-
Las modalidades de pago de su salario (es decir: parte en dinero y
parte en productos, o bien con la entrega de parcelas de tierra), no de-
ben ser consideradas como "un resabio de tipo feudal", según el cual el
campesino Jornalero se mueve dentro de un sistema económico— social
donde el dinero y los productos alimenticios son una retribución dada
por el patrón a cambio de la labor realizada, y no un salario.
-180—
nimos feudalismoy latifundio, cuando en realidad la palabra latifundio
y el concepto latifundio, no hacen más alusión que a la extensión de la
tierra en posesión, sin referencia a modíjs de explotación. Además, en
muchos latifundios existentes en Guatemala, por ejemplo los algodone-
ros, los cañeros, los cafetaleros o, yéndose más allá de las fronteras
nacionales: en los latifundios existentes en los países imperialistas, la
explotación de las tierras se hace utilizando las más modernas técni-
cas de explotación agrícola y dentro de marcos de la más típica forma
de explotación de una empresa capitalista, como es el caso de las gran-
des propiedades agrarias existentes en Guatemala, de no importa que
lugar donde se ubiquen.
El campesino Jornalero que trabaja en las explotaciones agrícolas
latifundistas, no por ello se hace un siervo ni parte de un sistema de re-
laciones feudales. Por el contrario, es precisamente por trabajar en
ellas, que adquiere su carácter fundamental de asalariado, es decir, de
trabajador; en otras palabras, miembro de una formación social en la
que predomina el modo de producción capitalista.
Sin embargo, el campesino Jornalero aun no es el típico producto
Obrero-agrícola del modo de producción capitaliísta. No se encuentra,
el Jornalero, sino en un grado alcanzado d'^'ntro del proceso del desa-
rrollo de las relaciones sociales de dicho modo de producción, y su gra-
do de proletarización se mide, por una parte, por el tipo de relaciones
que establece, pero también por otra parte, por la vinculación aun es-
trecha, la dependencia aun significativa y las relaciones aun vigentes,
que mantiene en el ámbito de su comunidad de origen, con la economía
mercantil predominante en las regiones apartadas del país, y porque
la amplitud del mercado nacional de la fuerza de trabajo aun no está
suficientemente desarrollada como para absorberlo completamente,
dado el nivel en que se encuentran las fuerzas productivas de la forma-
ción social guatemalteca contemporánea.
—181- '
por el otro, por la acumulación latifundista. A consecuencia de ello,
dentro de la estructura agraria se produce una evolución en la que en
un polo se produce la proletarización del campesino y en el otro la acu-
mulación capitalista y esto, que no es un dogma marxista sino una
concepción típicamente burguesa, contribuye a marcar más la división
de clases de la sociedad guatemalteca contemporánea.
'
-182—
ña), revoluciona, además, las condiciones de existencia del produc-
tor campesino emigrante, dándole perspectivas de necesidades y rela-
ciones que antes, allá en su comunidad de origen, no tenía.
(90\
; Kautsky, K., 1970, página 293.
-183-
TERCERA PARTE
Estructura agraria
de Guatemala
Vistas las modalidades de las relaciones de producción vigeniea
entre los miembros de la clase campesina y los miembros de las de-
más clases sociales, así como las características de la producción del
sector campesino, en esta tercera parte veremos como se ensamblan
dentro de la estructura agraria de Guatemala.
-187-
Capítulo 7
EL BINOxMIO MINIFUNDIO - LATIFUNDIO
1. Elementos de la estructura agraria.
-189-
empleo de tecnología agrícola más moderna (es decir: elevando el nivel
de las fuerzas productivas), el proceso de la producción no se sobrecar-
ga necesariamente sobre los productores campesinos que, en este senti-
do, no tienen de inmediato, la necesidad urgente de reclamar la partici-
pación de los brazos de los miembros de su familia.
Si el Minifundista logra la modernización de los instrumentos y u-
tensilios de trabajo, el campesino no solo se bastará a él mismo, sino
que, en algunas oportunidades, podrá recurrir al empleo de mano de o-
bra asalariada. Si no puede mejorar su tecnología (hecho que en Gua-
temala es el corriente), él, y su familia, sobrecargan sus jornadasde tra-
bajo.
-190-
CUADRO No. 22
Participación de
Labor efectuada Jefe Esposa Otros O
1- Preparación de la tierra
m) con azadón o pica 100% -% -%
b) con arado tirado por
animales 95.. — 5,.
2. Abono del terreno 100.. — —
3. Siembra
a) de maíz 70.. 20 „ 10 „
b) de papa 80.. 15 „
c) de trigo 100,. — —5.,
d) de otros productos (*="?) 70 „ 20,. 10,.
4. Limpia de las plantaciones
a) de maíz 80 „ 15 „ 5.,
b) de trigo 95,. 5,.
5. Doblado de la caña de maíz 90,. 5., 5„
6. Cosecha
a) de maíz (t'» pizca) 50., 25 „ 25.,
b) de trigo (siega o corte) 70.. 20., 10„
c) de frijol 50., 25.. 25 „
d) de papa 90 „ 10 „
e ) de otros productos {^^) 30 „ 60 „ 10.,
7. Otras actividades
a) desgrane de maíz 20,. 70., 10 „
b) aporreo de trigo 70.. 25 „ 5..
c) aporreo de frijol 15 „ 65., 20 „
Es decir que aquellas labores que exigen mayor esfuerzo físico son
desarrolladas por el jefe de la familia, participando la esposa y los hi-
jos en aquéllas que no requieren ni mucho esfuerzo ni mucha especiali-
zación.
—191—
ños dejan de asistir a la escuela para ayudar en los trabajos que re-
quiere la producción agrícola familiar a fin de poder llenar las mínimas
exig£ncias requeridas para la subsistencia. Y de esta manera, a medi-
da en que se intensifica la concurrencia entre la explotación agrícola
racional y científicamente explotada (caso predominante entre las ex-
plotaciones agrícolas mayores, capitalistas), y la pequeña explotación
minifundista (en la que la producción se mantiene a un nivel de produc-
ción mercantil), los campesinos se ven forzados a recurrir, cada vez
con más asiduidad, al trabajo de los niños, restringiéndoles así, la po-
sibilidad de asistir a los centros de enseñanza primaria, en los que, por
otra parte, la permanencia de seis años (de los 7 a los 13 años de e-
dad), resulta demasiado larga para las necesidades ingentes de la eco-
nomía familiar campesina.
He aquí una
de las causas del analfabetismo observado en las á-
reas rurales del país. El censo de 1964 (*^) registró los siguientes
índices de analfabetismo:
Relación porcentual
de lapoblación analfabeta
Rural Urbana Total del país
1. Hombres 72.1 30.0 52.8
2. Mujeres 83.8 41.7 68.2
Promedio general 77.8 36.2 63.3
—192—
resultados del mismo fenómeno, en realidad constituyen dos aspectos
cualitativamente diferentes.
Veamos, en esta sección, el que se refiere al aumento del numero de
unidades de explotación minifundistas.
La consideración de este aspecto del proceso de fragmentación y
minifundización observada en la propiedad agraria de los campesinos
de Guatemala nos lleva, necesariamente, al análisis estadístico.
En este sentido, durante el curso de los años 1950 a 1964 (período
intercensal), se ofrecen las características siguientes:
CUADRO No. 23
( ) Las fuentes utilizadas en este inciso b), de la sección 2. son, salvo indicación contra-
ria, loscensos efectuados en 1950 y 1964 publicados por la Dirección General de Es-
tadística (DGE), en 1952 y 1968. Para estas fuentes, minifundio es la parcela con u-
na extensión de hasta 10 manzanas, cultivables o nó. Salvo indicación contraria, esta
es la medida a la que se hace referencia. Relaciones porcentuales, mías (HFA).
-193-
parcelas de la propiedad, hecho al cual se recurre para "solu-
cionar" los problemas anteriormente citados.
Aunque en estas regiones, a la par del aumento del número de mini-
fundios, también se observó un aumento en e/ número de las propieda-
des agrarias de mayores extensiones, la acumulación de la tierra es
paralela al proceso de pauperización del campesino y a su proletariza-
ción, debido a las razones de tipo económico relacionadas con los siste-
mas de explotación imperantes en la región, así como a las relaciones
de producción derivadas de ellas.
(98 \
; DGE, 1968, página 39. Paréntesis y subrayados, míos (HFA)
—194—
o
-195-
perficie (equivalentes a 32 cuerdas), el período intercensal de 14 años
indica que, aunque en números relativos la superficie de la tierra cu-
bierta por estas explotaciones agrícolas se mantiene casi en la misma
proporción porcentual (3 3% en 1950 y 3.8% en 1964), en números
absolutos si hubo variaciones significativas, ya que,
1*^: las cantidades absolutas indican que el total de las explotacio-
nes agrícolas sí varió, habiendo pasado de 165,850 unidades
(equivalentes al 47.5% del total de las explotaciones habidas
en 1950), a 183,741 unidades en 1964 (equivalentes al 44% del
total de las fincas del país); es decir, una disminución relativa
intercensal o^e/ 73 limero de ¡as parcelas minifundistas, equiva-
lente al 3.5% en relación al número total de las explotaciones
agrícolas del país, y un aumento absoluto del número de las
explotaciones minifundistas, equivalente al 10.7% en relación
al número de minifundios existentes 14 años atrás. (9)
(*^) La alusión hecha en relación a estas cifras por parte de las autoridades interesa-
das o por los autores comprometidos que enfocan este problema, trata de demostrar
que «la política agraria del gobierno», tiende a hacer desaparecer el minifundio en
tanto que «explotación agrícola antieconómica», señalándose que el número de éstos ha
disminuido (en 3.5%;, en relación al número de las explotaciones mayores La relación
porcentual estadística es correcta, desde luego, pero con ella se trata de ocultar que,
en realidad, su número absoluto ha aumentado. La falacia de este tipo de «referencias
estadísticas» está en que, fundamentándose en ellas, se trata de demostrar «el éxito de
la política de desarrollo y reforma agraria» llevada a cabo por las autoridades guber-
namentales, sin entrar en detalles explicativos del por qué de su disminución que, real-
mente, no existe en estas regiones, así como las razones que podrían conducir a la com-
prensión de la realidad de la estructura agraria del país.
-196-
Bstas cifras indican, además:
S^: que el número de minifundios de hasta 2 manzanas de superfi-
cie,aumentó en poco menos de 18 mil unidades (10.7%, más),
en relación al número existente 14 años atrás.
4^: tal aumento de unidades minifundistas se hizo, por una
Q(\xe
parte, por división de las antiguas unidades de explotación, ya
que habiendo aumentado el número de unidades, no aumentó
la superficie (en manzanas), cubierta por ellas.
-197-
miaifandios equivalente al 10 7%, corresponde una disminución del
número de manzanas equivalente al 13.45%, lo cual, en términos de
posesión de número de cuerdas de terreno por familia, o en productos,
significa la corroboración de lo apuntado antes, ya que si
en 1950. 165,850 parcelas, cubrieron 195,899 manzanas es decir,
18.8 cuerdas por familia,
en 1964: 172,009 parcelas, cubrieron 171,276 manzanas, es decir,
15.8 cuerdas por familia.
3. El minifundio*' liberado''
—198—
.
a) Disminución minifundista y
acumulación latifundista,
A información estadística, puede observarse lo ocurrido
nivel de la
durante años comprendidos en el período intcrcensal (1950-
los 14
1964), en estos términos: {^)
CUADRO No. 25
DISMINUCIÓN DEL NUMERO
DE MINIFUNDIOS DE HASTA 10 MANZANAS
(1950-1964)
Relación porcentual del Número de
Región parcelas de hasta 10 manzanas
departamental 1950 1964 Diferencia
(*) Fuentes utilizadas, las mismas de la sección 2, salvo indicación contraria. Véase nota
número ga
-199-
debe referirse esencialmente al fenómeno de la concentración de fa tie-
rra registrada en la propiedad agraria de mayor extensión, ya que la
'•liberación*' de estas tierras poseídas por campesinos Minifundistas^
necesariamente debe concentrarse en las manos de los otros terrate-
nientes.
CUADRO No. 26
-200-
que rn 1950 el número de fincas de m^s de 64 manzanas repre-
sentaba el 0.1%, en tanto que en 1964, significó el 2%.
El análisis de lo expuesto en el cuadro 26, permite señalar que el
Bumento observado en las fincas de más de 1 caballería se realizó a
expensas de las propiedades minifundistas (que figuran en el cuadro
25), ya que en Quiche, por ejemplo, la disminución del número de mi-
nifundios, —4.9% (cuadro 25), corresponde al aumento de -|-4.9%
(cuadro 26), registrado en las parcelas mayores. En Totonicapán, por
ejemplo la disminución de —2.4% observada en el número de los mini-
fundios corresponde a un aumento de -f-0.5% habido en el número de
las explotaciones de 10 a 64 manzanas y un aumento de -{-1.9% en el
número de las explotaciones de más de 1 caballería (64 manzanas).
Puede constatarse entonces que, en términos de promedio general, la
tierra "liberada" a consecuencia de la disminución del número de mi-
nifundios observada en el cuadro 25 (—2.6%), corresponde al aumento
(acumulación), del -(-1.9%, registrado en el número de lass fincas de 10
a 64 manzanas y de -[-0.7% observado en las de mayor extensión
(0.7 H- 1.9 = 2.6).
El fenómeno de la disminución del número de minifundios en aras
delaumento, proporcional, de la propiedad mayor, se nota más evi-
dente en aquellas regiones de Guatemala en donde las propiedades la-
tifundistas son la característica predominante, {^) como se observa a
continuación:
CUADRO No. 27
ACUMULACIÓN LATIFUNDISTA DE LA
DISMINUCIÓN MINIFUNDISTA,
(1950-1964)
(«) Para localizar los principales latifundios existentes en el país, véanse anexos i y 2, de
este trabajo.
-201-
den exactamente los índices porcentuales, se debe a que la acumulación
se verificó,' en parcelas de otras dimensiones mayores.
—202—
Abarcando áreas más amplias del país, puede observarse que el de-
crecimiento del número de explotaciones minifundistas, o lo que es lo
mismo: la pérdida de los medios de producción del campesino Minifun-
dista, es mucho más evidente en las regiones en donde la concentración
de la tierra es más pronunciada.
Tal fenómeno se observa más acentuado, en la medida en que se re-
lacionan propiedades agrícolas mayores con minifundios de más redu-
•cida extensión. En este sentido, si se hace referencia a las explotaciones
de 1 a 2 manzanas, el panorama no solo abarca más zonas, sino que
«fecta a un mayor número de campesinos, sobre todo a los de aqucllai
zonas en las que la concentración demográfica es mayor.
Véase:
CUADRO No. 28
—203-
tierra en posesión comían entre los campesinos Mínifundístas, el pano-
rama se presenta así en las siguientes zonas:
CUADRO No. 29
-204-
cantidades de productos agrícolas, ocasionalmente al principio y por
razones de necesidad familiar posteriormente cada vez con más regula-
ridad, el campesino vertirá en el mercado más excedentes agrícolas.
Sin embargo, dados su nivel tecnológico y las condiciones en que pro-
duce, la competencia que encuentra en el mercado, lo conducirá hacia
una 'bancarrota económica familiar". Las consecuencias de ello se me-
dirán, primero, cuando se vea obligado a vender parte de sus tierras y
a convertirse en campesino Minifundista con menores extensiones de
tierras laborables y, finalmente, cuando, arruinado, pierda su parcela
y se convierta en el campesino Jornalero asalariado.
El cultivo de explotaciones agrícolas más extensas, explotándolas
con una tecnología que no está al mismo nivel que la empleada por los
otros concurrentes en el mercado, hace participar al campesino en con-
diciones diferentes en el proceso del cambio mercantil, y el resultado
observado, más notoriamente en los momentos de crisis económicas, es
una cada vez menor participación, hasta su total retiro como produc-
tor directo-competidor, la reducción de la superficie de tierra que tra-
baja, su empobrecimiento y, finalmente, su ruina total que lo convierte
en asalariado agrícola dependiente de la contratación ocasional.
Esto aquí apuntado se observa con más evidencia aún en las zotxas
agrícolas del país en las que el cultivo de la tierra se hace mediante la a-
plicación de sistemas de explotación capitalistas y en donde la acumu-
lación latifundista es más acelerada, lo cual no hace sino demostrar,
una vez más, que el minifundio no se presenta como una simple co-
existencia, casual, al lado de los latifundios, sino que es resultado de
una relación de subordinación de tipo causal; es decir, no existe por el
solo hecho de su reducida extensión, sino en función de los sistemas de
producción imperantes.
Véase, lo dicho, en los siguientes casos relativos a la reducción del
número de las explotaciones agrícolas de menos de 10 manzanas: (^)
CUADRO No. 30
C) Los departamentos aquí señalados, así como los que figuran en el cuadro 29. son algu-
nos de aquéllos en los que existen los más extensos latifundios del país. Véase anexo i,
de este trabajo.
-205-
Finalmente, en cuanto a ío que en páginas anteriores se ha venido
diciendo en relación a la acumulación de la tierra liberada por la dis-
minución del número de minifundios, véase a continuación, cómo se
presenta el hecho en cuatro de las zonas en las que existen los más ex-
tensos latifundios del país: '
CUADRO No. 31
DISMINUCIÓN MINIFUNDISTA
YACUM ULA CION LA TI FUNDÍS TA
(Relación porcentual del N° de parcelas)
(1950-1964)
Región departamental
Quiche: Retalhuleu: Escuintla: Izaba I:
% % •
% %
MINIFUNDIO
de menos de 1 manzana:
1950: 14.6 46.2 54.2 • 19.4
1664: 12.8 44.0 22.9 4.8
Diferencia: - 1.8 - 2.2 -31.3 -14.6
de 1 a 2 manzanas:
1950: 25.0 28.8 20.2 21.6
1964: 18.5 23.4 22.0 6.3
Diferencia: - 6.5 - 5.4 + 1.8 -15.3
de 2 a 10 manzanas:
1950: 46.1 19.1 17.1 52.7
1964: 49.5 18.7 34.3 73.3
Diferencia: -j- 3.4 - 0.4 -fl7.2 +20.6
LATIFUNDIO
de 10 a 64 manzanas:
1950: 12.9 3.7 4.2 5.0
1964: 17.8 10.8 16.4 13.5
Diferencia: -h 4.9 + 7.1 -fl2.2 4- 8.5
de 64 a más manzanas:
1950: 1.4 2.2 4.3 1.3
1964: 1.4 3.1 4.4 2.1
Diferencia: - + 0.9 4- 0.1 4- 0.8
Disminución del
minifundio: - 8.3 - 8.0 -31.3 -29.9
Acumulación del
latifundio: + 8.3 4- 8.0 4-31.3 4-29.9
—206—
De acuerdo con esta última información, puedeconstatarse, entonces,
que la disminución del número de parcelas minifundistascorrespondeal
aumento observado en las explotaciones agrícolas mayores: -j-8.3%
para Quiche, +8.0% para Retalhuleu, -|-31.3% para Escuintla y
-f-29.9% para Izabal.
Sin embargo, aunque la tendencia general orienta la liberación
de hacia las grandes explotaciones, en algunas regiones, la tie-
la tierra
rra así "liberada^' se acumula en parcelas de 2 a 10 manzanas, regis-
trándose este hecho sobre todo en el departamento de Escuintla
(+17.2%, más, en las parcelas de 2 a 10 manzanas y +20.6% en Iza-
bal). La razón de ello está en la existencia de los llamados "micropar-
celamientos" agrarios; sobre todo en el departamento de Escuintla.
En otra consideración, la desaparición del número de minifundios
necesariamente significa la ruina de los campesinos que los poseían. En
tal sentido, éstos (los campesinos), en lo sucesivo podrán obtener los
recursos necesarios para su subsistencia sea trabajando como Jornale-
ros-colonos establecidos en las fincas de las regiones (u otras), o bien
contratándose como asalariados agrícolas. En ambos casos, la libera-
ción de esta tierra representa, a su vez, la liberación de una cantidad
proporcional de fuerza de trabajo que, sin aquéllos medios de produc-
ción, busca su contratación como mano de obra agrícola asalariada.
á) El latifundio en números
En las regiones de Guatemala en donde el latifundio es "endémi-
co", (*') principalmente en aquéllas ubicadas dentro del ecosistema del
Declive del Pacífico, el Valle del Motagua, el Litoral del Pacífico y par-
te sur del de las Llanuras del Caribe, la proporción de la distribución
—207-
de la tierra señala este desequilibrio: el 64% de la tierra para el 0.8%
de los grandes propietarios, y el 2% de la tierra para el 39.4% de los
campesinos poseedores de parcelas de tierra de 32 cuerdas de extensión
(1.4 hectáreas, o 2 manzanas); es decir, para campesinos Jornaleros y
Minifundistas,(^^)
-208-
tos (•*'). Finalmente, {^^) tampoco puede leerse ti resultado del
maravilloso juego estadístico de "nueva distribución" de la tierra que
permite indicar, allí, que entre 1950-1964, las fincas de más de 100 ca-
ballerías a menos de 200. 6a/aro/2 c/e 52 a 30 (!), y que aquéllas de
más de 200 caballerías a su vez dhmiuuyeron de 22 a 9! Aunque esta-
dísticamente la información es correcta, no se proporciona ninguna ex-
plicación al fenómeno, y es en base a ésto que los autores guatemalte-
cos afirman que ¡as 22 familias propietarias de los latifundios del país,
se han reducido a 9, como resultado de la puesta en práctica de los
programas de distribución de la tierra que han logrado **una transfor-
*'
mación agraria en el país
Electivamente, sí se ha logrado "la transformación agraria del
país " puesto que se ha desarrollado el modo de producción capita-
lista. Pero, de aquellos 54 latifundios con más de 100 caballerías
de extensión existentes en 1950, tJ/3/caínente restan 39 en 1964, y a-
barcan solamente 484,822 manzanas de las 994,545 manzanas que
antes comprendían, es decir, que disminuye en el 48.7% de la superficie
comprendida por los latifundios. Esto es un hecho innegable: hay me-
nor número de latifundios. Pero esto no signiñca que ¡a superficie de
la tierra poseída por los latifundistas haya disminuido
Por qué?
Veamos, con los pocos datos oficiales posibles de obtener, como se
efectuó esta "reducción" durante el período intercensal al que en más
de una oportunidad nos hemos referido.
1*^ En el año 1956, se crearon 2 grandes parcelamientos de tierra
llamadas "zonas de desarrollo agrario": el de Nueva Concep-
ción, ubicado en el departamento de Escuintla, con 46,941
manzanas de extensión, (^) y el de La Máquina, ubicado entre
los departamentos de Retalhuleu y Suchitepéquez, con 48,900
manzanas de superficie. (^^)
El primero de estos parcelamientos (el de Nueva Concepción), fue
creado dentro de los terrenos de una antigua "finca nacional", del Es-
tado, y el segundo (el de La Máquina), en las tierras que, en 1950 (fe-
cha del levantamiento del censo), pertenecieron al Estado y a un solo
propietario, y que, al ser expropiadas en 1956, las de éste por el Esta-
do, se subdividieron en parcel&b de 28 manzanas dadas a particulares.
Para ser más explícitos, anotemos que en mayo de 1932, el gobierno
de Guatemala vendió a la firma Guatemalan Plantation Aktiembolag,
por la cantidad de Q. 140,000 cuarentinueve mil hectáreas que otrora
formaron la finca nacional llamada Trapiche Grande. En noviembre de
1951, esta persona jurídica vendió al señor León Lind Petterson, una
fracción de 717 hectáreas por la suma de Q 75,000, a quien el gobierno
"expropió" en 1956, constituyendo con estas 717 hectáreas y 47 he€-
-209-
tareas más pertenecientes al Estado, el parcelamiento hoy llamado
"zona de desarrollo agrario La Máquina". (^^^)
Es decir que, con la creación de ambos parcelamientos (que juntos
comprenden una superficie ¡total de 95,841 manzanas), cambiaron
de las manos de 2 propietarios (el Estado y 1 particular, que las fuen-
tes oficiales convierten en 4: 1 particular y 3 "estado"), dos latifun-
dios y fracción de un tercero que así aparecieron registrados en el censo
efectuado en 1950, para ser anotados, en 1964, como propiedad de
poco más de 6 mil personas. (^^^)
2*^ En el período intercensal señalado, el gobierno de Guatemala
creó 19,704, nuevas "fincas" (llamadas también, oficialmente
microparcelamientos), distribuidos en una superficie total de
248,680 manzanas de tierra propiedad del Estado y de parti-
culares.
-210-
Por ejemplo, el número 20 del cuadro del anexo 1, situado en el
municipio de Lanquín, departamento de Alta Verapaz; el número 30,
del mismo anexo, ubicado en el municipio de San Pablo, departamento
de San Marcos, antes ñnca propiedad alemana, posteriormente finca
nHcional y en la actualidad posesión de una familia; o bien, el número
1 del mismo cuadro, que se ha registrado como ''cooperativa sociedad
anónima" (?) en la que 2 personas (familiares en primer grado de con-
sanguinidad) controlan el 72% de las ''acciones", etc.
-211-
Huehuetenango o Quiche (finca San Francisco, por ejemplo, ubicada
en el municipio de Chajul, departamento de Quiche), o como empresas
agrícolas capitalistas, plenamente desarrolladas en las posesiones lati-
fundistas situadas, sobre todo y por ejemplo, en la parte sur del terri-
torio guatemalteco (finca Helvetia, municipio de El Palmar, departa-
mento de Quezaltenango), en la altiplanicie central del país (finca Ra-
banales, municipio de Fraijanes, departamento de Guatemala), o en el
nororiente: (finca Germania, municipio de Gualán, departamento de
Zacapa.) (9)
( ) El fenómeno anunciado puede ampliarse consultando Lenin, V., 1969, páginas ,6o y
siguientes.
-212-
menta no solamente la estructura agraria latifundista, sino, por anto-
nomasia la de la estructura económica del país,
-213-
El latifundio (capitalista), tanto como el minifundio (mercantil),
son pues, dos elementos necesarios dentro de este proceso y dentro de
esta estructura. En las condiciones de coexistencia de estas dos for-
mas de producción el latifundio no puede existir, ni subsistir, sin ia
presencia y la contribución decisiva del minifundio. La fuerza de tra-
bajo campesina, liberada como consecuencia de la pérdida de la parce-
la de tierra minifundista, es necesaria e imprescindible para la explota-
ción del latifundio que acumula no solo la tierra, sino también la fuer-
de trabajo liberada por aquéllos, y la presencia de explotaciones mi-
nifundistas representa, en relación al latifundio, su condición necesaria
en tanto que fuente de esa mano de obra.
La
expresión de estas relaciones de producción capitalista, ha sido
tan y de una índole tan posesiva que, principalmente dentro de
eficaz
los sectores de propietarios latifundistas mercantilistas, en la praxis
social ha dominado fundamentalmente sobre las nociones de explota-
ción capitalista, de mercado de productos y de economía de costos, fac-
tores implícitos en todo proceso de modernización de empresas. Elle
ha dado lugar al mantenimiento de formas especiales de relaciones de
producción mercantiles, establecidas entre el patrón y el trabajador
agrícola, tales como las íormas de colonato, las modalidades de arren-
damiento, peculiaridades de pago de salarios, etc., generalmente no
concordes con los fines perseguidos en la explotación del latifundio en
tanto que empresa agrícola capitalista.
La manifestación de estas relaciones capitalistas, tipifica a los cm-
—214—
presarlos agrícolas latifundistas pertenecientes a la burguesía agraria-
mercantil, "conservadora, aferrada a las tradiciones rancias de "dere-
cha ultramontana", poco permeable a las corrientes modernas de tec-
niticación y atada aun, a sabiendas y con mucho orgullo, a las anti-
guas relaciones de producción mercantiles predominantes durante la
época colonial (española). Relaciones que muchos autores han llama-
do feudales y que a otros les permite hablar, al referirse a estos bur-
gueses terratenientes, como propietarios agrarios semifeudades." (^"')
( ) Véase una ampliación de lo dicho en Flores Alvarado. H , 1968, página 122 y siguientes.
-215-
Comparando estos índices con los referentes al minifundio, éste,
por el contrario, soporta una elevada carga de mano de obra agrícola:
68%, participa con el 30% del valor de la producción, abarca el 15%
de la tierra y proporciona un rendimiento promedio por hectárea que
es, pese a lo que se afirma constantemente, ocho veces más elevado que
el correspondiente al de los latifundios.
CUADRO No. 32
MINIFUNDIO
a) Microfincas 3.2 45.00 116.00
b) Sub-familiares 27.1 120.00 56.00
LATIFUNDIO
a) Familiares 13.2 414.00 27.00
b) Multifamiliares mediana*» 35.6 5,232.00 32 00
c) Multifamiliares grandes 20.9 41,966.00 14.00
Fuente: DGE, 1952. A propósito del «tamaño, véase nota 93. de este trabajo
Puede verse entonces que, desde este punto de vista, en las explo-
taciones agrícolas latifundistas las inversiones del capital y su manejo
son insuficientes, a pesar de disponer de todas las facilidades y recur-
sos económicos y sociales, de poder y de dominación.
Por otra parte, los latifundios comercializan dentro del sistema na-
cional delmercado capitalista, así como en el mercado internacional de
granos (principalmente café), y materias primas agrícolas(principalmen-
te algodón), en tanto que las pequeñas economías minifundistas cam-
pesinas permanecen dentro de las formas típicas del "mercado local"
de la economía mercantil.
-216-
e) La fuerza de trabajo empleada.
En
otra consideración, las relaciones sociales de producción que tipifi-
can a estructura latifundista, secaracterizan, básicamente, por lacxis-
la
tencia de un amplio panorama de ocupación agraria. El empleo de
mano de obra agrícola abarca desde el asalariado (Obrero-agrícola), y
el que trabaja en las plantaciones latifundistas de caña de azücar, las
explotaciones ganaderas, las empresas bananeras, etc., ubicadas princi-
palmenteen la partesurdela república (ecosistema del Declivedel Pacífico
y Litoral del Pacífico), hasta los asalariados temporales (campesinos Mi-
nifundistasyjornaleros), que trabajan tanto en los latifundios como en
las otras propiedadesmercantilistas, de menor tamaño, del resto del país.
-217-
también proyecta el creciente distanciamiento existente entre la bur-
guesía terrateniente latifundista y el campesino asalariado minifundis-
ta, es decir, la contradicción existente entre el modo de producción y
las relaciones sociales no concordes con ese modo de producción. Pe-
ro mientras las fuerzas sociales que tienden a cambiar esta estructura
carecen de agrupación política y poder económico, las fuerzas que tie-
nen ese poder económico y militar y una sólida organización política
son, precisamente, las que se oponen al cambio de esta estructura.
En aquellas regiones del país, como las incluidas dentro del territo-
rio del ecosistema del Litoral del Pacífico o en las del Valle del Mota-
gua, por ejemplo, en donde se aplican las normas de la concentración
-218-
de empresas y los patrones del modo de producción capitalista de
la operación en gran escala (explotaciones algodoneras, cañeras o ga-
naderas), en esas regiones, el monopolio sobre la tierra (latifundio)^
no solamente consiste en la concentración de la propiedad agraria, si-
no, sobre todo y fundamentalmente, en su carácter funcional de em-
presa y en la apropiación selectiva de las mejores tierras. En tal senti-
do, allí, el monopolio agrario comprende no solo la mejor tierra con
posibilidades de explotación agrícola (apropiac/(5n selectiva), sino la
casi totalidad de los recursos complementarios imprescindibles para
lograr una efectiva explotación (funcionalidad de empresa), tíi\cs co-
mo los bosques para la obtención de njateriales de construcción y com-
bustión, los campos de pastoreo, el agua necesaria no solo para la irri-
gación de los campos, sino también para la electrificación de las insta-
laciones, o bien parh el abrevaje, etc.
Del hecho de que exista una oligarquía burguesa con el control so-
bre los recursos institucionales de financiamiento agrícola se deriva,
pues, el otro hecho de que, habiendo mucha gente con poca tierra, o de-
finitivamente sin tierra, un sector de la sociedad no tenga probabilida-
des de acceso a los recursos de capital que se movilizan por medio de
los mecanismos institucionales de financiamiento agrícola, o que ape-
nas obtenga una ínfima parte, residual, de estos créditos.
Este control y monopolización de los recursos institucionales desti-
nados al desarrollo y fomento de la producción agrícola, comprende,
además, al crédito (aún el "Agrícola Supervisado" que otorgan los or-
ganismos de penetración imperialistf| contando con la colaboración de
los gobiernos nacionales), (*?) la asistencia técnica (aún aquélla otor-
gada muy exiguamente a través de programas de "Fomento de la eco-
nomía", llamada indígena), la política de extensión y ¡fomento, etc., a-
sí como la determinación de las características y el control de los mer-
cados y el mantenimiento de la estructura social que fija los patrones
de distribución del ingreso rural.
De esta manera, la "subvención" dada al latifundio, por parte de
los personeros de la burguesía propietaria de estas instituciones de
-219-
crédito que movilizan los depósitos monetarios, hechos allí por ías em-
presas más productivas, así como el ahorro realizado por las clases so-
ciales más pobres (que en esencia son las fuentes del crédito institucio-
nal), expresan, no solo la acumulación del crédito agrícola en manos
de los grandes terratenientes latifundistas, sino también el fenómeno
de la inaccesibilidad al crédito y la obturación de las vías de capacita-
ción para c! campesino, impidiéndole el acceso a niveles de vida más
elevados.
Dentro de este panorama de la estructura agraria guatemalteca,
un sector *'es sostenido'^ por el otro ¿Cuál?
Generalmente se afirma que eslatifundio el que sostiene y man-
el
tiene al minifundio. Sin las características que hemos
embargo, dadas
señalado podemos afirmar precisamente lo contrario.
Vcámoslo.
CUADRO No. 33
LATIFUNDIO Y MI ^'IFUNDIO
EN LAS ZONAS AGRÍCOLAS MAS RICAS DEL PAÍS
(relación porcentual de poseedores y tierra)
(1964)
'
LATIFUNDIO MINIFUIWIO
Promedio
^
cuerdas
, Región %de Tierra %de Tierra por
municipal Poseedores % Poseedores % poseedor
1. La Gomera 6.4 81.8 25.3 03 19.3
2. Panzós 1.0 80.3 49.3 2.0 18.7
3. Morales 0.4 79.5 27.5 1.0 17.7
4. San Pablo 0.5 77.3 92.0 4.9 120
5. La Democracia 2.0 76.8 47.0 1.1 17.8
6. Senahú 0.6 74.5 50.0 3.6 18.9
7. Santa Lucía Cotzu 1-
-220-
15. San Pedro Carcha 0.3 58.1 32.4 3.1 21.7
16. Tiquisate 0.8 56.0 28.3 1.2 12.7
17. Chiquimulilla 1.0 52.5 41.0 2.0 17.6
18. Cahabón 0.7 51.0 32.5 3.5 22.7
19. Uspantán 0.7 48.2 27.2 2.1 19.2
20. Los Amates 0.5 47.0 37.8 3.1 17.3
21. San Cristóbal Ver. 0.5 46.5 18.4 1.4 17.3
22. Bscuintia 2.3 36.5 64.7 1.0 12.6
23. Bariilas 0.5 32.0 30.9 2.4 21.2
Promedio general 1.1 61.6 42.8 2.4 17.4
—221-
indicó anteriormente. Esta referencia señala lo equívoco de las agru-
paciones estadísticas oficiales.
-222-
siguiente: en las regiones municipales en las que un solo latifundio
comprende la mayor parte áf\ territorio jurisdiccional, el minifundio
existe como unidad de cultivo de no más de 17.5 cuerdas de extensión.
En dichas regiones municipales, el campesino poseedor de estas minús-
culas fincas, representa un promedio del 42.8% de los poseedores¡de tie-
rra de la localidad, habiendo, sin embargo, zonas en donde tal repre-
sentación se eleva a más del 70% e, incluso, hasta el 92% de la pobla-
ción campesina poseedora de medios de producción.
Por otra parte, dichos campesinos, con tan pequeñas parcelas, bus-
can trabajo como asalariados en las fincas latifundistas locales, con-
tratándose en ellas un promedio del 62%;esta contratación representa,
a su vez el 80% de la mano de obra agrícola empleada en las explota-
ciones latifundistas, lo cual permite afirmar que el minifundio de las
zonas latifundistas es el proveedor y sostén principal de las explota-
ciones aerícolas latifundistas, y que, el latifundio, pese a que cuenta
con la fuerza de trabajo de los compesinos establecidos dentro de su
tarritorio (Jornaleros-colonos), o con la proporcionada por los Jorna-
leros-flonques y los Obreros-agrícolas, depende esencialmente de la par-
ticipación de los campesinos lugareños Minifundistas que representan
¡a mano de obra agrícola necesaria para la realización de las diversas
labores culturales requeridas en sus plantaciones.
-223-
Sin embargo, lo más frecuente es que las empresas agrícolas a las
que se hace referencia como latifundios enclavados en las zonas de pre-
dominancia minifundista, exploten extensiones de tierra de aproxima-
damente 200 hectáreas: dos mil cuerdas. Veamos un ejemplo.
-224-
ción de su empresa de transportes, le permitió agrandar el taller y em-
plear mayor número de mano de obra asalariada, aumentando, así sus
beneficios provenientes de su taller textil. El taller de cerámica artesa-
r\i\\ tuvo parecido proceso de desarrollo, lo mismo que el de la fabrica-
—225-
orgánicos para elaborar abonos domésticamente, da el fertilizante quí-
mico necesario para el cultivo de las 50 cuerdas; proporciona al cam-
pesino una vivienda (paredes de adobe, techo de paja, piso de ladrillo,
dos habitaciones y granero), bajo la responsabilidad de su manteni-
miento y reparación en caso de deterioro. Además, permite utilizar en
la parte de la parcela que le corresponde al campesino arrendante, los
instrumentos de trabajo que se emplean en el resto de la superficie de
la parcela que debe cultivar para el dueño y, en casos ád necesidad, fa-
cilita créditos en dinero o en especie, imponiendo como garantía la hi-
poteca de la cosecha, o* proporciona trabajo en cualesquiera de sus
empresas pagándoles salarios inferiores a los de Ya media regional.
En otras palabras: dueño de todos los medios de producción, el
propietario acuerda, con el campesino, un pacto contractual que, bajo
el ofrecimiento de incentivos (semilla, habitación, utilería, ingresos en
dinero por salarios devengados, etc.), oculta un sistema de explotación
económica y una relación de dominación clasista dentro de un marco
de producción mercantilista y la forma de apropiación de la plus valía
creada por la fuerza de trabajo del campesino quien, en esencia, no es
sino un trabajador que recibe el monto de su salario en especie (la tie-
rra), aií como la fuerza de trabajo que necesita el latifundista.
-226-
renlñimientos obtenidos alcanzan un promedio de 3 quintales de maíz
por cuerda o 1 fanega de trigo (1,5 quintales), por igual extensión. A
•los precios del mercado, la venta de la cosecha de trigo significa para
el campesino arrendante, un ingreso bruto de aproximadamente
Q.90.00 (estimado a Q.6.25 el quintal de trigo que el terrateniente
compra a Q.6.00 ó a y. 5. 80). La cosecha de maíz no la vende, pues la
destina para el consumo familiar.
o-o-o
—227-
Los pormenores de la forma como fue acumulándose la tierra en ma-
nos de esta familia, no hacen más que reflejar las modalidades del pro-
ceso de acumulación observado como característicn general para casi
todos los latifundios propiedad de la burguesía agraria. Originalmen-
te un antiguo dominio dado en encomienda, se ensanchó a fines del si-
glo pasado con la suma de las tierras que otrora pertenecieron a los
curas jusuítas (expulsados del país a raíz del triunfa del movimiento li-
beral de 1871), y que en esa fecha fueron "denunciadas como tierras
sin dueño" (?), por los ascendientes de los actuales propietarios. (^)
El gobierno de justo Rufino Birrios, les concedió, pues, 46 caballerías.
Durante el gobierno del general Jorge Ubico (1931-1944), sus propie-
tarios gozaron de la confianza y del beneficio del dictador, habiendo
comprado, entonces, por sumas irrisorias, casi la mitad de la exten-
sión de la propiedad. No pudo obtenerse más información detallada
sobre los orígenes de esta propiedad, pues las autoridades oficiales y
los propietarios del latifundio se negaron a proporcionarla. Sin em-
bargo, en la región es de conocimiento común la forma como se consti-
tuyó y fue aumentando en extensión de tierras la *'Finca San Francis-
co": pequeños propietarios que no pudiendo pagar los préstamos he-
chos por el latifundista y habiendo señalado su propiedad como ga-
rantía, tuvieron que entregarla en pago de parte de las deudas de-
nuncia de tierras que en la época colonial (española), fueron "resguar-
dados" y cuyos títulos (muchos de ellos otorgados por cédulas reales),
no fueron registrados en las oficinas de la propiedad inmueble com-
pra a precios irrisorios de una finca de 7 caballerías propiedad de un
militar quien complotando en mala hora contra Jorge Ubico, vendió
su finca al dictador, quien a su vez la vendió a los actuales propieta-
rios etc., etc.
{^) Procedimiento mediante el cual una persona puede llegar a ser propietaria de un te-
rreno si se demuestra que ese terreno no tiene propietario reconocido legalmente, en
cuyo caso el gobierno se lo cede en propiedad. Este ha sido el mecanismo de apro-
piación de gran parte de las propiedades agrarias latifuadistas, dado que los campesi-
nos casi no poseen títulos de propiedad.
-228-
gional. A los peatones se les cobra la cantidad de Q.0.01 por quintal
de producto. Este hecho, pocas veces observado en Guatemala, ha ser-
vido a más de alj^án estudioso de la estructura agraria del país, para
señalar la existencin de "formas de feudalismo", asociando esta forma
de apropiación al "derecho de pontazgo" vigente en Europa, durante
la época feudal. En realidad, su presencia no es más que una manera
de coerción económica ejercida con el fin de lograr que los excedentes a-
grícolas de los campesinos de la región, sean vendidos al propietario la-
tifundista local y no en los mercados regionales. Por otra parte, los
campesinos que no pueden pagar estas cantidades, acuerdan con el
propietario latifundista, trabajar algunos jornales en la plantación a
cambio de poder sacar sus productos al mercado utilizando el puente
llamado "É/ OT/x" (en el idioma local: **el ladino"). Luego: modo de
obtener mano de obra agrícola gratuita, o a bajo salario.
El casco de la finca constituye el caserío llamado San Francis-
4:
co, situado a la orilla del río del mismo nombre. Dicho caserío
está compuesto por la casa del propietario (850 metros cua-
drados cubiertos), con todas las comodidades del confort moderno; la
casa del administrador, las instalaciones de la empresa (bodegas, pa-
tios de secado, galpones de despulpe, etc.) y la "ranchería" que com-
prende 76 casas de madera, piso de ladrillo, techo de palma o teja, dos
habitaciones y cocina. Cada casa de la ranchería tiene una porción de
terreno (huerto), en la que los locatarios pueden sembrar productos de
hortaliza destinados a su consumo personal. Servicios puestos a la
disposición de los habitantes de la ranchería: 20 letrinas (desde 1964),
ordenadas en dos filas: 10 duchas; una pila con 18 lavaderos destina-
dos para lavar ropa; dos pilas (pozos), de agua potable. Así mismo
funciona una planta eléctrica de combustión que proporciona alum-
brado, habiendo 32 focos instalados uno cada 200 metros. Un cuerpo
de vigilancia compuesto de 12 personas (fusil calibre .222 y revólveres
.45), se turna las 24 horas del día. Los miembros de este cuerpo de
"policía de finca" son pagados por el dueño de la empresa a razón de
Q.15.00 mensuales, casa, comida y terreno.
5: Población de campesinos Jornaleros-colonos: 96 familias y no
familiares que totalizan una población de 675 personas,
así: (''')
( ) Según los datos del censo de población levantado por el autor en ocasión de la inves*
ligación efectuada, en 1965.
-229-
(continuación......)
—230-
sionan deterioros. Si el campesino desea luz eléctrica en la ca-
sa (servicio de las 18 a las 22 horas), ha de pagar la cantidad
mensual de Q. 0. 25 por foco. No se cobra alquiler de vivienda.
h) ningún campesino Jornalero-colono puede rescindir el contrato
si antes no ha pagado completamente las deudas contraídas.
En la época de la obtención de los datos aquí proporcionados
(1965), todos los campesinos tenían deudas que oscilaban en-
tre los Q.30.00 y los Q.450.00.
-231-
a) entregar, en 1962, 5 manzanas de terreno a los campesinos que
tenían 20 o más años de trabajar en la finca y rescindiendo el
contrato de colonato (!). En casos de excepción ha entregado
parcelas de tierra a campesinos que no tenían este tiempo de
trabajo en la finca. En todo caso, el **nuevo propietario*' cam-
pesino beneficiado por ésta **reforma agraria'' (!), puede dispo-
ner de la parcela y hacer de ella lo que le convenga salvo
venderla, como no sea al patrón. En caso de muerte del nuevo
propietario, los herederos podrán disponer de la parcela
después de 5 años de trabajar en la finca.
-232—
Capítulo 8
CONCLUSIONES: DESCOMPOSICIÓN DÉLA ECONOMÍA
CAMPESINA
1. La producción mercantil.
-233-
vez que vende, allí, aquellos artículos de los que él no es productor.
( ) véase, para ampliar lo esquematizado aquí, Lenin, V., 1969, página 179 y siguientes.
-234-
efectúa en las ciudades demanda, cadáver más, mayor cantidad de
productos alimenticios y, a su vez, produce cada vez más, mayor can-
tidad de productos industriales (sobretodo bienes de producción), y
es el campo quien debe proporcionar los alimentos que se consumen en
la ciudad. La producción agrícola, pues, se vende en las ciudades obte-
niendo a cambio de ellas los artículos que allí se producen, creándose,
así, una estrecha relación de dependencia entre una y otra.
-235-
Mientras más intensa sea la concurrencia en el mercado, más pre-
caria se torna la situación del productorequipado menos suficientemen-
te desde el punto de vista tecnológico. Mientras más caiga el produc-
tor en la dependencia del mercado, más dinero necevSitará, y más será
la cantidad de artículos que compre y que venda allí. (^^^)
( ) El lector interesado en profundizar a los detalles de este proceso aquí esbozado, pue-
de consultar Kautsky, K 1970, página 11 y siguientes.
,
—236-
con el, con el dinero, como puede adquirir los artículos que no produce,
¿Dónde y cómo conseguir este dinero ? En el mercado, desde
luego. Pero no vendiendo sus excedentes agrícolas (que ya no produce
por haber perdido sus medios de producción), sino vendiendo su fuerza
de trabajo.
Así pues, la competencia que se desarrolla en el mercado lo sitúa,
entre otras, frente a la alternativa de, o producir más artículos agríco-
las (granos sobre todo), o abandonar esta actividad y dedicarse, en
escala cada vez mayor, a la fabricación artesanal. O bien, la tercera y
ultima posibilidad: no hacer ni lo uno ni lo otro y asalariarse. Si se de-
dica a la primera de estas posibilidades, abandona poco a poco la se-
gunda para convertirse en un agricultor puro. Si escoge la segunda,
abandona progresivamente el cultivo de su parcela para dedicarse a la
producción artesanal. Es decir: no puede dedicarse a ambas a la vez
sin detrimento de una en beneficio de la otra.
-237-
Ya
ha indicado anteriormente, cómo es que en muchos países eo
se
los que capitalismo se ha desarrollado hasta su grado máximo, e
el
incluso en los países socialistas con gran producción agrícola, las ex-
plotaciones extensas se convierten en las unidades de producción con
más altos niveles de rendimiento y mayor productividad, cuando se
aplican en ellos sistemas de explotación agrícola concordes con lo» ni-
veles de las fuerzas productiva» existentes. Y en este sentido, el lati-
fundio, en sí, no es anacrónico. Todo lo contrario: es una necesidad
histórica dentro del marco del desarrollo de las fuerzas productivas y
de los modos de producción capitalista, ya que, en la medida en que se
desarrolla rA capitalismo, en la agricultura se acentúa la diferencia
cualitativa habida entre las técnicas empleadas en la gran explotación
y la pequeña, y más notorio se torna "lo anacrónico" de la tecnología
empleada en éstas y **lo moderno" de las empleadas en aquéllas. ("^)
Dentro de
estructura agraria existente en Guatemala, se obser-
la
va de sistemas de producción que en sí, ellos, son anacró-
la aplicación
nicos en relación al nivel alcanzado, e n Guatemala, por el modo de
producción capitalista, ya que la esencia de estas relaciones correspon-
de a un sistema de producción mercantil que produce para el mercado;
pero esta característica no es común a las relaciones sociales imperan-
tes en todo el territorio nacional.
—238-
el desarrollo del capitalismo en la agricultura.
—239-
yas consecuencias se traducen en el empobrecimiento y la ruina
del campesino en tanto que productor agrícola y su desapari-
ción del mercado en tanto que productor (por pérdida de sus
medios de producción), así como su proletarización en tanto
que mano de obra agrícola asalariada.
d) así mismo, se observa como característica del desenvolvimien-
to de la economía merca n til campesina, /a tenGÍer?cia,c^e/2í rodé /a
estructura agraria minifundista, hacia un aumento de lns unida-
des de explotación minifundistas en las zonas en las que la tie-
rra no ofrece las características óptimas para realizar una ex-
explotación agrícola intensiva, es decir, minifundio implanta-
do en las peores tierras, aumento minifundista que, así mismo,
no es más que la expresión del empobrecimiento y la ruina de
la población campesina. Finalmente, estos procesos se mani-
fiestan
4. Conclusiones generales.
1°: La sociedad guatemalteca es una formación social en la que
coexisten dos estadios de un mismo modo de producción:
—240—
Clones de producción capitalistaB. Su característica pri-
mordial de dependiente de la burjíuesía monopolista inter-
nacional imperialista, permite denominarla como burgue-
sía regionaí de la sociedad ^guatemalteca, y no burguesía
nacional, dadas sus características de dependencia econó-
mica de los intereses monopolistas internacionales. Dicha
dependencia, permite a su vez, caracterizarla como Bur-
guesía de Servidumbre, dado el carácter secundario y de
dependencia de sus actividades en relación a los intereses
de la burguesía internacional.
b) elproletariado^ de reciente formación, ofrece la caracte-
rística de estar en crecimiento demográfico. Sus raíces de
clase se encuentran en la población que abandona las acti-
vidades agrícolas, del área rural y emigra a los centros
urbanos.
c) elcampesinado^ comprendiendo a la mayoría de la pobla-
ción y en el que predomina, fundamentalmente, el modo
de producción y las relaciones de producción capitalistas,
en su estudio mercantil. En la clase social campesina, pue-
de señalarse la existencia de dos capas sociales:
1*^ hdi capa social de los campesinos Minifundistas que
comprende a los campesinos propietarios de medios de
producción (la tierra, el taller artesanal, etc.), mo-
viéndose dentro del marco de una economía mercantil
en descomposición.
2^ La capa social de los campesinos Jornaleros, cuya
característica principal es la de trabajar gran parte
del año en actividades asalariadas, sean éstas agríco-
las o artesanales (principalmente aquéllas que éstas).
Actúan, temporalmente, dentro del marco de las rela-
ciones de producción capitalistas, en tanto que asala-
riados.
—241—
grícolas necesitan de la fuerza de trabajo campesina
para el cumplimiento de las actividades agrícolas.
2° Las condiciones del pago del precio del arrendamiento
en productos, se ofrecen como características de las re-
laciones de producción imperantes en las zoncís donde
el comerciante de productos agrícolas permite al te-
rrateniente apropiarse de mayor cantidad de plus va-
lía.
-242-
sobre todo, como
característica de las empresas capitalistas
latifundistas, de manera queel campesino representa ¡a fuer-
za de trabajo de ¡a cual dependen estas empresas.
-243-
de la reducida capacidad de absorción de la fuerza de tra-
bajo por las empresas capitalistas.
-244-
dose.
-245-
pitalista (producción para el mercado en gran escala, uti-
lización de mano de obra asalariada, política de fijación
de precios, etc.).
c) como resultado de esta disminución del numero de explo-
taciones agrícolas minifundistas, se observa paralelo el
fenómeno de la acumulación de la tierra en manos de po-
cos propietarios, y en explotaciones tipo latifundio.
-246—
fundios y minifundios, sino el resultado de una relación de
subordinación de tipo causal.
XIX*^: Aunqne aun quedan en elpaísexplotacioneslatifundistascuyo
régimen de explotación es de tipo mercantil, estas explotacio-
nes adquieren progresivamente el carácter de empresas agrí-
colas capitalistas, cuyos propietarios constituyen la fracción
agraria de la clase burguesa. Los miembros de esta frac-
ción social (y dentro de ésta tendencia señalada) constituyen
un grupo con vinculaciones de tipo financiero, comercial c in-
dustrial, lo que los convierte en una burguesía agraria.
-247-
centración de la producción en las manos de una minoría,
la proletarización de la mayoría y su explotación por la
minoría que dispone del capital comercial y que emplea
Obreros— agrícolas. Los fenómenos económicos existentes
en el seno del campesinado presentan la forma contradicto-
ria que es la característica específica del régimen capitalis-
ta, es decir, traducen una lucha y una oposición de intere-
ses, señalando ventajas para unos e inconvenientes para
otros. Es lo mismo en cuanto se refiere al arrendamiento
de tierras, las compras de tierra o para los oficios auxiliares
diametralmente opuestos, como para el progreso ténico
de la economía. {^^^)
o-o~o
( ) Téase para ampliación del contenido de esta última conclusión, Lenin, V., 1969. pá-
gina 179.
—248—
ANEXO 1
Tenencia de la tierra
COMPLEMENTO AL ANEXO 1 (*?)
Propietarios Superficie
Tamaño Número % Número %
a 2 829 64.7 654 1.0
2 a 10 328 25.6 1,265 1.5
a 64 42 3.2 1,145 1.3
1 a 10 55 4.2 10,297 12.3
a 100 23 1.8 39.751 47.4
100 a más 3 0.5 30,586 36.5
Totales 1,280 100.0 83,698 100.0
(•) Las 3 primeras clases de ctamaño» se refieren a raanianas; las 3 últimas a caballerías-
I caballería comprende 64 manzanas. Fuente, la misma anterior. Elaboración
y por-
centajes, míos (HFA).
-255-
5. Municipio de LA GOMERA (Escuintla)
Propietarios Superñcie
Tamaño Número % Número %
a 2 175 25.3 212 0.3
2 a 10 318 46.0 1,147 1.1
10 a 64 94 13.7 2,635 2.5
1 a 10 60 8.6 14,751 14.3
10 a 100 42 6.0 63.334 61.5
100 a más 2 0.4 20,906 20.3
Totales 691 100.0 102.985 100.0
-256-
10. Municipio de SAN PEDRO CARCHA (Alta Verapaz)
257-
15. Municipio de TAXISCO (Santa Rosa)
Propietarios Superficie
Tamaño Número % Numero %
a 2 586 47.9 590 1.4
2 a 10 356 29 1,330 2.3
10 a 64 160 13.0 4,246 7.6
1 a 10 103 ,, 8.4 16.931 30.4
10 a 100 18 1.4 24,738 44.5
100 a más 1 0.3 7,680 13.8
Totales 1.224 100.0 55,515 100.0
—258-
20. Municipio de BARILLAS (Huehuetenango)
Propietarios Superficie
Tamaño Número % Número %
a 2 823 30.9 1,081 2.4
2 a 10 1.339 50.3 5,375 11.4
10 a 64 366 13.7 8,850 18.8
1 a 10 124 4.6 16,666 35.4
10 a 100 8 0.4 6,932 14.7
100 a más 1 0.1 8,145 17.3
Totales 2.661 100.0 47,049 100.0
R E S U M EN G E N E R A L
Propietarios Superficie
Taimaño Número % Número %
a 2 25,240 39.4 27,715 2.0
manzanas 2 a 10 28,850 45 115.488 7.2
10 a 64 8,085 12.6 166.969 10.4
1 a 10 1,434 2.2 262,552 16.4
caballerías 10 a 100 S51i 0.7 537,443 336
100 a más 39 0.1 484.822 30.4
TOTA LE S 63,999 100.0 1,594,989 100.0
—259-
ANEXO 2
-263-
de todas las fincas del país, no significa, necesariamente, que sean 212
propietarios latifundistas diferentes.
No obstante, esta cifra ayuda a precisar el panorama de la distri-
bución de la tierra y también da un indicio del poder económico (agra-
rio, en un país en donde el 66% de la población es rural, según el último
censo oficial de 1964, y en el que el 28.7% del producto geográfico bru-
to proviene de la agricultura), que este grupo de propietarios lalifun-
distas burgueses, tiene en relación a la explotación agrícola y a la
acumulación de los principales medios de producción del país, así co-
mo un panorama "latifundista" de las relaciones de producción vigen-
tes.
( ) Véase número 69 déla lista dada a continuación, y consúltese DGE, 1968, página i8g.
264-
3: POR OTRA PARTE, en los municipios del departamento de
Peten (extremo norte del país, ecosistema de las Llanuras del
Caribe), la existencia de latifundios (ganaderos y chicle), abar-
ca máí> del 80% de la superficie de la tierra: municipio de Santa
Ana, número 88 de la lista, donde 42 campesinos, de 4-7 que 9C
totalizan en la jurisdicción municipal, poseen menos del 6.5%
de la tierra (producción básica: maíz). La misma distribución
se constata en el municipio de San Benito, en el mismo depar-
tamento (número 89 de la lista), donde el 84% de la tierra per-
tenece a un propietario (ganado y chicle), y el 16% de ella, a
102 campesinos, de los cuales 97 apenas alcanzan a poseer par-
celas de tierra no mayores de 8 manzanas de extensión, que to-
talizan el 13.5% de las tierras de las fincas de la jurisdicción
municipal. ("*)
-265-
ducción algodonera y a la caña de azúcar; se emplean fertilizantes quí-
micos y, desde 1962, la mayoría de los latifundios aquí señalados,
principalmente aquéllos dedicados al cultivo del caíé y del algodón, ab-
sorbe el 87% del crédito agrícola concedido por las instituciones del
sistema bancario nacional (^^^), en el que, por otra parte y por aña-
didura, los propietarios de estos latifundios, son sus principales accio-
nistas.
-266-
PRINCIPALES LATIFUNDIOS DE MAS DE 1,000 MANZANAS^^)
(1,420 hectáreas)
(*'*) Fuente utilizada: DGlE, 1968, Cuadros Ní° 1-2, páginas 125 a 200. Elaboración y
porcentajes, míos (HFA).
-267-
(continuación )
•268-
^Ut^lJ LlliUdVlt^lJ )
Departamento: HUEHUETBNANGO
61. Chiantla 25.443 1 2,921 11.4 2.928 88.6
62. Jacaltcnango 10.103 1 2.845 28 1 1,571 71.9
63. Soloma 6,306 1 1.001 15.8 1,854 84.2
64. La Democracia 19,731 2 2.673(1^) 13.5 1.092 16.5
65. Cuilco 21,575 1 1.030 4.7 2.379 95 3
66. La Libertad 21.114 2 2,384(»«) 11.2 1,939 88.8
Departamento: QUICHE
67. Chajul 21.947 1 1,423 6.4 1.570 93.6
68. Chiche 10.902 1 3,041 27.8 1.229 722
69. Cunen 12.088 1 1,397 11.5 835 88 5
70. Uspantán 84,555 1 5.763 6.8 4,232 93.2
71. San Pedro Joco
pilas 16.958 1 1,818 10.7 1,472 89.3
72. Cotzal 21,307 2 5,604(1^) 26.3 1,750 73.7
-269—
:
(continuación )
-270-
( ) 2 ñocas una de 1,483 manzanas de extensión.
( ) 6 ñocas una de 5.36 s manzanas y 5 cuyas extensiones no se pudo determinar separa-
damente
( ) 3 ñocas: de 3.205, 3 281 y 1.610 manzanas de extensión cada una.
( ) 5 ñncas 2 totalizan 3,600 manzanas de extensión y 3 totalizan 7,158 manzanas. No se
pudo determinar por separado la superñcie de cada una.
( ) 3 ñocas: uoa de 3.918 manzanas, las otras dos de 1,366 y 2,086 manzanas.
( ) 4 ñncas: una de 4.945 maozanas y 3 cuyas extensiones no pudo determinarse por sepa-
rado.
/ 14 \
( ; 3 ñncas: una de 4.000 manzanas de extensión y 2 cuyas extensiones no pudo determi-
narse por separado.
( ) 5 ñncas; una de 1.924 manzanas de extensión, otra de 4,288 y tres cuyas extensiones
no pudo determinarse separadamente.
) 3 ñncas: una de 3,642 manzanas de extensión y dos cuya extensión no pudo determi-
narse por separado.
( ) 3 ñocas: una de 1.088 manzanas de extensión y dos cuyas extensiones no pudo deter-
minarse por separado
( ) 2 ñncas: una de 1.920 manzanas de extensión.
(^^) 5 ñncas: tres con 6.654 manzanas de extensión pertenecientes a la misma persona jurí-
dica y dos que totalizan 3,362 manzanas. No pudo determinarse la extensión de cada
una de ellas, separadamente.
( ) 2 ñncas: una de 6.242 manzanas de superñcie.
{ ) 2 ñncas: una de 5,801 manzanas de superñcie.
( ) 3 ñncas: una de 1,428 manzanas y dos cuyas extensiones no pudo determinarse por se-
parado.
-271-
ANEXO 3
Ecología de Guatemala
1. El ambiente ecológico.
Tomando en
consideración las características geográficas (orográ-
ficas, hidrográficas, etc.), geológicas (tipo, textura, drenaje, etc., de
los suelos), y meteorológicas (precipitación pluvial, temperatura, etc.),
del territorio nacional, se describen a continuación las regiones ecoló-
gicas en las que determinadas características »on comunes.
(186 \
) Simons, Ch.. J. M. Tárano y J. H. Pinto. Clasificación y reconocimiento de los
suelos de la república de Guatemala, Instituto Agropecuario Nacional y Servicio
Cooperativo Interamericano de Agricultura. Guatemala, 1959
—275-
ma bio-física." (i^^)
'IS9\
; Interamericano de Ciencias Biológicas (IIBS), y Comité para el Estudio del
Instituto
curriculum de Biología (BSCS). Curso de Biología (animal, vegetal y humana).
Universidad del Valle, Cali. 2 tomos. Colombia, 1964. Tomo i, página 56. Interpola-
ción mía (HFA).
-276--
Comprende el 7% de la superficie total del territorio de Guatemala
(7,635 kilómetros cuadrados), incluyendo 236 kilómetros cuadrados
(0.22% de la superficie nacional total), de arenas de playa de mar (ri-
cas en titanio), y 332 kilómetros cuadrados de terrenos llamados mis-
celáneos.
-277-
das por la población emigrante de los Jornaleros que anualmente llega
a las grandes explotaciones agrícolas allí establecidas, a efectuar labo-
res agrícolas, asalariadas, de corte o cosecha de los productos. Alguna
población flotante de Obreros-agrícolas, por otra parte, se desplaza de
uno a otro extremo del territorio del ecosistema y si, sobre todo últi-
mamente, en el período comprendido entre los dos censos de población
(el de 1950 y el de 1964), se observó un crecimiento demográfico rela-
tivamente alto, sobre todo en la región de los departamentos de Es-
cuintla y Suchitepéquez (118% y 48.8%, respectivamente), {^^^) la ra-
zón debe buscarse en el hecho de la población campesina que fue a radi-
carse allí, sobre todo en las zonas de los parcelamientos agrarios, es
decir, que su alta tasa de cre:imiento es del tipo demográfico y no del
vegetativo.
La mayoría de los campesinos que cultiva directamente su parcela
de tierra, hace segün los modos de producción de una economía mer-
lo
cantil, no así aquellos trab?ijadores agrícolas asalariados (Jornaleros
y Obreros-agrícolas), que seemplean comomanodeobraen lasempresas
agrícolas, los cuales desempeñan actividades y mantienen relaciones de
producción dentro de marcos más marcadamente capitalistas. Lo mis-
mo podría decirse de la población que vive en los pocos centros urba-
nos, o semi-urbanos industriales ubicados en su jurisdicción, tales co-
mo los puertos (San José, Ocós y Champerico), o los establecimientos
industriales de procesamiento de productos químicos e hidrocarburos
(las instalaciones de la Compañía Texaco, por ejemplo, ubicadas en el
departamento de Escuintla), o algunos centros urbanos de importan-
cia, como Mazatenango, Retalhuleu, Escuintla, y otros, en los que la
población participa activamente dentro de una economía de cambio.
-278-
huleu y Santa Rosa; la mitad de los departamentos de Suchitepéquez
y Pvscuintla y entre el diez y el quince por ciento del territorio situado
al sur de los departamentos de Solóla, Chimaltenango y Sacatepé-
quez.
Es una de las regiones más pobladas deí país, así como una de las
más explotadas económicamente. La mayoría de las explotaciones
^
-279-
4. Ecosistema del ALTIPLANO VOLCANICO-OCCIDENTAL
Es el ecosistema de extensión territorial más reducida, ya que
ocupa solamente 3,386 kilómetros cuadrados, iguales al 3.09% del
área total del país. Sus suelos superficiales profundos, forman planicies
onduladas y anchas de cenizas volcánicas a partir de los 1,800 metros
sobre el nivel del mar, habiendo algunas de estas formaciones hasta
alturas de 3,000 metros, como las planicies situadas en el departamen-
to de Totonicapán.
Originalmente cubiertos de rica y abundante capa de materia or-
gánica de hasta 20%, su textura actual ha bajado a causa de los pro
cesos biológicos y la erosión, así como por la técnica de explotación
agrícola empleada por los campesinos que cultivan sus suelos apro-
vechando aún las laderas inclinadas de las montañas volcánicas que,
originándose en la parte oeste del departamento de Chimaltenango, se
dirigen hacia la frontera mexicana sirviendo de límite natural entre el
ecosistema del Declive del Pacífico (bocacosta) y el del Altiplano-cen-
tral.
-280-
Desde el punto de vista de la estructura social guatemalteca, este
ecosistema está poblado principalmente por los miembros de la capa
social llamada anteriormente, de los campesinos Miniíundistas, siendo
(este ecosistema), el asiento típico del minifundio de ¡adera: monta-
ñoso, escarpado, inclinado, atomizado, y explotado mediente obsole-
tas técnicas agrícolas dentro de la técnica de producción mercantil.
-281—
Merendón, macizo montañoso que sirve de límite fronterizo con la re-
pública de Honduras.
-282-
radíeos, sobre todo en los últimos años.
Elevándose desde los 1,300 metros hasta los 3.500 metros sobre el
nivel dei mar, forma mesetas sobre suelos de caliza, esquistos arcillo-
sos y depósitos de ceniza volcánica y toba, así como pendientes escar-
padas de formación antigua con brotaciones de granito y gneis, más
visibles en la parte norte del departamento de Jalapa. No obstante es-
te horizonte, los valles y bolsones, con numerosas afloraciones roco-
sas, son ondulados, cubiertos frecuentemente de bosques subtropicales
secos y densos, en los que el pino, el roble, el ciprés y (en las regiones
más protegidas) el liquidámbar, son parte de la vegetación más típica.
Las siembras principales son
el trigo, el maíz, el café, los pastos, el
maicillo, gran parte de ellas producidas para consumo local y
frijol, el
cultivadas con técnicas obsoletas en tierras en las que el drenaje es es-
caso y donde el rendimiento es bajo. El ganado es, quizás, su más im-
portante fuente económica como vivero de ganado vacuno de las ha-
ciendas situadas dentro del área del ecosistema del Litoral del Pacífi-
co. Así mismo, la crianza de ganado ovejuno tiene importancia local,
por la lana.
-283-
7. Ecoshtema del VALLE DEL MOTAGUA, o DE LA FRAGUA. '
Ocupa los suelos situados desde las vegas del río Motagua (a 370
metros sobre el nivel del mar), hasta elevaciones de 650 metros de al-
tura, formados sedimentariante sobre esquistos arcillosos, caliza y
serpentina. En el sector sur del ecosistema, en las regiones ubicadas en
los departamentos de Jalapa y Chiquimula, los terrenos están situa-
dos en las cercanías y riberas de los ríos afluentes del .Motagua y deí
Lempa.
-284-
trario, los ríos subterráneo8."("')
-285-
Así mismo, una vía férrea de trocha angosta (como todas las de la
república), de 45 kilómetros de longitud, llamada Ferrocarril de la
yerapaz, recorre el sector oriental del ecosistema desde Panzós a Pan-
jacché, puerto igualmente pluvial situado sobre el río Polochic,
Pese al gran caudal de agua de los ríos y la lluvia intensa que cae a
un promedio anual de 4,000 a 5,000 milímetros cúbicos, ''el drenaje del
territorio.... es defectuoso en grandes extensiones en donde el relieve de
un karst posiblemente rellenado y luego denudado, presenta grandes pla-
nicies no seccionadas que drenan lentamente por resumideros, que al obs-
truirse, forman lagunetas y pantanos". (^^^) No obstante esta genera-
lidad, algunas regiones, como las ubicadas en Quiche y Alta Yerapaz,
están bien drenadas pero, pese a ello, la mayoría de los ríos no tiene
caudal potable, ya que al recorrer alguna extensión, se esconden, para
luego aparecer, contaminados, varios kilómetros de distancia más a-
delante.
(144\
) Simraons-Tárano-Pinto, 1958, página 563,
-286-
sas hasta ahora no clasificadas. ("'^)
RESUMEN
1. Ecosistema del Litoral del Pacífico 7.635 -2 : 7.00%
2. Ecosistema del Declive del Pacífico 7,100 K--2 6 52%
3. Ecosistema del Altiplano Volcánico-
Occidental 3.386 K--2 : 3.09%
4. Ecosistema del Altiplano-Central 18,667 K--2 : 17.14%
5. Ecosistema del Altiplano Volcánico-
Oriental 4,833 K--2 4.44%
6. Ecosistema del Valle del Motagua 4.218 K--2 : 3.87%
7. Ecosistema de Los Cuchumatanes 14,873 K--2 : 13.65%
8. Ecosistema de las Llanuras del Caribe 48.247 K--2 : 44.29%
Superficie total del territorio de la
república de Guatemala 108,959 K--2 : 100.00%
-287-
Información general metodológica
Se obvian, desde luego, aquéllos que por ser de uso demasiado co-
rriente, o porque su significado no permite interpretaciones equívocas,
no necesitan ser aclarados. Pero no es lo mismo en relación a otros que,
sobre todo cuando son manejados sin tener una claridad precisa de su
significado, no solo inducen a error, sino que, muchas veces, son utili-
zados con bastante ligereza o con fines ajenos al estudio estrictamente
científico de los fenómenos de una sociedad.
—280-
cial delconjunto de la sociedad,© de la estructura global de la sociedad,
sino que debe stT considerada como parte de un conjunto, como el produc-
to y la expresión de la vida social representando una formación social
determinada.
Para más claridad del concepto es necesario, pues, que antes de se-
guir adelante, se defina que se entiende por estructura social, forma-
ción social y por modo de producción, conceptos fundamentales que
entran en la definición de lo que comprende por clase social.
Dentro de la terminología necesariamente empleada para definir lo
^que es una clase social, el concepto de modo de producción es funda-
mental. Puede sintetizarse su significado diciendo que un modo de
producción es una combinación especíñca de diversas estructuras y
de distintas prácticas que, de una manera global, aparecen como un
conjunto de fenómenos perfectamente vinculados y ensamblados. Un
modo de producción comprende, pues, como suma de fenómenos socia-
les, distintas maneras o formas de manifestarse o, en otras palabras,
distintos momentos o niveles, es decir, diferentes aspectos.
-290-
demás, es decir, subordinadas y condicionadas.
La dominancia de un determinado nivel significa que en última ins-
tancia, y solamente en lí/í/'/na /nstanc/a, un determinado nivel o mo-
mento puede caracterizar a un modo de producción dado, ya que un
modo de producción se define, como se apuntó, como el conjunto o la
suma de todos los elementos, de todos los niveles. En otras palabras,
esto significa que cuando en un modo de producción las influencias y
los efectos del conjunto de los elementos que lo forman, presentan un
ensamblaje tal que torna difícil el análisis del papel que juega cada uno
de ellos, este análisis será objetivo y a la vez más expedito, si toma-
mos en cuenta, pero solamente en último caso, el papel que en eic mo-
do de producción juega la instancia de lo económico.
La interpretación de una simple analogía o de una correlación in-
duciría a error. La determinación en última instancia representa un
tipo especial de relaciones dentro del que, y en el interior del cual, la es-
tructura de determinación de las características del todo, del conjunto,
es decir: del modo de producción tomado en su conjunto, forma la cons-
titución misma, la naturaleza propia de la estructura social. Dentro
de esta estructura, se asigna un lugar especial así como una distribu-
ción determinada de funciones, al elemento que, en última instancia, se
manifieste como dominante.(^*')
3. La formación social.
-291—
tfacto y no una realidad concreta. Un modo de producción es un ob-
jeto formal que no existe y que no puede concebirse fuera de un deter-
minado marco de la realidad social; es decir, un modo de producción
no puede concebirse como algo dado en sí mismo, sino que debe conce-
birse en relación a una realidad social concreta, a un marco social, y
este marco social dentro del cual se da un modo de producción deter-
minado, es lo que se llama una formación social.
Así pues, lo que se concibe corrientemente como modo de produc-
ción capitalista, como modo de producción feudal, etc. no existe en la
realidad concreta. No existe, por ejemplo, un fenómeno material al que
pueda identificársele como modo de producción capitalista. Lo que en
realidad existe es una formación social^ dada en un momento determi-
nado de su historia, a la que un modo de producción determinado le
da su característica propia; y esto quiere decir que en una formación
social, dada en un momento determinado de su historia (que técnica-
mente se denomina como formación social históricamente determina-
da), puedan presentarse, a la vez, varios modos de producción de los
que uno de ellos predomina dándole a esa formación social, su sello ca-
racterístico, su sello peculiar.
-292-
;
—293—
una separación en el trabajador y los medios de producción y no debe
confundirse con la propiedad jurídica.
Así pues, estas dos relaciones constituyen la característica esencial
de lo económico dentro de un modo de producción que, en el caso del
modo de producción capitalista, significa la combinación del sistema
de las fuerzas productivas y del sistema de las relaciones de producción,
y la determinación en última instancia de lo económico depende, preci-
samente, de la forma como se revista esta combinación. (^*^)
5. Clase, fracción, categoría y capa social.
-294—
po de las relaciones de producción. Es cierto que, en realidad, las reía-
ciones sociales de producción se presentan más claramente al nivel de
lo económico como un efecto de la combinación específica de las rela-
ciones de producción, pero precÍ9«mente por ello, estrictamente ha-
blando, las relaciones sociales de producción, en tanto que estructura,
no son clases sociales.
—295-
esos elementos dentro de ese modo de producción.
-296-
ininadM, siendo claro que éste criterio no puede ni debe ser exclusiva-
mente económico.
La teoría sociológica llama a este criterio: efectos pertinentes, y
«e entiende por tal al hecho de la reñexión recíproca ríe los otros ele-
mentón, es decir, la interacción que se efectúa entre ellos. Esta rttie-
xión reciproca constituye en Sí misma un elemento nuevo, que trans-
forma los límites de esos elementos sin^ por otra parte, poder, ser in-
cluido dentro del cuadro típico de los otros elementos, ios que, sin él,
presentarían un cuadro diferente.
—297-
casy suhdeter minadas a estructuras distintas a las estructuras
meramente económicas y que, en determinados casos puede ser
una verdadera clase social, tís el caso, por ejemplo, de )a buro-
cracia estatal, llamada aquí burguesía de servidumbre política,
o el de los llamados "grupos intelectuales", llamados aquí bur-
guesía de servidumbre ideológica.
—298—
lasllamadas aristocracias obreras que, en su carácter de franjas-lími-
te,pueden influenciar funcionando políticamente como dependientes o
empleadas de la burguesía.
o-o-o
Las clases sociales tienen pues, una estructura compleja y por eso
es que se presentan con un profundo sentido y contenido sociológico e
histórico. Cuando al principio se dijo que las clases sociales se refieren
••a los efectos que ejerce el conjunto de las estructuras de una forma-
ción social dada", se sugiere con ello que las diferentes maneras como
se estructura la sociedad, se reflejan y encuentran en las clases sociales
la expresión de su realidad, y es en este sentido como una clase social
es el resultado de las formas como se presentan las estructuras de una
determinada formación social.
Por otra parte, como ya se ha dicho que una formación social es la
suma de todos los aspectos que constituyen una sociedad, resulta, en-
tonces, que las clases sociales, en tanto que expresión de una for-
mación social, son a la vez la expresión de los as[>ect08 fundamentales
que constituyen a esa sociedad.
Finalmente, debe tenerse en cuenta que una sociedad es un fenóme-
no dinámico, no es un fenómeno estático. Una sociedad es como un or-
ganismo en constante desenvolvimiento cuyo estudio requiere un análi-
sis objetivo de las relaciones de producción que ae dan como resultado
de las relaciones que los hombres establecen entre sí y con relación a
las cosas que producen. Por ello es que las clases sociales son, a su vez
un fenómeno móvil, en constante desenvolvimiento, un fenómeno que es
necesario^ captar en nn determinarlo momento de su historia. De este
modo, cuando se dice que las clases sociales están históricamente deter-
minadas, se comprende con ello que a cada formación social determi-
nadas corresponde una determinada estructura de clase.
7. El proceso de proletarización: fundamentos teóricos.
Se comprende por preceso de proletarización al conjunto de fenóme-
nos sociales, dados dentro de la formación .social capitalista, que signi-
fica el paso dado de uno a otro nivel a través del desarrollo de la es-
tructura socio— económico de esta formación social, sea por una comu-
nidad o bien por un individuo productor de bienes sociales.
Este proceso se da como el resultado de los cambios registrados
dentro del desarrollo del modo de producción capitalista y su sistema
de relaciones sociales de producción; es decir, que es un fenómeno que
se da únicamente dentro del proceso del desarrollo del modo de pro-
ducción capitalista y como reflejo del desarrollo histórico de las estruc-
turas de esta determidada forms^ción social a un momento dado de su
evolución.
Veámoslos.
a) El nivel económico.
-300—
ceso de la formación del mercado, así como las formas específicas de su
ensamble con estas modalidades de participación; el nivel alcanzado en
el proceso del desarrollo de las fuerzas productivas, tales como la tec-
nología empleada en la explotación de la tierra; la progresiva perdida
de los medios de producción del campesino (principalmente la tierra y
el taller artesanal), así como el rol desempeñado por el trabajo asala-
riado en tanto que fuente de recursos económicos para su manteni-
miento familiar, no son sino los más importantes elementos de juicio
que permiten la identificación del grado de proletarizacióo alcanzado.
b) El nivel ideológico,
^ -301-
tarización, pueden aplicarse en tanto que instrumentos teóricos para
explicarlo. (^^^)
c) El nivel político
Finalmente, el proceso de proletarización puede identificarse, al ni-
por el grado de organización observado entre los elemen-
vel político,
tos de una comunidad en tanto que ellos se consideren miembros, o
tormando parte sin tener conciencia de pertenencia, de una clase social
distinta en relación a los individuos de otra c ase social, son quienes
establecen relaciones sociales la mayoría de las veces traducidas en po-
siciones de dominancia.
( ) En relación a los conceptos de clase en sí y clase para sí, véase la exposición analítica
hecha por Poulantzas, N., 1968, página 59 y siguientes.
( ) Obra citada, página 37 y siguientes.
-302-
determinado, cuyo resultado es producción de cualquier cosa nueva;
la
lo cual significa la acción ejercidasobre el dominio de la estructura del
Estado. Sin embargo, la limitación de esta acción de lo político al
simple hecho de la "práctica" sobre objetos, arriesga la interpretación
de identificar como político todo aquéllo que transforme una unidad
dada, siendo necesario señalar, entonces, que las acciones transforma-
doras se referirán siempre al interior de una formación social dada, al
nivel, al lugar y a la función específica que se observa dentro de las
estructuras sociales de las que son su objeto, y solamente así podrá ob-
servarse lo político ligado al proceso de la historia.
-303—
cual, sino solamente aquéllos que parezcan esenciales para alcanzar el
objetivo propuesto. El método utilizado para el análisis indicado pue-
de encontrarse en varias obras (^^^) y se basa, en modelos matemáticos
(de los que aquí se hace una exposición esquemática), que señalan los
mecanismos generales que motivan los cambios, las transformaciones
económicas y sociales habidas en una sociedad rural y que permiten
explicar, dentro de una perspectiva de evolución histórica, el progreso
técnico observado en la agncultura, la división clasista del sector so-
cial campesino, la capitalización y la concentración de los medios de
producción en la agricultura, así como los mecanismos del mercado.
Veámoslas a continuación.
—304—
a) ESQUEMA DE LA ECONOMÍA NATURAL
Productor o Comunidad
Ramas de A
% 123466789
10 10 10 10 10 10 10 10 10 10
10 11 Total
10 110
la producción B 10 10, 10 10 10 10 10 10 10 10 10 110
agrícola C 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 110
Total 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 330
Consum. natural 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 330
Ventas
Mercado
Compras
-305-
ta. Las etapas evolutivas del esquema anterior se explican, en función
de la división social del trabajo y de la especialización en el trabajo, es
decir, en función del progreso técnico habido dentro de la producción
agrícola, lo cual permitirá, a su vez, explicar fenómenos aparentemen-
te alejados los unos de los otros, tales como la aparición del mercado,
la división de la sociedad en clases sociales diferenciadas, la acumula-
ción capitalista, el éxodo rural y, evidentemente, el proceso de proleta-
rización del campesino.
Productor o Comunidad
% 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 Total
Ramas
de A 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 110
la producción B 11 11 11 11 11 11 11 11 11 11 110
agrícola C 20 9 9 9 9 9 9 9 9 9 9 110
Total - 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 330
Consum. natural - 20 29 29 29 29 29 29 29 29 29 29 310
Ventas - 10 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 20
Mercado
Compras- 10 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 20
Lectura:
306"
pra para sus necesidades personales ya que dejó de pro-
ducirlo.Aparecen, además 10 unidades de C que pro-
duce como excedente 1, y que los demás compran.
-307-"
tividad social que produce la división social del trabajo. El volumen del
valor del mercado corresponde al grado de especialización del trabajo.
Se observa una disminución en la consumición naturaly unaumentode
la consumición porla vía monetaria. La especialización del trabajo efec-
túa una transferencia de las ganancias sociales del trabajo, proporcio-
nalmente al grado de especialización de cada productor y no proporcio-
nalmente a lashoras de trabajo invertidas en la producción de cada una
de ella. Esta transferencia es la base económica de Ja división de la so-
ciedad campesina en capas sociales diferenciadas. La economía mercan-
til nace como efecto de la especialización del trabajo.
o-o-o
-308-
pecialización del trabajo es tal, que cada uno de los productores espe-
cializados puede aportar un excedente de producción al mercado y sa-
tisfacer SU9 necesidades con bienes que él no produce. Los bienes agrí-
colas dejan de ser simples proiuctos para convertirse esencialmente en
mercancías. Üejan de ser únicamente valores de uso, como lo eran du-
rante la vigencia de las características de la primera etapa, para con-
vertirse, ahora, en valores de cambio. Las bases de la economía natu-
ral se destruyen progresivamente como consecuencia del aumento de la
división y de la especialización del trabajo operados en el dominio de
la economía mercantil. La especialización abarca ramas completas de
la producción.
Productor o comunidad
12 3 4 5 6 7 8 9 10 11 Total
Ramas de A 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 110
la producción B 10 20 — 20 — 20 - 20 — 20 — 110
agrícola C 10 - 20 - 20 - 20 - 20 - 20 110
Total — 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 30 330
Consum. natural — 30 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 230
Ventas 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 100
í Mercado
ll
Compras — 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 100
Lectura
2: impares
los productores pares se especializan en B, los
en producción de C. Todos continúan produciendo
la
A, pero trabajan únicamente en dos ramas de la pro-
ducción. La especialización los hace producir el doble
de lo que antes producían y en las condiciones indica-
das anteriormente.
—309-
3. la aumet?tación del grado de especialización, produjo
una extensión del mercado, que provocó, así mismo, u-
na disminución en el volumen de la consumición natu-
ral de cada productor.
—310—
eliminados del mercado y tendrán que reducir su consumición personal.
-311-
—
Productor o comunidad
2 3 4 5 6 8 9 10 11 Total
•S
o A 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10 110
u <J
«
B - 10 100 lio
i-3
es
€
«na
o
a <
Mercado
Ventas - 74 16^ 16^ 16*? 16^ — 74 16^ 16*? 16"? 16^ 148
Compras — 10 16 16 16 16 — 10 16 16 16 16 148
(+64^) (+64^)
^ = Fuerza de trabajo.
-312—
Lectura:
1: el productor G continúa dentro de la economía natu-
ral. En sentido no
existe en la realidad con-
estricto
temporánea, ni aislado ni es esta combinación. Se deja,
en este esquema y en los siguientes, como testigo, para
hacer resaltar el proceso y las diferencias que surjan.
No se le incluye cuando se hace referencia a **lo8 otros
productores".
2: la producción de artículos de dos ramas de la agricul-
tura, se concentra en 2 productores: el 1 y el 7, uno
produce B y el otro C. Todos continúan produciendo
A, para sí mismos.
-313-
del trabajo asalariado y apropiado por los demás especializados. La
disminución de la consumición global de los productores proletariza-
dos, y su empobrecimiento en términos absolutos, va acompañada de
un crecimiento de su consumición monetaria. Este aumento de los in-
gresos monetarios de los campesinos no significa un alza en su nivel de
vida, sino al revés: crecimiento de su consumición monetaria y disminu-
ción de su nivel de vida.
Frecuentemente, en otra consideración, una parte de la plus valía
no será utilizada para aumentar la consumición del que la obtiene.
Parte de la plus valía así obtenida se destinará a la consumición pro-
ductiva (adquisición de bienes que permitan aumentar la producción
y disminuir su costo), lo cual significa el reforzamiento del capitalis-
mo dentro de los mecanismos de la concurrencia.
El esquema de esta etapa, permite precisar que el capital tiene sus
orígenes en la transferencia de la plus valía, de una clase social a otra.
La propiedad de los medios de producción en manos del capitalista
(productores 1 y 7 del esquema), no es más que la expresión de la re-
lación social obrero-patrón. La fuente del capital es el trabajo. Es fa-
bricado, producido por el gasto de la energía de la fuerza de trabajo.
El esquema permite aclarar, además, que el origen del desarrollo^ la
fuente del progreso técnico, no es la inversión, y la fuente de esta el a-
borro, en general, sino específicamente el ahorro del sector no-capita-
lista, es decir, la abstención de consumición de otra clase. En otras
palabras: dentro del modo de producción capitalista, el desarrollo téc-
nico no es socialmente neutro.
-314—
—
^o A áo 5 5 5 5 10 30 5 5 5 5 110
< 1
CQ
B 10 100 lie
ce o
^ 'O
O"
u
a
C 100 10 lio
•a
c
Mercado
Ventas — 90 20*? 20^ 20*? 20*? — 90 20^ 20' 20*? 20' 180
Compras ~ 10 20 20 20 20 - 10 20 20 20 20 180
(+180*?) (+80')
* = Fuerza de trabajo
Lectura:
1: el productor 6 continúa dentro de la economía natu-
ral.En sentido estricto no existe en la realidad contem-
poránea, ni aislado ni en esta combinación. Se deja,
en este esquema, y en el siguiente, como testigo, para
hacer resaltar el proceso y las diferencias que surjan.
-315-
No se le incluye cuando se hace referencia a "los otros
productores'*.
-316—
acelera proceso de proletarización porque libera la fuerza de trabajo.
el
La acumulación latifundista es, pues, por otra parte, un paso necesa-
rio dentro del proceso de evolución histórica puesto que, permitiendo
la proletarización, permite, a la vez, una mayor acumulación social,
pero a partir de un momento histórico, el sistema latifundista no tiene
mayor razón de ser. Es decir, su validez únicamente 8c manifiesta a
través de un largo proceso histórico.
o-o-o
o-o-o
•317-
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Económica). La situación del desarrollo económico y so-
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Este libro se terminó de imprimir el día
10dejuniodel971.
en los talleres tipográficos
Carlos D. Suasnávar
Quezaltenango, Guatemala, C.A.
Se imprimieron 2,000 ejemplares.