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Tema: No Tengamos Temor.

Lectura bíblica recomendada: Hechos 27:22-25

Introducción

Cuando Pablo entró a Corinto en su segundo viaje misionero, tuvo temor, pero Dios pudo
calmar sus temores y darle éxito (Hechos 18: 9-10).
9 Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles;
10 porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo
tengo mucho pueblo en esta ciudad.
Exposición

I. Pablo no fue un hombre sin temores.


A. Él fue un hombre con las mismas emociones que cada uno de nosotros experimenta (cf.
Santiago 5:17 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró
fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.).

B. Frecuentemente estuvo preocupado del bienestar de las iglesias que se había


esforzado en establecer
2 Corintios 11:25- 28 23 Tres veces he sido azotado con varas;(E) una vez apedreado;(F) tres
veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; 26
en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi
nación,(G) peligros de los gentiles,(H) peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros
en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en
hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; 28 y además de otras cosas, lo que
sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.;

1 Tesalonicenses 3:5
1 Por lo cual, no pudiendo soportarlo más, acordamos quedarnos solos en Atenas, (A)
2 y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el
evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe,
3 a fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabéis que
para esto estamos puestos. 4 Porque también estando con vosotros, os predecíamos que
íbamos a pasar tribulaciones, como ha acontecido y sabéis. 5 Por lo cual también yo, no
pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado
el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano.) Y del bienestar de sus compañeros

Hechos 20:32 – 34
32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder
para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.
33 Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.
34 Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están
conmigo, estas manos me han servido.
35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar
las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir).

II. Dios puede calmar nuestros temores como nadie más lo puede hacer.

A. Dios calmó los temores de Pablo con el compañerismo (Hechos 18:2,5),


Y la promesa (Hechos 18:9-10).
9 Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles;
10 porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo
tengo mucho pueblo en esta ciudad.

B. Jesús todavía puede calmar los temores que pueden paralizarnos (Mateo 8:23 - 26.
23 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron.
24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la
barca; pero él dormía.
25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!
26 Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a
los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.
27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el
mar le obedecen?;
Lucas 12:5-4
4Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más
pueden hacer.
5 Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la
vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed.;
Juan 14:27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe
vuestro corazón, ni tenga miedo.).

Conclusión

I. Dios puede calmar los temores que de otra manera nos incapacitarían y evitarían que
realicemos las cosas valerosas que Él demanda que hagamos.

II. Pero para que nos ayude a superar nuestros temores, debemos estar dispuestos a temerle
y confiar en Él.

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