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CESAR LEVANO

LA V E R D A D E R A H I S T O R I A DE
L A J O R N A D A D E L A S OCHO
HORAS EN EL PERU
CUESTIÓN P R E V I A

En vísperas del 50 aniversario de la Gran Revolución Socialista de


Octubre, aparece la segunda edición de este folleto, que no es, ni aspira a ser,
más que una crónica razonada de una etapa heroica de nuestro movimiento
obrero y popular, etapa a menudo silenciada o desfigurada.
Cuando estas páginas se editaron por primera vez hace tres años, su
circulación estuvo casi enteramente circunscrita a los medios obreros. Sus cinco
mil ejemplares fueron devorados sobre todo en las fábricas, gracias al esfuerzo
de nobles militantes del Partido de la clase obrera, del Partido Comunista
Peruano; o de jóvenes comunistas. Ninguna publicidad, ningún comentario
acompañaron su ingreso a. las bibliotecas humildes. Para colmar mis
ambiciones de autor, una incursión de la policía en el local de "Unidad" arrasó
con los pocos ejemplares que aún quedaban. . .
El resultado f u e que ni yo mismo conservaba ya un solo ejemplar. La
reedición, facilitada por amigo personal generoso, se estaba haciendo, pues,
necesaria. En todo caso, estas líneas preliminares tienen por objeto explicar por
qué reaparecen, casi sin alteraciones, están páginas; agradecer la acogida que
antes encontraron v prometer en otro trabajo, de otro tipo, un examen teórico
crítico a la luz del marxismo de aquella etapa hirviente y singular de nuestras
luchas.
Quiero, asimismo, dedicar esta edición tanto a las celebraciones
del 50 aniversario del Gran Octubre como a los que han caído en
lucha por el pueblo durante los últimos años, a los que padecen
prisión por esa misma lucha.. En la larga marcha hacia la liberación
nacional y social de nuestro pueblo, nuevas banderas han sido
teñidas en sangre heroica: Javier Heraud, Luis de la Puente Uceda,
Guillermo Lobatón, Héctor Bejar, Hugo Blanco, Ricardo Gadea,
Héctor Cordero.

Lima, 7 de setiembre de 1967.


MANUEL GONZALEZ PRADA

" . . . M a ñ a n a cuando surjan olas de proletarios que


se lancen a embestir contra los muros de la vieja
sociedad, los depredadores y los opresores palparán
que les llego la hora de la batalla decisiva y sin
cuartel”
DELFIN LEVANO
. . . dijo Barba: "Delfín Lévano fue el hombre
que, conjuntamente con Mariategui, en dos campos
distintos el de la lucha y el de la inteligencia, han
hecho posible que surja entre los trabajadores la
inquietud social. “
DE LA PRIMERA EDICION

Sale este folleto gracias a la cooperación económica de la organización


revolucionaria de Pescadores "Felipe Wurtthele" y del periódico "Joven
Guardia".
Para este homenaje a los gloriosos luchadores por las ocho horas se han
unido, pues, trabajadores del mar* que a lo largo del litoral peruano realizan su
ruda faena, y jóvenes que junto con ellos y con todo el Partido de la clase
obrera preparan el futuro de pan, paz, cultura y libertad real para nuestro
pueblo.
A ti obrero i obrera que lees este folleto, va el dedicado en forma especial.
A ti campesino que luchas bravamente por la tierra y que quizá pagas con
la cárcel ese "delito".
A ti, profesional honesto, escritor progresista, mujer democrática
estudiante inquieto por el futuro tuyo y de tu pueblo.
A todos los que luchan por dar conciencia, organizar sindicalmente y forjar
la unidad de la clase obrera.
A todos los que luchan por fraguar la alianza obrero campesina, pedestal
del frente único anti feudal, antiimperialista y antigranburgues.
A todos los que luchan por la unidad del Partido de la clase obrera, estado
mayor de la revolución peruana; a todos los que luchan por mejorar su
organizaci ó n ligándola cada vez más a las masas.
A todos los q u e luchan por acercar nuestro pueblo a las grandes corrientes
de la revolución mundial, en-cabezadas por el Partido de Lenin, y rechazan los
divisionismos, los aventurerismos, las imitaciones simiescas de otras
revoluciones y todo género de confusión que solo sirve al enemigo del
trabajador y quebranta nuestras propias filas.
JOSE C A R LO S M A RI A TE G U I

… F u e esa la primera gran vinculación entre los


t r a bajadores y José Carlos Mariátegui, llamado a ser el
ideólogo de la clase obrera peruana, el fundador del
partido político del proletariado, el gran maestro de la
revolución peruana y latinoamericana.
En esta reconstrucción de la épica lucha por ocho horas en el Perú nos
proponemos restablecer la verdad histórica, no por mero afán retrospectivo.
Lo haremos para que saiga a luz la capacidad de creación y combate que en
ella desplego la clase obrera a fin de alentar la confianza de esta en sus
propias fuerzas físicas y espirituales. Lo haremos también para contribuir a
que terminen patrañas como aquella irresponsable-mentira sostenida por
Felipe Cossío del Pomar en su biografía de Haya de la Torre, según la cual
"en la primera batalla de los obreros del Perú para obtener la justiciera
Jornada de 8 horas, la idea inspiradora |g una. La voluntad inspiradora
también es una. Las dos emanan de Víctor Raúl Haya de la Torre"1.
Los documentos mostraran las mentiras con que la burguesía y quienes
le sirven han querido sepultar ese pedazo de historia que revela, en germen,
la energía de la clase destinada a dirigir los destinos del nuevo Perú".
UNA CLASE NUEVA ENTRA EN ESCENA

El año 1905 es famoso en la historia por haber sido el de la primera


revolución rusa, aquella en que se echaron los oimientos del poder soviético.
En nuestro país, por primera vez se conmemoro ese año con un acto de masas,
el Primero de Mayo y se escucho, lanzada a los cuatro vientos la consigna de
la Jornada de ocho horas.
En el acto que transcurre en el Teatro Politeama, Manuel C. Lévano
pronuncia su discurso sobre "Lo que son y lo que deben ser las
organizaciones obreras en el Perú". A nombre de la Federación de obreros
Panaderos "Estrella del Perú” promete no arriar la bandera de las ocho horas,
reivindicación que precisamente ese Primero de Mayo de 1905 es incorporada
a los Estatutos de la Federación. En la "directiva batalladora'" de la Federación
—para usar términos empleados por Arturo Sabroso en una rememoración
autobiografica2— figuran entre otros, algunos de los principales actores de
esta gran reivindicación. He aquí algunos nombres: Leopoldo Urmachea,
Francisco Cabaña, Delfín Lévano (hijo de Manuel).
En ese mismo acto solemne pronuncia Manuel González Prada su célebre
trabajo contenido en "Horas de Lucha", "El intelectual y el Obrero", que lleva
esta referencia en la edición original: "Discurso leído el 1 de mayo de 1905 en
la Federación de Obreros Panaderos". Esa vez, contrariamente a sus malos
alumnos, el gran iconoclasta expresa: "Cuando preconizamos la alianza de la
inteligencia con el trabajo no pretendemos que a título de una jerarquía
ilusoria, el intelectual se erija en tutor o lazarillo del obrero". Por
pensamientos como este González Prada, pese a las limitaciones de su ideario
y de su acción, ha de merecer la admiración del amauta José Carlos
Mariátegui.
Pero volvamos a nuestra historia. Esa noche del primero de mayo de
1905, las masas obreras habían contemplado con asombro un espectáculo
nunca visto. Manuel C. Lévano, un trabajador, un panadero que trabajaba
doce horas cada noche; un hombre igual que ellos, había hablado cosas
terribles, luminosas, verdaderas. Todo el dolor de clase, toda la injusticia de
clase, habían convergido en esas frases que martillaban ahora en cada
cerebro: ¡Viva la Jornada de ocho horas! Y después... González Prada, ese
hombre rubio, hermoso como un Apolo, aureolado por el prestigio de su
saber y su limpieza moral, había dicho a la multitud conmovida: "Mañana,
cuando surjan olas de proletarias que se lancen a embestir contra los muros
de la vieja sociedad, los depredadores y los opresores palparan que les llego
la hora de la batalla decisiva y sin cuartel". Corrían tiempos nuevos. El
tumulto del siglo veinte se aventaba sobre los muros carcomidos de una
sociedad colonial...
Meses después, el 24 de setiembre de 1905, el doctor José Matías
Manzanilla iba a presentar al Congreso un proyecto de ley que fijaba en
nueve horas la Jornada máxima de trabajo. El proyecto durmió un
parlamentario sueño de marmota hasta que, en 1919, lo resucito Haya de la
Torre, justo en la víspera de la conquista de las ocho horas.
Había comenzado la lucha por las ocho horas, una lucha que iba a suscitar
la constancia, el heroísmo la fuerza cultural de la clase en ascenso. Durante 14
años, en mítines, huelgas, luchas callejeras con muertos y heridos, el
proletariado peruana iba a agitar la consigna lanzada ese primero de mayo, y
que, tinta en la sangre de los mártires de Chicago, la Internacional fundada
por Federico Engels había enarbolado ante la da-se obrera mundial.

LA JORNADA DE 12 HORAS

Luis Felipe Grillo es un patriarca del sindicalismo peruano, como que fue
actor de la primera huelga de solidaridad en Vitarte en 1906 y de cien otras
huelgas textiles o de otros gremios. En una conversación que sostuvimos con
el hace poco en su cuartucho de Mendocita, nos dijo: "Al comenzar el siglo, en
Vitarte trabajábamos unos días de siete de la mañana a diez de la noche, otros
días de siete de la mañana a nueve de la noche”.
Hasta pocos años antes, las jornadas de trabajo llegaban a 16 horas. En
setiembre de 1896 estallo en Vitarte una huelga casi espontanea, puesto que
no había organización sindical alguna. Esa acción fue brutalmente reprimida
por la fuerza pública. La Casa Grace, dueña de la fábrica, llego al extremo de
incendiar un deposito de algodón y tratar de culpar a los trabajadores. A raíz
de estos sucesos, una "diputación" de los obreros acudió donde el Presidente
de la República, Nicolás de Piérola. "Cada uno de los presentes —informo el
diario "El País"— dirigió la palabra a S. E., quejándose que el salario es
insignificante, que el trabajo es muy recargado, durando de 6 a.m. a 10 p.m. y
que sufren hostilidades continuas, como el descuento proporcional cuando se
atrasa la hora de entrada"3. Por supuesto, "don Nicolás", el clerical y
populachero don Nicolás advirtió que no era aceptable el imponer a los
patronos tal o cual salario, sino que el acuerdo debía hacerse "por medio de
un arreglo mutuo libremente celebrado". ¡La mansísima teoría de la "mesa
redonda" que hoy esgrimen los jefes apristas!
Tiempos crueles, de capitalismo irrefrenado por la lucha sindical. Apenas una
hora para el almuerzo y otra para la cena, dados ambos por la fábrica en unas
pailas antihigiénicas, como de cárcel. Además, salarios de nueve o diez soles
por semana. El despedido no tenía un céntimo de indemnización.
Las cosas no podían seguir así. El capitalismo, ese monstruo voraz, procrea al
joven gigante que ha de vencerlo y que entrena sus fuerzas en la lucha por la
organización sindical, al calor del reclamo histórico de; las ocho horas. En
1871, la primera fábrica de tejido.* moderna, la de Vitarte, había introducido
la explotación arriba descrita pero también a los dirigentes abnegados como
Luis Felipe Grillo. En 1890, el italiano Bartolo Goggio funda la fábrica de
tejidos Santa Catalina y, para abastecerse de energía, organiza ese mismo año,
con Pedro Ugarteche y Guillermo Espantoso, la primera planta hidroeléctrica
de Lima. A comienzos de siglo, la producción de petróleo pasa de unos
cuan-tos miles de kilos a 16 millones de kilos. La energía signo de la era
industrial, crece en el Perú-. Han comenzado a agitarse las fuerzas encerradas
en la naturaleza y las fuerzas encerradas en la masa obrera.
Evidentemente, las cosas no podían seguir como antes. Las sociedades de
artesanos no satisfacían ya a los más clarividentes de los trabajadores. Apenas
sirven ha dicho González Prada, para honrar santos y enterrar muertos. "El
pierolismo nos ha engañado'', escribe Manuel Lévano en su diario de obrero.
Toca a la clase obrera organizarse sindicalmente, luchar en forma
independiente. Por eso, aquel primero de mayo de 1905 habrá visto
concentrarse en un haz a las masas sudo-rotas de ojos cansados, en el fondo
de cuyas pupilas brilla una fuerza inextinguible, un resplandor inaudito. Ha
comenzado la era del proletariado en el Perú.

EL APOLITICISMO

Sabido es que el anarcosindicalismo, una variante del anarquismo


(an-archos signifique sin cabeza, sin autoridad), combatía toda política y
negaba el papel de un partido político de la clase obrera. Para los
anarco-sindicalistas, el principal órgano de lucha de la clase obrera eran los
sindicatos. Georges Sorel llego a proponer que el mito de la huelga general
sustituyera al mito cristiano de la vuelta del Redentor. Alentados por ese
mito, los trabajadores derrocarían mediante una paralización total a la
burguesía." Al día siguiente, 1a humanidad aparecería sin Estado. El reino de
la felicidad se habría instalado… Esto era, y es, un sueño utópico. Expresión,
en el fondo, del pequeño propietario, campesino o artesano, que acierta a
protestar contra el capitalismo pero que, por su misma situación de clase en
vías de desaparición, es incapaz de concebir un orden nuevo, un Estado
revolucionario que paralice la resistencia de las clases reaccionarias, que
organice la nueva economía y que eduque al proletariado para la construcción
del socialismo primero y del comunismo después, y que prepare, muy
posteriormente, la desaparición del Estado mismo.
En el caso peruano, junto con las raíces sociales de las que había nacido el
proletariado, se daba a principios de siglo una profunda repulsa a la política
de los latifundistas y de la gran burguesía financiera, comercial e industrial
surgida de los negociados del guano y el «salitre. Esa política reaccionaria era
seguida entonces por los capituleros de las sociedades de artesanos. En Lima
y los principales centros urbanos, Nicolás de Piérola, el caudillo del
conservadorismo disfrazado con piel demagógica, había sabido utilizar esas
asociaciones como antros de politiquería.
Rechazar la política, asquearse de la política, resultaba en ese momento
una primera reacción del pueblo honrado, y en primer lugar, de la clase
obrera. De alii que el anarcosindicalismo fuera la tendencia predominante
durante los años de formación y aprendizaje de los obreros peruanos.
En la situación dada, era incluso positivo el anti-electoralismo, puesto
que la clase obrera aun no podía desempeñar un papel independiente en la
política, ni existía el partido de la clase obrera que la orientara para
desempeñarlo en forma acertada.
Esto explica porque el joven proletariado escucho palabras como estas de
González Prada: "El proletario noble y altivo no se enrola en banderas ni
sube a tabladillos electorales: se subleva o se abstiene. Depositar su voto en
un ánfora equivale a sancionar el orden establecido"4.
Y dicha actitud de la clase obrera explica, a su vez, porque González
Prada pudo escribir en 1906: "Sin embargo, debemos abrigar alguna
esperanza desde que en el seno mismo de la "Confederación de Artesanos” se
anuncian fuerzas capaces de iniciar un movimiento generoso y honrado: un
grupo, quizá el más decidido y seguramente el mejor intencionado —a cuya
cabeza está el obrero panadero Manuel Caracciolo Lévano— se desliga de la
vetusta sociedad por considerarla retrograda y en desacuerdo con el ideal que
deben perseguir las modernas corporaciones obreras. Los panaderos de la
"Estrella del Perú" comienzan la revolución regeneradora, abandonando una
institución que desde hace muchos años actúa como fermento corruptor de la
masa trabajadora de Lima"5.

PRENSA Y ORGANIZACION

El primer periodo de la lucha por las ocho horas y por la organización


sindical masiva en el Perú es .el que va de 1905 a 1911. Comienza con el acto
de la Federación de Panaderos, en "que por vez primera se conmemora el 1?
de mayo y" se llama a la lucha por las ocho horas. Culmina con un histórico
llamamiento lanzado- por el Comité de Propaganda Sindical, el 16 de junio
de 1911.
A partir de 1905 los trabajadores desfilan cada Primero de Mayo por las
calles de Lima y Callao con las banderas rojas desplegadas al viento, a los
sones de la Internacional o de la Marsellesa obrera ("A la revuelta,
proletarios, glorioso día luce ya..."). Las luchas no son blandas. Hay combates
con la fuerza pública. Los adoquines de las calles son agiles armas de
defensa. En algunos casos, balas disparadas por agentes de la burguesía
intentan asesinar a un dirigente capaz y querido. El ala dura de la "sarita"
proletaria ostentara la marca de fuego.
Surge por esos años una serie de órganos de prensa influidos por Manuel
González Prada, quien con frecuencia era visitado por los líderes de la clase
en as-censo. A veces, don Manuel mismo ira a la casa obrera. Al cuarto de
callejón en que nací, en el jirón Mapiri, más de una vez se encaminaron los
pasos del gran viejo a charlar con mi padre, Delfín Lévano.
De la prensa radical o anarcosindicalista que entonces aflora, ha dicho
Raúl Porras Barrenechea: "A principios de siglo un exaltado periodismo surge
alrededor de González Prada, publicándose: "La Idea Libre" (1900-1903), "El
Libre Pensamiento, (1896-1903) y "Germinal” (1904-1906), tan ineficaces como
las anteriores hojas sectarias”6.
En 1906 comienza a editarse el periódico "Humanidad”, que trae en sus
páginas el mensaje de Bakunin o de Kropotkin, mensaje de radicalismo
pcqueño-bugues ya críticamente destruido por el socialismo científico en las
vanguardias obreras europeas: pero que encuentra terreno fecundo en un
proletariado incipiente que aún conserva un cordón umbilical artesano y
campesino.
Nacen también por ese tiempo las primeras organizaciones no sindicales,
pero cuyo papel es el de ir dotando de conciencia y de espíritu de lucha a un
proletariado fuertemente influido todavía por los hábitos artesanales de
organización primaria o el espíritu de disgregación de un campesinado
todavía inerme. Uno de esos grupos que crean conciencia y organizan es "El
Oprimido".
Este grupo dirigido inicialmente por los dirigentes panaderos Manuel y
Delfín Lévano y por el portuario chileno Romilio Quesada colabora en la
organización de la primera huelga de Vitarte que reclama en 1906, la
reducción de la Jornada de trabajo de doce horas. De Vitarte provendrán otros
cuadros destacados del movimiento por las ocho horas, en particular Luis
Felipe Grillo, quizá el más tenaz y omnipresente de los organizadores del
movimiento textil en el periodo que estamos estudiando.
En abril de 1907, aparece el primer número de “El Oprimido" órgano del
"Centro Socialista Primero de Mayo". Este Centro se fusiona en 1908 con el
Grupo "Humanidad" dando origen al "Centro de Estudios Sociales Primero de
Mayo". De este hecho se da cuenta en el número seis de "El Oprimido", de
febrero de 1908. En el inúmero cinco por primera y única vez el periódico
había aparecido con este título: "Editado por el Centro Primero de Mayo para
la Propaganda del Socialismo Anti-autoritario”.
El primer editorial de esta publicación decía lo siguiente:
'Hemos abierto el corazón a los grandes amores, a las fecundas pasiones
viriles; hemos visto innumerables dolores; ha caído sobre nosotros la lluvia
de sangre y de lagrimas que derraman los hombres; hemos visto en el harapo
un robo; en el trabajo, una explotación; en las victimas sociales, un crimen, y
en nombre de los grandes y viriles amores, de la congoja de la muchedumbre
de las lagrimas y de la sangre de nuestros hermanos venimos a hablar.
'Recogeremos (sic) todas las notas dolorosas, y con ellas acusaremos;
todas las maldiciones, y con ellas protestaremos: todas las rebeldías, y las
lanzaremos a la lucha.
"Una declaración y hemos concluido: somos socialistas
anti-parlamentarios, no queremos que se nos confunda con los que hacen de
la miseria del pueblo un escabel de sus ambiciones, que lo engañan con
falsas promesas... retardando su redención, amortiguando su espíritu
revolucionario”.
Fresca esta aun la sangre del obrero Florencio Aliaga, asesinado en 1904
en el Callao durante una lucha no sindicalmente organizada pero que incluía
el reclamo de las ocho horas.
En ese mismo número inicial, se da cuenta de una huelga de 30 días que
habían sostenido los textiles de la fabrica "La Victoria", desgraciadamente sin
éxito, en pro de mejoras económicas y de condiciones de trabajo.
EI número dos de "El Oprimido" da cuenta de la celebración del Primero
de Mayo de 1907. Cuatro mil obreros, gran parte de ellos llegados por tren
desde Lima se concentran en la Plaza Grau para luego desfilar hasta la tumba
de Aliaga. En el cementerio, los oradores son José Luis García, por los
tejedores de Vitarte: José Avanto por el gremio de jornaleros del puerto del
Callao; Lorenzo Celada por los obreros de Chorrillos. Sc trata, pues, de un
acto masivo y representativo.
De regreso del cementerio, los trabajadores se congregan en el local de la
"Unión de Jornaleros'* para escuchar una conferencia de Fernando Vera, líder
reconocido de los portuarios, y discursos de Delfín Lévano, Leopoldo
Urmachea, José Rojas Solis y otros.
Hay que destacar que en esta etapa auroral de nuestro movimiento
obrero la lucha por la organización sindical y por las conquistas económicas
se da vinculada a una meta de justicia social, cuyo eslabón fundamental es,
en ese momento, la Jornada de ocho horas.
El proceso de entonces se da asimismo, con un constante tensar del arco
de la conciencia y la voluntad de los trabajadores. En nuestros días, en que se
dan variantes primitivas y archiconservadoras de anarcosindicalismo, es
decir, de apoliticismo y de aislamiento gremialista, en los sindicatos, vale la
pena recordar que el anarcosindicalismo peruano tuvo notas clasistas muy
vigorosas. Su combatividad marcho en aquellos años a la par con su predica
de solidaridad entre todos los trabajadores. Esto no fue dejado a la
espontaneidad. La indiferencia sindical por los grandes problemas del país y
de la clase obrera, el egoísmo que se encierra en el sindicato propio, están
atrás, muy atrás, de los precursores.
El número nueve de "El Oprimido", de mayo de 1908 puede, así, ofrecer
un primer balance satisfactorio. El editorial de esa edición expresa: "Los
esfuerzos desplegados por el Centro de Estudios Sociales Primero de Mayo
para conmemorar dignamente esta magna fecha no han resultado estériles.
"Al llamamiento que hizo el Centro incitando al paro a los trabajadores
han respondido estos paralizan-do el trabajo en la Fabrica de Tejidos de
Vitarte, de cigarrillos "El Perú", (las fabricas) de tejidos "La Victoria", "San
Jacinto" y "El Progreso", la sastrería Mason, la fundición de Mazzetti, la
fábrica de tejidos de Santa Catalina, la de maderas de Ciurlizza y Maurer, la
de muebles de Reffray y Bonard y muchas que sería largo enumerar.
"... He aquí por qué la protesta de este año ha superado la de años
anteriores y es de suponer que la del ano próximo supere año a esta.
"Inútiles los esfuerzos de los titiriteros políticos para convertir en día de
fiesta el Primero de Mayo".

Desde el número diez, de junio de 1908, "El Oprimido" comienza a


aparecer como semanario. No sabemos hasta cuando duro la publicación;
pero si conocemos una colección que llega hasta el numero 40, de marzo de
1909.

En el numero 12, de agosto de 1908, aparece un artículo del dirigente


panadero Delfín Lévano, entonces de solo 23 años de edad. El texto lleva este
título: "En la palestra". Reproducimos parcialmente ese texto temprano por
considerarlo de interés respecto al sentido y a las limitaciones de la lucha de
entonces, así como para conocer el temple espiritual de quien se había
convertido ya en uno de los más activos luchadores por los derechos obreros
y particularmente por la Jornada de ocho horas:
"Cuando se está saturado de ideas regeneradoras y se siente amor a la
humanidad anhelando su bienestar: cuando se es un convencido de la
generosa doctrina libertaria o, al menos, un creyente entusiasmado nada mas
justó que dedicar sus energías sus esfuerzos y sus conocimientos a la
propaganda noble, pero altiva de aquellos principios que siempre traen como
resultado el despertar del pueblo y, desde luego, el pronto aceleramiento (sic)
de la Revolución Social.
"Es por esto que los militantes anarquistas cuando luchan en el campo
periodístico siempre tratan de levantar la dignidad obrera, tanto tiempo
ultrajada y pisoteada por explotadores inicuos y politiqueros repugnantes,
por frailes hermafroditas y por obreros desvergonzados y traidores.
"Y es en medio de este cieno social donde el pueblo honrado y trabajador,
principal factor de civilización que todo lo hace, todo lo produce y de todo
carece harto de privaciones, y miserias, sigue paciente su conformismo brutal
contemplando absorto la tiranía que por doquier se levanta orgullosa y
aplastante.
"Y es que a este pueblo todavía no le han llegado las ráfagas y los aires
purificadores del ideal de la emancipación.
"Por esto venimos nosotros, preñados de amor, de odio, a arrojar semillas
de rebeldía en las conciencias de todos los que sufren las consecuencias
fatales de esta decadente sociedad burguesa y de todos los que abrigan en su
pecho sentimientos nobles y levantados.
"Vamos en pos de una sociedad mejor, en marcha hacia el sol del
porvenir, que iluminara a toda una familia humana ocupada en el trabajo
—como condición de vida— y desarrollando sus facultades en el Arte y la
Ciencia.
"Si, Pueblo, como laburadores de este Porvenir que nos sonríe, que es el
de la razón y el de la justicia, siempre estaremos a tu lado, lanzando nuestras
voces de fuego en medio del combate social.
"Y los que te cargan como a bestia de trabajo, lo que embotan tu cerebro
llenándolo de absurdos dogmas v de ridículos ritos religiosos; los que
explotan tu inhumane patriotismo para medrar y encumbrarse sobre tu
miseria: los apóstoles de risa sarcástica y refinado jesuitismo para poner por
encima su yo de inflada bellaquería todos estos defensores del actual orden
de cosas que son tus enemigos, oirán nuestra enérgica voz de acusación y de
condenación.
“Y así continuaremos, impertérritos, francos y sinceros, tocando a
zafarrancho, luchando por las reivindicaciones de los derechos individuales y
sociales del hombre libre”.
En las páginas de "El Oprimido" la reivindicación de las ocho horas no
aparece todavía con la nitidez con que lo hará más tarde en l a s d e "La
Protesta". No obstante, se refleja en ellas el proceso de organización y de
lucha crecientes, así como la amplitud territorial que ya comienzan a tener el
esfuerzo reivindicador. En el número 3 4 , de enero de 1909, se reproduce un
artículo sobre una huelga de obreros japoneses publicado en "El Jornal",
periódico obrero, editado en Trujillo por Julio Reynaga, gran patriarca del
sindicalismo revolucionario en el Norte azucarero.

P R I M E R A S MASACRES

En el Perú, las matanzas en masa no son una novedad y tampoco lo eran a


principios de siglo. ¿Acaso Piérola, "El Califa", no acababa de ordenar, bajo el
manto sagrado de la democracia burguesa, una atroz matanza de campesinos
en Puno? Pues bien, en octubre de 1906. La lucha por las ocho horas tiene sus
primeros mártires. El escenario es Chicama, donde los obreros del puerto,
apoyados por los cañavereros, son sangrientamente reprimidos por el delito
de reclamar mejor trato, aumentó salarial y ocho horas de jornada.
El Primero de Mayo de 1908, los portuarios del Callao, de Chancay y de
Huacho inician una batalla por las ocho horas mediante un paro. Tras
prolongada resistencia, se produce una agresión de la fuerza pública de
resultas de la cual muere el dirigente chalaco Florencio Aliaga. Sin embargo,
se obtiene un triunfo parcial: el establecimiento de las nueve horas... La his-
toria de la lucha social va pasando a un plano nuevo de combates amplios de
clase y de victorias para los trabajadores. La unidad y solidaridad comienzan
a dar sus frutos.
La doctora Dora Mayer de Zulen publico en 1913 un folleto, del cual
poseemos edición en inglés, aunque sabemos que existe otra en castellano, en
que se recuerda como en junio de 1909 los trabajadores de la Cerro de Pasco
Railway, es decir, de la rama ferroviaria de la Cerro, "se declaran en huelga
reclamando que las horas de trabajo fueran reducidas a nueve"7. La empresa
presiono y logro que las autoridades encarcelaran al principal organizador de
la lucha, Washington Oviedo, y hasta hizo "deportar" en un tren a otros cinco
luchadores obreros.

JORNADAS DE 36 HORAS

Lo que pocos saben y lo que muchos quisieran que se olvidara es que la


Cerro de Pasco tenia por aquellos años jornadas de. . . ¡36 horas!
Alexander Garland, en un interesante libro publicado en 1908 en Lima,
nos refiere lo siguiente: "Debe tenerse en cuenta que el trabajo de las minas
se realiza de día y de noche, de modo que el minero gana el equivalente de
nueve días por semana, debido a que, con la excepción de pequeños
intervalos de descanso, que dedica a la masticación de coca, mantiene su
fuerza y trabaja 36 horas consecutivas, descansa luego 12 horas
y retorna enseguida a sus labores por otras 36 horas, y así sucesivamente
durante los dos o tres meses por los cuales ha contratado su trabajo8. (Los
subrayados son nuestros). La doctora Mayer, en su escrito y citado, nos cuenta
como se contrataba" a los comuneros, que se convertían en esclavos por el
sistema de la "esclavitud por deuda", es decir, por medio del abusivo
"enganche"; como se pagaba a los trabajadores en fichas que solo eran
cambiables en las "mercantiles" de la Cerro.
Para poner freno a esa explotación despiadada, los mineros de la Cerro
declararon en enero de 1910, una huelga en que pedían las ocho horas y
mejores condiciones de trabajo dado la naturaleza de la industria y el rigor
del clima. El movimiento fue duramente reprimido, con prisiones y
violencias.

HAC1A OTRA ETAPA

Así, el calor de la lucha por las ocho horas, con el estimulo del ideario
anarcosindicalista que, aunque no clasista, suscito energías de clase, el
movimiento obrero se fue animando y aglutinando para pasar a una fase más
alta.
El primer síntoma del momento superior fue la creación, en diciembre de
1 9 1 1 , del grupo "La Protesta", integrado por algunos intelectuales discípulos
de González Prada y por la flor y, nata de los dirigentes obreros de ese
momento. En épocas en que no se atreví a a deformar tan groseramente como
hoy la historia de las ocho horas en el Perú, Víctor Raúl Haya de la Torre
escribió: "Un pequeño y dinámico grupo de buenos combatientes oriento
educadoramente el movimiento obrero. Recordare solo, entre los muertos, a
algunos de aquellos cuyo conocimiento y amistad fue para mí ilustre
estimulo: Delfín Lévano, que era una de las cabezas del anarcosindicalismo
aquí, como el viejo Reynaga en Trujillo; Adalberto Fonkén, mi gran
compañero y colaborador hasta 1923; el viejo Cisneros, Fajardo, Otazu, el
tejedor Elmore, Pablo León y otros, se alineaban en torno del intransigente
grupo La Protesta"9.
En enero de 1911 aparece el primer número de "La Protesta", una de las
"hojas sectarias" como diría Porras Barrenechea, pero que en el balance de la
lucha de clases, es decir, de la historia real, ha tenido más resonancia que
muchos de los grandes diarios, a pesar de las evaluaciones erróneas de los
historiadores profesionales. Fue, en efecto, ese periódico, el "que hizo de la
lucha por las ocho horas y por la organización sindical un movimiento
homogéneo, claro en el propósito reivindicatorio y combativo En cada
número, este periodiquito ejemplar, traía denuncias, noticias, orientaba los
reclamos de los obreros, divulgaba los triunfos internacionales en la lucha
por las ocho horas. Los propios obreros lo sostenían con modestas cuotas de
un centavo, dos, cinco centavos. Los obreros lo componían en tipos. Ellos lo
difundían. Durante el primer ano, fue el intelectual Francisco A. Loayza su
director. De allí para adelante, lo fue el obrero Delfín Lévano. Fue un equipo
totalmente proletario el que lo redacto la mayor parte del tiempo.
Debo destacar que en esos años se utilizaba el teatro como medio de
difusión de las ideas "libertarias", para emplear un término entonces en gran
uso. El difunto actor Carlos Revolledo se inicio en uno de los grupos obreros
que, en un canchón del Paseo de la República escenificaban la rebeldía, la
protesta y la esperanza de las masas obreras en obritas Teatrales amenudo
escritas por los propios lideres proletarios.
EL PRIMER PARO

En abril de 1911 se demostrara la capacidad de orientación del grupo "La


Protesta". Orientado por el estalla, en dicha fecha, el primer paro general que
hayan visto en Lima y Callao. Fue una gran demostración de fuerzas; la
primera gran revista de las tropas proletarias. El paro fue de solidaridad con
una huelga de Vitarte por la que se reclamaba suspensión del trabajo
nocturno y aumento de salario en el diurno. Se obtuvo éxito solo parcial: pero
el saldo de experiencia! y de fe sindical en las propias fuerzas fue
inmensamente positivo. Se acercaba un momento decisivo, epocal, en la lucha
de clases.

MANIFIESTO HISTORICO

El 16 de junio de 1911 sale a luz, en la imprenta "Libertad" de la calle


Valladolid, un documento que reprodujeron en el N° 1, 1962, de "El
Bancario", órgano de la Federación de Empleados Bancarios. Se trata del
primer documento en que un grupo de obreros e intelectuales, practicando lo
que se llama la "introducción de la conciencia" desde fuera de las filas
estrictamente proletarias, convoca a estas a organizarse para luchar por un
programa de reivindicaciones inmediatas v mediatas.
"La lucha entre el capital y el trabajo —dice el escrito— va tomando en
todas partes caracteres bien definidos y precisos: es obligación nuestra
secundar esos esfuerzos que traerán como solución en el futuro una
organización mejor que la actual de la sociedad humana.
''Mientras llega esa hora bendita, por la que todos los humanos
suspiramos, consciente o inconscientemente ¿qué deben hacer los que sufren
hambres y necesidades dentro del actual régimen social? Pues luchar sin
tregua ni descanso contra los que monopolizan los instrumentos de trabajo,
contra los que detentan la tierra y sus frutos, el capital y las maquinas.
"Pero para poder luchar con probabilidades de buen éxito debemos
agruparnos, estrecharnos todos fraternalmente y constituir un bloque con un
solo pensamiento y un propósito: rechazar toda injusticia de los patrones,
obligarles a ser mas humanos en los instrumentos de trabajo, arrancarles a
viva fuerza si es precise una parte de sus utilidades, y hacerles comprender en
fin que los obreros son seres humanos dignos de aprecio y merecedores de
justicia. Y no debe limitarse la acción emancipadora del obrero a está a lucha
parcial con los patrones; debe también dirigir sus esfuerzos hacia todas las
instituciones actuales, para conseguir una instrucción más amplia y científica
que la que hoy se nos ofrece, la reducción a ocho de las horas de labor, la
exclusión en los talleres de los niños menores de doce años, la higienización y
saneamiento de las viviendas para obreros, la efectividad de las
indemnizaciones que la ley establece para las víctimas del trabajo, la
fundación de asilos para los proletarios ancianos o el establecimiento de
seguros de renta para la vejez".
Firman el manifiesto Delfín Lévano. Glicerio Tassara, Edilberto Boza,
Juan de Dios Tapia, José Luis García. Silvano d'Arca, Elias Mendiola. A, O.
Galli, Manuel Caracciolo Lévano, M. E. Viteri, Peter Pokell. Eulogio Otazú,
Abraham Gamero. Luis G. García, Miguel Tassara, Moiscs Germany, Pedro
Cisneros, Pedro Ferrari, Abelardo Ormeño, Luis Felipe Grillo. M. Aníbal de
Preti y Francisco A. Loayza.

1913: PARO POR LAS 8 HORAS

Para desbaratar la fabula de que las ocho horas son en el Perú una
conquista debida a Víctor Raúl Haya de la Torre, bastaría indicar lo siguiente:
el primer triunfo de esa reivindicación se produjo en 1913 en el Callao. En esa
época, Haya se encontraba en Trujillo: era un jovencito mimado por su
aristocrática familia. Tenía 18 años de edad.
La batalla de 1913 por las ocho horas marco un punto altísimo en el
desarrollo de la lucha de clases en nuestro país. Señalo el ingreso a la tercera
y última fase del periodo que estamos examinando.
Delfín Lévano preparo en 1931 con ocasión de un beneficio que se hizo
en su favor por estar postrado a raíz de brutales torturas del régimen de
Leguía, un trabajo intitulado "Mi palabra", mas tarde impreso en folleto, del
cual hay copia en la Biblioteca Nacional. He aquí como relata en ese escrito la
iniciación de la lucha del 13:
"A fines de noviembre de 1912 se iniciaron las primeras reuniones
preliminares en el local de la "Unión General de Jornaleros" (del Callao.
Nota de C. L.), celebrándose la primera Asamblea Popular en el Teatro
Municipal de ese puerto con el fin de discutir ) formular el pliego de
reclamos y otros puntos de mejoramiento económico y social. . . La campaña
estaba hecha. El entusiasmo, la solidaridad, el despertar de la conciencia
obrera, habían respondido a las clarinadas de lucha y de defensa colectiva. La
gran difusión de folletos y periódicos de propaganda libertaria y sindicalista,
así como las conversaciones y conferencias del grupo anárquico, editor de "La
Protesta" y de la Federación Obrera Regional Peruana, habían coronado la
obra”
El cinco de enero se presento el pliego de los Jornaleros del Callao. Se
pedía ocho horas de labores diarias aumento de salarios, auxilio en caso de
accidentes y otras mejoras. Se dio a la empresa de Muelle y Darsena del
Callao un plazo de 24 horas, vencido el cual se inicio la paralización.

LA INVENCIBLE SOLIDARIDAD

Pronto entro en acción la solidaridad proletaria. Metalúrgicos, molineros,


panaderos, tipógrafos, trabajadores del gas y de las bebidas, se sumaron a la
huelga.
EI paro se extendió tan avasalladoramente que el Presidente Billinghurst,
atemorizado, puso a Lima en estado de sitio. En la ciudad otrora conventual,
el cierrapuertas volvía a funcionar; pero era un cierrapuertas de fondo nuevo:
los que se parapetaban eran solo los privilegiados de las calles céntricas. En
las vías principales mandaban los huelguistas. Sobre el adoquinado límense,
los cascos de los caballos de los soldados resonaban como disparos secos.
"Variedades” del 18 de enero daba cuenta de la situación en estos
términos: "Viva la Jornada de 8 horas" Tal es el grito que en el Callao, en
Lima, en los fundos cercanos, repercute y se dilata a todas horas, desde las
frescas orillas del mar hasta las polvorosas sendas de los callejones de las
haciendas, Hasta la tranquila y rústica paz aldeana va el bullicio desordenado
de las nuevas conquistas; y en el ambiente flota un sordo malestar de
desconfianza de los industriales y un sostenido clamoreo de esperanza de los
obreros. Lo que aun no flota es la solución del conflicto...”.
Luis Felipe Grillo, el patriarca sindical de quien ya hemos hablado, nos
cuenta que en la Prefectura de Lima, donde estuvo detenido, los guardianes
de orden salían y entraban, subían y bojaban, presas de nervio-sismo. En ese
viejo local de la calle Pescadería, vecino a Palacio, se escuchaba
continuamente el grito empavorecido: "¡Se viene la Comuna! ¡Se viene la
Comuna! Los guardianes del orden temían que, como los obreros de Paris en
1871, los trabajadores peruanos se lanzaran al asalto del poder. "Todos
estábamos dirigidos —agrega Grillo— desde "la capillita", como llamábamos
a la casa de Mapiri donde vivía Del fin Lévano. Todos éramos obreros. El
paro fue en Lima y Callao. Los tejedores, los panaderos y los jornaleros del
puerto fueron los más activos. En Trujillo, el "negro" Reynaga agitaba el
ambiente. También paro el ferro-carril. El movimiento comenzaba a
extenderse por las haciendas".

VICTORIA

Ante el empuje del proletariado, los patronos tuvieron que ceder. El l0 de


enero de 1913 —fecha magna para la clase obrera peruana—, la empresa del
Muelle y la Dársena del Callao aceptaba las ocho horas y las demás
reclamaciones. Al día siguiente, el Presidente Billinghurst consagraba,
mediante decreto, el triunfo de los trabajadores del puerto, y prometía enviar
al Parlamento un proyecto de ley que extendiera la nueva Jornada de trabajo
a todos los asalariados.
En Lima, el movimiento había sido decapitado al ser apresados los
principales dirigentes proletarios. Por ello, la conquista de las ocho horas no
pudo plasmarse en forma general. Con todo, los obreros panaderos, que
habían reclamado 8 horas y aumento salarial de 20 por ciento, levantaron la
huelga pero con reducción a diez horas de la Jornada, y con aumento de 15
por ciento. Además las energías generadas por el paro, así como el triunfo
chalaco, dejaron un remanente poderoso de organización, solidaridad y
espíritu de lucha.
Cabe recordar en esa batalla brillante a Fernando Vera, presidente de la
"Unión General de Jornaleros" aunque más tarde se afilio a las huestes del
Presidente Billinghursl.

PRIMERA ACCION ANTI IMPERIALISTA

De esta misma etapa es el boicot de la Casa Duncan Fox empresa que


entonces administraba los petróleos de Talara y Negritos.
En mayo de. 1913 se había producido en esa zona petrolera una huelga en
que los trabajadores reclamaban las ocho horas, así como pago de salario
integro en caso de accidentes de trabajo; asistencia médica y medicinas
gratuitas; comercio libre (es decir, cesación del monopolio de la "mercantil"
yanqui), etc. La lucha concluyo en triunfo para los trabajadores, excepto en lo
referente a las ocho horas. Sin embargo, tiempo después, la compañía
procedió a despedir a más de cincuenta obreros que habían estado entre los
más animosos en la huelga. Eran principalmente mecánicos, llevados de
Lima, donde algunos habían estado vinculados al grupo de "La Protesta".
Ante este atropello, los de "La Protesta'" propusieron practicar un boicot
contra los siete barcos de la Duncan que en ese momento —enero de 1914—
se encontraban en el Callao listos para descargar y cargar. Acordada la
medida, ningún estibador mueve un gramo de los buques. Dos barcos de la
misma compañía que llegan después se ven sometidos al mismo trato. Irán de
puerto en puerto buscando, inútilmente quien les acepte romper el boicot.
Naves fantasmas sin recala obrera. Al final, los patronos tienen que acceder a
reponer a los despedidos. No a todos: 37 de ellos rehusaron retornar por
haber conseguido mejores trabajos, y son indemnizados. Con una parte de su
indemnización, ellos compraran una imprentita para el querido periódico "La
Protesta". Se trata de la famosa "Liberty" con sus dos chivaletes de tipos que
durante años dieron munición escrita para mil combates por la renovación
social.
En esa máquina, se imprimieron, en efecto, "La Protesta", "El Obrero
Textil", "El Nivel", "El Tranviario", "El Obrero Grafico", "El Obrero
Panadero", "La Reforma" (dirigida por el entonces muy joven Jorge Basadre),
"Armonía Social", "Idea Libre" y "Plumadas de Rebeldía". La histórica
maquina yace hoy, como reliquia gloriosa, en un local textil.

LA MARSELLESA OBRERA

Como hemos visto, desde 1911 la lucha por las ocho horas cobra en
nuestra patria intensidad y amplitud, y no solo en Lima. En el valle de
Chicana, en el verano de 1912 estalla una gran huelga. El falsificador histórico
Felipe Cossío del Pomar "recuerda" que' el adolescente Víctor Raúl pensaba:
—"Esta huelga no es sino contra los alemanes de Casa Grande, que son
abusivos. Es un crimen terrible que hayan matado a 500 jornaleros en Puerta
Blanca”10.
(No sabemos que pensara al respecto el Víctor Raúl anciano, hoy que es
un defensor empecinado de esos mismos "alemanes de Casa Grande", los
Gildemeister, partidarios ayer del nazismo como lo son ahora de la Alemania
Occidental neonazi).
La lucha en la costa Norte tenía una explicación en el crecimiento
numérico del proletariado cañavelero. En pocos años, su número había
pasado a veinte mil. En Trujillo, foco urbano de la región, el director del mo-
vimiento era Julio Reynaga, "negro, maestro de baile", según señala Cossío
del Pomar, quien admite que cada Primero de Mayo se enarbolaba allá la
bandera roja y se celebraban actos públicos.
Hechos parecidos ocurrían en otras ciudades cuyo perfil urbano
empezaba a completarse con chimeneas; en particular, Arequipa y Cuzco,
cuya historia sindical todavía está por escribirse.
En Lima, ya lo hemos recordado, cada Primero de Mayo había mítines a
menudo convertidos en refriegas con la policía. Por las calles de la capital y
del puerto vecino marchaba la multitud entonando "La Internacional”, "La
Marsellesa Obrera", "Hijo del Pueblo" o el "Himno del Trabajo". En las
noches, había veladas en los locales de los sindicatos o en el Palacio de la
Exposición. El Centro Musical Obrero, que dirigía mi padre —quien había
estudiado música y aprendido a tocar clarinete en el servicio militar
obligatorio— ponía el marco musical. Los coros, bien afiatados, eran
dirigidos por un eminente profesor de música cuyo nombre siento no
recordar en el momento en que escribo estas cuartillas.
La parte amena, si tal puede llamársele, la constituían las obritas teatrales
de contenido rebelde. Por ahí tengo una edición de "Pacha mama" (Madre
Tierra) pequeña pieza firmada por Lirio del Monte, es decir, Delfín Lévano.
El dictador Oscar R. Benavides no había inventado todavía la "Fiesta del
Trabajo", ni las carreras de automóviles que cada Primero de Mayo distraen la
atención de las masas.

ALIANZA OBRERO-CAMPESINA

Así transcurría, múltiple, heroica, la lucha. A su conjuro, se despertaban


energías nuevas en el campesinado. Más de una vez, las ollas comunes de los
huelguistas recibían víveres desde las comunidades de Jauja o las campiñas
de Huacho.
En enero de 1915, se efectúa en Llaucan una matanza de campesinos. De
inmediato, los obreros lanzan un manifiesto en que expresan su solidaridad
con el labrador y suman a ese grito de protesta su dolor por la represión
sangrienta que se acaba de ejecutar en Vitarte.
En 1916, se realizaron en Huacho unas acciones gloriosas por las ocho
horas, que tuvieron epilogo trágico y heroico en setiembre, cuando un desfile
fue aba-lead o por la fuerza pública. De resultas de esa agresión murieron
seis manifestantes, entre ellos dos mujeres, doña Irene Salvador y doña
Manuela Chaflajo, primeras heroínas de la lucha social contemporánea. La
tropa gubernamental estaba en esa ocasión al mando de Alejandro Ayarza
Morales, más conocido con el sobrenombre jaranista de Karamanduka.
El hecho provoco indignación entre los obreros de Lima, quienes j
convocaron de inmediato un mitin de protesta que se realizo en el Teatro
Apolo. Allí, se agito una bandera roja, tinta en la sangre de los campesinos
inmolados en Huacho. Así nació en el Perú el pabellón de la alianza
obrerocampesina.

SE FORJA LA UNIDAD TEXTIL


El sector de trabajadores textiles es uno de los que mayor importancia
adquiere en estos años, tanto por sus características típicamente fabriles como
por su creciente número (1,500 en 1917, en siete empresas algodoneras, señala
Otto Berger en su libro "Perú, ein Fuhrer dur das Land"11.
No es extraño que sean ellos los primeros en forjar un órgano sindical de tipo
industrial. Así, en diciembre de 1916, crean la "Unión de Trabajadores en
Tejidos 9 de enero". El nombre es en recuerdo de una huelga de Vitarte,
reprimida a balazos el 9 de enero de 1915. En la "Unión" se organizan casi
todas las fabricas de Lima: Vitarte, Inca, Santa Catalina, El Progreso. El
primer presidente es Adalberto Fonkén, un dirigente joven. "Delegados
invitados y que sirvieron de mucho a la clase trabajadora en esta reunión,
fueron Delfín Lévano, Nicolás Gutarra y Luis Felipe Grillo", rezan las actas
del Sindicato Textil Vitarte12.

ORDEN DE BATALLA

Están pues, listas las armas organizativas. El ánimo de combate se ha ido


entonando. La Revolución Rusa sacude el mundo como un sismo social, y sus
ondas llegan hasta tierra peruana. Aunque algunos de los jefes del
anarcosindicalismo local nieguen el mensaje del bolcheviquismo, su lucha no
puede divorciarse de la efervescencia de masas creada por la primera
Revolución Proletaria.
Del 5 al 10 de enero de 1918 se celebra el Primer Congreso de la Federación
Obrera Local, la célebre FOL. Sc realiza en el local del Sindicato de Zapateros,
a orillas del Rímac. Prácticamente toda la clase obrera organizada esta alii
presente: los panaderos, los ferroviarios, los zapateros, los jornaleros del
Callao, la Central Obrera Mineros del Centro, la Unión Obrera y Campesina
de Huacho, la Unión Obrera de Construcción Civil y ramos similares, la
Federación de Trabajadores y Campesinos del Sur, la Unión Marítima y
Campesina del Norte, todas las Unificaciones Textiles (tal el nombre de los
sindicatos en ese momento).
EI primer acuerdo, adoptado por unanimidad, reza: "8 horas de Jornada y ley
que garantice vida, estabilidad y salarios para los trabajadores mineros".
Y el acuerdo cuarto:
“8 horas de Jornada y ley que asegure al yanacona y al campesino la posesión
de la tierra de sembrío".
Dos días después de terminado ese certamen, exactamente el 12 de
diciembre de 1919, a iniciativa de la sección Hilanderos, la Unificación Textil
Vitarte inicia la huelga por las ocho horas. La batalla final había comenzado.

ORDEN DE PARO

El 15 de diciembre, todos los sindicatos textiles se suman a la huelga. El


22, lo hace la Federación de Zapateros. Siguen la Unión de Trabajadores
Marítimos. Jornaleros y Campesinos del Perú, los panaderos, los campesinos
del valle de Ate, los mineros del Centro.
El día 8 de enero de 1919, el diario "El Tiempo" da cuenta de una matanza
en Casapalca. Un sargento, obedeciendo órdenes superiores de represión, ha
mala-do a tres obreros.
Ante la amplitud nacional que ha asumido ya el movimiento de huelgas,
el gobierno de José Pardo decreta el 8 de enero la suspensión de garantías
individuales y ordena un ataque armado contra Vitarte.
El 9 de enero, la Federación Obrera Local, dirigente y orientadora de la
acción, anuncia la respuesta: un paro general nacional.

HAYA Y "EL BACIN DE PLATA"

De Haya de la Torre manan la inspiración y la realización de las 8 horas,


según Cossío del Pomar. Los hechos históricos, establecidos inclusive con la
ayuda de los biógrafos oficiales de Haya, nos revelan la verdad de las cosas.
Haya, ese joven aristócrata trujillano que, igual que sus parientes, puede
decir: "he nacido con bacín de plata", viene por primera vez a Lima en abril de
1917, cuando acaba de cumplir los 22 años de edad. En agostó de ese mismo
año viaja a Cuzco, donde trabaja como secretario del Prefecto, su señor tío el
Coronel Cesar Gonzales. Vuelto a Lima, en abril de 1918, se vincula
rápidamente con los sectores del neocivilismo juvenil que respaldan a
Augusto Bernardino Leguía.
Cuando, en diciembre de 1918, la Federación Obrera Local decide iniciar
la lucha final por las ocho horas el joven Haya no tiene el menor contacto con
el movimiento clasista del proletariado.

ZIG ZAG ESTUDIANT1L

El propio Haya de la Torre ha señalado que en enero de 1919 ya en


vísperas del paro, fue a visitarlo Nicolás Gutarra para pedirle solidaridad de
los estudiantes con el movimiento obrero13. Entiéndase bien: gestión de los
obreros, no espontanea actitud estudiantil. Además, pedido de solidaridad y,
por lo tanto, ausencia de "idea inspiradora" y "voluntad realizadora" de parte
de Haya.
No era, por lo demás, esta una actitud solo de Haya. En realidad, el
movimiento estudiantil de esa época era plataforma para ambiciones
parlamentarias y burocráticas de algunos jóvenes inteligentes. No olvidemos
que eran muy pocos los hijos de obreros p campesinos que entonces seguían
estudios superiores. Esto explica sin duda por que los estudiantes vacilaron
tanto para brindar su apoyo al proletariado. Los diarios de la época ofrecen
una especie de cardiograma de ese zigzagueo. "El Tiempo", de José Carlos
Mariátegui y Cesar Falcón, señala ya el 3 de enero que los obreros han
dirigido una carta a Felipe Chueca, Presidente de la Federación de
Estudiantes y líder leguiista, en que le solicitan solidaridad. La respuesta,
publicada el 5 de enero, no puede ser mas vaga: "Tengo el agrado de
testimoniarle el interés que despierta en nosotros todo movimiento tendiente
al mejoramiento de las condiciones económicas y sociales de los obreros, y la
singular complacencia con que nuestra institución esta presta a cooperar en
su estudio como medio de encauzar su solución en armonía con sus justas
aspiraciones y con los intereses del país".
No es extraño que el 6 de enero, los obreros reiteren a los estudiantes su
pedido de solidaridad
Solo el día 8 dan los universitarios señas de moverse, aunque en una
forma muy particular: varios señores, entre ellos Haya de la Torre y Luis
Alberto Denegrí, jefe mas tarde del fascismo criollo, darán conferencias con
entrada pagada. La recaudación será entregada a los huelguistas.
El jueves 9, el Comité Central Pro Paro da un ultimátum. Si dentro de 72
horas no se logra un arreglo satisfactorio al pliego de reclamos por las ocho
horas y por aumentos salariales, la huelga, que abarca ya grandes sectores del
trabajo, se hará general.
El día 13 comienza el paro. Solo ese día, los estudiantes acuerdan
nombrar tres delegados ante los huelguistas: Víctor Raúl Haya de la Torre,
Bruno Bueno de la Fuente y Valentín Quesada. Solo el primero pretenderá,
años después, robar a la clase obrera el merito de la conquista de las ocho
horas de Jornada.

COMO FUE LA PARALIZACION

EI propio Haya de la Torre ha descrito la situación en que estaba el paro


cuando los delegados estudiantiles tomaron contacto con los obreros:
"Un Paro General —en la época en que los agentes provocadores de la
clase obrera no habían alcanzado la preponderancia oficial y parlamentaria
que hoy les ha dado la plutocracia (¡conste que no se refiere a los Sabroso
Montoya ni a los Loli Cepero! —Nota de C.L.) — significaba la paralización
completa de todas las actividades de la producción y del transporte; del
comercio y de los servicios públicos. Y estos caracteres tuvo la gran Huelga
General de 1919. Lima, Callao y balnearios y —días después— los valles
azucareros del Norte, fueron totalmente paralizados. La ciudad solo era
transitada por los automóviles del Comité de Huelga, por limitado número de
vehículos del gobierno y por las ambulancias y carros del servicio fúnebre.
Como había sido interrumpido el alumbrado, toda forma de vida nocturna
quedo efectivamente suspendida. EI gobierno entrego la custodia de la
ciudad al ejercito"14.

HAYA PROPONE 9 HORAS

El día 14, los delegados estudiantiles toman contacto con los huelguistas,
como lo informa el diario "La Crónica" en su edición del 15 de enero.
La primera intervención de los delegados estudiantiles no pudo ser más
desgraciada. Mientras el contundente paro había puesto de rodillas a la
burguesía, ellos pedían al proletariado que aceptara una transacción. En
efecto, propusieron que los trabajadores aceptaran el siguiente arreglo: ocho
horas de Jornada en principio; pero obligación de trabajar una hora más con
salario extra (20% de aumento por esa hora adicional para los turnos de día;
30% para los de noche). En la práctica, la obligación de trabajar nueve horas,
con un leve aumento salarial.
Lo curioso del caso es que ya el día 10, las ocho horas habían sido
aceptadas por los dueños de panadería de Huacho, y que el propio día 14 los
dueños de panaderías y curtiembres de Lima habían aceptado también esa
Jornada, mas con la obligación del personal de trabajar una hora más sin
remuneración extra.
Como se ve, los estudiantes no habían hecho ninguna propuesta brillante.
Sin embargo, hicieron vacilar a los sectores más débiles del proletariado.
Había, en efecto, dos direcciones del paro: una que actuaba ilegalmente
escondida en el horno de una ladrillera de La Legua, y en la que estaban los
luchadores más firmes y cuajados; la otra, era, por decirlo así, una dirección
legal. Pues bien; una parte de esta ultima llego a aceptar la propuesta
estudiantil, según lo noticio "La Crónica", el 15 de enero.
No se quedo ahí la cosa felizmente. En cuanto los gonfaloneros de la causa
se enteraron, instruyeron para que se rechazara la propuesta de los
universitarios. Es por eso que ya en la tarde del 14, "La Prensa" podía
informar que "la mayoría (de los delegados obreros) acordó declarar que el
proceder de los estudiantes sería aceptado solo en lo que se refiere a la
solidificación de ideales y como amigables componedores, pero de ninguna
manera como árbitros, ni como directores del movimiento".
Por su parte, el diario "La Ley" informo: "En la asamblea que tuvieron los
trabajadores, a raíz de estos sucesos, fue rechazada la anterior proposición, a
pesar de los esfuerzos de los estudiantes para hacerla aprobar.
Dando cuenta de una entrevista de los delegados obreros y estudiantiles
con el doctor Manuel A. Vinelli, Ministro de Fomento (no había uno de
Trabajo en ese entonces), "La Prensa" del día 13 ampliaba la información.
Luego de señalar como el Ministro exhorto a menos intransigencia, escribía el
cronista:
"Los delegados de los tejedores manifestaron a su vez que solo bajo (sic)
las bases propuestas, seria factible el arreglo por su parte. Los delegados
universitarios intervinieron en su misión de amigables componedores,
proponiendo como transacción el siguiente pliego de proposiciones:
"El Comité Central Ejecutivo de la Huelga hace la siguiente
contrapropuesta a los gerentes de las fabricas de tejidos:
"1°—Jornada de 8 horas con el haber que percibimos.
"2°—Por la hora más que piden los empresarios, se nos abonara la parte
proporcional a cada jornal".
¡Los estudiantes insistían, pues, en su formulación transaccional!

PRADO, JEFE DE LA REACCION

Por lo visto, el futuro jefe del Apra y sus compañeros carecían de fe en la


fuerza del proletariado unido y en combate. Y con razón: no lo conocían.
Sabían solamente, por sus relaciones familiares, cuan enconada era la
resistencia patronal. Como escribió Haya:
"Todo el día 14 las empresas industriales que se oponían a la Jornada de 8
horas iban ganando la batalla durante sus largas entrevistas con el Presidente.
Encabezaba la reacción el gerente de las Empresas Eléctricas Asociadas doctor
Mariano Ignacio Prada. Implacable oposicionista a toda concesión a los
trabajadores y conocido ya por sus campañas parlamentarias contra la Ley de
Accidentes de Trabajo. El ingeniero Ricardo Tizón y Bueno, el señor Héctor
Escardo, el Gerente de Grace y otros interesados en mantener los horarios
ilimitados, ejercían poderosa presión sobre el Presidente Pardo, quien, a su
vez, representaba familiares intereses azucareros en cuyas fabricas las
jornadas eran de 12, 14 y hasta 16 horas de trabajo"15.

CLAUSURA DE "EL TIEMPO"

Para quienes siguen la historia de las 8 horas en el momento culminante


de enero de 1919, hay una laguna: el diario "El Tiempo", de José Carlos
Mariátegui y Cesar Falcón, cuyas informaciones reflejaban no solo interés
sino simpatía por la causa obrera, interrumpe su aparición el mismo día en
que comienza el paro, el 13. El régimen de Pardo le acusa de "soliviantar el
ánimo de las clases populares". Solo el 23, reaparecerá.
Fue esa la primera gran vinculación entre los trabajadores y José Carlos
Mariátegui, llamado a ser el ideólogo de la clase obrera peruana, el fundador
del partido político del proletariado, el gran maestro de la revolución peruana
y latinoamericana.

PASION Y TRIUNFO

La lucha se extendía y agudizaba. Cada día, los diarios daban cuenta de


nuevos incidentes, de nuevas huelgas. Los policías mismos habían
presentado su pliego de reclamos, exigiendo aumento de sueldos a pesar de
que les acababan de otorgar uno. Los trabajadores domésticos, los encargados
de la limpieza pública, todos los explotados, en suma, se unían al torrente del
paro general.
El día 14, la reacción decidió masacrar a los trabajadores. Primero inicio
una gran redada, de la cual felizmente se salvaron algunos de los conductores
principales. Luego, tropa armada hasta los dientes rodeo la Biblioteca
"Ricardo Palma", del Parque Neptuno, en donde se reunían los delegados
obreros. Parecía anunciarse una matanza. La prudencia y el valor de los tra-
bajadores la evitaron.
Nada pudo quebrantar la decisión proletaria. Nada. Y por eso, el 15 de
enero de 1919, el Presidente Pardo mando llamar a una comisión para
anunciarle el decreto que reconocía las ocho horas como Jornada máxima de
trabajo. La comisión que fue a recoger el decreto estuvo compuesta por Carlos
Barba, Nicolás Gutarra y Haya. Había llegado el triunfo, un triunfo
preparado con sangre, dolor y lágrimas; con huelgas, denuedo, inteligencia;
con largos años de organización y combate. Carlos Barba, uno de los que
recibió el decreto y que todavía vive, hizo a "La Prensa" en 1959 (edición del
30 de octubre de ese año), unas declaraciones que me permiten cerrar con
palabras ardientes y claras estas páginas. Refiriéndose a la epopeya de las 8
horas, dijo Barba: "Delfín Lévano fue el hombre que, conjuntamente con
Mariátegui, en dos campos distintos, el de la lucha y el de la inteligencia, han
hecho posible que surja entre los trabajadores la inquietud social". Homenaje
que suscribo porque me permite unir en un solo haz de luz la figura de mi
progenitor, limpio y batallador en medio de sus limitaciones de ideario, y a
quien yo vi morir serenamente en un hospicio, y la del Amauta, la del genio que
saco a la clase obrera del callejón sin salida del apoliticismo y le enseño los caminos
de la nueva política. Los caminos que conducen a la nueva civilización, sin hambre,
sin desocupac i ó n , sin niños abandonados, sin ignorancia, sin belic i s m o , sin
privilegios; la nueva civilización que fundara Lenin en la Unión Soviética,
vanguardia nunca desmentida del progreso humano, concreción de muchos sueños
de muchas generaciones de luchadores.
NOT AS BIBLIOGRAFIC AS
1. FELIPE COSSIO DEL POMAR, "Víctor Raúl", Editorial Cultura T. G. S.A., México, D.F., 1961, pág. 93.

2. "LA TRIBUNA", 7 de agosto de 1960

3 DEMETRIO FLORES, "Medio siglo de vida sindical en Vitarte", Lima, 1961, págs. 15-17.

4. MANUEL GONZALEZ PRADA, "Prosa menuda", Ediciones Imán. Buenos Aires 1941, pág. 135.

5. MANUEL GONZALEZ PRADA, "Prosa menuda", Ediciones Imán. Buenos Aires 1941, pág. 136.

6. RAUL PORRAS BARRENECHEA, "El periodismo en el Perú", reproducido en "Mercurio Peruano", febrero
de I 1961, págs.209-210.

7. DORA MAYER DE ZULEN, "The Conduct of the Cerro de Pasco Mining Company, edici6n de la Asociación
Pro-Indígena, Lima, 1913, pág. 41.

8. ALEXANDER GARLAND, "Peru in 1906 and after", Lima 1908, pág. 241.

9. VICTOR RAUL HAYA DE LA TORRE, revista "Apra", 22 de febrero de 1946, articulo intitulado "La Jornada de
8 horas".

10. COSSIO DEL POMAR, obra citada, pág. 53.

11. OTTO BURGER, "Peru. Ein Fiihrer durch das Land fUr Handel, Industrie und Einwanderung", Leipzig,
Dieterich-schc Verlagbuchshandlung, 1923, pág. 183.

12. DEMETRIO FLORES, obra citada, pág. 36.

13. HAYA DE LA TORRRE, articulo de la revista "Apra" ya citado.

14. HAYA DE LA TORRE, articulo de la revista "Apra" ya citado.

15. HAYA DE LA TORRE, articulo de la revista "Apra" ya citado.


AÑO DEL CINCUENTENARIO DE LA GRAN REVOLUCION SOCIALISTA DE OCTUBRE

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