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INFORME DE AVANCE REGISTRO

REPRESENTACIONES RUPESTRES

Componente Patrimonio Cultural


Subcomponente Arqueología
Periodo Noviembre de 2018
Elaborado para
LV Ambiental
Teck-CDA por:
Responsabilidades Nombre Fecha Firma

Elaborado por: Angelo Alé Cortés 22-11-2018

Revisado por: Luz V. Pérez H. 22-11-2018

Revisado en Teck- Jacqueline


CDA por: Heraldo
Aprobado en Teck-
CDA por:
INFORME DE AVANCE
DOCUMENTACIÓN Y REGISTRO DE LAS REPRESENTACIONES RUPESTRES DEL
SITIO ARQUEOLÓGICO LA CRUCES (M-2)

Realizado para:

Realizado por:

Noviembre de 2018

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Contenidos

RESUMEN ........................................................................................................................... 3  
1.   INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 4  
3.   OBJETIVOS ................................................................................................................. 5  
3.1.   Objetivo General .................................................................................................. 5  
4.   ANTECEDENTES DEL ÁREA DE ESTUDIO .............................................................. 5  
5.   METODOLOGÍA ......................................................................................................... 15  
6.   REGISTRO Y DOCUMENTACIÓN ……………………………………………………… 16  
7. REFERENCIAS ……………………………………………………………………………..22

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RESUMEN

Siguiendo la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) Nº 104 del 13 de Junio de 2007,


con respecto a los movimientos de tierra desarrollados dentro del proyecto Hipógeno, aquí
se presentan los resultados y actividades monitoreo arqueológico permanente (MAP) en
el área del Muro Norte del Depósito de Relaves por las obras de ampliación de un camino
operacional por parte de maquinaria pesada de la empresa contratista Cooptrans Ltda.

Este monitoreo arqueológico permanente, incluyó la prospección o inspección visual


arqueológica del área a intervenir, la supervisión de las labores de excavación y
movimientos de tierras desarrolladas en la obra, además de la correspondiente charla de
inducción arqueológica a los trabajadores y operadores de la empresa contratista que
efectuaron los movimientos de tierra.

Estas actividades fueron desarrolladas durante el día 13 de agosto de 2018, y abarcó un


área aproximada de 616 m² o alrededor de 0,0616 hectáreas. En relación a la prospección
o inspección visual arqueológica contemplo un recorrido lineal de forma pedestre de
aproximadamente 82 metros. El profesional especialista que llevó a cabo la prospección
arqueológica y el monitoreo arqueológico permanente (MAP) fue Angelo Alé Cortés,
Arqueólogo de la Universidad SEK, en compañía de Luz Verónica Pérez de la Consultora
LV Ambiental. A continuación se explica en detalle cada una de estas actividades.

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1. INTRODUCCIÓN

El presente informe de avance, da cuenta de las actividades de registro y documentación


sistemática que se han realizado hasta la fecha, de las manifestaciones rupestres
presentes en el sitio arqueológico La Cruz-B de la comuna de Andacollo.

Dichas labores de registro tienen como objetivo conocer y profundizar en el estudio de las
representaciones rupestres que aparecen en este sitio, para lograr identificar y
comprender el contexto general del sitio arqueológico y de las poblaciones humanas que
habrían producido estos petroglifos.

2. SITIO ARQUEOLÓGICO LA CRUZ-B (M-2)

La Cruz-B (M-2) corresponde a un sitio arqueológico con representaciones rupestres. Un


sitio con representaciones rupestres es un lugar que se caracteriza por presentar
evidencias de la realización de imágenes sobre soportes rocosos o sobre la superficie
natural de la tierra. Según su técnica de manufactura, se distinguen cuatro tipos distintos:
petroglifos o grabados, pictografías o pinturas, pictograbados (grabados con pinturas) y
geoglifos (marcas trazadas en espacios amplios del suelo). En Andacollo, existe certeza
que se presentan los dos primeros tipos, y en el sitio La Cruz-B se han detectado hasta la
fecha solo petroglifos.

El primer registro que se tiene de este sitio fue realizado en el año 1991 por el arqueólogo
Gonzalo Ampuero que en el marco del Estudio de Impacto Ambiental del Proyecto
Andacollo-Cobre, donde hace una inspección por la comuna y realiza un catastro de los
principales sitios con valor patrimonial (Ampuero 1994). En este registro pone especial
atención en los sitios con representaciones rupestres que se encuentran hacia el lado sur
de Andacollo: Los Fierros, Lagunita y El Talhuenuo. Este último sitio, según Ampuero
(1994), se encuentra ubicado en un sistema de colinas al oeste de Los Fierros, y donde
distingue una importante concentración de representaciones rupestres en una extensión
de 300 metros por 60 metros. Esta gran extensión de bloques con manifestaciones
rupestres que menciona Ampuero (1994) como El Talhuenuo es lo que hoy en día se
conoce como Las Cruces.ç

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Posteriormente durante el año 2004, el arqueólogo Marcos Biskupovic junto a la
Agrupación Cultural Yahuín de Andacollo, hacen un catastro de los diferentes sitios
arqueológicos que se encuentran en Andacollo (Biskupovic et al. 2004). En este trabajo,
dividen a este sitio de Las Cruces en tres: La Cruz-A, La Cruz-B y La Cruz-C. Por otra
parte, según estos autores (Biskupovic et al. 2004) se le da una temporalidad a todas
estas manifestaciones rupestres que aparecen en Andacollo, encasillando al Complejo
Cultural El Molle (300 a.C al 800 d.C.) como los grupos poblacionales que habrían
producido este registro.

3. OBJETIVOS

3.1. Objetivo General

• Dar a conocer las actividades realizadas durante el registro y documentación de


las manifestaciones rupestres del sitio arqueológico La Cruz-B (comuna de
Andacollo).

4. ANTECEDENTES DEL ÁREA DE ESTUDIO

Las referencias bibliográficas de la arqueología en el área del Norte Semiárido chileno,


hacen escasa mención a Andacollo como lugar de ocupaciones prehispánicas. Esto se
debe principalmente a las pocas investigaciones sistemáticas que se han llevado a cabo
en este lugar. Últimamente con la aparición de los proyectos de Impacto Ambiental que
han sido desarrollados por las empresas mineras de la localidad, ha hecho posible que se
sometan a estudio proyectos arqueológicos. Aún así, el interés por los antiguos habitantes
de esta localidad y el patrimonio arqueológico, no ha quedado al margen de los propios
andacollinos.

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Período Prehispánico

Las primeras ocupaciones humanas que se asentaron en Andacollo y de las cuales se


tiene registro a la fecha, corresponden a grupos de cazadores-recolectores móviles que
se establecieron en este lugar entre unos 9.000 a 2.000 años antes del presente.

Durante el Holoceno Temprano (ca. 10.000 - 7.000 años antes del presente) se asentaron
en el Norte Semiárido (Norte chico) poblaciones identificadas como Complejo Cultural
Huentelauquén, que se caracterizaban por ser una primera adaptación costera de grupos
cazadores-pescadores y recolectores, establecidos en el área durante el periodo Arcaico
Temprano.

Las evidencias materiales y artefactos que caracterizan a estos grupos está representado
por: puntas de proyectil lanceoladas con pedúnculo, los particulares litos geométricos,
micromorteros confeccionados en arenisca, raspadores de dorso alto, cepillos y
denticulados, entre otros.

Estos grupos se asentaban principalmente a lo largo de la costa, donde predominan los


asentamientos orientados a la apropiación de recursos marinos. Los sitios Huentelauquén
en zonas interiores son más escasos, lo que sugiere un movimiento ocasional de estos
grupos hacia los valles y precordillera, motivados principalmente por el aprovisionamiento
de materias primas líticas para la confección de sus instrumentos y la eventual caza de
camélidos.

En el caso de Andacollo, existen evidencias que nos permite afirmar la presencia de estos
grupos por este lugar. En la quebrada El Churque se encontraron evidencias y vestigios
de este período de tiempo. En los diversos espacios que conforman esta quebrada, se
comenzaron a desarrollar los primeros talleres líticos, usados esporádicamente para la
obtención de piedra, la materia prima que aprovechaban para confeccionar herramientas
e instrumentos para realizar actividades de caza y procesamiento de recursos como carne
y huesos. Entre estos instrumentos, destacan las primeras puntas de proyectil
lanceoladas con pedúnculo fabricadas en la zona y los llamados “litos geométricos”,
elementos característicos del Complejo Cultural Huentelauquén y a los que se les ha

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atribuido una función ritual. También se han encontrado evidencias de estos grupos en el
sitio arqueológico Lagunitas y en el sector de Los Medios (Biskupovic et al. 2004).

Existen otras evidencias reconocidas en los sitios prospectados en la comuna, y en el


material artefactual presente en la Sala Museográfica Yahuín que nos señalan la
presencia de las primeras ocupaciones humanas en Andacollo. Este material se refiere a
las puntas de proyectil triangular sin pedúnculo y algunos instrumentos microlíticos. La
característica tecno-tipológica que representan las puntas triangulares ha permitido
agrupar a las poblaciones que utilizan este tipo de instrumentos líticos como una unidad
cultural propia denominada Tradición Interior de Puntas Triangulares (TIPT) que
corresponden a grupos con un modo de vida cazador-recolector muy pautado, centrado
en los recursos de las quebradas interiores, intermedias entre la costa y la cordillera.

Las poblaciones vinculadas a este tipo de evidencias pueden ser relacionadas con los
grupos que habitaron el alero San Pedro Viejo de Pichasca en el curso medio del río
Hurtado. Estos grupos de cazadores-recolectores se caracterizan por ocupar abrigos
rocosos y cuevas en quebradas interiores, donde aprovechan los recursos faunísticos que
se congregan de forma estacional en estos lugares para darles caza. En este sentido
estos grupos serían especialistas en la caza de fauna terrestre, especialmente la del
guanaco (Lama sp.), donde poseerían una industria tecnológica especializada para llevar
a cabo este tipo de actividades.

Estos grupos poseen dataciones que se remontan al período Arcaico Temprano (ca.
9.920 años antes del presente), pero por sus características eficaces de subsistencia se
habrían mantenido por un largo período de tiempo hasta el período Arcaico Tardío.

Hacia el año 4.000 antes del presente las incursiones iniciadas en el Arcaico Temprano
de grupos de cazadores-recolectores desde el poniente, cobran relevancia en las
quebradas de Andacollo y se hacen más permanentes, aprovechando de manera más
intensa los recursos del área. Durante el Arcaico Tardío, la producción de artefactos
líticos aumenta, expresada en la creación de una mayor diversidad de puntas de proyectil,
destacando las de tipo triangulas sin pedúnculo, e instrumentos de variado tipo. Las
piedras más utilizadas son andesitas y sílices y en menor grado los cristales de cuarzo.

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Todo lo anterior va de la mano con una explotación intensiva de animales, tales como
camélidos (guanacos), roedores, aves y la recolección de frutos y granos provenientes de
la flora circundante (Alé 2017).

En este momento, los seres humanos empiezan a ocupar en forma diferenciada el


espacio geográfico: por un lado definen espacios de trabajo, en los cuales efectúan tareas
específicas de talla de piedras para crear sus herramientas (talleres líticos) y por otro lado
asentamientos residenciales “semi permanentes”, donde desarrollan el procesamiento de
las presas de caza (tratamiento de pieles y preparación de las carnes) y, en general,
actividades más prolongadas en el tiempo. Su permanencia en estos sitios, que si bien se
limitaba en general a ciertas temporadas, también se prestaba para el enterramiento de
algunos miembros del grupo, situación que les permitía seguir conviviendo con sus
deudos en el mismo lugar.

En los años cercanos al inicio de nuestra era, en el Norte Semiárido de Chile aparecieron
nuevos grupos culturales, provenientes del noroeste argentino, caracterizados por rasgos
materiales andinos y amazónicos. Uno de los principales rasgos de estos grupos fue el
uso de artefactos de greda (cerámica).

Durante este período, denominado Alfarero Temprano, los grupos que poblaron la zona
comprendida entre la costa del océano Pacífico y la cordillera de Los Andes,
experimentaron algunos cambios significativos debido a la llegada de estos nuevos
grupos humanos desde el otro lado de la cordillera. Tales grupos aportaron formas de
vida y tecnologías hasta ese momento desconocidos para los cazadores y recolectores
que habitaban este territorio. Si bien los habitantes de Andacollo llegaron a incorporar
nuevos elementos a su vida diaria -tales como el uso de recipientes de cerámica, y
objetos usados como adornos corporales como tembetás, cuentas de minerales y
conchas para elaborar collares- siguieron manteniendo una fuerte orientación cazadora en
las quebradas interiores, privilegiando el uso de espacios abiertos y de reparos rocosos.
Estos grupos culturales son conocidos como Complejo Cultural El Molle, y lograron una
significativa penetración en varias zonas del Norte Semiárido, expresándose de forma
más acentuada en valles, quebradas e interfluvios.

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En los alrededores de Andacollo se han encontrado importantes restos asociados a los
grupos Molle. Si bien no se han encontrado sistemas aldeanos de gran tamaño, sí se han
localizado evidencias que nos dan cuenta de estos grupos humanos ocupando lugares en
forma semi permanente. Como ejemplo de lo anterior, en quebrada El Churque, quebrada
Las Arenillas y en la localidad de Maitencillo se encontraron restos cerámicos y materiales
artefactuales de estos grupos.

Durante este período de tiempo, Andacollo poseía un clima muy distinto al actual: lluvias
sistemáticas y en ocasiones abundantes, las que generaban flujos constantes de aguas
en invierno y primavera, bajando por las quebradas, modelando el actual poblado de
Andacollo como un gran vergel para el acceso no solo del ser humano, sino también de
mamíferos importantes como guanacos y roedores, además de aves, asociados a la
formación de pequeños bosques y pastizales en humedales de quebradas.

En los sitios de quebrada El Churque se han recuperado evidencias de vegetales tales


como pimiento, gramíneas y quilo, además de cactáceas, entre otros, que dan cuenta de
un uso recurrente de vegetales probablemente disponibles en áreas cercanas a los sitios.
Estos sitios fueron utilizados como espacios residenciales para la realización de
actividades de tallado y fabricación de instrumental lítico así como también labores de
procesamiento y consumo de las especies cazadas. Si bien, la intensidad en el uso de
estas quebradas no fue mayor que en el período Arcaico, las habitaron con recurrencia y
no solo eso, además ocuparon este espacio para el entierro de los miembros de su grupo.
Mujeres y niños son quienes aparecen preferentemente en los entierros para esta época,
y en algunos casos con ofrendas como forma de tributo al difunto.

Otro hecho importante en este período es la aparición de la cerámica, la cual hasta la


llegada de los grupos Molle estaba ausente en las comunidades humanas de la región. La
alfarería, si bien aparece en esta época, en Andacollo no representa una característica de
gran importancia como sí lo fue en los valles y en los poblados a orilla de ríos. Pese a su
aparición y novedad, los grupos Molle que habitaron los alrededores de Andacollo no
utilizaron masivamente la cerámica, aunque priorizaron para su elaboración la producción
de vasijas restringidas, monocromas alisadas, de pequeño tamaño y el uso de pastas
compactas, de buena calidad que le brindan resistencia mecánica ante golpes. Esto
recalca la suposición que en su diseño primo la variable aptitud para su transporte y no

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tanto el procesamiento para almacenar gran cantidad de alimentos. Estos materiales
cerámicos nos indicarían, por consiguiente, que estas poblaciones tenían un alto grado de
movilidad, situación reconocida en otros espacios del Norte Semiárido.

Un aspecto importante a destacar, corresponde a los fechados realizados a cerámica de


estos grupos en Andacollo, donde dan cuenta de ocupaciones más tardías que en el resto
del Norte Semiárido, donde el Complejo Cultural El Molle ocuparía estos espacios hasta
los años 800 a 1.000 d.C. y dando paso a la ocupación de grupos del Complejo Cultural
Las Ánimas (800 al 1.200 d.C.) y posteriormente a la Cultura Diaguita (1.000 al 1.450
d.C.). En Andacollo al contrario, las dataciones de fragmentos cerámicos de grupos Molle,
nos entregan fechados que bordean entre 1.200 y 1.4000 d.C., lo que nos dan fechados al
menos de unos 400 años más tardíos que en el resto del Norte Semiárido y que
compartirían un rango temporal con grupos más sedentarios y agrícolas de la Cultura
Diaguita que se estaban desarrollando principalmente en los valles adyacentes del Elqui y
Limarí.

Lo que no queda muy claro aún, es la presencia de grupos agrícolas más complejos,
como la Cultura Diaguita. Se cree que la poca evidencia de estos grupos culturales se
debe a las características medioambientales que posee Andacollo. Al no tener un recurso
de agua estable para desarrollar sus prácticas agrícolas, habría imposibilitado la
ocupación de este espacio por estos grupos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que
faltan más estudios arqueológicos sistemáticos en este lugar, por lo tanto, la poca
presencia de material que nos vinculen a estas sociedades puede deberse a esta misma
razón. Posteriores investigaciones sistemáticas pueden ayudarnos a comprender de
mejor forma la verdadera incidencia de estos grupos en este lugar (Alé 2017).

Algo parecido sucede con el período de ocupación incaica. Este período, llamado período
Alfarero Tardío se define por la incorporación del Norte Semiárido al Tawantinsuyu
(Imperio Inca), y se extiende desde ca. 1.450 d.C. hasta los inicios de la conquista
hispánica de este territorio.

El Imperio inca fue el estado sudamericano con el dominio más extenso en la historia de
la América prehispánica. Se desarrollo entre los años 1.438 y 1.533 d.C., abarcando cerca

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de dos millones de kilómetros cuadrados entre el océano Pacífico y la selva amazónica,
desde las cercanías de Pasto (Colombia) en el norte hasta el río Maule (Chile) por el sur.

Las evidencias incaicas encontradas en Andacollo hasta la fecha, son muy escasas. El
principal indicador que nos señalaría la anexión de este territorio al Tawantinsuyu nos
remite al nombre que posee la comuna. Andacollo, como muchas de las otras localidades
del norte, deriva de la lengua quechua (lengua originaria de los andes centrales y utilizada
por los incas) y puede tener las siguientes acepciones: Antacoya, del quechua anta=cobre
y coya que tiene dos significados, reina y mina. Si bien algunos autores han señalado que
Antacoya significaría “reina del cobre” o “cobre de la reina”, alusión que a nuestro parecer
vendría de épocas posteriores a la llegada de los españoles y la irrupción de la religión
católica, queriendo validar la importancia de la “virgen” de Andacollo como reina y patrona
de los feligreses, por lo que más bien el nombre Antacoya se refiere a la acepción “mina
de cobre”. Otra de las posibles acepciones es el de Antaqullu o “cerro de cobre”, del
quechua anta=cobre y del quechua qullu=montón o cerro o del aymara collo=cerro, el que
tiene bastante sentido, al considerar la geografía propia del lugar, un lugar enclavado
entre los cerros de la cordillera de la costa y uno de los recursos minerales principales
que posee. También posiblemente se derive del término Antacori u “cobre y oro”, del
quechua anta=cobre y cori=oro, que nos señala los dos principales minerales que se
extraen de este lugar.

Como vemos, el tema extractivo del mineral (cobre y oro) es importante en este lugar, no
solamente en la actualidad, sino que en épocas prehispánicas, al ser parte de la
toponimia del lugar. Los antecedentes históricos y etnohistóricos nos informan que ya
desde tiempos incaicos existían lavaderos de oro en Andacollo y nos relatan la leyenda
del descubrimiento de los minerales por uno de los capitanes del soberano cuzqueño.
Otro dato interesante proviene de la llamada mina “Churrumata”, antigua localidad de
raigambre minera conocida por sus bondades auríferas. Según los datos etnohistóricos,
los churrumatas o churumatas habrían sido poblaciones indígenas que provenían del sur
de Bolivia y que durante el Tawantinsuyu fueron utilizados como mitmaqkunas (grupos de
familias separadas de sus comunidades por el Imperio inca y trasladadas de pueblos
leales a conquistados o viceversa para cumplir funciones económicas, sociales,
culturales, políticas y militares), trasladándolos a diversos territorios como el Noroeste
argentino y el Norte Semiárido chileno, donde desempeñarían labores ligadas a la

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minería. Aunque también existe la posibilidad de que estos grupos indígenas
churrumatas, hubiesen sido trasladados en tiempos posteriores durante el periodo
colonial, ante la merma de población indígena en la región y la necesidad de mano de
obra.

Otro indicio que nos estaría indicando la presencia de estos grupos en Andacollo, tiene
relación con la existencia de sitios con representaciones rupestres. Los sitios con
representaciones rupestres son lugares donde existen manifestaciones realizadas sobre
superficies rocosas, ya sean bloques aislados, abrigos y paredes rocosas, cuevas y
afloramientos superficiales.

En Andacollo se han detectado al menos cuatro sitios con representaciones rupestres con
petroglifos (grabados realizados gastando la capa superficial de la roca): Los Fierros,
Yahuín, Lagunitas y Las Cruz-B.

La afiliación que se realiza de estos sitios a tiempos incaicos se hace por la comparación
de gran cantidad de motivos y diseños que se asemejan a la iconografía incaica en otros
soportes de época incaica (cerámica) reconociéndose algunos diseños como clepsidras,
cruces inscritas, círculos y/o cuadriláteros con líneas interiores entrecruzadas a manera
de letra X (signo escudo), grecas incaicas y cuadrados con líneas en traslación vertical
que se asocian con elementos propios de los lenguajes visuales incaicos. También cabe
mencionar, que estos sitios con representaciones rupestres están cercanos a lugares de
explotación minera (Alé 2017).

Período Histórico

Hacia el año ca. 1570 d.C. ya están presentes los primeros asentamientos con
ocupaciones históricas en Andacollo. Como ya es sabido, la explotación minera de este
lugar se da desde tiempos prehispánicos, la cual se replica en el periodo de conquista con
el contacto hispano-indígena.

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Si bien, no se conoce la fecha exacta cuando los españoles comenzaron a trabajar este
mineral, se dice con certeza que cuando los españoles descubrieron los lavaderos de oro
en el río Choapa en el año 1557 d.C., en tiempos de García Hurtado de Mendoza el
mineral de Andacollo ya estaba en actividad. Oficialmente no se conoce documento
alguno que acredite esta afirmación, pero existe una carta enviada el 19 de agosto de
1568 a don Felipe II por el gobernador Bravo de Sarabia, en donde da cuenta de un gran
envío de oro desde la región de Coquimbo que habría sido extraída desde Andacollo. Por
otra parte, Fray Reginaldo de Lizarraga en su obra “Descripción colonial” del año 1599,
nos indica que los españoles explotaban el oro que se encontraba en Andacollo, el cual
según el autor era muy fino y de buena ley, sacando cada año entre 75.000 y 80.000
pesos. Para extraer este mineral los españoles utilizaban unos doscientos cincuenta
indígenas como mano de obra, los cuales trabajaban durante nueves meses del año y
dejaban descansar la tierra los otros tres meses (Ale 2017).

Durante el periodo republicano, la explotación minera en Andacollo adquiere gran


importancia para el país, considerándolo como el sustentador de la industria aurífera y
pilar de la economía de Chile.

Otro de los acontecimientos importantes que sucede en Andacollo en tiempos históricos


se relaciona con la veneración a la Virgen de Andacollo y la tradicional expresión de tipo
sincrética que representan los bailes chinos donde se mezcla la religiosidad católica con
el rito de origen indígena prehispánico. Si bien es un dato desconocido cuando comenzó
esta adoración por la Virgen de Andacollo, lo cierto es que en el año 1584 se funda el
primer baile chino que le rinde cultos a la imagen de la virgen.

En cuanto a la cultura material de este periodo, los asentamientos históricos se vinculan


principalmente a faenas mineras tempranas (pirquineros) y ganadería local a baja escala,
actividades que se remontan a momentos de la conquista y que hasta hoy en día
trascienden en algunos sectores. Estos sitios presentan frecuentemente rasgos como
recintos pircados y estructuras de combustión y se asocian a materiales como fragmentos
de loza y vidrio de botellas, metal, huesos de animales domésticos, coprolitos de
ganadería caprina, alfarería cuya factura y estilo indican momentos históricos tempranos.
Las ocupaciones relacionadas a este periodo de tiempo sugieren un patrón de
asentamiento similar al observado actualmente en algunos sectores menos urbanizados

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de la localidad, donde pequeñas unidades familiares desarrollan actividades de ganadería
caprina y minería a pequeña escala, las cuales generarían habitaciones permanentes,
transitorias, corrales y otras estructuras (Ale 2017).

Por otra parte, los antecedentes que tenemos del área de estudio corresponden a los
estudios realizados con anterioridad por el desarrollo del EIA del “Proyecto Hipógeno”, en
donde se realizo una Línea de Base arqueológica en una serie de sectores contiguos a la
Mina que iban a ser intervenidos por la obras de este proyecto en el futuro. Una serie de
sitios arqueológicos y hallazgos aislados fueron detectados sobretodo en el área de
intervención directa de las obras del Depósito de Relaves (Biskupovic 2005).
Posteriormente durante el desarrollo del programa de monitoreo arqueológico se fueron
detectando otros elementos patrimoniales, registrándose en total 68 de estos, detectados
tanto en el marco de la elaboración de la Línea de Base como durante el desarrollo del
programa de monitoreo arqueológico (Poch Ambiental 2016). Las evidencias de los sitios
arqueológicos y vestigios detectados van desde concentración de materiales líticos,
fragmentos cerámicos, estructuras pircadas, senderos pircados e incluso entierros
humanos (Poch Ambiental 2011a, 2011b). Parte de estos sitios detectados en la Línea
Base fueron posteriormente sometidos a rescates arqueológicos para caracterizar la
evidencia de los diferentes sitios. Las evidencias de estos estudios nos dan muestra de
distintas ocupaciones humanas en el tiempo, desde épocas prehispánica hasta contextos
históricos. En relación a los contextos prehispánicos los principales se remontan al
período arcaico y alfarero temprano (Carmona y Avalos 2007a, 2007b, 2007c, 2007d;
Didier, Carmona y Avalos 2008; Avalos y Didier 2008; Poch Ambiental 2011a, 2011b;
Vergara et al. 2015).

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5. METODOLOGÍA

La metodología utilizada para documentar y registrar el sitio, consistió en un trabajo en


terreno el cual comenzó con la individualización y numeración de todos los soportes
(bloques rocosos) con representaciones rupestres. Para ello se tomaron las coordenadas
UTM (WGS84) de cada uno de los bloques mediante un navegador GPS (Tabla 1).

Luego, se efectuó un fichaje exhaustivo de todas las representaciones rupestres de la


Cruz-B el cual fue realizado a partir de fichas de registro, que consideran distintos niveles.
Las fichas utilizadas fueron las siguientes:

- Ficha de sitio: se realizó una ficha que recolectó la información general del sitio
con arte rupestre. Se incluye información referente a las coordenadas UTM de
éste, el número de soportes, las relaciones de emplazamiento naturales y
culturales, entre otras características.

- Ficha de soporte: recolección de información general del soporte rocoso grabado.


Se realizó una para cada uno de los bloques del sitio y entre otras cosas,
contempla información referente al tipo de roca y tipo de soporte, el tamaño (largo
x ancho x alto), la cantidad de paneles y diseños presentes y el estado de
conservación.

- Ficha de panel: recolección de información de cada uno de los paneles del sitio.
En esta ficha se registró la cantidad y tipos de diseños y las relaciones entre ellos
(superposición, yuxtaposición), disposición de los motivos, la orientación del panel,
entre otros atributos.

- Ficha de figura: esta ficha es en realidad un conjunto de cuatro fichas,


dependiendo del tipo de figura al que se debía enfrentar. De esta forma, se
realizaron fichas específicas para diseños antropomorfos, zoomorfos, marcas de
ganado y no figurativas. Cada una de las figuras del sitio La Cruz-B, fue registrada

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- usando alguna de estas fichas, las que consideraban el tamaño de la figura, la
técnica utilizada en su producción, además de los atributos particulares de cada

- tipo de diseño, como por ejemplo número de extremidades y proporciones


corporales para antropomorfos y zoomorfos, tipos de marcas de ganado y forma
básica para los diseños no figurativos (línea, círculo, cuadrilatero, etc.).

6. REGISTRO Y DOCUMENTACIÓN

Coordenadas UTM 19J. N: 6648025 / E: 298371. (Psad 56).

Se ubica en la cima de una loma, en cota 1240 a 1250 msnm. , en una planicie de 150 m
aprox. Este elemento patrimonial, también conocido como sitio Las Cruces. Sobre la
superficie posee algunos derivados de talla de sílice en asociación espacial con bloques
de afloramiento rocoso andesíticos con grabados en la superficie de estos con una amplia
diversidad de motivos, al parecer en técnica de raspado. Como el sitio se encuentra fuera
del área de impacto del proyecto es cercado y señalizado para asegurar su protección.

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Figura 1. Ubicación Sitio La Cruz-B

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8. REFERENCIAS

Alé, A. 2017. Ocupaciones humanas en Andacollo (Norte Semiárido de Chile): una


propuesta interpretativa. Revista Chilena de Antropología, (36), 275-294.

Ampuero, G. 1994. Recursos arqueológicos, patrimoniales e históricos. Informe de


Impacto Ambiental Proyecto Minero Andacollo Cobre: 945-965. Geotécnica Consultores.

Avalos, H. y A. Didier. 2008. Informe de Caracterización Arqueológica Proyecto Hipógeno


- Depósito de Relave Compañía Minera Carmen de Andacollo. Informe de Arqueología.

Biskupovic, M., Osorio, C. y Alt, G. 2004. Arqueología en Andacollo. Consejo Nacional de


la Cultura y las Artes FONDART, Agrupación Cultural Yahuín. Editorial Atacama.
Coquimbo, Chile.

Biskupovic, M. 2005. Informe estudio arqueológico en Andacollo, IV Región (línea de


base, evaluación y mitigación) Compañía Minera Carmen.

Carmona, G. y H. Avalos. 2007a. Rescate arqueológico Sitio El Churque 8 Proyecto


Hipógeno Compañía Minera Carmen de Andacollo. Informe de Arqueología.
Carmona, G. y H. Avalos. 2007b. Rescate arqueológico Sitio Cerro Arenas 11 Proyecto
Hipógeno Compañía Minera Carmen de Andacollo. Informe de Arqueología.
Carmona, G. y H. Avalos. 2007c. Medidas de Compensación Sitio Arqueológico El
Churque 8 Proyecto Hipógeno Compañía Minera Carmen de Andacollo. Informe
Preliminar de Arqueología.
Carmona, G. y H. Avalos. 2007d. Medidas de Compensación Sitio Arqueológico Cerro
Arenas 11 Proyecto Hipógeno Compañía Minera Carmen de Andacollo. Informe
Preliminar de Arqueología.

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Didier, A., G. Carmona y H. Avalos. 2008. Medidas de Caracterización Sitio Arqueológico
El Churque 10 Proyecto Hipógeno Compañía Minera Carmen de Andacollo. Informe de
Arqueología.

Ley Nº 17.288 de Monumentos Nacionales y Normas Relacionadas. 2016. República de


Chile, Ministerio de Educación, Gobierno de Chile.

Ley 20.417. Modifica ley 19.300 y crea Ministerio del Medio Ambiente, Servicio de
Evaluación Ambiental y la Superintendencia del Medio Ambiente.

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