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El psicoanálisis es, entonces, una práctica bastante acotada: el síntoma es una respuesta al
problema sexual, a la elección sexual. El punto es que el adulto responde a esa elección
sexual, a ese problema de la posición sexuada enfermando, recuperando esa posición
infantil y fantasmatizándola Ahora bien: esa lógica de la otra escena en la infancia no
existe. Por eso se vuelve sumamente importante poder plantear algunas especificidades
del síntoma infantil, sobre todo para no hacer de este síntoma una especie de equivalente
del síntoma de la adultez. (Lutereau, 2017, pp. 35-36)
Tomamos como modelo del síntoma infantil la fobia de Juanito, y sin embargo no hay
caso más problemático entre los historiales de Freud que el caso de Juanito Quienes nos
dedicamos a trabajar con niños sabemos que Juanito no puede ofrecernos un modelo de
síntoma porque está pensando con la lógica del síntoma en la adultez. (Lutereau, 2017,
p.36).
Por lo mismo el autor, más que introducir una definición especialmente circunscrita sobre
el síntoma en los niños y niñas; plantea la duda sobre si este es equivalente al síntoma de los
adultos. Frente a esto, nosotros nos limitaremos a considerar el caso particular de Andrés, no
obstante, resulta dificultoso considerar su dimensión sintomática a propósito de las diversas
posiciones de estos autores.
La siguiente sección de nuestro escrito ha sido pensada para elaborar y reflexionar sobre
las instancias presentadas en el apartado anterior; vinculando tanto las viñetas que presenta Juan
Carlos Volnovich en su encuentro con Andrés; como las elaboraciones teóricas presentadas en
cada apartado. Para ello nos orientaremos sobre las distintas preguntas que han quedado a partir
de nuestra lectura del capítulo.
Es notorio a través del trabajo realizado la centralidad que tiene la historia para el autor.
En primera instancia consideremos la obviedad, la constante referencia a la historia de Andrés
dentro del espacio analitico, entendiendo que esta es a la que se busca remitir. Esta es una
historia cuyo origen implica una horrible vivencia, causada por la violencia deshumanizante de la
dictadura del periodo. Así, se puede observar cómo esta historia, que necesariamente remite a un
período original, tiñe el vivir de Andrés, en su colección de calcomanías, en su otitis, en sus
dibujos. Pero este evento catastrófico, no termina por circunscribirse solo a la historia de Andrés,
no habla solo de su propia historia. Este evento del más gran horror, nos habla de una historia
social vivida en Argentina, vivida en el horror que trajo consigo la dictadura no solo sobre la
vida de Andrés o de otras víctimas de la violencia política de estado, sino que es un horror que
cae sobre la sociedad en su conjunto, entendiendo que no existe una clara diferenciación entre
testigos y víctimas respecto a los efectos de esta violencia (Pizarro, 2014). Este horror es uno que
solo marca “espacialmente” en el momento que ocurre, sino que es una que marca la historia en
sí misma, siendo transversal a las generaciones (Pizarro, 2014)
El autor, en las páginas finales del capítulo, escribe unas palabras que nos resultaron
centrales en la comprensión de este escrito, y que nos llevaron eventualmente a elaborar este
apartado a pesar de la dificultad teórica que nos lleva remitirnos a conceptos tales como fantasma
e ideal del yo. En concreto, Volnovich, luego de reflexionar sobre las distintas instancias que han
aparecido en su encuentro con Andrés; vale decir, el retorno de los padres de andrés a partir del
decir del síntoma; el anhelo de Andrés por saltar por la ventana; la angustia por la caída de
Alfonsín; el autor, tras esto, nos comenta lo siguiente a propósito del miedo a la ventana
Porque la ventana cerrada protege contra la violencia exterior que derribó la puerta años
atrás, y también del viento rumoroso. Pero el miedo al viento como objeto no es el
miedo al viento como objeto sino mucho más, miedo a ser objeto del viento. Es el temor
a estar eternamente condenado a elegir entre un dilema de hierro: o traicionar la causa de
su padre y su madre para poder salvarse, o tener que inmolarse como ellos -y por ellos-
para saldar su falla. Destino de sobreviviente después de la masacre. (Volnovich, 2000,
p. 138)
Este apartado, que nos generó la sensación de que sintetizaba la encrucijada en la que
Andrés se encontraba, nos hizo preguntarnos sobre los lugares que ocupaba Andrés en el deseo
de sus padres; sobre las identificaciones que aparecían en su encuentro con Volnovich; sobre su
ideal; sobre aquella ‘falla’ que comenta el autor al final del párrafo. Quizás podríamos pensar las
palabras de Volnovich a propósito de las identificaciones que aparecen en relación al deseo de
los padres; a comprender su fantasma. Sin embargo, creemos que que rescatamosmás destacable
para nuestra reflexión es el valor que el autor le asigna a la dolorosa encrucijada que supone para
Andrés mediar entre lo que considera que se espera de él, en lo que cree haber fallado, y lo que
realmente desea.
La elaboración que el autor realiza en su encuentro con Andrés consideramos que nos
permitió situarnos en un lugar distinto al de una sistematización teórica del síntoma en la
tradición del pensamiento analítico. Para Volnovich, el síntoma es un decir, empero,
indeterminado; que es invocado por la pérdida y el olvido. Podemos consignar aquí las
problemáticas que tuvimos al pensar el lugar del síntoma de Andrés en función de una familia
que está ausente (¿lo está?); las dudas sobre si las concepciones citadas de los autores eran
realmente pertinentes al caso o no; la vacilación que generó las no siempre similares nociones de
síntoma. Sin embargo, en nuestras conversaciones grupales, el síntoma siempre aparecía nuestra
intuición de que, dicha formación es, sobre todo, portadora de la singularidad del sujeto. Al
sopesar nuestras elaboraciones, desde Lacan a Volnovich, pasando por Mannoni y Lutereau. El
síntoma parece evocar esa dimensión de la singularidad; el síntoma dice algo, desde la dificultad,
por eso Volnovich habla de un decir a medias; y eso que cuenta, es la historia que entrama tanto
a Andrés como a Volnovich; a los padres del primero y a los hijos del segundo. Por lo mismo, en
tanto la historia es pertinente al sujeto, en tanto se presenta en la Otitis crónica; y en el vértigo
que la ventana genera en Andrés, no puede no ser considerada en la situación analítica.
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