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Introducción
URACCAN, en su calidad de Universidad Comunitaria Intercultural, ha venido
impulsando de manera sistemática, procesos de calidad que propician que las
sociedades se transformen para su autodesarrollo y se asegure el Vivir Bien de los
Pueblos. En este devenir, los procesos de desarrollo organizacional y de redefinición de
su marco filosófico y estratégico han llevado a que se instituya en la cultura
organizacional, acciones de evaluación en las distintas áreas y niveles: institucional,
curricular, de los aprendizajes y del desempeño con el propósito de mejoramiento
continuo. En ese sentido, cumpliendo su compromiso con el aseguramiento de la calidad,
la universidad comunitaria intercultural, ha desarrollado procesos de planificación
estratégica que abarcan los periodos: 2001 – 2005, 2008 – 2012 y 2015 – 2019 y dos
procesos de autoevaluación institucional con fines de mejora, uno en el periodo 2002-
2004 con el financiamiento del BID y otro en el 2013-2014 en el marco de la Ley 704, lo
que ha permitido ir creando y consolidando la cultura de rendición de cuentas y calidad
de los procesos institucionales que realiza.
De esta manera en la planificación estratégica 2008-2012 en el lineamiento de
Mejoramiento Continuo de la Excelencia Académica, se mandató que se construyera un
marco normativo para el impulso de evaluaciones de los programas académicos de
pregrado de la Universidad, para lo que se construyó el Marco Conceptual y
Metodológico para Evaluar Programas Académicos de pregrado, el que su vez en el
proceso de autoevaluación del periodo 2008-2012, resaltó como una acción de mejora
que sugiere su actualización y socialización con miras a lograr una mayor apropiación en
función de su aplicabilidad como parte del marco normativo institucional, que apunta al
planteamiento de una universidad que visiona hacia el desarrollo con identidad y la
construcción de ciudadanías interculturales de género, que conlleven al Buen Vivir y la
autonomía de los pueblos indígenas, afrodescendientes, mestizos y oras comunidades
étnicas, sin menoscabo de la formación y recreación de conocimientos que son
universalmente reconocidos y que conllevan a la creación de una visión general del
mundo. Por su parte el PEI 2015 – 2019 en una de sus objetivos estratégicos plantea
garantizar el diseño, revisión, readecuación y evaluación curricular de acuerdo con las
normativas institucionales y para ello, se estableció la Política, Normativa y Metodología
para la Planificación Curricular con Perspectiva Intercultural de Género de URACCAN
que es la que establece lineamientos a tomar en cuenta para la gestión y el desarrollo
del currículo.
En este orden y respondiendo a la creciente demanda de certificación de la calidad de la
educación superior, URACCAN presenta su Política de Gestión de Calidad Intercultural.
Criterios contextuales
Desde hace muchos siglos, los pueblos indígenas y afrodescendientes aspiramos a una
educación diferente, donde podamos aprender a reaprender, vivenciar la
interculturalidad, potenciar la riqueza de los saberes ancestrales en la construcción de
nuevos marcos conceptuales que enriquecen los distintos sistemas de conocimientos,
que coexisten en este mundo diverso. Estas aspiraciones, que son y deben ser el
reconocimiento de derechos colectivos, se sustentan en el marco Jurídico internacional
y los nacionales que reconocen la diversidad de culturas y sus formas de organización.
Es así, que, desde la segunda mitad del siglo XX, se cuenta con experiencias de
Universidades e Instituciones de Educación Superior (IES) de carácter indígena,
intercultural, afrodescendiente y comunitaria, con pertinencia y relevancia cultural, según
el marco de derechos colectivos, en diez países de América Latina. Las mismas, han
sido gestadas desde organizaciones, líderes y/o intelectuales, asentadas en las críticas,
rupturas y emergencias políticas para atender demandas, necesidades, fortalecer
pensares y formas propias de organización de los pueblos. Sin embargo, el tema de
mejoramiento de la calidad de universidades se hace cada vez más vigente en los
debates y espacios educativos. Reto que cobra mayor importancia en instituciones que
responden a los diferentes pueblos indígenas y afrodescendientes. Esto implica el ajuste
de los parámetros de medición y evaluación de su desarrollo y resultados de cara a los
planes de vida comunitarios. Por lo que es una de nuestras responsabilidades
fundamentales asegurar que cada generación tenga la oportunidad de contar con la
mejor y más adecuada educación.
Los cambios constantes en el mundo y el avance significativo de las ciencias, así como
el desarrollo de distintos modelos de universidades y de sistemas de aprendizajes, son
elementos que hacen que se valoren los procesos educativos en términos de calidad,
pertinencia y cobertura. La Conferencia Regional de Educación Superior en América
Latina y el Caribe (CRES), plantea entre sus postulados que hay una necesidad de
recrear los procesos metodológicos, generalizar la educación superior, establecer
currículos flexibles que faciliten el tránsito en los programas, el uso de las tecnologías de
la información y comunicación, así como la promoción de los modelos virtuales, que
hagan de este nivel de educación, una alternativa para el desarrollo.
Por otro lado, en la Segunda Conferencia Mundial sobre Educación Superior (París,
2009), se planteó un papel más protagónico y efectivo de la universidad en el desarrollo,
y de cara a los sectores poblacionales más relegados, marginados y excluidos. La
universidad debe constituirse en instrumento para la promoción de un auténtico
desarrollo endógeno y sostenible, un diálogo intercultural y una cultura de paz, con la
misión de contribuir a la solución sostenible de los problemas de la pobreza, intolerancia,
violencia, hambre, analfabetismo, enfermedades y deterioro del medio ambiente. Debe
proporcionar competencias sólidas, establecer espacios abiertos de aprendizaje
permanente, promover la investigación científica y tecnológica con una orientación a
largo plazo respondiendo a los objetivos y necesidades sociales y culturales, difundiendo
conocimientos de una manera pluralista y desde la diversidad cultural, protegiendo y
consolidando los valores sociales de una ciudadanía democrática y contribuyendo a la
definición y tratamiento de los problemas que afectan el bienestar de las comunidades.
En el año 2088, se creó la Red de Universidades Indígenas Interculturales de Abya Yala
(RUIICAY) la que en la actualidad está conformada por once Universidades de nueve
países, siendo éstas: la Universidad Intercultural de las Nacionalidades y Pueblos
Indígenas “Amawtay Wasi” (UINPI AW) de Ecuador; la Universidad Autónoma Indígena
Intercultural, UAIIN, de Colombia; las tres Universidades Indígenas Productivas de
Bolivia: la Universidad Quechua Casimiro Huanca, la Universidad Aymara Tupak Katari
y la Universidad Guaraní y de Pueblos de Tierras Bajas Apipaguaiki Tupa; el Instituto de
Educación Superior Campinta Suazo Gloria Pérez, de Argentina; la Universidad del Sur,
Unisur, de México; la Universidad Bolivariana de Venezuela; la Oficina de Pueblos
Indígenas de la Universidad de Panamá, Universidad Ixil de Guatemala y la Universidad
de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense, URACCAN.
La red se constituyó con el propósito fundamental de fortalecer la educación, teniendo
como base el respeto a la hermandad, reciprocidad y convivencia; aportar al
conocimiento universal desde las diversas cosmovisiones que permiten a los pueblos y
nacionalidades originarias mirar de manera diferente la vida, el trabajo, la educación, la
familia, la espiritualidad; generar nuevos paradigmas, epistemologías, ciencias y
tecnologías que garanticen el Buen Vivir Comunitario, en armonía con la Madre Tierra;
asimismo, garantizar el desarrollo y fortalecimiento de las universidades que se han
creado articuladas al movimiento indígena y afrodescendiente a nivel continental.
En general, se pretende crear un sistema de educación superior intercultural continental
con identidad, dentro de un marco de integralidad del conocimiento que permita superar
la ruptura entre la práctica y la teoría del conocimiento, respondiendo de esta manera a
la aspiración de hace muchos siglos de los pueblos indígenas y afrodescendientes a una
educación diferente, en la que se pueda aprender a reaprender, vivenciar la
interculturalidad, potenciar la riqueza de los saberes ancestrales en la construcción de
nuevos marcos conceptuales que enriquecen los distintos sistemas de conocimientos,
que coexisten en este mundo diverso. Aspiraciones, que son y deben ser el
reconocimiento de derechos colectivos que se sustentan en el marco Jurídico
internacional y los nacionales que reconocen la diversidad de culturas y sus formas de
organización.
Es así, que, desde la segunda mitad del siglo XX, se cuenta con experiencias de
Universidades e Instituciones de Educación Superior (IES) de carácter indígena,
intercultural, afrodescendiente y comunitaria, con pertinencia y relevancia cultural, según
el marco de derechos colectivos, en diez países de América Latina. Las mismas, han
sido gestadas desde organizaciones, líderes y/o intelectuales, asentadas en las críticas,
rupturas y emergencias políticas para atender demandas, necesidades, fortalecer
pensares y formas propias de organización de los pueblos.
El tema de mejoramiento de la calidad de universidades se hace cada vez más vigente
en los debates y espacios educativos. Reto que cobra mayor importancia en instituciones
que responden a los diferentes pueblos indígenas y afrodescendientes. Esto implica el
ajuste de los parámetros de medición y evaluación de su desarrollo y resultados de cara
a los planes de vida comunitarios.
En la búsqueda de mejorar la calidad de la educación en Nicaragua, se aprobó en el
2007 la ley General de Educación, Ley 582 que establece en su artículo 3, inciso b,
referido a los principios, que “La educación es creadora en el ser humano de valores
sociales, ambientales, éticos, cívicos, humanísticos y culturales, está orientada al
fortalecimiento de la identidad nacional”. Así mismo, en el artículo 4, inciso e, orientado
a los fines de la educación, refiere que asegura “El acceso a la Ciencia, la técnica y la
Cultura, el desarrollo de la capacidad crítica, autocrítica, reflexiva, analítica y propositiva
que fortalezca el avance científico y tecnológico nacional orientado al mejoramiento de
la calidad de vida de la población, a la participación ciudadana en la búsqueda de
alternativas de solución a los problemas y al progreso social y económico del país”.
En el artículo 6 de la misma ley, referido a definiciones de la educación nicaragüense, en
el inciso e, que habla de la calidad de la educación, manifiesta que “Se entiende por
calidad, el criterio transversal de la educación nicaragüense que desafía los procesos
educativos en relación con los resultados académicos y con la relevancia de los
aprendizajes para la vida de los educandos. Abarca la concepción, diseño de planes y
programas de estudio que conforman parte importante del Curriculum; así como el
desempeño o rendimiento de los educandos, del propio sistema educativo como tal y de
la educación en su relación con el capital humano requerido para el desarrollo de la
nación”.
El artículo 9, específicamente sobre la calidad de la educación refiere que: “apunta a la
construcción y desarrollo de aprendizajes relevantes, que posibiliten a los educandos
enfrentarse con éxito ante los desafíos de la vida y que cada uno llegue a ser un sujeto-
actor positivo para la comunidad y el país”.
Siempre en el aspecto legislativo, en septiembre del año 2011, la Asamblea Nacional
aprobó la Ley 704, Ley Creadora del Sistema Nacional para el Aseguramiento de la
Calidad de la Educación Superior y Reguladora del Consejo Nacional de Evaluación y
Acreditación, CNEA, la cual en uno de sus objetivos plantea velar por el mejoramiento
continuo de la calidad académica en las instituciones de educación, así como en los
programas de formación que en ellos se impartan, además señala que uno de sus
principios es la rigurosidad técnica y consistencia científica que deben presentarse en
los procesos establecidos los que a su vez deben ser objetivos, imparciales y altamente
confiables.
La Educación Superior se ha caracterizado por mantener como guía de su quehacer
educativo paradigmas que responden a determinados momentos históricos y contextos,
por lo que hoy se debe mantener la búsqueda de nuevas opciones que permitan dar una
respuesta sistemática y científica a los retos con que debe enfrentarse la educación
superior, ya que ella está llamada a ser parte inherente al desarrollo humano con
identidad.
Referencias