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TEMAS
La mayor parte de la pintura minoica ha sido interpretada por los temas
representados y los lugares de aparición. El repertorio iconográfico está limitado a
escenas paisajísticas o diversas actividades humanas.
La naturaleza y el paisaje está repleto de especies de plantas; unas veces las
plantas se muestran en su estado silvestre otras veces obedecen al gusto minoico y se
presentan en jardines y floreros. Junto a las plantas la pintura minoica se distingue por
el exquisito tratamiento de los animales, siempre en movimiento y magistralmente
captados tanto en su medio terrestre como marino. Animales reales (gato, león, monos,
antílopes...) y algunos animales fantásticos (el grifo).El color de estas plantas y animales
,en general, es ficticio, junto a monos azules y delfines tricolores aparecen rocas
coloreadas a franjas o pájaros azules. Los animales están casi siempre haciendo
movimientos violentos, predominando el galope.
El tema de la naturaleza está presente en todos los lugares en los que han
aparecido frescos minoicos: el panel de los peces voladores (Filacopi), los delfines
del mégaron de la reina, los monos azules, los grifos del salón del trono(palacio de
Cnossos).
Las escenas humanas son abundantes y en ellas se percibe un estilo de vida en
Creta muy diferente al de sus contemporáneos egipcios y mesopotámicos, aún cuando la
pintura minoica ha tomado de éstos ciertos convencionalismos como el color de la piel
femenina en tonos claros y el de la piel masculina en rojo oscuro ola representación de
ciertos detalles del cuerpo o del vestuario. El tratamiento formal es distinto, mucho
más flexible y vivaz. Los cuerpos no se hallan sometidos a las reglas que imponen los
ejes de simetría o la biología. El cuerpo humano cretense es siempre joven, de
contextura atlética y muy ágil, con frágiles cinturas “de avispa”; los hombres son
siempre imberbes, con cabello largo y visten generalmente un faldellín corto más o
menos complicado, algunas de cuyas formas son de origen egipcio. Las mujeres son muy
conocidas por sus largos trajes ceremoniales de volantes y ceñido corsé, generalmente
abierto y realzando unos senos que se muestran al desnudo. Su tocado se completa con
abundantes joyas (collares, pulseras, brazaletes) en algunos casos visten el “birrete” de
carácter sagrado que identifica a diosas y sacerdotisas.
Se trata de un fresco
prehelénico perteneciente al
palacio de Cnossos. Los frescos
que decoran los corredores y
estancias del palacio nos
muestran la existencia alegre y
pacífica de los cretenses, sus rituales, sus diversiones, su confiada visión del mundo.
El tema representado “la taurocatapsia” o corrida de toros sigue siendo una representación ritual misteriosa,
que evoca el papel del toro en la mitología cretense y que enlaza con el mito de Minotauro, es por tanto un
tema religioso. La escena representa el salto ritual del toro llevado a cabo por tres gimnastas o por uno solo
en los tres momentos diferentes de la pirueta. Desde el punto de vista formal la escena está representada
con colores planos y vivos, muy decorativos, y enmarcados por una cenefa. La tipología de las figuras humanas
sigue un esquema geométrico bastante rígido, se representan bajo la ley de la frontalidad, con el torso
estilizado que acaba en la cintura de avispa. La falta de profundidad, propia de la pintura egipcia se advierte
además en la figura del toro, también representado de perfíl. También el colorido de las figuras sigue un
tratamiento convencional, siendo más claras las figuras del sexo femenino que la masculina. Sin embargo el
movimiento, la vivacidad y, sobre todo, la observación meticulosa de la naturaleza, dan a los frescos cretenses
una originalidad propia.
Entre las figuras aisladas sobresalen tres: una femenina y dos masculinas y son :
Delfines, 1450-
1400 a.C.