You are on page 1of 7

¿ES POSIBLE LA FILOSOFÍAD E LA RELIGIÓN?

Javier SÁDABA

Detrás de las palabras ((Filosofía de la es que, dada la imposibilidad práctica de dar


Religión)) se esconden no pocas dificulta- con una definición universal de religión, el
des. Pasaremos lista a algunas de ellas y esto que esto escribe poco hablará de los Nuer y
nos servirá para ir derechos a nuestro tema. se centrará en aquella o aquellas religiones
¿De qué filosofía se trata? ¿De qué reli- que pertenecen a nuestro ámbito cultural.
gión? Si un fenomenólogo -imaginemos- Y esto nos lleva a otra de las dificultades ini-
.-
aplica la fenomenología al mahometismo o ciales.
un filósofo analitico de la primera hora -si- ¿De dónde extrae su material un filósofo
gamos imaginando- analiza el lenguaje de de la religión? ¿Dónde ha de fijarse para
los Nuer, ambos, en principio, parece que establecer este supuesto conocimiento acer-
harían filosofía de la religión. En tal caso, lo ca de la religión? Nótese que estas pregun-
único que queda claro es la amplitud que la tas son distintas a aquellas que tienen que
frase ((Filosofía de la Religión)) contiene. ver con la justificación o no del conocimien-
¿Es, por tanto, cualquier actividad filosófica to religioso y que pertenecen al campo de la
sobre cualquier religión Filosofía de la Re- epz'stemologzá -y en la que entraremos más
ligión? adelante-. Pues bien, el lugar adecuado para
Normalmente, justo es decirlo, ((Filoso- que nosotros filosofemos sobre la religión, es
fía de la Religión)) posee unos límites más aquel en donde ésta se encuentra codificada,
estrechos. La Filosofía de la Religión sería allí donde un cuerpo de especialistas se se-
una más entre las ((Filosofías de))y sabemos grega para fundamentar las creencias en
que ((filosofía de)) es el signo de una deter- cuestión. Es obvio que para nosotros tal lugar
minada actitud filosófica. La de aquellos que es la teología y que la budología, por ejem-
creen que lo fundamental del filosofar con- plo, por interesante que sea, nos queda más
siste en el análisis concepttlal y dado que el lejana.
acceso a los conceptos se haría, primordial- La indeterminación respecto a cuánta
mente, a través de sus expresiones, la filosofía budología ha de saber el filósofo de la reli-
de cualquier cosa no sería sino la filosofía gión está emparentada con lo que antes diji-
del lenguaje, de la ética, de la física, de la mos acerca de la religión. Indudablemente,
lógica o de lo que sea. Cada una de estas un acopio de historia de la religión y de
filosofías estudiará, de modo adjetivo, sin antropología cultural nada despreciable se-
dar sustancia al campo que investigue, qué ría necesario para que pudiéramos extender
es lo que hace que tal cosa sea ética, biolo- nuestros conceptos más allá de nuestras li-
gía, sociedad etc. La ((filosofia de» en suma, mitaciones culturales. Ahora bien, la pre-
se reduce al estudio del lenguaje que usa la gunta aquí es por qué el filósofo de la reli-
ciencia o actividad en cuestión. Pasa, pues, a gión ha de centrarse en las construcciones
ser, un metalenguaje. Así, en moral o ética teóricas y no en las manifestaciones espon-
por referirnos a una materia próxima a la táneas de la creencia. Pues bien, por las mis-
religión, se haria metaética y en nuestro caso mas razones que el filósofo moral -que no
lo que estaría haciendo un filósofo de la re- el científico moral- no se ocupa tanto de la
ligión sería metarreligión en el sentido ex- sicología o sociología moral sino de la de-
puesto. marcación del área ética y de las diversas
El fenomenólogo antes imaginado estu- teorías justificatorias que la recorren. O de
diante del sufismo, por ejemplo, haria Filo- una manera más intuitiva: el filósofo de la
sofía de la Religión siempre y cuando tal estu- ciencia no estudia directamente el núcleo ató-
dio se llevara a cabo en función de un mejor mico o la pérdida de energía que liberan los
conocimiento de la religión. Dos observacio- electrones al saltar de órbita a órbita sino
nes son convenientes a este respecto. La los problemas que atañen al tipo de conoci-
primera es que el que esto escribe, al estar miento científico, sus cambios, los criterios
más cerca del filósofo analitico que del fe- de validez, etc. Puede ocurrir, no obstante
nomenólogo y más del fenomenólogo que lo dicho, que la relación entre creencia y
del escolástico, tenderá a hacer tln t@o de Fi- teología no tenga la misma estructura que la
losofía de la Religión y no otro. La segunda que se da entre el sentido común y las cien-
cias empíricas más representativas -y de ingenuamente, no habría hecho sino san-
hecho pienso que es distinta- pero eso ya cionar con seudorracionalizaciones).
es otra cuestión en la que de momento no ¿Qué decir de esto? La tendencia A, y
vamos a entrar. como en seguida comentaremos, es en bas-
Lo expuesto hasta el momento espero tantes aspectos emptricamente sostenible. Tie-
que tenga, al menos, la virtud de evitar cual- ne, no obstante, algunos defectos de bulto.
quier simplismo. En nuestra materia sería En primer lugar, amplía la noción de reli-
una verdadera monstruosidad. Por otro lado, gión de tal manera que ésta lo engulle todo.
nos permitirá pasar ya al núcleo de lo que Se hace muy difícil saber qué es lo no religio-
vamos a decir. En primer lugar, nos referi- so. En segundo lugar, se privilegia el valor
mos a dos posturas extremas en la concep- explicativo de la religión en detrimento de
ción de la Filosofía de la Religión. Después otras instancias. La religión es, sin duda, im-
de criticarlas, expondremos nuesttél opinión portante pero sería absurdo reducir todo a
intermedia. Finaiimcte, diremos algo res- la religión. Tan arbitrario como reducir todo,
pecto a la Filosofía de la Religión en un por ejemplo, a la ecologia.
sentido menos académico y más acorde con Pasemos ya a la segunda tendencia, a la
nuestra situación vital concreta. tendencia B. Según ésta, no existe la filoso-
Sin mucha artificialidad, se podría decir fía de la religión en sentido estricto. Nos
que hay dos posturas o tendencias -desde vamos a extender un poco más que en A ya
ahora tendencia A y tendencia B- en Filo- que es una actitud con muchos y potentes
sofía de la Religión. La una es sumamente defensores en nuestros días. Su modo de ar-
pretenciosa. La otra arruina la Filosofía de la gumentar, además, revela que tenemos en
Religión. Para la primera todo es Filosofía de frente una reciente y poblada concepción de
la Religión. Para la segunda nada es Filosofía lo que es filosofar. Y comencemos señalan-
de la Religión. Digamos, de entrada, que do que para B el sujeto de examen no ha de
ambas me parecen desorbitadas. Pero pase- ser alguna cuestión sobre la verdad o no de
mos ya a ellas. los items u objetos fundamentales de la reli-
Según A todo sería Filosofía de la Reli- gión como es por ejemplo, el de la existen-
gión. Su argumentación, explícita o implíci- cia de Dios. La cuestión, por el contrario,
ta, es la siguiente: la religión es el ancestro estaría en saber si se da o no un discurso
de la Filosofía. Esta no es sino una abstrac- religioso que sea un discurso como los de-
ción de aquélla (dicho hegelianamente y sin más. Si no, estaríamos, más bien, ante un
que ello implique devoción o seguimiento puro espejismo. De ahí que las preguntas
de Hegel, la religión expresaría en imágenes que se hacen en B tengan este tono: ¿hay
la misma verdad que la filosofía dice en con- realmente conocimiento religioso? ¿Cómo
ceptos). Entender, pues, la historia de la fi- funciona el lenguaje de la creencia religiosa?
losofía es comprender, previamente, la his- ¿En qué nivel se mueven los conceptos de la
toria de la religión. Una versión más sofisti- religión?, ¿son autónomos o parásitos de otros
cada de la tendencia A la encontramos en que ya no tienen que ver con los primeros?,
aquellos sociólogos para los que la concien- etcétera.
cia colectiva y el conjunto de instituciones Un buen número de filósofos, una vez
sociales son o un trasunto de la religión o la que se han acercado con el bisturí analítico,
religión, sin más. Y una versión más débil y sacan una consecuencia nada alentadora: no
aceptable de A es aquélla para la que la filo- hay posibilidad de dar cuenta,fzlos8ficamente
sofía occidental se comprende de manera hablando, del lenguaje del creyente y por
privilegiada si uno tiene como transfondo la tanto es imposible cualquier Filosofía de la
mitología religiosa que la sustenta. (Así, por Religión. Y es que la religión no sería tanto
ejemplo, Feurbach quiere construir su nue- una creencia acerca de alguna situación fác-
va filosofía pasando primero por una crítica tica (y por tanto verdadera o falsa en algún
religiosa que robe a ésta todo aquello que le grado) sino que depende de la decisión de una
ha sido quitado al hombre y que el filósofo, determinada persona. De ahí que no se pue-
da estudiar el lenguaje religioso separado de mismos que el creyente explícitamente afir-
las razones que los individuos dan para apo- ma. Por otro lado, ¿qué ocurriría si el filóso-
yar y justificar las decisiones adoptadas por fo diera sus propias razones? Si se limita a
ellos. Por eso, lo que sea la religión o cómo reproducir y endosar las razones del creyen-
haya de justificarseprecondiciona ya -y no a te no es un filósofo sino un apologista. Si las
la inversa- aquello que aceptará la persona niega hace de apologista en sentido inverso
en cuestión. Su interpretación afecta decisi- ya que no puede apelar a razón independien-
vamente su decisión de creer o no creer. te alguna que esté por encima de las distin-
Como Humpty-Dumpty, está siempre al abri- tas razones que dan los creyentes. Esta es la
go de todo golpe porque su terreno es inal- situación.
canzable. Dicho de otra manera, el esquema Hasta aquí las dos tendencias que hemos
del creyente sería aproximadamente éste: si llamado A y B y que consideramos extre-
esto es religión, entonces creo esto. Y se su- mas. Las dos, sin embargo, tienen buenas
pone que al antecedente de este condicional razones aunque no todas sus razones sean
solo puede llegar el creyente (es obra suya). buenas. Una rápida critica nos distanciará de
Más aún, si alguien llegara a comprender de ambas y nos ayudará, además, a situar nues-
verdad al creyente acabaría irremisiblemen- tra postura. Comencemos por A. Primero
te siendo un creyente más. con lo que estamos de acuerdo, después con
Continuemos con la exposición de la lo que estamos en desacuerdo. Otro tanto
tendencia B. Si la interpretación, que una per- haremos, después, con B.
sona hace respecto a lo que cree, no se pue- La concepción según la cual everything
de distinguir suficientemente de su misma goes en Filosofía de la Religión amplía de tal
decisión entonces el lenguaje religioso es su- manera a ésta que, como indicamos ya, al
mamente especial, funciona de un modo ex- final la acaba suprimiendo. La Filosofía de la
traño: sólo funcionaría en relación a aquél que Religión estaría tan presente en cada uno de
vive por medio de él. Por tanto, si las ra- los discursos humanos que resultaría inútil
zones que la gente da para adoptar su fe hablar de Filosofía de la Religión en cuanto
sIlponen ya ciertas interpretaciones, entonces tal. Tan desparramada se encontraría en to-
el análisis filosófico lo único que puede ha- das las formas del saber que se convertiría
cer es limitarse a constatar una inmensa va- en la sustancia oculta de los saberes pero en
riedad de puntos de vista que'no tienen por insustancia manifiesta de la religión. A lo
qué tener nada en común (unos afirmarán sumo se permitiría (según esta concepción),
que creen porque tienen argumentos racio- tener una especie de cosmovisión en la que
nales, otros por la autoridad irresistible de se unificaran los conocimientos desde una
una persona, otros por la confianza en sus perspectiva última religiosa. La Filosofía de
experiencias internas, otros porque pura y la Religión sería así como la metafísica tra-
simplemente les da la gana y así se sienten dicional. No hace falta que nos detengamos
absolutamente libres, etc.). Lo que importa en probar lo insensata que resultaría tal pro-
señalar, en fin, es que el filósofo que intenta puesta. No sólo el ((espíritu de la época)) no
probar que el lenguaje religioso funciona de va por ahí sino que tiene en contra a los
una determinada manera, negará necesariamente avances de la epistemología, el lenguaje, la
que algunas de las razones de los creyentes antropología, etc., etc.
sean las apropiadas. ¿Cuáles serían, no obstante, las virtudes
Pero, ¿puede realmente hacer esto el fi- de A? Insinúa al menos algo que es muy
lósofo? ¿Con qué criterios? El filósofo, cier- cierto: mucho del pensamiento y de la con-
tamente, se encuentra sumido en un dilema ducta humana en nuestra cultura se entien-
atenazador. Por un lado, no puede decir que de solo si se tiene una buena dosis de cono-
las razones apropiadas para la creencia son las cimientos del suelo religioso. Así, nociones
que usan los creyentes para justificarla ya como la de tiempo, historia, mediación,
que, como es obvio, no se sigue que los transformación del mundo, salvación, des-
criterios impltcitos de la creencia sean los tino, etc., si no son de origen religioso, ¿de
'
qué lo son? Decía Borges que ser un hombre cer es abstenerse y olvidarse de la religión.
culto es semejante a ser un teólogo. Es una Sólo los científicos tendrían algo que decir
manera de resaltar las virtudes de A. Pero desde sus particulares parcelas descriptivas.
demos algún ejemplo para insistir más en ¿Qué decir de esto? Una vez más vayamos
dichas virtudes. con los defectos y virtudes.
Supongamos que tres historiadores de la Es muy poco flexible, desde luego, la
filosofía -X, Y, Z- quieren buscar un hilo actitud que supone que uno ha de dar cuen-
conductor apropiado para entender el de- ta del fenómeno religioso de la misma ma-
curso que va de Aristóteles a nuestros días. nera que se ha de dar cuenta de las creencias
X escoge el componente científico-experi- del sentido común o de la ciencia. La reli-
mental de la obra de la filosofía a investigar. gión, en cuanto que se trata de la más exage-
Y se fija fundamentalmente en la actitud o rada de las creencias, se escapa al análisis
pasión metafísica y Z, finalmente, en sus es- por encima incluso de la ética o el arte. De
critos sobre religión. Las figuras relevantes ahí no se sigue sin embargo que no haya
para X serán, entre otras, Demócrito, Aris- nada que analizar. Como mucho, se seguirá
tbteles, Bacon, Kant, Russell, Carnap, etc. que es prácticamente imposible dar con las
Y , por su parte, tendrá presentes de modo condiciones suficientes y necesarias para
especial a Platón, Plotino, San Agustín, San- poder hablar con propiedad de creencia reli-
to Tomás, Wolff, Hegel, Heidegger etc. 2, giosa. Que hemos de ser enormemente pru-
finalmente, a Platón, Plotino, San Agustín, dentes y contentarnos con aproximaciones
Santo Tomás (curiosamente los nombres se más o menos felices. Ya Aristóteles advertfa
repiten), Hume, Voltaire, Kant, Feurebach, en su Ética a Nicómaco que es una máxima
Kierkegaard, Nietszches, Freud, Wittgen- ineludible buscar en cada cosa la certeza
stein, etc.' ¿Quién de los tres tendría una proporcional. Por otra parte, la tendencia B
idea más cabal acerca de lo que ha sido y es es probable que no haga justicia ni a la filo-
la historia de la filosofía? Es evidente que Z sofía ni a la religión. Tanto de una como de
cuenta con tantos méritos como X o como otra tiene una noción bastante estrecha y
Y e incluso con tantos méritos como X e Y parcial. Es lógico, insistimos, pensar que para
juntos. De ahí que sea natural afirmar que la que haya filosofía, y también para que haya
Filosofía de la Religión (al margen del pro- religión, es una condición necesaria que
blema de su posibilidad intrínseca) ha de haya algunos conceptos analizables al modo
ocuparse de los autores citados y de las re- habitual. Pero no es, desde luego, una con-
laciones relevantes entre sus escritos sobre dición suficiente. Recurramos de nuevo a
religión y otros campos que, como el poli- un ejemplo.
tic0 o el ético, le son cercanos. Fijémonos en la idea de ((salto))religioso
Es hora de estudiar ya los defectos y las kierkegaardiana. El salto, la recuperación del
ventajas de la otra tendencia, la B. Todos los instante, la eternidad, la absolutización de la
que comparten esta extendida noción de fi- elección, etc., pueden sonar a absurdo a un
losofía y religión están de acuerdo en lo filósofo de la tendencia B. Kierkegaard no
siguiente: la creencia religiosa es un fenó- lo negaría. La sustancia de la religión es
meno tan singular, forma un juego de len- -para é1- el absurdo, la paradoja y no otra
guaje tan propio que quien no participa en cosa. Lo que se entiende, lo fácil, sería, para
él no lo entiende; ni es intersubjetivo, por el kierkegaardiano, lo trivial e ininteresante
tanto, ni tiene, un estatuto epistemológico que siempre tiene una potencial respuesta a
mínimo como para ocuparse de él. Nunca mano. En este punto, el filósofo B puede
nos enseña sus cartas, nunca nos da sus re- decir adiós y tachar de irracional a todo el
glas. Y como el filósofo no tiene por qué que piense como Kierkegaard. Pero esto es
participar en nada, lo mejor que puede ha- injusto. Y es que para conocer a Kierkegaard
no es suficiente analizar el lenguaje de éste y
' Nos limitamos a lo que suele entenderse por filó- despacharlo como absurdo (en un sentido
sofos. Ni que decir tiene que nuestra tesis se sustenta- de absurdo bien distinto al absurdo de Kier-
ría aun más si tuviéramos presentes a los sociólogos. kegaard) por el hecho de que no se confor-
me al sacrosanto Lenguaje Ordinario o no bría que salir de un planteamiento estéril
satisfaga los principios de una determinada tanto por tomarse muy en serio a los creyen-
lógica formal. Si el filósofo B tuviera razón, tes como por tomarse serisimamente el pa-
Kierkegaard sería un completo idiota. Pare- pel terapéutico de la filosofía. Los primeros
ce entonces que es más razonable argüir con -los creyentes- ((pasan))de Fiiosofía de la
el modas tollens, «no es un idiota, luego, se Religión (para los católicos, es posible por-
confunde el filósofo BH. Recuerda esto a lo que se ha hecho realidad lo posiblejpara los
que decía Wittgenstein del salvaje interpre- luteranos, es imposible porque se ha hecho
tado por el antropólogo tradicional: ¡Qué realidad lo imposible) Por religiosos. Los se-
difícil es que los hombres, exceptuados los gundos ((pasan))de Filosofía de la Religión
antropólogos, sean tan imbéciles! por FiZósofos2. Unos y otros, como vimos,
Cuando uno se hace con el contexto en transcendentalizan en exceso. Nosotros,
el que se inscribe la obra kierkegaardiana, desde la existencia misma de la creencia reli-
sus rechazos del sistema hegeliano, de la giosa como una más, pero más intensa, de
ética universal del buen ciudadano y padre las creencias que genera el hombre, vamos a
de familia, etc., nos encontramos con que el dar ya dos características que han de acsm-
filósofo B marra de la siguiente manera: lo pañar a lo que consideramos que puede ser
que él llama conocimiento esto no lo niega una Filosofía de la Religión. Son las siguien-
Kierkegaard y lo que el filósofo B niega esto tes: a) la Filosofía de la Religión ha de estar
no es conocimiento para Kierkegaard. Tie- en permanente autocuestionami~ntoy b) ha
nen valoraciones distintas, actitudes ante la de prolongarse interdisciplinariamente. Co-
vida diferentes. Siendo esto así, lo proce- mencemos con la primera de estas caracte-
dente no es dedicarse a confeccionar fáciles rísticas.
listas de inconsistencias (además, esto es muy Es cierto que toda ciencia o investiga-
aburrido), sino que lo interesante sería cons- ción que se precie de tal, y que no esté afec-
tatar cómo valoran unos y otros aquello que tada del reuma dogmático, es, por principio,
no se puede conocer. Y esto nos lleva a las provisional. La Filosofía de la Religión, por
virtudes de B. su parte, tiene motivos para serlo mucho más.
La crítica del conocimiento es un paso Lo es, en primer lugar y como lo hemos
indispensable para saber qué es lo que no po- indicado ya, por la misma naturaleza de la
demos conocer. Por eso la crítica concep- creencia religiosa. Esta, como expectativa y
tual, y por tanto, del lenguaje es requisito proyección que no encuentra ante sí sino los
previo o «noche oscura))de quienquiera que hechos mudos del mundo, tiene toda la mo-
haga filosofía a la altura de su tiempo. Mu- vilidad de lo simbólico, se hace impermea-
cha de la confusión generada por filósofos o ble a las contraargumentaciones lógico-em--
teólogos tiene su raíz en la falta de respeto a píricas y cuando se considera llena de conte-
esa legendaria división entre lo que es cono- nido está pronta a caer en las mayores vulga-
cimiento empírico y aquellas ((ilusiones de ridades.
la razón)) que sin ser conocimiento en el Es, pues, ((por esencia)),provisional. Por
sentido habitual de la palabra pueden, no eso también sus metamorfosis suelen tomar
obstante, recoger el conjunto de anhelos, el una velocidad y unas formas de lo más sor-
horizonte de las preocupaciones que suele prendentes. Hume y Feuerbach (por citar
etiquetarse como ((sentido de la vida)). La dos ejemplos de filósofos de procedencias
Filosofía de la Religión, pues, sí requiere la
propedeútica de la filosofía analítica de B. Hay una manera simple de obligar a todo el mun-
do a hacer Filosofía de la Religión. Consiste ésta en
Llegamos así a la tercera parte de nues- utilizar el dilema constructivo de Aristóteles. Según
tro trabajo. Después de lo dicho es fácil adi- éste podríamos razonar así: O hay que hacer Filosofía
vinar que construiremos nuestra postura po- de la Religión o no hay que hacer Filosofía de la Reli-
sitiva siguiendo los pasos de lo expuesto gión. Si lo primero, entonces se hace Filosofía de la
Religión. Si lo segundo, entonces hay que hacer Filoso-
precedentemente. Si miramos hacia atrás, fía de la Religión para demostrar que no se puede hacer
conviene notarlo, veremos que hemos avan- Filosofía de la Religión. Un autor, al menos, Blacksto-
zado bastante. Así, hemos visto cómo ha- ne, resuelve así el problema.
distintas) entendieron muy bien el asunto. La primera característica, de la de la pro-
Si la religión es aquella actividad con la que visionalidad máxima, nos lleva lógicamente
más fuertemente se ((tira de las orejas el a la segunda; la Filosofía de la Religión ha de
hombre para elevarse del suelo)), creando nutrirse y estar impregnada de otros conoci-
así esa impresión de estabilidad y sosteni- mientos. De la religión se podría decir la in-
miento, base de las construcciones ideoló- versa de lo que Quine dice de la lógica. Esta
gicas humanas, entonces la investigación de lo invadiría todo. Pues bien, a la religién
la creencia religiosa es un auxiliar iniguala- todo la invade (y esto por su propia natura-
ble para conocer la génesis y mutaciones de leza inestable). Por eso, la antropología
aquellas nociones básicas que funcionan como cultural y social será, de modo especial, de
soporte de la ética, del derecho, de la politi- una ayuda extraordinaria. Nos mostrará, por
ca y de toda la filosofía en general. La auto- ejemplo, cómo en otras estructuras sociales
conciencia del hombre tendría una antesala la religión tiene una serie de funciones que,
en el conocimiento de la religión. Sería la cuando menos, excitarán nuestra imagina-
antesala, al menos, de preguntas tales como ción occidental. Y, desde un punto de vista
por qué la ética occidental se ha basado de más ambicioso, servirá para relativizar nues-
una u otra manera -como dice Horkhei- tros conceptos, romperlos y así ampliarlos.
mer- en la religión o por qué se han tras- Otro tanto deberíamos decir de la historia
pasado al Estado los magnificados atributos de las religiones3, y ya dentro de las religio-
que en otro momento poseyó Dios, o por nes culturalmente cercanas el estudia de su
qué el monoteísmo refuerza y codifica la lenguaje (tanto coloquial como sofisticado)
idea de razón universal, clausurada, incapaz es imprescindible. Finalmente, la 6 t h y la
de contemplar alternativa alguna fuera de filosofía política han de encontrarse empa-
ella, o por qué la idea de progreso en un rentadas con la Filosofía de la Religión. Par
tiempo histórico salvifico o por qué se nos poner un ejemplo rápido. El Contrato So-
ha escamoteado la noción de mal, etc. etc. cial y la Ilustración, desgajadas de la reli-
gión, se parecerían a un cuadra de Chagall al
La creencia religiosa, en fin, al despegar- que se le ha quitado el color.
se de tal manera de lo que usualmente lla- Entramos ya en la cuarta y última parte.
mamos conocimiento (pocos habrán enten- Será la más breve. Hasta el momento he ha-
dido mejor ese despegue a nivel de compor- blado de una Filossfía de la Religión con
tamiento general de la creencia que Witt- halo académico. Pero, ¿qué decir de los mi-
genstein en sus lecciones sobre la creencia tos, costumbres, modas, revivals, cuevas re-
religiosa) toma figuras diversas y hasta con- ligiones de todos los días y, sobre todo, de
trapuestas. Un filósofo de la religión lo me- nuestros días? ¿Cómo se siente el filósofo de
nos que ha de ser, por tanto, es confiado. la religión interpelado por tales hechos? Y
Estará más cerca de la desesperación que de es que, en nuestro mundo cotidiano, de la
la seguridad ante un objeto tan escurridizo calle, y en el mundo más envarado de la
frente al cual se encuentra muchas veces ciencia suenan voces que abogan por otras
inerme y otras tentado de caer en el fácil tradiciones, por una recuperación de la mi-
expediente de optar por criterios rígidos que tología, de la mística y un repudio de una
de una vez por todas resuelvan y anulen el razón carcelaria que todo lo nivele.
problema. Dentro del impasse creciente y dramático
Si unimos a lo dicho la indeterminación que vivimos (no quisiera caer en la falacia de
de toda ((filosofía de» (por la simple y con- decir que el tiempo más importante que se
vincente razón de que cada uno tiene su vive es el presente porque ((presente))aun-
propia idea de lo que es filosofar) se hará que tiene un stgn$cado fijo cambia de refeven-
claro que la Filosofía de la Religión es una
tarea -interesante tarea sir, duda- resba- Aprovecho la ocasión para decir que me parece
ladiza, rondada por el desaliento y, sobre reprochable que en los planes de estudio de nuestras
todo, provisional. universidades no se incluya la Historia de las Religiones.
cia según a quien se aplique. No obstante de En este punto, más de uno podría obje-
nosotros hemos de hablar y no de otros) tar de la siguiente manera. O todo lo que de-
sería una tentación el retorno de los brujos. cimos es una cuestión puramente verbal, esto
Ciertamente, sería una tentación. Y es que es, estamos llamando religión a lo que otros
el retorno puro y simple de los brujos, la llaman poesía, arte o lo que sea, o es una
vivencia mecánica de una magia y un encan- cuestión real, y realmente también se podría
to pasados, no es de esperar que tenga mu- probar que la misión que encomeTidamos a
cho de interesante a no ser por lo que tiene la Filosofía de la Religión la cumplen mu-
de sintomático. Sí lo tiene, sin embargo, la cho mejor y sin confusiones adicionales la
recuperación histórica de ciertas claves de poesía, el arte o lo que sea. Pues bien, si es
nuestra cultura. La memoria de lo perdido. una cuestión verbal, entonces la disputa es
Así, por ejemplo, en un mundo mono- irrelevante. El asunto no va de palabras. Lla-
lítico, monoteísta, de discurso cerrado, es memos a las cosas lo que queramos siempre
saludable -y es lo menos que se puede de- que esto no traiga pérdidas inútiles. Y si la
cir- la crítica profunda que supone el tener cuestión es empírica, entonces está por pro-
presentes, con toda su intensidad, maneras bar que la poesía, el arte o lo que sea cumple
de ver el mundo que no tienen por qué com- con lo que en este trabajo hemos venido
plementarse. Todo lo contrario: son alter- proclamando. Si así fuera, la Filosofía de la
nativas reales en el sentido de que relativi- Religión estaría de más pero dudo que al-
zan aquello que suele mantenerse intocado guien nos demuestre que ese campo está bien
y último. Poner al mismo nivel universos de cubierto por otras artes o ciencias. Hasta
discurso distintos y que podrían erigirse en que no nos convenzan podemos -y hasta
guías con los mismos derechos -el cientí- debemos- hacer Filosofía de la Religión.
fico, el religioso, el mágico, etc.- y contem-
plar con desconfianza las nociones básicas de Acabamos ya. La Filosofía de la Religión,
«realidad», ((inteligibilidad))... etc. no pue- además de ser útil desde el punto de vista de
de ser, repitamos, sino saludable. la eficacia científica, tal y como lo vimos
En un mundo con símbolos pobres, que más adelante, tiene un dinamismo especial.
remiten de forma raquítica, la Filosofía de la Era el dinamismo de lo soterrado, de lo re-
Religión también puede cumplir una mi- primido que vuelve y revuelve, de lo enaje-
sión: revalorizar lo simbólico -y ya más nado que puja por su armonía perdida, de lo
acorde con nuestras maneras, lo poético y lo oscuro que nos pone en guardia contra la
artístico- lo pluriforme, lo imaginativo y simplicidad de los mediodías. Rompe así
marginal. El hombre provocativamente reli- unos límites siempre cuestionables. Esto es tam-
gioso podría contarse entre aquellos que bién Filosofía de la Religión. Su posibilidad,
Glucksmann llama «los menos servidores en este caso, está fuera de la rutina de las
del Estado)) y en los que cabría cifrar alguna aulas. Como escribía Omar Khayyam la teo-
esperanza en un mundo menos mediocre y logía se haría no en la Academia sino en la
cruel. Llenos de generalidades y abstrac- taberna y con vino. Traducido a nuestro caso:
ción, con la impotencia de los individuos una Filosofía de la Religión empeñada en
trasmutada en un poder vacío, omnipoten- defendernos de las apariencias y de la impo-
te, y dominador, la reivindicación corporal, sición machacona de ver el mundo solo de
dionísiaca, la reivindicación del goce es tam- una manera ha de alinearse entre los des-
bién una de las tareas de la Filosofía de la contentos ante lo que se nos ofrece y con las
Religión. Como Heidegger cuando pregun- expectativas ante algo desconocido y en
taba: «para qué poetas)), nosotros podemos cuanto desconocido también abierto a la
repetir ((para qué filósofos de la religión)). desesperación. Sumidos en la pregunta. Así,
Y contestar también que para seguir recor- tal vez hagamos una vez más de conciencia
dando lo que se quiere olvidar, para negar- desgraciada. No importa. Porque como de-
nos a las ficciones tranquilizadoras, para cía R. Bultmann no hay peor teología que
mantenernos vivos. aquella que se hace sin saber que se hace.

You might also like