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La triste princesa de Santa Ana

En Guayaquil Ecuador existe el cerro Santa Ana que


se levanta imponente sobre toda la ciudad, en su cima
hay un faro que se puede ver desde todos lados.
Sin embargo ese cerro que todos los Guayaquileños
pueden ver, esconde una historia, tan maravillosa
como increible.
Hace muchos años, antes de la Revolucion Francesa,
antes de la llegada de Colón, antes, mucho
antes…cuando el indio hablaba con los árboles, y el
viento se comunicaba con las personas de forman
inteligibles. En esa época existió un rey Inca.
Este Rey tenia riquezas interminables, castillos de oro
macizo que brillaban con la intensidad del sol,
riquezas infinitas, opulencia interminable. Se jactaba
de sus excelsos tesoros, y ademas de su hija….cuya
hermosura era casi tan maravillosa como todos los
tesoros del rey.
Su hija a quien amaba con el alma, un día enfermó, a
pesar de que llamaron cientos de brujos que curaban
con el canto, cientos de hechiceros de las cuatro esquinas del mundo, miles de magos de extraños
universos….ninguno fue capaz de curar a su hija.
Sin embargo UNO llegó, cuando todo estaba perdido. Y dijo que tenia una cura para la hija. El rey
lo exhortó a que hablara…pero lo que dijo el mago lo llenó de cólera absoluta.

-SI QUIERES QUE TU HIJA SE CURE..DEBERÁS RENUNCIAR A TODAS TUS RIQUEZAS,


SOLO ASÍ SE SALVARA-
NOOOO NOOOOO-, respondió el rey con los ojos inyectados de furia, y tal era su rabia que mando
a sus guardias a torturarlo durante meses para después matarlo.
El rey jamas renunciaría a sus riquezas, aunque eso signifique la muerte de su hija…si! Hijas podría
tener muchas pero ORO, EL ORO LO ERA TODO PARA EL!!!
Cuando el mago que supo como salvar a la princesa murió, una terrible maldición cayó sobre el reino,
el cielo se volvió negro, la tierra se levantó hambrienta para castigar al reino del soberano
ambicioso….las montañas rodearon el reino y lo devoraron como un gigantesco monstruo de piedra.
Vivieron miles de años en la oscuridad infernal…
Cada 100 años la princesa debía aparecer con la oportunidad de salvar su reino. Pero jamas podia,
pues la ambición en los corazones de los hombres corroía su alma.
Cuando un expedicionario español escaló el cerro sucedió que se encontró con la mujer más hermosa,
era como un hada cubierta de vestidos de arcoiriris, ojos magníficos que reflejaban un vasto mar.
Ella le mostró al expedicionario una ciudad de oro, y le prometió que si él lo deseaba todo podía ser
suyo, sin embargo también podía escoger casarse con ella, con la promesa de que seria su esposa fiel,
lo cuidaría hasta siempre con devoción. Seria la mejor esposa que jamas habría tenido hombre
alguno.
Pero el prefirió…la ciudad dorada !
La princesa gimió, el rey apareció maldiciéndolo y pretendiendo arrastrarle a la oscuridad eterna,
para que compartiera con ellos su destino, el expedicionario en su pánico le rezó a la virgen de
SANTA ANA.
Y la Virgen lo rescató, en su honor se bautizó al cerrito con el nombre del cerro de SANTA ANA,
lugar donde inició la fundación de la ciudad de Guayaquil.

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