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Ausente del cuerpo y presente en el espíritu.

Por: Jorge Rojas

En programas anteriores he señalado el pensamiento hebreo en


comparación con el pensamiento occidental tocante a determinados
pasajes bíblicos que sugieren la dualidad del hombre. Pues bien, una
de esas declaraciones paulinas difíciles de entender debido a la
herencia griega de pensamiento con la que hemos sido fuertemente
influenciados es 1Corintios. 5:1-6, alli el apóstol aunque no está
presente para juzgar un caso de flagrante fornicación, asevera
estarlo en espíritu, y reunido con los líderes de la iglesia dicta la
radical sentencia de que el fornicario sea entregado a Satanás para
la destrucción de la carne a fin de que su espíritu sea salvo en
ocasión a la segunda venida de Cristo, ¿Cómo entender esta
disciplina eclesiástica sin caer en concepciones pitagóricas o
platónicas con respecto al ser?

En este orden de ideas es indudable que hay ciertos textos que


inspiran una interpretación dualista del hombre, muy especialmente
cuando llegamos a ellos con una mente occidental helenizada. No
obstante desde Génesis hasta Apocalipsis tanto el género el humano
como el animal, es presentado de manera indivisible, en otras
palabras, las escrituras presentan la vida de este planeta como
entidades monistas e inseparables, y partiendo de esa premisa
deben analizarse todos esos textos que debido a nuestra herencia
griega de pensamiento (repito) , sugieren una dualidad del ser.

Cabe decir que una concepción tal es la base del espiritismo y por
ende la razón de tantos extravíos teológicos. El hecho de que Dios
haya utilizado dos elementos para la creación de hombre, no significa
que por ello el barro y el aliento de vida sean entidades vivas
separadas una de la otra, antes bien es la unión de ambas lo que da
como resulta un ser viviente o alma viviente lo cual estudiaremos en
otra oportunidad.

Dadas las observaciones anteriores, pasemos entonces a analizar


las palabras de Pablo;

EASYWORKSHIP (1Co.5:1-5)

Las palabras con las que Pablo comienza su planteamiento


evidencian que los rumores que se oían en la iglesia tocante a la
fornicación eran verdad y lo sabían todos los creyentes, este hecho
hacía que la actitud de ellos para con el culpable fuera tanto más
reprensible, se trataba de un caso de perversión sexual en la iglesia
y la feligresía parecía adormecida ante semejante abominación
(Lv.18:7, 8,29) la palabra griega en este pasajes es; porneía
(πορνεία) término que describe relaciones sexuales ilícitas, ya sea
entre personas casadas o solteras (Mat. 5: 32; Hech. 15: 20).

Esta palabra se usa para señalar prostitución (incluido adulterio e


incesto); la situación en la iglesia era tal que aun la condenaban los
paganos. Esto era ciertamente causa de asombro y perplejidad para
Pablo y para cualquier persona que conociera la elevada norma de
pureza presentada ante el creyente en Jesús (Ex. 20: 14; Mt. 5: 8,
27-32; 1 Co. 6: 9-10; Ga. 5: 19-21; Ef. 5: 5; Ap. 21: 8).

Que la iglesia tolerara un delito que aun los paganos consideraban


con repugnancia, agravaba en gran manera el pecado y demandaba
una acción inmediata y drástica, (Com.Blco.ASD, T6).
Ciertamente el caso era del conocimiento público, violaba las
convicciones de los escritores de moral del mundo grecorromano y
era totalmente opuesto a las enseñanzas del AT que condenaban
dichas uniones (Dt.22:30) inclusive en las escrituras registran una
maldición para este tipo de actos sexuales (Dt.27:30) y aunque la
cuidad de Corinto era corrupta, pervertida e idolatra, tal escándalo de
parte de los que profesaban ser seguidores del Mesías y defensores
de elevados principios de la moral y las buenas costumbres , era un
obstáculo para el avance del evangelio y causa de oprobio para el
mismo.

Cabe decir que aunque no era su propia madre, ya que de haber sido
así el texto lo indicaría, era otra esposa de su padre, es decir su
madrasta, que tampoco era creyente, de lo contrario Pablo habría
pedido que fuese expulsada junto con el hombre, el caso es que se
ameritaba el castigo.

Se distinguen en Lv. 18: 6-8 dos casos (relación sexual madre-hijo,


madrastra-hijo de su marido) en ambos casos, el crimen merecía la
muerte según (Lv. 20: 11). La Mishnah dice: "Los siguientes son
apedreados: el que comete incesto con su madre, con la esposa de
su padre, o con su nuera. . ." (Sanhedrin 7. 4). La ley romana también
prohibía esa relación (Gayo, Institutos i. 63).”(Com.Blco.ASD, T6).

Seguidamente Pablo señala la razón por la que los hermanos de la


iglesia de Corinto no condenaban tal depravación, la versión aramea
de la biblia (Peshita ) traduce el versículo 5 de la siguiente manera:

· Pero ustedes están hinchados por el orgullo en lugar de lamentarse,


para que sea expulsado de entre ustedes el que ha llevado a cabo
semejante acción
Hinchados, del griego fusioo, palabra que se usa metafóricamente en
el NT en el sentido de hincharse de orgullo, envanecerse (1 Co
4.6,18,19; 5.2; 8.1; 13.4); en Col 2.18 se traduce hinchado
(Dic.Exp.de palabras del AT y NT)

Es sorprendente que los miembros de la iglesia estuvieran engreídos


y orgullosos de su condición espiritual, según el comentario exegético
del NT de Jamienson-Fusst que “por vuestra propia sabiduría y
conocimientos, y por la elocuencia de vuestros maestros favoritos; en
un tiempo cuando debían de estar “llorando” por causa de la
difamación en contra de la religión que dicho incesto había
ocasionado.” Estaban en una catalepsia espiritual. No quiere decir
que estuvieran ensoberbecidos u orgullosos de que hubiera ese mal
en la iglesia, sino que estaban llenos de orgullo espiritual a pesar de
ese pecado (su ceguera era tal que) deberían haberse humillado y
haber tomado las medidas necesarias para arreglar tal situación.
(Com.Blco.ASD, T6).

Con referencia a lo anterior cabe enfatizar que “la presencia de gran


impiedad en la iglesia ha sido siempre causa de dolor para los
miembros que se interesan de corazón en el bien de sus hermanos y
son celosos por el buen nombre de la iglesia (Je. 13: 17). El Señor
destaca que los que verdaderamente se lamentan debido a los males
que prevalecen en la iglesia serán liberados en el tiempo de prueba
(Ez. 9: 4-6; 2 Pe. 2: 8-9). Los que son rectos no pueden estar
contentos y felices cuando un hermano de la iglesia se descarría y
cae en un grave pecado”. (Com.Blco.ASD, T6)

Los creyentes corintios deberían haberse preocupado mucho por el


mal que había entre ellos y haber procedido a eliminar tal pecado de
la iglesia. Tales medidas disciplinarias deben aplicarse sólo con
motivos correctos.

Los miembros de la iglesia nunca deben proceder contra un hermano


culpable movidos por la ira, el orgullo, la venganza, los partidismos,
la antipatía o cualquier sentimiento carnal. Por el contrario, debe
haber amor y tierna compasión para el pecador, junto con el cuidado
debido para que otro no caiga en el mismo error (Rm. 15: 1 Gá. 6: 1;
St. 5: 19-20). (Com.Blco.ASD, T6)

No obstante en la iglesia de Corinto, la indiferencia en relación al caso


era tal que ameritó la intervención rápida, directa y concluyente de
parte de Pablo, su resolución fue que el culpable fuese expulsado de
la congregación, antecedentes como los de Coré (Nm.16), Acán
(Jo.7), Ananías y Safira (Hc. 5) entre otros, saltan a la vista, el mal
debe ser erradicado de la congregación, contrariamente a los que
muchos argumentan tocante a la misericordia, el perdón y el amor,
que no es otra cosa que un consentimiento del pecado y cuyo
resultado será la muerte eterna del transgresor de no efectuarse un
genuino arrepentimiento.

La tesis de la no aplicación de disciplina “por amor” conlleva a un


entenebrecimiento de la percepción espiritual y por ende a la ruina
del alma. La disciplina no debe verse como un castigo, sino como un
acto de misericordia cuyo fin es la redención del penitente.

Una persona que vive en una inmoralidad tan abierta y terrible, debe
ser apartada de la iglesia. Dios no bendice a los suyos cuando a
sabiendas permiten que haya entre ellos una continua transgresión
de la ley divina (Com.Blco.ASD, T6). Aun cuando Pablo estaba en
Éfeso cuando escribió la epístola (ver la p. 106 del Com.Blco.ASD,
T6), dice lo siguiente; “Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero
presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha
hecho.” Es interesante notar que la palabra “ausente” Griego ἄπειμι
ápeimi que significa Estar lejos, estar ausente, es la misma que el
apóstol utiliza en 2 Co. 10:1; 2 Co. 13:10; Fil. 1:27; Col. 2:5. y en cada
una de ellas él no estaba presente de manera física, sin embargo
como lo señalan los textos antes citados sus pensamientos, su
corazón, sus afectos, opiniones, sentimientos e intenciones si lo
estaban.

En consecuencia aunque no estaba físicamente presente, en un


sentido espiritual lo estaba, ya que su voz seria oída cuando la carta
se leyera a la congregación anunciando el juicio sobre el que realizó
semejante abominación e invitando a la congregación a que lo
ejecute, armonizando así con las enseñanzas de Jesús tocante a la
autoridad y responsabilidad de la iglesia a tomar decisiones en
asuntos de disciplina eclesiástica.

Concebir la idea de que Pablo podía estar en espíritu separado del


cuerpo en un determinado lugar y en cuerpo separado del espíritu en
otro, es una aberración teológica, dado que las escrituras presenta al
hombre como un ser indivisible tal como lo señale al principio.

Como puede observarse el juicio emitido por el apóstol estaba


basado en un sólido conocimiento de la situación, los hechos eran
bien conocidos, había sido informado por los de la familia de Cloé
(cap. 1: 11) y por revelaciones divinas (HAp 244), y esto lo capacitaba
para juzgar el caso como si en realidad hubiera estado presente, si
bien la sentencia dictada por Pablo sonaba fría y dura, el apóstol
tenía una intención salvadora en la mente.
Note las palabras con las que comienza a preparar el ambiente para
enunciar su veredicto; “En el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
reunidos vosotros y mi espíritu.

Ahora bien, Pablo evoca el nombre de Nuestro Señor Jesucristo,


como bien lo declara el (Com.Blco.ASD, T6.) para enfatizar que “la
sentencia debía ser dada con la autoridad de Jesucristo, cabeza de
la iglesia (Efe. 5: 24). (Que) Debía recurriese al poder divino para que
la sentencia fuera efectiva tanto en su aplicación espiritual como en
su relación con la separación material del culpable de la iglesia. La
expresión "en su nombre" -con referencia a Cristo- se halla en Mat.
12: 21 y Luc. 24: 47 con la idea de que Jesús es la fuente de poder y
autoridad (ver com. Hech. 3: 16). Pablo, como el apóstol divinamente
designado para los gentiles (Hech. 9: 15; 13: 2, 4; 22: 21; Gál. 2: 7-
8), ejerció la autoridad que le había delegado Cristo para decir a la
iglesia de Corinto lo que se debía hacer en este caso particular.

Los dirigentes de la iglesia de corintios junto con la congregación


debían reunirse para tomar medidas disciplinarias en el nombre de
Cristo, también hoy día, la iglesia tiene la facultad de aplicar disciplina
en un determinado caso, cabe decir que dicha acción, cuando se han
seguido los procedimientos debidos, es ratificada en el cielo (Mat. 16:
19; cf. Mat. 18: 15-20; Juan 20: 23; 1JT 391). “Debe notarse que
Pablo no asumió el papel de un dictador. Les dijo cuál era su opinión,
y los instruyó para que se reunieran con el propósito de decidir ese
problema particular. No se hubiera atrevido a administrar disciplina
sin que la iglesia estuviera de acuerdo.

Este episodio demuestra que ningún ministro puede pretender que


tiene autoridad para decidir la naturaleza de una medida disciplinaria
y para ejecutarla sin consultar con la iglesia. Dios mismo respeta la
autoridad que ha delegado en su iglesia, y obra mediante el agente
que él mismo ha establecido para conducir su obra en la tierra.
(Com.Blco.ASD, T6) la razón por la cual el Señor mismo respeta
dicha autoridad es por dos elementos básicos;

1. El mismo respeta la autoridad que ha delegado en su iglesia y

2. Jesús prometió que su poder estaría presente con su iglesia


cuando estuvieran "congregados" en su nombre (Mat. 18: 18-20).

Por tal motivo y en concordancia con (Mt.18:18) la iglesia está


acreditada por el cielo a administrar disciplina.

En el marco de las observaciones anteriores, llegamos tal vez a una


de las declaraciones más emblemáticas del NT en cuanto al destino
del pecador, es a saber que el tal sea entregado a Satanás, dicha
expresión sugiere una falta de misericordia y una arbitrariedad ajena
al sentir apostólico, la pregunta es ¿Qué significaba para Pablo estas
palabras aparentemente crudas y desprovistas de bondad?

La figura de pensamiento de entregar a Satanás al transgresor tiene


que ver con una visión apocalíptica del mundo, permítanme
explicarlo; este mundo está dominado por Satanás, al cual la Biblia
lo presenta como su dios y gobernante (2Co.4:4; Jn,14:30; 16:11) sin
embargo dentro de este mundo esclavizado por el mal hay una isla
de refugio y fortaleza, la iglesia, estar en ella es estar en el territorio
de Dios, estar fuera de ella es estar en el territorio del Diablo, entregar
a alguien a Satanás es la forma en la que Pablo describe el desglose
de un miembro (llámese desfraternización, desincorporación), en
otras palabras es conducirlo allí afuera al reino y domino de Satanás.

Sólo hay dos reinos espirituales en este mundo: el reino de Dios y el


reino de Satanás. Si una persona sale del reino de Dios, entra
naturalmente en el de Satanás (ver Juan 12: 31; 16: 11; 2 Cor. 4: 4).
Este obstinado y desenfrenado pecador se había separado del reino
de Dios debido a su propia conducta pecaminosa, y eso debía ser
reconocido mediante su expulsión formal de la iglesia (cf. 1 Tim. 1:
20). (Com.Blco.ASD, T6)

No obstante entregar al hombre al dominio de Satanás significaba


más que una expulsión de la iglesia, según Pablo, tenía como fin la
destrucción de la carne, a fin de que su espíritu fuese salvo en
el día del Señor, ahora bien, la pregunta es ¿Qué significaba para él
la destrucción de la carne? Ya que el resultado de este hecho traería
como consecuencia la salvación del pecador.

Primero la palabra “carne” para apóstol Pablo representa las


inclinaciones pecaminosas del hombre, lo mismo que el término
concupiscencia para el apóstol Pedro y Santiago (Rm.1.24; 6.12/1
Ts. 4:5/2 Tm.3:6/2 Tm.4:3/To.3:3/Sg.1:14, 15/1 Pe.4:2;3/ 2 Pe.1:4;
2.10, 18; 3:3) de manera que cuando leemos “ pero los que son de
Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Ga. 5:24)
o cuando leemos acerca de crucificar al viejo hombre de modo que
el dominio del pecado sobre el cuerpo se ha destruido (Rm.6:6) se
está hablando sencillamente que la destrucción de la carne, es decir
de muestra inclinación a pecar, la cual mediante el poder del espíritu
Santo ese vencida en el hombre.

El término griego apolumi de donde se traduce destrucción, la idea


que comunica no es la de extinción, sino de ruina, note que no dice
“para la destrucción del cuerpo,” porque el cuerpo participará en la
redención (Romanos 8:23); sino de la corrupta carne, que “no puede
heredar el reino de Dios,” y de la concupiscencia, que había llevado
a este ofensor a tal desviación (Romanos 7:5; 8:9, 10).
Acabar con la carne es el propósito inmediato de la expulsión, pero
el propósito último, y es el tema principal del versículo: a fin de que
el espíritu sea salvo en el día del Señor. Pablo no era dualista como
los griegos, para Pablo carne y espíritu no designan dos partes de
una persona como creía los griegos, sino a toda la persona orientada
ya sea hacia el yo y el pecado (carne) o hacia Dios y su voluntad
ósea el (espíritu)

En conclusión “la destrucción de la carne” no es otra cosa que el


anhelo de Pablo que la remoción de éste hombre lo conducirá a
despertarse y a regresar a Dios consagrando su vida y destruyendo
así la carne. “el propósito de la expulsión no es tanto la preservación
de la pureza de la comunidad como la de ganar al ofensor al hacerle
sentir vergüenza por su conducta… Lo que ha de ser destruido no es
el cuerpo, sino la tendencia que une al ofensor con el
pecado”.(N.G.Joy, “Is the Body To Be Destroyed?”1988, Págs,
435,436)

La medida disciplinaria que aquí se describe tenía un fin benéfico,


propósito similar en el caso de Himeneo y Alejandro, a quienes Pablo
entregó "a Satanás para que" aprendieran "a no blasfemar" (1 Tim.
1: 20). La disciplina eclesiástica tiene el propósito de que los
culpables sean movidos a comprender su peligrosa situación y
sientan su necesidad de arrepentimiento y contrición. El pecador, una
vez que haya sido corregido y humillado por el castigo, puede ser
invitado de nuevo a la vida de fe y virtud.

La iglesia nunca debe castigar para hacer sufrir, sino para salvar
de la ruina. El miembro separado de la iglesia debe ser motivo de
profunda preocupación; y debiera hacerse el máximo esfuerzo
posible para su restauración espiritual (ver Mat. 18: 17; Rom. 15: 1;
Gál. 6: 1-2; Heb. 12: 13). (Com.Blco.ASD, T6).

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