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EL TELESCOPIO

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Humanismo secular. Escepticismo.


martes, 5 de mayo de 2015

Marxismo: Socialismo (pseudo)científico

Karl Marx fue sin duda uno de los grandes filósofos de la Historia y aportó mucho
para la concepción de las Ciencias Sociales. Pero su teoría quedó obsoleta. Y el mote
de "científico" le queda enorme.

Vayamos por partes. Nadie niega el rol importante que tuvo Marx en la Historia de
las Ciencias Sociales ya que fue de los primeros en observar que detrás de la realidad
había "algo más". Karl Popper, quien fue un acérrimo crítico del marxismo por
considerarlo infalsable, tenía un buen concepto de Marx al considerarlo un científico
social que realmente quiso cambiar la realidad. Por su lado, Mario Bunge dice que
Marx "era un científico social serio, un pensador serio, pero muchas veces confundió
ciencia con ideología".

Sin embargo no por eso se va a aceptar su teoría, la cual ha sido modificada a lo


largo de las décadas, pero conserva ciertas premisas esenciales.

Voy a nombrar tres aspectos que, en mi opinión, alcanzan para catalogar al


socialismo científico de pseudociencia.

En primer lugar, esta teoría es una muestra de historicismo. Trata a la Historia


como un devenir con un fin determinado.

Es cierto que las Ciencias Sociales deben también ser predictivas, al igual que las
Naturales. Pero una cosa es ser predictiva en el sentido de afirmar que si ocurre tal
cosa en consecuencia ocurrirá tal otra, y otra cosa muy diferente es afirmar que toda
la humanidad va hacia un fin determinado. Eso es lo que hace el marxismo al
establecer que la Historia se encamina hacia el fin de los antagonismos de clase y la
imposición del comunismo.

Esta afirmación roza lo metafísico y no permite ser falsable, ya que, según esta tesis,
todo lo que ocurre día a día confirma ese rumbo. En otras palabras, es una profecía.

En segundo lugar, el materialismo histórico peca en simplista y determinista. Le


adjudica a las relaciones de producción ser la base material de la sociedad y
determinar la estructura social y política (superestructura). Esta visión le da una
importancia excesiva al factor económico y olvida otras variables, como los factores
políticos, sociales o culturales, incluso cuestiones biológicas o geográficas (clima,
epidemias, desastres naturales, etc.) que todo análisis sociológico, antropológico o
histórico debe tener en cuenta. Esos factores en muchos casos inciden en el sistema
económico, por lo que la relación es inversa.

Por otro lado, basta con ver someramente la Historia para darse cuenta que la lucha
de clases (el enfrentamiento entre quienes poseen los medios de producción y
quienes son explotados), que según los marxistas es el motor de la Historia, es
apenas un fenómeno más dentro de los sucesos históricas. Ni siempre los grandes
cambios se produjeron por esto ni siempre que hubo un conflicto de este tipo hubo
grandes cambios. Y no fueron pocos los casos (como en las revoluciones
nacionalistas) en donde no hubo conflicto, sino cooperación entre clases y se
ocasionaron grandes cambios. Cabe aclarar, históricamente la cooperación tiene una
importancia fundamental, tanto como los antagonismos, para que las sociedades
exitan.

También hay que señalar que Marx hablaba que detrás de este tipo de enfrentamiento
existían "leyes universales". Pero esas leyes brillan por su ausencia.

Y tercer lugar la economía marxista puede considerarse un modelo obsoleto. La


plusvalía no deja de ser una abstracción que en la vida real no puede medirse
porque no hay un valor objetivo de las cosas ni del tiempo de trabajo. La cantidad
de tiempo que se necesita para fabricar un producto no es la única variable que
determina su precio, existen factores externos que inciden en ellos (expectativas,
especulación, inflación, deflación, etc.) y la idea de "salario de subsistencia" no es
específica, ya que la cantidad de capital que necesita un trabajador para subsistir un
día y volver al siguiente es subjetiva y no es igual hoy a la de mediados del siglo XIX,
sin contar con las diferencias salariales que existen dentro de los mismas industrias.
Por eso, en el mejor de los casos, el marxismo es anacrónico.

Por último, no puede dejarse de lado la importancia de la propia Historia. La evolución


del capitalismo en estos dos siglos y las experiencias socialistas, lejos de confirmar
la tesis marxista, la han refutado.

En resumen, el socialismo científico y sus principales ideas (materialismo


histórico y plusvalía) pudieron tener una base más o menos empírica, pero
al día de hoy sus premisas resultan anacrónicas y no científicas. Y por lo
tanto cualquier modificación que busque hacerse, si se basa en esas
premisas, incurre en los mismos errores.

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