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Niceno-Constantinopolitano
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del
Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
Verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado, de la misma
naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros
los hombres y por nuestra salvación, descendió del cielo, y por obra
del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y
subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos; y su reino no tendrá
fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del
Padre y del Hijo, que con el Padre y el hijo recibe una misma
adoración y gloria, que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica. Confieso
que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección y la vida del mundo futuro. Amén.
Prólogo
He querido escribir esta pequeñísima obra en orden a adoctrinar a
los cristianos en su Fe; he estado en muchos lugares y pude ver cómo
los cristianos que ejercían distintos ministerios (música, liturgia, etc.)
desconocían mucho sobre muchas cuestiones de Fe. En palabras del
Card. George Pell: “Saben cada vez más acerca de cada vez menos” y
esto verdaderamente representa un problema, porque como todos
bien sabemos nuestro enemigo, el diablo, anda como león rugiente,
buscando a quién devorar ( 1 Pe 5:8).
Esta es la finalidad de este pequeño comentario, arrojar luz sobre los
conocimientos básicos que debería tener un cristiano, especialmente
en la Iglesia Católica, y profundizar un poco más en ellos, y asi dar
razón de la esperanza que vive en nosotros.
Amén.
Raziel Lutri
Creo en un solo Dios
Hemos aprendido en el seno de la Santa Iglesia, como el niño le dice
“papá” a su progenitor reconociendo su filiación, a decir “CREO”.
Esta corta palabra encierra, a saber, tres grandes significados.
Primeramente, es menester destacar que “creo” puede expresar una
certeza infundada sobre la EXISTENCIA de un Ente. “Creo en
Dios”; “Creo en los unicornios”, son algunas afirmaciones de este
tipo. Desde luego, independientemente de la probabilidad de la
existencia del ente en cuestión.
En segundo lugar, “creo” expresa un sentimiento de confianza. No
pocas veces se ha oído “Creo en Dios, pero no creo en la iglesia”. En
este caso, el primero “creo (en Dios)” indica certeza de existencia (sin
pruebas, infundada) mientas que el segundo “creo (en la Iglesia)”
indica confianza (no creo = no confío).
Un tercer concepto surge como amalgama entre éstos dos. Hablamos
del caso en el que “creer” es tener la certeza infundada de una
existencia, y además de eso, la confianza en dicho ser existente, o al
menos en un atributo o hecho relativo al tal. Hablamos de la FE; y
nos quedaremos con la definición de Fe que nos brinda el apóstol
San Pablo en Hb 1:1-3 .
Ahora: ¿Qué o Quién es Dios? Podemos definirlo como “el Ser
Perfecto, Inmaterial, Eterno, Creador y Sustentador del universo”.
Hablamos de Dios, a secas, no del Dios Judeocristiano, no del Dios
Islámico. Creo conveniente definir brevemente estos atributos:
Perfecto: No tiene error, es ilimitado y no hay posibilidad de que lo
sea. Aquí pueden encontrarse otras perfecciones o atributos, como
Omnipotencia, Omnisciencia, Omnipresencia, etc.
Inmaterial: No es físico, es espíritu puro. De la misma forma que el
creador del reloj es anterior a la existencia del primer reloj, el
Creador de la materia es anterior a la existencia de la materia, es
decir, es inmaterial.
Eterno: Por la misma inmaterialidad, se deduce su eternidad: sin
principio ni fin. Su existencia es, entonces, continua e ininterrumpida.
Creador: Porque ha creado todo cuanto existe.
Sustentador: Lo sostiene, mantiene su funcionamiento y evita su
destrucción accidental.
Padre Todopoderoso
Aquí entramos a definir un “Misterio de la Fe Cristiana”:
EL DIOS TRINITARIO.
“Un solo Dios Verdadero y tres Divinas Personas reza la fórmula” (P.
Jorge Loring). Pero esto no basta para acercarnos a su
entendimiento…
Dios es uno sólo. En Dios hay tres Personas. Los tres comparten una
misma gloria, una misma Divinidad, poder, amor y sabiduría.
El Padre es la primera Persona de la Trinidad. A Él se le atribuye el
poder, pero las tres Personas son igualmente poderosas.
Al Padre nadie le vio jamás: “el Hijo unigénito lo dio a conocer” (Jn
1:18).
Hemos de desarrollar aquí un atributo Divino: “Dios Todopoderoso,
Omnipotente”. Dios puede hacer todo aquello que no sea
contradictorio. Por esto Dios no puede hacer un “círculo cuadrado”
o “una roca tan pesada que ni Él pueda levantarla”.
No faltan incrédulos que maliciosamente dicen “Él no es
todopoderoso porque no puede pecar, ni morir; entonces no puede
hacerlo todo”.
Contra esto está lo dicho por el “Doctor Angélico”, Santo Tomás de
Aquino:
“Pecar y morir, no son efectos de virtud, mucho menos de poder,
sino de flaqueza”. Esto quiere decir que si Dios pudiese pecar o
morir, no sería “poder”, sino debilidad; dejaría de ser Omnipotente y
perdería su Perfección.
Luz de Luz
Como dice el Apóstol amado: “en El estaba la Vida y la vida era la
LUZ de los hombres, la LUZ en las tinieblas resplandece, y las
tinieblas no la vencieron (…) Aquella LUZ verdadera que alumbra a
todo hombre venía a este mundo”. La luz es usada para guiarse en la
oscuridad. Cristo es la luz que nos revela en medio de la oscuridad, el
camino a Dios. Nos guarda de tropiezo.
Engendrado, no creado
Jesucristo es eterno, coexistente con el Padre: no ha sido
creado, pero para asumir la naturaleza humana era necesario
que fuera engendrado en el seno de María, mas existía ya desde
antes.
De la misma naturaleza que el Padre
El Padre y el Hijo son CONSUBSTANCIALES, es decir,
comparten una misma naturaleza. La naturaleza Espiritual y
Divina.
Amén
Sí Señor, yo creo. Que así sea, así lo creo y confieso mi Fe en la
Iglesia y ésta y todas sus enseñanzas y doctrinas.