You are on page 1of 20

Comentario al Credo

Niceno-Constantinopolitano
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del
Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
Verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado, de la misma
naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros
los hombres y por nuestra salvación, descendió del cielo, y por obra
del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y
subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos; y su reino no tendrá
fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del
Padre y del Hijo, que con el Padre y el hijo recibe una misma
adoración y gloria, que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica. Confieso
que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección y la vida del mundo futuro. Amén.
Prólogo
He querido escribir esta pequeñísima obra en orden a adoctrinar a
los cristianos en su Fe; he estado en muchos lugares y pude ver cómo
los cristianos que ejercían distintos ministerios (música, liturgia, etc.)
desconocían mucho sobre muchas cuestiones de Fe. En palabras del
Card. George Pell: “Saben cada vez más acerca de cada vez menos” y
esto verdaderamente representa un problema, porque como todos
bien sabemos nuestro enemigo, el diablo, anda como león rugiente,
buscando a quién devorar ( 1 Pe 5:8).
Esta es la finalidad de este pequeño comentario, arrojar luz sobre los
conocimientos básicos que debería tener un cristiano, especialmente
en la Iglesia Católica, y profundizar un poco más en ellos, y asi dar
razón de la esperanza que vive en nosotros.

Sin más que decir, agradezco a Dios, Nuestro Señor el haber


permitido esta obra y agradezco la inspiración del Espíritu Santo, así
como la maternal protección de Nuestra Señora, María Santísima.

Dios bendiga a los lectores y les ilumine la razón para entender


nuestra Fe.

Amén.

Raziel Lutri
Creo en un solo Dios
Hemos aprendido en el seno de la Santa Iglesia, como el niño le dice
“papá” a su progenitor reconociendo su filiación, a decir “CREO”.
Esta corta palabra encierra, a saber, tres grandes significados.
Primeramente, es menester destacar que “creo” puede expresar una
certeza infundada sobre la EXISTENCIA de un Ente. “Creo en
Dios”; “Creo en los unicornios”, son algunas afirmaciones de este
tipo. Desde luego, independientemente de la probabilidad de la
existencia del ente en cuestión.
En segundo lugar, “creo” expresa un sentimiento de confianza. No
pocas veces se ha oído “Creo en Dios, pero no creo en la iglesia”. En
este caso, el primero “creo (en Dios)” indica certeza de existencia (sin
pruebas, infundada) mientas que el segundo “creo (en la Iglesia)”
indica confianza (no creo = no confío).
Un tercer concepto surge como amalgama entre éstos dos. Hablamos
del caso en el que “creer” es tener la certeza infundada de una
existencia, y además de eso, la confianza en dicho ser existente, o al
menos en un atributo o hecho relativo al tal. Hablamos de la FE; y
nos quedaremos con la definición de Fe que nos brinda el apóstol
San Pablo en Hb 1:1-3 .
Ahora: ¿Qué o Quién es Dios? Podemos definirlo como “el Ser
Perfecto, Inmaterial, Eterno, Creador y Sustentador del universo”.
Hablamos de Dios, a secas, no del Dios Judeocristiano, no del Dios
Islámico. Creo conveniente definir brevemente estos atributos:
Perfecto: No tiene error, es ilimitado y no hay posibilidad de que lo
sea. Aquí pueden encontrarse otras perfecciones o atributos, como
Omnipotencia, Omnisciencia, Omnipresencia, etc.
Inmaterial: No es físico, es espíritu puro. De la misma forma que el
creador del reloj es anterior a la existencia del primer reloj, el
Creador de la materia es anterior a la existencia de la materia, es
decir, es inmaterial.
Eterno: Por la misma inmaterialidad, se deduce su eternidad: sin
principio ni fin. Su existencia es, entonces, continua e ininterrumpida.
Creador: Porque ha creado todo cuanto existe.
Sustentador: Lo sostiene, mantiene su funcionamiento y evita su
destrucción accidental.

Ahora bien: ¿Dios es uno? ¿Por qué no creer en muchos dioses?


Citaré aquí la “Navaja de Ockham”; es un principio explicativo que
nos dice que no debemos multiplicar las causas más allá de la
necesidad. En este caso, un creador es suficiente, no necesitamos
más.

Padre Todopoderoso
Aquí entramos a definir un “Misterio de la Fe Cristiana”:
EL DIOS TRINITARIO.
“Un solo Dios Verdadero y tres Divinas Personas reza la fórmula” (P.
Jorge Loring). Pero esto no basta para acercarnos a su
entendimiento…
Dios es uno sólo. En Dios hay tres Personas. Los tres comparten una
misma gloria, una misma Divinidad, poder, amor y sabiduría.
El Padre es la primera Persona de la Trinidad. A Él se le atribuye el
poder, pero las tres Personas son igualmente poderosas.
Al Padre nadie le vio jamás: “el Hijo unigénito lo dio a conocer” (Jn
1:18).
Hemos de desarrollar aquí un atributo Divino: “Dios Todopoderoso,
Omnipotente”. Dios puede hacer todo aquello que no sea
contradictorio. Por esto Dios no puede hacer un “círculo cuadrado”
o “una roca tan pesada que ni Él pueda levantarla”.
No faltan incrédulos que maliciosamente dicen “Él no es
todopoderoso porque no puede pecar, ni morir; entonces no puede
hacerlo todo”.
Contra esto está lo dicho por el “Doctor Angélico”, Santo Tomás de
Aquino:
“Pecar y morir, no son efectos de virtud, mucho menos de poder,
sino de flaqueza”. Esto quiere decir que si Dios pudiese pecar o
morir, no sería “poder”, sino debilidad; dejaría de ser Omnipotente y
perdería su Perfección.

Creador del cielo y de la tierra, de todo


lo visible y lo invisible
Pareciera más simple decir “Creador del Universo”, ¿no es así? Sin
embargo, es necesario recalcar que en el léxico Hebreo/Arameo no
existía una palabra para decir “universo”, por ello decían “Cielo y
Tierra”. Dios ha creado el mundo físico, el universo. Y también creó
el mundo invisible, espiritual, donde ubicamos, por ejemplo, a los
Ángeles, al Infierno, etc.
OBJECIÓN: El universo es eterno.
RESPUESTA: Ya ha sido demostrado empírica y científicamente que
el universo y todo lo que es materia/energía tuvo su origen. Nada se
crea a sí mismo; podemos resumirlo mediante el siguiente
argumento:

Todo lo que es MATERIA/ENERGÍA, tiene un origen.


El universo es MATERIA/ENERGÍA.
El universo tiene un origen.
Tampoco podemos decir que salió de la nada por sí mismo, esto
sería una clara violación al principio metafísico “de la nada, nada
sale”

Dios sí puede traer a la existencia la materia, de la nada misma. Eso


constituye su omnipotencia.
Con “Todo lo invisible” nos referimos al mundo espiritual: Paraíso,
Purgatorio, Infierno, etc.

Creo en un solo Señor: Jesucristo,


Hijo unigénito de Dios
Hablaremos a continuación de la segunda Persona de la Trinidad
Sacrosanta: Dios Hijo, el Verbo de Dios, JESUCRISTO.
Hemos expuesto ya la base para el entendimiento de la Santísima
Trinidad, hemos hablado ya de Dios Padre, es preciso ahora saber:
¿Quién es Jesucristo? Jesucristo es Dios, al igual que el Padre, pero
no debemos caer en el error del politeísmo y pensar que son dos
Dioses distintos, sino que son Uno en tres Personas. Comparten una
misma divinidad, la misma naturaleza.
El nombre de Jesús (en hebreo “Yahshúa”) quiere decir “Yahveh
Salva”. Al nacer de madre humana, asumiendo nuestra naturaleza
exceptuando al pecado, le fue puesto ese nombre, el cual era ya
común entre los judíos de la época.
Jesús es el Mesías, el esperado que liberaría a Israel y restablecería su
reino. De ahí el nombre de “Cristo” (En Griego “Christos”) que es la
forma griega para “Mesías”(En hebreo “MASHÍACH”). De ahí la
unión de éstos, “Jesucristo” que significa “Jesús el Mesías”.
Ahora bien, cuando hablamos de Jesucristo como Dios, podemos
pensar: ¿No somos todos hijos de Dios?
En efecto, tenemos un Padre en común, Dios. Pero debemos
entender que Jesucristo es el único Hijo NATURAL de Dios.
Nosotros no poseemos su naturaleza Divina ni su gloria, sino que
somos hijos de naturaleza humana. Por esto dice San Pablo “Espíritu
de ADOPCIÓN DE HIJOS” (Rm 8:15).
Es Jesucristo quien nos ha revelado a Dios, su personalidad, su
nombre y la forma de llegar hasta Él.

Nacido del Padre desde antes de todos


los siglos
Esta frase nos da a entender la eternidad de Cristo, como dice San
Juan en el prólogo de su Evangelio: “En el Principio era el Verbo, y el
Verbo era con Dios…” (Jn 1:1)
La frase “en el Principio” indica también la anterioridad a ese
momento: Jesús es Eterno al igual que el Padre y existe desde antes
de la Creación.

Luz de Luz
Como dice el Apóstol amado: “en El estaba la Vida y la vida era la
LUZ de los hombres, la LUZ en las tinieblas resplandece, y las
tinieblas no la vencieron (…) Aquella LUZ verdadera que alumbra a
todo hombre venía a este mundo”. La luz es usada para guiarse en la
oscuridad. Cristo es la luz que nos revela en medio de la oscuridad, el
camino a Dios. Nos guarda de tropiezo.

Dios Verdadero de Dios Verdadero


Se nos destaca aquí la divina naturaleza de Jesucristo. Es demostrable
lógicamente:
El hijo de un humano es humano
El hijo de una vaca es vaca
El Hijo de Dios es Dios

Jesús se atribuye a sí mismo la Divinidad en muchas ocasiones:


Perdona los pecados, poder exclusivo de Dios (Mt 9)
Utiliza el nombre “YO SOY (Yahveh)”, nombre divino revelado a
Moisés y que sólo podía ser pronunciado una sola vez al año, en la
fiesta de Yom Kippur.
No reprende a Tomás cuando le dice “Señor mío y Dios mío” (Jn
20:28)
Se apropia del título de Señor (en griego, Kyrios), título atribuido
exclusivamente a Dios.
“YO Y EL PADRE SOMOS UNO” (Jn 10:30).

También otros confiesan la divinidad de Cristo:

 Fue anunciado por los Profetas ( Is 35:4-6)


 “El Verbo era Dios” (Jn 1:1)
 “Por la Justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo” (2 Pe 1:1)
 “Pero del Hijo afirma: Tu Trono ¡Oh Dios! Por los siglos de los
siglos” (Hb 1:8)
 “Dios Bendito por los siglos” (Rm 9:5)

Engendrado, no creado
Jesucristo es eterno, coexistente con el Padre: no ha sido
creado, pero para asumir la naturaleza humana era necesario
que fuera engendrado en el seno de María, mas existía ya desde
antes.
De la misma naturaleza que el Padre
El Padre y el Hijo son CONSUBSTANCIALES, es decir,
comparten una misma naturaleza. La naturaleza Espiritual y
Divina.

Por quien todo fue hecho


“Todas las cosas por Él fueron y hechas y sin Él, nada de lo que
ha sido hecho fue hecho” (Jn 1:3) El Padre se sirvió de Cristo
como Palabra. ¿Qué quiero decir con esto? Como hemos
aprendido antes Dios es Espíritu, una Mente sin cuerpo. Ahora
bien: ¿Cómo expresamos o revelamos un pensamiento?
Mediante la palabra. Es así como Juan define a Cristo, “El
Verbo o la Palabra de Dios”. Cristo como palabra, es decir, la
revelación de la mente, que es Dios. Y en Gn 1 se nos relata
como Dios usa su palabra para crear: “Y Dios dijo…”. Luego,
Cristo fue usado para la creación.

Que por nosotros, los hombres, y por


nuestra salvación, descendió del Cielo
Como Mesías anunciado por los profetas (Is 35:4-6)
Cristo desciende para su misión libertadora. Salvar a los hombres,
liberarlos del pecado y reconciliarlos con Dios; pagar la deuda de que
heredamos de Adán.
Se encarnó del Espíritu Santo y nació
de María, la Virgen
No vamos a profundizar en el Espíritu Santo ahora, sólo
diremos de Él que penetró en el vientre de María, la Virgen.
¿Por qué? Porque uno hereda partes de su padre y de su
madre. Si Cristo hubiera sido engendrado de progenitores
puramente humanos, no habría podido conservar su naturaleza
Divina, no hubiera tenido de donde heredarla. Por esto mismo
fue menester su encarnación por obra del Espíritu Santo. Esto
tiene un doble provecho: era necesario que Cristo fuera la
víctima Perfecta como expiación por nuestros pecados. El nacer
de una Virgen era una perfección, “aumentaba su precio”.
¿Podría Jesús haberse encarnado sin María? Sí, podría haberse
materializado simplemente, pero en María heredaba el linaje
sacerdotal y de José el linaje Real (de David), y siendo
concebido por el Espíritu Santo, conservaba su naturaleza
divina, y por su unción era profeta.
Sacerdote, Profeta, Rey y Dios: Definitivamente Cristo era la
Víctima Justa, Perfecta y el Sacrificio agradable a Dios Padre.
Ahora bien, se nos presenta otra problemática: ¿y el pecado
original? ¿Cómo iba a nacer Dios en pecado? Seguramente lo
heredaría de su Madre. Por esto Dios tuvo que hacer a María
“Inmaculada”, concebida sin pecado original. Entonces, como
la paga del pecado es la muerte, Ella no murió; por lo tanto
basados en este raciocinio y en la tradición eclesiástica, así como
en los pasajes de las Escrituras (Salm 44:10/131:8/Cant
6:10/8:5) podemos afirmar que María fue asunta al cielo de
manera integral, es decir, en cuerpo y alma; no por su propio
poder, sino en virtud del poder de Dios, tal como sucedió con
Elías o Enoc en el Antiguo Testamento.
Se hizo Hombre
“Dio a luz a su Hijo primogénito” (Lc 2:6); “Jesús crecía en
estatura, en sabiduría y en gracia delante de Dios y delante de
los hombres” (Lc 2:52)
Cumplidos los 30 años, habiendo trabajado como carpintero en
el humilde pueblito de Nazaret con José, su padre adoptivo, fue
a bautizarse al río Jordán por Juan, su primo. Allí inicia un
ministerio de milagros, sanaciones y exorcismos, señales que
acompañaban la proclamación de la Buena Nueva y
confirmaban la llegada del Reino de Dios.

Fue crucificado por nuestra causa en


tiempos de Poncio Pilatos
La narración más completa se encuentra en Jn 18 y 19.
Aquí se da el mayor acontecimiento en la Historia Universal, en
especial en la historia de la Salvación. Aquí Cristo cumple su
misión, nos libera, cargó con la ira de Dios y pagó nuestra
deuda; llevó la antigua Alianza a su cumplimiento y estableció
una nueva Alianza con Su Sangre. Y he aquí la mayor muestra
de Amor: Que tanto amó Dios al mundo que envió a su único
Hijo a sufrir y morir por nosotros, para que todo aquel que crea
en Él, no muera, sino que viva para siempre.
Los judíos lo acusaron ante Poncio Pilato, Gobernador
Romano: Dice ser Rey, ¡dice ser Dios!
Y era cierto…
Pero ellos lo malinterpretaron.
La Crucifixión era una pena de muerte preparada para los
asesinos, esclavos y subversivos.
Él, que pasó los tres años de su vida pública haciendo el bien a
todos y trayendo vida: crucificado cual asesino…
Él, siendo Rey de Reyes y Señor de Señores: Crucificado como
esclavo…
Él, Embajador de Paz, muerto cual revoltoso y violento
revolucionario.

Él afirmando ser Camino, Verdad y Vida… Murió.


Ganó la guerra muriendo… Su grito de victoria: “Todo está
cumplido”

Dirá Francisco de Asís: “el Amor no fue amado” y a esto se


refería el evangelista en su prólogo: “A los suyos vino, y los
suyos no le recibieron”
Y aún no habiéndole recibido, nos dejó tres maravillosos
regalos:

1. Se quedó con nosotros en la Eucaristía, en el pan y el


vino; tradición que la Iglesia sostendrá hasta la venida del
Señor en la gloria (1 Co 11:23)
2. Nos dejó a su Madre, estábamos representados en el
Apóstol San Juan (Jn 19:25-27)
3. Nos dio un nuevo mandamiento: Amarnos unos a otros
como Él nos amó (Jn 15:12-13)

Quiero aclarar también que la tradición y las revelaciones a


distintos Santos nos dicen que la pasión del Señor fue
muchísimo más cruel de lo que nos relatan las Escrituras.
Padeció y fue sepultado
Una vez expirado (Lc 23:46) Su Cuerpo queda colgado en la Cruz
hasta que José de Arimatea y Nicodemo lo bajan y lo sepultan. Pero
¿Qué sucedió con su Alma? Bueno, si fue justo y sin pecado, debió ir
al cielo ¿verdad? Pues no fue así: El alma del Señor descendió al
infierno. Por tres razones:

1. Para sufrir todo el castigo por el pecado: De lo contrario la


deuda aún no habría sido completamente pagada.
2. Para vencer al Diablo en su propio territorio: esa fue su derrota
definitiva.
3. Para rescatar las almas de los Justos que por el pecado original
habían sido condenados: En el infierno estaban las almas de los
malvados, pero también de los santos y justos; como los del
Antiguo Testamento: Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Josué, los
profetas (excepto Elías que fue arrebatado al cielo), el rey
David, etc. En ese tiempo, no había bautismo para la remisión
de los pecados, y Cristo aún no había muerto para salvarlos, por
lo que murieron en pecado original, pero Cristo bajó a
liberarlos y abrirles las puertas del cielo.
Resucitó al tercer día, según las
Escrituras
Luego de yacer tres días en la tumba muerto, Cristo resucita. Este
episodio se narra en Jn 20:1-18.
Estaba anunciado por los profetas y advertido por Él mismo. Esto
definitivamente demuestra la victoria de Cristo sobre el pecado, la
Vida sobre la muerte. Pero Cristo resucita con un cuerpo nuevo,
perfecto y glorioso. Un Cuerpo incorrupto e incorruptible. Sin
mancha, imperfección o deformidad alguna. Puro resplandor y gloria.
Prefigurando así también la resurrección de los justos en el día final.

Ascendió a los cielos y está sentado a la


derecha del Padre
En Hch 1:6-11 el apóstol Lucas relata la ascensión del Señor. Más
adelante en Hch 7:55-56 se nos cuenta como el diácono Esteban ve a
Jesús sentado a la diestra de Dios Padre antes de ser apedreado. Sin
embargo, esto ya había predicho de antemano, cuando David,
movido por el Espíritu Santo escribe el Salmo 110: “Oráculo del
Señor a mi Señor, siéntate a mi derecha, hasta que haga de tus
enemigos el estrado de tus pies”. En Jn 16:28 también lo anuncia el
mismo Jesús.
De ahí vendrá a juzgar a vivos y a
muertos, y su Reino no tendrá fin
Se habla de la Parusía (segunda venida de Jesucristo).
Primeramente el mismo Cristo nos habla de esto en Mateo,
todo el capítulo 24 y todo el capítulo 25. Pero principalmente,
en el libro del Apocalipsis, la revelación de Jesucristo a Juan (el
Evangelista) durante su destierro en la isla de Patmos.
Como nos da a entender Mt 25:31 ss. Dios nos juzgará por
nuestras obras.
Y como dijo el Arcángel Gabriel a María: “(…) Su Reino no
tendrá fin” (Mt 1:33). Puesto que Él es Eterno como hemos
comprobado antes, su Reino también es Eterno.
Ahora bien, como dijo el Salvador a Pilato: “Mi Reino no es de
este mundo” pensaríamos que en la tierra su Realeza se
interrumpía, que sólo era Rey en el Cielo. Pero no es así… a
Cristo le corresponde el trono en Israel, porque es
descendiente del Rey David, por lo tanto es heredero legítimo
del trono también en la tierra. Sin embargo, podemos ver qué
Rey tan extraordinario…
Su Corona no era de oro, ni tenía joyas preciosas, era una
corona de espinas que atravesaba su cabeza…
No tenía calzado lujoso ni anillos de oro con diamantes, sino
clavos que traspasaban sus manos y pies…
No tenía una capa de lino o seda… sino un paño que cubría
nada más que la intimidad del Salvador…
Su Trono no era majestuoso ni cómodo, sino una tosca e
incómoda Cruz.
No ordenó comodidades, ni que le apantallaran con hojas de
palma, ni ordenó que limpiaran los pies, sino que Él se los
limpió a sus discípulos…
Un Rey que no quiso ser servido, sino servir.
Sin castillo, sin lujos ni un lugar donde recostar la cabeza…
Creo en el Espíritu Santo, Señor y
Dador de Vida
¿Quién es Él? Nada menos que la tercera Persona de la Ssma.
Trinidad. Es Dios; muchos caen en el error de pensar que es
simplemente la fuerza de Dios o una “energía divina”,
impersonal. Él es PERSONA. Tiene mente y sentimientos. De
Él dice Pedro a Ananías al descubrir su fraude: “No has
mentido a los hombres, sino a Dios” Dijeron una vez: La
creación es como un dibujo… El Padre lo dibuja, el Hijo lo
pinta, y el Espíritu Santo le da vida, le da movimiento…
Ya nos advirtió Jesús que la blasfemia al Espíritu Santo es
pecado imperdonable… Así como San Pablo nos dijo que
somos Templos del Espíritu Santo.

Que procede del Padre y del Hijo


El Padre y el Hijo: tanto se amaban antes de la creación (y
después también), de manera tan perfecta y tan fuerte que ese
amor se convirtió en otra persona: El Espíritu Santo. Dios es
Amor y se necesitan tres cosas para amar:

El Ser Amante El Amor El Ser Amado


(Padre/Hijo) (Espíritu Santo) (Hijo/Padre)

¡Por eso ellos son tres!


Antes se creía que el Espíritu Santo provenía solamente del Padre.
Habían malinterpretado la frase de Jesús “La Promesa del Padre”.
No fue sino hasta el Concilio de Letrán V que se agregó a este credo
la frase “Y del Hijo” (Cláusula Filioque), porque antes decía “Creo en
el Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida, que procede del Padre”.

Que con el Padre y el Hijo recibe una


misma adoración y Gloria
Siendo los tres Dios, comparten una misma gloria, una misma
naturaleza, una misma divinidad y por ende son igualmente
adorados.

Que habló a través de los Profetas


Es preciso mencionar aquí una operación exclusiva del Espíritu
Santo: la INSPIRACIÓN. Cuando el Espíritu inspira a alguien,
le guía; le susurra. No confundir con la posesión, atribuida pura
y exclusivamente a los demonios, que toman la libertad de la
persona.
El Espíritu Santo sugiere, mas no obliga, está en la voluntad del
hombre el obedecer su voz o no. Y así inspiró a los Profetas.
Pero no es la única forma en la que actúa: Inspiró al rey David
al escribir los Salmos; Engendró a Jesús en el vientre de María y
lo consagró Profeta con su unción; Acompañó a los Apóstoles
en la predicación del Evangelio; inspiró a Santa Isabel cuando
dijo a la Virgen “la Madre de mi Señor” sin saber que su Hijo
sería Jesús, y menos que sería Dios….
Y actúa aún hoy, por ejemplo, en los cónclaves, en la elección
del Sumo Pontífice.
Sin Él, el pan y el vino no se transformarían en el Cuerpo y la
Sangre del Salvador (Transubstanciación), y unge a los
sacerdotes en la misa de su ordenación.
Creo en la Iglesia que es Una, Santa,
Católica y Apostólica
 Una: Es la única que Cristo fundó y la única que tiene todos los
medios salvíficos.
 Santa: No por sus miembros sino porque su fundador es Santo:
Jesucristo.
 Católica: Quiere decir “universal”, es para TODOS.
 Apostólica: Porque está fundada sobre los apóstoles, y sobre
Pedro como cabeza, primer Papa (Mt 16:18).

 Con poder de perdonar pecados (Lc 10:1-2)


 Con Eucaristía (fracción del Pan)(Hch 2:42)
 En compañía de María (Hch 1:14)

Confieso que hay un solo Bautismo


para el perdón de los pecados
“Una sola Fe, un solo Señor, un solo Bautismo” (Ef 4:5) ¿Y
cuál es? El que figura en Mt 28:19: “Vayan por todo el mundo
haciendo nuevos discípulos, bautizándolos en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” Por el bautismo nacemos
del agua y del Espíritu, el mismo Espíritu de adopción de hijos
que nos hace decir ¡Abbá, Padre! Somos librados del pecado
original y pertenecemos a la gran Familia de la Iglesia.
Espero en la resurrección de los
muertos y la vida venidera
“Al toque de la trompeta y con la voz del ángel, el Señor bajará” Dice
San Pablo. Los muertos (todos, buenos y malos) resucitarán con
cuerpos incorruptibles. Y los vivos serán transformados en
incorruptibles. Pero primero resucitarán los justos. Después los
condenados, y todos comparecerán ante Jesucristo. Los justos que
resucitaron irán a la derecha del Gran Juez. Los condenados que
resucitaron irán a su izquierda. Y los vivos, pasaran por una muerte
instantánea, no la sentirán, no se darán cuenta; y ocuparán
inmediatamente el lugar que les corresponda (derecha o izquierda)
según sus obras.
Cristo aparecerá en su forma humana, revestida de la Divinidad, pero
su Gloria como Dios sólo la podrán ver los justos. Es necesario
aclarar que sólo serán juzgados los condenados y los buenos que
habiendo amado a Dios se dejaron llevar por vicios o pasiones de
este mundo, aunque estos últimos serán juzgados para salvación.
Tambien creo conveniente aclarar que solo serán juzgados los que
hicieron uso de razón en su vida… por lo tanto, por ejemplo, los
bebés sin bautismo que murieron o que se encontraban vivos en el
momento del descenso de Cristo, no serán juzgados, irán al Reino de
Dios, pero si están en el tribunal será solo para admirar la Gloria del
Juez y ver su perfectísima justicia.
Ahora bien, los justos serán colocados a la derecha y el Señor los
invitará a poseer el Reino de Dios. Pero los condenados sí serán
juzgados en el sentido de un procesamiento y sentencia. Gran
vergüenza los invadirá al ver sus pecados, maquinaciones, secretos y
proyectos (en definitiva, su conciencia) publicados sobre la faz de los
cielos ante todos.
Habrá personas que juzgarán con Cristo en lugar de ser juzgados,
estos son, los Apóstoles y quienes sigan su forma de vida evangélica.
Luego del Juicio, el Juez pronunciará la sentencia que aparece en Mt
25:31 ss. Los justos irán al premio eterno, y los condenados irán al
castigo eterno, en el que con un cuerpo inmortal serán castigados por
los demonios, sin mitigación de la pena.

Amén
Sí Señor, yo creo. Que así sea, así lo creo y confieso mi Fe en la
Iglesia y ésta y todas sus enseñanzas y doctrinas.

You might also like